summaryrefslogtreecommitdiff
path: root/old/67638-0.txt
diff options
context:
space:
mode:
Diffstat (limited to 'old/67638-0.txt')
-rw-r--r--old/67638-0.txt8016
1 files changed, 0 insertions, 8016 deletions
diff --git a/old/67638-0.txt b/old/67638-0.txt
deleted file mode 100644
index 3961e16..0000000
--- a/old/67638-0.txt
+++ /dev/null
@@ -1,8016 +0,0 @@
-The Project Gutenberg eBook of Los caciques, by Carlos Arniches
-
-This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and
-most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions
-whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms
-of the Project Gutenberg License included with this eBook or online at
-www.gutenberg.org. If you are not located in the United States, you
-will have to check the laws of the country where you are located before
-using this eBook.
-
-Title: Los caciques
-
-Author: Carlos Arniches
-
-Release Date: March 16, 2022 [eBook #67638]
-
-Language: Spanish
-
-Produced by: Ramón Pajares Box (This file was produced from images
- generously made available by The Internet Archive/American
- Libraries.)
-
-*** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK LOS CACIQUES ***
-
-
-NOTA DE TRANSCRIPCIÓN
-
- * Las cursivas se muestran entre _subrayados_, las indicaciones o
- acotaciones escénicas entre ~virgulillas~ y las versalitas se han
- convertido a MAYÚSCULAS.
-
- * Los errores de imprenta han sido corregidos.
-
- * La ortografía del texto original ha sido modernizada de acuerdo con
- las normas publicadas en 2010 por la Real Academia Española.
-
- * Para facilitar la lectura, se han expandido las abreviaturas en los
- nombres de los personajes.
-
-
-
-
-LOS CACIQUES
-
-
-
-
- Esta obra es propiedad de su autor, y nadie podrá, sin su permiso,
- reimprimirla ni representarla en España ni en los países con los
- cuales se hayan celebrado, o se celebren en adelante, tratados
- internacionales de propiedad literaria.
-
- El autor se reserva el derecho de traducción.
-
- Los comisionados y representantes de la _Sociedad de Autores
- Españoles_ son los encargados exclusivamente de conceder o negar el
- permiso de representacíón y del cobro de los derechos de propiedad.
-
- Droits de representation, de traduction et de reproduction réservés
- pour tous les pays, y compris la Suède, la Norvège et la Hollande.
-
- Queda hecho el depósito que marca la ley.
-
-
-
-
- LOS CACIQUES
-
- FARSA CÓMICA DE COSTUMBRES DE POLÍTICA RURAL
- DISTRIBUIDA EN TRES ACTOS
-
- ORIGINAL DE
- CARLOS ARNICHES
-
- Estrenada en el TEATRO DE LA COMEDIA de Madrid
- el 13 de febrero de 1920
-
- MADRID
- R. Velasco, Impresor, Marqués de Santa Ana, 11, dup.º
- TELÉFONO, M 551
- 1920
-
-
-
-
-REPARTO
-
-
- PERSONAJES ACTORES
-
- CRISTINA SRTA. REDONDO.
- EDUARDA SRA. ALBA.
- SEÑÁ CESÁREA MESA.
- TÁRSILA VILLA.
- LA ANASTASIA ANDRÉS.
- MELITONA SRTA. LEÓN.
- MARÍA TERESA REDONDO (J.)
- CHICA 1.ª CABA.
- CHICA 2.ª CORTESINA.
- PEPE OJEDA SR. BONAFÉ.
- ALFREDO ASQUERINO.
- DON ACISCLO TUDELA.
- DON RÉGULO GÓRRIZ.
- CAZORLA ROA.
- EL CARLANCA PEREDA.
- EL MORRONES CABA.
- DON SABINO DEL VALLE.
- EL PERNILES GUTIÉRREZ.
- GARIBALDI RIQUELME.
- EUSTAQUIO GUTIÉRREZ.
- DON ALICIO PEREDA.
- MONREAL INSÚA.
- CHICO 1.º ROLDÁN.
-
-La acción ocurre actualmente en un pueblo de España.
-
-Derecha e izquierda, las del actor.
-
-
-
-
-A S. M. el Rey Don Alfonso XIII
-
-
-Señor:
-
-La emoción que me produjeron las altas palabras que escuché de V. M.
-la noche que presenció la representación de esta obra, me impulsa a
-dedicárosla.
-
-Se consigna en ella una amarga y viva realidad de las costumbres
-políticas españolas expresada sincera y noblemente; pero sería injusto
-no consignar también en su primera pagina, con la misma sinceridad
-y nobleza, que si todos los españoles se hubiesen penetrado de los
-altos propósitos renovadores de V. M., esta obra no hubiese podido ser
-escrita, porque el caciquismo no existiría.
-
-Y esta rotunda afirmación tiene el valor de estar hecha por un hombre
-independiente que no tiene su espíritu coaccionado por ninguna devoción
-política, ni desea del Trono otra cosa sino la egregia bondad de
-Vuestra Real estimación.
-
- Madrid, 10 de marzo de 1920.
-
-Señor, a L. R. P. de V. M.
-
- Carlos Arniches.
-
-
-
-
-[Ilustración]
-
-ACTO PRIMERO
-
-Sala de despacho en la planta baja de un caserón de pueblo, habitado
-por gente de buen acomodo.
-
-A la derecha, en segundo término, puerta de entrada en comunicación
-con el zaguán; en primero, puerta de otra habitación. Al fondo, una
-ventana con reja y una puertecilla que dan al huerto, inundado de sol,
-y del que se ven arriates llenos de flores. A la izquierda, puerta de
-una hoja, que comunica con habitaciones interiores. Ante esta puerta
-una mesa de despacho antigua y un sillón de baqueta. El resto del
-mobiliario adecuado: antiguo, cómodo y fuerte. Un reloj de caja en
-lugar visible.
-
-
-ESCENA PRIMERA
-
-EDUARDA y DON ACISCLO
-
-Al levantarse el telón, aparece la escena sola. A poco se ve por la
-ventana del huerto a doña Eduarda que viene acongojada, huyendo. La
-sigue, jadeante y ansioso de amor, don Acisclo; ella le rechaza de un
-empujón y entra indignada en escena por la puertecilla del foro.
-
-EDUARDA
-
-¡No, no!... ¡Por Dios, quieto!... ~(Huye de él, que entra
-siguiéndola.)~ ¡Déjeme usted o demando auxilio! ~(Toda la escena en voz
-baja y emocionada.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¡Es que me tie usté loco!
-
-EDUARDA
-
-Respete usté que soy casada.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Y a mí qué me importa!
-
-EDUARDA
-
-¡Qué cínico!... ¿Pero y mi marido y su mujer?...
-
-D. ACISCLO
-
-He dicho que na me importa. ~(Intenta ir hacia ella.)~ ¡Esos ojos me
-tien trastornao y!...
-
-EDUARDA
-
-~(Con cómica energía.)~ ¡Atrás!
-
-D. ACISCLO
-
-Pero, Eduarda, si es que...
-
-EDUARDA
-
-~(Heroicamente.)~ ¡Si da usted un solo paso, me secciono la carótida
-con el raspador!
-
-D. ACISCLO
-
-~(Asustado.)~ ¡Eduarda!
-
-EDUARDA
-
-¡Atrás!... ¡O me ve usted tinta en sangre! ~(En uno de sus ademanes,
-mete los dedos en el tintero.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¿Tinta?
-
-EDUARDA
-
-¡Tinta! ~(En un ademán trágico, vuelca el tintero.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¡Por Dios, el tintero!
-
-EDUARDA
-
-¡Nada me importa! ¡Mi honor ante todo!
-
-D. ACISCLO
-
-Pero si yo...
-
-EDUARDA
-
-¡Es usted un miserable!... ¡Estar yo tranquilamente en la huerta
-cogiendo manzanas, subida a la escalera y de pronto sentir!... ¡Oh, qué
-vergüenza! ~(Llora.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Es que creí que se caía usté.
-
-EDUARDA
-
-¿Y me iba usted a sujetar con dos dedos? ~(Acción de dar un pellizco.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Cuando una persona se cae...
-
-EDUARDA
-
-Cuando una persona se cae, se la sostiene, pero no se la retuerce... ¡Y
-de dónde se me ha retorcido a mí! Que... ¡Ah, si lo supiera mi Régulo!
-¡Oh, Régulo, Régulo!
-
-D. ACISCLO
-
-Y usté, Eduarda, por qué no quie ser una miaja complaciente y...
-
-EDUARDA
-
-~(Con altivez.)~ ¡Basta de indignidades!... Déjeme usted salir.
-
-D. ACISCLO
-
-~(Con pasión.)~ Salga usté, pero no será sin que antes... ~(Intenta
-sujetarla para darla un beso.)~
-
-EDUARDA
-
-~(Rechazándole.)~ ¡No, nunca!... ¡Socorro! ~(Le muerde la mano.)~
-
-D. ACISCLO
-
-~(Retorciéndose de dolor.)~ ¡Rediez, qué bocao en el dedo! ¡Se me ha
-comido la yema!
-
-EDUARDA
-
-¡Canalla, seductor! ¡¡Satírico!! ~(Vase puerta izquierda.)~
-
-D. ACISCLO
-
-~(Intenta sujetarla antes que se marche.)~ Eduarda... Eduarda...
-~(Luchan brevemente. Ella le rechaza y le coge con la puerta la
-americana, dejándole sujeto. Aterrado.)~ ¡Atiza! ¡La americana con la
-puerta!... ¡Cogido por el vuelo! ~(Suplicante.)~ ¡Por Dios, Eduarda,
-abra usté, que estoy cogido! ¡Eduarda!... ¡El vuelo!... ¡Eduarda!...
-
-
-ESCENA II
-
-DON ACISCLO y SEÑÁ CESÁREA primera derecha.
-
-CESÁREA
-
-¡Hola, hombre!
-
-D. ACISCLO
-
-¡¡Mi mujer!!... ¡¡Tableteau!!
-
-CESÁREA
-
-¿D’ande sales?
-
-D. ACISCLO
-
-Pues de ahí, de la... que venía de...
-
-CESÁREA
-
-¿No ibas con doña Eduarda por el huerto?
-
-D. ACISCLO
-
-Sí, con ella iba, que quería unas manzanas.
-
-CESÁREA
-
-¿Y qué la dio, que sentí un grito?
-
-D. ACISCLO
-
-Como darla, no la dio na; pero arrimó la escalera, se subió al árbol
---que ya la ties conocía en lo resoluta-- y de poco se cae.
-
-CESÁREA
-
-Pos ya no tie edad pa andarse por las ramas.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Toma!... Eso la he dicho yo, pero...
-
-CESÁREA
-
-~(Cambiando el tono irónico por otro más acre y resuelto.)~ Ni tú
-tampoco la tienes de andarla a los alcances.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Cesárea!... ~(Se sopla el dedo dolorido.)~
-
-CESÁREA
-
-¡Que te creerás que no lo estoy notando too!... ¡Así que una es tonta!
-¡Te figurarás que me chupo el dedo como tú!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Mujer, yo!...
-
-CESÁREA
-
-¡Y ten cuidao no te corte yo los vuelos!
-
-D. ACISCLO
-
-(¡Ojalá!)
-
-CESÁREA
-
-¡Que no me dejas una en paz!... ¡Que me ties más reconsumía!... ¡Ahí
-agarrao como una rata!... ¿Te paece bonito? ~(Le zarandea.)~
-
-D. ACISCLO
-
-~(Avergonzado.)~ ¡Cesárea!...
-
-CESÁREA
-
-~(Amenazadora.)~ ¿Qué debía yo hacer ahora?
-
-D. ACISCLO
-
-¡Pues traerme otra americana u abrir por detrás!
-
-CESÁREA
-
-¡Maldita sea!... Y que te coste, que el día que me harte, se lo digo
-a don Régulo, que ya le ties conocío, que ese por custión de celos le
-pega un tiro a su familia.
-
-D. ACISCLO
-
-Mujer, después de too, por una broma...
-
-CESÁREA
-
-¡Por una broma!... ¡Acisclo, parece mentira que tú, ¡¡tú!!, el dueño,
-el amo, el rey del pueblo, una persona de tu mando y de tu valer, un
-hombre al que too el mundo le tie miedo, que haces que se le mude la
-color a los más templaos... un hombre que causa un respeto que eriza,
-ahora, por esa tía cursi... ahí prendío como un murciélago!... ¡Si
-alguien se enterara!... ¡Si yo no tuviera prudencia!... ~(Levanta el
-pestillo, abre la puerta y deja en libertad a Acisclo.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Mujer, los hombres semos hombres, Cesárea, y con esto ya está dicho que
-semos mu poca cosa... Salomón era Salomón, y en custión de faldas, u de
-lo que se llevase en aquel entonces, pues... ya te acordarás que sumó
-dos mil y pico... Y Napolión, con ser lo que era... pues... también se
-sumaba lo suyo... Conque uno, que es una meaja menos... pues, algún
-sumandillo...
-
-CESÁREA
-
-¡Sumandillo, y llevas veintidós en lo que va de mes, y estamos a
-cinco!...
-
-
-ESCENA III
-
-DICHOS y MORRONES (Alguacil).
-
-MORRONES
-
-~(Segunda derecha. Desde fuera.)~ Ave María Purísima.
-
-CESÁREA
-
-¿Quién se extraña?
-
-MORRONES
-
-¿Se pue pasar?
-
-D. ACISCLO
-
-¡El alguacil! Pasa, Morrones.
-
-MORRONES
-
-~(Con gran respeto.)~ Güenos días nos dé Dios; con premiso de ustés.
-
-CESÁREA
-
-Regulares que sean.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Qué te trae por acá tan de mañana?
-
-MORRONES
-
-Pos naa, que tengo un desgusto, con premiso de usté, que no sé cómo no
-le da a uno itiricia.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Pues qué pasa?
-
-MORRONES
-
-Pues pasa que don Sabino el médico, el Perniles y Garibaldi, pus m’han
-hecho de venir a molestarle a usté, con premiso de usté, porque quién
-hablale de no sé qué cosas _nómalas y urgüentes_, que me lo he tenío
-que apuntar. ~(Mira un papel.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¿Quejas tenemos?
-
-MORRONES
-
-¡Qué sé yo!... Cuatro garambainas... Que si los sueldos, que si el
-riego, que si la contrebución... Naa, lo e siempre: _potrestas_.
-
-CESÁREA
-
-¡Madre, qué tropa!... Pero si esos protestan de too.
-
-MORRONES
-
-Toma, como que el año pasao les cayó la lotería y elevaron una
-_potresta_ por haberles caído en la de tres pesetas.
-
-D. ACISCLO
-
-Güeno, pues les dices que aguarden, si quieren, que yo voy a tomar el
-chocolate. Eso si no encuentras alguna razón de las tuyas pa que se
-vayan.
-
-MORRONES
-
-Yo, si usté lo manda, _razones_ siempre tengo. Les abro la puerta y les
-abro la ventana y ellos escogen: u se marchan _u los marcho_. ~(Acción
-de echarlos.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Déjales, que todavía no es el caso. Pero como me hurguen mucho les va a
-doler, ¡por estas! Que esos tres me andan buscando las cosquillas...
-
-CESÁREA
-
-¿Y viene con ellos Garibaldi, el republicanote ese?...
-
-MORRONES
-
-El mismo. Ahora ice que s’ha sindicao con un garrote que tiene, así de
-gordo.
-
-CESÁREA
-
-¡Mala troná en ellos! ¡Valiente gentuza! ~(Vanse don Acisclo y señá
-Cesárea, primera derecha.)~
-
-
-ESCENA IV
-
-MORRONES, DON SABINO, PERNILES y GARIBALDI, segunda derecha.
-
-MORRONES
-
-~(Desde la puerta.)~ Que les da a ustés su premiso... pero pa pasar
-aquí hay que limpiarse los pies.
-
-D. SABINO
-
-~(Entra. Se descubre.)~ Buenos días.
-
-PERNILES
-
-~(Ídem, ídem.)~ A la paz de Dios.
-
-GARIBALDI
-
-~(Pasa sin quitarse el sombrero.)~ Libertá, fraternidá...
-
-MORRONES
-
-Quítate el sombrero.
-
-GARIBALDI
-
-Igualdá.
-
-MORRONES
-
-Igual da, pero quítatelo, ~(se lo quita y lo tira sobre una silla.)~
-
-D. SABINO
-
-¿Has tenido la bondad de decirle al señor alcalde?...
-
-MORRONES
-
-Le he dicho lo que le tenía que icir y dice que si quién ustés esperale
-que le esperen, que ahora saldrá...
-
-D. SABINO
-
-Entonces... ~(Mira como buscando una silla.)~
-
-MORRONES
-
-Que ahora saldrá con su señora a dar un paseo y que golverá a la una,
-pero que ustés hagan lo que sea de su convenencia, que él no se va a
-privar de sus cosas por naidie.
-
-D. SABINO
-
-Pues esperaremos, ¿no os parece?
-
-PERNILES
-
-¡Qué remedio! Yo no me voy sin que me oiga. ~(Van a coger sillas para
-sentarse.)~
-
-GARIBALDI
-
-Ni yo... Le quio presentar al _noy del fresno_. ~(Por el garrote.)~
-
-MORRONES
-
-~(Muy extrañado.)~ ¿Pero es que se van ustés a sentar?
-
-D. SABINO
-
-Hombre, si es posible...
-
-MORRONES
-
-~(Como resignándose.)~ Güeno, pero cojan ustés taburetes, que las
-sillas son pa los amigos políticos.
-
-PERNILES
-
-Tá bien ~(Se sientan en taburetes.)~
-
-MORRONES
-
-~(A Garibaldi.)~ Y tú, tira ese cigarro, que aquí no se pue fumar.
-
-GARIBALDI
-
-¿Y por qué fumas tú?
-
-MORRONES
-
-No se pue fumar viniendo de vesita. ~(A Perniles que se vuelve a mirar
-el reloj.)~ ¿Y tú qué miras?
-
-PERNILES
-
-Hombre, iba a mirar la hora...
-
-MORRONES
-
-¡La hora!... En seguía si fua yo el Alcalde iba a tené un reló destapao
-pa que se aprovechasen d’él los del partido contrario... Mañana lo
-forro.
-
-GARIBALDI
-
-Lo que debías tú de hacer, aunque seas _aguacil_ y estés amparao por
-ciertos mandones, es mirarte una miaja más en la atención de las
-presonas que necesitan del monecipio y no avasallar a too Cristo por
-menos de naa.
-
-MORRONES
-
-Tú, lo que vas a hacer, es callarte la boca ahora mismo.
-
-GARIBALDI
-
-Y prencipalmente por don Sabino lo he dicho, que es una presona médica
-y respetable, llena de canas; que uno al remate no es letrao ni
-muchismo menos y anda con Dios y que le falten a uno, que tan hecho
-está uno a trancas como a barrancas.
-
-MORRONES
-
-Tú eres un parlero que hablas más de la cuenta, y si no te callas te
-agarro de los cabezones y sales... ~(Le amenaza.)~
-
-GARIBALDI
-
-~(Enfurecido.)~ ¡Prueba y te doy con el _noy_!...
-
-MORRONES
-
-¿A mí?... ~(Se dispone a acometerle.)~ ¡Por vida e...!
-
-
-ESCENA V
-
-DICHOS, DON ACISCLO, primera derecha.
-
-D. ACISCLO
-
-~(Autoritario y despótico.)~ ¿Qué es eso?
-
-MORRONES
-
-Señó alcalde... Era que...
-
-D. ACISCLO
-
-¡Silencio! Anda pa un rincón, que es lo tuyo.
-
-MORRONES
-
-No, dejarme... ¡Maldita sia! ~(Va a sentarse junto a la puerta,
-refunfuñando.)~
-
-D. ACISCLO
-
-~(Se va a su mesa y se sienta.)~ Sentarse.
-
-MORRONES
-
-Y encima les dice que se asienten. ¡Se cae usté de güeno! Así le tratan.
-
-D. ACISCLO
-
-A callar. Sentarse he dicho.
-
-LOS TRES
-
-Con permiso. ~(Se sientan con cómica rapidez.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Pues ustés dirán... ~(Se levantan los tres como para hablar.)~
-¡Sentarse he dicho! ~(Vuelven a sentarse con mayor rapidez que antes.)~
-Sé que me quien ustés hablar. Acedo; pero uno a uno y cuidaíto con lo
-que se dice. Escomenzaremos por usté, don Sabino.
-
-D. SABINO
-
-~(Poniéndose de pie.)~ Como usté mande.
-
-D. ACISCLO
-
-Conque usté dirá qué istentino se le ha deteriorao.
-
-D. SABINO
-
-Pues... nada, señor alcalde, que un servidor de usted...
-
-D. ACISCLO
-
-Por muchos años.
-
-D. SABINO
-
-Por muchos, sí, señor... Me veo, bien a mi pesar, en la precisión de
-molestarle respetuosamente, acuciado por las dolorosas necesidades de
-la vida. Porque claro, aunque uno es un humilde médico rural, pues
-tiene uno que comer de vez en cuando, tiene uno que vestir, llamémoslo
-así; tiene uno que...
-
-D. ACISCLO
-
-Exigencias no faltan, no.
-
-D. SABINO
-
-Las igualas son cortas, las visitas escasas... y como el digno
-Ayuntamiento de su acertadísima presidencia tiene la bondad de
-adeudarme...
-
-D. ACISCLO
-
-~(Agriando mucho más el gesto y dando un golpe en la mesa con una
-regla; carraspea.)~ ¡Ejem!...
-
-D. SABINO
-
-~(Sobrecogido, trata de dulcificar el concepto.)~ ...nada, siete
-efímeras y cortas anualidades, que importan la insignificante suma de
-catorce mil quinientas pesetas; pues yo, agotados todos mis recursos
-para la vida, me permito elevar a usted una humilde súplica...
-
-D. ACISCLO
-
-~(Dando otro reglazo sobre la mesa.)~ ¡Dita sia!... ¿Y tie usté la
-frescura de venir aquí con esas quejas?
-
-D. SABINO
-
-¿Cómo la frescura, señor alcalde?
-
-D. ACISCLO
-
-¡La frescura! No quito una letra.
-
-MORRONES
-
-~(Enardecido.)~ No quite usté naa.
-
-D. SABINO
-
-Yo creía que elevar una humilde queja...
-
-D. ACISCLO
-
-¡Una humilde queja!... Pero cuidiao que hace falta descaro, don Sabino.
-
-D. SABINO
-
-¡Señor Alcalde!
-
-D. ACISCLO
-
-Vamos a ver. ¿Qué le debían a usté en el último pueblo?
-
-D. SABINO
-
-Once anualidades.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Y en el anterior?
-
-D. SABINO
-
-Nueve.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Y viene usté a estrellarse conmigo que no le debo más que siete!
-
-D. SABINO
-
-Señor Alcalde...
-
-D. ACISCLO
-
-¿Le ha pagao a usté alguno?
-
-D. SABINO
-
-No, señor.
-
-D. ACISCLO
-
-¡No le han pagao los otros y quie que le pague yo!... Pórtese usté
-bien, debiendo menos que los demás pa que encima se lo agradezcan con
-estas exigencias.
-
-D. SABINO
-
-¡Peor me lo agradecen a mí, que no me pagan y encima me maltratan, don
-Acisclo!
-
-D. ACISCLO
-
-Usté se lo ha buscao.
-
-D. SABINO
-
-¿Yo?...
-
-D. ACISCLO
-
-¡Sí, señor, ea! Que si no lo digo, reviento. Usté se lo ha buscao por
-ser enemigo político mío.
-
-D. SABINO
-
-¿Yo enemigo de usted?
-
-D. ACISCLO
-
-Y encubierto y solapao, que son los malos.
-
-D. SABINO
-
-¡Don Acisclo!
-
-D. ACISCLO
-
-Y le voy a usté a probar su malquerencia, que la tengo conocía en toos
-los detalles. Aquí, en este pueblo de mi mando, no hay más que dos
-partíos políticos, ¡dos!... porque no quiero confusiones; el _miista_,
-que es el mío, y el _otrista_, que son toos los demás; güeno, pues en
-los dos últimos años se han muerto cinco presonas en el pueblo... pues
-toos de mi partido. Y eso no se lo aguanto yo, ni a usté ni a nadie.
-Conque, u se mueren cinco presonas del partío contrario en el término
-de dos meses, u no cobra usté un real.
-
-D. SABINO
-
-Señor Alcalde, es que los _otristas_ no son más que tres.
-
-D. ACISCLO
-
-Pues que se mueran dos veces caa uno.
-
-D. SABINO
-
-Y además, se cuidan mucho.
-
-D. ACISCLO
-
-Pues se pone usté d’acuerdo con el boticario. Pa too hay recursos. Y
-como remate, ¿usté cree que estoy yo aquí pa aguantar menosprecios de
-nadie?...
-
-D. SABINO
-
-¿Menosprecios?
-
-D. ACISCLO
-
-¡Sí, señor; menosprecios!... Va usté a visitar a la mujer del sargento
-de la Guardia Civil u a la del Registrador, y a ellas sellos, jarabes,
-píldoras, emplastos, sanguijuelas... ¡Viene usté a ver a mi mujer y
-manesia _fervecente_ naa más!
-
-D. SABINO
-
-Es que eran distintas las dolencias.
-
-D. ACISCLO
-
-Pamplinas. A mi mujer hay que darla dobles recetas que a too el mundo,
-tenga lo que tenga, que pa eso es mi mujer.
-
-D. SABINO
-
-Pero si usted permitiera que yo le explicase...
-
-D. ACISCLO
-
-Ni una palabra. De forma, que me presenta usté una _istancia_ en papel
-sellao de tres reales y se la da usté a ese, ~(Por Morrones.)~ que ya
-sabe lo que tie que hacer con ella.
-
-MORRONES
-
-Sí, señor.
-
-D. SABINO
-
-Pero...
-
-D. ACISCLO
-
-Otro.
-
-D. SABINO
-
-Señor Alcalde, perdone usté que le diga que esto es conculcar la ley.
-
-D. ACISCLO
-
-Está usté errao.
-
-D. SABINO
-
-¿Yo errao?...
-
-D. ACISCLO
-
-Errao completamente. A ver, el veterinario.
-
-PERNILES
-
-~(Se levanta.)~ Servidor.
-
-D. ACISCLO
-
-(Lo de la manesia lo tenía yo clavao en el alma...) Expón, Perniles.
-
-PERNILES
-
-Pues yo, señor Alcalde, vengo como concejal d’oposición...
-
-D. ACISCLO
-
-Ya sé que eres otrista; no me lo recalques.
-
-PERNILES
-
-A decirle a usté que me se haga justicia; porque lo que están haciendo
-conmigo los sabuesos de usté es una gorrinada.
-
-D. ACISCLO
-
-Oye, tú... ¡A ver las palabritas que usas, que no estamos en sesión!
-
-PERNILES
-
-Es que hay que hablar claro.
-
-D. ACISCLO
-
-En el Ayuntamiento, las porquerías que quieras; aquí con urbanidaz.
-
-PERNILES
-
-Es que ya no hay cristiano que aguante esto, que no me dejan vivir; que
-el tío Marcos, amparao en usté, ha cogío el agua del acequión de las
-Jarillas pa su molino y nos quita de regar a los que tenemos derecho pa
-ello.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Pero es que él es primo mío, mia tú este!
-
-PERNILES
-
-Más primos somos nosotros, que pagamos y no regamos.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Y qué quies decir con eso?
-
-PERNILES
-
-Pues con eso quio dicir, que antes toos cogíamos buenas calabazas,
-que es la prencipal cosecha del pueblo; pero hogaño como no consienten
-de regar más que a sus amigos de usté, pues resulta que las mejores
-calabazas son las del partido miista.
-
-D. ACISCLO
-
-Caa partío tie las calabazas que se merece. Si vosotros hubieseis votao
-lo que yo sus decía, no las habría como las vuestras; pero ya que me
-hicisteis de perder la elección, calabacines y gracias.
-
-PERNILES
-
-¿Es decir, que voy a mirar yo con sosiego que me se pierdan toas las
-cosechas?
-
-D. ACISCLO
-
-Tú verás lo que te conviene, Perniles, porque aquí no hay más que dos
-caminos: u te haces miista u vas a regar cuando estornudes.
-
-PERNILES
-
-¿De moo que la concencia política...?
-
-D. ACISCLO
-
-Riega con ella.
-
-PERNILES
-
-¡Güeno, y últimamente, si no me dejan regar, que no me manden el recibo
-del agua, eso es!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Alto allá! Eso es otra cosa. El recibo te lo mandan porque en la
-cuenta e regantes resulta un líquido en contra tuya.
-
-PERNILES
-
-¡Pero qué líquido va a resultar si no me dan agua!
-
-D. ACISCLO
-
-No es líquido de humedaz, es de aritmética, y ties que enjugarlo.
-
-PERNILES
-
-Pues si no me dan agua, el otro líquido que lo enjuague el Secretario,
-~(Se sienta.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Eso lo veremos, que tú eres muy altanero; y u pagas u te se embarga,
-que ya me ties conocío. Otro. A ver tú, Garibaldi, ¿vienes también
-sobre alguna protesta?
-
-GARIBALDI
-
-Servidor, vengo sobre su cuñao de usté, que me ha tirao dos coces su
-macho, porque lo tie enseñao a cocear a los republicanos de una manera,
-que en cuanto se habla de Lerroux no hay quien pare a su lao.
-
-D. ACISCLO
-
-Yo, en las opiniones políticas del macho no me puedo meter.
-
-GARIBALDI
-
-Bueno, está bien; eso ya me lo arreglaré yo, porque estoy educando a mi
-burra de una forma, que de que oiga mentar a La Cierva, de una coz le
-va a quitar la cabeza a un santo. Pero de camino vengo a hacerle a usté
-una denuncia.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Contra quién?
-
-GARIBALDI
-
-Contra su consabido cuñao. Anastasio Mangola, alias Jaro.
-
-D. ACISCLO
-
-Tú dirás.
-
-GARIBALDI
-
-Pues naa; paso por lo del macho, paso por que sea cartero, paso por
-que sea cojo siendo cartero y paso por que siendo cojo y cartero no
-sepa leer ni escrebir, pero por lo que no puedo pasar de nenguna de las
-maneras es por la forma que tiene de repartir la correspondencia.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Qué forma tiene, vamos a ver?
-
-GARIBALDI
-
-Pues naa que coge las cartas y las deja encima una mesa a la puerta e
-su casa. Usté va y mira; que hay una carta y que es pa usté, pues deja
-usté cinco céntimos y se la lleva; que no es pa usté, pues deja usté
-diez y la coge si quiere. Y cuando se presenta el interesao a reclamar,
-pues le ice: «¡Haber venío antes!»
-
-D. ACISCLO
-
-¿Y qué pero ties que ponerle a eso?... ¡Yo no os entiendo! Estáis
-clamando día y noche por la libertá y en cuanto un funcionario público
-sus deja en libertá...
-
-GARIBALDI
-
-Es que queremos libertá con orden y con justicia, que es lo que no hay
-en este pueblo.
-
-D. ACISCLO
-
-~(Airado y dando golpes en la mesa.)~ ¿Qué estás diciendo?
-
-GARIBALDI
-
-El Evangelio; que hay que icir las cosas como sean.
-
-PERNILES
-
-~(Animado por el ejemplo de Garibaldi.)~ Sí, señor; que esto es peor
-que la Inquisición, pa que usté lo sepa.
-
-GARIBALDI
-
-Porque aquí, pa que le dejen respirar a uno y no le quemen la cosecha u
-le maten el ganao, tie que votar lo que usté quiera y hacer lo que usté
-quiera y ser esclavo de usté.
-
-PERNILES
-
-U de su señora de usté.
-
-GARIBALDI
-
-U de su otra señora...
-
-D. ACISCLO
-
-~(Indignado.)~ ¡Garibaldi!
-
-PERNILES
-
-U de sus amigos, u de las criás de sus amigos u de los amigos de sus
-criás.
-
-GARIBALDI
-
-Pa pagar las contrebuciones, nosotros; pa cobrar, los compinches...,
-pues no, señor. ¡Esto no pue ser!
-
-PERNILES
-
-Y no será. Que antes que vivir en este atropello, es mejor echarse por
-los caminos a pedir una caridá e Dios.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Que estáis faltando a la ley!
-
-D. SABINO
-
-~(Airado.)~ Pero ¿qué entiende usté por ley?
-
-D. ACISCLO
-
-Una cosa que me permite poner multas; conque cincuenta duros caa uno.
-Morrones, avisa a la Guardia Civil.
-
-D. SABINO
-
-¡Que avise a quien le dé la gana, pero hay que acabar con esta
-ignominia; hay que vivir como seres civilizados, como hombres siquiera,
-porque cuando se vive hundido en la infamia de una tiranía bestial e
-ignorante, es preferible la muerte... cien veces la muerte!... Y hay
-que luchar...
-
-LOS DOS
-
-Sí, señor.
-
-D. SABINO
-
-Hay que luchar, pero no por unas míseras pesetas perdidas, no; hay que
-luchar porque el oprobio y la esclavitud en que vivimos es vergüenza
-para la civilización, y ludibrio y escándalo para la patria. ¡Muera el
-caciquismo!... ¡Muera cien veces!...
-
-LOS DOS
-
-¡Muera!... ~(Vanse gritando: «¡Muera!»)~
-
-D. ACISCLO
-
-¡Canallas! ¡Granujas!... ¡A la calle!... ¡Me han atropellao! ¡Me han
-desacatao!.. ¡Dan gritos revolucionarios!
-
-MORRONES
-
-~(Que ha sacado una escopeta de la primera derecha y quiere ir tras
-ellos.)~ ¡Déjeme usté a mí que les voy a dar cevelización!...
-
-D. ACISCLO
-
-~(Conteniéndole.)~ No; quieto, Morrones... ahora no, que es de día y
-salen de mi casa. ~(Le quita la escopeta y la esconde.)~
-
-MORRONES
-
-¡Eso les vale!... ¡Maldita sia!...
-
-D. ACISCLO
-
-Pero ven acá, vamos a hacer una denuncia por desacato. Los tengo medio
-año en la cárcel. ¡Por estas!
-
-MORRONES
-
-¡Medio año!... ¡seis años de cadena perpetua caa uno y no pagan, no sea
-usté primo!
-
-D. ACISCLO
-
-Es verdá. ¡Seis años! Veinte años..., cuarenta años... ~(Vanse primera
-derecha.)~
-
-
-ESCENA VI
-
-CRISTINA, DOÑA EDUARDA (del huerto).
-
-Se levanta la cortina de la ventana y asoma la cara dulce y graciosa de
-Cristina. Por el otro extremo asoma doña Eduarda.
-
-CRISTINA
-
-¿No hay nadie?
-
-EDUARDA
-
-Nadie. Pasa, Cristina; pasa. ~(Entran de puntillas. Cristina trae unas
-flores en la mano.)~
-
-CRISTINA
-
-Tengo miedo que nos puedan oír.
-
-EDUARDA
-
-Pasa, pasa sin temor; siéntate aquí y cuéntamelo todo. ¡Oh, pero quién
-iba a figurarse que tú!... ¡Habla, hija; habla! ~(Se sientan.)~
-
-CRISTINA
-
-Sí; sí, señora doña Eduarda, es preciso que hablemos, porque yo
-necesito una persona buena como usted a quien abrirle mi corazón,
-contándole todo lo que me sucede.
-
-EDUARDA
-
-Claro, así te encontraba yo de triste y de pensativa. ¡Pero cómo iba a
-imaginar! ¡Oh, tu aventura es una aventura llena de interés, de poesía,
-de pasión!...
-
-CRISTINA
-
-¡Me ha costao ya más lágrimas!... ¡Si supiera usté!...
-
-EDUARDA
-
-Sigue, sigue... ¿y dices que se trata de un joven esbelto, de ojos
-oscuros, fuerte como un pugilista, ágil como un berebere?...
-
-CRISTINA
-
-Sí, señora; es alto, elegante, de ojos grandes, pelo negro, labios
-finos... dientes blancos...
-
-EDUARDA
-
-¡Una tontería de moreno, vaya!
-
-CRISTINA
-
-¡Usted no puede imaginarse un hombre más guapo, doña Eduarda!
-
-EDUARDA
-
-Ya lo creo que puedo. Tú no conoces mi fuerza imaginativa. Además, tú
-te expresas con un calor, que no es que describes, es que fotograbas...
-Y sigue, sigue... ¿dices que cuando estabas ahogándote, él,
-heroicamente se lanzó al agua?
-
-CRISTINA
-
-Sí, señora; cuando yo estaba ahogándome, de pronto él, se tira al agua,
-coge la botella, llena el vaso, me lo da, bebo un sorbo y me pasa la
-espina.
-
-EDUARDA
-
-~(Con cierto desencanto.)~ ¡Ah! ¿Pero no fue un naufragio?
-
-CRISTINA
-
-No, señora; fue una raspa. Si ya se lo he dicho a usté, sino que usté
-se ha empeñao que me pasó en el océano, y fue en una fonda.
-
-EDUARDA
-
-Confiesa que en el mar hubiese sido más romántico; pero, en fin, todo
-es ahogarse. Sigue, sigue.
-
-CRISTINA
-
-Pues como digo, fue en la fonda del balneario de la Robla, donde yo
-había ido acompañando a mi tía Constanza. Allí encontré a Alfredo.
-
-EDUARDA
-
-¡Ay, Alfredo, hasta el nombre escalofría!
-
-CRISTINA
-
-Antes de aquello de la espina, había notao yo que aquel joven me miraba
-con interés y que me decía al pasar alguna palabra cariñosa; pero ya
-desde aquella tarde nos acompañó sin falta en todos nuestros paseos,
-y al cabo, una noche de luna muy clara, muy clara, después de cenar,
-fuimos a dar una vuelta por la carretera y se me declaró.
-
-EDUARDA
-
-¡Oh!... Sigue.
-
-CRISTINA
-
-Se me declaró pintándome un amor... ¡ay, doña Eduarda!...
-
-EDUARDA
-
-¿Rosáceo?
-
-CRISTINA
-
-No me acuerdo, porque yo no estaba para colores... Pero ¡qué frases me
-dijo tan discretas y tan amables!... Y claro, como una metida en estos
-poblachos no ha oído jamás a un joven educao tres palabras cariñosas y
-bien dichas, pues yo, a medida que me pintaba su cariño, iba sintiendo
-interiormente una alegría y un temblor que yo no sabía cómo disimularlo.
-
-EDUARDA
-
-¿Y tú qué le dijiste, qué?...
-
-CRISTINA
-
-Pues le dije que aquello no podía ser formal, que era que quería
-burlarse de mí, que yo no podía gustarle... en fin, todas esas
-tonterías que dice una mujer cuando quiere decir que sí y no sabe cómo.
-
-EDUARDA
-
-¡Oh, qué cándida ingenuidad!
-
-CRISTINA
-
-Él, entonces, me contó toda su vida. Y yo no sé, vamos, porque a los
-hombres no los puede una creer... pero qué sé yo, se me figuró que
-aquel me hablaba con un sentir honrao y verdadero. Me dijo que era
-pobre, muy pobre.
-
-EDUARDA
-
-¡Pobre!... ¡Qué poemático!
-
-CRISTINA
-
-Que no tenía padres.
-
-EDUARDA
-
-¡Huérfano!... ¡Qué elegíaco!
-
-CRISTINA
-
-Que vivía con un tío.
-
-EDUARDA
-
-¡Vivir con un tío!... ¡Mi ideal!
-
-CRISTINA
-
-Y yo..., pues también le conté mi vida. Le dije que era huérfana como
-él, que vivía enterrada en esta tristeza de pueblo con un hermano de
-mi padre que me administraba la fortuna, y que se me figuraba que esto
-me tenía amarrada a mis tíos, que querían casarme a su gusto, pa que
-no pudiese escapar de su lao; y que yo tenía ansia de un cariño leal y
-verdadero que me sacara de esta esclavitud y de estos egoísmos. Él me
-escuchaba así como emocionao, y luego, con voz temblorosa, me prometió
-quererme siempre, venir por mí, casarse conmigo, sacarme del pueblo...
-Yo, entonces, lloré al oírlo, nos cogimos las manos y... ¡me da un
-sofoco recordarlo!..
-
-EDUARDA
-
-¡Dime, dime!...
-
-CRISTINA
-
-¡Y luego nos dimos un beso!
-
-EDUARDA
-
-¡Oh, un beso!... ¡Ah, Cristina, qué recuerdos se despiertan en mí!
-
-CRISTINA
-
-¡Pues ya ve usté si es infamia, al día siguiente de aquella noche tan
-feliz, desapareció del balneario sin despedirse siquiera!
-
-EDUARDA
-
-¡Qué perfidia! ¡Qué ingratitud!...
-
-CRISTINA
-
-Yo lloré sin consuelo. Aquello me pareció una burla. En el hotel se
-murmuraba que se había ido sin pagar. Yo no hice caso, pero luego caí
-en la cuenta...
-
-EDUARDA
-
-El que se conoce que cayó en la cuenta fue él.
-
-CRISTINA
-
-Caí en la cuenta de que quizá arrepentido de haberme engañao, no quiso
-ni despedirse.
-
-EDUARDA
-
-¡Pobrecilla!
-
-CRISTINA
-
-A los pocos días volvimos al pueblo, y aquí me paso estas horas largas
-llorando y pensando en él. ¿Volverá? ¿No volverá? ¡Las margaritas que
-yo he deshojado!...
-
-EDUARDA
-
-¡Volverá, ten esperanza!
-
-CRISTINA
-
-¡No, no volverá, doña Eduarda! Aquello fue una broma con una pobre
-señorita de pueblo. Como una no sabe expresarse, ni tiene modales, ni
-elegancia, ni nada... Claro, ¡cuesta tan poco engañarnos!... Si viera
-usté, ¡tengo una rabia y un coraje! ¡Ser una señorita de pueblo!... ¡Me
-da una pena!... ~(Llora.)~
-
-EDUARDA
-
-Por Dios, Cristina, no llores, no llores, que me estás atormentando
-cruelmente, ~(Se levanta.)~
-
-CRISTINA
-
-¿Yo?...
-
-EDUARDA
-
-¡Sí, ea!... Quiero también hacerte mi confesión. Me estás atormentando
-porque, sábelo de una vez, tu aventura renueva en mi alma el dolor de
-un episodio parecido.
-
-CRISTINA
-
-¿Doña Eduarda, qué dice usted?
-
-EDUARDA
-
-Lo que oyes. ¡Qué mujer no tiene su dardo en el corazón!... ¡Ah, esos
-amores fugitivos, esas poéticas aventuras de unos días, dejan en el
-alma una huella tan perdurable!... Yo también conocí otro como tu
-Alfredo. El mío se llamaba Rigoberto. Rigoberto Piñones de Vargas. Como
-guapo, el Apolo del Belvedere era un charlot a su lado. Pertenecía a
-una gran familia valladolisoletana. Tú ya habrás oído hablar de los
-piñones de Valladolid.
-
-CRISTINA
-
-Muchísimo, sí señora.
-
-EDUARDA
-
-Era tierno, blanco, suave, apasionado, donjuanesco, arrogante... y para
-colmo, me dijo que era militar.
-
-CRISTINA
-
-¿Pero todo eso sería antes de casarse usted con el señor Blanco?
-
-EDUARDA
-
-Ah, claro, hija, eso fue mucho antes de que yo pusiera los ojos en
-Blanco. ¡Tú no puedes imaginarte cómo idolatré a Rigoberto! ¡Aquello
-era la enajenación, el arrebato, el traumatismo! ¡Yo también tengo
-mi noche de luna, mis promesas ardientes murmuradas en un jardín
-solitario!... Yo también gusté la miel de un beso furtivo... ¡Ah,
-Cristina!
-
-CRISTINA
-
-¡También!
-
-EDUARDA
-
-También. Me lo dio en la rotonda, en la rotonda de mi casa. ¡Mamá
-dormitaba, yo confieme, el incitome... y al fin, imprimiómelo! ¡Cuánto
-adorele! Pero, ¡oh funesta coincidencia! también el mío, como el tuyo,
-desapareció un día súbitamente.
-
-CRISTINA
-
-¿Es posible?
-
-EDUARDA
-
-Lo que oyes. Y a poco averigüé, aterrada..., que no se llamaba
-Rigoberto, sino Exuperio, que lo de los Piñones era una superchería y
-que lo único que tenía de militar era la licencia absoluta y un gorro
-de cuartel.
-
-CRISTINA
-
-¡Qué horror!
-
-EDUARDA
-
-¡Qué horror y qué sacrilegio!
-
-CRISTINA
-
-¿Sacrilegio?
-
-EDUARDA
-
-Sacrilegio, sí; porque ¡hay más!... ¡pásmate, aquel hombre estudiaba
-para sacerdote!
-
-CRISTINA
-
-¡Jesús!
-
-EDUARDA
-
-Era un ordenado de Epístola, es decir, era un desordenado, porque todo
-se lo gastaba en juergas. Tuvieron que echarlo del Seminario. No te
-digo más.
-
-CRISTINA
-
-¡Qué desengaños hay en la vida!
-
-EDUARDA
-
-Pues ya lo ves; pasó el tiempo, me casé, soy fiel a mi esposo, y, sin
-embargo, recuerdo tanto a aquel hombre, que cuando mi marido dice por
-ahí que estamos a partir un piñón, me pongo como la grana...
-
-CRISTINA
-
-¡Lo creo!
-
-EDUARDA
-
-Vamos, Cristinita, vamos hacia el jardín. Necesito aire... Tu relato y
-mi recuerdo, me retraen a rememoraciones que... ¡Ah!...
-
-CRISTINA
-
-~(Cogiendo una margarita que lleva en el pecho.)~ ¿Volverá? ¿No
-volverá?... Sí, no... sí, no... ~(La va deshojando. Hacen mutis por el
-jardín.)~
-
-
-ESCENA VII
-
-CARLANCA y CAZORLA, segunda derecha, luego MORRONES, primera derecha.
-
-Carlanca es un tipo de matón de pueblo, feo, peludo, cejijunto, de
-mirar atravesado. Cazorla, fino, redicho. Vestido con humildad, pero
-pulcramente. Vienen jadeantes, pálidos, consternados. Hablan con
-agitación, con ira.
-
-CAZORLA
-
-¡Ay, párate, Carlanca, párate, que no puedo más!
-
-CARLANCA
-
-Y yo vengo con la lengua fuera; pero déjalo, no le hace que reventemos.
-¡Hay que ponerlos sobre aviso, tien que saber la gravedad de la cosa!
-
-CAZORLA
-
-¿Quién habrá sido el ladrón?
-
-CARLANCA
-
-¡No sé, pero el que haiga sido, míalas, si no me las paga con su
-sangre!... Llamemos.
-
-CAZORLA
-
-¡Ay, qué disgusto más horrible! ¡Ay, en cuanto se entere don Acisclo!...
-
-CARLANCA
-
-Cae con una _aploplejía_. ¡Pero ni pa unto va a servir el que tenga la
-culpa! ¡Lo asesino!... ~(Llamando.)~ ¡Ave María Purísima!...
-
-CAZORLA
-
-¡Ay, Carlanca, no llames, que yo no tengo valor pa darles el trago!
-
-CARLANCA
-
-No hay que perder tiempo. Sería peor. ¡Pero déjate, que al causante,
-mal rayo si no le clavo la faca en las entrañas!... ~(Volviendo a
-llamar.)~ ¡Alabao sea Dios!
-
-MORRONES
-
-~(Saliendo primera derecha.)~ ¿Quién?
-
-LOS DOS
-
-Morrones... ~(Le cogen cada uno de un brazo.)~
-
-MORRONES
-
-¡Señor Cazorla! ¡Carlanca!...
-
-CAZORLA
-
-¿Y el señor Alcalde?
-
-MORRONES
-
-Pero, ¿qué pasa que vienen ustedes más blancos que un papel?...
-
-CAZORLA
-
-¡Pues pasa, que el mundo se nos viene encima!
-
-MORRONES
-
-¡Mi madre!
-
-CARLANCA
-
-Que ya pues ir escogiendo el presidio que te guste más.
-
-MORRONES
-
-¿Recontra, pero va en serio?
-
-CAZORLA
-
-El Evangelio es una chirigota comparao con lo que acabas de oír.
-
-MORRONES
-
-Pero...
-
-CARLANCA
-
-Arrea, avisa a don Acisclo y a la señá Cesaria que salgan a escape.
-
-MORRONES
-
-~(Inicia el mutis.)~ Voy, voy...
-
-CARLANCA
-
-~(Deteniéndole.)~ ¡Ah, escucha!... para que no se asuste así, de
-pronto, dile que no es nada, pero que se traiga el revólver, por si
-acaso.
-
-CAZORLA
-
-Eso. Y añádeles que la cosa no tiene importancia, pero que si no está
-el médico, que lo avisen.
-
-MORRONES
-
-Bueno. ~(Va a marcharse.)~
-
-CAZORLA
-
-~(Vuelve a detenerlo.)~ Oye... y manda como cosa tuya que hagan una
-meaja de tila.
-
-MORRONES
-
-¿Pa cuántos?
-
-CAZORLA
-
-Kilo y medio. Arrea. ~(Vase primera derecha.)~
-
-CARLANCA
-
-¡Pobre don Acisclo!
-
-CAZORLA
-
-Bueno, y si al decírselo se nos muere, ¿qué hago?
-
-CARLANCA
-
-Pues en cuanto le veas con síntomas así como pa entierro, te callas.
-
-CAZORLA
-
-¡Pero, Dios mío! ¿quién habrá sío el delator?
-
-CARLANCA
-
-Yo lo sabré y ¡ay de él! ¡Iremos a presidio, pero le rajo! ¡Por de
-contao!
-
-CAZORLA
-
-Calla, que salen.
-
-
-ESCENA VIII
-
-DICHOS, SEÑÁ CESÁREA y DON ACISCLO. Primera derecha.
-
-CESÁREA
-
-¿Qué pasa?
-
-D. ACISCLO
-
-¿Qué ocurre, qué dice Morrones que dicen ustés?...
-
-CESÁREA
-
-¡Madre, qué caras!
-
-D. ACISCLO
-
-¿Se nos ha quemao la parva?
-
-CESÁREA
-
-¿S’ha muerto ganao?
-
-CARLANCA
-
-¡Peor!
-
-CESÁREA
-
-¡Peor!
-
-D. ACISCLO
-
-Hablen ustés, que m’ahogo de angustia. ¿Qué es lo que pasa?
-
-CAZORLA
-
-¡Ay, don Acisclo, en diez años que llevo al frente de la secretaría de
-este Ayuntamiento, nunca le he dado a usted un mal disgusto!
-
-D. ACISCLO
-
-Sí, bueno, ya lo sé, pero...
-
-CAZORLA
-
-Cuando se le murió a usted su suegra, pa evitar que usté se afligiese,
-le dije que era la mía, así yo me hacía la ilusión y usté no se
-disgustaba.
-
-CESÁREA
-
-~(Impaciente.)~ Bueno, pero ahora, ahora... ¿qué es lo que pasa ahora?
-
-CARLANCA
-
-Pues ahora pasa que les tenemos que dar a ustés el desgusto más grande
-de su vida.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Canastos! ¿Y si es un desgusto, por qué no se lo dan ustés a otro?
-
-CAZORLA
-
-Es intransferible, don Acisclo, si no a estas horas ya se lo había yo
-dao al señor cura u a otro amigo de confianza.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Pues venga, venga, por Dios, lo que sea!
-
-CESÁREA
-
-¿De qué se trata?
-
-CAZORLA
-
-Pues verán ustedes. Estaba yo en el Ayuntamiento, con aquel expediente
-que me dijo usté que lo estudiase para ver cómo podíamos dejar de
-resolverlo, cuando en esto, llega una carta pa usté, y como usté me
-tiene autorizao para abrirlas, la abro, la leo y me caigo redondo.
-
-D. ACISCLO
-
-¿De quién era?
-
-CARLANCA
-
-De don Demetrio.
-
-D. ACISCLO
-
-¿De nuestro antiguo diputao?
-
-CAZORLA
-
-El mismo. Aquí está.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Y qué dice?
-
-CAZORLA
-
-Óiganla ustedes, si tienen valor, y juzguen de mi espanto.
-
-Los dos
-
-A ver, a ver...
-
-CAZORLA
-
-~(Leyendo.)~ «Señor don Acisclo Arrambla Pael. Mi querido Acisclo: Si
-no tienes agua de azahar en casa, no empieces la lectura de esta carta.»
-
-D. ACISCLO
-
-¿Tenemos?
-
-CESÁREA
-
-Creo que sí. Sigue, Cazorla.
-
-CAZORLA
-
-«Porque tu corazón municipal y patriota va a sufrir el más terrible de
-los golpes.»
-
-D. ACISCLO
-
-¡Golpes a mi!...
-
-CAZORLA
-
-«Cuando yo tenía vuestra representación en Cortes, tu gestión al
-frente del Municipio estaba garantizada, pero desde que los otristas me
-arrebataron el acta, dándosela a ese imbécil de García Moyuelo, que una
-terrible amenaza se cernía sobre vosotros...»
-
-CESÁREA
-
-¡Amenaza!...
-
-D. ACISCLO
-
-¡Rediez!
-
-CAZORLA
-
-«Y esta amenaza va a realizarse al fin.»
-
-D. ACISCLO
-
-¡Pero qué es! ¿Qué amenaza es esa?
-
-CARLANCA
-
-¡Tenga usted valor, don Acisclo!
-
-CAZORLA
-
-~(Leyendo.)~ «A petición de algunos elementos de ese pueblo, García
-Moyuelo ha solicitado del Presidente del Consejo de Ministros, enemigo
-acérrimo del caciquismo, que se os envíe un delegado con órdenes
-severísimas...»
-
-D. ACISCLO
-
-¡¡Santo Dios!!
-
-CAZORLA
-
-«Para que inspeccione tu gestión administrativa durante los diez y ocho
-años que llevas al frente de ese municipio.»
-
-D. ACISCLO
-
-~(En el colmo del furor.)~ ¿Investigarme a mí?... ¿Pero quién manda
-eso?... ¿Pero qué ladrón se va a atrever a eso?...
-
-CESÁREA
-
-Calma, Acisclo, calma, deja que siga. ¡Alante!...
-
-CAZORLA
-
-~(Lee.)~ «Aseguran que ese Ayuntamiento es una cueva de ladrones.»
-
-D. ACISCLO
-
-¡Cómo ladrones!... ¿Pero dice ladrones?
-
-CAZORLA
-
-Con todas sus letras. Mire usté. ~(Le muestra la carta.)~
-
-D. ACISCLO
-
-~(Leyéndolo.)~ ¡Ladrones nada más!... ¡Digo, nada menos!
-
-CAZORLA
-
-~(Lee.)~ «El delegado que os envían, hombre enérgico y resuelto, ha
-prometido al ministro que, o le rendís cuentas hasta el último céntimo,
-u os trae a Madrid atados codo con codo.»
-
-TODOS
-
-¡Codo con codo!
-
-CAZORLA
-
-«Uno de estos días enviarán al pueblo una sección de la Guardia Civil,
-para apoyar la gestión del delegado.»
-
-CESÁREA
-
-¡Santo Dios!
-
-CARLANCA
-
-¡La Guardia Civil!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Qué infamia!... ~(Con sonrisa sarcástica.)~ ¡No dejarle venir solo!
-
-CAZORLA
-
-«Yo, enterado de la cosa por una confidencia secreta, me he creído en
-el deber de avisarte para que os preparéis, y como yo sé que tú llevas
-los libros de una forma especial, como persona que sabe muy bien lo que
-se lleva, te aconsejo un procedimiento expeditivo: quema los libros o
-quema el Ayuntamiento.»
-
-D. ACISCLO
-
-¿Y si quemáramos las dos cosas?
-
-CARLANCA
-
-¡Es una idea!
-
-CAZORLA
-
-«Y por último, vigilad sin descanso. El delegado y su secretario
-llegarán a esa de incógnito. Quieren sorprenderos. Quizá estén ya entre
-vosotros.»
-
-MORRONES
-
-¿Entre nosotros?... ~(Mira por todos los rincones.)~
-
-CAZORLA
-
-«Calma y astucia. ¡Maura, no!... Tuyo siempre, Demetrio Sánchez Cunero.»
-
-D. ACISCLO
-
-~(En el colmo de la ira.)~ ¡Ay, Cesaria, que me ahogo, que me siento
-morir!
-
-CESÁREA
-
-¡Ladrones, canallas, granujas!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Quieren mi perdición!... ¡Infames! ¡Asesinos! ¡Treinta y dos años
-haciendo en este pueblo lo que me ha dao la gana, y no tenerse en
-cuenta esta antigüedad! ¡Ay, darme agua!... ¡Me rechinan los dientes!
-¡Me retuerzo de coraje! ~(Le dan convulsiones de ira.)~
-
-CESÁREA
-
-¡Por Dios, Acisclo, no te pongas de esa forma!
-
-CARLANCA
-
-¡Por Dios, señor Alcalde! Calma. Fúmese usted un cigarro. ~(Se lo da.)~
-
-CAZORLA
-
-Desabrocharlo... hacerle aire.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Investigarme a mí!... ¿Yo codo con codo?... Antes asesino, machaco,
-trituro, incendio...
-
-CESÁREA
-
-Sujetarlo, que voy a hacerle tila, ~(vase izquierda.)~
-
-
-ESCENA IX
-
-DICHOS menos señá Cesárea.
-
-MORRONES
-
-¡La Guardia Civil!
-
-D. ACISCLO
-
-~(Aterrado.)~ ¿Dónde?
-
-MORRONES
-
-Digo que la Guardia Civil es lo que más me ha ofendío a mí.
-
-CARLANCA
-
-~(Iracundo.)~ ¡No asustes sin motivo, so animal!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Hay que quemar los libros!
-
-CARLANCA
-
-Pero si los quemamos, es posible que vayamos a la cárcel.
-
-CAZORLA
-
-¡Pero si no los quemamos, es seguro!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Sí... hay que incendiarlo, arrasarlo, quemarlo too!... Darme fuego...
-¡Yo lo quemo too!... ¡Darme fuego!...
-
-MORRONES
-
-¡No, por Dios!...
-
-D. ACISCLO
-
-Darme fuego, hombre, que estoy muy nervioso y quiero fumar.
-
-CAZORLA
-
-¡Ah, bueno!... ~(Le da una cerilla cada uno.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¿Hacerme esto a mí?... Yo, que ha llegao una Nochebuena y capones al
-ministro, tortas al subsecretario, leña al director general...
-
-CARLANCA
-
-¡Ya les daría yo capones, pero no de pluma!
-
-CAZORLA
-
-Bien, dejemos fruslerías; no hay que perder tiempo. Vamos a pensar
-rápidamente lo que nos conviene hacer.
-
-D. ACISCLO
-
-Bueno, total: ¿en qué renuncio puen cogernos?
-
-CARLANCA
-
-En casi naa.
-
-CAZORLA
-
-Lo más dudoso es lo de la cárcel. Ya sabe usté que había catorce presos
-con una consignación de dos pesetas, que en total eran veintiocho
-diarias. Un día los cogió usté a todos, los dejó en libertad...
-
-D. ACISCLO
-
-Sí, y me se olvidó suprimir la consignación el primer año... y los
-demás años, pues pa que no creyesen que había sío de mala fe... lo fui
-cobrando y...
-
-CARLANCA
-
-¡Una distración cualquiera la tiene, señor!
-
-CAZORLA
-
-También es grave lo del Monte de las Jarillas, que es del procomún
-y usté pidió el aprovechamiento que era del pueblo pa fundar con el
-producto un asilo de ancianos... Y el aprovechamiento pues se ha
-aprovechao; ahora, que el asilo...
-
-D. ACISCLO
-
-Sí, hombre, sí, que no pue estar uno en too y me distraje...
-
-CARLANCA
-
-¡Ancianos, ancianos!... ¡Pa lo que van a vivir!...
-
-CAZORLA
-
-Porque lo de que estén cerrás las escuelas hace ocho años, no creo yo
-que...
-
-CARLANCA
-
-¡Eso qué le importa a nenguno!...
-
-D. ACISCLO
-
-¡Pa qué quie nadie saber leer en este pueblo, si aquí lo único que
-hay que leer son los rótulos de las calles y cuatro u cinco números
-atrasados de _La Lidia_ que tie el sacristán!...
-
-CAZORLA
-
-Pues claro, porque yo creo que tengamos sin pagar al médico siete
-años y doce sin abonar naa a la Diputación, y que los fondos
-pa enseñanza... y el aprovechamiento de riegos... y esas cuatro
-tonterías...
-
-CARLANCA
-
-Too eso, naa... ¡Espuma de virutas, que dijo Maura!
-
-CAZORLA
-
-¡Y que se vean toos los Ayuntamientos de España, a ver si están
-mejor!...
-
-D. ACISCLO
-
-~(Con resolución.)~ Bueno, de toos modos hay que prevenirse. Pa las
-ocasiones son los hombres. Verán ustés cómo lo arreglo yo too en dos
-voleos. ¡Morrones!
-
-MORRONES
-
-Mande usté.
-
-D. ACISCLO
-
-En ti confío.
-
-MORRONES
-
-Un perro.
-
-D. ACISCLO
-
-Márchate inmediatamente y búscame catorce hombres que quieran ir a la
-cárcel por tres pesetas diarias con oción a escoger los delitos que más
-les gusten. Cuasi toos con cara de creminales...
-
-MORRONES
-
-Está bien.
-
-D. ACISCLO
-
-En seguía me sacas de donde los haiga nueve ancianos. De ambos sexos
-los nueve. Y sobre la marcha, sea como sea, te haces con veinticuatro
-chicos, de los cuales doce u catorce sean chicas.
-
-MORRONES
-
-Catorce presos, nueve ancianos, veinticuatro chicos, que varios sean
-chicas... Descuide usté. Dentro e media hora estoy aquí con too el
-ganao. ~(Vase segunda derecha.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Hala... vuela...
-
-CAZORLA
-
-Lo malo es que no tenemos ningún chico que sepa leer.
-
-D. ACISCLO
-
-No importa.
-
-CAZORLA
-
-¿Y si quieren examinarlos?
-
-D. ACISCLO
-
-Pues se le dice a la señá Társila, la mujer del sacristán, que les
-enseñe a uno u dos cuatro torías de Historia, cuentas y pamplinas de
-esas; les pregunta usté que ande están las montañas de Navarra y muy
-brutos tien que ser pa no decirle a usté que en Aragón. Y despachaos.
-
-CARLANCA
-
-¡Si se pudieran arreglar los libros tan fácilmente!...
-
-D. ACISCLO
-
-Too se andará; deje usté descansar al macho.
-
-
-ESCENA X
-
-DON ACISCLO, CARLANCA, CAZORLA y DON RÉGULO, segunda derecha.
-
-D. RÉGULO
-
-~(Entrando.)~ Señor Alcalde... Señores...
-
-D. ACISCLO
-
-¡Don Régulo!
-
-D. RÉGULO
-
-Vengo explosivo, la indignación me corroe, me crispa la ira...
-
-D. ACISCLO
-
-¿Se ha enterao usté?
-
-D. RÉGULO
-
-De todo. Es una indignidad lo que ese Gobierno centralista y canallesco
-quiere cometer con nosotros.
-
-CARLANCA
-
-¡Quieren investigarnos!
-
-CAZORLA
-
-¡Ajustarnos las cuentas!
-
-D. RÉGULO
-
-¡Las cuentas!... ¡Jamás mientras yo viva en este pueblo! Un caballero
-español y cristiano no tolera semejante bochorno.
-
-CAZORLA
-
-Muy bien.
-
-D. ACISCLO
-
-Y luego, que aparte de lo de caballero y de lo de cristiano, si se
-enteran que cobra usté como matrona de consumos, era otro bochorno.
-
-CARLANCA
-
-¡Desconfiar de nosotros!
-
-D. RÉGULO
-
-No debemos tolerarlo. Somos los nietos de los Comuneros y el que tiene
-en su escudo el león rampante de Castilla y seis rodelas en campo de
-azur, no se deja investigar.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Y que haríamos? ¿Usté qué opina?
-
-D. RÉGULO
-
-Déjenme ustedes a mi. Que venga ese delegado. Ya saben ustedes que yo
-le pego un tiro a una mosca a veinte metros. Viene, examina los libros
-y en cuanto haga una multiplicación que no nos convenga le mando los
-padrinos. Cuestión de honor.
-
-CARLANCA
-
-¡Eso es ser un caballero!
-
-D. RÉGULO
-
-A un hidalgo español no hay quien le ajuste nada. Al menor recelo, a la
-más leve sospecha le cruzo la cara.
-
-CAZORLA
-
-La verdad es que usté con la pistola en la mano...
-
-D. RÉGULO
-
-Acuérdense ustedes de mi duelo con Menéndez, el teniente de la Guardia
-Civil. Se permitió mirar malévolamente a mi Eduarda y le tuve cojo
-medio año de un balazo en el peroné.
-
-D. ACISCLO
-
-Sí, vamos, pero por cosa de mujeres, no...
-
-D. RÉGULO
-
-~(Saca una pistola.)~ ¿Quieren ustedes que machaque aquella avispa que
-acaba de pararse en el marco del reloj?
-
-CARLANCA
-
-No, hombre, por Dios; no hace falta.
-
-D. RÉGULO
-
-~(Se guarda la pistola.)~ Está bien. Pues ya lo saben ustedes: no hay
-que intimidarse. Unámonos ante el enemigo común. Unámonos y seremos
-fuertes. _La force premier que le droit._
-
-CAZORLA
-
-Eso lo he leído yo en alguna parte.
-
-D. RÉGULO
-
-En los hongos. Unámonos y podremos hacer lo que nos dé la gana, que es
-para lo que se une todo el mundo. Aprendamos de las sencillas lecciones
-de las cosas más nimias. ¿Qué es un grano de arroz por sí solo?...
-nada; pero junta usté muchos granos, adiciona un pollo y... paella.
-Pues imitemos el ejemplo del arroz, y uniéndonos como sabrosos granos,
-no seremos pa ella, pero seremos pa nosotros. La unión _fait la force_.
-De otro hongo.
-
-LOS TRES
-
-Muy bien.
-
-D. ACISCLO
-
-Tiene usté razón.
-
-D. RÉGULO
-
-Y últimamente, para cuando se me acabe la razón, me queda la puntería.
-Yo soy un caballero, no una cocinera. ¡Yo no me dejo ajustar cuentas!
-
-
-ESCENA XI
-
-DICHOS, la SEÑÁ CESÁREA, izquierda.
-
-CESÁREA
-
-¡Ya están ahí!... ¡Ya han venío, ya han venío!
-
-D. ACISCLO
-
-¿Quién?
-
-CESÁREA
-
-El delegao y su secretario.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Qué dices?
-
-CESÁREA
-
-¡Lo que oyes!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Mi madre!
-
-D. RÉGULO
-
-¡Ánimo!
-
-CAZORLA
-
-¡Lo ve usté!
-
-CESÁREA
-
-Están en el Hotel Anastasia.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Cómo lo sabes?
-
-CESÁREA
-
-Pues por la Jesusa, que mandela a la fonda ande tiene sirviendo a su
-sobrina pa que se enterara, y l’han dicho que acaban de llegar dos
-forasteros. El uno mu bien vestío y más joven, y el otro ya entrao en
-años, pero elegante también.
-
-D. RÉGULO
-
-¡Ellos son!
-
-CESÁREA
-
-A más: ha dao la concidencia que no haría una hora que estaban en el
-pueblo esos dos señores cuando han llegao ocho parejas de la Guardia
-Civil.
-
-CARLANCA
-
-¡La Guardia Civil!
-
-CAZORLA
-
-Pues ya no hay duda.
-
-CESÁREA
-
-Y creo que el teniente ha ido en seguida a saludar a los dos forasteros.
-
-CARLANCA
-
-No diga usté más. ¡Ellos son!... ¡Codo con codo!...
-
-D. ACISCLO
-
-¿Y qué señas tienen?
-
-CESÁREA
-
-Pues el delegao creo que es un señor muy delgao, y el que no es delegao
-también es delgao, pero no tanto. Parece que s’han me metío en el
-cuarto, y que tratan de esquivar que la gente los vea.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Ah, traicioneros!
-
-CAZORLA
-
-¡Quieren cogernos desprevenidos!
-
-CESÁREA
-
-Creo que de que han llegao, han pedío dos jarros de agua. Se supone que
-pa lavarse.
-
-CARLANCA
-
-¡Qué raro, lavarse por la tarde!
-
-CESÁREA
-
-La Jesusa ha avertío a la Anastasia, de mi parte, que les vigilen, y
-allí está de guardia.
-
-D. RÉGULO
-
-Bien hecho. Y yo, si a ustedes les parece, voy a organizar hábilmente
-el espionaje, y en cuanto sepa tanto así de interés, vengo a enterarles
-en un vuelo.
-
-D. ACISCLO
-
-Bien pensao. Vaya usté a ver qué averigua.
-
-D. RÉGULO
-
-Hasta ahora.
-
-CESÁREA
-
-Salga usté por la puerta del callejón. ~(Vanse los dos izquierda.)~
-
-
-ESCENA XII
-
-DICHOS y MORRONES, segunda derecha.
-
-MORRONES
-
-Señor alcalde... ~(Forman todos un grupo y discuten en voz baja. Don
-Acisclo se acerca a Morrones.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¿Has hecho mi encargo?
-
-MORRONES
-
-Sí, señor.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Traes presos, viejos y niños?
-
-MORRONES
-
-Traigo una muestra de caa cosa.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Pues?
-
-MORRONES
-
-Presos no encuentro. Ni por seis pesetas quie ir nadie a la cárcel.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Qué canallas!... ¡Con las veces que han estao de balde!
-
-MORRONES
-
-Por fin, he convencío a dos, por nueve pesetas uno con otro, que no sé
-si servirán pa creminales...
-
-D. ACISCLO
-
-¡A nueve pesetas la pareja! ¡Cómo se ha puesto todo!... ¡Abusones!
-
-MORRONES
-
-De ancianos tampoco hay abundancia con esto de la gripe; pero verá usté
-luego lo mejor que he encontrado. Y los chicos me los está recogiendo
-mi mujer. Le he dicho que los pague a seis pesetas la media docena...
-Ya tenía nueve cuando me he venío; pero los nueve de ambos sexos, como
-usté quería.
-
-D. ACISCLO
-
-Bueno, aguarda ahora, y vosotros venir pa acá. ~(Los lleva aparte.)~
-Vosotros sois mis pies y mis manos. Tú eres la astucia, tú el valor. Ya
-estamos solos. Semos hombres. Hay que echar el corazón por la boca. Con
-esos delegaos hay que hacer algo... pero algo _radical_, ¿me expreso?
-
-CARLANCA
-
-Tengo lo mío.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Qué?
-
-CARLANCA
-
-Cojo la manta y el retaco, me aposto esta noche detrás de una esquina,
-y... ~(Acción de disparar.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¡Chist! Esos procedimientos son mu antiguaos.
-
-CARLANCA
-
-Mu antiguaos; pero de _requiescat in pace_.
-
-D. ACISCLO
-
-Otra cosa, otra cosa más... ~(Pensando.)~ ¡Más de ahora!
-
-CARLANCA
-
-¿Y meterles un perro rabioso en el cuarto e la fonda?
-
-D. ACISCLO
-
-Hombre, eso no me acaba a mí de disgustar; tie cierta novedá y no cae
-en el Código.
-
-CAZORLA
-
-No cae, pero tropieza. Abandonemos lo delictivo, señor alcalde. ¡Yo, yo
-tengo el único procedimiento!
-
-D. ACISCLO
-
-Venga.
-
-CAZORLA
-
-No nos engañemos; si esos hombres investigan de veras, vamos a la
-cárcel. De forma que yo que usted, lo que hacía era sobornarlos. Esto
-es vulgar, pero seguro. Dinero... agasajos... obsequios... discursos...
-músicas, cohetes, comidas...
-
-D. ACISCLO
-
-Ties razón... Es lo más prudente.
-
-CAZORLA
-
-Que les convence el unto y se van... ¡vayan con Dios! A enemigo que
-huye... usted lo pase bien. ¡Que no se van... ahí de mi ingenio!
-
-D. ACISCLO
-
-¿Qué piensas?
-
-CAZORLA
-
-Es mi secreto. Pero si no se van, yo les juro a ustedes que buscaré
-quien les haga marcharse a uña de caballo, dejándose aquí el dinero
-que les haya usté dado, los obsequios y quizá la piel; y todo sin
-responsabilidad nuestra.
-
-D. ACISCLO
-
-¿De veras?
-
-CAZORLA
-
-¡Palabra! ¡Me juego la vida! ¡Por estas! ¡Ya lo tengo medio maquinao!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Eres mu grande, Cazorla! ¡Digno de mí!
-
-CARLANCA
-
-¡Qué hombre! ¡Y no tener una mala condecoración!
-
-D. ACISCLO
-
-Deja, que too se andará.
-
-
-ESCENA XIII
-
-DICHOS, DON RÉGULO, segunda derecha.
-
-D. RÉGULO
-
-Señores... señores.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Qué pasa?
-
-D. RÉGULO
-
-¡El delegao que viene!
-
-LOS TRES
-
-¡Que viene!
-
-D. RÉGULO
-
-Que viene hacia aquí. Preguntó en la fonda las señas de usted y él y su
-secretario se dirigen a esta casa.
-
-D. ACISCLO
-
-Pos hay que prepararse. Voy a arreglarme un poco. ~(Llamando.)~
-Morrones.
-
-MORRONES
-
-~(Del huerto.)~ Mande usté.
-
-D. ACISCLO
-
-Ahí tenemos a esos tíos... aguárdalos aquí y me pasas el recao...
-~(Suena una campanilla.)~
-
-D. RÉGULO
-
-Ya están ahí, ya están ahí.
-
-D. ACISCLO
-
-Toos adentro. Que esperen.
-
-CAZORLA
-
-Dinero, amabilidad, agasajos... ¡y luego!... ~(Gesto malicioso.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Sé lo que hay que hacer, descuida... Adentro. ~(Vanse los cuatro,
-primera derecha.)~
-
-
-ESCENA XIV
-
-MORRONES, PEPE OJEDA, ALFREDO.
-
-PEPE
-
-~(Asomando segunda derecha.)~ ¿Da vuecencia su permiso?
-
-MORRONES
-
-Pasen ustés alante.
-
-ALFREDO
-
-Felices y municipales.
-
-PEPE
-
-¿Tengo el honor de estrechar la diestra ~(Le da la mano.)~ del señor
-alcalde de este excelentísimo?...
-
-MORRONES
-
-No, señor; soy el alguacil, Ustaquio Morrones, pa servir a usté y la
-compaña...
-
-PEPE
-
-¡Hombre, Morrones!...
-
-MORRONES
-
-Sí, señor.
-
-PEPE
-
-¡Ya decía yo que usted me parecía algo municipal! ¿En qué Ayuntamiento
-no hay morrones?
-
-MORRONES
-
-~(Muy sonriente.)~ Sí, señor, sí...
-
-PEPE
-
-Pues nosotros deseábamos entrevistarnos con el señor Alcalde de esta
-muy noble, muy invicta, muy leal y muy calurosa villa... ¡Porque
-cuidado que hace aquí calor, mi estimable y discreto alguacil!
-
-ALFREDO
-
-¡Y cuánta mosca tienen ustedes, caramba!
-
-MORRONES
-
-¿Usted ve que hay tantas?... ¡Pues cuasi toas son nacías en el pueblo!
-
-PEPE
-
-¡Claro, las forasteras no tienen sitio!
-
-MORRONES
-
-Poco.
-
-PEPE
-
-Pues si usted nos hiciera el obsequio de avisar al señor Alcalde... y
-decirle que deseamos...
-
-MORRONES
-
-Con muchismo gusto. Aguarden ustés unas miajas. ~(Vase primera derecha
-después de hacer una gran reverencia.)~
-
-
-ESCENA XV
-
-PEPE OJEDA, ALFREDO.
-
-ALFREDO
-
-¡Ay, tío! Estoy que no respiro.
-
-PEPE
-
-¡Por Dios, Alfredo, cálmate, que tienes una cara de asustado que va a
-comprometernos!
-
-ALFREDO
-
-Es que si esto nos sale mal...
-
-PEPE
-
-¡Qué va a salirnos!
-
-ALFREDO
-
-Estoy temblando.
-
-PEPE
-
-Confía en mí. Ya no es hora de retroceder. ¡Adelante! _Audaces fortuna
-juvat._
-
-ALFREDO
-
-Sí, pero ahora que me veo aquí, tengo un pánico...
-
-PEPE
-
-Además, ¿tú no me has asegurado que la chica te quiere?
-
-ALFREDO
-
-Hombre, yo creo que sí...
-
-PEPE
-
-¿Entonces?...
-
-ALFREDO
-
-Pero es que tengo entendido que ese don Acisclo es una mala bestia, y
-en cuanto averigüe que soy un pelafustán sin dos reales, que vengo con
-la pretensión de casarme con su sobrina, que es muy rica, según mis
-referencias... ¡Yo creo que nos mete en la cárcel!...
-
-PEPE
-
-¡En la cárcel!... ¡No cabemos!... Ya te he dicho que confíes en mí.
-Para algo te acompaño. Conque que la chica te quiera, que si ella te
-quiere, tuya ha de ser, haga el tío cuanto se le antoje.
-
-ALFREDO
-
-Es que a mí, se lo juro a usted, me molesta sobre todas las cosas la
-idea de que nadie pudiera imaginar que es una codicia vergonzosa la que
-me impulsa a esta aventura. Yo quiero a esa muchacha porque es bonita,
-porque es sencilla, porque es buena. Su recuerdo es una alegría de mi
-corazón. Nada me importa lo que tenga ni para nada pensé en su dinero,
-hasta el punto que lo único que me aflige y me asusta ahora es que
-alguien --y aun quizá ella misma--, pudiera creer que soy un señorito
-tramposo que viene a explotar la candidez y el amor de una muchacha
-de pueblo, para salvarse con su fortuna. No, eso no, tío, ¡eso no lo
-quiero!
-
-PEPE
-
-¡Poco a poco, Alfredito!... Es que esa indignidad tampoco la
-apadrinaría yo. Tu limpio linaje no cede al mío en limpieza; que si la
-Cerda fue tu familia, la Cerda fue la mía. ¡Quieres nada más limpio!
-Ahora, que yo he venido aquí acompañándote, porque considero necesario
-subrayar tu romántico amor con una línea sutil de practicismo; porque
-yo entiendo que tú eres tan rico como la muchacha.
-
-ALFREDO
-
-¿Yo?
-
-PEPE
-
-Sí, señor, tú. Porque en los tiempos que corremos todo hay que
-capitalizarlo. Y a la fortuna de la chica yo opongo la tuya no menos
-grande.
-
-ALFREDO
-
-¿Pero qué está usted diciendo?
-
-PEPE
-
-Una realidad como un rascacielos; porque si don Acisclo administra a
-esa bella joven, fincas urbanas, predios rústicos y sumas en metálico,
-es decir una fortuna sustantiva, yo en cambio administro lo que pudiera
-llamarse tu fortuna estética, es decir, tu figura arrogante, tu belleza
-masculina...
-
-ALFREDO
-
-¡Tío!
-
-PEPE
-
-Tu belleza masculina, que estamos solos; aunque esto te lo digo yo a
-ti en la plaza de toros, si se tercia. Tus atractivos personales, tu
-juventud, tu simpatía, tu elegancia.
-
-ALFREDO
-
-¡Pero tío!...
-
-PEPE
-
-Elegancia. Porque no tiene nada que ver que no hayas pagado el traje. Y
-todas estas prendas que se manifiestan en ti, constituyendo un tesoro
-interno, externo y aun medio pensionista, ¿no son nada?
-
-ALFREDO
-
-Por Dios, tío, ¡eso son fantasías!...
-
-PEPE
-
-¡Cómo fantasías! Tu fortuna es tan positiva como la de ella y más
-privilegiada. ¡La belleza es la gloria de los dioses! Veinticinco
-mil pesetas las tiene cualquiera. Una mirada dulce, horadante y
-revoloteadora, es privilegio de los elegidos... El bello Narciso,
-Paris, Ulises, tú, La Cierva, y dos o tres más... ¡De modo que estamos
-a ellas!
-
-ALFREDO
-
-Bueno, pero si tú le dices al tío todo eso...
-
-PEPE
-
-¡Ah, no, eso no! No soy tan indiscreto. Al tío le diré lo que nos
-dijo Menéndez: Que venimos a adquirir una gran finca rústica, para la
-implantación de un enorme negocio de avicultura, ideado por mí, y que
-consiste en la cruza de loros con palomas mensajeras, con el fin de que
-estas puedan dar los recados de palabra.
-
-ALFREDO
-
-Eso es.
-
-PEPE
-
-Y que queremos establecer aquí grandes criaderos lorocolombófilos.
-Mientras, tú te pones al habla con la chica... y veremos lo que se
-presenta.
-
-ALFREDO
-
-Bueno, es que yo pienso que, como no tenemos un real, si no podemos
-pagar la fonda, pues dentro de dos días...
-
-PEPE
-
-Chist... no te importe. Todo se resolverá. El acaso no desatiende a los
-bien intencionados.
-
-ALFREDO
-
-¿Y diga usted, tío, no hubiese sido mejor lo que yo me proponía? Haber
-solicitado una ocupación, tener trabajo y luego haber venido...
-
-PEPE
-
-¡Por Dios, Alfredo!... ¡Trabajar!... ¡No insistas, caramba! No me
-hables a mí de trabajo. Nada de propósitos antiprogresivos. Fíjate en
-las aspiraciones del proletariado universal. Ahí tienes los _trade
-unions_ de Inglaterra, los _sein feiner_, los _forein besteblat_,
-_L’internationel_ y todas las grandes colectividades societarias, todas
-las grandes masas obreras uniéndose para no hacer nada o para hacer lo
-menos posible... ¿Y vamos ahora nosotros --hombres cultos-- a volver la
-cara a las corrientes modernas?... ¡de ningún modo!... ¡Trabajo, no!
-
-ALFREDO
-
-Sí, bueno, tío, pero es que si no trabajamos...
-
-PEPE
-
-Tú observa cómo a medida que la gente es más progresiva y más culta,
-¡quiere trabajar menos y ganar más!... Pues bien, yo, absolutamente
-identificado con este noble propósito societario, pretendo ir de un
-salto a su absoluta consecución. Yo no trabajaré ni tanto así, hasta
-que se logre la triplicación de los sueldos y la supresión total
-del trabajo. Porque si te dan mucho dinero y no te dan tiempo para
-gastártelo, ¡qué haces! ¡Viene el desequilibrio anunciado por los
-marxianistas... y eso no! Yo no quiero la grave responsabilidad de
-volver la cara a los grandes ideales humanos. ¡Nada de trabajo!... De
-modo que... ~(Se escucha rumor de voces femeninas en el huerto.)~
-
-ALFREDO
-
-¡Calle usted, por Dios!
-
-PEPE
-
-¿Pues?...
-
-ALFREDO
-
-¡Ella... parece su voz!... ~(Va a mirar.)~ ¡Sí, es ella!... Viene, se
-acerca...
-
-CRISTINA
-
-~(Dentro.)~ ¡Por aquí, venga usted por aquí!... ~(Entra y queda muda de
-estupor al ver a Alfredo,)~ ¡¡Ah!! ¡¡Alfredo!!
-
-ALFREDO
-
-¡Cristina! ~(La abraza apasionadamente.)~
-
-CRISTINA
-
-¡¡Tú!!
-
-ALFREDO
-
-¡Chist!
-
-EDUARDA
-
-~(Entrando.)~ ¿Pero con quién hablas?
-
-CRISTINA
-
-¡¡Él!!
-
-EDUARDA
-
-¡¡Oh!!
-
-PEPE
-
-~(A Eduarda.)~ ¡Señora!...
-
-EDUARDA
-
-~(Mirándole con fijeza y estupor que se resuelve en una tremenda
-exclamación de sorpresa.)~ ¡¡Ah!!... ¡¡Tú!!
-
-PEPE
-
-¡Eduarda!
-
-EDUARDA
-
-¡¡El ordenado!!... ~(Quedan juntas. Ellos se separan.)~
-
-
-ESCENA XVI
-
-DICHOS, DON ACISCLO, SEÑÁ CESÁREA, DON RÉGULO, CAZORLA, CARLANCA y
-MORRONES, de la primera derecha.
-
-D. ACISCLO
-
-~(Con traje de fiesta. Muy grave.)~ Señores...
-
-PEPE
-
-Señor Alcalde... Perdone usted que respetuosamente me presente yo
-solo... José María de Ojeda... ~(Señalando a Alfredo.)~ Mi...
-
-D. ACISCLO
-
-Mucho gusto, pero no hace falta. Sabemos quiénes son ustedes y a lo que
-vienen.
-
-PEPE
-
-~(Con gran sorpresa.)~ ¿A lo que venimos?
-
-ALFREDO
-
-~(Ídem.)~ ¿Saben ustedes a lo que venimos?
-
-D. ACISCLO
-
-Ce por be.
-
-PEPE
-
-¡¡Por be!! (¡Ay, Alfredo, que dice por be!)
-
-ALFREDO
-
-(Nos meten en la cárcel.)
-
-PEPE
-
-(Y nos reciben en comisión.) Entonces, si nos permitiera usted
-explicarnos...
-
-D. ACISCLO
-
-Ni una palabra. Sé cómo hay que tratar ciertas cosas y en esta casa no
-tendríamos libertad para expresarnos...
-
-PEPE
-
-Sin embargo, yo...
-
-D. ACISCLO
-
-~(Categórico.)~ De forma que ustedes se vuelven a la fonda, descansan
-y esperan mi vesita.
-
-PEPE
-
-Señor Alcalde, yo, a pesar de lo que usted ordena, quisiera merecer...
-
-D. ACISCLO
-
-Morrones... acompáñalos a la fonda; que los pongan en el salón
-prencipal, el mobilario de lujo...
-
-ALFREDO
-
-(¡Atiza!)
-
-D. ACISCLO
-
-Un retrato del Rey.
-
-PEPE
-
-¡Hasta Su Majestad!... ¡Caramba, señor Alcalde, pero tanto honor!...
-
-D. ACISCLO
-
-¡Café, puro y copa, después de las comidas!...
-
-PEPE
-
-¡Pero señor Alcalde... puro y copa!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Y mondadientes, pero sin estrenar!... Todo por mi cuenta.
-
-PEPE
-
-¡Por su cuenta!... ¿Has oído?, ¡¡por su cuenta!!
-
-ALFREDO
-
-Bueno, pero todas esas distinciones...
-
-D. ACISCLO
-
-Las que ustés se merecen. ¡Conque, a la fonda!
-
-ALFREDO
-
-Pero...
-
-D. ACISCLO
-
-¡A la fonda!
-
-PEPE
-
-En fin, déjalo. Él sabrá por qué lo hace... ¡A la fonda! ¡Respetuosos
-servidores!... ~(Saludando.)~ Señora, señores, señorita, señores...
-
-ALFREDO
-
-~(Ídem.)~ Señorita, señora, señores, señora...
-
-PEPE
-
-Alguacil... ~(Reverencias a todos.)~
-
-MORRONES
-
-No, yo voy con ustés...
-
-PEPE
-
-¡Ah, sí, es verdad!... ¡Mis más cordiales saludos a todos!...
-
-D. ACISCLO
-
-~(A Morrones.)~ ¡Ah, y que les pongan plato de dulce jueves y
-domingos!...
-
-PEPE
-
-¡Por Dios, es demasiado!... Basta con los domingos.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Jueves y domingos!
-
-PEPE
-
-Nada, nada, ¡jueves y domingos! ¡Señor Alcalde, esa amable exageración
-repostera es que me diluye en gratitud!... ¡Mis más rendidas
-cortesías!... ¡Señora... señores... señorita... señora!...
-
-ALFREDO
-
-~(Aparte a Ojeda.)~ (¡Pero este tío!...)
-
-PEPE
-
-(Bueno, este Alcalde lo rifas a cinco duros la papeleta y te las quitan
-de las manos... ¡Esto es una joya municipal!) Señores...
-
-ALFREDO
-
-Señoras... ~(Vanse.)~
-
-D. ACISCLO
-
-~(A Cristina.)~ Cristina... ¡ven aquí!
-
-CRISTINA
-
-¡Tío!
-
-D. ACISCLO
-
-~(La coge de la mano.)~ ¡Si quieres salvar a tu tío, si quieres salvar
-al pueblo que te ha visto nacer... enamora a ese joven!
-
-CRISTINA
-
-~(En el colmo del estupor.)~ ¡¡Tío!!...
-
-D. ACISCLO
-
-¡Enamora a ese joven! ~(Telón.)~
-
-
-FIN DEL ACTO PRIMERO
-
-
-
-
-[Ilustración]
-
-ACTO SEGUNDO
-
-Sala en el «Hotel Anastasia». Puerta de entrada a la izquierda. Dos
-a la derecha. Al fondo dos balcones que dan a la calle, con puertas
-vidrieras. Por ellos se ven un balcón y una ventana de la casa de
-enfrente. El balcón tiene un letrero que dice: «Círculo de la Amistad».
-Es practicable, así como la ventana.
-
-
-ESCENA PRIMERA
-
-ANASTASIA, MELITONA, EUSTAQUIO y MORRONES.
-
-Dirigidos por Anastasia, Melitona y Eustaquio cambian la sillería
-vieja de cretona, que adornaba la sala, por otra no menos antigua y
-deteriorada, pero de damasco o de algo semejante que suponga un mayor
-lujo; así como las cortinas que hay ante las puertas las sustituyen por
-otras más lujosas. Añaden, además, los muebles, adornos y utensilios
-que en el diálogo se indican. Al empezar el acto, Eustaquio está subido
-en una escalerilla acabando de colocar una cortina en sustitución
-de otra. Melitona pone unas sillas y quita otras. Anastasia pasa el
-plumero a unos cuadros que deben ser colocados.
-
-MORRONES
-
-¿De moo y manera que s’ha enterao usté de too?
-
-ANASTASIA
-
-Que sí, hombre, que sí. Y le ices a don Acisclo que too s’hará y como
-lo que él tie mandao. Y que se tratará a esos señores mismamente como
-si fuan dos príncipes.
-
-MORRONES
-
-Sí, señora, porque lo que él me tie dicho, fue que me dijo, dice: «Pos
-ándate corriendo y le dices a la señá Anastasia que a esos dos señores
-forasteros pues y que les ponga a su disposición la sala prencipal con
-toos los muebles de lujo.»
-
-ANASTASIA
-
-Pos ya lo estás viendo: el espejo dorao, la cómoda e mármol y la
-sillería buena, que no siendo al Obispo, no dejo sentar a naide.
-
-MORRONES
-
-Y me añadió que les pusiese usté un retrato el Rey en la sala, la
-meceora menos derrengá, endredones, alfombra p’al suelo y escupidera.
-
-EUSTAQUIO
-
-¡Atiza!
-
-MORRONES
-
-Y dos toallas ca uno... ¡Cosa que no comprendo pa qué!
-
-MELITONA
-
-Una pa ca mano será.
-
-ANASTASIA
-
-Pero oye tú, Morrones... ¿pero quién serán esos dos presonajes pa tanto
-ringorrango?
-
-MORRONES
-
-¡Yo no lo sé, pero va usté a sabé quién serán!
-
-MELITONA
-
-Tú lo sabes.
-
-MORRONES
-
-Que no, palabra.
-
-ANASTASIA
-
-Y bien que lo sabes, sino que eres más secretero que un candao.
-
-MORRONES
-
-Que no, señora, y que no lo sé, que si lo supiera lo icía.
-
-EUSTAQUIO
-
-¿Ni te lo feguras?
-
-MORRONES
-
-Ni por ensoñación.
-
-MELITONA
-
-Pos tie que ser gente mu gorda, porque pa poneles escupiera,
-carcúlate...
-
-EUSTAQUIO
-
-Como que aquí no se l’ha puesto a naidie no siendo a un deputao que
-vino, que le gustaba echar toas las colillas en el mesmo sitio. ¡Mia
-que es tontería!
-
-MELITONA
-
-~(Riendo.)~ ¡Se ven unas cosas!...
-
-MORRONES
-
-Yo lo único que pueo deciles a ustés, de ustés pa intrenós, es que pa
-mí esas presonas son dos presonas que pican muy alto, ¡pero muy alto!
-
-EUSTAQUIO
-
-Pos si pican muy alto, yo les quitaba el retrato e Joselito.
-
-ANASTASIA
-
-Eso voy a hacer, porque toreros pa presonajes no me hace.
-
-MELITONA
-
-Y digo yo, que este tendrá que serví a la mesa con el mokin y guantes.
-
-ANASTASIA
-
-Natural.
-
-EUSTAQUIO
-
-Mokin tengo, es corto, pero es mokin. Ahora, que los guantes son de
-cuando hice el servicio, y a más de ser verdes, pues les faltan dos
-deos, que se los corté este invierno cuando tuve sabañones. De moo, que
-pa mí, que los guantes no están a la altura de esos señores.
-
-ANASTASIA
-
-Hombre, claro, si les faltan dos deos...
-
-MORRONES
-
-¡Ah! Y una avertencia que me ha hecho el señó Alcalde pa ti, Melitona.
-
-MELITONA
-
-¿Pa mí?
-
-MORRONES
-
-Que si entras a servirles a esos señores pa cualisquier cosa que te
-llamen y te dieran un abrazo, pos que te aguantes.
-
-MELITONA
-
-¿Y por qué me tengo que aguantar que me abracen?
-
-MORRONES
-
-¡Pues porque es como un servicio del Estao!
-
-ANASTASIA
-
-Naturalmente; una cosa que te manda el monicipio, no vayas a hacer lo
-que haces con toos, que largas más guantás, que los primeros ocho días
-paece y que tien erisipela.
-
-MELITONA
-
-Pos a ver si una se va a dejar que la abracen.
-
-MORRONES
-
-Güeno, pero tú reflesiona que en esta ocasión te dejas dar un abrazo y
-es un mérito que haces p’al Ayuntamiento.
-
-ANASTASIA
-
-Hay cosas mu serias y esta no s’hace cargo. Cómo será de arisca, que
-ca vez que vienen señores formales, como jueces u canónigos, u cosa
-así, la tengo que bajar al entresuelo, porque, claro, en esas presonas
-cualisquier hinchazón es más notao.
-
-MORRONES
-
-¡La juventú y que no mira na!... ¿De moo y manera que estamos entendíos?
-
-ANASTASIA
-
-Dile al señó Alcalde que s’hará too a su sastifación.
-
-MORRONES
-
-Pos tanto gusto y d’aquí a otro ratejo.
-
-ANASTASIA
-
-Adiós, Morrones, y que te vaya bien.
-
-MORRONES
-
-~(A Melitona.)~ Y ya lo sabes, si t’hacen así... ~(La abraza.)~ u
-así... ~(La da un pechugón.)~
-
-MELITONA
-
-~(Dándole una bofetada.)~ ¿Que no haga así?
-
-MORRONES
-
-~(Tanteándose las muelas a ver si se le mueven.)~ Justo.
-
-MELITONA
-
-Descuida. ~(Vase Morrones izquierda.)~
-
-
-ESCENA II
-
-ANASTASIA, MELITONA y EUSTAQUIO.
-
-EUSTAQUIO
-
-~(Extendiendo una alfombra.)~ ¡Pero, madre mía!... ¿Quién serán esos
-dos presonajes?... ¡Yo estoy loco!...
-
-ANASTASIA
-
-¡Pa mandá el señó Alcalde lo que ha mandao, y por su cuenta, carcúlate!
-¡Ahora que yo no me queo con las ganas de sabelo!
-
-MELITONA
-
-Ni yo. Tenemos que hacer lo que haiga que hacer pa averigualo.
-
-EUSTAQUIO
-
-Y malo será que entrambas...
-
-ANASTASIA
-
-A más que yo tengo un estinto que de que allega uno, a la media hora ya
-sé si es melitar u comisionista u empleao.
-
-MELITONA
-
-¿Y en qué lo conoce usté?
-
-ANASTASIA
-
-Pos unas veces en que me lo icen ellos, y otras en que se lo pregunto
-yo.
-
-EUSTAQUIO
-
-Perespicacias que hay.
-
-ANASTASIA
-
-Pero con estos m’ha fallao. Callarse, que me paece que ya los oigo.
-
-MELITONA
-
-~(Va a la puerta y mira.)~ Sí, ellos son.
-
-ANASTASIA
-
-Mucho cumplimiento, ¿eh?
-
-
-ESCENA III
-
-DICHOS, PEPE OJEDA y ALFREDO, por izquierda.
-
-PEPE Y ALFREDO
-
-~(Pequeño saludo.)~ ¡Señora!
-
-ANASTASIA
-
-¡Excelentísimos señores! ~(Exagerada reverencia en la que le acompañan
-Eustaquio y Melitona.)~
-
-PEPE
-
-Ya nos han dicho abajo que hemos sido trasladados de cuarto, ¿es cierto?
-
-ANASTASIA
-
-Por orden del señó Alcalde, sí, señor, excelentísimo señor.
-~(Reverencia de los tres.)~
-
-PEPE
-
-(Bueno, las reverencias son como para capitán general con mando en
-plaza.)
-
-ALFREDO
-
-(Sigue mi perplejidad.)
-
-ANASTASIA
-
-El señó Ayuntamiento ha ordenao que se les pusiá a los excelentísimos
-señores en la sala prencipal, como corresponde al rango de presonas tan
-prencipales. ~(Reverencia de los tres.)~
-
-EUSTAQUIO
-
-¡Excelentísimos señores!
-
-PEPE
-
-~(Por Eustaquio.)~ (Ese animal se va a dejar las narices en el suelo.)
-
-ALFREDO
-
-¿De modo que podremos estar aquí los dos?
-
-ANASTASIA
-
-Sí, señor; aquí tenemos dos alcobas mu aparentes pa los señores.
-~(Reverencia.)~
-
-EUSTAQUIO
-
-Una pa caa uno. ~(Reverencia.)~
-
-PEPE
-
-Admirable.
-
-ANASTASIA
-
-Y la sala, como ven los excelentísimos señores, tiene dos balcones,
-que son esos... que dan a la calle, pa cuando se quian asomar.
-
-EUSTAQUIO
-
-La calle está abajo. ~(Reverencia.)~
-
-ANASTASIA
-
-Y enfrentito tien los señores el Casino.
-
-PEPE
-
-Verdaderamente panorámico.
-
-ALFREDO
-
-«Círculo de la Amistad»... Muy bien.
-
-EUSTAQUIO
-
-Sí, señor. Pero aquí en el pueblo le llaman _La escorpionera_.
-
-PEPE
-
-De un delicado humorismo.
-
-ALFREDO
-
-¿Y nuestro equipaje?
-
-MELITONA
-
-Ya lo tiene el excelentísimo señorito en su cuarto. ~(Se lo indica.)~
-
-ALFREDO
-
-¡Ah, pues con permiso!... ~(Entra en el primero.)~
-
-EUSTAQUIO
-
-Y vosotros ya sus podéis retirar si no sus manda naa el excelentísimo
-señor.
-
-PEPE
-
-Nada, nada... muchas gracias.
-
-EUSTAQUIO
-
-Servidor. ~(Reverencia.)~
-
-MELITONA
-
-Servidora, ~(Otra reverencia.)~
-
-PEPE
-
-Por Dios, criatura, que te vas a caer.
-
-MELITONA
-
-No le hace.
-
-PEPE
-
-(¡Vaya una postal! ¡Qué colores!) Eres una tricomía.
-
-MELITONA
-
-¿Qué dice el señor?
-
-PEPE
-
-¡Qué tricomía!
-
-MELITONA
-
-¡Ay, qué señor, que micomía! ~(Vase izquierda.)~
-
-
-ESCENA IV
-
-ANASTASIA y PEPE OJEDA.
-
-ANASTASIA
-
-~(Que queda recogiendo plumeros y paños de limpieza.)~ ¿Y qué, le gusta
-al excelentísimo señor cómo ha quedao la sala?
-
-PEPE
-
-Señora, el salón de Gasparini es la garita de un centinela comparado
-con esto. ¡Verdaderamente suntuoso! ~(Aparte.)~ Si yo pudiera sacarle a
-esta señora por qué nos agasajan de esta forma.
-
-ANASTASIA
-
-(¡Cómo le sacaría yo quién es!)
-
-PEPE
-
-Ahora, que lo que yo deploro vivísimamente es haber venido a producir a
-ustedes esta molestia suntuaria, este trasiego ornamental...
-
-ANASTASIA
-
-No, señor; no faltaría otra cosa. Muchísimo gusto. Lo que ustés se
-merecen y naa más.
-
-PEPE
-
-¡Oh! No diga usté eso; tanto agasajo nosotros, dos personas tan...
-
-ANASTASIA
-
-Y una lo que siente es no haber sabío antes lo que eran ustés.
-
-PEPE
-
-¡Oh, eso, no; por Dios! ¿Pero qué es lo que somos nosotros, diga
-usté?... ¡Haga usté el favor de decírmelo! ¿Qué somos nosotros?...
-
-ANASTASIA
-
-¡Toma, pues menúo!... digo... ¡¡nada!! ¡Una friolera!... ¿Y por qué no
-han querío ustés decirlo al llegar?
-
-PEPE
-
-Pues no lo hemos querido decir porque... francamente... porque no lo
-sabíamos que aquí se nos estimase de manera tan halagüeña.
-
-ANASTASIA
-
-Aquí crea el señor que aunque esto es un humilde pueblo, se sabe tratar
-a las presonas de categoría, como son los excelentísimos señores. (Voy
-a ver si son melitares.) ¿Y ustés de qué son?
-
-PEPE
-
-~(Palpándose con asombro.)~ ¿Cómo que de qué somos?... (¿Nos habrán
-tomado por dos Sajonias?)
-
-ANASTASIA
-
-Sí; ¿que de qué son?
-
-PEPE
-
-Pues somos de arcilla mortal y perecedera, señora.
-
-ANASTASIA
-
-¡Sí, sí, arcilla!... ¡Que me lo va usté a hacer de creer! ¡Usté es una
-presona mu gorda!
-
-PEPE
-
-¿Yo?
-
-ANASTASIA
-
-¡Pero mu gorda!
-
-PEPE
-
-Cincuenta y ocho kilos cuatrocientos gramos, señora. Ya ve usted que la
-cosa no...
-
-ANASTASIA
-
-Sí, sí; ya, ya... (No se lo saco, es muy ladino.) Pos naa, cualisquier
-cosa que les ocurra a los señores no tie el señor más que poner el deo
-ahí ~(Indicando el botón de un timbre.)~ y apretar pa dentro y aluego
-dar dos palmás por si no suena, que casi nunca suena, y en seguía
-venimos, cuando lo oímos.
-
-PEPE
-
-Sí, señora; muchas gracias.
-
-ANASTASIA
-
-Y del reló tampoco hagan caso los señores; y de que sienta el señor que
-dan las once me lo viene usté a icir, que yo le diré la hora que es.
-Que este reló no lo entiende más que una servidora.
-
-PEPE
-
-Descuide usted, que por nosotros puede apuntar lo que quiera.
-
-ANASTASIA
-
-Ah, y en la meceora siéntese usté con cuidao, que renguea del lao
-derecho; que vino un ministro una vez y esos ministros se columpian de
-una forma que too lo esgualdramillan.
-
-PEPE
-
-Sí, señora; que se dan mucho aire.
-
-ANASTASIA
-
-Conque a la excelentísima disposición de usté, y ustés desimulen,
-porque si sé yo lo que son ustés, a cualisquier hora les pongo esta
-mañana como les he puesto en el almuerzo atún en escabeche; ¡m’ha dao
-una rabia!... ~(Vase izquierda haciendo reverencias.)~
-
-PEPE
-
-Bueno, yo confieso que desde que he llegado a casa del Alcalde, la
-perplejidad está a punto de sumirme en la idiotez. Yo no me explico
-lo que nos sucede. Yo no entiendo por quién nos toman o con quién nos
-confunden... porque yo tengo cierto parecido con Lloyd George, pero
-caramba, a la legua se conoce que no hablo en inglés.
-
-
-ESCENA V
-
-PEPE OJEDA y ALFREDO, primera derecha.
-
-ALFREDO
-
-¡Bueno, tío, tenemos unas alcobas que estupefaccionan!... ¡Qué
-camas!... ¡Cinco mantas en cada una!
-
-PEPE
-
-¡Caracoles!... ¡Cinco mantas!... Oye, ¿no será una ironía alusiva a la
-frescura de que nos consideran poseídos?
-
-ALFREDO
-
-Hombre, no lo creo. ¿Y usted ha sacado algo en limpio de esa señora...?
-
-PEPE
-
-Absolutamente nada. Sigo agitándome en el caos, Alfredo. He tratado
-de sonsacarla con cierta habilidad y lo único que me ha dicho de un
-modo concreto es que si ella sabe quiénes somos, esta mañana no nos da
-escabeche. De lo que he deducido que nos suponen dos personas a las que
-no se las puede escabechar, y esto ya es un buen síntoma.
-
-ALFREDO
-
-Pues yo le declaro a usted, tío, que me encuentro sumido en la
-confusión más absoluta. Cada hora que pasa es mayor mi sorpresa. Cuando
-creíamos que nos iban a recibir de un modo hostil y agresivo, nos
-colman de atenciones, nos anegan en lujo.
-
-PEPE
-
-Nos recomiendan para una mesa luculesca y nos lo sufragan todo, que es
-lo verdaderamente inaudito.
-
-PEPE
-
-Pues yo atribuyo esto a dos cosas: o a enajenación mental complicada
-con delirio despilfarrante por parte de don Acisclo, o a que ese tío
-se ha enterado de tus pretensiones y se trae la táctica de colmarnos
-de agasajos e ir de obsequio en obsequio hasta favorecernos con dos
-billetes de vuelta para la Corte con el fin de que nos restituyamos con
-una celeridad cicloniana a la calle de Argumosa, 45, abandonando tus
-pretensiones a la mano de su opulenta sobrina.
-
-ALFREDO
-
-Tiene usted razón, es muy posible que sea eso.
-
-PEPE
-
-Es casi seguro. ¡Como esta gente es tan pérfida!...
-
-ALFREDO
-
-¡Ah, pues sería vano su propósito!... ¡Renunciar yo a Cristina!...
-¡Jamás! ¿Ha visto usted qué encanto de criatura, tío?
-
-PEPE
-
-Eso no es criatura; eso es meter la mano en el saco de una tómbola y
-que te toque la Venus de Milo. ¡Qué suerte tienes!
-
-ALFREDO
-
-Bueno, y esa señora que estaba con ella y que ha dado un grito gutural
-al verle a usted... ¿Quién es?... Porque también eso me ha sorprendido.
-
-PEPE
-
-¿Que quién es?... ¡Calla, hombre, que no he caído al suelo al verla
-porque no había alfombra, que si no pierdo el conocimiento!
-
-ALFREDO
-
-¿Pero la conoce usted?
-
-PEPE
-
-¡Una ex-víctima! De esto hará ya cinco lustros... Yo habitaba en la
-calle de los Tres Peces; ella era mi vecina. Un día se asomó a la
-ventana, hice así, ~(Un revuelo de ojos.)~ la incendié y aún le queda
-rescoldo, estoy seguro.
-
-ALFREDO
-
-¿Y esa señora es casada?
-
-PEPE
-
-Lo ignoro, pero de todas formas puede sernos de gran utilidad en el
-desenvolvimiento de los sucesos que nos aguardan.
-
-ALFREDO
-
-Sobre todo por ser amiga de Cristina.
-
-PEPE
-
-En fin, pronto saldremos de dudas. El alcalde nos ha anunciado su
-inmediata visita. Esperemos.
-
-ALFREDO
-
-Sí, esperemos. ~(Pasea. Dan las tres en el reloj.)~ Las tres.
-
-PEPE
-
-No... no hagas caso del reloj hasta que se lo consultemos a la dueña
-del hotel, ~(Deteniéndole.)~ ni te sientes en la mecedora hasta que
-ella te diga cómo tienes que columpiarte.
-
-ALFREDO
-
-¡Es curioso!
-
-PEPE
-
-Ya me ha dicho que me dará un cuaderno con instrucciones para usar el
-mobiliario sin peligro.
-
-ALFREDO
-
-Verdaderamente en estos tristes pueblos españoles todo es extraño,
-temeroso, desconcertante...
-
-PEPE
-
-Porque todo es viejo, solapado, sin sentido renovador... Muebles y
-personas... ¡Todo tiene un misterio, un secreto, una mácula!...
-
-ALFREDO
-
-Cierto; sí, señor; ciertísimo; tan cierto, que yo que deseo
-ardientemente la visita de don Acisclo, al mismo tiempo temo, no sé por
-qué, que el enigma se aclare. ~(Dan golpes como llamando en la puerta
-izquierda.)~
-
-PEPE
-
-Calla. ~(Alto.)~ ¿Quién?
-
-
-ESCENA VI
-
-DICHOS, EUSTAQUIO y MELITONA.
-
-EUSTAQUIO
-
-¿Dan los excelentísimos señores su premiso?
-
-PEPE
-
-Adelante quien sea. ~(Entran Eustaquio con cuatro pollos, unas largas
-ristras de chorizos y dos jamones, y Melitona con otros dos jamones,
-dos barriles de aceitunas, una orza de arrope y tres o cuatro quesos.)~
-
-EUSTAQUIO
-
-Pasa, Melitona. ~(Entran los dos.)~ Pos los señores dirán aónde y cómo
-quieren que dejemos too esto.
-
-ALFREDO
-
-¿Cómo todo eso?
-
-PEPE
-
-¿Pero qué es eso?
-
-EUSTAQUIO
-
-Pos cuatro pollos, seis ristras de unas longanizas que aquí las
-llamamos fritangueras, cuatro jamones, aceitunas, arrope y además...
-
-ALFREDO
-
-Bueno, ¿pero todo eso?...
-
-MELITONA
-
-Too esto es un regalo pa los excelentísimos señores.
-
-PEPE
-
-¿Un regalo para nosotros?...
-
-EUSTAQUIO
-
-Sí, señor; too esto lo han traído el tío Mangola y el señó Aniceto con
-una carta, aquí presente... ~(La saca de la faja y se la da.)~
-
-PEPE
-
-¡Qué raro!... Veamos... ~(Lee.)~ «Excelentísimo señor don José María
-de Ojeda. Al saber por Nemesio Ullares, alias Carlanca, la llegada
-de vuecencia, dos humildes y fieles servidores le quien sinificar con
-este pobre obsequio, su gran respeto y simpatía. Semos contratistas del
-mercao. Servidores de usté pa too lo que sea menester en cuerpo y alma.
-Que se lo coman con salú y a mandar a estos sus humildes servidores,
-Calisto Mangola, Aniceto Barranco. Las longanizas son de confianza.»
-Bueno, pero este señor Mangola...
-
-ALFREDO
-
-¿Pero este Mangola, por qué se ha molestado?
-
-MELITONA
-
-No podemos decirle al excelentísimo señorito.
-
-EUSTAQUIO
-
-¿Lo dejamos aquí?
-
-PEPE
-
-No, la volatería dejarla en el corral, que ya dispondremos. Lo demás
-amontonarlo en esta mesa.
-
-EUSTAQUIO
-
-~(Enseñándole los pollos.)~ ¡Son mu majos!
-
-PEPE
-
-Sí, son unos pollos que harían buen papel hasta en el Ritz; regordetes
-y tomateros. ~(Lo deja todo amontonado y se llevan los pollos.)~
-
-MELITONA
-
-Con premiso. ~(Se van izquierda.)~
-
-
-ESCENA VII
-
-ALFREDO y PEPE OJEDA, luego ANASTASIA.
-
-ALFREDO
-
-~(En el colmo de la estupefacción.)~ Bueno, tío; pero ¿qué es esto?
-
-PEPE
-
-¡Pues esto es Mangola, ya lo yes!
-
-ALFREDO
-
-¡Yo estoy atónito, absorto!... ¿Pero usted comprende?...
-
-PEPE
-
-¡Yo que voy a comprender, hombre!... ¡Este kilómetro de longaniza acaba
-de enrarecer las tinieblas de mi espíritu! Porque yo, últimamente, me
-explico lo de instalarnos con comodidad, me explico el tratamiento,
-el postre de cocina; pero que venga Mangola y nos ponga una tienda de
-ultramarinos, eso no me lo explico yo... ¡Ni se lo explica Aristóteles!
-
-ALFREDO
-
-¡Porque, vamos, aquí en este pueblo, es que cree usted que le van a
-pegar un tiro y le ponen un estanco!
-
-PEPE
-
-¡Ni más ni menos!... Y que no cabe duda que esto no es confusión, aquí
-lo tienes bien claro. ~(Lee el sobre de la carta.)~ «Señor don José
-María de Ojeda». ¡Esto es un cuento de hadas!
-
-ALFREDO
-
-Esto es una paliza que nos esnucan en cuanto caigan de su burro.
-
-PEPE
-
-De sus burros. Si te refieres a nosotros no singularices, que no me
-gusta quedarme solo.
-
-ANASTASIA
-
-~(Izquierda.)~ ¿Dan ustés su premiso?
-
-PEPE
-
-Adelante, señora Anastasia.
-
-ANASTASIA
-
-Acaba de llegá el señor secretario que viene a hacerles a ustés una
-vesita; que si le puen ustés recebir... Aquí m’ha dao la trajeta.
-
-PEPE
-
-~(La coge y lee.)~ «Justino Cazorla, Secretario del Ayuntamiento.
-Ánimas benditas, 18, bajo.»
-
-ALFREDO
-
-¿Pero viene solo?
-
-ANASTASIA
-
-Sí, señor, solo.
-
-PEPE
-
-¿No viene el señor alcalde?
-
-ANASTASIA
-
-No, señor; viene don Justino naa más. Eso sí, de too lujo. Ya verán
-ustés elegancia.
-
-PEPE
-
-Pues que pase. ~(Vase Anastasia.)~
-
-ALFREDO
-
-¿Lo ve usted, tío?... Lo que sospechábamos. El alcalde no se atreve a
-afrontar cara a cara la cuestión, y nos envía a este para que nos eche.
-
-PEPE
-
-Es muy posible. Estemos sobre aviso. Prudencia y precaución. Llévate
-las longanizas. Me hace poco serio.
-
-ALFREDO
-
-Las meteré aquí. ~(Entra primera derecha.)~
-
-
-ESCENA VIII
-
-PEPE OJEDA, CAZORLA. Luego ALFREDO.
-
-CAZORLA
-
-~(Desde la puerta.)~ Felices y augurales. ¿Da usted su aquiescencia
-penetrativa?
-
-PEPE
-
-(¡Caray, qué léxico!) ~(Alto.)~ Sí, señor, pase usted, adelante.
-
-CAZORLA
-
-Discúlpeme, señor mío, si en una forma poco rectilínea y cediendo a
-presiones jerárquicas, me permito intercalar en sus familiares sosiegos
-la inoportunidad de una intromisión esporádica.
-
-PEPE
-
-~(Alto.)~ Alfredo, sal, que ha venido un pariente de Sánchez de Toca.
-~(Alfredo sale y le hace una reverencia.)~
-
-CAZORLA
-
-No, perdone usted, señor Ojeda, no me une ningún lazo consanguíneo con
-el susodicho primate, aunque por honra preclara yo tendríalo.
-
-PEPE
-
-No, yo lo decía porque verdaderamente, señor Cazorla, se expresa usted
-con una corrección tan académica como desusada en estos pequeños
-pueblos donde precisa un lenguaje vulgar para la recíproca comprensión.
-
-CAZORLA
-
-Exacto de toda evidencia; pero es que servidor dispone en su riqueza
-idiomática, de lo que pudiéramos llamar dos léxicos o lenguajes.
-Lengua de diario o trapillo para conversar con el elemento trashumante
-y analfabeto de la localidad, y lenguaje de lujo para ocasiones
-como la presente en que he de dirigir mi verbo sonoro y preciosista
-a personalidades relevantes que pueden gustar las exquisiteces
-filológicas de las más selectas locuciones.
-
-PEPE
-
-Vamos, un lenguaje de blusa y otro de chaquet, digámoslo así.
-
-CAZORLA
-
-Exacto.
-
-ALFREDO
-
-Es originalísimo.
-
-CAZORLA
-
-En el primero uso las frases más corrientes, como mecachis, caramba,
-¡un cuerno! ¡Que te crees tú eso!... y similares; y en el segundo
-intercalo los bonitos vocablos, estulticia, exégesis, arcaico,
-cariátide y miasmas, jugándolo todo ello con un sentido de agilidad y
-aristocratismo que me envidia acerbamente el señor Azorín.
-
-ALFREDO
-
-Muy bien. Bueno, pero a nosotros háblenos usted con toda sencillez,
-Cazorla.
-
-PEPE
-
-A nosotros nos habla usted en mangas de camisa...
-
-CAZORLA
-
-¡Señor!...
-
-PEPE
-
-Literariamente, claro está.
-
-ALFREDO
-
-~(Ofreciéndole un cigarro.)~ ¿Usted fuma?
-
-CAZORLA
-
-Estoy incurso en el consuntivo y depauperante vicio, sí señor. ~(Toma
-el cigarro.)~
-
-PEPE
-
-Pues avance sin temor y obligérese romboideamente en ese adminículo
-arrellanatorio. ~(Señalándole una silla.)~ (A mí no me achicas tú.)
-
-ALFREDO
-
-~(Quitándole el sombrero, al ver que se hace un lío entre los guantes,
-el sombrero, el bastón y el cigarro.)~ Y si no se opone dejaremos aquí
-su exornación craneana y borsalinesca. ~(Lo deja en una silla.)~
-
-CAZORLA
-
-Gratitudes mil. ~(Se sientan.)~
-
-PEPE
-
-~(Al ver que Cazorla trata en vano de encender un encendedor.)~ Parece
-que la torcida está infulminable.
-
-CAZORLA
-
-~(Algo contrariado.)~ No, sabe usted, que en casa, cuando se acaba
-la bencina le echan Anís del Mono y casi nunca prende. Pero con
-paciencia... ~(Sigue disparando.)~
-
-PEPE
-
-Bueno, ¿y qué trae el señor Cazorla por este su cuarto hotelero?
-
-CAZORLA
-
-Pues servidor, viene, ante todo, en nombre del Consistorio que
-indignamente secretarieo a ofrendarles los más férvidos testimonios
-admirativos y las más respetuosas sumisiones. ~(Sigue disparando.)~
-
-PEPE
-
-Pues trasfusióneles usted nuestros más rendidos, ¡qué digo rendidos!...
-nuestros más derrengados testimonios de inenarrable gratitud, aunque no
-nos expliquemos la cortesía concejalesca.
-
-ALFREDO
-
-Tome una cerilla. ~(Se la ofrece.)~
-
-CAZORLA
-
-No, si es cuestión de amor propio. En cuanto vienen personas de Madrid
-me pone en ridículo; pero a mí delante de forasteros, no... ~(Sigue
-disparando.)~
-
-PEPE
-
-Pero no se moleste, si con una cerilla...
-
-CAZORLA
-
-No es molestia, es perseverancia. Ítem más, vengo también a adquirir
-_de visu_ la seguridad de que su aposentamiento corresponde a cuanto se
-debe a su jerarquía, y el Municipio tiene decretado.
-
-ALFREDO
-
-Ah, en eso esté usted absolutamente tranquilíneo.
-
-PEPE
-
-Las satisfacciones hospederiles y los aditamentos alimenticios
-sobrepasan a lo que pudo fantasear nuestra más exaltada apetencia.
-
-CAZORLA
-
-~(Que sigue disparando.)~ Celébrolo, e _ipso facto_...
-
-ALFREDO
-
-¿Pero por qué no quiere usted aceptar? ~(Ofreciéndole su cigarro para
-que encienda.)~
-
-CAZORLA
-
-No, perdone usted, es cuestión personal. Veremos quién puede más.
-~(Sigue disparando.)~
-
-PEPE
-
-Convénzase usted que lo de hoy es mono.
-
-CAZORLA
-
-¡Qué sé yo!... Pues como les iba diciendo, satisfechas mis dos
-encomendadas averiguaciones, deseo... y voy con esto a internarme en
-un campo absolutamente confidencial... ~(Acercan los tres las sillas
-sin levantarse para estar más juntos.)~ deseo decirles en nombre del
-señor Alcalde, que le disculpen esta primera visita que me encomienda a
-mí, compenetrado de la dificultad de los primeros _pour parlers_, dada
-la enojosa cuestión que les trae a esta villa.
-
-ALFREDO
-
-¡Hombre, eso de enojosa!... ~(Todos otro avance con las sillas.)~
-
-PEPE
-
-Bueno, pero dígame usted, señor Cazorla, vamos a ver. ¿Ustedes saben a
-lo que venimos nosotros aquí?...
-
-CAZORLA
-
-~(Mira a todos lados. Otro avance con las sillas.)~ Lo sabemos
-exactamente, sí señor... lo sabemos todo, pero todo.
-
-ALFREDO
-
-Entonces, ¿el señor Alcalde?...
-
-CAZORLA
-
-Pues el señor Alcalde, encantado de su presencia en el pueblo vendrá
-dentro de breves instantes al frente de una comisión del Casino, que
-está organizando el homenaje con que pretendemos festejar a ustedes.
-
-PEPE
-
-¿Festejarnos a nosotros?... Pero...
-
-CAZORLA
-
-~(Otro avance.)~ Pero antes, señor Ojeda, me ha encomendado don
-Acisclo, una delicada misión.
-
-ALFREDO
-
-¿Delicada?... ¿A ver si ahora?...
-
-CAZORLA
-
-~(Un poco azorado.)~ Facilítenmela ustedes, ahorrándome para cumplirla,
-sutiles disculpas, y enojosos alegatos. ~(Se levanta y saca un sobre
-del bolsillo del pecho.)~ Internado en este envelope encontrarán algo
-que es súplica y ofrenda. Cuando yo me ausente rasguen, extraigan y
-mediten. ~(Se lo da.)~ Nada más.
-
-PEPE
-
-¿Pero de qué se trata?
-
-ALFREDO
-
-¿Qué es?
-
-CAZORLA
-
-Me reitero en cordial servidumbre. ~(Coge todos sus chismes
-apresuradamente e indica el mutis.)~
-
-PEPE
-
-Pero...
-
-CAZORLA
-
-Suyísimo. ~(Vase izquierda.)~
-
-PEPE
-
-¡Pero esta carta!...
-
-ALFREDO
-
-¡Qué hombre más estrafalario!
-
-CAZORLA
-
-~(Entra de nuevo radiante de satisfacción con el encendedor
-encendido.)~ ¡¡¡Por fin!!!
-
-LOS DOS
-
-¡Enhorabuena!
-
-CAZORLA
-
-¡No era mono!... ~(Vase.)~
-
-ALFREDO
-
-Bueno; ¿y qué contendrá este sobre?
-
-PEPE
-
-Esto es una carta diciendo que nos larguemos.
-
-ALFREDO
-
-Abra usted a ver.
-
-PEPE
-
-~(Rasga el sobre y mira.)~ ¡Alfredo!
-
-ALFREDO
-
-¡¡Tío!!
-
-PEPE
-
-¡Cógeme, que me derrumbo!
-
-ALFREDO
-
-¿Pero qué es?
-
-PEPE
-
-~(Sacando dos billetes.)~ ¡¡Dos mil pesetas!!
-
-ALFREDO
-
-¡¡Dos mil pesetas!!
-
-PEPE
-
-Bueno; la vorágine espantosa de la duda acaba de sorberme.
-
-ALFREDO
-
-¡Yo ya no sé qué es esto!
-
-PEPE
-
-Pues dos mil pesetas, ¿no te lo digo?
-
-ALFREDO
-
-¿Pero a qué vienen esas dos mil pesetas?
-
-PEPE
-
-Hombre, dos mil pesetas vienen siempre a una cosa agradabilísima.
-
-ALFREDO
-
-Supongo que no tendrá usted la pretensión de quedarse con ellas.
-
-PEPE
-
-Te diré...
-
-ALFREDO
-
-¿Cómo te diré?... hay que arrojárselas a la cara inmediatamente.
-
-PEPE
-
-No; groserías, no.
-
-ALFREDO
-
-¿Por qué, por qué nos las dan?
-
-PEPE
-
-Hombre, yo lo ignoro, pero recuerdo lo que decía Tales de Mileto: «Si
-te piden una peseta, pregunta por qué te la piden. Si te la dan, no
-preguntes por qué.» El que te la da, es el encargado de saberlo.
-
-ALFREDO
-
-Argucias.
-
-PEPE
-
-Filosofías. A mí me puedes quitar la razón; a Tales de Mileto, no. ~(Se
-las guarda.)~
-
-ALFREDO
-
-Pero no comprende usted...
-
-PEPE
-
-~(Sorprendido)~ Calla, que todavía hay algo dentro del sobre...
-~(Rebusca.)~ Sí, una tarjeta. ~(La lee.)~ «Desistan de lo que les trae
-y no serán las últimas. Acisclo Arrambla Pael.»
-
-ALFREDO
-
-¿Lo ve usted?... ¿Lo está usted viendo?... Desistan de lo que les trae.
-Es decir, que ese inmundo sujeto nos adula, nos agasaja, nos colma de
-honores y nos da ¡hasta dinero!... ¡para que yo, cobardemente, me vaya
-del pueblo renunciando a su sobrina! ¡Cree, sin duda, ese miserable,
-que es un repugnante egoísmo lo que nos trae aquí!... ¡Pues no, no me
-voy; no me iré ni con dádivas, ni con halagos, ni con millones!... ¡No,
-no y no!
-
-PEPE
-
-¡Hombre, Alfredito, no te exaltes!
-
-ALFREDO
-
-En cambio, estoy seguro que Cristina, la pobre Cristina, está a estas
-horas encerrada en su habitación como en una mazmorra, para que yo no
-la hable, para que yo no la vea. Para que yo...
-
-
-ESCENA IX
-
-DICHOS, CRISTINA y EDUARDA, izquierda.
-
-CRISTINA
-
-~(Asomándose puerta izquierda.)~ ¡Alfredo!
-
-ALFREDO
-
-¡¡Cristina!!... ¡¡Tú!!
-
-CRISTINA
-
-~(Corriendo a él.)~ ¡Por fin a tu lado! ¡Me parecía imposible!
-
-ALFREDO
-
-¡Pero tú!... ¡Tú aquí, Cristina mía! ~(Se cogen las manos efusivamente
-y hablan aparte con apasionada vehemencia.)~
-
-EDUARDA
-
-~(Aparece en la puerta con digna severidad y saluda a Ojeda con una
-inclinación ceremoniosa.)~ Caballero...
-
-PEPE
-
-~(Yendo a ella con impulso cordial.)~ ¡Eduarda!...
-
-EDUARDA
-
-~(Deteniéndole con un gesto altivo.)~ Yo le llamo a usted caballero
-porque no sé cómo llamarle.
-
-PEPE
-
-~(Resignado ante la ironía.)~ Eduarda...
-
-EDUARDA
-
-Todavía ignoro su verdadero patronímico... Exuperio... Rigoberto...
-
-PEPE
-
-José María.
-
-EDUARDA
-
-~(Dudando.)~ ¡Bah!
-
-PEPE
-
-¡José María, por estas! ~(Jurando.)~ Eduarda, no me guarde usted
-rencor. Han pasado cinco lustros. El tiempo todo lo purifica. Yo
-comprendo que para usted fui un calavera.
-
-EDUARDA
-
-¿Cómo un calavera? ¡Un osario!
-
-ALFREDO
-
-~(Trayendo de la mano a Cristina.)~ Pero, a todo esto, ven que te
-presente. Mi tío.
-
-PEPE
-
-¡Señorita, encantadísimo de usted! ~(Presentando Alfredo a Eduarda.)~
-Mi sobrino.
-
-EDUARDA
-
-~(Le da las puntas de los dedos.)~ ¡Amable joven!
-
-CRISTINA
-
-¿De modo que viniste solo por mí?
-
-ALFREDO
-
-A cumplirte mi palabra, ¿no es verdad, tío?
-
-PEPE
-
-Exactamente; y garantiza la seriedad de semejante propósito el que
-nuestro primer paso en este pueblo, ha sido ir a visitar a su pariente
-y tutor.
-
-ALFREDO
-
-Y de ti estábamos hablando precisamente cuando llegasteis, y con
-cierta inquietud, te lo aseguro.
-
-CRISTINA
-
-Con inquietud, ¿por qué?
-
-ALFREDO
-
-Pues porque, francamente, tu tío nos ha recibido con tan exagerada
-amabilidad y con tales muestras de esplendidez... que sospechamos, no
-sin cierto fundamento, que lo que pretende es que yo desista, por las
-buenas, de tu cariño y me vaya de aquí.
-
-CRISTINA
-
-¿Pero qué estás diciendo? ¡Todo lo contrario!
-
-ALFREDO
-
-¡Cómo todo lo contrario!
-
-CRISTINA
-
-¡Que mi tío está encantadísimo con que nos queramos!
-
-PEPE
-
-¡Pero es posible!
-
-EDUARDA
-
-Como que vinimos aquí porque él nos mandó, con la excusa de que
-vigiláramos los detalles del alojamiento.
-
-ALFREDO
-
-~(Asombrado a Ojeda.)~ ¿Pero es posible?... ¿Pero ha oído usted cosa
-igual?
-
-CRISTINA
-
-Verás. Cuando llegasteis a casa, nosotras oíamos absortas los encargos
-que hacía a Morrones para que fueseis espléndidamente tratados. Os
-despidió sin escucharos siquiera, y de pronto, cuando os alejabais, me
-coge de la mano, me atrae hacia sí, y señalándote me dice conmovido:
-¡Cristina, si me quieres, enamora a ese joven!
-
-ALFREDO
-
-¡Canastos!
-
-PEPE
-
-¡Señorita!
-
-ALFREDO
-
-¿Pero dijo eso?
-
-EDUARDA
-
-Como si lo hubieran ustedes oído. La suplicó que le amase a usted; yo
-fui _testiga_.
-
-ALFREDO
-
-¡Ay, tío, pero suplicarle él mismo que!...
-
-PEPE
-
-Bueno, el cuentecito ese de Pinocho en el Japón es un precepto
-evangélico comparado con lo que nos está pasando en esta localidad.
-Honores, dádivas, regalos en especie, donativos en metálico, y encima
-¡mandarle a uno la novia!... Bueno; o este pueblo pertenece al partido
-judicial de Jauja, o yo no lo entiendo.
-
-ALFREDO
-
-~(A Cristina.)~ ¿Pero tú no sospechas a qué puede obedecer todo esto?
-
-CRISTINA
-
-No lo sé, Alfredo, no lo sé. Yo solo pienso en este instante que te
-quiero con locura, que estoy a tu lado y que soy la más feliz de las
-mujeres.
-
-ALFREDO
-
-¡Cristina mía! ~(Quedan hablando aparte en voz baja.)~
-
-PEPE
-
-~(Se acerca melancólicamente a Eduarda que se ha sentado lejos en una
-silla.)~ ¡Eduarda!... La mano inescrutable del destino nos acerca de
-nuevo. ~(Señala a los muchachos.)~ He aquí el pasado que reverdece. ¿No
-lo envidias?
-
-EDUARDA
-
-¡No me tutees, que soy casada!
-
-PEPE
-
-¡Casada tú!... ¡¡Oh!!... ¿Tú casada?
-
-EDUARDA
-
-¿Lo sientes?
-
-PEPE
-
-Lo siento por tu marido... porque...
-
-EDUARDA
-
-¡Pepe!... Bueno, ¿te llamas Pepe, definitivamente?
-
-PEPE
-
-Pepísimo.
-
-EDUARDA
-
-¿No hago el ridículo?
-
-PEPE
-
-¡Lo de Pepe, machacao!
-
-EDUARDA
-
-Pues bien, Pepe, tú tienes la culpa si me encuentras vinculada a otro
-hombre. Me abandonaste.
-
-PEPE
-
-Ya te he dicho que aquello fue una calaverada.
-
-EDUARDA
-
-Pero, ¡ah! una calaverada que me produjo trastornos mentales
-horribles... Estuve dos años medio loca... Como me hiciste creer que
-te llamabas Piñones, que eras seminarista y capitán, todo a un tiempo,
-pues yo, en mi desvarío, aborrecí el cascajo y no hacía más que decir
-_dominus vobiscum_ y saludar militarmente. ¡Con lo que yo te amaba!...
-¡Abandonarme!
-
-PEPE
-
-¡Si vieras cuánto te he recordado!...
-
-EDUARDA
-
-¿Es de veras, Pepe?
-
-PEPE
-
-Como me llamo Rigober... Caramba, perdona, que... que me sentía
-trasportado a aquellas locuras de cinco lustros ha.
-
-EDUARDA
-
-¡Ah!... ¡Cinco lustros transcurridos! Y dime, Pepe, ¿cómo me encuentras?
-
-PEPE
-
-Mejor que antes, Eduarda.
-
-EDUARDA
-
-~(Alegre.)~ ¿De veras?
-
-PEPE
-
-Tú eres como el oro; el tiempo te avalora y te embellece.
-
-EDUARDA
-
-¡Oh, qué galantería tan metalúrgica! ¡Pero, ah!... Estoy olvidando...
-Bueno, caballero...
-
-PEPE
-
-¡Por Dios, Eduarda, no vuelvas a la seriedad! ¡Quiero ver en tus labios
-aquel ritus de alegría que tanto me gustaba!
-
-EDUARDA
-
-¡Ah, mi ritus, mi ritus!... Esfumose en el dolor y en el tiempo. ~(Va
-a caer sentada en una silla.)~
-
-PEPE
-
-~(Deteniéndola.)~ ¡No, ahí no te sientes que hay manteca! ~(Se sientan
-en otro lado y siguen hablando.)~
-
-ALFREDO
-
-~(Alto, a Cristina.)~ ¿Pero es de veras que dudabas que yo volviese?
-
-CRISTINA
-
-Sí, Alfredo, sí, no quiero engañarte, lo dudaba. Cuando se ama mucho,
-mucho, mucho, todo es duda... El tiesto de mis margaritas siempre ha
-estado sin flores. ¡A quién iba yo a preguntar si volverías!
-
-ALFREDO
-
-¿Y qué te contestaban, vamos a ver?
-
-CRISTINA
-
-Pues, como las flores son buenas, cuando una me decía que no, otra, al
-verme llorar, me consolaba diciéndome que sí, que vendrías... que te
-esperase.
-
-ALFREDO
-
-Pues ya ves como las que negaron mintieron.
-
-CRISTINA
-
-Pero mira, yo en cambio a mi corazón a todas horas le decía lo mismo.
-Si vuelve será mi amor de siempre; si no vuelve, mi recuerdo de toda la
-vida.
-
-ALFREDO
-
-¿Pero por qué dudabas?
-
-CRISTINA
-
-¡Qué sé yo!... Creí que nunca podría interesarte una pobre señorita de
-pueblo.
-
-ALFREDO
-
-¿Y por qué no?... ¡Una señorita de pueblo!... Precisamente por eso me
-interesaste más.
-
-CRISTINA
-
-¡Amabilidad!
-
-ALFREDO
-
-No lo creas. La señorita de pueblo siempre me ha inspirado a mí una
-profunda, una viva simpatía.
-
-CRISTINA
-
-¿De veras?
-
-ALFREDO
-
-Cuando en mis viajes he visto, paseando por los andenes de las pequeñas
-estaciones, esos grupos de muchachas cogidas del brazo, me ha parecido
-siempre adivinar en la mirada de sus ojos dulces el cansancio de la
-vida monótona, y en su triste sonrisa, el anhelo de una existencia
-mejor. ¡Con qué resignada melancolía miraban alejarse el tren!... A mí,
-te digo que me daban ganas de cogerlas a todas en un puñado y llevarlas
-a otro mundo y a otra vida que valiera la pena de vivirse, fuera de
-aquel estrecho ambiente pueblerino, egoísta y brutal, que solo ellas
-encantaban con el hechizo de su juventud.
-
-CRISTINA
-
-¿Pero llevártelas a todas?... ¡Con que te lleves una!...
-
-ALFREDO
-
-¡Sí, pero una que vale por todas!... Una, que quizá no esté ducha
-en las artes de una vida refinada, en los encantos de una gentil
-desenvoltura, como las señoritas de grandes ciudades, pero cuyo aspecto
-de simpática cortedad, me dice a mí --no sé por qué-- que posee un
-alma blanda, de matiz suave... ¡Alma propicia a un amor largo, leal y
-profundo!... ¿Me engañé?
-
-CRISTINA
-
-¿Qué has de engañarte?... Ahora, que yo, así muchas cosas bonitas, como
-tú, no sabré decir; pero sentirlas, sí; sentirlas, las sentiré todas...
-¡todas las que hagan falta para quererte una vida entera!
-
-ALFREDO
-
-¡Cristina!
-
-CRISTINA
-
-¡Alfredo!
-
-PEPE
-
-¡Eduarda!
-
-EDUARDA
-
-¡Pepe! ~(Hablan y ríen.)~
-
-
-ESCENA X
-
-DICHOS, DON RÉGULO y CAZORLA (en el balcón del Casino).
-
-CAZORLA
-
-~(Asomándose recatadamente por las persianas entreabiertas.)~ ¡Mire
-usted, don Régulo, mire usted los hombres que nos manda el Gobierno
-para moralizarnos!
-
-D. RÉGULO
-
-~(Asomándose.)~ ¡Porra! ¡Mi mujer bromeando con él!
-
-CAZORLA
-
-¡Silencio! Seguiremos observando. ~(Retira a don Régulo.)~ La víbora ha
-picado. El veneno hará lo suyo. ¡Sois míos! ~(Cierra después de lanzar
-una mirada mefistofélica. Se escuchan en la calle los sones de una
-charanga lejana que va acercándose poco a poco y el alegre griterío de
-la multitud.)~
-
-
-ESCENA XI
-
-DICHOS, ANASTASIA, MELITONA, EUSTAQUIO y MORRONES, por la izquierda.
-
-CRISTINA
-
-¡Música!... ¿Oyen ustedes?
-
-ALFREDO
-
-¿Pero qué música es esa?
-
-PEPE
-
-¿Qué ocurrirá?
-
-EDUARDA
-
-~(Que se asoma al balcón.)~ Es la charanga del tío Maíllo.
-
-PEPE
-
-¿Pero es que hay fiesta en el pueblo?
-
-CRISTINA
-
-¡No, qué ha de haber! Por eso me choca.
-
-EDUARDA
-
-Y vienen hacia aquí... y les sigue la gente.
-
-CRISTINA
-
-¡Anda, y ponen las colgaduras en el Casino! ~(Un mozo pone colgaduras
-con los colores nacionales en el Casino.)~
-
-PEPE
-
-~(Asustado, a Alfredo.)~ ¡Oye, pero será eso también por nosotros!
-
-ALFREDO
-
-¡Mucho me lo temo!...
-
-PEPE
-
-Oye, tú, ¿se me puede confundir a mí con el obispo?... porque yo ruedo
-ya de conjetura en conjetura...
-
-~(Entran Melitona, Anastasia, Eustaquio y Morrones por la izquierda.
-Vienen jadeantes, emocionados y muy alegres.)~
-
-MORRONES
-
-Excelentísimo señor...
-
-PEPE
-
-~(Atónito.)~ ¿Es a mí?
-
-MORRONES
-
-A usía excelentísima, que vengo de parte del señor alcalde, a decirle a
-usté que si pue vuecencia recibir a la señá maestra y a los alunos de
-las escuelas públicas, y a una comisión del Casino que viene a festejar
-a usía.
-
-PEPE
-
-¡A festejarme a mí!
-
-EUSTAQUIO
-
-A usía: conque usté dirá.
-
-ALFREDO
-
-¿Pero esa música y esos cohetes son por nosotros?
-
-EUSTAQUIO
-
-¡Por ustés!
-
-PEPE
-
-¿Lo estás viendo?
-
-CRISTINA
-
-¡Por vosotros!... ¿pero a qué santo?
-
-PEPE
-
-¡No sé, porque yo me llamo Nicomedes!... ¡digo!...
-
-~(Estallan cohetes, repican las campanas, vuelve a sonar la música,
-grita la gente.)~
-
-MORRONES
-
-Conque, ¿qué les digo a las comisiones?
-
-PEPE
-
-Sí, que suban, que suban. ~(Todos van hacia la puerta izquierda.)~
-
-ALFREDO
-
-Bueno, tío; yo creo llegado el caso de que pregunte usted de un modo
-concreto con quién nos confunden.
-
-PEPE
-
-Quia, hombre; con esta gente pérfida nada de lealtades. Aguarda: malo
-será si a alguna de estas comisiones no le saco yo por quién nos toman.
-
-CRISTINA
-
-Ya están ahí; ya suben.
-
-ANASTASIA
-
-Viene too lo mejor del pueblo.
-
-EUSTAQUIO
-
-¡Ahora verá usté lo güeno!
-
-
-ESCENA XII
-
-DICHOS, DOÑA TÁRSILA, CHICOS y CHICAS. Luego DON ACISCLO, SEÑÁ
-CESÁREA, DON RÉGULO, CAZORLA, CARLANCA, DON ALICIO, Socios del Casino,
-Señoritas, etc., etc.
-
-Entra doña Társila, una señora con lentes, ridículamente vestida y con
-un peinado muy raro y muy liso. Lleva un papel de música en una mano y
-una batuta en la otra. La sigue un coro de Chicas y Chicos que traen
-un estandarte. Vienen formados de cuatro en fondo cantando y andando a
-pasos rítmicos.
-
-TÁRSILA, CHICOS Y CHICAS
-
-~(Cantan avanzando hacia Ojeda, y a medida que avanzan él retrocede,
-también a compás, como asustado de aquello. Cantando.)~
-
- ¡Loor, loor, loor!...
- ¡Oh, insigne y gran señor!
- Por tu visita honrosa,
- la juventud estudiosa
- te aclama con fervor.
- ¡Loor, loor, loooor!...
-
-~(Durante el himno han entrado las Comisiones con trajes de fiesta,
-se colocan ordenada y convenientemente, de modo adecuado, para que el
-conjunto pueda resultar más cómico.)~
-
-TÁRSILA
-
-Con la venia del señor Alcalde. ~(Reverencia.)~ Excelentísimo señor:
-Cábeme, la inmerecida honra de ofrender a vuecencia este tierno plantel
-cultural, delicadas flores... ~(A un niño.)~ (Mateo, no te toques las
-narices, que está feo...) Delicadas flores que cultivó una servidora,
-humilde maestra superior, que no es normal, por envidias, e hija del
-gran _pedágogo_ don Zacarías Ullera, mi señor padre, honra y prez de
-la magistratura docente nacional. Feo está que una servidora lo diga,
-pero mi señor padre era una persona muy docente; mucho más docente
-que yo. Con honda pena lo manifiesto. Sin embargo, como se murmura en
-la Corte que si los Ayuntamientos tienen o no tienen abandonadas sus
-obligaciones respecto a istrución pública, yo quiero dar a vuecencia
-un _mentis_, mostrándole los _pogresos_ de estos tiernos niñas y
-niños, que no diré yo que sean unos _Merlines_, pero sí honra y prez
-de la infancia estudiosa y crecedera. (Tiburcio, que me das con el
-estandarte.) Y ahora, con permiso de vuecencia, me voy a permitir
-examinarlos, individual y corporativamente, para que se juzgue de su
-istrución. Con la venia.
-
-PEPE
-
-Oye, párvulo, no metas el dedo en el arrope, haz el favor. Siga...
-
-TÁRSILA
-
-Si quiere vuecencia, ¿empezaremos por la _jografía_?
-
-PEPE
-
-Por la _jografía_ o por la _jometría_, me es igual...
-
-TÁRSILA
-
-Vamos a ver... Úrsula Canana.
-
-CHICA 1.ª
-
-~(Dando un paso al frente.)~ Servidora...
-
-TÁRSILA
-
-A ver, tenga usted la bondad de decirnos ¿cuántos golfos hay en
-España?...
-
-CHICA 1.ª
-
-Muchísimos, golfos hay muchísimos.
-
-TÁRSILA
-
-Muy bien. ¿Y cabos, hay muchos cabos?
-
-CHICA 1.ª
-
-Cabos también hay muchísimos.
-
-TÁRSILA
-
-¡Pero determínelos!
-
-CHICA 1.ª
-
-Pues el Finisterre en Vizcaya, el Ortegal en Gerona, el... el...
-
-TÁRSILA
-
-¿Cómo se llama el que hay en Huelva?... Cabo de... ~(Acción de pegar.)~
-
-CHICA 1.ª
-
-Cabo de... ~(Le da dos golpes con la batuta.)~ de Palos.
-
-TÁRSILA
-
-¿Y cómo se llama el de Almería, cabo de qué?
-
-CHICA 1.ª
-
-Cabo de... Cabo de...
-
-CHICO 1.º
-
-¡Miau!
-
-CHICA 1.ª
-
-¡Gato!
-
-PEPE
-
-Gata, rica.
-
-TÁRSILA
-
-Como verá vuecencia, salvo la confusión del sexo, todo lo demás...
-
-PEPE
-
-Sí, una verdadera monada. ¡Parece mentira! y a la edad que tiene:
-porque esta niña no habrá cumplido aún los treinta y seis años.
-
-CHICA 1.ª
-
-¡Me voy pa los deciocho!
-
-PEPE
-
-Bueno, pues vete; anda, rica, vete y no vuelvas, anda.
-
-TÁRSILA
-
-Ahora va a ver vuecencia un discípulo aventajado. Aniceto Recocho.
-
-CHICO 1.º
-
-Servidor.
-
-TÁRSILA
-
-¿Qué son líneas paralelas?
-
-CHICO 1.º
-
-Mauregato, Sisebuto, Recaredo, Chindasvinto...
-
-TÁRSILA
-
-¿Pero que estás diciendo, so zarrapastroso?
-
-CHICA 2.ª
-
-Es que él dice los reyes godos porque lo de las paralelas me lo tenía
-usté que haber preguntao a mí. Mire usté el papel y verá.
-
-TÁRSILA
-
-~(Confusa.)~ ¿El papel?...
-
-CHICA 2.ª
-
-Estos dos eran los reyes... Paralelas mi hermana y yo...
-
-TÁRSILA
-
-Sí, sí, bueno... (Me estáis haciendo correr un ridículo que eriza.)
-Bien, pues di, di... ¿Qué son líneas paralelas?
-
-CHICA 2.ª
-
-Pues aquellas que no se prolongan por mucho que se encuentren. ¿Ve usté
-como era yo?
-
-TÁRSILA
-
-(¡Maldita sea tu estampa, so cafre!)
-
-PEPE
-
-Bueno, basta, basta... Si no me lo dijeran creería que estas criaturas
-habían estudiado en Bolonia.
-
-D. ACISCLO
-
-Y ahora, excelentísimo señor, pocas palabras de mi parte. Ya ha visto
-usted nuestra juventud estudiosa, cómo aprovecha los desvelos del
-monecipio, de forma que solo nos resta, que _iso fazto_, don Alicio
-Carrascosa, aquí presente... llamao por su elocuencia el Melquíades de
-Pancorbo, ~(Don Alicio hace una gran reverencia.)~ su ciudad natal, va
-a tener el honor de ofrecerle el homenaje que le preparamos. Ande usté,
-don Alicio.
-
-TODOS
-
-Chiss... ~(Silencio. Expectación.)~
-
-D. ALICIO
-
-~(En tono de oratoria cursi.)~ Excelentísimo señor: mis nobles y
-queridos conterráneos. El Ilustrísimo Ayuntamiento de esta Villa,
-conjuntamente con el Casino de la misma, que tengo el honor de
-presidir, han organizado un banquete que a manera de modesto homenaje
-se ofrecerá mañana a este nuestro ilustre y preclaro huésped.
-
-PEPE
-
-~(A un chico.)~ ¡Niño, deja las morcillitas!
-
-D. ALICIO
-
-¡Ah, mis leales y queridos Villalganceños, los sentimientos patrióticos
-se exaltan ante las grandes y meritorias personalidades honra de la
-Nación!
-
-PEPE
-
-~(A Alfredo.)~ (Me han tomado por un político. Lo que yo me figuraba.)
-
-D. ALICIO
-
-Y mucho más, cuando el ciudadano integérrimo que nos honra con su
-visita, no es un político.
-
-PEPE
-
-~(A Alfredo.)~ (Pues no soy un político.)
-
-D. ALICIO
-
-No es un político ni mucho menos, y claro que ante tal negativa
-vosotros me preguntaréis, ¿es acaso un hombre de ciencia?... No.
-
-PEPE
-
-~(A Alfredo.)~ No.
-
-D. ALICIO
-
-¿Es un escritor eminente?... No.
-
-PEPE
-
-No.
-
-D. ALICIO
-
-¿Es un artista ilustre?... No.
-
-PEPE
-
-~(Asombrado.)~ Tampoco.
-
-D. ALICIO
-
-¿Pues qué es este hombre, me preguntaréis?... Y yo, voy a deciros lo
-que es este hombre.
-
-PEPE
-
-(¡Gracias a Dios!)
-
-D. ALICIO
-
-Pues este hombre es ¡nada menos! que el módulo representativo de una
-nueva función generatriz del Estado, en su relación legislativa, ¿he
-dicho legislativa?... jurídica, dentro de las modernas ideologías
-plasmadas en las grandes síntesis aspirativas de la Humanidad... ¡Eso
-es este hombre!
-
-PEPE
-
-¡Ca, hombre!
-
-D. ALICIO
-
-Sí, hombre, eso y nada más.
-
-ALFREDO
-
-(¿Qué será eso de módulo?)
-
-PEPE
-
-(No sé, pero me suena a algo así como a marisco.)
-
-ALFREDO
-
-(Pues sí que nos ha sacado de dudas.)
-
-D. ALICIO
-
-Y ahora que ya sabéis quién es, una sola palabra para terminar.
-Conterráneos, honremos a este hombre porque honrándole nos honramos. He
-dicho.
-
-~(Aplausos, bravos, felicitaciones.)~
-
-PEPE
-
-Señores, unas palabras...
-
-TODOS
-
-Chist... chist...
-
-~(Gran atención.)~
-
-ALFREDO
-
-(¿Pero qué va usted a decir?)
-
-PEPE
-
-(Una cosa parecida a la suya. Yo no me aguanto eso de módulo.)
-~(Alto.)~ Villalganceños: Honrándome exageradamente ha dicho en
-disculpable exaltación el elocuente orador que me ha precedido en el
-uso de la palabra, que yo soy un módulo. Pues bien, sí, quizá yo sea un
-módulo, pero él en cambio es una espátula.
-
-ALFREDO
-
-~(Asustado, le tira de la americana.)~ (¡Tío!)
-
-PEPE
-
-Una espátula con la que se extiende sobre el lienzo de las realidades
-españolas el vivo anhelo del espíritu nacional que trata laudablemente
-de incorporarse, en la plenitud de todas sus conciencias, a la marcha
-triunfadora de los pueblos libres hacia los nuevos ideales del Derecho
-y de la Justicia...
-
-TODOS
-
-¡Bravo, bravo! ~(Aplauden.)~
-
-PEPE
-
-Villalganceños, pocas palabras más. Al honrarme a mí, ¿vosotros sabéis
-qué ideales exaltáis?
-
-TODOS
-
-¡Sí, sí!
-
-PEPE
-
-Al ofrecerme este homenaje, ¿vosotros sabéis lo que significo yo?
-
-TODOS
-
-¡Sí, sí!
-
-PEPE
-
-¿Vosotros sabéis quién soy yo?
-
-TODOS
-
-¡Sí, sí!
-
-PEPE
-
-Pues si vosotros sabéis quién soy yo, yo no... yo no os molestaré
-en volveros a informar respecto a mis legendarias y tradicionales
-convicciones. He dicho. ~(Aplausos.)~
-
-D. ALICIO
-
-¡Viva España!
-
-TODOS
-
-¡Viva!
-
-D. ALICIO
-
-Sí, ¡viva la España de Sagunto y de Numancia, de Colón y de Hernán
-Cortés, del Dos de Mayo y de Covadonga! ~(Aplausos frenéticos.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¡¡Viva España!!
-
-TODOS
-
-¡¡Vivaaaaa!!
-
-~(Llorando todos, se abrazan, suena la música, repican las campanas,
-estallan los cohetes. Van desfilando, después de estrechar la mano y
-felicitar a Ojeda.)~
-
-TÁRSILA, CHICOS Y CHICAS
-
-~(Cantado.)~
-
- Loor, loor, loor...
- ¡Oh insigne y gran señor!
- etc., etc.
-
-~(Vanse todos.)~
-
-
-ESCENA XIII
-
-PEPE OJEDA y ALFREDO.
-
-ALFREDO
-
-¡Pero tío!
-
-PEPE
-
-~(Cayendo derrengado sobre una silla.)~ ¡Ay, Alfredo!
-
-ALFREDO
-
-¿Qué le pasa a usted?
-
-PEPE
-
-¡Que mi confusión sigue en aumento: que yo estoy muy malo, que yo no sé
-lo que me pasa! ¿A qué vienen esas explosiones patrióticas? ¿Por quién
-me toman? ¡Media hora hablando y aún no lo sé!
-
-ALFREDO
-
-Sin embargo, tío, a mí me parece que empiezo a comprender...
-
-PEPE
-
-¿Tú?
-
-ALFREDO
-
-Sí. Todo eso, sospecho que lo hacen porque nos temen.
-
-PEPE
-
-¿A nosotros? ¿Que nos temen?
-
-ALFREDO
-
-Sí, nos tienen miedo, no hay duda... y por eso son las dádivas, el
-dinero, las aclamaciones. Nos confunden con algo que para ellos es un
-fantasma medroso.
-
-VOZ
-
-~(Lejos.)~ ¡Viva España!
-
-VOCES
-
-~(Ídem.)~ ¡Vivaaaaa!
-
-ALFREDO
-
-¡Y conciencias concupiscentes y claudicadoras que infamó el delito,
-quieren acallar el terror de verse castigadas con gritos de falso
-patriotismo!
-
-PEPE
-
-¡Es posible! ¡Sin duda es eso! El miedo, siempre el miedo... ¡La
-cobardía profanando, para disculparse, las reliquias sagradas de la
-Historia! ¡Cobardía, miedo, claudicación!... ¡¡Ah miserables!!
-
-VOZ
-
-~(Ya muy lejos.)~ ¡Viva España!
-
-PEPE
-
-Sí, ¡viva España! Pero ¡cómo va a vivir, si no nos hacemos todos un
-poco mejores! Viva España, pero viva con un ideal cierto, seguro,
-firme, que acabe para siempre con los miedosos, con los claudicadores,
-con los cobardes... ~(Sale al balcón.)~ ¡Viva España! ~(Le aclaman
-frenéticamente. La gente grita; le aplauden de los balcones del Casino.
-Estalla un cohete junto a él. Entrando.)~ ¡Mi madre! ~(Se cubre los
-ojos con las manos.)~
-
-ALFREDO
-
-¿Qué ha sido?
-
-PEPE
-
-¡Un cohete! ¡De poco me deja ciego! ¡Y me lo ha disparado el
-Secretario! ¡Lo he visto! ¡Canalla! ¡Ladrón!
-
-VOZ
-
-¡Viva España!
-
-VOCES
-
-¡Vivaaaaa!
-
-~(Música, campanas, aplausos. Telón.)~
-
-
-FIN DEL ACTO SEGUNDO
-
-
-
-
-[Ilustración]
-
-ACTO TERCERO
-
-La misma decoración del acto segundo. Es de noche.
-
-
-ESCENA PRIMERA
-
-PEPE OJEDA, DON RÉGULO y CAZORLA.
-
-Al levantarse el telón aparece Ojeda en el Casino. Está de pie,
-pronunciando un brindis a la cabecera de la mesa donde acaban de
-celebrar un banquete. Se ven socios sentados cerca de él, que en las
-ocasiones que se indicarán le aplauden. En el cuarto de la fonda, que
-tiene las vidrieras de los dos balcones cerradas, razón por la cual se
-ve accionar a Ojeda sin que se le oiga, están Don Régulo y Cazorla. Se
-hallan situados junto al balcón de la izquierda, mirando a través de
-las vidrieras hacia el Casino.
-
-D. RÉGULO
-
-~(Iracundo y exaltadísimo apunta a Ojeda con una browning que tiene
-en la mano.)~ ¡Sí, sí, déjeme usted, lo mato sin remedio! ¡Lo mato en
-pleno discurso!
-
-CAZORLA
-
-~(Esforzándose por contenerle.)~ ¡No, no, por Dios! ¡Sería una tragedia
-espantosa! ¡Sería una interrupción que ni en el Congreso! Calma, mucha
-calma.
-
-D. RÉGULO
-
-¿Pero no oye usted lo que dice? ¿No oye usted lo que grita ahora ese
-cínico?
-
-~(Quedan atentos, abren un poco la vidriera y entonces se oye a Ojeda
-hablando como un poco lejos y en tono oratorio.)~
-
-PEPE
-
-Celebremos, sí, celebremos todas nuestras conquistas, nuestras hermosas
-conquistas, para que nos envidien aquellos que...
-
-~(Cierran. Se deja de oír, aunque se le sigue viendo accionar.)~
-
-D. RÉGULO
-
-¡Ah, miserable! ¡Que celebren sus conquistas! ¡Y mírela usted, mi mujer
-se sonríe! ¡¡Oh!!
-
-CAZORLA
-
-¡Qué cinismo! ¡Pobre amigo! ~(Le abraza.)~
-
-D. RÉGULO
-
-¡Ah, no, no; yo no lo sufro! ~(Apunta de nuevo.)~ ¡Déjeme usted que
-dispare!
-
-CAZORLA
-
-~(Desviándole el brazo.)~ ¡Sí, le sobra a usted la razón por encima de
-los pelos, pero conténgase usted ahora! Sería producir una tragedia
-inútil. ¡No es este el momento! Yo, don Régulo, que estimo su honor
-como mi propio honor, le diré a usted que realice su justa venganza
-cuando sea llegado el instante; ahora, no. ~(Misteriosamente.)~ Piense
-usted que al disparar desde esta casa, no solo se comprometería usted,
-sino que comprometería a don Acisclo. ~(Entorna la puerta del balcón y
-deja de verse a Ojeda.)~
-
-D. RÉGULO
-
-¡Sí, es verdad! ¡Eso te vale, villano!
-
-CAZORLA
-
-A don Acisclo, que está ahí dentro, ~(Señala la puerta primera
-derecha.)~ haciendo, en complicidad con la Anastasia, un registro
-entre los papeles de esos hombres; registro que puede ser nuestra
-salvación... ¡La salvación del pueblo!
-
-D. RÉGULO
-
-Sí, sí, es cierto, amigo Cazorla, lo comprendo todo; pero es que las
-leales revelaciones de usted han despertado en mi corazón el demonio de
-los celos...
-
-CAZORLA
-
-Don Régulo, yo no podía consentir el ridículo de un amigo entrañable.
-
-D. RÉGULO
-
-¡Si ha hecho usted bien, muy bien; pero es que yo ya no puedo vivir sin
-una venganza terrible! ¡Y me vengaré, sí, me vengaré!
-
-~(Queda junto al balcón, mirando obstinadamente al Casino.)~
-
-CAZORLA
-
-Sin embargo, calma, calma ahora.
-
-
-ESCENA II
-
-DICHOS, DON ACISCLO, SEÑÁ CESÁREA y ANASTASIA, primera derecha.
-
-D. ACISCLO
-
-~(Sale cautelosamente por la primera derecha seguido de la señá Cesárea
-y Anastasia. Habla con voz velada por el despecho.)~ ¡Na, asolutamente
-na! ¡Ni un papel, ni un detalle! ¡Maldita sea!
-
-CAZORLA
-
-~(Yendo a su encuentro.)~ ¿No encontraron nada?
-
-D. ACISCLO
-
-¡Naa, estoy que me muerdo! ¡Too registrao y naa! Ni el nombramiento, pa
-haberlo roto; ni cartas, ni credenciales, ni oficios... ¡naa!
-
-CAZORLA
-
-¡Pero no han encontrado ni siquiera!...
-
-ANASTASIA
-
-Naa. ¿No lo oye usté? Cuatro calcetines con una de tomates que ni una
-fábrica e conservas, tres camisolas sin marcar, dos _jerseises_ y unas
-silenciosas. Es too lo que tenía la maleta.
-
-CESÁREA
-
-Y la mar de faturas. Zapatería de no sé qué... debe. Sastrería de no sé
-cuántos, debe. Camisería... de quién sabe Dios..., debe. Esos han dejao
-a deber hasta el bautizo.
-
-ANASTASIA
-
-Y también los hemos encontrao una faztura de la sombrerería, de cinco
-gorras. ¡Pásmese usté!
-
-D. ACISCLO
-
-Claro, cinco gorras. ¡Como que es su uniforme!
-
-CAZORLA
-
-¡No tener más, es inverosímil!
-
-CESÁREA
-
-No lo duden ustés; esos hombres son mu ladinos, y pa mí que han dejao
-el equipaje en el cuartel de la Guardia Cevil, pa que no pudieran
-tocarles la documentación.
-
-CAZORLA
-
-Es muy posible.
-
-D. ACISCLO
-
-~(A Anastasia.)~ ¿Y tú no les has visto romper papeles u esconderlos?
-
-ANASTASIA
-
-¡Digo, pues si yo lo hubiá visto! Ya los tendrían ustés en su poder.
-Les llevo una lista basta de las veces que estornudan, conque usté
-verá, ~(Yendo hacia el balcón.)~ ¡Y todavía está hablando! Eso es un
-loro.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Maldito sea! Pos yo no pueo hacer más pa quitámelos de encima, ya lo
-han visto ustés. Por las buenas, regalos, dinero, festejos...
-
-CESÁREA
-
-¡Qué lástima fue lo del cohete! ¡Con el ingenio que tenía!
-
-CAZORLA
-
-¡Si estalla medio metro más abajo... tiene que ir a curarse a Madrid!
-
-D. ACISCLO
-
-Ya les dije a ustés que eso era un poco inocente. ¡Ahora hay que
-comenzar por las malas!
-
-CESÁREA
-
-Pero por las malas... de veras.
-
-CAZORLA
-
-¡Mi plan! Voy a seguir azuzando. ~(Vase al balcón con don Régulo.)~
-
-D. ACISCLO
-
-Por de pronto, ya he metido en la cárcel hasta El Perniles y Garibaldi,
-pa que no les puan dar datos contra nosotros.
-
-CESÁREA
-
-Pero no basta, Acisclo, no basta. No seas infeliz, que tú eres un
-desgraciao. ~(Hablan el resto de la escena en tono confidencial.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¿Yo?
-
-CESÁREA
-
-¡Tú! Ya lo ves. Esos tíos t’han cogío el dinero y s’han reío de ti.
-
-D. ACISCLO
-
-Pues mal año pa ellos, que el que se ríe de mí, llora a la postre.
-
-CESÁREA
-
-Siquiá, quítales las dos mil pesetas.
-
-D. ACISCLO
-
-Déjalo, que de eso s’ha encargao Carlanca. Ha cogío la bufanda, el
-retaco... y dos amigos, y esos canallas se dejan en el pueblo los
-billetes, como se los dejó aquel recaudador de contrebuciones... ¡Por
-estas!
-
-CESÁREA
-
-Haces bien. Y a más, no consientas que a ti te quiten de mandar.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Nunca!
-
-CESÁREA
-
-Tú ties en el pueblo too el poder; pos antes que soltar la tajá hay que
-dejarse en ella los dientes.
-
-D. ACISCLO
-
-Descuida. No suelto las riendas. Treinta años mandando... ¡Con los
-enemigos que da eso! ¡Si me _vían_ caído, me se comían! Pero estoy yo
-ya muy duro pa que me roan. No; yo te digo que no. Yo te digo que antes
-¡le pegaba fuego al pueblo!
-
-CESÁREA
-
-~(Con entusiasmo.)~ ¡Ese eres tú!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Antes que verme pisao, too! ¿Lo oyes bien? ~(Con gesto de ira feroz.)~
-¡¡Too!!
-
-CESÁREA
-
-¡Acisclo, que me espantas!
-
-D. ACISCLO
-
-~(Sonriendo.)~ ¡Mujer!
-
-CESÁREA
-
-¡Lo has dicho en un tono, que me s’han puesto de punta hasta los pelos
-del añadío!
-
-D. ACISCLO
-
-~(Sigue sonriendo.)~ No t’apures, ya me conoces.
-
-En el fondo soy un infeliz. _Too_, le llamo yo a un sustejo de naa.
-
-CESÁREA
-
-¡Pero ten cuidao con Carlanca que ese es mu bruto!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Bah, otro infeliz!... ¿Sabes quién va a hacerles el avío a los
-forasteros?
-
-CESÁREA
-
-¿Quién?
-
-D. ACISCLO
-
-Ese rebajuelete.
-
-CESÁREA
-
-¡Cazorla!
-
-D. ACISCLO
-
-Ese. Que, míalo, ~(Riendo socarronamente.)~ no s’arrima una vez a don
-Régulo, que no le encienda el coraje.
-
-~(Para cumplir la indicación del diálogo, un momento antes se ve a
-don Régulo, inquieto, volver a su manía de dispararle a Ojeda, y a
-Anastasia y Cazorla que tratan de detenerlo.)~
-
-D. RÉGULO
-
-~(Exaltado de nuevo.)~ Sí, sí, tiene usted razón; luego se irán a
-Madrid ufanándose de habernos burlado y habernos escarnecido... y eso,
-no; de un caballero no se ríen esos... ¡Déjeme usted, lo mato!
-
-CAZORLA
-
-¡Sí, sí... pero ahora no!
-
-ANASTASIA
-
-~(Asustada.)~ ¡Por la Virgen Santísima! ¡Caramba! ¡Calma!
-
-D. ACISCLO
-
-¿Pero qué le pasa a ese hombre?
-
-CAZORLA
-
-¡Por Dios, señor Alcalde, intervenga usté, que le quiere disparar!
-
-D. ACISCLO
-
-~(Va hacia él.)~ ¡Pero qué va usté a hacer, so loco!... ~(Le separa del
-balcón.)~ Venga usté aquí.
-
-D. RÉGULO
-
-¡Don Acisclo, mi honra peligra! ¡Estoy en un estado de excitación que o
-mato a ese hombre, o me muero de un berrinche, me muero!
-
-D. ACISCLO
-
-Serenidad, don Régulo, que no semos creaturas. Ya conoce usté mis
-dotrinas; brutos, pero a tiempo.
-
-CAZORLA
-
-Eso le digo yo, quizá esta misma noche nos dará ocasión para todo.
-
-CESÁREA
-
-Seguro. Cuando le traigan ustés los libros del Ayuntamiento pa que los
-revise.
-
-D. ACISCLO
-
-Espérese usté a entonces, y de que ponga tanto así de reparo en naa,
-le da usté el puñetazo acordao en sesión, y en seguía los padrinos,
-la custión de honor y lo que sea, que no será poco, siendo usté el
-atizante.
-
-D. RÉGULO
-
-No sé si tendré paciencia para esperar, señor Alcalde. Yo aguanto pocas
-cosas, muy pocas, pero menos que ninguna, que nadie levante los ojos
-hasta mi mujer, porque a ese lo mato.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Hombre, no se ponga usté así! Después de too, aunque descubriese usté
-cualisquier cosilla...
-
-D. RÉGULO
-
-¡Ese muere!
-
-D. ACISCLO
-
-~(Aparte.)~ ¡Sabrá lo mío!
-
-CESÁREA
-
-Es que doña Eduarda es una mujer honrá, don Régulo.
-
-D. RÉGULO
-
-Pero le tolera a ese hombre excesivas galanterías, señora Cesárea.
-
-D. ACISCLO
-
-Bueno... no hay que olvidar tampoco que usté mismo la recomendó que
-estuviese amable con ese sujeto, y ella, quizás que por hacerle a usté
-caso...
-
-D. RÉGULO
-
-Pero una cosa es que me haga caso a mí, y otra que le haga caso a él.
-¡Caramba!
-
-CAZORLA
-
-Eso es bíblico.
-
-D. RÉGULO
-
-Comprenderán ustedes mi deseo de venganza.
-
-D. ACISCLO
-
-Bueno, calma, que too llegará. Y ahora, antes que acabe, al Casino. ~(A
-Anastasia.)~ Y tú, de esto, ni tanto así, porque te costaría...
-
-ANASTASIA
-
-Quie usté callarse... Pasen pol gabinete y bajen por la escalera que da
-al callejón. ~(Vanse todos segunda derecha.)~
-
-
-ESCENA III
-
-EDUARDA, CRISTINA y EUSTAQUIO, primera derecha.
-
-Entran las dos acongojadas, jadeantes, con caras de angustia,
-precedidas del criado.
-
-EUSTAQUIO
-
-¿Pero qué les ocurre a ustés pa ese desasosiego y ese agobio?
-
-EDUARDA
-
-Nada, Eustaquio, no te preocupes, no es nada. ~(Aparte.)~ Me sorberé
-las lágrimas.
-
-EUSTAQUIO
-
-~(Ofreciendo una silla a Cristina.)~ Pero, asiéntense ustés, que vienen
-que s’ahogan.
-
-CRISTINA
-
-~(Que pasea agitada.)~ No, no, gracias, yo no podría estarme quieta.
-
-EDUARDA
-
-Mira, Eustaquio, hijo, lo que deseamos es que nos dejes solas.
-
-EUSTAQUIO
-
-Pero ya saben ustés que esta habitación la ocupan...
-
-EDUARDA
-
-Sí, sí... lo sabemos todo, pero nos precisa asomarnos a ese balcón un
-momento. Por eso venimos. Nada más. ~(Saca una moneda que le da.)~ Toma
-y calla.
-
-EUSTAQUIO
-
-~(Cogiéndola.)~ ¡Dos reales!
-
-EDUARDA
-
-Si eres discreto, no serán los últimos.
-
-EUSTAQUIO
-
-(¡Gorda tie que ser la cosa!) ~(Vase primera izquierda.)~
-
-
-ESCENA IV
-
-EDUARDA y CRISTINA.
-
-EDUARDA
-
-~(Dando rienda suelta a su dolor.)~ ¡Ay, Cristina de mi alma, estoy
-desolada, muerta de angustia!
-
-CRISTINA
-
-¡Y yo, doña Eduarda, y yo! Mire usted cómo tiemblo desde que sorprendí
-entre mi tío y el secretario la conversación que he sorprendido.
-
-EDUARDA
-
-Es preciso que estos hombres conozcan el peligro en que están.
-
-CRISTINA
-
-Sí... Para que se vayan del pueblo, para que huyan a escape.
-
-EDUARDA
-
-¡Sí, para que se vayan, pero también para que antes Ojeda me salve a
-mí, salve mi honor! ¡Ah, ese infame, ese canalla de Cazorla!
-
-CRISTINA
-
-Tiene la maldad del demonio.
-
-EDUARDA
-
-¡Peor! ¡El demonio es un niño de primera comunión comparado con él!...
-¡Ese miserable, haber sembrado el infortunio en mi hogar, hasta hoy
-dichoso!... ¡Ah! ~(Llora.)~
-
-CRISTINA
-
-¡Qué infamia! ¡Si parece mentira!... Habérsele ocurrido meter celos
-contra usted en el corazón de don Régulo para que mate al señor Ojeda
-y que el Ayuntamiento se vea libre de él. ¡Vamos, que no paga ni hecho
-trizas!
-
-EDUARDA
-
-¡Y haberme infamado a mí, Cristina, a mí, que teniendo clavado en mi
-corazón el dardo que tengo, antes moriría cien veces que faltar a mi
-esposo!... ~(Llora.)~
-
-CRISTINA
-
-¿Pero usted cree que don Régulo le dará crédito a esa infamia?
-
-EDUARDA
-
-¡Ya lo creo que le da crédito, pues eso es lo trágico! En unas cuantas
-horas, mi marido es otro. Antes no tenía más que ojos para mirarme.
-Ahora busco su mirada y la encuentro en los calcetines, en la alacena,
-en el _Blanco y Negro_, en cualquier parte menos en mí. Estamos en la
-mesa, me habla, y lo hace en un tono tan glacial, que me enfría hasta
-la sopa. Y luego, él, de suyo tan amable siempre, tan cortés conmigo...
-¡Ay, lo que me ha hecho hoy a los postres, Cristina! ~(Llora.)~
-
-CRISTINA
-
-¿Qué le ha hecho?
-
-EDUARDA
-
-Figúrate que yo cuando una naranja me sale dulce, nunca me la como
-sin darle dos o tres cascos. Pues hoy, hoy como siempre, se los di...
-~(Llorando amargamente.)~ y me ha dado con los cascos en las narices...
-¡Él, devolverme los cascos!
-
-CRISTINA
-
-¡Pues si con el carácter que tiene se pone furioso!...
-
-EDUARDA
-
-¡Figúrate qué tragedia! ¡Una mujer deshonrada, un hombre muerto!
-
-CRISTINA
-
-Sí, sí. Pues no perdamos tiempo. Hay que ponerlos sobre aviso. Llámelos
-usté.
-
-EDUARDA
-
-¿Pero cómo?
-
-CRISTINA
-
-Acerquémonos al balcón a ver si nos ven.
-
-EDUARDA
-
-Sí, es lo mejor. Le haré una seña.
-
-CRISTINA
-
-Dé usted en los cristales.
-
-EDUARDA
-
-Calla, ya parece que mira. ¡Chistss, chistss!
-
-~(Ojeda mira; le hacen señas que no entiende y que le obligan a poner
-cara de extrañeza, sin interrumpir por eso el discurso.)~
-
-CRISTINA
-
-~(Abriendo el balcón.)~ Que vengan.
-
-EDUARDA
-
-~(Haciendo señas.)~ Venid...
-
-PEPE
-
-~(Como si continuara dirigiéndose al auditorio.)~ ¿Qué decís?
-
-CRISTINA
-
-Que vengan ustedes.
-
-PEPE
-
-¿Qué decís a esta afirmación que yo os hago?... ~(Más señas.)~ ¿Qué
-queréis decir?... ¡Ah, señores!
-
-EDUARDA
-
-¡Que vengas, hombre!
-
-PEPE
-
-¿Yo?... ~(Le hacen señas que sí.)~ Yo... Ya voy... Ya voy a terminar...
-
-EDUARDA
-
-Pronto. ~(Señas.)~
-
-PEPE
-
-Voy a terminar y voy en seguida... porque en este brindis creo haberos
-confirmado todo... ~(Cierran y deja de oírse a Ojeda.)~ cuanto en mi
-larga actuación...
-
-CRISTINA
-
-Ya nos ha entendido.
-
-EDUARDA
-
-Entonces no tardarán. Estoy deseando que llegue.
-
-CRISTINA
-
-¿Y yo, qué hago yo, doña Eduarda, qué hago? ¿Qué le diré a mi
-Alfredo?... ¡Estoy inquieta, indecisa, no duermo, no vivo!...
-
-EDUARDA
-
-¿Tú no le quieres, Cristina?
-
-CRISTINA
-
-Con un cariño inmenso, ya lo sabe usted.
-
-EDUARDA
-
-¿Pues entonces?...
-
-CRISTINA
-
-Pero por otra parte le tengo miedo a mi tío, que si supiera que venían
-a quitarle mi fortuna, era capaz de hacer una brutalidad; y luego,
-Alfredo parece que me quiere, pero hace tan poco que le conozco...
-
-EDUARDA
-
-Mira, Cristina. En amor sigue siempre el impulso de tu corazón. No
-vaciles. ¿Tú, aunque lejanos, no tienes unos parientes en Madrid?
-
-CRISTINA
-
-Sí, señora.
-
-EDUARDA
-
-Pues vete con ellos. Emancípate de la tutela de estos egoístas. Dichosa
-tú que puedes abrir tus alitas de golondrina, tender el vuelo y hacer
-el nido en el alero de un tejado cortesano. ¡Ay de las que tenemos la
-jaula colgada en el clavo del deber, a la puerta de un corral!
-
-CRISTINA
-
-Pero si yo me marchase, el pueblo... la gente... podrían decir...
-
-EDUARDA
-
-¿Serías tú capaz de algo indigno?
-
-CRISTINA
-
-Antes me moriría, ya lo sabe usted.
-
-EDUARDA
-
-Entonces... ¿no te temes a ti misma y temes a los demás? No vaciles,
-Cristina... vete a Madrid, cásate con Alfredo. Y ya ves que te lo digo
-yo, yo que cuando te vayas me quedaré sin tu tierno afecto y sin...
-~(Vacila.)~ ¡Ay!... Pero la jaula, el clavo... ¡qué remedio! Alegremos
-la vida de los que nos enjaularon y bendigamos a Dios, hundiendo el
-pico en el alpiste cuotidiano... y perdona esta imagen pajarera y
-dolorida...
-
-CRISTINA
-
-Usted me da ánimos, doña Eduarda.
-
-EDUARDA
-
-¡Calla, sí... él sube!
-
-
-ESCENA V
-
-DICHOS y PEPE OJEDA, puerta izquierda.
-
-PEPE
-
-¡Eduarda!
-
-EDUARDA
-
-¡Pepe! ~(Se estrechan la mano.)~
-
-CRISTINA
-
-¿Y Alfredo?
-
-PEPE
-
-Ahora vendrá. Quedó con unos señores. Creo que querían regalarle un
-perro y le llevaron a que lo viese.
-
-EDUARDA
-
-¿Un perro? ¡Qué cosa más rara!
-
-CRISTINA
-
-¡Ay! Yo no estoy tranquila. ¡Si vieran ustedes que también he oído a
-Cazorla no sé qué de un perro!...
-
-PEPE
-
-Bueno, ¿y qué os ocurre?
-
-EDUARDA
-
-¡Ay! Pues que yo deseaba por momentos hablar contigo. ¿Sabes ya con
-quién te confunden?
-
-PEPE
-
-Sí, al fin lo sé: con un Delegado del Gobierno.
-
-CRISTINA
-
-¿Quién se lo ha dicho a ustedes?
-
-PEPE
-
-~(Muy confidencial.)~ Pues el propio Delegado, que llegó esta tarde al
-pueblo y que se aloja en casa del sargento de la Guardia Civil.
-
-LAS DOS
-
-¿Es posible?
-
-PEPE
-
-Se llama Abilio Monreal, y da la feliz coincidencia de que le
-conozco por ser pariente de unos amigos míos. Le conté el objeto de
-nuestro viaje, la confusión de que éramos víctimas, y me prometió no
-presentarse hasta que yo le avise para darnos tiempo a que Alfredo y
-tú resolváis lo que os convenga. De modo que por ese punto nuestra
-seguridad personal no corre peligro.
-
-EDUARDA
-
-¡Ay, no, Pepe, no, no lo creas; tú estás en un error! ¡Tu vida corre
-más peligro que nunca!
-
-PEPE
-
-Caracoles, ¿qué dices, Eduarda?
-
-CRISTINA
-
-¡Que está usted en un peligro terrible, señor Ojeda!
-
-PEPE
-
-¿Yo?... ¡Caramba! ¿Pero por qué en un peligro?... Haced el favor de
-explicaros...
-
-EDUARDA
-
-¡Sí, Pepe, es preciso que lo sepas todo! Un canalla ha metido en el
-corazón de mi esposo el torcedor de los celos.
-
-PEPE
-
-¡Cuerno!... ¿Quién dices que ha metido el torcedor?
-
-CRISTINA
-
-Un granuja.
-
-PEPE
-
-¿Pero quién ha sido ese sacacorchos?
-
-EDUARDA
-
-El infame de Cazorla. ~(Llora.)~
-
-PEPE
-
-¿El Secretario?
-
-CRISTINA
-
-Ese bandolero, que suponiéndole el Inspector que esperaban, le ha hecho
-creer a don Régulo que usted pretende a doña Eduarda.
-
-PEPE
-
-¡Canastos!
-
-EDUARDA
-
-~(Llorando.)~ Y que yo, ¡pobre de mí!, te correspondo; para que así, mi
-esposo ofendido, te rete a un duelo y te mate.
-
-PEPE
-
-¡Qué bestia!... Oye, tú, ¿ese facineroso ha hecho películas?
-
-EDUARDA
-
-No, pero tiene un ingenio maléfico que espanta. ~(Desconsolada.)~ Y lo
-grave es que mi marido te reta.
-
-PEPE
-
-~(Alarmado.)~ ¿Tú crees?...
-
-EDUARDA
-
-Te reta, sí, te reta y te mata.
-
-PEPE
-
-~(Tratando de disimular el miedo.)~ Mujer, eso no; me mata o le mato yo
-a él. Después de todo...
-
-EDUARDA
-
-No, no, te mata, Pepe, te mata. Mi marido tira a la pistola de un modo
-que a veinte pasos le quita al canario un cañamón del pico.
-
-PEPE
-
-~(Crece su alarma.)~ ¡Caracoles!
-
-CRISTINA
-
-¡A veinte pasos, sí, señor!
-
-PEPE
-
-¿Pero esos blancos?
-
-CRISTINA
-
-No le fallan.
-
-PEPE
-
-Pues me habéis dejado el corazón que parece un despertador sin timbre.
-¿Y dices que un cañamón?
-
-EDUARDA
-
-Al canario.
-
-PEPE
-
-(¡Canario!)
-
-EDUARDA
-
-Además boxea de un modo, que aunque no tuviese armas, si te coge y te
-tira un directo al estómago, te deja en _ocaut_.
-
-PEPE
-
-¿Ocaut?... ¿Ocaut a mí?... Oye: ¿la carretera es saliendo de aquí a
-la izquierda? Porque a boxeo puede que me gane, pero en el último
-_cross country_, he batido yo el récord de los cinco kilómetros con
-obstáculos. Me seguían dos sastres en motocicleta y no me vieron, no os
-digo más.
-
-EDUARDA
-
-Pero es que tú no puedes abandonarme, Pepe.
-
-PEPE
-
-¿Qué no puedo?
-
-EDUARDA
-
-¡No puedes, porque hay algo peor!
-
-PEPE
-
-¿Peor que el cañamón?
-
-EDUARDA
-
-Que mi marido cree que te correspondo y no me habla y me rechaza y
-me desprecia... Y vosotros, al fin, os iréis de aquí, os iréis para
-siempre; pero yo he de quedarme, ¿y cómo me quedo yo, infeliz de mí, si
-del corazón de mi esposo no se disipa la duda infamante?
-
-PEPE
-
-¿Y qué puedo hacer yo, para disiparle esa ridiculez?
-
-EDUARDA
-
-Que le hables, que reivindiques mi honor, que le jures que es una
-calumnia...
-
-PEPE
-
-¿Oye, y todo eso no se lo podría yo decir por escrito? Ya sabes que
-tengo una letra clarísima y que redacto con cierta soltura.
-
-CRISTINA
-
-No, yo creo que solo oyéndole a usted mismo se quedaría tranquilo.
-
-PEPE
-
-Sí, Cristina, pero es que una persona tan exaltada y con esa
-puntería... porque al canario le quita el cañamón y le estropea el
-almuerzo, pero a mí me quita el cráneo... y ¡adiós Pepísimo!... Además,
-¿cómo puede ese imbécil dudar de tu honra?
-
-CRISTINA
-
-Es que es Otelo.
-
-PEPE
-
-¡Aunque sea su padre, hija! Hay que tener sentido común y saber contar.
-
-EDUARDA
-
-Saber contar, ¿qué?...
-
-PEPE
-
-Años.
-
-EDUARDA
-
-¡Pepe!
-
-PEPE
-
-¡Lo digo por los míos!
-
-EDUARDA
-
-¡Ay, no, no me abandones, Pepe!
-
-CRISTINA
-
-¡No, no la abandone usted, señor Ojeda!
-
-PEPE
-
-Bueno, no tengáis cuidado. No soy ningún Cid Campeador, para qué voy
-a engañaros, y sentiría que un ventajista o un loco me hiciera dejar
-en este villorrio el agradable pergamino que me envuelve y que tantos
-afanes me ha costado conservar; pero al cabo, más mérito tiene jugarse
-el tipo con miedo que sin él. De modo que me quedo; le hablaré a tu
-marido.
-
-EDUARDA
-
-Gracias, Pepe, muchas gracias. ~(Cristina va al balcón a mirar.)~
-
-PEPE
-
-Eso sí, que yo le hablo a tu marido, pero el Cazorlita ese y el Alcalde
-me las pagan, vaya si me las pagan. ¿Lo que me contaste de que el
-Alcalde te hace el amor es cierto, verdad?
-
-EDUARDA
-
-¡Cómo si no iba yo a decírtelo!
-
-PEPE
-
-Basta.
-
-EDUARDA
-
-¿Qué intentas?
-
-PEPE
-
-No, nada. A mí a agilidad intelectual no me sobrepasa ningún munícipe,
-como diría ese mirlo legislativo. ¡Ya veréis!
-
-CRISTINA
-
-~(Que entra del balcón.)~ Alfredo, ya viene Alfredo... ¡Pero viene
-corriendo, como aterrado!...
-
-PEPE
-
-¿Aterrado? ¿Qué le pasará?
-
-
-ESCENA VI
-
-DICHOS y ALFREDO.
-
-ALFREDO
-
-~(Que entra lívido, descompuesto, con la americana rota.)~ ¡Ay, tío,
-ay, tío de mi alma!
-
-CRISTINA
-
-~(Anhelante.)~ ¡Alfredo!
-
-PEPE
-
-¿Qué te ocurre?
-
-EDUARDA
-
-¡Viene usted lívido!
-
-CRISTINA
-
-¡Tiemblas!
-
-PEPE
-
-¿Qué te ha pasado?
-
-ALFREDO
-
-No, nada. ¿Se acuerda usted del perro que me querían regalar?
-
-PEPE
-
-Sí, un «seter», un precioso «seter».
-
-ALFREDO
-
-«Seter», ¿eh? Pues mire usted la americana. ~(La lleva desgarrada por
-detrás.)~ ¡Mire usted qué «seter»!
-
-EDUARDA
-
-¡Qué siete!
-
-ALFREDO
-
-El perrito, que estaba rabioso.
-
-PEPE
-
-¿Qué dices?
-
-ALFREDO
-
-Absoluta y totalmente rabioso. Si no tengo la suerte de esquivarle me
-destroza.
-
-CRISTINA
-
-¡Qué infames!... ¿Ven ustedes lo que yo decía del perro?
-
-EDUARDA
-
-¡Asesinos!
-
-ALFREDO
-
-¡Ay, qué rato he pasado!
-
-PEPE
-
-Por lo que parece, estos cafres empiezan a tirar con bala.
-
-CRISTINA
-
-¡Por algo temblaba yo de que no vinieras!
-
-ALFREDO
-
-Y además, sospecho que nos preparan algo terrible. En ese callejón he
-visto un tío envuelto en una manta y con algo debajo, que si no es un
-trabuco es un pariente próximo.
-
-CRISTINA
-
-¡Ay!... ¿Os acecharán?
-
-EDUARDA
-
-¡Debe ser el Carlanca, es un asesino!
-
-PEPE
-
-Ya, ya... uno de los que gritaban ¡viva la España del Dos de Mayo y de
-Covadonga!... ¡Y de las encrucijadas!... ¡Ladrones!... ¡Sois muchos y
-malos, pero no podréis conmigo, yo os lo prometo! ¡Ay, la partida que
-os voy a jugar!
-
-ALFREDO
-
-Ya lo oyes, Cristina, es imposible permanecer aquí sin grave riesgo. Es
-necesario que resuelvas pronto.
-
-CRISTINA
-
-¿Y qué he de hacer yo?
-
-ALFREDO
-
-Decidirte, venirte a Madrid. Huir de estos canallas.
-
-PEPE
-
-Sí, hay que marchar esta misma noche.
-
-CRISTINA
-
-¡Pero huir, irme con ustedes!...
-
-ALFREDO
-
-Fía en mi amor y en mi lealtad.
-
-CRISTINA
-
-Sí, en ti fío, Alfredo... Pero irme sola... ¡No, no me atrevo!
-
-ALFREDO
-
-Entonces me quedo yo también; ¡porque yo no te dejo en manos de estos
-energúmenos! Sea lo que Dios quiera.
-
-CRISTINA
-
-No, eso no, tú vete, sálvate.
-
-
-ESCENA VII
-
-DICHOS y EUSTAQUIO, puerta izquierda.
-
-EUSTAQUIO
-
-Excelentísimo señor.
-
-PEPE
-
-¿Qué se te ofrece?
-
-EUSTAQUIO
-
-Dispénseme usted y que haiga entrao sin premiso, pero es que la cosa...
-
-PEPE
-
-¿Qué pasa?
-
-EUSTAQUIO
-
-Don Sabino, el médico, que viene llorando que da compasión, con su hija
-de la mano y un lío de ropa, que ice que tie precisión de hablar con
-usté; que por Dios y que si pue usté recibilo.
-
-PEPE
-
-¿Que lo reciba yo?... ¿Al médico?... ¿Pero qué desea?
-
-EUSTAQUIO
-
-Yo no sé, pero está el pobre que su alma se la parten.
-
-EDUARDA
-
-¡Pobre don Sabino! ¿Qué le ocurrirá?
-
-PEPE
-
-En fin, dile que pase. Vosotros mientras entrad ahí y resolved con
-urgencia lo que nos conviene a todos. Pero pronto, antes que nos corten
-la retirada. ~(Entran Eduarda, Cristina y Alfredo, segunda derecha.)~
-
-
-ESCENA VIII
-
-PEPE OJEDA, DON SABINO y MARÍA TERESA, primera izquierda.
-
-D. SABINO
-
-~(Entra rápido, desolado, seguido de María Teresa y en actitud
-suplicante)~ ¡Caballero, caballero, por piedad, ampárenos!
-
-PEPE
-
-¿Qué le ocurre a usted, señor mío?
-
-D. SABINO
-
-Ampárenos, vengo huyendo, lleno de temor y zozobra.
-
-PEPE
-
-¿Pero qué le pasa? ¿Qué es lo que teme?
-
-D. SABINO
-
-Que cometan conmigo la más infame de las iniquidades. Sospecho que me
-persiguen, que me quieren encarcelar.
-
-PEPE
-
-¿Pero por qué causa?
-
-D. SABINO
-
-Por nada en realidad. El Alcalde, que pretexta un ridículo desacato.
-¡Son unos miserables! Pero a mí lo que me importa, sobre todo, es
-salvar a mi hija. ¡A mi hija!... No tengo otra cosa en el mundo... ¡Por
-Dios, caballero!
-
-M.ª TERESA
-
-~(Suplicante.)~ ¡Piedad, señor!
-
-PEPE
-
-Cálmese usted, señorita, cálmense ustedes, siéntense y tengan la bondad
-de decirme cuáles son sus desdichas y cómo puedo yo remediarlas. ~(Se
-sientan.)~
-
-D. SABINO
-
-Caballero, soy el médico de este pueblo, me deben mis honorarios de
-siete años. Ayer mañana fui con otros dos hombres de bien a elevar una
-protesta a casa de ese fariseo. Mis compañeros ya están en la cárcel,
-yo temo correr la misma suerte. Por eso vengo a implorar auxilio y
-protección de usted, que en estos instantes es aquí autoridad suprema
-como Delegado del Gobierno.
-
-PEPE
-
-(¡Caracoles! ¿Y cómo le digo yo a este pobre señor?)... ¿Pero usted es
-realmente enemigo del alcalde?
-
-D. SABINO
-
-¡Yo qué he de ser!... Yo no soy enemigo de nadie, señor; pero como
-yo no he tolerado que mi asistencia a los enfermos esté mediatizada
-por los caprichos políticos de un bárbaro, me llama su enemigo y
-me persigue, y no me paga, y quiere hundirme en la miseria y en
-la desesperación, o quizá lanzarme al crimen... Por eso solicito
-el auxilio de usted. Tengo miedo. Quiero irme, irme pronto. Antes
-que permanecer aquí, prefiero morir de hambre en la cuneta de una
-carretera. Después de todo, esto coronaría gloriosamente el martirio
-de una vida consagrada a la humanidad y a la ciencia en un país de
-ingratos. ~(Llora.)~
-
-M.ª TERESA
-
-¡No llores, papá!
-
-PEPE
-
-¿Pero tanta infamia es posible?...
-
-D. SABINO
-
-¡Qué saben ustedes los que viven lejos de estos rincones!... Treinta
-y cinco años, señor, me he pasado de médico titular, de médico rural,
-luchando siempre contra el odioso caciquismo; contra un caciquismo
-bárbaro, agresivo, torturador; contra un caciquismo que despoja, que
-aniquila, que envilece... y que vive agarrado a estos pueblos como la
-hiedra a las ruinas... Yo he luchado heroicamente contra él, con mi
-rebeldía, con mis predicaciones; porque yo que la conozco, estoy seguro
-de que en esta iniquidad consentida a la política rural, está el origen
-de la ruina de España.
-
-PEPE
-
-Ah, sí; tiene usted razón, señor mío, y lo grave es que esa tremenda
-iniquidad de que usted habla no desaparece, porque en ella tienen su
-fundamento las tradicionales oligarquías de nuestra vieja política.
-
-D. SABINO
-
-Exacto, exacto...
-
-PEPE
-
-~(Sigue con exaltación oratoria.)~ Por eso este mal es tan hondo y
-tan permanente, porque es base de muchos intereses creados, raíz
-sustentadora de muchos poderes constituidos.
-
-D. SABINO
-
-¿Y será tal nuestra desgracia, señor, que esta vileza no tenga remedio?
-
-PEPE
-
-¡Cómo no!... Abandonemos valientemente este árbol añoso y carcomido de
-la política caciquil, y plantemos otro joven, sano y fuerte que absorba
-para sí la savia fecunda, y seque al otro y dé con él en tierra, porque
-solo en las ramas de ese árbol nuevo podrá cantar el pájaro de nuestra
-aurora... (¡Ojeda, que te pones cursi!)
-
-D. SABINO
-
-¿Y usted que lo sabe y que lo dice, por qué no va a Madrid y lucha para
-lograrlo, y trabaja?...
-
-PEPE
-
-~(Vivamente con disgusto.)~ ¡Ah, no; trabajar no!... A mí pedidme
-verbo, no acción. Yo soy un apóstol, los apóstoles no han trabajado
-nunca. Además, yo, que me parezco un poco a los políticos españoles,
-soy como un libro de cocina; tengo recetas para todo; pero... pero hay
-que buscar la cocinera.
-
-D. SABINO
-
-¿Pero si la cocinera no parece, qué vamos a hacer políticamente los
-españoles?
-
-PEPE
-
-Pues lo que venimos haciendo, ¡comer de fiambre!... Pero usted, mi
-pobre amigo, no ceje en su generosa lucha.
-
-D. SABINO
-
-¿Y cómo no cejar? ¿No ve usted el resultado de mi rebeldía? La niña
-y yo hemos sufrido miseria, nos morimos de hambre, de hambre ¡señor
-mío!... y cuando voy a implorar como una limosna mi sueldo, no quieren
-pagarme, me dicen que el Ayuntamiento no tiene dinero... ¡no tiene
-dinero!...
-
-PEPE
-
-~(Exaltado.)~ ¿Que el Ayuntamiento no tiene dinero?... ¡Canallas!...
-¡Y me dan a mí todo esto para que no los lleve a la cárcel!... ¡Don
-Sabino, tome usted! ~(Le entrega los billetes que ha sacado del
-bolsillo.)~
-
-PEPE
-
-Dos mil pesetas.
-
-D. SABINO
-
-¡Señor!...
-
-PEPE
-
-Guárdeselas. No le humillo con el oprobio de una limosna, no. Ese
-dinero es del Ayuntamiento. ¿No es usted su acreedor?... Pues
-guárdeselo sin escrúpulo.
-
-D. SABINO
-
-Pero...
-
-PEPE
-
-¿No le deben a usted siete años? Pues uno menos.
-
-D. SABINO
-
-¿Y cómo le pagaría yo a usted, señor Delegado?...
-
-PEPE
-
-A mí no me llame usted Delegado, ¡por lo que más quiera!
-
-D. SABINO
-
-¿Pero por qué?
-
-PEPE
-
-Pues... porque no lo soy.
-
-D. SABINO
-
-¿Qué dice usted?
-
-PEPE
-
-La verdad.
-
-D. SABINO
-
-¿Entonces usted ha venido aquí?...
-
-PEPE
-
-A una cosa muy distinta de la que suponen, y para la cual usted podría
-hacerme ahora un favor inmenso.
-
-D. SABINO
-
-Usted me dirá.
-
-PEPE
-
-¡Mi sobrino y la sobrina del alcalde se aman!
-
-D. SABINO
-
-¡Cielos! ¿Cristinita?
-
-PEPE
-
-Es preciso que esa muchacha salga para Madrid esta misma noche. ¿Usted
-tendría inconveniente en acompañarla?
-
-D. SABINO
-
-¡Con alma y vida! Si ella quiere... Precisamente a Madrid vamos
-nosotros.
-
-PEPE
-
-¿A qué hora sale el tren?
-
-D. SABINO
-
-A las diez y cuarto.
-
-PEPE
-
-Todavía queda media hora; sobra tiempo. Usted y su hija se llevan a
-Cristina, esperan en la estación y toman los billetes. Nosotros no
-tardaremos.
-
-D. SABINO
-
-¡Pero cómo podrá usted salir del pueblo, porque yo he sabido que
-quieren coaccionarle, que le tienen cercado!
-
-PEPE
-
-No importa. Me iré.
-
-D. SABINO
-
-Además, esos bribones no tardarán en venir con los libros... ¡y con la
-murga!
-
-PEPE
-
-¿Con la murga, para qué?
-
-D. SABINO
-
-Es la costumbre del alcalde. En cuanto tiene que rendir cuentas
-de cualquier cosa, lleva la murga para que en cuanto le pidan
-una aclaración, toque el pasodoble de Joselito y no haya modo de
-entenderse.
-
-PEPE
-
-No está mal. Ahora, que a mí, como si me quiere traer la Sinfónica.
-Contra todos puedo. Yo le doy a usted mi palabra que no solo no han de
-tocarme el pelo de la ropa, sino que hasta alguno de ellos puede que me
-acompañe a la estación.
-
-D. SABINO
-
-¡Pero usted es el demonio!
-
-PEPE
-
-Peor. Soy el hombre que ha vivido sin dinero.
-
-
-ESCENA IX
-
-DICHOS y EUSTAQUIO.
-
-EUSTAQUIO
-
-¿Da usté su premiso?
-
-PEPE
-
-Pasa.
-
-EUSTAQUIO
-
-El señó Alcalde, el Secretario y don Régulo, que si puen pasar a
-saludarle a usté.
-
-D. SABINO
-
-(Ahí están.)
-
-PEPE
-
-Sí, pero que tengan la bondad de aguardar un instante.
-
-EUSTAQUIO
-
-Está bien.
-
-PEPE
-
-Dales el recado y vuelve, que he de hacerte un encargo.
-
-EUSTAQUIO
-
-Volando. ~(Vase.)~
-
-D. SABINO
-
-¡Ellos aquí!...
-
-PEPE
-
-Calma. Tenga la bondad de hacerme un recibo de las dos mil pesetas.
-
-D. SABINO
-
-Con mucho gusto, sí, señor.
-
-PEPE
-
-Mientras escribiré yo unas líneas. ~(Los dos se sientan y escriben
-rápidamente.)~ ¡A mí Carlancas y Régulos!... ¡Ya veréis la que os
-preparo!
-
-D. SABINO
-
-~(Entregándoselo.)~ El recibo.
-
-PEPE
-
-Muy bien. Pues ahora, sin perder minuto, entre en esa habitación y
-explique a Cristina, a mi sobrino y a doña Eduarda, que están en
-ella, cuanto hemos convenido. Salgan al marcharse usted y su hija,
-con Cristina y mi sobrino, por la puerta que da a esa calleja y a la
-estación. Dígale a doña Eduarda que espere mi aviso. Gracias por todo y
-hasta luego.
-
-D. SABINO
-
-Vamos, hija.
-
-M.ª TERESA
-
-¡Caballero! ~(Vanse segunda derecha.)~
-
-EUSTAQUIO
-
-~(Entrando.)~ Usté mandará.
-
-PEPE
-
-Toma esta carta y llévala a casa del sargento de la Guardia Civil.
-
-EUSTAQUIO
-
-Sí, señor.
-
-PEPE
-
-Si no la llevas te mando fusilar.
-
-EUSTAQUIO
-
-No, señor.
-
-PEPE
-
-A escape.
-
-EUSTAQUIO
-
-Sí, señor.
-
-PEPE
-
-No tardes.
-
-EUSTAQUIO
-
-No, señor.
-
-PEPE
-
-Y a esos señores que pasen.
-
-EUSTAQUIO
-
-Sí, señor.
-
-PEPE
-
-Ahora, Dios mío, inspiración y desenvoltura para acabar con estos
-reptiles. Es una villanía la que voy a hacer, pero con fulleros no es
-cosa de jugar limpio.
-
-
-ESCENA X
-
-PEPE OJEDA, DON ACISCLO, CAZORLA y DON RÉGULO de la izquierda.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Excelentísimo señor!...
-
-CAZORLA
-
-Señor Ojeda.
-
-~(Don Régulo solo una grave reverencia. Lleva un garrote enorme )~
-
-PEPE
-
-¡Señores!... (Vaya una carita que trae el del cañamón.) ¿Quiere usted
-dejar el junquito?...
-
-D. RÉGULO
-
-Gracias. ~(No lo suelta.)~ Es comodidad.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Qué, y qué tal y cómo les pinta a ustés por este pueblo, señor Ojeda?
-
-PEPE
-
-Pues nos pinta que ni Zurbarán, señor Alcalde. Esto es tan pintoresco
-como paradisíaco. ¡Un vergel!
-
-D. ACISCLO
-
-Aquí otra cosa no tendremos, pero buena voluntá...
-
-PEPE
-
-¡Calle usted, hombre, una gloria!
-
-D. ACISCLO
-
-Porque el acidente del cohete... si viera usté que m’ha quitao a mí el
-sueño.
-
-CAZORLA
-
-Aquello ya comprendería el señor que fue un accidente meramente
-fortuito.
-
-PEPE
-
-Fortuito y que si me da en el ojo, pues para sacarme la niña a paseo,
-¡pero nada más!... ¿Y a ustedes, señores, qué les trae por esta su
-fonda?
-
-D. ACISCLO
-
-Pues con permiso de usté, y aunque la hora no sea muy allá que digamos,
-pues por salir de esto, le traemos a usté los libros; naa... Cuatro
-cuentejas... Aquí se puen llevar las cuentas por los dedos... naa. Usté
-nos pone el visto bueno...
-
-PEPE
-
-Bueno.
-
-D. ACISCLO
-
-Amos, pa que uno pueda responder el día de mañana, y naa...
-
-CAZORLA
-
-Esta contabilidad es tan sencilla que no hace falta tenedor.
-
-PEPE
-
-Pues si no hace falta tenedor, con los dedos, como dice el Alcalde.
-
-D. ACISCLO
-
-De forma que si usté quiere dar un vistacillo...
-
-PEPE
-
-Con alma y vida... pero antes, señores, si yo me atreviese, les pediría
-un favor inmenso.
-
-D. ACISCLO
-
-¿Cómo favor? Toos criaos de usté. Usté es el que manda. ¿Qué hay que
-hacer?
-
-PEPE
-
-Pues nada; el asunto es que me han sorprendido ustedes de visita con
-una persona que tengo en esa habitación.
-
-D. ACISCLO
-
-¡Carape!
-
-PEPE
-
-La cosa que ha venido a tratar es grave y urgente. Si ustedes me
-permitiesen yo reanudaría el _pour parler_ y en seguida a sus gratas
-órdenes.
-
-D. ACISCLO
-
-Sí, señor; como usté mande. No faltaba más.
-
-PEPE
-
-Pues pasen por aquí; aguarden y perdonen unos minutos. ~(Invitándoles a
-pasar.)~ Don Régulo...
-
-D. RÉGULO
-
-(¡No sé cómo puedo contenerme!)
-
-D. ACISCLO
-
-(¿Qué será esto?)
-
-CAZORLA
-
-(Observaremos.) ~(Entran primera derecha.)~
-
-
-ESCENA XI
-
-PEPE OJEDA, DOÑA EDUARDA, segunda derecha. Los otros al paño.
-
-PEPE
-
-(Audacia, Ojeda.) ~(Abre la puerta segunda derecha. Alto.)~ Tenga la
-bondad, señora.
-
-EDUARDA
-
-~(Saliendo)~ Pero...
-
-PEPE
-
-(Nos oyen; discreción.) ~(Le ofrece una silla de espaldas a primera
-derecha.)~
-
-EDUARDA
-
-(¿Quién?)
-
-PEPE
-
-(¡Tu marido!)
-
-EDUARDA
-
-¡Ah!...
-
-PEPE
-
-(Silencio. Va a quedar tu honor como las propias rosas. Calma.)
-~(Se sienta también.)~ Pues nada, señora, perdone esta pequeña e
-involuntaria interrupción en nuestra conferencia, que estaba deseando
-reanudar; y estaba deseando reanudarla, porque la honra de una señora
-tan digna como usted, me interesa como mi propia honra.
-
-D. RÉGULO
-
-~(Por entre las cortinas.)~ ¡Ella!
-
-EDUARDA
-
-¡Muchísimas gracias, señor mío!...
-
-PEPE
-
-Y claro está que yo, como usted me exige, le diré a su esposo, dándole
-cuantas pruebas estime justas, que es usted víctima de una calumnia
-incalificable.
-
-EDUARDA
-
-¡Más que incalificable, artera!
-
-PEPE
-
-Fementida. Pero le añadiré que él sin sospecharlo, también es víctima
-de una villanía inmunda.
-
-EDUARDA
-
-¡De una trama diabólica!
-
-PEPE
-
-Es preciso que le digamos que no soy yo, ¡pobre de mí! que he llegado
-hace cuarenta y ocho horas a este pueblo, el que le hace a usted el
-amor, no; que el que le hace a usted el amor, hace más de seis años, el
-que la viene a usted asediando con cartas y la atropella y la pellizca
-bárbara y villanamente, por rincones y pasillos, que no soy yo, que
-no soy yo... ¡que es el señor Alcalde! ¡El señor Alcalde! ¿No es esto
-verdad, señora?
-
-~(Se han ido asomando poco a poco don Acisclo y Cazorla por el
-montante, don Régulo por entre las cortinas.)~
-
-EDUARDA
-
-¡No ha de serlo! ¡Pruebas mil puedo dar!
-
-PEPE
-
-Es preciso que su esposo sepa también que el que me inculpa a mí es el
-canalla de Cazorla.
-
-EDUARDA
-
-Sí, señor; ese zorro consistorial y académico.
-
-PEPE
-
-Que quiere que su esposo me finiquite para que una vez yo en la huesa y
-don Régulo en presidio, echarla a usted en brazos del Alcalde. ¿No es
-verdad todo esto, doña Eduarda, no es verdad?
-
-EDUARDA
-
-Tan verdad como el Evangelio. Lo juro por la sagrada memoria de mi
-padre. ~(Se oyen en la habitación primera derecha, estacazos, ayes,
-golpes, gritos de socorro.)~ ¿Pero qué sucede ahí dentro?
-
-PEPE
-
-Parece que están jugando a carambolas. ~(Más golpes.)~
-
-EDUARDA
-
-¡Jesús!
-
-PEPE
-
-¡Pues es a palos!
-
-~(Salen lívidos, descompuestos, con los pelos en desorden, don Acisclo
-y Cazorla, huyendo de don Régulo, que los persigue frenético y al que
-no queda ya del bastón más que una viruta.)~
-
-D. ACISCLO
-
-¡Socorro!
-
-CAZORLA
-
-¡Auxilio!... ¡Por Dios, don Régulo!... ¡Falso, impostura!...
-
-D. RÉGULO
-
-¡Canallas! ¡Miserables!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Sujetarlo, que es una calumnia! ¡Sujetarlo!
-
-EDUARDA
-
-¡Pero estaban los tres!
-
-PEPE
-
-¡Pues no, que se juega!
-
-D. RÉGULO
-
-¿Pero es de veras lo que he oído, Eduarda?
-
-EDUARDA
-
-Yo ignoraba que estuvieses con ellos, pero sí, lo que ha dicho este
-señor es la verdad. ¡Mi honor ante todo!
-
-D. ACISCLO
-
-Yo no fue sino que le gasté unas bromas.
-
-PEPE
-
-¡Silencio!
-
-D. RÉGULO
-
-¿De modo que todos aquellos cardenales?...
-
-PEPE
-
-De ese papa. ~(Señala a don Acisclo.)~
-
-D. RÉGULO
-
-¡Déjame que los mate!...
-
-EDUARDA
-
-No, por Dios, vámonos... No te pierdas por esos bribones...
-
-D. RÉGULO
-
-¡Granujas... bandidos!...
-
-EDUARDA
-
-¡Y mañana nos vamos del pueblo!...
-
-D. RÉGULO
-
-¡Me darán ustedes una satisfacción!...
-
-PEPE
-
-¿Qué más satisfacción?... Ha venido usted con una carga de leña y se va
-con una viruta, conque no sé...
-
-EDUARDA
-
-¡Cálmate, Régulo, cálmate! ~(Se lo lleva.)~
-
-D. ACISCLO
-
-~(Amenazador.)~ ¡Y usté jugarnos esta encerrona!
-
-PEPE
-
-¿Y la que me preparaban ustedes a mí, señor Arrambla?
-
-CAZORLA
-
-¡Me ha hecho pedazos!
-
-PEPE
-
-Ya le volverá a usted a pegar. ¡No se apure!
-
-D. ACISCLO
-
-¡Ha sido una infamia!
-
-CAZORLA
-
-¡Meternos en una ratonera!
-
-PEPE
-
-¿Pues qué quería usted, zarandearme la masa pilosa y que yo
-permaneciese estático?
-
-CAZORLA
-
-¡Qué traición!
-
-PEPE
-
-¡Cada uno tiene su manera de exterminar insectos acrobáticos, mi
-cultiparlante amigo!
-
-D. ACISCLO
-
-Vámonos, vámonos, y yo le juro...
-
-
-ESCENA FINAL
-
-DICHOS, ALFREDO y MONREAL, aparecen por izquierda.
-
-PEPE
-
-No, calma, un poco de calma, señor Alcalde. No hemos terminado.
-
-ALFREDO
-
-Tío, aquí está el señor Monreal.
-
-MONREAL
-
-Señor Ojeda. ~(Se estrechan la mano.)~
-
-PEPE
-
-Pase usted, pase usted... Tengo el honor de presentarle a don Acisclo
-Arrambla Pael, Alcalde, dueño y señor de este pueblo insigne, y a su
-digno Secretario...
-
-MONREAL
-
-~(Reverencia.)~ Señores... ¿Pero qué les ha ocurrido, les observo una
-agitación?...
-
-PEPE
-
-Nada... un ligero _match_ de boxeo. Señor Alcalde, presento a usted al
-señor Delegado del Gobierno, que es el que viene a ajustarles a ustedes
-las cuentas.
-
-D. ACISCLO
-
-~(Asombrado.)~ ¿Eh?... ¿Cómo?...
-
-MONREAL
-
-Aquí traigo mis credenciales.
-
-D. ACISCLO
-
-Entonces, ¿ustedes han venido?...
-
-ALFREDO
-
-~(Que ha salido con la maleta y la manta.)~ Por su sobrina de usted,
-que ya está en la estación.
-
-D. ACISCLO
-
-~(Asombrado )~ ¿Pero qué dicen?
-
-ALFREDO
-
-¡Detalles por correo!
-
-PEPE
-
-Conque aquí le dejo a usted, señor Monreal, con un Alcalde de
-pronóstico, los libros, dos kilómetros de longaniza, varios jamones, el
-Carlanca, un recibo de dos mil pesetas y un perro rabioso... Y usted,
-apreciable y exiguo filósofo tendrá la exquisitez de acompañarnos.
-
-CAZORLA
-
-¿Yo?
-
-PEPE
-
-Hasta el propio _sleeping_, y debemos advertirle que como en la vía
-pública cualquier cofrade trate de agredirnos, le alojo a usted en
-la deforme pelota que está haciendo pasar por cráneo, un esferoide
-plúmbeo. ~(Le apunta con la browning.)~
-
-CAZORLA
-
-Pero...
-
-PEPE
-
-Dale la maleta. ~(Alfredo se la da.)~ Andando. ~(A don Acisclo.)~ ¡Y a
-este señor es al que deben ustedes tocarle el pasodoble de Joselito!
-¡Que sigan ustedes bien!... ~(Volviendo.)~ ¡Ah, y que conste que los
-españoles no podremos gritar con alegría ¡viva España!, hasta que
-hayamos matado para siempre el caciquismo! ~(Vase. -- Telón.)~
-
-
-FIN DE LA FARSA
-
-*** END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK LOS CACIQUES ***
-
-Updated editions will replace the previous one--the old editions will
-be renamed.
-
-Creating the works from print editions not protected by U.S. copyright
-law means that no one owns a United States copyright in these works,
-so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the
-United States without permission and without paying copyright
-royalties. Special rules, set forth in the General Terms of Use part
-of this license, apply to copying and distributing Project
-Gutenberg-tm electronic works to protect the PROJECT GUTENBERG-tm
-concept and trademark. Project Gutenberg is a registered trademark,
-and may not be used if you charge for an eBook, except by following
-the terms of the trademark license, including paying royalties for use
-of the Project Gutenberg trademark. If you do not charge anything for
-copies of this eBook, complying with the trademark license is very
-easy. You may use this eBook for nearly any purpose such as creation
-of derivative works, reports, performances and research. Project
-Gutenberg eBooks may be modified and printed and given away--you may
-do practically ANYTHING in the United States with eBooks not protected
-by U.S. copyright law. Redistribution is subject to the trademark
-license, especially commercial redistribution.
-
-START: FULL LICENSE
-
-THE FULL PROJECT GUTENBERG LICENSE
-PLEASE READ THIS BEFORE YOU DISTRIBUTE OR USE THIS WORK
-
-To protect the Project Gutenberg-tm mission of promoting the free
-distribution of electronic works, by using or distributing this work
-(or any other work associated in any way with the phrase "Project
-Gutenberg"), you agree to comply with all the terms of the Full
-Project Gutenberg-tm License available with this file or online at
-www.gutenberg.org/license.
-
-Section 1. General Terms of Use and Redistributing Project
-Gutenberg-tm electronic works
-
-1.A. By reading or using any part of this Project Gutenberg-tm
-electronic work, you indicate that you have read, understand, agree to
-and accept all the terms of this license and intellectual property
-(trademark/copyright) agreement. If you do not agree to abide by all
-the terms of this agreement, you must cease using and return or
-destroy all copies of Project Gutenberg-tm electronic works in your
-possession. If you paid a fee for obtaining a copy of or access to a
-Project Gutenberg-tm electronic work and you do not agree to be bound
-by the terms of this agreement, you may obtain a refund from the
-person or entity to whom you paid the fee as set forth in paragraph
-1.E.8.
-
-1.B. "Project Gutenberg" is a registered trademark. It may only be
-used on or associated in any way with an electronic work by people who
-agree to be bound by the terms of this agreement. There are a few
-things that you can do with most Project Gutenberg-tm electronic works
-even without complying with the full terms of this agreement. See
-paragraph 1.C below. There are a lot of things you can do with Project
-Gutenberg-tm electronic works if you follow the terms of this
-agreement and help preserve free future access to Project Gutenberg-tm
-electronic works. See paragraph 1.E below.
-
-1.C. The Project Gutenberg Literary Archive Foundation ("the
-Foundation" or PGLAF), owns a compilation copyright in the collection
-of Project Gutenberg-tm electronic works. Nearly all the individual
-works in the collection are in the public domain in the United
-States. If an individual work is unprotected by copyright law in the
-United States and you are located in the United States, we do not
-claim a right to prevent you from copying, distributing, performing,
-displaying or creating derivative works based on the work as long as
-all references to Project Gutenberg are removed. Of course, we hope
-that you will support the Project Gutenberg-tm mission of promoting
-free access to electronic works by freely sharing Project Gutenberg-tm
-works in compliance with the terms of this agreement for keeping the
-Project Gutenberg-tm name associated with the work. You can easily
-comply with the terms of this agreement by keeping this work in the
-same format with its attached full Project Gutenberg-tm License when
-you share it without charge with others.
-
-1.D. The copyright laws of the place where you are located also govern
-what you can do with this work. Copyright laws in most countries are
-in a constant state of change. If you are outside the United States,
-check the laws of your country in addition to the terms of this
-agreement before downloading, copying, displaying, performing,
-distributing or creating derivative works based on this work or any
-other Project Gutenberg-tm work. The Foundation makes no
-representations concerning the copyright status of any work in any
-country other than the United States.
-
-1.E. Unless you have removed all references to Project Gutenberg:
-
-1.E.1. The following sentence, with active links to, or other
-immediate access to, the full Project Gutenberg-tm License must appear
-prominently whenever any copy of a Project Gutenberg-tm work (any work
-on which the phrase "Project Gutenberg" appears, or with which the
-phrase "Project Gutenberg" is associated) is accessed, displayed,
-performed, viewed, copied or distributed:
-
- This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and
- most other parts of the world at no cost and with almost no
- restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it
- under the terms of the Project Gutenberg License included with this
- eBook or online at www.gutenberg.org. If you are not located in the
- United States, you will have to check the laws of the country where
- you are located before using this eBook.
-
-1.E.2. If an individual Project Gutenberg-tm electronic work is
-derived from texts not protected by U.S. copyright law (does not
-contain a notice indicating that it is posted with permission of the
-copyright holder), the work can be copied and distributed to anyone in
-the United States without paying any fees or charges. If you are
-redistributing or providing access to a work with the phrase "Project
-Gutenberg" associated with or appearing on the work, you must comply
-either with the requirements of paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 or
-obtain permission for the use of the work and the Project Gutenberg-tm
-trademark as set forth in paragraphs 1.E.8 or 1.E.9.
-
-1.E.3. If an individual Project Gutenberg-tm electronic work is posted
-with the permission of the copyright holder, your use and distribution
-must comply with both paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 and any
-additional terms imposed by the copyright holder. Additional terms
-will be linked to the Project Gutenberg-tm License for all works
-posted with the permission of the copyright holder found at the
-beginning of this work.
-
-1.E.4. Do not unlink or detach or remove the full Project Gutenberg-tm
-License terms from this work, or any files containing a part of this
-work or any other work associated with Project Gutenberg-tm.
-
-1.E.5. Do not copy, display, perform, distribute or redistribute this
-electronic work, or any part of this electronic work, without
-prominently displaying the sentence set forth in paragraph 1.E.1 with
-active links or immediate access to the full terms of the Project
-Gutenberg-tm License.
-
-1.E.6. You may convert to and distribute this work in any binary,
-compressed, marked up, nonproprietary or proprietary form, including
-any word processing or hypertext form. However, if you provide access
-to or distribute copies of a Project Gutenberg-tm work in a format
-other than "Plain Vanilla ASCII" or other format used in the official
-version posted on the official Project Gutenberg-tm website
-(www.gutenberg.org), you must, at no additional cost, fee or expense
-to the user, provide a copy, a means of exporting a copy, or a means
-of obtaining a copy upon request, of the work in its original "Plain
-Vanilla ASCII" or other form. Any alternate format must include the
-full Project Gutenberg-tm License as specified in paragraph 1.E.1.
-
-1.E.7. Do not charge a fee for access to, viewing, displaying,
-performing, copying or distributing any Project Gutenberg-tm works
-unless you comply with paragraph 1.E.8 or 1.E.9.
-
-1.E.8. You may charge a reasonable fee for copies of or providing
-access to or distributing Project Gutenberg-tm electronic works
-provided that:
-
-* You pay a royalty fee of 20% of the gross profits you derive from
- the use of Project Gutenberg-tm works calculated using the method
- you already use to calculate your applicable taxes. The fee is owed
- to the owner of the Project Gutenberg-tm trademark, but he has
- agreed to donate royalties under this paragraph to the Project
- Gutenberg Literary Archive Foundation. Royalty payments must be paid
- within 60 days following each date on which you prepare (or are
- legally required to prepare) your periodic tax returns. Royalty
- payments should be clearly marked as such and sent to the Project
- Gutenberg Literary Archive Foundation at the address specified in
- Section 4, "Information about donations to the Project Gutenberg
- Literary Archive Foundation."
-
-* You provide a full refund of any money paid by a user who notifies
- you in writing (or by e-mail) within 30 days of receipt that s/he
- does not agree to the terms of the full Project Gutenberg-tm
- License. You must require such a user to return or destroy all
- copies of the works possessed in a physical medium and discontinue
- all use of and all access to other copies of Project Gutenberg-tm
- works.
-
-* You provide, in accordance with paragraph 1.F.3, a full refund of
- any money paid for a work or a replacement copy, if a defect in the
- electronic work is discovered and reported to you within 90 days of
- receipt of the work.
-
-* You comply with all other terms of this agreement for free
- distribution of Project Gutenberg-tm works.
-
-1.E.9. If you wish to charge a fee or distribute a Project
-Gutenberg-tm electronic work or group of works on different terms than
-are set forth in this agreement, you must obtain permission in writing
-from the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, the manager of
-the Project Gutenberg-tm trademark. Contact the Foundation as set
-forth in Section 3 below.
-
-1.F.
-
-1.F.1. Project Gutenberg volunteers and employees expend considerable
-effort to identify, do copyright research on, transcribe and proofread
-works not protected by U.S. copyright law in creating the Project
-Gutenberg-tm collection. Despite these efforts, Project Gutenberg-tm
-electronic works, and the medium on which they may be stored, may
-contain "Defects," such as, but not limited to, incomplete, inaccurate
-or corrupt data, transcription errors, a copyright or other
-intellectual property infringement, a defective or damaged disk or
-other medium, a computer virus, or computer codes that damage or
-cannot be read by your equipment.
-
-1.F.2. LIMITED WARRANTY, DISCLAIMER OF DAMAGES - Except for the "Right
-of Replacement or Refund" described in paragraph 1.F.3, the Project
-Gutenberg Literary Archive Foundation, the owner of the Project
-Gutenberg-tm trademark, and any other party distributing a Project
-Gutenberg-tm electronic work under this agreement, disclaim all
-liability to you for damages, costs and expenses, including legal
-fees. YOU AGREE THAT YOU HAVE NO REMEDIES FOR NEGLIGENCE, STRICT
-LIABILITY, BREACH OF WARRANTY OR BREACH OF CONTRACT EXCEPT THOSE
-PROVIDED IN PARAGRAPH 1.F.3. YOU AGREE THAT THE FOUNDATION, THE
-TRADEMARK OWNER, AND ANY DISTRIBUTOR UNDER THIS AGREEMENT WILL NOT BE
-LIABLE TO YOU FOR ACTUAL, DIRECT, INDIRECT, CONSEQUENTIAL, PUNITIVE OR
-INCIDENTAL DAMAGES EVEN IF YOU GIVE NOTICE OF THE POSSIBILITY OF SUCH
-DAMAGE.
-
-1.F.3. LIMITED RIGHT OF REPLACEMENT OR REFUND - If you discover a
-defect in this electronic work within 90 days of receiving it, you can
-receive a refund of the money (if any) you paid for it by sending a
-written explanation to the person you received the work from. If you
-received the work on a physical medium, you must return the medium
-with your written explanation. The person or entity that provided you
-with the defective work may elect to provide a replacement copy in
-lieu of a refund. If you received the work electronically, the person
-or entity providing it to you may choose to give you a second
-opportunity to receive the work electronically in lieu of a refund. If
-the second copy is also defective, you may demand a refund in writing
-without further opportunities to fix the problem.
-
-1.F.4. Except for the limited right of replacement or refund set forth
-in paragraph 1.F.3, this work is provided to you 'AS-IS', WITH NO
-OTHER WARRANTIES OF ANY KIND, EXPRESS OR IMPLIED, INCLUDING BUT NOT
-LIMITED TO WARRANTIES OF MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR ANY PURPOSE.
-
-1.F.5. Some states do not allow disclaimers of certain implied
-warranties or the exclusion or limitation of certain types of
-damages. If any disclaimer or limitation set forth in this agreement
-violates the law of the state applicable to this agreement, the
-agreement shall be interpreted to make the maximum disclaimer or
-limitation permitted by the applicable state law. The invalidity or
-unenforceability of any provision of this agreement shall not void the
-remaining provisions.
-
-1.F.6. INDEMNITY - You agree to indemnify and hold the Foundation, the
-trademark owner, any agent or employee of the Foundation, anyone
-providing copies of Project Gutenberg-tm electronic works in
-accordance with this agreement, and any volunteers associated with the
-production, promotion and distribution of Project Gutenberg-tm
-electronic works, harmless from all liability, costs and expenses,
-including legal fees, that arise directly or indirectly from any of
-the following which you do or cause to occur: (a) distribution of this
-or any Project Gutenberg-tm work, (b) alteration, modification, or
-additions or deletions to any Project Gutenberg-tm work, and (c) any
-Defect you cause.
-
-Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg-tm
-
-Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
-electronic works in formats readable by the widest variety of
-computers including obsolete, old, middle-aged and new computers. It
-exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations
-from people in all walks of life.
-
-Volunteers and financial support to provide volunteers with the
-assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg-tm's
-goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
-remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
-Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
-and permanent future for Project Gutenberg-tm and future
-generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see
-Sections 3 and 4 and the Foundation information page at
-www.gutenberg.org
-
-Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation
-
-The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non-profit
-501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
-state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
-Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
-number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by
-U.S. federal laws and your state's laws.
-
-The Foundation's business office is located at 809 North 1500 West,
-Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Email contact links and up
-to date contact information can be found at the Foundation's website
-and official page at www.gutenberg.org/contact
-
-Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg
-Literary Archive Foundation
-
-Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without
-widespread public support and donations to carry out its mission of
-increasing the number of public domain and licensed works that can be
-freely distributed in machine-readable form accessible by the widest
-array of equipment including outdated equipment. Many small donations
-($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
-status with the IRS.
-
-The Foundation is committed to complying with the laws regulating
-charities and charitable donations in all 50 states of the United
-States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
-considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
-with these requirements. We do not solicit donations in locations
-where we have not received written confirmation of compliance. To SEND
-DONATIONS or determine the status of compliance for any particular
-state visit www.gutenberg.org/donate
-
-While we cannot and do not solicit contributions from states where we
-have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
-against accepting unsolicited donations from donors in such states who
-approach us with offers to donate.
-
-International donations are gratefully accepted, but we cannot make
-any statements concerning tax treatment of donations received from
-outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.
-
-Please check the Project Gutenberg web pages for current donation
-methods and addresses. Donations are accepted in a number of other
-ways including checks, online payments and credit card donations. To
-donate, please visit: www.gutenberg.org/donate
-
-Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic works
-
-Professor Michael S. Hart was the originator of the Project
-Gutenberg-tm concept of a library of electronic works that could be
-freely shared with anyone. For forty years, he produced and
-distributed Project Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of
-volunteer support.
-
-Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed
-editions, all of which are confirmed as not protected by copyright in
-the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not
-necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper
-edition.
-
-Most people start at our website which has the main PG search
-facility: www.gutenberg.org
-
-This website includes information about Project Gutenberg-tm,
-including how to make donations to the Project Gutenberg Literary
-Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to
-subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks.