diff options
Diffstat (limited to 'old/67638-0.txt')
| -rw-r--r-- | old/67638-0.txt | 8016 |
1 files changed, 0 insertions, 8016 deletions
diff --git a/old/67638-0.txt b/old/67638-0.txt deleted file mode 100644 index 3961e16..0000000 --- a/old/67638-0.txt +++ /dev/null @@ -1,8016 +0,0 @@ -The Project Gutenberg eBook of Los caciques, by Carlos Arniches - -This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and -most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions -whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms -of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at -www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you -will have to check the laws of the country where you are located before -using this eBook. - -Title: Los caciques - -Author: Carlos Arniches - -Release Date: March 16, 2022 [eBook #67638] - -Language: Spanish - -Produced by: Ramón Pajares Box (This file was produced from images - generously made available by The Internet Archive/American - Libraries.) - -*** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK LOS CACIQUES *** - - -NOTA DE TRANSCRIPCIÓN - - * Las cursivas se muestran entre _subrayados_, las indicaciones o - acotaciones escénicas entre ~virgulillas~ y las versalitas se han - convertido a MAYÚSCULAS. - - * Los errores de imprenta han sido corregidos. - - * La ortografía del texto original ha sido modernizada de acuerdo con - las normas publicadas en 2010 por la Real Academia Española. - - * Para facilitar la lectura, se han expandido las abreviaturas en los - nombres de los personajes. - - - - -LOS CACIQUES - - - - - Esta obra es propiedad de su autor, y nadie podrá, sin su permiso, - reimprimirla ni representarla en España ni en los países con los - cuales se hayan celebrado, o se celebren en adelante, tratados - internacionales de propiedad literaria. - - El autor se reserva el derecho de traducción. - - Los comisionados y representantes de la _Sociedad de Autores - Españoles_ son los encargados exclusivamente de conceder o negar el - permiso de representacíón y del cobro de los derechos de propiedad. - - Droits de representation, de traduction et de reproduction réservés - pour tous les pays, y compris la Suède, la Norvège et la Hollande. - - Queda hecho el depósito que marca la ley. - - - - - LOS CACIQUES - - FARSA CÓMICA DE COSTUMBRES DE POLÍTICA RURAL - DISTRIBUIDA EN TRES ACTOS - - ORIGINAL DE - CARLOS ARNICHES - - Estrenada en el TEATRO DE LA COMEDIA de Madrid - el 13 de febrero de 1920 - - MADRID - R. Velasco, Impresor, Marqués de Santa Ana, 11, dup.º - TELÉFONO, M 551 - 1920 - - - - -REPARTO - - - PERSONAJES ACTORES - - CRISTINA SRTA. REDONDO. - EDUARDA SRA. ALBA. - SEÑÁ CESÁREA MESA. - TÁRSILA VILLA. - LA ANASTASIA ANDRÉS. - MELITONA SRTA. LEÓN. - MARÍA TERESA REDONDO (J.) - CHICA 1.ª CABA. - CHICA 2.ª CORTESINA. - PEPE OJEDA SR. BONAFÉ. - ALFREDO ASQUERINO. - DON ACISCLO TUDELA. - DON RÉGULO GÓRRIZ. - CAZORLA ROA. - EL CARLANCA PEREDA. - EL MORRONES CABA. - DON SABINO DEL VALLE. - EL PERNILES GUTIÉRREZ. - GARIBALDI RIQUELME. - EUSTAQUIO GUTIÉRREZ. - DON ALICIO PEREDA. - MONREAL INSÚA. - CHICO 1.º ROLDÁN. - -La acción ocurre actualmente en un pueblo de España. - -Derecha e izquierda, las del actor. - - - - -A S. M. el Rey Don Alfonso XIII - - -Señor: - -La emoción que me produjeron las altas palabras que escuché de V. M. -la noche que presenció la representación de esta obra, me impulsa a -dedicárosla. - -Se consigna en ella una amarga y viva realidad de las costumbres -políticas españolas expresada sincera y noblemente; pero sería injusto -no consignar también en su primera pagina, con la misma sinceridad -y nobleza, que si todos los españoles se hubiesen penetrado de los -altos propósitos renovadores de V. M., esta obra no hubiese podido ser -escrita, porque el caciquismo no existiría. - -Y esta rotunda afirmación tiene el valor de estar hecha por un hombre -independiente que no tiene su espíritu coaccionado por ninguna devoción -política, ni desea del Trono otra cosa sino la egregia bondad de -Vuestra Real estimación. - - Madrid, 10 de marzo de 1920. - -Señor, a L. R. P. de V. M. - - Carlos Arniches. - - - - -[Ilustración] - -ACTO PRIMERO - -Sala de despacho en la planta baja de un caserón de pueblo, habitado -por gente de buen acomodo. - -A la derecha, en segundo término, puerta de entrada en comunicación -con el zaguán; en primero, puerta de otra habitación. Al fondo, una -ventana con reja y una puertecilla que dan al huerto, inundado de sol, -y del que se ven arriates llenos de flores. A la izquierda, puerta de -una hoja, que comunica con habitaciones interiores. Ante esta puerta -una mesa de despacho antigua y un sillón de baqueta. El resto del -mobiliario adecuado: antiguo, cómodo y fuerte. Un reloj de caja en -lugar visible. - - -ESCENA PRIMERA - -EDUARDA y DON ACISCLO - -Al levantarse el telón, aparece la escena sola. A poco se ve por la -ventana del huerto a doña Eduarda que viene acongojada, huyendo. La -sigue, jadeante y ansioso de amor, don Acisclo; ella le rechaza de un -empujón y entra indignada en escena por la puertecilla del foro. - -EDUARDA - -¡No, no!... ¡Por Dios, quieto!... ~(Huye de él, que entra -siguiéndola.)~ ¡Déjeme usted o demando auxilio! ~(Toda la escena en voz -baja y emocionada.)~ - -D. ACISCLO - -¡Es que me tie usté loco! - -EDUARDA - -Respete usté que soy casada. - -D. ACISCLO - -¡Y a mí qué me importa! - -EDUARDA - -¡Qué cínico!... ¿Pero y mi marido y su mujer?... - -D. ACISCLO - -He dicho que na me importa. ~(Intenta ir hacia ella.)~ ¡Esos ojos me -tien trastornao y!... - -EDUARDA - -~(Con cómica energía.)~ ¡Atrás! - -D. ACISCLO - -Pero, Eduarda, si es que... - -EDUARDA - -~(Heroicamente.)~ ¡Si da usted un solo paso, me secciono la carótida -con el raspador! - -D. ACISCLO - -~(Asustado.)~ ¡Eduarda! - -EDUARDA - -¡Atrás!... ¡O me ve usted tinta en sangre! ~(En uno de sus ademanes, -mete los dedos en el tintero.)~ - -D. ACISCLO - -¿Tinta? - -EDUARDA - -¡Tinta! ~(En un ademán trágico, vuelca el tintero.)~ - -D. ACISCLO - -¡Por Dios, el tintero! - -EDUARDA - -¡Nada me importa! ¡Mi honor ante todo! - -D. ACISCLO - -Pero si yo... - -EDUARDA - -¡Es usted un miserable!... ¡Estar yo tranquilamente en la huerta -cogiendo manzanas, subida a la escalera y de pronto sentir!... ¡Oh, qué -vergüenza! ~(Llora.)~ - -D. ACISCLO - -Es que creí que se caía usté. - -EDUARDA - -¿Y me iba usted a sujetar con dos dedos? ~(Acción de dar un pellizco.)~ - -D. ACISCLO - -Cuando una persona se cae... - -EDUARDA - -Cuando una persona se cae, se la sostiene, pero no se la retuerce... ¡Y -de dónde se me ha retorcido a mí! Que... ¡Ah, si lo supiera mi Régulo! -¡Oh, Régulo, Régulo! - -D. ACISCLO - -Y usté, Eduarda, por qué no quie ser una miaja complaciente y... - -EDUARDA - -~(Con altivez.)~ ¡Basta de indignidades!... Déjeme usted salir. - -D. ACISCLO - -~(Con pasión.)~ Salga usté, pero no será sin que antes... ~(Intenta -sujetarla para darla un beso.)~ - -EDUARDA - -~(Rechazándole.)~ ¡No, nunca!... ¡Socorro! ~(Le muerde la mano.)~ - -D. ACISCLO - -~(Retorciéndose de dolor.)~ ¡Rediez, qué bocao en el dedo! ¡Se me ha -comido la yema! - -EDUARDA - -¡Canalla, seductor! ¡¡Satírico!! ~(Vase puerta izquierda.)~ - -D. ACISCLO - -~(Intenta sujetarla antes que se marche.)~ Eduarda... Eduarda... -~(Luchan brevemente. Ella le rechaza y le coge con la puerta la -americana, dejándole sujeto. Aterrado.)~ ¡Atiza! ¡La americana con la -puerta!... ¡Cogido por el vuelo! ~(Suplicante.)~ ¡Por Dios, Eduarda, -abra usté, que estoy cogido! ¡Eduarda!... ¡El vuelo!... ¡Eduarda!... - - -ESCENA II - -DON ACISCLO y SEÑÁ CESÁREA primera derecha. - -CESÁREA - -¡Hola, hombre! - -D. ACISCLO - -¡¡Mi mujer!!... ¡¡Tableteau!! - -CESÁREA - -¿D’ande sales? - -D. ACISCLO - -Pues de ahí, de la... que venía de... - -CESÁREA - -¿No ibas con doña Eduarda por el huerto? - -D. ACISCLO - -Sí, con ella iba, que quería unas manzanas. - -CESÁREA - -¿Y qué la dio, que sentí un grito? - -D. ACISCLO - -Como darla, no la dio na; pero arrimó la escalera, se subió al árbol ---que ya la ties conocía en lo resoluta-- y de poco se cae. - -CESÁREA - -Pos ya no tie edad pa andarse por las ramas. - -D. ACISCLO - -¡Toma!... Eso la he dicho yo, pero... - -CESÁREA - -~(Cambiando el tono irónico por otro más acre y resuelto.)~ Ni tú -tampoco la tienes de andarla a los alcances. - -D. ACISCLO - -¡Cesárea!... ~(Se sopla el dedo dolorido.)~ - -CESÁREA - -¡Que te creerás que no lo estoy notando too!... ¡Así que una es tonta! -¡Te figurarás que me chupo el dedo como tú! - -D. ACISCLO - -¡Mujer, yo!... - -CESÁREA - -¡Y ten cuidao no te corte yo los vuelos! - -D. ACISCLO - -(¡Ojalá!) - -CESÁREA - -¡Que no me dejas una en paz!... ¡Que me ties más reconsumía!... ¡Ahí -agarrao como una rata!... ¿Te paece bonito? ~(Le zarandea.)~ - -D. ACISCLO - -~(Avergonzado.)~ ¡Cesárea!... - -CESÁREA - -~(Amenazadora.)~ ¿Qué debía yo hacer ahora? - -D. ACISCLO - -¡Pues traerme otra americana u abrir por detrás! - -CESÁREA - -¡Maldita sea!... Y que te coste, que el día que me harte, se lo digo -a don Régulo, que ya le ties conocío, que ese por custión de celos le -pega un tiro a su familia. - -D. ACISCLO - -Mujer, después de too, por una broma... - -CESÁREA - -¡Por una broma!... ¡Acisclo, parece mentira que tú, ¡¡tú!!, el dueño, -el amo, el rey del pueblo, una persona de tu mando y de tu valer, un -hombre al que too el mundo le tie miedo, que haces que se le mude la -color a los más templaos... un hombre que causa un respeto que eriza, -ahora, por esa tía cursi... ahí prendío como un murciélago!... ¡Si -alguien se enterara!... ¡Si yo no tuviera prudencia!... ~(Levanta el -pestillo, abre la puerta y deja en libertad a Acisclo.)~ - -D. ACISCLO - -Mujer, los hombres semos hombres, Cesárea, y con esto ya está dicho que -semos mu poca cosa... Salomón era Salomón, y en custión de faldas, u de -lo que se llevase en aquel entonces, pues... ya te acordarás que sumó -dos mil y pico... Y Napolión, con ser lo que era... pues... también se -sumaba lo suyo... Conque uno, que es una meaja menos... pues, algún -sumandillo... - -CESÁREA - -¡Sumandillo, y llevas veintidós en lo que va de mes, y estamos a -cinco!... - - -ESCENA III - -DICHOS y MORRONES (Alguacil). - -MORRONES - -~(Segunda derecha. Desde fuera.)~ Ave María Purísima. - -CESÁREA - -¿Quién se extraña? - -MORRONES - -¿Se pue pasar? - -D. ACISCLO - -¡El alguacil! Pasa, Morrones. - -MORRONES - -~(Con gran respeto.)~ Güenos días nos dé Dios; con premiso de ustés. - -CESÁREA - -Regulares que sean. - -D. ACISCLO - -¿Qué te trae por acá tan de mañana? - -MORRONES - -Pos naa, que tengo un desgusto, con premiso de usté, que no sé cómo no -le da a uno itiricia. - -D. ACISCLO - -¿Pues qué pasa? - -MORRONES - -Pues pasa que don Sabino el médico, el Perniles y Garibaldi, pus m’han -hecho de venir a molestarle a usté, con premiso de usté, porque quién -hablale de no sé qué cosas _nómalas y urgüentes_, que me lo he tenío -que apuntar. ~(Mira un papel.)~ - -D. ACISCLO - -¿Quejas tenemos? - -MORRONES - -¡Qué sé yo!... Cuatro garambainas... Que si los sueldos, que si el -riego, que si la contrebución... Naa, lo e siempre: _potrestas_. - -CESÁREA - -¡Madre, qué tropa!... Pero si esos protestan de too. - -MORRONES - -Toma, como que el año pasao les cayó la lotería y elevaron una -_potresta_ por haberles caído en la de tres pesetas. - -D. ACISCLO - -Güeno, pues les dices que aguarden, si quieren, que yo voy a tomar el -chocolate. Eso si no encuentras alguna razón de las tuyas pa que se -vayan. - -MORRONES - -Yo, si usté lo manda, _razones_ siempre tengo. Les abro la puerta y les -abro la ventana y ellos escogen: u se marchan _u los marcho_. ~(Acción -de echarlos.)~ - -D. ACISCLO - -Déjales, que todavía no es el caso. Pero como me hurguen mucho les va a -doler, ¡por estas! Que esos tres me andan buscando las cosquillas... - -CESÁREA - -¿Y viene con ellos Garibaldi, el republicanote ese?... - -MORRONES - -El mismo. Ahora ice que s’ha sindicao con un garrote que tiene, así de -gordo. - -CESÁREA - -¡Mala troná en ellos! ¡Valiente gentuza! ~(Vanse don Acisclo y señá -Cesárea, primera derecha.)~ - - -ESCENA IV - -MORRONES, DON SABINO, PERNILES y GARIBALDI, segunda derecha. - -MORRONES - -~(Desde la puerta.)~ Que les da a ustés su premiso... pero pa pasar -aquí hay que limpiarse los pies. - -D. SABINO - -~(Entra. Se descubre.)~ Buenos días. - -PERNILES - -~(Ídem, ídem.)~ A la paz de Dios. - -GARIBALDI - -~(Pasa sin quitarse el sombrero.)~ Libertá, fraternidá... - -MORRONES - -Quítate el sombrero. - -GARIBALDI - -Igualdá. - -MORRONES - -Igual da, pero quítatelo, ~(se lo quita y lo tira sobre una silla.)~ - -D. SABINO - -¿Has tenido la bondad de decirle al señor alcalde?... - -MORRONES - -Le he dicho lo que le tenía que icir y dice que si quién ustés esperale -que le esperen, que ahora saldrá... - -D. SABINO - -Entonces... ~(Mira como buscando una silla.)~ - -MORRONES - -Que ahora saldrá con su señora a dar un paseo y que golverá a la una, -pero que ustés hagan lo que sea de su convenencia, que él no se va a -privar de sus cosas por naidie. - -D. SABINO - -Pues esperaremos, ¿no os parece? - -PERNILES - -¡Qué remedio! Yo no me voy sin que me oiga. ~(Van a coger sillas para -sentarse.)~ - -GARIBALDI - -Ni yo... Le quio presentar al _noy del fresno_. ~(Por el garrote.)~ - -MORRONES - -~(Muy extrañado.)~ ¿Pero es que se van ustés a sentar? - -D. SABINO - -Hombre, si es posible... - -MORRONES - -~(Como resignándose.)~ Güeno, pero cojan ustés taburetes, que las -sillas son pa los amigos políticos. - -PERNILES - -Tá bien ~(Se sientan en taburetes.)~ - -MORRONES - -~(A Garibaldi.)~ Y tú, tira ese cigarro, que aquí no se pue fumar. - -GARIBALDI - -¿Y por qué fumas tú? - -MORRONES - -No se pue fumar viniendo de vesita. ~(A Perniles que se vuelve a mirar -el reloj.)~ ¿Y tú qué miras? - -PERNILES - -Hombre, iba a mirar la hora... - -MORRONES - -¡La hora!... En seguía si fua yo el Alcalde iba a tené un reló destapao -pa que se aprovechasen d’él los del partido contrario... Mañana lo -forro. - -GARIBALDI - -Lo que debías tú de hacer, aunque seas _aguacil_ y estés amparao por -ciertos mandones, es mirarte una miaja más en la atención de las -presonas que necesitan del monecipio y no avasallar a too Cristo por -menos de naa. - -MORRONES - -Tú, lo que vas a hacer, es callarte la boca ahora mismo. - -GARIBALDI - -Y prencipalmente por don Sabino lo he dicho, que es una presona médica -y respetable, llena de canas; que uno al remate no es letrao ni -muchismo menos y anda con Dios y que le falten a uno, que tan hecho -está uno a trancas como a barrancas. - -MORRONES - -Tú eres un parlero que hablas más de la cuenta, y si no te callas te -agarro de los cabezones y sales... ~(Le amenaza.)~ - -GARIBALDI - -~(Enfurecido.)~ ¡Prueba y te doy con el _noy_!... - -MORRONES - -¿A mí?... ~(Se dispone a acometerle.)~ ¡Por vida e...! - - -ESCENA V - -DICHOS, DON ACISCLO, primera derecha. - -D. ACISCLO - -~(Autoritario y despótico.)~ ¿Qué es eso? - -MORRONES - -Señó alcalde... Era que... - -D. ACISCLO - -¡Silencio! Anda pa un rincón, que es lo tuyo. - -MORRONES - -No, dejarme... ¡Maldita sia! ~(Va a sentarse junto a la puerta, -refunfuñando.)~ - -D. ACISCLO - -~(Se va a su mesa y se sienta.)~ Sentarse. - -MORRONES - -Y encima les dice que se asienten. ¡Se cae usté de güeno! Así le tratan. - -D. ACISCLO - -A callar. Sentarse he dicho. - -LOS TRES - -Con permiso. ~(Se sientan con cómica rapidez.)~ - -D. ACISCLO - -Pues ustés dirán... ~(Se levantan los tres como para hablar.)~ -¡Sentarse he dicho! ~(Vuelven a sentarse con mayor rapidez que antes.)~ -Sé que me quien ustés hablar. Acedo; pero uno a uno y cuidaíto con lo -que se dice. Escomenzaremos por usté, don Sabino. - -D. SABINO - -~(Poniéndose de pie.)~ Como usté mande. - -D. ACISCLO - -Conque usté dirá qué istentino se le ha deteriorao. - -D. SABINO - -Pues... nada, señor alcalde, que un servidor de usted... - -D. ACISCLO - -Por muchos años. - -D. SABINO - -Por muchos, sí, señor... Me veo, bien a mi pesar, en la precisión de -molestarle respetuosamente, acuciado por las dolorosas necesidades de -la vida. Porque claro, aunque uno es un humilde médico rural, pues -tiene uno que comer de vez en cuando, tiene uno que vestir, llamémoslo -así; tiene uno que... - -D. ACISCLO - -Exigencias no faltan, no. - -D. SABINO - -Las igualas son cortas, las visitas escasas... y como el digno -Ayuntamiento de su acertadísima presidencia tiene la bondad de -adeudarme... - -D. ACISCLO - -~(Agriando mucho más el gesto y dando un golpe en la mesa con una -regla; carraspea.)~ ¡Ejem!... - -D. SABINO - -~(Sobrecogido, trata de dulcificar el concepto.)~ ...nada, siete -efímeras y cortas anualidades, que importan la insignificante suma de -catorce mil quinientas pesetas; pues yo, agotados todos mis recursos -para la vida, me permito elevar a usted una humilde súplica... - -D. ACISCLO - -~(Dando otro reglazo sobre la mesa.)~ ¡Dita sia!... ¿Y tie usté la -frescura de venir aquí con esas quejas? - -D. SABINO - -¿Cómo la frescura, señor alcalde? - -D. ACISCLO - -¡La frescura! No quito una letra. - -MORRONES - -~(Enardecido.)~ No quite usté naa. - -D. SABINO - -Yo creía que elevar una humilde queja... - -D. ACISCLO - -¡Una humilde queja!... Pero cuidiao que hace falta descaro, don Sabino. - -D. SABINO - -¡Señor Alcalde! - -D. ACISCLO - -Vamos a ver. ¿Qué le debían a usté en el último pueblo? - -D. SABINO - -Once anualidades. - -D. ACISCLO - -¿Y en el anterior? - -D. SABINO - -Nueve. - -D. ACISCLO - -¡Y viene usté a estrellarse conmigo que no le debo más que siete! - -D. SABINO - -Señor Alcalde... - -D. ACISCLO - -¿Le ha pagao a usté alguno? - -D. SABINO - -No, señor. - -D. ACISCLO - -¡No le han pagao los otros y quie que le pague yo!... Pórtese usté -bien, debiendo menos que los demás pa que encima se lo agradezcan con -estas exigencias. - -D. SABINO - -¡Peor me lo agradecen a mí, que no me pagan y encima me maltratan, don -Acisclo! - -D. ACISCLO - -Usté se lo ha buscao. - -D. SABINO - -¿Yo?... - -D. ACISCLO - -¡Sí, señor, ea! Que si no lo digo, reviento. Usté se lo ha buscao por -ser enemigo político mío. - -D. SABINO - -¿Yo enemigo de usted? - -D. ACISCLO - -Y encubierto y solapao, que son los malos. - -D. SABINO - -¡Don Acisclo! - -D. ACISCLO - -Y le voy a usté a probar su malquerencia, que la tengo conocía en toos -los detalles. Aquí, en este pueblo de mi mando, no hay más que dos -partíos políticos, ¡dos!... porque no quiero confusiones; el _miista_, -que es el mío, y el _otrista_, que son toos los demás; güeno, pues en -los dos últimos años se han muerto cinco presonas en el pueblo... pues -toos de mi partido. Y eso no se lo aguanto yo, ni a usté ni a nadie. -Conque, u se mueren cinco presonas del partío contrario en el término -de dos meses, u no cobra usté un real. - -D. SABINO - -Señor Alcalde, es que los _otristas_ no son más que tres. - -D. ACISCLO - -Pues que se mueran dos veces caa uno. - -D. SABINO - -Y además, se cuidan mucho. - -D. ACISCLO - -Pues se pone usté d’acuerdo con el boticario. Pa too hay recursos. Y -como remate, ¿usté cree que estoy yo aquí pa aguantar menosprecios de -nadie?... - -D. SABINO - -¿Menosprecios? - -D. ACISCLO - -¡Sí, señor; menosprecios!... Va usté a visitar a la mujer del sargento -de la Guardia Civil u a la del Registrador, y a ellas sellos, jarabes, -píldoras, emplastos, sanguijuelas... ¡Viene usté a ver a mi mujer y -manesia _fervecente_ naa más! - -D. SABINO - -Es que eran distintas las dolencias. - -D. ACISCLO - -Pamplinas. A mi mujer hay que darla dobles recetas que a too el mundo, -tenga lo que tenga, que pa eso es mi mujer. - -D. SABINO - -Pero si usted permitiera que yo le explicase... - -D. ACISCLO - -Ni una palabra. De forma, que me presenta usté una _istancia_ en papel -sellao de tres reales y se la da usté a ese, ~(Por Morrones.)~ que ya -sabe lo que tie que hacer con ella. - -MORRONES - -Sí, señor. - -D. SABINO - -Pero... - -D. ACISCLO - -Otro. - -D. SABINO - -Señor Alcalde, perdone usté que le diga que esto es conculcar la ley. - -D. ACISCLO - -Está usté errao. - -D. SABINO - -¿Yo errao?... - -D. ACISCLO - -Errao completamente. A ver, el veterinario. - -PERNILES - -~(Se levanta.)~ Servidor. - -D. ACISCLO - -(Lo de la manesia lo tenía yo clavao en el alma...) Expón, Perniles. - -PERNILES - -Pues yo, señor Alcalde, vengo como concejal d’oposición... - -D. ACISCLO - -Ya sé que eres otrista; no me lo recalques. - -PERNILES - -A decirle a usté que me se haga justicia; porque lo que están haciendo -conmigo los sabuesos de usté es una gorrinada. - -D. ACISCLO - -Oye, tú... ¡A ver las palabritas que usas, que no estamos en sesión! - -PERNILES - -Es que hay que hablar claro. - -D. ACISCLO - -En el Ayuntamiento, las porquerías que quieras; aquí con urbanidaz. - -PERNILES - -Es que ya no hay cristiano que aguante esto, que no me dejan vivir; que -el tío Marcos, amparao en usté, ha cogío el agua del acequión de las -Jarillas pa su molino y nos quita de regar a los que tenemos derecho pa -ello. - -D. ACISCLO - -¡Pero es que él es primo mío, mia tú este! - -PERNILES - -Más primos somos nosotros, que pagamos y no regamos. - -D. ACISCLO - -¿Y qué quies decir con eso? - -PERNILES - -Pues con eso quio dicir, que antes toos cogíamos buenas calabazas, -que es la prencipal cosecha del pueblo; pero hogaño como no consienten -de regar más que a sus amigos de usté, pues resulta que las mejores -calabazas son las del partido miista. - -D. ACISCLO - -Caa partío tie las calabazas que se merece. Si vosotros hubieseis votao -lo que yo sus decía, no las habría como las vuestras; pero ya que me -hicisteis de perder la elección, calabacines y gracias. - -PERNILES - -¿Es decir, que voy a mirar yo con sosiego que me se pierdan toas las -cosechas? - -D. ACISCLO - -Tú verás lo que te conviene, Perniles, porque aquí no hay más que dos -caminos: u te haces miista u vas a regar cuando estornudes. - -PERNILES - -¿De moo que la concencia política...? - -D. ACISCLO - -Riega con ella. - -PERNILES - -¡Güeno, y últimamente, si no me dejan regar, que no me manden el recibo -del agua, eso es! - -D. ACISCLO - -¡Alto allá! Eso es otra cosa. El recibo te lo mandan porque en la -cuenta e regantes resulta un líquido en contra tuya. - -PERNILES - -¡Pero qué líquido va a resultar si no me dan agua! - -D. ACISCLO - -No es líquido de humedaz, es de aritmética, y ties que enjugarlo. - -PERNILES - -Pues si no me dan agua, el otro líquido que lo enjuague el Secretario, -~(Se sienta.)~ - -D. ACISCLO - -Eso lo veremos, que tú eres muy altanero; y u pagas u te se embarga, -que ya me ties conocío. Otro. A ver tú, Garibaldi, ¿vienes también -sobre alguna protesta? - -GARIBALDI - -Servidor, vengo sobre su cuñao de usté, que me ha tirao dos coces su -macho, porque lo tie enseñao a cocear a los republicanos de una manera, -que en cuanto se habla de Lerroux no hay quien pare a su lao. - -D. ACISCLO - -Yo, en las opiniones políticas del macho no me puedo meter. - -GARIBALDI - -Bueno, está bien; eso ya me lo arreglaré yo, porque estoy educando a mi -burra de una forma, que de que oiga mentar a La Cierva, de una coz le -va a quitar la cabeza a un santo. Pero de camino vengo a hacerle a usté -una denuncia. - -D. ACISCLO - -¿Contra quién? - -GARIBALDI - -Contra su consabido cuñao. Anastasio Mangola, alias Jaro. - -D. ACISCLO - -Tú dirás. - -GARIBALDI - -Pues naa; paso por lo del macho, paso por que sea cartero, paso por -que sea cojo siendo cartero y paso por que siendo cojo y cartero no -sepa leer ni escrebir, pero por lo que no puedo pasar de nenguna de las -maneras es por la forma que tiene de repartir la correspondencia. - -D. ACISCLO - -¿Qué forma tiene, vamos a ver? - -GARIBALDI - -Pues naa que coge las cartas y las deja encima una mesa a la puerta e -su casa. Usté va y mira; que hay una carta y que es pa usté, pues deja -usté cinco céntimos y se la lleva; que no es pa usté, pues deja usté -diez y la coge si quiere. Y cuando se presenta el interesao a reclamar, -pues le ice: «¡Haber venío antes!» - -D. ACISCLO - -¿Y qué pero ties que ponerle a eso?... ¡Yo no os entiendo! Estáis -clamando día y noche por la libertá y en cuanto un funcionario público -sus deja en libertá... - -GARIBALDI - -Es que queremos libertá con orden y con justicia, que es lo que no hay -en este pueblo. - -D. ACISCLO - -~(Airado y dando golpes en la mesa.)~ ¿Qué estás diciendo? - -GARIBALDI - -El Evangelio; que hay que icir las cosas como sean. - -PERNILES - -~(Animado por el ejemplo de Garibaldi.)~ Sí, señor; que esto es peor -que la Inquisición, pa que usté lo sepa. - -GARIBALDI - -Porque aquí, pa que le dejen respirar a uno y no le quemen la cosecha u -le maten el ganao, tie que votar lo que usté quiera y hacer lo que usté -quiera y ser esclavo de usté. - -PERNILES - -U de su señora de usté. - -GARIBALDI - -U de su otra señora... - -D. ACISCLO - -~(Indignado.)~ ¡Garibaldi! - -PERNILES - -U de sus amigos, u de las criás de sus amigos u de los amigos de sus -criás. - -GARIBALDI - -Pa pagar las contrebuciones, nosotros; pa cobrar, los compinches..., -pues no, señor. ¡Esto no pue ser! - -PERNILES - -Y no será. Que antes que vivir en este atropello, es mejor echarse por -los caminos a pedir una caridá e Dios. - -D. ACISCLO - -¡Que estáis faltando a la ley! - -D. SABINO - -~(Airado.)~ Pero ¿qué entiende usté por ley? - -D. ACISCLO - -Una cosa que me permite poner multas; conque cincuenta duros caa uno. -Morrones, avisa a la Guardia Civil. - -D. SABINO - -¡Que avise a quien le dé la gana, pero hay que acabar con esta -ignominia; hay que vivir como seres civilizados, como hombres siquiera, -porque cuando se vive hundido en la infamia de una tiranía bestial e -ignorante, es preferible la muerte... cien veces la muerte!... Y hay -que luchar... - -LOS DOS - -Sí, señor. - -D. SABINO - -Hay que luchar, pero no por unas míseras pesetas perdidas, no; hay que -luchar porque el oprobio y la esclavitud en que vivimos es vergüenza -para la civilización, y ludibrio y escándalo para la patria. ¡Muera el -caciquismo!... ¡Muera cien veces!... - -LOS DOS - -¡Muera!... ~(Vanse gritando: «¡Muera!»)~ - -D. ACISCLO - -¡Canallas! ¡Granujas!... ¡A la calle!... ¡Me han atropellao! ¡Me han -desacatao!.. ¡Dan gritos revolucionarios! - -MORRONES - -~(Que ha sacado una escopeta de la primera derecha y quiere ir tras -ellos.)~ ¡Déjeme usté a mí que les voy a dar cevelización!... - -D. ACISCLO - -~(Conteniéndole.)~ No; quieto, Morrones... ahora no, que es de día y -salen de mi casa. ~(Le quita la escopeta y la esconde.)~ - -MORRONES - -¡Eso les vale!... ¡Maldita sia!... - -D. ACISCLO - -Pero ven acá, vamos a hacer una denuncia por desacato. Los tengo medio -año en la cárcel. ¡Por estas! - -MORRONES - -¡Medio año!... ¡seis años de cadena perpetua caa uno y no pagan, no sea -usté primo! - -D. ACISCLO - -Es verdá. ¡Seis años! Veinte años..., cuarenta años... ~(Vanse primera -derecha.)~ - - -ESCENA VI - -CRISTINA, DOÑA EDUARDA (del huerto). - -Se levanta la cortina de la ventana y asoma la cara dulce y graciosa de -Cristina. Por el otro extremo asoma doña Eduarda. - -CRISTINA - -¿No hay nadie? - -EDUARDA - -Nadie. Pasa, Cristina; pasa. ~(Entran de puntillas. Cristina trae unas -flores en la mano.)~ - -CRISTINA - -Tengo miedo que nos puedan oír. - -EDUARDA - -Pasa, pasa sin temor; siéntate aquí y cuéntamelo todo. ¡Oh, pero quién -iba a figurarse que tú!... ¡Habla, hija; habla! ~(Se sientan.)~ - -CRISTINA - -Sí; sí, señora doña Eduarda, es preciso que hablemos, porque yo -necesito una persona buena como usted a quien abrirle mi corazón, -contándole todo lo que me sucede. - -EDUARDA - -Claro, así te encontraba yo de triste y de pensativa. ¡Pero cómo iba a -imaginar! ¡Oh, tu aventura es una aventura llena de interés, de poesía, -de pasión!... - -CRISTINA - -¡Me ha costao ya más lágrimas!... ¡Si supiera usté!... - -EDUARDA - -Sigue, sigue... ¿y dices que se trata de un joven esbelto, de ojos -oscuros, fuerte como un pugilista, ágil como un berebere?... - -CRISTINA - -Sí, señora; es alto, elegante, de ojos grandes, pelo negro, labios -finos... dientes blancos... - -EDUARDA - -¡Una tontería de moreno, vaya! - -CRISTINA - -¡Usted no puede imaginarse un hombre más guapo, doña Eduarda! - -EDUARDA - -Ya lo creo que puedo. Tú no conoces mi fuerza imaginativa. Además, tú -te expresas con un calor, que no es que describes, es que fotograbas... -Y sigue, sigue... ¿dices que cuando estabas ahogándote, él, -heroicamente se lanzó al agua? - -CRISTINA - -Sí, señora; cuando yo estaba ahogándome, de pronto él, se tira al agua, -coge la botella, llena el vaso, me lo da, bebo un sorbo y me pasa la -espina. - -EDUARDA - -~(Con cierto desencanto.)~ ¡Ah! ¿Pero no fue un naufragio? - -CRISTINA - -No, señora; fue una raspa. Si ya se lo he dicho a usté, sino que usté -se ha empeñao que me pasó en el océano, y fue en una fonda. - -EDUARDA - -Confiesa que en el mar hubiese sido más romántico; pero, en fin, todo -es ahogarse. Sigue, sigue. - -CRISTINA - -Pues como digo, fue en la fonda del balneario de la Robla, donde yo -había ido acompañando a mi tía Constanza. Allí encontré a Alfredo. - -EDUARDA - -¡Ay, Alfredo, hasta el nombre escalofría! - -CRISTINA - -Antes de aquello de la espina, había notao yo que aquel joven me miraba -con interés y que me decía al pasar alguna palabra cariñosa; pero ya -desde aquella tarde nos acompañó sin falta en todos nuestros paseos, -y al cabo, una noche de luna muy clara, muy clara, después de cenar, -fuimos a dar una vuelta por la carretera y se me declaró. - -EDUARDA - -¡Oh!... Sigue. - -CRISTINA - -Se me declaró pintándome un amor... ¡ay, doña Eduarda!... - -EDUARDA - -¿Rosáceo? - -CRISTINA - -No me acuerdo, porque yo no estaba para colores... Pero ¡qué frases me -dijo tan discretas y tan amables!... Y claro, como una metida en estos -poblachos no ha oído jamás a un joven educao tres palabras cariñosas y -bien dichas, pues yo, a medida que me pintaba su cariño, iba sintiendo -interiormente una alegría y un temblor que yo no sabía cómo disimularlo. - -EDUARDA - -¿Y tú qué le dijiste, qué?... - -CRISTINA - -Pues le dije que aquello no podía ser formal, que era que quería -burlarse de mí, que yo no podía gustarle... en fin, todas esas -tonterías que dice una mujer cuando quiere decir que sí y no sabe cómo. - -EDUARDA - -¡Oh, qué cándida ingenuidad! - -CRISTINA - -Él, entonces, me contó toda su vida. Y yo no sé, vamos, porque a los -hombres no los puede una creer... pero qué sé yo, se me figuró que -aquel me hablaba con un sentir honrao y verdadero. Me dijo que era -pobre, muy pobre. - -EDUARDA - -¡Pobre!... ¡Qué poemático! - -CRISTINA - -Que no tenía padres. - -EDUARDA - -¡Huérfano!... ¡Qué elegíaco! - -CRISTINA - -Que vivía con un tío. - -EDUARDA - -¡Vivir con un tío!... ¡Mi ideal! - -CRISTINA - -Y yo..., pues también le conté mi vida. Le dije que era huérfana como -él, que vivía enterrada en esta tristeza de pueblo con un hermano de -mi padre que me administraba la fortuna, y que se me figuraba que esto -me tenía amarrada a mis tíos, que querían casarme a su gusto, pa que -no pudiese escapar de su lao; y que yo tenía ansia de un cariño leal y -verdadero que me sacara de esta esclavitud y de estos egoísmos. Él me -escuchaba así como emocionao, y luego, con voz temblorosa, me prometió -quererme siempre, venir por mí, casarse conmigo, sacarme del pueblo... -Yo, entonces, lloré al oírlo, nos cogimos las manos y... ¡me da un -sofoco recordarlo!.. - -EDUARDA - -¡Dime, dime!... - -CRISTINA - -¡Y luego nos dimos un beso! - -EDUARDA - -¡Oh, un beso!... ¡Ah, Cristina, qué recuerdos se despiertan en mí! - -CRISTINA - -¡Pues ya ve usté si es infamia, al día siguiente de aquella noche tan -feliz, desapareció del balneario sin despedirse siquiera! - -EDUARDA - -¡Qué perfidia! ¡Qué ingratitud!... - -CRISTINA - -Yo lloré sin consuelo. Aquello me pareció una burla. En el hotel se -murmuraba que se había ido sin pagar. Yo no hice caso, pero luego caí -en la cuenta... - -EDUARDA - -El que se conoce que cayó en la cuenta fue él. - -CRISTINA - -Caí en la cuenta de que quizá arrepentido de haberme engañao, no quiso -ni despedirse. - -EDUARDA - -¡Pobrecilla! - -CRISTINA - -A los pocos días volvimos al pueblo, y aquí me paso estas horas largas -llorando y pensando en él. ¿Volverá? ¿No volverá? ¡Las margaritas que -yo he deshojado!... - -EDUARDA - -¡Volverá, ten esperanza! - -CRISTINA - -¡No, no volverá, doña Eduarda! Aquello fue una broma con una pobre -señorita de pueblo. Como una no sabe expresarse, ni tiene modales, ni -elegancia, ni nada... Claro, ¡cuesta tan poco engañarnos!... Si viera -usté, ¡tengo una rabia y un coraje! ¡Ser una señorita de pueblo!... ¡Me -da una pena!... ~(Llora.)~ - -EDUARDA - -Por Dios, Cristina, no llores, no llores, que me estás atormentando -cruelmente, ~(Se levanta.)~ - -CRISTINA - -¿Yo?... - -EDUARDA - -¡Sí, ea!... Quiero también hacerte mi confesión. Me estás atormentando -porque, sábelo de una vez, tu aventura renueva en mi alma el dolor de -un episodio parecido. - -CRISTINA - -¿Doña Eduarda, qué dice usted? - -EDUARDA - -Lo que oyes. ¡Qué mujer no tiene su dardo en el corazón!... ¡Ah, esos -amores fugitivos, esas poéticas aventuras de unos días, dejan en el -alma una huella tan perdurable!... Yo también conocí otro como tu -Alfredo. El mío se llamaba Rigoberto. Rigoberto Piñones de Vargas. Como -guapo, el Apolo del Belvedere era un charlot a su lado. Pertenecía a -una gran familia valladolisoletana. Tú ya habrás oído hablar de los -piñones de Valladolid. - -CRISTINA - -Muchísimo, sí señora. - -EDUARDA - -Era tierno, blanco, suave, apasionado, donjuanesco, arrogante... y para -colmo, me dijo que era militar. - -CRISTINA - -¿Pero todo eso sería antes de casarse usted con el señor Blanco? - -EDUARDA - -Ah, claro, hija, eso fue mucho antes de que yo pusiera los ojos en -Blanco. ¡Tú no puedes imaginarte cómo idolatré a Rigoberto! ¡Aquello -era la enajenación, el arrebato, el traumatismo! ¡Yo también tengo -mi noche de luna, mis promesas ardientes murmuradas en un jardín -solitario!... Yo también gusté la miel de un beso furtivo... ¡Ah, -Cristina! - -CRISTINA - -¡También! - -EDUARDA - -También. Me lo dio en la rotonda, en la rotonda de mi casa. ¡Mamá -dormitaba, yo confieme, el incitome... y al fin, imprimiómelo! ¡Cuánto -adorele! Pero, ¡oh funesta coincidencia! también el mío, como el tuyo, -desapareció un día súbitamente. - -CRISTINA - -¿Es posible? - -EDUARDA - -Lo que oyes. Y a poco averigüé, aterrada..., que no se llamaba -Rigoberto, sino Exuperio, que lo de los Piñones era una superchería y -que lo único que tenía de militar era la licencia absoluta y un gorro -de cuartel. - -CRISTINA - -¡Qué horror! - -EDUARDA - -¡Qué horror y qué sacrilegio! - -CRISTINA - -¿Sacrilegio? - -EDUARDA - -Sacrilegio, sí; porque ¡hay más!... ¡pásmate, aquel hombre estudiaba -para sacerdote! - -CRISTINA - -¡Jesús! - -EDUARDA - -Era un ordenado de Epístola, es decir, era un desordenado, porque todo -se lo gastaba en juergas. Tuvieron que echarlo del Seminario. No te -digo más. - -CRISTINA - -¡Qué desengaños hay en la vida! - -EDUARDA - -Pues ya lo ves; pasó el tiempo, me casé, soy fiel a mi esposo, y, sin -embargo, recuerdo tanto a aquel hombre, que cuando mi marido dice por -ahí que estamos a partir un piñón, me pongo como la grana... - -CRISTINA - -¡Lo creo! - -EDUARDA - -Vamos, Cristinita, vamos hacia el jardín. Necesito aire... Tu relato y -mi recuerdo, me retraen a rememoraciones que... ¡Ah!... - -CRISTINA - -~(Cogiendo una margarita que lleva en el pecho.)~ ¿Volverá? ¿No -volverá?... Sí, no... sí, no... ~(La va deshojando. Hacen mutis por el -jardín.)~ - - -ESCENA VII - -CARLANCA y CAZORLA, segunda derecha, luego MORRONES, primera derecha. - -Carlanca es un tipo de matón de pueblo, feo, peludo, cejijunto, de -mirar atravesado. Cazorla, fino, redicho. Vestido con humildad, pero -pulcramente. Vienen jadeantes, pálidos, consternados. Hablan con -agitación, con ira. - -CAZORLA - -¡Ay, párate, Carlanca, párate, que no puedo más! - -CARLANCA - -Y yo vengo con la lengua fuera; pero déjalo, no le hace que reventemos. -¡Hay que ponerlos sobre aviso, tien que saber la gravedad de la cosa! - -CAZORLA - -¿Quién habrá sido el ladrón? - -CARLANCA - -¡No sé, pero el que haiga sido, míalas, si no me las paga con su -sangre!... Llamemos. - -CAZORLA - -¡Ay, qué disgusto más horrible! ¡Ay, en cuanto se entere don Acisclo!... - -CARLANCA - -Cae con una _aploplejía_. ¡Pero ni pa unto va a servir el que tenga la -culpa! ¡Lo asesino!... ~(Llamando.)~ ¡Ave María Purísima!... - -CAZORLA - -¡Ay, Carlanca, no llames, que yo no tengo valor pa darles el trago! - -CARLANCA - -No hay que perder tiempo. Sería peor. ¡Pero déjate, que al causante, -mal rayo si no le clavo la faca en las entrañas!... ~(Volviendo a -llamar.)~ ¡Alabao sea Dios! - -MORRONES - -~(Saliendo primera derecha.)~ ¿Quién? - -LOS DOS - -Morrones... ~(Le cogen cada uno de un brazo.)~ - -MORRONES - -¡Señor Cazorla! ¡Carlanca!... - -CAZORLA - -¿Y el señor Alcalde? - -MORRONES - -Pero, ¿qué pasa que vienen ustedes más blancos que un papel?... - -CAZORLA - -¡Pues pasa, que el mundo se nos viene encima! - -MORRONES - -¡Mi madre! - -CARLANCA - -Que ya pues ir escogiendo el presidio que te guste más. - -MORRONES - -¿Recontra, pero va en serio? - -CAZORLA - -El Evangelio es una chirigota comparao con lo que acabas de oír. - -MORRONES - -Pero... - -CARLANCA - -Arrea, avisa a don Acisclo y a la señá Cesaria que salgan a escape. - -MORRONES - -~(Inicia el mutis.)~ Voy, voy... - -CARLANCA - -~(Deteniéndole.)~ ¡Ah, escucha!... para que no se asuste así, de -pronto, dile que no es nada, pero que se traiga el revólver, por si -acaso. - -CAZORLA - -Eso. Y añádeles que la cosa no tiene importancia, pero que si no está -el médico, que lo avisen. - -MORRONES - -Bueno. ~(Va a marcharse.)~ - -CAZORLA - -~(Vuelve a detenerlo.)~ Oye... y manda como cosa tuya que hagan una -meaja de tila. - -MORRONES - -¿Pa cuántos? - -CAZORLA - -Kilo y medio. Arrea. ~(Vase primera derecha.)~ - -CARLANCA - -¡Pobre don Acisclo! - -CAZORLA - -Bueno, y si al decírselo se nos muere, ¿qué hago? - -CARLANCA - -Pues en cuanto le veas con síntomas así como pa entierro, te callas. - -CAZORLA - -¡Pero, Dios mío! ¿quién habrá sío el delator? - -CARLANCA - -Yo lo sabré y ¡ay de él! ¡Iremos a presidio, pero le rajo! ¡Por de -contao! - -CAZORLA - -Calla, que salen. - - -ESCENA VIII - -DICHOS, SEÑÁ CESÁREA y DON ACISCLO. Primera derecha. - -CESÁREA - -¿Qué pasa? - -D. ACISCLO - -¿Qué ocurre, qué dice Morrones que dicen ustés?... - -CESÁREA - -¡Madre, qué caras! - -D. ACISCLO - -¿Se nos ha quemao la parva? - -CESÁREA - -¿S’ha muerto ganao? - -CARLANCA - -¡Peor! - -CESÁREA - -¡Peor! - -D. ACISCLO - -Hablen ustés, que m’ahogo de angustia. ¿Qué es lo que pasa? - -CAZORLA - -¡Ay, don Acisclo, en diez años que llevo al frente de la secretaría de -este Ayuntamiento, nunca le he dado a usted un mal disgusto! - -D. ACISCLO - -Sí, bueno, ya lo sé, pero... - -CAZORLA - -Cuando se le murió a usted su suegra, pa evitar que usté se afligiese, -le dije que era la mía, así yo me hacía la ilusión y usté no se -disgustaba. - -CESÁREA - -~(Impaciente.)~ Bueno, pero ahora, ahora... ¿qué es lo que pasa ahora? - -CARLANCA - -Pues ahora pasa que les tenemos que dar a ustés el desgusto más grande -de su vida. - -D. ACISCLO - -¡Canastos! ¿Y si es un desgusto, por qué no se lo dan ustés a otro? - -CAZORLA - -Es intransferible, don Acisclo, si no a estas horas ya se lo había yo -dao al señor cura u a otro amigo de confianza. - -D. ACISCLO - -¡Pues venga, venga, por Dios, lo que sea! - -CESÁREA - -¿De qué se trata? - -CAZORLA - -Pues verán ustedes. Estaba yo en el Ayuntamiento, con aquel expediente -que me dijo usté que lo estudiase para ver cómo podíamos dejar de -resolverlo, cuando en esto, llega una carta pa usté, y como usté me -tiene autorizao para abrirlas, la abro, la leo y me caigo redondo. - -D. ACISCLO - -¿De quién era? - -CARLANCA - -De don Demetrio. - -D. ACISCLO - -¿De nuestro antiguo diputao? - -CAZORLA - -El mismo. Aquí está. - -D. ACISCLO - -¿Y qué dice? - -CAZORLA - -Óiganla ustedes, si tienen valor, y juzguen de mi espanto. - -Los dos - -A ver, a ver... - -CAZORLA - -~(Leyendo.)~ «Señor don Acisclo Arrambla Pael. Mi querido Acisclo: Si -no tienes agua de azahar en casa, no empieces la lectura de esta carta.» - -D. ACISCLO - -¿Tenemos? - -CESÁREA - -Creo que sí. Sigue, Cazorla. - -CAZORLA - -«Porque tu corazón municipal y patriota va a sufrir el más terrible de -los golpes.» - -D. ACISCLO - -¡Golpes a mi!... - -CAZORLA - -«Cuando yo tenía vuestra representación en Cortes, tu gestión al -frente del Municipio estaba garantizada, pero desde que los otristas me -arrebataron el acta, dándosela a ese imbécil de García Moyuelo, que una -terrible amenaza se cernía sobre vosotros...» - -CESÁREA - -¡Amenaza!... - -D. ACISCLO - -¡Rediez! - -CAZORLA - -«Y esta amenaza va a realizarse al fin.» - -D. ACISCLO - -¡Pero qué es! ¿Qué amenaza es esa? - -CARLANCA - -¡Tenga usted valor, don Acisclo! - -CAZORLA - -~(Leyendo.)~ «A petición de algunos elementos de ese pueblo, García -Moyuelo ha solicitado del Presidente del Consejo de Ministros, enemigo -acérrimo del caciquismo, que se os envíe un delegado con órdenes -severísimas...» - -D. ACISCLO - -¡¡Santo Dios!! - -CAZORLA - -«Para que inspeccione tu gestión administrativa durante los diez y ocho -años que llevas al frente de ese municipio.» - -D. ACISCLO - -~(En el colmo del furor.)~ ¿Investigarme a mí?... ¿Pero quién manda -eso?... ¿Pero qué ladrón se va a atrever a eso?... - -CESÁREA - -Calma, Acisclo, calma, deja que siga. ¡Alante!... - -CAZORLA - -~(Lee.)~ «Aseguran que ese Ayuntamiento es una cueva de ladrones.» - -D. ACISCLO - -¡Cómo ladrones!... ¿Pero dice ladrones? - -CAZORLA - -Con todas sus letras. Mire usté. ~(Le muestra la carta.)~ - -D. ACISCLO - -~(Leyéndolo.)~ ¡Ladrones nada más!... ¡Digo, nada menos! - -CAZORLA - -~(Lee.)~ «El delegado que os envían, hombre enérgico y resuelto, ha -prometido al ministro que, o le rendís cuentas hasta el último céntimo, -u os trae a Madrid atados codo con codo.» - -TODOS - -¡Codo con codo! - -CAZORLA - -«Uno de estos días enviarán al pueblo una sección de la Guardia Civil, -para apoyar la gestión del delegado.» - -CESÁREA - -¡Santo Dios! - -CARLANCA - -¡La Guardia Civil! - -D. ACISCLO - -¡Qué infamia!... ~(Con sonrisa sarcástica.)~ ¡No dejarle venir solo! - -CAZORLA - -«Yo, enterado de la cosa por una confidencia secreta, me he creído en -el deber de avisarte para que os preparéis, y como yo sé que tú llevas -los libros de una forma especial, como persona que sabe muy bien lo que -se lleva, te aconsejo un procedimiento expeditivo: quema los libros o -quema el Ayuntamiento.» - -D. ACISCLO - -¿Y si quemáramos las dos cosas? - -CARLANCA - -¡Es una idea! - -CAZORLA - -«Y por último, vigilad sin descanso. El delegado y su secretario -llegarán a esa de incógnito. Quieren sorprenderos. Quizá estén ya entre -vosotros.» - -MORRONES - -¿Entre nosotros?... ~(Mira por todos los rincones.)~ - -CAZORLA - -«Calma y astucia. ¡Maura, no!... Tuyo siempre, Demetrio Sánchez Cunero.» - -D. ACISCLO - -~(En el colmo de la ira.)~ ¡Ay, Cesaria, que me ahogo, que me siento -morir! - -CESÁREA - -¡Ladrones, canallas, granujas! - -D. ACISCLO - -¡Quieren mi perdición!... ¡Infames! ¡Asesinos! ¡Treinta y dos años -haciendo en este pueblo lo que me ha dao la gana, y no tenerse en -cuenta esta antigüedad! ¡Ay, darme agua!... ¡Me rechinan los dientes! -¡Me retuerzo de coraje! ~(Le dan convulsiones de ira.)~ - -CESÁREA - -¡Por Dios, Acisclo, no te pongas de esa forma! - -CARLANCA - -¡Por Dios, señor Alcalde! Calma. Fúmese usted un cigarro. ~(Se lo da.)~ - -CAZORLA - -Desabrocharlo... hacerle aire. - -D. ACISCLO - -¡Investigarme a mí!... ¿Yo codo con codo?... Antes asesino, machaco, -trituro, incendio... - -CESÁREA - -Sujetarlo, que voy a hacerle tila, ~(vase izquierda.)~ - - -ESCENA IX - -DICHOS menos señá Cesárea. - -MORRONES - -¡La Guardia Civil! - -D. ACISCLO - -~(Aterrado.)~ ¿Dónde? - -MORRONES - -Digo que la Guardia Civil es lo que más me ha ofendío a mí. - -CARLANCA - -~(Iracundo.)~ ¡No asustes sin motivo, so animal! - -D. ACISCLO - -¡Hay que quemar los libros! - -CARLANCA - -Pero si los quemamos, es posible que vayamos a la cárcel. - -CAZORLA - -¡Pero si no los quemamos, es seguro! - -D. ACISCLO - -¡Sí... hay que incendiarlo, arrasarlo, quemarlo too!... Darme fuego... -¡Yo lo quemo too!... ¡Darme fuego!... - -MORRONES - -¡No, por Dios!... - -D. ACISCLO - -Darme fuego, hombre, que estoy muy nervioso y quiero fumar. - -CAZORLA - -¡Ah, bueno!... ~(Le da una cerilla cada uno.)~ - -D. ACISCLO - -¿Hacerme esto a mí?... Yo, que ha llegao una Nochebuena y capones al -ministro, tortas al subsecretario, leña al director general... - -CARLANCA - -¡Ya les daría yo capones, pero no de pluma! - -CAZORLA - -Bien, dejemos fruslerías; no hay que perder tiempo. Vamos a pensar -rápidamente lo que nos conviene hacer. - -D. ACISCLO - -Bueno, total: ¿en qué renuncio puen cogernos? - -CARLANCA - -En casi naa. - -CAZORLA - -Lo más dudoso es lo de la cárcel. Ya sabe usté que había catorce presos -con una consignación de dos pesetas, que en total eran veintiocho -diarias. Un día los cogió usté a todos, los dejó en libertad... - -D. ACISCLO - -Sí, y me se olvidó suprimir la consignación el primer año... y los -demás años, pues pa que no creyesen que había sío de mala fe... lo fui -cobrando y... - -CARLANCA - -¡Una distración cualquiera la tiene, señor! - -CAZORLA - -También es grave lo del Monte de las Jarillas, que es del procomún -y usté pidió el aprovechamiento que era del pueblo pa fundar con el -producto un asilo de ancianos... Y el aprovechamiento pues se ha -aprovechao; ahora, que el asilo... - -D. ACISCLO - -Sí, hombre, sí, que no pue estar uno en too y me distraje... - -CARLANCA - -¡Ancianos, ancianos!... ¡Pa lo que van a vivir!... - -CAZORLA - -Porque lo de que estén cerrás las escuelas hace ocho años, no creo yo -que... - -CARLANCA - -¡Eso qué le importa a nenguno!... - -D. ACISCLO - -¡Pa qué quie nadie saber leer en este pueblo, si aquí lo único que -hay que leer son los rótulos de las calles y cuatro u cinco números -atrasados de _La Lidia_ que tie el sacristán!... - -CAZORLA - -Pues claro, porque yo creo que tengamos sin pagar al médico siete -años y doce sin abonar naa a la Diputación, y que los fondos -pa enseñanza... y el aprovechamiento de riegos... y esas cuatro -tonterías... - -CARLANCA - -Too eso, naa... ¡Espuma de virutas, que dijo Maura! - -CAZORLA - -¡Y que se vean toos los Ayuntamientos de España, a ver si están -mejor!... - -D. ACISCLO - -~(Con resolución.)~ Bueno, de toos modos hay que prevenirse. Pa las -ocasiones son los hombres. Verán ustés cómo lo arreglo yo too en dos -voleos. ¡Morrones! - -MORRONES - -Mande usté. - -D. ACISCLO - -En ti confío. - -MORRONES - -Un perro. - -D. ACISCLO - -Márchate inmediatamente y búscame catorce hombres que quieran ir a la -cárcel por tres pesetas diarias con oción a escoger los delitos que más -les gusten. Cuasi toos con cara de creminales... - -MORRONES - -Está bien. - -D. ACISCLO - -En seguía me sacas de donde los haiga nueve ancianos. De ambos sexos -los nueve. Y sobre la marcha, sea como sea, te haces con veinticuatro -chicos, de los cuales doce u catorce sean chicas. - -MORRONES - -Catorce presos, nueve ancianos, veinticuatro chicos, que varios sean -chicas... Descuide usté. Dentro e media hora estoy aquí con too el -ganao. ~(Vase segunda derecha.)~ - -D. ACISCLO - -Hala... vuela... - -CAZORLA - -Lo malo es que no tenemos ningún chico que sepa leer. - -D. ACISCLO - -No importa. - -CAZORLA - -¿Y si quieren examinarlos? - -D. ACISCLO - -Pues se le dice a la señá Társila, la mujer del sacristán, que les -enseñe a uno u dos cuatro torías de Historia, cuentas y pamplinas de -esas; les pregunta usté que ande están las montañas de Navarra y muy -brutos tien que ser pa no decirle a usté que en Aragón. Y despachaos. - -CARLANCA - -¡Si se pudieran arreglar los libros tan fácilmente!... - -D. ACISCLO - -Too se andará; deje usté descansar al macho. - - -ESCENA X - -DON ACISCLO, CARLANCA, CAZORLA y DON RÉGULO, segunda derecha. - -D. RÉGULO - -~(Entrando.)~ Señor Alcalde... Señores... - -D. ACISCLO - -¡Don Régulo! - -D. RÉGULO - -Vengo explosivo, la indignación me corroe, me crispa la ira... - -D. ACISCLO - -¿Se ha enterao usté? - -D. RÉGULO - -De todo. Es una indignidad lo que ese Gobierno centralista y canallesco -quiere cometer con nosotros. - -CARLANCA - -¡Quieren investigarnos! - -CAZORLA - -¡Ajustarnos las cuentas! - -D. RÉGULO - -¡Las cuentas!... ¡Jamás mientras yo viva en este pueblo! Un caballero -español y cristiano no tolera semejante bochorno. - -CAZORLA - -Muy bien. - -D. ACISCLO - -Y luego, que aparte de lo de caballero y de lo de cristiano, si se -enteran que cobra usté como matrona de consumos, era otro bochorno. - -CARLANCA - -¡Desconfiar de nosotros! - -D. RÉGULO - -No debemos tolerarlo. Somos los nietos de los Comuneros y el que tiene -en su escudo el león rampante de Castilla y seis rodelas en campo de -azur, no se deja investigar. - -D. ACISCLO - -¿Y que haríamos? ¿Usté qué opina? - -D. RÉGULO - -Déjenme ustedes a mi. Que venga ese delegado. Ya saben ustedes que yo -le pego un tiro a una mosca a veinte metros. Viene, examina los libros -y en cuanto haga una multiplicación que no nos convenga le mando los -padrinos. Cuestión de honor. - -CARLANCA - -¡Eso es ser un caballero! - -D. RÉGULO - -A un hidalgo español no hay quien le ajuste nada. Al menor recelo, a la -más leve sospecha le cruzo la cara. - -CAZORLA - -La verdad es que usté con la pistola en la mano... - -D. RÉGULO - -Acuérdense ustedes de mi duelo con Menéndez, el teniente de la Guardia -Civil. Se permitió mirar malévolamente a mi Eduarda y le tuve cojo -medio año de un balazo en el peroné. - -D. ACISCLO - -Sí, vamos, pero por cosa de mujeres, no... - -D. RÉGULO - -~(Saca una pistola.)~ ¿Quieren ustedes que machaque aquella avispa que -acaba de pararse en el marco del reloj? - -CARLANCA - -No, hombre, por Dios; no hace falta. - -D. RÉGULO - -~(Se guarda la pistola.)~ Está bien. Pues ya lo saben ustedes: no hay -que intimidarse. Unámonos ante el enemigo común. Unámonos y seremos -fuertes. _La force premier que le droit._ - -CAZORLA - -Eso lo he leído yo en alguna parte. - -D. RÉGULO - -En los hongos. Unámonos y podremos hacer lo que nos dé la gana, que es -para lo que se une todo el mundo. Aprendamos de las sencillas lecciones -de las cosas más nimias. ¿Qué es un grano de arroz por sí solo?... -nada; pero junta usté muchos granos, adiciona un pollo y... paella. -Pues imitemos el ejemplo del arroz, y uniéndonos como sabrosos granos, -no seremos pa ella, pero seremos pa nosotros. La unión _fait la force_. -De otro hongo. - -LOS TRES - -Muy bien. - -D. ACISCLO - -Tiene usté razón. - -D. RÉGULO - -Y últimamente, para cuando se me acabe la razón, me queda la puntería. -Yo soy un caballero, no una cocinera. ¡Yo no me dejo ajustar cuentas! - - -ESCENA XI - -DICHOS, la SEÑÁ CESÁREA, izquierda. - -CESÁREA - -¡Ya están ahí!... ¡Ya han venío, ya han venío! - -D. ACISCLO - -¿Quién? - -CESÁREA - -El delegao y su secretario. - -D. ACISCLO - -¿Qué dices? - -CESÁREA - -¡Lo que oyes! - -D. ACISCLO - -¡Mi madre! - -D. RÉGULO - -¡Ánimo! - -CAZORLA - -¡Lo ve usté! - -CESÁREA - -Están en el Hotel Anastasia. - -D. ACISCLO - -¿Cómo lo sabes? - -CESÁREA - -Pues por la Jesusa, que mandela a la fonda ande tiene sirviendo a su -sobrina pa que se enterara, y l’han dicho que acaban de llegar dos -forasteros. El uno mu bien vestío y más joven, y el otro ya entrao en -años, pero elegante también. - -D. RÉGULO - -¡Ellos son! - -CESÁREA - -A más: ha dao la concidencia que no haría una hora que estaban en el -pueblo esos dos señores cuando han llegao ocho parejas de la Guardia -Civil. - -CARLANCA - -¡La Guardia Civil! - -CAZORLA - -Pues ya no hay duda. - -CESÁREA - -Y creo que el teniente ha ido en seguida a saludar a los dos forasteros. - -CARLANCA - -No diga usté más. ¡Ellos son!... ¡Codo con codo!... - -D. ACISCLO - -¿Y qué señas tienen? - -CESÁREA - -Pues el delegao creo que es un señor muy delgao, y el que no es delegao -también es delgao, pero no tanto. Parece que s’han me metío en el -cuarto, y que tratan de esquivar que la gente los vea. - -D. ACISCLO - -¡Ah, traicioneros! - -CAZORLA - -¡Quieren cogernos desprevenidos! - -CESÁREA - -Creo que de que han llegao, han pedío dos jarros de agua. Se supone que -pa lavarse. - -CARLANCA - -¡Qué raro, lavarse por la tarde! - -CESÁREA - -La Jesusa ha avertío a la Anastasia, de mi parte, que les vigilen, y -allí está de guardia. - -D. RÉGULO - -Bien hecho. Y yo, si a ustedes les parece, voy a organizar hábilmente -el espionaje, y en cuanto sepa tanto así de interés, vengo a enterarles -en un vuelo. - -D. ACISCLO - -Bien pensao. Vaya usté a ver qué averigua. - -D. RÉGULO - -Hasta ahora. - -CESÁREA - -Salga usté por la puerta del callejón. ~(Vanse los dos izquierda.)~ - - -ESCENA XII - -DICHOS y MORRONES, segunda derecha. - -MORRONES - -Señor alcalde... ~(Forman todos un grupo y discuten en voz baja. Don -Acisclo se acerca a Morrones.)~ - -D. ACISCLO - -¿Has hecho mi encargo? - -MORRONES - -Sí, señor. - -D. ACISCLO - -¿Traes presos, viejos y niños? - -MORRONES - -Traigo una muestra de caa cosa. - -D. ACISCLO - -¿Pues? - -MORRONES - -Presos no encuentro. Ni por seis pesetas quie ir nadie a la cárcel. - -D. ACISCLO - -¡Qué canallas!... ¡Con las veces que han estao de balde! - -MORRONES - -Por fin, he convencío a dos, por nueve pesetas uno con otro, que no sé -si servirán pa creminales... - -D. ACISCLO - -¡A nueve pesetas la pareja! ¡Cómo se ha puesto todo!... ¡Abusones! - -MORRONES - -De ancianos tampoco hay abundancia con esto de la gripe; pero verá usté -luego lo mejor que he encontrado. Y los chicos me los está recogiendo -mi mujer. Le he dicho que los pague a seis pesetas la media docena... -Ya tenía nueve cuando me he venío; pero los nueve de ambos sexos, como -usté quería. - -D. ACISCLO - -Bueno, aguarda ahora, y vosotros venir pa acá. ~(Los lleva aparte.)~ -Vosotros sois mis pies y mis manos. Tú eres la astucia, tú el valor. Ya -estamos solos. Semos hombres. Hay que echar el corazón por la boca. Con -esos delegaos hay que hacer algo... pero algo _radical_, ¿me expreso? - -CARLANCA - -Tengo lo mío. - -D. ACISCLO - -¿Qué? - -CARLANCA - -Cojo la manta y el retaco, me aposto esta noche detrás de una esquina, -y... ~(Acción de disparar.)~ - -D. ACISCLO - -¡Chist! Esos procedimientos son mu antiguaos. - -CARLANCA - -Mu antiguaos; pero de _requiescat in pace_. - -D. ACISCLO - -Otra cosa, otra cosa más... ~(Pensando.)~ ¡Más de ahora! - -CARLANCA - -¿Y meterles un perro rabioso en el cuarto e la fonda? - -D. ACISCLO - -Hombre, eso no me acaba a mí de disgustar; tie cierta novedá y no cae -en el Código. - -CAZORLA - -No cae, pero tropieza. Abandonemos lo delictivo, señor alcalde. ¡Yo, yo -tengo el único procedimiento! - -D. ACISCLO - -Venga. - -CAZORLA - -No nos engañemos; si esos hombres investigan de veras, vamos a la -cárcel. De forma que yo que usted, lo que hacía era sobornarlos. Esto -es vulgar, pero seguro. Dinero... agasajos... obsequios... discursos... -músicas, cohetes, comidas... - -D. ACISCLO - -Ties razón... Es lo más prudente. - -CAZORLA - -Que les convence el unto y se van... ¡vayan con Dios! A enemigo que -huye... usted lo pase bien. ¡Que no se van... ahí de mi ingenio! - -D. ACISCLO - -¿Qué piensas? - -CAZORLA - -Es mi secreto. Pero si no se van, yo les juro a ustedes que buscaré -quien les haga marcharse a uña de caballo, dejándose aquí el dinero -que les haya usté dado, los obsequios y quizá la piel; y todo sin -responsabilidad nuestra. - -D. ACISCLO - -¿De veras? - -CAZORLA - -¡Palabra! ¡Me juego la vida! ¡Por estas! ¡Ya lo tengo medio maquinao! - -D. ACISCLO - -¡Eres mu grande, Cazorla! ¡Digno de mí! - -CARLANCA - -¡Qué hombre! ¡Y no tener una mala condecoración! - -D. ACISCLO - -Deja, que too se andará. - - -ESCENA XIII - -DICHOS, DON RÉGULO, segunda derecha. - -D. RÉGULO - -Señores... señores. - -D. ACISCLO - -¿Qué pasa? - -D. RÉGULO - -¡El delegao que viene! - -LOS TRES - -¡Que viene! - -D. RÉGULO - -Que viene hacia aquí. Preguntó en la fonda las señas de usted y él y su -secretario se dirigen a esta casa. - -D. ACISCLO - -Pos hay que prepararse. Voy a arreglarme un poco. ~(Llamando.)~ -Morrones. - -MORRONES - -~(Del huerto.)~ Mande usté. - -D. ACISCLO - -Ahí tenemos a esos tíos... aguárdalos aquí y me pasas el recao... -~(Suena una campanilla.)~ - -D. RÉGULO - -Ya están ahí, ya están ahí. - -D. ACISCLO - -Toos adentro. Que esperen. - -CAZORLA - -Dinero, amabilidad, agasajos... ¡y luego!... ~(Gesto malicioso.)~ - -D. ACISCLO - -Sé lo que hay que hacer, descuida... Adentro. ~(Vanse los cuatro, -primera derecha.)~ - - -ESCENA XIV - -MORRONES, PEPE OJEDA, ALFREDO. - -PEPE - -~(Asomando segunda derecha.)~ ¿Da vuecencia su permiso? - -MORRONES - -Pasen ustés alante. - -ALFREDO - -Felices y municipales. - -PEPE - -¿Tengo el honor de estrechar la diestra ~(Le da la mano.)~ del señor -alcalde de este excelentísimo?... - -MORRONES - -No, señor; soy el alguacil, Ustaquio Morrones, pa servir a usté y la -compaña... - -PEPE - -¡Hombre, Morrones!... - -MORRONES - -Sí, señor. - -PEPE - -¡Ya decía yo que usted me parecía algo municipal! ¿En qué Ayuntamiento -no hay morrones? - -MORRONES - -~(Muy sonriente.)~ Sí, señor, sí... - -PEPE - -Pues nosotros deseábamos entrevistarnos con el señor Alcalde de esta -muy noble, muy invicta, muy leal y muy calurosa villa... ¡Porque -cuidado que hace aquí calor, mi estimable y discreto alguacil! - -ALFREDO - -¡Y cuánta mosca tienen ustedes, caramba! - -MORRONES - -¿Usted ve que hay tantas?... ¡Pues cuasi toas son nacías en el pueblo! - -PEPE - -¡Claro, las forasteras no tienen sitio! - -MORRONES - -Poco. - -PEPE - -Pues si usted nos hiciera el obsequio de avisar al señor Alcalde... y -decirle que deseamos... - -MORRONES - -Con muchismo gusto. Aguarden ustés unas miajas. ~(Vase primera derecha -después de hacer una gran reverencia.)~ - - -ESCENA XV - -PEPE OJEDA, ALFREDO. - -ALFREDO - -¡Ay, tío! Estoy que no respiro. - -PEPE - -¡Por Dios, Alfredo, cálmate, que tienes una cara de asustado que va a -comprometernos! - -ALFREDO - -Es que si esto nos sale mal... - -PEPE - -¡Qué va a salirnos! - -ALFREDO - -Estoy temblando. - -PEPE - -Confía en mí. Ya no es hora de retroceder. ¡Adelante! _Audaces fortuna -juvat._ - -ALFREDO - -Sí, pero ahora que me veo aquí, tengo un pánico... - -PEPE - -Además, ¿tú no me has asegurado que la chica te quiere? - -ALFREDO - -Hombre, yo creo que sí... - -PEPE - -¿Entonces?... - -ALFREDO - -Pero es que tengo entendido que ese don Acisclo es una mala bestia, y -en cuanto averigüe que soy un pelafustán sin dos reales, que vengo con -la pretensión de casarme con su sobrina, que es muy rica, según mis -referencias... ¡Yo creo que nos mete en la cárcel!... - -PEPE - -¡En la cárcel!... ¡No cabemos!... Ya te he dicho que confíes en mí. -Para algo te acompaño. Conque que la chica te quiera, que si ella te -quiere, tuya ha de ser, haga el tío cuanto se le antoje. - -ALFREDO - -Es que a mí, se lo juro a usted, me molesta sobre todas las cosas la -idea de que nadie pudiera imaginar que es una codicia vergonzosa la que -me impulsa a esta aventura. Yo quiero a esa muchacha porque es bonita, -porque es sencilla, porque es buena. Su recuerdo es una alegría de mi -corazón. Nada me importa lo que tenga ni para nada pensé en su dinero, -hasta el punto que lo único que me aflige y me asusta ahora es que -alguien --y aun quizá ella misma--, pudiera creer que soy un señorito -tramposo que viene a explotar la candidez y el amor de una muchacha -de pueblo, para salvarse con su fortuna. No, eso no, tío, ¡eso no lo -quiero! - -PEPE - -¡Poco a poco, Alfredito!... Es que esa indignidad tampoco la -apadrinaría yo. Tu limpio linaje no cede al mío en limpieza; que si la -Cerda fue tu familia, la Cerda fue la mía. ¡Quieres nada más limpio! -Ahora, que yo he venido aquí acompañándote, porque considero necesario -subrayar tu romántico amor con una línea sutil de practicismo; porque -yo entiendo que tú eres tan rico como la muchacha. - -ALFREDO - -¿Yo? - -PEPE - -Sí, señor, tú. Porque en los tiempos que corremos todo hay que -capitalizarlo. Y a la fortuna de la chica yo opongo la tuya no menos -grande. - -ALFREDO - -¿Pero qué está usted diciendo? - -PEPE - -Una realidad como un rascacielos; porque si don Acisclo administra a -esa bella joven, fincas urbanas, predios rústicos y sumas en metálico, -es decir una fortuna sustantiva, yo en cambio administro lo que pudiera -llamarse tu fortuna estética, es decir, tu figura arrogante, tu belleza -masculina... - -ALFREDO - -¡Tío! - -PEPE - -Tu belleza masculina, que estamos solos; aunque esto te lo digo yo a -ti en la plaza de toros, si se tercia. Tus atractivos personales, tu -juventud, tu simpatía, tu elegancia. - -ALFREDO - -¡Pero tío!... - -PEPE - -Elegancia. Porque no tiene nada que ver que no hayas pagado el traje. Y -todas estas prendas que se manifiestan en ti, constituyendo un tesoro -interno, externo y aun medio pensionista, ¿no son nada? - -ALFREDO - -Por Dios, tío, ¡eso son fantasías!... - -PEPE - -¡Cómo fantasías! Tu fortuna es tan positiva como la de ella y más -privilegiada. ¡La belleza es la gloria de los dioses! Veinticinco -mil pesetas las tiene cualquiera. Una mirada dulce, horadante y -revoloteadora, es privilegio de los elegidos... El bello Narciso, -Paris, Ulises, tú, La Cierva, y dos o tres más... ¡De modo que estamos -a ellas! - -ALFREDO - -Bueno, pero si tú le dices al tío todo eso... - -PEPE - -¡Ah, no, eso no! No soy tan indiscreto. Al tío le diré lo que nos -dijo Menéndez: Que venimos a adquirir una gran finca rústica, para la -implantación de un enorme negocio de avicultura, ideado por mí, y que -consiste en la cruza de loros con palomas mensajeras, con el fin de que -estas puedan dar los recados de palabra. - -ALFREDO - -Eso es. - -PEPE - -Y que queremos establecer aquí grandes criaderos lorocolombófilos. -Mientras, tú te pones al habla con la chica... y veremos lo que se -presenta. - -ALFREDO - -Bueno, es que yo pienso que, como no tenemos un real, si no podemos -pagar la fonda, pues dentro de dos días... - -PEPE - -Chist... no te importe. Todo se resolverá. El acaso no desatiende a los -bien intencionados. - -ALFREDO - -¿Y diga usted, tío, no hubiese sido mejor lo que yo me proponía? Haber -solicitado una ocupación, tener trabajo y luego haber venido... - -PEPE - -¡Por Dios, Alfredo!... ¡Trabajar!... ¡No insistas, caramba! No me -hables a mí de trabajo. Nada de propósitos antiprogresivos. Fíjate en -las aspiraciones del proletariado universal. Ahí tienes los _trade -unions_ de Inglaterra, los _sein feiner_, los _forein besteblat_, -_L’internationel_ y todas las grandes colectividades societarias, todas -las grandes masas obreras uniéndose para no hacer nada o para hacer lo -menos posible... ¿Y vamos ahora nosotros --hombres cultos-- a volver la -cara a las corrientes modernas?... ¡de ningún modo!... ¡Trabajo, no! - -ALFREDO - -Sí, bueno, tío, pero es que si no trabajamos... - -PEPE - -Tú observa cómo a medida que la gente es más progresiva y más culta, -¡quiere trabajar menos y ganar más!... Pues bien, yo, absolutamente -identificado con este noble propósito societario, pretendo ir de un -salto a su absoluta consecución. Yo no trabajaré ni tanto así, hasta -que se logre la triplicación de los sueldos y la supresión total -del trabajo. Porque si te dan mucho dinero y no te dan tiempo para -gastártelo, ¡qué haces! ¡Viene el desequilibrio anunciado por los -marxianistas... y eso no! Yo no quiero la grave responsabilidad de -volver la cara a los grandes ideales humanos. ¡Nada de trabajo!... De -modo que... ~(Se escucha rumor de voces femeninas en el huerto.)~ - -ALFREDO - -¡Calle usted, por Dios! - -PEPE - -¿Pues?... - -ALFREDO - -¡Ella... parece su voz!... ~(Va a mirar.)~ ¡Sí, es ella!... Viene, se -acerca... - -CRISTINA - -~(Dentro.)~ ¡Por aquí, venga usted por aquí!... ~(Entra y queda muda de -estupor al ver a Alfredo,)~ ¡¡Ah!! ¡¡Alfredo!! - -ALFREDO - -¡Cristina! ~(La abraza apasionadamente.)~ - -CRISTINA - -¡¡Tú!! - -ALFREDO - -¡Chist! - -EDUARDA - -~(Entrando.)~ ¿Pero con quién hablas? - -CRISTINA - -¡¡Él!! - -EDUARDA - -¡¡Oh!! - -PEPE - -~(A Eduarda.)~ ¡Señora!... - -EDUARDA - -~(Mirándole con fijeza y estupor que se resuelve en una tremenda -exclamación de sorpresa.)~ ¡¡Ah!!... ¡¡Tú!! - -PEPE - -¡Eduarda! - -EDUARDA - -¡¡El ordenado!!... ~(Quedan juntas. Ellos se separan.)~ - - -ESCENA XVI - -DICHOS, DON ACISCLO, SEÑÁ CESÁREA, DON RÉGULO, CAZORLA, CARLANCA y -MORRONES, de la primera derecha. - -D. ACISCLO - -~(Con traje de fiesta. Muy grave.)~ Señores... - -PEPE - -Señor Alcalde... Perdone usted que respetuosamente me presente yo -solo... José María de Ojeda... ~(Señalando a Alfredo.)~ Mi... - -D. ACISCLO - -Mucho gusto, pero no hace falta. Sabemos quiénes son ustedes y a lo que -vienen. - -PEPE - -~(Con gran sorpresa.)~ ¿A lo que venimos? - -ALFREDO - -~(Ídem.)~ ¿Saben ustedes a lo que venimos? - -D. ACISCLO - -Ce por be. - -PEPE - -¡¡Por be!! (¡Ay, Alfredo, que dice por be!) - -ALFREDO - -(Nos meten en la cárcel.) - -PEPE - -(Y nos reciben en comisión.) Entonces, si nos permitiera usted -explicarnos... - -D. ACISCLO - -Ni una palabra. Sé cómo hay que tratar ciertas cosas y en esta casa no -tendríamos libertad para expresarnos... - -PEPE - -Sin embargo, yo... - -D. ACISCLO - -~(Categórico.)~ De forma que ustedes se vuelven a la fonda, descansan -y esperan mi vesita. - -PEPE - -Señor Alcalde, yo, a pesar de lo que usted ordena, quisiera merecer... - -D. ACISCLO - -Morrones... acompáñalos a la fonda; que los pongan en el salón -prencipal, el mobilario de lujo... - -ALFREDO - -(¡Atiza!) - -D. ACISCLO - -Un retrato del Rey. - -PEPE - -¡Hasta Su Majestad!... ¡Caramba, señor Alcalde, pero tanto honor!... - -D. ACISCLO - -¡Café, puro y copa, después de las comidas!... - -PEPE - -¡Pero señor Alcalde... puro y copa! - -D. ACISCLO - -¡Y mondadientes, pero sin estrenar!... Todo por mi cuenta. - -PEPE - -¡Por su cuenta!... ¿Has oído?, ¡¡por su cuenta!! - -ALFREDO - -Bueno, pero todas esas distinciones... - -D. ACISCLO - -Las que ustés se merecen. ¡Conque, a la fonda! - -ALFREDO - -Pero... - -D. ACISCLO - -¡A la fonda! - -PEPE - -En fin, déjalo. Él sabrá por qué lo hace... ¡A la fonda! ¡Respetuosos -servidores!... ~(Saludando.)~ Señora, señores, señorita, señores... - -ALFREDO - -~(Ídem.)~ Señorita, señora, señores, señora... - -PEPE - -Alguacil... ~(Reverencias a todos.)~ - -MORRONES - -No, yo voy con ustés... - -PEPE - -¡Ah, sí, es verdad!... ¡Mis más cordiales saludos a todos!... - -D. ACISCLO - -~(A Morrones.)~ ¡Ah, y que les pongan plato de dulce jueves y -domingos!... - -PEPE - -¡Por Dios, es demasiado!... Basta con los domingos. - -D. ACISCLO - -¡Jueves y domingos! - -PEPE - -Nada, nada, ¡jueves y domingos! ¡Señor Alcalde, esa amable exageración -repostera es que me diluye en gratitud!... ¡Mis más rendidas -cortesías!... ¡Señora... señores... señorita... señora!... - -ALFREDO - -~(Aparte a Ojeda.)~ (¡Pero este tío!...) - -PEPE - -(Bueno, este Alcalde lo rifas a cinco duros la papeleta y te las quitan -de las manos... ¡Esto es una joya municipal!) Señores... - -ALFREDO - -Señoras... ~(Vanse.)~ - -D. ACISCLO - -~(A Cristina.)~ Cristina... ¡ven aquí! - -CRISTINA - -¡Tío! - -D. ACISCLO - -~(La coge de la mano.)~ ¡Si quieres salvar a tu tío, si quieres salvar -al pueblo que te ha visto nacer... enamora a ese joven! - -CRISTINA - -~(En el colmo del estupor.)~ ¡¡Tío!!... - -D. ACISCLO - -¡Enamora a ese joven! ~(Telón.)~ - - -FIN DEL ACTO PRIMERO - - - - -[Ilustración] - -ACTO SEGUNDO - -Sala en el «Hotel Anastasia». Puerta de entrada a la izquierda. Dos -a la derecha. Al fondo dos balcones que dan a la calle, con puertas -vidrieras. Por ellos se ven un balcón y una ventana de la casa de -enfrente. El balcón tiene un letrero que dice: «Círculo de la Amistad». -Es practicable, así como la ventana. - - -ESCENA PRIMERA - -ANASTASIA, MELITONA, EUSTAQUIO y MORRONES. - -Dirigidos por Anastasia, Melitona y Eustaquio cambian la sillería -vieja de cretona, que adornaba la sala, por otra no menos antigua y -deteriorada, pero de damasco o de algo semejante que suponga un mayor -lujo; así como las cortinas que hay ante las puertas las sustituyen por -otras más lujosas. Añaden, además, los muebles, adornos y utensilios -que en el diálogo se indican. Al empezar el acto, Eustaquio está subido -en una escalerilla acabando de colocar una cortina en sustitución -de otra. Melitona pone unas sillas y quita otras. Anastasia pasa el -plumero a unos cuadros que deben ser colocados. - -MORRONES - -¿De moo y manera que s’ha enterao usté de too? - -ANASTASIA - -Que sí, hombre, que sí. Y le ices a don Acisclo que too s’hará y como -lo que él tie mandao. Y que se tratará a esos señores mismamente como -si fuan dos príncipes. - -MORRONES - -Sí, señora, porque lo que él me tie dicho, fue que me dijo, dice: «Pos -ándate corriendo y le dices a la señá Anastasia que a esos dos señores -forasteros pues y que les ponga a su disposición la sala prencipal con -toos los muebles de lujo.» - -ANASTASIA - -Pos ya lo estás viendo: el espejo dorao, la cómoda e mármol y la -sillería buena, que no siendo al Obispo, no dejo sentar a naide. - -MORRONES - -Y me añadió que les pusiese usté un retrato el Rey en la sala, la -meceora menos derrengá, endredones, alfombra p’al suelo y escupidera. - -EUSTAQUIO - -¡Atiza! - -MORRONES - -Y dos toallas ca uno... ¡Cosa que no comprendo pa qué! - -MELITONA - -Una pa ca mano será. - -ANASTASIA - -Pero oye tú, Morrones... ¿pero quién serán esos dos presonajes pa tanto -ringorrango? - -MORRONES - -¡Yo no lo sé, pero va usté a sabé quién serán! - -MELITONA - -Tú lo sabes. - -MORRONES - -Que no, palabra. - -ANASTASIA - -Y bien que lo sabes, sino que eres más secretero que un candao. - -MORRONES - -Que no, señora, y que no lo sé, que si lo supiera lo icía. - -EUSTAQUIO - -¿Ni te lo feguras? - -MORRONES - -Ni por ensoñación. - -MELITONA - -Pos tie que ser gente mu gorda, porque pa poneles escupiera, -carcúlate... - -EUSTAQUIO - -Como que aquí no se l’ha puesto a naidie no siendo a un deputao que -vino, que le gustaba echar toas las colillas en el mesmo sitio. ¡Mia -que es tontería! - -MELITONA - -~(Riendo.)~ ¡Se ven unas cosas!... - -MORRONES - -Yo lo único que pueo deciles a ustés, de ustés pa intrenós, es que pa -mí esas presonas son dos presonas que pican muy alto, ¡pero muy alto! - -EUSTAQUIO - -Pos si pican muy alto, yo les quitaba el retrato e Joselito. - -ANASTASIA - -Eso voy a hacer, porque toreros pa presonajes no me hace. - -MELITONA - -Y digo yo, que este tendrá que serví a la mesa con el mokin y guantes. - -ANASTASIA - -Natural. - -EUSTAQUIO - -Mokin tengo, es corto, pero es mokin. Ahora, que los guantes son de -cuando hice el servicio, y a más de ser verdes, pues les faltan dos -deos, que se los corté este invierno cuando tuve sabañones. De moo, que -pa mí, que los guantes no están a la altura de esos señores. - -ANASTASIA - -Hombre, claro, si les faltan dos deos... - -MORRONES - -¡Ah! Y una avertencia que me ha hecho el señó Alcalde pa ti, Melitona. - -MELITONA - -¿Pa mí? - -MORRONES - -Que si entras a servirles a esos señores pa cualisquier cosa que te -llamen y te dieran un abrazo, pos que te aguantes. - -MELITONA - -¿Y por qué me tengo que aguantar que me abracen? - -MORRONES - -¡Pues porque es como un servicio del Estao! - -ANASTASIA - -Naturalmente; una cosa que te manda el monicipio, no vayas a hacer lo -que haces con toos, que largas más guantás, que los primeros ocho días -paece y que tien erisipela. - -MELITONA - -Pos a ver si una se va a dejar que la abracen. - -MORRONES - -Güeno, pero tú reflesiona que en esta ocasión te dejas dar un abrazo y -es un mérito que haces p’al Ayuntamiento. - -ANASTASIA - -Hay cosas mu serias y esta no s’hace cargo. Cómo será de arisca, que -ca vez que vienen señores formales, como jueces u canónigos, u cosa -así, la tengo que bajar al entresuelo, porque, claro, en esas presonas -cualisquier hinchazón es más notao. - -MORRONES - -¡La juventú y que no mira na!... ¿De moo y manera que estamos entendíos? - -ANASTASIA - -Dile al señó Alcalde que s’hará too a su sastifación. - -MORRONES - -Pos tanto gusto y d’aquí a otro ratejo. - -ANASTASIA - -Adiós, Morrones, y que te vaya bien. - -MORRONES - -~(A Melitona.)~ Y ya lo sabes, si t’hacen así... ~(La abraza.)~ u -así... ~(La da un pechugón.)~ - -MELITONA - -~(Dándole una bofetada.)~ ¿Que no haga así? - -MORRONES - -~(Tanteándose las muelas a ver si se le mueven.)~ Justo. - -MELITONA - -Descuida. ~(Vase Morrones izquierda.)~ - - -ESCENA II - -ANASTASIA, MELITONA y EUSTAQUIO. - -EUSTAQUIO - -~(Extendiendo una alfombra.)~ ¡Pero, madre mía!... ¿Quién serán esos -dos presonajes?... ¡Yo estoy loco!... - -ANASTASIA - -¡Pa mandá el señó Alcalde lo que ha mandao, y por su cuenta, carcúlate! -¡Ahora que yo no me queo con las ganas de sabelo! - -MELITONA - -Ni yo. Tenemos que hacer lo que haiga que hacer pa averigualo. - -EUSTAQUIO - -Y malo será que entrambas... - -ANASTASIA - -A más que yo tengo un estinto que de que allega uno, a la media hora ya -sé si es melitar u comisionista u empleao. - -MELITONA - -¿Y en qué lo conoce usté? - -ANASTASIA - -Pos unas veces en que me lo icen ellos, y otras en que se lo pregunto -yo. - -EUSTAQUIO - -Perespicacias que hay. - -ANASTASIA - -Pero con estos m’ha fallao. Callarse, que me paece que ya los oigo. - -MELITONA - -~(Va a la puerta y mira.)~ Sí, ellos son. - -ANASTASIA - -Mucho cumplimiento, ¿eh? - - -ESCENA III - -DICHOS, PEPE OJEDA y ALFREDO, por izquierda. - -PEPE Y ALFREDO - -~(Pequeño saludo.)~ ¡Señora! - -ANASTASIA - -¡Excelentísimos señores! ~(Exagerada reverencia en la que le acompañan -Eustaquio y Melitona.)~ - -PEPE - -Ya nos han dicho abajo que hemos sido trasladados de cuarto, ¿es cierto? - -ANASTASIA - -Por orden del señó Alcalde, sí, señor, excelentísimo señor. -~(Reverencia de los tres.)~ - -PEPE - -(Bueno, las reverencias son como para capitán general con mando en -plaza.) - -ALFREDO - -(Sigue mi perplejidad.) - -ANASTASIA - -El señó Ayuntamiento ha ordenao que se les pusiá a los excelentísimos -señores en la sala prencipal, como corresponde al rango de presonas tan -prencipales. ~(Reverencia de los tres.)~ - -EUSTAQUIO - -¡Excelentísimos señores! - -PEPE - -~(Por Eustaquio.)~ (Ese animal se va a dejar las narices en el suelo.) - -ALFREDO - -¿De modo que podremos estar aquí los dos? - -ANASTASIA - -Sí, señor; aquí tenemos dos alcobas mu aparentes pa los señores. -~(Reverencia.)~ - -EUSTAQUIO - -Una pa caa uno. ~(Reverencia.)~ - -PEPE - -Admirable. - -ANASTASIA - -Y la sala, como ven los excelentísimos señores, tiene dos balcones, -que son esos... que dan a la calle, pa cuando se quian asomar. - -EUSTAQUIO - -La calle está abajo. ~(Reverencia.)~ - -ANASTASIA - -Y enfrentito tien los señores el Casino. - -PEPE - -Verdaderamente panorámico. - -ALFREDO - -«Círculo de la Amistad»... Muy bien. - -EUSTAQUIO - -Sí, señor. Pero aquí en el pueblo le llaman _La escorpionera_. - -PEPE - -De un delicado humorismo. - -ALFREDO - -¿Y nuestro equipaje? - -MELITONA - -Ya lo tiene el excelentísimo señorito en su cuarto. ~(Se lo indica.)~ - -ALFREDO - -¡Ah, pues con permiso!... ~(Entra en el primero.)~ - -EUSTAQUIO - -Y vosotros ya sus podéis retirar si no sus manda naa el excelentísimo -señor. - -PEPE - -Nada, nada... muchas gracias. - -EUSTAQUIO - -Servidor. ~(Reverencia.)~ - -MELITONA - -Servidora, ~(Otra reverencia.)~ - -PEPE - -Por Dios, criatura, que te vas a caer. - -MELITONA - -No le hace. - -PEPE - -(¡Vaya una postal! ¡Qué colores!) Eres una tricomía. - -MELITONA - -¿Qué dice el señor? - -PEPE - -¡Qué tricomía! - -MELITONA - -¡Ay, qué señor, que micomía! ~(Vase izquierda.)~ - - -ESCENA IV - -ANASTASIA y PEPE OJEDA. - -ANASTASIA - -~(Que queda recogiendo plumeros y paños de limpieza.)~ ¿Y qué, le gusta -al excelentísimo señor cómo ha quedao la sala? - -PEPE - -Señora, el salón de Gasparini es la garita de un centinela comparado -con esto. ¡Verdaderamente suntuoso! ~(Aparte.)~ Si yo pudiera sacarle a -esta señora por qué nos agasajan de esta forma. - -ANASTASIA - -(¡Cómo le sacaría yo quién es!) - -PEPE - -Ahora, que lo que yo deploro vivísimamente es haber venido a producir a -ustedes esta molestia suntuaria, este trasiego ornamental... - -ANASTASIA - -No, señor; no faltaría otra cosa. Muchísimo gusto. Lo que ustés se -merecen y naa más. - -PEPE - -¡Oh! No diga usté eso; tanto agasajo nosotros, dos personas tan... - -ANASTASIA - -Y una lo que siente es no haber sabío antes lo que eran ustés. - -PEPE - -¡Oh, eso, no; por Dios! ¿Pero qué es lo que somos nosotros, diga -usté?... ¡Haga usté el favor de decírmelo! ¿Qué somos nosotros?... - -ANASTASIA - -¡Toma, pues menúo!... digo... ¡¡nada!! ¡Una friolera!... ¿Y por qué no -han querío ustés decirlo al llegar? - -PEPE - -Pues no lo hemos querido decir porque... francamente... porque no lo -sabíamos que aquí se nos estimase de manera tan halagüeña. - -ANASTASIA - -Aquí crea el señor que aunque esto es un humilde pueblo, se sabe tratar -a las presonas de categoría, como son los excelentísimos señores. (Voy -a ver si son melitares.) ¿Y ustés de qué son? - -PEPE - -~(Palpándose con asombro.)~ ¿Cómo que de qué somos?... (¿Nos habrán -tomado por dos Sajonias?) - -ANASTASIA - -Sí; ¿que de qué son? - -PEPE - -Pues somos de arcilla mortal y perecedera, señora. - -ANASTASIA - -¡Sí, sí, arcilla!... ¡Que me lo va usté a hacer de creer! ¡Usté es una -presona mu gorda! - -PEPE - -¿Yo? - -ANASTASIA - -¡Pero mu gorda! - -PEPE - -Cincuenta y ocho kilos cuatrocientos gramos, señora. Ya ve usted que la -cosa no... - -ANASTASIA - -Sí, sí; ya, ya... (No se lo saco, es muy ladino.) Pos naa, cualisquier -cosa que les ocurra a los señores no tie el señor más que poner el deo -ahí ~(Indicando el botón de un timbre.)~ y apretar pa dentro y aluego -dar dos palmás por si no suena, que casi nunca suena, y en seguía -venimos, cuando lo oímos. - -PEPE - -Sí, señora; muchas gracias. - -ANASTASIA - -Y del reló tampoco hagan caso los señores; y de que sienta el señor que -dan las once me lo viene usté a icir, que yo le diré la hora que es. -Que este reló no lo entiende más que una servidora. - -PEPE - -Descuide usted, que por nosotros puede apuntar lo que quiera. - -ANASTASIA - -Ah, y en la meceora siéntese usté con cuidao, que renguea del lao -derecho; que vino un ministro una vez y esos ministros se columpian de -una forma que too lo esgualdramillan. - -PEPE - -Sí, señora; que se dan mucho aire. - -ANASTASIA - -Conque a la excelentísima disposición de usté, y ustés desimulen, -porque si sé yo lo que son ustés, a cualisquier hora les pongo esta -mañana como les he puesto en el almuerzo atún en escabeche; ¡m’ha dao -una rabia!... ~(Vase izquierda haciendo reverencias.)~ - -PEPE - -Bueno, yo confieso que desde que he llegado a casa del Alcalde, la -perplejidad está a punto de sumirme en la idiotez. Yo no me explico -lo que nos sucede. Yo no entiendo por quién nos toman o con quién nos -confunden... porque yo tengo cierto parecido con Lloyd George, pero -caramba, a la legua se conoce que no hablo en inglés. - - -ESCENA V - -PEPE OJEDA y ALFREDO, primera derecha. - -ALFREDO - -¡Bueno, tío, tenemos unas alcobas que estupefaccionan!... ¡Qué -camas!... ¡Cinco mantas en cada una! - -PEPE - -¡Caracoles!... ¡Cinco mantas!... Oye, ¿no será una ironía alusiva a la -frescura de que nos consideran poseídos? - -ALFREDO - -Hombre, no lo creo. ¿Y usted ha sacado algo en limpio de esa señora...? - -PEPE - -Absolutamente nada. Sigo agitándome en el caos, Alfredo. He tratado -de sonsacarla con cierta habilidad y lo único que me ha dicho de un -modo concreto es que si ella sabe quiénes somos, esta mañana no nos da -escabeche. De lo que he deducido que nos suponen dos personas a las que -no se las puede escabechar, y esto ya es un buen síntoma. - -ALFREDO - -Pues yo le declaro a usted, tío, que me encuentro sumido en la -confusión más absoluta. Cada hora que pasa es mayor mi sorpresa. Cuando -creíamos que nos iban a recibir de un modo hostil y agresivo, nos -colman de atenciones, nos anegan en lujo. - -PEPE - -Nos recomiendan para una mesa luculesca y nos lo sufragan todo, que es -lo verdaderamente inaudito. - -PEPE - -Pues yo atribuyo esto a dos cosas: o a enajenación mental complicada -con delirio despilfarrante por parte de don Acisclo, o a que ese tío -se ha enterado de tus pretensiones y se trae la táctica de colmarnos -de agasajos e ir de obsequio en obsequio hasta favorecernos con dos -billetes de vuelta para la Corte con el fin de que nos restituyamos con -una celeridad cicloniana a la calle de Argumosa, 45, abandonando tus -pretensiones a la mano de su opulenta sobrina. - -ALFREDO - -Tiene usted razón, es muy posible que sea eso. - -PEPE - -Es casi seguro. ¡Como esta gente es tan pérfida!... - -ALFREDO - -¡Ah, pues sería vano su propósito!... ¡Renunciar yo a Cristina!... -¡Jamás! ¿Ha visto usted qué encanto de criatura, tío? - -PEPE - -Eso no es criatura; eso es meter la mano en el saco de una tómbola y -que te toque la Venus de Milo. ¡Qué suerte tienes! - -ALFREDO - -Bueno, y esa señora que estaba con ella y que ha dado un grito gutural -al verle a usted... ¿Quién es?... Porque también eso me ha sorprendido. - -PEPE - -¿Que quién es?... ¡Calla, hombre, que no he caído al suelo al verla -porque no había alfombra, que si no pierdo el conocimiento! - -ALFREDO - -¿Pero la conoce usted? - -PEPE - -¡Una ex-víctima! De esto hará ya cinco lustros... Yo habitaba en la -calle de los Tres Peces; ella era mi vecina. Un día se asomó a la -ventana, hice así, ~(Un revuelo de ojos.)~ la incendié y aún le queda -rescoldo, estoy seguro. - -ALFREDO - -¿Y esa señora es casada? - -PEPE - -Lo ignoro, pero de todas formas puede sernos de gran utilidad en el -desenvolvimiento de los sucesos que nos aguardan. - -ALFREDO - -Sobre todo por ser amiga de Cristina. - -PEPE - -En fin, pronto saldremos de dudas. El alcalde nos ha anunciado su -inmediata visita. Esperemos. - -ALFREDO - -Sí, esperemos. ~(Pasea. Dan las tres en el reloj.)~ Las tres. - -PEPE - -No... no hagas caso del reloj hasta que se lo consultemos a la dueña -del hotel, ~(Deteniéndole.)~ ni te sientes en la mecedora hasta que -ella te diga cómo tienes que columpiarte. - -ALFREDO - -¡Es curioso! - -PEPE - -Ya me ha dicho que me dará un cuaderno con instrucciones para usar el -mobiliario sin peligro. - -ALFREDO - -Verdaderamente en estos tristes pueblos españoles todo es extraño, -temeroso, desconcertante... - -PEPE - -Porque todo es viejo, solapado, sin sentido renovador... Muebles y -personas... ¡Todo tiene un misterio, un secreto, una mácula!... - -ALFREDO - -Cierto; sí, señor; ciertísimo; tan cierto, que yo que deseo -ardientemente la visita de don Acisclo, al mismo tiempo temo, no sé por -qué, que el enigma se aclare. ~(Dan golpes como llamando en la puerta -izquierda.)~ - -PEPE - -Calla. ~(Alto.)~ ¿Quién? - - -ESCENA VI - -DICHOS, EUSTAQUIO y MELITONA. - -EUSTAQUIO - -¿Dan los excelentísimos señores su premiso? - -PEPE - -Adelante quien sea. ~(Entran Eustaquio con cuatro pollos, unas largas -ristras de chorizos y dos jamones, y Melitona con otros dos jamones, -dos barriles de aceitunas, una orza de arrope y tres o cuatro quesos.)~ - -EUSTAQUIO - -Pasa, Melitona. ~(Entran los dos.)~ Pos los señores dirán aónde y cómo -quieren que dejemos too esto. - -ALFREDO - -¿Cómo todo eso? - -PEPE - -¿Pero qué es eso? - -EUSTAQUIO - -Pos cuatro pollos, seis ristras de unas longanizas que aquí las -llamamos fritangueras, cuatro jamones, aceitunas, arrope y además... - -ALFREDO - -Bueno, ¿pero todo eso?... - -MELITONA - -Too esto es un regalo pa los excelentísimos señores. - -PEPE - -¿Un regalo para nosotros?... - -EUSTAQUIO - -Sí, señor; too esto lo han traído el tío Mangola y el señó Aniceto con -una carta, aquí presente... ~(La saca de la faja y se la da.)~ - -PEPE - -¡Qué raro!... Veamos... ~(Lee.)~ «Excelentísimo señor don José María -de Ojeda. Al saber por Nemesio Ullares, alias Carlanca, la llegada -de vuecencia, dos humildes y fieles servidores le quien sinificar con -este pobre obsequio, su gran respeto y simpatía. Semos contratistas del -mercao. Servidores de usté pa too lo que sea menester en cuerpo y alma. -Que se lo coman con salú y a mandar a estos sus humildes servidores, -Calisto Mangola, Aniceto Barranco. Las longanizas son de confianza.» -Bueno, pero este señor Mangola... - -ALFREDO - -¿Pero este Mangola, por qué se ha molestado? - -MELITONA - -No podemos decirle al excelentísimo señorito. - -EUSTAQUIO - -¿Lo dejamos aquí? - -PEPE - -No, la volatería dejarla en el corral, que ya dispondremos. Lo demás -amontonarlo en esta mesa. - -EUSTAQUIO - -~(Enseñándole los pollos.)~ ¡Son mu majos! - -PEPE - -Sí, son unos pollos que harían buen papel hasta en el Ritz; regordetes -y tomateros. ~(Lo deja todo amontonado y se llevan los pollos.)~ - -MELITONA - -Con premiso. ~(Se van izquierda.)~ - - -ESCENA VII - -ALFREDO y PEPE OJEDA, luego ANASTASIA. - -ALFREDO - -~(En el colmo de la estupefacción.)~ Bueno, tío; pero ¿qué es esto? - -PEPE - -¡Pues esto es Mangola, ya lo yes! - -ALFREDO - -¡Yo estoy atónito, absorto!... ¿Pero usted comprende?... - -PEPE - -¡Yo que voy a comprender, hombre!... ¡Este kilómetro de longaniza acaba -de enrarecer las tinieblas de mi espíritu! Porque yo, últimamente, me -explico lo de instalarnos con comodidad, me explico el tratamiento, -el postre de cocina; pero que venga Mangola y nos ponga una tienda de -ultramarinos, eso no me lo explico yo... ¡Ni se lo explica Aristóteles! - -ALFREDO - -¡Porque, vamos, aquí en este pueblo, es que cree usted que le van a -pegar un tiro y le ponen un estanco! - -PEPE - -¡Ni más ni menos!... Y que no cabe duda que esto no es confusión, aquí -lo tienes bien claro. ~(Lee el sobre de la carta.)~ «Señor don José -María de Ojeda». ¡Esto es un cuento de hadas! - -ALFREDO - -Esto es una paliza que nos esnucan en cuanto caigan de su burro. - -PEPE - -De sus burros. Si te refieres a nosotros no singularices, que no me -gusta quedarme solo. - -ANASTASIA - -~(Izquierda.)~ ¿Dan ustés su premiso? - -PEPE - -Adelante, señora Anastasia. - -ANASTASIA - -Acaba de llegá el señor secretario que viene a hacerles a ustés una -vesita; que si le puen ustés recebir... Aquí m’ha dao la trajeta. - -PEPE - -~(La coge y lee.)~ «Justino Cazorla, Secretario del Ayuntamiento. -Ánimas benditas, 18, bajo.» - -ALFREDO - -¿Pero viene solo? - -ANASTASIA - -Sí, señor, solo. - -PEPE - -¿No viene el señor alcalde? - -ANASTASIA - -No, señor; viene don Justino naa más. Eso sí, de too lujo. Ya verán -ustés elegancia. - -PEPE - -Pues que pase. ~(Vase Anastasia.)~ - -ALFREDO - -¿Lo ve usted, tío?... Lo que sospechábamos. El alcalde no se atreve a -afrontar cara a cara la cuestión, y nos envía a este para que nos eche. - -PEPE - -Es muy posible. Estemos sobre aviso. Prudencia y precaución. Llévate -las longanizas. Me hace poco serio. - -ALFREDO - -Las meteré aquí. ~(Entra primera derecha.)~ - - -ESCENA VIII - -PEPE OJEDA, CAZORLA. Luego ALFREDO. - -CAZORLA - -~(Desde la puerta.)~ Felices y augurales. ¿Da usted su aquiescencia -penetrativa? - -PEPE - -(¡Caray, qué léxico!) ~(Alto.)~ Sí, señor, pase usted, adelante. - -CAZORLA - -Discúlpeme, señor mío, si en una forma poco rectilínea y cediendo a -presiones jerárquicas, me permito intercalar en sus familiares sosiegos -la inoportunidad de una intromisión esporádica. - -PEPE - -~(Alto.)~ Alfredo, sal, que ha venido un pariente de Sánchez de Toca. -~(Alfredo sale y le hace una reverencia.)~ - -CAZORLA - -No, perdone usted, señor Ojeda, no me une ningún lazo consanguíneo con -el susodicho primate, aunque por honra preclara yo tendríalo. - -PEPE - -No, yo lo decía porque verdaderamente, señor Cazorla, se expresa usted -con una corrección tan académica como desusada en estos pequeños -pueblos donde precisa un lenguaje vulgar para la recíproca comprensión. - -CAZORLA - -Exacto de toda evidencia; pero es que servidor dispone en su riqueza -idiomática, de lo que pudiéramos llamar dos léxicos o lenguajes. -Lengua de diario o trapillo para conversar con el elemento trashumante -y analfabeto de la localidad, y lenguaje de lujo para ocasiones -como la presente en que he de dirigir mi verbo sonoro y preciosista -a personalidades relevantes que pueden gustar las exquisiteces -filológicas de las más selectas locuciones. - -PEPE - -Vamos, un lenguaje de blusa y otro de chaquet, digámoslo así. - -CAZORLA - -Exacto. - -ALFREDO - -Es originalísimo. - -CAZORLA - -En el primero uso las frases más corrientes, como mecachis, caramba, -¡un cuerno! ¡Que te crees tú eso!... y similares; y en el segundo -intercalo los bonitos vocablos, estulticia, exégesis, arcaico, -cariátide y miasmas, jugándolo todo ello con un sentido de agilidad y -aristocratismo que me envidia acerbamente el señor Azorín. - -ALFREDO - -Muy bien. Bueno, pero a nosotros háblenos usted con toda sencillez, -Cazorla. - -PEPE - -A nosotros nos habla usted en mangas de camisa... - -CAZORLA - -¡Señor!... - -PEPE - -Literariamente, claro está. - -ALFREDO - -~(Ofreciéndole un cigarro.)~ ¿Usted fuma? - -CAZORLA - -Estoy incurso en el consuntivo y depauperante vicio, sí señor. ~(Toma -el cigarro.)~ - -PEPE - -Pues avance sin temor y obligérese romboideamente en ese adminículo -arrellanatorio. ~(Señalándole una silla.)~ (A mí no me achicas tú.) - -ALFREDO - -~(Quitándole el sombrero, al ver que se hace un lío entre los guantes, -el sombrero, el bastón y el cigarro.)~ Y si no se opone dejaremos aquí -su exornación craneana y borsalinesca. ~(Lo deja en una silla.)~ - -CAZORLA - -Gratitudes mil. ~(Se sientan.)~ - -PEPE - -~(Al ver que Cazorla trata en vano de encender un encendedor.)~ Parece -que la torcida está infulminable. - -CAZORLA - -~(Algo contrariado.)~ No, sabe usted, que en casa, cuando se acaba -la bencina le echan Anís del Mono y casi nunca prende. Pero con -paciencia... ~(Sigue disparando.)~ - -PEPE - -Bueno, ¿y qué trae el señor Cazorla por este su cuarto hotelero? - -CAZORLA - -Pues servidor, viene, ante todo, en nombre del Consistorio que -indignamente secretarieo a ofrendarles los más férvidos testimonios -admirativos y las más respetuosas sumisiones. ~(Sigue disparando.)~ - -PEPE - -Pues trasfusióneles usted nuestros más rendidos, ¡qué digo rendidos!... -nuestros más derrengados testimonios de inenarrable gratitud, aunque no -nos expliquemos la cortesía concejalesca. - -ALFREDO - -Tome una cerilla. ~(Se la ofrece.)~ - -CAZORLA - -No, si es cuestión de amor propio. En cuanto vienen personas de Madrid -me pone en ridículo; pero a mí delante de forasteros, no... ~(Sigue -disparando.)~ - -PEPE - -Pero no se moleste, si con una cerilla... - -CAZORLA - -No es molestia, es perseverancia. Ítem más, vengo también a adquirir -_de visu_ la seguridad de que su aposentamiento corresponde a cuanto se -debe a su jerarquía, y el Municipio tiene decretado. - -ALFREDO - -Ah, en eso esté usted absolutamente tranquilíneo. - -PEPE - -Las satisfacciones hospederiles y los aditamentos alimenticios -sobrepasan a lo que pudo fantasear nuestra más exaltada apetencia. - -CAZORLA - -~(Que sigue disparando.)~ Celébrolo, e _ipso facto_... - -ALFREDO - -¿Pero por qué no quiere usted aceptar? ~(Ofreciéndole su cigarro para -que encienda.)~ - -CAZORLA - -No, perdone usted, es cuestión personal. Veremos quién puede más. -~(Sigue disparando.)~ - -PEPE - -Convénzase usted que lo de hoy es mono. - -CAZORLA - -¡Qué sé yo!... Pues como les iba diciendo, satisfechas mis dos -encomendadas averiguaciones, deseo... y voy con esto a internarme en -un campo absolutamente confidencial... ~(Acercan los tres las sillas -sin levantarse para estar más juntos.)~ deseo decirles en nombre del -señor Alcalde, que le disculpen esta primera visita que me encomienda a -mí, compenetrado de la dificultad de los primeros _pour parlers_, dada -la enojosa cuestión que les trae a esta villa. - -ALFREDO - -¡Hombre, eso de enojosa!... ~(Todos otro avance con las sillas.)~ - -PEPE - -Bueno, pero dígame usted, señor Cazorla, vamos a ver. ¿Ustedes saben a -lo que venimos nosotros aquí?... - -CAZORLA - -~(Mira a todos lados. Otro avance con las sillas.)~ Lo sabemos -exactamente, sí señor... lo sabemos todo, pero todo. - -ALFREDO - -Entonces, ¿el señor Alcalde?... - -CAZORLA - -Pues el señor Alcalde, encantado de su presencia en el pueblo vendrá -dentro de breves instantes al frente de una comisión del Casino, que -está organizando el homenaje con que pretendemos festejar a ustedes. - -PEPE - -¿Festejarnos a nosotros?... Pero... - -CAZORLA - -~(Otro avance.)~ Pero antes, señor Ojeda, me ha encomendado don -Acisclo, una delicada misión. - -ALFREDO - -¿Delicada?... ¿A ver si ahora?... - -CAZORLA - -~(Un poco azorado.)~ Facilítenmela ustedes, ahorrándome para cumplirla, -sutiles disculpas, y enojosos alegatos. ~(Se levanta y saca un sobre -del bolsillo del pecho.)~ Internado en este envelope encontrarán algo -que es súplica y ofrenda. Cuando yo me ausente rasguen, extraigan y -mediten. ~(Se lo da.)~ Nada más. - -PEPE - -¿Pero de qué se trata? - -ALFREDO - -¿Qué es? - -CAZORLA - -Me reitero en cordial servidumbre. ~(Coge todos sus chismes -apresuradamente e indica el mutis.)~ - -PEPE - -Pero... - -CAZORLA - -Suyísimo. ~(Vase izquierda.)~ - -PEPE - -¡Pero esta carta!... - -ALFREDO - -¡Qué hombre más estrafalario! - -CAZORLA - -~(Entra de nuevo radiante de satisfacción con el encendedor -encendido.)~ ¡¡¡Por fin!!! - -LOS DOS - -¡Enhorabuena! - -CAZORLA - -¡No era mono!... ~(Vase.)~ - -ALFREDO - -Bueno; ¿y qué contendrá este sobre? - -PEPE - -Esto es una carta diciendo que nos larguemos. - -ALFREDO - -Abra usted a ver. - -PEPE - -~(Rasga el sobre y mira.)~ ¡Alfredo! - -ALFREDO - -¡¡Tío!! - -PEPE - -¡Cógeme, que me derrumbo! - -ALFREDO - -¿Pero qué es? - -PEPE - -~(Sacando dos billetes.)~ ¡¡Dos mil pesetas!! - -ALFREDO - -¡¡Dos mil pesetas!! - -PEPE - -Bueno; la vorágine espantosa de la duda acaba de sorberme. - -ALFREDO - -¡Yo ya no sé qué es esto! - -PEPE - -Pues dos mil pesetas, ¿no te lo digo? - -ALFREDO - -¿Pero a qué vienen esas dos mil pesetas? - -PEPE - -Hombre, dos mil pesetas vienen siempre a una cosa agradabilísima. - -ALFREDO - -Supongo que no tendrá usted la pretensión de quedarse con ellas. - -PEPE - -Te diré... - -ALFREDO - -¿Cómo te diré?... hay que arrojárselas a la cara inmediatamente. - -PEPE - -No; groserías, no. - -ALFREDO - -¿Por qué, por qué nos las dan? - -PEPE - -Hombre, yo lo ignoro, pero recuerdo lo que decía Tales de Mileto: «Si -te piden una peseta, pregunta por qué te la piden. Si te la dan, no -preguntes por qué.» El que te la da, es el encargado de saberlo. - -ALFREDO - -Argucias. - -PEPE - -Filosofías. A mí me puedes quitar la razón; a Tales de Mileto, no. ~(Se -las guarda.)~ - -ALFREDO - -Pero no comprende usted... - -PEPE - -~(Sorprendido)~ Calla, que todavía hay algo dentro del sobre... -~(Rebusca.)~ Sí, una tarjeta. ~(La lee.)~ «Desistan de lo que les trae -y no serán las últimas. Acisclo Arrambla Pael.» - -ALFREDO - -¿Lo ve usted?... ¿Lo está usted viendo?... Desistan de lo que les trae. -Es decir, que ese inmundo sujeto nos adula, nos agasaja, nos colma de -honores y nos da ¡hasta dinero!... ¡para que yo, cobardemente, me vaya -del pueblo renunciando a su sobrina! ¡Cree, sin duda, ese miserable, -que es un repugnante egoísmo lo que nos trae aquí!... ¡Pues no, no me -voy; no me iré ni con dádivas, ni con halagos, ni con millones!... ¡No, -no y no! - -PEPE - -¡Hombre, Alfredito, no te exaltes! - -ALFREDO - -En cambio, estoy seguro que Cristina, la pobre Cristina, está a estas -horas encerrada en su habitación como en una mazmorra, para que yo no -la hable, para que yo no la vea. Para que yo... - - -ESCENA IX - -DICHOS, CRISTINA y EDUARDA, izquierda. - -CRISTINA - -~(Asomándose puerta izquierda.)~ ¡Alfredo! - -ALFREDO - -¡¡Cristina!!... ¡¡Tú!! - -CRISTINA - -~(Corriendo a él.)~ ¡Por fin a tu lado! ¡Me parecía imposible! - -ALFREDO - -¡Pero tú!... ¡Tú aquí, Cristina mía! ~(Se cogen las manos efusivamente -y hablan aparte con apasionada vehemencia.)~ - -EDUARDA - -~(Aparece en la puerta con digna severidad y saluda a Ojeda con una -inclinación ceremoniosa.)~ Caballero... - -PEPE - -~(Yendo a ella con impulso cordial.)~ ¡Eduarda!... - -EDUARDA - -~(Deteniéndole con un gesto altivo.)~ Yo le llamo a usted caballero -porque no sé cómo llamarle. - -PEPE - -~(Resignado ante la ironía.)~ Eduarda... - -EDUARDA - -Todavía ignoro su verdadero patronímico... Exuperio... Rigoberto... - -PEPE - -José María. - -EDUARDA - -~(Dudando.)~ ¡Bah! - -PEPE - -¡José María, por estas! ~(Jurando.)~ Eduarda, no me guarde usted -rencor. Han pasado cinco lustros. El tiempo todo lo purifica. Yo -comprendo que para usted fui un calavera. - -EDUARDA - -¿Cómo un calavera? ¡Un osario! - -ALFREDO - -~(Trayendo de la mano a Cristina.)~ Pero, a todo esto, ven que te -presente. Mi tío. - -PEPE - -¡Señorita, encantadísimo de usted! ~(Presentando Alfredo a Eduarda.)~ -Mi sobrino. - -EDUARDA - -~(Le da las puntas de los dedos.)~ ¡Amable joven! - -CRISTINA - -¿De modo que viniste solo por mí? - -ALFREDO - -A cumplirte mi palabra, ¿no es verdad, tío? - -PEPE - -Exactamente; y garantiza la seriedad de semejante propósito el que -nuestro primer paso en este pueblo, ha sido ir a visitar a su pariente -y tutor. - -ALFREDO - -Y de ti estábamos hablando precisamente cuando llegasteis, y con -cierta inquietud, te lo aseguro. - -CRISTINA - -Con inquietud, ¿por qué? - -ALFREDO - -Pues porque, francamente, tu tío nos ha recibido con tan exagerada -amabilidad y con tales muestras de esplendidez... que sospechamos, no -sin cierto fundamento, que lo que pretende es que yo desista, por las -buenas, de tu cariño y me vaya de aquí. - -CRISTINA - -¿Pero qué estás diciendo? ¡Todo lo contrario! - -ALFREDO - -¡Cómo todo lo contrario! - -CRISTINA - -¡Que mi tío está encantadísimo con que nos queramos! - -PEPE - -¡Pero es posible! - -EDUARDA - -Como que vinimos aquí porque él nos mandó, con la excusa de que -vigiláramos los detalles del alojamiento. - -ALFREDO - -~(Asombrado a Ojeda.)~ ¿Pero es posible?... ¿Pero ha oído usted cosa -igual? - -CRISTINA - -Verás. Cuando llegasteis a casa, nosotras oíamos absortas los encargos -que hacía a Morrones para que fueseis espléndidamente tratados. Os -despidió sin escucharos siquiera, y de pronto, cuando os alejabais, me -coge de la mano, me atrae hacia sí, y señalándote me dice conmovido: -¡Cristina, si me quieres, enamora a ese joven! - -ALFREDO - -¡Canastos! - -PEPE - -¡Señorita! - -ALFREDO - -¿Pero dijo eso? - -EDUARDA - -Como si lo hubieran ustedes oído. La suplicó que le amase a usted; yo -fui _testiga_. - -ALFREDO - -¡Ay, tío, pero suplicarle él mismo que!... - -PEPE - -Bueno, el cuentecito ese de Pinocho en el Japón es un precepto -evangélico comparado con lo que nos está pasando en esta localidad. -Honores, dádivas, regalos en especie, donativos en metálico, y encima -¡mandarle a uno la novia!... Bueno; o este pueblo pertenece al partido -judicial de Jauja, o yo no lo entiendo. - -ALFREDO - -~(A Cristina.)~ ¿Pero tú no sospechas a qué puede obedecer todo esto? - -CRISTINA - -No lo sé, Alfredo, no lo sé. Yo solo pienso en este instante que te -quiero con locura, que estoy a tu lado y que soy la más feliz de las -mujeres. - -ALFREDO - -¡Cristina mía! ~(Quedan hablando aparte en voz baja.)~ - -PEPE - -~(Se acerca melancólicamente a Eduarda que se ha sentado lejos en una -silla.)~ ¡Eduarda!... La mano inescrutable del destino nos acerca de -nuevo. ~(Señala a los muchachos.)~ He aquí el pasado que reverdece. ¿No -lo envidias? - -EDUARDA - -¡No me tutees, que soy casada! - -PEPE - -¡Casada tú!... ¡¡Oh!!... ¿Tú casada? - -EDUARDA - -¿Lo sientes? - -PEPE - -Lo siento por tu marido... porque... - -EDUARDA - -¡Pepe!... Bueno, ¿te llamas Pepe, definitivamente? - -PEPE - -Pepísimo. - -EDUARDA - -¿No hago el ridículo? - -PEPE - -¡Lo de Pepe, machacao! - -EDUARDA - -Pues bien, Pepe, tú tienes la culpa si me encuentras vinculada a otro -hombre. Me abandonaste. - -PEPE - -Ya te he dicho que aquello fue una calaverada. - -EDUARDA - -Pero, ¡ah! una calaverada que me produjo trastornos mentales -horribles... Estuve dos años medio loca... Como me hiciste creer que -te llamabas Piñones, que eras seminarista y capitán, todo a un tiempo, -pues yo, en mi desvarío, aborrecí el cascajo y no hacía más que decir -_dominus vobiscum_ y saludar militarmente. ¡Con lo que yo te amaba!... -¡Abandonarme! - -PEPE - -¡Si vieras cuánto te he recordado!... - -EDUARDA - -¿Es de veras, Pepe? - -PEPE - -Como me llamo Rigober... Caramba, perdona, que... que me sentía -trasportado a aquellas locuras de cinco lustros ha. - -EDUARDA - -¡Ah!... ¡Cinco lustros transcurridos! Y dime, Pepe, ¿cómo me encuentras? - -PEPE - -Mejor que antes, Eduarda. - -EDUARDA - -~(Alegre.)~ ¿De veras? - -PEPE - -Tú eres como el oro; el tiempo te avalora y te embellece. - -EDUARDA - -¡Oh, qué galantería tan metalúrgica! ¡Pero, ah!... Estoy olvidando... -Bueno, caballero... - -PEPE - -¡Por Dios, Eduarda, no vuelvas a la seriedad! ¡Quiero ver en tus labios -aquel ritus de alegría que tanto me gustaba! - -EDUARDA - -¡Ah, mi ritus, mi ritus!... Esfumose en el dolor y en el tiempo. ~(Va -a caer sentada en una silla.)~ - -PEPE - -~(Deteniéndola.)~ ¡No, ahí no te sientes que hay manteca! ~(Se sientan -en otro lado y siguen hablando.)~ - -ALFREDO - -~(Alto, a Cristina.)~ ¿Pero es de veras que dudabas que yo volviese? - -CRISTINA - -Sí, Alfredo, sí, no quiero engañarte, lo dudaba. Cuando se ama mucho, -mucho, mucho, todo es duda... El tiesto de mis margaritas siempre ha -estado sin flores. ¡A quién iba yo a preguntar si volverías! - -ALFREDO - -¿Y qué te contestaban, vamos a ver? - -CRISTINA - -Pues, como las flores son buenas, cuando una me decía que no, otra, al -verme llorar, me consolaba diciéndome que sí, que vendrías... que te -esperase. - -ALFREDO - -Pues ya ves como las que negaron mintieron. - -CRISTINA - -Pero mira, yo en cambio a mi corazón a todas horas le decía lo mismo. -Si vuelve será mi amor de siempre; si no vuelve, mi recuerdo de toda la -vida. - -ALFREDO - -¿Pero por qué dudabas? - -CRISTINA - -¡Qué sé yo!... Creí que nunca podría interesarte una pobre señorita de -pueblo. - -ALFREDO - -¿Y por qué no?... ¡Una señorita de pueblo!... Precisamente por eso me -interesaste más. - -CRISTINA - -¡Amabilidad! - -ALFREDO - -No lo creas. La señorita de pueblo siempre me ha inspirado a mí una -profunda, una viva simpatía. - -CRISTINA - -¿De veras? - -ALFREDO - -Cuando en mis viajes he visto, paseando por los andenes de las pequeñas -estaciones, esos grupos de muchachas cogidas del brazo, me ha parecido -siempre adivinar en la mirada de sus ojos dulces el cansancio de la -vida monótona, y en su triste sonrisa, el anhelo de una existencia -mejor. ¡Con qué resignada melancolía miraban alejarse el tren!... A mí, -te digo que me daban ganas de cogerlas a todas en un puñado y llevarlas -a otro mundo y a otra vida que valiera la pena de vivirse, fuera de -aquel estrecho ambiente pueblerino, egoísta y brutal, que solo ellas -encantaban con el hechizo de su juventud. - -CRISTINA - -¿Pero llevártelas a todas?... ¡Con que te lleves una!... - -ALFREDO - -¡Sí, pero una que vale por todas!... Una, que quizá no esté ducha -en las artes de una vida refinada, en los encantos de una gentil -desenvoltura, como las señoritas de grandes ciudades, pero cuyo aspecto -de simpática cortedad, me dice a mí --no sé por qué-- que posee un -alma blanda, de matiz suave... ¡Alma propicia a un amor largo, leal y -profundo!... ¿Me engañé? - -CRISTINA - -¿Qué has de engañarte?... Ahora, que yo, así muchas cosas bonitas, como -tú, no sabré decir; pero sentirlas, sí; sentirlas, las sentiré todas... -¡todas las que hagan falta para quererte una vida entera! - -ALFREDO - -¡Cristina! - -CRISTINA - -¡Alfredo! - -PEPE - -¡Eduarda! - -EDUARDA - -¡Pepe! ~(Hablan y ríen.)~ - - -ESCENA X - -DICHOS, DON RÉGULO y CAZORLA (en el balcón del Casino). - -CAZORLA - -~(Asomándose recatadamente por las persianas entreabiertas.)~ ¡Mire -usted, don Régulo, mire usted los hombres que nos manda el Gobierno -para moralizarnos! - -D. RÉGULO - -~(Asomándose.)~ ¡Porra! ¡Mi mujer bromeando con él! - -CAZORLA - -¡Silencio! Seguiremos observando. ~(Retira a don Régulo.)~ La víbora ha -picado. El veneno hará lo suyo. ¡Sois míos! ~(Cierra después de lanzar -una mirada mefistofélica. Se escuchan en la calle los sones de una -charanga lejana que va acercándose poco a poco y el alegre griterío de -la multitud.)~ - - -ESCENA XI - -DICHOS, ANASTASIA, MELITONA, EUSTAQUIO y MORRONES, por la izquierda. - -CRISTINA - -¡Música!... ¿Oyen ustedes? - -ALFREDO - -¿Pero qué música es esa? - -PEPE - -¿Qué ocurrirá? - -EDUARDA - -~(Que se asoma al balcón.)~ Es la charanga del tío Maíllo. - -PEPE - -¿Pero es que hay fiesta en el pueblo? - -CRISTINA - -¡No, qué ha de haber! Por eso me choca. - -EDUARDA - -Y vienen hacia aquí... y les sigue la gente. - -CRISTINA - -¡Anda, y ponen las colgaduras en el Casino! ~(Un mozo pone colgaduras -con los colores nacionales en el Casino.)~ - -PEPE - -~(Asustado, a Alfredo.)~ ¡Oye, pero será eso también por nosotros! - -ALFREDO - -¡Mucho me lo temo!... - -PEPE - -Oye, tú, ¿se me puede confundir a mí con el obispo?... porque yo ruedo -ya de conjetura en conjetura... - -~(Entran Melitona, Anastasia, Eustaquio y Morrones por la izquierda. -Vienen jadeantes, emocionados y muy alegres.)~ - -MORRONES - -Excelentísimo señor... - -PEPE - -~(Atónito.)~ ¿Es a mí? - -MORRONES - -A usía excelentísima, que vengo de parte del señor alcalde, a decirle a -usté que si pue vuecencia recibir a la señá maestra y a los alunos de -las escuelas públicas, y a una comisión del Casino que viene a festejar -a usía. - -PEPE - -¡A festejarme a mí! - -EUSTAQUIO - -A usía: conque usté dirá. - -ALFREDO - -¿Pero esa música y esos cohetes son por nosotros? - -EUSTAQUIO - -¡Por ustés! - -PEPE - -¿Lo estás viendo? - -CRISTINA - -¡Por vosotros!... ¿pero a qué santo? - -PEPE - -¡No sé, porque yo me llamo Nicomedes!... ¡digo!... - -~(Estallan cohetes, repican las campanas, vuelve a sonar la música, -grita la gente.)~ - -MORRONES - -Conque, ¿qué les digo a las comisiones? - -PEPE - -Sí, que suban, que suban. ~(Todos van hacia la puerta izquierda.)~ - -ALFREDO - -Bueno, tío; yo creo llegado el caso de que pregunte usted de un modo -concreto con quién nos confunden. - -PEPE - -Quia, hombre; con esta gente pérfida nada de lealtades. Aguarda: malo -será si a alguna de estas comisiones no le saco yo por quién nos toman. - -CRISTINA - -Ya están ahí; ya suben. - -ANASTASIA - -Viene too lo mejor del pueblo. - -EUSTAQUIO - -¡Ahora verá usté lo güeno! - - -ESCENA XII - -DICHOS, DOÑA TÁRSILA, CHICOS y CHICAS. Luego DON ACISCLO, SEÑÁ -CESÁREA, DON RÉGULO, CAZORLA, CARLANCA, DON ALICIO, Socios del Casino, -Señoritas, etc., etc. - -Entra doña Társila, una señora con lentes, ridículamente vestida y con -un peinado muy raro y muy liso. Lleva un papel de música en una mano y -una batuta en la otra. La sigue un coro de Chicas y Chicos que traen -un estandarte. Vienen formados de cuatro en fondo cantando y andando a -pasos rítmicos. - -TÁRSILA, CHICOS Y CHICAS - -~(Cantan avanzando hacia Ojeda, y a medida que avanzan él retrocede, -también a compás, como asustado de aquello. Cantando.)~ - - ¡Loor, loor, loor!... - ¡Oh, insigne y gran señor! - Por tu visita honrosa, - la juventud estudiosa - te aclama con fervor. - ¡Loor, loor, loooor!... - -~(Durante el himno han entrado las Comisiones con trajes de fiesta, -se colocan ordenada y convenientemente, de modo adecuado, para que el -conjunto pueda resultar más cómico.)~ - -TÁRSILA - -Con la venia del señor Alcalde. ~(Reverencia.)~ Excelentísimo señor: -Cábeme, la inmerecida honra de ofrender a vuecencia este tierno plantel -cultural, delicadas flores... ~(A un niño.)~ (Mateo, no te toques las -narices, que está feo...) Delicadas flores que cultivó una servidora, -humilde maestra superior, que no es normal, por envidias, e hija del -gran _pedágogo_ don Zacarías Ullera, mi señor padre, honra y prez de -la magistratura docente nacional. Feo está que una servidora lo diga, -pero mi señor padre era una persona muy docente; mucho más docente -que yo. Con honda pena lo manifiesto. Sin embargo, como se murmura en -la Corte que si los Ayuntamientos tienen o no tienen abandonadas sus -obligaciones respecto a istrución pública, yo quiero dar a vuecencia -un _mentis_, mostrándole los _pogresos_ de estos tiernos niñas y -niños, que no diré yo que sean unos _Merlines_, pero sí honra y prez -de la infancia estudiosa y crecedera. (Tiburcio, que me das con el -estandarte.) Y ahora, con permiso de vuecencia, me voy a permitir -examinarlos, individual y corporativamente, para que se juzgue de su -istrución. Con la venia. - -PEPE - -Oye, párvulo, no metas el dedo en el arrope, haz el favor. Siga... - -TÁRSILA - -Si quiere vuecencia, ¿empezaremos por la _jografía_? - -PEPE - -Por la _jografía_ o por la _jometría_, me es igual... - -TÁRSILA - -Vamos a ver... Úrsula Canana. - -CHICA 1.ª - -~(Dando un paso al frente.)~ Servidora... - -TÁRSILA - -A ver, tenga usted la bondad de decirnos ¿cuántos golfos hay en -España?... - -CHICA 1.ª - -Muchísimos, golfos hay muchísimos. - -TÁRSILA - -Muy bien. ¿Y cabos, hay muchos cabos? - -CHICA 1.ª - -Cabos también hay muchísimos. - -TÁRSILA - -¡Pero determínelos! - -CHICA 1.ª - -Pues el Finisterre en Vizcaya, el Ortegal en Gerona, el... el... - -TÁRSILA - -¿Cómo se llama el que hay en Huelva?... Cabo de... ~(Acción de pegar.)~ - -CHICA 1.ª - -Cabo de... ~(Le da dos golpes con la batuta.)~ de Palos. - -TÁRSILA - -¿Y cómo se llama el de Almería, cabo de qué? - -CHICA 1.ª - -Cabo de... Cabo de... - -CHICO 1.º - -¡Miau! - -CHICA 1.ª - -¡Gato! - -PEPE - -Gata, rica. - -TÁRSILA - -Como verá vuecencia, salvo la confusión del sexo, todo lo demás... - -PEPE - -Sí, una verdadera monada. ¡Parece mentira! y a la edad que tiene: -porque esta niña no habrá cumplido aún los treinta y seis años. - -CHICA 1.ª - -¡Me voy pa los deciocho! - -PEPE - -Bueno, pues vete; anda, rica, vete y no vuelvas, anda. - -TÁRSILA - -Ahora va a ver vuecencia un discípulo aventajado. Aniceto Recocho. - -CHICO 1.º - -Servidor. - -TÁRSILA - -¿Qué son líneas paralelas? - -CHICO 1.º - -Mauregato, Sisebuto, Recaredo, Chindasvinto... - -TÁRSILA - -¿Pero que estás diciendo, so zarrapastroso? - -CHICA 2.ª - -Es que él dice los reyes godos porque lo de las paralelas me lo tenía -usté que haber preguntao a mí. Mire usté el papel y verá. - -TÁRSILA - -~(Confusa.)~ ¿El papel?... - -CHICA 2.ª - -Estos dos eran los reyes... Paralelas mi hermana y yo... - -TÁRSILA - -Sí, sí, bueno... (Me estáis haciendo correr un ridículo que eriza.) -Bien, pues di, di... ¿Qué son líneas paralelas? - -CHICA 2.ª - -Pues aquellas que no se prolongan por mucho que se encuentren. ¿Ve usté -como era yo? - -TÁRSILA - -(¡Maldita sea tu estampa, so cafre!) - -PEPE - -Bueno, basta, basta... Si no me lo dijeran creería que estas criaturas -habían estudiado en Bolonia. - -D. ACISCLO - -Y ahora, excelentísimo señor, pocas palabras de mi parte. Ya ha visto -usted nuestra juventud estudiosa, cómo aprovecha los desvelos del -monecipio, de forma que solo nos resta, que _iso fazto_, don Alicio -Carrascosa, aquí presente... llamao por su elocuencia el Melquíades de -Pancorbo, ~(Don Alicio hace una gran reverencia.)~ su ciudad natal, va -a tener el honor de ofrecerle el homenaje que le preparamos. Ande usté, -don Alicio. - -TODOS - -Chiss... ~(Silencio. Expectación.)~ - -D. ALICIO - -~(En tono de oratoria cursi.)~ Excelentísimo señor: mis nobles y -queridos conterráneos. El Ilustrísimo Ayuntamiento de esta Villa, -conjuntamente con el Casino de la misma, que tengo el honor de -presidir, han organizado un banquete que a manera de modesto homenaje -se ofrecerá mañana a este nuestro ilustre y preclaro huésped. - -PEPE - -~(A un chico.)~ ¡Niño, deja las morcillitas! - -D. ALICIO - -¡Ah, mis leales y queridos Villalganceños, los sentimientos patrióticos -se exaltan ante las grandes y meritorias personalidades honra de la -Nación! - -PEPE - -~(A Alfredo.)~ (Me han tomado por un político. Lo que yo me figuraba.) - -D. ALICIO - -Y mucho más, cuando el ciudadano integérrimo que nos honra con su -visita, no es un político. - -PEPE - -~(A Alfredo.)~ (Pues no soy un político.) - -D. ALICIO - -No es un político ni mucho menos, y claro que ante tal negativa -vosotros me preguntaréis, ¿es acaso un hombre de ciencia?... No. - -PEPE - -~(A Alfredo.)~ No. - -D. ALICIO - -¿Es un escritor eminente?... No. - -PEPE - -No. - -D. ALICIO - -¿Es un artista ilustre?... No. - -PEPE - -~(Asombrado.)~ Tampoco. - -D. ALICIO - -¿Pues qué es este hombre, me preguntaréis?... Y yo, voy a deciros lo -que es este hombre. - -PEPE - -(¡Gracias a Dios!) - -D. ALICIO - -Pues este hombre es ¡nada menos! que el módulo representativo de una -nueva función generatriz del Estado, en su relación legislativa, ¿he -dicho legislativa?... jurídica, dentro de las modernas ideologías -plasmadas en las grandes síntesis aspirativas de la Humanidad... ¡Eso -es este hombre! - -PEPE - -¡Ca, hombre! - -D. ALICIO - -Sí, hombre, eso y nada más. - -ALFREDO - -(¿Qué será eso de módulo?) - -PEPE - -(No sé, pero me suena a algo así como a marisco.) - -ALFREDO - -(Pues sí que nos ha sacado de dudas.) - -D. ALICIO - -Y ahora que ya sabéis quién es, una sola palabra para terminar. -Conterráneos, honremos a este hombre porque honrándole nos honramos. He -dicho. - -~(Aplausos, bravos, felicitaciones.)~ - -PEPE - -Señores, unas palabras... - -TODOS - -Chist... chist... - -~(Gran atención.)~ - -ALFREDO - -(¿Pero qué va usted a decir?) - -PEPE - -(Una cosa parecida a la suya. Yo no me aguanto eso de módulo.) -~(Alto.)~ Villalganceños: Honrándome exageradamente ha dicho en -disculpable exaltación el elocuente orador que me ha precedido en el -uso de la palabra, que yo soy un módulo. Pues bien, sí, quizá yo sea un -módulo, pero él en cambio es una espátula. - -ALFREDO - -~(Asustado, le tira de la americana.)~ (¡Tío!) - -PEPE - -Una espátula con la que se extiende sobre el lienzo de las realidades -españolas el vivo anhelo del espíritu nacional que trata laudablemente -de incorporarse, en la plenitud de todas sus conciencias, a la marcha -triunfadora de los pueblos libres hacia los nuevos ideales del Derecho -y de la Justicia... - -TODOS - -¡Bravo, bravo! ~(Aplauden.)~ - -PEPE - -Villalganceños, pocas palabras más. Al honrarme a mí, ¿vosotros sabéis -qué ideales exaltáis? - -TODOS - -¡Sí, sí! - -PEPE - -Al ofrecerme este homenaje, ¿vosotros sabéis lo que significo yo? - -TODOS - -¡Sí, sí! - -PEPE - -¿Vosotros sabéis quién soy yo? - -TODOS - -¡Sí, sí! - -PEPE - -Pues si vosotros sabéis quién soy yo, yo no... yo no os molestaré -en volveros a informar respecto a mis legendarias y tradicionales -convicciones. He dicho. ~(Aplausos.)~ - -D. ALICIO - -¡Viva España! - -TODOS - -¡Viva! - -D. ALICIO - -Sí, ¡viva la España de Sagunto y de Numancia, de Colón y de Hernán -Cortés, del Dos de Mayo y de Covadonga! ~(Aplausos frenéticos.)~ - -D. ACISCLO - -¡¡Viva España!! - -TODOS - -¡¡Vivaaaaa!! - -~(Llorando todos, se abrazan, suena la música, repican las campanas, -estallan los cohetes. Van desfilando, después de estrechar la mano y -felicitar a Ojeda.)~ - -TÁRSILA, CHICOS Y CHICAS - -~(Cantado.)~ - - Loor, loor, loor... - ¡Oh insigne y gran señor! - etc., etc. - -~(Vanse todos.)~ - - -ESCENA XIII - -PEPE OJEDA y ALFREDO. - -ALFREDO - -¡Pero tío! - -PEPE - -~(Cayendo derrengado sobre una silla.)~ ¡Ay, Alfredo! - -ALFREDO - -¿Qué le pasa a usted? - -PEPE - -¡Que mi confusión sigue en aumento: que yo estoy muy malo, que yo no sé -lo que me pasa! ¿A qué vienen esas explosiones patrióticas? ¿Por quién -me toman? ¡Media hora hablando y aún no lo sé! - -ALFREDO - -Sin embargo, tío, a mí me parece que empiezo a comprender... - -PEPE - -¿Tú? - -ALFREDO - -Sí. Todo eso, sospecho que lo hacen porque nos temen. - -PEPE - -¿A nosotros? ¿Que nos temen? - -ALFREDO - -Sí, nos tienen miedo, no hay duda... y por eso son las dádivas, el -dinero, las aclamaciones. Nos confunden con algo que para ellos es un -fantasma medroso. - -VOZ - -~(Lejos.)~ ¡Viva España! - -VOCES - -~(Ídem.)~ ¡Vivaaaaa! - -ALFREDO - -¡Y conciencias concupiscentes y claudicadoras que infamó el delito, -quieren acallar el terror de verse castigadas con gritos de falso -patriotismo! - -PEPE - -¡Es posible! ¡Sin duda es eso! El miedo, siempre el miedo... ¡La -cobardía profanando, para disculparse, las reliquias sagradas de la -Historia! ¡Cobardía, miedo, claudicación!... ¡¡Ah miserables!! - -VOZ - -~(Ya muy lejos.)~ ¡Viva España! - -PEPE - -Sí, ¡viva España! Pero ¡cómo va a vivir, si no nos hacemos todos un -poco mejores! Viva España, pero viva con un ideal cierto, seguro, -firme, que acabe para siempre con los miedosos, con los claudicadores, -con los cobardes... ~(Sale al balcón.)~ ¡Viva España! ~(Le aclaman -frenéticamente. La gente grita; le aplauden de los balcones del Casino. -Estalla un cohete junto a él. Entrando.)~ ¡Mi madre! ~(Se cubre los -ojos con las manos.)~ - -ALFREDO - -¿Qué ha sido? - -PEPE - -¡Un cohete! ¡De poco me deja ciego! ¡Y me lo ha disparado el -Secretario! ¡Lo he visto! ¡Canalla! ¡Ladrón! - -VOZ - -¡Viva España! - -VOCES - -¡Vivaaaaa! - -~(Música, campanas, aplausos. Telón.)~ - - -FIN DEL ACTO SEGUNDO - - - - -[Ilustración] - -ACTO TERCERO - -La misma decoración del acto segundo. Es de noche. - - -ESCENA PRIMERA - -PEPE OJEDA, DON RÉGULO y CAZORLA. - -Al levantarse el telón aparece Ojeda en el Casino. Está de pie, -pronunciando un brindis a la cabecera de la mesa donde acaban de -celebrar un banquete. Se ven socios sentados cerca de él, que en las -ocasiones que se indicarán le aplauden. En el cuarto de la fonda, que -tiene las vidrieras de los dos balcones cerradas, razón por la cual se -ve accionar a Ojeda sin que se le oiga, están Don Régulo y Cazorla. Se -hallan situados junto al balcón de la izquierda, mirando a través de -las vidrieras hacia el Casino. - -D. RÉGULO - -~(Iracundo y exaltadísimo apunta a Ojeda con una browning que tiene -en la mano.)~ ¡Sí, sí, déjeme usted, lo mato sin remedio! ¡Lo mato en -pleno discurso! - -CAZORLA - -~(Esforzándose por contenerle.)~ ¡No, no, por Dios! ¡Sería una tragedia -espantosa! ¡Sería una interrupción que ni en el Congreso! Calma, mucha -calma. - -D. RÉGULO - -¿Pero no oye usted lo que dice? ¿No oye usted lo que grita ahora ese -cínico? - -~(Quedan atentos, abren un poco la vidriera y entonces se oye a Ojeda -hablando como un poco lejos y en tono oratorio.)~ - -PEPE - -Celebremos, sí, celebremos todas nuestras conquistas, nuestras hermosas -conquistas, para que nos envidien aquellos que... - -~(Cierran. Se deja de oír, aunque se le sigue viendo accionar.)~ - -D. RÉGULO - -¡Ah, miserable! ¡Que celebren sus conquistas! ¡Y mírela usted, mi mujer -se sonríe! ¡¡Oh!! - -CAZORLA - -¡Qué cinismo! ¡Pobre amigo! ~(Le abraza.)~ - -D. RÉGULO - -¡Ah, no, no; yo no lo sufro! ~(Apunta de nuevo.)~ ¡Déjeme usted que -dispare! - -CAZORLA - -~(Desviándole el brazo.)~ ¡Sí, le sobra a usted la razón por encima de -los pelos, pero conténgase usted ahora! Sería producir una tragedia -inútil. ¡No es este el momento! Yo, don Régulo, que estimo su honor -como mi propio honor, le diré a usted que realice su justa venganza -cuando sea llegado el instante; ahora, no. ~(Misteriosamente.)~ Piense -usted que al disparar desde esta casa, no solo se comprometería usted, -sino que comprometería a don Acisclo. ~(Entorna la puerta del balcón y -deja de verse a Ojeda.)~ - -D. RÉGULO - -¡Sí, es verdad! ¡Eso te vale, villano! - -CAZORLA - -A don Acisclo, que está ahí dentro, ~(Señala la puerta primera -derecha.)~ haciendo, en complicidad con la Anastasia, un registro -entre los papeles de esos hombres; registro que puede ser nuestra -salvación... ¡La salvación del pueblo! - -D. RÉGULO - -Sí, sí, es cierto, amigo Cazorla, lo comprendo todo; pero es que las -leales revelaciones de usted han despertado en mi corazón el demonio de -los celos... - -CAZORLA - -Don Régulo, yo no podía consentir el ridículo de un amigo entrañable. - -D. RÉGULO - -¡Si ha hecho usted bien, muy bien; pero es que yo ya no puedo vivir sin -una venganza terrible! ¡Y me vengaré, sí, me vengaré! - -~(Queda junto al balcón, mirando obstinadamente al Casino.)~ - -CAZORLA - -Sin embargo, calma, calma ahora. - - -ESCENA II - -DICHOS, DON ACISCLO, SEÑÁ CESÁREA y ANASTASIA, primera derecha. - -D. ACISCLO - -~(Sale cautelosamente por la primera derecha seguido de la señá Cesárea -y Anastasia. Habla con voz velada por el despecho.)~ ¡Na, asolutamente -na! ¡Ni un papel, ni un detalle! ¡Maldita sea! - -CAZORLA - -~(Yendo a su encuentro.)~ ¿No encontraron nada? - -D. ACISCLO - -¡Naa, estoy que me muerdo! ¡Too registrao y naa! Ni el nombramiento, pa -haberlo roto; ni cartas, ni credenciales, ni oficios... ¡naa! - -CAZORLA - -¡Pero no han encontrado ni siquiera!... - -ANASTASIA - -Naa. ¿No lo oye usté? Cuatro calcetines con una de tomates que ni una -fábrica e conservas, tres camisolas sin marcar, dos _jerseises_ y unas -silenciosas. Es too lo que tenía la maleta. - -CESÁREA - -Y la mar de faturas. Zapatería de no sé qué... debe. Sastrería de no sé -cuántos, debe. Camisería... de quién sabe Dios..., debe. Esos han dejao -a deber hasta el bautizo. - -ANASTASIA - -Y también los hemos encontrao una faztura de la sombrerería, de cinco -gorras. ¡Pásmese usté! - -D. ACISCLO - -Claro, cinco gorras. ¡Como que es su uniforme! - -CAZORLA - -¡No tener más, es inverosímil! - -CESÁREA - -No lo duden ustés; esos hombres son mu ladinos, y pa mí que han dejao -el equipaje en el cuartel de la Guardia Cevil, pa que no pudieran -tocarles la documentación. - -CAZORLA - -Es muy posible. - -D. ACISCLO - -~(A Anastasia.)~ ¿Y tú no les has visto romper papeles u esconderlos? - -ANASTASIA - -¡Digo, pues si yo lo hubiá visto! Ya los tendrían ustés en su poder. -Les llevo una lista basta de las veces que estornudan, conque usté -verá, ~(Yendo hacia el balcón.)~ ¡Y todavía está hablando! Eso es un -loro. - -D. ACISCLO - -¡Maldito sea! Pos yo no pueo hacer más pa quitámelos de encima, ya lo -han visto ustés. Por las buenas, regalos, dinero, festejos... - -CESÁREA - -¡Qué lástima fue lo del cohete! ¡Con el ingenio que tenía! - -CAZORLA - -¡Si estalla medio metro más abajo... tiene que ir a curarse a Madrid! - -D. ACISCLO - -Ya les dije a ustés que eso era un poco inocente. ¡Ahora hay que -comenzar por las malas! - -CESÁREA - -Pero por las malas... de veras. - -CAZORLA - -¡Mi plan! Voy a seguir azuzando. ~(Vase al balcón con don Régulo.)~ - -D. ACISCLO - -Por de pronto, ya he metido en la cárcel hasta El Perniles y Garibaldi, -pa que no les puan dar datos contra nosotros. - -CESÁREA - -Pero no basta, Acisclo, no basta. No seas infeliz, que tú eres un -desgraciao. ~(Hablan el resto de la escena en tono confidencial.)~ - -D. ACISCLO - -¿Yo? - -CESÁREA - -¡Tú! Ya lo ves. Esos tíos t’han cogío el dinero y s’han reío de ti. - -D. ACISCLO - -Pues mal año pa ellos, que el que se ríe de mí, llora a la postre. - -CESÁREA - -Siquiá, quítales las dos mil pesetas. - -D. ACISCLO - -Déjalo, que de eso s’ha encargao Carlanca. Ha cogío la bufanda, el -retaco... y dos amigos, y esos canallas se dejan en el pueblo los -billetes, como se los dejó aquel recaudador de contrebuciones... ¡Por -estas! - -CESÁREA - -Haces bien. Y a más, no consientas que a ti te quiten de mandar. - -D. ACISCLO - -¡Nunca! - -CESÁREA - -Tú ties en el pueblo too el poder; pos antes que soltar la tajá hay que -dejarse en ella los dientes. - -D. ACISCLO - -Descuida. No suelto las riendas. Treinta años mandando... ¡Con los -enemigos que da eso! ¡Si me _vían_ caído, me se comían! Pero estoy yo -ya muy duro pa que me roan. No; yo te digo que no. Yo te digo que antes -¡le pegaba fuego al pueblo! - -CESÁREA - -~(Con entusiasmo.)~ ¡Ese eres tú! - -D. ACISCLO - -¡Antes que verme pisao, too! ¿Lo oyes bien? ~(Con gesto de ira feroz.)~ -¡¡Too!! - -CESÁREA - -¡Acisclo, que me espantas! - -D. ACISCLO - -~(Sonriendo.)~ ¡Mujer! - -CESÁREA - -¡Lo has dicho en un tono, que me s’han puesto de punta hasta los pelos -del añadío! - -D. ACISCLO - -~(Sigue sonriendo.)~ No t’apures, ya me conoces. - -En el fondo soy un infeliz. _Too_, le llamo yo a un sustejo de naa. - -CESÁREA - -¡Pero ten cuidao con Carlanca que ese es mu bruto! - -D. ACISCLO - -¡Bah, otro infeliz!... ¿Sabes quién va a hacerles el avío a los -forasteros? - -CESÁREA - -¿Quién? - -D. ACISCLO - -Ese rebajuelete. - -CESÁREA - -¡Cazorla! - -D. ACISCLO - -Ese. Que, míalo, ~(Riendo socarronamente.)~ no s’arrima una vez a don -Régulo, que no le encienda el coraje. - -~(Para cumplir la indicación del diálogo, un momento antes se ve a -don Régulo, inquieto, volver a su manía de dispararle a Ojeda, y a -Anastasia y Cazorla que tratan de detenerlo.)~ - -D. RÉGULO - -~(Exaltado de nuevo.)~ Sí, sí, tiene usted razón; luego se irán a -Madrid ufanándose de habernos burlado y habernos escarnecido... y eso, -no; de un caballero no se ríen esos... ¡Déjeme usted, lo mato! - -CAZORLA - -¡Sí, sí... pero ahora no! - -ANASTASIA - -~(Asustada.)~ ¡Por la Virgen Santísima! ¡Caramba! ¡Calma! - -D. ACISCLO - -¿Pero qué le pasa a ese hombre? - -CAZORLA - -¡Por Dios, señor Alcalde, intervenga usté, que le quiere disparar! - -D. ACISCLO - -~(Va hacia él.)~ ¡Pero qué va usté a hacer, so loco!... ~(Le separa del -balcón.)~ Venga usté aquí. - -D. RÉGULO - -¡Don Acisclo, mi honra peligra! ¡Estoy en un estado de excitación que o -mato a ese hombre, o me muero de un berrinche, me muero! - -D. ACISCLO - -Serenidad, don Régulo, que no semos creaturas. Ya conoce usté mis -dotrinas; brutos, pero a tiempo. - -CAZORLA - -Eso le digo yo, quizá esta misma noche nos dará ocasión para todo. - -CESÁREA - -Seguro. Cuando le traigan ustés los libros del Ayuntamiento pa que los -revise. - -D. ACISCLO - -Espérese usté a entonces, y de que ponga tanto así de reparo en naa, -le da usté el puñetazo acordao en sesión, y en seguía los padrinos, -la custión de honor y lo que sea, que no será poco, siendo usté el -atizante. - -D. RÉGULO - -No sé si tendré paciencia para esperar, señor Alcalde. Yo aguanto pocas -cosas, muy pocas, pero menos que ninguna, que nadie levante los ojos -hasta mi mujer, porque a ese lo mato. - -D. ACISCLO - -¡Hombre, no se ponga usté así! Después de too, aunque descubriese usté -cualisquier cosilla... - -D. RÉGULO - -¡Ese muere! - -D. ACISCLO - -~(Aparte.)~ ¡Sabrá lo mío! - -CESÁREA - -Es que doña Eduarda es una mujer honrá, don Régulo. - -D. RÉGULO - -Pero le tolera a ese hombre excesivas galanterías, señora Cesárea. - -D. ACISCLO - -Bueno... no hay que olvidar tampoco que usté mismo la recomendó que -estuviese amable con ese sujeto, y ella, quizás que por hacerle a usté -caso... - -D. RÉGULO - -Pero una cosa es que me haga caso a mí, y otra que le haga caso a él. -¡Caramba! - -CAZORLA - -Eso es bíblico. - -D. RÉGULO - -Comprenderán ustedes mi deseo de venganza. - -D. ACISCLO - -Bueno, calma, que too llegará. Y ahora, antes que acabe, al Casino. ~(A -Anastasia.)~ Y tú, de esto, ni tanto así, porque te costaría... - -ANASTASIA - -Quie usté callarse... Pasen pol gabinete y bajen por la escalera que da -al callejón. ~(Vanse todos segunda derecha.)~ - - -ESCENA III - -EDUARDA, CRISTINA y EUSTAQUIO, primera derecha. - -Entran las dos acongojadas, jadeantes, con caras de angustia, -precedidas del criado. - -EUSTAQUIO - -¿Pero qué les ocurre a ustés pa ese desasosiego y ese agobio? - -EDUARDA - -Nada, Eustaquio, no te preocupes, no es nada. ~(Aparte.)~ Me sorberé -las lágrimas. - -EUSTAQUIO - -~(Ofreciendo una silla a Cristina.)~ Pero, asiéntense ustés, que vienen -que s’ahogan. - -CRISTINA - -~(Que pasea agitada.)~ No, no, gracias, yo no podría estarme quieta. - -EDUARDA - -Mira, Eustaquio, hijo, lo que deseamos es que nos dejes solas. - -EUSTAQUIO - -Pero ya saben ustés que esta habitación la ocupan... - -EDUARDA - -Sí, sí... lo sabemos todo, pero nos precisa asomarnos a ese balcón un -momento. Por eso venimos. Nada más. ~(Saca una moneda que le da.)~ Toma -y calla. - -EUSTAQUIO - -~(Cogiéndola.)~ ¡Dos reales! - -EDUARDA - -Si eres discreto, no serán los últimos. - -EUSTAQUIO - -(¡Gorda tie que ser la cosa!) ~(Vase primera izquierda.)~ - - -ESCENA IV - -EDUARDA y CRISTINA. - -EDUARDA - -~(Dando rienda suelta a su dolor.)~ ¡Ay, Cristina de mi alma, estoy -desolada, muerta de angustia! - -CRISTINA - -¡Y yo, doña Eduarda, y yo! Mire usted cómo tiemblo desde que sorprendí -entre mi tío y el secretario la conversación que he sorprendido. - -EDUARDA - -Es preciso que estos hombres conozcan el peligro en que están. - -CRISTINA - -Sí... Para que se vayan del pueblo, para que huyan a escape. - -EDUARDA - -¡Sí, para que se vayan, pero también para que antes Ojeda me salve a -mí, salve mi honor! ¡Ah, ese infame, ese canalla de Cazorla! - -CRISTINA - -Tiene la maldad del demonio. - -EDUARDA - -¡Peor! ¡El demonio es un niño de primera comunión comparado con él!... -¡Ese miserable, haber sembrado el infortunio en mi hogar, hasta hoy -dichoso!... ¡Ah! ~(Llora.)~ - -CRISTINA - -¡Qué infamia! ¡Si parece mentira!... Habérsele ocurrido meter celos -contra usted en el corazón de don Régulo para que mate al señor Ojeda -y que el Ayuntamiento se vea libre de él. ¡Vamos, que no paga ni hecho -trizas! - -EDUARDA - -¡Y haberme infamado a mí, Cristina, a mí, que teniendo clavado en mi -corazón el dardo que tengo, antes moriría cien veces que faltar a mi -esposo!... ~(Llora.)~ - -CRISTINA - -¿Pero usted cree que don Régulo le dará crédito a esa infamia? - -EDUARDA - -¡Ya lo creo que le da crédito, pues eso es lo trágico! En unas cuantas -horas, mi marido es otro. Antes no tenía más que ojos para mirarme. -Ahora busco su mirada y la encuentro en los calcetines, en la alacena, -en el _Blanco y Negro_, en cualquier parte menos en mí. Estamos en la -mesa, me habla, y lo hace en un tono tan glacial, que me enfría hasta -la sopa. Y luego, él, de suyo tan amable siempre, tan cortés conmigo... -¡Ay, lo que me ha hecho hoy a los postres, Cristina! ~(Llora.)~ - -CRISTINA - -¿Qué le ha hecho? - -EDUARDA - -Figúrate que yo cuando una naranja me sale dulce, nunca me la como -sin darle dos o tres cascos. Pues hoy, hoy como siempre, se los di... -~(Llorando amargamente.)~ y me ha dado con los cascos en las narices... -¡Él, devolverme los cascos! - -CRISTINA - -¡Pues si con el carácter que tiene se pone furioso!... - -EDUARDA - -¡Figúrate qué tragedia! ¡Una mujer deshonrada, un hombre muerto! - -CRISTINA - -Sí, sí. Pues no perdamos tiempo. Hay que ponerlos sobre aviso. Llámelos -usté. - -EDUARDA - -¿Pero cómo? - -CRISTINA - -Acerquémonos al balcón a ver si nos ven. - -EDUARDA - -Sí, es lo mejor. Le haré una seña. - -CRISTINA - -Dé usted en los cristales. - -EDUARDA - -Calla, ya parece que mira. ¡Chistss, chistss! - -~(Ojeda mira; le hacen señas que no entiende y que le obligan a poner -cara de extrañeza, sin interrumpir por eso el discurso.)~ - -CRISTINA - -~(Abriendo el balcón.)~ Que vengan. - -EDUARDA - -~(Haciendo señas.)~ Venid... - -PEPE - -~(Como si continuara dirigiéndose al auditorio.)~ ¿Qué decís? - -CRISTINA - -Que vengan ustedes. - -PEPE - -¿Qué decís a esta afirmación que yo os hago?... ~(Más señas.)~ ¿Qué -queréis decir?... ¡Ah, señores! - -EDUARDA - -¡Que vengas, hombre! - -PEPE - -¿Yo?... ~(Le hacen señas que sí.)~ Yo... Ya voy... Ya voy a terminar... - -EDUARDA - -Pronto. ~(Señas.)~ - -PEPE - -Voy a terminar y voy en seguida... porque en este brindis creo haberos -confirmado todo... ~(Cierran y deja de oírse a Ojeda.)~ cuanto en mi -larga actuación... - -CRISTINA - -Ya nos ha entendido. - -EDUARDA - -Entonces no tardarán. Estoy deseando que llegue. - -CRISTINA - -¿Y yo, qué hago yo, doña Eduarda, qué hago? ¿Qué le diré a mi -Alfredo?... ¡Estoy inquieta, indecisa, no duermo, no vivo!... - -EDUARDA - -¿Tú no le quieres, Cristina? - -CRISTINA - -Con un cariño inmenso, ya lo sabe usted. - -EDUARDA - -¿Pues entonces?... - -CRISTINA - -Pero por otra parte le tengo miedo a mi tío, que si supiera que venían -a quitarle mi fortuna, era capaz de hacer una brutalidad; y luego, -Alfredo parece que me quiere, pero hace tan poco que le conozco... - -EDUARDA - -Mira, Cristina. En amor sigue siempre el impulso de tu corazón. No -vaciles. ¿Tú, aunque lejanos, no tienes unos parientes en Madrid? - -CRISTINA - -Sí, señora. - -EDUARDA - -Pues vete con ellos. Emancípate de la tutela de estos egoístas. Dichosa -tú que puedes abrir tus alitas de golondrina, tender el vuelo y hacer -el nido en el alero de un tejado cortesano. ¡Ay de las que tenemos la -jaula colgada en el clavo del deber, a la puerta de un corral! - -CRISTINA - -Pero si yo me marchase, el pueblo... la gente... podrían decir... - -EDUARDA - -¿Serías tú capaz de algo indigno? - -CRISTINA - -Antes me moriría, ya lo sabe usted. - -EDUARDA - -Entonces... ¿no te temes a ti misma y temes a los demás? No vaciles, -Cristina... vete a Madrid, cásate con Alfredo. Y ya ves que te lo digo -yo, yo que cuando te vayas me quedaré sin tu tierno afecto y sin... -~(Vacila.)~ ¡Ay!... Pero la jaula, el clavo... ¡qué remedio! Alegremos -la vida de los que nos enjaularon y bendigamos a Dios, hundiendo el -pico en el alpiste cuotidiano... y perdona esta imagen pajarera y -dolorida... - -CRISTINA - -Usted me da ánimos, doña Eduarda. - -EDUARDA - -¡Calla, sí... él sube! - - -ESCENA V - -DICHOS y PEPE OJEDA, puerta izquierda. - -PEPE - -¡Eduarda! - -EDUARDA - -¡Pepe! ~(Se estrechan la mano.)~ - -CRISTINA - -¿Y Alfredo? - -PEPE - -Ahora vendrá. Quedó con unos señores. Creo que querían regalarle un -perro y le llevaron a que lo viese. - -EDUARDA - -¿Un perro? ¡Qué cosa más rara! - -CRISTINA - -¡Ay! Yo no estoy tranquila. ¡Si vieran ustedes que también he oído a -Cazorla no sé qué de un perro!... - -PEPE - -Bueno, ¿y qué os ocurre? - -EDUARDA - -¡Ay! Pues que yo deseaba por momentos hablar contigo. ¿Sabes ya con -quién te confunden? - -PEPE - -Sí, al fin lo sé: con un Delegado del Gobierno. - -CRISTINA - -¿Quién se lo ha dicho a ustedes? - -PEPE - -~(Muy confidencial.)~ Pues el propio Delegado, que llegó esta tarde al -pueblo y que se aloja en casa del sargento de la Guardia Civil. - -LAS DOS - -¿Es posible? - -PEPE - -Se llama Abilio Monreal, y da la feliz coincidencia de que le -conozco por ser pariente de unos amigos míos. Le conté el objeto de -nuestro viaje, la confusión de que éramos víctimas, y me prometió no -presentarse hasta que yo le avise para darnos tiempo a que Alfredo y -tú resolváis lo que os convenga. De modo que por ese punto nuestra -seguridad personal no corre peligro. - -EDUARDA - -¡Ay, no, Pepe, no, no lo creas; tú estás en un error! ¡Tu vida corre -más peligro que nunca! - -PEPE - -Caracoles, ¿qué dices, Eduarda? - -CRISTINA - -¡Que está usted en un peligro terrible, señor Ojeda! - -PEPE - -¿Yo?... ¡Caramba! ¿Pero por qué en un peligro?... Haced el favor de -explicaros... - -EDUARDA - -¡Sí, Pepe, es preciso que lo sepas todo! Un canalla ha metido en el -corazón de mi esposo el torcedor de los celos. - -PEPE - -¡Cuerno!... ¿Quién dices que ha metido el torcedor? - -CRISTINA - -Un granuja. - -PEPE - -¿Pero quién ha sido ese sacacorchos? - -EDUARDA - -El infame de Cazorla. ~(Llora.)~ - -PEPE - -¿El Secretario? - -CRISTINA - -Ese bandolero, que suponiéndole el Inspector que esperaban, le ha hecho -creer a don Régulo que usted pretende a doña Eduarda. - -PEPE - -¡Canastos! - -EDUARDA - -~(Llorando.)~ Y que yo, ¡pobre de mí!, te correspondo; para que así, mi -esposo ofendido, te rete a un duelo y te mate. - -PEPE - -¡Qué bestia!... Oye, tú, ¿ese facineroso ha hecho películas? - -EDUARDA - -No, pero tiene un ingenio maléfico que espanta. ~(Desconsolada.)~ Y lo -grave es que mi marido te reta. - -PEPE - -~(Alarmado.)~ ¿Tú crees?... - -EDUARDA - -Te reta, sí, te reta y te mata. - -PEPE - -~(Tratando de disimular el miedo.)~ Mujer, eso no; me mata o le mato yo -a él. Después de todo... - -EDUARDA - -No, no, te mata, Pepe, te mata. Mi marido tira a la pistola de un modo -que a veinte pasos le quita al canario un cañamón del pico. - -PEPE - -~(Crece su alarma.)~ ¡Caracoles! - -CRISTINA - -¡A veinte pasos, sí, señor! - -PEPE - -¿Pero esos blancos? - -CRISTINA - -No le fallan. - -PEPE - -Pues me habéis dejado el corazón que parece un despertador sin timbre. -¿Y dices que un cañamón? - -EDUARDA - -Al canario. - -PEPE - -(¡Canario!) - -EDUARDA - -Además boxea de un modo, que aunque no tuviese armas, si te coge y te -tira un directo al estómago, te deja en _ocaut_. - -PEPE - -¿Ocaut?... ¿Ocaut a mí?... Oye: ¿la carretera es saliendo de aquí a -la izquierda? Porque a boxeo puede que me gane, pero en el último -_cross country_, he batido yo el récord de los cinco kilómetros con -obstáculos. Me seguían dos sastres en motocicleta y no me vieron, no os -digo más. - -EDUARDA - -Pero es que tú no puedes abandonarme, Pepe. - -PEPE - -¿Qué no puedo? - -EDUARDA - -¡No puedes, porque hay algo peor! - -PEPE - -¿Peor que el cañamón? - -EDUARDA - -Que mi marido cree que te correspondo y no me habla y me rechaza y -me desprecia... Y vosotros, al fin, os iréis de aquí, os iréis para -siempre; pero yo he de quedarme, ¿y cómo me quedo yo, infeliz de mí, si -del corazón de mi esposo no se disipa la duda infamante? - -PEPE - -¿Y qué puedo hacer yo, para disiparle esa ridiculez? - -EDUARDA - -Que le hables, que reivindiques mi honor, que le jures que es una -calumnia... - -PEPE - -¿Oye, y todo eso no se lo podría yo decir por escrito? Ya sabes que -tengo una letra clarísima y que redacto con cierta soltura. - -CRISTINA - -No, yo creo que solo oyéndole a usted mismo se quedaría tranquilo. - -PEPE - -Sí, Cristina, pero es que una persona tan exaltada y con esa -puntería... porque al canario le quita el cañamón y le estropea el -almuerzo, pero a mí me quita el cráneo... y ¡adiós Pepísimo!... Además, -¿cómo puede ese imbécil dudar de tu honra? - -CRISTINA - -Es que es Otelo. - -PEPE - -¡Aunque sea su padre, hija! Hay que tener sentido común y saber contar. - -EDUARDA - -Saber contar, ¿qué?... - -PEPE - -Años. - -EDUARDA - -¡Pepe! - -PEPE - -¡Lo digo por los míos! - -EDUARDA - -¡Ay, no, no me abandones, Pepe! - -CRISTINA - -¡No, no la abandone usted, señor Ojeda! - -PEPE - -Bueno, no tengáis cuidado. No soy ningún Cid Campeador, para qué voy -a engañaros, y sentiría que un ventajista o un loco me hiciera dejar -en este villorrio el agradable pergamino que me envuelve y que tantos -afanes me ha costado conservar; pero al cabo, más mérito tiene jugarse -el tipo con miedo que sin él. De modo que me quedo; le hablaré a tu -marido. - -EDUARDA - -Gracias, Pepe, muchas gracias. ~(Cristina va al balcón a mirar.)~ - -PEPE - -Eso sí, que yo le hablo a tu marido, pero el Cazorlita ese y el Alcalde -me las pagan, vaya si me las pagan. ¿Lo que me contaste de que el -Alcalde te hace el amor es cierto, verdad? - -EDUARDA - -¡Cómo si no iba yo a decírtelo! - -PEPE - -Basta. - -EDUARDA - -¿Qué intentas? - -PEPE - -No, nada. A mí a agilidad intelectual no me sobrepasa ningún munícipe, -como diría ese mirlo legislativo. ¡Ya veréis! - -CRISTINA - -~(Que entra del balcón.)~ Alfredo, ya viene Alfredo... ¡Pero viene -corriendo, como aterrado!... - -PEPE - -¿Aterrado? ¿Qué le pasará? - - -ESCENA VI - -DICHOS y ALFREDO. - -ALFREDO - -~(Que entra lívido, descompuesto, con la americana rota.)~ ¡Ay, tío, -ay, tío de mi alma! - -CRISTINA - -~(Anhelante.)~ ¡Alfredo! - -PEPE - -¿Qué te ocurre? - -EDUARDA - -¡Viene usted lívido! - -CRISTINA - -¡Tiemblas! - -PEPE - -¿Qué te ha pasado? - -ALFREDO - -No, nada. ¿Se acuerda usted del perro que me querían regalar? - -PEPE - -Sí, un «seter», un precioso «seter». - -ALFREDO - -«Seter», ¿eh? Pues mire usted la americana. ~(La lleva desgarrada por -detrás.)~ ¡Mire usted qué «seter»! - -EDUARDA - -¡Qué siete! - -ALFREDO - -El perrito, que estaba rabioso. - -PEPE - -¿Qué dices? - -ALFREDO - -Absoluta y totalmente rabioso. Si no tengo la suerte de esquivarle me -destroza. - -CRISTINA - -¡Qué infames!... ¿Ven ustedes lo que yo decía del perro? - -EDUARDA - -¡Asesinos! - -ALFREDO - -¡Ay, qué rato he pasado! - -PEPE - -Por lo que parece, estos cafres empiezan a tirar con bala. - -CRISTINA - -¡Por algo temblaba yo de que no vinieras! - -ALFREDO - -Y además, sospecho que nos preparan algo terrible. En ese callejón he -visto un tío envuelto en una manta y con algo debajo, que si no es un -trabuco es un pariente próximo. - -CRISTINA - -¡Ay!... ¿Os acecharán? - -EDUARDA - -¡Debe ser el Carlanca, es un asesino! - -PEPE - -Ya, ya... uno de los que gritaban ¡viva la España del Dos de Mayo y de -Covadonga!... ¡Y de las encrucijadas!... ¡Ladrones!... ¡Sois muchos y -malos, pero no podréis conmigo, yo os lo prometo! ¡Ay, la partida que -os voy a jugar! - -ALFREDO - -Ya lo oyes, Cristina, es imposible permanecer aquí sin grave riesgo. Es -necesario que resuelvas pronto. - -CRISTINA - -¿Y qué he de hacer yo? - -ALFREDO - -Decidirte, venirte a Madrid. Huir de estos canallas. - -PEPE - -Sí, hay que marchar esta misma noche. - -CRISTINA - -¡Pero huir, irme con ustedes!... - -ALFREDO - -Fía en mi amor y en mi lealtad. - -CRISTINA - -Sí, en ti fío, Alfredo... Pero irme sola... ¡No, no me atrevo! - -ALFREDO - -Entonces me quedo yo también; ¡porque yo no te dejo en manos de estos -energúmenos! Sea lo que Dios quiera. - -CRISTINA - -No, eso no, tú vete, sálvate. - - -ESCENA VII - -DICHOS y EUSTAQUIO, puerta izquierda. - -EUSTAQUIO - -Excelentísimo señor. - -PEPE - -¿Qué se te ofrece? - -EUSTAQUIO - -Dispénseme usted y que haiga entrao sin premiso, pero es que la cosa... - -PEPE - -¿Qué pasa? - -EUSTAQUIO - -Don Sabino, el médico, que viene llorando que da compasión, con su hija -de la mano y un lío de ropa, que ice que tie precisión de hablar con -usté; que por Dios y que si pue usté recibilo. - -PEPE - -¿Que lo reciba yo?... ¿Al médico?... ¿Pero qué desea? - -EUSTAQUIO - -Yo no sé, pero está el pobre que su alma se la parten. - -EDUARDA - -¡Pobre don Sabino! ¿Qué le ocurrirá? - -PEPE - -En fin, dile que pase. Vosotros mientras entrad ahí y resolved con -urgencia lo que nos conviene a todos. Pero pronto, antes que nos corten -la retirada. ~(Entran Eduarda, Cristina y Alfredo, segunda derecha.)~ - - -ESCENA VIII - -PEPE OJEDA, DON SABINO y MARÍA TERESA, primera izquierda. - -D. SABINO - -~(Entra rápido, desolado, seguido de María Teresa y en actitud -suplicante)~ ¡Caballero, caballero, por piedad, ampárenos! - -PEPE - -¿Qué le ocurre a usted, señor mío? - -D. SABINO - -Ampárenos, vengo huyendo, lleno de temor y zozobra. - -PEPE - -¿Pero qué le pasa? ¿Qué es lo que teme? - -D. SABINO - -Que cometan conmigo la más infame de las iniquidades. Sospecho que me -persiguen, que me quieren encarcelar. - -PEPE - -¿Pero por qué causa? - -D. SABINO - -Por nada en realidad. El Alcalde, que pretexta un ridículo desacato. -¡Son unos miserables! Pero a mí lo que me importa, sobre todo, es -salvar a mi hija. ¡A mi hija!... No tengo otra cosa en el mundo... ¡Por -Dios, caballero! - -M.ª TERESA - -~(Suplicante.)~ ¡Piedad, señor! - -PEPE - -Cálmese usted, señorita, cálmense ustedes, siéntense y tengan la bondad -de decirme cuáles son sus desdichas y cómo puedo yo remediarlas. ~(Se -sientan.)~ - -D. SABINO - -Caballero, soy el médico de este pueblo, me deben mis honorarios de -siete años. Ayer mañana fui con otros dos hombres de bien a elevar una -protesta a casa de ese fariseo. Mis compañeros ya están en la cárcel, -yo temo correr la misma suerte. Por eso vengo a implorar auxilio y -protección de usted, que en estos instantes es aquí autoridad suprema -como Delegado del Gobierno. - -PEPE - -(¡Caracoles! ¿Y cómo le digo yo a este pobre señor?)... ¿Pero usted es -realmente enemigo del alcalde? - -D. SABINO - -¡Yo qué he de ser!... Yo no soy enemigo de nadie, señor; pero como -yo no he tolerado que mi asistencia a los enfermos esté mediatizada -por los caprichos políticos de un bárbaro, me llama su enemigo y -me persigue, y no me paga, y quiere hundirme en la miseria y en -la desesperación, o quizá lanzarme al crimen... Por eso solicito -el auxilio de usted. Tengo miedo. Quiero irme, irme pronto. Antes -que permanecer aquí, prefiero morir de hambre en la cuneta de una -carretera. Después de todo, esto coronaría gloriosamente el martirio -de una vida consagrada a la humanidad y a la ciencia en un país de -ingratos. ~(Llora.)~ - -M.ª TERESA - -¡No llores, papá! - -PEPE - -¿Pero tanta infamia es posible?... - -D. SABINO - -¡Qué saben ustedes los que viven lejos de estos rincones!... Treinta -y cinco años, señor, me he pasado de médico titular, de médico rural, -luchando siempre contra el odioso caciquismo; contra un caciquismo -bárbaro, agresivo, torturador; contra un caciquismo que despoja, que -aniquila, que envilece... y que vive agarrado a estos pueblos como la -hiedra a las ruinas... Yo he luchado heroicamente contra él, con mi -rebeldía, con mis predicaciones; porque yo que la conozco, estoy seguro -de que en esta iniquidad consentida a la política rural, está el origen -de la ruina de España. - -PEPE - -Ah, sí; tiene usted razón, señor mío, y lo grave es que esa tremenda -iniquidad de que usted habla no desaparece, porque en ella tienen su -fundamento las tradicionales oligarquías de nuestra vieja política. - -D. SABINO - -Exacto, exacto... - -PEPE - -~(Sigue con exaltación oratoria.)~ Por eso este mal es tan hondo y -tan permanente, porque es base de muchos intereses creados, raíz -sustentadora de muchos poderes constituidos. - -D. SABINO - -¿Y será tal nuestra desgracia, señor, que esta vileza no tenga remedio? - -PEPE - -¡Cómo no!... Abandonemos valientemente este árbol añoso y carcomido de -la política caciquil, y plantemos otro joven, sano y fuerte que absorba -para sí la savia fecunda, y seque al otro y dé con él en tierra, porque -solo en las ramas de ese árbol nuevo podrá cantar el pájaro de nuestra -aurora... (¡Ojeda, que te pones cursi!) - -D. SABINO - -¿Y usted que lo sabe y que lo dice, por qué no va a Madrid y lucha para -lograrlo, y trabaja?... - -PEPE - -~(Vivamente con disgusto.)~ ¡Ah, no; trabajar no!... A mí pedidme -verbo, no acción. Yo soy un apóstol, los apóstoles no han trabajado -nunca. Además, yo, que me parezco un poco a los políticos españoles, -soy como un libro de cocina; tengo recetas para todo; pero... pero hay -que buscar la cocinera. - -D. SABINO - -¿Pero si la cocinera no parece, qué vamos a hacer políticamente los -españoles? - -PEPE - -Pues lo que venimos haciendo, ¡comer de fiambre!... Pero usted, mi -pobre amigo, no ceje en su generosa lucha. - -D. SABINO - -¿Y cómo no cejar? ¿No ve usted el resultado de mi rebeldía? La niña -y yo hemos sufrido miseria, nos morimos de hambre, de hambre ¡señor -mío!... y cuando voy a implorar como una limosna mi sueldo, no quieren -pagarme, me dicen que el Ayuntamiento no tiene dinero... ¡no tiene -dinero!... - -PEPE - -~(Exaltado.)~ ¿Que el Ayuntamiento no tiene dinero?... ¡Canallas!... -¡Y me dan a mí todo esto para que no los lleve a la cárcel!... ¡Don -Sabino, tome usted! ~(Le entrega los billetes que ha sacado del -bolsillo.)~ - -PEPE - -Dos mil pesetas. - -D. SABINO - -¡Señor!... - -PEPE - -Guárdeselas. No le humillo con el oprobio de una limosna, no. Ese -dinero es del Ayuntamiento. ¿No es usted su acreedor?... Pues -guárdeselo sin escrúpulo. - -D. SABINO - -Pero... - -PEPE - -¿No le deben a usted siete años? Pues uno menos. - -D. SABINO - -¿Y cómo le pagaría yo a usted, señor Delegado?... - -PEPE - -A mí no me llame usted Delegado, ¡por lo que más quiera! - -D. SABINO - -¿Pero por qué? - -PEPE - -Pues... porque no lo soy. - -D. SABINO - -¿Qué dice usted? - -PEPE - -La verdad. - -D. SABINO - -¿Entonces usted ha venido aquí?... - -PEPE - -A una cosa muy distinta de la que suponen, y para la cual usted podría -hacerme ahora un favor inmenso. - -D. SABINO - -Usted me dirá. - -PEPE - -¡Mi sobrino y la sobrina del alcalde se aman! - -D. SABINO - -¡Cielos! ¿Cristinita? - -PEPE - -Es preciso que esa muchacha salga para Madrid esta misma noche. ¿Usted -tendría inconveniente en acompañarla? - -D. SABINO - -¡Con alma y vida! Si ella quiere... Precisamente a Madrid vamos -nosotros. - -PEPE - -¿A qué hora sale el tren? - -D. SABINO - -A las diez y cuarto. - -PEPE - -Todavía queda media hora; sobra tiempo. Usted y su hija se llevan a -Cristina, esperan en la estación y toman los billetes. Nosotros no -tardaremos. - -D. SABINO - -¡Pero cómo podrá usted salir del pueblo, porque yo he sabido que -quieren coaccionarle, que le tienen cercado! - -PEPE - -No importa. Me iré. - -D. SABINO - -Además, esos bribones no tardarán en venir con los libros... ¡y con la -murga! - -PEPE - -¿Con la murga, para qué? - -D. SABINO - -Es la costumbre del alcalde. En cuanto tiene que rendir cuentas -de cualquier cosa, lleva la murga para que en cuanto le pidan -una aclaración, toque el pasodoble de Joselito y no haya modo de -entenderse. - -PEPE - -No está mal. Ahora, que a mí, como si me quiere traer la Sinfónica. -Contra todos puedo. Yo le doy a usted mi palabra que no solo no han de -tocarme el pelo de la ropa, sino que hasta alguno de ellos puede que me -acompañe a la estación. - -D. SABINO - -¡Pero usted es el demonio! - -PEPE - -Peor. Soy el hombre que ha vivido sin dinero. - - -ESCENA IX - -DICHOS y EUSTAQUIO. - -EUSTAQUIO - -¿Da usté su premiso? - -PEPE - -Pasa. - -EUSTAQUIO - -El señó Alcalde, el Secretario y don Régulo, que si puen pasar a -saludarle a usté. - -D. SABINO - -(Ahí están.) - -PEPE - -Sí, pero que tengan la bondad de aguardar un instante. - -EUSTAQUIO - -Está bien. - -PEPE - -Dales el recado y vuelve, que he de hacerte un encargo. - -EUSTAQUIO - -Volando. ~(Vase.)~ - -D. SABINO - -¡Ellos aquí!... - -PEPE - -Calma. Tenga la bondad de hacerme un recibo de las dos mil pesetas. - -D. SABINO - -Con mucho gusto, sí, señor. - -PEPE - -Mientras escribiré yo unas líneas. ~(Los dos se sientan y escriben -rápidamente.)~ ¡A mí Carlancas y Régulos!... ¡Ya veréis la que os -preparo! - -D. SABINO - -~(Entregándoselo.)~ El recibo. - -PEPE - -Muy bien. Pues ahora, sin perder minuto, entre en esa habitación y -explique a Cristina, a mi sobrino y a doña Eduarda, que están en -ella, cuanto hemos convenido. Salgan al marcharse usted y su hija, -con Cristina y mi sobrino, por la puerta que da a esa calleja y a la -estación. Dígale a doña Eduarda que espere mi aviso. Gracias por todo y -hasta luego. - -D. SABINO - -Vamos, hija. - -M.ª TERESA - -¡Caballero! ~(Vanse segunda derecha.)~ - -EUSTAQUIO - -~(Entrando.)~ Usté mandará. - -PEPE - -Toma esta carta y llévala a casa del sargento de la Guardia Civil. - -EUSTAQUIO - -Sí, señor. - -PEPE - -Si no la llevas te mando fusilar. - -EUSTAQUIO - -No, señor. - -PEPE - -A escape. - -EUSTAQUIO - -Sí, señor. - -PEPE - -No tardes. - -EUSTAQUIO - -No, señor. - -PEPE - -Y a esos señores que pasen. - -EUSTAQUIO - -Sí, señor. - -PEPE - -Ahora, Dios mío, inspiración y desenvoltura para acabar con estos -reptiles. Es una villanía la que voy a hacer, pero con fulleros no es -cosa de jugar limpio. - - -ESCENA X - -PEPE OJEDA, DON ACISCLO, CAZORLA y DON RÉGULO de la izquierda. - -D. ACISCLO - -¡Excelentísimo señor!... - -CAZORLA - -Señor Ojeda. - -~(Don Régulo solo una grave reverencia. Lleva un garrote enorme )~ - -PEPE - -¡Señores!... (Vaya una carita que trae el del cañamón.) ¿Quiere usted -dejar el junquito?... - -D. RÉGULO - -Gracias. ~(No lo suelta.)~ Es comodidad. - -D. ACISCLO - -¿Qué, y qué tal y cómo les pinta a ustés por este pueblo, señor Ojeda? - -PEPE - -Pues nos pinta que ni Zurbarán, señor Alcalde. Esto es tan pintoresco -como paradisíaco. ¡Un vergel! - -D. ACISCLO - -Aquí otra cosa no tendremos, pero buena voluntá... - -PEPE - -¡Calle usted, hombre, una gloria! - -D. ACISCLO - -Porque el acidente del cohete... si viera usté que m’ha quitao a mí el -sueño. - -CAZORLA - -Aquello ya comprendería el señor que fue un accidente meramente -fortuito. - -PEPE - -Fortuito y que si me da en el ojo, pues para sacarme la niña a paseo, -¡pero nada más!... ¿Y a ustedes, señores, qué les trae por esta su -fonda? - -D. ACISCLO - -Pues con permiso de usté, y aunque la hora no sea muy allá que digamos, -pues por salir de esto, le traemos a usté los libros; naa... Cuatro -cuentejas... Aquí se puen llevar las cuentas por los dedos... naa. Usté -nos pone el visto bueno... - -PEPE - -Bueno. - -D. ACISCLO - -Amos, pa que uno pueda responder el día de mañana, y naa... - -CAZORLA - -Esta contabilidad es tan sencilla que no hace falta tenedor. - -PEPE - -Pues si no hace falta tenedor, con los dedos, como dice el Alcalde. - -D. ACISCLO - -De forma que si usté quiere dar un vistacillo... - -PEPE - -Con alma y vida... pero antes, señores, si yo me atreviese, les pediría -un favor inmenso. - -D. ACISCLO - -¿Cómo favor? Toos criaos de usté. Usté es el que manda. ¿Qué hay que -hacer? - -PEPE - -Pues nada; el asunto es que me han sorprendido ustedes de visita con -una persona que tengo en esa habitación. - -D. ACISCLO - -¡Carape! - -PEPE - -La cosa que ha venido a tratar es grave y urgente. Si ustedes me -permitiesen yo reanudaría el _pour parler_ y en seguida a sus gratas -órdenes. - -D. ACISCLO - -Sí, señor; como usté mande. No faltaba más. - -PEPE - -Pues pasen por aquí; aguarden y perdonen unos minutos. ~(Invitándoles a -pasar.)~ Don Régulo... - -D. RÉGULO - -(¡No sé cómo puedo contenerme!) - -D. ACISCLO - -(¿Qué será esto?) - -CAZORLA - -(Observaremos.) ~(Entran primera derecha.)~ - - -ESCENA XI - -PEPE OJEDA, DOÑA EDUARDA, segunda derecha. Los otros al paño. - -PEPE - -(Audacia, Ojeda.) ~(Abre la puerta segunda derecha. Alto.)~ Tenga la -bondad, señora. - -EDUARDA - -~(Saliendo)~ Pero... - -PEPE - -(Nos oyen; discreción.) ~(Le ofrece una silla de espaldas a primera -derecha.)~ - -EDUARDA - -(¿Quién?) - -PEPE - -(¡Tu marido!) - -EDUARDA - -¡Ah!... - -PEPE - -(Silencio. Va a quedar tu honor como las propias rosas. Calma.) -~(Se sienta también.)~ Pues nada, señora, perdone esta pequeña e -involuntaria interrupción en nuestra conferencia, que estaba deseando -reanudar; y estaba deseando reanudarla, porque la honra de una señora -tan digna como usted, me interesa como mi propia honra. - -D. RÉGULO - -~(Por entre las cortinas.)~ ¡Ella! - -EDUARDA - -¡Muchísimas gracias, señor mío!... - -PEPE - -Y claro está que yo, como usted me exige, le diré a su esposo, dándole -cuantas pruebas estime justas, que es usted víctima de una calumnia -incalificable. - -EDUARDA - -¡Más que incalificable, artera! - -PEPE - -Fementida. Pero le añadiré que él sin sospecharlo, también es víctima -de una villanía inmunda. - -EDUARDA - -¡De una trama diabólica! - -PEPE - -Es preciso que le digamos que no soy yo, ¡pobre de mí! que he llegado -hace cuarenta y ocho horas a este pueblo, el que le hace a usted el -amor, no; que el que le hace a usted el amor, hace más de seis años, el -que la viene a usted asediando con cartas y la atropella y la pellizca -bárbara y villanamente, por rincones y pasillos, que no soy yo, que -no soy yo... ¡que es el señor Alcalde! ¡El señor Alcalde! ¿No es esto -verdad, señora? - -~(Se han ido asomando poco a poco don Acisclo y Cazorla por el -montante, don Régulo por entre las cortinas.)~ - -EDUARDA - -¡No ha de serlo! ¡Pruebas mil puedo dar! - -PEPE - -Es preciso que su esposo sepa también que el que me inculpa a mí es el -canalla de Cazorla. - -EDUARDA - -Sí, señor; ese zorro consistorial y académico. - -PEPE - -Que quiere que su esposo me finiquite para que una vez yo en la huesa y -don Régulo en presidio, echarla a usted en brazos del Alcalde. ¿No es -verdad todo esto, doña Eduarda, no es verdad? - -EDUARDA - -Tan verdad como el Evangelio. Lo juro por la sagrada memoria de mi -padre. ~(Se oyen en la habitación primera derecha, estacazos, ayes, -golpes, gritos de socorro.)~ ¿Pero qué sucede ahí dentro? - -PEPE - -Parece que están jugando a carambolas. ~(Más golpes.)~ - -EDUARDA - -¡Jesús! - -PEPE - -¡Pues es a palos! - -~(Salen lívidos, descompuestos, con los pelos en desorden, don Acisclo -y Cazorla, huyendo de don Régulo, que los persigue frenético y al que -no queda ya del bastón más que una viruta.)~ - -D. ACISCLO - -¡Socorro! - -CAZORLA - -¡Auxilio!... ¡Por Dios, don Régulo!... ¡Falso, impostura!... - -D. RÉGULO - -¡Canallas! ¡Miserables! - -D. ACISCLO - -¡Sujetarlo, que es una calumnia! ¡Sujetarlo! - -EDUARDA - -¡Pero estaban los tres! - -PEPE - -¡Pues no, que se juega! - -D. RÉGULO - -¿Pero es de veras lo que he oído, Eduarda? - -EDUARDA - -Yo ignoraba que estuvieses con ellos, pero sí, lo que ha dicho este -señor es la verdad. ¡Mi honor ante todo! - -D. ACISCLO - -Yo no fue sino que le gasté unas bromas. - -PEPE - -¡Silencio! - -D. RÉGULO - -¿De modo que todos aquellos cardenales?... - -PEPE - -De ese papa. ~(Señala a don Acisclo.)~ - -D. RÉGULO - -¡Déjame que los mate!... - -EDUARDA - -No, por Dios, vámonos... No te pierdas por esos bribones... - -D. RÉGULO - -¡Granujas... bandidos!... - -EDUARDA - -¡Y mañana nos vamos del pueblo!... - -D. RÉGULO - -¡Me darán ustedes una satisfacción!... - -PEPE - -¿Qué más satisfacción?... Ha venido usted con una carga de leña y se va -con una viruta, conque no sé... - -EDUARDA - -¡Cálmate, Régulo, cálmate! ~(Se lo lleva.)~ - -D. ACISCLO - -~(Amenazador.)~ ¡Y usté jugarnos esta encerrona! - -PEPE - -¿Y la que me preparaban ustedes a mí, señor Arrambla? - -CAZORLA - -¡Me ha hecho pedazos! - -PEPE - -Ya le volverá a usted a pegar. ¡No se apure! - -D. ACISCLO - -¡Ha sido una infamia! - -CAZORLA - -¡Meternos en una ratonera! - -PEPE - -¿Pues qué quería usted, zarandearme la masa pilosa y que yo -permaneciese estático? - -CAZORLA - -¡Qué traición! - -PEPE - -¡Cada uno tiene su manera de exterminar insectos acrobáticos, mi -cultiparlante amigo! - -D. ACISCLO - -Vámonos, vámonos, y yo le juro... - - -ESCENA FINAL - -DICHOS, ALFREDO y MONREAL, aparecen por izquierda. - -PEPE - -No, calma, un poco de calma, señor Alcalde. No hemos terminado. - -ALFREDO - -Tío, aquí está el señor Monreal. - -MONREAL - -Señor Ojeda. ~(Se estrechan la mano.)~ - -PEPE - -Pase usted, pase usted... Tengo el honor de presentarle a don Acisclo -Arrambla Pael, Alcalde, dueño y señor de este pueblo insigne, y a su -digno Secretario... - -MONREAL - -~(Reverencia.)~ Señores... ¿Pero qué les ha ocurrido, les observo una -agitación?... - -PEPE - -Nada... un ligero _match_ de boxeo. Señor Alcalde, presento a usted al -señor Delegado del Gobierno, que es el que viene a ajustarles a ustedes -las cuentas. - -D. ACISCLO - -~(Asombrado.)~ ¿Eh?... ¿Cómo?... - -MONREAL - -Aquí traigo mis credenciales. - -D. ACISCLO - -Entonces, ¿ustedes han venido?... - -ALFREDO - -~(Que ha salido con la maleta y la manta.)~ Por su sobrina de usted, -que ya está en la estación. - -D. ACISCLO - -~(Asombrado )~ ¿Pero qué dicen? - -ALFREDO - -¡Detalles por correo! - -PEPE - -Conque aquí le dejo a usted, señor Monreal, con un Alcalde de -pronóstico, los libros, dos kilómetros de longaniza, varios jamones, el -Carlanca, un recibo de dos mil pesetas y un perro rabioso... Y usted, -apreciable y exiguo filósofo tendrá la exquisitez de acompañarnos. - -CAZORLA - -¿Yo? - -PEPE - -Hasta el propio _sleeping_, y debemos advertirle que como en la vía -pública cualquier cofrade trate de agredirnos, le alojo a usted en -la deforme pelota que está haciendo pasar por cráneo, un esferoide -plúmbeo. ~(Le apunta con la browning.)~ - -CAZORLA - -Pero... - -PEPE - -Dale la maleta. ~(Alfredo se la da.)~ Andando. ~(A don Acisclo.)~ ¡Y a -este señor es al que deben ustedes tocarle el pasodoble de Joselito! -¡Que sigan ustedes bien!... ~(Volviendo.)~ ¡Ah, y que conste que los -españoles no podremos gritar con alegría ¡viva España!, hasta que -hayamos matado para siempre el caciquismo! ~(Vase. -- Telón.)~ - - -FIN DE LA FARSA - -*** END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK LOS CACIQUES *** - -Updated editions will replace the previous one--the old editions will -be renamed. - -Creating the works from print editions not protected by U.S. copyright -law means that no one owns a United States copyright in these works, -so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the -United States without permission and without paying copyright -royalties. Special rules, set forth in the General Terms of Use part -of this license, apply to copying and distributing Project -Gutenberg-tm electronic works to protect the PROJECT GUTENBERG-tm -concept and trademark. Project Gutenberg is a registered trademark, -and may not be used if you charge for an eBook, except by following -the terms of the trademark license, including paying royalties for use -of the Project Gutenberg trademark. If you do not charge anything for -copies of this eBook, complying with the trademark license is very -easy. You may use this eBook for nearly any purpose such as creation -of derivative works, reports, performances and research. Project -Gutenberg eBooks may be modified and printed and given away--you may -do practically ANYTHING in the United States with eBooks not protected -by U.S. copyright law. Redistribution is subject to the trademark -license, especially commercial redistribution. - -START: FULL LICENSE - -THE FULL PROJECT GUTENBERG LICENSE -PLEASE READ THIS BEFORE YOU DISTRIBUTE OR USE THIS WORK - -To protect the Project Gutenberg-tm mission of promoting the free -distribution of electronic works, by using or distributing this work -(or any other work associated in any way with the phrase "Project -Gutenberg"), you agree to comply with all the terms of the Full -Project Gutenberg-tm License available with this file or online at -www.gutenberg.org/license. - -Section 1. General Terms of Use and Redistributing Project -Gutenberg-tm electronic works - -1.A. By reading or using any part of this Project Gutenberg-tm -electronic work, you indicate that you have read, understand, agree to -and accept all the terms of this license and intellectual property -(trademark/copyright) agreement. If you do not agree to abide by all -the terms of this agreement, you must cease using and return or -destroy all copies of Project Gutenberg-tm electronic works in your -possession. If you paid a fee for obtaining a copy of or access to a -Project Gutenberg-tm electronic work and you do not agree to be bound -by the terms of this agreement, you may obtain a refund from the -person or entity to whom you paid the fee as set forth in paragraph -1.E.8. - -1.B. "Project Gutenberg" is a registered trademark. It may only be -used on or associated in any way with an electronic work by people who -agree to be bound by the terms of this agreement. There are a few -things that you can do with most Project Gutenberg-tm electronic works -even without complying with the full terms of this agreement. See -paragraph 1.C below. There are a lot of things you can do with Project -Gutenberg-tm electronic works if you follow the terms of this -agreement and help preserve free future access to Project Gutenberg-tm -electronic works. See paragraph 1.E below. - -1.C. The Project Gutenberg Literary Archive Foundation ("the -Foundation" or PGLAF), owns a compilation copyright in the collection -of Project Gutenberg-tm electronic works. Nearly all the individual -works in the collection are in the public domain in the United -States. If an individual work is unprotected by copyright law in the -United States and you are located in the United States, we do not -claim a right to prevent you from copying, distributing, performing, -displaying or creating derivative works based on the work as long as -all references to Project Gutenberg are removed. Of course, we hope -that you will support the Project Gutenberg-tm mission of promoting -free access to electronic works by freely sharing Project Gutenberg-tm -works in compliance with the terms of this agreement for keeping the -Project Gutenberg-tm name associated with the work. You can easily -comply with the terms of this agreement by keeping this work in the -same format with its attached full Project Gutenberg-tm License when -you share it without charge with others. - -1.D. The copyright laws of the place where you are located also govern -what you can do with this work. Copyright laws in most countries are -in a constant state of change. If you are outside the United States, -check the laws of your country in addition to the terms of this -agreement before downloading, copying, displaying, performing, -distributing or creating derivative works based on this work or any -other Project Gutenberg-tm work. The Foundation makes no -representations concerning the copyright status of any work in any -country other than the United States. - -1.E. Unless you have removed all references to Project Gutenberg: - -1.E.1. The following sentence, with active links to, or other -immediate access to, the full Project Gutenberg-tm License must appear -prominently whenever any copy of a Project Gutenberg-tm work (any work -on which the phrase "Project Gutenberg" appears, or with which the -phrase "Project Gutenberg" is associated) is accessed, displayed, -performed, viewed, copied or distributed: - - This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and - most other parts of the world at no cost and with almost no - restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it - under the terms of the Project Gutenberg License included with this - eBook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the - United States, you will have to check the laws of the country where - you are located before using this eBook. - -1.E.2. If an individual Project Gutenberg-tm electronic work is -derived from texts not protected by U.S. copyright law (does not -contain a notice indicating that it is posted with permission of the -copyright holder), the work can be copied and distributed to anyone in -the United States without paying any fees or charges. If you are -redistributing or providing access to a work with the phrase "Project -Gutenberg" associated with or appearing on the work, you must comply -either with the requirements of paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 or -obtain permission for the use of the work and the Project Gutenberg-tm -trademark as set forth in paragraphs 1.E.8 or 1.E.9. - -1.E.3. If an individual Project Gutenberg-tm electronic work is posted -with the permission of the copyright holder, your use and distribution -must comply with both paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 and any -additional terms imposed by the copyright holder. Additional terms -will be linked to the Project Gutenberg-tm License for all works -posted with the permission of the copyright holder found at the -beginning of this work. - -1.E.4. Do not unlink or detach or remove the full Project Gutenberg-tm -License terms from this work, or any files containing a part of this -work or any other work associated with Project Gutenberg-tm. - -1.E.5. Do not copy, display, perform, distribute or redistribute this -electronic work, or any part of this electronic work, without -prominently displaying the sentence set forth in paragraph 1.E.1 with -active links or immediate access to the full terms of the Project -Gutenberg-tm License. - -1.E.6. You may convert to and distribute this work in any binary, -compressed, marked up, nonproprietary or proprietary form, including -any word processing or hypertext form. However, if you provide access -to or distribute copies of a Project Gutenberg-tm work in a format -other than "Plain Vanilla ASCII" or other format used in the official -version posted on the official Project Gutenberg-tm website -(www.gutenberg.org), you must, at no additional cost, fee or expense -to the user, provide a copy, a means of exporting a copy, or a means -of obtaining a copy upon request, of the work in its original "Plain -Vanilla ASCII" or other form. Any alternate format must include the -full Project Gutenberg-tm License as specified in paragraph 1.E.1. - -1.E.7. Do not charge a fee for access to, viewing, displaying, -performing, copying or distributing any Project Gutenberg-tm works -unless you comply with paragraph 1.E.8 or 1.E.9. - -1.E.8. You may charge a reasonable fee for copies of or providing -access to or distributing Project Gutenberg-tm electronic works -provided that: - -* You pay a royalty fee of 20% of the gross profits you derive from - the use of Project Gutenberg-tm works calculated using the method - you already use to calculate your applicable taxes. The fee is owed - to the owner of the Project Gutenberg-tm trademark, but he has - agreed to donate royalties under this paragraph to the Project - Gutenberg Literary Archive Foundation. Royalty payments must be paid - within 60 days following each date on which you prepare (or are - legally required to prepare) your periodic tax returns. Royalty - payments should be clearly marked as such and sent to the Project - Gutenberg Literary Archive Foundation at the address specified in - Section 4, "Information about donations to the Project Gutenberg - Literary Archive Foundation." - -* You provide a full refund of any money paid by a user who notifies - you in writing (or by e-mail) within 30 days of receipt that s/he - does not agree to the terms of the full Project Gutenberg-tm - License. You must require such a user to return or destroy all - copies of the works possessed in a physical medium and discontinue - all use of and all access to other copies of Project Gutenberg-tm - works. - -* You provide, in accordance with paragraph 1.F.3, a full refund of - any money paid for a work or a replacement copy, if a defect in the - electronic work is discovered and reported to you within 90 days of - receipt of the work. - -* You comply with all other terms of this agreement for free - distribution of Project Gutenberg-tm works. - -1.E.9. If you wish to charge a fee or distribute a Project -Gutenberg-tm electronic work or group of works on different terms than -are set forth in this agreement, you must obtain permission in writing -from the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, the manager of -the Project Gutenberg-tm trademark. Contact the Foundation as set -forth in Section 3 below. - -1.F. - -1.F.1. Project Gutenberg volunteers and employees expend considerable -effort to identify, do copyright research on, transcribe and proofread -works not protected by U.S. copyright law in creating the Project -Gutenberg-tm collection. Despite these efforts, Project Gutenberg-tm -electronic works, and the medium on which they may be stored, may -contain "Defects," such as, but not limited to, incomplete, inaccurate -or corrupt data, transcription errors, a copyright or other -intellectual property infringement, a defective or damaged disk or -other medium, a computer virus, or computer codes that damage or -cannot be read by your equipment. - -1.F.2. LIMITED WARRANTY, DISCLAIMER OF DAMAGES - Except for the "Right -of Replacement or Refund" described in paragraph 1.F.3, the Project -Gutenberg Literary Archive Foundation, the owner of the Project -Gutenberg-tm trademark, and any other party distributing a Project -Gutenberg-tm electronic work under this agreement, disclaim all -liability to you for damages, costs and expenses, including legal -fees. YOU AGREE THAT YOU HAVE NO REMEDIES FOR NEGLIGENCE, STRICT -LIABILITY, BREACH OF WARRANTY OR BREACH OF CONTRACT EXCEPT THOSE -PROVIDED IN PARAGRAPH 1.F.3. YOU AGREE THAT THE FOUNDATION, THE -TRADEMARK OWNER, AND ANY DISTRIBUTOR UNDER THIS AGREEMENT WILL NOT BE -LIABLE TO YOU FOR ACTUAL, DIRECT, INDIRECT, CONSEQUENTIAL, PUNITIVE OR -INCIDENTAL DAMAGES EVEN IF YOU GIVE NOTICE OF THE POSSIBILITY OF SUCH -DAMAGE. - -1.F.3. LIMITED RIGHT OF REPLACEMENT OR REFUND - If you discover a -defect in this electronic work within 90 days of receiving it, you can -receive a refund of the money (if any) you paid for it by sending a -written explanation to the person you received the work from. If you -received the work on a physical medium, you must return the medium -with your written explanation. The person or entity that provided you -with the defective work may elect to provide a replacement copy in -lieu of a refund. If you received the work electronically, the person -or entity providing it to you may choose to give you a second -opportunity to receive the work electronically in lieu of a refund. If -the second copy is also defective, you may demand a refund in writing -without further opportunities to fix the problem. - -1.F.4. Except for the limited right of replacement or refund set forth -in paragraph 1.F.3, this work is provided to you 'AS-IS', WITH NO -OTHER WARRANTIES OF ANY KIND, EXPRESS OR IMPLIED, INCLUDING BUT NOT -LIMITED TO WARRANTIES OF MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR ANY PURPOSE. - -1.F.5. Some states do not allow disclaimers of certain implied -warranties or the exclusion or limitation of certain types of -damages. If any disclaimer or limitation set forth in this agreement -violates the law of the state applicable to this agreement, the -agreement shall be interpreted to make the maximum disclaimer or -limitation permitted by the applicable state law. The invalidity or -unenforceability of any provision of this agreement shall not void the -remaining provisions. - -1.F.6. INDEMNITY - You agree to indemnify and hold the Foundation, the -trademark owner, any agent or employee of the Foundation, anyone -providing copies of Project Gutenberg-tm electronic works in -accordance with this agreement, and any volunteers associated with the -production, promotion and distribution of Project Gutenberg-tm -electronic works, harmless from all liability, costs and expenses, -including legal fees, that arise directly or indirectly from any of -the following which you do or cause to occur: (a) distribution of this -or any Project Gutenberg-tm work, (b) alteration, modification, or -additions or deletions to any Project Gutenberg-tm work, and (c) any -Defect you cause. - -Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg-tm - -Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of -electronic works in formats readable by the widest variety of -computers including obsolete, old, middle-aged and new computers. It -exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations -from people in all walks of life. - -Volunteers and financial support to provide volunteers with the -assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg-tm's -goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will -remain freely available for generations to come. In 2001, the Project -Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure -and permanent future for Project Gutenberg-tm and future -generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see -Sections 3 and 4 and the Foundation information page at -www.gutenberg.org - -Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation - -The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non-profit -501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the -state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal -Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification -number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by -U.S. federal laws and your state's laws. - -The Foundation's business office is located at 809 North 1500 West, -Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Email contact links and up -to date contact information can be found at the Foundation's website -and official page at www.gutenberg.org/contact - -Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg -Literary Archive Foundation - -Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without -widespread public support and donations to carry out its mission of -increasing the number of public domain and licensed works that can be -freely distributed in machine-readable form accessible by the widest -array of equipment including outdated equipment. Many small donations -($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt -status with the IRS. - -The Foundation is committed to complying with the laws regulating -charities and charitable donations in all 50 states of the United -States. Compliance requirements are not uniform and it takes a -considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up -with these requirements. We do not solicit donations in locations -where we have not received written confirmation of compliance. To SEND -DONATIONS or determine the status of compliance for any particular -state visit www.gutenberg.org/donate - -While we cannot and do not solicit contributions from states where we -have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition -against accepting unsolicited donations from donors in such states who -approach us with offers to donate. - -International donations are gratefully accepted, but we cannot make -any statements concerning tax treatment of donations received from -outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff. - -Please check the Project Gutenberg web pages for current donation -methods and addresses. Donations are accepted in a number of other -ways including checks, online payments and credit card donations. To -donate, please visit: www.gutenberg.org/donate - -Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic works - -Professor Michael S. Hart was the originator of the Project -Gutenberg-tm concept of a library of electronic works that could be -freely shared with anyone. For forty years, he produced and -distributed Project Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of -volunteer support. - -Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed -editions, all of which are confirmed as not protected by copyright in -the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not -necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper -edition. - -Most people start at our website which has the main PG search -facility: www.gutenberg.org - -This website includes information about Project Gutenberg-tm, -including how to make donations to the Project Gutenberg Literary -Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to -subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks. |
