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+The Project Gutenberg EBook of La letra escarlata, by Nathaniel Hawthorne
+
+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
+almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or
+re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included
+with this eBook or online at www.gutenberg.org
+
+
+Title: La letra escarlata
+ novela escrita en inglés
+
+Author: Nathaniel Hawthorne
+
+Translator: Sellén Francisco
+
+Release Date: August 6, 2011 [EBook #36990]
+
+Language: Spanish
+
+Character set encoding: ISO-8859-1
+
+*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK LA LETRA ESCARLATA ***
+
+
+
+
+Produced by David Starner, Chuck Greif and the Online
+Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (This
+book was produced from scanned images of public domain
+material from the Google Print project.)
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+[Illustration]
+
+LA
+LETRA
+ESCARLATA
+
+POR NATANIEL HAWTHORNE
+
+NUEVA YORK
+D. APPLETON Y CÍA.
+Editores
+
+
+
+
+"=Confusión.=--Tal es el título de una preciosa obrita que acabamos de
+recibir, y que es una joya de la literatura Inglesa. Su autor, el famoso
+literato Conway, en esta nueva producción de su fecundo ingenio, ha sido
+tan feliz como en sus obras anteriores: una trama siempre viva é
+interesante que mantiene viva la atención del lector que ávido devora
+los capítulos tan correctos como elegantemente escritos."--_El Mentor de
+los Niños_, Guadalajara.
+
+ * * * * *
+
+"=Misterio * * * *.=--Hemos leído esta novela sin poderla dejar de la mano
+un solo instante, tal es el interés verdaderamente extraordinario de su
+argumento, así como la novedad del mismo y la admirable armonía de todos
+sus capítulos."--_La Lucha_, Habana.
+
+ * * * * *
+
+"=Las Minas del Rey Salomón.=--Esta obra está escrita sin pretensiones de
+ningún género, con esa sobriedad que tanto nos encanta en los novelistas
+Ingleses, con un lenguaje claro y correcto y un estilo gráfico y
+elegante, es un acabado cuadro de las costumbres de los habitantes del
+África austral, hecha con discreción, exactitud é imparcialidad."--_El
+Buscapié._, Puerto Rico.
+
+ * * * * *
+
+"=Dora.=--Profunda moralidad, correcto y elegante estilo literario, unidos
+á una viva é interesante trama, que mantiene siempre ávido al lector por
+continuar devorando sus capítulos, son las cualidades de esta joya de la
+literatura Inglesa."--_El Mentor de los Niños_, Guadalajara, Méjico.
+
+
+
+
+LA LETRA ESCARLATA
+
+_NOVELA ESCRITA EN INGLÉS_
+
+POR
+NATANIEL HAWTHORNE
+
+VERSIÓN CASTELLANA DE
+FRANCISCO SELLÉN
+
+TERCERA EDICIÓN
+
+[Illustration: colophon]
+
+NUEVA YORK
+D. APPLETON Y COMPAÑÍA, EDITORES
+1903
+
+COPYRIGHT, 1894,
+BY D. APPLETON AND COMPANY.
+
+_La propiedad de esta obra está protegida por la ley en varios países,
+donde se perseguirá á los que la reproduzcan fraudulentamente._
+
+_Traducción española, registrada según el Tratado Internacional de
+Propiedad Literaria._
+
+
+
+
+INTRODUCCIÓN
+
+
+Al presentar en lengua castellana la obra maestra del novelista
+americano Nataniel Hawthorne, que sin duda es también una de las más
+notables producciones de la literatura amena de los Estados Unidos,
+hemos creído conveniente hacerla preceder de la traducción de los
+párrafos que, á manera de prefacio, aparecen en una de las últimas
+ediciones de esta novela en su idioma nativo. Como verá el que lo
+leyere, se dan en dicho trabajo algunos detalles, que no carecen de
+interés, acerca de la obra y de su autor:--
+
+"LA LETRA ESCARLATA fué la primera producción de gran aliento que
+escribió Hawthorne después de haberse dado á conocer con sus "Cuentos
+dos veces referidos;" y también el primero de sus libros que alcanzó
+popularidad. En el intermedio había publicado "El Sillón del Abuelo,"
+para niños, y "Musgos de una antigua morada;" pero solo después de
+fijada su residencia en Salem, donde desempeñaba el empleo de
+Administrador de la Aduana de aquel puerto, fué cuando comenzó á
+experimentar la sensación, según manifestó él mismo á un amigo suyo, de
+"que una novela le bullía en el cerebro." Esta novela es la que hoy
+goza de fama universal y se ofrece á los lectores en el presente
+volumen. La comenzó á principios del invierno de 1849 á 1850, y la
+terminó en 3 de Febrero del año últimamente nombrado. Al día siguiente
+de concluída, escribió á su amigo Horacio Bridge diciéndole:--
+
+"Ayer fué cuando vine á dar remate á mi libro, una parte del cual, el
+principio, se hallaba ya en prensa en Boston, mientras la otra, el
+final, aun yacía en las profundidades de mi cerebro, en esta ciudad de
+Salem; de modo que, como Vd. vé, la historia tiene por lo menos catorce
+millas de largo.[1]... Algunas partes están escritas con vigor; pero mis
+producciones nunca se han dirigido ni se dirigirán jamás á los
+sentimientos generales de la humanidad, y por lo tanto no serán nunca
+muy populares; y si bien hay personas que gustan mucho de mis escritos,
+hay otras á quienes les son completamente indiferentes y no encuentran
+en ellos nada digno de notarse. Precede á este libro una introducción
+(La Aduana) en la que bosquejo mi vida de empleado: hay de vez en cuando
+en ella ciertas pinceladas, que acaso la hagan más interesante que la
+historia misma, la cual es en extremo sombría."
+
+Lo grave y lóbrego de la situación en que había colocado á Ester y á
+Dimmesdale le abrumaban de tal modo, que decía de sí mismo que, durante
+el invierno citado, su espíritu había sido "un tegido de dolores."
+Hawthorne, á semejanza de Balzac, se aislaba mientras estaba
+escribiendo una novela; y puede decirse, sin exageración, que entonces
+apenas veía á nadie. En ciertas épocas de su vida llegó á notarse que
+adelgazaba de una manera visible; y hasta qué punto le conmovían las
+vicisitudes de los seres creados por su imaginación, puede juzgarse por
+el siguiente pasaje de sus "Notas inglesas," donde con fecha de 14 de
+Septiembre de 1855, dice:--
+
+"Al hablar de Thackeray, no puedo menos que sorprenderme de la
+indiferencia que mostraba respecto á las situaciones patéticas de sus
+obras, y compararla con la emoción que experimenté yo al leer á mi
+esposa la última escena de _La Letra Escarlata_, inmediatamente después
+de escrita. No puedo decir que la leí, sino que traté de hacerlo, pues
+mi voz se henchía y se elevaba, como si me viera levantado ó hundido,
+alternativamente, por las olas del mar cuando comienza á calmarse tras
+una tempestad."
+
+Ni sólo en las horas en que, pluma en mano, se empleaba Hawthorne en la
+composición de sus ficciones embargaban éstas sus potencias. Mientras
+estuvo escribiendo _La Letra Escarlata_, se le veía con frecuencia
+olvidarse de cuanto le rodeaba, sumergido en profundo ensimismamiento.
+Refiérese que un día, hallándose en este estado, tomó del costurero de
+su esposa una pieza que ella estaba cosiendo, y la picó en pedazos muy
+menudos, sin reparar en lo que había hecho. Esta costumbre de
+destrucción inconsciente databa de su juventud. El que esto escribe
+posee un sillón mecedor que usó Hawthorne, y del que casi hizo
+desaparecer los brazos con un cortaplumas mientras estaba en el colegio
+ó estudiando sus lecciones, ó divagando con la imaginación por los
+espacios.
+
+En Febrero de 1850 fué terminada _La Letra Escarlata_, pero no se
+publicó hasta el mes de Abril; y aunque el editor, que era el Sr.
+Fields, formó el más elevado concepto de su mérito como obra de arte,
+parece, sin embargo, que no tenía mucha confianza en su valor comercial
+inmediato, si hemos de juzgar por los hechos siguientes. La primera
+edición fué de cinco mil ejemplares, lo que ya era un bonito número;
+pero el tipo con que se había parado el libro se distribuyó
+inmediatamente, lo que prueba que no se abrigaban muchas esperanzas de
+obtener una venta rápida. Pero la edición desapareció en diez días, y
+hubo necesidad de parar de nuevo todo el libro y estereotiparlo para
+poder dar abasto á la demanda.
+
+Una prueba de la manera con que llevaba á cabo Hawthorne sus tareas
+literarias, y de la madurez con que meditaba sus novelas desde que
+concebía la primera idea, nos la ofrece su historia de "Endicott y la
+Cruz Roja," escrita y publicada antes de 1845. Háblase en esa producción
+de--"una joven dotada de belleza nada común, cuyo destino fué llevar la
+letra A en el cuerpo del vestido, á la vista de todo el mundo, y aun de
+sus mismos hijos, quienes sabían lo que esa letra significaba. Como si
+se recreara en su propia infamia aquella criatura perdida y llena de
+desesperación, había bordado la divisa fatídica en paño de color
+escarlata, con hilos dorados, y con todo el arte de que es capaz la
+aguja; de tal modo, que aquella A mayúscula podría haberse tomado por la
+inicial de la voz Admirable ó de otra por el estilo, excepto la de
+Adúltera, que realmente significaba." Cuando se publicó dicha
+historieta, la Srta. E. P. Peabody le escribió á un amigo: "Ya oiremos
+algo más acerca de esta letra, pues es evidente que ha hecho profunda
+impresión en el ánimo de Hawthorne." Muchos años después de publicadas
+las líneas arriba citadas, que aparecen en sus "Cuentos dos veces
+referidos," el castigo especial aludido en ellas vino á transformarse,
+merced á una completa elaboración mental, en el argumento de _La Letra
+Escarlata_.
+
+Es un hecho auténtico que el código puritano imponía semejante castigo;
+y se supone que Hawthorne lo vió mencionado en alguno de los archivos de
+Boston, y aún puede verse en las leyes de la Colonia de Plymouth del año
+1658. No hace mucho que el erudito investigador de los anales de la
+Nueva Inglaterra, el Reverendo Dr. Jorge Ellis, vecino de Boston,
+manifestó incidentalmente, en una conferencia pública, que no había ni
+el más ligero asomo de verdad en lo referente al carácter y personalidad
+del ministro que tan importante papel desempeña en _La Letra Escarlata_.
+Sostiene el Dr. Ellis, que puesto que se hace predicar á Dimmesdale el
+sermón de la elección el año en que falleció el Gobernador Winthrop, es
+claro que Dimmesdale personifica también al Reverendo Tomás Cobbett,
+vecino de Lynn, que fué realmente quien predicó dicho sermón en el
+referido año; y agregó que deseaba defender su memoria de cualquier
+sospecha que pudiesen abrigar los que, como él, hubieran creído que
+Dimmesdale era simplemente una máscara bajo la cual se ocultaba Cobbett,
+el verdadero predicador de aquella época. En aquel tiempo, dijo, no
+había en Boston sino una iglesia, y sus pastores ó ministros eran Juan
+Wilson y Juan Cotton. En la novela se menciona á Wilson con su propio
+nombre; de modo que no puede confundirse su identidad con la de
+Dimmesdale; ni hay tampoco motivos para suponer que Hawthorne tuviese la
+más ligera intención de que Juan Cotton ó Tomás Cobbett, de Lynn,
+cargasen con el delito de su ministro imaginario. La mera circunstancia
+de ser ficticio el nombre de Arturo Dimmesdale, mientras el Reverendo
+Wilson y el Gobernador Bellingham figuran con sus nombres y títulos
+verdaderos, debería constituir suficiente prueba para no imputar los
+hechos de Dimmesdale al Reverendo Cobbett, predicador genuino del sermón
+de la elección en 1649. Téngase presente que esta disquisición erudita
+sirve tan sólo para realzar la verosimilitud de la novela, por ser
+incuestionables su verdad poética general y la posibilidad de que la
+acción pasara en la Nueva Inglaterra de los primeros tiempos.
+
+Creo que hasta ahora no se ha mencionado la circunstancia de que cuando
+tenía Hawthorne casi concluída la novela, leyó lo escrito á su esposa, y
+preguntándole ésta cuál sería el desenlace, obtuvo por toda respuesta:
+"Realmente no sé." Á su cuñada, la Srta. Peabody, le dijo una vez: "La
+dificultad no estriba en _cómo_ decir las cosas, sino en lo que se ha de
+decir,"--significando con esto, que cuando empezaba á escribir algo,
+tenía ya el asunto tan bien estudiado y desenvuelto en su cerebro, que
+sólo se trataba entonces de lo que debía elegirse; y fácil es de
+comprender que, al llegar á la solución final de un problema
+dificultoso, viéndose arrastrado en diversas direcciones por los
+intereses contrarios de los diferentes personajes, vacilase acerca del
+desenlace que tenía que dar á la obra.
+
+Cuando se publicó _La Letra Escarlata_ recibió Hawthorne numerosas
+cartas de personas desconocidas que, ó habían delinquido, ó estaban en
+gran peligro de delinquir, y se hallaban padeciendo las consecuencias de
+su situación especial. Estas personas se dirigían al autor en solicitud
+de consejos, como si se tratara de un amigo experimentado, ó de un
+antiguo y venerable confesor.
+
+El capítulo titulado "La Aduana," que sirve de introducción á la novela,
+destinado por Hawthorne á que formara una especie de contraste con el
+cuadro sombrío de la historia, gracias á la ligereza de las pinceladas y
+al buen humor que en él reinan, realizó perfectamente el fin apetecido;
+pero en la época en que se publicó, su inocente desenfado concitó contra
+el autor las iras de algunos de los ciudadanos de Salem, que creyeron
+verse retratados á lo vivo en los bosquejos de empleados de quienes ya
+nadie se acuerda. Se asegura que hubo quien, á pesar de ser persona
+inteligente, se abstuvo por completo en lo sucesivo de leer nada de lo
+que Hawthorne escribió. ¡Extraña venganza que parece ideada expresamente
+en perjuicio del que la perpetró, sin que el autor padeciera lo más
+mínimo, pues nunca llegó á sus oídos semejante resolución!
+
+Hasta aquí lo traducido. Poco tenemos que agregar á lo que en las
+páginas que preceden se dice acerca del mérito de este notable libro.
+Como se habrá visto en ellas, la primera edición, que constó de 5,000
+ejemplares, se agotó en el breve espacio de diez días. Desde 1850, fecha
+en que se publicó LA LETRA ESCARLATA, su reputación ha ido
+constantemente en aumento, y las ediciones de todas clases y de todos
+precios, se han sucedido unas á otras, no sólo en los Estados Unidos,
+sino en Inglaterra, gozando de una gran popularidad en todos los países
+en que se habla el inglés. El teatro se ha apoderado de la novela, y la
+ha convertido en drama: tenemos noticias de dos. Uno, que se remonta á
+muchos años atrás, es producción de un dramaturgo americano, no muy
+conocido, Gabriel Harrison; el otro, más reciente, es obra del autor
+dramático inglés J. Hatton, y se ha representado en estos últimos
+tiempos en los teatros de Nueva York. Pero los dramas están muy por
+debajo de la novela. Se habla también de hacer una ópera de esta
+vigorosa obra maestra de la literatura novelesca de los Estados Unidos.
+
+LA LETRA ESCARLATA se ha traducido á casi todos los idiomas europeos. No
+conocemos versión alguna en castellano, á lo menos no ha llegado á
+nuestras manos. En la presente hemos procurado reproducir, hasta donde
+es posible, las peculiaridades del estilo de Hawthorne, nada sencillo
+por cierto, antes al contrario, elaboradísimo y abundante en toda clase
+de metáforas, imágenes y comparaciones. Si lo hemos conseguido, el
+lector lo dirá.
+
+F. S.
+
+_Julio de 1894._
+
+
+
+
+PREFACIO DEL AUTOR Á LA SEGUNDA EDICIÓN AMERICANA
+
+
+Con gran sorpresa del autor, y habiéndole proporcionado, si cabe, mayor
+divertimiento que sorpresa, ha llegado á sus noticias que el bosquejo
+que sirve de introducción á LA LETRA ESCARLATA, relativo á la vida
+oficial de los empleados de la Aduana de Salem, ha sido causa de no poca
+algarada y agitación en la respetable comunidad donde vive. Á duras
+penas habrían sido más intensos esos sentimientos, si el autor hubiese
+reducido á cenizas el edificio de la Aduana, apagando sus últimos
+rescoldos con la sangre de cierto venerable personaje, contra quien se
+le supone la más negra inquina. Y como la desaprobación del público,
+dado caso de merecerla, habría sido insoportable para el autor, desea
+éste manifestar que ha releído atentamente las páginas de dicha
+introducción, con ánimo de suprimir ó alterar todo aquello que pudiera
+parecer descomedido ó impropio, subsanando, en cuanto le fuera dable,
+las atrocidades de que se le acusa. Sin embargo, lo único que ha podido
+hallar en el bosquejo es cierto desenfado y buen humor, unidos á la
+exactitud general con que ha expresado la impresión sincera que dejaron
+en su ánimo los caracteres allí descritos. Y en lo que hace á inquina,
+malquerencia, ó enemistad alguna, ya política, ya personal, confiesa
+redondamente, que no hay nada de eso. Quizás el tal bosquejo pudo
+haberse suprimido sin pérdida para el público, ni detrimento del libro:
+pero una vez que tomó la resolución de escribirlo, no cree que pudiera
+haberse inspirado en sentimientos de mayor benevolencia, ni, hasta donde
+alcanzan sus fuerzas, haberlo llevado á cabo con mayor verdad.
+
+Por consiguiente, el autor se ve obligado á reimprimir el bosquejo de
+introducción, sin alterar una palabra.
+
+N. H.
+
+SALEM, _Marzo 30, 1850_.
+
+
+
+
+LA LETRA ESCARLATA
+
+
+
+
+LA ADUANA
+
+INTRODUCCIÓN Á LA LETRA ESCARLATA
+
+
+No deja de ser singular que, á pesar de mi poca afición á hablar de mi
+persona y de mis asuntos, ni aun á mis amigos íntimos cuando estoy en mi
+hogar, al amor de la lumbre, se haya sin embargo apoderado de mí, en dos
+ocasiones distintas, una verdadera comezón autobiográfica al dirigirme
+al público. Fué la primera hará cosa de tres ó cuatro años cuando, sin
+motivo justo que lo excusara, ni razón de ninguna especie que pudieran
+imaginar el benévolo lector ó el autor intruso, obsequié á aquel con una
+descripción de mi género de vida en la profunda quietud de la "Antigua
+Mansión."[2] Y ahora, porque entonces, sin méritos que lo justificaran,
+tuve uno ó dos oyentes, echo de nuevo mano al público por el ojal de la
+levita, por decirlo así, y quieras que no quieras, me pongo á charlar de
+mis vicisitudes durante los tres años que pasé en una Aduana. Parece, no
+obstante, que cuando un autor da sus páginas á la publicidad, se dirige,
+no á la multitud que arrojará á un lado el libro, ó jamás lo tomará en
+las manos, sino á los muy contados que lo comprenderán mejor que la
+mayoría de sus condiscípulos de colegio ó sus contemporáneos. Y no
+faltan autores que en este punto vayan aún más lejos, y se complazcan en
+ciertos detalles confidenciales que pueden interesar sólo, y
+exclusivamente, á un corazón único y á una inteligencia en perfecta
+simpatía con la suya, como si el libro impreso se lanzara al vasto mundo
+con la certeza de que ha de tropezar con el sér que forma el complemento
+de la naturaleza del escritor, completando el círculo de su existencia
+al ponerlos así en mutua comunicación. Sin embargo, no me parece
+decoroso hablar de sí mismo sin reserva alguna, aun cuando se haga
+impersonalmente. Pero como es sabido que si el orador no se pone en
+completa é íntima relación con su auditorio, los pensamientos carecerán
+de vida y color, y la frase quedará desmayada y fría, es de perdonarse
+que nos imaginemos que un amigo, sin necesidad de que sea muy íntimo,
+aunque sí benévolo y atento, está prestando oídos á nuestra plática; y
+entonces, desapareciendo nuestra reserva natural, merced á esta especie
+de intuición, podremos charlar de las cosas que nos rodean, y aun de
+nosotros mismos, pero siempre dejando que el recóndito _Yo_ no se haga
+demasiado visible. Hasta ese extremo, y dentro de estos límites, se me
+alcanza que un autor puede ser autobiográfico, sin violar ciertas leyes
+y respetando ciertas prerrogativas del lector y aun las consideraciones
+debidas á su persona.
+
+Ya se echará de ver que este bosquejo de la Aduana no carece de
+oportunidad, por lo menos de esa oportunidad apreciada siempre en la
+literatura, puesto que explica la manera como llegaron á mis manos
+muchas de las páginas que van á continuación, á la vez que presenta una
+prueba de la autenticidad de la historia que en ellas se refiere. En
+realidad, la única razón que he tenido para ponerme en comunicación
+directa con el público, viene á ser el deseo de presentarme como autor
+de la más larga de mis narraciones; y al paso que realizaba mi objeto
+principal, me pareció que podría permitírseme, por medio de unas cuantas
+pinceladas, dar una vaga idea de un género de vida hasta ahora no
+descrito, bosquejando los retratos de algunas de las personas que se
+mueven en ese círculo, entre las cuales la casualidad ha hecho que se
+contara el autor.
+
+Había en mi ciudad natal de Salem, hará cosa de medio siglo, un muelle
+muy lleno de animación, y que hoy sucumbe bajo el peso de almacenes de
+madera casi podrida. Apenas se ven otras señales de vida comercial que
+uno que otro bergantín ó barca, atracado al costado del melancólico
+muelle, descargando cueros, ó alguna goleta de Nueva Escocia en que se
+está embreando un cargamento de leña que ha de servir para hacer fuego
+en las chimeneas. Donde comienza este dilapidado muelle, á veces
+cubierto por la marea, se alza un espacioso edificio de ladrillos, desde
+cuyas ventanas se puede disfrutar de la vista de la escena poco animada
+que presentan las cercanías, y de la abundante hierba que crece por
+todas partes, y han dejado tras sí los muchos años y el escaso
+movimiento comercial. En el punto más alto del techo del espacioso
+edificio de que se ha hecho mención, y precisamente durante tres horas
+y media de cada día, á contar del mediodía, flota al aire ó se mantiene
+tranquila, según que la brisa sople ó esté encalmada, la bandera de la
+república, pero con las trece estrellas en posición vertical y no
+horizontal, lo que indica que aquí existe un puesto civil, y no militar,
+del gobierno del Tío Samuel.[3] Adorna la fachada un pórtico formado de
+media docena de pilares de madera que sostienen un balcón, debajo del
+cual desciende hacia la calle una escalera con anchas gradas de granito.
+Encima de la entrada se cierne un enorme ejemplar del águila americana,
+con las alas abiertas, un escudo en el pecho y, si la memoria no me es
+infiel, un haz de rayos y dardos en cada garra. Con la falta
+acostumbrada de carácter peculiar á esta malaventurada ave, parece, á
+juzgar por la fiereza que despliegan su pico y ojos y la general
+ferocidad de su actitud, que está dispuesta á castigar al inofensivo
+vecindario, previniendo especialmente á todos los ciudadanos que estimen
+en algo su seguridad personal, que no perjudiquen la propiedad que
+proteje con sus alas. Sin embargo, á pesar de lo colérico de su aspecto,
+muchas personas están tratando, ahora mismo, de guarecerse bajo las alas
+del águila federal, imaginando que su pecho posee toda la blandura y
+comodidad de una almohada de edredón. Pero su ternura no es grande, en
+verdad, aun en sus horas más apacibles, y tarde ó temprano,--más bien lo
+último que lo primero,--puede arrojar del nido á sus polluelos, con un
+arañazo de las garras, un picotazo, ó una escocedora herida causada por
+sus dardos.
+
+El suelo alrededor del edificio que acabo de describir--que una vez por
+todas llamaré la Aduana del Puerto--tiene las grietas llenas de hierbas
+tan altas y en tal abundancia, que bien á las claras demuestra que en
+los últimos tiempos no se ha visto muy favorecido con la numerosa
+presencia de hombres de negocios. Sin embargo, en ciertos meses del año
+suele haber alguno que otro mediodía en que presenta un aspecto más
+animado. Ocasiones semejantes pueden traer á la memoria de los
+ciudadanos ya entrados en años, el tiempo aquel antes de la última
+guerra con Inglaterra[4] en que Salem era un puerto de importancia, y no
+desdeñado como lo es ahora por sus propios comerciantes y navieros, que
+permiten que sus muelles se destruyan, mientras sus transacciones
+mercantiles van á engrosar, innecesaria é imperceptiblemente, la
+poderosa corriente del comercio de Nueva York ó Boston. En uno de esos
+días, cuando han llegado casi á la vez tres ó cuatro buques, por lo
+común de África ó de la América del Sur, ó cuando están á punto de salir
+con ese destino, se oye el frecuente ruido de las pisadas de los que
+suben ó bajan á toda prisa los escalones de granito de la Aduana. Aquí,
+aun antes de que su esposa le haya saludado, podemos estrechar la mano
+del capitán del buque recién llegado al puerto, con los papeles del
+barco en deslustrada caja de hojalata que lleva bajo el brazo. Aquí
+también se nos presenta el dueño de la embarcación, de buen humor ó mal
+talante, afable ó áspero, á medida que sus esperanzas acerca de los
+resultados del viaje se habían realizado ó quedado fallidas; esto es, si
+las mercancías traídas podían convertirse fácilmente en dinero, ó si
+eran de aquellas que á ningún precio podrían venderse. Aquí igualmente
+se veía el germen del mercader de arrugado ceño, barba gris y rostro
+devorado de inquietud, en el joven dependiente, lleno de viveza, que va
+adquiriendo el gusto del comercio, como el lobezno el de la sangre, y
+que ya se aventura á remitir sus mercancías en los buques de su
+principal, cuando sería mejor que estuviera jugando con barquichuelos en
+el estanque del molino. Otra de las personas que se presenta en escena
+es el marinero enganchado para el extranjero, que viene en busca de un
+pasaporte; ó el que acaba de llegar de un largo viaje, todo pálido y
+débil, que busca un pase para el hospital. Ni debemos tampoco olvidar á
+los capitanes de las goletas que traen madera de las posesiones inglesas
+de la América del Norte; marinos de rudo aspecto, sin la viveza del
+yankee, pero que contribuyen con una suma no despreciable á mantener el
+decadente comercio de Salem.
+
+La reunión de estas individualidades en un grupo, lo que acontecía á
+veces, juntamente con la de otras personas de distinta clase, infundía á
+la Aduana cierta vida durante algunas horas convirtiéndola en teatro de
+escenas bastante animadas. Sin embargo, lo que con más frecuencia se
+veía á la entrada del edificio, si era en verano, ó en las habitaciones
+interiores, si era en invierno, ó reinaba mal tiempo, era una hilera de
+venerables figuras sentadas en sillones del tiempo antiguo cuyas patas
+posteriores estaban reclinadas contra la pared. Con frecuencia también
+se hallaban durmiendo; pero de vez en cuando se les veía departir unos
+con otros en una voz que participaba del habla y del ronquido, y con
+aquella carencia de energía peculiar á los internos de un asilo de
+pobres y á todos los que dependen de la caridad pública para su
+subsistencia, ó de un trabajo en que reina el monopolio, ó de cualquiera
+otra ocupación que no sea un trabajo personal é independiente. Todos
+estos ancianos caballeros,--sentados como San Mateo cuando cobraba las
+alcabalas, pero que de seguro no serán llamados como aquel á desempeñar
+una misión apostólica,--eran empleados de Aduana.
+
+Al entrar por la puerta principal del edificio se vé á mano izquierda un
+cuarto ú oficina de unos quince pies cuadrados de superficie, aunque de
+mucha altura, con dos ventanas en forma de arco, desde donde se domina
+el antedicho dilapidado muelle, y una tercera que da á una estrecha
+callejuela, desde donde se vé también una parte de la calle de Derby. De
+las tres ventanas se divisan igualmente tiendas de especieros, de
+fabricantes de garruchas, vendedores de bebidas malas, y de velas para
+embarcaciones. Delante de las puertas de dichas tiendas generalmente se
+ven grupos de viejos marineros y de otros frecuentadores de los muelles,
+personajes comunes á todos los puertos de mar, charlando, riendo y
+fumando. El cuarto de que hablo está cubierto de muchas telarañas y
+embadurnado con una mano de pintura vetustísima; su pavimento es de
+arena parduzca, de una clase que ya en ninguna parte se usa; y del
+desaseo general de la habitación bien puede inferirse que es un
+santuario en que la mujer, con sus instrumentos mágicos, la escoba y el
+estropajo, muy rara vez entra. En cuanto á mueblaje y utensilios, hay
+una estufa con un tubo ó cañón voluminoso; un viejo pupitre de pino con
+un taburete de tres pies; dos ó tres sillas con asientos de madera,
+excesivamente decrépitas y no muy seguras; y--para no olvidar la
+Biblioteca--unos treinta ó cuarenta volúmenes de las Sesiones del
+Congreso de los Estados Unidos y un ponderoso Digesto de las Leyes de
+Aduana, todo esparcido en algunos entrepaños. Hay, además, un tubo de
+hoja de lata que asciende hasta el cielo de la habitación,
+atravesándolo, y establece una comunicación vocal con otras partes del
+edificio. Y en el cuarto descrito, habrá de esto unos seis meses,
+paseándose de rincón á rincón, ó arrellanado en el taburete, de codos
+sobre el pupitre, recorriendo con la vista las columnas del periódico de
+la mañana, podrías haber reconocido, honrado lector, al mismo individuo
+que ya te invitó en otro libro[5] á su reducido estudio, donde los rayos
+del sol brillaban tan alegremente al través de las ramas de sauce, al
+costado occidental de la Antigua Mansión. Pero si se te ocurriera ahora
+ir allí á visitarle, en vano preguntarías por el Inspector de marras. La
+necesidad de reformas y cambios motivada por la política, barrió con su
+empleo, y un sucesor más meritorio se ha hecho cargo de su dignidad, y
+también de sus emolumentos.
+
+Esta antigua ciudad de Salem,--mi ciudad natal,--y no obstante haber
+vivido mucho tiempo lejos de ella, tanto en mi infancia como más entrado
+en años, es, ó fué objeto de un cariño de parte mía de cuya intensidad
+jamás pude darme cuenta en las temporadas que en ella residí. Porque, en
+honor de la verdad, si se considera el aspecto físico de Salem, con su
+suelo llano y monótono, con sus casas casi todas de madera, con muy
+pocos ó casi ningún edificio que aspire á la belleza arquitectónica,--con
+una irregularidad que no es ni pintoresca, ni rara, sino simplemente
+común,--con su larga y soñolienta calle que se prolonga en toda la
+longitud de la península donde está edificada,--y que estos son los
+rasgos característicos de mi ciudad natal, tanto valdría experimentar un
+cariño sentimental hacia un tablero de ajedrez en desorden. Y sin
+embargo, aunque más feliz indudablemente en cualquiera otra parte, allá
+en lo íntimo de mi sér existe un sentimiento respecto de la vieja ciudad
+de Salem, al que, por carecer de otra expresión mejor, me contentaré con
+llamarlo apego, y que acaso tiene su origen en las antiguas y profundas
+raíces que puede decirse ha echado mi familia en su suelo. En efecto,
+hace ya cerca de dos siglos y cuarto que el primer emigrante británico
+de mi apellido hizo su aparición en el agreste establecimiento rodeado
+de selvas, que posteriormente se convirtió en una ciudad. Y aquí han
+nacido y han muerto sus descendientes, y han mezclado su parte terrenal
+con el suelo, hasta que una porción no pequeña del mismo debe de tener
+estrecho parentesco con esta envoltura mortal en que, durante un corto
+espacio de tiempo, me paseo por sus calles. De consiguiente, el apego y
+cariño de que hablo, viene á ser simplemente una simpatía sensual del
+polvo hacia el polvo.
+
+Pero sea de ello lo que fuere, ese sentimiento mío tiene su lado moral.
+La imagen de aquel primer antepasado, al que la tradición de la familia
+llegó á dotar de cierta grandeza vaga y tenebrosa, se apoderó por
+completo de mi imaginación infantil, y aún puedo decir que no me ha
+abandonado enteramente, y que mantiene vivo en mí una especie de
+sentimiento doméstico y de amor á lo pasado, en que por cierto no entra
+por nada el aspecto presente de la población. Se me figura que tengo
+mucho más derecho á residir aquí, á causa de este progenitor barbudo,
+serio, vestido de negra capa y sombrero puntiagudo, que vino ha tanto
+tiempo con su Biblia y su espada, y holló esta tierra con su porte
+majestuoso, é hizo tanto papel como hombre de guerra y hombre de
+paz,--tengo mucho más derecho, repito, merced á él, que el que podría
+reclamar por mí mismo, de quien nadie apenas oye el nombre ni vé el
+rostro. Ese antepasado mío era soldado, legislador, juez: su voz se
+obedecía en la iglesia; tenía todas las cualidades características de
+los puritanos, tanto las buenas como las malas. Era también un
+inflexible enemigo, de que dan buen testimonio los cuákeros en sus
+historias, en las que, al hablar de él, recuerdan un incidente de su
+dura severidad para con una mujer de su secta, suceso que es de temerse
+durará más tiempo en la memoria de los hombres que cualquiera otra de
+sus buenas acciones, con ser estas no pocas. Su hijo heredó igualmente
+el espíritu de persecución, y se hizo tan conspícuo en el martirio de
+las brujas,[6] que bien puede decirse que la sangre de éstas ha dejado
+una mancha en su nombre. Ignoro si estos antepasados míos pensaron al
+fin en arrepentirse y pedir al cielo que les perdonara sus crueldades; ó
+si aún gimen padeciendo las graves consecuencias de sus culpas, en otro
+estado. De todos modos, el que estas líneas escribe, en su calidad de
+representante de esos hombres, se avergüenza, en su nombre, de sus
+hechos, y ruega que cualquiera maldición en que pudieran haber
+incurrido,--de que ha oído hablar, y de que parece dar testimonio la
+triste y poco próspera condición de la familia durante muchas
+generaciones,--desaparezca de ahora en adelante y para siempre.
+
+No hay, sin embargo, duda de que cualquiera de esos sombríos y severos
+puritanos habría creído que era ya suficiente expiación de sus pecados,
+ver que el antiguo tronco del árbol de la familia, después de
+transcurridos tantos y tantos años que lo han cubierto de venerable
+musgo, haya venido á producir, como fruto que adorna su cima, un ocioso
+de mi categoría. Ninguno de los objetos que más caros me han sido, lo
+considerarían laudable; cualquiera que fuese el buen éxito obtenido por
+mí,--si es que en la vida, excepto en el círculo de mis afectos
+domésticos, me ha sonreído alguna vez el buen éxito,--habría sido
+juzgado por ellos como cosa sin valor alguno, si no lo creían realmente
+deshonroso. "¿Qué es él?"--pregunta con una especie de murmullo una de
+las dos graves sombras de mis antepasados á la otra. "¡Un escritor de
+libros de historietas! ¿Qué clase de ocupación es esta? ¿Qué manera será
+esta de glorificar á Dios, y de ser durante su vida útil á la humanidad?
+¡Qué! Ese vástago degenerado podría con el mismo derecho ser un rascador
+de violín." ¡Tales son los elogios que me prodigan mis abuelos al través
+del océano de los años! Y á pesar de su desdén, es innegable que en mí
+hay muchos de los rasgos característicos de su naturaleza.
+
+Plantado, por decirlo así, con hondas raíces el árbol de mi familia por
+esos dos hombres serios y enérgicos en la infancia de la ciudad de
+Salem, ha subsistido ahí desde entonces; siempre digno de respeto;
+nunca, que yo sepa, deshonrado por ninguna acción indigna de alguno de
+sus miembros; pero, rara vez, ó nunca, habiendo tampoco realizado,
+después de las dos primeras generaciones, hecho alguno notable ó que por
+lo menos mereciere la atención del público. Gradualmente la familia se
+ha ido haciendo cada vez menos visible, á manera de las casas antiguas
+que van desapareciendo poco á poco merced á la lenta elevación del
+terreno, en que parece como que se van hundiendo. Durante más de cien
+años, padres é hijos buscaron su ocupación en el mar: en cada generación
+había un capitán de buque encanecido en el oficio, que abandonaba el
+alcázar del barco y se retiraba al antiguo hogar de la familia, mientras
+un muchacho de catorce años ocupaba el puesto hereditario junto al
+mástil, afrontando la ola salobre y la tormenta que ya habían azotado á
+su padre y á su abuelo. Andando el tiempo, el muchacho pasaba del
+castillo de proa á la cámara del buque: allí corrían entre tempestades
+y calmas los años de su juventud y de su edad viril, y regresaba de sus
+peregrinaciones por el mundo á envejecer, morir, y mezclar su polvo
+mortal con el de la tierra que le vió nacer. Esta prolongada asociación
+de la familia con un mismo lugar, á la vez su cuna y su sepultura, crea
+cierta especie de parentesco entre el hombre y la localidad, que nada
+tiene que ver con la belleza del paisaje ni con las condiciones morales
+que le rodean. Puede decirse que no es amor sino instinto. El nuevo
+habitante,--procedente de un país extranjero, ya fuere él, ó su padre, ó
+su abuelo,--no posee títulos á ser llamado Salemita; no tiene idea de
+esa tenacidad, parecida á la de la ostra, con que un antiguo morador se
+apega al sitio donde una generación tras otra generación se ha ido
+incrustando. Poco importa que el lugar le parezca triste; que esté
+aburrido de las viejas casas de madera, del fango y del polvo, del
+viento helado del Este y de la atmósfera social aun más helada,--todo
+esto, y cualesquiera otras faltas que vea ó imagine ver, nada tienen que
+hacer con el asunto. El encanto sobrevive, y tan poderoso como si el
+terruño natal fuera un paraíso terrestre. Eso es lo que ha pasado
+conmigo. Yo casi creía que el destino me forzaba á hacer de Salem mi
+hogar, para que los rasgos de las fisonomías y el temple del carácter
+que por tanto tiempo han sido familiares aquí,--pues cuando un
+representante de la raza descendía á su fosa, otro continuaba, por
+decirlo así, la acostumbrada facción de centinela en la calle
+principal,--aún se pudieran ver y reconocer en mi persona en la antigua
+población. Sin embargo, este sentimiento mismo viene á ser una prueba de
+que esa asociación ha adquirido un carácter enfermizo, y que por lo
+tanto debe, al fin, cesar por completo. La naturaleza humana, lo mismo
+que un árbol, no florecerá ni dará frutos si se planta y se vuelve á
+plantar durante una larga serie de generaciones en el mismo terreno ya
+cansado. Mis hijos han nacido en otros lugares, y hasta donde dependiere
+de mí, irán á echar raíces en terrenos distintos.
+
+Al salir de la Antigua Mansión, fué principalmente este extraño, apático
+y triste apego á mi ciudad natal, lo que me trajo á desempeñar un empleo
+oficial en el gran edificio de ladrillos que he descrito, y servía de
+Aduana, cuando hubiera podido ir, quizá con mejor fortuna, á otro punto
+cualquiera. Pero estaba escrito. No una vez, ni dos, sino muchas, había
+salido de Salem, al parecer para siempre, y de nuevo había regresado á
+la vieja población, como si Salem fuera para mí el centro del universo.
+
+Pues bien, una mañana, muy bella por cierto, subí los escalones de
+granito de que he hablado, llevando en el bolsillo mi nombramiento de
+Inspector de Aduana, firmado por el Presidente de los Estados Unidos, y
+fuí presentado al cuerpo de caballeros que tenían que ayudarme á
+sobrellevar la grave responsabilidad que sobre mis hombros arrojaba mi
+empleo.
+
+Dudo mucho, ó mejor dicho, creo firmemente, que ningún funcionario
+público de los Estados Unidos, civil ó militar, haya tenido bajo sus
+órdenes un cuerpo de veteranos tan patriarcales como el que me cupo en
+suerte. Cuando los ví por vez primera, quedó resuelta para mí la
+cuestión de saber dónde se hallaba el vecino más antiguo de la ciudad.
+Durante más de veinte años, antes de la época de que hablo, la posición
+independiente del Administrador había conservado la Aduana de Salem al
+abrigo del torbellino de las vicisitudes políticas que hacen
+generalmente tan precario todo destino del Gobierno. Un militar,--uno de
+los soldados más distinguidos de la Nueva Inglaterra,--se mantenía
+firmemente sobre el pedestal de sus heroicos servicios; y,
+considerándose seguro en su puesto, merced á la sabia liberalidad de los
+Gobiernos sucesivos bajo los cuales había mantenido su empleo, había
+sido también el áncora de salvación de sus subordinados en más de una
+hora de peligro. El general Miller no era, por naturaleza, amigo de
+variaciones: era un hombre de benévola disposición en quien la costumbre
+ejercía no poco influjo, apegándose fuertemente á las personas cuyo
+rostro le era familiar, y con dificultad se decidía á hacer un cambio,
+aun cuando éste trajera aparejada una mejora incuestionable. Así es que
+al tomar posesión de mi destino, hallé no pocos empleados ancianos.
+Eran, en su mayor parte, antiguos capitanes de buque, que después de
+haber rodado por todos los mares y haber resistido firmemente los
+huracanes de la vida, habían al fin echado el ancla en este tranquilo
+rincón del mundo, en donde con muy poco que los perturbara, excepto los
+terrores periódicos de una elección presidencial, que podría dejarlos
+cesantes, tenían asegurada la subsistencia y hasta casi una prolongación
+de la vida; porque si bien tan expuestos como los otros mortales á los
+achaques de los años y sus enfermedades, tenían evidentemente algún
+talismán, amuleto ó algo por el estilo, que parecía demorar la
+catástrofe inevitable. Se me dijo que dos ó tres de los empleados que
+padecían de gota y reumatismo, ó quizá estaban clavados en sus lechos,
+ni por casualidad se dejaban ver en la Aduana durante una gran parte del
+año; pero una vez pasado el invierno, se arrastraban perezosamente al
+calor de los rayos de Mayo ó Junio, desempeñando lo que ellos llamaban
+su deber, y tomando de nuevo cama cuando mejor les parecía. Tengo que
+confesar que abrevié la existencia oficial de más de uno de estos
+venerables servidores de la República. Á petición mía, se les permitió
+que descansaran de sus arduas labores; y poco después,--como si el único
+objeto de su vida hubiera sido su celo por el servicio del
+país,--pasaron á un mundo mejor. No deja sin embargo de servirme de
+piadoso consuelo la idea de que, gracias á mi intervención, se les
+concedió tiempo suficiente para que se arrepintieran de las malas y
+corruptas costumbres en que, como cosa corriente, se supone que tarde ó
+temprano cae todo empleado de Aduana, pues sabido es que de dicha
+institución no arranca senda alguna que nos lleve derechamente al
+Paraíso.
+
+La mayor parte de mis subordinados pertenecía á un partido político
+distinto del mío. Y no fué poca fortuna para aquella venerable
+fraternidad, que el nuevo Inspector no fuera lo que se llama un
+politicastro, ni hubiera recibido su empleo en recompensa de servicios
+prestados en el terreno de la política. De lo contrario, al cabo de un
+mes de haber subido el ángel exterminador las escaleras de la Aduana, ni
+un solo hombre del antiguo personal de funcionarios hubiera quedado en
+pie. Y en remate de cuentas, no habría hecho ni más ni menos que
+conformarse á la costumbre establecida en casos semejantes por la
+política. Bien visible era que aquellos viejos lobos marinos temían que
+yo hiciera algo parecido; y no poca pena, mezclada con cierta risa,
+produjeron en mí los terrores á que dió origen mi llegada, al notar cómo
+aquellos rostros curtidos por medio siglo de exposición á las
+tempestades del mar, palidecían al ver á un individuo tan inofensivo
+como yo; ó al percibir, cuando alguno me hablaba, el temblor de una vez
+que, en años ya remotos, acostumbraba resonar en la bocina del buque tan
+ronca y vigorosa que habría causado espanto al mismísimo Bóreas. Muy
+bien sabían aquellos excelentes ancianos que, según las prácticas
+usuales, y, respecto de algunos de ellos en razón de su falta de aptitud
+para los negocios, deberían haber cedido sus puestos á hombres más
+jóvenes, de distinto credo político, y más adecuados para el servicio de
+nuestro Gobierno. Yo también lo sabía, pero no pude resolverme á
+proceder de acuerdo con ese conocimiento. Por lo tanto, con grande y
+merecido descrédito mío, y considerable detrimento de mi conciencia
+oficial, continuaron, durante mi época de mando arrastrándose, como
+quien dice, por los muelles, y subiendo y bajando las escaleras de la
+Aduana. Una parte del tiempo, no poca en honor de la verdad, la pasaban
+dormidos en sus rincones acostumbrados, con las sillas reclinadas contra
+la pared, despertando sin embargo una ó dos veces al mediodía para
+aburrirse mutuamente refiriéndose, por la milésima vez, sus viejas
+historias marítimas y sus chistes ó enmohecidas jocosidades que ya todos
+se sabían de memoria.
+
+Me parece que no tardaron en descubrir que el nuevo jefe era hombre de
+buena pasta, de quien no había mucho que temer. De consiguiente, con
+corazones contentos y con la íntima convicción de creerse empleados de
+utilidad y provecho,--á lo menos en beneficio propio, si no en el de
+nuestra amada patria,--estos santos varones continuaron desempeñando,
+nominalmente, en realidad de verdad, sus varios empleos. ¡Con qué
+sagacidad, auxiliados por sus grandes espejuelos, dirigían una mirada al
+interior de las bodegas de los buques! ¡Qué gresca armaban á veces con
+motivo de nimiedades, mientras otras, con maravillosa estupidez, dejaban
+pasar por alto cosas verdaderamente dignas de toda atención! Cuando algo
+por el estilo acontecía, por ejemplo, cuando un carromato cargado de
+valiosas mercancías había sido trasbordado subrepticiamente á tierra, en
+pleno mediodía, bajo sus mismas narices, sin que se lo olieran, era de
+ver entonces la energía y actividad que desplegaban, cerrando á doble
+llave todas las escotillas y aperturas del buque delincuente, redoblando
+la vigilancia, de tal modo, que en vez de recibir una reprimenda por su
+anterior negligencia, parecía que eran más bien acreedores á todo elogio
+por su celo y sus medidas precautorias, después que el mal estaba hecho
+y no tenía remedio.
+
+Á no ser que las personas con quienes tenga yo algún trato, sean en
+extremo displicentes y desagradables, es mi costumbre, tonta si se
+quiere, cobrarles afecto; pues las cualidades mejores de mis compañeros,
+caso que las tengan, son las que comunmente noto, y constituyen el rasgo
+saliente que me hace apreciar al hombre. Como la mayor parte de aquellos
+viejos empleados del resguardo tenían buenas cualidades, y como mi
+posición respecto de ellos era casi paternal y protectora, y favorable
+por lo tanto al desarrollo de sentimientos amistosos, pronto se
+granjearon todos mi cariño. En el verano, al mediodía, cuando los
+fuertes calores que casi hacían derretir al resto del género humano
+apenas si vivificaban sus soñolientos organismos, era sumamente grato
+oirlos charlar recostados todos en hilera, como de costumbre, contra la
+pared, trayendo á la memoria los chistes ya helados de pasadas
+generaciones que se referían, medio balbuciendo, entre sonoras
+carcajadas. He notado que, exteriormente por lo menos, la alegría de los
+ancianos tiene muchos puntos de contacto con la de los niños, en cuanto
+que ni la inteligencia ni un profundo sentimiento humorístico entran por
+algo en el asunto. Tanto en el niño como en el anciano viene á ser á
+manera de un rayo de sol que juguetea sobre la superficie, impartiendo
+un aspecto luminoso y risueño, lo mismo á la rama verde del árbol, que
+al tronco decaído y seco. Sin embargo, en uno es un verdadero rayo de
+sol; en el otro, se asemeja más bien al brillo fosforescente de la
+madera carcomida.
+
+Sería realmente injusto que el lector llegase á creer que todos mis
+excelentes viejos amigos estaban chocheando. En primer lugar, no todos
+eran ancianos: había, entre mis compañeros subordinados, hombres en toda
+la lozanía y fuerza de la edad: hábiles, inteligentes, enérgicos, y en
+todo y por todo superiores á la ocupación rutinaria á que los había
+condenado su mala estrella. Además, las canas de más de uno cubrían un
+cerebro dotado de inteligencia conservada en muy buenas condiciones.
+Pero respecto á la mayoría de mi cuerpo de veteranos, no cometo
+injusticia alguna si la califico, en lo general, de conjunto de seres
+fastidiosos que de su larga y variada experiencia de la vida no habían
+sacado nada que valiera la pena de conservarse. Se diría que, habiendo
+esparcido á todos los vientos los granos de oro de la sabiduría práctica
+que tuvieron tantas oportunidades de atesorar, habían conservado, con el
+mayor esmero, tan sólo la inútil é inservible cáscara. Hablaban con
+mayor interés y abundancia de corazón de lo que habían almorzado aquel
+día, ó de la comida del anterior, ó de la que harían el siguiente, que
+del naufragio de hace cuarenta ó cincuenta años, y de todas las
+maravillas del mundo que habían visto con sus ojos juveniles.
+
+El abuelo de la Aduana, el patriarca, no sólo de este reducido grupo de
+empleados, sino estoy por decir que de todo el personal respetable de
+todas las Aduanas de los Estados Unidos, era cierto funcionario
+inamovible. Podría apellidársele, con toda exactitud, el hijo legítimo
+del sistema aduanero, nacido y criado en el regazo de esta noble
+institución, como que su padre, coronel de la guerra de la
+Independencia, y en otro tiempo Administrador de Aduana, había creado
+para él un destino en una época que pocos de los hombres que hoy viven
+pueden recordar. Cuando conocí á este empleado, tendría á cuestas sus
+ochenta años, poco más ó menos: con las mejillas sonrosadas; cuerpo
+sólido y trabado; levita azul de brillantes botones; paso vigoroso y
+rápido, y aspecto sano y robusto, parecía, si no joven, por lo menos una
+nueva creación de la Madre Naturaleza en forma de hombre, con quien ni
+la edad ni los achaques propios de ella, nada tenían qué hacer. Su voz
+y su risa, que resonaban constantemente en todos los ámbitos de la
+Aduana, no adolecían de ese sacudimiento trémulo á manera de cacareo de
+gallina tan común en la vejez: parecíase al canto de un gallo ó al
+sonido de un clarín. Considerándole simplemente desde el punto de vista
+zoológico,--y tal vez no había otro modo de considerarlo,--era un objeto
+realmente interesante, al observar cuan saludable y sana era su
+constitución, y la aptitud que en su avanzada edad tenía para gozar de
+todos ó de casi todos los placeres á que siempre había aspirado. La
+certidumbre de tener la existencia asegurada en la Aduana, viéndose
+exento de cuidados, y casi sin temores de ser dado de baja, junto con el
+salario que recibía puntualmente, habían sin duda contribuído á que los
+años pasaran por él sin dejar ninguna huella. Sin embargo, había causas
+mucho más poderosas, que consistían en la rara perfección de su
+naturaleza física, la moderada proporción de su inteligencia, y el papel
+tan reducido que desempeñaban en él las cualidades morales y
+espirituales, que para decir la verdad, á duras penas bastaban para
+impedir que el anciano caballero imitase en la manera de andar al rey
+Nabucodonosor durante los años de su transformación. La fuerza de su
+pensamiento era nula; la facultad de experimentar afectos, ninguna; y en
+cuanto á sensibilidad, cero. En una palabra, en él no había sino unos
+cuantos instintos que, auxiliados por el buen humor que era el resultado
+inevitable de su bienestar físico, hacían las veces de corazón. Se había
+casado tres veces, y otras tantas había enviudado: era el padre de
+veinte niños, la mayor parte de los cuales había pagado, á diversas
+edades, el tributo común á la madre tierra. Esto es bastante para
+hacernos suponer que la naturaleza más feliz, el hombre más contento con
+su suerte, tenía que dar cabida á un dolor suficiente para engendrar
+cierto sentimiento de melancolía. ¡Nada de esto con nuestro anciano
+empleado! En un breve suspiro se exhalaba toda la tristeza de estos
+recuerdos; y al momento siguiente estaba tan dispuesto y alegre como un
+niño; mucho más que el escribiente más joven de la Aduana que, á pesar
+de no contar sino diez y nueve años de edad, era con todo un hombre más
+grave y reposado que el octogenario oficial del resguardo.
+
+Yo estudiaba y observaba á este personaje patriarcal con una curiosidad
+mayor que la que hasta entonces me hubiera inspirado ningún sér humano;
+pues era, en realidad, un raro fenómeno: tan perfecto y completo, desde
+un punto de vista, como superficial, ilusorio, impalpable, y
+absolutamente insignificante desde cualquiera otro. Llegué á creer á
+puño cerrado que ese individuo no tenía ni alma, ni corazón, ni
+intelecto, ni nada, como ya he dicho, excepto instintos; y sin embargo,
+de tal manera estaba compaginado lo poco que en realidad había en él,
+que no producía una impresión penosa de deficiencia; antes al contrario,
+por lo que á mí hace, me daba por muy satisfecho con lo que en él había
+hallado. Difícil sería concebir su existencia espiritual futura, en
+vista de lo completamente terrenal y material que parecía; pero es lo
+cierto que su existencia en este mundo nuestro, suponiendo que terminara
+con su último aliento, no le había sido concedida bajo duras
+condiciones: su responsabilidad moral no era mayor que la de los seres
+irracionales, aunque poseyendo mayores facultades que ellos para gozar
+de la vida, y viéndose exento igualmente de los achaques y tristezas de
+la vejez.
+
+En un particular les era vasta, inmensamente superior: en la facultad de
+recordar las buenas comidas de que había disfrutado y que constituían no
+pequeña parte de su felicidad terrenal. Era un gastrónomo consumado.
+Oirle hablar de un asado, bastaba ya para despertar nuestro apetito; y
+como nunca poseyó otras dotes superiores, ni pervirtió ni sacrificó
+ningún don espiritual anteponiéndolo á la satisfacción de su paladar y
+de su estómago, me causaba siempre gran placer oirle discurrir acerca
+del pescado, de la volatería, de los mariscos, y de la diversidad de
+carnes, espaciándose en lo referente al mejor modo de condimentarlos y
+servirlos en la mesa. Sus reminiscencias de una buena comida, por
+antigua que fuera su fecha, eran tan vivas que parecía que estaba
+realmente aspirando el olor de un lechoncito asado ó de un pavo trufado.
+Su paladar conservaba todavía el sabor de manjares que había comido
+hacía sesenta ó setenta años, como si se tratara de las chuletas de
+carnero del almuerzo de aquel día. Recordaba con verdadero deleite, con
+fruición sin igual, un pedazo de lomo asado, ó un pollo especial, ó un
+pavo digno de particular elogio, ó un pescado notable, ú otro manjar
+cualquiera que adornó su mesa allá en los días de su primera juventud;
+mientras los grandes acontecimientos de que había sido teatro el mundo
+durante los largos años de su existencia, habían pasado por él como pasa
+la brisa, sin dejar la menor huella. Hasta donde me ha sido dable
+juzgar, el acontecimiento más trágico de su vida, fué cierto percance
+con un pato que dejó de existir hace treinta ó cuarenta años, pato cuyo
+aspecto auguraba momentos deliciosos; pero que una vez en la mesa,
+resultó tan inveteradamente duro, que el trinchante no hizo mella alguna
+en él, y hubo necesidad de apelar á una hacha y á un serrucho de mano
+para dividirlo.
+
+Pero es tiempo ya de terminar este retrato, aunque tendría el mayor
+placer en dilatarme en él indefinidamente, pues de todos los hombres que
+he conocido, este individuo me parece el más apropósito para vista de
+Aduana. La mayoría de las personas, debido á causas que no tengo tiempo
+ni espacio para explicar, experimentan una especie de detrimento moral
+en consecuencia del género peculiar de vida de dicha profesión. El
+anciano funcionario era incapaz de experimentarlo; y si pudiera
+continuar desempeñando su empleo hasta el fin de los siglos, seguiría
+siendo tan bueno como era entonces, y se sentaría á la mesa para comer
+con tan excelente apetito como de costumbre.
+
+Hay aún otra figura sin la cual mi galería de retratos de empleados de
+la Aduana quedaría incompleta; pero que me contentaré simplemente con
+bosquejar, porque mis oportunidades para estudiarla no han sido muchas.
+Me refiero á nuestro Administrador, al bizarro y antiguo general Miller
+quien, después de sus brillantes servicios militares y de haber
+gobernado por algún tiempo uno de los incultos territorios del Oeste,
+había venido, hacía veinte años, á pasar en Salem el resto de su
+honorable y agitada vida. El valiente soldado contaba ya unos setenta
+años de edad, y estaba abrumado de achaques que ni aun su marcial
+espíritu, ni los recuerdos de sus altos hechos podían mitigar. Solo con
+el auxilio de un sirviente, y asiéndose del pasamanos de hierro, podía
+subir lenta y dolorosamente las escaleras de la Aduana; y luego,
+arrastrándose con harto trabajo, llegar á su asiento de costumbre junto
+á la chimenea. Allí permanecía observando con sereno semblante á los que
+entraban y salían, en medio del rumor causado por la discusión de los
+negocios, la charla de la oficina, el crujir de los papeles, etc., todo
+lo cual parecía no influir en manera alguna en sus sentidos, ni mucho
+menos penetrar, perturbándola, en la esfera de sus contemplaciones. Su
+rostro, cuando el General se hallaba en semejante estado de quietud, era
+benévolo y afable. Si alguno se le acercaba en demanda de algo,
+iluminaba sus facciones una expresión de cortesía y de interés, que bien
+á las claras demostraba que aun ardía interiormente el fuego sagrado, y
+que sólo la corteza exterior se oponía al libre paso de su luz
+intelectual. Cuanto más de cerca se le trataba, tanto más sana se
+revelaba su inteligencia. Cuando no se veía como forzado á hablar ó á
+prestar atención á lo que se le decía, pues ambas operaciones le
+costaban evidentemente un esfuerzo, su rostro volvía á revestirse de la
+tranquila placidez de costumbre. Debo agregar que su aspecto no dejaba
+en el ánimo del que le contemplaba ninguna impresión penosa, pues nada
+acusaba en él la decadencia intelectual propia de la vejez. Su armazón
+corpórea, de suyo fuerte y maciza, no se estaba todavía desmoronando.
+
+Bajo condiciones tan poco favorables, era difícil estudiar su verdadero
+carácter y definirlo, como lo sería, por ejemplo, reconstruir, por medio
+de la imaginación, una antigua fortaleza como la de Ticonderoga,
+teniendo á la vista sólo sus ruinas. Aquí y acullá tal vez se encuentre
+un paño de muralla casi completo; pero en lo general se vé únicamente
+una masa informe, oprimida por su mismo peso, y á la que largos años de
+paz y de abandono han cubierto de hierbas y abrojos.
+
+Sin embargo, contemplando al viejo guerrero con afecto,--pues á pesar de
+nuestro poco trato mutuo, los sentimientos que hacia él abrigaba, como
+acontecía con cuantos le conocieron, no podían menos de ser
+afectuosos,--pude discernir los rasgos principales de su carácter.
+Descollaban en él las nobles y heroicas cualidades que ponían de
+manifiesto que el nombre distinguido de que disfrutaba, no lo había
+alcanzado por un mero capricho de la fortuna, sino con toda justicia. Su
+actividad no fué hija de un espíritu inquieto, sino que necesitó siempre
+algún motivo poderoso que le imprimiera el impulso; pero una vez puesta
+en movimiento, y habiendo obstáculos que vencer, y un resultado valioso
+que alcanzar, no fué hombre que cediera ni fracasara. El fuego que le
+animó un tiempo, y que aún no estaba extinguido sino entibiado, no era
+de esas llamaradas que toman cuerpo rápidamente, brillan y se apagan al
+punto, sino una llama intensa y rojiza, como la de un hierro candente.
+Solidez, firmeza, y peso: tal es lo que expresaba el reposado continente
+del General en la época á que me refiero, aun en medio de la decadencia
+que prematuramente se iba enseñoreando de su naturaleza; si bien puedo
+imaginarme que, en circunstancias excepcionales, cuando se hallase
+agitado por un sentimiento vivo que despertara su energía, que sólo
+estaba adormecida, era capaz de despojarse de sus achaques, como un
+enfermo de la ropa que le cubre, y arrojando á un lado el báculo de la
+vejez, empuñar de nuevo el sable de batalla, y ser el guerrero de otros
+tiempos. Y aun entonces su aspecto habría revelado calma.
+
+Semejante exhibición de sus facultades físicas es solo para concebirse
+con la fantasía, y no fuera de desearse que se realizara. Lo que ví en
+él--fueron los rasgos de una tenaz y decidida perseverancia, que en su
+juventud pudiera haber sido obstinación; una integridad que, como la
+mayor parte de sus otras cualidades, era maciza, sólida, tan poco dúctil
+y tan inmanejable como una tonelada de mineral de hierro; y una
+benevolencia que, á pesar del impetuoso ardor con que al frente de sus
+soldados mandó las cargas á la bayoneta en Chippewa ó el Fuerte Erie,
+era tan genuina y verdadera como la que pueda mover á cualquier
+filántropo de nuestro siglo. Más de un enemigo, en el campo de batalla,
+perdió la vida al filo de su acero; y ciertamente que muchos y muchos
+quedaron allí tendidos, como en el prado la hierba segada por la
+guadaña, á impulsos de aquellas cargas á que su espíritu comunicó su
+triunfante energía. Pero de todos modos, nunca hubo en su corazón
+crueldad bastante para poder ni aun despojar á una mariposa del polvo
+brillante de sus alas. No conozco á otro hombre en cuya innata bondad
+tanto pudiera yo confiar.
+
+Muchas de las cualidades características del General,--especialmente
+las que habrían contribuído en sumo grado á que el bosquejo que voy
+trazando se pareciese al original,--debían de haberse desvanecido ó
+debilitado antes de que yo le hubiera visto por primera vez. Sabido es
+que los atributos más delicados son también los que más pronto
+desaparecen; ni tiene la naturaleza por costumbre adornar las ruinas
+humanas con las flores de una nueva hermosura cuyas raíces yacen en las
+grietas y hendeduras de los escombros de donde sacan su sustento, como
+las que brotan en las arruinadas murallas de la fortaleza de
+Ticonderoga; y sin embargo, en lo que toca á gracia y belleza, había en
+él algo digno de atención. De vez en cuando iluminaba su rostro, de
+agradable manera, un rayo de buen humor socarrón; mientras que también
+podía notarse un rasgo de elegancia y gusto delicado natural, que no
+siempre se vé en las almas viriles pasada la primera juventud, en el
+placer que causaban al General la vista y fragancia de las flores. Es de
+suponerse que un viejo guerrero estima, antes que todo, el sangriento
+laurel para sus sienes; pero aquí se daba el ejemplo de un soldado que
+participaba de las preferencias de una joven muchacha hacia las bellas
+producciones de Flora.
+
+Allí, junto á la chimenea, acostumbraba sentarse el anciano y valiente
+General; mientras el Inspector, que si podía evitarlo, raras veces
+tomaba sobre sí la difícil tarea de entablar con él una conversación, se
+complacía en quedarse á cierta distancia observando aquel apacible
+rostro, casi en un estado de semi-somnolencia. Parecía como si estuviera
+en otro mundo distinto del nuestro, aunque le veíamos á unas cuantas
+varas de nosotros; remoto, aunque pasábamos junto á su sillón;
+inaccesible, aunque podríamos alargar las manos y estrechar las suyas.
+Era muy posible que allá, en las profundidades de sus pensamientos,
+viviera una vida más real que no en medio de la atmósfera que le rodeaba
+en la poco adecuada oficina de un Administrador de Aduana. Las
+evoluciones de las maniobras militares; el tumulto y fragor de la
+batalla; los bélicos sonidos de antigua y heroica música oída hacía
+treinta años,--tales eran quizá las escenas y armonías que llenaban su
+espíritu y se desplegaban en su imaginación. Entre tanto, los
+comerciantes y los capitanes de buques, los dependientes de almacén y
+los rudos marineros entraban y salían: en torno suyo continuaba el
+mezquino ruido que producía la vida comercial y la vida de la Aduana:
+pero ni con los hombres, ni con los asuntos que les preocupaban, parecía
+que tuviera la más remota relación. Allí, en la Aduana, estaba tan fuera
+de su lugar, como una antigua espada, ya enmohecida, después de haber
+fulgurado en cien combates, pero conservando aun algún brillo en la
+hoja, lo estaría en medio de las plumas, tinteros, pisapapeles y reglas
+de caoba del bufete de uno de los empleados subalternos.
+
+Había especialmente una circunstancia que me ayudó mucho en la tarea de
+reanimar y reconstruir la figura del vigoroso soldado que peleó en las
+fronteras del Canadá, cerca del Niágara, del hombre de energía sencilla
+y verdadera. Era el recuerdo de aquellas memorables palabras suyas--"¡Lo
+probaré, señor!"--pronunciadas en los momentos mismos de llevar á cabo
+una empresa tan heroica cuanto desesperada, y que respiraban el
+indomable espíritu de la Nueva Inglaterra. Si en nuestro país se
+premiase el valor con títulos de nobleza, esa frase,--que parece tan
+fácil de emitir, pero que solamente él, ante el peligro y la gloria que
+le esperaban, ha llegado á pronunciar,--esa frase, repito, sería el mote
+mejor, y el más apropiado, para el escudo de armas del General.
+
+Mucho contribuye á la educación moral é intelectual de un hombre
+hallarse en contacto diario con individuos de hábitos no parecidos á los
+suyos, que no tienen interés alguno en sus ideas y ocupaciones, y que
+nos fuerzan en cierto modo á salir de nosotros mismos, para poder
+penetrar en la esfera en que se mueven sus pensamientos y sus aptitudes.
+Los accidentes de mi vida me han proporcionado con frecuencia esta
+ventaja; pero nunca de una manera tan completa y variada como durante el
+tiempo que permanecí en la Aduana de Salem. Había allí, particularmente,
+un hombre que me dió una nueva idea de lo que pudiera ser el talento,
+gracias al estudio que hice de su carácter. Poseía realmente las dotes
+que distinguen á un verdadero hombre de negocios: era vivo, muy listo, y
+de clara inteligencia; de una rápida mirada veía donde estaba la
+dificultad en los asuntos más embrollados, y tenía el don especial de
+hacerla desaparecer como por encanto. Criado y desarrollado, como quien
+dice, en la Aduana, era ésta el campo propio de su actividad; y las
+muchas complicaciones de los negocios, tan molestas y enojosas para el
+novicio, se presentaban á su vista con toda la sencillez de un sistema
+perfectamente arreglado. Para mí, era ese individuo el ideal de su
+clase, la encarnación de la Aduana misma, ó á lo menos el resorte
+principal que mantenía en movimiento toda aquella maquinaria; porque en
+una institución de este género, cuyos empleados superiores se nombran
+merced á motivos especiales, y en que raras veces se tiene en cuenta su
+aptitud para el acertado desempeño de sus deberes, es natural que esos
+empleados busquen en otros las cualidades de que ellos carecen. Por lo
+tanto, por una necesidad ineludible, así como el imán atrae las
+partículas de acero, del mismo modo nuestro hombre de negocios atraía
+hacia sí las dificultades con que cada uno tropezaba. Con una
+condescendencia notable, y sin molestarse por nuestra estupidez,--que
+para una persona de su género de talento debía de ser punto menos que un
+crimen,--lograba en un momento hacernos ver claro como la luz del día,
+lo que á nosotros nos había parecido incomprensible. Los comerciantes le
+tenían en tanto aprecio como nosotros, sus compañeros de oficina. Su
+integridad era perfecta; innata, más bien que resultado de principios
+fijos de moralidad. Ni podía ser de otro modo, pues en un hombre de una
+inteligencia tan lúcida y exacta como la suya, la honradez completa y la
+regularidad suma en la administración de los negocios, tenían que ser
+las cualidades dominantes. Una mancha en su conciencia, respecto á
+cualquiera cosa que se relacionase con sus deberes de empleado, habría
+atormentado á una persona semejante, del mismo modo, aunque en un grado
+mucho mayor, que un error en el balance de una cuenta, ó un borrón de
+tinta en la bella página de un libro del Registro. En suma, hallé en él
+lo que raras veces he visto en el curso de mi vida,--un hombre que se
+adaptaba perfectamente al desempeño de su empleo.
+
+Tales eran algunos de los individuos con quienes me puse en contacto al
+entrar en la Aduana. Acepté de buen talante una ocupación tan poco en
+armonía con mis hábitos y mis inclinaciones, y me puse con empeño á
+sacar de mi situación el mejor partido posible. Después de haberme visto
+asociado á los trabajos y á los planes impracticables de mis soñadores
+compañeros del _Brook Farm_;[7] después de haber vivido tres años bajo
+el influjo sutil de una inteligencia como la de Emerson; después de
+aquellos días pasados en Assabeth en fantásticas especulaciones en
+compañía de Ellery Channing, junto á los trozos de leña que ardían en
+nuestra chimenea; después de hablar con Thoreau acerca de los pinos y de
+las reliquias de los indios, en su retiro de Walden; después de haberme
+vuelto en extremo exigente, merced á la influencia de la elegante
+cultura clásica de Hillard; después de haberme saturado de sentimientos
+poéticos en el hogar de Longfellow,[8]--era en verdad tiempo de que
+empezara á ejercer otras facultades del espíritu, y que me alimentase
+con un manjar hacia el cual, hasta entonces no me sentía muy inclinado.
+Hasta el octogenario oficial del resguardo de que he hablado antes, me
+parecía, como cambio de dieta, muy apetecible para un hombre que había
+conocido á Alcott.[9] Tengo para mí que, en cierto sentido, es prueba
+evidente de una constitución bien equilibrada, y de una organización en
+que no falta nada esencial, el hecho de que, á pesar de haberme asociado
+algún tiempo con hombres tales como los que acabo de mencionar, hubiera
+podido mezclarme después con individuos de cualidades completamente
+distintas, sin quejarme del cambio.
+
+La Literatura, su ejercicio y sus fines, eran á la sazón objetos de poca
+monta para mí. En esa época no tenía por los libros interés alguno. La
+naturaleza--excepto la humana--la naturaleza visible en cielo y tierra,
+puede decirse que no existía para mis ojos; y toda aquella delicia con
+que la imaginación la había idealizado en otros tiempos, se había
+desvanecido en mi espíritu. Como suspensos é inanimados, si es que no me
+habían abandonado por completo, se hallaban un cierto don y una cierta
+facultad; y á no haber tenido la conciencia de que me era dado evocar,
+cuando quisiera, todo lo que realmente tenía algún valor en lo pasado,
+mi posición habría sido infinitamente triste y desconsoladora.
+Seguramente era esta una clase de vida que no podía llevarse con
+impunidad por mucho tiempo; de lo contrario, me habría convertido, de un
+modo permanente, en algo distinto de lo que siempre había sido, sin
+transformarme tampoco en algo que valiera la pena de aceptarse. Pero
+nunca consideré aquel estado de vida sino transitorio, pues una especie
+de instinto profético, una voz misteriosa me murmuraba continuamente al
+oído, diciéndome que en una época, no lejana, y cuando para bien mío
+fuera necesario un cambio, éste se efectuaría.
+
+Entre tanto, ahí me estaba yo, todo un Inspector de Aduana, y hasta
+donde me ha sido posible comprenderlo, tan bueno como se pueda desear;
+porque un hombre que siente, que piensa, y que está dotado de
+imaginación (aunque fueran sus facultades diez veces superiores á la del
+Inspector) puede, en cualquiera tiempo, ser un hombre de negocios, si
+quiere tomarse el trabajo de dedicarse á ellos. Mis compañeros de
+oficina, los comerciantes y los capitanes de buques con quienes mis
+deberes oficiales me pusieron en contacto, me tenían sólo por hombre de
+negocios, y probablemente ignoraban por completo que fuera otra cosa.
+Creo que ninguno había leído nunca una página de mis escritos, ni
+hubiera pesado yo un adarme más en la balanza de su consideración,
+aunque hubiesen leído todo lo que he borroneado: aun hay más, poco
+habría importado que esas mal aventuradas páginas hubieran sido
+escritas con la pluma de un Burns ó la de un Chaucer,[10] que en su
+tiempo fueron como yo empleados de Aduana. No deja de ser una buena
+lección, aunque á veces algo dura, para el que ha soñado con la fama
+literaria y con la idea de crearse, por medio de sus obras, un nombre
+respetado entre las celebridades del mundo, descubrir de buenas á
+primeras que, fuera del círculo estrecho en que se tiene noticia de sus
+méritos y presunciones, nada de lo que ha llevado á cabo, ni nada de
+aquello á que aspira, tiene importancia ó significación alguna. No creo
+que yo tenía una necesidad especial de recibir lección semejante, ni
+siquiera como aviso preventivo y saludable, pero ello es que la recibí
+por completo, bien que no me causó ningún dolor, ni me costó un solo
+suspiro. Cierto es también que en materia de literatura, un oficial de
+marina que entró á servir en la Aduana al mismo tiempo que yo, con
+frecuencia echaba su cuarto á espadas conmigo en discusiones acerca de
+uno de sus dos temas favoritos: Napoleón y Shakespeare; y que también
+uno de los escribientes del Administrador, aun muy joven y que llenaba,
+según se decía en voz baja, las blancas cuartillas de papel de la Aduana
+con lo que á cierta distancia tenía la apariencia de versos, de cuando
+en cuando me hablaba de libros, como de un asunto que quizá me sería
+familiar. Á esto se reducía todo mi comercio literario, y debo confesar
+que era más que suficiente para satisfacción de mis necesidades
+intelectuales.
+
+Pero aunque hacía tiempo que no trataba de que mi nombre recorriese el
+mundo impreso en el frontis de un libro, ni me importaba, no podía sin
+embargo menos de sonreirme al pensar que tenía entonces otra clase de
+boga. El marcador de la Aduana lo imprimía, con un patrón y pintura
+negra, en los sacos de pimienta, en las cajas de tabacos, en las pacas
+de todas las mercancías sujetas á derechos, como testimonio de que estos
+artículos habían pagado el impuesto y pasado por la Aduana. Llevado en
+tan extraño vehículo de la fama, iba mi nombre á donde jamás había
+llegado antes, y á donde espero que nunca irá de nuevo.
+
+Pero el pasado no había muerto por completo. De vez en cuando, los
+pensamientos que en otro tiempo parecían tan vitales y tan activos, pero
+que se habían entregado al reposo de la manera más tranquila del mundo,
+cobraban vida y vigor. Una de las ocasiones en que mis hábitos de otros
+días renacieron, fué la que dió margen á que ofrezca al público el
+bosquejo que estoy trazando.
+
+En el segundo piso de la Aduana hay una vasta habitación cuyas vigas y
+enladrillado nunca han sido cubiertos con torta y artesonado. El
+edificio, que se ideó en una escala en armonía con el antiguo espíritu
+comercial del puerto y la esperanza de una prosperidad futura que nunca
+había de realizarse, tiene más espacio del que era necesario y al que no
+se puede dar uso alguno. Por lo tanto, el gran salón que está encima de
+las habitaciones del Administrador, se ha quedado por concluir, y á
+pesar de las telarañas que adornan sus empolvadas vigas, parece como que
+espera la mano del carpintero y del albañil. En una extremidad de dicha
+habitación había cierto número de barriles, amontonados unos sobre
+otros, y llenos de líos de documentos oficiales, de los cuales gran
+número yacía también en el pavimento. ¡Tristeza causaba pensar en los
+días, y semanas, y meses y años de trabajo que se habían empleado en
+esos papeles enmohecidos, que eran ahora simplemente un estorbo, ó
+estaban ocultos en un olvidado rincón donde jamás ojos humanos les
+darían una mirada! Pero también, ¡cuántas resmas y resmas de otros
+manuscritos, llenos, no de las fastidiosas fórmulas oficiales, sino de
+los pensamientos de una clara inteligencia y de las ricas efusiones de
+un corazón sensible, han ido á parar igualmente al olvido más completo!
+Y lo más triste de todo, sin que en su tiempo, como las pilas de papeles
+de la Aduana, hubieran proporcionado á aquellos que los borronearon las
+comodidades y medios de subsistencia que obtuvieron los aduaneros con
+los rasgos inservibles y comunes de sus plumas. Sin embargo, esto último
+no es completamente exacto, pues no carecen de valor para la historia
+local de Salem; y en esos papeles podrían descubrirse noticias y datos
+estadísticos del antiguo tráfico del puerto, y recuerdos de sus grandes
+comerciantes y otros magnates de la época, cuyas inmensas riquezas
+comenzaron á ir á menos mientras sus cenizas estaban aún calientes. En
+esos papeles pudiera hallarse el origen de los fundadores de la mayor
+parte de las familias que constituyen ahora la aristocracia de Salem,
+desde sus obscuros principios cuando se dedicaban á trafiquillos de poca
+monta, hasta lo que hoy consideran sus descendientes una jerarquía
+establecida de larga fecha.
+
+Es lo cierto que hay una gran escasez de documentos oficiales relativos
+á la época anterior á la Revolución, circunstancia que muchas veces he
+lamentado, pues esos papeles podrían haber contenido numerosas
+referencias á personas ya olvidadas, ó de que aún se conserva recuerdo,
+así como á antiguas costumbres que me habrían proporcionado el mismo
+placer que experimentaba cuando encontraba flechas de indios en los
+campos cerca de la Antigua Mansión.
+
+Pero un día lluvioso, en que no tenía mucho en que ocuparme, tuve la
+buena fortuna de hacer un descubrimiento de algún interés. Revolviendo
+aquella pila de papeles viejos, y huroneando entre ellos; desdoblando
+alguno que otro documento, y leyendo los nombres de los buques que
+luengos años ha desaparecieron en el fondo del océano, ó se pudrieron en
+los muelles, así como los de los comerciantes que ya no se mencionan en
+la Bolsa, ni aún apenas pueden descifrarse en las dilapidadas losas de
+sus tumbas; contemplando esos papeles con aquella especie de
+semi-interés melancólico que inspiran las cosas que no sirven ya para
+nada, me vino á las manos un paquete pequeño cuidadosamente envuelto en
+un pedazo de antiguo pergamino amarillo. Esta cubierta tenía el aspecto
+de un documento oficial de un período remoto, cuando los escribientes
+trazaban sus signos en materiales de mayor solidez que los nuestros.
+Había en el paquete algo que despertó vivamente mi curiosidad y me llevó
+á deshacer la cinta de un rojo desvanecido que lo ataba, animado de la
+idea de que iba á sacar á luz un tesoro. Al desdoblar el rígido
+pergamino, ví que era el nombramiento expedido por el Gobernador Shirley
+en favor de un tal Jonatán Pue para el empleo de Inspector de las
+Aduanas de Su Majestad en el puerto de Salem, en la Provincia de la
+Bahía de Massachusetts. Recordé que había leído, creo que en los Anales
+de Felt, la noticia del fallecimiento del Sr. Inspector Pue, ocurrido
+hacía unos ochenta años; y que también en un periódico de nuestros días
+había visto el relato de la extracción de sus restos mientras se
+restauraba la Iglesia de San Pedro, en cuyo pequeño cementerio estaban
+enterrados. Por más señas que sólo hallaron un esqueleto incompleto y
+una enorme peluca bien conservada. Al examinar los papeles con mayor
+detenimiento, ví que no eran oficiales, sino privados, y al parecer de
+letra y puño del Inspector. La única explicación que pude darme del
+porqué se encontraban en la pila de papeles de que he hablado, consiste
+en que el Sr. Pue falleció repentinamente, y esos escritos, que
+probablemente conservaba en su bufete oficial, nunca llegaron á manos de
+sus herederos, por suponerse que tal vez se referían á asuntos del
+servicio de la Aduana.
+
+Se me figura que las ocupaciones anexas á su empleo dejaban al antiguo
+Inspector en aquellos tiempos muchas horas libres que dedicar á
+investigaciones históricas locales y á otros asuntos de igual
+naturaleza. No pequeña parte de los datos que hallé en los papeles de
+que hablo, me sirvieron de mucho para el artículo titulado la CALLE
+PRINCIPAL incluído en uno de mis libros.
+
+Pero lo que más me atrajo la atención en el misterioso paquete, fué algo
+forrado con paño de un rojo hermoso, bien que bastante gastado y
+desvanecido. Había también en el forro visibles huellas de un bordado de
+oro, igualmente muy gastado, de tal modo que puede decirse que apenas
+quedaba nada. Se conoce que había sido hecho á la aguja con sorprendente
+habilidad; y las puntadas, como me aseguraron damas muy peritas en el
+asunto, dan prueba patente de un arte ya perdido, que no es posible
+restaurar, aunque se fueran sacando uno á uno los hilos del bordado.
+Este harapo de paño color de escarlata,--pues los años y las polillas lo
+habían reducido en realidad á un harapo, y nada más,--después de
+examinado minuciosa y cuidadosamente parecía tener la forma de la letra
+A. Cada una de las piernas ó trazos de la letra tenía precisamente tres
+pulgadas y cuarto de longitud. No quedaba duda alguna que se había
+ideado para adorno de un vestido; pero cómo debió de usarse, y cuál era
+la categoría, dignidad ó empleo honorífico que en otros tiempos
+significaba, era para mí un verdadero enigma que no tenía muchas
+esperanzas de resolver. Y sin embargo, me produjo un extraño interés.
+Mis miradas se fijaron tenazmente en la antigua letra de color
+escarlata, y no querían apartarse de ella. Había con seguridad algún
+sentido oculto en aquella letra, que merecía la pena de investigarse, y
+que, por decirlo así, parecía emanar del símbolo místico, revelándose
+sutilmente á mis sentimientos pero rehuyendo el análisis de la
+inteligencia.
+
+Mientras me hallaba así, todo perplejo, pensando, entre otras cosas, que
+acaso esa letra habría sido uno de los adornos de que hacían uso los
+blancos para atraerse la atención de los indios, me la puse casualmente
+sobre el pecho. El lector sin duda se sonreirá cuando le diga, aunque es
+la pura verdad, que me pareció experimentar una sensación, que si no
+enteramente física, casi era la de un calor abrasante; como si la letra
+no fuera un pedazo de paño rojo, sino un hierro candente. Me estremecí,
+é involuntariamente la dejé caer al suelo.
+
+La contemplación de la letra escarlata me había hecho descuidar el
+examen de un pequeño rollo de papel negruzco al que servía de
+envoltorio. Lo abrí al fin, y tuve la satisfacción de hallar, escrita de
+puño y letra del antiguo Inspector de Aduana, una explicación bastante
+completa de toda la historia. Había varios pliegos de papel de á folio
+que contenían muchos particulares acerca de la vida y hechos de una tal
+Ester Prynne, que parecía haber sido persona notable para nuestros
+antepasados, allá á fines del siglo diez y siete. Algunos individuos,
+muy entrados en años, que vivían aún en la época del Inspector Pue, y de
+cuyos labios había éste oído la narración que confió al papel,
+recordaban haberla visto cuando jóvenes, y cuando dicha Ester era ya muy
+anciana, aunque no decrépita, y de aspecto majestuoso é imponente. De
+tiempo inmemorial era su costumbre, según decían, recorrer el país como
+enfermera voluntaria, haciendo todo el bien que podía, y dando consejos
+en todas las materias, principalmente en las que se relacionaban con los
+afectos del corazón, lo que dió lugar á que si muchos la reverenciaban
+como á un ángel, otros la consideraran una verdadera calamidad.
+Registrando más minuciosamente el manuscrito, hallé la historia de otros
+actos y padecimientos de esta mujer singular, muchos de los cuales
+encontrará el lector en la narración titulada "LA LETRA ESCARLATA";
+debiendo tenerse presente, que las circunstancias principales de dicha
+historia son auténticas, como que cuentan con la autoridad que les da el
+manuscrito del Inspector Pue. Los papeles originales, juntamente con la
+letra escarlata, que diré de paso es una reliquia muy curiosa, están aún
+en mi poder, y se mostrarán á quienquiera que, incitado por el interés
+de esta narrativa, deseare verlos. Mas no por eso se crea que al
+compaginar esta novela, y al idear los motivos y pasiones que influyeron
+en los personajes que en ella figuran, me he ceñido servilmente á lo que
+reza la docena de páginas del antiguo manuscrito. Al contrario, me he
+tomado en ciertos puntos casi tanta libertad como si el asunto fuera
+enteramente de mi invención. Lo que deseo afirmar es la autenticidad de
+los hechos fundamentales de la historia.
+
+El incidente del manuscrito despertó en cierta manera mis antiguas
+aficiones literarias. Me pareció ver en él la armazón de una novela. Fué
+para mí, realmente, como si el antiguo Inspector, con su traje de hace
+cien años, y su inmortal peluca, sepultada con él, pero que no pereció
+en el sepulcro, me hubiera visitado en la desierta habitación de la
+Aduana. Su porte tenía toda la dignidad de quien había desempeñado un
+empleo de Su Majestad Británica, y estaba iluminado, por lo tanto, con
+un rayo del esplendor que tan deslumbrantemente brilla en rededor del
+trono. ¡Ah! ¡Cuán diferente es el aspecto de un empleado de la República
+que, siendo un servidor del pueblo, se considera punto menos que un
+cualquiera, é inferior al más ínfimo de sus señores! Imaginé que con su
+mano espectral, la majestuosa figura del Inspector Pue me había dado el
+símbolo escarlata y el pequeño manuscrito que lo explicaba; y que
+también con su voz espectral me había exhortado á que, como una prueba
+de deber filial y de respeto hacia él,--que podía considerarse
+oficialmente mi antepasado,--diese al público sus lucubraciones ya
+mohosas y roídas por la polilla.--"Haz esto,"--dijo el espectro del Sr.
+Inspector Pue con un movimiento de cabeza que parecía tan imponente como
+su imperecedera peluca,--"haz esto, y el lucro será todo tuyo. Pronto lo
+necesitarás, pues estos tiempos no son como los míos en que los empleos
+eran vitalicios, y á veces hereditarios. Pero te pido que en este asunto
+de la anciana Señora Prynne, no olvides honrar como se debe la memoria
+de tu predecesor."--Y yo respondí al espectro del Sr. Inspector
+Pue:--"Lo haré."
+
+Por consiguiente, dediqué mis pensamientos á la historia de Ester
+Prynne, que fué objeto de mis meditaciones muchas y muchas horas,
+mientras me paseaba á lo largo de mi habitación, ó atravesaba cien y
+cien veces el espacio, nada corto por cierto, que mediaba entre la
+puerta principal de la Aduana y una de las laterales. Grandes eran el
+fastidio y la molestia que experimentaban el octogenario empleado y los
+pesadores y aforadores, cuyo sueño se veía perturbado implacablemente
+por la acompasada y constante resonancia de mis pasos, de ida y vuelta
+en mi continuo andar. Mis subordinados, recordando sus antiguas
+ocupaciones, acostumbraban decir que el Inspector se estaba paseando en
+la toldilla del buque. Probablemente imaginaban que mi único objeto era
+despertar el apetito. Y en puridad de verdad, el único resultado valioso
+de mi infatigable ejercicio de piernas era el desarrollo de un buen
+apetito, aguzado por las ráfagas del viento del Este, que generalmente
+soplaba en aquel lugar. Pero tan poco favorable era la atmósfera de la
+Aduana para el cultivo de las delicadas producciones del espíritu, que
+si yo hubiera permanecido allí cuarenta años, dudo mucho que la historia
+de LA LETRA ESCARLATA hubiese visto jamás la luz pública. Mi cerebro se
+había convertido en un espejo empañado que no reflejaba las figuras con
+que trataba de poblarlo, ó si lo hacía era vaga y confusamente. Los
+personajes de mi narración no querían entrar en calor, ni podía yo
+convertirlos en materia dúctil con ayuda del fuego que ardía en mi
+imaginación. Ni me era posible conseguir que los inflamara la llama de
+la pasión, ni que experimentasen la ternura de sentimientos delicados,
+sino que conservaban toda la rigidez de cuerpos sin vida, que fijaban en
+mí sus horribles miradas como si me retaran desdeñosamente. Parecía que
+me apostrofaban diciéndome: "¿Qué tienes tú que ver con nosotros? La
+escasa facultad que en un tiempo poseíste para manejar las creaciones de
+la fantasía, ha desaparecido. La trocaste en cambio de un poco del oro
+del público. Vete á ganar tu sueldo." En una palabra: las inertes
+criaturas, hijas de mi imaginación, me tachaban de imbecilidad, y no sin
+algún fundamento.
+
+Y no solo durante las tres horas y media que consagraba diariamente al
+desempeño de mis deberes en la Aduana sentía aquella especie de
+parálisis, sino que me acompañaba en mis paseos por la orilla del mar y
+por los campos, cuando, lo que no era frecuente, buscaba el vigorizador
+encanto de la naturaleza que tanta frescura y actividad de pensamiento
+me infundía desde el instante que traspasaba el umbral de la Antigua
+Mansión. Ese mismo marasmo intelectual no me abandonaba en mi casa, ni
+aún en la habitación que, sin saber á derechas por qué, llamaba yo mi
+gabinete de estudio. Ni tampoco desaparecía cuando, muy entrada la
+noche, me encontraba solo en mi salón desierto, iluminado únicamente por
+el resplandor del fuego que ardía en la chimenea y la luz melancólica de
+la luna, y trataba de representarme escenas imaginarias que me prometía
+fijar al día siguiente en páginas de brillante descripción.
+
+Si las facultades creadoras se niegan á funcionar á semejante hora, hay
+que perder toda esperanza de que jamás puedan hacerlo. La luz de la
+luna, en una habitación que nos es familiar, dando de lleno en la
+alfombra y dejando ver con toda claridad las figuras en ella dibujadas,
+y haciendo igualmente visibles todos los objetos, por pequeños que sean,
+aunque de un modo diferente que á la luz de la mañana ó del
+mediodía,--es la situación más apropiada para que un novelista entre en
+conocimiento con sus huéspedes ilusorios. Ahí está el espectáculo
+doméstico que conocemos perfectamente: las sillas, cada una con su
+distinta individualidad; la mesa del centro, con uno ó dos volúmenes y
+una lámpara apagada; el sofá; el estante de libros; el cuadro que cuelga
+en la pared: todos estos detalles, que se ven de una manera tan
+completa, se presentan sin embargo tan idealizados por la misteriosa luz
+de la luna, que se diría que pierden su verdadera realidad para
+convertirse en cosas espirituales. Nada hay que sea demasiado pequeño ó
+insignificante para que se libre de esta transformación, adquiriendo
+con ella cierta dignidad. El zapatito de un niño; la muñeca, sentada en
+su cochecito; el caballito de madera,--en una palabra, cualquier objeto
+que se hubiere usado ó con que se hubiere jugado durante el día, reviste
+ahora un aspecto extraño y singular, aunque sea tan perfectamente
+visible como con la claridad del sol. De este modo el suelo de nuestro
+cuarto se ha convertido en una especie de terreno en que lo real y lo
+imaginario se confunden; algo así como una región intermediaria entre
+nuestro mundo positivo y el país de las hadas. Aquí podrían entrar los
+espectros sin causarnos temor: y de tal manera se adaptarían al medio
+ambiente, que no experimentaríamos sorpresa alguna si, al dirigir la
+vista á nuestro alrededor, descubriéramos la forma de un sér querido,
+aunque ya ausente de este mundo, sentada tranquilamente á la luz de este
+mágico rayo de luna, con un aspecto tal, que nos haría dudar si es que
+ha regresado de la región ignota, ó si nunca se alejó del hogar
+doméstico.
+
+La dudosa claridad que esparcen los carbones encendidos que arden en la
+chimenea, tiende á producir el efecto que he tratado de describir.
+Vierten una luz suave en toda la habitación, acompañada de una ligera
+tinta rojiza en las paredes y en el cielo raso, y de un débil reflejo
+del pulido barniz de los muebles. Esta luz, más caliente, se mezcla con
+la frialdad de los rayos de la luna, y puede decirse que dota de
+corazón, de ternura y de sensibilidad humana, las formas que evoca la
+fantasía. De imágenes de nieve que son, las convierte en hombres y
+mujeres. Dando una mirada al espejo, contemplamos la moribunda llama de
+los carbones medio extinguidos, los pálidos rayos de la luna en el
+pavimento, y una reproducción de toda la luz y sombra del cuadro, que
+nos aleja más de lo real y nos acerca más á lo imaginario. En tal hora,
+pues, y con semejante espectáculo á la vista, si un hombre sentado solo
+en las altas horas de la noche, no puede idear cosas extrañas y
+conseguir que tengan éstas un aire de realidad, debe abandonar para
+siempre toda tentativa de escribir novelas.
+
+Por lo que á mí hace, durante todo el tiempo que permanecí en la Aduana,
+la luz del sol ó de la luna, ó el resplandor de la lumbre de la
+chimenea, eran idénticos en sus efectos; y tanto importaban, para el
+caso, como la mísera llama de una vela de sebo. Cierto género de
+aptitudes y de sensibilidad, juntamente con un don especial para sacar
+partido de ellas,--ni muy grande ni de mucho valor por lo demás, pero lo
+mejor de que yo podía disponer,--había desaparecido por completo.
+
+Creo, sin embargo, que si hubiera ensayado las fuerzas en otra clase de
+composiciones, no habría hallado mis facultades tan obtusas é inertes.
+Por ejemplo, podría haber puesto por escrito las narraciones de un
+veterano capitán de buque, uno de los empleados del resguardo, con quien
+me mostraría muy ingrato si no lo mencionara, pues apenas se pasaba un
+día sin que me movieran á la vez á risa y admiración sus maravillosas
+dotes de cuentista. Si hubiera podido conservar la fuerza pintoresca de
+su estilo, y el colorido humorístico con que adornaba sus descripciones,
+creo firmemente que el resultado habría sido algo nuevo en literatura. Ó
+pudiera haberme dedicado fácilmente á una ocupación más seria. En medio
+de mis diarias y prosaicas obligaciones era mi deseo, quizás insensato,
+lanzarme en alas de la imaginación á siglos remotos, ó tratar de crear
+las apariencias de la vida con materiales aéreos, cuando, á cada
+instante, la impalpable belleza de mis burbujas de jabón se deshacía al
+rudo contacto de algo real. Lo más cuerdo habría sido dedicar talento é
+imaginación á los asuntos del día, y buscar resueltamente el verdadero é
+indestructible valor que yace oculto en los pequeños y enojosos
+incidentes y en los caracteres comunes que me eran familiares. La falta
+fué mía. La página de la vida abierta ante mis ojos, me pareció vulgar y
+fastidiosa, sólo por no haber penetrado yo más íntimamente su
+significación. Allí había un libro mejor que el que jamás podré
+escribir, que se me iba presentando hoja tras hoja, precisamente como
+las llenaba la realidad de la hora fugitiva, y que se desvanecían con la
+misma rapidez con que habían sido escritas, porque mi inteligencia
+carecía de la profundidad necesaria para comprenderlas, y mi pluma de
+habilidad suficiente para transcribirlas. Algún día recuerde quizás unos
+cuantos fragmentos esparcidos por todas partes, y los reproduzca con
+gran provecho mío, hallando que las letras se convierten en oro en las
+páginas de mi libro.
+
+Pero estas ideas se me ocurrieron demasiado tarde. Á la sazón, tenía tan
+solamente la conciencia de que lo que en un tiempo había sido un placer
+para mí, era ahora una tarea irrealizable. No era ocasión para entrar en
+lamentaciones acerca del estado de las cosas. Había cesado de ser un
+escritor de historietas y de artículos, bastante malos, para convertirme
+en un Inspector de Aduana tolerablemente bueno. Ni más ni menos. Sin
+embargo, no es nada agradable verse acosado por la sospecha de que
+nuestra inteligencia se va extinguiendo; ó que se va desvaneciendo, sin
+darnos cuenta de ello, como el éter en una redoma, que hallamos más y
+más reducido á cada mirada que le dirigimos. No me quedaba duda alguna
+del hecho; y al examinarme á mí mismo y á otros de mis compañeros,
+llegué á conclusiones no muy favorables relativamente al efecto que
+produce un empleo del gobierno en el carácter de los individuos. Acaso
+algún día me extienda más sobre la materia; por ahora, baste decir que
+un empleado del resguardo, de larga fecha, á duras penas puede ser
+persona digna de elogios ó de mucho respeto, por numerosas razones;
+entre otras, por las circunstancias á que debe su destino; y luego, por
+la naturaleza especial del mismo, que si bien muy honroso, como creo, es
+esta una opinión de que no participa todo el género humano.
+
+Uno de los efectos que he notado, y creo que puede observarse más ó
+menos en cada persona que haya tenido uno de esos destinos, es que al
+paso que el hombre se reclina en el brazo poderoso de la República, su
+propia fuerza individual le abandona. Si posee una gran suma de energía
+natural, ó si el empleo público no ejerce en él su enervante influjo por
+mucho tiempo, podrá recobrar sus facultades embotadas. El empleado que
+ha perdido su destino, puede volver sobre sus pasos, y ser de nuevo todo
+lo que era antes. Pero esto rara vez acontece, pues por lo regular
+permanece en su puesto el tiempo necesario para que se efectúe su propia
+perdición y decadencia, y entonces le ponen de patitas en la calle, para
+que continúe su marcha por el camino de la vida como mejor pueda.
+Teniendo conciencia de su propia debilidad, y de que todo el temple de
+su espíritu ha desaparecido, en adelante sólo dirige miradas inquietas
+en torno suyo en demanda de quien le auxilie. Su constante
+esperanza,--que viene á ser una especie de alucinación que, á despecho
+de todo lo que sea desalentador, y sin hacer alto en imposibilidades le
+persigue mientras viva,--consiste en que al fin y al cabo, y en no
+lejano tiempo, merced á una reunión de circunstancias felices, será
+restablecido en su empleo. Esta esperanza, más que ninguna otra cosa,
+mina por completo y hiere de muerte, desde sus principios, cualquiera
+empresa que intente llevar á cabo. ¿Por qué trabajar y afanarse y tratar
+de salir de la miseria en que se encuentra, si de un momento á otro el
+brazo del Gobierno lo pondrá á flote? ¿Por qué procurar librarse la
+subsistencia aquí con el sudor de su frente, ó ir á California á extraer
+oro,[11] cuando no pasará mucho tiempo sin que ese mismo Gobierno le
+haga feliz, poniendo en sus bolsillos, con intervalos mensuales, un
+puñado de monedas brillantes procedentes de las arcas de la República?
+No deja de ser curioso, y triste al mismo tiempo, observar cuán pronto
+se inficiona con esta enfermedad un pobre diablo, por poco que haya
+probado el turrón de un destinillo. El dinero del Gobierno tiene, bajo
+este concepto, una cualidad semejante á la de los pactos con el demonio:
+quien lo toca, tiene que andar muy listo, ó de lo contrario al fin y al
+cabo, si no pierde su alma, como con el pacto mencionado, perderá muchas
+de sus mejores cualidades: la fuerza, el valor y constancia, la
+sinceridad, la confianza en sí mismo, y todo lo que constituye un
+carácter varonil.
+
+¡Hermoso porvenir me esperaba por cierto! Y no porque el Inspector se
+hubiese aplicado á sí propio la moral de la historia, ó pudiese admitir
+que la continuación en su empleo, ó la cesantía, influiría en él de un
+modo desastroso. Nada de eso: pero á pesar de todo, mis reflexiones
+sobre el asunto no eran muy alentadoras. Comencé á volverme melancólico
+é inquieto, examinando constantemente mi inteligencia para descubrir si
+mis facultades estaban cabales, y ver qué detrimento habían
+experimentado. Traté de calcular cuánto tiempo podría aun permanecer en
+la Aduana, y salir de ella siendo todavía lo que se llama un hombre.
+Para decir la verdad, comencé á temer que,--puesto que no habría sido
+político declarar cesante á las calladas á un hombre de mi importancia,
+ni es muy corriente en un empleado del Gobierno hacer dimisión de su
+destino,--comencé á temer, repito, que podría darse conmigo el caso de
+envejecer y hasta de volverme decrépito en mi puesto de Inspector,
+convirtiéndome en algo parecido al octogenario empleado de marras. Y
+¿por qué, en el curso de los largos años de la vida oficial que creía me
+estaban aun reservados, no me sucedería al fin y á la postre lo mismo
+que á mi venerable amigo; esto es, llegar á convertir la hora de la
+comida en la más importante del día, y el resto del tiempo pasarlo
+durmiendo á la sombra ó al calor del sol? ¡Triste perspectiva para un
+hombre que hace consistir la felicidad en vivir en el pleno ejercicio
+de sus facultades y de sus sentimientos! Pero durante todo este tiempo
+me estuve atormentando inútilmente, porque la Providencia había
+dispuesto la realización de cosas mucho mejores y benéficas para mí, que
+las que yo mismo pude jamás idear.
+
+En el tercer año de mi empleo de Inspector hubo un acontecimiento
+notable, cual fué la elección del General Taylor á la Presidencia de los
+Estados Unidos. Para que se comprendan perfectamente las tribulaciones
+de la vida de un empleado del Gobierno, es preciso considerarlo en los
+primeros tiempos de la Administración de un Presidente que pertenece á
+un partido político distinto del suyo. Su posición es entonces realmente
+la más dificultosa y hasta desagradable en que pueda hallarse un infeliz
+mortal, casi sin alternativa alguna en buen sentido, aunque lo que él
+juzga como lo peor que le puede acontecer, sea tal vez lo mejor. Mas
+para un hombre digno y sensible es bien doloroso saber que sus intereses
+dependen de personas que ni le estiman ni le comprenden, y quienes más
+bien tratarán de hacerle daño que de beneficiarlo. Ni deja tampoco de
+sorprenderle, y mucho, al que supo conservar toda su calma durante una
+contienda electoral, ver la sed de sangre que se desarrolla en la hora
+del triunfo, y tener la conciencia de que él es una de las víctimas en
+que los vencedores tienen fijas las miradas. Pocas cosas hay tan feas en
+la naturaleza humana como esta tendencia á la crueldad, tan sólo porque
+se tiene el poder de hacer daño, que llegué entonces á notar en personas
+que después de todo no eran peores que sus vecinos. Si en vez de ser
+una expresión metafórica, aunque muy apropiada, fuera un hecho real lo
+de la guillotina aplicada á los empleados del Gobierno, después de una
+nueva Administración, creo sinceramente que los miembros del partido
+victorioso, en los primeros momentos de la agitación causada por su
+triunfo, nos habrían cortado la cabeza á todos los del partido opuesto.
+
+Pero sea de ello lo que fuere, y á pesar de lo poco agradable que era mi
+situación, hallé que tenía más de un motivo para congratularme de estar
+del lado de los vencidos más bien que del de los vencedores. Si hasta
+entonces no habían sido muy ardientes mis convicciones políticas, en
+aquella hora de peligro y de adversidad comencé á sentir vivamente hacia
+qué partido se inclinaban mis predilecciones; y no sin cierto dolor y
+vergüenza llegué á vislumbrar que, según cálculos razonables, tenía yo
+más probabilidades de conservar mi destino que mis otros
+correligionarios políticos. Pero ¿quién puede ver en lo futuro más allá
+de sus narices? Mi cabeza fué la primera que cayó.
+
+Tengo para mí, que cuando á un empleado lo declaran cesante, ó, para
+hablar metafóricamente, le cortan la cabeza, rara vez, ó nunca, es
+aquella la época más feliz de su vida. Sin embargo, como sucede en la
+mayor parte de nuestros grandes infortunios, aun ese grave
+acontecimiento trae aparejado consigo su remedio y su consuelo, con tal
+de que la víctima trate de sacar el mejor partido de su desgracia. Por
+lo que á mí respecta, el consuelo lo tenía á la mano, y ya se me había
+presentado en mis meditaciones mucho tiempo antes de que fuera
+absolutamente necesario apelar á ese remedio. En la Aduana de Salem,
+como anteriormente en la Antigua Mansión, pasé tres años; tiempo más que
+suficiente para que descansara mi cerebro fatigado y para que rompiera
+con antiguos hábitos intelectuales y adoptara otros nuevos; y tiempo
+también demasiado largo para la vida que llevé, tan completamente ajena
+á mis inclinaciones naturales, sin haber hecho en realidad nada que
+fuera provechoso ó agradable á algún sér humano, habiéndome retraído de
+una labor que, por lo menos, habría satisfecho los latentes deseos de mi
+espíritu. Además, la manera poco ceremoniosa con que le declararon
+cesante, y el haber sido considerado como enemigo por sus adversarios
+políticos, fué en cierto modo agradable al ex-Inspector de Aduana,
+puesto que su apatía en los asuntos de la política,--su tendencia á
+divagar, á merced de su voluntad, por el vasto y apacible campo en que
+todo el género humano puede codearse sin reparo, antes que ceñirse á los
+estrechos senderos en que los hermanos de un mismo hogar tienen que
+separarse unos de otros,--había hecho que sus mismos correligionarios le
+mirasen con cierta sospecha, dudando si en realidad les pertenecía. Pero
+ahora, después de haber obtenido la corona del martirio, la duda
+desapareció. Por otra parte, á pesar de lo poco heroica que es su
+naturaleza, parecía más decoroso verse también arrastrado en la caída
+del partido á que estaba afiliado, que no permanecer de pie cuando
+tantos hombres, mucho más meritorios, iban cayendo día tras día; y, por
+último, era eso preferible á quedarse cuatro años más en su puesto, á la
+merced de una Administración hostil, para verse á la postre obligado á
+definir su posición de nuevo, y mendigar tal vez la buena voluntad de
+los vencedores.[12]
+
+Entretanto, la prensa periódica había tomado por su cuenta el asunto de
+mi cesantía, y durante un par de semanas me exhibió ante el público en
+mi nuevo estado de persona decapitada, deseando yo que me dejaran en paz
+y me enterrasen al fin, como conviene á un hombre políticamente muerto.
+Esto, hablando naturalmente en el sentido figurado, porque en la
+realidad, todo este tiempo en que se trataba de mí en los periódicos
+como del Inspector decapitado, tenía yo muy bien asegurada la cabeza en
+los hombros, y había llegado á la excelente conclusión de que no hay mal
+que por bien no venga; y empleando algunos cuantos reales en tinta,
+papel y plumas, abrí mi olvidado escritorio, y me convertí de nuevo en
+hombre de letras.
+
+Entonces fué cuando dediqué toda mi atención á las lucubraciones de mi
+antiguo predecesor el Inspector de Aduana Sr. Pue; y como mis facultades
+intelectuales se hallaban un tanto entorpecidas por la falta de
+conveniente uso durante largo tiempo, pasó también alguno antes de que
+me fuera dado trabajar en mi narración de una manera algo satisfactoria.
+Y con todo, á pesar de que la obra absorbía por completo mis
+pensamientos, ésta se presenta á mi vista con un aspecto sombrío y
+grave, sin que la alegre un festivo rayo de sol, sin que se hagan sentir
+mucho en ella las dulces y familiares influencias que á menudo suavizan
+casi todas las escenas de la naturaleza y de la vida real, y debieran
+suavizar también la pintura que de ellas se hace. Este efecto poco
+halagüeño es quizás el resultado del período de agitación é
+incertidumbre en que la historia tomó forma; sin que indique carencia de
+buen humor en el espíritu del novelista, pues era más feliz mientras
+divagaba entre la lobreguez de estas tristes fantasías suyas, que en
+ninguna otra época desde que salió de la Antigua Mansión. Pero
+continuando con la metáfora de la guillotina política, si este bosquejo
+de la Aduana, que voy á terminar, pareciere por ventura demasiado
+autobiográfico para que lo publique en vida una persona que, como su
+autor, no es de mucho viso, téngase en cuenta que procede de un
+caballero que lo escribe desde ultratumba. ¡La paz sea con el mundo! ¡Mi
+bendición para mis amigos! ¡Mi perdón para mis enemigos! ¡Me encuentro
+en la región del reposo!
+
+La vida de la Aduana yace en lo pasado, como si fuera un sueño. El
+octogenario empleado del resguardo,--que, siento decirlo, murió hace
+algún tiempo en consecuencia de la coz de un caballo, pues de lo
+contrario habría vivido de seguro eternamente,--así como todos los demás
+venerables personajes que se sentaban junto con él en la Aduana, se han
+convertido para mí en sombras: imágenes de rostros arrugados y cabezas
+blancas en canas, con quienes mi fantasía se ocupó algún tiempo y que ya
+ha arrojado á lo lejos para siempre. Los comerciantes, cuyos nombres me
+eran tan familiares hace sólo seis meses, estos hombres del tráfico que
+parecía ocupaban una posición tan importante en el mundo,--¡cuán corto
+tiempo se ha necesitado para separarme de todos ellos, y aun para
+borrarlos de la memoria, hasta el punto de haberme sido preciso un
+esfuerzo para recordar el rostro y nombre de alguno que otro!
+
+Pronto, igualmente, mi antigua ciudad nativa se me presentará al través
+de la bruma de los recuerdos que la envolverá por todas partes, como si
+no fuera una porción de este mundo real y positivo, sino una gran aldea
+allá en una región nebulosa, con habitantes imaginarios que pueblan sus
+casas de madera, y pasean por sus feas callejuelas y su calle principal
+tan uniforme y poco pintoresca. Desde ahora en adelante cesa de ser una
+realidad de mi vida: soy un ciudadano de otro lugar cualquiera. No lo
+sentirán mucho las buenas gentes de Salem, pues aunque me he empeñado en
+llegar con mis tareas literarias á ser algo á los ojos de esos paisanos
+míos, y dejar una memoria grata de mi nombre en esa que ha sido cuna,
+morada y cementerio de tantos de mis antepasados,--nunca encontré _allí_
+la atmósfera genial que requiere un hombre de letras para que se sazonen
+debidamente los frutos de su inteligencia. Haré algo mejor entre otras
+personas; y apenas tengo que añadir que aquellas, que me son tan
+familiares, no echarán de menos mi ausencia.
+
+
+
+
+LA LETRA ESCARLATA
+
+
+
+
+I
+
+LA PUERTA DE LA PRISIÓN
+
+
+Una multitud de hombres barbudos, vestidos con trajes obscuros y
+sombreros de copa alta, casi puntiaguda, de color gris, mezclados con
+mujeres unas con caperuzas y otras con la cabeza descubierta, se hallaba
+congregada frente á un edificio de madera cuya pesada puerta de roble
+estaba tachonada con puntas de hierro.
+
+Los fundadores de una nueva colonia, cualesquiera que hayan sido los
+ensueños utópicos de virtud y felicidad que presidieran á su proyecto,
+han considerado siempre, entre las cosas más necesarias, dedicar á un
+cementerio una parte del terreno virgen, y otra parte á la erección de
+una cárcel. De acuerdo con este principio, puede darse por sentado que
+los fundadores de Boston edificaron la primera cárcel en las cercanías
+de Cornhill, así como trazaron el primer cementerio en el lugar que
+después llegó á ser el núcleo de todos los sepulcros aglomerados en el
+antiguo campo santo de la Capilla del Rey. Es lo cierto que quince ó
+veinte años después de fundada la población, ya la cárcel, que era de
+madera, presentaba todas las señales exteriores de haber pasado algunos
+inviernos por ella, lo que le daba un aspecto más sombrío que el que de
+suyo tenía. El orín de que estaba cubierta la pesada obra de hierro de
+su puerta, la dotaba de una apariencia de mayor antigüedad que la de
+ninguna otra cosa en el Nuevo Mundo. Como todo lo que se relaciona de un
+modo ú otro con el crimen, parecía no haber gozado nunca de juventud.
+Frente á este feo edificio, y entre él y los carriles ó rodadas de la
+calle, había una especie de pradillo en que crecían en abundancia la
+bardana y otras malas hierbas por el estilo, que evidentemente
+encontraron terreno apropiado en un sitio que ya había producido la
+negra flor común á una sociedad civilizada,--la cárcel. Pero á un lado
+de la puerta, casi en el umbral, se veía un rosal silvestre que en este
+mes de Junio estaba cubierto con las delicadas flores que pudiera
+decirse ofrecían su fragancia y frágil belleza á los reos que entraban
+en la prisión, y á los criminales condenados que salían á sufrir su
+pena, como si la naturaleza se compadeciera de ellos.
+
+La existencia de este rosal, por una extraña casualidad, se ha
+conservado en la historia; pero no trataremos de averiguar si fué
+simplemente un arbusto que quedó de la antigua selva primitiva después
+que desaparecieron los gigantescos pinos y robles que le prestaron
+sombra, ó si, como cuenta la tradición, brotó bajo las pisadas de la
+santa Ana Hutchinson[13] cuando entró en la cárcel. Sea de ello lo que
+fuere, puesto que lo encontramos en el umbral de nuestra narración, por
+decirlo así, no podemos menos que arrancar una de sus flores y
+ofrecérsela al lector, esperando que simbolice alguna apacible lección
+de moral, ya se desprenda de estas páginas, ó ya sirva para mitigar el
+sombrío desenlace de una historia de fragilidad humana y de dolor.
+
+
+
+
+II
+
+LA PLAZA DEL MERCADO
+
+
+El pradillo frente á la cárcel, del cual hemos hecho mención, se hallaba
+ocupado hace unos doscientos años, en una mañana de verano, por un gran
+número de habitantes de Boston, todos con las miradas dirigidas á la
+puerta de madera de roble con puntas de hierro. En cualquiera otra
+población de la Nueva Inglaterra, ó en un período posterior de su
+historia, nada bueno habría augurado el aspecto sombrío de aquellos
+rostros barbudos; se habría dicho que anunciaba la próxima ejecución de
+algún criminal notable, contra el cual un tribunal de justicia había
+dictado una sentencia, que no venía á ser sino la confirmación de la
+expresada por el sentimiento público. Pero dada la severidad natural del
+carácter puritano en aquellos tiempos, no podía sacarse semejante
+deducción, fundándola sólo en el aspecto de las personas allí reunidas:
+tal vez algún esclavo perezoso, ó algún hijo desobediente entregado por
+sus padres á la autoridad civil, recibían un castigo en la picota.
+Pudiera ser también que un cuákero ú otro individuo perteneciente á una
+secta heterodoxa, iba á ser expulsado de la ciudad á punta de látigo; ó
+acaso algún indio ocioso y vagamundo, que alborotaba las calles en
+estado de completa embriaguez, gracias al aguardiente de los blancos,
+iba á ser arrojado á los bosques á bastonazos; ó tal vez alguna
+hechicera, como la anciana Señora Hibbins, la mordaz viuda del
+magistrado, iba á morir en el cadalso. Sea de ello lo que fuere, había
+en los espectadores aquel aire de gravedad que cuadraba perfectamente á
+un pueblo para quien religión y ley eran cosas casi idénticas, y en cuyo
+carácter se hallaban ambos sentimientos tan completamente amalgamados,
+que cualquier acto de justicia pública, por benigno ó severo que fuese,
+asumía igualmente un aspecto de respetuosa solemnidad. Poca ó ninguna
+era la compasión que de semejantes espectadores podía esperar un
+criminal en el patíbulo. Pero por otra parte, un castigo que en nuestros
+tiempos atraería cierto grado de infamia y hasta de ridículo sobre el
+culpable, se revestía entonces de una dignidad tan sombría como la pena
+capital misma.
+
+Merece notarse que en la mañana de verano en que comienza nuestra
+historia, las mujeres que había mezcladas entre la multitud, parecían
+tener especial interés en presenciar el castigo cuya imposición se
+esperaba. En aquella época las costumbres no habían adquirido ese grado
+de pulimento en que la idea de las consideraciones sociales pudiera
+retraer al sexo femenino de invadir las vías públicas, y si la
+oportunidad se presentaba, de abrir paso á su robusta humanidad entre la
+muchedumbre, para estar lo más cerca posible del cadalso, cuando se
+trataba de una ejecución. En aquellas matronas y jóvenes doncellas de
+antigua estirpe y educación inglesa había, tanto moral como físicamente,
+algo más tosco y rudo que en sus bellas descendientes, de las que están
+separadas por seis ó siete generaciones; porque puede decirse que cada
+madre, desde entonces, ha ido trasmitiendo sucesivamente á su prole un
+color menos encendido, una belleza más delicada y menos duradera, una
+constitución física más débil, y aun quizás un carácter de menos fuerza
+y solidez. Las mujeres que estaban de pie cerca de la puerta de la
+cárcel en aquella hermosa mañana de verano, mostraban rollizas y
+sonrosadas mejillas, cuerpos robustos y bien desarrollados con anchas
+espaldas; mientras que el lenguaje que empleaban las matronas tenía una
+rotundidad y desenfado que en nuestros tiempos nos llenaría de sorpresa,
+tanto por el vigor de las expresiones cuanto por el volumen de la voz.
+
+--Honradas esposas,--dijo una dama de cincuenta años, de facciones
+duras,--voy á deciros lo que pienso. Redundaría en beneficio público si
+nosotras, las mujeres de edad madura, de buena reputación, y miembros de
+una iglesia, tomásemos por nuestra cuenta la manera de tratar á
+malhechoras como la tal Ester Prynne. ¿Qué pensáis, comadres? Si esa
+buena pieza tuviera que ser juzgada por nosotras, las cinco que estamos
+aquí, ¿saldría acaso tan bien librada como ahora con una sentencia cual
+la dictada por los venerables magistrados? ¡No por cierto!
+
+--Buenas gentes, decía otra, se corre por ahí que el Reverendo Sr.
+Dimmesdale, su piadoso pastor espiritual, se aflige profundamente de que
+escándalo semejante haya sucedido en su congregación.
+
+--Los magistrados son caballeros llenos de temor de Dios, pero en
+extremo misericordiosos, esto es la verdad,--agregó una tercera
+matrona, ya entrada en la madurez de su otoño.--Á lo menos deberían
+haber marcado con un hierro hecho ascua la frente de Ester Prynne. Yo os
+aseguro que Madama Ester habría sabido entonces lo que era bueno. Pero
+qué le importa á esa zorra lo que le han puesto en la cotilla de su
+vestido. Lo cubrirá con su broche, ó con algún otro de esos adornos
+paganos en boga, y la veremos pasearse por las calles tan fresca como si
+tal cosa.
+
+--¡Ah!--dijo una mujer joven, casada, que parecía de natural más suave y
+llevaba un niño de la mano,--dejadla que cubra esa marca como quiera;
+siempre la sentirá en su corazón.
+
+--¿Qué estamos hablando aquí de marcas ó sellos infamantes, ya en el
+corpiño del traje, en las espaldas ó en la frente?--gritó otra, la más
+fea así como la más implacable de aquellas que se habían constituído
+jueces por sí y ante sí.--Esta mujer nos ha deshonrado á todas, y debe
+morir. ¿No hay acaso una ley para ello? Sí, por cierto: la hay tanto en
+las Sagradas Escrituras como en los Estatutos de la ciudad. Los
+magistrados que no han hecho caso de ella, tendrán que culparse á sí
+propios, si sus esposas ó hijas se desvían del buen sendero.
+
+--¡El cielo se apiade de nosotros! buena dueña,--exclamó un hombre--¿no
+hay por ventura más virtud en la mujer que la debida al temor de la
+horca? Nada peor podría decirse. Silencio ahora, vecinas, porque van á
+abrir la puerta de la cárcel y ahí viene en persona Madama Ester.
+
+La puerta de la cárcel se abrió en efecto, y apareció en primer lugar, á
+semejanza de una negra sombra que sale á la luz del día, la torva y
+terrible figura del alguacil de la población, con la espada al cinto y
+en la mano la vara, símbolo de su empleo. El aspecto de este personaje
+representaba toda la sombría severidad del Código de leyes puritanas,
+que estaba llamado á hacer cumplir hasta la última extremidad.
+Extendiendo la vara de su oficio con la mano izquierda, puso la derecha
+sobre el hombro de una mujer joven á la que hacía avanzar, empujándola,
+hasta que, en el umbral de la prisión, aquella le repelió con un
+movimiento que indicaba dignidad natural y fuerza de carácter, y salió
+al aire libre como si lo hiciera por su propia voluntad. Llevaba en los
+brazos á un tierno infante de unos tres meses de edad, que cerró los
+ojos y volvió la carita á un lado, esquivando la demasiada claridad del
+día, cosa muy natural como que su existencia hasta entonces la había
+pasado en las tinieblas de un calabozo, ó en otra habitación sombría de
+la cárcel.
+
+Cuando aquella mujer joven, madre de la tierna criatura, se halló en
+presencia de la multitud, fué su primer impulso estrechar á la niñita
+contra el seno, no tanto por un acto de afecto maternal, sino más bien
+como si quisiera de ese modo ocultar cierto signo labrado ó fijado en su
+vestido. Sin embargo, juzgando, tal vez cuerdamente, que una prueba de
+vergüenza no podría muy bien ocultar otra, tomó la criaturita en brazos,
+y con rostro lleno de sonrojo, pero con sonrisa altiva y ojos que no
+permitían ser humillados, dió una mirada á los vecinos que se hallaban
+en torno suyo. Sobre el corpiño de su traje, en un paño de un rojo
+brillante, y rodeada de bordado primoroso y fantásticos adornos de
+hilos de oro, se destacaba la letra A. Estaba hecha tan artísticamente,
+y con tal lujo de caprichosa fantasía, que producía el efecto de ser el
+ornato final y adecuado de su vestido, que tenía todo el esplendor
+compatible con el gusto de aquella época, excediendo en mucho á lo
+permitido por las leyes suntuarias de la colonia.
+
+Aquella mujer era de elevada estatura, perfectamente formada y esbelta.
+Sus cabellos eran abundantes y casi negros, y tan lustrosos que
+reverberaban los rayos del sol: su rostro, además de ser bello por la
+regularidad de sus facciones y la suavidad del color, tenía toda la
+fuerza de expresión que comunican cejas bien marcadas y ojos
+intensamente negros. El aspecto era el de una dama caracterizado, como
+era usual en aquellos tiempos, más bien por cierta dignidad en el porte,
+que no por la gracia delicada, evanescente é indescriptible que se
+acepta hoy día como indicio de aquella cualidad. Y jamás tuvo Ester más
+aspecto de verdadera señora, según la antigua significación de esta
+palabra, que cuando salió de la cárcel. Los que la habían conocido antes
+y esperaban verla abatida y humillada, se sorprendieron, casi se
+asombraron al contemplar cómo brillaba su belleza, cual si le formaran
+una aureola el infortunio é ignominia en que estaba envuelta. Cierto es
+que un observador dotado de sensibilidad habría percibido algo
+suavemente doloroso en sus facciones. Su traje, que seguramente fué
+hecho por ella misma en la cárcel para aquel día, sirviéndole de modelo
+su propio capricho, parecía expresar el estado de su espíritu, la
+desesperada indiferencia de sus sentimientos, á juzgar por su
+extravagante y pintoresco aspecto. Pero lo que atrajo todas las
+miradas, y lo que puede decirse que transfiguraba á la mujer que la
+llevaba,--de tal modo que los que habían conocido familiarmente á Ester
+Prynne experimentaban la sensación de que ahora la veían por vez
+primera,--era LA LETRA ESCARLATA, tan fantásticamente bordada é
+iluminada que tenía cosida al cuerpo de su vestido. Era su efecto el de
+un amuleto mágico, que separaba á aquella mujer del resto del género
+humano y la ponía aparte, en un mundo que le era peculiar.
+
+--No puede negarse que tiene una aguja muy hábil, observó una de las
+espectadoras; pero dudo mucho que exista otra mujer que haya ideado una
+manera tan descarada de hacer patente su habilidad. ¿Á qué equivale
+esto, comadres, sino á burlarse de nuestros piadosos magistrados, y
+vanagloriarse de lo que esos dignos caballeros creyeron que sería un
+castigo?
+
+--Bueno fuera,--exclamó la más cariavinagrada de aquellas viejas,--que
+despojásemos á Madama Ester de su hermoso traje, y en vez de esa letra
+roja tan primorosamente bordada, le claváramos una hecha de un pedazo de
+esta franela que uso para mi reumatismo.
+
+--¡Oh! basta, vecinas, basta,--murmuró la más joven de las
+circunstantes,--hablad de modo que no os oiga. ¡No hay una sola puntada
+en el bordado de esa letra que no la haya sentido en su corazón!
+
+El sombrío alguacil hizo en este momento una señal con su vara.
+
+--Buena gente, haced plaza; ¡haced plaza en nombre del Rey! exclamó.
+Abridle paso, y os prometo que Madama Ester se sentará donde todo el
+mundo, hombre, mujer ó niño, podrá contemplar perfectamente y á su
+sabor el hermoso adorno desde ahora hasta la una de la tarde. El cielo
+bendiga la justa Colonia de Massachusetts, donde la iniquidad se vé
+obligada á comparecer ante la luz del sol. Venid acá Madama Ester, y
+mostrad vuestra letra escarlata en la plaza del mercado.
+
+Inmediatamente quedó un espacio franco al través de la turba de
+espectadores. Precedida del alguacil, y acompañada de una comitiva de
+hombres de duro semblante y de mujeres de rostro nada compasivo, Ester
+Prynne se adelantó al sitio fijado para su castigo. Una multitud de
+chicos de escuela, atraídos por la curiosidad y que no comprendían de lo
+que se trataba, excepto que les proporcionaba medio día de asueto, la
+precedía á todo correr, volviendo de cuando en cuando la cabeza ya para
+fijar las miradas en ella, ya en la tierna criaturita, ora en la letra
+ignominiosa que brillaba en el seno de la madre. En aquellos tiempos la
+distancia que había de la puerta de la cárcel á la plaza del mercado no
+era grande; sin embargo, midiéndola por lo que experimentaba Ester,
+debió de parecerle muy larga, porque á pesar de la altivez de su porte,
+cada paso que daba en medio de aquella muchedumbre hostil era para ella
+un dolor indecible. Se diría que su corazón había sido arrojado á la
+calle para que la gente lo escarneciera y lo pisoteara. Pero hay en
+nuestra naturaleza algo, que participa de lo maravilloso y de lo
+compasivo, que nos impide conocer toda la intensidad de lo que
+padecemos, merced al efecto mismo de la tortura del momento, aunque más
+tarde nos demos cuenta de ello por el dolor que tras sí deja. Por lo
+tanto, con continente casi sereno sufrió Ester esta parte de su castigo,
+y llegó á un pequeño tablado que se levantaba en la extremidad
+occidental de la plaza del mercado, cerca de la iglesia más antigua de
+Boston, como si formara parte de la misma.
+
+En efecto, este cadalso constituía una parte de la maquinaria penal de
+aquel tiempo, y si bien desde hace dos ó tres generaciones es
+simplemente histórico y tradicional entre nosotros, se consideraba
+entonces un agente tan eficaz para la conservación de las buenas
+costumbres de los ciudadanos, como se consideró más tarde la guillotina
+entre los terroristas de la Francia revolucionaria. Era, en una palabra,
+el tablado en que estaba la picota: sobre él se levantaba la armazón de
+aquel instrumento de disciplina, de tal modo construído que, sujetando
+en un agujero la cabeza de una persona, la exponía á la vista del
+público. En aquella armazón de hierro y madera se hallaba encarnado el
+verdadero ideal de la ignominia; porque no creo que pueda hacerse mayor
+ultraje á la naturaleza humana, cualesquiera que sean las faltas del
+individuo, como impedirle que oculte el rostro por un sentimiento de
+vergüenza, haciendo de esa imposibilidad la esencia del castigo. Con
+respecto á Ester, sin embargo, como acontecía más ó menos
+frecuentemente, la sentencia ordenaba que estuviera de pie cierto tiempo
+en el tablado, sin introducir el cuello en la argolla ó cepo que dejaba
+expuesta la cabeza á las miradas del público. Sabiendo bien lo que tenía
+que hacer, subió los escalones de madera, y permaneció á la vista de la
+multitud que rodeaba el tablado ó cadalso.
+
+La escena aquella no carecía de esa cierta solemnidad pavorosa que
+producirá siempre el espectáculo de la culpa y la vergüenza en uno de
+nuestros semejantes, mientras la sociedad no se haya corrompido lo
+bastante para que le haga reir en vez de estremecerse. Los que
+presenciaban la deshonra de Ester Prynne no se encontraban en ese caso.
+Era gente severa y dura, hasta el extremo de que habrían contemplado su
+muerte, si tal hubiera sido la sentencia, sin un murmullo ni la menor
+protesta; pero no habrían podido hallar materia para chistes y
+jocosidades en una exhibición como esta de que hablamos: y dado caso que
+hubiese habido alguna disposición á convertir el castigo aquel en asunto
+de bromas, toda tentativa de este género habría sido reprimida con la
+solemne presencia de personas de tanta importancia y dignidad como el
+Gobernador y varios de sus consejeros: un juez, un general, y los
+ministros de justicia de la población, todos los cuales estaban sentados
+ó se hallaban de pie en un balcón de la iglesia que daba á la
+plataforma. Cuando personas de tanto viso podían asistir á tal
+espectáculo, sin arriesgar la majestad ó la reverencia debida á su
+jerarquía y empleo, era fácil de inferirse que la aplicación de una
+sentencia legal debía de tener un significado tan serio cuanto eficaz; y
+por lo tanto, la multitud permanecía silenciosa y grave. La infeliz
+culpable se portaba lo mejor que le era dado á una mujer que sentía
+fijas en ella, y concentradas en la letra escarlata de su traje, mil
+miradas implacables. Era un tormento insoportable.
+
+Hallándose Ester dotada de una naturaleza impetuosa y dejándose llevar
+de su primer impulso, había resuelto arrostrar el desprecio público, por
+emponzoñados que fueran sus dardos y crueles sus insultos; pero en el
+solemne silencio de aquella multitud había algo tan terrible, que
+hubiera preferido ver esos rostros rígidos y severos descompuestos por
+las burlas y sarcasmos de que ella hubiese sido el objeto; y si en medio
+de aquella muchedumbre hubiera estallado una carcajada general, en que
+hombres, mujeres, y hasta los niños tomaran parte, Ester les habría
+respondido con amarga y desdeñosa sonrisa. Pero abrumada bajo el peso
+del castigo que estaba condenada á sufrir, por momentos sentía como si
+tuviera que gritar con toda la fuerza de sus pulmones y arrojarse desde
+el tablado al suelo, ó de lo contrario volverse loca.
+
+Había sin embargo intervalos en que toda la escena en que ella
+desempeñaba el papel más importante, parecía desvanecerse ante sus ojos,
+ó á lo menos, brillaba de una manera indistinta y vaga, como si los
+espectadores fueran una masa de imágenes imperfectamente bosquejadas ó
+de apariencia espectral. Su espíritu, y especialmente su memoria, tenían
+una actividad casi sobrenatural, y la llevaban á la contemplación de
+algo muy distinto de lo que la rodeaba en aquellos momentos, lejos de
+esa pequeña ciudad, en otro país donde veía otros rostros muy diferentes
+de los que allí fijaban en ella sus implacables miradas. Reminiscencias
+de la más insignificante naturaleza, de sus juegos infantiles, de sus
+días escolares, de sus riñas pueriles, del hogar doméstico, se agolpaban
+á su memoria mezcladas con los recuerdos de lo que era más grave y serio
+en los años subsecuentes, un cuadro siendo precisamente tan vivo y
+animado como el otro, como si todos fueran de igual importancia, ó
+todos un simple juego. Tal vez era aquello un recurso que
+instintivamente encontró su espíritu para librarse, por medio de la
+contemplación de estas visiones de su fantasía, de la abrumadora
+pesadumbre de la realidad presente.
+
+Pero sea de ello lo que fuere, el tablado de la picota era una especie
+de mirador que revelaba á Ester todo el camino que había recorrido desde
+los tiempos de su feliz infancia. De pie en aquella triste altura, vió
+de nuevo su aldea nativa en la vieja Inglaterra y su hogar paterno: una
+casa semi-derruida de piedra obscura, de un aspecto que revelaba
+pobreza, pero que conservaba aún sobre el portal, en señal de antigua
+hidalguía, un escudo de armas medio borrado. Vió el rostro de su padre,
+de frente espaciosa y calva y venerable barba blanca que caía sobre la
+antigua valona del tiempo de la reina Isabel de Inglaterra. Vió también
+á su madre, con aquella mirada de amor llena de ansiedad y de cuidado,
+siempre presente en su recuerdo y que, aún después de su muerte, con
+frecuencia y á manera de suave reproche, había sido una especie de
+preventivo en la senda de su hija. Vió su propio rostro, en el esplendor
+de su belleza juvenil é iluminando el opaco espejo en que acostumbraba
+mirarse. Allí contempló otro rostro, el de un hombre ya entrado en años,
+pálido, delgado, con fisonomía de quien se ha dedicado al estudio, ojos
+turbios y fatigados por la lámpara á cuya luz leyó tanto ponderoso
+volumen y meditó sobre ellos. Sin embargo, esos mismos fatigados ojos
+tenían un poder extraño y penetrante cuando el que los poseía deseaba
+leer en las conciencias humanas. Esa figura era un tanto deformada, con
+un hombro ligeramente más alto que el otro. Después vió surgir en la
+galería de cuadros que le iba presentando su memoria, las intrincadas y
+estrechas calles, las altas y parduscas casas, las enormes catedrales y
+los edificios públicos de antigua fecha y extraña arquitectura de una
+ciudad europea, donde le esperaba una nueva vida, siempre relacionándose
+con el sabio y mal formado erudito. Finalmente, en lugar de estas
+escenas y de esta especie de variable panorama, se le presentó la ruda
+plaza del mercado de una colonia puritana con todas las gentes de la
+población reunidas allí y dirigiendo las severas miradas á Ester
+Prynne,--sí, á ella misma,--que estaba en el tablado de la picota, con
+una tierna niña en los brazos, y la letra A, de color escarlata,
+fantásticamente bordada con hilo de oro, sobre su seno.
+
+¿Sería aquello verdad? Estrechó á la criaturita con tal fuerza contra el
+seno, que la hizo dar un grito: bajó entonces los ojos, y fijó las
+miradas en la letra escarlata, y aún la palpó con los dedos para tener
+la seguridad de que tanto la niñita como la vergüenza á que estaba
+expuesta eran reales. Sí: eran realidades--¡todo lo demás se había
+desvanecido!
+
+
+
+
+III
+
+EL RECONOCIMIENTO
+
+
+De esta intensa sensación y convencimiento de ser el objeto de las
+miradas severas y escudriñadoras de todo el mundo, salió al fin la mujer
+de la letra escarlata al percibir, en las últimas filas de la multitud,
+una figura que irresistiblemente embargó sus pensamientos. Allí estaba
+en pie un indio vestido con el traje de su tribu; pero los hombres de
+piel cobriza no eran visitas tan raras en las colonias inglesas, que la
+presencia de uno pudiera atraer la atención de Ester en aquellas
+circunstancias, y mucho menos distraerla de las ideas que preocupaban su
+espíritu. Al lado del indio, y evidentemente en compañía suya, había un
+hombre blanco, vestido con una extraña mezcla de traje semi-civilizado y
+semi-salvaje.
+
+Era de pequeña estatura, con semblante surcado por numerosas arrugas y
+que sin embargo no podía llamarse el de un anciano. En los rasgos de su
+fisonomía se revelaba una inteligencia notable, como la de quien hubiera
+cultivado de tal modo sus facultades mentales, que la parte física no
+podía menos que amoldarse á ellas y revelarse por rasgos inequívocos.
+Aunque merced á un aparente desarreglo de su heterogénea vestimenta
+había tratado de ocultar ó disimular cierta peculiaridad de su figura,
+para Ester era evidente que uno de los hombros de este individuo era más
+alto que el otro. No bien hubo percibido aquel rostro delgado y aquella
+ligera deformidad de la figura, estrechó á la niña contra el pecho, con
+tan convulsiva fuerza, que la pobre criaturita dió otro grito de dolor.
+Pero la madre no pareció oirlo.
+
+Desde que llegó á la plaza del mercado, y algún tiempo antes que ella le
+hubiera visto, aquel desconocido había fijado sus miradas en Ester. Al
+principio, de una manera descuidada, como hombre acostumbrado á
+dirigirlas principalmente dentro de sí mismo, y para quien las cosas
+externas son asunto de poca monta, á menos que no se relacionen con algo
+que preocupe su espíritu. Pronto, sin embargo, las miradas se volvieron
+fijas y penetrantes. Una especie de horror puede decirse que retorció
+visiblemente su fisonomía, como serpiente que se deslizara ligeramente
+sobre las facciones, haciendo una ligera pausa y verificando todas sus
+circunvoluciones á la luz del día. Su rostro se obscureció á impulsos de
+alguna poderosa emoción que pudo sin embargo dominar instantáneamente,
+merced á un esfuerzo de su voluntad, y de tal modo, que excepto un
+rápido instante, la expresión de su rostro habría parecido completamente
+tranquila. Después de un breve momento, la convulsión fué casi
+imperceptible, hasta que al fin se desvaneció totalmente. Cuando vió que
+las miradas de Ester se habían fijado en las suyas, y notó que parecía
+haberle reconocido, levantó lenta y tranquilamente el dedo, hizo una
+señal con él en el aire, y lo llevó á sus labios.
+
+Entonces, tocando en el hombro á una de las personas que estaban á su
+lado, le dirigió la palabra con la mayor cortesía, diciéndole:
+
+--Le ruego á Vd., buen señor, se sirva decirme ¿quién es esa mujer, y
+por qué la exponen de tal modo á la vergüenza pública?
+
+--Vd. tiene que ser un extranjero recién llegado, amigo,--le respondió
+el hombre, dirigiendo al mismo tiempo una mirada curiosa al que hizo la
+pregunta y á su salvaje compañero,--de lo contrario habría Vd. oído
+hablar de la Señora Ester Prynne y de sus fechorías. Ha sido motivo de
+un gran escándalo en la iglesia del santo varón Dimmesdale.
+
+--De veras, replicó el otro. Yo soy aquí forastero; y muy contra mi
+voluntad he estado recorriendo el mundo, habiendo padecido contratiempos
+de todo género por mar y tierra. He permanecido en cautiverio entre los
+salvajes mucho tiempo, y vengo ahora en compañía de este indio para
+redimirme. Por lo tanto ¿quiere Vd. tener la bondad de referirme los
+delitos de Ester Prynne (creo que así se llama), y decirme qué es lo que
+la ha conducido á ese tablado?
+
+--Con mucho gusto, amigo mío, y me parece que se alegrará Vd. en
+extremo, después de todo lo que ha padecido Vd. entre los salvajes, dijo
+el narrador, de encontrarse en fin en una tierra donde la iniquidad se
+persigue y se castiga en presencia de los gobernantes y del pueblo, como
+se practica aquí, en nuestra buena Nueva Inglaterra. Debe Vd. saber,
+señor, que esa mujer fué la esposa de un cierto sabio, inglés de
+nacimiento, pero que había habitado mucho tiempo en Amsterdam, de donde
+hace años pensó venir á fijar su suerte entre nosotros aquí en
+Massachusetts. Con este objeto envió primeramente á su esposa,
+quedándose él en Europa mientras arreglaba ciertos asuntos. Pero en los
+dos años ó más que la mujer ha residido en esta ciudad de Boston,
+ninguna noticia se ha recibido del sabio caballero Señor Prynne; y su
+joven esposa, habiendo quedado entregada á su propia extraviada
+dirección....
+
+--¡Ah! ¡ah! comprendo, le interrumpió el extraño con una amarga sonrisa.
+Un hombre tan sabio como ese de quien Vd. habla, debería de haber
+aprendido también eso en sus libros. Y ¿quién se dice, mi excelente
+señor, que es el padre de la criaturita, que parece contar tres ó cuatro
+meses de nacida, y que la Sra. Prynne tiene en los brazos?
+
+--En realidad amigo mío, ese asunto continúa siendo un enigma, y está
+por encontrarse quien lo descifre, respondió el interlocutor. Madama
+Ester rehusa hablar en absoluto, y los magistrados se han roto la cabeza
+en vano. Nada de extraño tendría que el culpable estuviera presente
+contemplando este triste espectáculo, desconocido á los hombres, pero
+olvidando que Dios le está viendo.
+
+--El sabio marido, dijo el extranjero con otra sonrisa, debería venir á
+descifrar este enigma.
+
+--Bien le estaría hacerlo, si aun vive, respondió el vecino. Sepa Vd.,
+buen amigo, que los magistrados de nuestro Massachusetts, teniendo en
+cuenta que esta mujer es joven y bella, y que la tentación que la hizo
+caer fué sin duda demasiado poderosa, y pensando, además, que su marido
+yace en el fondo del mar,--no han tenido el valor de hacerla sentir todo
+el rigor de nuestras justas leyes. El castigo de esa ofensa es la pena
+de muerte. Pero movidos á piedad y llenos de misericordia, han condenado
+á Madama Ester á permanecer de pie en el tablado de la picota solamente
+tres horas, y después, y durante todo el tiempo de su vida natural, á
+llevar una señal de ignominia en el cuerpo de su vestido.
+
+--Una sentencia muy sabia,--observó el extranjero inclinando gravemente
+la cabeza. De este modo será una especie de sermón viviente contra el
+pecado, hasta que la letra ignominiosa se grabe en la losa de su
+sepulcro. Me duele, sin embargo, que el compañero de su iniquidad no
+estuviera, por lo menos, á su lado sobre ese cadalso. Pero ¡ya se sabrá
+quién es! ¡ya se sabrá quién es!
+
+Saludó cortésmente al comunicativo vecino, y diciendo en voz baja
+algunas cuantas palabras á su compañero el indio, se abrieron ambos paso
+por en medio de la multitud.
+
+Mientras esto pasaba, Ester había permanecido en su pedestal, con la
+mirada fija en el extranjero; tan fija era la mirada, que parecía que
+todos los otros objetos del mundo visible habían desaparecido, quedando
+tan solos él y ella. Esa entrevista solitaria quizás habría sido más
+terrible aun que verle, como sucedía ahora, con el ardiente sol del
+mediodía abrasándole á ella el rostro é iluminando su vergüenza; con la
+letra escarlata, como emblema de ignominia, en el pecho; con la niña,
+nacida en el pecado, en los brazos; con el pueblo entero, congregado
+allí como para una fiesta, fijando las miradas implacables en un rostro,
+que debía haberse contemplado solo al suave resplandor de la lumbre
+doméstica, á la sombra de un hogar feliz, ó bajo el velo de novia en la
+iglesia. Pero por terrible que fuera su situación, sabía, con todo, que
+la presencia misma de aquellos millares de testigos era para ella una
+especie de amparo y abrigo. Preferible era estar así, con tantos y
+tantos seres mediando entre él y ella, que no verse faz á faz y á solas.
+Puede decirse que buscó un refugio en su misma exposición á la vergüenza
+pública, y que temía el momento en que esa protección le faltara.
+Embargada por tales ideas, apenas oyó una voz que resonaba detrás de
+ella y que repitió su nombre varias veces con acento tan vigoroso y
+solemne, que fué oído por toda la multitud.
+
+--¡Óyeme, Ester Prynne! dijo la voz.
+
+Como se ha dicho, directamente encima del tablado en que estaba de pie
+Ester, había una especie de balconcillo ó galería abierta, que era el
+lugar donde se proclamaban los bandos y órdenes con todo el ceremonial y
+pompa que en ocasiones tales se usaban en aquellos días. Aquí, como
+testigos de la escena que estamos describiendo, se encontraba el
+Gobernador Bellingham, con cuatro maceros junto á su silla, armados de
+sendas alabardas, que constituían su guardia de honor. Una pluma de
+obscuro color adornaba su sombrero, su capa tenía las orillas bordadas,
+y bajo de ella llevaba un traje de terciopelo verde. Era un caballero ya
+entrado en años, con arrugado rostro que revelaba mucha y muy amarga
+experiencia de la vida. Era hombre á propósito para hallarse al frente
+de una comunidad que debe su origen y progreso, y su actual desarrollo,
+no á los impulsos de la juventud, sino á la severa y templada energía de
+la edad viril y á la sombría sagacidad de la vejez; habiendo realizado
+tanto, precisamente porque imaginó y esperó tan poco. Las otras
+eminentes personas que rodeaban al Gobernador se distinguían por cierta
+dignidad de porte, propia de un período en que las formas de autoridad
+parecían revestidas de lo sagrado de una institución divina. Eran
+indudablemente hombres buenos, justos y cuerdos; pero difícilmente
+habría sido posible escoger, entre toda la familia humana, igual número
+de hombres sabios y virtuosos, y al mismo tiempo menos capaces de
+comprender el corazón de una mujer extraviada, y separar en él lo bueno
+de lo malo, que aquellas personas cuerdas de severo continente á quienes
+Ester volvía ahora el rostro. Puede decirse que la infeliz tenía la
+conciencia de que si había alguna compasión hacia ella, debía de
+esperarla más bien de la multitud, pues al dirigir las miradas al
+balconcillo, toda tembló y palideció.
+
+La voz que había llamado su atención era la del reverendo y famoso Juan
+Wilson, el clérigo decano de Boston, gran erudito, como la mayor parte
+de sus contemporáneos de la misma profesión, y con todo eso hombre
+afable y natural. Estas últimas cualidades no habían tenido, sin
+embargo, un desenvolvimiento igual al de sus facultades intelectuales.
+Allí estaba él con los mechones de sus cabellos, ya bastante canos, que
+salían por debajo de los bordes de su sombrero; mientras los ojos
+parduscos, acostumbrados á la luz velada de su estudio, pestañeaban como
+los de la niña de Ester ante la brillante claridad del sol. Se parecía á
+uno de esos retratos sombríos que vemos grabados en los antiguos
+volúmenes de sermones; y para decir la verdad, con tanta aptitud para
+tratar de las culpas, pasiones y angustias del corazón humano, como la
+tendría uno de esos retratos.
+
+--Ester Prynne, dijo el clérigo, he estado tratando con este joven
+hermano cuyas enseñanzas has tenido el privilegio de gozar,--y aquí el
+Sr. Wilson puso la mano en el hombro de un joven pálido que estaba á su
+lado,--he procurado, repito, persuadir á este piadoso joven para que
+aquí, á la faz del cielo y ante estas rectas y sabias autoridades y este
+pueblo aquí congregado, se dirija á tí y te hable de la fealdad y
+negrura de tu pecado. Conociendo mejor que yo el temple de tu espíritu,
+podría también, mejor que yo, saber qué razones emplear para vencer tu
+dureza y obstinación, de modo que no ocultes por más tiempo el nombre
+del que te ha tentado á esta dolorosa caída. Pero con la extremada
+blandura propia de su juventud, á pesar de la madurez de su espíritu, me
+replica que sería ir contra los innatos sentimientos de una mujer,
+forzarla á descubrir los secretos de su corazón á la luz del día, y en
+presencia de tan vasta multitud. He tratado de convencerle de que la
+vergüenza consiste en cometer el pecado y no en confesarlo. ¿Qué
+decides, hermano Dimmesdale? ¿Quieres dirigirte al alma de esta pobre
+pecadora, ó debo hacerlo yo?
+
+Se oyó un murmullo entre los encopetados y reverendos ocupantes del
+balconcillo; y el Gobernador Bellingham expresó el deseo general, al
+hablar con acento de autoridad, aunque con respeto, al joven clérigo á
+quien se dirigía.
+
+--Mi buen Señor Dimmesdale, dijo, la responsabilidad de la salvación
+del alma de esta mujer pesa en gran parte sobre vos. Por lo tanto, os
+pertenece exhortarla al arrepentimiento y á la confesión.
+
+Lo directo de estas palabras atrajeron las miradas de toda la multitud
+hacia el Reverendo Sr. Dimmesdale, joven clérigo que había venido de una
+de las grandes universidades inglesas, trayendo toda la ciencia de su
+tiempo á nuestras selvas y tierras incultas. Su elocuencia y su fervor
+religioso le habían hecho eminente en su profesión. Era persona de
+aspecto notable, de blanca y elevada frente, ojos garzos, grandes y
+melancólicos, boca cuyos labios, á menos de mantenerlos cerrados casi
+por la fuerza, tenían cierta tendencia á la movilidad, expresando al
+mismo tiempo que una sensibilidad nerviosa, un gran dominio de sí mismo.
+Á pesar de sus muchos dones naturales y vastos conocimientos, había en
+el aspecto de este joven ministro[14] algo que denotaba una persona
+asustadiza, tímida, fácil de alarmarse, como si fuera un sér que se
+sintiese completamente extraviado en el camino de la vida humana y sin
+saber qué rumbo tomar, sintiéndose tranquilo y satisfecho tan sólo en un
+lugar apartado, escogido por él mismo. Por lo tanto, hasta donde sus
+obligaciones se lo permitían, su existencia se deslizaba, como si
+dijéramos, en la penumbra, habiendo conservado toda la sencillez y
+candor de la infancia; surgiendo de esa especie de sombra, cuando se
+presentaba la ocasión, con una frescura, fragancia y pureza de
+pensamiento tales que, como afirmaban las gentes, hacían el efecto que
+produciría la palabra de un ángel.
+
+Tal era el joven ministro hacia quien el Reverendo Sr. Wilson y el
+Gobernador habían llamado la atención del público, al pedirle que
+hablase, en presencia de todos, del misterio del alma de una mujer, tan
+sagrado aún en medio de su caída. Lo difícil y penoso de la posición que
+así le crearon, hizo agolpársele la sangre á las mejillas y volvió
+trémulos sus labios.
+
+--Háblale á esa mujer, hermano, le dijo el Sr. Wilson. Es de la mayor
+importancia para su alma, y por lo tanto, como dice nuestro digno
+Gobernador, importante también á la tuya, á cuyo cargo está la de esa
+mujer. Exhórtala á que confiese la verdad.
+
+El Reverendo Sr. Dimmesdale inclinó la cabeza como si estuviera orando,
+y luego se adelantó.
+
+--Ester Prynne,--dijo reclinándose sobre el balconcillo y fijando sus
+miradas en los ojos de aquella mujer,--ya has oído lo que ha dicho este
+hombre justo, y ves la responsabilidad que sobre mí pesa. Si crees que
+conviene á la paz de tu alma, y que tu castigo terrenal será de ese modo
+más eficaz para tu salvación, te pido que reveles el nombre de tu
+compañero en la culpa y en el sufrimiento. No te haga guardar silencio
+una mal entendida piedad y compasión hacia él; porque, créeme, Ester,
+aunque tuviera que descender de un alto puesto, y colocarse á tu lado,
+en ese mismo pedestal de vergüenza, sería sin embargo mucho mejor para
+él que así sucediera, que no ocultar durante toda su vida un corazón
+culpable. ¿Qué puede hacer tu silencio en pró de ese hombre sino
+tentarlo, sí, compelerlo á agregar la hipocresía al pecado? El cielo te
+ha concedido una ignominia pública, para que de este modo puedas
+conseguir un triunfo público sobre lo malo que en tí pueda haber. Mira
+lo que haces al negarle, á quien tal vez no tenga el valor de tomarla
+por sí mismo, la amarga pero saludable copa que ahora te presentan á los
+labios.
+
+La voz del joven ministro, al pronunciar estas palabras, era
+trémulamente dulce, rica, profunda y entrecortada. La emoción que tan
+evidentemente manifestaba, más bien que la significación de las
+palabras, halló honda resonancia en los corazones de todos los
+circunstantes, que se sintieron movidos de un mismo sentimiento de
+compasión. Hasta la pobre criaturita que Ester estrechaba contra su seno
+parecía afectada por la misma influencia, pues dirigió las miradas hacia
+el Sr. Dimmesdale y levantó sus tiernos bracillos con un murmullo
+semi-placentero y semi-quejumbroso. Tan vehemente encontró el pueblo la
+alocución del joven ministro, que todos creyeron que Ester pronunciaría
+el nombre del culpado, ó que bien éste mismo, por elevada ó humilde que
+fuera su posición, se presentaría movido de interno é irresistible
+impulso y subiría al tablado donde estaba la infeliz mujer.
+
+Ester movió la cabeza en sentido negativo.
+
+--¡Mujer! no abuses de la clemencia del cielo,--exclamó el Reverendo Sr.
+Wilson con acento más áspero que antes.--Esa tierna niña con su débil
+vocecita ha apoyado y confirmado el consejo que has oído de los labios
+del Reverendo Dimmesdale. ¡Pronuncia el nombre! Eso, y tu
+arrepentimiento, pueden servir para que te libren de la letra escarlata
+que llevas en el vestido.
+
+--¡Nunca! ¡jamás!--replicó Ester fijando las miradas, no en el Sr.
+Wilson, sino en los profundos y turbados ojos del joven ministro.--Está
+grabada demasiado hondamente. No podéis arrancarla. Y ¡ojalá pudiera yo
+sufrir la agonía que él sufre, como soporto la mía!
+
+--Habla, mujer, dijo otra voz, fría y severa, que procedía de la
+multitud que rodeaba el tablado. Habla; y dale un padre á tu hija.
+
+--No hablaré,--replicó Ester volviéndose pálida como una muerta, pero
+respondiendo á aquella voz que ciertamente había reconocido.--Y mi hija
+buscará un padre celestial: jamás conocerá á uno terrestre.
+
+--¡No quiere hablar!--murmuró el Sr. Dimmesdale que, reclinado sobre el
+balconcillo, con la mano sobre el corazón, había estado esperando el
+resultado de su discurso.--¡Maravillosa fuerza y generosidad de un
+corazón de mujer! ¡No quiere hablar!... Y se echó hacia atrás respirando
+profundamente.
+
+Comprendiendo el estado del espíritu de la pobre culpable, el ministro
+de más edad, que se había preparado para el caso, dirigió á la multitud
+un discurso acerca del pecado en todas sus ramificaciones, aludiendo con
+frecuencia á la letra ignominiosa. Con tal vigor se espació sobre este
+símbolo, durante la hora ó más que duró su peroración, que llenó de
+terror la imaginación de los circunstantes á quienes pareció que su
+brillo escarlata provenía de las llamas de los abismos infernales.
+Entretanto Ester permaneció de pie en su pedestal de vergüenza, con la
+mirada vaga y un aspecto general de fatigada indiferencia. Había sufrido
+aquella mañana cuanto es dado soportar á la humana naturaleza, y como
+su temperamento no era de los que por medio de un desmayo se libran de
+un padecimiento demasiado intenso, su espíritu podía solamente hallar
+cierto desahogo bajo la capa de una insensibilidad marmórea, mientras
+sus fuerzas corporales permanecieran intactas. En condición semejante,
+aunque la voz del orador tronaba implacablemente, los oídos de Ester
+nada percibían. Durante la última parte del discurso la niña llenó el
+aire con sus gritos y sus quejidos; la madre trató de acallarla,
+mecánicamente, sin que le afectara, al parecer, el desasosiego de la
+criaturita. Con la misma dura indiferencia fué conducida de nuevo á su
+prisión y desapareció á la vista del público tras la puerta de hierro.
+Los que pudieron seguirla con la vista dijeron, en voz muy baja, que la
+letra escarlata iba esparciendo un siniestro resplandor á lo lago del
+obscuro pasadizo que conducía al interior de la cárcel.
+
+
+
+
+IV
+
+LA ENTREVISTA
+
+
+Después de su regreso á la cárcel fué tal el estado de agitación
+nerviosa de Ester, que se hizo necesaria la vigilancia más asidua para
+impedir que intentase algo contra su persona, ó que en un momento de
+arrebato hiciera algún daño á la pobre criaturita. Al acercarse la
+noche, y al ver que no era posible reducirla á la obediencia ni por
+medio de reprensiones ni de amenazas de castigo, el carcelero creyó
+conveniente hacer venir á un médico, que calificó de hombre muy experto
+en todas las artes cristianas de ciencias físicas, y que al mismo tiempo
+estaba familiarizado con todo lo que los salvajes podían enseñar en
+materia de hierbas y raíces medicinales que crecen en los bosques. En
+realidad, no solamente Ester, sino mucho más aún la tierna niña,
+necesitaban con urgencia los auxilios de un médico; la niña, que
+derivaba su sustento del seno maternal, parecía haber bebido toda la
+angustia, desesperación y agitación que llenaban el alma de su madre, y
+se retorcía ahora en convulsiones de dolor. Era, en pequeña escala, una
+imagen viva de la agonía moral por que había pasado Ester durante tantas
+horas.
+
+Siguiendo de cerca al carcelero en aquella sombría morada, entró el
+individuo de aspecto singular cuya presencia en la multitud había
+causado tan honda impresión en la portadora de la letra escarlata. Lo
+habían alojado en la cárcel, no porque se le sospechase de algún delito,
+sino por ser la manera más conveniente y cómoda de disponer de él hasta
+que los magistrados hubieran conferenciado con los jefes indios acerca
+del rescate. Se dijo que su nombre era Rogerio Chillingworth. El
+carcelero, después de introducirlo en la habitación, permaneció allí un
+momento, sorprendido de la calma comparativa que había causado su
+entrada, pues Ester se había vuelto inmediatamente tan tranquila como la
+muerte, aunque la criaturita continuaba quejándose.
+
+--Te ruego, amigo, que me dejes solo con la enferma, dijo el médico.
+Créeme, buen carcelero, pronto habrá paz en esta morada; y te prometo
+que la Sra. Prynne se mostrará en adelante más dócil á la autoridad y
+más tratable que hasta ahora.
+
+--Si Su Señoría puede realizar eso, contestó el carcelero, os tendré por
+un hombre indudablemente hábil. En verdad que esta mujer se ha portado
+como si estuviese poseída del enemigo malo; y poco faltó para decidirme
+á arrojar de su cuerpo á Satanás y á latigazos.
+
+El extranjero había entrado en la habitación con la tranquilidad
+característica de la profesión á que se decía pertenecer. Ni tampoco
+cambió de aspecto cuando la retirada del carcelero le dejó faz á faz con
+la mujer que le había reconocido en medio de la multitud, y cuya
+abstracción profunda al reconocerle indicaba mucha intimidad entre
+ambos. Su primer cuidado fué atender á la tierna criaturita, cuyos
+gritos, mientras se retorcía en su cama, hacían de absoluta necesidad
+posponer todo otro asunto á la tarea de calmar sus dolores. La examinó
+cuidadosamente y procedió luego á abrir una bolsa de cuero, que llevaba
+bajo su traje, y parecía contener medicinas, una de las cuales mezcló
+con un poco de agua en una taza.
+
+--Mis antiguos estudios en alquimia, dijo por vía de observación, y mi
+residencia de más de un año entre un pueblo muy versado en las
+propiedades de las hierbas, han hecho de mí un médico mejor que muchos
+que se han graduado. Oye, mujer, la niña es tuya, no tiene nada mío, ni
+reconocerá mi voz ni mi rostro como los de un padre. Adminístrale por lo
+tanto esta poción con tus propias manos.
+
+Ester rechazó la medicina que le presentaban, fijando al mismo tiempo
+con visible temor las miradas en el rostro del hombre.
+
+--¿Tratarías de vengarte en la inocente criatura? dijo en voz baja.
+
+--¡Loca mujer! respondió el médico con acento entre frío y blando. ¿Qué
+provecho me vendría á mí de hacer daño á esta pobre y bastarda criatura?
+La medicina es buena y provechosa; y si fuera mi hija, mi propia hija
+así como tuya, no podría hacer nada mejor en beneficio suyo.
+
+Como Ester aun vacilaba, no hallándose realmente en aquellos momentos en
+su sano juicio, el médico tomó á la niña en brazos y él mismo le
+administró la poción, que pronto dejó sentir su eficacia. Los quejidos
+de la pequeña paciente se calmaron, sus convulsiones fueron cesando
+gradualmente; y á los pocos momentos, como es la costumbre de los
+tiernos niños después de verse libres del dolor, quedó sumergida en un
+profundo sueño. El médico, pues así puede llamársele con todo derecho,
+dirigió entonces su atención á la madre. Con calma y despacio la
+examinó, le tomó el pulso, dió una mirada á sus ojos; mirada que le
+oprimió el corazón y la hizo estremecer, por serle tan familiar, y sin
+embargo tan extraña y fría,--y finalmente, satisfecho de los resultados
+de su investigación, procedió á preparar otra poción.
+
+--No sé donde hallar el _leteo_ ni el _nepentes_, dijo, pero he
+aprendido muchos nuevos secretos entre los salvajes; y esta receta que
+me dió un indio en cambio de algunas lecciones mías, tan antiguas como
+Paracelso, es uno de esos secretos. Bebe esto. Será sin embargo menos
+calmante que una conciencia limpia y pura; pero no puedo darte eso.
+Calmará á pesar de todo la agitación de tu pecho y las marejadas de tu
+pasión, así como lo hace el aceite arrojado sobre las olas de un mar
+tempestuoso.
+
+Presentó la taza á Ester, que la recibió mirándole con fijeza de una
+manera lenta y seria; no precisamente con una mirada de temor, sino
+llena de dudas, como interrogándole acerca de lo que podrían ser sus
+propósitos, y al mismo tiempo dirigió también una mirada á la niñita
+dormida.
+
+--He pensado en la muerte, dijo, la he deseado, hasta hubiera rogado por
+ella, si pudiera rogar por algo. Sin embargo, si la muerte se encierra
+en esta taza, te pido que lo reflexiones antes de que me veas beberla.
+Mira: ya la he llevado á los labios.
+
+--Bebe, pues, replicó el médico con el mismo aire de sosiego y frialdad
+de antes. ¿Tan poco me conoces, Ester? ¿Podrían ser mis propósitos tan
+vanos? Aun en el caso de que imaginara un medio de vengarme, ¿qué podría
+servir mejor para mis fines que dejarte vivir, y darte estas medicinas
+contra todo lo que pudiese poner en peligro tu vida, de modo que esa
+candente ignominia continúe brillando en tu seno?
+
+Al hablar así, tocó con el índice la letra escarlata, que parecía
+abrasar el pecho de Ester como si hubiera sido en efecto un hierro
+candente. El médico notó su gesto involuntario, y con una sonrisa dijo:
+
+--Vive, sí, vive; y lleva contigo este signo ante los ojos de hombres y
+mujeres,--ante los ojos de aquel á quien llamaste tu marido,--ante los
+ojos de esa niñita. Y para que puedas vivir, toma esta medicina.
+
+Sin decir una palabra, Ester apuró la taza, y obedeciendo á una señal de
+aquel hombre de ciencia, se sentó en la cama en que dormía la niñita,
+mientras él, tomando la única silla que había en la habitación, se sentó
+á su lado. Ella no pudo menos de temblar ante estos preparativos, pues
+comprendía que, habiendo ya hecho él todo lo que la humanidad, ó el
+deber, ó si se quiere, una refinada crueldad le obligaban á hacer en
+alivio de sus dolores físicos, iba á tratarla ahora como hombre á quien
+había ofendido de la manera más profunda é irreparable.
+
+--Ester, dijo, no pregunto por qué motivos, ni cómo has caído en el
+abismo, mejor dicho, has subido al pedestal de infamia en que te he
+hallado. La razón es fácil de hallar. Ha sido mi locura y tu debilidad.
+Yo,--un hombre dado al estudio, una verdadera polilla de
+biblioteca,--un hombre ya en el declive de sus años, que empleó los
+mejores de su vida en alimentar su afán devorador de saber,--¿qué tenía
+que ver con una belleza y juventud como la tuya? Contrahecho desde que
+nací, ¿cómo pude engañarme con la idea de que los dones intelectuales
+podrían en la fantasía de una joven doncella arrojar un velo sobre las
+deformidades físicas? Los hombres me llaman sabio. Si los sabios fueran
+cuerdos en lo que les concierne, yo debería haber previsto todo esto. Yo
+debería haber sabido que, al dejar la vasta y tenebrosa selva para
+entrar en esta población de cristianos, el primer objeto con que habían
+de tropezar mis miradas, serías tú, Ester, de pie, como una estatua de
+ignominia, expuesta á los ojos del pueblo. Sí, desde el instante que
+salimos de la iglesia, ya unidos por los lazos del matrimonio, debería
+haber contemplado la llama ardiente de esa letra escarlata brillando á
+la extremidad de nuestro sendero.
+
+--Tú sabes, dijo Ester,--quien á pesar del estado de abatimiento en que
+se encontraba, no pudo sufrir este último golpe que le recordaba su
+vergüenza,--tú sabes que fuí franca contigo. Ni sentí amor, ni fingí
+tener ninguno.
+
+--Es verdad, replicó el médico: ¡fué una locura mía! Ya lo he dicho.
+Pero, hasta aquella época de mi vida, yo había vivido en vano. ¡El mundo
+me había parecido tan triste! Mi corazón era como una morada bastante
+grande para dar cabida á muchos huéspedes, pero fría y solitaria. Yo
+deseaba tener un hogar, experimentar su calor. Á pesar de lo viejo, de
+lo contrahecho y sombrío que era, no me pareció un sueño extravagante
+la idea de que yo podía gozar también de esta simple felicidad,
+esparcida en todas partes, y de que toda la humanidad puede disfrutar. Y
+por eso, Ester, te albergué en lo más recóndito de mi corazón, y traté
+de animar el tuyo con aquella llama que tu presencia había encendido en
+mi pecho.
+
+--Te he agraviado en extremo, murmuró Ester.
+
+--Nos hemos agraviado mutuamente, respondió el médico. El primer error y
+agravio fué mío, cuando hice que tu floreciente juventud entrara en una
+relación falsa, y contraria á la naturaleza, con mi decadencia. Por
+consiguiente, como hombre que no ha pensado ni filosofado vanamente, no
+busco venganza, no abrigo ningún mal designio contra tí. Entre tú y yo
+la balanza está perfectamente equilibrada. Pero, Ester, el hombre que
+nos ha agraviado á los dos vive. ¿Quién es?
+
+--No me lo preguntes, replicó Ester mirándole al rostro con firmeza. Eso
+nunca lo sabrás.
+
+--¿Nunca, dices?--replicó el médico con una sonrisa amarga de confianza
+en sí mismo. ¿Nunca lo sabré? Créeme, Ester, hay pocas cosas,--ya en el
+mundo exterior, ó ya á cierta profundidad en la esfera invisible del
+pensamiento,--hay pocas cosas, repito, que queden ocultas al hombre que
+se dedica seriamente y sin descanso á la solución de un misterio. Tú
+puedes ocultar tu secreto á las miradas escudriñadoras de la multitud.
+Puedes ocultarlo también á las investigaciones de los ministros y
+magistrados, como hiciste hoy cuando procuraron arrancar ese nombre á tu
+corazón y darte un compañero en tu pedestal. Pero en cuanto á mí, yo me
+dedicaré á la investigación con sentidos que ellos no poseen. Yo
+buscaré á este hombre como he buscado la verdad en los libros; como he
+buscado oro en la alquimia. Hay una simpatía oculta que me lo hará
+conocer. Le veré temblar. Yo mismo al verle, me sentiré estremecer de
+repente y sin saber por qué. Tarde ó temprano, tiene que ser mío.
+
+Los ojos del médico, fijos en el rostro de Ester, brillaron con tal
+intensidad, que ésta se llevó las manos al corazón como temiendo que
+pudiese descubrir allí el secreto en aquel momento mismo.
+
+--¿No quieres revelar su nombre? Sin embargo, de todos modos lo
+sabré,--continuó el médico con una mirada llena de confianza, cual si el
+destino lo hubiera decretado así. No lleva ninguna letra infamante
+bordada en su traje, como tú; pero yo la leeré en su corazón. Pero no
+temas por él. No creas que me mezclaré en la clase de retribución que
+adopte el cielo, ó que lo entregue á las garras de la justicia humana.
+Ni te imagines que intentaré algo contra su vida; no, ni contra su fama
+si, como juzgo, es un hombre que goza de buena reputación. Le dejaré
+vivir: le dejaré envolverse en el manto de su honra externa, si puede.
+Sin embargo, será mío.
+
+--Tus acciones parecen misericordiosas, dijo Ester desconcertada y
+aterrada, pero tus palabras te hacen horrible.
+
+--Una cosa te recomendaré, á tí, que eras mi esposa, dijo el sabio. Tú
+has guardado el secreto de tu cómplice: guarda también el mío. Nadie me
+conoce en esta tierra. No digas á ningún sér humano que en un tiempo me
+llamaste tu esposo. Aquí, en esta franja de tierra plantaré mi tienda;
+porque habiendo sido donde quiera un peregrino, y habiendo vivido
+alejado de los intereses humanos, he encontrado aquí á una mujer, á un
+hombre, y á una tierna niña entre los cuales y yo existen los lazos más
+estrechos que puedan imaginarse. Nada importa que sean de amor ó de
+odio, justos ó injustos. Tú y los tuyos, Ester, me pertenecéis. Mi hogar
+está donde tú estés y donde él esté. ¡Pero no me vendas!
+
+--¿Con qué objeto lo deseas?--le preguntó Ester, negándose, sin saber
+por qué, á aceptar este secreto convenio. ¿Por qué no te anuncias
+públicamente y te deshaces de mí de una vez?
+
+--Pudiera moverme á ello, replicó el médico, no querer arrostrar la
+deshonra que mancha al marido de una mujer infiel. Pudieran moverme
+también otras razones. Basta con que sepas que es mi objeto vivir y
+morir desconocido. Por lo tanto, tu marido ha de ser para el mundo un
+hombre ya muerto, y de quien jamás se recibirá noticia alguna. No me
+reconozcas ni por una palabra, ni por un signo, ni por una mirada. No
+descubras á nadie tu secreto, sobre todo al hombre que sabes. Si me
+faltares en esto... ¡ay de tí! Su fama y buen nombre, su posición, su
+vida, estarán en mis manos! ¡Guárdate de ello!
+
+--Guardaré tu secreto, como guardo el suyo, dijo Ester.
+
+--Júralo, replicó el otro.
+
+Y ella prestó el juramento.
+
+--Y ahora, Ester,--dijo el anciano Rogerio Chillingworth, como había de
+llamarse en lo sucesivo,--te dejo sola: sola con tu hija y con la letra
+escarlata. ¿Qué es eso, Ester? ¿Te obliga la sentencia á dormir con la
+letra? ¿No tienes temor de que te asalten pesadillas y sueños horribles?
+
+--¿Por qué me miras y te sonríes de ese modo?--le preguntó Ester toda
+inquieta al ver la expresión de sus ojos.--¿Eres acaso como el Hombre
+Negro que recorre las selvas que nos rodean? ¿Me has inducido á aceptar
+un pacto que dará por resultado la perdición de mi alma?
+
+--No la de tu alma,--respondió el médico con otra sonrisa. ¡No; no la de
+tu alma!
+
+
+
+
+V
+
+ESTER AGUJA EN MANO
+
+
+Terminado el período de encarcelamiento á que fué condenada Ester, se
+abrieron las puertas de la prisión y salió á la luz del sol que,
+brillando lo mismo para todos, le parecía sin embargo á su mórbida
+imaginación que había sido creado con el único objeto de revelar la
+letra escarlata que llevaba en el seno de su vestido. Quizá padeció
+moralmente más cuando, habiendo cruzado los umbrales de la cárcel,
+empezó á moverse libre y sola, que no en medio de la muchedumbre y
+espectáculo que quedan descritos, donde se hizo pública su vergüenza y
+donde todos la señalaron con el dedo. En aquel entonces se encontraba
+sostenida por una tensión sobrenatural de los nervios y toda la energía
+batalladora de su carácter, que la ayudaban á convertir aquella escena
+en una especie de lóbrego triunfo. Fué, además, un acontecimiento
+aislado y singular que solo ocurriría una vez durante su vida; y para
+arrostrarlo tuvo que gastar toda la fuerza vital que habría bastado para
+muchos años de tranquilidad y calma. La misma ley que la condenaba, la
+había sostenido durante la terrible prueba de su ignominia. Pero ahora,
+fuera ya de la prisión, sola y sin compañía en el sendero de la vida,
+empezaba para ella una nueva existencia, y tenía que sostenerse y
+proseguir adelante con los recursos que le proporcionara su propia
+naturaleza, ó de lo contrario, sucumbir. No podía contar con lo porvenir
+para sobrellevar su dolor presente. El día de mañana aportaría su ración
+de pesadumbre, y lo mismo el siguiente y los sucesivos: cada uno traería
+su propio pesar que, en esencia, era sin embargo el mismo que ahora le
+parecía tan inmensamente doloroso. Los años por venir se sucederían unos
+á otros, y ella tendría que continuar sobrellevando la misma carga, sin
+poder jamás arrojarla; pues la sucesión de días y de años no haría más
+que acumular miseria sobre ignominia. Durante todo ese tiempo,
+despojándose Ester de su propia individualidad, se convertiría en el
+ejemplo vivo de que podrían servirse el moralista y el predicador para
+encarecer sus imágenes de fragilidad femenina y de pasión pecaminosa. Le
+diría á la joven y á la pura, que contemplasen la letra escarlata que
+brillaba en su seno,--que se fijasen en esa mujer, la hija de padres
+honrados,--la madre de una criaturita que más adelante sería también una
+mujer,--que recordasen que en un tiempo había sido inocente--y que
+vieran ahora en ella la imagen, la encarnación, la realidad del pecado;
+y sobre su tumba, la infamia que la había acompañado en vida, sería
+también su único monumento.
+
+Parecerá sorprendente, que con el mundo abierto ante ella, sin ninguna
+restricción en su sentencia que la impidiera dejar aquella obscura y
+remota colonia puritana y volver al lugar de su nacimiento, ó á
+cualquiera otro país europeo, y ocultar allí su persona y su identidad,
+bajo un nuevo exterior, como si empezara por completo otra
+existencia,--y teniendo también á su alcance los bosques sombríos y casi
+impenetrables, donde lo impetuoso de su sér espiritual podría asimilarse
+al pueblo cuyas costumbres y vida nada tenían de común con la ley que la
+había condenado;--parecerá sorprendente, repito, que esta mujer pudiera
+aún dar el nombre de hogar á aquel sitio donde había ella de ser el tipo
+de la ignominia. Pero hay una especie de fatalidad, un sentimiento tan
+irresistible é inevitable, que tiene toda la fuerza del destino, que
+casi obliga invariablemente á los hombres á permanecer y vagar, á manera
+de espectros, en el lugar mismo en que un acontecimiento grande y
+notable ha influído en el curso de su vida, y que es tanto más
+irresistible cuanto más sombría ha sido su influencia. Su pecado, su
+ignominia, eran las raíces que la retenían en aquel suelo, que había
+llegado á convertirse en el hogar permanente y final de Ester. Todos los
+otros sitios del mundo, aun aquella aldea de Inglaterra donde corrieron
+su infancia feliz y su juventud inmaculada, se habían convertido en
+cosas extrañas. Los lazos que la ataban á este nuevo suelo estaban
+formados de eslabones de hierro que penetraban en lo más íntimo de su
+alma, sin que jamás llegaran á romperse.
+
+Pudiera ser también,--y sin duda lo era aunque se lo ocultaba á sí
+propia, y palidecía cuando luchaba por salir de su corazón como una
+serpiente de su agujero,--pudiera ser también que otro sentimiento la
+hiciera permanecer en el lugar que tan funesto le había sido. Allí
+moraba, allí pasaba su existencia alguien á quien ella se consideraba
+unida con lazos que, si bien no reconocidos en la tierra, los llevarían
+juntos ante el tribunal del juicio final, donde quedarían enlazados para
+un futuro común de retribución inextinguible. El tentador del género
+humano había presentado repetidas veces esta idea á la mente de Ester, y
+se reía del gozo apasionado, al mismo tiempo que lleno de desesperación,
+con que ella al principio la acogía, y después se esforzaba en
+rechazarla. Apenas acariciaba semejante idea, cuando ya quería
+destruirla. Lo que al fin quiso creer, lo que ella misma consideró la
+razón suprema para continuar viviendo en aquel sitio, era en parte
+verdad y en parte una ilusión con que trataba de engañarse. Aquí, se
+decía para sus adentros, cometí mi falta, y aquí debe efectuarse mi
+castigo terrenal; y quizás de este modo las torturas de su diaria
+ignominia purificarán al fin su alma, dotándola de una nueva pureza en
+cambio de la que había perdido, más sagrada puesto que sería el
+resultado del martirio.
+
+De consiguiente Ester no se movió de allí. En los lindes de la
+población, aunque no en la vecindad inmediata de ninguna morada, había
+una choza ó cabaña, construída por uno de los primeros colonos, y
+abandonada porque la tierra era demasiado estéril para el cultivo. Su
+aislamiento y distancia de la población, la ponían fuera del círculo de
+la actividad social que ya se notaba en las costumbres de los colonos.
+Aquella pequeña habitación estaba á orillas del mar, medio oculta por un
+bosquecillo de árboles no muy corpulentos; y en ese lugar solitario, con
+los pocos recursos que poseía, y gracias al permiso de los magistrados
+que aun ejercían una especie de vigilancia inquisitorial sobre Ester, se
+instaló ésta con su niñita. Inmediatamente se asoció á aquel lugar una
+vaga idea de algo misterioso y desconocido. Los niños, demasiado tiernos
+para comprender por qué aquella mujer se encontraba separada del resto
+de sus semejantes, se arrastraban lo más cerca posible para verla
+ocupada con su aguja sentada á la ventana de su cabaña, ó de pie á la
+puerta de la misma, ó trabajando en el jardincito, ó paseándose en el
+sendero que conducía á la población; y al contemplar la letra escarlata
+en el seno de su vestido, emprendían la carrera con un temor extraño y
+contagioso.
+
+Á pesar de lo solitario de la situación de Ester, y aunque no tenía un
+amigo en la tierra que se atreviese á visitarla, no corría sin embargo
+el riesgo de padecer escaseces. Poseía un arte que bastaba para
+proporcionarle el sustento á ella y á su hijita, aun en un país que
+ofrecía comparativamente pocas oportunidades para su ejercicio. Arte que
+en aquella época, como hoy, era casi el único que estuviera al alcance
+de la mujer,--la costura. Llevaba en el seno, en la letra primorosamente
+bordada, una muestra de su habilidad delicada y de su inventiva, de que
+se habrían alegrado las damas mismas de la Corte poder aprovecharse para
+agregar á sus ricas telas de seda y oro los adornos aun más preciados
+del arte humano.
+
+Cierto es que, dada la sencillez del traje negro que caracterizaba en lo
+general las modas puritanas de aquel tiempo, no se presentarían muchas
+ocasiones en que pudiera desplegar Ester sus talentos con la aguja; sin
+embargo, el gusto de la época que se complacía en lo que era complicado
+en esta clase de trabajos, no pudo menos de ejercer su influencia en
+aquellos severos puritanos, nuestros antepasados, que se habían
+desprendido de tantas cosas que hoy nos parecen muy difíciles de
+renunciar. Las ceremonias públicas, tales como la instalación de
+magistrados, y cuanto pudiera agregar majestad al modo con que un nuevo
+gobernador se presentaba al pueblo, se distinguían por un ceremonial
+imponente y una sombría pero estudiada magnificencia. Grandes cuellos ó
+lechuguillas, fajas de intrincadas labores, y guantes lujosamente
+bordados, eran de absoluta necesidad para los altos funcionarios al
+hacerse cargo de las riendas del poder; y su uso se permitía también á
+los individuos distinguidos por su posición ó riqueza, aunque las leyes
+suntuarias prohibían estos y otros lujos semejantes á los plebeyos. En
+los funerales, ya en el vestido del difunto, ó ya para expresar por
+variedad de signos emblemáticos de paño negro y linón blanco el dolor de
+los sobrevivientes, había también una demanda frecuente de la clase de
+labor que Ester podía suministrar. Los pañales y faldellines para niños,
+pues en aquella época los niños de tierna edad llevaban vestidos de
+gala, ofrecían también ocasión para labores delicadas de aguja.
+
+Poco á poco, aunque no con mucha lentitud, los trabajos de Ester se
+fueron haciendo de moda, como hoy se dice, ya por compasión hacia una
+mujer cuyo destino había sido tan desgraciado, ya por la mórbida
+curiosidad que da un valor ficticio á cosas comunes ó que no tienen
+ninguno, ya porque entonces, como ahora, se concediera á ciertas
+personas, por cualquiera razón, lo que otros solicitan en vano, ó porque
+Ester llenara realmente un vacío que se dejaba sentir; es lo cierto que
+halló frecuente empleo para su aguja, y bien remunerado. Tal vez la
+vanidad escogió, como medio de mortificarse, llevar á las pompas y
+ceremonias del Estado los adornos labrados por sus manos pecadoras.
+Veíase su labor en los cuellos del Gobernador; los militares la
+mostraban en sus bandas y fajas; el ministro del altar también dejaba
+verla en su traje severo; adornaba el gorrito de los recién nacidos, y
+hasta los ataúdes de los que llevaban á enterrar. Pero no se recuerda un
+solo caso en que la habilidad de Ester se solicitase para bordar el velo
+blanco que debía de cubrir el rostro pudoroso de una novia conducida al
+altar. Esta excepción indicaba lo inextinguible del rigor con que la
+sociedad reprobaba su pecado.
+
+Ester no trataba de adquirir más allá de lo necesario para su
+subsistencia, siendo ésta de la naturaleza más sencilla y ascética que
+pueda darse en lo que á ella se refería; y para su niña, alimentos muy
+sencillos si bien con abundancia. Los vestidos que usaba eran hechos de
+las telas más bastas y del color más sombrío, con un solo adorno,--la
+letra escarlata--que estaba condenada á llevar siempre. El trajecito de
+la niña, por el contrario, se distinguía por cierto corte y adornos
+caprichosos, mejor dicho, fantásticos, que servían para realzar una
+especie de encanto aéreo que desde muy temprano empezó á notarse en la
+criaturita, la que también daba muestras de una seriedad profunda. Ya
+hablaremos de esto más adelante. Excepto la pequeña suma que dedicaba
+Ester al adorno de su hija, el resto lo empleaba en obras de caridad, en
+infelices menos desgraciados que ella, y que con frecuencia insultaban
+la mano que los socorría.
+
+Mucha parte del tiempo que hubiera podido aplicar á labores más
+productivos, la pasaba haciendo vestidos de estofas groseras para los
+pobres. Es probable que á esta clase de ocupación asociara ella una idea
+de penitencia, y que al dedicar tantas horas á esa ruda labor, las
+ofreciera como una especie de sacrificio de otros goces. En la
+naturaleza de Ester había algo de la rica y voluptuosa naturaleza
+oriental, un gusto por todo lo que era esplendorosamente bello, y que,
+excepto en las exquisitas producciones de su aguja, no encontraba en qué
+poder ejercitarlo. Las mujeres hallan en la delicada labor de la aguja
+un placer incomprensible para el sexo fuerte. Para Ester era quizás una
+manera de expresar la pasión de su vida, y por lo tanto de calmarla. Á
+semejanza de todos los otros goces, rechazó esta pasión como un pecado.
+Semejante mórbida intervención de la conciencia en cosas de poca monta
+pudiera muy bien considerarse indicio de una penitencia que no era
+genuina ni constante, sino más bien algo dudoso, y que en el fondo no
+era lo que debería ser.
+
+De este modo Ester Prynne tuvo su parte que desempeñar en el mundo.
+Merced á la energía natural de su carácter, y á su rara inteligencia, no
+fué posible segregarla por completo de la sociedad, aunque ésta la había
+marcado con una señal más intolerable para el corazón de una mujer que
+la grabada en la frente de Caín. En todas sus relaciones con esa
+sociedad, no había sin embargo nada que la hiciera comprender que
+pertenecía á ella. Cada gesto, cada palabra, y hasta el silencio mismo
+de aquellos con quienes se ponía en contacto, implicaban y expresaban
+con frecuencia la idea de que estaba desterrada, y tan aislada como si
+habitase en otra esfera. Encontrábase separada de los intereses morales
+de sus semejantes, á pesar de estar tan cerca de ellos, á manera de un
+espíritu que volviese á visitar el hogar doméstico sin poder hacerse ver
+ni dejarse sentir; sin participar de sus alegrías, ni poder tomar parte
+en sus dolores; y que, caso de que llegase á manifestar los sentimientos
+que le estaban vedados, habría sido para despertar solamente terror y
+horrible repugnancia. Y en realidad esto, y el más acerbo desdén,
+parecía que era lo único que había para ella en el corazón de sus
+conciudadanos. No era aquella una época de delicadeza y refinamiento en
+las costumbres; y aunque Ester se diese exacta cuenta de su posición, y
+no hubiera peligro de que la olvidara, con harta frecuencia se la hacían
+sentir de una manera muy ruda, y cuando ella menos lo esperaba. Los
+pobres, como ya hemos dicho, á quienes había hecho el objeto de sus
+bondades y de su beneficencia, á menudo deprimían la mano que se
+extendía para socorrerlos. Las damas de alto copete en cuyas moradas
+penetraba á desempeñar sus labores de costura, acostumbraban destilar
+gotas de acíbar en su corazón; á veces, merced á esa alquimia secreta y
+refinada con que la mujer puede infiltrar un veneno sutil extraído de
+las cosas más baladíes; y en otras ocasiones, con una rudeza de
+expresión que caía en el pecho indefenso de aquella infeliz como un
+golpe asestado á una herida ulcerada. Ester se había amaestrado por
+largo tiempo en el arte de sufrir en silencio: jamás respondía á estos
+ataques, sino con el rubor que irresistiblemente enrojecía su pálida
+mejilla y después desaparecía en las profundidades de su alma. Era
+paciente, una verdadera mártir; pero se abstenía de rezar por sus
+enemigos, por temor de que, á despecho de sus buenas intenciones, las
+palabras con que implorase la bendición para ellos se convirtiesen
+irremediablemente en una maldición.
+
+Continuamente, y de mil maneras, experimentaba los innumerables
+tormentos que para ella había ideado la sentencia imperecedera del
+tribunal puritano. Los ministros del altar se detenían en medio de la
+calle para dirigirla palabras de exhortación, que atraían una multitud
+implacable alrededor de la pobre pecadora. Si entraba en la iglesia los
+domingos, confiada en la misericordia del Padre Universal, era con
+frecuencia, por su mala suerte, para verse convertida en el tema del
+sermón. Llegó á tener un verdadero terror de los niños, que habían
+concebido, gracias á las conversaciones de sus padres, una vaga idea de
+que había algo horrible en esa triste mujer que se deslizaba silenciosa
+por las calles de la población, sin otra compañía que su única niña. Por
+lo tanto, dejándola al principio pasar, la perseguían después á cierta
+distancia con agudos chillidos, pronunciando una palabra cuyo sentido
+exacto no podían ellos comprender, pero que no por eso era menos
+terrible para Ester, por venir de labios que la emitían
+inconscientemente. Parecía indicar una difusión tal de su ignominia,
+como si esta fuera conocida de toda la naturaleza; y no le habría
+causado pesar más profundo si hubiera oído á las hojas de los árboles
+referirse entre sí la sombría historia de su caída, y á las brisas del
+verano contarla entre susurros, ó á los ábregos del invierno
+proclamarla con sus voces tempestuosas.
+
+Otra especie de tortura peculiar que experimentaba la pobre mujer era
+cuando veía un nuevo rostro, cuando personas extrañas fijaban con
+curiosidad las miradas en la letra escarlata, lo que ninguna dejaba de
+hacer y era para ella como si le aplicasen un hierro candente al
+corazón. Entonces apenas podía contener el impulso de cubrir el símbolo
+fatal con las manos, aunque nunca llegó á hacerlo. Pero las personas
+acostumbradas á contemplar aquel signo de ignominia, podían hacerla
+sufrir también intensa agonía. Desde el primer momento en que la letra
+formó parte integrante de su vestido, Ester había experimentado el
+terror secreto de que un ojo humano estaba siempre fijo en el triste
+emblema: su sensibilidad en ese particular, lejos de disminuirse con el
+tiempo, era cada vez mayor, merced al tormento cuotidiano que sufría.
+
+Pero alguna que otra vez, quizás con intervalo de muchos días ó acaso de
+varios meses, tenía la sensación de que una mirada--una mirada
+compasiva--se fijaba en la letra ignominiosa; y esto parecía
+proporcionarla un alivio momentáneo, como si alguien compartiera la
+mitad de su agonía. Pero un instante después se reduplicaba ésta con
+renovado dolor, porque en aquel breve momento había pecado nuevamente.
+¿Había Ester pecado sola?
+
+Su imaginación estaba un tanto afectada, y á haber poseído menos fibra
+intelectual y moral, se habría afectado aun mucho más, en consecuencia
+de la soledad y de la angustia continua en que vivía. Yendo al reducido
+mundo exterior con que estaba en relaciones y regresando á su morada, y
+siempre solitaria en esos paseos, creyó Ester, ó se imaginó creer, que
+la letra escarlata la había dotado de un nuevo sentido. Se estremecía al
+pensar, y no podía menos de pensar así, que aquella le proporcionaba una
+especie de conocimiento intuitivo de las culpas secretas de otras almas.
+Las revelaciones que de este modo se presentaron á sus ojos la llenaban
+de terror. ¿Y cuáles eran? ¿Pero qué podían ser sino las insidiosas
+insinuaciones del ángel malo, que habría deseado persuadir á aquella
+mujer, que estaba luchando y era solo su víctima á medias, que el
+aspecto exterior de pureza no era más que una mentira, y que si la
+verdad se conociera, la letra escarlata brillaría en más de un seno, y
+no únicamente en el de Ester Prynne? ¿Debía ella acaso recibir esas
+obscuras insinuaciones como si fueran una cosa real y positiva? Esta
+especie de sentido sobrenatural de que se creía dotada, era de lo más
+terrible é insoportable que hubiese experimentado en el curso de su
+desgraciada existencia. La llenaba de perplejidad y de malestar, pues á
+veces aquella marca roja de infamia en el pecho de su vestido, parecía
+como si latiera y se agitase cuando Ester pasaba junto á un venerable
+eclesiástico ó magistrado, modelos de piedad y de justicia, á quienes el
+mundo contemplaba como si fueran los compañeros de los ángeles.
+
+--¿Qué malvado pasa junto á mí? Se decía Ester para sus adentros.
+
+Y levantando con repugnancia la cabeza veía que en aquellos alredederes
+no había más ser humano que aquel hombre que todos consideraban un
+santo. Otras veces creía tener á su lado á una hermana en la culpa, y
+al levantar los ojos tropezaba con la forma de una devota y áspera
+matrona, cuyo corazón, según la creencia pública, había sido un pedazo
+de hielo durante toda su vida. Aquel hielo en el pecho de la matrona y
+la candente ignominia de Ester ¿qué tenían de común? Otras veces el
+estremecimiento eléctrico le daba la señal, como si le dijera: "Ester,
+ahí tienes una compañera,"--y al alzar los ojos, veía á una joven
+doncella que contemplaba la letra escarlata, á hurtadillas, y se alejaba
+rápidamente con un ligero rubor en las mejillas, como si su pureza se
+hubiera empañado con aquella ojeada instantánea. Semejante falta de fe
+en la virtud de los demás, es una de las consecuencias más tristes del
+pecado. Pero una prueba de que en esta pobre víctima de su propia
+fragilidad y de la dureza de las leyes del hombre, la corrupción no
+había hecho mucho progreso, consistía en la constante lucha de su
+espíritu para creer que ningún mortal era tan culpable como ella misma.
+
+El vulgo, que en aquellos rudos tiempos añadía siempre el elemento de lo
+grotesco á todo lo que hiriera su imaginación, había inventado una
+historia acerca de la letra escarlata, que fácilmente podríamos
+convertir en una terrible leyenda. Afirmaban que aquel símbolo no era
+simplemente un paño escarlata, teñido con un color que era obra del
+hombre, sino que el rojo ardiente lo producía el fuego del infierno, y
+se le podía ver brillar con todo su fulgor cuando Ester se paseaba sola,
+junto á su morada, durante la noche.
+
+
+
+
+VI
+
+PERLA
+
+
+Hasta ahora apenas hemos hablado de la niña; de la criaturita cuya
+inocente vida parecía una bella é inmortal flor brotada en medio de la
+excesiva lozanía de una pasión criminal. ¡Cuán extraña se presentaba esa
+niña á los ojos de la triste mujer, á medida que ésta contemplaba el
+desarrollo y la hermosura, cada vez más brillante, y la inteligencia que
+iluminaba con sus trémulos rayos las delicadas facciones de su hija, de
+su Perla! Tal era el nombre que le había dado Ester, no porque tuviese
+analogía alguna con su aspecto, pues no tenía nada del blanco, tranquilo
+y frío lustre que podría indicar la comparación; sino que la llamó
+"Perla," por haberla obtenido á un gran precio, por haberla comprado en
+realidad con todo lo que ella poseía, con lo que era su único tesoro.
+¡Cuán singular era todo esto! El hombre había hecho patente la falta de
+esta mujer por medio de una letra escarlata dotada de tan grande y
+desastrosa eficacia, que impedía que aquella fuera objeto de las
+simpatías humanas, á no ser de personas igualmente culpables. Pero la
+naturaleza, en compensación de esta falta que el hombre había castigado,
+la dotó de una niña encantadora, que reposaba en aquel mismo seno
+infamado por la ley, para poner por siempre á la madre en relación con
+la raza humana, y para que llegara al fin á ser un alma escogida en el
+cielo. Sin embargo, estas ideas llenaban la mente de Ester con
+sentimientos de temor más bien que de esperanza. Sabía que su acción
+había sido mala, y por lo tanto no podía creer que sus resultados fueran
+buenos. Con creciente sobresalto contemplaba el desarrollo de la
+criatura, temiendo siempre descubrir alguna peculiaridad sombría y
+extraña, que guardara correspondencia con la culpa á que debió el ser.
+
+Defecto físico no había ninguno en la niña: por su forma perfecta, por
+su vigor y la natural agilidad en el uso de sus tiernos miembros, era
+digna de haber nacido en el Edén; de haber sido dejada allí para que
+jugara con los ángeles, después de la expulsión de nuestros primeros
+padres. Poseía una gracia ingénita que no siempre acompaña á la belleza
+perfecta: su traje, á pesar de su sencillez, despertaba en el que la
+veía la idea de que era precisamente el que más le convenía. Pero la
+tierna Perlita no estaba vestida con silvestres hierbas. Su madre,
+merced á cierta tendencia mórbida, que más adelante se comprenderá
+mejor, había comprado las telas más ricas que pudieran procurarse y daba
+rienda suelta á su fantasía creadora en el arreglo y adorno de los
+vestidos de la niña, cada vez que ésta se presentaba en público. Tan
+magníficamente lucía aquella criaturita ataviada de esa suerte, y era
+tal el esplendor de la propia belleza de Perla, brillando al través de
+los trajes vistosos que habrían podido apagar una hermosura mucho menos
+radiante, que puede decirse que en torno suyo se formaba un círculo de
+fulgente luz en el suelo de la obscura cabaña. El aspecto de Perla tenía
+un encanto de infinita variedad: en aquella niña se compendiaban y
+resumían muchos niños, comprendiendo desde la belleza á manera de flor
+silvestre de un niño campesino, hasta la pompa, en escala menor, de una
+princesita. En toda ella había sin embargo algo de apasionado, una
+cierta intensidad de color de que nunca se despojaba; y si en alguno de
+sus cambios ese color se hubiera vuelto más débil ó más pálido, habría
+cesado de ser ella, no habría sido Perla.
+
+Esta movilidad externa indicaba y expresaba completamente las diversas
+condiciones de su vida interior. Parecía que en su naturaleza la
+profundidad se hermanaba con la variedad; pero, á no ser que los temores
+de Ester la engañasen, diríamos que le faltaba la facultad de adaptarse
+al mundo en que había nacido. La niña no podía someterse á reglas fijas.
+Al darle la existencia, se había quebrantado una gran ley moral, y el
+resultado fué un sér cuyos elementos tal vez eran bellos y brillantes,
+pero en desorden, ó con un orden que les era peculiar, siendo difícil, ó
+casi imposible, descubrir donde empezaban ó terminaban la variedad y el
+arreglo. Ester únicamente podía darse cuenta del carácter de Perla, y
+eso de una manera vaga é imperfecta, recordando lo que ella misma había
+sido durante aquel período crítico en que el alma y el cuerpo de la niña
+se estaban formando. El estado de agitación apasionada en que se hallaba
+la madre había servido para transmitir á la criaturita por nacer los
+rayos de su vida moral; y por claros y puros que fueran primitivamente,
+habían adquirido ciertos tintes ya vivos y brillantes, ya intensos y
+sombríos. Pero sobre todo, se había perpetuado en el alma de Perla
+aquella violenta lucha que reinaba en el ánimo de Ester, quien podía
+reconocer en su hija el mismo espíritu libre, inquieto, provocativo y
+desesperado, y la misma ligereza de su carácter, y aun algo del mismo
+abatimiento que se había apoderado de su corazón. Ahora todo eso estaba
+iluminado por los rayos de la aurora que doran el cielo de la infancia,
+pero más entrado el día de la existencia terrenal, pudiera ser fecundo
+en torbellinos y tempestades.
+
+La educación de la familia era en aquellos tiempos mucho más severa que
+ahora. El entrecejo, la reprensión áspera y la aplicación de la correa ó
+de las varillas, no tenían por objeto castigar solamente faltas
+cometidas, sino que se empleaban como un medio saludable para el
+desenvolvimiento de todas las virtudes infantiles. Sin embargo, Ester,
+la madre solitaria de esta su única hija, corría poco riesgo de pecar
+por demasiado severa. Teniendo plena conciencia de sus propios errores y
+de sus infortunios, trató desde muy temprano de ejercer una estricta
+vigilancia sobre la tierna alma cuyos destinos estaban á su cargo. Pero
+esta tarea era superior á sus fuerzas, ó á su capacidad. Después de
+probar tanto la sonrisa como el entrecejo, y viendo que nada ejercía una
+influencia notable, decidió por fin dejar que la niña obedeciera á sus
+propios impulsos. Por supuesto que la restricción ó la compulsión
+producían su efecto mientras estaban vigentes; pero toda otra clase de
+disciplina moral, ya se dirigiere á su inteligencia ó á su corazón, daba
+ó no daba resultados según fuera la disposición caprichosa de su ánimo á
+la sazón. Cuando Perla era todavía muy tierna, su madre había observado
+en ella cierta expresión peculiar de la fisonomía, que era señal de que
+entonces todo cuanto se hiciera para que la niña obedeciese sus órdenes
+sería en vano. Aquella expresión era tan inteligente, y sin embargo tan
+inexplicable, tan perversa, y á veces tan maligna, aunque en lo general
+acompañada de una gran exuberancia de extravagante buen humor, que Ester
+no podía menos de preguntarse si Perla era en realidad una criatura
+humana. Parecía más bien un espíritu aéreo que, después de haberse
+divertido con sus juegos fantásticos en el suelo de la cabaña,
+desaparecería en los aires con una sonrisa burlona. Siempre que sus ojos
+profundamente negros y brillantes tomaban esa expresión, la niña
+semejaba á un sér intangible de indefinible extrañeza. Se diría que se
+estaba cerniendo en el aire y que podría desvanecerse á manera de una
+luz que no sabemos de dónde viene ni á dónde irá. Entonces Ester se veía
+obligada á arrojarse sobre la niña, á perseguirla en la carrera que
+invariablemente emprendía el pequeño duende, y á estrecharla contra el
+seno cubriéndola de besos y caricias, no tanto por un efecto de excesivo
+amor, sino para cerciorarse de que era la misma Perla en carne y hueso,
+y no una forma completamente ilusoria. Pero la risa de Perla cuando se
+veía atrapada, bien que armoniosa y rebosando contento, solo daba por
+resultado aumentar las dudas de su madre.
+
+Herida en el corazón por esta especie de misterio indescifrable y
+desconcertador que con tanta frecuencia se interponía entre ella y su
+único tesoro, tan caramente adquirido, y que era todo su universo,
+Ester rompía á veces en amargo llanto. Entonces, y sin saber por qué,
+Perla fruncía el entrecejo, cerraba el puño, y daba á su pequeño rostro
+una expresión dura, severa y de seco descontento; ó bien prorrumpía de
+nuevo en una risa más ruidosa que antes, como si fuera un sér incapaz de
+sentir y comprender el pesar humano; ó acaso, aunque muy raramente,
+experimentaba convulsiones de dolor, y en medio de sollozos y palabras
+entrecortadas expresaba su amor hacia su madre, y parecía que deseaba
+probar que tenía un corazón haciéndoselo pedazos. Sin embargo, Ester no
+confiaba mucho en aquel exceso de ternura, que pasaba con tanta rapidez
+como se había presentado. Pensando en todas estas cosas, la madre se
+encontraba en la posición de una persona que ha evocado un espíritu,
+como se lee en las historias fantásticas, pero que ignora la palabra
+mágica con que debe mantener bajo sus órdenes y dominar aquel poder
+misterioso. Sus únicas horas de completa tranquilidad eran cuando la
+niña yacía en el reposo del sueño. Entonces estaba plenamente segura de
+la criaturita, y gozaba de deliciosa y apacible felicidad hasta que,
+acaso con aquella perversa expresión que se veía vislumbrar bajo los
+entreabiertos párpados,--Perla despertaba.
+
+¡Cuán pronto!--y realmente ¡con cuánta extraña rapidez!--alcanzó Perla
+una edad en que ya era capaz de oir algo más que las palabras casi sin
+sentido con que una madre habla á su pequeñuela. Y ¡qué felicidad habría
+sido entonces para Ester poder oir la voz clara y sonora de Perla
+mezclada al tumulto de otras voces infantiles, y distinguir y reconocer
+los sonidos que emitiera su adorado tesoro entre la mezcla confusa de
+la gritería de un grupo de niños juguetones! Pero semejante dicha le
+estaba vedada. Perla, desde que nació, era una proscripta del mundo
+infantil. Siendo un enjerto del mal, emblema y producto del pecado, no
+tenía derecho á estar entre niños bautizados. Era muy notable el
+instinto con que la niñita comprendía su soledad y el destino que había
+trazado un círculo inviolable en derredor suyo; en una palabra, todo lo
+peculiar de su posición respecto á otros niños. Jamás, desde que salió
+de la cárcel, había arrostrado Ester la presencia del público sin ir
+acompañada de Perla. En todas sus visitas á la población, iba Perla
+también: primero, cuando tierna niña, la llevaba en brazos; luego, más
+crecida, iba como una pequeña compañera de su madre, asida de un dedo y
+dando saltitos. Veía á los niños del pueblo ora sobre la hierba que
+crecía en las aceras de las calles, ya en los umbrales de las puertas de
+sus casas, jugando de la manera que les permitía su educación puritana,
+esto es: jugando á ir á la iglesia; ó á arrancar cabelleras en simulacro
+de combates con los indios; ó bien asustándose mutuamente con algo en
+que trataban de imitar actos de hechicería ó brujería. Perla lo veía
+todo, lo contemplaba todo intensamente, pero jamás trató de trabar
+conocimiento con ninguno de los niños. Si le hablaban, no respondía. Si
+los niños la rodeaban, como acontecía á veces, Perla se volvía realmente
+terrible en su cólera infantil, cogiendo piedras para arrojarlas á
+aquellos, acompañando la acción con gritos y exclamaciones incoherentes
+y penetrantes que hacían temblar á su madre, porque se asemejaban á los
+acentos de una maldición que pronunciara una hechicera en algún idioma
+desconocido.
+
+La verdad del caso era que aquellos puritanitos en agraz, como dignos
+vástagos de la casta más intolerante que jamás haya existido, abrigaban
+una vaga idea de que había algo extraño, misterioso y fuera de lo común
+y diario tanto en la madre como en la hija, y por lo tanto las
+despreciaban en lo íntimo de su corazón, y con frecuencia las insultaban
+de voz en cuello. Perla resentía la ofensa, y se vengaba con todo el
+odio de que puede suponerse capaz un pecho infantil. Estas explosiones
+de un carácter violento, tenían algún valor y aun servían de consuelo á
+la madre, puesto que por lo menos revelaban cierta seriedad comprensible
+en aquella manera de sentir, lo que no acontecía con los caprichos
+fantásticos que tantas veces la llenaban de sorpresa y que no acertaba á
+explicarse en algunas manifestaciones de su hija. Le aterraba, sin
+embargo, discernir aquí y allí una especie de reflejo del mal que había
+existido en ella misma. Todos estos sentimientos de enemistad y de
+cólera los había heredado Perla de su madre: en el mismo estado de
+exclusión de todo trato social, se encontraban la madre y la hija; y en
+la naturaleza de esta última parecía que se perpetuaban todos aquellos
+elementos de inquietud que tanto agitaron á Ester antes del nacimiento
+de la niña, y que después habían comenzado á calmarse merced á la
+influencia benéfica de la maternidad.
+
+Al lado de su madre, en el hogar doméstico, Perla no tenía necesidad de
+mucho trato social. Su imaginación prestaba los atributos de la vida á
+millares de objetos inanimados, como una antorcha que enciende una llama
+donde quiera que se le aplique: la rama de un árbol, unos cuantos
+harapos, una flor, eran los juguetes en que se ejercitaba la magia
+creadora de Perla; y sin que experimentasen ningún cambio exterior, se
+adaptaban á todas las necesidades de su fantasía. Prestaba su voz
+infantil á multitud de seres imaginarios, viejos y jóvenes, con quienes
+emprendía de ese modo animados diálogos. Los antiguos pinos, negros y
+solemnes, que emitían una especie de gruñido y otros rumores
+melancólicos cuando los agitaba la brisa, convertíanse sin dificultad en
+clérigos puritanos á los ojos de Perla; las hierbas más feas del jardín,
+eran sus hijos; hierbas que la niña pisoteaba y arrancaba sin compasión.
+Era en realidad sorprendente la vasta variedad de formas en que se
+complacía su inteligencia, sin orden ni concierto, siempre en un estado
+de actividad sobrenatural, sucediéndose unas á otras como las
+emanaciones y despliegues caprichosos de la aurora boreal. En el mero
+ejercicio de la fantasía y la festiva disposición de una mente en
+desarrollo, tal vez no hubiera mucho más de lo que se podría observar en
+otros niños dotados de facultades brillantes, excepto que Perla, por
+verse privada de compañeros de juego, acudía, para reemplazarlos, á los
+recursos que le prestaba su imaginación. Lo singular del caso consistía
+en la actitud hostil que la niña desplegaba hacia esas criaturas hijas
+de su fantasía y de su corazón. Jamás creó un amigo, sino que siempre, á
+imitación del Cadmo de la fábula, parecía sembrar á derecha é izquierda
+los dientes del dragón, de los que brotaban batallones de enemigos
+armados á los cuales la niña declaraba al punto la guerra. Era en
+extremo triste observar en un sér tan tierno esta idea constante de un
+mundo adverso, y el fiero despliegue de energía que la preparaba para
+las luchas del mundo; y fácil es de suponer el dolor intenso que todo
+esto produciría en su madre, que hallaba en su mismo corazón la causa de
+aquel fenómeno.
+
+Contemplando á Perla, dejaba con frecuencia Ester caer la costura en el
+regazo, y rompía á llorar con una aflicción que hubiera deseado ocultar,
+y que se manifestaba con sollozos y palabras entrecortadas
+exclamando:--"¡Oh Padre que estás en los cielos! si es que eres aun mi
+Padre, ¿qué criatura es esta que he traído al mundo?"--Y Perla, al oir
+esta exclamación, ó al percibir aquellos sollozos de angustia, volvía
+hacia su madre la viva y preciosa carita, sonreía dulcemente y
+continuaba su juego.
+
+Nos resta hablar de una peculiaridad de esta niñita. La primer cosa que
+notó en su vida, no fué la sonrisa de la madre respondiendo á lo que,
+como en otros niños de tierna edad, puede tomarse por una sonrisa, ó
+mejor dicho, embrión de sonrisa. No: el primer objeto que parece haber
+llamado la atención de Perla, fué la letra escarlata en el seno de
+Ester. Un día, al inclinarse ésta sobre la cuna, las miradas de la
+niñita se fijaron en el brillo del bordado de oro que cercaba la letra,
+y extendiendo las manecitas trató de asirla, sonriendo sin duda, aunque
+con una extraña expresión que hizo que su rostro pareciera el de un niño
+de mucha más edad. Entonces Ester, trémula y convulsa, apretó con la
+mano el signo fatal, como si instintivamente quisiera arrancárselo del
+seno. ¡Tan intensa fué la tortura que le causó la acción de aquella
+criaturita! Y como si la agonía que revelaba el rostro de la madre, no
+tuviera otro objeto que divertirla, la niñita fijó las miradas en ella y
+se sonrió. Desde esa época, excepto cuando Perla estaba durmiendo, Ester
+jamás tuvo un instante de seguridad, ni un momento en que gozara con
+plena calma de la compañía de su hija. Cierto es que á veces
+transcurrían semanas enteras sin que las miradas de la criaturita se
+fijaran en la letra escarlata; pero también es cierto que lo contrario
+acontecía cuando menos se esperaba, y siempre con aquella sonrisa
+peculiar y la extraña expresión de los ojos de que ya se ha hablado.
+
+Una vez, mientras Ester contemplaba su propia imagen en los ojos de su
+hija, como es costumbre en las madres, brilló en ellos esa expresión
+singular y fantástica; y como las mujeres que viven solitarias y cuyo
+corazón está inquieto se hallan sujetas á innumerables ilusiones, se
+imaginó de repente que veía, no su propia imagen en miniatura, sino otra
+faz que se reflejaba en los ojos negros de Perla. Era un rostro enemigo,
+lleno de malignas sonrisas, pero que sin embargo tenía gran semejanza
+con facciones que había conocido muy bien, aunque raras veces las
+animara una sonrisa y jamás una expresión malévola. Se diría que un
+espíritu maligno se había posesionado de la niña, y se mostraba en sus
+ojos. Después de ese suceso, Ester se vió atormentada varias veces con
+la misma ilusión de sus sentidos, aunque no con tanta fuerza.
+
+En la tarde de cierto día de verano, cuando ya Perla había crecido lo
+bastante para poder andar sola, se divertía la niña en recoger flores
+silvestres, arrojándolas una á una al regazo de su madre; y ejecutando
+una especie de baile cada vez que una de las flores acertaba á dar en la
+letra escarlata. El primer movimiento de Ester fué cubrir la letra con
+ambas manos; pero fuese orgullo ó resignación, ó la idea de que la pena
+á que había sido condenada la satisfaría más pronto por medio de este
+dolor indecible, resistió el impulso y se irguió en su asiento, pálida
+como la muerte, mirando con tristeza profunda á Perla cuyos ojos
+brillaban de inusitado modo. Y siguió la niña lanzándole las flores que
+invariablemente daban contra la letra, llenando el pecho maternal de
+heridas para las que no podía hallar bálsamo en este mundo, ni sabía
+cómo buscarlo en el otro. Al fin, cuando concluyó de arrojar las flores,
+la niña permaneció en pie mirando á Ester precisamente como aquella
+imagen burlona del enemigo que la madre creía ver en el abismo
+insondable de los ojos negros de su hija.
+
+--Hija mía ¿quién eres tú?--exclamó la madre.
+
+--¡Oh! yo soy tu pequeña Perla, respondió.
+
+Pero mientras Perla decía esto, se echó á reir y empezó á bailar con la
+gesticulación petulante de un pequeño trasgo, cuyo próximo capricho
+sería escaparse por la chimenea.
+
+--¿Eres tú en realidad mi hija? le preguntó Ester.
+
+Y no fué una pregunta ociosa la que hizo, sino que, en aquel momento,
+así lo sentía; porque era tal la maravillosa inteligencia de Perla, que
+su madre hasta llegaba á imaginarse que la niña conocía la secreta
+historia de su existencia y se la revelaría ahora.
+
+--Sí; yo soy tu pequeña Perla, repitió la niña continuando sus
+cabriolas.
+
+--¡Tú no eres mi hija! ¡Tú no eres mi Perla! dijo la madre con aire semi
+risueño, porque frecuentemente en medio del más profundo dolor le venían
+impulsos festivos.--Díme, pues, quién eres y quién te ha enviado aquí.
+
+--Dímelo, madre mía,--respondió Perla con acento grave, acercándose á
+Ester y abrazándose á sus rodillas,--dímelo, madre, dímelo.
+
+--Tu Padre Celestial te envió, respondió Ester.
+
+Pero lo dijo con una vacilación que no escapó á la viva inteligencia de
+la niña; la cual, bien sea movida por su ordinaria petulancia, ó porque
+un maligno espíritu la inspirara, levantando el dedito índice y tocando
+la letra escarlata, exclamó con acento de convicción:
+
+--No; Él no me envió. Yo no tengo Padre Celestial.
+
+--¡Silencio, Perla, silencio! Tú no debes hablar así,--respondió la
+madre suprimiendo un gemido. El Padre Celestial nos ha enviado á todos á
+este mundo. Hasta me ha enviado á mí, tu madre; y con mucha mayor razón
+á tí. Y si no ¿de dónde has venido tú, niña singular y caprichosa?
+
+--Dímelo, dímelo,--repitió Perla, no ya con su carita seria, sino riendo
+y dando brinquitos en el suelo. Tú eres quien debes decírmelo.
+
+Pero Ester no pudo resolver la pregunta, encontrándose ella misma en un
+laberinto de dudas. Recordaba, entre risueña y asustada, la charla de
+las gentes del pueblo que, buscando en vano la paternidad de la niña, y
+observando algunas de sus peculiaridades, habían dado en decir que
+Perla procedía de un demonio, como ya había acontecido más de una vez en
+la tierra; ni fué Perla la única á quien los puritanos de la Nueva
+Inglaterra imputaron origen tan siniestro.
+
+
+
+
+VII
+
+LA SALA DEL GOBERNADOR
+
+
+Un día fué Ester á la morada del Gobernador Bellingham á llevarle un par
+de guantes que había ribeteado y bordado por orden suya, y que debía de
+usar en cierta ceremonia oficial, porque si bien no desempeñaba ya el
+alto puesto de antes, aun ocupaba un destino honroso é influyente en la
+magistratura colonial.
+
+Pero algo más importante que la entrega de un par de guantes bordados,
+obligó á Ester entonces á solicitar una entrevista con un personaje de
+tanto poder y tan activo en los negocios de la colonia. Había llegado á
+sus oídos el rumor de que algunos de los principales habitantes de la
+población trataban de despojarla de su niña, deseosos de que imperaran
+más rígidos principios en materias de religión y de gobierno. Suponiendo
+estas buenas gentes, como ya se ha dicho, que Perla era de estirpe
+diabólica, creyeron que para mayor beneficio del alma de la madre,
+convenía quitarle ese obstáculo de su sendero; agregando, que si la niña
+era realmente capaz de una educación religiosa y moral, y tenía en sí
+los elementos de su futura salvación, gozaría indudablemente de todas
+estas ventajas si se la separase de su madre y se confiara su educación
+á persona mejor y más cuerda. Se decía también que entre los
+promovedores de esta idea, era el Gobernador uno de los más activos.
+
+Parecerá singular, y hasta ridículo, que un asunto de esta naturaleza
+haya sido cuestión públicamente discutida, en la que tomaron parte en
+pro y en contra varias personas eminentes del gobierno. Pero en aquella
+época de prístina sencillez, negocios de menor importancia pública, y de
+menor trascendencia que el bienestar de Ester y de su hija, tenían
+cabida en las deliberaciones de los legisladores y en los actos del
+Estado; y hasta se refiere que una disputa relativa al derecho de
+propiedad de un cerdo dió margen, en una época anterior á la en que pasa
+nuestra historia, á debates acalorados en el cuerpo legislativo de la
+colonia, y ocasionó importantes modificaciones en el modo de ser de la
+Legislatura.
+
+Llena, pues, de temores, aunque con tan pleno convencimiento de su
+derecho, que no le parecía desigual la lucha entre el público de una
+parte y una mujer solitaria de la otra, Ester se puso en marcha saliendo
+de su cabaña acompañada, como era de esperarse, de Perla. Esta había
+alcanzado ya una edad que la permitía correr al lado de su madre, y como
+estaba siempre en constante movimiento desde la mañana hasta la noche,
+hubiera podido hacer una jornada mucho más larga. Sin embargo, á veces,
+más por capricho que por necesidad, pedía que la llevaran en brazos;
+pero á los pocos momentos quería que la dejasen andar, y continuaba
+junto á Ester dando saltitos y tropezando á cada instante.
+
+Hemos hablado de la belleza singular de Perla, belleza de tintes vivos
+y profundos, de tez brillante, ojos que poseían á la vez fulgor é
+intensidad meditativa, y un cabello de color castaño, lustroso, suave, y
+que más tarde serían casi negros. Toda ella era fuego y parecía el fruto
+de un momento de pasión impremeditada. La madre, al idear el traje de su
+hija, había dado rienda suelta á las tendencias vistosas de su
+imaginación, y la vistió con una túnica de terciopelo carmesí, de un
+corte peculiar, abundantemente adornada con caprichosos bordados y
+floreos de hilo de oro. Tal lujo de colores, que habrían dado un pálido
+y macilento aspecto á mejillas menos brillantes, se adaptaba
+admirablemente á la belleza de Perla, y la convertían en la más
+reluciente llama que jamás se haya movido sobre la tierra.
+
+Pero era una particularidad notable de este traje, y en realidad de la
+apariencia general de la niña, la de traer irremediablemente á la
+memoria del que la contemplaba el recuerdo del signo que Ester estaba
+condenada á llevar en su vestido. Era la letra escarlata bajo otra
+forma: la letra escarlata dotada de vida. La madre misma,--como si
+aquella ignominia roja se hubiera grabado profundamente en su cerebro de
+modo que todas sus ideas revistieran su aspecto,--la madre misma había
+encontrado aquella semejanza, empleando muchas horas de mórbida
+ingeniosidad en hallar una analogía entre el objeto de su cariño y el
+emblema de su falta y de su tormento. Pero como en realidad Perla era al
+mismo tiempo una y otra cosa, pudo Ester imaginarse perfectamente que la
+apariencia de la niña guardaba completa semejanza con la letra
+escarlata.
+
+Al llegar madre é hija á los linderos de la población, los niños de los
+puritanos, en medio de sus juegos, ó de lo que pasaba por juego entre
+aquellos sombríos chicuelos, fijaron en ellas las miradas y dijeron:
+
+--Ahí viene la mujer de la letra escarlata; y á su lado viene saltando
+lo que también se parece á una letra escarlata. Vamos á arrojarles
+fango.
+
+Pero Perla, que era una niña intrépida, después de fruncir el entrecejo,
+de golpear el suelo con el piececito y de apretar el puño con diversos
+gestos amenazadores, se lanzó de repente contra el grupo de sus enemigos
+y los puso á todos en fuga. Al mismo tiempo chilló y gritó con violencia
+tal, que el corazón de los fugitivos tembló de espanto. Terminada su
+victoria, Perla regresó tranquilamente al lado de su madre, á la que
+dirigió una risueña mirada.
+
+Sin otra aventura llegaron á la morada del Gobernador. Era ésta una gran
+casa de madera, fabricada al estilo de las que aun se ven en las calles
+de nuestras ciudades más antiguas; ahora cubiertas de musgo,
+derrumbándose, y de aspecto melancólico, mudos testigos de las penas ó
+alegrías de que fueron teatro sus obscuras habitaciones. Entonces, sin
+embargo, había en su exterior la frescura de la juventud, y en sus
+ventanas, iluminadas por el sol, parecía brillar aquel contento que
+reina en las moradas humanas en que aun no ha entrado la muerte. La casa
+del Gobernador tenía, á la verdad, una apariencia muy alegre: las
+paredes estaban cubiertas con una especie de estuco con innumerables
+fragmentos de vidrio, de modo que cuando el sol alumbraba oblicuamente
+el edificio, brillaba y fulguraba como si sobre él se hubieran arrojado
+diamantes á manos llenas, lo que le hacía parecer más propio para el
+palacio de Aladino, que para mansión de un viejo y grave jefe puritano.
+Estaba además adornado con figuras y diagramas extraños y al parecer
+cabalísticos, de acuerdo con el raro gusto de la época, que habían sido
+dibujados en el estuco cuando se acabó de poner, y se habían endurecido
+con el tiempo, sin duda para que sirvieran de admiración á las edades
+futuras.
+
+Perla, cuando contempló esta especie de casa maravillosa, comenzó á
+palmotear y á bailar, y pidió con acento decidido que arrancaran todo
+aquel frente radiante del edificio, y se lo dieran para jugar con él.
+
+--No, mi querida Perlita, le dijo su madre. Tú misma tienes que
+procurarte tus rayos de sol; yo no tengo nada que darte.
+
+Se acercaron á la puerta, que tenía la forma de un arco, y estaba
+flanqueada á cada costado por una torre estrecha ó proyección del
+edificio, con ventanas de enrejado de alambre y postigos de madera.
+Levantando el aldabón de hierro, Ester dió un golpe al que respondió uno
+de los siervos del Gobernador, inglés de nacimiento y libre, pero que á
+la sazón era esclavo por siete años. Durante ese tiempo tenía que ser la
+propiedad de su amo, lo mismo que si fuera un buey. El siervo llevaba el
+traje azul que era el vestido ordinario de los siervos de aquella época,
+como lo fué también mucho antes en las antiguas casas solariegas de
+Inglaterra.
+
+--¿Está en casa Su Señoría el Gobernador Bellingham? preguntó Ester.
+
+--Ciertamente que sí, respondió el siervo, contemplando con tamaños
+ojos la letra escarlata, pues habiendo llegado recientemente al país, no
+la había visto todavía. Sí, Su Señoría está en casa; pero con él hay un
+par de piadosos ministros, y al mismo tiempo un médico: no creo que
+podáis verle ahora.
+
+--Entraré, sin embargo, replicó Ester.
+
+Y el siervo, juzgando tal vez por el tono decisivo con que pronunció
+estas palabras, y el brillante símbolo que llevaba en el pecho, que era
+una gran señora del país, no opuso resistencia alguna.
+
+Madre é hija fueron, pues, admitidas en el vestíbulo. El Gobernador,
+teniendo en cuenta la naturaleza de los materiales de construcción
+disponibles, así como la diferencia del clima y costumbres sociales de
+la colonia, había trazado el plano de su nueva morada á imitación de las
+de los caballeros de moderados recursos en su país natal. Había por lo
+tanto un ancho y elevado vestíbulo que se extendía hasta el fondo de la
+casa y servía de medio de comunicación más ó menos directa con todas las
+otras piezas. En una extremidad se hallaba alumbrada esta espaciosa
+habitación por las ventanas de las dos torres; y en la otra, aunque
+protegida por una cortina, lo estaba por una gran ventana abovedada,
+provista de un asiento de almohadones, en el que había un volumen en
+folio, probablemente de las Crónicas de Inglaterra ú otra literatura por
+el estilo. El mueblaje consistía en algunas sillas macizas, en cuyos
+respaldares había esculpidas guirnaldas de flores de roble; en el centro
+había una mesa del mismo estilo que las sillas, todo del tiempo de la
+Reina Isabel de Inglaterra, ó quizás anterior á él, y traído de la casa
+paterna del Gobernador. Y en la mesa, como prueba de que la antigua
+hospitalidad no había muerto, un gran jarro de peltre en el fondo del
+cual el curioso podría haber visto la espuma de la cerveza bebida
+recientemente.
+
+Colgaba en la pared una hilera de retratos que representaban los
+antepasados del linaje de Bellingham, algunos vestidos con petos y
+armaduras y otros con cuellos alechugados y ropa talar. Como rasgo
+característico, tenían todos aquella severidad y rigidez que
+invariablemente hay en los antiguos retratos, como si en vez de pinturas
+fueran los espíritus de hombres ilustres, ya muertos, que estuvieran
+contemplando con dureza é intolerancia, criticándolos, las acciones y
+placeres de los vivos.
+
+Hacia el centro de los tableros de roble que cubrían las paredes del
+vestíbulo había suspendida una cota de malla y sus accesorios, no una
+reliquia hereditaria, como los retratos, sino de fecha más moderna,
+fabricada por un hábil armero de Londres el año mismo en que el
+Gobernador Bellingham vino á la Nueva Inglaterra. Allí había un yelmo,
+una coraza, una gola y grebas, con un par de manoplas, y colgando debajo
+una espada; todo, y especialmente el yelmo y la coraza, tan
+perfectamente bruñido, que resplandecían con un blanco radiante,
+iluminando el pavimento. Esta brillante panoplia no servía de simple
+ornato, sino que el Gobernador se la había endosado más de una vez,
+especialmente á la cabeza de un regimiento en la guerra contra los
+indios, pues aunque por estudios y profesión era un abogado, las
+exigencias del nuevo país habían hecho de él un soldado y un
+Gobernante.
+
+Perlita,--á quien agradó la resplandeciente armadura tanto como el
+brillante frontispicio de la casa, se entretuvo algún tiempo mirando la
+pulida superficie de la coraza que resplandecía como si fuera un espejo.
+
+--¡Madre! gritó, madre, te veo aquí. ¡Mira! ¡mira!
+
+Ester, por complacer á su hijita, dió una mirada á la coraza, y vió que,
+debido al efecto peculiar de este espejo convexo, la letra escarlata
+parecía reproducida en proporciones exageradas y gigantescas, de tal
+modo que venía á ser lo más prominente de toda su persona. En realidad,
+parecía como si Ester se ocultara detrás de la letra. Perla le llamó
+también la atención á otra figura semejante en el yelmo, sonriendo á su
+madre con aquella especie de expresión de duendecillo tan común á su
+inteligente rostro. Esta mirada de traviesa alegría se reflejó
+igualmente en el espejo, con tales proporciones y tal intensidad de
+efecto, que Ester no creyó que pudiera ser la imagen de su propia hija,
+sino la de algún trasgo ó duende que trataba de amoldarse á la forma de
+Perla.
+
+--Vamos, Perla, dijo la madre llevándosela consigo. Ven á ver este
+hermoso jardín. Quizás haya en él flores más hermosas que las de los
+bosques.
+
+Perla se dirigió á la ventana abovedada en el fondo del vestíbulo, y
+tendió la mirada á lo largo de las calles del jardín, alfombrado de
+hierba recién cortada, y guarnecido con algunos arbustos, no muchos,
+como si el dueño hubiera desistido de su idea de perpetuar en este lado
+del Atlántico el gusto inglés en materia de jardines. Las coles crecían
+á la simple vista, y una calabacera, plantada á alguna distancia, se
+había extendido al través del espacio intermediario, depositando uno de
+sus gigantescos productos directamente debajo de la ventana indicada.
+Había, sin embargo, unos cuantos rosales, y cierto número de manzanos,
+procedentes probablemente de los plantados por los primeros colonos.
+
+Perla, al ver los rosales, empezó á clamar por una rosa encarnada, y no
+quiso estarse tranquila.
+
+--Cállate, niña, cállate, dijo la madre encarecidamente. No llores, mi
+querida Perla. Oigo voces en el jardín. El Gobernador se acerca
+acompañado de varios caballeros. Cállate.
+
+En efecto, por la avenida del jardín se veía cierto número de personas
+con dirección hacia la casa. Perla, sin hacer caso de las tentativas de
+su madre para aquietarla, dió un grito agudísimo, y guardó entonces
+silencio; no debido á un sentimiento de obediencia, sino á la viva y
+móvil curiosidad de su naturaleza que hizo que todo su interés se
+concentrara en la aparición de estos nuevos personajes.
+
+
+
+
+VIII
+
+LA NIÑA DUENDE Y EL MINISTRO
+
+
+El Gobernador Bellingham, vestido en traje de casa, que consistía en una
+bata no muy ajustada, y gorra, abría la comitiva y parecía ir mostrando
+su propiedad á los que le acompañaban, explicándoles las mejoras que
+proyectaba introducir. La vasta circunferencia de un cuello alechugado,
+hecho con mucho esmero, que proyectaba por debajo de su barba gris,
+según la moda del tiempo antiguo, contribuía á darle á su cabeza un
+parecido á la de San Juan Bautista en la fuente. La impresión producida
+por su rígido y severo semblante, por el que habían pasado algunos
+otoños, no estaba en armonía con todo lo que allí le rodeaba y parecía
+destinado al goce de las cosas terrenales. Pero es un error suponer que
+nuestros graves abuelos,--aunque acostumbrados á hablar de la existencia
+humana y pensar en ella como si fuese una mera prueba y una lucha
+constante, y aunque se hallaban preparados á sacrificar bienes y vida
+cuando el deber lo requería,--hicieran caso de conciencia rechazar todas
+aquellas comodidades, y aun regalo, que estaban á su alcance. Semejante
+doctrina no fué nunca enseñada, por ejemplo, por el venerable pastor de
+almas Juan Wilson, cuya barba, blanca como la nieve, se veía por sobre
+el hombro del Gobernador Bellingham, mientras le decía que las peras y
+los melocotones podrían aclimatarse en la Nueva Inglaterra, y que las
+uvas de color de púrpura podrían florecer si estuvieran protegidas por
+los muros del jardín expuestos más directamente al sol. El anciano
+ministro tenía un gusto legítimo y de larga fecha por todas las cosas
+buenas y todas las comodidades de la vida; y por severo que se mostrase
+en el púlpito en su reprobación pública de transgresiones como las de
+Ester Prynne, sin embargo, la benevolencia que desplegaba en la vida
+privada le había grangeado mayor cantidad de afecto que la concedida á
+ningún otro de sus colegas.
+
+Detrás del Gobernador y del Sr. Wilson venían otros dos huéspedes: uno
+el Reverendo Arturo Dimmesdale, á quien el lector recordará tal vez por
+haber desempeñado, no voluntariamente, un corto papel en la escena del
+castigo público de Ester; y á su lado, como si fuera su compañero
+íntimo, el viejo Rogerio Chillingworth, persona de gran habilidad en la
+medicina, y que hacía dos ó tres años había fijado su residencia en la
+colonia. Se decía que este sabio anciano era al mismo tiempo el médico y
+el amigo del joven eclesiástico, cuya salud se había deteriorado mucho
+últimamente á causa de su abnegación sin límites y su consagración
+completa á los trabajos y deberes de su sagrado ministerio.
+
+El Gobernador, adelantándose á sus huéspedes, subió dos ó tres
+escalones, y abriendo una de las hojas de la gran ventana del vestíbulo,
+se encontró cerca de Perla. La sombra de la cortina ocultaba
+parcialmente á la madre.
+
+--¿Qué tenemos aquí?--dijo el Gobernador mirando á la figurita color de
+escarlata que estaba delante de él. Confieso que no he visto nada
+parecido desde los días de mis vanidades, allá en mis tiempos juveniles,
+cuando consideraba inestimable favor ser admitido en los bailes de
+disfraces de la Corte. Había entonces un enjambre de estas pequeñas
+apariciones en los días de fiesta. ¿Pero cómo ha entrado este huésped en
+mi antecámara?
+
+--Sí, en efecto, exclamó el buen anciano Sr. Wilson, ¿qué pajarito color
+de escarlata podrá ser éste? Me parece haber visto algo semejante cuando
+el sol brilla al través de los cristales de una ventana de variedad de
+colores, y dibuja imágenes doradas y carmesíes en el suelo. Pero eso era
+allá en nuestra vieja patria. Díme, niña, ¿quién eres, y qué ha movido á
+tu madre á aderezarte de un modo tan extraño? ¿Eres una niña cristiana?
+¿Sabes el catecismo? ¿Ó eres acaso uno de esos petulantes duendes ó
+trasgos que creíamos haber dejado para siempre en la alegre Inglaterra?
+
+--Yo soy la hija de mi madre, respondió la visión escarlata, y mi nombre
+es Perla.
+
+--¿Perla?--más bien Rubí, ó Coral, ó Rosa encendida por lo menos, á
+juzgar por tu color, respondió el anciano ministro extendiendo la mano,
+inútilmente, para acariciar la mejilla de Perla.--¿Pero dónde está tu
+madre? ¡Ah! Ya comprendo, agregó; y dirigiéndose al Gobernador le dijo
+en voz baja:--Esta es precisamente la niña de que hemos hablado; y ved
+ahí á esa infeliz mujer, á Ester Prynne, su madre.
+
+--¿Eso dices? exclamó el Gobernador. Sí, deberíamos haber pensado que
+la madre de tal niña tenía que ser una mujer escarlata, y un tipo digno
+de Babilonia. Pero á buen tiempo llega, y trataremos de este asunto
+inmediatamente.
+
+El Gobernador entró en la antecámara seguido de sus tres huéspedes.
+
+--Ester Prynne, dijo clavando la mirada naturalmente severa en la
+portadora de la letra escarlata, en estos días se ha hablado mucho de
+tí. Hemos discutido con toda calma y seso, si nosotros, que somos
+personas de autoridad é influencia, cumplimos con nuestro deber
+confiando la dirección y guía de un alma inmortal, como la de esta
+criatura, á quien ha tropezado y caído en medio de los lazos y redes del
+mundo. Habla, tú que eres la madre de esta niña. ¿No crees que sería
+mejor, tanto para el bienestar temporal como para la vida eterna de tu
+pequeñuela, que se te prive de su cuidado, y que vestida de una manera
+menos vistosa, se la eduque en la obediencia y se la instruya en las
+verdades del cielo y de la tierra? ¿Qué puedes hacer en pró de tu niña
+en este particular?
+
+--Yo puedo instruir á mi hija según la enseñanza que he recibido de
+esto,--respondió Ester tocando con el dedo la letra escarlata.
+
+--Mujer, esa es tu insignia de vergüenza, replicó el severo magistrado.
+Precisamente en consecuencia de la falta que indica esa letra, deseamos
+que tu hija pase al cuidado de otras manos.
+
+--Sin embargo, dijo la madre tranquilamente, aunque volviéndose cada vez
+más pálida, esta insignia me ha dado, y me da diariamente, y hasta en
+este momento, lecciones que harán á mi hija más cuerda y mejor, aunque
+para mí no sean ya de provecho.
+
+--Ahora lo sabremos, dijo el Gobernador, y decidiremos lo que hay que
+hacer. Mi buen Señor Wilson, os ruego que examinéis á esta Perla, pues
+tal es su nombre, y veáis si tiene la instrucción cristiana que conviene
+á una niña de su edad.
+
+El anciano eclesiástico se sentó en un sillón é hizo un esfuerzo para
+atraer á Perla entre sus rodillas. Pero la niña, acostumbrada solamente
+al tacto familiar de su madre y no al de otra persona, se escapó por la
+ventana abierta y se plantó en el escalón más alto, pareciendo entonces
+un pájaro tropical silvestre, de brillante plumaje, dispuesto á
+emprender el vuelo en los espacios. El Sr. Wilson, no poco sorprendido
+de esto, pues era una especie de patriarca favorito de los niños, trató
+sin embargo de proceder al examen.
+
+--Perla, le dijo con gran solemnidad, tienes que recibir instrucción
+para que, á su debido tiempo, logres llevar en tu seno una perla de gran
+precio. ¿Puedes decir, hija mía, quién te ha creado?
+
+Perla sabía perfectamente qué responder, porque siendo Ester la hija de
+una familia piadosa, poco después de la conversación que había tenido
+con su niña acerca de su Padre Celestial, había comenzado á hablarle de
+esas verdades que el espíritu humano, cualquiera que sea su estado de
+desarrollo, oye con intenso interés. Por lo tanto Perla, aunque solo
+contaba tres años de edad, podría haber sufrido con buen éxito un examen
+en algunas materias religiosas; pero la perversidad más ó menos común á
+todos los niños, y de la cual la chicuela tenía una buena dosis, se
+apoderó de ella en el momento más inoportuno, y la hizo cerrar los
+labios ó proferir palabras que no venían al caso. Después de llevarse el
+dedo á la boca, y de muchas negativas de responder á las preguntas del
+buen Sr. Wilson, la niña finalmente anunció que no había sido creada por
+nadie, sino que su madre la había recogido en un rosal silvestre que
+crecía junto á la puerta de la cárcel.
+
+Esta respuesta fantástica le fué probablemente sugerida por la
+proximidad de los rosales del Gobernador, que tenía á la vista, y por el
+recuerdo del rosal silvestre de la cárcel, junto al cual había pasado al
+venir á la morada de Bellingham.
+
+El viejo Rogerio Chillingworth, con una sonrisa en los labios, murmuró
+unas cuantas palabras al oído del joven eclesiástico. Ester dirigió una
+mirada al hombre de ciencia, y á pesar de que su destino estaba colgando
+de un hilo, se quedó sorprendida al notar el cambio verificado en las
+facciones de Rogerio, que se había vuelto mucho más feo, su cutis más
+atezado, y su figura peor formada que en los tiempos en que le había
+conocido más familiarmente. Sus miradas se cruzaron un instante, pero
+inmediatamente tuvo que prestar toda su atención á lo que estaba pasando
+respecto á su hija.
+
+--¡Esto es horrible!--exclamó el Gobernador volviendo lentamente del
+asombro que le había causado la respuesta de Perla. He aquí una niña de
+tres años de edad, que no sabe quién la ha creado. No hay duda de que en
+la misma ignorancia se encuentra respecto á su alma, su actual
+perversidad y su futuro destino. Me parece, caballeros, que no hay
+necesidad de proseguir adelante.
+
+Ester tomó entonces á Perla y la estrechó entre sus brazos, mirando al
+viejo magistrado puritano casi con una feroz expresión en los ojos. Sola
+en el mundo, arrojada de él como fruto podrido, y con este único tesoro
+que era el consuelo de su corazón, tenía la conciencia de que poseía
+derechos indestructibles contra las pretensiones del mundo, y se hallaba
+dispuesta á defenderlos á todo trance.
+
+--Dios me ha dado á esta niña, exclamó. Me la ha dado en desquite de
+todo aquello de que he sido despojada por vosotros. Es mi felicidad, y
+al mismo tiempo mi tormento. Perla es quien me sostiene viva en este
+mundo. Perla también me castiga. ¿No véis que ella es la letra
+escarlata, capaz solamente de ser amada y dotada de un poder infinito de
+retribución por mi falta? No me la quitaréis: primero moriré.
+
+--Pobre mujer, dijo con cierta bondad el anciano eclesiástico, la niña
+será muy bien cuidada, tal vez mejor que lo que tú puedes hacer.
+
+--Dios la confió á mi cuidado, repitió Ester esforzando la voz. No la
+entregaré.
+
+Y entonces, como movida de impulso repentino se dirigió al joven
+eclesiástico, al Sr. Dimmesdale, á quien, hasta ese momento apenas había
+mirado, y exclamó:
+
+--¡Habla por mí! Tú eras mi pastor, y tenías mi alma á tu cargo, y me
+conoces mejor que estos hombres. Yo no quiero perder á mi hija. Habla
+por mí: tú sabes,--porque estás dotado de la conmiseración de que
+carecen estos hombres,--tú sabes lo que hay en mi corazón, y cuáles son
+los derechos de una madre, y que son mucho más poderosos cuando esa
+madre tiene sólo á su hija y la letra escarlata. ¡Mírala! Yo no quiero
+perder la niña. ¡Mírala!
+
+Á este llamamiento frenético y singular que indicaba que la posición
+actual de Ester casi la había privado del juicio, el joven eclesiástico
+se adelantó pálido y llevándose la mano al corazón, como era su
+costumbre siempre que su nervioso temperamento le ponía en un estado de
+suma agitación. Parecía ahora más lleno de zozobra y más extenuado que
+cuando lo describimos en la escena de la pública ignominia de Ester; y
+bien sea por lo quebrantado de su salud, ó por otra causa cualquiera,
+sus grandes ojos negros revelaban un mundo de dolor en la expresión
+inquieta y melancólica de sus miradas.
+
+--Hay mucha verdad en lo que esta mujer dice,--comenzó el Sr. Dimmesdale
+con voz dulce y trémula, aunque vigorosa, que resonó en todos los
+ámbitos del vestíbulo;--hay verdad en lo que Ester dice, y en los
+sentimientos que la inspiran. Dios le ha dado la niña, y al mismo tiempo
+un conocimiento instintivo de la naturaleza y las necesidades de ese
+tierno sér, que parecen muy peculiares, conocimiento que ningún otro
+mortal puede poseer. Y, además, ¿no hay algo inmensamente sagrado entre
+las relaciones de esta madre y de esta niña?
+
+--¡Ah! ¿cómo es eso, buen Sr. Dimmesdale?--interrumpió el
+Gobernador,--os ruego que aclaréis este punto.
+
+--Así tiene que ser,--continuó el joven eclesiástico,--porque, si
+pensamos de otro modo, ¿no implicaría que el Padre Celestial, el Creador
+de todas las cosas de este mundo, ha tenido en poco una acción
+pecaminosa, y no ha dado mucha importancia á la diferencia que existe
+entre un amor puro y uno impuro? Esta hija de la culpa del padre y la
+vergüenza de la madre ha venido, enviada por Dios, á influir de varios
+modos en el corazón de la que ahora con tanta vehemencia y con tal
+amargura reclama el derecho de conservarla á su lado. Fué creada para
+una bendición, para la única felicidad de su vida. Fué creada sin duda,
+como la madre misma nos lo ha dicho, para que fuera también una
+retribución; un tormento de todas las horas; un dardo, una congoja, una
+agonía siempre latente en medio de un gozo pasajero. ¿No ha expresado
+ella este pensamiento en el traje de la pobre niña, que de una manera
+tan eficaz nos recuerda el símbolo rojo que abrasa su seno?
+
+--¡Bien dicho, bien dicho! exclamó el buen Sr. Wilson. Yo temía que la
+mujer pensaba solo en hacer de su hija una saltimbanquis.
+
+--¡Oh! no, no; continuó Dimmesdale. La madre, creédmelo, reconoce el
+solemne milagro que Dios ha operado en la existencia de esa criatura.
+Pueda también comprender,--lo que es para mí una verdad
+indiscutible,--que este don, ante todo, tiene por objeto conservar el
+alma de la madre en estado de gracia y librarla de los abismos profundos
+del pecado en que de otro modo Satanás la hubiera hundido. Por lo tanto,
+es un bien para esta pobre mujer pecadora tener á su cargo un alma
+infantil, un sér capaz de eterna dicha ó de eterna pena,--un sér que sea
+educado por ella en los senderos de la justicia, que á cada instante le
+recuerde su caída, pero que al mismo tiempo le haga tener presente, como
+si fuera una sagrada promesa del Creador, que si la madre educa á la
+niña para el cielo, la niña llevará también allí á su madre. Y en esto,
+la madre pecadora es más feliz que el padre pecador. De consiguiente, en
+beneficio de Ester Prynne, no menos que en el de la pobre niña,
+dejémoslas como la Providencia ha considerado conveniente situarlas.
+
+--Habláis, amigo mío, con extraña vehemencia,--le dijo el viejo Rogerio
+con una sonrisa.
+
+--Y tiene gran peso lo que mi joven hermano ha dicho,--agregó el
+Reverendo Sr. Wilson. ¿Qué dice el muy digno Gobernador? ¿No ha
+defendido bien los derechos de la pobre mujer?
+
+--Seguramente que sí,--respondió el magistrado,--y ha aducido tales
+razones, que dejaremos el asunto como está; por lo menos, mientras la
+mujer no sea objeto de escándalo. Hemos de tener, sin embargo, cuidado
+de que la niña se instruya contigo en el catecismo, buen Sr. Wilson, ó
+con el Reverendo Sr. Dimmesdale. Además, á su debido tiempo es preciso
+ocuparse en que vaya á la escuela y á la iglesia.
+
+Cuando el joven ministro acabó de hablar se alejó unos cuantos pasos del
+grupo, y permaneció con el rostro parcialmente oculto por los pesados
+pliegues de las cortinas de la ventana, mientras la sombra de su cuerpo,
+que la luz del sol hacía proyectar sobre el suelo, estaba toda trémula
+con la vehemencia de su discurso. Perla, con la viveza caprichosa que la
+caracterizaba, se dirigió hacia él, y tomándole una de las manos entre
+las suyas, apoyó en ella su mejilla: caricia tan tierna, y á la vez tan
+natural, que Ester, al contemplarla, se dijo para sus adentros: "¿Es esa
+mi Perla?" Sabía, sin embargo, que el corazón de su hija era capaz de
+amor, aunque éste se revelaba casi siempre de una manera apasionada y
+violenta; y en el curso de sus pocos años apenas si se había manifestado
+dos veces con tanta suavidad y ternura como ahora. El joven
+ministro,--pues excepto las miradas de una mujer que se idolatra, no
+existe nada tan dulce como estas espontáneas caricias de un niño, que
+son indicio de que hay en nosotros algo verdaderamente digno de ser
+amado,--el joven ministro arrojó una mirada en torno suyo, puso la mano
+en la cabeza de la niña, vaciló un momento, y la besó en la frente.
+Aquel tierno capricho, tan poco común en el carácter de Perla, no duró
+mucho tiempo: se echó á reir, y se fué á lo largo del vestíbulo saltando
+tan ligeramente, que el anciano Sr. Wilson se preguntó si había tocado
+el pavimento con la punta de los pies.
+
+--Este pequeño traste tiene en sí algo de hechicería,--le dijo á
+Dimmesdale: no necesita del palo de escoba de una vieja para volar.
+
+--¡Extraña niña!--observó el anciano Rogerio. Es fácil ver lo que hay en
+ella de su madre. ¿Creeréis por ventura, señores, que esté fuera del
+alcance de un filósofo analizar la naturaleza de la niña, y por su
+hechura y modo de ser adivinar quién es el padre?
+
+--No: en tal asunto, sería pecaminoso atenerse á la filosofía
+profana,--dijo el Sr. Wilson. Vale más entregarse al ayuno y á la
+oración para resolver el problema; y mucho mejor aún dejar el misterio
+como está, hasta que la Providencia lo revele cuando lo tenga á bien. De
+consiguiente, todo buen cristiano tiene el derecho de mostrar la bondad
+de un padre hacia esta pobre niña abandonada.
+
+Resuelto así el negocio de una manera satisfactoria para Ester, ésta
+partió con su hija para su cabaña. Cuando descendían las escaleras, se
+cuenta que se abrió el postigo de la ventana de uno de los cuartos,
+asomándose el rostro de la Sra. Hibbins, la iracunda hermana del
+Gobernador, la misma que algunos años después fué ejecutada por bruja.
+
+--¡Eh! ¡Eh! dijo,--dejando ver un rostro de mal agüero que contrastaba
+con el aspecto alegre de la casa. ¿Quieres venir con nosotros esta noche
+á la selva? Tendremos allí gentes muy alegres; y he prometido al Hombre
+Negro que Ester Prynne tomaría parte en la fiesta.
+
+--Servíos disculparme,--respondió Ester con una sonrisa de triunfo.
+Tengo que regresar á mi casa y cuidar de mi Perlita. Si me la hubieran
+quitado, entonces habría ido con gusto á la selva en tu compañía,
+firmando mi nombre en el libro del Hombre Negro, y eso con mi propia
+sangre.
+
+--Ya te tendremos allí antes de mucho,--dijo la dama bruja, frunciendo
+el entrecejo y retirándose.
+
+Pero aquí,--si suponemos que este diálogo entre la Sra. Hibbins y Ester
+es auténtico, y no una fábula,--aquí tenemos ya una prueba de la razón
+que tuvo el joven eclesiástico en oponerse á que se cortaran los lazos
+que unen una madre delincuente al fruto de su fragilidad. Ya en esta
+ocasión el amor de la niña salvó á la madre de las asechanzas de
+Satanás.
+
+
+
+
+IX
+
+EL MÉDICO
+
+
+Como el lector recordará, el nombre de Rogerio Chillingworth ocultaba
+otro nombre, cuyo antiguo poseedor había resuelto que no se mencionara
+jamás. Ya se ha referido que en medio de la muchedumbre que presenciaba
+el castigo ignominioso de Ester, un individuo de edad provecta, recién
+llegado de las tierras ocupadas por los indios, contempló de repente,
+expuesta á los ojos del público, como si fuera una imagen viviente del
+pecado, á la mujer en quien había esperado hallar encarnados la alegría
+y el calor del hogar. La honra de su esposa la veía pisoteada por todos
+los circunstantes. Su infamia palpitaba allí, en la plaza pública. Si la
+noticia llegaba alguna vez á oídos de los parientes y de las compañeras
+de infancia de aquella mujer, ¿qué otra cosa les quedaría sino el
+contagio de su deshonra, tanto mayor cuanto más íntimas y sagradas
+hubieran sido sus relaciones de parentesco? Y en cuanto á él, cuyos
+lazos de unión con la mujer delincuente habían sido los más estrechos y
+sagrados que puedan darse, ¿por qué presentarse á reclamar una herencia
+tan poco apetecible? Resolvió, por lo tanto, no dejarse exponer en la
+picota de la infamia al lado de la que en un tiempo fué su esposa.
+Desconocido para todo el mundo, excepto para Ester, y poseyendo los
+medios de que ésta guardara silencio, escogió borrar su nombre de la
+lista de los vivos, considerar completamente disueltos sus antiguos
+lazos é intereses, y, en una palabra, darse por segregado del mundo como
+si en realidad yaciera en el fondo del océano, donde el rumor público
+hace mucho tiempo lo había consignado. Una vez realizado este plan,
+surgirían inmediatamente nuevos intereses y á la vez un nuevo objeto á
+que consagrar su energía, tenebrosa, es verdad, y acaso criminal, pero
+de incentivo bastante absorbente para que dedicara á su realización toda
+la fuerza de sus facultades.
+
+Para llevar á cabo este proyecto, fijó su residencia en la ciudad
+puritana, bajo el nombre supuesto de Rogerio Chillingworth, sin otra
+recomendación que sus conocimientos científicos y su inteligencia, de
+que poseía una suma no común. Como los estudios que hizo en otros
+tiempos le habían familiarizado con la ciencia médica del día, se
+presentó como físico, y como tal fué cordialmente recibido. En la
+colonia eran muy raros los hombres hábiles en medicina ó cirugía. La
+salud de los vecinos de la buena ciudad de Boston, por lo menos en lo
+que se refiere á la medicina, había estado hasta entonces confiada á la
+tutela de un anciano diácono y farmacéutico, cuya piedad y rectitud eran
+testimonios más convincentes en favor suyo, que los que podría haber
+presentado bajo la forma de un diploma en regla. El único cirujano era
+un individuo que unía al ejercicio casual de esa noble profesión, el
+manejo diario y habitual de la navaja de afeitar.
+
+Para semejante cuerpo facultativo fué Rogerio Chillingworth una
+adquisición brillante. Pronto manifestó su familiaridad con la ponderosa
+é imponente maquinaria de la antigua medicina, en la que cada remedio
+contenía una multitud de extraordinarios y heterogéneos ingredientes,
+compuestos con tanto trabajo y esmero como si se tratara de obtener el
+Elixir de Vida. Durante su cautiverio entre los indios, había adquirido
+un notable conocimiento de las propiedades de las hierbas y raíces
+indígenas; ni ocultó á sus pacientes que estas simples medicinas, que la
+sabia naturaleza había dado á conocer al inculto salvaje, merecían su
+confianza en el mismo grado que la farmacopea de los europeos, en cuya
+formación se habían empleado tantos siglos y tantos sabios doctores.
+
+Era este erudito extranjero una persona ejemplar, por lo menos en cuanto
+á las formas externas de la religión, y poco después de su llegada á la
+colonia escogió al Reverendo Sr. Dimmesdale como guía espiritual. El
+joven eclesiástico, que había hecho sus estudios en la Universidad de
+Oxford, donde se conservaba su memoria con respeto, era tenido por sus
+más ardientes admiradores casi como un apóstol consagrado por el cielo y
+destinado, si podía trabajar y vivir el término ordinario de la
+existencia humana, á hacer mucho en beneficio de la Iglesia de la Nueva
+Inglaterra. En el período en que estamos de nuestra historia, su salud,
+sin embargo, había empezado evidentemente á decaer. Aquellos que estaban
+más familiarizados con los hábitos y costumbres de Dimmesdale, creían
+que la palidez de sus mejillas era el resultado de su celo intenso por
+el estudio, del escrupuloso cumplimiento de sus deberes religiosos, y
+más que todo de los ayunos y vigilias que con tanta frecuencia
+practicaba para impedir que la materia terrenal obscureciera ó
+disminuyese el brillo de su lámpara espiritual. Algunos declaraban que
+si el Sr. Dimmesdale estaba realmente á punto de morir tan joven,
+consistía en que el mundo no era digno de ser hollado por sus pies. Por
+otra parte, él mismo, con característica humildad, decía que si la
+Providencia juzgaba conveniente llevárselo de este mundo, sería á causa
+de su poco mérito para desempeñar la más humilde misión en la tierra.
+Pero á pesar de la divergencia de opiniones en el particular, lo cierto
+era que su salud estaba muy quebrantada. Había adelgazado mucho; su voz,
+aunque todavía sonora y dulce, tenía cierta melancólica expresión de
+decaimiento; con frecuencia se le veía, al menor ruido ó accidente de
+poca importancia, llevarse la mano al corazón, con una súbita rubicundez
+del rostro, seguida de palidez, indicio de dolor.
+
+Tal era el estado del joven Dimmesdale, y tan inminente el peligro de
+que se extinguiera esa naciente luz del mundo, antes de tiempo, cuando
+Rogerio Chillingworth llegó á la ciudad. Su primera entrada en escena,
+sin que se supiera de dónde venía, si era caído del cielo ó si procedía
+de las regiones inferiores, le daba cierto aspecto de misterio, que
+fácilmente se convirtió en algo casi milagroso. Se sabía que era un
+hombre hábil é inteligente; se había observado que recogía hierbas y
+flores silvestres, que arrancaba raíces, que cortaba ramas de los
+árboles del bosque, como persona familiarizada con las ocultas virtudes
+de lo que no tenía ningún valor á los ojos del vulgo. Se le había oído
+hablar de Sir Kenelm Digby[15] y de otros hombres famosos, cuyos
+conocimientos en asuntos científicos se consideraban casi
+sobrenaturales, con quienes se había asociado ó tenido correspondencia.
+¿Por qué, ocupando tan alto puesto en el mundo de la ciencia, había
+venido á la colonia? ¿Qué podría buscar en un país semisalvaje este
+hombre cuya esfera de acción estaba en las grandes ciudades? En
+respuesta á esta pregunta, empezó entonces á circular un rumor,--al que,
+por absurdo que fuera, hasta personas sensatas le daban crédito. Se
+decía que el cielo había operado un verdadero milagro transportando por
+el aire, desde una Universidad de Alemania, á un eminente Doctor en
+Medicina, depositándolo á la puerta del estudio del Sr. Dimmesdale.
+Personas mucho más sensatas en materias de fe, y que sabían que el cielo
+alcanza sus fines sin lo que se llama intervención milagrosa, se
+hallaban inclinadas á ver algo providencial en la llegada tan oportuna
+de Rogerio Chillingworth.
+
+Daba consistencia á esta idea el gran interés que el físico, como se
+decía en aquellos tiempos, manifestó desde el principio por el joven
+eclesiástico, á quién se apegó como uno de sus feligreses; y á pesar de
+la reserva natural de aquel, trató de ganarse su amistad y su confianza.
+Manifestó gran alarma por el estado de la salud de su pastor, y también
+grandes deseos de probar si podía curarle, y no desesperaba de
+conseguirlo si se emprendía la obra en tiempo. Los funcionarios de la
+iglesia del Sr. Dimmesdale, así como las damas casadas y las jóvenes y
+bellas señoritas, sus feligreses, le instaron para que se aprovechara de
+la habilidad del médico, que tan generosamente se había ofrecido á
+servirle. El Sr. Dimmesdale, rehusó con dulzura sus instancias.
+
+--No necesito medicina, dijo.
+
+Pero ¿cómo podía hablar así el joven ministro, cuando con cada domingo
+que pasaba sus mejillas se volvían más pálidas, su rostro más delgado, y
+su voz más trémula; y cuando ya se había convertido en hábito constante
+oprimirse el corazón con la mano? ¿Estaba fatigado de sus labores?
+¿Deseaba morir? Estas preguntas le fueron solemnemente hechas al Sr.
+Dimmesdale por los ministros más ancianos de Boston y por los
+dignatarios de su misma iglesia quienes, para emplear su propio
+lenguaje, le amonestaron acerca del pecado que cometía en rechazar el
+auxilio que la Providencia tan manifiestamente le presentaba. Los oyó en
+silencio y finalmente prometió consultarse con el médico.
+
+--Si fuere la voluntad de Dios,--dijo el Reverendo Sr. Dimmesdale cuando
+en cumplimiento de su promesa pidió al anciano Rogerio Chillingworth los
+auxilios de su profesión,--estaría contento con que mis labores, y mis
+penas, y mis pecados, terminaran pronto junto con mi existencia, y lo
+que en mí es terrenal se enterrase en mi sepultura, y lo que es
+espiritual me acompañara á mi morada eterna, antes que poner á prueba
+vuestra habilidad en beneficio mío.
+
+--¡Ah!--replicó el médico con aquella calma que, natural ó impuesta,
+distinguía todas sus maneras,--así es como un joven eclesiástico habla
+por lo común. La juventud, por lo mismo que no ha echado aun raíces
+profundas, con facilidad renuncia á la vida. Y los hombres devotos y
+buenos que siguen en la tierra los preceptos de Dios, con gusto dejarían
+este mundo para estar á su lado en la Nueva Jerusalén.
+
+--No,--replicó Dimmesdale llevándose la mano al corazón, con una rápida
+rubicundez en la frente y una contracción de dolor en el rostro,--si yo
+fuera más digno de ir allí, tendría más satisfacción en trabajar aquí.
+
+--Los hombres buenos siempre se forman de sí propios una idea demasiado
+mezquina,--dijo el médico.
+
+De esta manera el misterioso Rogerio Chillingworth se convirtió en el
+consejero médico del Reverendo Sr. Dimmesdale. Como no solamente la
+enfermedad despertaba el interés del médico, sino también el carácter y
+cualidades de su paciente, estos dos hombres, tan diferentes en edad,
+gradualmente llegaron á pasar mucho tiempo juntos. En beneficio de la
+salud del eclesiástico, y para facilitar al médico la mejor manera de
+recoger las plantas con propiedades medicinales que le eran necesarias,
+daban largos paseos á orillas del mar ó por el bosque, mezclando su
+variada conversación con el rumor y cadencia de las olas, y el solemne
+murmullo del viento en la copa de los árboles. Con frecuencia también,
+uno era el huésped del otro; y para el joven ministro había una especie
+de fascinación en la sociedad del hombre de ciencia, en quien reconocía
+un desenvolvimiento intelectual de un alcance y profundidad nada
+comunes, juntamente con una liberalidad y amplitud de ideas que en vano
+trataría de buscar en los miembros de su profesión. En realidad de
+verdad, se quedó sorprendido, si no escandalizado, al descubrir esta
+última cualidad en el médico.
+
+El Sr. Dimmesdale era un verdadero sacerdote, en la significación vasta
+de esta palabra: un hombre verdaderamente religioso, con el sentimiento
+de la reverencia muy desarrollado, y con un género de inteligencia que
+le obligaba á no desviarse de los senderos estrechos de la fe, que cada
+día se volvía en él más profunda. En ningún estado de la sociedad habría
+sido lo que se llama hombre de ideas liberales; siempre hubiera
+necesitado, para la paz de su espíritu, sentir que la fe le rodeaba por
+todas partes, sosteniéndolo, al mismo tiempo que estrechándolo en un
+círculo de hierro. Á pesar de esto, si bien con trémulo gozo,
+experimentaba una especie de desahogo temporal en poder contemplar el
+universo al través de una inteligencia del todo diferente á aquellas con
+que habitualmente estaba en contacto. Era como si se hubiere abierto una
+ventana por donde penetrara un aire más puro en la atmósfera densa y
+sofocante de su estudio, donde su vida se iba consumiendo á la luz de la
+lámpara, ó á los rayos del sol que allí penetraban con dificultad, y
+donde aspiraba solamente el olor enmohecido que se desprende de los
+libros. Pero aquel aire era demasiado sutil y frío para que pudiese
+respirarse con seguridad por mucho tiempo; de consiguiente, el
+eclesiástico, así como el médico, volvieron á entrar en los límites que
+permite la iglesia para no caer en herejía.
+
+De este modo examinó á su paciente con el mayor esmero y cuidado, no
+solo como le veía en su vida diaria, sin desviarse del sendero de las
+ideas y sentimientos que le eran habituales, sino también como se le
+presentaba cuando, en otro medio diferente tanto moral como intelectual,
+la novedad de ese medio hacía dar expresión á algo que era igualmente
+nuevo en su naturaleza. Parece que consideraba esencial conocer al
+hombre antes de intentar curarle; porque donde quiera que existen
+combinados corazón é inteligencia, tienen estos cierto influjo en las
+enfermedades del cuerpo. La imaginación y el cerebro eran tan activos en
+Arturo Dimmesdale, y tan intensa la sensibilidad, que sus males físicos
+tenían seguramente origen en aquellos. Por lo tanto, Rogerio
+Chillingworth,--el hombre hábil, el médico benévolo y amistoso,--trató
+de sondear primero el corazón de su paciente, rastreando sus ideas y
+principios, escudriñando sus recuerdos y tentándolo todo con cautelosa
+mano, como quien busca un tesoro en sombría caverna.
+
+Pocos secretos pueden escapar al investigador que tiene la oportunidad y
+la licencia de dedicarse á semejante empresa, y posee la sagacidad de
+llevarla adelante. El hombre que se siente abrumado bajo el peso de un
+grave secreto, debe evitar especialmente la intimidad de su médico;
+porque si éste se hallare dotado de natural sagacidad y de cierto no sé
+qué, á manera de intuición; si no demuestra vanidad importuna, ni
+cualidades características desagradables; si tiene la facultad innata de
+establecer tal afinidad entre su inteligencia y la de su paciente, que
+éste llegue á hablar, con llaneza y por descuido, lo que se imagina
+haber pensado solamente; si tales revelaciones se reciben en silencio,
+con una simple mirada de simpatía, ó á lo más con una que otra palabra
+en que se dé á entender que todo se ha comprendido; y si á estas
+cualidades necesarias á un confidente se unieren las ventajas que presta
+la circunstancia de ser médico,--entonces, en un momento inevitable, el
+alma del paciente se abrirá descubriendo á la luz del día sus más
+ocultos misterios.
+
+Rogerio Chillingworth poseía todas, ó casi todas las condiciones arriba
+enumeradas. El tiempo sin embargo transcurría; una especie de intimidad,
+como ya hemos dicho, se había establecido entre estos dos hombres
+instruídos é inteligentes; discutían todos los temas relativos á asuntos
+morales ó religiosos, así como los negocios públicos ó de carácter
+privado; cada uno hablaba también mucho de materias que parecían
+puramente personales; y sin embargo, ningún secreto, como el médico
+imaginó que debía de existir, se escapó de los labios del joven
+ministro. Tenía, no obstante, la sospecha de que ni siquiera la
+naturaleza exacta de la enfermedad corporal del Sr. Dimmesdale le había
+sido revelada. ¡Era una extraña reserva!
+
+Al cabo de algún tiempo, debido á una indicación del médico, los amigos
+del Sr. Dimmesdale arreglaron las cosas de modo que los dos se alojaran
+bajo un mismo techo, de manera que el facultativo tuviese más
+oportunidades de velar por la salud del joven eclesiástico. Gran alegría
+causó en la ciudad este arreglo. Se creía que era lo más acertado para
+el bienestar del Sr. Dimmesdale; á menos que, como se lo habían
+aconsejado repetidas veces los que tenían autoridad para ello, se
+decidiera á escoger por esposa á una de las muchas señoritas que
+espiritualmente le eran adictas. Pero por el presente no había
+esperanzas de que Arturo Dimmesdale se decidiera á hacerlo; había
+respondido con una negativa á todas las indicaciones de esta naturaleza,
+como si el celibato sacerdotal fuera uno de sus artículos de fe.[16]
+Hallándose las cosas en tal estado, parecía que este anciano, sagaz,
+experimentado y benévolo médico, sobre todo si se tenía además en cuenta
+el amor paternal y el respeto que profesaba al joven ministro, era la
+única persona y la más apta para estar constantemente á su lado y al
+alcance de su voz.
+
+Los dos amigos fijaron su nueva morada en la casa de una piadosa viuda,
+de buena posición social, la cual asignó al Sr. Dimmesdale una
+habitación que daba á la calle, bañada por el sol, pero con espesas
+cortinas en la ventana que suavizaban la luz cuando así se deseaba. Las
+paredes estaban colgadas con tapices que se decía provenir de los
+Gobelinos, y representaban la historia de David y de Betsabé, y la del
+profeta Nathán, como se refiere en la Biblia, con colores aun vivos que
+daban aspecto de horribles profetisas de desgracias á las bellas figuras
+femeninas del cuadro. Aquí depositó el pálido eclesiástico su
+biblioteca, rica en enormes libros en folio forrados en pergamino, que
+contenían las obras de los Santos Padres, la ciencia de los Rabinos y la
+erudición de los monjes, de cuyos escritos se veían obligados á servirse
+con frecuencia los clérigos protestantes por más que los desdeñasen y
+hasta vilipendiasen. Al fondo de la casa arregló su estudio y
+laboratorio el anciano médico, no como un hombre científico moderno lo
+consideraría tolerablemente completo, sino provisto de un aparato de
+destilar y de los adminículos necesarios para preparar drogas y
+sustancias químicas, de que el práctico alquimista sabía hacer buen uso.
+Con una situación tan cómoda, estas dos sabias personas se fijaron cada
+una de asiento en su respectivo dominio, pero pasando familiarmente de
+una habitación á otra, manifestando cada uno sumo interés en los
+negocios del otro, sin llegar sin embargo á los límites de la
+curiosidad.
+
+Los amigos más sensatos del Reverendo Arturo Dimmesdale, como ya hemos
+indicado, se imaginaban, muy fundadamente, que la mano de la Providencia
+había hecho todo esto con el objeto,--demandado en tantas preces, así
+públicas como privadas,--de restaurar la salud del joven ministro. Pero
+es preciso decir también que cierta parte de la comunidad había
+comenzado últimamente á considerar de un modo distinto las relaciones
+entre el Sr. Dimmesdale y el misterioso y anciano médico. Cuando una
+multitud ignorante trata de ver las cosas con sus propios ojos, por su
+cuenta y riesgo, corre grave peligro de engañarse. Sin embargo, cuando
+forma su juicio, como acontece comunmente, guiada por las enseñanzas de
+una gran alma, las conclusiones á que llega son con frecuencia tan
+profundas y tan exactas, que puede decirse que poseen el carácter de
+verdades reveladas sobrenaturalmente. El pueblo, en el caso de que
+tratamos, no podía justificar su prevención contra Rogerio Chillingworth
+con razones ningunas dignas de refutarse. Es verdad que un antiguo
+artesano que había vivido en Londres treinta años antes de los sucesos
+que narramos, afirmaba haber visto al médico, aunque con un nombre
+distinto, que no recordaba, en compañía del Doctor Forman, el famoso y
+viejo mágico implicado en el asunto del asesinato de Sir Tomás Overbury,
+que ocurrió por aquel entonces y causó lo que hoy se llama gran
+sensación. Dos ó tres individuos decían que el físico, durante su
+cautiverio entre los indios, había aumentado sus conocimientos médicos
+tomando parte en los encantamientos ó ceremonias mágicas de los
+sacerdotes salvajes; quienes, como se sabía de fijo, eran hechiceros
+poderosos que á veces realizaban curas casi milagrosas merced á su
+pericia en la Magia Negra. Un gran número de individuos,--y muchos de
+ellos dotados de sensatez, y observadores prácticos, cuyas opiniones en
+otras materias hubieran sido muy valiosas,--afirmaban que el aspecto
+externo de Rogerio Chillingworth había experimentado un notable cambio
+desde que se había fijado en la población, y especialmente desde que
+vivía bajo el mismo techo que Dimmesdale. La expresión de su rostro
+tranquila, meditativa y de hombre dedicado al estudio que le
+caracterizaba al principio, había sido reemplazada por algo maligno y
+desagradable, que antes no se notaba, pero cuya intensidad se iba
+aumentando á medida que se le observaba más de cerca y con más
+frecuencia. Según la idea vulgar, el fuego que ardía en su laboratorio
+procedía del infierno, y estaba alimentado con sustancias infernales; y
+por lo tanto, como era de esperarse, su rostro se iba también
+ennegreciendo más y más con el humo.
+
+Para resumir diremos, que tomó cuerpo la creencia de que el Reverendo
+Arturo Dimmesdale, á semejanza de otros muchos personajes de especial
+santidad en todas las épocas de la religión cristiana, se veía tentado
+por Satanás mismo, ó por un emisario suyo en la persona del viejo
+Rogerio Chillingworth. Este diabólico agente tenía el permiso divino de
+gozar por algún tiempo de la intimidad del joven eclesiástico, y de
+conspirar contra la salvación de su alma; aunque ningún hombre sensato
+podía dudar por un momento de qué lado quedaría la victoria. El pueblo
+esperaba, con fe inquebrantable, ver al ministro salir de aquella lucha
+transfigurado con la gloria que le proporcionaría su triunfo inevitable.
+Entretanto, era sin embargo muy triste pensar en la mortal agonía por
+que tenía que pasar antes de salir vencedor.
+
+¡Ay! á juzgar por la tristeza y terror que se revelaban en las miradas
+del pobre eclesiástico, la batalla estaba siendo muy ruda sin que
+pudiera decirse que la victoria fuera segura.
+
+
+
+
+X
+
+EL MÉDICO Y SU PACIENTE
+
+
+El anciano médico había sido durante toda su vida un hombre de
+temperamento tranquilo y benévolo, aunque no de afectos muy calurosos, y
+siempre puro y honrado en todos sus tratos con el mundo. Había comenzado
+ahora una investigación con la severa é imparcial integridad de un juez,
+como él se imaginaba, deseoso tan sólo de hallar la verdad, como si se
+tratara de un problema geométrico, y no de las pasiones humanas y de las
+ofensas de que él era víctima. Pero á medida que procedía en su labor,
+una especie de terrible fascinación, una necesidad imperiosa é
+ineludible se apoderó del anciano Rogerio, y no le dejó paz ni reposo
+mientras no hubo hecho todo lo que creía de su deber. Sondeaba ahora el
+corazón del pobre ministro como un minero cava la tierra en busca de
+oro; ó un sepulturero una fosa en busca de una joya enterrada con un
+cadáver, para encontrar al fin solamente huesos y corrupción. ¡Ojalá
+que, para beneficio de su alma, hubiera sido esto lo que Chillingworth
+buscaba!
+
+Á veces en los ojos del médico brillaba un fulgor ominoso á manera del
+reflejo de una hoguera infernal, como si el terreno en que trabajaba
+este sombrío minero le hubiese dado indicios que le hicieran concebir
+fundadas esperanzas de hallar algo valioso.
+
+--Este hombre,--se decía en tales momentos allá para sus adentros,--este
+hombre tan puro como lo juzgan, que parece todo espíritu, ha heredado
+una naturaleza animal, muy fuerte, de su padre ó de su madre. Ahondemos
+un poco más en esta dirección.
+
+Entonces, después de escudriñar minuciosamente el alma del joven
+clérigo, y de descubrir muchos materiales preciosos en la forma de
+elevadas aspiraciones por el bienestar de la raza humana, amor ferviente
+de las almas, sentimientos puros, piedad natural fortalecida por la
+meditación y el estudio, é iluminada por la revelación,--todo lo cual,
+si bien oro de muchos quilates, no tenía valor ninguno para el
+escudriñador médico,--éste, aunque desalentado, empezaba sus
+investigaciones en otra dirección. Se deslizaba á hurtadillas, con
+pisadas tan cautelosas y aspecto tan precavido como un ladrón que
+penetra en una alcoba donde hay un hombre medio dormido, ó quizá
+completamente despierto, con el objeto de hurtar el tesoro mismo que
+este hombre guarda como la niña de sus ojos. Á pesar de todas sus
+precauciones y cuidado, el pavimento crujía de vez en cuando; sus
+vestidos formaban ligero ruido; la sombra de su figura, en una
+proximidad no permitida, casi envolvía á su víctima. El Sr. Dimmesdale,
+cuya sensibilidad nerviosa era frecuentemente para él una especie de
+intuición espiritual, tenía á veces una vaga idea de que algo, enemigo
+de su paz, se había puesto en medio de su camino. Pero el viejo médico
+poseía también percepciones que eran casi intuitivas; y cuando el
+ministro le dirigía entonces una mirada de asombro, el médico se
+sentaba tranquilamente sin decir palabra como su amigo benévolo,
+vigilante y afectuoso, aunque no importuno.
+
+Sin embargo, el Sr. Dimmesdale acaso se habría dado más perfecta cuenta
+del carácter de este individuo, si cierto sentimiento mórbido, á que
+están expuestas las almas enfermas, no le hubiera hecho concebir
+sospechas de todo el género humano. No confiando en la amistad de hombre
+alguno, no pudo reconocer á un enemigo cuando éste realmente se
+presentó. Por lo tanto, continuaba manteniendo su trato familiar con el
+médico, recibiéndole diariamente en su estudio, ó visitándole en su
+laboratorio, y, por vía de recreo, prestando atención á los
+procedimientos por medio de los cuales se convertían las hierbas en
+drogas poderosas.
+
+Un día, con la frente reclinada en la mano, y el codo en el antepecho de
+la ventana que daba á un cementerio cerca de la casa, hablaba con el
+médico, mientras éste examinaba un manojo de plantas de fea catadura.
+
+--¿Dónde,--le dijo, contemplando de soslayo las plantas, pues rara vez
+miraba ahora frente á frente ningún objeto, ya fuera humano ó
+inanimado,--dónde, buen Doctor, habéis recogido esas hierbas de hojas
+tan negras y lacias?
+
+--En el cercano cementerio,--respondió el médico continuando en su
+ocupación. Son nuevas para mí. Crecían sobre una fosa sin lápida
+sepulcral, ni sin ningún otro signo que conserve la memoria del muerto,
+excepto estas feas hierbas. Parece que brotaban de su corazón, como si
+simbolizaran algún horrible secreto sepultado con él y que habría hecho
+mucho mejor en confesar durante su vida.
+
+--Quizá,--replicó el Sr. Dimmesdale,--lo deseó ardientemente, pero no le
+fué dado hacerlo.
+
+--Y ¿por qué?--dijo el médico,--¿por qué no hacerlo, cuando todas las
+fuerzas de la naturaleza demandan de tal manera la confesión de la
+culpa, que hasta estas hierbas negras han salido de un corazón
+enterrado, para que quede manifiesto un crimen que no se reveló?
+
+--Eso, buen señor, no pasa de ser una fantasía vuestra. Si no me
+equivoco, solo el poder de la Divinidad alcanza á descubrir, ya por
+medio de palabras proferidas, ó por signo, ó emblema, los secretos que
+pudieran estar sepultados en un corazón humano. El corazón que se hace
+reo de tales secretos, tiene por fuerza que conservarlos, hasta el día
+en que todas las cosas ocultas se revelarán. Ni he leído ó interpretado
+las Sagradas Escrituras de modo que me hagan comprender que el
+descubrimiento de los hechos ó pensamientos humanos que entonces ha de
+verificarse, deba formar parte de la retribución. Esto sería seguramente
+una manera muy superficial de ver las cosas. No; estas revelaciones, á
+no ser que yo me equivoque muy mucho, sirven sólo para aumentar la
+satisfacción intelectual de todos los seres racionales que en ese día
+estarán esperando ver la explicación del sombrío problema de la vida.
+Para que sea completa en todas sus partes la resolución de ese problema,
+será necesario un conocimiento del corazón de los hombres. Y yo creo,
+además, que los corazones que encierran esos tristes secretos de que
+habláis, lo darán á conocer en ese día postrimero, no con repugnancia,
+sino con alegría inexplicable.
+
+--Entonces ¿por qué no revelarlos aquí?--preguntó el médico mirando de
+soslayo y tranquilamente al ministro--¿por qué los culpables no se
+aprovechan cuanto antes de este gozo indecible?
+
+--La mayor parte lo hacen,--dijo Dimmesdale llevándose la mano al pecho
+como si fuera presa de repentino dolor. Más de una infeliz alma ha
+depositado en mí su secreto, no solo en el lecho de muerte, sino en la
+plenitud de la existencia y del goce de una buena reputación. Y siempre,
+después de una confesión semejante, ¡oh! ¡qué aspecto de interna
+tranquilidad he visto reflejarse en el rostro de esos hermanos que
+habían errado en la senda del deber! Y ¿cómo podría ser de otro modo?
+¿Por qué habría de preferir un hombre culpable, por ejemplo, de
+asesinato, conservar el cadáver enterrado en su propio corazón, más bien
+que arrojarlo lejos de sí de una vez y por siempre, para que el mundo lo
+tome por su cuenta?
+
+--Sin embargo, algunos hombres entierran sus secretos de esta
+manera,--observó el tranquilo médico.
+
+--Sí, es cierto; existen semejantes hombres,--contestó el Sr.
+Dimmesdale. Pero, por no presentar otras razones más obvias, pudiera ser
+que no desplieguen los labios á causa de la constitución misma de su
+naturaleza. Ó--¿por qué no suponerlo?--por culpables que fueren, como
+todavía abrigan verdadero celo por la gloria de Dios y el bienestar de
+sus semejantes, les arredra acaso la idea de presentarse manchados y
+culpables ante los ojos de los hombres, pues temen que en lo futuro
+nada bueno podrá esperarse de ellos, ni podrán redimir por medio de
+buenas obras el mal que hubieren hecho. De consiguiente, para su propio
+é indecible tormento, se mueven entre sus semejantes, al parecer puros
+como la nieve recién caída, mientras sus corazones están todo tiznados y
+manchados con iniquidad de que no pueden deshacerse.
+
+--Estos hombres se engañan á sí propios,--dijo el médico con alguna más
+vehemencia de la que le era natural, y haciendo un signo ligero con el
+dedo índice,--temen echarse sobre sí la ignominia que de derecho les
+pertenece. Su amor á los hombres, su celo en el servicio de Dios, todos
+estos santos impulsos, pueden ó no existir en sus corazones á la par de
+las iniquidades á que sus faltas han dado cabida, y que necesariamente
+engendrarán en ellos productos infernales. Pero no eleven al cielo sus
+manos impuras si trataren de glorificar á Dios. Si quieren servir á sus
+semejantes, háganlo dejando ver de un modo patente el poder y realidad
+de la conciencia, humillándose voluntariamente y haciendo penitencia.
+¿Querrás hacerme creer, ¡oh sabio y piadoso amigo! que un falso exterior
+puede hacer más por la gloria de Dios ó el bienestar de los hombres, que
+la pura y simple verdad? Créeme, esos hombres se engañan á sí mismos.
+
+--Tal vez sea así,--dijo el joven ministro con aire indiferente, como
+esquivando una discusión que consideraba poco del caso ó no muy
+razonable; pues poseía en alto grado la facultad de desentenderse de un
+tema que agitara su temperamento demasiado nervioso y sensible. Tal vez
+sea así, continuó, pero ahora quiero preguntar á mi hábil médico si
+cree en realidad que me ha sido de provecho el bondadoso cuidado que
+viene teniendo de esta mi débil máquina humana.
+
+Antes que el médico pudiera responder, oyeron la risa clara y alocada de
+un labio infantil en el cementerio contiguo. Mirando instintivamente por
+la ventana entreabierta, pues era verano, el joven ministro vió á Ester
+y á Perla en el sendero que atravesaba el recinto sepulcral. Perla lucía
+tan bella como la luz de la aurora, pero se encontraba precisamente en
+uno de esos accesos de alegría maligna, que cuando se presentaban,
+parece como que la segregaban por completo de todo lo que era humano.
+Iba saltando sin respeto alguno de sepultura en sepultura, hasta que
+llegó á una cubierta con una gran lápida en que había grabado un escudo
+de armas, y se puso á bailar sobre ella. En respuesta á las
+amonestaciones de su madre, la niña se detuvo un momento para arrancar
+los espinosos capullos de una cardencha que crecía junto á la tumba.
+Tomando un puñado de capullos, los fué prendiendo á lo largo de las
+líneas de la letra escarlata que decoraba el pecho de su madre, á la que
+se quedaron tenazmente adheridos. Ester no se los arrancó.
+
+El médico que, entretanto, se había acercado á la ventana, dirigió una
+mirada al cementerio, y sonrió amargamente.
+
+--En la naturaleza de esa niña,--dijo tanto para sí como dirigiéndose á
+su compañero,--no hay ni ley, ni reverencia por la autoridad, ni
+consideración á las opiniones y costumbres de los demás, sean buenas ó
+malas. Días pasados la ví rociar con agua al Gobernador mismo en el
+bebedero para el ganado. ¿Qué es esta niña, en fin, en nombre del cielo?
+¿Es un trasgo completamente perverso? ¿Tiene afectos de alguna clase?
+¿Tiene algún principio patente?
+
+--Ninguno, excepto la libertad que proviene del quebrantamiento de una
+ley,--respondió el Sr. Dimmesdale con reposado acento, como si hubiera
+estado discutiendo este asunto consigo mismo. Si es capaz de algo bueno,
+no lo sé.
+
+Probablemente la niña oyó la voz de estos hombres, porque alzando con
+inteligente y maliciosa sonrisa los ojos hacia la ventana, arrojó uno de
+los capullos espinosos al Reverendo Sr. Dimmesdale, quien con nerviosa
+mano y cierto temor trató de esquivar el proyectil. Perla, notando su
+inquietud, palmoteó con la alegría más extravagante. Ester también había
+alzado los ojos involuntariamente; y todas estas cuatro personas, viejos
+y jóvenes, se miraron unos á otros en silencio, basta que la niña
+prorrumpió en una carcajada, y gritó:
+
+--Vámonos, madre; vámonos, ó ese viejo Hombre Negro que está ahí te
+atrapará. Ya se ha apoderado del ministro. Vámonos, madre, vámonos, ó te
+atrapará también. Pero no puede atrapar á Perlita.
+
+É hizo partir á su madre, saltando, bailando, retozando fantásticamente
+entre los túmulos de los muertos, como criatura que nada tuviese de
+común con las generaciones allí enterradas, ni aun el más remoto
+parentesco con ellas. Parecía como si hubiera sido creada de nuevos
+elementos, debiendo por lo tanto vivir forzosamente una existencia
+aparte, con leyes propias y especiales, sin que pudieran considerarse
+un crimen sus excentricidades.
+
+--Ahí va una mujer,--prosiguió el médico después de una pausa,--que sean
+cuales fueren sus faltas, no tiene nada de esa misteriosa corrupción
+oculta que creéis debe ser tan dura de llevar. ¿Pensáis acaso que Ester
+Prynne es menos infeliz á causa de esa letra escarlata que ostenta en el
+seno?
+
+--Así lo creo,--replicó el ministro. Sin embargo, no puedo responder por
+ella. Hay en su rostro una expresión de dolor, que hubiera deseado no
+haber visto. Creo, no obstante, que es mucho mejor para el paciente
+hallarse en libertad de mostrar su dolor, como acontece con esta pobre
+Ester, que no llevarlo oculto en su corazón.
+
+Hubo otra pausa; y el médico empezó de nuevo á examinar y á arreglar las
+plantas que había recogido.
+
+--Me preguntásteis, no ha mucho, dijo, mi opinión acerca de vuestra
+salud.
+
+--Así lo hice,--respondió Dimmesdale,--y me alegraría conocerla. Os
+ruego que habléis francamente, sea cuál fuere vuestra sentencia.
+
+--Pues bien, con toda franqueza y sin rodeos,--dijo el médico ocupado
+aun en el arreglo de sus hierbas, pero observando con circunspección al
+Sr. Dimmesdale,--la enfermedad es muy extraña; no tanto en sí misma, ó
+en su manera de manifestarse exteriormente, á lo menos hasta donde puedo
+juzgar por los síntomas que me ha sido dado observar. Viéndoos
+diariamente, mi buen señor, y habiendo estudiado durante meses los
+cambios de vuestra fisonomía, podría quizás consideraros un hombre
+bastante enfermo, aunque no tan enfermo que un médico instruído y
+vigilante no abrigara la esperanza de curar. Pero--no sé qué decir,--la
+enfermedad parece serme conocida, y sin embargo no la conozco.
+
+--Estáis hablando en enigmas, mi sabio señor, dijo el pálido ministro
+mirando por la ventana hacia afuera.
+
+--Entonces, para hablar con más claridad,--continuó el médico, y os pido
+perdón, si es necesario que se me perdone la franqueza de mi
+lenguaje,--permitidme que os pregunte,--como amigo vuestro, á cuyo cargo
+ha puesto la Providencia vuestra vida y bienestar físico,--si me habéis
+expuesto y referido completamente todos los efectos y síntomas de esta
+enfermedad.
+
+--¿Cómo podéis hacerme semejante pregunta?--replicó el ministro. Sería
+ciertamente un juego de niños llamar á un médico y ocultar la llaga.
+
+--Me dais, pues, á entender que lo sé todo,--dijo Rogerio Chillingworth
+con acento deliberado y fijando en el ministro una mirada perspicaz,
+llena de intensa y concentrada inteligencia. Así será; pero aquel á
+quien se le expone solamente el mal físico y externo, á veces no conoce
+sino la mitad del mal para cuya curación se le ha llamado. Una
+enfermedad del cuerpo, que consideramos un todo completo en sí mismo,
+puede acaso no ser sino el síntoma de alguna perturbación puramente
+espiritual. Os pido de nuevo perdón, mi buen amigo, si mi lenguaje os
+ofende en lo más mínimo; pero de todos los hombres que he conocido, en
+ninguno, como en vos, la parte física se halla tan completamente
+amalgamada é identificada, si se me permite la expresión, con la parte
+espiritual de que aquella es el mero instrumento.
+
+--En ese caso no necesito haceros más preguntas,--dijo el ministro
+levantándose un tanto precipitadamente de su asiento. No creo que
+tengáis á vuestro cargo la cura de almas.
+
+--Esto hace,--continuó el médico sin alterar la voz, ni fijarse en la
+interrupción, pero poniéndose en pie frente al extenuado y pálido
+ministro,--que una enfermedad, que un lugar llagado, si podemos llamarlo
+así, en vuestro espíritu, tenga inmediatamente su manifestación adecuada
+en vuestra forma corpórea. ¿Quisiérais que vuestro médico curara el mal
+físico? Pero ¿cómo podrá hacerlo sin que primero le dejéis ver la herida
+ó pesadumbre de vuestra alma?
+
+--¡No!--¡no á tí!--no á un médico terrenal!--exclamó el Sr. Dimmesdale
+con la mayor agitación y fijando sus ojos grandemente abiertos,
+brillantes, y con una especie de fiereza, en el viejo Rogerio
+Chillingworth. ¡No á tí! Pero si fuere una enfermedad del alma la que
+tengo, entonces me pondré en manos del único Médico del alma; él puede
+curar ó puede matar según juzgue más conveniente. Haga conmigo en su
+justicia y sabiduría lo que crea bueno. Pero ¿quién eres tú, que te
+mezclas en este asunto? ¿Tú, que te atreves á interponerte entre el
+paciente y su Dios?
+
+Y con ademán furioso salió á toda prisa de la habitación.
+
+--Me alegro de haber dado este paso,--se dijo el médico para sus
+adentros, siguiendo con las miradas al ministro y con una grave sonrisa.
+Nada hay perdido. Seremos amigos de nuevo y pronto. Pero ved ¡cómo la
+cólera se apodera de este hombre y lo pone fuera de sí! Y lo mismo que
+acontece con un sentimiento acontece con otro. Este piadoso Sr.
+Dimmesdale ha cometido antes de ahora una falta, en un momento de
+ardiente arrebato.
+
+No fué difícil restablecer la intimidad de los dos compañeros, en el
+mismo estado y condición que antes. El joven ministro, después de unas
+cuantas horas de soledad, comprendió que el desorden de sus nervios le
+había hecho incurrir en una explosión de ira, sin que en las palabras
+del médico hubiera habido algo que pudiera disculparle. Se maravilló de
+la violencia con que había tratado al bondadoso anciano, cuando no hacía
+más que emitir una opinión y dar un consejo que eran parte de su deber
+como médico, y que él mismo había solicitado expresamente. Lleno de
+estas ideas de arrepentimiento, no perdió tiempo en darle la más
+completa satisfacción, y en suplicar á su amigo que continuase con su
+tarea y cuidados, que si no llegaban á restablecer completamente su
+salud, habían sido indudablemente parte á prolongar su débil existencia
+hasta aquella hora. El anciano Rogerio accedió fácilmente, y continuó su
+vigilancia médica, haciendo cuanto podía en beneficio del ministro, con
+la mayor buena fe, pero saliendo siempre de la habitación del paciente,
+después de una entrevista facultativa, con una sonrisa misteriosa y
+extraña en los labios. Esta expresión era invisible en la presencia de
+Dimmesdale, pero se volvía más intensa cuando el médico cruzaba el
+umbral.
+
+--¡Un caso extraño!--murmuraba. Necesito escudriñarlo más
+profundamente. ¡Rara simpatía entre alma y cuerpo! Aunque no fuera más
+que en beneficio de la ciencia, tengo que investigar este asunto á
+fondo.
+
+Poco tiempo después de la escena arriba referida, aconteció que el
+Reverendo Sr. Dimmesdale, al mediodía, y enteramente de improviso, cayó
+en profundísimo sueño mientras, sentado en su sillón, estaba leyendo un
+volumen en folio que yacía abierto sobre la mesa. La intensidad del
+reposo del ministro era tanto más notable, cuanto que era una de esas
+personas de sueño por lo común ligero, no continuado, y fácil de
+interrumpirse por la menor causa. Pero su espíritu no estaba tan
+hondamente aletargado, que le impidiera moverse en el sillón cuando el
+anciano médico, sin ningunas precauciones extraordinarias, entró en el
+cuarto. Chillingworth se dirigió sin vacilar á su enfermo amigo, y
+poniendo la mano en el seno de éste, echó á un lado el vestido que lo
+había mantenido cubierto siempre, aún á las miradas del facultativo.
+
+Entonces fué cuando el Sr. Dimmesdale se estremeció y hasta se movió
+ligeramente.
+
+Después de una breve pausa el médico se retiró. ¡Pero con qué feroz
+mirada de sorpresa, de alegría y de horror! ¡Con qué siniestro placer,
+demasiado intenso para que pudiera hallar plena expresión en sus miradas
+y facciones, y que por lo tanto se esparció por toda la fealdad de su
+rostro y cuerpo, manifestándose por medio de extravagantes gestos y
+ademanes, ya levantando los brazos hacia el cielo, ya golpeando el suelo
+con los pies! Si alguien hubiera podido ver en aquel momento de éxtasis
+al viejo Rogerio Chillingworth, no tendría que preguntarse cómo se
+comporta Satanás cuando logra que se pierda un alma preciosa para el
+cielo y la gana para el infierno.
+
+Pero lo que distinguía el éxtasis del médico del que experimentaría
+Satanás, era la expresión de asombro que lo acompañaba.
+
+
+
+
+XI
+
+EL INTERIOR DE UN CORAZÓN
+
+
+Después del suceso últimamente referido, las relaciones entre Dimmesdale
+y el médico, aunque en apariencia las mismas, eran en realidad de un
+carácter distinto al que habían tenido antes. El médico veía ahora una
+senda bien sencilla que seguir, aunque no precisamente la que él se
+había trazado. Á pesar de lo tranquilo, apacible y frío que parecía, era
+de temerse que existiera en él un fondo de malignidad, hasta entonces
+latente, pero ahora activa, que le impulsaba á imaginar una venganza más
+íntima que la que ningún otro mortal hubiera tomado jamás de su enemigo.
+Aspiró á convertirse en el amigo fiel á cuyo corazón se confiara todo el
+temor, el remordimiento, la agonía, el arrepentimiento inútil, la
+repetida invasión de ideas pecaminosas que en vano había querido
+rechazar. Todo aquel dolor culpable, oculto á las miradas del mundo y
+del que éste se habría compadecido y le habría perdonado, debía
+revelársele á él, el Implacable, á él, que no perdonaría jamás. ¡Todo
+aquel tenebroso secreto tenía que mostrarse precisamente al hombre á
+quien ninguna otra cosa podría colmar, como esta y de una manera tan
+completa, el deseo de venganza!
+
+La natural reserva y esquivez del joven ministro había sido un
+obstáculo para este plan. El médico, sin embargo, no estaba dispuesto á
+darse por satisfecho con el aspecto que, casi providencialmente, tomó el
+asunto en sustitución á los negros planes que él se trazara. Podía decir
+que se le había hecho una revelación; y poco le importaba que su
+procedencia fuera celestial ó infernal. Gracias á esa inesperada
+revelación, en todas sus relaciones subsecuentes con el Sr. Dimmesdale,
+parecía que lo más recóndito del alma del joven ministro estaba visible
+á los ojos del médico para que pudiese observar y estudiar sus más
+íntimas emociones. Desde entonces se convirtió, no sólo en espectador,
+sino también en actor principal de lo que pasaba en lo más recóndito del
+pecho del pobre ministro. Podía hacer de él lo que quisiera. Si se le
+antojaba despertarle con una sensación de agonía, ahí estaba su víctima
+sobre el potro del tormento. Sólo necesitaba mover ciertos resortes de
+su alma, que el médico conocía perfectamente. ¿Quería estremecerle con
+un súbito temor? Como si obedeciese á la varilla de un mágico
+prodigioso, surgían mil visiones de formas diferentes, que giraban en
+torno del infeliz eclesiástico con los dedos apuntando á su pecho.
+
+Todo esto lo ejecutaba con tan perfecta sutileza, que el ministro,
+aunque constantemente con una vaga percepción de que algo maligno le
+estaba vigilando, nunca pudo darse cuenta exacta de su verdadera
+naturaleza. Es cierto que miraba con duda y temor, y aun á veces con
+espanto é intensa aversión, al viejo médico. Sus gestos, sus
+movimientos, su barba gris, sus acciones más insignificantes é
+indiferentes, hasta el corte y la moda de su traje, le eran odiosos:
+señal todo de una antipatía en el corazón del ministro más profunda de
+lo que él se hallaba dispuesto á confesarse á sí mismo. Y como era
+imposible asignar una causa á tal desconfianza y aversión, el Sr.
+Dimmesdale, con la conciencia de que el veneno de algún punto mórbido en
+su espíritu le estaba inficionando todo el corazón, atribuía á esto
+todos sus presentimientos. Se empeñó, pues, en curarse de sus antipatías
+hacia el viejo médico, y sin parar mientes en lo que debía haber
+deducido de ellas, hizo cuanto pudo para extirparlas. Siéndole imposible
+conseguirlo, continuó sus hábitos de relaciones familiares con el
+anciano, proporcionándole de este modo oportunidades constantes para que
+el vengativo médico,--pobre y mísera criatura más infeliz que su
+víctima,--consiguiese el fin á que había dedicado toda su energía.
+
+Mientras padecía corporalmente, con el alma corroída y atormentada por
+alguna causa tenebrosa, y entregado por completo á las maquinaciones de
+su más mortal enemigo, el Reverendo Sr. Dimmesdale había ido alcanzado
+una brillante popularidad en su sagrado ministerio. En gran parte la
+obtuvo seguramente merced á sus padecimientos. Sus dotes intelectuales,
+sus percepciones morales, su facultad de comunicar á otros las emociones
+que él mismo experimentaba, le mantenían en un estado de actividad
+sobrenatural debido á la angustia é inquietud de su vida diaria. Su
+fama, aunque todavía en constante ascenso, había dejado ya en la sombra
+las reputaciones menos brillantes de algunos de sus colegas, entre los
+cuales se contaban hombres que habían empleado en adquirir sus
+conocimientos teológicos muchos más años que los que tenía de edad el
+Sr. Dimmesdale, y que por lo tanto deberían de hallarse mucho más llenos
+de sólida ciencia que su joven compañero. Había otros dotados de más
+tenaz empeño, de mayor peso y gravedad, cualidades que, unidas á cierta
+dosis de conocimientos teológicos, constituye una variedad eficiente y
+altamente digna de respeto, aunque poco amable, de la especie clerical.
+Otros había, verdaderos Santos Padres, cuyas facultades se habían
+desenvuelto con el paciente, constante é infatigable estudio de los
+libros, y cuya pureza de vida puede decirse que los había puesto en
+comunicación espiritual con un mundo superior. Pero todos estos hombres
+carecían de aquel don divino que descendió sobre los discípulos del
+Señor en lenguas de llamas el día de Pentecostés, simbolizando, no solo
+la facultad de hablar en idiomas extraños y desconocidos, sino la de
+dirigirse á todo el género humano en el idioma propio del corazón. Todos
+estos ministros, por lo demás muy apostólicos, carecían de ese don
+divino de una lengua de llamas. Vanamente habrían procurado, dado el
+caso que lo intentaran, expresar las verdades más sublimes por medio de
+voces é imágenes familiares.
+
+Probablemente que á esta clase pertenecía el Sr. Dimmesdale tanto por
+temperamento como por educación. Se habría remontado á las altas cimas
+de la fe y de la santidad, á no habérselo impedido el peso del crímen,
+de la angustia, ó de lo que fuere, que le arrastraba hacia abajo. Este
+peso,--no obstante ser él un hombre de etéreos atributos cuya voz
+hubieran escuchado tal vez los mismos ángeles,--le mantenía al nivel de
+los más humildes; pero al mismo tiempo le ponía en más íntima relación
+con la humanidad pecadora, de modo que su corazón vibraba al unísono del
+de ésta, comprendiendo sus dolores, y haciendo compartir los suyos
+propios á millares de corazones, por medio de su elocuencia melancólica
+y persuasiva, aunque á veces terrible. El pueblo culpable conocía el
+poder que de tal modo lo conmovía. Las gentes pensaban que el joven
+ministro era un milagro de santidad: se imaginaban que por su boca
+hablaba el cielo, ya para consolarlas, ya para reprobarlas ó bien para
+decirles palabras de amor ó de sabiduría. Á sus ojos, el terreno que
+pisaba estaba santificado. Las jóvenes doncellas de su iglesia se
+volvían cada vez más pálidas en torno suyo, víctimas de una pasión tan
+llena de sentimiento religioso, que imaginaban ser todo solamente
+religión, y la ofrecían públicamente al pie de los altares como el más
+aceptable de los sacrificios. Los miembros ancianos de su feligresía,
+contemplando la delicada constitución física del Sr. Dimmesdale, y
+comparándola con el vigor de las suyas, á pesar de la diferencia de
+edad, creían que les precedería en su viaje á la región celestial, y
+recomendaban á sus hijos que enterrasen sus viejos restos junto á la
+santa fosa del joven ministro. Y mientras tanto, cuando el infortunado
+Sr. Dimmesdale pensaba en su sepultura, se preguntaba si sería posible
+que la hierba creciera sobre ella, puesto que allí había de enterrarse
+una cosa maldecida.
+
+¡Es inconcebible la angustia de que le llenaba esta veneración pública!
+Adorar la verdad era en él un impulso genuino, así como considerar
+vacío, vano y completamente desprovisto de todo peso y valor, lo que no
+estaba vivificado por la verdad. ¿Qué era él, pues? ¿Algo corpóreo, ó la
+más impalpable de las sombras? Anhelaba, por lo tanto, hablar una vez
+por todas desde lo alto de su púlpito, y decir en alta voz, ante todo el
+mundo, lo que él en realidad era:--"Yo, á quien veis vestido con este
+negro traje del sacerdocio;--yo, que asciendo al sagrado púlpito y
+levanto hacia el cielo el rostro pálido tratando de ponerme en relación,
+en nombre vuestro, con el Todopoderoso;--yo, en cuya vida diaria creéis
+discernir la santidad de Enoch;--yo, cuyas pisadas, como suponéis, dejan
+una huella luminosa en mi sendero terrenal, que servirá á los peregrinos
+que vengan después de mí para guiarlos á la región de los
+bienaventurados;--yo, que he puesto el agua del bautismo sobre la cabeza
+de vuestros hijos;--yo, que he repetido las últimas preces por las almas
+de los que han partido para siempre;--yo, vuestro pastor, á quien tanto
+reverenciáis y en quien tanto confiáis, yo no soy más que una mentira y
+una profanación."
+
+Más de una vez el Reverendo Dimmesdale había subido al púlpito con el
+firme propósito de no descender hasta haber pronunciado palabras como
+las anteriores. Más de una vez se había limpiado la garganta, y tomado
+largo, profundo y trémulo aliento para librarse del tenebroso secreto de
+su alma. Más de una vez,--no, más de cien veces,--había realmente
+hablado. ¡Hablado! Pero ¿cómo? Había dicho á sus oyentes que él era un
+sér completamente abyecto, el más abyecto entre los abyectos, el peor de
+los pecadores, una abominación, una cosa de iniquidad increíble; y que
+lo único digno de sorpresa era que no viesen su miserable cuerpo
+calcinarse en su presencia por la ardiente cólera del Todopoderoso.
+¿Podía darse un lenguaje más claro que éste? ¿No se levantarían los
+oyentes de sus asientos, por impulso simultáneo, y le harían descender
+del púlpito que estaba contaminando con su presencia? No; de ningún
+modo. Todos oyeron eso, y todos le reverenciaron mucho más. No tenían la
+menor sospecha del terrible alcance de estas palabras con que él mismo
+se condenaba. "¡El excelente joven!--se decían unos á otros. ¡El santo
+sobre la tierra! ¡Ay! si en la pureza de armiño de su alma puede él
+percibir semejante iniquidad, ¡qué horrible espectáculo no verá en la
+tuya ó en la mía!"
+
+Bien sabía Dimmesdale,--hipócrita sutil, aunque lleno de
+remordimientos,--de qué modo se consideraría esta vaga confesión. Había
+tratado de forjarse una especie de ilusión, exponiendo al público el
+espectáculo de una conciencia culpable, pero consiguió solamente
+recargarse con un nuevo pecado, y agregar una nueva vergüenza á la
+antigua, sin obtener siquiera el momentáneo consuelo de engañarse á sí
+mismo. Había hablado la pura verdad, transformándola sin embargo en la
+falsedad más completa. Y no obstante esto, por instinto, por educación,
+por principios, amaba la verdad y aborrecía la mentira como pocos
+hombres. Pero ante todas cosas, y más que todo, se detestaba á sí
+propio.
+
+Sus angustias íntimas le habían llevado á adoptar prácticas más en
+armonía con las de la iglesia católica, que no con las de la protestante
+en que había nacido y se había educado. Encerrándose en su alcoba, bajo
+llave, se entregaba al empleo de la disciplina en su enfermo cuerpo.
+Con frecuencia este ministro protestante y puritano se las había
+aplicado á las espaldas, riéndose amargamente de sí mismo al mismo
+tiempo, y fustigándose aun más implacablemente á causa de esta risa
+amarga. Como otros muchos piadosos puritanos tenía por costumbre ayunar;
+aunque no como ellos para purificar el cuerpo y hacerlo más digno de la
+inspiración celestial, sino de una manera rigorosa, hasta que le
+temblaban las rodillas, y como un acto de penitencia. Pasaba también en
+vela noche tras noche, algunas veces en completa obscuridad; otras
+alumbrado sólo por la luz vacilante de una lámpara; y otras
+contemplándose el rostro en un espejo iluminado por la luz más fuerte
+que le era posible obtener, simbolizando de este modo el constante
+examen interior con que se torturaba, pero con el cual no podía
+purificarse.
+
+En estas prolongadas vigilias su cerebro se turbaba, y entonces creía
+ver visiones que flotaban ante sus ojos; quizás las percibía
+confusamente á la débil luz que de ellas irradiaba, en la parte más
+remota y obscura de su habitación, ó más distintamente, y á su lado,
+reflejándose en el espejo. Ya era una manada de formas diabólicas que
+hacían visajes al pálido ministro, mofándose de él é invitándole á
+seguirlas; ya un grupo de brillantes ángeles que se remontaban al cielo,
+llenos de dolor, tornándose más etéreos á medida que ascendían. Ó eran
+los amigos de su juventud, ya muertos, y su padre, de blanca barba,
+frunciendo piadosamente el entrecejo, y su madre, que le volvía el
+rostro al pasar por su lado. ¡Espíritu de una madre! Creo que habría
+arrojado una mirada de compasión á su hijo. Y luego, al través de la
+habitación que hacían tan horrible estas visiones espectrales, se
+deslizó Ester Prynne, llevando de la mano á Perlita, en su traje color
+de escarlata, y señalando con el índice, primeramente la letra que
+brillaba en su seno, y luego el pecho del joven eclesiástico.
+
+Ninguna de estas visiones le engañó jamás por completo. En cualquier
+instante, con un esfuerzo de su voluntad, podía convencerse de que no
+eran sustancias corpóreas sino creaciones de su inquieta imaginación;
+pero á pesar de todo, en cierto sentido, eran las cosas más verdaderas y
+reales con que el pobre ministro tenía ahora que hacer. En una vida tan
+falsa como la suya, el dolor más indecible consistía en que las
+realidades que nos rodean, destinadas por el cielo para sustento y
+alegría de nuestro espíritu, se veían privadas de lo que constituye su
+propia vida y esencia. Para el hombre falso, el universo entero es
+falso, impalpable, y todo lo que palpa se convierte en nada. Y él mismo,
+mostrándose bajo un falso aspecto, se convierte en una sombra, ó acaso
+cesa de existir. La única verdad que continuaba dando al Sr. Dimmesdale
+una existencia real en este mundo, era la agonía latente en lo más
+recóndito de su alma, y la no disfrazada expresión de la misma en todo
+su aspecto exterior. Si hubiera hallado una vez la facultad de sonreir,
+y presentar un rostro alegre, no habría sido el hombre que era.
+
+En una de esas terribles noches que hemos tratado vanamente de
+describir, el ministro se levantó sobresaltado de su asiento. Una nueva
+idea se le había ocurrido. Podría haber un momento de paz en su alma.
+Vistiéndose con el mismo esmero que si fuera á desempeñar su sagrado
+ministerio, y precisamente de la misma manera, descendió las escaleras
+sin hacer ruido, abrió la puerta y salió á la calle.
+
+
+
+
+XII
+
+LA VIGILIA DEL MINISTRO
+
+
+Andando como en un sueño, y quizá realmente bajo la influencia de una
+especie de sonambulismo, el Sr. Dimmesdale llegó al lugar en que, años
+atrás, Ester había sufrido las primeras horas de su ignominia pública.
+El mismo tablado, negro y percudido por las lluvias, soles y tormentas
+de siete largos años, con los escalones gastados por las pisadas de los
+muchos reos que desde aquella época los habían subido, se elevaba allí
+bajo el balcón de la iglesia ó casa de reunión. El ministro ascendió los
+escalones.
+
+Era una obscura noche de principios de Mayo. El cielo estaba cubierto en
+toda su extensión con un manto espeso de nubes. Si la misma multitud que
+presenció el castigo de Ester Prynne hubiera podido ser convocada ahora,
+no le habría sido posible distinguir las facciones de rostro alguno en
+el tablado, ni apenas los contornos de una forma humana en las profundas
+tinieblas de la media noche. Pero la población toda estaba entregada al
+sueño. No había peligro de que pudieran sus moradores descubrir nada. El
+ministro podía permanecer allí de pie, si así le agradaba, hasta que la
+mañana tiñera de rojo el oriente, sin correr otro riesgo sino el daño
+que el aire frío y húmedo de la noche pudiera ocasionar á su organismo.
+Ningún ojo alcanzaría á verle, excepto Aquél, siempre alerta y
+despierto, que le había visto cuando estaba encerrado en su alcoba
+retirada azotándose con las sangrientas disciplinas. ¿Por qué, pues,
+había ido allí? ¿Era aquello acaso una parodia de penitencia? Sí, una
+parodia, pero en la cual su alma se engañaba á sí misma mientras los
+ángeles vertían triste llanto y el enemigo de los hombres se regocijaba.
+Había ido allí arrastrado á impulsos del Remordimiento, que donde quiera
+le acosaba, y cuya compañera era aquella Cobardía que invariablemente le
+hacía retroceder en el momento mismo en que iba á desplegar los labios.
+¡Pobre, infeliz hombre! ¿Qué derecho tenía de abrumar bajo el peso del
+delito hombros tan flacos como los suyos? El crimen es para los fuertes
+que ó pueden soportarlo en silencio, ó librarse de él descargando de una
+vez su conciencia si encuentran el peso demasiado grave. Pero esta alma
+tan extremadamente débil y sensible no podía hacer ni lo uno ni lo otro,
+sino vacilar contínuamente entre los dos extremos, enredándose cada vez
+más en los lazos inextricables de la agonía de un inútil arrepentimiento
+y de un oculto delito.
+
+Y así, mientras se hallaba en el tablado, ocupado en la tarea de esta
+vana muestra de expiación, se vió Dimmesdale sobrecogido de un gran
+horror, como si el universo entero estuviera contemplando una marca
+escarlata en su seno desnudo, precisamente encima de la región del
+corazón. Y en aquel lugar, en verdad, estaba, y allí había estado desde
+hace largo tiempo, el roedor y emponzoñado diente del dolor físico. Sin
+esfuerzo ninguno de su voluntad para impedirlo, y sin poder dominarse,
+lanzó un grito agudo penetrante, que fué repercutiendo de casa en casa,
+y que devolvieron las colinas lejanas, como si una comparsa de espíritus
+malignos, conociendo cuanto horror y miseria encerraba aquel grito, se
+hubiera divertido en hacer rebotar el sonido de un lado á otro.
+
+¡Ya no hay remedio!--exclamó el eclesiástico cubriéndose el rostro con
+las manos,--la ciudad toda se despertará y saldrá á la calle
+apresuradamente y me hallará aquí.
+
+Pero no fué así. El gritó resonó tal vez en sus asustados oídos con
+mayor fuerza de la que realmente tuvo. La población no se despertó; ó si
+algunos se despertaron, lo atribuyeron á algo horrible que pasó en un
+sueño, ó al ruido de las brujas ó hechiceras cuyas voces, en aquella
+época, se oían con frecuencia en los lugares solitarios cuando cruzaban
+el aire en compañía de Satanás. El Sr. Dimmesdale, por lo tanto, no
+oyendo nada que indicase una alarma general, separó las manos del rostro
+y miró en torno suyo. En una de las ventanas de la casa del Gobernador,
+que estaba á cierta distancia, vió la figura del anciano magistrado
+envuelta en una blanca bata de dormir, con una lámpara en la mano y un
+gorro de noche en la cabeza. Parecía una fantasma evocada en mal hora.
+El grito evidentemente le había asustado. En otra ventana de la misma
+casa apareció la vieja Señora Hibbins, hermana del Gobernador, también
+con una lámpara que, aun á la distancia en que se encontraba, dejaba ver
+la expresión displicente y dura del rostro de la señora. Esta asomó la
+cabeza por el postigo y miró hacia arriba con cierta ansiedad.
+Seguramente la venerable hechicera había oído también el grito del Sr.
+Dimmesdale y creyó que era, con la multitud de sus ecos y repercusiones,
+el clamor de los demonios y de las brujas nocturnas con quienes, como es
+sabido, tenía la costumbre de hacer excursiones á la selva.
+
+Al notar la luz de la lámpara del Gobernador, la anciana señora apagó
+prontamente la suya y desapareció probablemente entre las nubes. El
+ministro no la volvió á ver. El magistrado, después de una escrupulosa
+observación de las tinieblas, en las que por otra parte nada le habría
+sido posible distinguir, se retiró de la ventana.
+
+El ministro entonces se tranquilizó algo. Pronto distinguió, sin
+embargo, el brillo de una luz lejana que se iba acercando gradualmente,
+y que le permitía reconocer allá un objeto, más acá otro, tales como la
+puerta arqueada de una casa, con aldabón de hierro, una bomba de agua,
+etc., que fijaban su atención, á pesar de que estaba firmemente
+convencido de que á medida que se aproximaba aquella luz, que pronto
+daría de lleno en su rostro, se iba también acercando el momento en que
+su suerte quedaría decidida y revelado el funesto secreto oculto por
+tanto tiempo. Cuando la luz estuvo más cerca, pudo distinguir la figura
+de su hermano en religión, ó para hablar con más propiedad, de su padre
+espiritual al mismo tiempo que muy estimado amigo, el Reverendo Sr.
+Wilson quien, como el Sr. Dimmesdale conjeturaba con razón, había estado
+rezando á la cabecera de un moribundo. El bueno y anciano ministro venía
+precisamente de la alcoba mortuoria del Gobernador Winthrop, que
+acababa de pasar á mejor mundo, y se dirigía ahora á su casa
+alumbrándose con una linterna. El brillo de ésta había hecho imaginar al
+Sr. Dimmesdale que veía al buen padre Wilson rodeado de un halo ó corona
+radiante como la de los santos varones de otros tiempos, lo que le daba
+un aspecto de gloriosa beatitud en medio de esta noche sombría del
+pecado. Dimmesdale se sonrió, mejor dicho, se echó á reir ante tales
+ideas sugeridas por la luz de la linterna, y se preguntó si se había
+vuelto loco.
+
+Cuando el Reverendo Sr. Wilson pasó junto al tablado, envolviéndose muy
+bien en los pliegues de su manto genovés con una mano, mientras sostenía
+con la otra la linterna, el Sr. Dimmesdale apenas pudo reprimir el deseo
+de hablar.
+
+--Buenas noches, venerable padre Wilson; os ruego que subáis y que
+paséis un rato en mi compañía.
+
+¡Cielos! ¿Había hablado realmente el Sr. Dimmesdale? Así lo creyó él
+mismo un instante; pero esas palabras fueron pronunciadas sólo en su
+imaginación. El venerable padre Wilson continuó lentamente su camino,
+teniendo el mayor cuidado en evitar mancharse con el lodo de la calle, y
+sin volver siquiera la cabeza hacia el fatídico tablado. Cuando la luz
+de su linterna se hubo desvanecido á lo lejos por completo, el joven
+ministro se dió cuenta, por la especie de desmayo que le sobrecogió, de
+que los últimos momentos habían sido para él una crisis de terrible
+ansiedad, aunque su espíritu había hecho un esfuerzo involuntario para
+salir de ella con la especie de apóstrofe semijocoso dirigido al Sr.
+Wilson.
+
+Poco después se deslizó nuevamente en Dimmesdale el sentimiento de lo
+grotesco en medio de las solemnes visiones que se forjaba su cerebro.
+Creyó que las piernas se le iban poniendo rígidas con el frío de la
+noche, y empezó á imaginarse que no podría descender los escalones del
+tablado. La mañana se acercaba entretanto y allí se encontraría él: los
+vecinos empezarían á levantarse. El más madrugador, saliendo en la
+semiobscuridad del crepúsculo, percibiría una vaga figura de pie en el
+lugar consagrado á expiar los crímenes y delitos; y casi fuera de
+juicio, movido de susto y de curiosidad, iría llamando de puerta en
+puerta á todo el pueblo para que viniese á contemplar el espectro,--pues
+así se lo figuraría,--de algún difunto criminal. En esto, la luz de la
+mañana iría creciendo cada vez en intensidad: los ancianos patriarcas de
+la población se irían levantando apresuradamente, cada uno envuelto en
+su bata de franela, y las respetables matronas sin detenerse á cambiar
+su traje de dormir. Toda la congregación de personas decentes y
+decorosas, que jamás hasta entonces se habían dejado ver con un solo
+cabello despeinado, se presentarían ahora con la cabellera y el vestido
+en el mayor desorden. El viejo Gobernador Bellingham saldría con severo
+rostro llevando sus cuellos de lechuguilla al revés; y la Señora
+Hibbins, su hermana, vendría con algunos ramitos de la selva prendidos á
+su traje, y con rostro más avinagrado que nunca, como que apenas había
+podido dormir un minuto después de su paseo nocturno; y el buen padre
+Wilson se presentaría también, después de haber pasado la mitad de la
+noche junto á la cabecera de un moribundo, sin que le hubiera agradado
+mucho que le turbaran el sueño tan temprano. Vendrían igualmente los
+dignatarios de la iglesia del Sr. Dimmesdale y las jóvenes vírgenes que
+idolatraban á su pastor espiritual y le habían erigido un altar en sus
+puros corazones. Todos llegarían apresuradamente, dando tumbos y
+tropiezos, y dirigiendo con espanto y horror las miradas hacia el
+tablado fatídico. ¿Y á quién percibirían allí á la luz rojiza de la
+aurora? ¡Á quién, sino al Reverendo Arturo Dimmesdale, medio helado de
+frío, abrumado de vergüenza, y de pie donde había estado Ester Prynne!
+
+Movido por el grotesco horror de este cuadro, el ministro, olvidándose
+de su inquietud y alarma infinitas, prorrumpió en una carcajada, que fué
+respondida inmediatamente por una risa ligera, aérea, infantil, en la
+que con un estremecimiento del corazón--que no sabía si era de intenso
+dolor, ó de placer extremo,--reconoció el acento de la pequeña Perla.
+
+--¡Perla! ¡Perlita!--exclamó después de un momento de pausa; y luego,
+con voz más baja, agregó:--Ester, Ester Prynne, ¿estáis ahí?
+
+--Sí; es Ester Prynne,--replicó ella con acento de sorpresa;--y el
+ministro oyó sus pisadas que se iban acercando.--Soy yo y mi pequeña
+Perla.
+
+--¿De dónde venís, Ester?--preguntó el ministro. ¿Qué os ha traído aquí?
+
+--He estado velando á un moribundo,--respondió Ester,--he estado junto
+al lecho de muerte del Gobernador Winthrop, he tomado las medidas para
+su traje, y ahora me dirijo á mi habitación.
+
+--Sube aquí, Ester; ven tu con Perlita, dijo el Reverendo Sr.
+Dimmesdale. Ambas habéis estado aquí antes de ahora, pero yo no me
+hallaba á vuestro lado. Subid aquí una vez más, y los tres estaremos
+juntos.
+
+Ester subió en silencio los escalones, y permaneció de pie en el
+tablado, asiendo á Perla de la mano. El ministro tomó entre las suyas la
+otra mano de la niña. No bien lo hizo, parece como si una nueva vida
+hubiera penetrado en su sér, invadiendo su corazón á manera de un
+torrente y esparciéndose por sus venas. Se diría que madre é hija
+estaban comunicando su calor vital á la naturaleza medio congelada del
+joven eclesiástico. Los tres formaban una cadena eléctrica.
+
+--¡Ministro!--susurró la pequeña Perla.
+
+--¿Qué deseas decir, niña?--le preguntó el Sr. Dimmesdale.
+
+--¿Quieres estar aquí mañana al mediodía con mi madre y
+conmigo?--preguntó Perla.
+
+--No; no así, Perlita mía,--respondió el ministro; porque con la nueva
+energía adquirida en aquel instante, se apoderó de él todo el antiguo
+temor de revelación pública que por tanto tiempo fué la agonía de su
+vida, y ya estaba temblando, aunque con una mezcla de extraña alegría,
+al fijarse en la situación en que se encontraba en la actualidad.--No,
+no así, niña mía, continuó. Estaré de pie contigo y con tu madre otro
+día; sí, otro día; pero no mañana.
+
+Perla se rió é intentó desasir la mano que le tenía asida el ministro,
+pero éste la mantuvo firme.
+
+--Un instante más, niña mía,--dijo.
+
+--Pero ¿quieres prometerme que mañana al mediodía nos tomarás de la mano
+á mi madre y á mí?--le preguntó Perla.
+
+--No, no mañana, Perla,--dijo el ministro,--pero otro día.
+
+--¿Qué día?--persistió la niña.
+
+--En el gran día del Juicio Final,--murmuró el eclesiástico, que se vió
+como obligado á responder de este modo á la niña en su carácter sagrado
+de ministro del altar.--Entonces, y allí ante el Juez Supremo, continuó,
+tendremos que comparecer tu madre, tú y yo, al mismo tiempo. Pero la luz
+del sol de este mundo no habrá de vernos reunidos.
+
+Perla empezó á reir de nuevo.
+
+Pero antes de que el Sr. Dimmesdale hubiera terminado de hablar, brilló
+una luz en toda la extensión del obscuro horizonte. Fué sin duda uno de
+esos meteoros que el observador nocturno puede ver á menudo, que se
+inflaman, brillan y se extinguen rápidamente en las regiones del
+espacio. Tan intenso fué su esplendor, que iluminó por completo la densa
+masa de nubes entre el firmamento y la tierra. La bóveda celeste
+resplandeció de tal modo, que dejó ver la calle como si estuviera
+alumbrada por la luz del mediodía, pero con la extrañeza que siempre
+comunica á los objetos familiares una claridad no acostumbrada. Las
+casas de madera, con sus pisos que sobresalían y sus curiosos caballetes
+rematados en punta; las escaleras de las puertas y los quicios con las
+primeras hierbas de la primavera que empezaban á brotar en las
+cercanías; los bancos de tierra de los jardines que parecían negros con
+la tierra removida recientemente;--todo se volvió visible, pero con una
+singularidad de aspecto que parecía darle á los objetos una
+significación diferente de la que antes tenían. Y allí estaba el
+ministro con la mano puesta sobre el corazón; y Ester Prynne, con la
+letra bordada brillando en su seno; y la pequeña Perla que era en sí
+misma un símbolo y el lazo de unión entre aquellos dos seres. Allí
+estaban de pie al fulgor de aquella extraña y solemne luz, como si ésta
+fuera la que había de revelar todos los secretos, y fuera también la
+alborada que había de reunir todos los que mutuamente se pertenecían.
+
+En los ojos de Perla había cierta expresión misteriosa, y en su rostro,
+cuando lo alzó para mirar al ministro, aquella sonrisa maliciosa que la
+hacía comparar á un trasgo. Retiró su mano de la del Sr. Dimmesdale, y
+señaló al otro lado de la calle. Pero él cruzó las manos sobre el pecho
+y levantó las miradas hacia el cielo.
+
+Nada era tan común en aquellos tiempos como interpretar todas las
+apariciones meteóricas, y todos los otros fenómenos naturales, que
+ocurren con menos regularidad que la salida y la puesta del sol y de la
+luna, como otras tantas revelaciones de origen sobrenatural. Así es que
+una lanza brillante, una espada de llamas, un arco, ó un haz de flechas,
+pronosticaban una guerra con los indios. Era sabido que una lluvia de
+luz carmesí indicaba una epidemia. Dudamos mucho que haya acontecido
+algo notable en la Nueva Inglaterra, desde los primeros días de su
+colonización hasta el tiempo de la guerra de la Independencia, de que
+los habitantes no hubieran tenido un previo aviso merced á un
+espectáculo de esta naturaleza. Á veces había sido visto por la
+multitud; pero con mucha mayor frecuencia, todo reposaba en el mero
+dicho de un solitario espectador que había contemplado el maravilloso
+fenómeno al través del trastornador vidrio de aumento de su imaginación,
+dándole más tarde una forma más precisa. Era sin duda una idea grandiosa
+pensar que el destino de las naciones debía revelarse en estos
+sorprendentes geroglíficos en la bóveda celeste. Entre nuestros
+antepasados era una creencia muy extendida, indicando que su naciente
+comunidad estaba bajo la custodia especial del cielo. Pero ¿qué diremos
+cuando un individuo descubre una revelación en ese mismo libro
+misterioso dirigida á él solamente? En ese caso, sería únicamente el
+síntoma de una alteración profunda del espíritu, si un hombre, en
+consecuencia de un dolor prolongado, intenso y secreto, y de la
+costumbre mórbida de estarse estudiando constantemente, ha llegado á
+asociar su personalidad á la naturaleza entera, hasta el extremo de que
+el firmamento no venga á ser sino una página adecuada para la historia
+del futuro destino de su alma.
+
+Por lo tanto, á esta enfermedad de su espíritu atribuímos la idea de que
+el ministro, al dirigir sus miradas hacia el cielo, creyese contemplar
+en él la figura de una inmensa letra,--la letra A,--dibujada con
+contornos de luz de un rojo obscuro. En aquel lugar, y ardiendo
+opacamente, solo se había dejado ver un meteoro al través de un velo de
+nubes; pero no con la forma que su culpable imaginación le prestaba, ó á
+lo menos, de una manera tan poco definida, que otra conciencia
+delincuente podría haber visto en él otro símbolo distinto.
+
+Había una circunstancia especial que caracterizaba el estado psicológico
+del Sr. Dimmesdale en aquel momento. Todo el tiempo que estuvo mirando
+al zenit, tenía la plena conciencia de que Perla estaba apuntando con
+el dedo en dirección del viejo Rogerio Chillingworth, que se hallaba en
+pie no muy distante del tablado. El ministro parecía verle con la misma
+mirada con que discernía la letra milagrosa. Así como á los demás
+objetos, la luz meteórica comunicaba una nueva expresión á las facciones
+del médico; ó bien pudiera suceder que éste no se cuidaba en esta
+ocasión, como siempre lo hacía, de ocultar la malevolencia con que
+miraba á su víctima. Ciertamente, si el meteoro iluminó el espacio é
+hizo visible la tierra con un fulgor solemne que obligó á recordar al
+clérigo y á Ester el día del Juicio Final, en ese caso Rogerio
+Chillingworth debió parecerles el gran enemigo del género humano, que se
+presentaba allí con una sonrisa amenazadora reclamando lo que le
+pertenecía. Tan viva fué aquella expresión, ó tan intensa la percepción
+que de ella tuvo el ministro, que le pareció que permanecía visible en
+la obscuridad, aun después de desvanecida la luz del meteoro, como si la
+calle y todo lo demás hubiera desaparecido por completo.
+
+--¿Quién es ese hombre, Ester?--preguntó Dimmesdale con voz trémula,
+sobrecogido de terror.--Me estremezco al verlo. ¿Conoces á ese hombre?
+Le odio, Ester.
+
+Ella recordó su juramento y permaneció en silencio.
+
+--Te repito que mi alma se estremece en su presencia,--murmuró el
+ministro de nuevo.--¿Quién es? ¿Quién es? ¿No puedes hacer nada por mí?
+Ese hombre me inspira un horror indecible.
+
+--Ministro, dijo Perlita, yo puedo decirte quién es.
+
+--Pronto, niña, pronto,--dijo el ministro inclinando el oído junto á
+los labios de Perla.--Pronto, y tan bajo como te sea posible.
+
+Perla murmuró algo á su oído que resonaba á manera de lenguaje humano,
+cuando no era en realidad sino la jerigonza ininteligible y sin sentido
+alguno que usan á veces los niños para divertirse cuando están juntos.
+De todos modos, no le comunicó ninguna noticia secreta acerca del viejo
+facultativo. Era un idioma desconocido para el erudito clérigo, que sólo
+sirvió para aumentar la confusión de su espíritu. La niña entonces
+prorrumpió en una carcajada.
+
+--¿Te burlas de mí ahora?--dijo el ministro.
+
+--No has sido valiente, no has sido sincero,--respondió la niña,--no
+quisiste prometerme que nos tomarías de la mano á mí y á mi madre mañana
+al mediodía.
+
+--¡Digno señor!--exclamó el médico que se había adelantado hasta el pie
+del tablado,--piadoso Sr. Dimmesdale, ¿sóis realmente vos? Sí, sí,
+seguramente que sí. ¡Vaya! ¡Vaya! Nosotros, hombres de estudio, que
+tenemos la cabeza metida en nuestros libros, necesitamos que se nos
+vigile. Soñamos despiertos, y nos paseamos durmiendo. Venid, buen señor
+y amigo querido; dejadme que os conduzca á vuestra casa.
+
+--¿Cómo supiste que yo estaba aquí?--preguntó Dimmesdale con temor.
+
+--En realidad de verdad, respondió el médico, no sabía nada de esto.
+Gran parte de la noche la he pasado á la cabecera del digno Gobernador
+Winthrop haciendo en su beneficio lo que mi poca habilidad me permitía.
+Á un mundo mejor ha partido, y yo me dirigía á mi morada, cuando brilló
+esa luz extraordinaria. Os ruego que vengáis, reverendo señor; de otro
+modo no os hallaréis en estado de cumplir vuestros deberes mañana
+domingo. ¡Ah! ¡Ved cómo los libros perturban el cerebro! ¡Estos libros,
+estos libros! Debéis estudiar menos, buen señor, y procuraros algún
+recreo, si no queréis que estas cosas se repitan.
+
+--Iré con vos á mi casa,--dijo el Sr. Dimmesdale. Completamente abatido,
+con una sensación de frío, como el que despierta de una pesadilla,
+acompañó al médico, y partieron juntos.
+
+El día siguiente, domingo, predicó sin embargo un sermón que se
+consideró el mejor, el más vigoroso y más lleno de unción celeste que
+hasta entonces hubieran pronunciado sus labios. Se dijo que más de un
+alma se sintió regenerada con la eficacia de aquel discurso, y que
+fueron muchos los que juraron eterna gratitud al Sr. Dimmesdale por el
+bien que les había hecho. Pero, cuando bajó del púlpito, le detuvo el
+anciano sacristán presentándole un guante negro que el ministro
+reconoció por suyo.
+
+--Se encontró esta mañana,--dijo el sacristán,--en el tablado en que se
+expone á los malhechores á la vergüenza pública. Satanás lo dejó caer
+allí deseando sin duda jugar una mala pasada á su Reverencia. Pero ha
+procedido con el mismo desacierto y ligereza de siempre. Una mano limpia
+y pura no necesita guante que la cubra.
+
+--Gracias, buen amigo,--dijo el ministro con gravedad, pero muy
+sobresaltado, pues tan confusos eran sus recuerdos, que casi creía que
+los acontecimientos de la noche pasada eran solo un sueño.--Sí, agregó,
+parece que es mi guante.
+
+--Y puesto que Satanás ha creído conveniente robároslo, en adelante
+Vuestra Reverencia debe tratar á ese enemigo sin miramientos de ninguna
+clase. Duro con él;--dijo el anciano sacristán con horrible sonrisa.
+Pero, ¿ha oído Vuestra Reverencia hablar del portento que se vió anoche?
+Se dice que apareció en el cielo una gran letra roja, la letra A, que
+hemos interpretado significa Ángel. Y como nuestro buen Gobernador
+Winthrop falleció también anoche, y fué convertido en ángel, de seguro
+que se creyó conveniente publicar la noticia de algún modo.
+
+--No; nada he oído acerca de ese particular,--contestó el ministro.
+
+
+
+
+XIII
+
+OTRO MODO DE JUZGAR Á ESTER
+
+
+En su última y singular entrevista con el Sr. Dimmesdale, se quedó Ester
+completamente sorprendida al ver el estado á que se hallaba reducido el
+ministro. Sus nervios parecían del todo arruinados: su fuerza moral era
+la de un niño: andaba arrastrando los pasos, aun cuando sus facultades
+intelectuales conservaban su prístina fuerza, ó habían adquirido acaso
+una mórbida energía, que solamente pudo haberles comunicado la
+enfermedad. Conociendo ella toda la cadena de circunstancias que eran un
+profundo secreto para los otros, podía inferir que, además de la acción
+legítima de su propia conciencia, se había empleado, y se empleaba
+todavía contra el reposo y bienestar del Sr. Dimmesdale, una maquinaria
+terrible y misteriosa. Conociendo también lo que había sido en otros
+tiempos este pobre hombre, ahora caído, su alma se llenó de compasión al
+recordar el hondo sentimiento de terror con que le pidió á ella,--la
+mujer despreciada,--que lo protegiese contra un enemigo que
+instintivamente había descubierto; y decidió que el ministro tenía el
+derecho de esperar de su parte todo el auxilio posible. Poco
+acostumbrada, en su largo aislamiento y estado de segregación de la
+sociedad, á medir sus ideas de lo justo ó de lo injusto según el rasero
+común, Ester vió, ó creyó ver, que había en ella una responsabilidad
+respecto á Dimmesdale, superior á la que tenía para con el mundo entero.
+Los lazos que á este último la ligaron, cualquiera que hubiese sido su
+naturaleza, estaban todos destruídos. Por el contrario, respecto al
+ministro existía el férreo lazo del crimen mutuo, que ni él ni ella
+podían romper, y que, como todos los otros lazos, traía aparejadas
+consigo obligaciones ineludibles.
+
+Ester no ocupaba ya precisamente la misma posición que en los primeros
+tiempos de su ignominia. Los años se habían ido sucediendo, y Perla
+contaba ya siete de edad. Su madre, con la letra escarlata en el pecho,
+brillando con su fantástico bordado, era ahora una figura muy conocida
+en la población; y como no se mezclaba en los asuntos públicos ó
+privados de nadie, en nada ni para nada, se había ido formando una
+especie de consideración general hacia Ester. En honra de la naturaleza
+humana puede decirse que, excepto cuando interviene el egoísmo, está más
+dispuesta á amar que á odiar. El odio, por medio de un procedimiento
+silencioso y gradual, se puede transformar hasta en amor, siempre que á
+ello no se opongan nuevas causas que mantengan vivo el sentimiento
+primero de hostilidad. En el caso de Ester Prynne, no había ocurrido
+nada que lo agravase, porque jamás ella se declaró en contra del
+público, sino que se sometió, sin quejarse, á todo lo que éste quiso
+hacer, sin demandar nada en recompensa de sus sufrimientos. Hay que
+agregar la pureza inmaculada de su vida durante todos estos años en que
+se había visto segregada del trato social y declarada infame, y esa
+circunstancia influyó mucho en favor suyo. No teniendo ahora nada que
+perder para con el mundo, y sin esperanzas, y acaso tampoco sin deseos
+de ganar alguna cosa, su vuelta á la senda austera del deber sólo podría
+atribuirse á un verdadero amor de la virtud.
+
+Se había notado igualmente que si bien Ester jamás reclamó la más mínima
+participación en los bienes y beneficios del mundo, excepto respirar el
+aire común á todos y ganar el sustento para Perlita y para ella misma
+con la labor de sus manos,--sin embargo, siempre se hallaba dispuesta á
+servir á sus semejantes, cuando la ocasión se presentaba. No había nadie
+que con tanta prontitud y buena voluntad compartiera sus escasas
+provisiones con el pobre, aun cuando éste, en recompensa de los
+alimentos llevados con toda regularidad á su puerta, ó de los vestidos
+trabajados por aquellos dedos que habrían podido bordar el manto de un
+monarca, le pagase con un sarcasmo ó una palabra ofensiva. En tiempos de
+calamidad general, de epidemia, ó de escasez, nadie había tan llena de
+abnegación como Ester: en los hogares invadidos por la desgracia, allí
+entraba ella, no como huésped intruso é inoportuno, sino como quien
+tiene pleno derecho á hacerlo; cual si las sombras que esparce el dolor
+fueran el medio más adecuado para poder tratar con sus semejantes. Allí
+brillaba la letra escarlata á manera de luz que derrama consuelo y
+bienestar: símbolo del pecado en todas partes, en la cabecera del
+enfermo era emblema de caridad y conmiseración. En casos tales, la
+naturaleza de Ester se mostraba con todo el calor que le era innato, y
+con aquella ternura y suavidad que nunca dejaban de producir el efecto
+deseado en los afligidos que á ella acudían. Su seno, con el signo de
+ignominia que en él lucía, puede decirse que era el regazo donde podía
+reposar en calma la cabeza del infortunado. Era una hermana de la
+caridad, ordenada por sí misma, ó mejor dicho, ordenada por la ruda mano
+del mundo, cuando ni éste, ni ella, podían prever semejante resultado.
+La letra escarlata fué el símbolo de su vocación. Ester se volvió tan
+útil, desplegó tal facultad de hacer el bien y de identificarse con los
+dolores ajenos, que muchas personas se negaron á dar á la _A_ escarlata
+su significado primitivo de "Adúltera," y decían que en realidad
+significaba--"Abnegación." ¡Tales eran las virtudes manifestadas por
+Ester Prynne!
+
+Sólo las moradas en que el infortunio había arrojado un velo sombrío,
+eran las que podían retenerla; desde el instante en que comenzaban á
+iluminarlas los rayos de la felicidad, Ester desaparecía. El huésped
+caritativo y servicial se alejaba, sin dar siquiera una mirada de
+despedida en que recoger el tributo de gratitud que le era debido, si es
+que existía alguna en los corazones de aquellos á quienes había servido
+con tanto celo. Al encontrarlos en la calle, jamás levantaba la cabeza
+para recibir su saludo; y si alguno se dirigía á ella resueltamente,
+entonces indicaba en silencio la letra escarlata con un dedo, y
+continuaba su camino. Esto podría atribuirse á orgullo, pero se
+asemejaba tanto á la humildad, que producía en el espíritu del público
+todo el efecto conciliador de esta virtud. El temperamento del público
+es en lo general despótico, y capaz de denegar la justicia más
+evidente, cuando se demanda con demasiada exigencia como de derecho;
+pero concede frecuentemente más de lo que se pide, si, como sucede con
+los déspotas, se apela enteramente á su generosidad. Interpretando la
+conducta de Ester como una apelación de esta naturaleza, la sociedad se
+hallaba inclinada á tratar á su antigua víctima con mayor benignidad de
+la que ella misma deseaba ó tal vez merecía.
+
+Los gobernantes de aquella comunidad tardaron más tiempo que el pueblo
+en reconocer la influencia de las buenas cualidades de Ester. Las
+preocupaciones que compartían en común con aquel, adquirían en ellos
+mayor fuerza merced á una serie de razonamientos que dificultaba en
+extremo la tarea de desentenderse de dichas prevenciones. Sin embargo,
+día tras día, sus rostros avinagrados y rígidos se fueron desarrugando y
+adquiriendo algo que, con el transcurso de los tiempos, se podría tomar
+por una expresión de benevolencia. Así acontecía también con los hombres
+de alto copete, que se consideraban los guardianes de la moralidad
+pública. Los individuos privados habían perdonado ya completamente á
+Ester Prynne su fragilidad; aún más, habían empezado á considerar la
+letra escarlata, no como el signo que denunciaba una falta, tan larga y
+duramente expiada, sino como el símbolo de sus muchas y buenas acciones.
+"¿Véis esa mujer con la divisa bordada?"--decían á los extraños. "Es
+nuestra Ester, la Ester de nuestra población, tan compasiva con los
+pobres, tan servicial con los enfermos, tan consoladora para los
+afligidos." Cierto es que entonces la propensión de la naturaleza humana
+á referir lo malo cuando se trata de otro, les impelía también á contar
+en voz baja el escándalo de otros tiempos. Y á pesar de todo, era un
+hecho real que á los ojos de las mismas personas que así hablaban, la
+letra escarlata producía un efecto parecido al de la cruz en el pecho de
+una monja, comunicando á la que la llevaba una especie de santidad, que
+le permitía atravesar con toda seguridad por en medio de cualquier clase
+de peligro. Si hubiera caído entre ladrones, la habría protegido. Se
+decía, y muchos lo creían, que un indio disparó una vez una flecha
+contra la letra, y que, al tocarla, cayó la flecha al suelo hecha
+pedazos, sin haberle causado el menor daño á la letra.
+
+El efecto de la divisa, ó mejor dicho, de la posición que ésta indicaba
+con respecto á la sociedad, fué poderoso y peculiar en el ánimo de
+Ester. Toda la gracia y ligereza de su espíritu habían desaparecido á
+influjos de esta funesta letra, dejando solamente algo ostensiblemente
+rudo y tosco, que habría podido hasta ser repulsivo para sus amigas ó
+compañeras, á haberlas tenido. Los atractivos físicos de su persona
+habían experimentado un cambio igual; quizá debido en parte á la
+seriedad de su traje, y en parte á la sequedad de sus maneras. También
+fué una triste transformación la que experimentó su hermosa y espléndida
+cabellera que, ó había sido cortada, ó estaba tan completamente oculta
+bajo su gorra, que ni siquiera se alcanzaba á ver uno solo de sus rizos.
+En consecuencia de todas estas causas, pero aun mucho más debido á algo
+desconocido, parecía que no había ya en el rostro de Ester nada que
+pudiera atraer las miradas del amor; nada en la figura de Ester, aunque
+majestuosa y semejante á una estatua, que despertara en la pasión el
+anhelo de estrecharla entre sus brazos; nada en el corazón de Ester que
+pudiera responder á los latidos amorosos de otro corazón. Algo había
+desaparecido en ella, algo completamente femenino, como acontece con
+frecuencia cuando la mujer ha pasado por pruebas de una severidad
+peculiar: porque si ella es toda ternura, esto le costará la vida; y si
+sobreviviere á estas pruebas, entonces esa ternura ó tiene que
+extinguirse por completo, ó reconcentrarse tan hondamente en el corazón,
+que jamás se podrá mostrar de nuevo. Tal vez esto último sea lo más
+exacto. La que una vez fué una verdadera mujer, y ha cesado de serlo,
+puede á cada instante recobrar sus atributos femeninos, si solamente
+viene el toque mágico que efectúe la transfiguración. Ya veremos si
+Ester Prynne recibió más tarde ese toque mágico y quedó transfigurada.
+
+Mucha parte de la frialdad marmórea de que parecía estar dotada Ester,
+debe atribuirse á la circunstancia de que se había operado un gran
+cambio en su vida, reinando ahora el pensamiento donde antes reinaban la
+pasión y los sentimientos. Estando sola en el mundo, sola en cuanto á
+depender de la sociedad, y con la pequeña Perla á quien guiar y
+proteger,--sola y sin esperanzas de mejorar su posición, aunque no
+hubiera desdeñado semejante idea,--arrojó lejos de sí los fragmentos de
+una cadena hecha pedazos. La ley universal no era la ley de su espíritu.
+Vivía además en una época en que la inteligencia humana, recientemente
+emancipada, había desplegado mayor actividad y entrado en una esfera más
+vasta de acción que lo que había hecho durante muchos siglos. Nobles y
+tronos habían sido derrocados por los hombres de la espada; y antiguas
+preocupaciones habían sido destruídas por hombres aun más atrevidos que
+aquellos. Ester se había penetrado de este espíritu puramente moderno,
+adoptando una libertad de especulación, común entonces al otro lado del
+Atlántico, pero que, á haber tenido noticia de ello nuestros
+antepasados, lo habrían juzgado un pecado más mortal que el que
+estigmatizaron con la letra escarlata. En su cabaña solitaria, á orillas
+del mar, la visitaban ideas y pensamientos tales, como no era posible
+que se atrevieran á penetrar en otra morada de la Nueva Inglaterra:
+huéspedes invisibles, que habrían sido tan peligrosos para los que les
+daban entrada en su espíritu, como si se les hubiera visto en trato
+familiar con el enemigo del género humano.
+
+Es digno de notarse que las personas que se entregan á las más atrevidas
+especulaciones mentales, son con frecuencia también las que más
+tranquilamente se conforman á las leyes externas de la sociedad. El
+pensamiento les basta, sin que traten de convertirlo en acción. Así
+parece que pasaba con Ester. Sin embargo, si no hubiera tenido á Perla,
+las cosas habrían sido muy diferentes. Entonces tal vez su nombre
+brillaría hoy en la Historia como la fundadora de una secta religiosa á
+par de Ana Hutchinson:[17] quizás habría sido una especie de profetisa;
+pero probablemente los severos tribunales de la época la habrían
+condenado á muerte por intentar destruir los fundamentos en que
+descansaba la colonia puritana. Pero en la educación de su hija, la
+osadía de sus pensamientos había abatido en gran parte su entusiasta
+vuelo. En la persona de su niñita, la Providencia le había asignado á
+Ester la tarea de hacer que germinaran y florecieran, en medio de
+grandes dificultades, los más dignos atributos de la mujer. Todo estaba
+en contra de la madre: el mundo le era hostil; la naturaleza misma de la
+niña tenía algo perverso en su esencia, que hacía recordar continuamente
+que en su nacimiento había presidido la culpa,--el resultado de la
+pasión desordenada de la madre,--y repetidas veces se preguntaba Ester
+con amargura si esta criaturita había venido al mundo para bien ó para
+mal.
+
+Verdad es que la misma pregunta se hacía respecto al género humano en
+general. ¿Valía la pena aceptar la existencia, aun á los más felices
+entre los mortales? Por lo que á ella misma tocaba, tiempo hacía que la
+había contestado por la negativa, dando el punto por completamente
+terminado. La tendencia á la especulación, aunque puede verter la calma
+en el espíritu de la mujer, como sucede con el hombre, la vuelve sin
+embargo triste, pues acaso vé ante sí una tarea irrealizable.
+Primeramente, todo el edificio social tiene que derribarse, y
+reconstruirse todo de nuevo; luego, la naturaleza del hombre tiene que
+modificarse esencialmente antes de permitírsele á la mujer que ocupe lo
+que parece ser una posición justa y adecuada; y, finalmente, aun después
+de allanadas todas las otras dificultades, la mujer no podrá
+aprovecharse de todas estas reformas preliminares hasta que ella misma
+haya experimentado un cambio radical, en el cual, quizá, la esencia
+etérea, que constituye el alma verdaderamente femenina, se habría
+evaporado por completo. Una mujer nunca resuelve estos problemas con el
+mero uso del pensamiento: son irresolubles, ó solamente pueden
+resolverse de una manera. Si por casualidad prepondera el corazón, los
+problemas se desvanecen. Ester, cuyo corazón, por decirlo así, había
+perdido su ritmo regular y saludable, vagaba errante, sin luz que la
+guiase, en el sombrío laberinto de su espíritu; y á veces se apoderaba
+de ella la duda terrible de si no sería mejor enviar cuanto antes á
+Perla al cielo, y presentarse ella también á aceptar el destino á que la
+Eterna Justicia la creyese acreedora. La letra escarlata no había
+llenado el objeto á que se la destinó.
+
+Ahora, sin embargo, su entrevista con el Reverendo Sr. Dimmesdale en la
+noche de la vigilia de éste, la había proporcionado nueva materia de
+reflexiones, presentándole en perspectiva un objeto digno de toda clase
+de esfuerzos y sacrificios para conseguirlo. Había presenciado el
+suplicio intenso bajo el cual luchaba el ministro, ó, para hablar con
+más propiedad, había cesado de luchar. Vió que se encontraba al borde de
+la locura, si es que ya su razón no se había hundido. Era imposible
+dudar que, por mucha que fuese la eficacia dolorosa de un punzante y
+secreto remordimiento, un veneno mucho más mortífero le había sido
+administrado por la misma mano que pretendía curarle. Bajo la capa de
+amigo y favorecedor médico, había constantemente á su lado un secreto
+enemigo que se aprovechaba de las oportunidades que así se le
+presentasen para tocar, con malvada intención, todos los resortes de la
+naturaleza delicada del Sr. Dimmesdale. Ester no podía menos de
+preguntarse si no fué desde el principio una falta de valor, de
+sinceridad y de lealtad de parte suya, permitir que el ministro se
+encontrara en una situación de la que nada bueno, y sí mucho malo,
+podría esperarse. Su única justificación era la imposibilidad en que
+había estado de hallar otro medio de librarle de una ruina aun más
+terrible de la que á ella le había caído en suerte. Lo único posible fué
+acceder al plan del disfraz de Rogerio Chillingworth. Movida de esta
+idea, se decidió, entonces, como ahora lo comprendía, por el partido
+peor que pudiera haber adoptado. Determinó, por lo tanto, remediar su
+error hasta donde le fuera posible. Fortalecida por años de rudas
+pruebas, ya no se sentía tan incapacitada para luchar con Rogerio como
+la noche aquella en que, abatida por el pecado, y medio loca por la
+ignominia á que acababa de ser expuesta, tuvo con él la entrevista en el
+cuarto de la prisión. Desde entonces, su espíritu se había ido
+remontando á mayores alturas; mientras que el anciano médico había ido
+descendiendo al nivel de Ester, ó quizás muy por debajo de ella, merced
+á la idea de venganza de que se hallaba poseído.
+
+En una palabra, Ester resolvió tener una nueva entrevista con su antiguo
+marido, y hacer cuanto estuviera en su poder para salvar á la víctima de
+que evidentemente se había apoderado. La ocasión no tardó en
+presentarse. Una tarde, paseándose con Perla en un sitio retirado en las
+cercanías de su cabaña, vió al viejo médico con un cesto en una mano, y
+un bastón en la otra, buscando hierbas y raíces para confeccionar sus
+remedios y medicinas.
+
+
+
+
+XIV
+
+ESTER Y EL MÉDICO
+
+
+Ester le dijo á Perla que corretease por la ribera del mar y jugara con
+las conchas y las algas marinas, mientras ella hablaba un rato con el
+hombre que estaba recogiendo hierbas á cierta distancia; por
+consiguiente, la niña partió como un pájaro, y descalzándose los
+piececitos empezó á recorrer la orilla húmeda del mar. Aquí y allá se
+detenía junto á un charco de agua dejado por la marea, y se ponía á
+mirarse en él como si fuera un espejo. Reflejábase en el charco la
+imagen de la niñita con brillantes y negros rizos y la sonrisa de un
+duendecillo, á la que Perla, no teniendo otra compañera con quien jugar,
+invitaba á que la tomara de la mano y diese una carrera con ella. La
+imagen repetía la misma señal como diciendo:--"Este es un lugar mejor:
+ven aquí;"--y Perla, entrando en el agua hasta las rodillas, contemplaba
+sus piececitos blancos en el fondo mientras, aun más profundamente, veía
+una vaga sonrisa flotar en el agua agitada.
+
+Entretanto la madre se había acercado al médico.
+
+--Quisiera hablarte una palabra,--dijo Ester,--una palabra que á ambos
+nos interesa.
+
+--¡Hola! ¿Es la Sra. Ester la que desea hablar una palabra con el viejo
+Rogerio Chillingworth?--respondió el médico, irguiéndose
+lentamente.--Con todo mi corazón, continuó; vamos, señora, oigo
+solamente buenas noticias vuestras en todas partes. Sin ir más lejos,
+ayer por la tarde, un magistrado, hombre sabio y temeroso de Dios,
+estaba discurriendo conmigo acerca de vuestros asuntos, Sra. Ester, y me
+dijo que se había estado discutiendo en el Consejo si se podría quitar
+de vuestro pecho, sin que padeciera la comunidad, esa letra escarlata
+que ostentáis. Os juro por mi vida, Ester, que rogué encarecidamente al
+digno magistrado que se hiciera eso sin pérdida de tiempo.
+
+--No depende de la voluntad de los magistrados quitarme esta
+insignia,--respondió tranquilamente Ester.--Si yo fuere digna de verme
+libre de ella, ya se habría caído por sí misma, ó se habría transformado
+en algo de una significación muy diferente.
+
+--Llevadla, pues, si así os place,--replicó el médico.--Una mujer debe
+seguir su propio capricho en lo que concierne al adorno de su persona.
+La letra está bellamente bordada, y luce muy bien en vuestro pecho.
+
+Mientras así hablaban, Ester había estado observando fijamente al
+anciano médico, y se quedó sorprendida á la vez que espantada, al notar
+el cambio que en él se había operado en los últimos siete años; no
+porque hubiera envejecido, pues aunque eran visibles las huellas de la
+edad, parecía retener aun su vigor y antigua viveza de espíritu; pero
+aquel aspecto de hombre intelectual y estudioso, tranquilo y apacible,
+que era lo que ella mejor recordaba, había desaparecido por completo,
+reemplazándole una expresión ansiosa, escudriñadora, casi feroz, aunque
+reservada. Parecía que su deseo y su propósito eran ocultar esa
+expresión bajo una sonrisa, pero ésta le vendía, pues vagaba tan
+irrisoriamente por su rostro, que el espectador podía, merced á ella,
+discernir mejor la negrura de su alma. De vez en cuando brillaban sus
+ojos con siniestro fulgor, como si el alma del anciano fuera presa de un
+incendio, que se manifestara solo de tarde en tarde por una rápida
+explosión de cólera y momentánea llamarada. Esto lo reprimía el médico
+tan pronto como le era posible, y trataba entonces de parecer tan
+tranquilo como si nada hubiera sucedido.
+
+En una palabra, el viejo médico era un ejemplo de la extraordinaria
+facultad que tiene el hombre de transformarse en un demonio, si quiere
+por cierto tiempo desempeñar el oficio de éste. Transformación tal se
+había operado en el médico, por haberse dedicado durante siete años al
+constante análisis de un corazón lleno de agonía, hallando su placer en
+esa tarea, y añadiendo, por decirlo así, combustible á las horribles
+torturas que analizaba y en cuyo análisis hallaba tan intenso placer.
+
+La letra escarlata abrasaba el seno de Ester Prynne. Aquí había otra
+ruina de que ella era en parte responsable.
+
+--¿Qué véis en mi rostro, que contempláis con tal gravedad de
+expresión?--preguntó el médico.
+
+--Algo que me haría llorar, si para ello hubiese en mí lágrimas bastante
+acerbas,--respondió Ester;--pero no hablemos de eso. De aquel
+infortunado hombre es de quien quisiera hablar.
+
+--Y ¿qué hay con él?--preguntó el médico con ansiedad, como si el tema
+fuera muy de su agrado, y se alegrara de hallar una oportunidad de
+discutirlo con la única persona con quien pudiera hacerlo.--Para decir
+la verdad, mi Sra. Ester, precisamente mis pensamientos estaban ahora
+ocupados en ese caballero: de consiguiente, hablad con toda libertad,
+que os responderé.
+
+--Cuando nos hablamos la última vez, dijo Ester, de esto hace unos siete
+años, os complacísteis en arrancarme la promesa de que guardara el
+secreto acerca de las relaciones que en otro tiempo existieron entre
+nosotros. Como la vida y el buen nombre del ministro estaban en vuestras
+manos, no me quedó otra cosa que hacer sino permanecer en silencio de
+acuerdo con vuestro deseo. Sin embargo, no sin graves presentimientos,
+me obligué á ello; porque hallándome desligada de toda obligación para
+con los demás seres humanos, no lo estaba para con él; y algo había que
+me murmuraba en los oídos que al empeñar mi palabra de que obedecería
+vuestro mandato, le estaba haciendo traición. Desde entonces, nadie como
+vos se halla tan cerca de él: seguís cada uno de sus pasos; estáis á su
+lado, despierto ó dormido; escudriñáis sus pensamientos; mináis y
+ulceráis su corazón; su vida está en vuestras garras; le estáis matando
+con una muerte lenta, y todavía no os conoce, no sabe quién sois. Al
+permitir yo esto, he procedido con falsedad respecto al único hombre con
+quien tenía el deber de ser sincera.
+
+--¿Qué otro camino os quedaba?--preguntó el médico.--Si yo hubiera
+señalado á este hombre con el dedo, habría sido arrojado de su púlpito á
+un calabozo--y de allí tal vez al cadalso.
+
+--Habría sido preferible,--dijo Ester.
+
+--¡Qué mal le he hecho á ese hombre?--preguntó de nuevo el médico.--Te
+aseguro, Ester Prynne, que con los honorarios más crecidos y valiosos
+que un monarca pudiera haber pagado á un facultativo, no se habría
+conseguido todo el esmero y la atención que he consagrado á este infeliz
+eclesiástico. Á no ser por mí, su vida se habría extinguido en medio de
+tormentos y agonías en los dos primeros años que siguieron á la
+perpetración de su crimen y el tuyo. Porque tú sabes, Ester, que su alma
+carece de la fortaleza de la tuya para sobrellevar, como lo has hecho,
+un peso semejante al de tu letra escarlata. ¡Oh! ¡yo podría revelar un
+secreto digno de ser conocido! Pero basta sobre este punto. Lo que la
+ciencia puede hacer, lo he hecho en su beneficio. Si aun respira y se
+arrastra en este mundo, á mí solamente lo debe.
+
+--Más le valiera haber muerto de una vez,--dijo Ester.
+
+--Sí, mujer, tienes razón,--exclamó el viejo Rogerio haciendo brillar en
+los ojos todo el fuego infernal de su corazón;--más le valiera haber
+muerto de una vez. Jamás mortal alguno padeció lo que este hombre ha
+padecido.... Y todo, todo, á la vista de su peor enemigo. Ha tenido una
+vaga sospecha acerca de mí: ha sentido que algo se cernía siempre sobre
+él á manera de una maldición; conocía instintivamente que la mano que
+sondeaba su corazón no era mano amiga, y que había un ojo que le
+observaba, buscando solamente la iniquidad, y la ha encontrado. ¡Pero no
+sabía que esa mano y ese ojo fueran los míos! Con la superstición común
+á su clase, se imaginaba entregado á un demonio para que le atormentara
+con sueños espantosos, con pensamientos terribles, con el aguijón del
+remordimiento, y con la creencia de que no será perdonado, todo como
+anticipación de lo que le espera más allá de la tumba. Pero era la
+sombra constante de mi presencia, la proximidad del hombre á quien más
+vilmente había ofendido, y que vive tan solo merced á este veneno
+perpetuo del más intenso deseo de venganza. ¡Sí; sí por cierto! No se
+equivocaba, tenía un enemigo implacable junto á sí. Un mortal, dotado en
+otro tiempo de sentimientos humanos, se ha convertido en un demonio para
+su tormento especial.
+
+El infortunado médico, al pronunciar estas palabras, alzó los brazos con
+una mirada de horror, como si hubiera visto alguna forma espantosa, que
+no podía reconocer y estuviese usurpando el lugar de su propia imagen en
+un espejo. Era uno de esos raros momentos en que el aspecto moral de un
+hombre se revela con toda fidelidad á los ojos de su alma. Probablemente
+jamás se había visto á sí mismo como se veía ahora.
+
+--¿No lo has torturado ya bastante?--le preguntó Ester notando la
+expresión del rostro del anciano.--¿No te ha pagado todo con usura?
+
+--¡No! ¡no! Ha aumentado su deuda,--respondió el médico, y á medida que
+proseguía, su rostro fué perdiendo la expresión de fiereza, volviéndose
+más y más sombrío.--¿Te acuerdas, Ester, cómo era yo hace nueve años?
+Aun entonces me encontraba en el otoño de mis días, y no al principio
+del otoño. Pero toda mi vida había consistido en años tranquilos de
+estudio severo y de meditación, consagrados á aumentar mis
+conocimientos, y también, fielmente, al progreso del bienestar del
+género humano. Ninguna vida había sido tan pacífica é inocente como la
+mía: pocas, tan ricas en beneficios conferidos. ¿No recuerdas lo que yo
+era? Aunque frío en la apariencia, ¿no era yo un hombre que pensaba en
+el bien de los demás, sin acordarse mucho de sí mismo; bondadoso,
+sincero, justo, y constante en sus afectos, si bien éstos no muy
+ardientes? ¿No era yo todo esto?
+
+--Todo esto, y más,--dijo Ester.
+
+--¿Y qué soy ahora?--preguntó el anciano, mirándola fijamente al rostro,
+y dejando que toda la perversidad de su alma se retratase en la
+fisonomía.--¿Qué soy yo ahora? Ya te he dicho lo que soy: un enemigo
+implacable: un demonio en forma humana. ¿Quién me ha hecho así?
+
+--Yo he sido,--exclamó Ester estremeciéndose.--Yo he sido, tanto ó más
+que él. ¿Por qué no te has vengado en mí?
+
+--Te he dejado entregada á la letra escarlata,--replicó Rogerio.--Si eso
+no me ha vengado, no puedo hacer más.
+
+Y puso un dedo en la letra, con una sonrisa.
+
+--¡Te ha vengado!--replicó Ester.
+
+--Es lo que creía,--dijo el médico.--Y ahora ¿qué es lo que quieres de
+mí respecto á ese hombre?
+
+--Tengo que revelarle el secreto,--respondió Ester con firmeza,--tiene
+que ver y saber lo que realmente eres. No sé cuáles serán las
+consecuencias. Pero esta deuda mía para con él, cuya ruina y tormento he
+sido, tiene al fin que quedar satisfecha. En tus manos está la
+destrucción ó la conservación de su buen nombre y estado social, y tal
+vez hasta su vida. Ni puedo yo,--á quien la letra escarlata ha hecho
+comprender el valor de la verdad, si bien haciéndola penetrar en el alma
+como con un hierro candente,--no, ni puedo yo percibir la ventaja que él
+reporte de vivir por más tiempo esa vida de miseria y de horror, para
+rebajarme ante tí é implorarte compasión hacia tu víctima. No; haz con
+él lo que quieras. No hay nada bueno que esperar para él--ni para mí--ni
+para tí--ni aun siquiera para mi pequeña Perla. No hay sendero alguno
+que nos saque de este triste y sombrío laberinto.
+
+--Mujer, casi podría compadecerte,--dijo el médico á quien no fué
+posible contener un movimiento de admiración, pues había una cierta
+majestad en la desesperación con que Ester se expresó.--Había en tí
+grandes cualidades; y si hubieras hallado en tus primeros años un amor
+más adecuado que el mío, nada de esto habría acontecido. Te compadezco
+por todo lo bueno que en tí se ha perdido.
+
+--Y yo á tí,--contestó Ester,--por todo el odio que ha transformado en
+un monstruo infernal á un hombre justo y sabio. ¿Quieres despojarte de
+ese odio y volver de nuevo á ser una criatura humana? Si no por él, á lo
+menos por tí. Perdona; y deja su ulterior castigo al Poder á quien
+pertenece. Dije ahora poco que nada bueno podíamos esperar él, ni tú, ni
+yo, que andamos vagando juntos en este sombrío laberinto de maldad,
+tropezando á cada paso contra la culpa que hemos esparcido en nuestra
+senda. No es así. Puede haber algo bueno para tí; sí, para tí solo,
+porque tú eres el profundamente ofendido, y tienes el privilegio de
+poder perdonar. ¿Quieres abandonar ese único privilegio? ¿Quieres
+rechazar esa ventaja de incomparable valor?
+
+--Basta, Ester, basta,--replicó el anciano médico con sombría
+entereza.--No me está concedido perdonar. No hay en mí esa facultad de
+que hablas. Mi antigua fe, olvidada hace tiempo, se apodera de nuevo de
+mí y explica todo lo que hacemos y todo lo que padecemos. El primer paso
+errado que diste, sembró el germen del mal; pero desde aquel momento ha
+sido todo una fatal necesidad. Vosotros que de tal modo me habéis
+ofendido, no sois culpables, excepto en una especie de ilusión; ni soy
+yo el enemigo infernal que ha arrebatado al gran enemigo del género
+humano su oficio. Es nuestro destino. Deja que se desenvuelva como
+quiera. Continúa en tu sendero, y haz lo que te parezca con ese hombre.
+
+Hizo una señal con la mano y siguió recogiendo hierbas y raíces.
+
+
+
+
+XV
+
+ESTER Y PERLA
+
+
+De este modo Rogerio Chillingworth,--viejo, deforme, y con un rostro que
+se quedaba grabado en la memoria de los hombres más tiempo de lo que
+hubieran querido,--se despidió de Ester y continuó su camino en la
+tierra. Iba recogiendo aquí una hierba, arrancaba más allá una raíz, y
+lo ponía todo en el cesto que llevaba al brazo. Su barba gris casi
+tocaba el suelo cuando, inclinado, proseguía hacia adelante. Ester le
+contempló un momento, con cierta extraña curiosidad, para ver si las
+tiernas hierbas de la temprana primavera no se marchitarían bajo sus
+pies, dejando un negro y seco rastro al través del alegre verdor que
+cubría el suelo. Se preguntaba qué clase de hierbas serían esas que el
+anciano recogía con tanto cuidado. ¿No le ofrecería la tierra, avivada
+para el mal, en virtud del influjo de su maligna mirada, raíces y
+hierbas venenosas de especies hasta ahora desconocidas que brotarían al
+contacto de sus dedos? ¿Ó no bastaría ese mismo contacto para convertir
+en algo deletéreo y mortífero los productos más saludables del seno de
+la tierra? El sol, que con tanto esplendor brillaba donde quiera,
+¿derramaba realmente sobre él sus rayos benéficos? ¿Ó acaso, como más
+bien parecía, le rodeaba un círculo de fatídica sombra que se movía á
+par de él donde quiera que dirigiera sus pasos? ¿Y á dónde iba ahora?
+¿No se hundiría de repente en la tierra, dejando un lugar estéril y
+calcinado que con el curso del tiempo se cubriría de mortífera yerba
+mora, beleño, cicuta, apócimo, y toda otra clase de hierbas nocivas que
+el clima produjese, creciendo allí con horrible abundancia? ¿Ó tal vez
+extendería enormes alas de murciélago, y echando á volar en los
+espacios, parecería tanto más feo cuanto más ascendiera hacia el cielo?
+
+--Sea ó no un pecado,--dijo Ester con amargura y con la mirada fija en
+el viejo médico,--¡odio á ese hombre!
+
+Se reprendió á sí misma á causa de ese sentimiento, pero ni pudo
+sobreponerse á él ni disminuir su intensidad. Para conseguirlo, pensó en
+aquellos días, ya muy lejanos, en que Rogerio acostumbraba dejar su
+cuarto de estudio á la caída de la tarde, y venía á sentarse junto á la
+lumbre del hogar, á los rayos de luz de su sonrisa nupcial. Decía
+entonces que necesitaba calentarse al resplandor de aquella sonrisa,
+para que desapareciera de su corazón de erudito el frío producido por
+tantas horas solitarias pasadas entre sus libros. Escenas semejantes le
+parecieron en otro tiempo investidas de cierta felicidad; pero ahora,
+contempladas al través de los acontecimientos posteriores, se habían
+convertido en sus recuerdos más amargos. Se maravillaba de que hubiera
+habido tales escenas; y sobre todo, de que se hubiera dejado inducir á
+casarse con él. Consideraba eso el crimen mayor de que tuviera que
+arrepentirse, así como haber correspondido á la fría presión de aquella
+mano, y haber consentido que la sonrisa de sus labios y de sus ojos se
+mezclara á las de aquel hombre. Y le parecía que el viejo médico, al
+persuadirla, cuando su corazón inexperto nada sabía del mundo, al
+persuadirla que se imaginase feliz á su lado, había cometido una ofensa
+mayor que todo lo que á él se le hubiere hecho.
+
+--¡Sí, le odio!--repitió Ester con más intenso rencor que antes.--¡Me ha
+engañado! ¡Me hizo un mal mucho mayor que cuanto yo le he inferido!
+
+¡Tiemble el hombre que consigue la mano de una mujer, si al mismo tiempo
+no obtiene por completo todo el amor de su corazón! De lo contrario, le
+acontecerá lo que á Rogerio Chillingworth, cuando un acento más poderoso
+y elocuente que el suyo despierte las dormidas pasiones de la mujer;
+entonces le echarán en cara hasta aquel apacible contento, aquella fría
+imagen de la felicidad que se la hizo creer era la calurosa realidad.
+Pero Ester hace tiempo que debía haberse desentendido de esta
+injusticia. ¿Qué significaba? ¿Acaso los siete largos años de tortura
+con la letra escarlata habían producido dolores indecibles sin que en su
+alma hubiese penetrado el remordimiento?
+
+Las emociones de aquellos breves instantes, en que estuvo contemplando
+la figura contrahecha del viejo Rogerio, arrojaron una luz en el
+espíritu de Ester, revelando muchas cosas de que, de otro modo, ella
+misma no se habría dado cuenta.
+
+Una vez que el médico hubo desaparecido, llamó á su hijita.
+
+--¡Perla! ¡Perlita! ¿dónde estás?
+
+Perla, cuya actividad de espíritu jamás flaqueaba, no había carecido de
+distracciones mientras su madre hablaba con el anciano herbolario. Al
+principio se divirtió contemplando su propia imagen en un charco de
+agua; luego hizo pequeñas embarcaciones de corteza de abedul y las cargó
+de conchas marítimas, zozobrando la mayor parte; después se empeñó en
+tomar entre sus dedos la blanca espuma que dejaban las olas al
+retirarse, y la esparcía al viento; percibiendo luego una bandada de
+pajarillos ribereños, que revoloteaban á lo largo de la playa, la
+traviesa niña se llenó de pequeños guijarros el delantal, y deslizándose
+de roca en roca en persecución de estas avecillas, deplegó una destreza
+notable en apedrearlas. Un pajarito de pardo color y pecho blanco fué
+alcanzado por un guijarro, y se retiró revoloteando con el ala quebrada.
+Pero entonces la niña cesó de jugar, porque le causó mucha pena haber
+hecho daño á aquella criaturita tan caprichosa como la brisa del mar ó
+como la misma Perla.
+
+Su última ocupación fué reunir algas marinas de varias clases, haciendo
+con ellas una especie de banda ó manto y un adorno para la cabeza, lo
+que le daba el aspecto de una pequeña sirena. Perla había heredado de su
+madre la facultad de idear trajes y adornos. Como último toque á su
+vestido de sirena, tomó algunas algas y se las puso en el pecho
+imitando, lo mejor que pudo, la letra A que brillaba en el seno de su
+madre y cuya vista le era tan familiar, con la diferencia de que esta A
+era verde y no escarlata. La niña inclinó la cabecita sobre el pecho y
+contempló este ornato con extraño interés, como si la única cosa para
+que hubiera sido enviada al mundo fuese para desentrañar su oculta
+significación.
+
+--¿Quisiera saber si mi madre me preguntará qué significa esto?--pensó
+Perla.
+
+Precisamente oyó entonces la voz de su madre, y corriendo con la misma
+ligereza que revoloteaban los pajaritos ribereños, se presentó ante
+Ester, bailando, riendo, y señalando con el dedo el adorno que se había
+fijado en el pecho.
+
+--Mi Perlita,--dijo la madre después de un momento de silencio,--la
+letra verde y en tu seno infantil no tiene objeto. ¿Pero sabes tú, hija
+mía, lo que significa la letra que tu madre tiene que llevar?
+
+--Sí, madre,--dijo la niña,--es la A mayúscula. Tú me lo has enseñado en
+la cartilla.
+
+Ester la miró fijamente; pero aunque en los ojos negros de la niña había
+la singular expresión que tantas veces notara en ellos, no pudo
+descubrir si para Perla tenía realmente alguna significación aquel
+símbolo, y experimentó una mórbida curiosidad de averiguarlo.
+
+--¿Sabes acaso, hija mía, por qué tu madre lleva esta letra?
+
+--Sí lo sé,--respondió Perla fijando su inteligente mirada en el rostro
+de la madre,--por la misma causa que el ministro se lleva la mano al
+corazón.
+
+--¿Y cuál es esa causa?--preguntó Ester medio sonriéndose al principio
+con la absurda respuesta de la niña, pero palideciendo un momento
+después.--¿Qué tiene que ver la letra con ningún corazón, excepto el
+mío?
+
+--Nada, madre; he dicho todo lo que sé,--respondió Perla con mayor
+seriedad de la que le era habitual.--Pregúntale á ese viejo con quien
+has estado hablando. Tal vez él te lo pueda decir. Pero dime, mi
+querida madre, ¿qué significa esa letra escarlata? ¿Y por qué la llevas
+tú en el pecho? ¿Y por qué el ministro se lleva la mano al corazón?
+
+Diciendo esto tomó la mano de su madre entre las dos suyas y fijó en su
+rostro las miradas con una expresión grave y reposada, poco común en su
+inquieto y caprichoso carácter. Se le ocurrió á Ester la idea de que tal
+vez la niña estaba tratando realmente de identificarse con ella con
+infantil confianza, haciendo lo que podía y del modo más inteligente que
+le era dable, para establecer entre las dos un lazo más estrecho de
+cariño. Perla se le mostraba bajo un aspecto que hasta entonces no había
+visto. Aunque la madre amaba á su hija con la intensidad de un afecto
+único, había tratado de conformarse con la idea de que no podía esperar
+en cambio sino muy poco: un cariño pasajero, vago, con arranques de
+pasión, petulante en sus mejores horas, que nos hiela con más frecuencia
+que nos acaricia, que se muestra besando las mejillas con dudosa
+ternura, ó jugando con el pelo, ó de otro modo semejante, para
+desvanecerse el instante inmediato y continuar con sus juegos de
+costumbre. Y esto era lo que pensaba una madre acerca de su hijita, pues
+los extraños habrían visto tan solo unos cuantos rasgos poco amables,
+haciéndolos aparecer aun más negros.
+
+Pero ahora se apoderó de Ester la idea de que Perla, con su notable
+precocidad y perspicacia, había llegado ya á la edad en que podía
+hacerse de ella una amiga y confiarle mucho de lo que causaba el dolor
+de su corazón maternal, hasta donde fuera posible teniendo en cuenta la
+consideración debida á la niña y al padre. En el pequeño caos del
+carácter de Perla había sin duda en embrión un valor indomable, una
+voluntad tenaz, un orgullo altivo que podía convertirse en respeto de sí
+misma, y un desprecio por muchas cosas que, bien examinadas, se vería
+que estaban contaminadas de falsedad. Se hallaba igualmente dotada de
+afectos que, si bien poco tiernos, tenían todo el rico aroma de los
+frutos aun no madurados. Con todas estas altas cualidades creía Ester
+que esta niña se volvería una noble y excelente mujer, á menos que la
+parte mala heredada de la madre fuese grande en demasía.
+
+La tendencia inevitable de Perla á ocuparse en el enigma de la letra
+escarlata, parecía una cualidad innata en la niña. Ester había pensado á
+menudo que la Providencia, al dotar á Perla con esta marcada propensión,
+lo hizo movida de una idea de justicia y de retribución; pero nunca,
+hasta ahora, se le había ocurrido preguntarse si, enlazada á esta idea,
+no habría también la de benevolencia y perdón. Si tratara á Perla
+teniendo en ella fe y confianza, considerándola mensajero espiritual al
+mismo tiempo que criatura terrestre, ¿no sería su destino suavizar y
+finalmente desvanecer el dolor que había convertido el corazón de su
+madre en una tumba? ¿No serviría también para ayudarla á vencer la
+pasión, en un tiempo tan impetuosa, y aun hoy ni muerta ni dormida sino
+sólo aprisionada en aquel sepulcro de su corazón?
+
+Tales fueron algunos de los pensamientos que bulleron en la mente de
+Ester, con tanta viveza como si en realidad algún sér misterioso se los
+hubiera murmurado al oído. Y allí estaba Perla todo este tiempo
+estrechando entre las manecitas suyas la mano de su madre, con las
+miradas fijas en su rostro, mientras repetía una y otra vez las mismas
+preguntas.
+
+--¿Qué significa la letra, madre mía? y ¿por qué la llevas tú? y ¿por
+qué se lleva el ministro la mano al corazón?
+
+--¿Qué le diré?--se preguntó Ester á sí misma.--¡No! Si este ha de ser
+el precio del afecto de mi hija, no puedo comprarlo á tal costo.
+
+Después habló en voz alta.
+
+--Tontuela,--le dijo,--¿qué preguntas son esas? Hay muchas cosas en este
+mundo que una niña no debe preguntar. ¿Qué sé yo acerca del corazón del
+ministro? Y en cuanto á la letra escarlata, la llevo por lo bonito que
+lucen sus hilos de oro.
+
+En todos los siete años ya transcurridos, jamás Ester había mostrado
+falsedad alguna respecto al símbolo que ostentaba su pecho, excepto en
+aquel momento, como si á pesar de su constante vigilancia hubiese
+penetrado en su corazón una nueva enfermedad moral, ó alguna otra de
+antigua fecha no hubiera sido expulsada por completo. En cuanto á Perla,
+la seriedad de su rostro ya había desaparecido.
+
+Pero la niña no se dió por vencida en el asunto de la letra escarlata; y
+dos ó tres veces, mientras regresaban á su morada, y otras tantas
+durante la cena, y cuando su madre la estaba acostando, y aun una vez
+después que parecía estar ya durmiendo, Perla con cierta malignidad en
+las miradas de sus negros ojos, continuó su pregunta:
+
+--Madre, ¿qué significa la letra escarlata?
+
+Y la mañana siguiente, la primera señal que dió la niña de estar
+despierta fué levantar la cabecita de la almohada y hacer la otra
+pregunta que de tan extraño modo había asociado á la letra escarlata:
+
+--Madre, madre, ¿por qué tiene siempre el ministro la mano sobre el
+corazón?
+
+--Cállate, niña traviesa,--respondió la madre con una aspereza que nunca
+había empleado hasta aquel momento.--No me mortifiques más, ó te
+encerraré en un cuarto obscuro.
+
+
+
+
+XVI
+
+UN PASEO POR EL BOSQUE
+
+
+Ester permaneció firme en su propósito de hacer que el Reverendo Sr.
+Dimmesdale conociera el verdadero carácter del hombre que se había
+apoderado de su confianza, fuesen cuales fuesen las consecuencias de su
+revelación. Durante varios días, sin embargo, en vano buscó la
+oportunidad de hablarle en uno de los paseos solitarios que el ministro
+acostumbraba dar, todo meditabundo, á lo largo de la costa ó en las
+colinas cubiertas de bosques del campo vecino. No habría habido sin duda
+nada de escandaloso ni de particular, ni peligro alguno para la buena
+reputación del ministro, si Ester le hubiera visitado en su propio
+estudio donde tanto penitente, antes de ahora, había confesado culpas
+quizás aun más graves que la que acusaba la letra escarlata. Pero sea
+que ella temiese la intervención secreta ó pública de Rogerio
+Chillingworth, ó que su conciencia le hiciera temer que se concibiese
+una sospecha, que ningún otro habría imaginado, ó que tanto el ministro
+como ella necesitaban de más amplitud de espacio para poder respirar con
+toda libertad mientras hablasen juntos,--ó quizás todas estas razones
+combinadas, lo cierto es que Ester nunca pensó en hablarle en otro
+lugar sino á la faz del cielo, y de ningún modo entre cuatro paredes.
+
+Al fin, una noche que asistía á un enfermo, supo que el Reverendo Sr.
+Dimmesdale, á quien habían ido á buscar para que le ayudase á bien
+morir, había partido á visitar al apóstol Eliot, allá en su residencia
+entre sus indios convertidos, y que regresaría probablemente el día
+siguiente al mediodía. Al acercarse la hora indicada, tomó de la mano á
+Perla, su constante compañera, y partió en busca del Sr. Dimmesdale.
+
+El camino no era más que un sendero que se perdía en el misterio de una
+selva virgen, tan espesa que apenas podía entreverse el cielo al través
+de las copas de los árboles. Ester la comparó á la soledad y laberinto
+moral en que había estado ella vagando tanto tiempo. El día era frío y
+obscuro: cubrían el firmamento espesas y cenicientas nubes ligeramente
+movidas por la brisa, lo que permitía que de cuando en cuando se
+vislumbrara un rayo de sol que jugueteaba en la estrecha senda. Esta
+tenue y vacilante claridad se percibía siempre en la extremidad más
+lejana, visible al través de la selva, y parece como que se desvanecía ó
+se alejaba á medida que los solitarios viajeros avanzaban en su
+dirección, dejando aun más sombríos los lugares en que brillaba, por lo
+mismo que habían esperado hallarlos luminosos.
+
+--Madre,--dijo Perla,--la luz del sol no te quiere. Corre y se oculta,
+porque tiene miedo de algo que hay en tu pecho. Mira ahora: allí está
+jugando, á una buena distancia de nosotros. Quédate aquí, y déjame
+correr á mí para cogerla. Yo solamente soy una niña. No huirá de mí
+porque aun no llevo nada sobre mi pecho.
+
+--Y espero que nunca lo lleves, hija mía,--dijo Ester.
+
+--Y ¿por qué no, madre?--preguntó Perla deteniéndose precisamente cuando
+iba á emprender la carrera. ¿No vendrá eso por sí mismo cuando yo sea
+una mujer grande?
+
+--Corre, hija mía,--respondió la madre,--y atrapa el rayo del sol, pues
+pronto se irá.
+
+Perla emprendió la carrera á toda prisa y pronto se halló en medio de la
+luz del sol, riendo, toda iluminada por su esplendor, y con los ojos
+brillantes de alegría. Parecía como si el rayo solar se hubiera detenido
+en torno de la solitaria niña regocijándose en jugar con ella, hasta que
+la madre llegó bastante cerca para penetrar casi también en el círculo
+mágico.
+
+--Ahora se irá,--dijo Perla moviendo la cabeza.
+
+--Mira,--dijo Ester sonriendo,--ahora yo puedo alargar la mano y atrapar
+algo.
+
+Pero al intentarlo, el rayo de sol desapareció; ó, á juzgar por la
+brillantez con que irradiaba el rostro de Perla, su madre podía haberse
+imaginado que la niña lo había absorbido, y lo devolvería luego
+iluminando la senda por donde iban, cuando de nuevo penetrasen en los
+parajes sombríos de la selva. Ninguno de los atributos de su tierna hija
+le causaba á la madre tanta impresión como aquella vivacidad constante
+de espíritu, reflejo quizás de la energía con que Ester había luchado
+combatiendo sus íntimos dolores antes del nacimiento de Perla. Era
+ciertamente un encanto dudoso, que comunicaba al carácter de la niña
+cierto brillo metálico y duro. Necesitaba un dolor profundo para
+humanizarse y hacerse capaz de sentir compasión. Pero Perla tenía tiempo
+sobrado para ello.
+
+--Ven, hija mía,--dijo Ester;--vamos á sentarnos en el bosque y á
+descansar un rato.
+
+--Yo no estoy cansada, madre,--replicó la niña; pero tú puedes sentarte
+si quieres, y entretanto contarme un cuento.
+
+--Un cuento, niña,--dijo Ester,--y ¿qué clase de cuento?
+
+--¡Ah! algo acerca de la historia del Hombre Negro,--respondió asiéndola
+del vestido y mirándola con expresión entre seria y maliciosa.--Díme
+cómo recorre este bosque llevando bajo el brazo un libro grande, pesado,
+con broches de hierro; y como este Hombre Negro y feo ofrece su libro y
+una pluma de hierro á todos los que le encuentran aquí entre los
+árboles, y como también todos tienen que escribir sus nombres con su
+propia sangre. Y entonces les hace una señal en el pecho. ¿Has
+encontrado alguna vez al Hombre Negro, madre?
+
+--Y ¿quién te ha contado esta historia, Perla?--preguntó la madre
+reconociendo una superstición muy común en aquella época.
+
+--Aquella señora vieja que estaba sentada en un rincón junto á la
+chimenea en la casa donde estuviste velando anoche,--dijo la niña. Ella
+me creía dormida mientras estaba hablando de eso. Dijo que mil y mil
+personas lo habían encontrado aquí, y habían escrito en su libro, y
+tenían su marca en el pecho. Y una de las que lo han visto es esa mujer
+de tan mal genio, la anciana Señora Hibbins. Y, madre, dijo también que
+esa letra escarlata que tú tienes es la señal que te puso el Hombre
+Negro, y que brilla como una llama roja cuando lo ves á media noche,
+aquí, en este bosque obscuro. ¿Es verdad, eso, madre? ¿Y es verdad que
+tú vas á verle de noche?
+
+--¿Te has despertado alguna vez sin que me hayas visto junto á tí?--le
+preguntó Ester.
+
+--No lo recuerdo,--dijo la niña.--Si temes dejarme sola en nuestra
+choza, debes llevarme contigo. Mucho me alegraría acompañarte. Pero,
+madre, dime ahora, ¿existe semejante Hombre Negro? ¿Y lo has visto
+alguna vez? ¿Y es ésta su señal?
+
+--¿Quieres dejarme en paz, si te lo digo de una vez?--le preguntó su
+madre.
+
+--Sí, si me lo dices todo,--respondió Perla.
+
+--Pues bien, una vez en mi vida encontré al Hombre Negro,--dijo la
+madre.--Esta letra escarlata es su señal.
+
+Conversando así, penetraron en el bosque lo bastante para ponerse á
+cubierto de las miradas de algún transeunte casual, y se sentaron en el
+tronco carcomido de un pino que en otros tiempos habría sido un árbol
+gigantesco y ahora era tan solo una masa de musgo. El lugar en que se
+sentaron era una pequeña hondonada, atravesada por un arroyuelo que se
+deslizaba sobre un lecho de hojas de árboles. Las ramas caídas de estos
+árboles interrumpían de trecho en trecho la corriente del arroyuelo, que
+formaba pequeños remolinos aquí y allí, mientras en otras partes se
+deslizaba á manera de un canal sobre un lecho de piedrecitas y arena.
+Siguiendo con la vista el curso del agua se veía á veces en su
+superficie el reflejo de la luz del sol, pero pronto se perdía en medio
+del laberinto de árboles y matorrales que crecían á lo largo de sus
+orillas: aquí y allí tropezaba con alguna gran roca cubierta de liquen.
+Todos estos árboles y estas rocas de granito parecían destinados á hacer
+un misterio del curso de este arroyuelo, temiendo quizás que su
+incesante locuacidad revelase las historias de la antigua selva.
+Constantemente, es verdad, mientras el arroyuelo continuaba deslizándose
+hacia adelante, dejaba oir un suave, apacible y tranquilo murmurio,
+aunque lleno de dulce melancolía, como el acento de un niño que pasara
+los primeros años de su vida sin compañeros de su edad con quienes poder
+jugar, y no supiese lo que fuera estar alegre, por vivir entre tristes
+parientes y aun más tristes acontecimientos.
+
+--¡Oh arroyuelo! ¡Oh loco y fastidioso arroyuelo!--exclamó Perla después
+de prestar oído un rato á sus murmullos.--¿Por qué estás tan triste?
+¡Cobra ánimo y no estés todo el tiempo suspirando y murmurando!
+
+Pero el arroyuelo, en el curso de su existencia entre los árboles de la
+selva, había pasado por una experiencia tan solemne que no podía menos
+sino expresarla con el rumor de sus ondas, y parecía que no tenía otra
+cosa que decir. Perla se asemejaba al arroyuelo, en cuanto á que la
+corriente de su vida había brotado de una fuente también misteriosa, y
+se había deslizado entre escenas harto sombrías. Pero, todo lo contrario
+del arroyuelo, la niña bailaba, y se divertía y charlaba á medida que su
+existencia transcurría.
+
+--¿Qué dice este arroyuelo tan triste, madre?--preguntó la niña.
+
+--Si tuvieras algún pesar que te abrumara, el arroyuelo te lo
+diría,--respondió la madre,--así como me habla á mí del mío. Pero ahora,
+Perla, oigo pasos en el camino y el ruido que forma el apartar las ramas
+de los árboles; vete á jugar y déjame que hable un rato con el hombre
+que viene allá á lo lejos.
+
+--¿Es el Hombre Negro?--preguntó Perla.
+
+--Vete á jugar,--repitió la madre,--pero no te internes mucho en el
+bosque, y ten cuidado de venir en el instante que te llame.
+
+--Sí, madre,--respondió Perla,--pero si fuere el Hombre Negro, ¿no
+quieres permitirme que me quede un rato para mirarlo con su gran libro
+bajo el brazo?
+
+--Vete á jugar, tontuela,--dijo la madre impaciente,--no es el Hombre
+Negro. Ahora puedes verlo por entre los árboles. Es el ministro.
+
+--Sí, él es,--dijo la niña.--Y tiene la mano sobre el corazón, madre.
+Eso es porque cuando el ministro escribió su nombre en el libro, el
+Hombre Negro le puso la señal en el pecho. Y ¿por qué no la lleva como
+tú fuera del pecho?
+
+--Ve á jugar ahora, niña, y atorméntame después cuanto quieras,--exclamó
+Ester.--Pero no te alejes mucho. Quédate donde puedas oir la charla del
+arroyuelo.
+
+La niña se alejó cantando á lo largo de la corriente del arroyuelo,
+tratando de mezclar algunos acentos más alegres á la melancólica
+cadencia de sus aguas. Pero el arroyuelo no quería ser consolado y
+continuó, como antes, refiriendo su secreto ininteligible de algo muy
+triste y misterioso que había sucedido, ó lamentándose proféticamente de
+algo que iba á acontecer en la sombría floresta; pero Perla que tenía
+harta sombra en su breve existencia, se alejó del arroyuelo gemidor, y
+se puso á recoger violetas y anémonas y algunas florecillas color de
+escarlata que encontró creciendo en los intersticios de una alta roca.
+
+Cuando la niña hubo partido, Ester dió un par de pasos hacia el sendero
+que atravesaba la selva, aunque permaneciendo todavía bajo la espesa
+sombra de los árboles. Vió al ministro que avanzaba solitario apoyándose
+en una rama que había cortado en el camino. Su aspecto era el de una
+persona macilenta y débil, y se revelaba en todo su sér un abatimiento,
+que nunca se había notado en él en tanto grado, ni en sus paseos por la
+población, ni en ninguna otra oportunidad en que creyera que se le
+pudiese observar. Aquí, en la intensa soledad de la selva, era
+penosamente visible. En su modo de andar había una especie de cansancio,
+como si no viera razón alguna para dar un paso más, ni experimentase el
+deseo de hacerlo, sino que con sumo placer, si es que algo pudiera
+causarle placer, habría preferido arrojarse al pie del árbol más cercano
+y tenderse allí á descansar para siempre. Podrían cubrirle las hojas, y
+el terreno elevarse gradualmente y formar un montecillo sobre su cuerpo,
+sin importar nada que éste estuviera animado ó no por la vida. La muerte
+era un objeto demasiado definido para que pudiese anhelarla ó desease
+evitarla.
+
+Para Ester, á juzgar por lo que ella podía ver, el Reverendo Arturo
+Dimmesdale no presentaba síntoma ninguno visible de un padecimiento real
+y profundo, excepto que, como Perla ya había notado, siempre se llevaba
+la mano al corazón.
+
+
+
+
+XVII
+
+EL PASTOR DE ALMAS Y SU FELIGRESA
+
+
+Á pesar de lo lentamente que caminaba el ministro, había éste pasado
+casi de largo, antes de que á Ester le hubiera sido posible hacerse oir
+y atraer su atención. Al fin lo consiguió.
+
+--¡Arturo Dimmesdale!--dijo al principio con voz apenas perceptible,
+pero que fué creciendo en fuerza, aunque un tanto ronca,--¡Arturo
+Dimmesdale!
+
+--¿Quién me llama?--respondió el ministro.
+
+Irguiéndose rápidamente, permaneció en esa posición, como un hombre
+sorprendido en una actitud en que no quisiera haber sido visto.
+Dirigiendo las miradas con ansiedad hacia el lugar de donde procedía la
+voz, percibió vagamente bajo los árboles una forma vestida con traje tan
+obscuro, y que se destacaba tan poco en medio de la penumbra que reinaba
+entre el espeso follaje, que casi no daba paso á la luz del mediodía,
+que apenas pudo distinguir si era una sombra ó una mujer.
+
+Se adelantó un paso hacia ella y descubrió la letra escarlata.
+
+--¡Ester! ¡Ester Prynne!--exclamó,--¿eres tú? ¿Estás viva?
+
+--Sí,--respondió,--¡con la vida con que he vivido estos siete últimos
+años! Y tú, Arturo Dimmesdale, ¿vives aún?
+
+No debe causar sorpresa que se preguntaran mútuamente si estaban
+realmente vivos, y que hasta dudasen de su propia existencia corporal.
+De tan extraña manera se encontraron en el crepúsculo de aquella selva,
+que parecía como si fuese la primer entrevista que tuvieran más allá del
+sepulcro dos espíritus que habían estado íntimamente asociados en su
+vida terrestre, pero que ahora se hallaban temblando, llenos de mutuo
+temor, sin haberse familiarizado aún con su condición presente, ni
+acostumbrado á la compañía de almas desprovistas de sus cuerpos. Cada
+uno era un espíritu que contemplaba, lleno de asombro, al otro espíritu.
+Igualmente experimentaban respecto de sí mismos una extraña sensación,
+porque en aquel momento á cada cual se le representó, de una manera viva
+é intensa, toda su íntima historia y toda la amarga experiencia de la
+vida, como acontece tan solo en tales instantes en el curso de nuestra
+existencia. El alma se contempla en el espejo de aquel fugitivo momento.
+Con temor pues, y trémulamente, cual si lo hiciera impulsado por
+necesidad ineludible, extendió Arturo Dimmesdale su mano, fría como la
+muerte, y tocó la helada mano de Ester Prynne. Á pesar de lo frígido del
+contacto de aquellas manos, se sintieron al fin habitantes de la misma
+esfera, desapareciendo lo que había de extraño y misterioso en la
+entrevista.
+
+Sin hablar una sola palabra, sin que uno ni otro sirviera de guía á su
+compañero, pero con silencioso y mutuo acuerdo, se deslizaron entre las
+sombras del bosque de donde había salido Ester, y se sentaron en el
+mismo tronco de árbol cubierto de musgo en que ella y Perla habían
+estado sentadas antes. Cuando al fin pudieron hallar una voz con que
+hablarse, emitieron al principio solo las observaciones y preguntas que
+podrían haber hecho dos conocidos cualesquiera, acerca de lo sombrío del
+cielo, del mal tiempo que amenazaba, y luego de la salud de cada uno.
+Procedieron después, por decirlo así, paso á paso, y con muchos rodeos,
+á tratar de los temas que más profundamente les interesaban y más á
+pecho tenían. Separados tan largo tiempo por el destino y las
+circunstancias, necesitaban algo ligero, casual, casi indiferente en que
+ocuparse, antes de comenzar á dar salida á las ideas y pensamientos que
+realmente llenaban sus almas.
+
+Después de un rato, el ministro fijó los ojos en los de Ester.
+
+--Ester, dijo, ¿has hallado la paz del alma?
+
+Ella sonrió tristemente dirigiéndose una mirada al pecho.
+
+--¿La has hallado tú?--le preguntó ella á su vez.
+
+--No: no; solamente desesperación,--contestó el ministro.--¿Ni qué otra
+cosa podía esperar, siendo lo que soy, y llevando una vida como la que
+llevo? Si yo fuera ateo, si fuera un hombre desprovisto de conciencia,
+un miserable con instintos groseros y brutales, ya habría hallado la paz
+hace tiempo: mejor dicho, nunca la habría perdido. Pero tal como es el
+alma mía, cualquiera que fuese la capacidad que originalmente pudiera
+existir en mí para el bien, todos los dones de Dios, los más selectos y
+escogidos, se han convertido en otros tantos motivos de tortura
+espiritual. Ester, ¡yo soy inmensamente infeliz!
+
+--El pueblo te reverencia,--dijo Ester,--y ciertamente producen mucho
+bien entre el pueblo tus palabras. ¿No te proporciona esto consuelo?
+
+--Más padecimientos, Ester, solo más padecimientos!--contestó Dimmesdale
+con una amarga sonrisa.--En cuanto al bien que yo pueda aparentemente
+hacer, no tengo fe en él. ¿Qué puede realizar un alma perdida como la
+mía, en pro de la redención de otras almas? ¿Ni qué puede un alma
+manchada hacer en beneficio de la purificación de otras almas? Y en
+cuanto á la reverencia del pueblo, ¡ojalá que se convirtiera en odio y
+desprecio! ¿Crees tú, Ester, que pueda servirme de consuelo tener que
+subir á mi púlpito, y allí exponerme á las miradas de tantos que dirigen
+á mí sus ojos, como si resplandeciera en mi rostro la luz del cielo? ¿Ó
+tener que contemplar mi rebaño espiritual sediento de verdad y oyendo
+mis palabras como si fueran vertidas por uno de los escogidos del
+Eterno, y luego contemplarme yo á mí mismo para no ver sino la triste y
+negra realidad que ellos idolatran? ¡Ah! me he reído con intensa
+amargura y agonía de espíritu ante el contraste que existe entre lo que
+parezco y lo que soy verdaderamente! ¡Y Satanás se ríe también!
+
+--Tú eres injusto contigo mismo en esto,--dijo Ester con dulzura.--Tú te
+has arrepentido profunda y amargamente. Tu falta ha quedado relegada á
+una época que hace tiempo ha pasado para siempre. Tu vida presente no es
+menos santa, en realidad de verdad, de lo que aparece á la vista de los
+hombres. ¿No tiene por ventura fuerza alguna la penitencia á que han
+puesto un sello y de que dan testimonio tus buenas obras? ¿Y por qué no
+han de traer la paz á tu espíritu?
+
+--¡No, Ester, no!--replicó el ministro.--No hay realidad en ello: es
+frío, inanimado y no puede producirme bien alguno. Padecimientos, he
+tenido muchos; penitencia, ninguna. De lo contrario, hace tiempo que
+debería haberme despojado de este traje de aparente santidad, y
+presentarme ante los hombres como me verán el día del Juicio Final.
+¡Feliz tú, Ester, que llevas la letra escarlata al descubierto sobre el
+pecho! ¡La mía me abrasa en secreto! Tú no sabes cuán gran alivio es,
+después de un fraude de siete años, mirar unos ojos que me ven tal como
+soy. Si tuviera yo un amigo,--ó aunque fuese mi peor enemigo,--al que,
+cuando me siento enfermo con los elogios de todos los otros hombres,
+pudiera abrir mi pecho diariamente para que me viese como al más vil de
+los pecadores, creo que con eso recobraría nuevas fuerzas. Aun esa parte
+de verdad, con ser tan poca, me salvaría.... Pero ahora, ¡todo es
+mentira!--¡todo es vanidad!--¡todo es muerte!
+
+Ester le dirigió una mirada, quiso hablar, pero vaciló. Sin embargo, al
+dar el ministro rienda suelta á sus emociones largo tiempo reprimidas, y
+con la vehemencia que lo hizo, sus palabras ofrecieron á Ester la
+oportunidad de decir aquello para lo cual le había buscado. Venció sus
+temores, y habló.
+
+--Un amigo como el que ahora has deseado,--dijo,--con quien poder llorar
+sobre tu falta, lo tienes en mí, la cómplice de esa falta. Vaciló de
+nuevo, pero al fin pronunció con un gran esfuerzo estas palabras:--en
+cuanto á un enemigo, largo tiempo lo has tenido, y has vivido con él,
+bajo un mismo techo.
+
+El ministro se puso en pie, buscando aire que respirar, y llevándose la
+mano al corazón como si quisiera arrancárselo del pecho.
+
+--¡Cómo! ¿Qué dices?--exclamó.--¡Un enemigo! ¡Y bajo mi mismo techo!
+¿Qué quieres decir, Ester?
+
+Ester Prynne comprendió ahora perfectamente el mal inmenso hecho á este
+hombre desgraciado, y de que era ella responsable, al dejarle permanecer
+por tantos años, más aun, por un solo momento, á la merced de un hombre
+cuyo propósito y objeto no podían ser sino perversos. La sola proximidad
+de este enemigo, bajo cualquiera máscara que quisiera ocultarse, era ya
+suficiente para perturbar un alma tan delicadamente sensible como la de
+Arturo Dimmesdale. Hubo cierto tiempo en que Ester no se dió bastante
+cuenta de todo esto; ó quizás, en la profunda contemplación de su propia
+desgracia, dejó que el ministro soportara lo que ella podría imaginarse
+que era un destino más tolerable. Pero últimamente, desde la noche
+aquella de su vigilia, sintió profunda compasión hacia él, pues podía
+leer ahora con más acierto en su corazón. No dudaba que la continua
+presencia de Rogerio Chillingworth,--infectando con la ponzoña de su
+malignidad el aire que le rodeaba,--y su intervención autorizada, como
+médico, en las dolencias físicas y espirituales del ministro, no dudaba,
+no, que todas esas oportunidades las había aprovechado para fines
+aviesos. Sí, esas oportunidades le habían permitido mantener la
+conciencia de su paciente en un estado de irritación constante, no para
+curarle por medio del dolor, sino para desorganizar y corromper su sér
+espiritual. Su resultado en la tierra sería indudablemente la locura; y
+más allá de esta vida, aquel eterno alejamiento de Dios y de la Verdad,
+del que la locura es acaso el tipo terrestre.
+
+¡Á tal estado de infortunio y miseria había ella traído al hombre que en
+otro tiempo,--y, ¿por qué no decirlo?--que aun amaba apasionadamente!
+Ester comprendió que el sacrificio del buen nombre del eclesiástico y
+hasta la muerte misma, como se lo había dicho á Rogerio Chillingworth,
+habrían sido infinitamente preferibles á la alternativa que ella se
+había visto obligada á escoger. Y ahora, más bien que tener que confesar
+este funesto error, hubiera querido arrojarse sobre las hojas de la
+selva y morir allí á los pies de Arturo Dimmesdale.
+
+--¡Oh Arturo!--exclamó Ester,--¡perdóname! En todas las cosas de este
+mundo he tratado de ser sincera y atenerme á la verdad. La única virtud
+á que podía haberme aferrado, y á la que me aferré fuertemente hasta la
+última extremidad, ha sido la verdad; en todas las circunstancias lo
+hice, excepto cuando se trató de tu bien, de tu vida, de tu reputación;
+entonces consentí en el engaño. Pero una mentira nunca es buena, aun
+cuando la muerte nos amenace, ¿No adivinas lo que voy á decir?... Ese
+anciano,--ese médico,--ese á quien llaman Rogerio Chillingworth... ¡fué
+mi marido!
+
+Arturo Dimmesdale la miró un instante con toda aquella violenta pasión
+que,--entrelazada de más de un modo á sus otras cualidades más elevadas,
+puras y serenas,--era en realidad la parte á que dirigía sus ataques el
+enemigo del género humano, y por medio de la cual trataba de ganar todo
+el resto. Nunca hubo en su rostro una expresión de cólera tan sombría y
+feroz como la que entonces vió Ester. Durante el breve espacio de tiempo
+que duró, fué verdaderamente una horrible transformación. Pero el
+carácter de Dimmesdale en tal manera se había debilitado por el
+sufrimiento, que aun esos arranques de energía de un grado inferior no
+podían durar sino un rápido momento. Se arrojó al suelo y sepultó el
+rostro entre las manos.
+
+--¡Debía haberlo conocido!--murmuró.--Sí: lo conocí, ¿No me reveló ese
+secreto la voz íntima de mi corazón desde la primera vez que le ví, y
+después cuantas veces le he visto desde entonces? ¿Por qué no lo
+comprendí? ¡Oh Ester Prynne! ¡qué poco, qué poco conoces todo el horror
+de esto! ¡Y la vergüenza!... ¡la vergüenza!... ¡la horrible fealdad de
+exponer un corazón enfermo y culpado á las miradas del hombre que con
+ello tanto había de regocijarse!... ¡Mujer, mujer, tú eres responsable
+de esto!... ¡Yo no puedo perdonarte!
+
+--Sí, sí; tú tienes que perdonarme,--exclamó Ester arrojándose junto á
+él sobre las hojas del suelo.--¡Castígueme Dios, pero tú tienes que
+perdonarme!
+
+Y con un rápido y desesperado arranque de ternura le rodeó el cuello con
+los brazos y le estrechó la cabeza contra su seno, sin cuidarse de si la
+mejilla del ministro reposaba sobre la letra escarlata. Dimmesdale,
+aunque en vano, intentó desasirse de los brazos que así le estrechaban.
+Ester no quiso soltarle por temor de que fijase en ella una mirada
+severa. El mundo entero la había rechazado, y durante siete largos años
+había mirado con ceño á esta pobre mujer solitaria,--y ella lo había
+sufrido todo, sin devolver siquiera al mundo una mirada de sus ojos
+firmes, aunque tristes. El cielo también la había mirado con ceño, y
+ella no había sucumbido sin embargo. Pero el ceño de este hombre pálido,
+débil, pecador, á quien el pesar abatía de tal modo, era lo que Ester no
+podía soportar y seguir viviendo.
+
+--¿No me quieres perdonar? ¿No quieres perdonarme?--repetía una y otra
+vez.--¡No me rechaces! ¿Me quieres perdonar?
+
+--Sí, te perdono, Ester,--replicó el ministro al fin, con hondo acento
+salido de un abismo de tristeza, pero sin cólera.--Te perdono ahora de
+todo corazón. Así nos perdone Dios á entrambos. No somos los más negros
+pecadores del mundo, Ester. ¡Hay uno que es aun peor que este
+contaminado ministro del altar! La venganza de ese anciano ha sido más
+negra que mi pecado. Á sangre fría ha violado la santidad de un corazón
+humano. Ni tú ni yo, Ester, jamás lo hicimos.
+
+--No: nunca, jamás,--respondió ella en voz baja. Lo que hicimos tenía en
+sí mismo su consagración, y así lo comprendimos. Nos lo dijimos
+mutuamente. ¿Lo has olvidado?
+
+--Silencio, Ester, silencio,--dijo Arturo Dimmesdale alzándose del
+suelo;--no: no lo he olvidado.
+
+Se sentaron de nuevo uno al lado del otro sobre el musgoso tronco del
+árbol caído, con las manos mutuamente entrelazadas. Hora más sombría que
+ésta jamás les había traído la vida en el curso de los años: era el
+punto á que sus sendas se habían ido aproximando por tanto tiempo,
+obscureciéndose cada vez más y más á medida que avanzaban, y sin embargo
+tenía todo aquello un encanto singular que les hacía detenerse un
+instante, y otro, y después otro, y aun otro más. Tenebroso era el
+bosque que les rodeaba, y las ramas de los árboles crujían agitadas por
+ráfagas violentas, mientras un solemne y añoso árbol se quejaba
+lastimosamente como si refiriese á otro árbol la triste historia de la
+pareja que allí se había sentado, ó estuviera anunciando males futuros.
+
+Y allí permanecieron aun más tiempo. ¡Cuán sombrío les parecía el
+sendero que llevaba á la población, donde Ester Prynne cargaría de nuevo
+con el peso de su ignominia y el ministro se revestiría con la máscara
+de su buen nombre! Y así permanecieron un instante más. Ningún rayo de
+luz, por dorado y brillante que fuera, había sido jamás tan precioso
+como la obscuridad de esta selva tenebrosa. Aquí, vista solamente por
+los ojos del ministro, la letra escarlata no ardía en el seno de la
+mujer caída. Aquí, visto solamente por los ojos de Ester, el ministro
+Dimmesdale, falso ante Dios y falso para con los hombres, podía ser
+sincero un breve momento.
+
+Dimmesdale se sobresaltó á la idea de un pensamiento que se le ocurrió
+súbitamente.
+
+--¡Ester!--exclamó--¡he aquí un nuevo horror! Rogerio Chillingworth
+conoce tu propósito de revelarme su verdadero carácter. ¿Continuará
+entonces guardando nuestro secreto? ¿Cuál será ahora la nueva faz que
+tome su venganza?
+
+--Hay en su naturaleza una extraña discreción,--replicó Ester
+pensativamente,--nacida tal vez de sus ocultos manejos de venganza. Yo
+no creo que publique el secreto, sino que busque otros medios de saciar
+su sombría pasión.
+
+--¿Y cómo podré yo vivir por más tiempo respirando el mismo aire que
+respira este mi mortal enemigo?--exclamó Dimmesdale, todo trémulo, y
+llevándose nerviosamente la mano al corazón,--lo que ya se había
+convertido en él en acto involuntario.--Piensa por mí, Ester; tú eres
+fuerte. Resuelve por mí.
+
+--No debes habitar más tiempo bajo un mismo techo con ese hombre,--dijo
+Ester lenta y resueltamente.--Tu corazón no debe permanecer por más
+tiempo expuesto á la malignidad de sus miradas.
+
+--Sería peor que la muerte,--replicó el ministro,--¿pero cómo evitarlo?
+¿Qué elección me queda? ¿Me tenderé de nuevo sobre estas hojas secas,
+donde me arrojé cuando me dijiste quien era? ¿Deberé hundirme aquí y
+morir de una vez?
+
+--¡Ah! ¡de qué infortunio eras presa!--dijo Ester con los ojos anegados
+en llanto.--¿Quieres morir de pura debilidad de espíritu? No hay otra
+causa.
+
+--El juicio de Dios ha caído sobre mí,--dijo el eclesiástico cuya
+conciencia estaba como herida de un rayo.--Es demasiado poderoso para
+luchar contra él.
+
+--¡El cielo tendrá piedad de tí!--exclamó Ester. ¡Ojalá tuvieras la
+fuerza de aprovecharte de ella!
+
+--Sé tú fuerte por mí,--respondió Dimmesdale. Aconséjame lo que debo
+hacer.
+
+--¿Es por ventura el mundo tan estrecho?--exclamó Ester fijando su
+profunda mirada en los ojos del ministro, y ejerciendo instintivamente
+un poder magnético sobre un espíritu tan aniquilado y sumiso que apenas
+podía mantenerlo en pie.--¿Se reduce el universo á los límites de esa
+población, que hace poco no era sino un desierto, tan solitario como
+esta selva en que estamos? ¿Á dónde conduce ese sendero? De nuevo á la
+población, dices. Sí: de ese lado, á ella conduce; pero del lado
+opuesto, se interna más y más en la soledad de los bosques, hasta que á
+algunas millas de aquí las hojas amarillas no dejan ya ver vestigio
+alguno de la huella del hombre. ¡Allí eres libre! Una jornada tan breve
+te llevará de un mundo, donde has sido tan intensamente desgraciado, á
+otro en que aun pudieras ser feliz. ¿No hay acaso en toda esta selva sin
+límites un lugar donde tu corazón pueda estar oculto á las miradas de
+Rogerio Chillingworth?
+
+--Sí, Ester; pero solo debajo de las hojas caídas--replicó el ministro
+con una triste sonrisa.
+
+--Ahí está también el vasto sendero del mar,--continuó Ester:--él te
+trajo aquí; si tú quieres, te llevará de nuevo á tu hogar. En nuestra
+tierra nativa, ya en alguna remota aldea, ó en el vasto Londres,--ó
+seguramente, en Alemania, en Francia, en Italia,--te hallarás lejos del
+poder y conocimiento de ese hombre. ¿Y qué tienes tú que ver con todos
+estos hombres de corazón de hierro ni con sus opiniones? Ellos han
+mantenido en abyecta servidumbre, demasiado tiempo, lo que en tí hay de
+mejor y de más noble.
+
+--No puede ser,--respondió el ministro como si se le pidiese que
+realizara con sueño.--No tengo las fuerzas para ir. Miserable y pecador
+como soy, no me ha animado otra idea que la de arrastrar mi existencia
+terrenal en la esfera en que la Providencia me ha colocado. Á pesar de
+que mi alma está perdida, continuaré haciendo todavía lo que pueda en
+beneficio de la salud de otras almas. No me atrevo á abandonar mi
+puesto, por más que sea un centinela poco fiel, cuya recompensa segura
+será la muerte y la deshonra cuando haya terminado su triste guardia.
+
+--Estos siete años de infortunio y de desgracia te han abrumado con su
+peso,--replicó Ester resuelta á infundirle ánimo con su propia
+energía.--Pero tienes que dejar todo eso detrás de tí. No ha de retardar
+tus pasos si escoges el sendero de la selva y quieres alejarte de la
+población; ni debes echar su peso en la nave, si prefieres atravesar el
+océano. Deja estos restos del naufragio y estas ruinas aquí, en el lugar
+donde aconteció. Echa todo eso á un lado. Comiénzalo todo de nuevo. ¿Has
+agotado por ventura todas las posibilidades de acción en el fracaso de
+una sola prueba? De ningún modo. El futuro está aun lleno de otras
+pruebas, y finalmente de buen éxito. ¡Hay aun felicidad de que
+disfrutar! ¡Hay aun mucho bien que hacer! Cambia esta vida falsa que
+llevas por una de sinceridad y de verdad. Si tu espíritu te inclina á
+esa vocación, sé el maestro y el apóstol de la raza indígena, Ó,--pues
+acaso se adapta más á tu naturaleza,--sé un sabio y un erudito entre los
+más sabios y renombrados del mundo de las letras. Predica: escribe: sé
+hombre de acción. Haz cualquier cosa, excepto echarte al suelo y dejarte
+morir. Despójate de tu nombre de Arturo Dimmesdale, y créate uno nuevo,
+un nombre excelso, tal como puedes llevarlo sin temor ni vergüenza. ¿Por
+qué has de soportar un solo día más los tormentos que de tal modo han
+devorado tu existencia,--que te han hecho débil para la voluntad y para
+la acción,--y que hasta te privarán de las fuerzas para
+arrepentirte?--Ánimo; arriba, y adelante.
+
+--¡Oh Ester!--exclamó Arturo Dimmesdale cuyos ojos brillaron un momento,
+para perder el fulgor inmediatamente, á influjos del entusiasmo de
+aquella mujer,--¡oh Ester! estás hablando de emprender la carrera á un
+hombre cuyas rodillas vacilan y tiemblan. ¡Yo tengo que morir aquí! No
+tengo ya ni fuerzas, ni valor, ni energía para lanzarme á un mundo
+extraño, inmenso, erizado de dificultades, y lanzarme solo.
+
+Era esta la última expresión del abatimiento de un espíritu quebrantado.
+Le faltaba la energía para aprovecharse de la fortuna más favorable que
+parecía estar á su alcance.
+
+Repitió la palabra.
+
+--¡Solo, Ester!
+
+--Tú no irás solo,--respondió Ester con profundo acento.
+
+Y con esto, todo quedó dicho.
+
+
+
+
+XVIII
+
+UN TORRENTE DE LUZ
+
+
+Arturo Dimmesdale fijó los ojos en Ester con miradas en que la esperanza
+y la alegría brillaban, seguramente, si bien mezcladas con cierto miedo
+y una especie de horror, ante la intrepidez con que ella había expresado
+lo que él vagamente indicó y no se atrevió á decir.
+
+Pero Ester Prynne, con un espíritu lleno de innato valor y actividad, y
+por largo tiempo no sólo segregada, sino desterrada de la sociedad, se
+había acostumbrado á una libertad de especulación completamente extraña
+á la manera de ser del eclesiástico. Sin guía ni regla de ninguna clase
+había estado vagando en una especie de desierto espiritual; tan vasto,
+tan intrincado, tan sombrío y selvático como aquel bosque en que estaban
+ahora sosteniendo un diálogo que iba á decidir del destino de ambos. El
+corazón y la inteligencia de Ester puede decirse que se hallaban en su
+elemento en los lugares desiertos que ella recorría con tanta libertad
+como los indios salvajes sus bosques. Durante años había contemplado las
+instituciones humanas, y todo lo establecido por la religión ó las
+leyes, desde un punto de vista que le era peculiar; criticándolo todo
+con tan poca reverencia como la que experimentaría el indio de las
+selvas por la toga judicial, la picota, el cadalso, ó la iglesia. Tanto
+su destino como los acontecimientos de su vida habían tendido á hacer
+libre su espíritu. La letra escarlata era su pasaporte para entrar en
+regiones á que otras mujeres no osaban acercarse. La Vergüenza, la
+Desesperación, la Soledad: tales habían sido sus maestras; rudas y
+severas, pero que la habían hecho fuerte, aunque induciéndola al error.
+
+El ministro, por el contrario, nunca había pasado por una experiencia
+tal que le condujera á poner en tela de juicio las leyes generalmente
+aceptadas; bien que en una sola ocasión hubiera quebrantado una de las
+más sagradas. Pero esto había sido un pecado cometido por la pasión, no
+las consecuencias de principios determinados, ni siquiera de un
+propósito. Desde aquella malhadada época, había observado con mórbido
+celo y minuciosidad, no sus acciones, porque éstas eran fáciles de
+arreglar, sino cada emoción por leve que fuera, y hasta cada
+pensamiento. Hallándose á la cabeza del sistema social, como lo estaba
+el eclesiástico en aquella época, se encontraba por esa misma causa más
+encadenado por sus reglas, sus principios y aun sus prevenciones
+injustas. Como ministro del altar que era, el mecanismo del sistema de
+la institución lo comprimía inevitablemente. Como hombre que había
+cometido una falta una vez, pero que conservaba su conciencia viva y
+penosamente sensible, merced al roce constante de una herida que no se
+había cicatrizado, podía suponérsele más á salvo de pecar de nuevo que
+si nunca hubiese delinquido.
+
+Así nos parece observar que, en cuanto á Ester, los siete años de
+ignominia y destierro social habían sido sólo una preparación para esta
+hora. Pero, ¿y Arturo Dimmesdale? Si este hombre delinquiera de nuevo,
+¿qué excusa podría presentarse para atenuar su crimen? Ninguna, á menos
+que le valiera de algo decir que sus fuerzas estaban quebrantadas en
+virtud de largos é intensos padecimientos; que su espíritu estaba
+obscurecido y confuso por el remordimiento que lo corroía; que entre la
+alternativa de huir como un criminal confeso ó permanecer siendo un
+hipócrita, sería difícil hallar la decisión más justa; que está en la
+naturaleza humana evitar el peligro de muerte é infamia y las sutiles
+maquinaciones de un enemigo; y, finalmente, que este pobre peregrino,
+débil, enfermo, infeliz, vió brillar inesperadamente, en su senda
+desierta y sombría, un rayo de afecto humano y de simpatía, una nueva
+vida, llena de sinceridad, en cambio de la triste y pesada vida de
+expiación que estaba ahora llevando. Y dígase también la siguiente y
+amarga verdad: la brecha que el delito ha abierto una vez en el alma
+humana, jamás queda completamente cerrada mientras conservamos nuestra
+condición mortal. Tiene que vigilarse y guardarse, para que el enemigo
+no penetre de nuevo en la fortaleza, y escoja quizás otros medios de
+entrar que los empleados antes. Pero siempre está allí el muro abierto,
+y junto á él el enemigo artificioso que, con cautela y á hurtadillas,
+trata de obtener de nuevo una victoria más completa.
+
+La lucha, si hubo alguna, no es preciso describirla; baste decir que
+Dimmesdale resolvió emprender la fuga, y no solo.
+
+--Si en todos estos siete años pasados--pensó--pudiera yo recordar un
+solo momento de paz ó de esperanza, aún lo soportaría todo confiando en
+la clemencia del Cielo; pero puesto que estoy irremediablemente
+condenado, ¿por qué no gozar del solaz concedido al sentenciado antes de
+su ejecución? Ó si este sendero, como Ester trata de persuadirme, es el
+que conduce á una vida mejor, ¿por qué no seguirlo? Ni puedo vivir por
+más tiempo sin la compañía de Ester, cuya fuerza para sostenerme es tan
+vigorosa, así como lo es también su poder para calmar las angustias de
+mi alma. ¡Oh Tú á quien no me atrevo á levantar las miradas!--¿me
+perdonarás?
+
+--Tú partirás,--dijo Ester con reposado acento al encontrar las miradas
+de Dimmesdale.
+
+Una vez tomada la decisión, el brillo de una extraña alegría esparció su
+vacilante esplendor sobre el rostro inquieto del ministro. Fué el efecto
+animador que experimenta un prisionero, que precisamente acaba de
+librarse del calabozo de su propio corazón, al respirar la libre y
+borrascosa atmósfera de una región selvática, sin leyes y sin freno de
+ninguna especie. Su espíritu se elevó, como de un golpe, á alturas más
+excelsas de las que le fué dado alcanzar durante todos los años que el
+infortunio le había mantenido clavado en la tierra; y como era de un
+temperamento en extremo religioso, en su actual animación había
+inevitablemente algo espiritual.
+
+--¿Siento de nuevo la alegría?--se preguntaba, sorprendido de sí
+mismo.--Creía que el germen de todo contento había muerto en mí. ¡Oh
+Ester, tú eres mi ángel bueno! Me parece que me arrojé, enfermo,
+contaminado por la culpa, abatido por el dolor, sobre estas hojas de la
+selva, y que me he levantado otro hombre completamente nuevo, y con
+nuevas fuerzas para glorificar á Aquel que ha sido tan misericordioso.
+Esta es ya una vida mejor. ¿Por qué no nos hemos encontrado antes?
+
+--No miremos hacia atrás,--respondió Ester,--lo pasado es pasado: ¿para
+qué detenernos ahora en él? ¡Mira! con este símbolo deshago todo lo
+hecho y procedo como si nunca hubiera existido.
+
+Y diciendo esto, desabrochó los corchetes que aseguraban la letra
+escarlata, y arrancándola de su pecho la arrojó á una gran distancia
+entre las hojas secas. El símbolo místico cayó en la misma orilla del
+arroyuelo, y á poco más lo habría hecho en el agua que le hubiera
+arrastrado en su melancólica corriente, agregando un nuevo dolor á la
+historia que constantemente estaba refiriendo en sus murmullos. Pero
+allí quedó la letra bordada brillando como una joya perdida que algún
+malhadado viajero podría recoger, para verse después perseguido quizá
+por extraños sueños de crimen, abatimiento del corazón é infortunio sin
+igual.
+
+Una vez arrojada la insignia fatal, dió Ester un largo y profundo
+suspiro con el que su espíritu se libró de la vergüenza y angustia que
+la habían oprimido. ¡Oh exquisito alivio! No había conocido su verdadero
+peso hasta que se sintió libre de él. Movida de otro impulso, se quitó
+la gorra que aprisionaba sus cabellos, que cayeron sobre sus espaldas,
+ricos, negros, con una mezcla de luz y sombra en su abundancia,
+comunicándole al rostro todo el encanto de una suave expresión.
+Jugueteaba en los labios y brillaba en los ojos una tierna y radiante
+sonrisa, que parecía tener su origen en su femenino corazón. Las
+mejillas, tan pálidas hasta entonces, se veían animadas de rosado color.
+Su sexo, su juventud, y toda la riqueza de su hermosura se diría que
+habían surgido de nuevo de lo que se llama el pasado irrevocable, y se
+agrupaban en torno de ella con su esperanza virginal y una felicidad
+hasta entonces desconocida, y todo dentro del mágico círculo de esta
+hora. Y como si la obscuridad y tristeza de la tierra y del firmamento
+solo hubieran sido el reflejo de lo que pasaba en el corazón de estos
+dos mortales, se desvanecieron también con su dolor. De pronto, como con
+repentina sonrisa del cielo, el sol hizo una especie de irrupción en la
+tenebrosa selva, derramando un torrente de esplendor, alegrando cada
+hoja verde, convirtiendo las amarillentas en doradas, y brillando entre
+los negruzcos troncos de los solemnes árboles. Los objetos, que hasta
+entonces habían esparcido solamente sombras, eran ahora cuerpos
+luminosos. El curso del arroyuelo podría trazarse, merced á su alegre
+murmullo, hasta allá á lo lejos en el misterioso centro de aquella selva
+que se había convertido en testigo de una alegría aún más misteriosa.
+
+Tal fué la simpatía de la Naturaleza con la felicidad de estos dos
+espíritus. El amor, ya brote por vez primera, ó surja de cenizas casi
+apagadas, siempre tiene que crear un rayo de sol que llena el corazón de
+esplendores tales, que se esparcen en todo el mundo interior. Si la
+selva hubiera conservado aun su triste obscuridad, habría parecido sin
+embargo brillante á los ojos de Ester, y brillante igualmente á los de
+Arturo Dimmesdale.
+
+Ester le dirigió una mirada llena de la luz de una nueva alegría.
+
+--Tienes que conocer á Perla,--le dijo,--¡nuestra Perlita! Tú la has
+visto,--sí, yo lo sé,--pero la verás ahora con otros ojos. Es una niña
+singular. Apenas la comprendo. Pero tú la amarás tiernamente, como yo, y
+me aconsejarás acerca del modo de manejarla.
+
+--¿Crees que la niña se alegrará de conocerme?--preguntó el ministro
+visiblemente inquieto.--Siempre me he alejado de los niños, porque con
+frecuencia demuestran cierta desconfianza, una especie de encogimiento
+en entrar en relaciones familiares conmigo. ¡Yo he temido siempre á
+Perla!
+
+--Eso era triste,--respondió la madre,--pero ella te amará tiernamente y
+tú la amarás también. No se encuentra muy lejos. Voy á llamarla. ¡Perla!
+¡Perla!
+
+--Desde aquí la veo,--observó el ministro.--Allí está, en medio de la
+luz del sol, al otro lado del arroyuelo. ¿De modo que crees que la niña
+me amará?
+
+Ester sonrió y llamó de nuevo á Perla que estaba visible á cierta
+distancia, como el ministro había dicho, y semejaba una brillante visión
+iluminada por un rayo de sol que caía sobre ella al través de las ramas
+de los árboles. El rayo se agitaba de un lado á otro, haciendo que la
+niña pareciera más ó menos confusa, ya como una criatura humana, ora
+como una especie de espíritu, á medida que el esplendor desaparecía y
+retornaba. Oyó la voz de su madre, y se dirigió á ella cruzando
+lentamente la selva.
+
+Perla no había hallado largo ni fastidioso el tiempo, mientras su madre
+y el ministro estuvieron hablando. La gran selva, que tan sombría y
+severa se presentaba á los que allí traían la culpa y las angustias del
+mundo, se convirtió en compañera de los juegos de esta solitaria niña.
+Se diría que, para divertirla, había adoptado las maneras más
+cautivadoras y halagüeñas: le ofreció bayas exquisitas de rojizo color,
+que la niña recogió, deleitándose con su agreste sabor. Los pequeños
+moradores de aquella soledad apenas se apartaban del camino de la niña.
+Cierto es que una perdiz, seguida de diez perdigones, se adelantó hacia
+ella con aire amenazador, pero pronto se arrepintió de su fiereza y se
+volvió tranquila al lado de su tierna prole, como diciéndoles que no
+tuvieran temor. Un pichón de paloma, que estaba solo en una rama baja,
+permitió á Perla que se le acercase, y emitió un sonido que lo mismo
+podía ser un saludo que un grito de alarma. Una ardilla, desde lo alto
+del árbol en que tenía su morada, charlaba en són de cólera ó de
+alegría, porque una ardilla es un animalito tan colérico y caprichoso
+que es muy difícil saber si está iracundo ó de buen humor, y le arrojó
+una nuez á la cabeza. Una zorra, á la que sobresaltó el ruido ligero de
+los pasos de la niña sobre las hojas, miró con curiosidad á Perla como
+dudando qué sería mejor, si alejarse de allí, ó continuar su siesta como
+antes. Se dice que un lobo,--pero aquí ya la historia ha degenerado en
+lo improbable,--se acercó á Perla, olfateó el vestido de la niña é
+inclinó la feroz cabeza para que se la acariciara con su manecita. Sin
+embargo, lo que parece ser la verdad es que la selva, y todas estas
+silvestres criaturas á que daba sustento, reconocieron en aquella niña
+un sér humano de una naturaleza tan libre como la de ellas mismas.
+
+También la niña desplegaba aquí un carácter más suave y dulce que en las
+calles herbosas de la población, ó en la morada de su madre. Las flores
+parecían conocerla, y en un susurro le iban diciendo cuando cerca de
+ellas pasaba: "Adórnate conmigo, linda niña, adórnate conmigo;"--y para
+darles gusto, Perla cogió violetas, y anémonas, y columbinas, y algunos
+ramos verdes, y se adornó los cabellos, y se rodeó la cintura,
+convirtiéndose en una ninfa infantil, en una tierna dríada, ó en algo
+que armonizaba con el antiguo bosque. De tal manera se había adornado
+cuando oyó la voz de su madre y se dirigía á ella lentamente.
+
+Lentamente, sí, porque había visto al ministro.
+
+
+
+
+XIX
+
+LA NIÑA JUNTO AL ARROYUELO
+
+
+--Tú la amarás tiernamente,--repitió Ester mientras en unión de
+Dimmesdale contemplaban á Perla.--¿No la encuentras bella? Y mira con
+qué arte tan natural ha convertido en adorno esas flores tan sencillas.
+Si hubiera recogido perlas, y diamantes, y rubíes en el bosque, no le
+sentarían mejor. ¡Es una niña espléndida! Pero bien sé á qué frente se
+parece la suya.
+
+--¿Sabes tú, Ester,--dijo Arturo Dimmesdale con inquieta sonrisa,--que
+esta querida niña, que va siempre dando saltitos á tu lado, me ha
+producido más de una alarma? Me parecía... ¡oh Ester!... ¡qué
+pensamiento es ese, y qué terrible la idea!... Me parecía que los rasgos
+de mis facciones se reproducían en parte en su rostro, y que todo el
+mundo podría reconocerlas. ¡Tal es su semejanza! ¡Pero más que todo es
+tu imagen.
+
+--No, no es así,--respondió la madre con una tierna sonrisa. Espera
+algún tiempo, no mucho, y no necesitarás asustarte ante la idea de que
+se vea de quién es hija. ¡Pero qué singularmente bella parece con esas
+flores silvestres con que se ha adornado el cabello! Se diría que una de
+las hadas que hemos dejado en nuestra querida Inglaterra la ha ataviado
+para que nos salga al encuentro.
+
+Con un sentimiento que jamás hasta entonces ninguno de los dos había
+experimentado, contemplaban la lenta marcha de Perla. En ella era
+visible el lazo que los unía. En estos siete años que habían
+transcurrido, fué la niña para el mundo un jeroglífico viviente en que
+se revelaba el secreto que ellos de tal modo trataron de ocultar: en
+este símbolo estaba todo escrito, todo patente de un modo sencillo, á
+haber existido un profeta ó un hábil mago capaces de interpretar sus
+caracteres de fuego. Sea cual fuere el mal pasado, ¿cómo podrían dudar
+que sus vidas terrenales y sus futuros destinos estaban entrelazados,
+cuando veían ante sí tanto la unión material como la idea espiritual en
+que ambos se confundían, y en que habían de morar juntos inmortalmente?
+Pensamientos de esta naturaleza,--y quizás otros que no se confesaban ó
+no describían,--revistieron á la niña de una especie de misteriosa
+solemnidad á medida que se adelantaba.
+
+--Que no vea nada extraño, nada apasionado, ni ansiedad alguna en tu
+manera de recibirla y dirigirte á ella,--le dijo Ester al ministro en
+voz baja.--Nuestra Perla es á veces como un duende fantástico y
+caprichoso. Especialmente no puede tolerar las fuertes emociones, cuando
+no comprende plenamente la causa ni el objeto de las mismas. Pero la
+niña es capaz de afectos intensos. Me ama y te amará.
+
+--Tú no tienes una idea,--dijo el ministro mirando de soslayo á
+Ester,--de lo que temo esta entrevista, y al mismo tiempo cuánto la
+anhelo. Pero la verdad es, como ya te he dicho, que no me gano
+fácilmente la voluntad de los niños. No se me suben á las rodillas, no
+me charlan al oído, no responden á mi sonrisa; sino que permanecen
+alejados de mí y me miran de una manera extraña. Aun los recién nacidos
+lloran fuertemente cuando los tomo en brazos. Sin embargo, Perla ha sido
+cariñosa para conmigo dos veces en su vida. La primera vez... ¡bien
+sabes cuando fué! La última, cuando la llevaste contigo á la casa del
+severo y anciano Gobernador.
+
+--Y cuando tú abogaste tan valerosamente en favor de ella y
+mío,--respondió la madre.--Lo recuerdo perfectamente, y también deberá
+recordarlo Perla. ¡No temas nada! Al principio podrá parecerte singular
+y hasta huraña, pero pronto aprenderá á amarte.
+
+Ya Perla había llegado á la orilla del arroyuelo, y allí se quedó
+contemplando silenciosamente á Ester y al ministro, que permanecían
+sentados juntos en el tronco musgoso del viejo árbol, esperando que
+viniese. Precisamente donde la niña se había detenido, el arroyuelo
+formaba un charco tan liso y tranquilo que reflejaba una imagen perfecta
+de su cuerpecito, con toda la pintoresca brillantez de su belleza, que
+realzaba su adorno de flores y hojas, si bien más espiritualizada y
+delicada que en la realidad. Esta imagen, casi tan idéntica á lo que era
+Perla, parecía comunicar algo de su cualidad intangible y flotante á la
+niña misma. La manera en que Perla permanecía allí, mirándoles fijamente
+al través de la semi-obscuridad de la selva, era realmente extraña;
+iluminada ella, sin embargo, por un rayo de sol atraído allí por cierta
+oculta simpatía. Ester misma se sentía de un modo vago y misterioso
+como alejada de su hija; como si ésta, en su paseo solitario por la
+selva, se hubiera apartado por completo de la esfera en que tanto ella
+como su madre habitaban juntas, y estuviese ahora tratando de regresar,
+aunque en vano, al perdido hogar.
+
+Y en esta sensación había á la vez verdad y error: hija y madre se
+sentían ahora mutuamente extrañas, pero por culpa de Ester, no de Perla.
+Mientras la niña se paseaba solitariamente, otro sér había sido admitido
+en la esfera de los sentimientos de la madre, modificando de tal modo el
+aspecto de las cosas, que Perla, al regresar de su paseo, no pudo hallar
+su acostumbrado puesto y apenas reconoció á su madre.
+
+--Una singular idea se ha apoderado de mí,--dijo el enfermizo
+ministro.--Se me figura que este arroyuelo forma el límite entre dos
+mundos, y que nunca más has de encontrar á tu Perla. ¿Ó acaso es ella
+una especie de duende ó espíritu encantado á los que, como nos decían en
+los cuentos de nuestra infancia, les está prohibido cruzar una corriente
+de agua? Te ruego que te apresures, porque esta demora ya me ha puesto
+los nervios en conmoción.
+
+--Ven, querida niña,--dijo Ester animándola y extendiendo los brazos
+hacia ella.--Ven: ¡qué lenta eres! ¿Cuándo, antes de ahora, te has
+mostrado tan floja? Aquí está un amigo mío que también quiere ser tu
+amigo. En adelante tendrás dos veces tanto amor como el que tu madre
+sola puede darte. Salta sobre el arroyuelo y ven hacia nosotros. Tú
+puedes saltar como un corzo.
+
+Perla, sin responder de ningún modo á estas melosas expresiones,
+permaneció al otro lado del arroyuelo, fijando los brillantes ojos ya
+en su madre, ya en el ministro, ó incluyendo á veces á entrambos en la
+misma mirada, como si quisiera descubrir y explicarse lo que había de
+común entre los dos. Debido á inexplicable motivo, al sentir Arturo
+Dimmesdale que las miradas de la niña se clavaban en él, se llevó la
+mano al corazón con el gesto que le era tan habitual y que se había
+convertido en acción involuntaria. Al fin, tomando cierto aspecto
+singular de autoridad, Perla extendió la mano señalando con el dedo
+índice evidentemente el pecho de su madre. Y debajo, en el cristal del
+arroyuelo, se veía la imagen brillante y llena de flores de Perla,
+señalando también con su dedito.
+
+--Niña singular, ¿por qué no vienes donde estoy?--exclamó Ester.
+
+Perla tenía extendido aun el dedo índice, y frunció el entrecejo, lo que
+le comunicaba una significación más notable, atendidas las facciones
+infantiles que tal aspecto tomaban. Como su madre continuaba llamándola,
+lleno el rostro de inusitadas sonrisas, la niña golpeó la tierra con el
+pie con gestos y miradas aun más imperiosos, que también reflejó el
+arroyuelo, así como el dedo extendido y el gesto imperioso de la niña.
+
+--Apresúrate, Perla, ó me incomodaré,--gritó Ester, quien, acostumbrada
+á semejante modo de proceder de parte de su hija en otras ocasiones,
+deseaba, como era natural, un comportamiento algo mejor en las
+circunstancias actuales.--Salta el arroyuelo, traviesa niña, y corre
+hacia aquí: de lo contrario yo iré á donde tú estás.
+
+Pero Perla no hizo caso de las amenazas de su madre, como no lo había
+hecho de sus palabras afectuosas, sino que rompió en un arrebato de
+cólera, gesticulando violentamente y agitando su cuerpecito con las más
+extravagantes contorsiones, acompañando esta explosión de ira de agudos
+gritos que repercutió la selva por todas partes; de modo que á pesar de
+lo sola que estaba en su infantil é incomprensible furor, parecía que
+una oculta multitud la acompañaba y hasta la alentaba en sus acciones. Y
+en el agua del arroyuelo se reflejó una vez más la colérica imagen de
+Perla, coronada de flores, golpeando el suelo con el pie, gesticulando
+violentamente y apuntando con el dedo índice al seno de Ester.
+
+--Ya sé lo que quiere esta niña,--murmuró Ester al ministro, y
+palideciendo, á pesar de un gran esfuerzo para ocultar su disgusto y su
+mortificación, dijo:--los niños no permiten el más leve cambio en el
+aspecto acostumbrado de las cosas que tienen diariamente á la vista.
+Perla echa de menos algo que siempre me ha visto llevar.
+
+--Si tienes algún medio de apaciguar á la niña,--le dijo el
+ministro,--te ruego que lo hagas inmediatamente. Excepto el furor de una
+vieja hechicera, como la Sra. Hibbins,--agregó tratando de
+sonreir,--nada hay que me asuste tanto como un arrebato de cólera cual
+éste en un niño. En la tierna belleza de Perla, así como en las arrugas
+de la vieja hechicera, tiene ese arrebato algo de sobrenatural.
+Apacíguala, si me amas.
+
+Ester se dirigió de nuevo á Perla, con el rostro encendido, dando una
+mirada de soslayo al ministro, y exhalando luego un hondo suspiro; y aun
+antes de haber tenido tiempo de hablar, el color de sus mejillas se
+convirtió en mortal palidez.
+
+--Perla,--dijo con tristeza,--mira á tus pies.... Ahí... frente á tí...
+al otro lado del arroyuelo.
+
+La niña dirigió las miradas al punto indicado, y allí vió la letra
+escarlata, tan cerca de la orilla de la corriente, que el bordado de oro
+se reflejaba en el agua.
+
+--Tráela aquí,--dijo Ester.
+
+--Ven tú á buscarla,--respondió Perla.
+
+--¡Habráse visto jamás niña igual!--observó Ester aparte al
+ministro.--¡Oh! Te tengo que decir mucho acerca de ella. Pero á la
+verdad, en el asunto de este odioso símbolo, tiene razón. Debo sufrir
+este tormento todavía algún tiempo, unos cuantos días más, hasta que
+hayamos dejado esta región y la miremos como un país con que hemos
+soñado. La selva no puede ocultarla. El océano recibirá la letra de mis
+manos, y la tragará para siempre!
+
+Diciendo esto se adelantó á la margen del arroyuelo, recogió la letra
+escarlata y la fijó de nuevo en el pecho. Un momento antes, cuando Ester
+habló de arrojarla al seno del océano, había en ella un sentimiento de
+fundada esperanza; al recibir de nuevo este símbolo mortífero de la mano
+del destino, experimentó la sensación de una sentencia irrevocable que
+sobre ella pesaba. La había arrojado al espacio infinito,--había
+respirado una hora el aire de la libertad,--y de nuevo estaba aquí la
+letra escarlata con todo su suplicio, brillando en el lugar
+acostumbrado. De la misma manera una mala acción se reviste siempre del
+carácter de ineludible destino. Ester recogió inmediatamente las espesas
+trenzas de sus cabellos y las ocultó bajo su gorra. Y como si hubiera
+un maleficio en la triste letra, desapareció su hermosura y todo lo que
+en ella había de femenino, á manera de rayo de sol que se desvanece, y
+como si una sombra se hubiera extendido sobre todo su sér.
+
+Efectuado el terrible cambio, extendió la mano á Perla.
+
+--¿Conoces ahora á tu madre, niña?--le preguntó con acento de reproche,
+aunque en un tono moderado. ¿Quieres atravesar el arroyo, y venir á
+donde está tu madre, ahora que se ha puesto de nuevo su
+ignominia,--ahora que está triste?
+
+--Sí, ahora quiero,--respondió la niña atravesando el arroyuelo, y
+estrechando á su madre contra su pecho. Ahora eres realmente mi madre, y
+yo soy tu Perlita.
+
+Y con una ternura que no era común en ella, atrajo hacia sí la cabeza de
+su madre y la besó en la frente y en las mejillas. Pero entonces,--por
+una especie de necesidad que siempre la impulsaba á mezclar en el
+contento que proporcionaba una parte de dolor,--Perla besó también la
+letra escarlata.
+
+--Eso no es bueno,--dijo Ester,--cuando me has demostrado un poco de
+amor, te mofas de mí.
+
+--¿Por qué está sentado el ministro allí?--preguntó Perla.
+
+--Te está esperando para saludarte,--replicó su madre.--Vé y pídele su
+bendición. Él te ama, Perlita mía, y también ama á tu madre. ¿No lo
+amarás tú igualmente? Vé: él desea acariciarte.
+
+--¿Nos ama realmente?--dijo Perla mirando á su madre con expresión de
+viva inteligencia.--¿Irá con nosotros, dándonos la mano, y entraremos
+los tres juntos en la población?
+
+--Ahora no, mi querida hija,--respondió Ester.--Pero dentro de algunos
+días iremos juntos de la mano, y tendremos un hogar y una casa nuestra,
+y te sentarás sobre sus rodillas, y te enseñará muchas cosas y te amará
+muy tiernamente. Tú también lo amarás, ¿no es verdad?
+
+--¿Y conservará siempre la mano sobre el corazón?
+
+--¿Qué pregunta es esa, locuela?--exclamó la madre: ven y pídele su
+bendición.
+
+Pero sea que influyeran en ella los celos que parecen instintivos en
+todos los niños mimados, en presencia de un rival peligroso, ó que fuese
+un capricho de su naturaleza singular, Perla no quiso dar muestras de
+afecto alguno á Arturo Dimmesdale. Solamente, y á la fuerza, la llevó su
+madre hacia el ministro, y eso quedándose atrás y manifestando su mala
+gana con raros visajes, de los cuales, desde su más tierna infancia,
+poseía numerosa variedad, pudiendo transformar su móvil fisonomía de
+diversas maneras, y siempre con una expresión más ó menos perversa. El
+ministro,--penosamente desconcertado, pero con la esperanza de que un
+beso podría ser una especie de talismán que le ganara la buena voluntad
+de la niña,--se inclinó hacia ella y la besó en la frente.
+Inmediatamente Perla logró desasirse de las manos de su madre, y
+corriendo hacia el arroyuelo, se detuvo en la orilla y se lavó la frente
+en sus aguas, hasta que creyó borrado completamente el beso recibido de
+mala gana. Después permaneció á un lado contemplando en silencio á Ester
+y al ministro, mientras éstos conversaban juntos y hacían los arreglos
+sugeridos por su nueva posición y por los propósitos que pronto habían
+de realizar.
+
+Y ahora esta fatídica entrevista quedó terminada. Aquel lugar donde se
+encontraban, permanecería abandonado en su soledad entre los sombríos y
+antiguos árboles de la selva que, con sus numerosas lenguas, susurrarían
+largamente lo que allí había pasado, sin que ningún mortal fuera por eso
+más cuerdo. Y el melancólico arroyuelo agregaría esta nueva historia á
+los misteriosos cuentos que ya conocía, y continuaría su antiguo
+murmullo, no por cierto más alegre de lo que había sido durante siglos y
+siglos.
+
+
+
+
+XX
+
+EL MINISTRO PERDIDO EN UN LABERINTO
+
+
+ARTURO DIMMESDALE partió el primero, adelantándose á Ester y á Perla, y
+ya á cierta distancia dirigió una mirada hacia atrás, como si esperara
+descubrir tan sólo algunos rasgos débiles ó los contornos de la madre y
+de la niña desvaneciéndose lentamente en la semiobscuridad de la selva.
+Acontecimiento de tal importancia en su existencia, no podía concebir
+que fuese real. Pero allí estaba Ester, vestida con su traje de pardo
+color, de pie todavía junto al tronco del árbol que algún viento
+tempestuoso derrumbó en tiempos inmemoriales, todo cubierto de musgo,
+para que esos dos seres predestinados, con el alma abrumada de pesar,
+pudieran sentarse allí juntos y encontrar una sola hora de descanso y
+solaz. Y allí también estaba Perla, bailando alegremente á orillas del
+arroyuelo, ahora que aquel extraño intruso se había ido, y la dejaba
+ocupar su antiguo puesto al lado de su madre. No: el ministro no se
+había quedado dormido, ni había soñado.
+
+Para conseguir que desaparecieran de su mente la vaguedad y confusión de
+sus impresiones, que le hacían experimentar una extraña inquietud, se
+puso á recordar de una manera precisa y definida los planes y proyectos
+que él y Ester habían bosquejado para su partida. Se había convenido
+entre los dos que el Antiguo Mundo, con sus ciudades populosas, les
+ofrecería mejor abrigo y mayor oportunidad, para pasar inadvertidos que
+no las selvas mismas de la Nueva Inglaterra ó de toda la América, con
+sus alternativas de una que otra choza de indios ó las pocas ciudades de
+europeos, escasamente pobladas, esparcidas aquí y allí á lo largo de las
+costas. Todo esto sin hablar de la mala salud del ministro, que no se
+prestaba ciertamente á soportar los trabajos y privaciones de la vida de
+los bosques, cuando sus dones naturales, su cultura y el
+desenvolvimiento de todas sus facultades le adaptaban para vivir tan
+sólo en medio de pueblos de adelantada civilización. Para que pudiesen
+llevar á cabo lo que habían determinado, la casualidad les deparó que
+hubiera en el puerto un buque, una de esas embarcaciones de dudoso
+carácter, cosa muy común en aquellos tiempos, que sin ser realmente
+piratas, recorrían sin embargo los mares con muy poco respeto á las
+leyes de propiedad. Este buque había llegado recientemente del Mar de
+las Antillas, y debía hacerse á la vela dentro de tres días con rumbo á
+Brístol en Inglaterra. Ester, cuya vocación para hermana de la Caridad
+la había puesto en contacto con el capitán y los tripulantes de la nave,
+se ocuparía en conseguir el pasaje de dos individuos y una niña, con
+todo el secreto que las circunstancias hacían más que necesario.
+
+El ministro había preguntado á Ester, con no poco interés, la fecha
+precisa en que el buque había de partir. Probablemente sería dentro de
+cuatro días á contar de aquel en que estaban. "¡Feliz casualidad!"--se
+dijo para sus adentros. Por qué razón el Reverendo Arturo Dimmesdale lo
+consideró una feliz casualidad, vacilamos en revelarlo. Sin embargo,
+para que el lector lo sepa todo, diremos que dentro de tres días tenía
+que predicar el sermón de la elección; y como semejante acto formaba una
+época honrosa en la vida de un eclesiástico de la Nueva Inglaterra, el
+Sr. Dimmesdale no podía haber escogido una oportunidad más conveniente
+para terminar su carrera profesional. "Á lo menos, dirán de mí,--pensó
+este hombre ejemplar,--que no he dejado por desempeñar ningún deber
+público, ni lo he desempeñado mal."--¡Triste es, indudablemente, ver que
+una persona que podía hacer un examen tan profundo y minucioso de sí
+mismo, se engañara á tal extremo! Ya hemos dicho, y aun nos quedan por
+decir, cosas peores de él; pero ninguna tan lastimosamente débil;
+ninguna que diera una prueba tan irrefragable de la sutil enfermedad que
+había, desde tiempo atrás, minado la verdadera base de su carácter.
+Ningún hombre puede llevar por mucho tiempo, por decirlo así, dos
+rostros: uno en público y otro frente á frente de su conciencia, sin que
+al fin llegue á no saber cuál es el verdadero.
+
+La agitación que experimentó el Sr. Dimmesdale al regresar de su
+entrevista con Ester, le comunicó una energía física inusitada, y le
+hizo caminar hacia la población con rápido paso. El sendero al través de
+los bosques le pareció más bravío, más áspero con sus obstáculos
+naturales, y menos hollado por pies humanos, que cuando lo recorrió en
+sentido inverso. Pero saltaba sobre los lugares pantanosos, se
+introducía por entre el frondoso ramaje, trepaba cuando encontraba
+cuestas que subir, ó descendía á las hondonadas; en una palabra, venció
+todas las dificultades que se le presentaron en el camino, con una
+actividad infatigable que á él mismo le sorprendía. No pudo menos de
+recordar cuán fatigosamente, y con cuántas paradas para recobrar
+aliento, había recorrido ese mismo camino tan solo dos días antes. Á
+medida que se acercaba á la ciudad fué creyendo que notaba un cambio en
+los objetos que le eran más familiares, como si desde que salió de la
+población no hubieran transcurrido solamente dos ó tres días, sino
+muchos años.
+
+Ciertamente que las calles presentaban el mismo aspecto que antes, según
+las recordaba, y las casas tenían las mismas peculiaridades, con su
+multitud de aleros y una veleta precisamente en el lugar en que su
+memoria se lo indicaba. Sin embargo, la idea de cambio le acosaba á cada
+instante, aconteciéndole igual fenómeno con las personas conocidas que
+veía, y con todas las que le eran familiares en la pequeña población. No
+las hallaba ahora ni más jóvenes ni más viejas; las barbas de los
+ancianos no eran más blancas, ni el niño que andaba á gatas ayer podía
+moverse hoy haciendo uso de sus pies: era imposible decir en qué
+diferían de las personas á quienes había visto antes de partir; y sin
+embargo, algo interno parecía sugerirle que se había efectuado un
+cambio. Recibió una impresión de esta naturaleza, de la manera más
+notable, al pasar junto á la iglesia que estaba á su cargo. El edificio
+se le presentó con un aspecto á la vez tan extraño y tan familiar, que
+el Sr. Dimmesdale estuvo vacilando entre estas dos ideas: ó que hasta
+entonces lo había visto solamente en un sueño, ó que ahora estaba
+simplemente soñando.
+
+Este fenómeno, en las varias formas que iba tomando, no indicaba un
+cambio externo, sino un cambio tan repentino é importante en el
+espectador mismo, que el espacio de un solo día de intervalo había sido
+para él equivalente al transcurso de varios años. La voluntad del
+ministro y la de Ester, y el destino que sobre ellos pesaba, habían
+operado esta transformación. Era la misma ciudad que antes; pero no era
+el mismo ministro el que había regresado de la selva. Podría haber dicho
+á los amigos que le saludaban: "No soy el hombre por quien me tomáis. Lo
+he dejado allá en la selva, retirado en un oculto vallecillo, junto á un
+tronco musgoso de árbol, no lejos de un melancólico arroyuelo. Id:
+buscad á vuestro ministro, y ved si su cuerpo extenuado, sus mejillas
+descarnadas, y su pálida frente surcada de arrugas por el dolor, no han
+sido arrojados allí como vestido de que uno se deshace." Sin duda alguna
+sus amigos habrían insistido, diciéndole: "Tú eres el mismo hombre";
+pero el error hubiera estado de parte de sus amigos y no del ministro.
+
+Antes de que el Sr. Dimmesdale llegara á su morada, su sér íntimo le dió
+otras pruebas de que una revolución se había operado en su modo de
+pensar y de sentir. Á la verdad, solo á una revolución de esa
+naturaleza, completa y total, podían atribuirse los impulsos que
+agitaban al infortunado ministro. Á cada paso se sentía movido del deseo
+de hacer algo extraño, inusitado, violento ó perverso, con la convicción
+de que sería á la vez involuntario é intencional y á despecho de sí
+mismo, pero emanando de un sentimiento más profundo que el que se oponía
+al impulso. Por ejemplo, se encontró con uno de los diáconos de su
+iglesia, buen anciano que le saludó con el afecto paternal y el aire
+patriarcal á que tenía derecho por sus años, sus virtudes y su posición,
+y al mismo tiempo con el profundo respeto, casi veneración, que el
+carácter público y privado del ministro reclamaban. Nunca se vió un
+ejemplo más hermoso de cómo la majestad y sabiduría de los años pueden
+hermanarse á la obediencia y respeto que una categoría social é
+inteligencia inferiores deben á una persona superior en esas cualidades.
+Pues bien, durante una conversación de unos pocos momentos entre el
+Reverendo Sr. Dimmesdale y este excelente y anciano diácono, solo merced
+á la más cuidadosa circunspección y casi haciéndose violencia, evitó el
+ministro proferir ciertas reflexiones heréticas que se le ocurrieron
+sobre varios puntos religiosos. Temblaba y palidecía temiendo que sus
+labios, á despecho de sí mismo, emitiesen algunos de los horribles
+pensamientos que le cruzaban por la mente. Y sin embargo, aunque con el
+corazón lleno de tal terror, no pudo menos de sonreirse al imaginar lo
+estupefacto que se habría quedado el santo varón y patriarcal diácono
+ante la impiedad de su ministro.
+
+Referiremos otro incidente de igual naturaleza. Yendo á toda prisa por
+la calle, el Reverendo Sr. Dimmesdale tropezó de manos á boca con uno de
+los más antiguos miembros de su iglesia, una anciana señora, la más
+piadosa y ejemplar que pueda darse: pobre, viuda, sola, y con el corazón
+todo lleno de reminiscencias de su marido y de sus hijos, ya muertos,
+así como de sus amigos fallecidos también hacía tiempo. Sin embargo,
+todo esto, que de otro modo habría sido un dolor intenso, se había casi
+convertido para esta alma piadosa en un goce solemne, gracias á los
+consuelos religiosos y á las verdades de las Sagradas Escrituras, con
+que puede decirse que se había nutrido continuamente por espacio de más
+de treinta años. Desde que el Reverendo Sr. Dimmesdale la tomó á su
+cargo, el principal consuelo terrenal de la buena señora consistía en
+ver á su pastor espiritual, ya de propósito deliberado, ya por
+casualidad, y sentir confortada el alma con una palabra que respirase
+las verdades consoladoras del Evangelio, y que saliendo de aquellos
+labios reverenciados, penetrase en su pobre pero atento oído. Mas en la
+presente ocasión, al querer el Reverendo Sr. Dimmesdale abrir los
+labios, no le fué posible recordar un solo texto de las Sagradas
+Escrituras, y lo único que pudo decir fué algo breve, enérgico, que
+según le pareció á él mismo entonces, venía á ser un argumento
+irrefutable contra la inmortalidad del alma. La simple insinuación de
+semejante idea habría hecho probablemente caer á tierra sin sentido á
+esta anciana señora, como por efecto de una infusión de veneno
+intensamente mortífero. Lo que el ministro dijo en realidad, no pudo
+recordarlo nunca. Tal vez hubo en sus palabras una cierta obscuridad que
+impidió á la buena viuda comprender exactamente la idea que Dimmesdale
+quiso expresar, ó quizás ella las interpretó allá á su manera. Lo cierto
+es, que cuando el ministro volvió la mirada hacia atrás, notó en el
+rostro de la santa mujer una expresión de éxtasis y divina gratitud,
+como si estuviera iluminado por los resplandores de la ciudad divina.
+
+Aun referiremos un tercer ejemplo. Después de separarse de la anciana
+viuda, encontró á la más joven de sus feligreses. Era una tierna
+doncella á quien el sermón predicado por el Reverendo Sr. Dimmesdale, el
+día después de la noche pasada en vela en el tablado, había hecho trocar
+los goces transitorios del mundo por la esperanza celestial que iría
+ganando brillantez á medida que las sombras de la existencia se fueran
+aumentando, y que finalmente convertiría las tinieblas postreras en
+oleadas de luz gloriosa. Era tan pura y tan bella como un lirio que
+hubiese florecido en el Paraíso. El ministro sabía perfectamente que su
+imagen se hallaba venerada en el santuario inmaculado del corazón de la
+doncella, que mezclaba su entusiasmo religioso con el dulce fuego del
+amor, y comunicaba al amor toda la pureza de la religión. De seguro que
+el enemigo del género humano había apartado aquel día á la joven
+doncella del lado de su madre, para ponerla al paso de este hombre que
+podemos llamar perdido y desesperanzado. Á medida que la joven se iba
+acercando al ministro, el maligno espíritu le murmuró á éste en el oído
+que condensara en la forma más breve, y vertiera en el tierno corazón de
+la virgen, un germen de maldad que pronto produciría negras flores y
+frutos aún más negros. Era tal la convicción de su influencia sobre esta
+alma virginal, que de este modo á él se confiaba, que el ministro sabía
+muy bien que le era dado marchitar todo este jardín de inocencia con una
+sola mirada perversa, ó hacerle florecer en virtudes con una sola buena
+palabra. De consiguiente, después de sostener consigo mismo una lucha
+más fuerte que las que ya había sostenido, se cubrió el rostro con el
+capote y apresuró el paso sin darse por entendido que la había visto,
+dejando á la pobre muchacha que interpretase su rudeza como quisiera.
+Ella escudriñó su conciencia, llena de pequeñas acciones inocentes, y la
+infeliz se reprochó mil faltas imaginarias, y al día siguiente estuvo
+desempeñando sus quehaceres domésticos toda cabizbaja y con ojos
+llorosos.
+
+Antes de que el ministro hubiera tenido tiempo de celebrar su victoria
+sobre esta última tentación, experimentó otro impulso no ya ridículo,
+sino casi horrible. Era,--nos avergonzamos de decirlo,--nada menos que
+detenerse en la calle y enseñar algunas palabrotas muy malsonantes á un
+grupo de niños puritanos, que apenas empezaban á hablar. Habiendo
+resistido este impulso como completamente indigno del traje que vestía,
+encontró á un marinero borracho de la tripulación del buque del Mar de
+las Antillas de que hemos hablado; y esta vez, después de haber
+rechazado tan valerosamente todas las otras perversas tentaciones, el
+pobre Sr. Dimmesdale deseó, al fin, dar un apretón de manos á este
+tunante alquitranado, y recrearse con algunos de esos chistes de mala
+ley de que tal acopio tienen los marineros, sazonado todo con una
+andanada de ternos y juramentos capaces de estremecer el cielo.
+Detuviéronle no tanto sus buenos principios, como su pudor innato y las
+decorosas costumbres adquiridas bajo su traje de eclesiástico.
+
+--¿Qué es lo que me persigue y me tienta de esta manera?--se preguntó el
+ministro á sí mismo, deteniéndose en la calle y golpeándose la
+frente.--¿Estoy loco por ventura, ó me hallo completamente en poder del
+enemigo malo? ¿Hice un pacto con él en la selva y lo firmé con mi propia
+sangre? ¿Y me pide ahora que lo cumpla, sugiriéndome que lleve á cabo
+todas las iniquidades que pueda concebir su perversa imaginación?
+
+En los momentos en que el Reverendo Sr. Dimmesdale razonaba de este modo
+consigo mismo, y se golpeaba la frente con la mano, se dice que la
+anciana Sra. Hibbins, la dama reputada por hechicera, pasaba por allí,
+vestida con rico traje de terciopelo, fantásticamente peinada, y con un
+hermoso cuello de lechuguilla, todo lo cual le daba una apariencia de
+persona de muchas campanillas. Como si la hechicera hubiese leído los
+pensamientos del ministro, se detuvo ante él, fijó las miradas
+astutamente en su rostro, sonrió con malicia, y,--aunque no muy dada á
+hablar con gente de la iglesia,--tuvo con él el siguiente diálogo:
+
+--De modo, Reverendo Señor, que habéis hecho una visita á la
+selva,--observó la hechicera inclinando su gran peinado hacia el
+ministro.--La próxima vez que vayáis, os ruego me lo aviséis en tiempo,
+y me consideraré muy honrada en acompañaros. Sin querer exagerar mi
+importancia, creo que una palabra mía servirá para proporcionar á
+cualquier caballero extraño una excelente recepción de parte de aquel
+potentado que sabéis.
+
+--Os aseguro, señora,--respondió el ministro con respetuoso saludo, como
+demandaba la alta jerarquía de la dama, y como su buena educación se lo
+exigía,--os aseguro, bajo mi conciencia y honor, que estoy completamente
+á obscuras acerca del sentido que entrañan vuestras palabras. No he ido
+á la selva á buscar á ningún potentado; ni intento hacer allí una futura
+visita con el fin de ganarme la protección y favor de semejante
+personaje. Mi único objeto fué saludar á mi piadoso amigo el apóstol
+Eliot, y regocijarme con él por las muchas preciosas almas que ha
+arrancado á la idolatría.
+
+--¡Ja! ¡ja! ¡ja!--exclamó la anciana bruja, inclinando siempre su alto
+peinado hacia el ministro.--Bien, bien: no necesitamos hablar de esto
+durante el día; pero á media noche, y en la selva, tendremos juntos otra
+conversación.
+
+La vieja hechicera continuó su camino con su acostumbrada majestad, pero
+de cuando en cuando volvía hacia atrás las miradas y se sonreía,
+exactamente como quien quisiera dar á entender que existía entre ella y
+el ministro una secreta y misteriosa intimidad.
+
+--¿Me habré vendido yo mismo,--se preguntó el ministro,--al maligno
+espíritu á quien, si es verdad lo que se dice, esta vieja y amarillenta
+bruja, vestida de terciopelo, ha escogido por su príncipe y señor?
+
+¡Infeliz ministro! Había hecho un pacto muy parecido á ese de que
+hablaba. Alucinado por un sueño de felicidad, había cedido,
+deliberadamente, como nunca lo hizo antes, á la tentación de lo que
+sabía que era un pecado mortal; y el veneno inficionador de ese pecado
+se había difundido rápidamente en todo su sér moral; adormeciendo todos
+sus buenos impulsos, y despertando en él todos los malos á vida
+animadísima. El odio, el desprecio, la malignidad sin provocación
+alguna, el deseo gratuito de ser perverso, de ridiculizar todo lo bueno
+y santo, se despertaron en él para tentarle al mismo tiempo que le
+llenaban de pavor. Y su encuentro con la vieja hechicera Hibbins, caso
+de que hubiera acontecido realmente, sólo vino á mostrarle sus simpatías
+y su compañerismo con mortales perversos y con el mundo de perversos
+espíritus.
+
+Ya para este tiempo había llegado á su morada, cerca del cementerio, y
+subiendo apresuradamente las escaleras se refugió en su estudio. Mucho
+se alegró el ministro de verse al fin en este asilo, sin haberse vendido
+él mismo cometiendo una de esas extrañas y malignas excentricidades, á
+que había estado continuamente expuesto, mientras atravesaba las calles
+de la población. Entró en su cuarto, y dió una mirada alrededor
+examinando los libros, las ventanas, la chimenea para el fuego, y los
+tapices, experimentando la misma sensación de extrañeza que le había
+acosado durante el trayecto desde la selva á la ciudad. En esta
+habitación había estudiado y escrito; aquí había ayunado y pasado las
+noches en vela, hasta quedar casi medio muerto de fatiga y debilidad;
+aquí se había esforzado en orar; aquí había padecido mil y mil tormentos
+y agonías. Allí estaba su Biblia, en el antiguo y rico hebreo, con
+Moisés y los Profetas que le hablaban constantemente, y resonando en
+toda ella la voz de Dios. Allí, sobre la mesa, con la pluma al lado,
+había un sermón por terminar, con una frase incompleta tal como la dejó
+cuando salió á hacer su visita dos días antes. Sabía que él era el
+mismo, el ministro delgado de pálidas mejillas que había hecho y sufrido
+todas estas cosas, y tenía ya muy adelantado su sermón de la elección.
+Pero parecía como si estuviera aparte contemplando su antiguo sér con
+cierta curiosidad desdeñosa, compasiva y semienvidiosa. Aquel antiguo
+sér había desaparecido, y otro hombre había regresado de la selva: más
+sabio, dotado de un conocimiento de ocultos misterios que la sencillez
+del primero nunca pudo haber conseguido. ¡Amargo conocimiento por
+cierto!
+
+Mientras se hallaba ocupado en estas reflexiones, resonó un golpecito en
+la puerta del estudio, y el ministro dijo: "Entrad"--no sin cierto temor
+de que pudiera ser un espíritu maligno. ¡Y así fué! Era el anciano
+Rogerio Chillingworth. El ministro se puso en pie, pálido y mudo, con
+una mano en las Sagradas Escrituras y la otra sobre el pecho.
+
+--¡Bienvenido, Reverendo Señor!--dijo el médico.--Y cómo habéis hallado
+á ese santo varón, el apóstol Eliot? Pero me parece, mi querido señor,
+que estáis pálido; como si el viaje al través de las selvas hubiera sido
+muy penoso. ¿No necesitáis de mi auxilio para fortaleceros algo, cosa de
+que podáis predicar el sermón de la elección?
+
+--No, creo que no,--replicó el Reverendo Sr. Dimmesdale.--Mi viaje, y la
+vista del santo apóstol, y el aire libre y puro que allí he respirado,
+después de tan largo encierro en mi estudio, me han hecho mucho bien.
+Creo que no tendré más necesidad de vuestras drogas, mi benévolo médico,
+á pesar de lo buenas que son y de estar administradas por una mano
+amiga.
+
+Durante todo este tiempo el anciano Rogerio había estado contemplando al
+ministro con la mirada grave y fija de un médico para con su paciente;
+pero á pesar de estas apariencias, el ministro estaba casi convencido
+de que Chillingworth sabia, ó por lo menos sospechaba, su entrevista con
+Ester. El médico conocía, pues, que para su enfermo él no era ya un
+amigo íntimo y leal, sino su más encarnizado enemigo; de consiguiente,
+era natural que una parte de esos sentimientos tomara forma visible. Es
+sin embargo singular el hecho de que á veces transcurra tanto tiempo
+antes de que ciertos pensamientos se expresen por medio de palabras, y
+así vemos con cuanta seguridad dos personas, que no desean tratar el
+asunto que más á pecho tienen, se acercan hasta sus mismos límites y se
+retiran sin tocarlo. Por esta razón, el ministro no temía que el médico
+tratara de un modo claro y distinto la posición verdadera en que
+mutuamente se encontraban uno y otro. Sin embargo, el anciano Rogerio,
+con su manera tenebrosa de costumbre, se acercó considerablemente al
+particular del secreto.
+
+--¿No sería mejor, dijo, que os sirvierais esta noche de mi poca
+habilidad? Realmente, mi querido señor, tenemos que esmerarnos y hacer
+todo lo posible para que estéis fuerte y vigoroso el día del sermón de
+la elección. El público espera grandes cosas de vos, temiendo que al
+llegar otro año ya su pastor haya partido.
+
+--Sí, á otro mundo,--replicó el ministro con piadosa
+resignación.--Concédame el cielo que sea á un mundo mejor, porque, en
+verdad, apenas creo que podré permanecer entre mis feligreses las
+rápidas estaciones de otro año. Y en cuanto á vuestras medicinas, buen
+señor, en el estado actual de mi cuerpo, no las necesito.
+
+--Mucho me alegro de oírlo,--respondió el médico.--Pudiera ser que mis
+remedios, administrados tanto tiempo en vano, empezaran ahora á surtir
+efecto. Por feliz me tendría si así fuere, pues merecería la gratitud de
+la Nueva Inglaterra, si pudiese efectuar tal cura.
+
+--Os doy las gracias con todo mi corazón, vigilante amigo,--dijo el
+Reverendo Sr. Dimmesdale con una solemne sonrisa.--Os doy las gracias, y
+sólo podré pagar con mis oraciones vuestros buenos servicios.
+
+--Las preces de un hombre bueno son la más valiosa recompensa,--contestó
+el anciano médico al despedirse.--Son las monedas de oro corriente en la
+Nueva Jerusalén, con el busto del Rey grabado en ellas.
+
+Cuando estuvo solo, el ministro llamó á un sirviente de la casa y le
+pidió algo de comer, lo que traído que fué, puede decirse que despachó
+con voraz apetito; y arrojando á las llamas lo que ya tenía escrito de
+su sermón, empezó acto continuo á escribir otro, con tal afluencia de
+pensamientos y de emoción que se creyó verdaderamente inspirado,
+admirándose sólo de que el cielo quisiera transmitir la grande y solemne
+música de sus oráculos por un conducto tan indigno como él se
+consideraba. Dejando, sin embargo, que ese misterio se resolviese por sí
+mismo, ó permaneciera eternamente sin resolverse, continuó su labor con
+empeño y entusiasmo. Y así se pasó la noche hasta que apareció la
+mañana, arrojando un rayo dorado en el estudio, donde sorprendió al
+ministro, pluma en mano, con innumerables páginas escritas y esparcidas
+por donde quiera.
+
+
+
+
+XXI
+
+EL DÍA DE FIESTA EN LA NUEVA INGLATERRA
+
+
+Muy temprano, en la mañana del día en que el nuevo Gobernador había de
+ser elegido por el pueblo, fueron Ester y Perla á la plaza del mercado,
+que ya estaba llena de artesanos y otros plebeyos habitantes de la
+ciudad en número considerable. Entre estos había muchos individuos de
+aspecto rudo, cuyos vestidos, hechos de piel de ciervo, daban á conocer
+que pertenecían á algunos de los establecimientos situados en las selvas
+que rodeaban la pequeña metrópoli de la colonia.
+
+En este día de fiesta, como en todas las demás ocasiones durante los
+siete últimos años, llevaba Ester un traje de paño burdo de color gris,
+que no tanto por su color como por cierta peculiaridad indescriptible de
+su corte, daba por resultado relegar su persona á la obscuridad, como si
+la hiciera desaparecer á las miradas de todos, mientras la letra
+escarlata, por el contrario, la hacía surgir de esta especie de
+crepúsculo ó penumbra, presentándola al mundo bajo el aspecto moral de
+su propio brillo. Su rostro, por tanto tiempo familiar á las gentes de
+la ciudad, dejaba ver la calma marmórea que estaban acostumbrados á
+contemplar. Era una especie de máscara; ó mejor dicho, era la calma
+congelada de las facciones de una mujer ya muerta, y esta triste
+semejanza se debía á la circunstancia de que Ester estaba en realidad
+muerta, en lo concerniente á poder reclamar alguna simpatía ó afecto, y
+á que ella se había segregado por completo del mundo con el cual parecía
+que aún se mezclaba.
+
+Quizás en este día especial pudiera decirse que había en el rostro de
+Ester una expresión no vista hasta entonces, aunque en realidad no tan
+marcada que pudiese notarse fácilmente, á no ser por un observador
+dotado de tales facultades de penetración que leyera, primero, lo que
+pasaba en el corazón, y luego hubiese buscado un reflejo correspondiente
+en el rostro y aspecto general de esa mujer. Semejante observador, ó más
+bien adivino, podría haber pensado que, después de haber sostenido Ester
+las miradas de la multitud durante siete largos y malhadados años
+soportándolas como una necesidad, una penitencia, y una especie de
+severa religión, ahora, por la última vez, las afrontaba libre y
+voluntariamente para convertir también en una especie de triunfo lo que
+había sido una prolongada agonía. "¡Mirad por última vez la letra
+escarlata y á la que la lleva!"--parecía decirles la víctima del
+pueblo.--"Esperad un poco y me veré libre de vosotros. Unas cuantas
+horas, no más, y el misterioso y profundo océano recibirá en su seno, y
+ocultará en él para siempre, el símbolo que habéis hecho brillar por
+tanto tiempo en mi pecho!"
+
+Ni sería incurrir en una inconsistencia demasiado grande, si
+supusiéramos que Ester experimentaba cierto sentimiento de pesar en
+aquellos instantes mismos en que estaba á punto de verse libre del
+dolor, que puede decirse se había encarnado profundamente en su sér.
+¿No habría quizás en ella un deseo irresistible de apurar por última
+vez, y á grandes tragos, la copa del amargo absintio y acíbar que había
+estado bebiendo durante casi todos los años de su juventud? El licor que
+en lo sucesivo se llevaría á los labios, tendría que ser seguramente
+rico, delicioso, vivificante y en pulido vaso de oro; ó de otro modo
+produciría una languidez inevitable y tediosa, viniendo después de las
+heces de amargura que hasta entonces había apurado á manera de cordial
+de intensa potencia.
+
+Perla estaba ataviada alegremente. Habría sido imposible adivinar que
+esta brillante y luminosa aparición debía su existencia á aquella mujer
+de sombrío traje; ó que la fantasía tan espléndida, y á la vez tan
+delicada, que ideó el vestido de la niña, era la misma que llevase á
+cabo la tarea, quizá más difícil, de dar al sencillo traje de Ester el
+aspecto peculiar tan notable que tenía. De tal modo se adaptaba á
+Perlita su vestido, que éste parecía la emanación ó el desarrollo
+inevitable y la manifestación externa de su carácter, tan imposible de
+separarse de ella, como al ala de una mariposa desprenderse de su
+brillantez abigarrada, ó á los pétalos de una espléndida flor despojarse
+de su radiante colorido. En este día extraordinario, había sin embargo
+una cierta inquietud y agitación singular en todo el sér de la niña,
+parecidas al brillo de los diamantes que fulguran y centellean al compás
+de los latidos del pecho en que se ostentan. Los niños participan
+siempre de las agitaciones de aquellas personas con quienes están en
+íntima relación; experimentan siempre el malestar debido á cualquier
+disgusto ó trastorno inminente, de cualquier clase que sea, en el hogar
+doméstico; y por lo tanto Perla, que era entonces la joya del inquieto
+corazón de la madre, revelaba en su misma vivacidad las emociones que
+nadie podía descubrir en la impasibilidad marmórea de la frente de
+Ester.
+
+Esta efervescencia la hizo moverse como un ave, más bien que andar al
+lado de su madre, prorrumpiendo continuamente en exclamaciones
+inarticuladas, agudas, penetrantes. Cuando llegaron á la plaza del
+mercado, se volvió aún más inquieta y febril al notar el bullicio y
+movimiento que allí reinaban, pues por lo común aquel lugar tenía en
+realidad el aspecto de un solitario prado frente á la iglesia de una
+aldea, y no el del centro de los negocios de una población.
+
+--¿Qué significa esto, madre?--gritó la niña.--¿Por qué han abandonado
+todos hoy su trabajo? ¿Es un día de fiesta para todo el mundo? Mira, ahí
+está el herrero. Se ha lavado su cara sucia y se ha puesto la ropa de
+los domingos, y parece que quisiera estar contento y alegre, si hubiese
+solamente quien le enseñase el modo de estarlo. Y aquí está el Sr.
+Brackett, el viejo carcelero, que se sonríe conmigo y me saluda. ¿Por
+qué lo hace, madre?
+
+--Se acuerda cuando tú eras muy chiquita,--hija mía,--respondió Ester.
+
+--Ese viejo horrible, negro y feo, no debe sonreirme ni saludarme,--dijo
+Perla.--Que lo haga contigo, si quiere, porque estás vestida de color
+obscuro y llevas la letra escarlata. Pero mira, madre, ¡cuántas gentes
+extrañas, y entre ellos indios y también marineros! ¿Para qué han
+venido todos esos hombres á la plaza del mercado?
+
+--Están esperando que la procesión pase para verla,--dijo Ester,--porque
+el Gobernador y los magistrados han de venir, y los ministros, y todas
+las personas notables y buenas han de marchar con música y soldados á la
+cabeza.
+
+--¿Y estará allí el ministro?--preguntó Perla,--¿y extenderá las dos
+manos hacia mí, como hizo cuando tú me llevaste á su lado desde el
+arroyuelo?
+
+--Sí estará,--respondió su madre,--pero no te saludará hoy, ni tampoco
+debes tú saludarle.
+
+--¡Qué hombre tan triste y tan raro es el ministro!--dijo la niña como
+si hablara en parte á solas y consigo misma.--En medio de la noche nos
+llama y estrecha tus manos y las mías, como cuando estuvimos juntas con
+él sobre el tablado. Y en el bosque, donde solo los antiguos árboles
+pueden oir á uno, y donde sólo un pedacito de cielo puede vernos, se
+pone á hablar contigo sentado en un tronco de árbol. Y me besa la frente
+de modo que el arroyuelo apenas puede borrar su beso. Pero aquí, á la
+luz del sol, y en medio de todas estas gentes, no nos conoce, ni
+nosotros debemos conocerle. ¡Sí, un hombre raro y triste con la mano
+siempre sobre el corazón!
+
+--No hables más, Perla,--le dijo su madre,--tú no entiendes de estas
+cosas. No pienses ahora en el ministro, sino mira lo que pasa á tu
+alrededor y verás cuán alegre parece hoy todo el mundo. Los niños han
+venido de sus escuelas, y las personas crecidas han dejado sus tiendas,
+sus talleres y los campos con el objeto de divertirse; porque hoy
+empieza á regirlos un nuevo Gobernador.
+
+Como Ester decía, era mucho el contento y alegría que brillaban en el
+rostro de todos los presentes. En un día semejante, como sucedió después
+durante la mayor parte de dos siglos, los puritanos se entregaban á todo
+el regocijo y alborozo público que consideraban permisibles á la
+fragilidad humana; disipando solo en el espacio de un día de fiesta,
+aquella nube sombría en que siempre estaban envueltos, pero de manera
+tal, que apenas si aparecían menos graves que otras comunidades en
+tiempo de duelo general.
+
+Pero tal vez exageramos el aspecto sombrío que indudablemente
+caracterizaba la manera de ser de aquel tiempo. Las personas que se
+hallaban en la plaza del mercado de Boston no eran todas herederas del
+adusto y triste carácter puritano. Había allí individuos naturales de
+Inglaterra, cuyos padres habían vivido en la época de la Reina Isabel,
+cuando la vida social inglesa, considerada en conjunto, parece haber
+sido tan magnífica, fastuosa y alegre como el mundo pueda haber
+presenciado jamás. Si hubieran seguido su gusto hereditario, los colonos
+de la Nueva Inglaterra habrían celebrado todos los acontecimientos de
+interés público con hogueras, banquetes, procesiones cívicas, todo con
+gran pompa y esplendor. Ni habría sido difícil combinar, en la
+observación de las majestuosas ceremonias, el recreo alegre con la
+solemnidad, como si el gran traje de gala que en tales fiestas reviste
+una nación, estuviese adornado de una manera brillante á la vez que
+grotesca. Algo parecido á esto había en el modo de celebrar el día que
+daba comienzo al año político de la colonia. El vago reflejo de una
+magnificencia que vivía en el recuerdo, una imitación pálida y débil de
+lo que habían presenciado en el viejo Londres, no diremos de una
+coronación real, sino de las fiestas con que se inaugura el Lord
+Corregidor de aquella gran capital, podría trazarse en las costumbres
+que observaban nuestros antepasados en la instalación anual de sus
+magistrados. Los padres y fundadores de la República,--el hombre de
+Estado, el sacerdote y el militar,--creían de su deber revestirse en
+esta oportunidad de toda la pompa y aparato majestuoso que, de acuerdo
+con las antiguas tradiciones, se consideraba el adminículo indispensable
+de la eminencia pública ó social. Todos venían á formar parte de la
+procesión que había de desfilar ante las miradas del pueblo, comunicando
+de este modo cierta dignidad á la sencilla estructura de un gobierno tan
+recientemente constituído.
+
+En ocasiones semejantes se le permitía al pueblo, y hasta se le animaba,
+á que se solazara y dejase sus diversos trabajos é industrias, á que en
+todo tiempo parecía se aplicaba con la misma rigidez y severidad que á
+sus austeras prácticas religiosas. Por de contado que aquí no podía
+esperarse nada parecido á lo que se hubiera visto en las fiestas
+populares de Inglaterra en tiempos de la Reina Isabel; ni rudas
+representaciones teatrales; ni ministriles con sus arpas y baladas
+legendarias; ni músicos ambulantes con un mono bailando al son de la
+música; ni jugadores de mano y titiriteros con sus suertes y artificios
+de hechicería; ni payasos y saltimbanquis tratando de alegrar la
+multitud con sus chistes, quizás de varios siglos de antigüedad, pero
+surtiendo siempre buen efecto, porque se dirigen á los sentimientos
+universales dispuestos á la alegría y buen humor. Toda esta clase de
+profesores de los diferentes ramos de diversión y entretenimiento habían
+sido severamente suprimidos, no sólo por la rígida disciplina de la ley,
+sino por la sanción general que es lo que constituye la vitalidad de las
+leyes. Sin embargo, aún careciendo de todo esto, la honrada y buena cara
+del pueblo sonreía, quizás con cierta dureza, pero también á quijada
+batiente. Ni se diga por eso que faltaban juegos y recreos de la clase
+que los colonos habían presenciado muchos años atrás, en las ferias
+campestres de Inglaterra, en los que acaso tomaron parte, y consideraban
+sería conveniente conservar en estas nuevas tierras; por ejemplo, se
+veían luchas á brazo partido, de diferentes clases, aquí y allí en la
+plaza del mercado; en una esquina había un combate amistoso al garrote;
+y lo que más que todo llamaba la atención, en el tablado de la picota á
+que ya se ha hecho referencia varias veces en estas páginas, dos
+maestros de armas comenzaban á dar una muestra de sus habilidades con
+broquel y espadón. Pero con gran chasco y disgusto de los espectadores,
+este entretenimiento fué suspendido mediante la intervención del
+alguacil de la ciudad, que no quería permitir que la majestad de la ley
+se violase con semejante abuso de uno de sus lugares consagrados.
+
+Aunque los colores del cuadro de la vida humana que se desplegaba en la
+plaza del mercado fueran en lo general sombríos, no por eso dejaban de
+estar animados con diversidad de matices. Había una cuadrilla de indios
+con trajes de piel de ciervo curiosamente bordados, cinturones rojos y
+amarillos, plumas en la cabeza, y armados con arco, flechas y lanzas de
+punta de pedernal, que permanecían aparte, como separados de todo el
+mundo, con rostros de inflexible gravedad, que ni aun la de los
+puritanos podía superar. Pero á pesar de todo, no eran estos salvajes
+pintados de colores, los que pudieran presentarse como tipo de lo más
+violento ó licencioso de las gentes que allí estaban congregadas.
+Semejante honor, si en ello le hay, podían reclamarlo con más fundamento
+algunos de los marineros que formaban parte de la tripulación del buque
+procedente del Mar Caribe, que también habían venido á tierra á
+divertirse el día de la elección. Eran hombres que se habían echado el
+alma á las espaldas, de rostros tostados por el sol y grandes y espesas
+barbas; sus pantalones, cortos y anchos, estaban sostenidos por un
+cinturón, que á veces cerraban placas ó hebillas de oro, y del cual
+pendía siempre un gran cuchillo, y en algunos casos un sable. Por debajo
+de las anchas alas de sus sombreros de paja, se veían brillar ojos que,
+aun en momentos de alegría y buen humor, tenían una especie de ferocidad
+instintiva. Sin temor ni escrúpulo de ninguna especie, violaban las
+reglas de buen comportamiento á que se sometían todos los demás, fumando
+á las mismas narices del alguacil de la población, aunque cada bocanada
+de humo habría costado buena suma de reales, por vía de multa, á todo
+otro vecino de la ciudad, y apurando sin ningún reparo tragos de vino ó
+de aguardiente en frascos que sacaban de sus faltriqueras, y que
+ofrecían liberalmente á la asombrada multitud que los rodeaba. Nada
+caracteriza tanto la moralidad á medias de aquellos tiempos, que hoy
+calificamos de rígidos, como la licencia que se permitía á los
+marineros, no hablamos sólo de sus calaveradas cuando estaban en tierra,
+sino aún mucho más tratándose de sus actos de violencia y rapiña cuando
+se hallaban en su propio elemento. El marinero de aquella época correría
+hoy el peligro de que se le acusara de pirata ante un tribunal. Por
+ejemplo, poca duda podría abrigarse que los tripulantes del buque de que
+hemos hablado, aunque no de lo peor de su género, habían sido culpables
+de depredaciones contra el comercio español, de tal naturaleza, que
+pondrían en riesgo sus vidas en un moderno tribunal de justicia.
+
+Pero en aquellos antiguos tiempos el mar se alborotaba, se henchía y se
+rizaba, según su capricho, ó estaba sujeto solamente á los vientos
+tempestuosos, sin que apenas se hubiera intentado establecer código
+alguno que regulase las acciones de los que lo surcaban. El bucanero
+podía abandonar su profesión y convertirse, si así lo deseaba, en hombre
+honrado y piadoso, dejando las olas y fijándose en tierra; y ni aun en
+plena carrera de su existencia borrascosa se le consideraba como
+individuo con quien no era decente tener tratos ni relación social,
+aunque fuera casualmente. De consiguiente, los viejos puritanos con sus
+capas negras y sombreros puntiagudos, no podían menos de sonreirse ante
+la manera bulliciosa y ruda de comportarse de estos alegres marineros;
+sin que excitara sorpresa, ni diese lugar á críticas, ver que una
+persona tan respetable como el anciano Rogerio Chillingworth entrase en
+la plaza del mercado en íntima y amistosa plática con el capitán del
+buque de dudosa reputación.
+
+Puede afirmarse que entre toda aquella multitud allí congregada no había
+figura de aspecto tan vistoso y bizarro, á lo menos en lo que hace al
+traje, como la de aquel capitán. Llevaba el vestido profusamente
+cubierto de cintas, galón de oro en el sombrero que rodeaba una
+cadenilla, también de oro, y adornado además con una pluma. Tenía espada
+al cinto, y ostentaba en la frente una cuchillada que, merced á cierto
+arreglo especial del cabello, parecía más deseoso de mostrar que de
+esconder. Un ciudadano que no hubiera sido marino, apenas se habría
+atrevido á llevar ese traje y mostrar esa cara, con tal desenfado y
+arrogancia, sabiendo que se exponía á sufrir un severo interrogatorio
+ante un magistrado, incurriendo probablemente en una crecida multa ó en
+algunos cuantos días de cárcel: pero tratándose de un capitán de buque,
+todo se consideraba perteneciente al oficio, así como las escamas son
+parte de un pez.
+
+Después de separarse del médico, el capitán del buque con destino á
+Brístol empezó á pasearse lentamente por la plaza del mercado, hasta
+que, acercándose por casualidad al sitio en que estaba Ester, pareció
+reconocerla y no vaciló en dirigirle la palabra. Como acontecía por lo
+común donde quiera que se hallaba Ester, en torno suyo se formaba un
+corto espacio vacío, una especie de círculo mágico en el que, aunque el
+pueblo se estuviera codeando y pisoteando á muy corta distancia, nadie
+se aventuraba ni se sentía dispuesto á penetrar. Era un ejemplo vivo de
+la soledad moral á que la letra escarlata condenaba á su portadora,
+debido en parte á la reserva de Ester, y en parte al instintivo
+alejamiento de sus conciudadanos, á pesar de que hacía ya tiempo que
+habían dejado de mostrarse poco caritativos para con ella. Ahora, más
+que nunca, le sirvió admirablemente, pues le proporcionó el modo de
+hablar con el marino sin peligro de que los circunstantes se enteraran
+de su conversación; y tal cambio se había operado en la reputación de
+que gozaba Ester á los ojos del público, que la matrona más eminente de
+la colonia en punto á rígida moralidad, no podría haberse permitido
+aquella entrevista, sin dar margen al escándalo.
+
+--De modo, señora,--dijo el capitán,--que debo ordenar á mi mayordomo
+que prepare otro camarote, además de los que Vd. ha contratado. Lo que
+es en este viaje no habrá temor de escorbuto ó tifus; porque con el
+cirujano de abordo, y este otro médico, nuestro único peligro serán las
+píldoras ó las drogas que nos administren, pues tengo en el buque una
+buena provisión de medicinas que compré á un buque español.
+
+--¿Qué está Vd. diciendo?--preguntó Ester con mayor alarma de la que
+quisiera haber mostrado.--¿Tiene Vd. otro pasajero?
+
+--¡Cómo! ¿No sabe Vd.,--exclamó el capitán del barco,--que el médico de
+esta plaza,--Chillingworth como dice llamarse,--está dispuesto á
+compartir mi cámara con Vd.? Sí, sí, Vd. debe saberlo, pues me ha dicho
+que es uno de la compañía, y además íntimo amigo del caballero de quien
+Vd. habló, de ese que corre peligro aquí en manos de estos viejos y
+ásperos gobernantes puritanos.
+
+--Sí, se conocen íntimamente,--replicó Ester con semblante sereno,
+aunque toda llena de la más profunda consternación,--han vivido juntos
+mucho tiempo.
+
+Nada más pasó entre el marino y Ester. Pero en aquel mismo instante vió
+ésta al viejo Rogerio de pie en el ángulo más remoto de la plaza del
+mercado, sonriéndole; sonrisa que,--al través de aquel vasto espacio de
+terreno, y en medio de tanta charla, alegría, bullicio y animación, y de
+tanta diversidad de intereses y de sentimientos,--encerraba una
+significación secreta y terrible.
+
+
+
+
+XXII
+
+LA PROCESIÓN
+
+
+Antes de que Ester hubiera podido darse cuenta de lo que pasaba, y
+considerar lo que podía hacerse en vista de este nuevo é inesperado
+aspecto del asunto, se oyeron los sones de una música militar que se
+acercaba por una de las calles contiguas, indicando la marcha de la
+procesión de los magistrados y ciudadanos en dirección de la iglesia,
+donde, de acuerdo con una antigua costumbre adoptada en los primeros
+tiempos de la colonia, el Reverendo Señor Dimmesdale debía predicar el
+sermón de la elección.
+
+Pronto se dejó ver la cabeza de la procesión que, procediendo lenta y
+majestuosamente, doblaba una esquina y se abría paso al través de la
+muchedumbre que llenaba la plaza del mercado. Primeramente venía la
+banda de música, compuesta de variedad de instrumentos, quizás
+imperfectamente adaptados unos á otros, y tocados sin mucho arte; sin
+embargo, se alcanzaba el gran objeto que la armonía de los tambores y
+del clarín debe producir en la multitud; esto es, revestir de un aspecto
+más heroico y elevado la escena que se desarrollaba ante la vista.
+Perla, al principio, empezó á palmotear, pero luego, por un instante,
+perdió la agitación febril que la había mantenido en un estado de
+continua efervescencia toda la mañana: contempló silenciosamente lo que
+pasaba, y parecía como si los sonidos de la música, arrebatando su
+espíritu, la hicieran, á manera de ave acuátil, cernerse sobre aquellas
+oleadas de armonía. Pero volvió á su antigua agitación al ver fulgurar á
+los rayos del sol las armas y brillantes arreos de los soldados que
+venían inmediatamente después de la banda de música, y formaban la
+escolta de honor de la procesión. Este cuerpo militar,--que aun subsiste
+como institución, y continúa su vieja existencia con antigua y honrosa
+fama,--no se componía de hombres asalariados, sino de caballeros que,
+animados de ardor marcial, deseaban establecer una especie de Colegio de
+Armas donde, como en una Asociación de Caballeros Templarios, pudieran
+aprender la ciencia de la guerra y las prácticas de la misma, hasta
+donde lo permitieran sus ocupaciones pacíficas habituales. La alta
+estimación en que se tenía á los militares en aquella época, podía verse
+en el porte majestuoso de cada uno de los individuos que formaban la
+compañía. Algunos, en realidad de verdad, por sus servicios en los
+Países Bajos y en otros campos de batalla, habían conquistado
+perfectamente el derecho de usar el nombre de soldado con toda la pompa
+y prosopopeya del oficio. Toda aquella columna vestida con petos de
+luciente acero y brillantes morriones coronados de penachos de plumas,
+presentaba un golpe de vista cuyo esplendor ningún despliegue de tropas
+modernas puede igualar.
+
+Y sin embargo, los hombres de eminencia en lo civil, que marchaban
+inmediatamente en seguida de la escolta militar, eran aun más dignos de
+la observación de una persona pensadora. Su aspecto exterior tenía
+cierto sello de majestad que hacía parecer vulgar, y hasta absurdo á su
+lado, el altivo continente del guerrero. Era aquel un siglo en que el
+talento merecía menos estimación que ahora, reservándose ésta en mayor
+grado para las cualidades sólidas que denotaban firmeza y dignidad de
+carácter. El pueblo, por herencia, era respetuoso y deferente; y los
+colonos ingleses que habían fijado sus moradas en estas ásperas costas,
+dejando tras sí, rey, nobles, y toda la escala de la jerarquía social,
+aunque con la idea de respeto y obediencia todavía muy arraigada en
+ellos, la reservaban para las canas y las cabezas que los años hacían
+venerables; para la integridad á toda prueba; para la sólida sabiduría y
+amarga experiencia de la vida; en fin, para todas aquellas cualidades
+que indican peso, madurez, y se comprenden bajo el calificativo general
+de respetabilidad. Por lo tanto, aquellos primitivos hombres de Estado,
+tales como Bradstreet, Endicott, Dudley, Bellingham y sus compañeros,
+que fueron elevados al poder por la elección popular, no parece que
+pertenecieron á esa clase de hombres que hoy se llaman brillantes, sino
+que se distinguían como personas de madurez y de peso, más bien que de
+inteligencias vivas y extraordinarias. Tenían fortaleza de ánimo y
+confianza en sus propias fuerzas, y en tiempos difíciles ó peligrosos,
+cuando se trataba del bienestar de la cosa pública, eran como muralla de
+rocas contra los embates de las tempestuosas olas. Los rasgos de
+carácter aquí indicados se manifestaban perfectamente en sus rostros
+casi cuadrados y en el gran desarrollo físico de los nuevos magistrados
+coloniales; y en lo que concierne á porte y autoridad natural, la madre
+patria no se habría avergonzado de admitir á estos hombres en la Cámara
+de los Pares ó en el Consejo del Soberano.
+
+Después de los magistrados venía el joven y eminente eclesiástico cuyos
+labios habían de pronunciar el discurso religioso en celebración del
+acto solemne. En la época de que hablamos, la profesión que él ejercía
+se prestaba mucho más que la política al despliegue de las facultades
+intelectuales. Los que veían ahora al Sr. Dimmesdale, observaron que
+jamás mostró tanta energía en su aspecto y hasta en su modo de andar,
+como la que desplegaba en la procesión. Su pisada no era vacilante, como
+en otras ocasiones, sino firme; no iba con el cuerpo casi doblado, ni se
+llevaba como de costumbre la mano al corazón. Sin embargo, bien
+considerado, su vigor no parecía corporal sino espiritual, como si se
+debiera á favor especial de los ángeles; ó quizás era la animación
+procedente de una inteligencia absorbida por serios y profundos
+pensamientos; ó acaso su temperamento sensible se veía vigorizado por
+los sonidos penetrantes de la música que, ascendiendo al cielo, le
+arrastraban y hacían mover con inusitada vivacidad. Sin embargo, tal era
+la abstracción de sus miradas, que podía pensarse que el Sr. Dimmesdale
+ni aun siquiera oía la música. Allí estaba su cuerpo marchando adelante
+con vigor no acostumbrado. ¿Pero dónde estaba su espíritu? Allá en las
+profundidades de su sér, ocupado con actividad extraordinaria en
+coordinar la legión de pensamientos majestuosos que pronto habían de
+verter sus labios; y de consiguiente ni veía, ni oía, ni tenía idea de
+nada de lo que le rodeaba; pero la parte espiritual se apoderó de
+aquella débil fábrica y la arrastró consigo adelante, inconscientemente,
+y convertida también en espíritu. Los hombres de inteligencia poco
+común, que han llegado á adquirir cierta condición mórbida, poseen á
+veces esta facultad de hacer un esfuerzo poderoso en el cual invierten
+la fuerza vital de muchos días, para permanecer después como agotados
+durante mucho tiempo.
+
+Ester, con los ojos fijos en el ministro, se sentía dominada por tristes
+ideas, sin saber por qué ni de qué provenían. Se había imaginado que una
+mirada, siquiera rápida, tenía que cambiarse entre los dos. Recordaba la
+obscura selva con su pradillo solitario, y el amor y la angustia de que
+había sido testigo; y el tronco mohoso del árbol donde, sentados, asidos
+de las manos, mezclaron sus tristes y apasionadas palabras al murmullo
+melancólico del arroyuelo. ¡Cuán profundo conocimiento adquirieron
+entonces de lo que eran en realidad uno y otro! ¿Y era éste el mismo
+hombre? Apenas lo conocía ahora. ¿Era acaso él, ese hombre que pasaba
+altivo al compás de la hermosa música, en compañía de los venerables y
+majestuosos magistrados, él, tan inaccesible en su posición social, y
+aún mucho más como ahora le veía allí, entregado á los poco simpáticos
+pensamientos que le preocupaban? El corazón de Ester se entristeció á la
+idea de que todo había sido una ilusión, y que por vívido que hubiera
+sido su sueño, no podía existir un verdadero lazo de unión entre ella y
+el ministro. Y había en Ester tal suma de sentimiento femenino, que
+apenas podía perdonarle,--y menos que nunca ahora cuando casi se oían,
+cada vez más próximas, las pisadas del Destino que se acercaba á toda
+prisa,--no, no podía perdonarle que de tal modo le fuera dado abstraerse
+del mundo que á los dos les era común, mientras ella, perdida en las
+tinieblas, extendía las manos congeladas buscándole, sin poder hallarle.
+
+Perla, ó vió y respondió á los pensamientos íntimos de su madre, ó
+sintió por sí misma también el alejamiento del ministro y creyó notar la
+especie de barrera inaccesible que los separaba. Mientras pasaba la
+procesión, la niña estuvo inquieta, moviéndose y balanceándose como un
+ave á punto de emprender el vuelo; pero cuando todo hubo terminado, miró
+á Ester en el rostro, y le dijo:
+
+--Madre, ¿es ese el mismo ministro que me besó junto al arroyo?
+
+--Calla ahora, mi querida Perla,--le contestó su madre en voz baja,--no
+debemos hablar siempre en la plaza del mercado de lo que nos acontece en
+la selva.
+
+--No puedo estar segura de que sea él, ¡tan diferente me
+parece!--continuó la niña;--de otro modo habría corrido hacia él y le
+hubiera pedido que me besara ahora, delante de todo el mundo, como lo
+hizo allá, bajo aquellos árboles sombríos. ¿Qué habría dicho el
+ministro, madre? ¿Se habría llevado la mano al corazón, riñéndome y
+ordenándome que me alejara?
+
+--¿Qué otra cosa podría haber dicho, Perla,--respondió su madre,--sino
+que no era esta la ocasión de besar á nadie, y que los besos no deben
+darse en la plaza del mercado? Perfectamente hiciste, locuela, en no
+hablarle.
+
+Hubo otra persona que expresó igualmente sus ideas acerca del Sr.
+Dimmesdale. Esta persona era la Sra. Hibbins, cuyas excentricidades, ó
+mejor dicho, locura, la llevaban á hacer lo que pocos de la población se
+hubieran atrevido á realizar, esto es: sostener una conversación,
+delante del público, con la portadora de la letra escarlata. Vestida con
+gran magnificencia, con un triple cuello alechugado, talle bordado, bata
+de rico terciopelo y apoyada en un bastón de puño de oro, había salido á
+ver la procesión cívica. Como esta anciana señora tenía la fama (que
+después le costó la vida) de ser parte principal en todos los trabajos
+de nigromancia que continuamente se estaban ejecutando, la multitud le
+abrió paso franco y se apartó de ella, pareciendo temer el contacto de
+sus vestidos, como si llevaran la peste oculta entre sus primorosos
+pliegues. Vista en unión de Ester Prynne,--á pesar del sentimiento de
+benevolencia con que muchos miraban á esta última,--el terror que de
+suyo inspiraba la Sra. Hibbins se aumentó y dió lugar á un alejamiento
+general de aquel sitio en que se encontraban las dos mujeres.
+
+--¿Qué imaginación mortal podría concebirlo?--dijo la anciana en voz
+baja, confidencialmente, á Ester.--¡Ese hombre religioso, ese santo en
+la tierra como el pueblo lo creía, y como realmente lo parece! ¿Quién
+que le vió ahora en la procesión podría pensar que no hace mucho que
+salió de su estudio,--apostaría que murmurando algunas frases de la
+Biblia en hebreo,--á dar una vuelta por la selva? ¡Ah! Nosotras, Ester
+Prynne, sabemos lo que eso significa. Pero, en realidad de verdad, no
+puedo resolverme á creer que ese sea el mismo hombre. He visto marchando
+detrás de la música á más de un eclesiástico que ha bailado conmigo
+cuando Alguien, que no quiero nombrar aquí, tocaba el violín, y que tal
+vez sea un hechicero indio ó un brujo laponés que nos saluda y estrecha
+las manos en otras ocasiones. Pero eso es una bicoca, para quien sabe lo
+que es el mundo, ¿Pero este ministro? ¿Podrás decirme con seguridad,
+Ester, si es el mismo hombre á quien encontraste en el sendero de la
+selva?
+
+--Señora, no sé de qué me estáis hablando,--respondió Ester, conociendo,
+como conocía, que la dama Hibbins no tenía todos sus sentidos cabales,
+pero sorprendida en extremo, y hasta amedrentada, al oir la seguridad
+con que afirmaba las relaciones personales que existían entre tantos
+individuos (entre ellos Ester misma) y el enemigo malo.--No me
+corresponde á mí hablar con ligereza de un ministro tan piadoso y sabio
+como el Reverendo Sr. Dimmesdale.
+
+--¡Ja! ¡ja! ¡mujer!--exclamó la anciana señora alzando el dedo y
+moviéndolo de un modo significativo.--¿Crees tú que después de haber ido
+yo á la selva tantas veces, no me sería dado conocer á los que han
+estado también allí? Sí; aunque no hubiera quedado en sus cabellos
+ninguna hojita de las guirnaldas silvestres con que se adornaron la
+cabeza mientras bailaban. Yo te conozco, Ester; pues veo la señal que te
+distingue entre todas las demás. Todos podemos verla á la luz del sol;
+pero en las tinieblas brilla como una llama rojiza. Tú la llevas á la
+faz del mundo; de modo que no hay necesidad de preguntarte nada acerca
+de este asunto. ¡Pero este ministro!... ¡Déjame decírtelo al oído!
+Cuando el Hombre Negro ve á alguno de sus propios sirvientes, que tiene
+la marca y el sello suyo, y que se muestra tan cauteloso en no querer
+que se sepan los lazos que á él le ligan, como sucede con el Reverendo
+Sr. Dimmesdale, entonces tiene un medio de arreglar las cosas de manera
+que la marca se ostente á la luz del día y sea visible á los ojos de
+todo el mundo. ¿Qué es lo que el ministro trata de ocultar con la mano
+siempre sobre el corazón? ¡Ah! ¡Ester Prynne!
+
+--¿Qué es lo que oculta, buena Sra. Hibbins?--preguntó con vehemencia
+Perla.--¿Lo has visto?
+
+--Nada, querida niña,--respondió la Sra. Hibbins haciendo una profunda
+reverencia á Perla.--Tú misma lo verás algún día. Dicen, niña, que
+desciendes del Príncipe del Aire. ¿Quieres venir conmigo una noche que
+sea hermosa á visitar á tu padre? Entonces sabrás por qué el ministro se
+lleva siempre la mano al corazón.
+
+Y riendo tan estrepitosamente, que todos los que estaban en la plaza del
+mercado pudieron oirla, la anciana hechicera se separó de Ester.
+
+Mientras esto pasaba, se había hecho la plegaria preliminar en la
+iglesia, y el Reverendo Sr. Dimmesdale había comenzado su discurso. Un
+sentimiento irresistible mantenía á Ester cerca del templo. Como el
+sagrado edificio estaba tan lleno que no podía dar cabida á ninguna
+persona más, se situó junto al tablado de la picota, hallándose lo
+bastante cerca de la iglesia para poder oir todo el sermón como si fuera
+un murmullo vago, pero variado, lo mismo que el débil acento de la voz
+peculiar del ministro.
+
+El órgano vocal del Sr. Dimmesdale era de suyo un rico tesoro, de modo
+que el oyente, aunque no comprendiera nada del idioma en que el orador
+hablaba, podía sin embargo sentirse arrastrado por el simple sonido y
+cadencia de las palabras. Como toda otra música respiraban pasión y
+vehemencia, y despertaban emociones ya tiernas, ya elevadas, en una
+lengua que todos podían entender. Á pesar de lo indistinto de los
+sonidos, Ester escuchaba con atención tal y con tan profunda simpatía,
+que el sermón tuvo para ella una significación propia, completamente
+personal, y sin relacionarse en manera alguna con las palabras; las
+cuales, si las hubiera podido oir más claramente, sólo habrían sido un
+medio materializado que hubiera obscurecido su sentido espiritual. Ya
+oía las notas bajas á semejanza del viento que se calma como para
+reposarse; ya se elevaba con los sonidos, como si ascendiera por
+gradaciones progresivas, ora suaves, ya fuertes, hasta que el volumen de
+la voz parecía envolverla en una atmósfera de respetuoso temor y solemne
+grandeza. Y sin embargo, á pesar de lo imponente que á veces se volvía
+aquella voz, tenía siempre algo esencialmente quejumbroso. Había en ella
+una expresión de angustia, ya leve, ya aguda, el murmullo ó el grito,
+como quiera concebírsele, de la humanidad sufriente, que brotaba de un
+corazón que padecía é iba á herir la sensibilidad de los demás
+corazones. Á veces lo único que se percibía era esta expresión
+inarticulada de profundo sentimiento, á manera de un sollozo que se
+oyera en medio de hondo silencio. Pero aún en los momentos en que la voz
+del ministro adquiría más fuerza y vigor, ascendiendo de una manera
+irresistible, con mayor amplitud y volumen, llenando la iglesia de tal
+modo que parecía querer abrirse paso al través de las paredes y
+difundirse en los espacios,--aún entonces, si el oyente prestaba
+cuidadosa atención, con ese objeto determinado, podía descubrir también
+el mismo grito de dolor. ¿Qué era eso? La queja de un corazón humano,
+abrumado de penas, quizás culpable, que revelaba su secreto, cualquiera
+que éste fuese, al gran corazón de la humanidad, pidiendo su simpatía ó
+su perdón,--á cada momento--en cada acento--y nunca en vano. Esta nota
+profunda y dominante, era lo que proporcionaba gran parte de su poder al
+ministro.
+
+Durante todo este tiempo Ester permaneció, como una estatua, clavada al
+pie del tablado fatídico. Si la voz del ministro no la hubiese mantenido
+allí, habría de todos modos habido un inevitable magnetismo en aquel
+lugar, en que comenzó la primera hora de su vida de ignominia. Reinaba
+en Ester la idea vaga, confusa, aunque pesaba gravemente en su espíritu,
+de que toda la órbita de su vida, tanto antes como después de aquella
+fecha, estaba relacionada con aquel sitio, como si fuera el punto que le
+diera unidad á su existencia.
+
+Perla, entretanto, se había apartado de su madre y estaba jugando como
+mejor le parecía en la plaza del mercado, alegrando á aquella sombría
+multitud con sus movimientos y vivacidad, á manera de un ave de
+brillantes plumas que ilumina todo un árbol de follaje obscuro, saltando
+de un lado á otro, medio visible y medio oculta entre la sombra de las
+espesas hojas. Tenía movimientos ondulantes, á veces irregulares, que
+indicaban la inquietud de su espíritu, mucho mayor en aquel día porque
+reflejaba la de su madre. Donde quiera que Perla veía algo que excitara
+su curiosidad, siempre alerta, allí se dirigía rápidamente, pudiendo
+decirse que la niña tomaba plena posesión de lo que fuere, como si lo
+considerase su propiedad. Los puritanos la miraban y si se sonreían; mas
+no por eso se sentían menos inclinados á creer que la niña era el
+vástago de un espíritu malo, á juzgar por el encanto indescriptible de
+belleza y excentricidad que brillaba en todo su cuerpecito y se
+manifestaba en su actividad. Se dirigió hacia el indio salvaje y le miró
+fijamente al rostro, hasta que el indio tuvo conciencia de que se las
+había con un sér más selvático que él mismo. De allí, con innata
+audacia, pero siempre con característica reserva, corrió al medio de un
+grupo de marineros de tostadas mejillas, aquellos salvajes del océano,
+como los indios lo eran de la tierra, los que con sorpresa y admiración
+contemplaron á Perla como si una espuma del mar hubiese tomado la forma
+de una niñita, y estuviera dotada de un alma con esa fosforescencia de
+las olas que se vé brillar de noche bajo la proa del buque que va
+cortando las aguas.
+
+Uno de estos marinos, el capitán seguramente, que había hablado con
+Ester, se quedó tan prendado del aspecto de Perla, que intentó asirla
+para besarla; pero viendo que eso era tan imposible como atrapar un
+colibrí en el aire, tomó la cadena de oro que adornaba su sombrero, y se
+la arrojó á la niñita. Perla inmediatamente se la puso al rededor del
+cuello y de la cintura, con tal habilidad que, al verla, parecía que
+formaba parte de ella y era difícil imaginarla sin ese adorno.
+
+--¿Es tu madre aquella mujer que está allí con la letra escarlata?--dijo
+el capitán.--¿Quieres llevarle un recado mío?
+
+--Si el recado me agrada, lo haré,--dijo Perla.
+
+--Entonces dile,--replicó el capitán,--que he hablado otra vez con el
+viejo médico de rostro moreno, y que él se compromete á traer á su
+amigo, el caballero que ella sabe, á bordo de mi buque. De consiguiente,
+tu madre sólo tiene que pensar en ella y en tí. ¿Quieres decirle esto,
+niña brujita?
+
+--La Sra. Hibbins dice que mi padre es el Príncipe del Aire,--exclamó
+Perla con una maligna sonrisa.--Si vuelves á llamarme bruja, se lo diré
+á ella, y perseguirá tu buque con una tempestad.
+
+Atrevesando la plaza del mercado regresó la niña junto á su madre y le
+comunicó lo que el marino le había dicho. Ester, á pesar de su ánimo
+fuerte, tranquilo, resuelto, y constante en la adversidad, estuvo á
+punto de desmayarse al oir esta noticia precursora de inevitable
+desastre, precisamente en los momentos en que parecía haberse abierto un
+camino para que ella y el ministro pudieran salir del laberinto de dolor
+y de angustias en que estaban perdidos.
+
+Abrumado su espíritu y llena de terrible perplejidad con las noticias
+que le comunicaba el capitán del buque, se vió además sujeta en aquellos
+momentos á otra clase de prueba. Se hallaban allí presentes muchos
+individuos de los lugares circunvecinos, que habían oído hablar con
+frecuencia de la letra escarlata, y para quienes ésta se había
+convertido en algo terrífico por los millares de historias falsas ó
+exageradas que acerca de ella circulaban, pero que nunca la habían visto
+con sus propios ojos; los cuales, después de haber agotado toda otra
+clase de distracciones, se agolpaban en torno de Ester de una manera
+rudamente indiscreta. Pero á pesar de lo poco escrupulosos que eran, no
+podían llegar sino á unas cuantas varas de distancia de ella. Allí se
+detenían, merced á la especie de fuerza repulsiva de la repugnancia que
+les inspiraba el místico símbolo. Los marineros, observando la
+aglomeración de los espectadores, y enterados de lo que significaba la
+letra escarlata, vinieron con sus rostros ennegrecidos por el sol, y de
+hombres de alma atravesada, á formar también parte del círculo que
+rodeaba á Ester; y hasta los indios se vieron contagiados con la
+curiosidad de los blancos, y deslizándose al través de la multitud,
+fijaron sus ojos negros, á manera de serpiente, en el seno de la pobre
+mujer, creyendo acaso que el portador de este brillante emblema bordado
+tenía que ser persona de alta categoría entre los suyos. Finalmente, los
+vecinos de la población, á pesar de que no experimentaban ya interés
+alguno en este asunto, se dirigieron también á aquel sitio y
+atormentaron á Ester, tal vez mucho más que todo el resto de los
+circunstantes, con la fría é indiferente mirada que fijaban en la
+insignia de su vergüenza. Ester vió y reconoció los mismos rostros de
+aquel grupo de matronas que habían estado esperando su salida en la
+puerta de la cárcel siete años antes; todas estaban allí, excepto la más
+joven y la única compasiva entre ellas, cuya veste funeraria hizo
+después de aquel acontecimiento. En aquella hora final, cuando creía que
+pronto iba á arrojar para siempre la letra candente, se había ésta
+convertido singularmente en centro de la mayor atención y curiosidad,
+abrasándole el seno más dolorosamente que en ningún tiempo desde el
+primer día que la llevó.
+
+Mientras Ester permanecía dentro de aquel círculo mágico de ignominia
+donde la crueldad de su sentencia parecía haberla fijado para siempre,
+el admirable orador contemplaba desde su púlpito un auditorio subyugado
+por el poder de su palabra hasta las fibras más íntimas de su múltiple
+sér. ¡El santo ministro en la iglesia! ¡La mujer de la letra escarlata
+en la plaza del mercado! ¿Qué imaginación podría hallarse tan falta de
+reverencia que hubiera sospechado que ambos estaban marcados con el
+mismo candente estigma?
+
+
+
+
+XXIII
+
+LA REVELACIÓN DE LA LETRA ESCARLATA
+
+
+La elocuente voz que había arrebatado el alma de los oyentes,
+haciéndoles agitarse como si se hallaran mecidos por las olas de
+turbulento océano, cesó al fin de resonar. Hubo un momento de silencio,
+profundo como el que tendría que reinar después de las palabras de un
+oráculo. Luego hubo un murmullo, seguido de una especie de ruido
+tumultuoso: se diría que los circunstantes, viéndose ya libres de la
+influencia del encanto mágico que los había transportado á las esferas
+en que se cernía el espíritu del orador, estaban volviendo de nuevo en
+sí mismos, aunque todavía llenos de la admiración y respeto que aquel
+les infundiera. Un momento después, la multitud empezó á salir por las
+puertas de la iglesia; y como ahora todo había concluído, necesitaban
+respirar una atmósfera más propia para la vida terrestre á que habían
+descendido, que aquella á que el predicador los elevó con sus palabras
+de fuego.
+
+Una vez al aire libre, los oyentes expresaron su admiración de diversas
+maneras: la calle y la plaza del mercado resonaron de extremo á extremo
+con las alabanzas prodigadas al ministro, y los circunstantes no
+hallaban reposo hasta haber referido cada cual á su vecino lo que
+pensaba recordar ó saber mejor que él. Según el testimonio universal,
+jamás hombre alguno había hablado con espíritu tan sabio, tan elevado y
+santo como el ministro aquel día; ni jamás hubo labios mortales tan
+evidentemente inspirados como los suyos. Podría decirse que esa
+inspiración descendió sobre él y se apoderó de su sér, elevándole
+constantemente sobre el discurso escrito que yacía ante sus ojos,
+llenándole con ideas que habían de parecerle á él mismo tan maravillosas
+como á su auditorio.
+
+Según se colige de lo que hablaba la multitud, el asunto del sermón
+había sido la relación entre la Divinidad y las sociedades humanas, con
+referencia especial á la Nueva Inglaterra que ellos habían fundado en el
+desierto; y á medida que se fué acercando al final de su discurso,
+descendió sobre él un espíritu de profecía, que le obligaba á continuar
+en su tema como acontecía con los antiguos profetas de Israel, con esta
+diferencia, sin embargo, que mientras aquellos anunciaban la ruina y
+desolación de su patria, Dimmesdale predecía un grande y glorioso
+destino al pueblo allí congregado. Pero en todo su discurso había cierta
+nota profunda, triste, dominante, que sólo podía interpretarse como el
+sentimiento natural y melancólico de uno que pronto ha de abandonar este
+mundo. Sí: su ministro, á quien tanto amaban, y que los amaba tanto á
+todos ellos, que no podía partir hacia el cielo sin exhalar un suspiro
+de dolor,--tenía el presentimiento de que una muerte prematura le
+esperaba, y de que pronto los dejaría bañados en lágrimas. Esta idea de
+su permanencia transitoria en la tierra, dió el último toque al efecto
+que el predicador había producido; diríase que un ángel, en su paso por
+el firmamento, había sacudido un instante sus luminosas alas sobre el
+pueblo, produciendo al mismo tiempo sombra y esplendor, y derramando una
+lluvia de verdades sobre el auditorio.
+
+De este modo llegó para el Reverendo Sr. Dimmesdale,--como llega para la
+mayoría de los hombres en sus varias esferas de acción, aunque con
+frecuencia demasiado tarde,--una época de vida más brillante y llena de
+triunfos que ninguna otra en el curso de su existencia, ó que jamás
+pudiera esperar. En aquel momento se encontraba en la cúspide de la
+altura á que los dones de la inteligencia, de la erudición, de la
+oratoria, y de un nombre de intachable pureza, podían elevar á un
+eclesiástico en los primeros tiempos de la Nueva Inglaterra, cuando ya
+una carrera de esa clase era en sí misma un alto pedestal. Tal era la
+posición que el ministro ocupaba, cuando inclinó la cabeza sobre el
+borde del púlpito al terminar su discurso. Entre tanto, Ester Prynne
+permanecía al pie del tablado de la picota con la letra escarlata
+abrasando aún su corazón.
+
+Oyéronse de nuevo los sones de la música y el paso mesurado de la
+escolta militar que salía por la puerta de la iglesia. La procesión
+debía dirigirse á la casa consistorial, donde un solemne banquete iba á
+completar las ceremonias del día.
+
+Por lo tanto, de nuevo la comitiva de venerables y majestuosos padres de
+la ciudad empezó á moverse en el espacio libre que dejaba el pueblo,
+haciéndose respetuosamente á uno y otro lado, cuando el Gobernador y los
+magistrados, los hombres ancianos y cuerdos, los santos ministros del
+altar, y todo lo que era eminente y renombrado en la población,
+avanzaban por en medio de los espectadores. Cuando llegaron á la plaza
+del mercado, su presencia fué saludada con una aclamación general; que
+si bien podía atribuirse al sentimiento de lealtad que en aquella época
+experimentaba el pueblo hacia sus gobernantes, era también la explosión
+irresistible del entusiasmo que en el alma de los oyentes había
+despertado la elevada elocuencia que aun vibraba en sus oídos. Cada uno
+sintió el impulso en sí mismo y casi instantáneamente este impulso se
+hizo unánime. Dentro de la iglesia á duras penas pudo reprimirse; pero
+debajo de la bóveda del cielo no fué posible contener su manifestación,
+más grandiosa que los rugidos del huracán, del trueno ó del mar, en
+aquella potente oleada de tantas voces reunidas en una gran voz por el
+impulso universal que de muchos corazones forma uno solo. Jamás en el
+suelo de la Nueva Inglaterra había resonado antes igual clamoreo. Jamás,
+en el suelo de la Nueva Inglaterra, se había visto un hombre de tal modo
+honrado por sus conciudadanos como lo era ahora el predicador.
+
+¿Y qué era de él? ¿No se veían por ventura en el aire las partículas
+brillantes de una aureola al rededor de su cabeza? Habiéndose vuelto tan
+etéreo, habiendo sus admiradores hecho su apoteosis, ¿pisaban sus pies
+el polvo de la tierra cuando iba marchando en la procesión?
+
+Mientras las filas de los hombres de la milicia y de los magistrados
+civiles avanzaban, todas las miradas se dirigían al lugar en que
+marchaba el Sr. Dimmesdale. La aclamación se iba convirtiendo en
+murmullo á medida que una parte de los espectadores tras otra lograba
+divisarle. ¡Cuán pálido y débil parecía en medio de todo este triunfo
+suyo! La energía,--ó, mejor dicho, la inspiración que lo sostuvo
+mientras pronunciaba el sagrado mensaje que le comunicó su propia
+fuerza, como venida del cielo,--ya le había abandonado después de haber
+cumplido tan fielmente su misión. El color que antes parecía abrasar sus
+mejillas, se había extinguido como llama que se apaga irremediablemente
+entre los últimos rescoldos. La mortal palidez de su rostro era tal, que
+apenas semejaba éste el de un hombre vivo; ni el que marchaba con pasos
+tan vacilantes como si fuera á desplomarse á cada momento, sin hacerlo
+sin embargo, apenas podía tampoco tomarse por un ser viviente.
+
+Uno de sus hermanos eclesiásticos,--el venerable Juan
+Wilson,--observando el estado en que se hallaba el Sr. Dimmesdale
+después que pronunció su discurso, se adelantó apresuradamente para
+ofrecerle su apoyo; pero el ministro, todo trémulo, aunque de una manera
+decidida, alejó el brazo que le presentaba su anciano colega. Continuó
+andando, si es que puede llamarse andar lo que más bien parecía el
+esfuerzo vacilante de un niño á la vista de los brazos de su madre,
+extendidos para animarle á que se adelante. Y ahora, casi
+imperceptiblemente á pesar de la lentitud de sus últimos pasos, se
+encontraba frente á frente de aquel tablado, cuyo recuerdo jamás se
+borró de su memoria, de aquel tablado donde, muchos años antes, Ester
+Prynne había tenido que soportar las miradas ignominiosas del mundo.
+¡Allí estaba Ester teniendo de la mano á Perla! ¡Y allí estaba la letra
+escarlata en su pecho! El ministro hizo aquí alto, aunque la música
+continuaba tocando la majestuosa y animada marcha al compás de la cual
+la procesión iba desfilando. ¡Adelante!--le decía la música,--¡adelante,
+al banquete! Pero el ministro se quedó allí como si estuviera clavado.
+
+El Gobernador Bellingham, que durante los últimos momentos había tenido
+fijas en el ministro las ansiosas miradas, abandonando ahora su puesto
+en la procesión, se adelantó para prestarle auxilio, creyendo, por el
+aspecto del Sr. Dimmesdale, que de lo contrario caería al suelo. Pero en
+la expresión de las miradas del ministro había algo que hizo retroceder
+al magistrado, aunque no era hombre que fácilmente cediese á las vagas
+intimaciones de otro. Entre tanto la multitud contemplaba todo aquello
+con temor respetuoso y admiración. Este desmayo terrenal era, según
+creían, sólo otra faz de la fuerza celestial del ministro; ni se hubiera
+tenido por un milagro demasiado sorprendente contemplarle ascender en
+los espacios, ante sus miradas, volviéndose cada vez más transparente y
+más brillante, hasta verle por fin desvanecerse en la claridad de los
+cielos.
+
+El ministro se acercó al tablado y extendió los brazos.
+
+--¡Ester!--dijo,--¡ven aquí! ¡Ven aquí también, Perlita!
+
+La mirada que les dirigió fué lúgubre, pero había en ella á la vez que
+cierta ternura, una extraña expresión de triunfo. La niña, con sus
+movimientos parecidos á los de un ave, que eran una de sus cualidades
+características, corrió hacia él y estrechó las rodillas del ministro
+entre sus tiernos bracitos. Ester, como impelida por inevitable destino,
+y contra toda su voluntad, se acercó también á Dimmesdale, pero se
+detuvo antes de llegar. En este momento el viejo Rogerio Chillingworth
+se abrió paso al través de la multitud, ó, tan sombría, maligna é
+inquieta era su mirada, que acaso surgió de una región infernal para
+impedir que su víctima realizara su propósito. Pero sea de ello lo que
+se quiera, el anciano médico se adelantó rápidamente hacia el ministro y
+le asió del brazo.
+
+--¡Insensato, detente! ¿qué intentas hacer?--le dijo en voz baja.--¡Haz
+seña á esa mujer de que se aleje! ¡Haz que se retire también esta niña!
+Todo irá bien. ¡No manches tu buen nombre, ni mueras deshonrado!
+¡Todavía puedo salvarte! ¿Quieres cubrir de ignominia tu sagrada
+profesión?
+
+--¡Ah! ¡tentador! Me parece que vienes demasiado tarde,--respondió el
+ministro fijando las miradas en los ojos del médico, con temor, pero con
+firmeza.--Tu poder no es el que antes era. Con la ayuda de Dios me
+libraré ahora de tus garras.
+
+Y extendió de nuevo la mano á la mujer de la letra escarlata.
+
+--Ester Prynne,--gritó con penetrante vehemencia,--en el nombre de Aquel
+tan terrible y tan misericordioso, que en este último momento me concede
+la gracia de hacer lo que, con grave pecado y agonía infinita me he
+abstenido de hacer hace siete años, ven aquí ahora y ayúdame con tus
+fuerzas. Préstame tu auxilio, Ester, pero deja que lo guíe la voluntad
+que Dios me ha concedido. Este perverso y agraviado anciano se opone á
+ello con todo su poder, con todo su propio poder y el del enemigo malo.
+¡Ven, Ester, ven! Ayúdame á subir ese tablado.
+
+En la multitud reinaba la mayor confusión. Los hombres de categoría y
+dignidad que se hallaban más inmediatos al ministro, se quedaron tan
+sorprendidos y perplejos acerca de lo que significaba aquello que veían,
+tan incapaces de comprender la explicación que más fácilmente se les
+presentaba, ó imaginar alguna otra, que permanecieron mudos y tranquilos
+espectadores del juicio que la Providencia parecía iba á pronunciar.
+Veían al ministro, apoyado en el hombro de Ester y sostenido por el
+brazo con que ésta le rodeaba, acercarse al tablado y subir sus gradas,
+teniendo entre las manos las de aquella niñita nacida en el pecado. El
+viejo Rogerio Chillingworth le seguía, como persona íntimamente
+relacionada con el drama de culpa y de dolor en que todos ellos habían
+sido actores, y por lo tanto con derecho bastante á hallarse presente en
+la escena final.
+
+--Si hubieras escudriñado toda la tierra,--dijo mirando con sombríos
+ojos al ministro,--no habrías hallado un lugar tan secreto, ni tan alto,
+ni tan bajo, donde hubieras podido librarte de mí,--como este cadalso en
+que ahora estás.
+
+--¡Gracias sean dadas á Aquel que me ha traído aquí!--contestó el
+ministro.
+
+Temblaba sin embargo, y se volvió hacia Ester con una expresión de duda
+y ansiedad en los ojos que fácilmente podía distinguirse, por estar
+acompañada de una débil sonrisa en sus labios.
+
+--¿No es esto mejor,--murmuró,--que lo que imaginamos en la selva?
+
+--¡No sé! ¡No sé!--respondió ella rápidamente.--¿Mejor? Sí: ¡ojalá
+pudiéramos morir aquí ambos, y Perlita con nosotros!
+
+--Respecto á tí y á Perla, ¡sea lo que Dios ordene!--dijo el
+ministro,--y Dios es misericordioso. Déjame hacer ahora lo que Él ha
+puesto claramente de manifiesto ante mis ojos, porque yo me estoy
+muriendo, Ester. Deja, pues, que me apresure á tomar sobre mi alma la
+parte de vergüenza que me corresponde.
+
+En parte sostenido por Ester, y teniendo de la mano á Perla, el
+Reverendo Sr. Dimmesdale se volvió á los dignos y venerables
+magistrados, á los sagrados ministros que eran sus hermanos en el Señor,
+al pueblo cuya gran alma estaba completamente consternada, aunque llena
+de simpatía dolorosa, como si supiera que un asunto vital y profundo,
+que si repleto de culpa también lo estaba de angustia y de
+arrepentimiento, se iba á poner ahora de manifiesto á la vista de todos.
+El sol, que había pasado ya su meridiano, derramaba su luz sobre el
+ministro y hacía destacar su figura perfectamente, como si se hubiera
+desprendido de la tierra para confesar su delito ante el tribunal de la
+Justicia Eterna.
+
+--¡Pueblo de la Nueva Inglaterra!--exclamó con una voz que se elevó por
+encima de todos los circunstantes, alta, solemne y majestuosa,--pero que
+con todo era siempre algo trémula, y á veces semejaba un grito que
+surgía luchando desde un abismo insondable de remordimiento y de
+dolor,--vosotros, continuó, que me habéis amado,--vosotros, que me
+habéis creído santo,--miradme aquí, mirad al más grande pecador del
+mundo. ¡Al fin, al fin estoy de pie en el lugar en que debía haber
+estado hace siete años: aquí, con esta mujer, cuyo brazo, más que la
+poca fuerza con que me he arrastrado hasta aquí, me sostiene en este
+terrible momento y me impide caer de bruces al suelo! ¡Ved ahí la letra
+escarlata que Ester lleva! Todos os habéis estremecido á su vista. Donde
+quiera que esta mujer ha ido, donde quiera que, bajo el peso de tanta
+desgracia, hubiera podido tener la esperanza de hallar reposo,--esa
+letra ha esparcido en torno suyo un triste fulgor que inspiraba espanto
+y repugnancia. ¡Pero en medio de vosotros había un hombre, ante cuya
+marca de infamia y de pecado jamás os habéis estremecido!
+
+Al llegar á este punto, pareció que el ministro tenía que dejar en
+silencio el resto de su secreto; pero luchó contra su debilidad
+corporal, y aun mucho más contra la flaqueza de ánimo que se esforzaba
+en subyugarle. Se desembarazó entonces de todo sostén corporal, y dió un
+paso hacia adelante resueltamente, dejando detrás de sí á la mujer y á
+la niña.
+
+--¡Esa marca la tenía él!--continuó con una especie de fiero arrebato.
+¡Tan determinado estaba á revelarlo todo!--¡El ojo de Dios la veía! ¡Los
+ángeles estaban siempre señalándola! ¡El enemigo malo la conocía muy
+bien y la estregaba constantemente con sus dedos candentes! Pero él la
+ocultaba con astucia á la mirada de los hombres, y se movía entre
+vosotros con rostro apesadumbrado, como el de un hombre muy puro en un
+mundo tan pecador; y triste, porque echaba de menos sus compañeros
+celestiales. Ahora, en los últimos momentos de su vida, se presenta ante
+vosotros; os pide que contempléis de nuevo la letra escarlata de Ester;
+y os dice que, con todo su horror misterioso, no es sino la pálida
+sombra de la que él lleva en su propio pecho; y que aun esta marca roja
+que tengo aquí, esta marca roja mía, es solo el reflejo de la que está
+abrasando lo más íntimo de su corazón. ¿Hay aquí quién pueda poner en
+duda el juicio de Dios sobre un pecador? ¡Mirad! ¡Contemplad un
+testimonio terrible de ese juicio!
+
+Con un movimiento convulsivo desgarró la banda eclesiástica que llevaba
+en el pecho. ¡Todo quedó revelado! Pero sería irreverente describir
+aquella revelación. Durante un momento las miradas de la multitud
+horrorizada se concentraron en el lúgubre milagro, mientras el ministro
+permanecía en pie con una expresión triunfante en el rostro, como la de
+un hombre que en medio de una crisis del más agudo dolor ha conseguido
+una victoria. Después cayó desplomado sobre el cadalso. Ester lo levantó
+parcialmente y le hizo reclinar la cabeza sobre su seno. El viejo
+Rogerio se arrodilló á su lado con aspecto sombrío, desconcertado, con
+un rostro en el cual parecía haberse extinguido la vida.
+
+--¡Has logrado escaparte de mí!--repetía con frecuencia.--¡Has logrado
+escaparte de mí!
+
+--¡Que Dios te perdone!--dijo el ministro.--¡Tú también has pecado
+gravemente!
+
+Apartó sus miradas moribundas del anciano, y las fijó en la mujer y la
+niña.
+
+--¡Mi pequeña Perla!--dijo débilmente, y una dulce y tierna sonrisa
+iluminó su semblante, como el de un espíritu que va entrando en profundo
+reposo; mejor dicho, ahora que el peso que abrumaba su alma había
+desaparecido, parecía que deseaba jugar con la niña,--mi querida
+Perlita, ¿me besarás ahora? ¡No lo querías hacer en la selva! Pero ahora
+sí lo harás.
+
+Perla le dió un beso en la boca. El encanto se deshizo. La gran escena
+de dolor en que la errática niña tuvo su parte, había madurado de una
+vez todos sus sentimientos y afectos; y las lágrimas que derramaba sobre
+las mejillas de su padre, eran una prenda de que ella iría creciendo
+entre la pena y la alegría, no para estar siempre en lucha contra el
+mundo, sino para ser en él una verdadera mujer. También respecto de su
+madre la misión de Perla, como mensajera de dolor, se había cumplido
+plenamente.
+
+--Ester,--dijo el ministro,--¡adiós!
+
+--¿No nos volveremos á encontrar?--murmuró Ester inclinando la cabeza
+junto á la del ministro.--¿No pasaremos juntos nuestra vida inmortal?
+Sí, sí, con todo este dolor nos hemos rescatado mutuamente. Tú estás
+mirando muy lejos, allá en la eternidad, con tus brillantes y moribundos
+ojos. Díme, ¿qué es lo que ves?
+
+--¡Silencio, Ester, silencio!--dijo el ministro con trémula
+solemnidad.--La ley que quebrantamos,--la culpa tan terriblemente
+revelada,--sean tus solos pensamientos. ¡Yo temo!... ¡temo!... Quizás
+desde que olvidamos á nuestro Dios, desde que violamos el mutuo respeto
+que debíamos á nuestras almas,--fué ya vano esperar el poder asociarnos
+después de esta vida en una unión pura y sempiterna. Dios sólo lo sabe y
+Él es misericordioso. Ha mostrado su compasión, más que nunca, en medio
+de mis aflicciones, con darme esta candente tortura que llevaba en el
+pecho; con enviarme á ese terrible y sombrío anciano, que mantenía
+siempre esa tortura cada vez más viva; con traerme aquí, para acabar mi
+vida con esta muerte de triunfante ignominia ante los ojos del pueblo.
+Si alguno de estos tormentos me hubiera faltado, yo estaría perdido para
+siempre! ¡Loado sea su nombre! ¡Hágase su voluntad! ¡Adiós!
+
+Con la última palabra, el ministro exhaló también su último aliento. La
+multitud, silenciosa hasta entonces, prorrumpió en un murmullo extraño y
+profundo de temor y de sorpresa que no pudieron hallar otra expresión,
+sino en ese murmullo que resonó tan gravemente después que aquella alma
+hubo partido.
+
+
+
+
+XXIV
+
+CONCLUSIÓN
+
+
+Al cabo de muchos días, cuando el pueblo pudo coordinar sus ideas acerca
+de la escena que acabamos de referir, hubo más de una versión de lo que
+había ocurrido en el tablado de la picota.
+
+La mayor parte de los espectadores aseguró haber visto impresa en la
+carne del pecho del infeliz ministro una LETRA ESCARLATA, que era la
+exacta reproducción de la que tenía Ester en el vestido. Respecto á su
+origen se dieron varias explicaciones, todas las cuales fueron
+simplemente conjeturas. Algunos afirmaban que el Reverendo Sr.
+Dimmesdale, el mismo día en que Ester Prynne llevó por vez primera su
+divisa ignominiosa, había comenzado una serie de penitencias, que
+después continuó de diversos modos, imponiéndose él mismo una horrible
+tortura corporal. Otros aseguraban que el estigma no se había producido
+sino mucho tiempo después, cuando el viejo Rogerio Chillingworth, que
+era un poderoso nigromántico, la hizo aparecer con sus artes mágicas y
+venenosas drogas. Otros había,--y estos eran los más á propósito para
+apreciar la sensibilidad exquisita del ministro y la maravillosa
+influencia que ejercía su espíritu sobre su cuerpo,--que pensaban que el
+terrible símbolo era el efecto del constante y roedor remordimiento que
+se albergaba en lo más íntimo del corazón, manifestándose al fin el
+inexorable juicio del Cielo por la presencia visible de la letra. El
+lector puede escoger entre estas teorías la que más le agrade.
+
+Es singular, sin embargo, que varios individuos, que fueron espectadores
+de toda la escena, y sostenían no haber apartado un instante las miradas
+del Reverendo Sr. Dimmesdale, negaran absolutamente que se hubiese visto
+señal alguna en su pecho. Y á juzgar por lo que estas mismas personas
+decían, las últimas palabras del moribundo no admitieron, ni aun
+siquiera remotamente, que hubiera habido, de su parte, la más leve
+relación con la culpa que obligó á Ester á llevar por tanto tiempo la
+letra escarlata. Según estos testigos, dignos del mayor respeto y
+consideración, el ministro, que tenía conciencia de que estaba moribundo
+y también de que la reverencia de la multitud le colocaba ya entre el
+número de los santos y de los ángeles, había deseado, exhalando el
+último aliento en los brazos de la mujer caída, expresar ante la faz del
+mundo cuán completamente vano era lo que se llama virtud y perfección
+del hombre. Después de haberse acabado la vida con sus esfuerzos en pró
+del bien espiritual de la humanidad, había convertido su manera de morir
+en una especie de parábola viviente, con objeto de imprimir en la mente
+de sus admiradores la poderosa y triste enseñanza de que, comparados con
+la Infinita Pureza, todos somos igualmente pecadores; para enseñarles
+también que el más inmaculado entre nosotros, sólo ha podido elevarse
+sobre sus semejantes lo necesario para discernir con mayor claridad la
+misericordia que nos contempla desde las alturas, y repudiar más
+absolutamente el fantasma del mérito humano que dirige sus miradas hacia
+arriba. Sin querer disputar la verdad de este aserto, se nos debe
+permitir que consideremos esta versión de la historia del Sr.
+Dimmesdale, tan sólo como un ejemplo de la tenaz fidelidad con que los
+amigos de un hombre, y especialmente de un eclesiástico, defienden su
+reputación, aun cuando pruebas tan claras como la luz del sol al
+mediodía iluminando la letra escarlata, lo proclamen una criatura
+terrenal, falsa y manchada con el pecado.
+
+La autoridad que hemos seguido principalmente,--esto es, un manuscrito
+de fecha muy antigua, redactado en vista del testimonio verbal de varias
+personas, algunas de las cuales habían conocido á Ester Prynne, mientras
+otras habían oído su historia de los labios de testigos
+presenciales,--confirma plenamente la opinión adoptada en las páginas
+que preceden. Entre muchas conclusiones morales que se pueden deducir de
+la experiencia dolorosa del pobre ministro, y que se agolpan á nuestra
+mente, escogemos esta:--"¡Sé sincero! ¡Sé sincero! ¡Sé sincero! Muestra
+al mundo, sin ambajes, si no lo peor de tu naturaleza, por lo menos
+algún rasgo del que se pueda inferir lo peor."
+
+Nada hubo que llamara tanto la atención como el cambio que se operó casi
+inmediatamente después de la muerte del Sr. Dimmesdale, en el aspecto y
+modo de ser del anciano conocido bajo el nombre de Rogerio
+Chillingworth. Todo su vigor y su energía, toda su fuerza vital é
+intelectual, parecieron abandonarle de una vez, hasta el extremo de que
+realmente se consumió, se arrugó, y hasta desapareció de la vista de
+los mortales, como una hierba arrancada de raíz que se seca á los rayos
+ardientes del sol. Este hombre infeliz había hecho de la prosecución y
+ejercicio sistemático de la venganza el objeto primordial de su
+existencia; y una vez obtenido el triunfo más completo, el principio
+maléfico que le animaba no tuvo ya en que emplearse, y no habiendo
+tampoco en la tierra ninguna obra diabólica que realizar, no le quedaba
+á aquel mortal inhumano otra cosa que hacer, sino ir á donde su Amo le
+proporcionase tarea suficiente, y le recompensase con el salario debido.
+Pero queremos ser clementes con todos esos seres impalpables que por
+tanto tiempo han sido nuestros conocidos, lo mismo con Rogerio
+Chillingworth que con sus compañeros. Es asunto digno de investigarse
+saber hasta qué punto el odio y el amor vienen á ser en realidad la
+misma cosa. Cada uno de estos sentimientos, en su más completo
+desarrollo, presupone un profundo é íntimo conocimiento del corazón
+humano; también cada uno de estos sentimientos presupone que un
+individuo depende de otro para la satisfacción de sus afectos y de su
+vida espiritual; cada una de esas sensaciones deja en el desamparo y la
+desolación al amante apasionado ó al aborrecedor no menos apasionado,
+desde el momento en que desaparece el objeto del odio ó del amor. Por lo
+tanto, considerados filosóficamente los dos sentimientos de que
+hablamos, vienen á ser en su esencia uno mismo, excepto que el amor se
+contempla á la luz de un esplendor celestial, y el odio al reflejo de
+sombría y lúgubre llamarada. En el mundo espiritual, el anciano médico y
+el joven ministro,--habiendo sido ambos víctimas mutuas,--quizás, hayan
+encontrado toda la suma de su odio y antipatía terrenal transformada en
+amor.
+
+Pero dejando á un lado esta discusión, comunicaremos al lector algunas
+noticias de otra naturaleza. Al fallecimiento del anciano Rogerio
+Chillingworth (que aconteció al cabo de un año), se vió por su
+testamento y última voluntad, del cual fueron albaceas el Gobernador
+Bellingham y el Reverendo Sr. Wilson, que había legado una considerable
+fortuna, tanto en la Nueva Inglaterra como en la madre patria, á
+Perlita, la hija de Ester Prynne.
+
+De consiguiente Perla, la niña duende, el vástago del demonio como
+algunas personas aún persistían en considerarla, se convirtió en la
+heredera más rica de su época en aquella parte del Nuevo Mundo; y
+probablemente esta circunstancia produjo un cambio muy notable en la
+estimación pública, y si la madre y la hija hubieran permanecido en la
+población, la pequeña Perla, al llegar á la edad de poder casarse,
+habría mezclado su sangre impetuosa con la del linaje de los más devotos
+puritanos de la colonia. Pero no mucho tiempo después del fallecimiento
+del médico, la portadora de la letra escarlata desapareció de la ciudad
+y con ella Perla.
+
+Durante muchos años, aunque de tarde en tarde solían llegar algunos
+vagos rumores al través de los mares, no se recibieron sin embargo
+noticias auténticas de la madre y de la hija. La historia de la letra
+escarlata se convirtió en leyenda; la fascinación que ejercía se mantuvo
+poderosa por mucho tiempo, y tanto el tablado fatídico como la cabaña
+junto á la orilla del mar donde vivió Ester, continuaron siendo objeto
+de cierto respetuoso temor. Varios niños que jugaban una tarde cerca de
+la referida cabaña, vieron á una mujer alta, con traje de color obscuro,
+acercarse á la puerta; ésta no se había abierto ni una sola vez en
+muchos años; pero sea que la mujer la abriera, ó que la puerta cediese á
+la presión de su mano, por hallarse la madera y el hierro en estado de
+descomposición, ó sea que se deslizara como un fantasma al través de
+cualquier obstáculo,--lo cierto es que aquella mujer entró en la
+desierta y abandonada cabaña.
+
+Se detuvo en el umbral, y dirigió una mirada en torno suyo,--porque tal
+vez la idea de entrar sola, y después de tantos cambios, en aquella
+morada en que también había padecido tanto, fué algo más triste y
+horrible de lo que ella podía soportar. Pero su vacilación, aunque no
+duró sino un instante, fué lo suficiente para dejar ver una letra
+escarlata en su pecho.
+
+Ester Prynne había, pues, regresado y tomado de nuevo la divisa de su
+ignominia, ya largo tiempo dada al olvido. ¿Pero dónde estaba Perlita?
+Si aún vivía, se hallaba indudablemente en todo el brillo y florescencia
+de su primera juventud. Nadie sabía, ni se supo jamás á ciencia cierta,
+si la niña duende había descendido á una tumba prematura, ó si su
+naturaleza tumultuosa y exuberante se había calmado y suavizado,
+haciéndola capaz de experimentar la apacible felicidad propia de una
+mujer. Pero durante el resto de la vida de Ester, hubo indicios de que
+la reclusa de la letra escarlata era objeto del amor é interés de algún
+habitante de otras tierras. Se recibían cartas estampadas con un escudo
+de armas desconocidas en la heráldica inglesa. En la cabaña consabida
+había objetos y artículos de diversa clase, hasta de lujo, que nunca se
+ocurrió á Ester usar, pero que solamente una persona rica podría haber
+comprado, ó en los que podría haber pensado sólo el afecto hacia ella.
+Se veían allí bagatelas, adornos, dijes, bellos presentes que indicaban
+un recuerdo constante y que debieron de ser hechos por delicados dedos,
+á impulsos de un tierno corazón. Una vez se vió á Ester bordando un
+trajecito de niño de tierna edad, con tal profusión de oro, que casi
+habría dado origen á un motín, si en las calles de Boston se hubiera
+presentado un tierno infante con un vestido de tal jaez.
+
+En fin, las comadres de aquel tiempo creían, y el administrador de
+aduana Sr. Pue, que investigó el asunto un siglo más tarde, creía
+igualmente,--y uno de sus recientes sucesores en el mismo empleo cree
+también á puño cerrado, que Perla no solo vivía, sino que estaba casada,
+era feliz, y se acordaba de su madre, y que con el mayor contento habría
+tenido junto á sí y festejado en su hogar á aquella triste y solitaria
+mujer.
+
+Pero había para Ester Prynne una vida más real en la Nueva Inglaterra,
+que no en la región desconocida donde se había establecido Perla. Su
+culpa la cometió en la Nueva Inglaterra: aquí fué donde padeció; y aquí
+donde tenía aún que hacer penitencia. Por lo tanto había regresado, y
+volvió á llevar en el pecho, por efecto de su propia voluntad, pues ni
+el más severo magistrado de aquel rígido período se lo hubiera impuesto,
+el símbolo cuya sombría historia hemos referido, sin que después dejara
+jamás de lucir en su seno. Pero con el transcurso de los años de
+trabajos, de meditación y de obras de caridad que constituyeron la vida
+de Ester, la letra escarlata cesó de ser un estigma que atraía la
+malevolencia y el sarcasmo del mundo, y se convirtió en un emblema de
+algo que producía tristeza, que se miraba con cierto asombro temeroso y
+sin embargo con reverencia. Y como Ester Prynne no tenía sentimientos
+egoístas, ni de ningún modo vivía pensando solo en su propio bienestar y
+satisfacción personal, las gentes iban á confiarle todos sus dolores y
+tribulaciones y le pedían consejo, como á persona que había pasado por
+pruebas severísimas. Especialmente las mujeres, con la historia eterna
+de almas heridas por afectos mal retribuidos, ó mal puestos, ó no bien
+apreciados, ó en consecuencia de pasión errada ó culpable,--ó abrumadas
+bajo el grave peso de un corazón inflexible, que de nadie fué solicitado
+ni estimado,--estas mujeres eran las que especialmente iban á la cabaña
+de Ester á consultarla, y preguntarle por qué se sentían tan
+desgraciadas y cuál era el remedio para sus penas. Ester las consolaba y
+aconsejaba lo mejor que podía, dándoles también la seguridad de su
+creencia firmísima de que algún día, cuando el mundo se encuentre en
+estado de recibirla, se revelará una nueva doctrina que establezca las
+relaciones entre el hombre y la mujer sobre una base más sólida y más
+segura de mutua felicidad. En la primera época de su vida Ester se había
+imaginado, aunque en vano, que ella misma podría ser la profetisa
+escogida por el destino para semejante obra; pero desde hace tiempo
+había reconocido la imposibilidad de que la misión de dar á conocer una
+verdad tan divina y misteriosa, se confiara á una mujer manchada con la
+culpa, humillada con la vergüenza de esa culpa, ó abrumada con un dolor
+de toda la vida. El ángel, y al mismo tiempo el apóstol de la futura
+revelación, tiene que ser indudablemente una mujer, pero excelsa, pura y
+bella; y además sabia y cuerda, no como resultado del sombrío pesar,
+sino del suave calor de la alegría, demostrando cuán felices nos puede
+hacer el santo amor, mediante el ejemplo de una vida dedicada á ese fin
+con éxito completo.
+
+Así decía Ester Prynne dirigiendo sus tristes miradas á la letra
+escarlata. Y después de muchos, muchos años, se abrió una nueva tumba,
+cerca de otra ya vieja y hundida, en el cementerio de la ciudad,
+dejándose un espacio entre ellas, como si el polvo de los dos dormidos
+no tuviera el derecho de mezclarse; pero una misma lápida sepulcral
+servía para las dos tumbas. Al rededor se veían por todas partes
+monumentos en que había esculpidos escudos de armas; y en esta sencilla
+losa,--como el curioso investigador podrá aún discernirlo, aunque se
+quede confuso acerca de su significado, se veía algo á semejanza de un
+escudo de armas. Llevaba una divisa cuyos términos heráldicos podrían
+servir de epígrafe y ser como el resumen de la leyenda á que damos fin:
+sombría, y aclarada solo por un punto luminoso, á veces más tétrico que
+la misma sombra:--
+
+ "EN CAMPO, SABLE, LA LETRA A, GULES."[18]
+
+ FIN.
+
+ * * * * *
+
+
+"=La Isla del Tesoro.=--Es una sabrosa narración con un niño por héroe,
+con peripecias dramáticas y conmovedoras. Conserva en toda ella una
+pureza y una sencillez muy dignas, que la darán franca entrada en el
+hogar doméstico más severo."--_La Ilustración Española y Americana_,
+Madrid.
+
+ * * * * *
+
+"=Pan, Queso y Besos.=--Es un relato fiel de esas escenas tan
+magistralmente descritas, que al contemplarlas experimenta el lector
+grandísimas impresiones."--_Boletín de la Sociedad Protectora de los
+Niños_, Madrid.
+
+ * * * * *
+
+"=Azabache.=--¡Qué alta enseñanza se desprende de la lectura de tan
+precioso libro! ¡Cómo se pone de relieve en sus páginas el atraso de los
+hombres y pueblos que maltratan, estropean, torturan y aniquilan á los
+animales, esos buenos amigos y compañeros del hombre en su evolución
+histórica y social á través de los tiempos! No es para sorprender, en
+vista del mérito excepcional de esta obra, las numerosas ediciones que
+de ella se han hecho y la circunstancia de haber sido declarada como
+texto suplementario de lectura en las escuelas de Massachusetts. Desde
+el punto de vista de la educación moral, _Azabache_ es un valiosísimo
+contingente, que no debía faltar en ninguna familia, si esta desea
+fomentar en los jóvenes los sentimientos de la bondad, de la justicia y
+aun de la filantropía."--_La Escuela Primaria_, Mérida de Yucatán,
+_Junio 15, 1893._
+
+ * * * * *
+
+"=La Casa del Pantano=, escrita por FLORENCE WARDEN, pertenece al género
+de literatura moderno. Allí, pues, nada hay que no sea verosímil y el
+argumento está descrito con tanta habilidad, que nuestra imaginación no
+tiene que divagar para encontrar los personajes que figuran en la obra,
+aunque en distintos países y con diferentes nombres."--_El Callao_,
+Callao.
+
+
+LAS AVENTURAS DEL
+VICARIO DE
+WAKEFIELD
+
+POR
+OLIVERIO GOLDSMITH.
+
+Versión castellana hecha con sumo esmero y la única completa en nuestra
+lengua, de esta famosísima obra, considerada universalmente como
+CLÁSICA.
+
+Un tomo de unas 300 páginas, bien impreso, con preciosos grabados y
+encuadernado artísticamente.
+
+Edición económica 50 centavos. De medio lujo 75 centavos.
+
+EL VICARIO DE WAKEFIELD.--"La novela más interesante en lengua
+inglesa."--LORD BYRON.
+
+EL VICARIO DE WAKEFIELD.--"Excelente, interesante, lo mejor de cuanto se
+ha escrito como novela doméstica."--GOETHE.
+
+EL VICARIO DE WAKEFIELD.--"Lo más delicado de cuanto la inteligencia
+humana ha producido en su género."--WALTER SCOTT.
+
+EL VICARIO DE WAKEFIELD.--"Ningún otro escritor ha logrado con tan buen
+suceso llegar á los fines del moralista. Pensamientos, humoradas y
+agudezas abundan en cada página."--WASHINGTON IRVING.
+
+La única versión española del VICARIO DE WAKEFIELD., completa y correcta
+es la publicada por
+
+D. APPLETON Y COMPAÑÍA, EDITORES,
+NUEVA YORK.
+
+
+NOTAS:
+
+[1] Boston es la capital del Estado de Massachusetts, y Salem, donde se
+escribió el libro, es un puerto de mar en el mismo Estado, distante unas
+14 millas del primero. Á esa distancia hace referencia el autor.--N. del
+T.
+
+[2] El autor se refiere al bosquejo así titulado que sirve de
+introducción á uno de sus primeros libros: _Musgos de una Antigua
+Mansión_, donde entra en ciertos pormenores autobiográficos.--N. del T.
+
+[3] De las letras U. S., iniciales y abreviación del nombre inglés
+United States, ó sea los Estados Unidos, se ha formado _Uncle Sam_, el
+Tío Samuel, apodo ó mote que se dá vulgarmente á dicha nación.--N. del
+T.
+
+[4] La última guerra entre Inglaterra y los Estados Unidos fué en
+1812-'14.
+
+[5] Hawthorne se refiere á los _Musgos de una Antigua Mansión_, que ya
+antes se ha mencionado.--N. del T.
+
+[6] Hawthorne alude al famoso proceso, ó mejor dicho, persecución de las
+brujas ó individuos acusados de sostener tratos con el diablo, que costó
+la vida á unas veinte personas en el verano de 1692. Este acontecimiento
+es célebre en los anales de la Nueva Inglaterra.--N. del T.
+
+[7] Hawthorne alude á la famosa "Asociación literaria del _Brook Farm_
+(Finca del Riachuelo) para la Educación y la Agricultura," fundada por
+el crítico y literato americano Jorge Ripley y Sofía Ripley en 1841, a
+unas diez millas de Boston. El objeto de esa asociación unitaria,
+comunística y humanitaria era crear las condiciones necesarias para
+producir el adelanto intelectual y una civilización ideal, reduciendo á
+su mínimum el trabajo material, simplificando la maquinaria social, y
+consiguiendo de este modo el máximum de tiempo para el desenvolvimiento
+y educación moral y espiritual. Tomaron parte en el proyecto muchas
+personas de ambos sexos que después brillaron en la literatura, el
+periodismo, etc. Hawthorne permaneció en la asociación muy poco tiempo.
+La empresa, como es de suponerse, fracasó al cabo de cuatro ó cinco
+años.--N. del T.
+
+[8] Los nombres que cita el autor son de los más distinguidos de la
+literatura de los Estados Unidos. R. Waldo Emerson, poeta, filósofo
+eminente y educacionista, talento original, autor de gran valer, nacido
+en 1803, falleció en 1882. Guillermo Ellery Channing, teólogo,
+filántropo, y autor de nota, nació en 1780 y murió en 1842. Enrique D.
+Thoreau, filósofo, naturalista, y autor, también muy original, nació en
+1817 y murió en 1862. Jorge S. Hillard (1803-1879) fué un abogado muy
+distinguido, un orador notable, y autor no común; por último Enrique W.
+Longfellow es uno de los pocos poetas americanos que goza de reputación
+universal y cuyas obras están traducidas á casi todos los idiomas
+europeos. Nació en 1807 y murió en 1882.--N. del T.
+
+[9] Amos Bronson Alcott (1799-1888) fué un filósofo transcendentalista y
+neoplatónico, y un idealista consumado.--N. del T.
+
+[10] Chaucer y Burns, dos célebres poetas ingleses que florecieron, el
+primero en el siglo XIV, y el segundo á fines del siglo pasado.--N. del
+T.
+
+[11] Cuando se escribió _La Letra Escarlata_, hacía poco tiempo que se
+habían descubierto las ricas minas de oro de California, que atraían
+aventureros de todas partes del mundo halagados con la esperanza de
+enriquecerse en poco tiempo.--N. del T.
+
+[12] En la época en que se escribió _La Letra Escarlata_ había en los
+Estados Unidos dos grandes partidos políticos, los _whigs_ (hoy
+republicanos) y los demócratas, al que pertenecía Hawthorne. El período
+presidencial dura cuatro años, al cabo de los cuales se celebran
+elecciones para nombrar un sucesor á la Presidencia. Un nuevo Presidente
+trae numerosos cambios en el personal de los empleados federales y
+muchas cesantías, especialmente cuando uno de los dos partidos políticos
+entra á tomar el puesto del otro. En este caso las decapitaciones, como
+dice Hawthorne, no tienen fin.--N. del T.
+
+[13] Ana Hutchinson fué una mujer notable por sus virtudes y sus ideas
+en materia de religión. Nacida en Inglaterra hacia 1590, vino á Boston
+con su familia en 1634, y comenzó á dar conferencias religiosas. Por
+desgracia para ella, sus doctrinas no eran las que profesaban los
+puritanos de la Nueva Inglaterra, quienes alarmados al ver los
+prosélitos que hacía, la acusaron de hereje y sediciosa, y la
+desterraron de la Provincia de Massachusetts, con muchos de sus
+partidarios, después de haberla tenido en prisión algún tiempo. En 1643
+fué asesinada por los indios, juntamente con varios miembros de su
+familia.--N. del T.
+
+[14] Casi es inútil observar que en las sectas protestantes se da el
+nombre de Ministros ó Pastores á los ministros del altar y que les está
+permitido casarse.--N. del T.
+
+[15] Filósofo inglés y hombre de ciencia que floreció en la primera
+mitad del siglo 17.--N. del T.
+
+[16] Sabido es que á los ministros ó pastores de las sectas protestantes
+les está permitido casarse.--N. del T.
+
+[17] Véase acerca de Ana Hutchinson la nota en la página 59 [nota 13].
+
+[18] Esta frase heráldica, vertida en lenguaje común, quiere decir que
+en un campo ó fondo obscuro, resalta la letra A de color escarlata.--N.
+del T.
+
+
+
+
+
+
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+works. See paragraph 1.E below.
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+Gutenberg-tm electronic works. Nearly all the individual works in the
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+that arise directly or indirectly from any of the following which you do
+or cause to occur: (a) distribution of this or any Project Gutenberg-tm
+work, (b) alteration, modification, or additions or deletions to any
+Project Gutenberg-tm work, and (c) any Defect you cause.
+
+
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+
+Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
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+including obsolete, old, middle-aged and new computers. It exists
+because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from
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+
+Volunteers and financial support to provide volunteers with the
+assistance they need, are critical to reaching Project Gutenberg-tm's
+goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
+remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
+Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
+and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations.
+To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
+and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4
+and the Foundation web page at http://www.pglaf.org.
+
+
+Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive
+Foundation
+
+The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit
+501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
+state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
+Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
+number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at
+http://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent
+permitted by U.S. federal laws and your state's laws.
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+809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email
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+Literary Archive Foundation
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+ The Project Gutenberg eBook of La letra escarlata, por Nataniel Hawthorne.
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+The Project Gutenberg EBook of La letra escarlata, by Nathaniel Hawthorne
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+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
+almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or
+re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included
+with this eBook or online at www.gutenberg.org
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+Title: La letra escarlata
+ novela escrita en inglés
+
+Author: Nathaniel Hawthorne
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+Translator: Sellén Francisco
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+Release Date: August 6, 2011 [EBook #36990]
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+*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK LA LETRA ESCARLATA ***
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+Produced by David Starner, Chuck Greif and the Online
+Distributed Proofreading Team at http://www.pgdp.net (This
+book was produced from scanned images of public domain
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+<a href="images/front.jpg">
+<img src="images/cover.jpg"
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+LETRA
+ESCARLATA
+POR NATANIEL HAWTHORNE
+NUEVA YORK
+D. APPLETON Y CÍA.
+Editores" title="" /></a>
+</p>
+
+<p><span class="lettree">&#8220;</span><b><span class="lettre">C</span>onfusión.</b>&mdash;Tal es el título de una preciosa obrita que acabamos de
+recibir, y que es una joya de la literatura Inglesa. Su autor, el famoso
+literato Conway, en esta nueva producción de su fecundo ingenio, ha sido
+tan feliz como en sus obras anteriores: una trama siempre viva é
+interesante que mantiene viva la atención del lector que ávido devora
+los capítulos tan correctos como elegantemente escritos.&#8221;&mdash;<i>El Mentor de
+los Niños</i>, Guadalajara.</p>
+
+<p class="ast">*<br />* &nbsp; *</p>
+
+<p><span class="lettree">&#8220;</span><b><span class="lettre">M</span>isterio * * * *.</b>&mdash;Hemos leído esta novela sin poderla dejar de la mano
+un solo instante, tal es el interés verdaderamente extraordinario de su
+argumento, así como la novedad del mismo y la admirable armonía de todos
+sus capítulos.&#8221;&mdash;<i>La Lucha</i>, Habana.</p>
+
+<p class="ast">*<br />* &nbsp; *</p>
+
+<p><span class="lettree">&#8220;</span><b><span class="lettre">L</span>as Minas del Rey Salomón.</b>&mdash;Esta obra está escrita sin pretensiones de
+ningún género, con esa sobriedad que tanto nos encanta en los novelistas
+Ingleses, con un lenguaje claro y correcto y un estilo gráfico y
+elegante, es un acabado cuadro de las costumbres de los habitantes del
+África austral, hecha con discreción, exactitud é imparcialidad.&#8221;&mdash;<i>El
+Buscapié.</i>, Puerto Rico.</p>
+
+<p class="ast">*<br />* &nbsp; *</p>
+
+<p><span class="lettree">&#8220;</span><b><span class="lettre">D</span>ora.</b>&mdash;Profunda moralidad, correcto y elegante estilo literario, unidos
+á una viva é interesante trama, que mantiene siempre ávido al lector por
+continuar devorando sus capítulos, son las cualidades de esta joya de la
+literatura Inglesa.&#8221;&mdash;<i>El Mentor de los Niños</i>, Guadalajara, Méjico.</p>
+
+<div class="sans">
+<h1>LA LETRA ESCARLATA<br /><br />
+<small><small><i>NOVELA ESCRITA EN INGLÉS</i></small></small></h1>
+
+<p>
+<br />
+</p>
+
+<p class="cb"><small>POR</small><br /><br />
+NATANIEL HAWTHORNE</p>
+
+<p>
+<br />
+</p>
+
+<p class="cb"><small>VERSIÓN CASTELLANA DE</small><br />
+FRANCISCO SELLÉN<br />
+<br />
+<small>TERCERA EDICIÓN</small></p>
+
+<p class="figcenter">
+<img src="images/colophon.png" width="100" height="113" alt="colophon" title="" />
+</p>
+
+<p class="cb">
+NUEVA YORK<br />
+D. APPLETON Y COMPAÑÍA, EDITORES<br />
+1903</p>
+
+</div>
+
+<p>
+<br />
+</p>
+
+<p class="c">C<small>OPYRIGHT</small>, 1894,<br />
+B<small>Y</small> D. APPLETON AND COMPANY.<br />
+<br />
+<i>La propiedad de esta obra está protegida por la ley en varios países,<br />
+donde se perseguirá á los que la reproduzcan fraudulentamente.</i><br />
+<br />
+<i>Traducción española, registrada según el Tratado Internacional de<br />
+Propiedad Literaria.</i></p>
+
+<p>
+<br />
+<br />
+</p>
+
+<table border="0" cellpadding="5" cellspacing="0" summary="contents"
+style="text-align:center;">
+<tr><td><a href="#INTRODUCCION"><b>INTRODUCCIÓN</b></a></td></tr>
+<tr><td><a href="#PREFACIO_DEL_AUTOR_A_LA_SEGUNDA_EDICION_AMERICANA"><b>PREFACIO DEL AUTOR Á LA SEGUNDA EDICIÓN AMERICANA</b></a></td></tr>
+<tr><td><a href="#LA_ADUANA"><b>LA ADUANA</b></a></td></tr>
+<tr><td><a href="#LA_LETRA_ESCARLATA"><b>LA LETRA ESCARLATA:</b></a> <a href="#I"><b>I, </b></a>
+<a href="#II"><b>II, </b></a>
+<a href="#III"><b>III, </b></a>
+<a href="#IV"><b>IV, </b></a>
+<a href="#V"><b>V, </b></a>
+<a href="#VI"><b>VI, </b></a>
+<a href="#VII"><b>VII, </b></a>
+<a href="#VIII"><b>VIII, </b></a>
+<a href="#IX"><b>IX, </b></a>
+<a href="#X"><b>X, </b></a>
+<a href="#XI"><b>XI, </b></a>
+<a href="#XII"><b>XII, </b></a>
+<a href="#XIII"><b>XIII, </b></a>
+<a href="#XIV"><b>XIV, </b></a>
+<a href="#XV"><b>XV, </b></a>
+<a href="#XVI"><b>XVI, </b></a>
+<a href="#XVII"><b>XVII, </b></a>
+<a href="#XVIII"><b>XVIII, </b></a>
+<a href="#XIX"><b>XIX, </b></a>
+<a href="#XX"><b>XX, </b></a>
+<a href="#XXI"><b>XXI, </b></a>
+<a href="#XXII"><b>XXII, </b></a>
+<a href="#XXIII"><b>XXIII, </b></a>
+<a href="#XXIV"><b>XXIV.</b></a>
+</td></tr>
+</table>
+
+<h3><a name="INTRODUCCION" id="INTRODUCCION"></a>INTRODUCCIÓN</h3>
+
+<p class="cb">&mdash;&mdash;</p>
+
+<p>A<small>L</small> presentar en lengua castellana la obra maestra del novelista
+americano Nataniel Hawthorne, que sin duda es también una de las más
+notables producciones de la literatura amena de los Estados Unidos,
+hemos creído conveniente hacerla preceder de la traducción de los
+párrafos que, á manera de prefacio, aparecen en una de las últimas
+ediciones de esta novela en su idioma nativo. Como verá el que lo
+leyere, se dan en dicho trabajo algunos detalles, que no carecen de
+interés, acerca de la obra y de su autor:&mdash;</p>
+
+<p>"L<small>A</small> L<small>ETRA</small> E<small>SCARLATA</small> fué la primera producción de gran aliento que
+escribió Hawthorne después de haberse dado á conocer con sus "Cuentos
+dos veces referidos;" y también el primero de sus libros que alcanzó
+popularidad. En el intermedio había publicado "El Sillón del Abuelo,"
+para niños, y "Musgos de una antigua morada;" pero solo después de
+fijada su residencia en Salem, donde desempeñaba el empleo de
+Administrador de la Aduana de aquel puerto, fué cuando comenzó á
+experimentar la sensación, según manifestó él mismo á un amigo suyo, de
+"que una novela le bullía en el cerebro." Esta novela es la que hoy
+goza de fama universal y se ofrece á los lectores en el presente
+volumen. La comenzó á principios del invierno de 1849 á 1850, y la
+terminó en 3 de Febrero del año últimamente nombrado. Al día siguiente
+de concluída, escribió á su amigo Horacio Bridge diciéndole:&mdash;</p>
+
+<p>"Ayer fué cuando vine á dar remate á mi libro, una parte del cual, el
+principio, se hallaba ya en prensa en Boston, mientras la otra, el
+final, aun yacía en las profundidades de mi cerebro, en esta ciudad de
+Salem; de modo que, como Vd. vé, la historia tiene por lo menos catorce
+millas de largo.<a name="FNanchor_1_1" id="FNanchor_1_1"></a><a href="#Footnote_1_1" class="fnanchor">[1]</a>... Algunas partes están escritas con vigor; pero mis
+producciones nunca se han dirigido ni se dirigirán jamás á los
+sentimientos generales de la humanidad, y por lo tanto no serán nunca
+muy populares; y si bien hay personas que gustan mucho de mis escritos,
+hay otras á quienes les son completamente indiferentes y no encuentran
+en ellos nada digno de notarse. Precede á este libro una introducción
+(La Aduana) en la que bosquejo mi vida de empleado: hay de vez en cuando
+en ella ciertas pinceladas, que acaso la hagan más interesante que la
+historia misma, la cual es en extremo sombría."</p>
+
+<p>Lo grave y lóbrego de la situación en que había colocado á Ester y á
+Dimmesdale le abrumaban de tal modo, que decía de sí mismo que, durante
+el invierno citado, su espíritu había sido "un tegido de dolores."
+Hawthorne, á semejanza de Balzac, se aislaba mientras estaba
+escribiendo una novela; y puede decirse, sin exageración, que entonces
+apenas veía á nadie. En ciertas épocas de su vida llegó á notarse que
+adelgazaba de una manera visible; y hasta qué punto le conmovían las
+vicisitudes de los seres creados por su imaginación, puede juzgarse por
+el siguiente pasaje de sus "Notas inglesas," donde con fecha de 14 de
+Septiembre de 1855, dice:&mdash;</p>
+
+<p>"Al hablar de Thackeray, no puedo menos que sorprenderme de la
+indiferencia que mostraba respecto á las situaciones patéticas de sus
+obras, y compararla con la emoción que experimenté yo al leer á mi
+esposa la última escena de <i>La Letra Escarlata</i>, inmediatamente después
+de escrita. No puedo decir que la leí, sino que traté de hacerlo, pues
+mi voz se henchía y se elevaba, como si me viera levantado ó hundido,
+alternativamente, por las olas del mar cuando comienza á calmarse tras
+una tempestad."</p>
+
+<p>Ni sólo en las horas en que, pluma en mano, se empleaba Hawthorne en la
+composición de sus ficciones embargaban éstas sus potencias. Mientras
+estuvo escribiendo <i>La Letra Escarlata</i>, se le veía con frecuencia
+olvidarse de cuanto le rodeaba, sumergido en profundo ensimismamiento.
+Refiérese que un día, hallándose en este estado, tomó del costurero de
+su esposa una pieza que ella estaba cosiendo, y la picó en pedazos muy
+menudos, sin reparar en lo que había hecho. Esta costumbre de
+destrucción inconsciente databa de su juventud. El que esto escribe
+posee un sillón mecedor que usó Hawthorne, y del que casi hizo
+desaparecer los brazos con un cortaplumas mientras estaba en el colegio
+ó estudiando sus lecciones, ó divagando con la imaginación por los
+espacios.</p>
+
+<p>En Febrero de 1850 fué terminada <i>La Letra Escarlata</i>, pero no se
+publicó hasta el mes de Abril; y aunque el editor, que era el Sr.
+Fields, formó el más elevado concepto de su mérito como obra de arte,
+parece, sin embargo, que no tenía mucha confianza en su valor comercial
+inmediato, si hemos de juzgar por los hechos siguientes. La primera
+edición fué de cinco mil ejemplares, lo que ya era un bonito número;
+pero el tipo con que se había parado el libro se distribuyó
+inmediatamente, lo que prueba que no se abrigaban muchas esperanzas de
+obtener una venta rápida. Pero la edición desapareció en diez días, y
+hubo necesidad de parar de nuevo todo el libro y estereotiparlo para
+poder dar abasto á la demanda.</p>
+
+<p>Una prueba de la manera con que llevaba á cabo Hawthorne sus tareas
+literarias, y de la madurez con que meditaba sus novelas desde que
+concebía la primera idea, nos la ofrece su historia de "Endicott y la
+Cruz Roja," escrita y publicada antes de 1845. Háblase en esa producción
+de&mdash;"una joven dotada de belleza nada común, cuyo destino fué llevar la
+letra A en el cuerpo del vestido, á la vista de todo el mundo, y aun de
+sus mismos hijos, quienes sabían lo que esa letra significaba. Como si
+se recreara en su propia infamia aquella criatura perdida y llena de
+desesperación, había bordado la divisa fatídica en paño de color
+escarlata, con hilos dorados, y con todo el arte de que es capaz la
+aguja; de tal modo, que aquella A mayúscula podría haberse tomado por la
+inicial de la voz Admirable ó de otra por el estilo, excepto la de
+Adúltera, que realmente significaba." Cuando se publicó dicha
+historieta, la Srta. E. P. Peabody le escribió á un amigo: "Ya oiremos
+algo más acerca de esta letra, pues es evidente que ha hecho profunda
+impresión en el ánimo de Hawthorne." Muchos años después de publicadas
+las líneas arriba citadas, que aparecen en sus "Cuentos dos veces
+referidos," el castigo especial aludido en ellas vino á transformarse,
+merced á una completa elaboración mental, en el argumento de <i>La Letra
+Escarlata</i>.</p>
+
+<p>Es un hecho auténtico que el código puritano imponía semejante castigo;
+y se supone que Hawthorne lo vió mencionado en alguno de los archivos de
+Boston, y aún puede verse en las leyes de la Colonia de Plymouth del año
+1658. No hace mucho que el erudito investigador de los anales de la
+Nueva Inglaterra, el Reverendo Dr. Jorge Ellis, vecino de Boston,
+manifestó incidentalmente, en una conferencia pública, que no había ni
+el más ligero asomo de verdad en lo referente al carácter y personalidad
+del ministro que tan importante papel desempeña en <i>La Letra Escarlata</i>.
+Sostiene el Dr. Ellis, que puesto que se hace predicar á Dimmesdale el
+sermón de la elección el año en que falleció el Gobernador Winthrop, es
+claro que Dimmesdale personifica también al Reverendo Tomás Cobbett,
+vecino de Lynn, que fué realmente quien predicó dicho sermón en el
+referido año; y agregó que deseaba defender su memoria de cualquier
+sospecha que pudiesen abrigar los que, como él, hubieran creído que
+Dimmesdale era simplemente una máscara bajo la cual se ocultaba Cobbett,
+el verdadero predicador de aquella época. En aquel tiempo, dijo, no
+había en Boston sino una iglesia, y sus pastores ó ministros eran Juan
+Wilson y Juan Cotton. En la novela se menciona á Wilson con su propio
+nombre; de modo que no puede confundirse su identidad con la de
+Dimmesdale; ni hay tampoco motivos para suponer que Hawthorne tuviese la
+más ligera intención de que Juan Cotton ó Tomás Cobbett, de Lynn,
+cargasen con el delito de su ministro imaginario. La mera circunstancia
+de ser ficticio el nombre de Arturo Dimmesdale, mientras el Reverendo
+Wilson y el Gobernador Bellingham figuran con sus nombres y títulos
+verdaderos, debería constituir suficiente prueba para no imputar los
+hechos de Dimmesdale al Reverendo Cobbett, predicador genuino del sermón
+de la elección en 1649. Téngase presente que esta disquisición erudita
+sirve tan sólo para realzar la verosimilitud de la novela, por ser
+incuestionables su verdad poética general y la posibilidad de que la
+acción pasara en la Nueva Inglaterra de los primeros tiempos.</p>
+
+<p>Creo que hasta ahora no se ha mencionado la circunstancia de que cuando
+tenía Hawthorne casi concluída la novela, leyó lo escrito á su esposa, y
+preguntándole ésta cuál sería el desenlace, obtuvo por toda respuesta:
+"Realmente no sé." Á su cuñada, la Srta. Peabody, le dijo una vez: "La
+dificultad no estriba en <i>cómo</i> decir las cosas, sino en lo que se ha de
+decir,"&mdash;significando con esto, que cuando empezaba á escribir algo,
+tenía ya el asunto tan bien estudiado y desenvuelto en su cerebro, que
+sólo se trataba entonces de lo que debía elegirse; y fácil es de
+comprender que, al llegar á la solución final de un problema
+dificultoso, viéndose arrastrado en diversas direcciones por los
+intereses contrarios de los diferentes personajes, vacilase acerca del
+desenlace que tenía que dar á la obra.</p>
+
+<p>Cuando se publicó <i>La Letra Escarlata</i> recibió Hawthorne numerosas
+cartas de personas desconocidas que, ó habían delinquido, ó estaban en
+gran peligro de delinquir, y se hallaban padeciendo las consecuencias de
+su situación especial. Estas personas se dirigían al autor en solicitud
+de consejos, como si se tratara de un amigo experimentado, ó de un
+antiguo y venerable confesor.</p>
+
+<p>El capítulo titulado "La Aduana," que sirve de introducción á la novela,
+destinado por Hawthorne á que formara una especie de contraste con el
+cuadro sombrío de la historia, gracias á la ligereza de las pinceladas y
+al buen humor que en él reinan, realizó perfectamente el fin apetecido;
+pero en la época en que se publicó, su inocente desenfado concitó contra
+el autor las iras de algunos de los ciudadanos de Salem, que creyeron
+verse retratados á lo vivo en los bosquejos de empleados de quienes ya
+nadie se acuerda. Se asegura que hubo quien, á pesar de ser persona
+inteligente, se abstuvo por completo en lo sucesivo de leer nada de lo
+que Hawthorne escribió. ¡Extraña venganza que parece ideada expresamente
+en perjuicio del que la perpetró, sin que el autor padeciera lo más
+mínimo, pues nunca llegó á sus oídos semejante resolución!</p>
+
+<p>Hasta aquí lo traducido. Poco tenemos que agregar á lo que en las
+páginas que preceden se dice acerca del mérito de este notable libro.
+Como se habrá visto en ellas, la primera edición, que constó de 5,000
+ejemplares, se agotó en el breve espacio de diez días. Desde 1850, fecha
+en que se publicó L<small>A</small> L<small>ETRA</small> E<small>SCARLATA</small>, su reputación ha ido
+constantemente en aumento, y las ediciones de todas clases y de todos
+precios, se han sucedido unas á otras, no sólo en los Estados Unidos,
+sino en Inglaterra, gozando de una gran popularidad en todos los países
+en que se habla el inglés. El teatro se ha apoderado de la novela, y la
+ha convertido en drama: tenemos noticias de dos. Uno, que se remonta á
+muchos años atrás, es producción de un dramaturgo americano, no muy
+conocido, Gabriel Harrison; el otro, más reciente, es obra del autor
+dramático inglés J. Hatton, y se ha representado en estos últimos
+tiempos en los teatros de Nueva York. Pero los dramas están muy por
+debajo de la novela. Se habla también de hacer una ópera de esta
+vigorosa obra maestra de la literatura novelesca de los Estados Unidos.</p>
+
+<p>L<small>A</small> L<small>ETRA</small> E<small>SCARLATA</small> se ha traducido á casi todos los idiomas europeos. No
+conocemos versión alguna en castellano, á lo menos no ha llegado á
+nuestras manos. En la presente hemos procurado reproducir, hasta donde
+es posible, las peculiaridades del estilo de Hawthorne, nada sencillo
+por cierto, antes al contrario, elaboradísimo y abundante en toda clase
+de metáforas, imágenes y comparaciones. Si lo hemos conseguido, el
+lector lo dirá.</p>
+
+<p class="r">F. S.</p>
+
+<p><small><i>Julio de 1894.</i></small></p>
+
+<h3><a name="PREFACIO_DEL_AUTOR_A_LA_SEGUNDA_EDICION_AMERICANA" id="PREFACIO_DEL_AUTOR_A_LA_SEGUNDA_EDICION_AMERICANA"></a>PREFACIO DEL AUTOR<br />
+Á LA SEGUNDA EDICIÓN AMERICANA</h3>
+
+<p class="cb">&mdash;&mdash;</p>
+
+<p>C<small>ON</small> gran sorpresa del autor, y habiéndole proporcionado, si cabe, mayor
+divertimiento que sorpresa, ha llegado á sus noticias que el bosquejo
+que sirve de introducción á L<small>A</small> L<small>ETRA</small> E<small>SCARLATA</small>, relativo á la vida
+oficial de los empleados de la Aduana de Salem, ha sido causa de no poca
+algarada y agitación en la respetable comunidad donde vive. Á duras
+penas habrían sido más intensos esos sentimientos, si el autor hubiese
+reducido á cenizas el edificio de la Aduana, apagando sus últimos
+rescoldos con la sangre de cierto venerable personaje, contra quien se
+le supone la más negra inquina. Y como la desaprobación del público,
+dado caso de merecerla, habría sido insoportable para el autor, desea
+éste manifestar que ha releído atentamente las páginas de dicha
+introducción, con ánimo de suprimir ó alterar todo aquello que pudiera
+parecer descomedido ó impropio, subsanando, en cuanto le fuera dable,
+las atrocidades de que se le acusa. Sin embargo, lo único que ha podido
+hallar en el bosquejo es cierto desenfado y buen humor, unidos á la
+exactitud general con que ha expresado la impresión sincera que dejaron
+en<a name="page_000" id="page_000"></a> su ánimo los caracteres allí descritos. Y en lo que hace á inquina,
+malquerencia, ó enemistad alguna, ya política, ya personal, confiesa
+redondamente, que no hay nada de eso. Quizás el tal bosquejo pudo
+haberse suprimido sin pérdida para el público, ni detrimento del libro:
+pero una vez que tomó la resolución de escribirlo, no cree que pudiera
+haberse inspirado en sentimientos de mayor benevolencia, ni, hasta donde
+alcanzan sus fuerzas, haberlo llevado á cabo con mayor verdad.</p>
+
+<p>Por consiguiente, el autor se ve obligado á reimprimir el bosquejo de
+introducción, sin alterar una palabra.</p>
+
+<p class="r">N. H.</p>
+
+<p><small>S<small>ALEM</small>, <i>Marzo 30, 1850</i>.</small></p>
+
+<p><a name="page_001" id="page_001"></a></p>
+
+<h1>LA LETRA ESCARLATA</h1>
+
+<p class="cb">&mdash;&mdash;&mdash;&mdash;</p>
+
+<h3><a name="LA_ADUANA" id="LA_ADUANA"></a>LA ADUANA<br /><br />
+<small>INTRODUCCIÓN Á LA LETRA ESCARLATA</small></h3>
+
+<p>N<small>O</small> deja de ser singular que, á pesar de mi poca afición á hablar de mi
+persona y de mis asuntos, ni aun á mis amigos íntimos cuando estoy en mi
+hogar, al amor de la lumbre, se haya sin embargo apoderado de mí, en dos
+ocasiones distintas, una verdadera comezón autobiográfica al dirigirme
+al público. Fué la primera hará cosa de tres ó cuatro años cuando, sin
+motivo justo que lo excusara, ni razón de ninguna especie que pudieran
+imaginar el benévolo lector ó el autor intruso, obsequié á aquel con una
+descripción de mi género de vida en la profunda quietud de la "Antigua
+Mansión."<a name="FNanchor_2_2" id="FNanchor_2_2"></a><a href="#Footnote_2_2" class="fnanchor">[2]</a> Y ahora, porque entonces, sin méritos que lo justificaran,
+tuve uno ó dos oyentes, echo de nuevo mano al público por el ojal de la
+levita, por decirlo así, y quieras que no quieras, me pongo á charlar de
+mis vicisitudes durante los tres años que pasé en una Aduana. Parece, no
+obstante, que cuando un autor da sus páginas á la publicidad, se dirige,
+no<a name="page_002" id="page_002"></a> á la multitud que arrojará á un lado el libro, ó jamás lo tomará en
+las manos, sino á los muy contados que lo comprenderán mejor que la
+mayoría de sus condiscípulos de colegio ó sus contemporáneos. Y no
+faltan autores que en este punto vayan aún más lejos, y se complazcan en
+ciertos detalles confidenciales que pueden interesar sólo, y
+exclusivamente, á un corazón único y á una inteligencia en perfecta
+simpatía con la suya, como si el libro impreso se lanzara al vasto mundo
+con la certeza de que ha de tropezar con el sér que forma el complemento
+de la naturaleza del escritor, completando el círculo de su existencia
+al ponerlos así en mutua comunicación. Sin embargo, no me parece
+decoroso hablar de sí mismo sin reserva alguna, aun cuando se haga
+impersonalmente. Pero como es sabido que si el orador no se pone en
+completa é íntima relación con su auditorio, los pensamientos carecerán
+de vida y color, y la frase quedará desmayada y fría, es de perdonarse
+que nos imaginemos que un amigo, sin necesidad de que sea muy íntimo,
+aunque sí benévolo y atento, está prestando oídos á nuestra plática; y
+entonces, desapareciendo nuestra reserva natural, merced á esta especie
+de intuición, podremos charlar de las cosas que nos rodean, y aun de
+nosotros mismos, pero siempre dejando que el recóndito <i>Yo</i> no se haga
+demasiado visible. Hasta ese extremo, y dentro de estos límites, se me
+alcanza que un autor puede ser autobiográfico, sin violar ciertas leyes
+y respetando ciertas prerrogativas del lector y aun las consideraciones
+debidas á su persona.</p>
+
+<p>Ya se echará de ver que este bosquejo de la Aduana no carece de
+oportunidad, por lo menos de<a name="page_003" id="page_003"></a> esa oportunidad apreciada siempre en la
+literatura, puesto que explica la manera como llegaron á mis manos
+muchas de las páginas que van á continuación, á la vez que presenta una
+prueba de la autenticidad de la historia que en ellas se refiere. En
+realidad, la única razón que he tenido para ponerme en comunicación
+directa con el público, viene á ser el deseo de presentarme como autor
+de la más larga de mis narraciones; y al paso que realizaba mi objeto
+principal, me pareció que podría permitírseme, por medio de unas cuantas
+pinceladas, dar una vaga idea de un género de vida hasta ahora no
+descrito, bosquejando los retratos de algunas de las personas que se
+mueven en ese círculo, entre las cuales la casualidad ha hecho que se
+contara el autor.</p>
+
+<p>Había en mi ciudad natal de Salem, hará cosa de medio siglo, un muelle
+muy lleno de animación, y que hoy sucumbe bajo el peso de almacenes de
+madera casi podrida. Apenas se ven otras señales de vida comercial que
+uno que otro bergantín ó barca, atracado al costado del melancólico
+muelle, descargando cueros, ó alguna goleta de Nueva Escocia en que se
+está embreando un cargamento de leña que ha de servir para hacer fuego
+en las chimeneas. Donde comienza este dilapidado muelle, á veces
+cubierto por la marea, se alza un espacioso edificio de ladrillos, desde
+cuyas ventanas se puede disfrutar de la vista de la escena poco animada
+que presentan las cercanías, y de la abundante hierba que crece por
+todas partes, y han dejado tras sí los muchos años y el escaso
+movimiento comercial. En el punto más alto del techo del espacioso
+edificio de que se ha hecho mención, y<a name="page_004" id="page_004"></a> precisamente durante tres horas
+y media de cada día, á contar del mediodía, flota al aire ó se mantiene
+tranquila, según que la brisa sople ó esté encalmada, la bandera de la
+república, pero con las trece estrellas en posición vertical y no
+horizontal, lo que indica que aquí existe un puesto civil, y no militar,
+del gobierno del Tío Samuel.<a name="FNanchor_3_3" id="FNanchor_3_3"></a><a href="#Footnote_3_3" class="fnanchor">[3]</a> Adorna la fachada un pórtico formado de
+media docena de pilares de madera que sostienen un balcón, debajo del
+cual desciende hacia la calle una escalera con anchas gradas de granito.
+Encima de la entrada se cierne un enorme ejemplar del águila americana,
+con las alas abiertas, un escudo en el pecho y, si la memoria no me es
+infiel, un haz de rayos y dardos en cada garra. Con la falta
+acostumbrada de carácter peculiar á esta malaventurada ave, parece, á
+juzgar por la fiereza que despliegan su pico y ojos y la general
+ferocidad de su actitud, que está dispuesta á castigar al inofensivo
+vecindario, previniendo especialmente á todos los ciudadanos que estimen
+en algo su seguridad personal, que no perjudiquen la propiedad que
+proteje con sus alas. Sin embargo, á pesar de lo colérico de su aspecto,
+muchas personas están tratando, ahora mismo, de guarecerse bajo las alas
+del águila federal, imaginando que su pecho posee toda la blandura y
+comodidad de una almohada de edredón. Pero su ternura no es grande, en
+verdad, aun en sus horas más apacibles, y tarde ó temprano,&mdash;más bien lo
+último<a name="page_005" id="page_005"></a> que lo primero,&mdash;puede arrojar del nido á sus polluelos, con un
+arañazo de las garras, un picotazo, ó una escocedora herida causada por
+sus dardos.</p>
+
+<p>El suelo alrededor del edificio que acabo de describir&mdash;que una vez por
+todas llamaré la Aduana del Puerto&mdash;tiene las grietas llenas de hierbas
+tan altas y en tal abundancia, que bien á las claras demuestra que en
+los últimos tiempos no se ha visto muy favorecido con la numerosa
+presencia de hombres de negocios. Sin embargo, en ciertos meses del año
+suele haber alguno que otro mediodía en que presenta un aspecto más
+animado. Ocasiones semejantes pueden traer á la memoria de los
+ciudadanos ya entrados en años, el tiempo aquel antes de la última
+guerra con Inglaterra<a name="FNanchor_4_4" id="FNanchor_4_4"></a><a href="#Footnote_4_4" class="fnanchor">[4]</a> en que Salem era un puerto de importancia, y no
+desdeñado como lo es ahora por sus propios comerciantes y navieros, que
+permiten que sus muelles se destruyan, mientras sus transacciones
+mercantiles van á engrosar, innecesaria é imperceptiblemente, la
+poderosa corriente del comercio de Nueva York ó Boston. En uno de esos
+días, cuando han llegado casi á la vez tres ó cuatro buques, por lo
+común de África ó de la América del Sur, ó cuando están á punto de salir
+con ese destino, se oye el frecuente ruido de las pisadas de los que
+suben ó bajan á toda prisa los escalones de granito de la Aduana. Aquí,
+aun antes de que su esposa le haya saludado, podemos estrechar la mano
+del capitán del buque recién llegado al puerto, con los papeles del
+barco en deslustrada caja de hojalata que lleva bajo el brazo. Aquí
+también se nos<a name="page_006" id="page_006"></a> presenta el dueño de la embarcación, de buen humor ó mal
+talante, afable ó áspero, á medida que sus esperanzas acerca de los
+resultados del viaje se habían realizado ó quedado fallidas; esto es, si
+las mercancías traídas podían convertirse fácilmente en dinero, ó si
+eran de aquellas que á ningún precio podrían venderse. Aquí igualmente
+se veía el germen del mercader de arrugado ceño, barba gris y rostro
+devorado de inquietud, en el joven dependiente, lleno de viveza, que va
+adquiriendo el gusto del comercio, como el lobezno el de la sangre, y
+que ya se aventura á remitir sus mercancías en los buques de su
+principal, cuando sería mejor que estuviera jugando con barquichuelos en
+el estanque del molino. Otra de las personas que se presenta en escena
+es el marinero enganchado para el extranjero, que viene en busca de un
+pasaporte; ó el que acaba de llegar de un largo viaje, todo pálido y
+débil, que busca un pase para el hospital. Ni debemos tampoco olvidar á
+los capitanes de las goletas que traen madera de las posesiones inglesas
+de la América del Norte; marinos de rudo aspecto, sin la viveza del
+yankee, pero que contribuyen con una suma no despreciable á mantener el
+decadente comercio de Salem.</p>
+
+<p>La reunión de estas individualidades en un grupo, lo que acontecía á
+veces, juntamente con la de otras personas de distinta clase, infundía á
+la Aduana cierta vida durante algunas horas convirtiéndola en teatro de
+escenas bastante animadas. Sin embargo, lo que con más frecuencia se
+veía á la entrada del edificio, si era en verano, ó en las habitaciones
+interiores, si era en invierno, ó reinaba mal tiempo, era una hilera de<a name="page_007" id="page_007"></a>
+venerables figuras sentadas en sillones del tiempo antiguo cuyas patas
+posteriores estaban reclinadas contra la pared. Con frecuencia también
+se hallaban durmiendo; pero de vez en cuando se les veía departir unos
+con otros en una voz que participaba del habla y del ronquido, y con
+aquella carencia de energía peculiar á los internos de un asilo de
+pobres y á todos los que dependen de la caridad pública para su
+subsistencia, ó de un trabajo en que reina el monopolio, ó de cualquiera
+otra ocupación que no sea un trabajo personal é independiente. Todos
+estos ancianos caballeros,&mdash;sentados como San Mateo cuando cobraba las
+alcabalas, pero que de seguro no serán llamados como aquel á desempeñar
+una misión apostólica,&mdash;eran empleados de Aduana.</p>
+
+<p>Al entrar por la puerta principal del edificio se vé á mano izquierda un
+cuarto ú oficina de unos quince pies cuadrados de superficie, aunque de
+mucha altura, con dos ventanas en forma de arco, desde donde se domina
+el antedicho dilapidado muelle, y una tercera que da á una estrecha
+callejuela, desde donde se vé también una parte de la calle de Derby. De
+las tres ventanas se divisan igualmente tiendas de especieros, de
+fabricantes de garruchas, vendedores de bebidas malas, y de velas para
+embarcaciones. Delante de las puertas de dichas tiendas generalmente se
+ven grupos de viejos marineros y de otros frecuentadores de los muelles,
+personajes comunes á todos los puertos de mar, charlando, riendo y
+fumando. El cuarto de que hablo está cubierto de muchas telarañas y
+embadurnado con una mano de pintura vetustísima; su pavimento es de
+arena parduzca, de una clase que ya en ninguna<a name="page_008" id="page_008"></a> parte se usa; y del
+desaseo general de la habitación bien puede inferirse que es un
+santuario en que la mujer, con sus instrumentos mágicos, la escoba y el
+estropajo, muy rara vez entra. En cuanto á mueblaje y utensilios, hay
+una estufa con un tubo ó cañón voluminoso; un viejo pupitre de pino con
+un taburete de tres pies; dos ó tres sillas con asientos de madera,
+excesivamente decrépitas y no muy seguras; y&mdash;para no olvidar la
+Biblioteca&mdash;unos treinta ó cuarenta volúmenes de las Sesiones del
+Congreso de los Estados Unidos y un ponderoso Digesto de las Leyes de
+Aduana, todo esparcido en algunos entrepaños. Hay, además, un tubo de
+hoja de lata que asciende hasta el cielo de la habitación,
+atravesándolo, y establece una comunicación vocal con otras partes del
+edificio. Y en el cuarto descrito, habrá de esto unos seis meses,
+paseándose de rincón á rincón, ó arrellanado en el taburete, de codos
+sobre el pupitre, recorriendo con la vista las columnas del periódico de
+la mañana, podrías haber reconocido, honrado lector, al mismo individuo
+que ya te invitó en otro libro<a name="FNanchor_5_5" id="FNanchor_5_5"></a><a href="#Footnote_5_5" class="fnanchor">[5]</a> á su reducido estudio, donde los rayos
+del sol brillaban tan alegremente al través de las ramas de sauce, al
+costado occidental de la Antigua Mansión. Pero si se te ocurriera ahora
+ir allí á visitarle, en vano preguntarías por el Inspector de marras. La
+necesidad de reformas y cambios motivada por la política, barrió con su
+empleo, y un sucesor más meritorio se ha hecho cargo de su dignidad, y
+también de sus emolumentos.<a name="page_009" id="page_009"></a></p>
+
+<p>Esta antigua ciudad de Salem,&mdash;mi ciudad natal,&mdash;y no obstante haber
+vivido mucho tiempo lejos de ella, tanto en mi infancia como más entrado
+en años, es, ó fué objeto de un cariño de parte mía de cuya intensidad
+jamás pude darme cuenta en las temporadas que en ella residí. Porque, en
+honor de la verdad, si se considera el aspecto físico de Salem, con su
+suelo llano y monótono, con sus casas casi todas de madera, con muy
+pocos ó casi ningún edificio que aspire á la belleza
+arquitectónica,&mdash;con una irregularidad que no es ni pintoresca, ni rara,
+sino simplemente común,&mdash;con su larga y soñolienta calle que se prolonga
+en toda la longitud de la península donde está edificada,&mdash;y que estos
+son los rasgos característicos de mi ciudad natal, tanto valdría
+experimentar un cariño sentimental hacia un tablero de ajedrez en
+desorden. Y sin embargo, aunque más feliz indudablemente en cualquiera
+otra parte, allá en lo íntimo de mi sér existe un sentimiento respecto
+de la vieja ciudad de Salem, al que, por carecer de otra expresión
+mejor, me contentaré con llamarlo apego, y que acaso tiene su origen en
+las antiguas y profundas raíces que puede decirse ha echado mi familia
+en su suelo. En efecto, hace ya cerca de dos siglos y cuarto que el
+primer emigrante británico de mi apellido hizo su aparición en el
+agreste establecimiento rodeado de selvas, que posteriormente se
+convirtió en una ciudad. Y aquí han nacido y han muerto sus
+descendientes, y han mezclado su parte terrenal con el suelo, hasta que
+una porción no pequeña del mismo debe de tener estrecho parentesco con
+esta envoltura mortal en que, durante un corto espacio de tiempo, me
+paseo por sus calles. De consiguiente, el<a name="page_010" id="page_010"></a> apego y cariño de que hablo,
+viene á ser simplemente una simpatía sensual del polvo hacia el polvo.</p>
+
+<p>Pero sea de ello lo que fuere, ese sentimiento mío tiene su lado moral.
+La imagen de aquel primer antepasado, al que la tradición de la familia
+llegó á dotar de cierta grandeza vaga y tenebrosa, se apoderó por
+completo de mi imaginación infantil, y aún puedo decir que no me ha
+abandonado enteramente, y que mantiene vivo en mí una especie de
+sentimiento doméstico y de amor á lo pasado, en que por cierto no entra
+por nada el aspecto presente de la población. Se me figura que tengo
+mucho más derecho á residir aquí, á causa de este progenitor barbudo,
+serio, vestido de negra capa y sombrero puntiagudo, que vino ha tanto
+tiempo con su Biblia y su espada, y holló esta tierra con su porte
+majestuoso, é hizo tanto papel como hombre de guerra y hombre de
+paz,&mdash;tengo mucho más derecho, repito, merced á él, que el que podría
+reclamar por mí mismo, de quien nadie apenas oye el nombre ni vé el
+rostro. Ese antepasado mío era soldado, legislador, juez: su voz se
+obedecía en la iglesia; tenía todas las cualidades características de
+los puritanos, tanto las buenas como las malas. Era también un
+inflexible enemigo, de que dan buen testimonio los cuákeros en sus
+historias, en las que, al hablar de él, recuerdan un incidente de su
+dura severidad para con una mujer de su secta, suceso que es de temerse
+durará más tiempo en la memoria de los hombres que cualquiera otra de
+sus buenas acciones, con ser estas no pocas. Su hijo heredó igualmente
+el espíritu de persecución, y se hizo tan conspícuo en el martirio de
+las brujas,<a name="FNanchor_6_6" id="FNanchor_6_6"></a><a href="#Footnote_6_6" class="fnanchor">[6]</a> que<a name="page_011" id="page_011"></a> bien puede decirse que la sangre de éstas ha dejado
+una mancha en su nombre. Ignoro si estos antepasados míos pensaron al
+fin en arrepentirse y pedir al cielo que les perdonara sus crueldades; ó
+si aún gimen padeciendo las graves consecuencias de sus culpas, en otro
+estado. De todos modos, el que estas líneas escribe, en su calidad de
+representante de esos hombres, se avergüenza, en su nombre, de sus
+hechos, y ruega que cualquiera maldición en que pudieran haber
+incurrido,&mdash;de que ha oído hablar, y de que parece dar testimonio la
+triste y poco próspera condición de la familia durante muchas
+generaciones,&mdash;desaparezca de ahora en adelante y para siempre.</p>
+
+<p>No hay, sin embargo, duda de que cualquiera de esos sombríos y severos
+puritanos habría creído que era ya suficiente expiación de sus pecados,
+ver que el antiguo tronco del árbol de la familia, después de
+transcurridos tantos y tantos años que lo han cubierto de venerable
+musgo, haya venido á producir, como fruto que adorna su cima, un ocioso
+de mi categoría. Ninguno de los objetos que más caros me han sido, lo
+considerarían laudable; cualquiera que fuese el buen éxito obtenido por
+mí,&mdash;si es que en la vida, excepto en el círculo de mis afectos
+domésticos, me ha sonreído alguna vez el buen éxito,&mdash;habría sido
+juzgado por ellos como cosa sin valor alguno, si no lo creían realmente
+deshonroso. "¿Qué es él?"&mdash;pregunta con una especie de murmullo una de
+las dos graves sombras de mis antepasados á la otra. "¡Un escritor de<a name="page_012" id="page_012"></a>
+libros de historietas! ¿Qué clase de ocupación es esta? ¿Qué manera será
+esta de glorificar á Dios, y de ser durante su vida útil á la humanidad?
+¡Qué! Ese vástago degenerado podría con el mismo derecho ser un rascador
+de violín." ¡Tales son los elogios que me prodigan mis abuelos al través
+del océano de los años! Y á pesar de su desdén, es innegable que en mí
+hay muchos de los rasgos característicos de su naturaleza.</p>
+
+<p>Plantado, por decirlo así, con hondas raíces el árbol de mi familia por
+esos dos hombres serios y enérgicos en la infancia de la ciudad de
+Salem, ha subsistido ahí desde entonces; siempre digno de respeto;
+nunca, que yo sepa, deshonrado por ninguna acción indigna de alguno de
+sus miembros; pero, rara vez, ó nunca, habiendo tampoco realizado,
+después de las dos primeras generaciones, hecho alguno notable ó que por
+lo menos mereciere la atención del público. Gradualmente la familia se
+ha ido haciendo cada vez menos visible, á manera de las casas antiguas
+que van desapareciendo poco á poco merced á la lenta elevación del
+terreno, en que parece como que se van hundiendo. Durante más de cien
+años, padres é hijos buscaron su ocupación en el mar: en cada generación
+había un capitán de buque encanecido en el oficio, que abandonaba el
+alcázar del barco y se retiraba al antiguo hogar de la familia, mientras
+un muchacho de catorce años ocupaba el puesto hereditario junto al
+mástil, afrontando la ola salobre y la tormenta que ya habían azotado á
+su padre y á su abuelo. Andando el tiempo, el muchacho pasaba del
+castillo de proa á la cámara del buque: allí corrían entre tempestades
+y<a name="page_013" id="page_013"></a> calmas los años de su juventud y de su edad viril, y regresaba de sus
+peregrinaciones por el mundo á envejecer, morir, y mezclar su polvo
+mortal con el de la tierra que le vió nacer. Esta prolongada asociación
+de la familia con un mismo lugar, á la vez su cuna y su sepultura, crea
+cierta especie de parentesco entre el hombre y la localidad, que nada
+tiene que ver con la belleza del paisaje ni con las condiciones morales
+que le rodean. Puede decirse que no es amor sino instinto. El nuevo
+habitante,&mdash;procedente de un país extranjero, ya fuere él, ó su padre, ó
+su abuelo,&mdash;no posee títulos á ser llamado Salemita; no tiene idea de
+esa tenacidad, parecida á la de la ostra, con que un antiguo morador se
+apega al sitio donde una generación tras otra generación se ha ido
+incrustando. Poco importa que el lugar le parezca triste; que esté
+aburrido de las viejas casas de madera, del fango y del polvo, del
+viento helado del Este y de la atmósfera social aun más helada,&mdash;todo
+esto, y cualesquiera otras faltas que vea ó imagine ver, nada tienen que
+hacer con el asunto. El encanto sobrevive, y tan poderoso como si el
+terruño natal fuera un paraíso terrestre. Eso es lo que ha pasado
+conmigo. Yo casi creía que el destino me forzaba á hacer de Salem mi
+hogar, para que los rasgos de las fisonomías y el temple del carácter
+que por tanto tiempo han sido familiares aquí,&mdash;pues cuando un
+representante de la raza descendía á su fosa, otro continuaba, por
+decirlo así, la acostumbrada facción de centinela en la calle
+principal,&mdash;aún se pudieran ver y reconocer en mi persona en la antigua
+población. Sin embargo, este sentimiento mismo viene á ser una prueba de
+que esa asociación ha adquirido un carácter<a name="page_014" id="page_014"></a> enfermizo, y que por lo
+tanto debe, al fin, cesar por completo. La naturaleza humana, lo mismo
+que un árbol, no florecerá ni dará frutos si se planta y se vuelve á
+plantar durante una larga serie de generaciones en el mismo terreno ya
+cansado. Mis hijos han nacido en otros lugares, y hasta donde dependiere
+de mí, irán á echar raíces en terrenos distintos.</p>
+
+<p>Al salir de la Antigua Mansión, fué principalmente este extraño, apático
+y triste apego á mi ciudad natal, lo que me trajo á desempeñar un empleo
+oficial en el gran edificio de ladrillos que he descrito, y servía de
+Aduana, cuando hubiera podido ir, quizá con mejor fortuna, á otro punto
+cualquiera. Pero estaba escrito. No una vez, ni dos, sino muchas, había
+salido de Salem, al parecer para siempre, y de nuevo había regresado á
+la vieja población, como si Salem fuera para mí el centro del universo.</p>
+
+<p>Pues bien, una mañana, muy bella por cierto, subí los escalones de
+granito de que he hablado, llevando en el bolsillo mi nombramiento de
+Inspector de Aduana, firmado por el Presidente de los Estados Unidos, y
+fuí presentado al cuerpo de caballeros que tenían que ayudarme á
+sobrellevar la grave responsabilidad que sobre mis hombros arrojaba mi
+empleo.</p>
+
+<p>Dudo mucho, ó mejor dicho, creo firmemente, que ningún funcionario
+público de los Estados Unidos, civil ó militar, haya tenido bajo sus
+órdenes un cuerpo de veteranos tan patriarcales como el que me cupo en
+suerte. Cuando los ví por vez primera, quedó resuelta para mí la
+cuestión de saber dónde se hallaba el vecino más antiguo de la ciudad.
+Durante más de veinte años, antes de la época de que hablo, la posición<a name="page_015" id="page_015"></a>
+independiente del Administrador había conservado la Aduana de Salem al
+abrigo del torbellino de las vicisitudes políticas que hacen
+generalmente tan precario todo destino del Gobierno. Un militar,&mdash;uno de
+los soldados más distinguidos de la Nueva Inglaterra,&mdash;se mantenía
+firmemente sobre el pedestal de sus heroicos servicios; y,
+considerándose seguro en su puesto, merced á la sabia liberalidad de los
+Gobiernos sucesivos bajo los cuales había mantenido su empleo, había
+sido también el áncora de salvación de sus subordinados en más de una
+hora de peligro. El general Miller no era, por naturaleza, amigo de
+variaciones: era un hombre de benévola disposición en quien la costumbre
+ejercía no poco influjo, apegándose fuertemente á las personas cuyo
+rostro le era familiar, y con dificultad se decidía á hacer un cambio,
+aun cuando éste trajera aparejada una mejora incuestionable. Así es que
+al tomar posesión de mi destino, hallé no pocos empleados ancianos.
+Eran, en su mayor parte, antiguos capitanes de buque, que después de
+haber rodado por todos los mares y haber resistido firmemente los
+huracanes de la vida, habían al fin echado el ancla en este tranquilo
+rincón del mundo, en donde con muy poco que los perturbara, excepto los
+terrores periódicos de una elección presidencial, que podría dejarlos
+cesantes, tenían asegurada la subsistencia y hasta casi una prolongación
+de la vida; porque si bien tan expuestos como los otros mortales á los
+achaques de los años y sus enfermedades, tenían evidentemente algún
+talismán, amuleto ó algo por el estilo, que parecía demorar la
+catástrofe inevitable. Se me dijo que dos ó tres de los empleados que<a name="page_016" id="page_016"></a>
+padecían de gota y reumatismo, ó quizá estaban clavados en sus lechos,
+ni por casualidad se dejaban ver en la Aduana durante una gran parte del
+año; pero una vez pasado el invierno, se arrastraban perezosamente al
+calor de los rayos de Mayo ó Junio, desempeñando lo que ellos llamaban
+su deber, y tomando de nuevo cama cuando mejor les parecía. Tengo que
+confesar que abrevié la existencia oficial de más de uno de estos
+venerables servidores de la República. Á petición mía, se les permitió
+que descansaran de sus arduas labores; y poco después,&mdash;como si el único
+objeto de su vida hubiera sido su celo por el servicio del
+país,&mdash;pasaron á un mundo mejor. No deja sin embargo de servirme de
+piadoso consuelo la idea de que, gracias á mi intervención, se les
+concedió tiempo suficiente para que se arrepintieran de las malas y
+corruptas costumbres en que, como cosa corriente, se supone que tarde ó
+temprano cae todo empleado de Aduana, pues sabido es que de dicha
+institución no arranca senda alguna que nos lleve derechamente al
+Paraíso.</p>
+
+<p>La mayor parte de mis subordinados pertenecía á un partido político
+distinto del mío. Y no fué poca fortuna para aquella venerable
+fraternidad, que el nuevo Inspector no fuera lo que se llama un
+politicastro, ni hubiera recibido su empleo en recompensa de servicios
+prestados en el terreno de la política. De lo contrario, al cabo de un
+mes de haber subido el ángel exterminador las escaleras de la Aduana, ni
+un solo hombre del antiguo personal de funcionarios hubiera quedado en
+pie. Y en remate de cuentas, no habría hecho ni más ni menos que
+conformarse á la costumbre establecida en casos semejantes por la
+política.<a name="page_017" id="page_017"></a> Bien visible era que aquellos viejos lobos marinos temían que
+yo hiciera algo parecido; y no poca pena, mezclada con cierta risa,
+produjeron en mí los terrores á que dió origen mi llegada, al notar cómo
+aquellos rostros curtidos por medio siglo de exposición á las
+tempestades del mar, palidecían al ver á un individuo tan inofensivo
+como yo; ó al percibir, cuando alguno me hablaba, el temblor de una vez
+que, en años ya remotos, acostumbraba resonar en la bocina del buque tan
+ronca y vigorosa que habría causado espanto al mismísimo Bóreas. Muy
+bien sabían aquellos excelentes ancianos que, según las prácticas
+usuales, y, respecto de algunos de ellos en razón de su falta de aptitud
+para los negocios, deberían haber cedido sus puestos á hombres más
+jóvenes, de distinto credo político, y más adecuados para el servicio de
+nuestro Gobierno. Yo también lo sabía, pero no pude resolverme á
+proceder de acuerdo con ese conocimiento. Por lo tanto, con grande y
+merecido descrédito mío, y considerable detrimento de mi conciencia
+oficial, continuaron, durante mi época de mando arrastrándose, como
+quien dice, por los muelles, y subiendo y bajando las escaleras de la
+Aduana. Una parte del tiempo, no poca en honor de la verdad, la pasaban
+dormidos en sus rincones acostumbrados, con las sillas reclinadas contra
+la pared, despertando sin embargo una ó dos veces al mediodía para
+aburrirse mutuamente refiriéndose, por la milésima vez, sus viejas
+historias marítimas y sus chistes ó enmohecidas jocosidades que ya todos
+se sabían de memoria.</p>
+
+<p>Me parece que no tardaron en descubrir que el nuevo jefe era hombre de
+buena pasta, de quien no<a name="page_018" id="page_018"></a> había mucho que temer. De consiguiente, con
+corazones contentos y con la íntima convicción de creerse empleados de
+utilidad y provecho,&mdash;á lo menos en beneficio propio, si no en el de
+nuestra amada patria,&mdash;estos santos varones continuaron desempeñando,
+nominalmente, en realidad de verdad, sus varios empleos. ¡Con qué
+sagacidad, auxiliados por sus grandes espejuelos, dirigían una mirada al
+interior de las bodegas de los buques! ¡Qué gresca armaban á veces con
+motivo de nimiedades, mientras otras, con maravillosa estupidez, dejaban
+pasar por alto cosas verdaderamente dignas de toda atención! Cuando algo
+por el estilo acontecía, por ejemplo, cuando un carromato cargado de
+valiosas mercancías había sido trasbordado subrepticiamente á tierra, en
+pleno mediodía, bajo sus mismas narices, sin que se lo olieran, era de
+ver entonces la energía y actividad que desplegaban, cerrando á doble
+llave todas las escotillas y aperturas del buque delincuente, redoblando
+la vigilancia, de tal modo, que en vez de recibir una reprimenda por su
+anterior negligencia, parecía que eran más bien acreedores á todo elogio
+por su celo y sus medidas precautorias, después que el mal estaba hecho
+y no tenía remedio.</p>
+
+<p>Á no ser que las personas con quienes tenga yo algún trato, sean en
+extremo displicentes y desagradables, es mi costumbre, tonta si se
+quiere, cobrarles afecto; pues las cualidades mejores de mis compañeros,
+caso que las tengan, son las que comunmente noto, y constituyen el rasgo
+saliente que me hace apreciar al hombre. Como la mayor parte de aquellos
+viejos empleados del resguardo tenían buenas cualidades, y<a name="page_019" id="page_019"></a> como mi
+posición respecto de ellos era casi paternal y protectora, y favorable
+por lo tanto al desarrollo de sentimientos amistosos, pronto se
+granjearon todos mi cariño. En el verano, al mediodía, cuando los
+fuertes calores que casi hacían derretir al resto del género humano
+apenas si vivificaban sus soñolientos organismos, era sumamente grato
+oirlos charlar recostados todos en hilera, como de costumbre, contra la
+pared, trayendo á la memoria los chistes ya helados de pasadas
+generaciones que se referían, medio balbuciendo, entre sonoras
+carcajadas. He notado que, exteriormente por lo menos, la alegría de los
+ancianos tiene muchos puntos de contacto con la de los niños, en cuanto
+que ni la inteligencia ni un profundo sentimiento humorístico entran por
+algo en el asunto. Tanto en el niño como en el anciano viene á ser á
+manera de un rayo de sol que juguetea sobre la superficie, impartiendo
+un aspecto luminoso y risueño, lo mismo á la rama verde del árbol, que
+al tronco decaído y seco. Sin embargo, en uno es un verdadero rayo de
+sol; en el otro, se asemeja más bien al brillo fosforescente de la
+madera carcomida.</p>
+
+<p>Sería realmente injusto que el lector llegase á creer que todos mis
+excelentes viejos amigos estaban chocheando. En primer lugar, no todos
+eran ancianos: había, entre mis compañeros subordinados, hombres en toda
+la lozanía y fuerza de la edad: hábiles, inteligentes, enérgicos, y en
+todo y por todo superiores á la ocupación rutinaria á que los había
+condenado su mala estrella. Además, las canas de más de uno cubrían un
+cerebro dotado de inteligencia conservada en muy buenas condiciones.
+Pero respecto á la mayoría de<a name="page_020" id="page_020"></a> mi cuerpo de veteranos, no cometo
+injusticia alguna si la califico, en lo general, de conjunto de seres
+fastidiosos que de su larga y variada experiencia de la vida no habían
+sacado nada que valiera la pena de conservarse. Se diría que, habiendo
+esparcido á todos los vientos los granos de oro de la sabiduría práctica
+que tuvieron tantas oportunidades de atesorar, habían conservado, con el
+mayor esmero, tan sólo la inútil é inservible cáscara. Hablaban con
+mayor interés y abundancia de corazón de lo que habían almorzado aquel
+día, ó de la comida del anterior, ó de la que harían el siguiente, que
+del naufragio de hace cuarenta ó cincuenta años, y de todas las
+maravillas del mundo que habían visto con sus ojos juveniles.</p>
+
+<p>El abuelo de la Aduana, el patriarca, no sólo de este reducido grupo de
+empleados, sino estoy por decir que de todo el personal respetable de
+todas las Aduanas de los Estados Unidos, era cierto funcionario
+inamovible. Podría apellidársele, con toda exactitud, el hijo legítimo
+del sistema aduanero, nacido y criado en el regazo de esta noble
+institución, como que su padre, coronel de la guerra de la
+Independencia, y en otro tiempo Administrador de Aduana, había creado
+para él un destino en una época que pocos de los hombres que hoy viven
+pueden recordar. Cuando conocí á este empleado, tendría á cuestas sus
+ochenta años, poco más ó menos: con las mejillas sonrosadas; cuerpo
+sólido y trabado; levita azul de brillantes botones; paso vigoroso y
+rápido, y aspecto sano y robusto, parecía, si no joven, por lo menos una
+nueva creación de la Madre Naturaleza en forma de hombre, con quien ni
+la edad ni los achaques propios de ella,<a name="page_021" id="page_021"></a> nada tenían qué hacer. Su voz
+y su risa, que resonaban constantemente en todos los ámbitos de la
+Aduana, no adolecían de ese sacudimiento trémulo á manera de cacareo de
+gallina tan común en la vejez: parecíase al canto de un gallo ó al
+sonido de un clarín. Considerándole simplemente desde el punto de vista
+zoológico,&mdash;y tal vez no había otro modo de considerarlo,&mdash;era un objeto
+realmente interesante, al observar cuan saludable y sana era su
+constitución, y la aptitud que en su avanzada edad tenía para gozar de
+todos ó de casi todos los placeres á que siempre había aspirado. La
+certidumbre de tener la existencia asegurada en la Aduana, viéndose
+exento de cuidados, y casi sin temores de ser dado de baja, junto con el
+salario que recibía puntualmente, habían sin duda contribuído á que los
+años pasaran por él sin dejar ninguna huella. Sin embargo, había causas
+mucho más poderosas, que consistían en la rara perfección de su
+naturaleza física, la moderada proporción de su inteligencia, y el papel
+tan reducido que desempeñaban en él las cualidades morales y
+espirituales, que para decir la verdad, á duras penas bastaban para
+impedir que el anciano caballero imitase en la manera de andar al rey
+Nabucodonosor durante los años de su transformación. La fuerza de su
+pensamiento era nula; la facultad de experimentar afectos, ninguna; y en
+cuanto á sensibilidad, cero. En una palabra, en él no había sino unos
+cuantos instintos que, auxiliados por el buen humor que era el resultado
+inevitable de su bienestar físico, hacían las veces de corazón. Se había
+casado tres veces, y otras tantas había enviudado: era el padre de
+veinte niños, la mayor parte de los cuales<a name="page_022" id="page_022"></a> había pagado, á diversas
+edades, el tributo común á la madre tierra. Esto es bastante para
+hacernos suponer que la naturaleza más feliz, el hombre más contento con
+su suerte, tenía que dar cabida á un dolor suficiente para engendrar
+cierto sentimiento de melancolía. ¡Nada de esto con nuestro anciano
+empleado! En un breve suspiro se exhalaba toda la tristeza de estos
+recuerdos; y al momento siguiente estaba tan dispuesto y alegre como un
+niño; mucho más que el escribiente más joven de la Aduana que, á pesar
+de no contar sino diez y nueve años de edad, era con todo un hombre más
+grave y reposado que el octogenario oficial del resguardo.</p>
+
+<p>Yo estudiaba y observaba á este personaje patriarcal con una curiosidad
+mayor que la que hasta entonces me hubiera inspirado ningún sér humano;
+pues era, en realidad, un raro fenómeno: tan perfecto y completo, desde
+un punto de vista, como superficial, ilusorio, impalpable, y
+absolutamente insignificante desde cualquiera otro. Llegué á creer á
+puño cerrado que ese individuo no tenía ni alma, ni corazón, ni
+intelecto, ni nada, como ya he dicho, excepto instintos; y sin embargo,
+de tal manera estaba compaginado lo poco que en realidad había en él,
+que no producía una impresión penosa de deficiencia; antes al contrario,
+por lo que á mí hace, me daba por muy satisfecho con lo que en él había
+hallado. Difícil sería concebir su existencia espiritual futura, en
+vista de lo completamente terrenal y material que parecía; pero es lo
+cierto que su existencia en este mundo nuestro, suponiendo que terminara
+con su último aliento, no le había sido concedida bajo duras
+condiciones: su responsabilidad<a name="page_023" id="page_023"></a> moral no era mayor que la de los seres
+irracionales, aunque poseyendo mayores facultades que ellos para gozar
+de la vida, y viéndose exento igualmente de los achaques y tristezas de
+la vejez.</p>
+
+<p>En un particular les era vasta, inmensamente superior: en la facultad de
+recordar las buenas comidas de que había disfrutado y que constituían no
+pequeña parte de su felicidad terrenal. Era un gastrónomo consumado.
+Oirle hablar de un asado, bastaba ya para despertar nuestro apetito; y
+como nunca poseyó otras dotes superiores, ni pervirtió ni sacrificó
+ningún don espiritual anteponiéndolo á la satisfacción de su paladar y
+de su estómago, me causaba siempre gran placer oirle discurrir acerca
+del pescado, de la volatería, de los mariscos, y de la diversidad de
+carnes, espaciándose en lo referente al mejor modo de condimentarlos y
+servirlos en la mesa. Sus reminiscencias de una buena comida, por
+antigua que fuera su fecha, eran tan vivas que parecía que estaba
+realmente aspirando el olor de un lechoncito asado ó de un pavo trufado.
+Su paladar conservaba todavía el sabor de manjares que había comido
+hacía sesenta ó setenta años, como si se tratara de las chuletas de
+carnero del almuerzo de aquel día. Recordaba con verdadero deleite, con
+fruición sin igual, un pedazo de lomo asado, ó un pollo especial, ó un
+pavo digno de particular elogio, ó un pescado notable, ú otro manjar
+cualquiera que adornó su mesa allá en los días de su primera juventud;
+mientras los grandes acontecimientos de que había sido teatro el mundo
+durante los largos años de su existencia, habían pasado por él como pasa
+la brisa, sin dejar la menor huella. Hasta donde me<a name="page_024" id="page_024"></a> ha sido dable
+juzgar, el acontecimiento más trágico de su vida, fué cierto percance
+con un pato que dejó de existir hace treinta ó cuarenta años, pato cuyo
+aspecto auguraba momentos deliciosos; pero que una vez en la mesa,
+resultó tan inveteradamente duro, que el trinchante no hizo mella alguna
+en él, y hubo necesidad de apelar á una hacha y á un serrucho de mano
+para dividirlo.</p>
+
+<p>Pero es tiempo ya de terminar este retrato, aunque tendría el mayor
+placer en dilatarme en él indefinidamente, pues de todos los hombres que
+he conocido, este individuo me parece el más apropósito para vista de
+Aduana. La mayoría de las personas, debido á causas que no tengo tiempo
+ni espacio para explicar, experimentan una especie de detrimento moral
+en consecuencia del género peculiar de vida de dicha profesión. El
+anciano funcionario era incapaz de experimentarlo; y si pudiera
+continuar desempeñando su empleo hasta el fin de los siglos, seguiría
+siendo tan bueno como era entonces, y se sentaría á la mesa para comer
+con tan excelente apetito como de costumbre.</p>
+
+<p>Hay aún otra figura sin la cual mi galería de retratos de empleados de
+la Aduana quedaría incompleta; pero que me contentaré simplemente con
+bosquejar, porque mis oportunidades para estudiarla no han sido muchas.
+Me refiero á nuestro Administrador, al bizarro y antiguo general Miller
+quien, después de sus brillantes servicios militares y de haber
+gobernado por algún tiempo uno de los incultos territorios del Oeste,
+había venido, hacía veinte años, á pasar en Salem el resto de su
+honorable y agitada vida. El valiente soldado<a name="page_025" id="page_025"></a> contaba ya unos setenta
+años de edad, y estaba abrumado de achaques que ni aun su marcial
+espíritu, ni los recuerdos de sus altos hechos podían mitigar. Solo con
+el auxilio de un sirviente, y asiéndose del pasamanos de hierro, podía
+subir lenta y dolorosamente las escaleras de la Aduana; y luego,
+arrastrándose con harto trabajo, llegar á su asiento de costumbre junto
+á la chimenea. Allí permanecía observando con sereno semblante á los que
+entraban y salían, en medio del rumor causado por la discusión de los
+negocios, la charla de la oficina, el crujir de los papeles, etc., todo
+lo cual parecía no influir en manera alguna en sus sentidos, ni mucho
+menos penetrar, perturbándola, en la esfera de sus contemplaciones. Su
+rostro, cuando el General se hallaba en semejante estado de quietud, era
+benévolo y afable. Si alguno se le acercaba en demanda de algo,
+iluminaba sus facciones una expresión de cortesía y de interés, que bien
+á las claras demostraba que aun ardía interiormente el fuego sagrado, y
+que sólo la corteza exterior se oponía al libre paso de su luz
+intelectual. Cuanto más de cerca se le trataba, tanto más sana se
+revelaba su inteligencia. Cuando no se veía como forzado á hablar ó á
+prestar atención á lo que se le decía, pues ambas operaciones le
+costaban evidentemente un esfuerzo, su rostro volvía á revestirse de la
+tranquila placidez de costumbre. Debo agregar que su aspecto no dejaba
+en el ánimo del que le contemplaba ninguna impresión penosa, pues nada
+acusaba en él la decadencia intelectual propia de la vejez. Su armazón
+corpórea, de suyo fuerte y maciza, no se estaba todavía desmoronando.<a name="page_026" id="page_026"></a></p>
+
+<p>Bajo condiciones tan poco favorables, era difícil estudiar su verdadero
+carácter y definirlo, como lo sería, por ejemplo, reconstruir, por medio
+de la imaginación, una antigua fortaleza como la de Ticonderoga,
+teniendo á la vista sólo sus ruinas. Aquí y acullá tal vez se encuentre
+un paño de muralla casi completo; pero en lo general se vé únicamente
+una masa informe, oprimida por su mismo peso, y á la que largos años de
+paz y de abandono han cubierto de hierbas y abrojos.</p>
+
+<p>Sin embargo, contemplando al viejo guerrero con afecto,&mdash;pues á pesar de
+nuestro poco trato mutuo, los sentimientos que hacia él abrigaba, como
+acontecía con cuantos le conocieron, no podían menos de ser
+afectuosos,&mdash;pude discernir los rasgos principales de su carácter.
+Descollaban en él las nobles y heroicas cualidades que ponían de
+manifiesto que el nombre distinguido de que disfrutaba, no lo había
+alcanzado por un mero capricho de la fortuna, sino con toda justicia. Su
+actividad no fué hija de un espíritu inquieto, sino que necesitó siempre
+algún motivo poderoso que le imprimiera el impulso; pero una vez puesta
+en movimiento, y habiendo obstáculos que vencer, y un resultado valioso
+que alcanzar, no fué hombre que cediera ni fracasara. El fuego que le
+animó un tiempo, y que aún no estaba extinguido sino entibiado, no era
+de esas llamaradas que toman cuerpo rápidamente, brillan y se apagan al
+punto, sino una llama intensa y rojiza, como la de un hierro candente.
+Solidez, firmeza, y peso: tal es lo que expresaba el reposado continente
+del General en la época á que me refiero, aun en medio de la decadencia
+que prematuramente se iba enseñoreando<a name="page_027" id="page_027"></a> de su naturaleza; si bien puedo
+imaginarme que, en circunstancias excepcionales, cuando se hallase
+agitado por un sentimiento vivo que despertara su energía, que sólo
+estaba adormecida, era capaz de despojarse de sus achaques, como un
+enfermo de la ropa que le cubre, y arrojando á un lado el báculo de la
+vejez, empuñar de nuevo el sable de batalla, y ser el guerrero de otros
+tiempos. Y aun entonces su aspecto habría revelado calma.</p>
+
+<p>Semejante exhibición de sus facultades físicas es solo para concebirse
+con la fantasía, y no fuera de desearse que se realizara. Lo que ví en
+él&mdash;fueron los rasgos de una tenaz y decidida perseverancia, que en su
+juventud pudiera haber sido obstinación; una integridad que, como la
+mayor parte de sus otras cualidades, era maciza, sólida, tan poco dúctil
+y tan inmanejable como una tonelada de mineral de hierro; y una
+benevolencia que, á pesar del impetuoso ardor con que al frente de sus
+soldados mandó las cargas á la bayoneta en Chippewa ó el Fuerte Erie,
+era tan genuina y verdadera como la que pueda mover á cualquier
+filántropo de nuestro siglo. Más de un enemigo, en el campo de batalla,
+perdió la vida al filo de su acero; y ciertamente que muchos y muchos
+quedaron allí tendidos, como en el prado la hierba segada por la
+guadaña, á impulsos de aquellas cargas á que su espíritu comunicó su
+triunfante energía. Pero de todos modos, nunca hubo en su corazón
+crueldad bastante para poder ni aun despojar á una mariposa del polvo
+brillante de sus alas. No conozco á otro hombre en cuya innata bondad
+tanto pudiera yo confiar.</p>
+
+<p>Muchas de las cualidades características del General,<a name="page_028" id="page_028"></a>&mdash;especialmente
+las que habrían contribuído en sumo grado á que el bosquejo que voy
+trazando se pareciese al original,&mdash;debían de haberse desvanecido ó
+debilitado antes de que yo le hubiera visto por primera vez. Sabido es
+que los atributos más delicados son también los que más pronto
+desaparecen; ni tiene la naturaleza por costumbre adornar las ruinas
+humanas con las flores de una nueva hermosura cuyas raíces yacen en las
+grietas y hendeduras de los escombros de donde sacan su sustento, como
+las que brotan en las arruinadas murallas de la fortaleza de
+Ticonderoga; y sin embargo, en lo que toca á gracia y belleza, había en
+él algo digno de atención. De vez en cuando iluminaba su rostro, de
+agradable manera, un rayo de buen humor socarrón; mientras que también
+podía notarse un rasgo de elegancia y gusto delicado natural, que no
+siempre se vé en las almas viriles pasada la primera juventud, en el
+placer que causaban al General la vista y fragancia de las flores. Es de
+suponerse que un viejo guerrero estima, antes que todo, el sangriento
+laurel para sus sienes; pero aquí se daba el ejemplo de un soldado que
+participaba de las preferencias de una joven muchacha hacia las bellas
+producciones de Flora.</p>
+
+<p>Allí, junto á la chimenea, acostumbraba sentarse el anciano y valiente
+General; mientras el Inspector, que si podía evitarlo, raras veces
+tomaba sobre sí la difícil tarea de entablar con él una conversación, se
+complacía en quedarse á cierta distancia observando aquel apacible
+rostro, casi en un estado de semi-somnolencia. Parecía como si estuviera
+en otro mundo distinto del nuestro, aunque le veíamos á unas cuantas
+varas de nosotros; remoto, aunque pasábamos junto á<a name="page_029" id="page_029"></a> su sillón;
+inaccesible, aunque podríamos alargar las manos y estrechar las suyas.
+Era muy posible que allá, en las profundidades de sus pensamientos,
+viviera una vida más real que no en medio de la atmósfera que le rodeaba
+en la poco adecuada oficina de un Administrador de Aduana. Las
+evoluciones de las maniobras militares; el tumulto y fragor de la
+batalla; los bélicos sonidos de antigua y heroica música oída hacía
+treinta años,&mdash;tales eran quizá las escenas y armonías que llenaban su
+espíritu y se desplegaban en su imaginación. Entre tanto, los
+comerciantes y los capitanes de buques, los dependientes de almacén y
+los rudos marineros entraban y salían: en torno suyo continuaba el
+mezquino ruido que producía la vida comercial y la vida de la Aduana:
+pero ni con los hombres, ni con los asuntos que les preocupaban, parecía
+que tuviera la más remota relación. Allí, en la Aduana, estaba tan fuera
+de su lugar, como una antigua espada, ya enmohecida, después de haber
+fulgurado en cien combates, pero conservando aun algún brillo en la
+hoja, lo estaría en medio de las plumas, tinteros, pisapapeles y reglas
+de caoba del bufete de uno de los empleados subalternos.</p>
+
+<p>Había especialmente una circunstancia que me ayudó mucho en la tarea de
+reanimar y reconstruir la figura del vigoroso soldado que peleó en las
+fronteras del Canadá, cerca del Niágara, del hombre de energía sencilla
+y verdadera. Era el recuerdo de aquellas memorables palabras suyas&mdash;"¡Lo
+probaré, señor!"&mdash;pronunciadas en los momentos mismos de llevar á cabo
+una empresa tan heroica cuanto desesperada, y que respiraban el
+indomable espíritu de la Nueva<a name="page_030" id="page_030"></a> Inglaterra. Si en nuestro país se
+premiase el valor con títulos de nobleza, esa frase,&mdash;que parece tan
+fácil de emitir, pero que solamente él, ante el peligro y la gloria que
+le esperaban, ha llegado á pronunciar,&mdash;esa frase, repito, sería el mote
+mejor, y el más apropiado, para el escudo de armas del General.</p>
+
+<p>Mucho contribuye á la educación moral é intelectual de un hombre
+hallarse en contacto diario con individuos de hábitos no parecidos á los
+suyos, que no tienen interés alguno en sus ideas y ocupaciones, y que
+nos fuerzan en cierto modo á salir de nosotros mismos, para poder
+penetrar en la esfera en que se mueven sus pensamientos y sus aptitudes.
+Los accidentes de mi vida me han proporcionado con frecuencia esta
+ventaja; pero nunca de una manera tan completa y variada como durante el
+tiempo que permanecí en la Aduana de Salem. Había allí, particularmente,
+un hombre que me dió una nueva idea de lo que pudiera ser el talento,
+gracias al estudio que hice de su carácter. Poseía realmente las dotes
+que distinguen á un verdadero hombre de negocios: era vivo, muy listo, y
+de clara inteligencia; de una rápida mirada veía donde estaba la
+dificultad en los asuntos más embrollados, y tenía el don especial de
+hacerla desaparecer como por encanto. Criado y desarrollado, como quien
+dice, en la Aduana, era ésta el campo propio de su actividad; y las
+muchas complicaciones de los negocios, tan molestas y enojosas para el
+novicio, se presentaban á su vista con toda la sencillez de un sistema
+perfectamente arreglado. Para mí, era ese individuo el ideal de su
+clase, la encarnación de la Aduana misma, ó á lo menos el resorte
+principal que mantenía en movimiento<a name="page_031" id="page_031"></a> toda aquella maquinaria; porque en
+una institución de este género, cuyos empleados superiores se nombran
+merced á motivos especiales, y en que raras veces se tiene en cuenta su
+aptitud para el acertado desempeño de sus deberes, es natural que esos
+empleados busquen en otros las cualidades de que ellos carecen. Por lo
+tanto, por una necesidad ineludible, así como el imán atrae las
+partículas de acero, del mismo modo nuestro hombre de negocios atraía
+hacia sí las dificultades con que cada uno tropezaba. Con una
+condescendencia notable, y sin molestarse por nuestra estupidez,&mdash;que
+para una persona de su género de talento debía de ser punto menos que un
+crimen,&mdash;lograba en un momento hacernos ver claro como la luz del día,
+lo que á nosotros nos había parecido incomprensible. Los comerciantes le
+tenían en tanto aprecio como nosotros, sus compañeros de oficina. Su
+integridad era perfecta; innata, más bien que resultado de principios
+fijos de moralidad. Ni podía ser de otro modo, pues en un hombre de una
+inteligencia tan lúcida y exacta como la suya, la honradez completa y la
+regularidad suma en la administración de los negocios, tenían que ser
+las cualidades dominantes. Una mancha en su conciencia, respecto á
+cualquiera cosa que se relacionase con sus deberes de empleado, habría
+atormentado á una persona semejante, del mismo modo, aunque en un grado
+mucho mayor, que un error en el balance de una cuenta, ó un borrón de
+tinta en la bella página de un libro del Registro. En suma, hallé en él
+lo que raras veces he visto en el curso de mi vida,&mdash;un hombre que se
+adaptaba perfectamente al desempeño de su empleo.<a name="page_032" id="page_032"></a></p>
+
+<p>Tales eran algunos de los individuos con quienes me puse en contacto al
+entrar en la Aduana. Acepté de buen talante una ocupación tan poco en
+armonía con mis hábitos y mis inclinaciones, y me puse con empeño á
+sacar de mi situación el mejor partido posible. Después de haberme visto
+asociado á los trabajos y á los planes impracticables de mis soñadores
+compañeros del <i>Brook Farm</i>;<a name="FNanchor_7_7" id="FNanchor_7_7"></a><a href="#Footnote_7_7" class="fnanchor">[7]</a> después de haber vivido tres años bajo
+el influjo sutil de una inteligencia como la de Emerson; después de
+aquellos días pasados en Assabeth en fantásticas especulaciones en
+compañía de Ellery Channing, junto á los trozos de leña que ardían en
+nuestra chimenea; después de hablar con Thoreau acerca de los pinos y de
+las reliquias de los indios, en su retiro de Walden; después de haberme
+vuelto en extremo exigente, merced á la influencia de la elegante
+cultura clásica de Hillard; después de haberme saturado de sentimientos
+poéticos en el hogar de Longfellow,<a name="FNanchor_8_8" id="FNanchor_8_8"></a><a href="#Footnote_8_8" class="fnanchor">[8]</a>&mdash;era en verdad tiempo de que<a name="page_033" id="page_033"></a>
+empezara á ejercer otras facultades del espíritu, y que me alimentase
+con un manjar hacia el cual, hasta entonces no me sentía muy inclinado.
+Hasta el octogenario oficial del resguardo de que he hablado antes, me
+parecía, como cambio de dieta, muy apetecible para un hombre que había
+conocido á Alcott.<a name="FNanchor_9_9" id="FNanchor_9_9"></a><a href="#Footnote_9_9" class="fnanchor">[9]</a> Tengo para mí que, en cierto sentido, es prueba
+evidente de una constitución bien equilibrada, y de una organización en
+que no falta nada esencial, el hecho de que, á pesar de haberme asociado
+algún tiempo con hombres tales como los que acabo de mencionar, hubiera
+podido mezclarme después con individuos de cualidades completamente
+distintas, sin quejarme del cambio.</p>
+
+<p>La Literatura, su ejercicio y sus fines, eran á la sazón objetos de poca
+monta para mí. En esa época no tenía por los libros interés alguno. La
+naturaleza&mdash;excepto la humana&mdash;la naturaleza visible en cielo y tierra,
+puede decirse que no existía para mis ojos; y toda aquella delicia con
+que la imaginación la había idealizado en otros tiempos, se había
+desvanecido en mi espíritu. Como suspensos é inanimados, si es que no me
+habían abandonado por completo, se hallaban<a name="page_034" id="page_034"></a> un cierto don y una cierta
+facultad; y á no haber tenido la conciencia de que me era dado evocar,
+cuando quisiera, todo lo que realmente tenía algún valor en lo pasado,
+mi posición habría sido infinitamente triste y desconsoladora.
+Seguramente era esta una clase de vida que no podía llevarse con
+impunidad por mucho tiempo; de lo contrario, me habría convertido, de un
+modo permanente, en algo distinto de lo que siempre había sido, sin
+transformarme tampoco en algo que valiera la pena de aceptarse. Pero
+nunca consideré aquel estado de vida sino transitorio, pues una especie
+de instinto profético, una voz misteriosa me murmuraba continuamente al
+oído, diciéndome que en una época, no lejana, y cuando para bien mío
+fuera necesario un cambio, éste se efectuaría.</p>
+
+<p>Entre tanto, ahí me estaba yo, todo un Inspector de Aduana, y hasta
+donde me ha sido posible comprenderlo, tan bueno como se pueda desear;
+porque un hombre que siente, que piensa, y que está dotado de
+imaginación (aunque fueran sus facultades diez veces superiores á la del
+Inspector) puede, en cualquiera tiempo, ser un hombre de negocios, si
+quiere tomarse el trabajo de dedicarse á ellos. Mis compañeros de
+oficina, los comerciantes y los capitanes de buques con quienes mis
+deberes oficiales me pusieron en contacto, me tenían sólo por hombre de
+negocios, y probablemente ignoraban por completo que fuera otra cosa.
+Creo que ninguno había leído nunca una página de mis escritos, ni
+hubiera pesado yo un adarme más en la balanza de su consideración,
+aunque hubiesen leído todo lo que he borroneado: aun hay más, poco
+habría importado que esas mal aventuradas páginas hubieran<a name="page_035" id="page_035"></a> sido
+escritas con la pluma de un Burns ó la de un Chaucer,<a name="FNanchor_10_10" id="FNanchor_10_10"></a><a href="#Footnote_10_10" class="fnanchor">[10]</a> que en su
+tiempo fueron como yo empleados de Aduana. No deja de ser una buena
+lección, aunque á veces algo dura, para el que ha soñado con la fama
+literaria y con la idea de crearse, por medio de sus obras, un nombre
+respetado entre las celebridades del mundo, descubrir de buenas á
+primeras que, fuera del círculo estrecho en que se tiene noticia de sus
+méritos y presunciones, nada de lo que ha llevado á cabo, ni nada de
+aquello á que aspira, tiene importancia ó significación alguna. No creo
+que yo tenía una necesidad especial de recibir lección semejante, ni
+siquiera como aviso preventivo y saludable, pero ello es que la recibí
+por completo, bien que no me causó ningún dolor, ni me costó un solo
+suspiro. Cierto es también que en materia de literatura, un oficial de
+marina que entró á servir en la Aduana al mismo tiempo que yo, con
+frecuencia echaba su cuarto á espadas conmigo en discusiones acerca de
+uno de sus dos temas favoritos: Napoleón y Shakespeare; y que también
+uno de los escribientes del Administrador, aun muy joven y que llenaba,
+según se decía en voz baja, las blancas cuartillas de papel de la Aduana
+con lo que á cierta distancia tenía la apariencia de versos, de cuando
+en cuando me hablaba de libros, como de un asunto que quizá me sería
+familiar. Á esto se reducía todo mi comercio literario, y debo confesar
+que era más que suficiente para satisfacción de mis necesidades
+intelectuales.</p>
+
+<p>Pero aunque hacía tiempo que no trataba de que<a name="page_036" id="page_036"></a> mi nombre recorriese el
+mundo impreso en el frontis de un libro, ni me importaba, no podía sin
+embargo menos de sonreirme al pensar que tenía entonces otra clase de
+boga. El marcador de la Aduana lo imprimía, con un patrón y pintura
+negra, en los sacos de pimienta, en las cajas de tabacos, en las pacas
+de todas las mercancías sujetas á derechos, como testimonio de que estos
+artículos habían pagado el impuesto y pasado por la Aduana. Llevado en
+tan extraño vehículo de la fama, iba mi nombre á donde jamás había
+llegado antes, y á donde espero que nunca irá de nuevo.</p>
+
+<p>Pero el pasado no había muerto por completo. De vez en cuando, los
+pensamientos que en otro tiempo parecían tan vitales y tan activos, pero
+que se habían entregado al reposo de la manera más tranquila del mundo,
+cobraban vida y vigor. Una de las ocasiones en que mis hábitos de otros
+días renacieron, fué la que dió margen á que ofrezca al público el
+bosquejo que estoy trazando.</p>
+
+<p>En el segundo piso de la Aduana hay una vasta habitación cuyas vigas y
+enladrillado nunca han sido cubiertos con torta y artesonado. El
+edificio, que se ideó en una escala en armonía con el antiguo espíritu
+comercial del puerto y la esperanza de una prosperidad futura que nunca
+había de realizarse, tiene más espacio del que era necesario y al que no
+se puede dar uso alguno. Por lo tanto, el gran salón que está encima de
+las habitaciones del Administrador, se ha quedado por concluir, y á
+pesar de las telarañas que adornan sus empolvadas vigas, parece como que
+espera la mano del carpintero y del albañil. En una extremidad de dicha
+habitación había cierto número de<a name="page_037" id="page_037"></a> barriles, amontonados unos sobre
+otros, y llenos de líos de documentos oficiales, de los cuales gran
+número yacía también en el pavimento. ¡Tristeza causaba pensar en los
+días, y semanas, y meses y años de trabajo que se habían empleado en
+esos papeles enmohecidos, que eran ahora simplemente un estorbo, ó
+estaban ocultos en un olvidado rincón donde jamás ojos humanos les
+darían una mirada! Pero también, ¡cuántas resmas y resmas de otros
+manuscritos, llenos, no de las fastidiosas fórmulas oficiales, sino de
+los pensamientos de una clara inteligencia y de las ricas efusiones de
+un corazón sensible, han ido á parar igualmente al olvido más completo!
+Y lo más triste de todo, sin que en su tiempo, como las pilas de papeles
+de la Aduana, hubieran proporcionado á aquellos que los borronearon las
+comodidades y medios de subsistencia que obtuvieron los aduaneros con
+los rasgos inservibles y comunes de sus plumas. Sin embargo, esto último
+no es completamente exacto, pues no carecen de valor para la historia
+local de Salem; y en esos papeles podrían descubrirse noticias y datos
+estadísticos del antiguo tráfico del puerto, y recuerdos de sus grandes
+comerciantes y otros magnates de la época, cuyas inmensas riquezas
+comenzaron á ir á menos mientras sus cenizas estaban aún calientes. En
+esos papeles pudiera hallarse el origen de los fundadores de la mayor
+parte de las familias que constituyen ahora la aristocracia de Salem,
+desde sus obscuros principios cuando se dedicaban á trafiquillos de poca
+monta, hasta lo que hoy consideran sus descendientes una jerarquía
+establecida de larga fecha.</p>
+
+<p>Es lo cierto que hay una gran escasez de documentos<a name="page_038" id="page_038"></a> oficiales relativos
+á la época anterior á la Revolución, circunstancia que muchas veces he
+lamentado, pues esos papeles podrían haber contenido numerosas
+referencias á personas ya olvidadas, ó de que aún se conserva recuerdo,
+así como á antiguas costumbres que me habrían proporcionado el mismo
+placer que experimentaba cuando encontraba flechas de indios en los
+campos cerca de la Antigua Mansión.</p>
+
+<p>Pero un día lluvioso, en que no tenía mucho en que ocuparme, tuve la
+buena fortuna de hacer un descubrimiento de algún interés. Revolviendo
+aquella pila de papeles viejos, y huroneando entre ellos; desdoblando
+alguno que otro documento, y leyendo los nombres de los buques que
+luengos años ha desaparecieron en el fondo del océano, ó se pudrieron en
+los muelles, así como los de los comerciantes que ya no se mencionan en
+la Bolsa, ni aún apenas pueden descifrarse en las dilapidadas losas de
+sus tumbas; contemplando esos papeles con aquella especie de
+semi-interés melancólico que inspiran las cosas que no sirven ya para
+nada, me vino á las manos un paquete pequeño cuidadosamente envuelto en
+un pedazo de antiguo pergamino amarillo. Esta cubierta tenía el aspecto
+de un documento oficial de un período remoto, cuando los escribientes
+trazaban sus signos en materiales de mayor solidez que los nuestros.
+Había en el paquete algo que despertó vivamente mi curiosidad y me llevó
+á deshacer la cinta de un rojo desvanecido que lo ataba, animado de la
+idea de que iba á sacar á luz un tesoro. Al desdoblar el rígido
+pergamino, ví que era el nombramiento expedido por el Gobernador Shirley
+en favor de un tal Jonatán Pue para el empleo de Inspector de las
+Aduanas<a name="page_039" id="page_039"></a> de Su Majestad en el puerto de Salem, en la Provincia de la
+Bahía de Massachusetts. Recordé que había leído, creo que en los Anales
+de Felt, la noticia del fallecimiento del Sr. Inspector Pue, ocurrido
+hacía unos ochenta años; y que también en un periódico de nuestros días
+había visto el relato de la extracción de sus restos mientras se
+restauraba la Iglesia de San Pedro, en cuyo pequeño cementerio estaban
+enterrados. Por más señas que sólo hallaron un esqueleto incompleto y
+una enorme peluca bien conservada. Al examinar los papeles con mayor
+detenimiento, ví que no eran oficiales, sino privados, y al parecer de
+letra y puño del Inspector. La única explicación que pude darme del
+porqué se encontraban en la pila de papeles de que he hablado, consiste
+en que el Sr. Pue falleció repentinamente, y esos escritos, que
+probablemente conservaba en su bufete oficial, nunca llegaron á manos de
+sus herederos, por suponerse que tal vez se referían á asuntos del
+servicio de la Aduana.</p>
+
+<p>Se me figura que las ocupaciones anexas á su empleo dejaban al antiguo
+Inspector en aquellos tiempos muchas horas libres que dedicar á
+investigaciones históricas locales y á otros asuntos de igual
+naturaleza. No pequeña parte de los datos que hallé en los papeles de
+que hablo, me sirvieron de mucho para el artículo titulado la C<small>ALLE</small>
+P<small>RINCIPAL</small> incluído en uno de mis libros.</p>
+
+<p>Pero lo que más me atrajo la atención en el misterioso paquete, fué algo
+forrado con paño de un rojo hermoso, bien que bastante gastado y
+desvanecido. Había también en el forro visibles huellas de un bordado de
+oro, igualmente muy gastado, de tal modo<a name="page_040" id="page_040"></a> que puede decirse que apenas
+quedaba nada. Se conoce que había sido hecho á la aguja con sorprendente
+habilidad; y las puntadas, como me aseguraron damas muy peritas en el
+asunto, dan prueba patente de un arte ya perdido, que no es posible
+restaurar, aunque se fueran sacando uno á uno los hilos del bordado.
+Este harapo de paño color de escarlata,&mdash;pues los años y las polillas lo
+habían reducido en realidad á un harapo, y nada más,&mdash;después de
+examinado minuciosa y cuidadosamente parecía tener la forma de la letra
+A. Cada una de las piernas ó trazos de la letra tenía precisamente tres
+pulgadas y cuarto de longitud. No quedaba duda alguna que se había
+ideado para adorno de un vestido; pero cómo debió de usarse, y cuál era
+la categoría, dignidad ó empleo honorífico que en otros tiempos
+significaba, era para mí un verdadero enigma que no tenía muchas
+esperanzas de resolver. Y sin embargo, me produjo un extraño interés.
+Mis miradas se fijaron tenazmente en la antigua letra de color
+escarlata, y no querían apartarse de ella. Había con seguridad algún
+sentido oculto en aquella letra, que merecía la pena de investigarse, y
+que, por decirlo así, parecía emanar del símbolo místico, revelándose
+sutilmente á mis sentimientos pero rehuyendo el análisis de la
+inteligencia.</p>
+
+<p>Mientras me hallaba así, todo perplejo, pensando, entre otras cosas, que
+acaso esa letra habría sido uno de los adornos de que hacían uso los
+blancos para atraerse la atención de los indios, me la puse casualmente
+sobre el pecho. El lector sin duda se sonreirá cuando le diga, aunque es
+la pura verdad, que me pareció experimentar una sensación, que si no
+enteramente<a name="page_041" id="page_041"></a> física, casi era la de un calor abrasante; como si la letra
+no fuera un pedazo de paño rojo, sino un hierro candente. Me estremecí,
+é involuntariamente la dejé caer al suelo.</p>
+
+<p>La contemplación de la letra escarlata me había hecho descuidar el
+examen de un pequeño rollo de papel negruzco al que servía de
+envoltorio. Lo abrí al fin, y tuve la satisfacción de hallar, escrita de
+puño y letra del antiguo Inspector de Aduana, una explicación bastante
+completa de toda la historia. Había varios pliegos de papel de á folio
+que contenían muchos particulares acerca de la vida y hechos de una tal
+Ester Prynne, que parecía haber sido persona notable para nuestros
+antepasados, allá á fines del siglo diez y siete. Algunos individuos,
+muy entrados en años, que vivían aún en la época del Inspector Pue, y de
+cuyos labios había éste oído la narración que confió al papel,
+recordaban haberla visto cuando jóvenes, y cuando dicha Ester era ya muy
+anciana, aunque no decrépita, y de aspecto majestuoso é imponente. De
+tiempo inmemorial era su costumbre, según decían, recorrer el país como
+enfermera voluntaria, haciendo todo el bien que podía, y dando consejos
+en todas las materias, principalmente en las que se relacionaban con los
+afectos del corazón, lo que dió lugar á que si muchos la reverenciaban
+como á un ángel, otros la consideraran una verdadera calamidad.
+Registrando más minuciosamente el manuscrito, hallé la historia de otros
+actos y padecimientos de esta mujer singular, muchos de los cuales
+encontrará el lector en la narración titulada "L<small>A</small> L<small>ETRA</small> E<small>SCARLATA</small>";
+debiendo tenerse presente, que las circunstancias<a name="page_042" id="page_042"></a> principales de dicha
+historia son auténticas, como que cuentan con la autoridad que les da el
+manuscrito del Inspector Pue. Los papeles originales, juntamente con la
+letra escarlata, que diré de paso es una reliquia muy curiosa, están aún
+en mi poder, y se mostrarán á quienquiera que, incitado por el interés
+de esta narrativa, deseare verlos. Mas no por eso se crea que al
+compaginar esta novela, y al idear los motivos y pasiones que influyeron
+en los personajes que en ella figuran, me he ceñido servilmente á lo que
+reza la docena de páginas del antiguo manuscrito. Al contrario, me he
+tomado en ciertos puntos casi tanta libertad como si el asunto fuera
+enteramente de mi invención. Lo que deseo afirmar es la autenticidad de
+los hechos fundamentales de la historia.</p>
+
+<p>El incidente del manuscrito despertó en cierta manera mis antiguas
+aficiones literarias. Me pareció ver en él la armazón de una novela. Fué
+para mí, realmente, como si el antiguo Inspector, con su traje de hace
+cien años, y su inmortal peluca, sepultada con él, pero que no pereció
+en el sepulcro, me hubiera visitado en la desierta habitación de la
+Aduana. Su porte tenía toda la dignidad de quien había desempeñado un
+empleo de Su Majestad Británica, y estaba iluminado, por lo tanto, con
+un rayo del esplendor que tan deslumbrantemente brilla en rededor del
+trono. ¡Ah! ¡Cuán diferente es el aspecto de un empleado de la República
+que, siendo un servidor del pueblo, se considera punto menos que un
+cualquiera, é inferior al más ínfimo de sus señores! Imaginé que con su
+mano espectral, la majestuosa figura del Inspector Pue me había dado el
+símbolo escarlata y el pequeño<a name="page_043" id="page_043"></a> manuscrito que lo explicaba; y que
+también con su voz espectral me había exhortado á que, como una prueba
+de deber filial y de respeto hacia él,&mdash;que podía considerarse
+oficialmente mi antepasado,&mdash;diese al público sus lucubraciones ya
+mohosas y roídas por la polilla.&mdash;"Haz esto,"&mdash;dijo el espectro del Sr.
+Inspector Pue con un movimiento de cabeza que parecía tan imponente como
+su imperecedera peluca,&mdash;"haz esto, y el lucro será todo tuyo. Pronto lo
+necesitarás, pues estos tiempos no son como los míos en que los empleos
+eran vitalicios, y á veces hereditarios. Pero te pido que en este asunto
+de la anciana Señora Prynne, no olvides honrar como se debe la memoria
+de tu predecesor."&mdash;Y yo respondí al espectro del Sr. Inspector
+Pue:&mdash;"Lo haré."</p>
+
+<p>Por consiguiente, dediqué mis pensamientos á la historia de Ester
+Prynne, que fué objeto de mis meditaciones muchas y muchas horas,
+mientras me paseaba á lo largo de mi habitación, ó atravesaba cien y
+cien veces el espacio, nada corto por cierto, que mediaba entre la
+puerta principal de la Aduana y una de las laterales. Grandes eran el
+fastidio y la molestia que experimentaban el octogenario empleado y los
+pesadores y aforadores, cuyo sueño se veía perturbado implacablemente
+por la acompasada y constante resonancia de mis pasos, de ida y vuelta
+en mi continuo andar. Mis subordinados, recordando sus antiguas
+ocupaciones, acostumbraban decir que el Inspector se estaba paseando en
+la toldilla del buque. Probablemente imaginaban que mi único objeto era
+despertar el apetito. Y en puridad de verdad, el único resultado valioso
+de mi infatigable ejercicio de piernas era el desarrollo de<a name="page_044" id="page_044"></a> un buen
+apetito, aguzado por las ráfagas del viento del Este, que generalmente
+soplaba en aquel lugar. Pero tan poco favorable era la atmósfera de la
+Aduana para el cultivo de las delicadas producciones del espíritu, que
+si yo hubiera permanecido allí cuarenta años, dudo mucho que la historia
+de L<small>A</small> L<small>ETRA</small> E<small>SCARLATA</small> hubiese visto jamás la luz pública. Mi cerebro se
+había convertido en un espejo empañado que no reflejaba las figuras con
+que trataba de poblarlo, ó si lo hacía era vaga y confusamente. Los
+personajes de mi narración no querían entrar en calor, ni podía yo
+convertirlos en materia dúctil con ayuda del fuego que ardía en mi
+imaginación. Ni me era posible conseguir que los inflamara la llama de
+la pasión, ni que experimentasen la ternura de sentimientos delicados,
+sino que conservaban toda la rigidez de cuerpos sin vida, que fijaban en
+mí sus horribles miradas como si me retaran desdeñosamente. Parecía que
+me apostrofaban diciéndome: "¿Qué tienes tú que ver con nosotros? La
+escasa facultad que en un tiempo poseíste para manejar las creaciones de
+la fantasía, ha desaparecido. La trocaste en cambio de un poco del oro
+del público. Vete á ganar tu sueldo." En una palabra: las inertes
+criaturas, hijas de mi imaginación, me tachaban de imbecilidad, y no sin
+algún fundamento.</p>
+
+<p>Y no solo durante las tres horas y media que consagraba diariamente al
+desempeño de mis deberes en la Aduana sentía aquella especie de
+parálisis, sino que me acompañaba en mis paseos por la orilla del mar y
+por los campos, cuando, lo que no era frecuente, buscaba el vigorizador
+encanto de la naturaleza que tanta frescura y actividad de pensamiento
+me infundía<a name="page_045" id="page_045"></a> desde el instante que traspasaba el umbral de la Antigua
+Mansión. Ese mismo marasmo intelectual no me abandonaba en mi casa, ni
+aún en la habitación que, sin saber á derechas por qué, llamaba yo mi
+gabinete de estudio. Ni tampoco desaparecía cuando, muy entrada la
+noche, me encontraba solo en mi salón desierto, iluminado únicamente por
+el resplandor del fuego que ardía en la chimenea y la luz melancólica de
+la luna, y trataba de representarme escenas imaginarias que me prometía
+fijar al día siguiente en páginas de brillante descripción.</p>
+
+<p>Si las facultades creadoras se niegan á funcionar á semejante hora, hay
+que perder toda esperanza de que jamás puedan hacerlo. La luz de la
+luna, en una habitación que nos es familiar, dando de lleno en la
+alfombra y dejando ver con toda claridad las figuras en ella dibujadas,
+y haciendo igualmente visibles todos los objetos, por pequeños que sean,
+aunque de un modo diferente que á la luz de la mañana ó del
+mediodía,&mdash;es la situación más apropiada para que un novelista entre en
+conocimiento con sus huéspedes ilusorios. Ahí está el espectáculo
+doméstico que conocemos perfectamente: las sillas, cada una con su
+distinta individualidad; la mesa del centro, con uno ó dos volúmenes y
+una lámpara apagada; el sofá; el estante de libros; el cuadro que cuelga
+en la pared: todos estos detalles, que se ven de una manera tan
+completa, se presentan sin embargo tan idealizados por la misteriosa luz
+de la luna, que se diría que pierden su verdadera realidad para
+convertirse en cosas espirituales. Nada hay que sea demasiado pequeño ó
+insignificante para que se libre de esta transformación,<a name="page_046" id="page_046"></a> adquiriendo
+con ella cierta dignidad. El zapatito de un niño; la muñeca, sentada en
+su cochecito; el caballito de madera,&mdash;en una palabra, cualquier objeto
+que se hubiere usado ó con que se hubiere jugado durante el día, reviste
+ahora un aspecto extraño y singular, aunque sea tan perfectamente
+visible como con la claridad del sol. De este modo el suelo de nuestro
+cuarto se ha convertido en una especie de terreno en que lo real y lo
+imaginario se confunden; algo así como una región intermediaria entre
+nuestro mundo positivo y el país de las hadas. Aquí podrían entrar los
+espectros sin causarnos temor: y de tal manera se adaptarían al medio
+ambiente, que no experimentaríamos sorpresa alguna si, al dirigir la
+vista á nuestro alrededor, descubriéramos la forma de un sér querido,
+aunque ya ausente de este mundo, sentada tranquilamente á la luz de este
+mágico rayo de luna, con un aspecto tal, que nos haría dudar si es que
+ha regresado de la región ignota, ó si nunca se alejó del hogar
+doméstico.</p>
+
+<p>La dudosa claridad que esparcen los carbones encendidos que arden en la
+chimenea, tiende á producir el efecto que he tratado de describir.
+Vierten una luz suave en toda la habitación, acompañada de una ligera
+tinta rojiza en las paredes y en el cielo raso, y de un débil reflejo
+del pulido barniz de los muebles. Esta luz, más caliente, se mezcla con
+la frialdad de los rayos de la luna, y puede decirse que dota de
+corazón, de ternura y de sensibilidad humana, las formas que evoca la
+fantasía. De imágenes de nieve que son, las convierte en hombres y
+mujeres. Dando una mirada al espejo, contemplamos la moribunda llama de
+los carbones medio extinguidos, los pálidos rayos de la<a name="page_047" id="page_047"></a> luna en el
+pavimento, y una reproducción de toda la luz y sombra del cuadro, que
+nos aleja más de lo real y nos acerca más á lo imaginario. En tal hora,
+pues, y con semejante espectáculo á la vista, si un hombre sentado solo
+en las altas horas de la noche, no puede idear cosas extrañas y
+conseguir que tengan éstas un aire de realidad, debe abandonar para
+siempre toda tentativa de escribir novelas.</p>
+
+<p>Por lo que á mí hace, durante todo el tiempo que permanecí en la Aduana,
+la luz del sol ó de la luna, ó el resplandor de la lumbre de la
+chimenea, eran idénticos en sus efectos; y tanto importaban, para el
+caso, como la mísera llama de una vela de sebo. Cierto género de
+aptitudes y de sensibilidad, juntamente con un don especial para sacar
+partido de ellas,&mdash;ni muy grande ni de mucho valor por lo demás, pero lo
+mejor de que yo podía disponer,&mdash;había desaparecido por completo.</p>
+
+<p>Creo, sin embargo, que si hubiera ensayado las fuerzas en otra clase de
+composiciones, no habría hallado mis facultades tan obtusas é inertes.
+Por ejemplo, podría haber puesto por escrito las narraciones de un
+veterano capitán de buque, uno de los empleados del resguardo, con quien
+me mostraría muy ingrato si no lo mencionara, pues apenas se pasaba un
+día sin que me movieran á la vez á risa y admiración sus maravillosas
+dotes de cuentista. Si hubiera podido conservar la fuerza pintoresca de
+su estilo, y el colorido humorístico con que adornaba sus descripciones,
+creo firmemente que el resultado habría sido algo nuevo en literatura. Ó
+pudiera haberme dedicado fácilmente á una ocupación más seria. En medio
+de mis<a name="page_048" id="page_048"></a> diarias y prosaicas obligaciones era mi deseo, quizás insensato,
+lanzarme en alas de la imaginación á siglos remotos, ó tratar de crear
+las apariencias de la vida con materiales aéreos, cuando, á cada
+instante, la impalpable belleza de mis burbujas de jabón se deshacía al
+rudo contacto de algo real. Lo más cuerdo habría sido dedicar talento é
+imaginación á los asuntos del día, y buscar resueltamente el verdadero é
+indestructible valor que yace oculto en los pequeños y enojosos
+incidentes y en los caracteres comunes que me eran familiares. La falta
+fué mía. La página de la vida abierta ante mis ojos, me pareció vulgar y
+fastidiosa, sólo por no haber penetrado yo más íntimamente su
+significación. Allí había un libro mejor que el que jamás podré
+escribir, que se me iba presentando hoja tras hoja, precisamente como
+las llenaba la realidad de la hora fugitiva, y que se desvanecían con la
+misma rapidez con que habían sido escritas, porque mi inteligencia
+carecía de la profundidad necesaria para comprenderlas, y mi pluma de
+habilidad suficiente para transcribirlas. Algún día recuerde quizás unos
+cuantos fragmentos esparcidos por todas partes, y los reproduzca con
+gran provecho mío, hallando que las letras se convierten en oro en las
+páginas de mi libro.</p>
+
+<p>Pero estas ideas se me ocurrieron demasiado tarde. Á la sazón, tenía tan
+solamente la conciencia de que lo que en un tiempo había sido un placer
+para mí, era ahora una tarea irrealizable. No era ocasión para entrar en
+lamentaciones acerca del estado de las cosas. Había cesado de ser un
+escritor de historietas y de artículos, bastante malos, para convertirme
+en un Inspector de Aduana tolerablemente bueno. Ni más<a name="page_049" id="page_049"></a> ni menos. Sin
+embargo, no es nada agradable verse acosado por la sospecha de que
+nuestra inteligencia se va extinguiendo; ó que se va desvaneciendo, sin
+darnos cuenta de ello, como el éter en una redoma, que hallamos más y
+más reducido á cada mirada que le dirigimos. No me quedaba duda alguna
+del hecho; y al examinarme á mí mismo y á otros de mis compañeros,
+llegué á conclusiones no muy favorables relativamente al efecto que
+produce un empleo del gobierno en el carácter de los individuos. Acaso
+algún día me extienda más sobre la materia; por ahora, baste decir que
+un empleado del resguardo, de larga fecha, á duras penas puede ser
+persona digna de elogios ó de mucho respeto, por numerosas razones;
+entre otras, por las circunstancias á que debe su destino; y luego, por
+la naturaleza especial del mismo, que si bien muy honroso, como creo, es
+esta una opinión de que no participa todo el género humano.</p>
+
+<p>Uno de los efectos que he notado, y creo que puede observarse más ó
+menos en cada persona que haya tenido uno de esos destinos, es que al
+paso que el hombre se reclina en el brazo poderoso de la República, su
+propia fuerza individual le abandona. Si posee una gran suma de energía
+natural, ó si el empleo público no ejerce en él su enervante influjo por
+mucho tiempo, podrá recobrar sus facultades embotadas. El empleado que
+ha perdido su destino, puede volver sobre sus pasos, y ser de nuevo todo
+lo que era antes. Pero esto rara vez acontece, pues por lo regular
+permanece en su puesto el tiempo necesario para que se efectúe su propia
+perdición y decadencia, y entonces le ponen de patitas en la calle, para
+que continúe su<a name="page_050" id="page_050"></a> marcha por el camino de la vida como mejor pueda.
+Teniendo conciencia de su propia debilidad, y de que todo el temple de
+su espíritu ha desaparecido, en adelante sólo dirige miradas inquietas
+en torno suyo en demanda de quien le auxilie. Su constante
+esperanza,&mdash;que viene á ser una especie de alucinación que, á despecho
+de todo lo que sea desalentador, y sin hacer alto en imposibilidades le
+persigue mientras viva,&mdash;consiste en que al fin y al cabo, y en no
+lejano tiempo, merced á una reunión de circunstancias felices, será
+restablecido en su empleo. Esta esperanza, más que ninguna otra cosa,
+mina por completo y hiere de muerte, desde sus principios, cualquiera
+empresa que intente llevar á cabo. ¿Por qué trabajar y afanarse y tratar
+de salir de la miseria en que se encuentra, si de un momento á otro el
+brazo del Gobierno lo pondrá á flote? ¿Por qué procurar librarse la
+subsistencia aquí con el sudor de su frente, ó ir á California á extraer
+oro,<a name="FNanchor_11_11" id="FNanchor_11_11"></a><a href="#Footnote_11_11" class="fnanchor">[11]</a> cuando no pasará mucho tiempo sin que ese mismo Gobierno le
+haga feliz, poniendo en sus bolsillos, con intervalos mensuales, un
+puñado de monedas brillantes procedentes de las arcas de la República?
+No deja de ser curioso, y triste al mismo tiempo, observar cuán pronto
+se inficiona con esta enfermedad un pobre diablo, por poco que haya
+probado el turrón de un destinillo. El dinero del Gobierno tiene, bajo
+este concepto, una cualidad semejante á la de los pactos con el demonio:
+quien lo toca, tiene que andar muy<a name="page_051" id="page_051"></a> listo, ó de lo contrario al fin y al
+cabo, si no pierde su alma, como con el pacto mencionado, perderá muchas
+de sus mejores cualidades: la fuerza, el valor y constancia, la
+sinceridad, la confianza en sí mismo, y todo lo que constituye un
+carácter varonil.</p>
+
+<p>¡Hermoso porvenir me esperaba por cierto! Y no porque el Inspector se
+hubiese aplicado á sí propio la moral de la historia, ó pudiese admitir
+que la continuación en su empleo, ó la cesantía, influiría en él de un
+modo desastroso. Nada de eso: pero á pesar de todo, mis reflexiones
+sobre el asunto no eran muy alentadoras. Comencé á volverme melancólico
+é inquieto, examinando constantemente mi inteligencia para descubrir si
+mis facultades estaban cabales, y ver qué detrimento habían
+experimentado. Traté de calcular cuánto tiempo podría aun permanecer en
+la Aduana, y salir de ella siendo todavía lo que se llama un hombre.
+Para decir la verdad, comencé á temer que,&mdash;puesto que no habría sido
+político declarar cesante á las calladas á un hombre de mi importancia,
+ni es muy corriente en un empleado del Gobierno hacer dimisión de su
+destino,&mdash;comencé á temer, repito, que podría darse conmigo el caso de
+envejecer y hasta de volverme decrépito en mi puesto de Inspector,
+convirtiéndome en algo parecido al octogenario empleado de marras. Y
+¿por qué, en el curso de los largos años de la vida oficial que creía me
+estaban aun reservados, no me sucedería al fin y á la postre lo mismo
+que á mi venerable amigo; esto es, llegar á convertir la hora de la
+comida en la más importante del día, y el resto del tiempo pasarlo
+durmiendo á la sombra ó al calor del sol? ¡Triste perspectiva para un
+hombre<a name="page_052" id="page_052"></a> que hace consistir la felicidad en vivir en el pleno ejercicio
+de sus facultades y de sus sentimientos! Pero durante todo este tiempo
+me estuve atormentando inútilmente, porque la Providencia había
+dispuesto la realización de cosas mucho mejores y benéficas para mí, que
+las que yo mismo pude jamás idear.</p>
+
+<p>En el tercer año de mi empleo de Inspector hubo un acontecimiento
+notable, cual fué la elección del General Taylor á la Presidencia de los
+Estados Unidos. Para que se comprendan perfectamente las tribulaciones
+de la vida de un empleado del Gobierno, es preciso considerarlo en los
+primeros tiempos de la Administración de un Presidente que pertenece á
+un partido político distinto del suyo. Su posición es entonces realmente
+la más dificultosa y hasta desagradable en que pueda hallarse un infeliz
+mortal, casi sin alternativa alguna en buen sentido, aunque lo que él
+juzga como lo peor que le puede acontecer, sea tal vez lo mejor. Mas
+para un hombre digno y sensible es bien doloroso saber que sus intereses
+dependen de personas que ni le estiman ni le comprenden, y quienes más
+bien tratarán de hacerle daño que de beneficiarlo. Ni deja tampoco de
+sorprenderle, y mucho, al que supo conservar toda su calma durante una
+contienda electoral, ver la sed de sangre que se desarrolla en la hora
+del triunfo, y tener la conciencia de que él es una de las víctimas en
+que los vencedores tienen fijas las miradas. Pocas cosas hay tan feas en
+la naturaleza humana como esta tendencia á la crueldad, tan sólo porque
+se tiene el poder de hacer daño, que llegué entonces á notar en personas
+que después de todo no eran peores que sus vecinos. Si en vez de ser
+una<a name="page_053" id="page_053"></a> expresión metafórica, aunque muy apropiada, fuera un hecho real lo
+de la guillotina aplicada á los empleados del Gobierno, después de una
+nueva Administración, creo sinceramente que los miembros del partido
+victorioso, en los primeros momentos de la agitación causada por su
+triunfo, nos habrían cortado la cabeza á todos los del partido opuesto.</p>
+
+<p>Pero sea de ello lo que fuere, y á pesar de lo poco agradable que era mi
+situación, hallé que tenía más de un motivo para congratularme de estar
+del lado de los vencidos más bien que del de los vencedores. Si hasta
+entonces no habían sido muy ardientes mis convicciones políticas, en
+aquella hora de peligro y de adversidad comencé á sentir vivamente hacia
+qué partido se inclinaban mis predilecciones; y no sin cierto dolor y
+vergüenza llegué á vislumbrar que, según cálculos razonables, tenía yo
+más probabilidades de conservar mi destino que mis otros
+correligionarios políticos. Pero ¿quién puede ver en lo futuro más allá
+de sus narices? Mi cabeza fué la primera que cayó.</p>
+
+<p>Tengo para mí, que cuando á un empleado lo declaran cesante, ó, para
+hablar metafóricamente, le cortan la cabeza, rara vez, ó nunca, es
+aquella la época más feliz de su vida. Sin embargo, como sucede en la
+mayor parte de nuestros grandes infortunios, aun ese grave
+acontecimiento trae aparejado consigo su remedio y su consuelo, con tal
+de que la víctima trate de sacar el mejor partido de su desgracia. Por
+lo que á mí respecta, el consuelo lo tenía á la mano, y ya se me había
+presentado en mis meditaciones mucho tiempo antes de que fuera
+absolutamente necesario<a name="page_054" id="page_054"></a> apelar á ese remedio. En la Aduana de Salem,
+como anteriormente en la Antigua Mansión, pasé tres años; tiempo más que
+suficiente para que descansara mi cerebro fatigado y para que rompiera
+con antiguos hábitos intelectuales y adoptara otros nuevos; y tiempo
+también demasiado largo para la vida que llevé, tan completamente ajena
+á mis inclinaciones naturales, sin haber hecho en realidad nada que
+fuera provechoso ó agradable á algún sér humano, habiéndome retraído de
+una labor que, por lo menos, habría satisfecho los latentes deseos de mi
+espíritu. Además, la manera poco ceremoniosa con que le declararon
+cesante, y el haber sido considerado como enemigo por sus adversarios
+políticos, fué en cierto modo agradable al ex-Inspector de Aduana,
+puesto que su apatía en los asuntos de la política,&mdash;su tendencia á
+divagar, á merced de su voluntad, por el vasto y apacible campo en que
+todo el género humano puede codearse sin reparo, antes que ceñirse á los
+estrechos senderos en que los hermanos de un mismo hogar tienen que
+separarse unos de otros,&mdash;había hecho que sus mismos correligionarios le
+mirasen con cierta sospecha, dudando si en realidad les pertenecía. Pero
+ahora, después de haber obtenido la corona del martirio, la duda
+desapareció. Por otra parte, á pesar de lo poco heroica que es su
+naturaleza, parecía más decoroso verse también arrastrado en la caída
+del partido á que estaba afiliado, que no permanecer de pie cuando
+tantos hombres, mucho más meritorios, iban cayendo día tras día; y, por
+último, era eso preferible á quedarse cuatro años más en su puesto, á la
+merced de una Administración hostil, para verse á la postre<a name="page_055" id="page_055"></a> obligado á
+definir su posición de nuevo, y mendigar tal vez la buena voluntad de
+los vencedores.<a name="FNanchor_12_12" id="FNanchor_12_12"></a><a href="#Footnote_12_12" class="fnanchor">[12]</a></p>
+
+<p>Entretanto, la prensa periódica había tomado por su cuenta el asunto de
+mi cesantía, y durante un par de semanas me exhibió ante el público en
+mi nuevo estado de persona decapitada, deseando yo que me dejaran en paz
+y me enterrasen al fin, como conviene á un hombre políticamente muerto.
+Esto, hablando naturalmente en el sentido figurado, porque en la
+realidad, todo este tiempo en que se trataba de mí en los periódicos
+como del Inspector decapitado, tenía yo muy bien asegurada la cabeza en
+los hombros, y había llegado á la excelente conclusión de que no hay mal
+que por bien no venga; y empleando algunos cuantos reales en tinta,
+papel y plumas, abrí mi olvidado escritorio, y me convertí de nuevo en
+hombre de letras.</p>
+
+<p>Entonces fué cuando dediqué toda mi atención á las lucubraciones de mi
+antiguo predecesor el Inspector de Aduana Sr. Pue; y como mis facultades
+intelectuales se hallaban un tanto entorpecidas por la falta de
+conveniente uso durante largo tiempo, pasó también alguno antes de que
+me fuera dado trabajar en mi narración de una manera algo satisfactoria.
+Y con todo, á pesar de que la obra absorbía por completo<a name="page_056" id="page_056"></a> mis
+pensamientos, ésta se presenta á mi vista con un aspecto sombrío y
+grave, sin que la alegre un festivo rayo de sol, sin que se hagan sentir
+mucho en ella las dulces y familiares influencias que á menudo suavizan
+casi todas las escenas de la naturaleza y de la vida real, y debieran
+suavizar también la pintura que de ellas se hace. Este efecto poco
+halagüeño es quizás el resultado del período de agitación é
+incertidumbre en que la historia tomó forma; sin que indique carencia de
+buen humor en el espíritu del novelista, pues era más feliz mientras
+divagaba entre la lobreguez de estas tristes fantasías suyas, que en
+ninguna otra época desde que salió de la Antigua Mansión. Pero
+continuando con la metáfora de la guillotina política, si este bosquejo
+de la Aduana, que voy á terminar, pareciere por ventura demasiado
+autobiográfico para que lo publique en vida una persona que, como su
+autor, no es de mucho viso, téngase en cuenta que procede de un
+caballero que lo escribe desde ultratumba. ¡La paz sea con el mundo! ¡Mi
+bendición para mis amigos! ¡Mi perdón para mis enemigos! ¡Me encuentro
+en la región del reposo!</p>
+
+<p>La vida de la Aduana yace en lo pasado, como si fuera un sueño. El
+octogenario empleado del resguardo,&mdash;que, siento decirlo, murió hace
+algún tiempo en consecuencia de la coz de un caballo, pues de lo
+contrario habría vivido de seguro eternamente,&mdash;así como todos los demás
+venerables personajes que se sentaban junto con él en la Aduana, se han
+convertido para mí en sombras: imágenes de rostros arrugados y cabezas
+blancas en canas, con quienes mi fantasía se ocupó algún tiempo y que ya
+ha arrojado á lo lejos<a name="page_057" id="page_057"></a> para siempre. Los comerciantes, cuyos nombres me
+eran tan familiares hace sólo seis meses, estos hombres del tráfico que
+parecía ocupaban una posición tan importante en el mundo,&mdash;¡cuán corto
+tiempo se ha necesitado para separarme de todos ellos, y aun para
+borrarlos de la memoria, hasta el punto de haberme sido preciso un
+esfuerzo para recordar el rostro y nombre de alguno que otro!</p>
+
+<p>Pronto, igualmente, mi antigua ciudad nativa se me presentará al través
+de la bruma de los recuerdos que la envolverá por todas partes, como si
+no fuera una porción de este mundo real y positivo, sino una gran aldea
+allá en una región nebulosa, con habitantes imaginarios que pueblan sus
+casas de madera, y pasean por sus feas callejuelas y su calle principal
+tan uniforme y poco pintoresca. Desde ahora en adelante cesa de ser una
+realidad de mi vida: soy un ciudadano de otro lugar cualquiera. No lo
+sentirán mucho las buenas gentes de Salem, pues aunque me he empeñado en
+llegar con mis tareas literarias á ser algo á los ojos de esos paisanos
+míos, y dejar una memoria grata de mi nombre en esa que ha sido cuna,
+morada y cementerio de tantos de mis antepasados,&mdash;nunca encontré <i>allí</i>
+la atmósfera genial que requiere un hombre de letras para que se sazonen
+debidamente los frutos de su inteligencia. Haré algo mejor entre otras
+personas; y apenas tengo que añadir que aquellas, que me son tan
+familiares, no echarán de menos mi ausencia.</p>
+
+<p><a name="page_058" id="page_058"></a></p>
+
+<p><a name="page_059" id="page_059"></a></p>
+
+<h3><a name="LA_LETRA_ESCARLATA" id="LA_LETRA_ESCARLATA"></a>LA LETRA ESCARLATA</h3>
+
+<p class="cb">&mdash;&mdash;&mdash;&mdash;</p>
+
+<h3><a name="I" id="I"></a>I<br /><br />
+<small>LA PUERTA DE LA PRISIÓN</small></h3>
+
+<p>U<small>NA</small> multitud de hombres barbudos, vestidos con trajes obscuros y
+sombreros de copa alta, casi puntiaguda, de color gris, mezclados con
+mujeres unas con caperuzas y otras con la cabeza descubierta, se hallaba
+congregada frente á un edificio de madera cuya pesada puerta de roble
+estaba tachonada con puntas de hierro.</p>
+
+<p>Los fundadores de una nueva colonia, cualesquiera que hayan sido los
+ensueños utópicos de virtud y felicidad que presidieran á su proyecto,
+han considerado siempre, entre las cosas más necesarias, dedicar á un
+cementerio una parte del terreno virgen, y otra parte á la erección de
+una cárcel. De acuerdo con este principio, puede darse por sentado que
+los fundadores de Boston edificaron la primera cárcel en las cercanías
+de Cornhill, así como trazaron el primer cementerio en el lugar que
+después llegó á ser el núcleo de todos los sepulcros aglomerados en el
+antiguo campo santo de la Capilla del Rey. Es lo cierto que quince ó
+veinte años después de fundada la población, ya la cárcel, que era de
+madera, presentaba todas las señales exteriores de haber pasado algunos
+inviernos por ella, lo<a name="page_060" id="page_060"></a> que le daba un aspecto más sombrío que el que de
+suyo tenía. El orín de que estaba cubierta la pesada obra de hierro de
+su puerta, la dotaba de una apariencia de mayor antigüedad que la de
+ninguna otra cosa en el Nuevo Mundo. Como todo lo que se relaciona de un
+modo ú otro con el crimen, parecía no haber gozado nunca de juventud.
+Frente á este feo edificio, y entre él y los carriles ó rodadas de la
+calle, había una especie de pradillo en que crecían en abundancia la
+bardana y otras malas hierbas por el estilo, que evidentemente
+encontraron terreno apropiado en un sitio que ya había producido la
+negra flor común á una sociedad civilizada,&mdash;la cárcel. Pero á un lado
+de la puerta, casi en el umbral, se veía un rosal silvestre que en este
+mes de Junio estaba cubierto con las delicadas flores que pudiera
+decirse ofrecían su fragancia y frágil belleza á los reos que entraban
+en la prisión, y á los criminales condenados que salían á sufrir su
+pena, como si la naturaleza se compadeciera de ellos.</p>
+
+<p>La existencia de este rosal, por una extraña casualidad, se ha
+conservado en la historia; pero no trataremos de averiguar si fué
+simplemente un arbusto que quedó de la antigua selva primitiva después
+que desaparecieron los gigantescos pinos y robles que le prestaron
+sombra, ó si, como cuenta la tradición, brotó bajo las pisadas de la
+santa Ana Hutchinson<a name="FNanchor_13_13" id="FNanchor_13_13"></a><a href="#Footnote_13_13" class="fnanchor">[13]</a> cuando<a name="page_061" id="page_061"></a> entró en la cárcel. Sea de ello lo que
+fuere, puesto que lo encontramos en el umbral de nuestra narración, por
+decirlo así, no podemos menos que arrancar una de sus flores y
+ofrecérsela al lector, esperando que simbolice alguna apacible lección
+de moral, ya se desprenda de estas páginas, ó ya sirva para mitigar el
+sombrío desenlace de una historia de fragilidad humana y de dolor.<a name="page_062" id="page_062"></a></p>
+
+<h3><a name="II" id="II"></a>II<br /><br />
+<small>LA PLAZA DEL MERCADO</small></h3>
+
+<p>E<small>L</small> pradillo frente á la cárcel, del cual hemos hecho mención, se hallaba
+ocupado hace unos doscientos años, en una mañana de verano, por un gran
+número de habitantes de Boston, todos con las miradas dirigidas á la
+puerta de madera de roble con puntas de hierro. En cualquiera otra
+población de la Nueva Inglaterra, ó en un período posterior de su
+historia, nada bueno habría augurado el aspecto sombrío de aquellos
+rostros barbudos; se habría dicho que anunciaba la próxima ejecución de
+algún criminal notable, contra el cual un tribunal de justicia había
+dictado una sentencia, que no venía á ser sino la confirmación de la
+expresada por el sentimiento público. Pero dada la severidad natural del
+carácter puritano en aquellos tiempos, no podía sacarse semejante
+deducción, fundándola sólo en el aspecto de las personas allí reunidas:
+tal vez algún esclavo perezoso, ó algún hijo desobediente entregado por
+sus padres á la autoridad civil, recibían un castigo en la picota.
+Pudiera ser también que un cuákero ú otro individuo perteneciente á una
+secta heterodoxa, iba á ser expulsado de la ciudad á punta de látigo; ó
+acaso algún indio ocioso y vagamundo, que alborotaba las calles en
+estado<a name="page_063" id="page_063"></a> de completa embriaguez, gracias al aguardiente de los blancos,
+iba á ser arrojado á los bosques á bastonazos; ó tal vez alguna
+hechicera, como la anciana Señora Hibbins, la mordaz viuda del
+magistrado, iba á morir en el cadalso. Sea de ello lo que fuere, había
+en los espectadores aquel aire de gravedad que cuadraba perfectamente á
+un pueblo para quien religión y ley eran cosas casi idénticas, y en cuyo
+carácter se hallaban ambos sentimientos tan completamente amalgamados,
+que cualquier acto de justicia pública, por benigno ó severo que fuese,
+asumía igualmente un aspecto de respetuosa solemnidad. Poca ó ninguna
+era la compasión que de semejantes espectadores podía esperar un
+criminal en el patíbulo. Pero por otra parte, un castigo que en nuestros
+tiempos atraería cierto grado de infamia y hasta de ridículo sobre el
+culpable, se revestía entonces de una dignidad tan sombría como la pena
+capital misma.</p>
+
+<p>Merece notarse que en la mañana de verano en que comienza nuestra
+historia, las mujeres que había mezcladas entre la multitud, parecían
+tener especial interés en presenciar el castigo cuya imposición se
+esperaba. En aquella época las costumbres no habían adquirido ese grado
+de pulimento en que la idea de las consideraciones sociales pudiera
+retraer al sexo femenino de invadir las vías públicas, y si la
+oportunidad se presentaba, de abrir paso á su robusta humanidad entre la
+muchedumbre, para estar lo más cerca posible del cadalso, cuando se
+trataba de una ejecución. En aquellas matronas y jóvenes doncellas de
+antigua estirpe y educación inglesa había, tanto moral como físicamente,
+algo más tosco y rudo que<a name="page_064" id="page_064"></a> en sus bellas descendientes, de las que están
+separadas por seis ó siete generaciones; porque puede decirse que cada
+madre, desde entonces, ha ido trasmitiendo sucesivamente á su prole un
+color menos encendido, una belleza más delicada y menos duradera, una
+constitución física más débil, y aun quizás un carácter de menos fuerza
+y solidez. Las mujeres que estaban de pie cerca de la puerta de la
+cárcel en aquella hermosa mañana de verano, mostraban rollizas y
+sonrosadas mejillas, cuerpos robustos y bien desarrollados con anchas
+espaldas; mientras que el lenguaje que empleaban las matronas tenía una
+rotundidad y desenfado que en nuestros tiempos nos llenaría de sorpresa,
+tanto por el vigor de las expresiones cuanto por el volumen de la voz.</p>
+
+<p>&mdash;Honradas esposas,&mdash;dijo una dama de cincuenta años, de facciones
+duras,&mdash;voy á deciros lo que pienso. Redundaría en beneficio público si
+nosotras, las mujeres de edad madura, de buena reputación, y miembros de
+una iglesia, tomásemos por nuestra cuenta la manera de tratar á
+malhechoras como la tal Ester Prynne. ¿Qué pensáis, comadres? Si esa
+buena pieza tuviera que ser juzgada por nosotras, las cinco que estamos
+aquí, ¿saldría acaso tan bien librada como ahora con una sentencia cual
+la dictada por los venerables magistrados? ¡No por cierto!</p>
+
+<p>&mdash;Buenas gentes, decía otra, se corre por ahí que el Reverendo Sr.
+Dimmesdale, su piadoso pastor espiritual, se aflige profundamente de que
+escándalo semejante haya sucedido en su congregación.</p>
+
+<p>&mdash;Los magistrados son caballeros llenos de temor de Dios, pero en
+extremo misericordiosos, esto es la<a name="page_065" id="page_065"></a> verdad,&mdash;agregó una tercera
+matrona, ya entrada en la madurez de su otoño.&mdash;Á lo menos deberían
+haber marcado con un hierro hecho ascua la frente de Ester Prynne. Yo os
+aseguro que Madama Ester habría sabido entonces lo que era bueno. Pero
+qué le importa á esa zorra lo que le han puesto en la cotilla de su
+vestido. Lo cubrirá con su broche, ó con algún otro de esos adornos
+paganos en boga, y la veremos pasearse por las calles tan fresca como si
+tal cosa.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah!&mdash;dijo una mujer joven, casada, que parecía de natural más suave y
+llevaba un niño de la mano,&mdash;dejadla que cubra esa marca como quiera;
+siempre la sentirá en su corazón.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué estamos hablando aquí de marcas ó sellos infamantes, ya en el
+corpiño del traje, en las espaldas ó en la frente?&mdash;gritó otra, la más
+fea así como la más implacable de aquellas que se habían constituído
+jueces por sí y ante sí.&mdash;Esta mujer nos ha deshonrado á todas, y debe
+morir. ¿No hay acaso una ley para ello? Sí, por cierto: la hay tanto en
+las Sagradas Escrituras como en los Estatutos de la ciudad. Los
+magistrados que no han hecho caso de ella, tendrán que culparse á sí
+propios, si sus esposas ó hijas se desvían del buen sendero.</p>
+
+<p>&mdash;¡El cielo se apiade de nosotros! buena dueña,&mdash;exclamó un hombre&mdash;¿no
+hay por ventura más virtud en la mujer que la debida al temor de la
+horca? Nada peor podría decirse. Silencio ahora, vecinas, porque van á
+abrir la puerta de la cárcel y ahí viene en persona Madama Ester.</p>
+
+<p>La puerta de la cárcel se abrió en efecto, y apareció en primer lugar, á
+semejanza de una negra sombra<a name="page_066" id="page_066"></a> que sale á la luz del día, la torva y
+terrible figura del alguacil de la población, con la espada al cinto y
+en la mano la vara, símbolo de su empleo. El aspecto de este personaje
+representaba toda la sombría severidad del Código de leyes puritanas,
+que estaba llamado á hacer cumplir hasta la última extremidad.
+Extendiendo la vara de su oficio con la mano izquierda, puso la derecha
+sobre el hombro de una mujer joven á la que hacía avanzar, empujándola,
+hasta que, en el umbral de la prisión, aquella le repelió con un
+movimiento que indicaba dignidad natural y fuerza de carácter, y salió
+al aire libre como si lo hiciera por su propia voluntad. Llevaba en los
+brazos á un tierno infante de unos tres meses de edad, que cerró los
+ojos y volvió la carita á un lado, esquivando la demasiada claridad del
+día, cosa muy natural como que su existencia hasta entonces la había
+pasado en las tinieblas de un calabozo, ó en otra habitación sombría de
+la cárcel.</p>
+
+<p>Cuando aquella mujer joven, madre de la tierna criatura, se halló en
+presencia de la multitud, fué su primer impulso estrechar á la niñita
+contra el seno, no tanto por un acto de afecto maternal, sino más bien
+como si quisiera de ese modo ocultar cierto signo labrado ó fijado en su
+vestido. Sin embargo, juzgando, tal vez cuerdamente, que una prueba de
+vergüenza no podría muy bien ocultar otra, tomó la criaturita en brazos,
+y con rostro lleno de sonrojo, pero con sonrisa altiva y ojos que no
+permitían ser humillados, dió una mirada á los vecinos que se hallaban
+en torno suyo. Sobre el corpiño de su traje, en un paño de un rojo
+brillante, y rodeada de bordado primoroso y fantásticos<a name="page_067" id="page_067"></a> adornos de
+hilos de oro, se destacaba la letra A. Estaba hecha tan artísticamente,
+y con tal lujo de caprichosa fantasía, que producía el efecto de ser el
+ornato final y adecuado de su vestido, que tenía todo el esplendor
+compatible con el gusto de aquella época, excediendo en mucho á lo
+permitido por las leyes suntuarias de la colonia.</p>
+
+<p>Aquella mujer era de elevada estatura, perfectamente formada y esbelta.
+Sus cabellos eran abundantes y casi negros, y tan lustrosos que
+reverberaban los rayos del sol: su rostro, además de ser bello por la
+regularidad de sus facciones y la suavidad del color, tenía toda la
+fuerza de expresión que comunican cejas bien marcadas y ojos
+intensamente negros. El aspecto era el de una dama caracterizado, como
+era usual en aquellos tiempos, más bien por cierta dignidad en el porte,
+que no por la gracia delicada, evanescente é indescriptible que se
+acepta hoy día como indicio de aquella cualidad. Y jamás tuvo Ester más
+aspecto de verdadera señora, según la antigua significación de esta
+palabra, que cuando salió de la cárcel. Los que la habían conocido antes
+y esperaban verla abatida y humillada, se sorprendieron, casi se
+asombraron al contemplar cómo brillaba su belleza, cual si le formaran
+una aureola el infortunio é ignominia en que estaba envuelta. Cierto es
+que un observador dotado de sensibilidad habría percibido algo
+suavemente doloroso en sus facciones. Su traje, que seguramente fué
+hecho por ella misma en la cárcel para aquel día, sirviéndole de modelo
+su propio capricho, parecía expresar el estado de su espíritu, la
+desesperada indiferencia de sus sentimientos, á juzgar por su
+extravagante y pintoresco<a name="page_068" id="page_068"></a> aspecto. Pero lo que atrajo todas las
+miradas, y lo que puede decirse que transfiguraba á la mujer que la
+llevaba,&mdash;de tal modo que los que habían conocido familiarmente á Ester
+Prynne experimentaban la sensación de que ahora la veían por vez
+primera,&mdash;era L<small>A</small> L<small>ETRA</small> E<small>SCARLATA</small>, tan fantásticamente bordada é
+iluminada que tenía cosida al cuerpo de su vestido. Era su efecto el de
+un amuleto mágico, que separaba á aquella mujer del resto del género
+humano y la ponía aparte, en un mundo que le era peculiar.</p>
+
+<p>&mdash;No puede negarse que tiene una aguja muy hábil, observó una de las
+espectadoras; pero dudo mucho que exista otra mujer que haya ideado una
+manera tan descarada de hacer patente su habilidad. ¿Á qué equivale
+esto, comadres, sino á burlarse de nuestros piadosos magistrados, y
+vanagloriarse de lo que esos dignos caballeros creyeron que sería un
+castigo?</p>
+
+<p>&mdash;Bueno fuera,&mdash;exclamó la más cariavinagrada de aquellas viejas,&mdash;que
+despojásemos á Madama Ester de su hermoso traje, y en vez de esa letra
+roja tan primorosamente bordada, le claváramos una hecha de un pedazo de
+esta franela que uso para mi reumatismo.</p>
+
+<p>&mdash;¡Oh! basta, vecinas, basta,&mdash;murmuró la más joven de las
+circunstantes,&mdash;hablad de modo que no os oiga. ¡No hay una sola puntada
+en el bordado de esa letra que no la haya sentido en su corazón!</p>
+
+<p>El sombrío alguacil hizo en este momento una señal con su vara.</p>
+
+<p>&mdash;Buena gente, haced plaza; ¡haced plaza en nombre del Rey! exclamó.
+Abridle paso, y os prometo que Madama Ester se sentará donde todo el
+mundo,<a name="page_069" id="page_069"></a> hombre, mujer ó niño, podrá contemplar perfectamente y á su
+sabor el hermoso adorno desde ahora hasta la una de la tarde. El cielo
+bendiga la justa Colonia de Massachusetts, donde la iniquidad se vé
+obligada á comparecer ante la luz del sol. Venid acá Madama Ester, y
+mostrad vuestra letra escarlata en la plaza del mercado.</p>
+
+<p>Inmediatamente quedó un espacio franco al través de la turba de
+espectadores. Precedida del alguacil, y acompañada de una comitiva de
+hombres de duro semblante y de mujeres de rostro nada compasivo, Ester
+Prynne se adelantó al sitio fijado para su castigo. Una multitud de
+chicos de escuela, atraídos por la curiosidad y que no comprendían de lo
+que se trataba, excepto que les proporcionaba medio día de asueto, la
+precedía á todo correr, volviendo de cuando en cuando la cabeza ya para
+fijar las miradas en ella, ya en la tierna criaturita, ora en la letra
+ignominiosa que brillaba en el seno de la madre. En aquellos tiempos la
+distancia que había de la puerta de la cárcel á la plaza del mercado no
+era grande; sin embargo, midiéndola por lo que experimentaba Ester,
+debió de parecerle muy larga, porque á pesar de la altivez de su porte,
+cada paso que daba en medio de aquella muchedumbre hostil era para ella
+un dolor indecible. Se diría que su corazón había sido arrojado á la
+calle para que la gente lo escarneciera y lo pisoteara. Pero hay en
+nuestra naturaleza algo, que participa de lo maravilloso y de lo
+compasivo, que nos impide conocer toda la intensidad de lo que
+padecemos, merced al efecto mismo de la tortura del momento, aunque más
+tarde nos demos cuenta de ello por el dolor que tras<a name="page_070" id="page_070"></a> sí deja. Por lo
+tanto, con continente casi sereno sufrió Ester esta parte de su castigo,
+y llegó á un pequeño tablado que se levantaba en la extremidad
+occidental de la plaza del mercado, cerca de la iglesia más antigua de
+Boston, como si formara parte de la misma.</p>
+
+<p>En efecto, este cadalso constituía una parte de la maquinaria penal de
+aquel tiempo, y si bien desde hace dos ó tres generaciones es
+simplemente histórico y tradicional entre nosotros, se consideraba
+entonces un agente tan eficaz para la conservación de las buenas
+costumbres de los ciudadanos, como se consideró más tarde la guillotina
+entre los terroristas de la Francia revolucionaria. Era, en una palabra,
+el tablado en que estaba la picota: sobre él se levantaba la armazón de
+aquel instrumento de disciplina, de tal modo construído que, sujetando
+en un agujero la cabeza de una persona, la exponía á la vista del
+público. En aquella armazón de hierro y madera se hallaba encarnado el
+verdadero ideal de la ignominia; porque no creo que pueda hacerse mayor
+ultraje á la naturaleza humana, cualesquiera que sean las faltas del
+individuo, como impedirle que oculte el rostro por un sentimiento de
+vergüenza, haciendo de esa imposibilidad la esencia del castigo. Con
+respecto á Ester, sin embargo, como acontecía más ó menos
+frecuentemente, la sentencia ordenaba que estuviera de pie cierto tiempo
+en el tablado, sin introducir el cuello en la argolla ó cepo que dejaba
+expuesta la cabeza á las miradas del público. Sabiendo bien lo que tenía
+que hacer, subió los escalones de madera, y permaneció á la vista de la
+multitud que rodeaba el tablado ó cadalso.</p>
+
+<p>La escena aquella no carecía de esa cierta solemnidad<a name="page_071" id="page_071"></a> pavorosa que
+producirá siempre el espectáculo de la culpa y la vergüenza en uno de
+nuestros semejantes, mientras la sociedad no se haya corrompido lo
+bastante para que le haga reir en vez de estremecerse. Los que
+presenciaban la deshonra de Ester Prynne no se encontraban en ese caso.
+Era gente severa y dura, hasta el extremo de que habrían contemplado su
+muerte, si tal hubiera sido la sentencia, sin un murmullo ni la menor
+protesta; pero no habrían podido hallar materia para chistes y
+jocosidades en una exhibición como esta de que hablamos: y dado caso que
+hubiese habido alguna disposición á convertir el castigo aquel en asunto
+de bromas, toda tentativa de este género habría sido reprimida con la
+solemne presencia de personas de tanta importancia y dignidad como el
+Gobernador y varios de sus consejeros: un juez, un general, y los
+ministros de justicia de la población, todos los cuales estaban sentados
+ó se hallaban de pie en un balcón de la iglesia que daba á la
+plataforma. Cuando personas de tanto viso podían asistir á tal
+espectáculo, sin arriesgar la majestad ó la reverencia debida á su
+jerarquía y empleo, era fácil de inferirse que la aplicación de una
+sentencia legal debía de tener un significado tan serio cuanto eficaz; y
+por lo tanto, la multitud permanecía silenciosa y grave. La infeliz
+culpable se portaba lo mejor que le era dado á una mujer que sentía
+fijas en ella, y concentradas en la letra escarlata de su traje, mil
+miradas implacables. Era un tormento insoportable.</p>
+
+<p>Hallándose Ester dotada de una naturaleza impetuosa y dejándose llevar
+de su primer impulso, había resuelto arrostrar el desprecio público, por
+emponzoñados<a name="page_072" id="page_072"></a> que fueran sus dardos y crueles sus insultos; pero en el
+solemne silencio de aquella multitud había algo tan terrible, que
+hubiera preferido ver esos rostros rígidos y severos descompuestos por
+las burlas y sarcasmos de que ella hubiese sido el objeto; y si en medio
+de aquella muchedumbre hubiera estallado una carcajada general, en que
+hombres, mujeres, y hasta los niños tomaran parte, Ester les habría
+respondido con amarga y desdeñosa sonrisa. Pero abrumada bajo el peso
+del castigo que estaba condenada á sufrir, por momentos sentía como si
+tuviera que gritar con toda la fuerza de sus pulmones y arrojarse desde
+el tablado al suelo, ó de lo contrario volverse loca.</p>
+
+<p>Había sin embargo intervalos en que toda la escena en que ella
+desempeñaba el papel más importante, parecía desvanecerse ante sus ojos,
+ó á lo menos, brillaba de una manera indistinta y vaga, como si los
+espectadores fueran una masa de imágenes imperfectamente bosquejadas ó
+de apariencia espectral. Su espíritu, y especialmente su memoria, tenían
+una actividad casi sobrenatural, y la llevaban á la contemplación de
+algo muy distinto de lo que la rodeaba en aquellos momentos, lejos de
+esa pequeña ciudad, en otro país donde veía otros rostros muy diferentes
+de los que allí fijaban en ella sus implacables miradas. Reminiscencias
+de la más insignificante naturaleza, de sus juegos infantiles, de sus
+días escolares, de sus riñas pueriles, del hogar doméstico, se agolpaban
+á su memoria mezcladas con los recuerdos de lo que era más grave y serio
+en los años subsecuentes, un cuadro siendo precisamente tan vivo y
+animado como el otro, como si todos fueran de igual importancia, ó
+todos<a name="page_073" id="page_073"></a> un simple juego. Tal vez era aquello un recurso que
+instintivamente encontró su espíritu para librarse, por medio de la
+contemplación de estas visiones de su fantasía, de la abrumadora
+pesadumbre de la realidad presente.</p>
+
+<p>Pero sea de ello lo que fuere, el tablado de la picota era una especie
+de mirador que revelaba á Ester todo el camino que había recorrido desde
+los tiempos de su feliz infancia. De pie en aquella triste altura, vió
+de nuevo su aldea nativa en la vieja Inglaterra y su hogar paterno: una
+casa semi-derruida de piedra obscura, de un aspecto que revelaba
+pobreza, pero que conservaba aún sobre el portal, en señal de antigua
+hidalguía, un escudo de armas medio borrado. Vió el rostro de su padre,
+de frente espaciosa y calva y venerable barba blanca que caía sobre la
+antigua valona del tiempo de la reina Isabel de Inglaterra. Vió también
+á su madre, con aquella mirada de amor llena de ansiedad y de cuidado,
+siempre presente en su recuerdo y que, aún después de su muerte, con
+frecuencia y á manera de suave reproche, había sido una especie de
+preventivo en la senda de su hija. Vió su propio rostro, en el esplendor
+de su belleza juvenil é iluminando el opaco espejo en que acostumbraba
+mirarse. Allí contempló otro rostro, el de un hombre ya entrado en años,
+pálido, delgado, con fisonomía de quien se ha dedicado al estudio, ojos
+turbios y fatigados por la lámpara á cuya luz leyó tanto ponderoso
+volumen y meditó sobre ellos. Sin embargo, esos mismos fatigados ojos
+tenían un poder extraño y penetrante cuando el que los poseía deseaba
+leer en las conciencias humanas. Esa figura era un tanto<a name="page_074" id="page_074"></a> deformada, con
+un hombro ligeramente más alto que el otro. Después vió surgir en la
+galería de cuadros que le iba presentando su memoria, las intrincadas y
+estrechas calles, las altas y parduscas casas, las enormes catedrales y
+los edificios públicos de antigua fecha y extraña arquitectura de una
+ciudad europea, donde le esperaba una nueva vida, siempre relacionándose
+con el sabio y mal formado erudito. Finalmente, en lugar de estas
+escenas y de esta especie de variable panorama, se le presentó la ruda
+plaza del mercado de una colonia puritana con todas las gentes de la
+población reunidas allí y dirigiendo las severas miradas á Ester
+Prynne,&mdash;sí, á ella misma,&mdash;que estaba en el tablado de la picota, con
+una tierna niña en los brazos, y la letra A, de color escarlata,
+fantásticamente bordada con hilo de oro, sobre su seno.</p>
+
+<p>¿Sería aquello verdad? Estrechó á la criaturita con tal fuerza contra el
+seno, que la hizo dar un grito: bajó entonces los ojos, y fijó las
+miradas en la letra escarlata, y aún la palpó con los dedos para tener
+la seguridad de que tanto la niñita como la vergüenza á que estaba
+expuesta eran reales. Sí: eran realidades&mdash;¡todo lo demás se había
+desvanecido!<a name="page_075" id="page_075"></a></p>
+
+<h3><a name="III" id="III"></a>III<br /><br />
+<small>EL RECONOCIMIENTO</small></h3>
+
+<p>D<small>E</small> esta intensa sensación y convencimiento de ser el objeto de las
+miradas severas y escudriñadoras de todo el mundo, salió al fin la mujer
+de la letra escarlata al percibir, en las últimas filas de la multitud,
+una figura que irresistiblemente embargó sus pensamientos. Allí estaba
+en pie un indio vestido con el traje de su tribu; pero los hombres de
+piel cobriza no eran visitas tan raras en las colonias inglesas, que la
+presencia de uno pudiera atraer la atención de Ester en aquellas
+circunstancias, y mucho menos distraerla de las ideas que preocupaban su
+espíritu. Al lado del indio, y evidentemente en compañía suya, había un
+hombre blanco, vestido con una extraña mezcla de traje semi-civilizado y
+semi-salvaje.</p>
+
+<p>Era de pequeña estatura, con semblante surcado por numerosas arrugas y
+que sin embargo no podía llamarse el de un anciano. En los rasgos de su
+fisonomía se revelaba una inteligencia notable, como la de quien hubiera
+cultivado de tal modo sus facultades mentales, que la parte física no
+podía menos que amoldarse á ellas y revelarse por rasgos inequívocos.
+Aunque merced á un aparente desarreglo de su heterogénea vestimenta
+había tratado de ocultar ó<a name="page_076" id="page_076"></a> disimular cierta peculiaridad de su figura,
+para Ester era evidente que uno de los hombros de este individuo era más
+alto que el otro. No bien hubo percibido aquel rostro delgado y aquella
+ligera deformidad de la figura, estrechó á la niña contra el pecho, con
+tan convulsiva fuerza, que la pobre criaturita dió otro grito de dolor.
+Pero la madre no pareció oirlo.</p>
+
+<p>Desde que llegó á la plaza del mercado, y algún tiempo antes que ella le
+hubiera visto, aquel desconocido había fijado sus miradas en Ester. Al
+principio, de una manera descuidada, como hombre acostumbrado á
+dirigirlas principalmente dentro de sí mismo, y para quien las cosas
+externas son asunto de poca monta, á menos que no se relacionen con algo
+que preocupe su espíritu. Pronto, sin embargo, las miradas se volvieron
+fijas y penetrantes. Una especie de horror puede decirse que retorció
+visiblemente su fisonomía, como serpiente que se deslizara ligeramente
+sobre las facciones, haciendo una ligera pausa y verificando todas sus
+circunvoluciones á la luz del día. Su rostro se obscureció á impulsos de
+alguna poderosa emoción que pudo sin embargo dominar instantáneamente,
+merced á un esfuerzo de su voluntad, y de tal modo, que excepto un
+rápido instante, la expresión de su rostro habría parecido completamente
+tranquila. Después de un breve momento, la convulsión fué casi
+imperceptible, hasta que al fin se desvaneció totalmente. Cuando vió que
+las miradas de Ester se habían fijado en las suyas, y notó que parecía
+haberle reconocido, levantó lenta y tranquilamente el dedo, hizo una
+señal con él en el aire, y lo llevó á sus labios.</p>
+
+<p>Entonces, tocando en el hombro á una de las personas<a name="page_077" id="page_077"></a> que estaban á su
+lado, le dirigió la palabra con la mayor cortesía, diciéndole:</p>
+
+<p>&mdash;Le ruego á Vd., buen señor, se sirva decirme ¿quién es esa mujer, y
+por qué la exponen de tal modo á la vergüenza pública?</p>
+
+<p>&mdash;Vd. tiene que ser un extranjero recién llegado, amigo,&mdash;le respondió
+el hombre, dirigiendo al mismo tiempo una mirada curiosa al que hizo la
+pregunta y á su salvaje compañero,&mdash;de lo contrario habría Vd. oído
+hablar de la Señora Ester Prynne y de sus fechorías. Ha sido motivo de
+un gran escándalo en la iglesia del santo varón Dimmesdale.</p>
+
+<p>&mdash;De veras, replicó el otro. Yo soy aquí forastero; y muy contra mi
+voluntad he estado recorriendo el mundo, habiendo padecido contratiempos
+de todo género por mar y tierra. He permanecido en cautiverio entre los
+salvajes mucho tiempo, y vengo ahora en compañía de este indio para
+redimirme. Por lo tanto ¿quiere Vd. tener la bondad de referirme los
+delitos de Ester Prynne (creo que así se llama), y decirme qué es lo que
+la ha conducido á ese tablado?</p>
+
+<p>&mdash;Con mucho gusto, amigo mío, y me parece que se alegrará Vd. en
+extremo, después de todo lo que ha padecido Vd. entre los salvajes, dijo
+el narrador, de encontrarse en fin en una tierra donde la iniquidad se
+persigue y se castiga en presencia de los gobernantes y del pueblo, como
+se practica aquí, en nuestra buena Nueva Inglaterra. Debe Vd. saber,
+señor, que esa mujer fué la esposa de un cierto sabio, inglés de
+nacimiento, pero que había habitado mucho tiempo en Amsterdam, de donde
+hace años pensó venir á fijar su suerte entre nosotros aquí en
+Massachusetts.<a name="page_078" id="page_078"></a> Con este objeto envió primeramente á su esposa,
+quedándose él en Europa mientras arreglaba ciertos asuntos. Pero en los
+dos años ó más que la mujer ha residido en esta ciudad de Boston,
+ninguna noticia se ha recibido del sabio caballero Señor Prynne; y su
+joven esposa, habiendo quedado entregada á su propia extraviada
+dirección....</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah! ¡ah! comprendo, le interrumpió el extraño con una amarga sonrisa.
+Un hombre tan sabio como ese de quien Vd. habla, debería de haber
+aprendido también eso en sus libros. Y ¿quién se dice, mi excelente
+señor, que es el padre de la criaturita, que parece contar tres ó cuatro
+meses de nacida, y que la Sra. Prynne tiene en los brazos?</p>
+
+<p>&mdash;En realidad amigo mío, ese asunto continúa siendo un enigma, y está
+por encontrarse quien lo descifre, respondió el interlocutor. Madama
+Ester rehusa hablar en absoluto, y los magistrados se han roto la cabeza
+en vano. Nada de extraño tendría que el culpable estuviera presente
+contemplando este triste espectáculo, desconocido á los hombres, pero
+olvidando que Dios le está viendo.</p>
+
+<p>&mdash;El sabio marido, dijo el extranjero con otra sonrisa, debería venir á
+descifrar este enigma.</p>
+
+<p>&mdash;Bien le estaría hacerlo, si aun vive, respondió el vecino. Sepa Vd.,
+buen amigo, que los magistrados de nuestro Massachusetts, teniendo en
+cuenta que esta mujer es joven y bella, y que la tentación que la hizo
+caer fué sin duda demasiado poderosa, y pensando, además, que su marido
+yace en el fondo del mar,&mdash;no han tenido el valor de hacerla sentir todo
+el rigor de nuestras justas leyes. El castigo de esa ofensa es la<a name="page_079" id="page_079"></a> pena
+de muerte. Pero movidos á piedad y llenos de misericordia, han condenado
+á Madama Ester á permanecer de pie en el tablado de la picota solamente
+tres horas, y después, y durante todo el tiempo de su vida natural, á
+llevar una señal de ignominia en el cuerpo de su vestido.</p>
+
+<p>&mdash;Una sentencia muy sabia,&mdash;observó el extranjero inclinando gravemente
+la cabeza. De este modo será una especie de sermón viviente contra el
+pecado, hasta que la letra ignominiosa se grabe en la losa de su
+sepulcro. Me duele, sin embargo, que el compañero de su iniquidad no
+estuviera, por lo menos, á su lado sobre ese cadalso. Pero ¡ya se sabrá
+quién es! ¡ya se sabrá quién es!</p>
+
+<p>Saludó cortésmente al comunicativo vecino, y diciendo en voz baja
+algunas cuantas palabras á su compañero el indio, se abrieron ambos paso
+por en medio de la multitud.</p>
+
+<p>Mientras esto pasaba, Ester había permanecido en su pedestal, con la
+mirada fija en el extranjero; tan fija era la mirada, que parecía que
+todos los otros objetos del mundo visible habían desaparecido, quedando
+tan solos él y ella. Esa entrevista solitaria quizás habría sido más
+terrible aun que verle, como sucedía ahora, con el ardiente sol del
+mediodía abrasándole á ella el rostro é iluminando su vergüenza; con la
+letra escarlata, como emblema de ignominia, en el pecho; con la niña,
+nacida en el pecado, en los brazos; con el pueblo entero, congregado
+allí como para una fiesta, fijando las miradas implacables en un rostro,
+que debía haberse contemplado solo al suave resplandor de la lumbre
+doméstica, á la sombra<a name="page_080" id="page_080"></a> de un hogar feliz, ó bajo el velo de novia en la
+iglesia. Pero por terrible que fuera su situación, sabía, con todo, que
+la presencia misma de aquellos millares de testigos era para ella una
+especie de amparo y abrigo. Preferible era estar así, con tantos y
+tantos seres mediando entre él y ella, que no verse faz á faz y á solas.
+Puede decirse que buscó un refugio en su misma exposición á la vergüenza
+pública, y que temía el momento en que esa protección le faltara.
+Embargada por tales ideas, apenas oyó una voz que resonaba detrás de
+ella y que repitió su nombre varias veces con acento tan vigoroso y
+solemne, que fué oído por toda la multitud.</p>
+
+<p>&mdash;¡Óyeme, Ester Prynne! dijo la voz.</p>
+
+<p>Como se ha dicho, directamente encima del tablado en que estaba de pie
+Ester, había una especie de balconcillo ó galería abierta, que era el
+lugar donde se proclamaban los bandos y órdenes con todo el ceremonial y
+pompa que en ocasiones tales se usaban en aquellos días. Aquí, como
+testigos de la escena que estamos describiendo, se encontraba el
+Gobernador Bellingham, con cuatro maceros junto á su silla, armados de
+sendas alabardas, que constituían su guardia de honor. Una pluma de
+obscuro color adornaba su sombrero, su capa tenía las orillas bordadas,
+y bajo de ella llevaba un traje de terciopelo verde. Era un caballero ya
+entrado en años, con arrugado rostro que revelaba mucha y muy amarga
+experiencia de la vida. Era hombre á propósito para hallarse al frente
+de una comunidad que debe su origen y progreso, y su actual desarrollo,
+no á los impulsos de la juventud, sino á la severa y templada energía de
+la edad viril y á la sombría<a name="page_081" id="page_081"></a> sagacidad de la vejez; habiendo realizado
+tanto, precisamente porque imaginó y esperó tan poco. Las otras
+eminentes personas que rodeaban al Gobernador se distinguían por cierta
+dignidad de porte, propia de un período en que las formas de autoridad
+parecían revestidas de lo sagrado de una institución divina. Eran
+indudablemente hombres buenos, justos y cuerdos; pero difícilmente
+habría sido posible escoger, entre toda la familia humana, igual número
+de hombres sabios y virtuosos, y al mismo tiempo menos capaces de
+comprender el corazón de una mujer extraviada, y separar en él lo bueno
+de lo malo, que aquellas personas cuerdas de severo continente á quienes
+Ester volvía ahora el rostro. Puede decirse que la infeliz tenía la
+conciencia de que si había alguna compasión hacia ella, debía de
+esperarla más bien de la multitud, pues al dirigir las miradas al
+balconcillo, toda tembló y palideció.</p>
+
+<p>La voz que había llamado su atención era la del reverendo y famoso Juan
+Wilson, el clérigo decano de Boston, gran erudito, como la mayor parte
+de sus contemporáneos de la misma profesión, y con todo eso hombre
+afable y natural. Estas últimas cualidades no habían tenido, sin
+embargo, un desenvolvimiento igual al de sus facultades intelectuales.
+Allí estaba él con los mechones de sus cabellos, ya bastante canos, que
+salían por debajo de los bordes de su sombrero; mientras los ojos
+parduscos, acostumbrados á la luz velada de su estudio, pestañeaban como
+los de la niña de Ester ante la brillante claridad del sol. Se parecía á
+uno de esos retratos sombríos que vemos grabados en los antiguos
+volúmenes de sermones; y<a name="page_082" id="page_082"></a> para decir la verdad, con tanta aptitud para
+tratar de las culpas, pasiones y angustias del corazón humano, como la
+tendría uno de esos retratos.</p>
+
+<p>&mdash;Ester Prynne, dijo el clérigo, he estado tratando con este joven
+hermano cuyas enseñanzas has tenido el privilegio de gozar,&mdash;y aquí el
+Sr. Wilson puso la mano en el hombro de un joven pálido que estaba á su
+lado,&mdash;he procurado, repito, persuadir á este piadoso joven para que
+aquí, á la faz del cielo y ante estas rectas y sabias autoridades y este
+pueblo aquí congregado, se dirija á tí y te hable de la fealdad y
+negrura de tu pecado. Conociendo mejor que yo el temple de tu espíritu,
+podría también, mejor que yo, saber qué razones emplear para vencer tu
+dureza y obstinación, de modo que no ocultes por más tiempo el nombre
+del que te ha tentado á esta dolorosa caída. Pero con la extremada
+blandura propia de su juventud, á pesar de la madurez de su espíritu, me
+replica que sería ir contra los innatos sentimientos de una mujer,
+forzarla á descubrir los secretos de su corazón á la luz del día, y en
+presencia de tan vasta multitud. He tratado de convencerle de que la
+vergüenza consiste en cometer el pecado y no en confesarlo. ¿Qué
+decides, hermano Dimmesdale? ¿Quieres dirigirte al alma de esta pobre
+pecadora, ó debo hacerlo yo?</p>
+
+<p>Se oyó un murmullo entre los encopetados y reverendos ocupantes del
+balconcillo; y el Gobernador Bellingham expresó el deseo general, al
+hablar con acento de autoridad, aunque con respeto, al joven clérigo á
+quien se dirigía.</p>
+
+<p>&mdash;Mi buen Señor Dimmesdale, dijo, la responsabilidad<a name="page_083" id="page_083"></a> de la salvación
+del alma de esta mujer pesa en gran parte sobre vos. Por lo tanto, os
+pertenece exhortarla al arrepentimiento y á la confesión.</p>
+
+<p>Lo directo de estas palabras atrajeron las miradas de toda la multitud
+hacia el Reverendo Sr. Dimmesdale, joven clérigo que había venido de una
+de las grandes universidades inglesas, trayendo toda la ciencia de su
+tiempo á nuestras selvas y tierras incultas. Su elocuencia y su fervor
+religioso le habían hecho eminente en su profesión. Era persona de
+aspecto notable, de blanca y elevada frente, ojos garzos, grandes y
+melancólicos, boca cuyos labios, á menos de mantenerlos cerrados casi
+por la fuerza, tenían cierta tendencia á la movilidad, expresando al
+mismo tiempo que una sensibilidad nerviosa, un gran dominio de sí mismo.
+Á pesar de sus muchos dones naturales y vastos conocimientos, había en
+el aspecto de este joven ministro<a name="FNanchor_14_14" id="FNanchor_14_14"></a><a href="#Footnote_14_14" class="fnanchor">[14]</a> algo que denotaba una persona
+asustadiza, tímida, fácil de alarmarse, como si fuera un sér que se
+sintiese completamente extraviado en el camino de la vida humana y sin
+saber qué rumbo tomar, sintiéndose tranquilo y satisfecho tan sólo en un
+lugar apartado, escogido por él mismo. Por lo tanto, hasta donde sus
+obligaciones se lo permitían, su existencia se deslizaba, como si
+dijéramos, en la penumbra, habiendo conservado toda la sencillez y
+candor de la infancia; surgiendo de esa especie de sombra, cuando se
+presentaba la ocasión, con una frescura, fragancia y pureza de
+pensamiento tales que, como afirmaban las<a name="page_084" id="page_084"></a> gentes, hacían el efecto que
+produciría la palabra de un ángel.</p>
+
+<p>Tal era el joven ministro hacia quien el Reverendo Sr. Wilson y el
+Gobernador habían llamado la atención del público, al pedirle que
+hablase, en presencia de todos, del misterio del alma de una mujer, tan
+sagrado aún en medio de su caída. Lo difícil y penoso de la posición que
+así le crearon, hizo agolpársele la sangre á las mejillas y volvió
+trémulos sus labios.</p>
+
+<p>&mdash;Háblale á esa mujer, hermano, le dijo el Sr. Wilson. Es de la mayor
+importancia para su alma, y por lo tanto, como dice nuestro digno
+Gobernador, importante también á la tuya, á cuyo cargo está la de esa
+mujer. Exhórtala á que confiese la verdad.</p>
+
+<p>El Reverendo Sr. Dimmesdale inclinó la cabeza como si estuviera orando,
+y luego se adelantó.</p>
+
+<p>&mdash;Ester Prynne,&mdash;dijo reclinándose sobre el balconcillo y fijando sus
+miradas en los ojos de aquella mujer,&mdash;ya has oído lo que ha dicho este
+hombre justo, y ves la responsabilidad que sobre mí pesa. Si crees que
+conviene á la paz de tu alma, y que tu castigo terrenal será de ese modo
+más eficaz para tu salvación, te pido que reveles el nombre de tu
+compañero en la culpa y en el sufrimiento. No te haga guardar silencio
+una mal entendida piedad y compasión hacia él; porque, créeme, Ester,
+aunque tuviera que descender de un alto puesto, y colocarse á tu lado,
+en ese mismo pedestal de vergüenza, sería sin embargo mucho mejor para
+él que así sucediera, que no ocultar durante toda su vida un corazón
+culpable. ¿Qué puede hacer tu silencio en pró de ese hombre sino
+tentarlo, sí, compelerlo á agregar la hipocresía al<a name="page_085" id="page_085"></a> pecado? El cielo te
+ha concedido una ignominia pública, para que de este modo puedas
+conseguir un triunfo público sobre lo malo que en tí pueda haber. Mira
+lo que haces al negarle, á quien tal vez no tenga el valor de tomarla
+por sí mismo, la amarga pero saludable copa que ahora te presentan á los
+labios.</p>
+
+<p>La voz del joven ministro, al pronunciar estas palabras, era
+trémulamente dulce, rica, profunda y entrecortada. La emoción que tan
+evidentemente manifestaba, más bien que la significación de las
+palabras, halló honda resonancia en los corazones de todos los
+circunstantes, que se sintieron movidos de un mismo sentimiento de
+compasión. Hasta la pobre criaturita que Ester estrechaba contra su seno
+parecía afectada por la misma influencia, pues dirigió las miradas hacia
+el Sr. Dimmesdale y levantó sus tiernos bracillos con un murmullo
+semi-placentero y semi-quejumbroso. Tan vehemente encontró el pueblo la
+alocución del joven ministro, que todos creyeron que Ester pronunciaría
+el nombre del culpado, ó que bien éste mismo, por elevada ó humilde que
+fuera su posición, se presentaría movido de interno é irresistible
+impulso y subiría al tablado donde estaba la infeliz mujer.</p>
+
+<p>Ester movió la cabeza en sentido negativo.</p>
+
+<p>&mdash;¡Mujer! no abuses de la clemencia del cielo,&mdash;exclamó el Reverendo Sr.
+Wilson con acento más áspero que antes.&mdash;Esa tierna niña con su débil
+vocecita ha apoyado y confirmado el consejo que has oído de los labios
+del Reverendo Dimmesdale. ¡Pronuncia el nombre! Eso, y tu
+arrepentimiento, pueden servir para que te libren de la letra escarlata
+que llevas en el vestido.<a name="page_086" id="page_086"></a></p>
+
+<p>&mdash;¡Nunca! ¡jamás!&mdash;replicó Ester fijando las miradas, no en el Sr.
+Wilson, sino en los profundos y turbados ojos del joven ministro.&mdash;Está
+grabada demasiado hondamente. No podéis arrancarla. Y ¡ojalá pudiera yo
+sufrir la agonía que él sufre, como soporto la mía!</p>
+
+<p>&mdash;Habla, mujer, dijo otra voz, fría y severa, que procedía de la
+multitud que rodeaba el tablado. Habla; y dale un padre á tu hija.</p>
+
+<p>&mdash;No hablaré,&mdash;replicó Ester volviéndose pálida como una muerta, pero
+respondiendo á aquella voz que ciertamente había reconocido.&mdash;Y mi hija
+buscará un padre celestial: jamás conocerá á uno terrestre.</p>
+
+<p>&mdash;¡No quiere hablar!&mdash;murmuró el Sr. Dimmesdale que, reclinado sobre el
+balconcillo, con la mano sobre el corazón, había estado esperando el
+resultado de su discurso.&mdash;¡Maravillosa fuerza y generosidad de un
+corazón de mujer! ¡No quiere hablar!... Y se echó hacia atrás respirando
+profundamente.</p>
+
+<p>Comprendiendo el estado del espíritu de la pobre culpable, el ministro
+de más edad, que se había preparado para el caso, dirigió á la multitud
+un discurso acerca del pecado en todas sus ramificaciones, aludiendo con
+frecuencia á la letra ignominiosa. Con tal vigor se espació sobre este
+símbolo, durante la hora ó más que duró su peroración, que llenó de
+terror la imaginación de los circunstantes á quienes pareció que su
+brillo escarlata provenía de las llamas de los abismos infernales.
+Entretanto Ester permaneció de pie en su pedestal de vergüenza, con la
+mirada vaga y un aspecto general de fatigada indiferencia. Había sufrido
+aquella mañana cuanto es dado soportar á la<a name="page_087" id="page_087"></a> humana naturaleza, y como
+su temperamento no era de los que por medio de un desmayo se libran de
+un padecimiento demasiado intenso, su espíritu podía solamente hallar
+cierto desahogo bajo la capa de una insensibilidad marmórea, mientras
+sus fuerzas corporales permanecieran intactas. En condición semejante,
+aunque la voz del orador tronaba implacablemente, los oídos de Ester
+nada percibían. Durante la última parte del discurso la niña llenó el
+aire con sus gritos y sus quejidos; la madre trató de acallarla,
+mecánicamente, sin que le afectara, al parecer, el desasosiego de la
+criaturita. Con la misma dura indiferencia fué conducida de nuevo á su
+prisión y desapareció á la vista del público tras la puerta de hierro.
+Los que pudieron seguirla con la vista dijeron, en voz muy baja, que la
+letra escarlata iba esparciendo un siniestro resplandor á lo lago del
+obscuro pasadizo que conducía al interior de la cárcel.<a name="page_088" id="page_088"></a></p>
+
+<h3><a name="IV" id="IV"></a>IV<br /><br />
+<small>LA ENTREVISTA</small></h3>
+
+<p>D<small>ESPUÉS</small> de su regreso á la cárcel fué tal el estado de agitación
+nerviosa de Ester, que se hizo necesaria la vigilancia más asidua para
+impedir que intentase algo contra su persona, ó que en un momento de
+arrebato hiciera algún daño á la pobre criaturita. Al acercarse la
+noche, y al ver que no era posible reducirla á la obediencia ni por
+medio de reprensiones ni de amenazas de castigo, el carcelero creyó
+conveniente hacer venir á un médico, que calificó de hombre muy experto
+en todas las artes cristianas de ciencias físicas, y que al mismo tiempo
+estaba familiarizado con todo lo que los salvajes podían enseñar en
+materia de hierbas y raíces medicinales que crecen en los bosques. En
+realidad, no solamente Ester, sino mucho más aún la tierna niña,
+necesitaban con urgencia los auxilios de un médico; la niña, que
+derivaba su sustento del seno maternal, parecía haber bebido toda la
+angustia, desesperación y agitación que llenaban el alma de su madre, y
+se retorcía ahora en convulsiones de dolor. Era, en pequeña escala, una
+imagen viva de la agonía moral por que había pasado Ester durante tantas
+horas.</p>
+
+<p>Siguiendo de cerca al carcelero en aquella sombría<a name="page_089" id="page_089"></a> morada, entró el
+individuo de aspecto singular cuya presencia en la multitud había
+causado tan honda impresión en la portadora de la letra escarlata. Lo
+habían alojado en la cárcel, no porque se le sospechase de algún delito,
+sino por ser la manera más conveniente y cómoda de disponer de él hasta
+que los magistrados hubieran conferenciado con los jefes indios acerca
+del rescate. Se dijo que su nombre era Rogerio Chillingworth. El
+carcelero, después de introducirlo en la habitación, permaneció allí un
+momento, sorprendido de la calma comparativa que había causado su
+entrada, pues Ester se había vuelto inmediatamente tan tranquila como la
+muerte, aunque la criaturita continuaba quejándose.</p>
+
+<p>&mdash;Te ruego, amigo, que me dejes solo con la enferma, dijo el médico.
+Créeme, buen carcelero, pronto habrá paz en esta morada; y te prometo
+que la Sra. Prynne se mostrará en adelante más dócil á la autoridad y
+más tratable que hasta ahora.</p>
+
+<p>&mdash;Si Su Señoría puede realizar eso, contestó el carcelero, os tendré por
+un hombre indudablemente hábil. En verdad que esta mujer se ha portado
+como si estuviese poseída del enemigo malo; y poco faltó para decidirme
+á arrojar de su cuerpo á Satanás y á latigazos.</p>
+
+<p>El extranjero había entrado en la habitación con la tranquilidad
+característica de la profesión á que se decía pertenecer. Ni tampoco
+cambió de aspecto cuando la retirada del carcelero le dejó faz á faz con
+la mujer que le había reconocido en medio de la multitud, y cuya
+abstracción profunda al reconocerle indicaba mucha intimidad entre
+ambos. Su primer cuidado<a name="page_090" id="page_090"></a> fué atender á la tierna criaturita, cuyos
+gritos, mientras se retorcía en su cama, hacían de absoluta necesidad
+posponer todo otro asunto á la tarea de calmar sus dolores. La examinó
+cuidadosamente y procedió luego á abrir una bolsa de cuero, que llevaba
+bajo su traje, y parecía contener medicinas, una de las cuales mezcló
+con un poco de agua en una taza.</p>
+
+<p>&mdash;Mis antiguos estudios en alquimia, dijo por vía de observación, y mi
+residencia de más de un año entre un pueblo muy versado en las
+propiedades de las hierbas, han hecho de mí un médico mejor que muchos
+que se han graduado. Oye, mujer, la niña es tuya, no tiene nada mío, ni
+reconocerá mi voz ni mi rostro como los de un padre. Adminístrale por lo
+tanto esta poción con tus propias manos.</p>
+
+<p>Ester rechazó la medicina que le presentaban, fijando al mismo tiempo
+con visible temor las miradas en el rostro del hombre.</p>
+
+<p>&mdash;¿Tratarías de vengarte en la inocente criatura? dijo en voz baja.</p>
+
+<p>&mdash;¡Loca mujer! respondió el médico con acento entre frío y blando. ¿Qué
+provecho me vendría á mí de hacer daño á esta pobre y bastarda criatura?
+La medicina es buena y provechosa; y si fuera mi hija, mi propia hija
+así como tuya, no podría hacer nada mejor en beneficio suyo.</p>
+
+<p>Como Ester aun vacilaba, no hallándose realmente en aquellos momentos en
+su sano juicio, el médico tomó á la niña en brazos y él mismo le
+administró la poción, que pronto dejó sentir su eficacia. Los quejidos
+de la pequeña paciente se calmaron, sus convulsiones fueron cesando
+gradualmente; y á los pocos<a name="page_091" id="page_091"></a> momentos, como es la costumbre de los
+tiernos niños después de verse libres del dolor, quedó sumergida en un
+profundo sueño. El médico, pues así puede llamársele con todo derecho,
+dirigió entonces su atención á la madre. Con calma y despacio la
+examinó, le tomó el pulso, dió una mirada á sus ojos; mirada que le
+oprimió el corazón y la hizo estremecer, por serle tan familiar, y sin
+embargo tan extraña y fría,&mdash;y finalmente, satisfecho de los resultados
+de su investigación, procedió á preparar otra poción.</p>
+
+<p>&mdash;No sé donde hallar el <i>leteo</i> ni el <i>nepentes</i>, dijo, pero he
+aprendido muchos nuevos secretos entre los salvajes; y esta receta que
+me dió un indio en cambio de algunas lecciones mías, tan antiguas como
+Paracelso, es uno de esos secretos. Bebe esto. Será sin embargo menos
+calmante que una conciencia limpia y pura; pero no puedo darte eso.
+Calmará á pesar de todo la agitación de tu pecho y las marejadas de tu
+pasión, así como lo hace el aceite arrojado sobre las olas de un mar
+tempestuoso.</p>
+
+<p>Presentó la taza á Ester, que la recibió mirándole con fijeza de una
+manera lenta y seria; no precisamente con una mirada de temor, sino
+llena de dudas, como interrogándole acerca de lo que podrían ser sus
+propósitos, y al mismo tiempo dirigió también una mirada á la niñita
+dormida.</p>
+
+<p>&mdash;He pensado en la muerte, dijo, la he deseado, hasta hubiera rogado por
+ella, si pudiera rogar por algo. Sin embargo, si la muerte se encierra
+en esta taza, te pido que lo reflexiones antes de que me veas beberla.
+Mira: ya la he llevado á los labios.</p>
+
+<p>&mdash;Bebe, pues, replicó el médico con el mismo aire<a name="page_092" id="page_092"></a> de sosiego y frialdad
+de antes. ¿Tan poco me conoces, Ester? ¿Podrían ser mis propósitos tan
+vanos? Aun en el caso de que imaginara un medio de vengarme, ¿qué podría
+servir mejor para mis fines que dejarte vivir, y darte estas medicinas
+contra todo lo que pudiese poner en peligro tu vida, de modo que esa
+candente ignominia continúe brillando en tu seno?</p>
+
+<p>Al hablar así, tocó con el índice la letra escarlata, que parecía
+abrasar el pecho de Ester como si hubiera sido en efecto un hierro
+candente. El médico notó su gesto involuntario, y con una sonrisa dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Vive, sí, vive; y lleva contigo este signo ante los ojos de hombres y
+mujeres,&mdash;ante los ojos de aquel á quien llamaste tu marido,&mdash;ante los
+ojos de esa niñita. Y para que puedas vivir, toma esta medicina.</p>
+
+<p>Sin decir una palabra, Ester apuró la taza, y obedeciendo á una señal de
+aquel hombre de ciencia, se sentó en la cama en que dormía la niñita,
+mientras él, tomando la única silla que había en la habitación, se sentó
+á su lado. Ella no pudo menos de temblar ante estos preparativos, pues
+comprendía que, habiendo ya hecho él todo lo que la humanidad, ó el
+deber, ó si se quiere, una refinada crueldad le obligaban á hacer en
+alivio de sus dolores físicos, iba á tratarla ahora como hombre á quien
+había ofendido de la manera más profunda é irreparable.</p>
+
+<p>&mdash;Ester, dijo, no pregunto por qué motivos, ni cómo has caído en el
+abismo, mejor dicho, has subido al pedestal de infamia en que te he
+hallado. La razón es fácil de hallar. Ha sido mi locura y tu debilidad.
+Yo,&mdash;un hombre dado al estudio, una verdadera polilla<a name="page_093" id="page_093"></a> de
+biblioteca,&mdash;un hombre ya en el declive de sus años, que empleó los
+mejores de su vida en alimentar su afán devorador de saber,&mdash;¿qué tenía
+que ver con una belleza y juventud como la tuya? Contrahecho desde que
+nací, ¿cómo pude engañarme con la idea de que los dones intelectuales
+podrían en la fantasía de una joven doncella arrojar un velo sobre las
+deformidades físicas? Los hombres me llaman sabio. Si los sabios fueran
+cuerdos en lo que les concierne, yo debería haber previsto todo esto. Yo
+debería haber sabido que, al dejar la vasta y tenebrosa selva para
+entrar en esta población de cristianos, el primer objeto con que habían
+de tropezar mis miradas, serías tú, Ester, de pie, como una estatua de
+ignominia, expuesta á los ojos del pueblo. Sí, desde el instante que
+salimos de la iglesia, ya unidos por los lazos del matrimonio, debería
+haber contemplado la llama ardiente de esa letra escarlata brillando á
+la extremidad de nuestro sendero.</p>
+
+<p>&mdash;Tú sabes, dijo Ester,&mdash;quien á pesar del estado de abatimiento en que
+se encontraba, no pudo sufrir este último golpe que le recordaba su
+vergüenza,&mdash;tú sabes que fuí franca contigo. Ni sentí amor, ni fingí
+tener ninguno.</p>
+
+<p>&mdash;Es verdad, replicó el médico: ¡fué una locura mía! Ya lo he dicho.
+Pero, hasta aquella época de mi vida, yo había vivido en vano. ¡El mundo
+me había parecido tan triste! Mi corazón era como una morada bastante
+grande para dar cabida á muchos huéspedes, pero fría y solitaria. Yo
+deseaba tener un hogar, experimentar su calor. Á pesar de lo viejo, de
+lo contrahecho y sombrío que era, no me pareció<a name="page_094" id="page_094"></a> un sueño extravagante
+la idea de que yo podía gozar también de esta simple felicidad,
+esparcida en todas partes, y de que toda la humanidad puede disfrutar. Y
+por eso, Ester, te albergué en lo más recóndito de mi corazón, y traté
+de animar el tuyo con aquella llama que tu presencia había encendido en
+mi pecho.</p>
+
+<p>&mdash;Te he agraviado en extremo, murmuró Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Nos hemos agraviado mutuamente, respondió el médico. El primer error y
+agravio fué mío, cuando hice que tu floreciente juventud entrara en una
+relación falsa, y contraria á la naturaleza, con mi decadencia. Por
+consiguiente, como hombre que no ha pensado ni filosofado vanamente, no
+busco venganza, no abrigo ningún mal designio contra tí. Entre tú y yo
+la balanza está perfectamente equilibrada. Pero, Ester, el hombre que
+nos ha agraviado á los dos vive. ¿Quién es?</p>
+
+<p>&mdash;No me lo preguntes, replicó Ester mirándole al rostro con firmeza. Eso
+nunca lo sabrás.</p>
+
+<p>&mdash;¿Nunca, dices?&mdash;replicó el médico con una sonrisa amarga de confianza
+en sí mismo. ¿Nunca lo sabré? Créeme, Ester, hay pocas cosas,&mdash;ya en el
+mundo exterior, ó ya á cierta profundidad en la esfera invisible del
+pensamiento,&mdash;hay pocas cosas, repito, que queden ocultas al hombre que
+se dedica seriamente y sin descanso á la solución de un misterio. Tú
+puedes ocultar tu secreto á las miradas escudriñadoras de la multitud.
+Puedes ocultarlo también á las investigaciones de los ministros y
+magistrados, como hiciste hoy cuando procuraron arrancar ese nombre á tu
+corazón y darte un compañero en tu pedestal. Pero en cuanto á mí, yo me
+dedicaré á la investigación con<a name="page_095" id="page_095"></a> sentidos que ellos no poseen. Yo
+buscaré á este hombre como he buscado la verdad en los libros; como he
+buscado oro en la alquimia. Hay una simpatía oculta que me lo hará
+conocer. Le veré temblar. Yo mismo al verle, me sentiré estremecer de
+repente y sin saber por qué. Tarde ó temprano, tiene que ser mío.</p>
+
+<p>Los ojos del médico, fijos en el rostro de Ester, brillaron con tal
+intensidad, que ésta se llevó las manos al corazón como temiendo que
+pudiese descubrir allí el secreto en aquel momento mismo.</p>
+
+<p>&mdash;¿No quieres revelar su nombre? Sin embargo, de todos modos lo
+sabré,&mdash;continuó el médico con una mirada llena de confianza, cual si el
+destino lo hubiera decretado así. No lleva ninguna letra infamante
+bordada en su traje, como tú; pero yo la leeré en su corazón. Pero no
+temas por él. No creas que me mezclaré en la clase de retribución que
+adopte el cielo, ó que lo entregue á las garras de la justicia humana.
+Ni te imagines que intentaré algo contra su vida; no, ni contra su fama
+si, como juzgo, es un hombre que goza de buena reputación. Le dejaré
+vivir: le dejaré envolverse en el manto de su honra externa, si puede.
+Sin embargo, será mío.</p>
+
+<p>&mdash;Tus acciones parecen misericordiosas, dijo Ester desconcertada y
+aterrada, pero tus palabras te hacen horrible.</p>
+
+<p>&mdash;Una cosa te recomendaré, á tí, que eras mi esposa, dijo el sabio. Tú
+has guardado el secreto de tu cómplice: guarda también el mío. Nadie me
+conoce en esta tierra. No digas á ningún sér humano que en un tiempo me
+llamaste tu esposo. Aquí, en esta franja de tierra plantaré mi tienda;
+porque habiendo<a name="page_096" id="page_096"></a> sido donde quiera un peregrino, y habiendo vivido
+alejado de los intereses humanos, he encontrado aquí á una mujer, á un
+hombre, y á una tierna niña entre los cuales y yo existen los lazos más
+estrechos que puedan imaginarse. Nada importa que sean de amor ó de
+odio, justos ó injustos. Tú y los tuyos, Ester, me pertenecéis. Mi hogar
+está donde tú estés y donde él esté. ¡Pero no me vendas!</p>
+
+<p>&mdash;¿Con qué objeto lo deseas?&mdash;le preguntó Ester, negándose, sin saber
+por qué, á aceptar este secreto convenio. ¿Por qué no te anuncias
+públicamente y te deshaces de mí de una vez?</p>
+
+<p>&mdash;Pudiera moverme á ello, replicó el médico, no querer arrostrar la
+deshonra que mancha al marido de una mujer infiel. Pudieran moverme
+también otras razones. Basta con que sepas que es mi objeto vivir y
+morir desconocido. Por lo tanto, tu marido ha de ser para el mundo un
+hombre ya muerto, y de quien jamás se recibirá noticia alguna. No me
+reconozcas ni por una palabra, ni por un signo, ni por una mirada. No
+descubras á nadie tu secreto, sobre todo al hombre que sabes. Si me
+faltares en esto... ¡ay de tí! Su fama y buen nombre, su posición, su
+vida, estarán en mis manos! ¡Guárdate de ello!</p>
+
+<p>&mdash;Guardaré tu secreto, como guardo el suyo, dijo Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Júralo, replicó el otro.</p>
+
+<p>Y ella prestó el juramento.</p>
+
+<p>&mdash;Y ahora, Ester,&mdash;dijo el anciano Rogerio Chillingworth, como había de
+llamarse en lo sucesivo,&mdash;te dejo sola: sola con tu hija y con la letra
+escarlata. ¿Qué es eso, Ester? ¿Te obliga la sentencia á dormir con la<a name="page_097" id="page_097"></a>
+letra? ¿No tienes temor de que te asalten pesadillas y sueños horribles?</p>
+
+<p>&mdash;¿Por qué me miras y te sonríes de ese modo?&mdash;le preguntó Ester toda
+inquieta al ver la expresión de sus ojos.&mdash;¿Eres acaso como el Hombre
+Negro que recorre las selvas que nos rodean? ¿Me has inducido á aceptar
+un pacto que dará por resultado la perdición de mi alma?</p>
+
+<p>&mdash;No la de tu alma,&mdash;respondió el médico con otra sonrisa. ¡No; no la de
+tu alma!<a name="page_098" id="page_098"></a></p>
+
+<h3><a name="V" id="V"></a>V<br /><br />
+<small>ESTER AGUJA EN MANO</small></h3>
+
+<p>T<small>ERMINADO</small> el período de encarcelamiento á que fué condenada Ester, se
+abrieron las puertas de la prisión y salió á la luz del sol que,
+brillando lo mismo para todos, le parecía sin embargo á su mórbida
+imaginación que había sido creado con el único objeto de revelar la
+letra escarlata que llevaba en el seno de su vestido. Quizá padeció
+moralmente más cuando, habiendo cruzado los umbrales de la cárcel,
+empezó á moverse libre y sola, que no en medio de la muchedumbre y
+espectáculo que quedan descritos, donde se hizo pública su vergüenza y
+donde todos la señalaron con el dedo. En aquel entonces se encontraba
+sostenida por una tensión sobrenatural de los nervios y toda la energía
+batalladora de su carácter, que la ayudaban á convertir aquella escena
+en una especie de lóbrego triunfo. Fué, además, un acontecimiento
+aislado y singular que solo ocurriría una vez durante su vida; y para
+arrostrarlo tuvo que gastar toda la fuerza vital que habría bastado para
+muchos años de tranquilidad y calma. La misma ley que la condenaba, la
+había sostenido durante la terrible prueba de su ignominia. Pero ahora,
+fuera ya de la prisión, sola y sin compañía en el sendero de la vida,
+empezaba<a name="page_099" id="page_099"></a> para ella una nueva existencia, y tenía que sostenerse y
+proseguir adelante con los recursos que le proporcionara su propia
+naturaleza, ó de lo contrario, sucumbir. No podía contar con lo porvenir
+para sobrellevar su dolor presente. El día de mañana aportaría su ración
+de pesadumbre, y lo mismo el siguiente y los sucesivos: cada uno traería
+su propio pesar que, en esencia, era sin embargo el mismo que ahora le
+parecía tan inmensamente doloroso. Los años por venir se sucederían unos
+á otros, y ella tendría que continuar sobrellevando la misma carga, sin
+poder jamás arrojarla; pues la sucesión de días y de años no haría más
+que acumular miseria sobre ignominia. Durante todo ese tiempo,
+despojándose Ester de su propia individualidad, se convertiría en el
+ejemplo vivo de que podrían servirse el moralista y el predicador para
+encarecer sus imágenes de fragilidad femenina y de pasión pecaminosa. Le
+diría á la joven y á la pura, que contemplasen la letra escarlata que
+brillaba en su seno,&mdash;que se fijasen en esa mujer, la hija de padres
+honrados,&mdash;la madre de una criaturita que más adelante sería también una
+mujer,&mdash;que recordasen que en un tiempo había sido inocente&mdash;y que
+vieran ahora en ella la imagen, la encarnación, la realidad del pecado;
+y sobre su tumba, la infamia que la había acompañado en vida, sería
+también su único monumento.</p>
+
+<p>Parecerá sorprendente, que con el mundo abierto ante ella, sin ninguna
+restricción en su sentencia que la impidiera dejar aquella obscura y
+remota colonia puritana y volver al lugar de su nacimiento, ó á
+cualquiera otro país europeo, y ocultar allí su persona<a name="page_100" id="page_100"></a> y su identidad,
+bajo un nuevo exterior, como si empezara por completo otra
+existencia,&mdash;y teniendo también á su alcance los bosques sombríos y casi
+impenetrables, donde lo impetuoso de su sér espiritual podría asimilarse
+al pueblo cuyas costumbres y vida nada tenían de común con la ley que la
+había condenado;&mdash;parecerá sorprendente, repito, que esta mujer pudiera
+aún dar el nombre de hogar á aquel sitio donde había ella de ser el tipo
+de la ignominia. Pero hay una especie de fatalidad, un sentimiento tan
+irresistible é inevitable, que tiene toda la fuerza del destino, que
+casi obliga invariablemente á los hombres á permanecer y vagar, á manera
+de espectros, en el lugar mismo en que un acontecimiento grande y
+notable ha influído en el curso de su vida, y que es tanto más
+irresistible cuanto más sombría ha sido su influencia. Su pecado, su
+ignominia, eran las raíces que la retenían en aquel suelo, que había
+llegado á convertirse en el hogar permanente y final de Ester. Todos los
+otros sitios del mundo, aun aquella aldea de Inglaterra donde corrieron
+su infancia feliz y su juventud inmaculada, se habían convertido en
+cosas extrañas. Los lazos que la ataban á este nuevo suelo estaban
+formados de eslabones de hierro que penetraban en lo más íntimo de su
+alma, sin que jamás llegaran á romperse.</p>
+
+<p>Pudiera ser también,&mdash;y sin duda lo era aunque se lo ocultaba á sí
+propia, y palidecía cuando luchaba por salir de su corazón como una
+serpiente de su agujero,&mdash;pudiera ser también que otro sentimiento la
+hiciera permanecer en el lugar que tan funesto le había sido. Allí
+moraba, allí pasaba su existencia alguien á quien ella se consideraba
+unida con lazos que, si bien no<a name="page_101" id="page_101"></a> reconocidos en la tierra, los llevarían
+juntos ante el tribunal del juicio final, donde quedarían enlazados para
+un futuro común de retribución inextinguible. El tentador del género
+humano había presentado repetidas veces esta idea á la mente de Ester, y
+se reía del gozo apasionado, al mismo tiempo que lleno de desesperación,
+con que ella al principio la acogía, y después se esforzaba en
+rechazarla. Apenas acariciaba semejante idea, cuando ya quería
+destruirla. Lo que al fin quiso creer, lo que ella misma consideró la
+razón suprema para continuar viviendo en aquel sitio, era en parte
+verdad y en parte una ilusión con que trataba de engañarse. Aquí, se
+decía para sus adentros, cometí mi falta, y aquí debe efectuarse mi
+castigo terrenal; y quizás de este modo las torturas de su diaria
+ignominia purificarán al fin su alma, dotándola de una nueva pureza en
+cambio de la que había perdido, más sagrada puesto que sería el
+resultado del martirio.</p>
+
+<p>De consiguiente Ester no se movió de allí. En los lindes de la
+población, aunque no en la vecindad inmediata de ninguna morada, había
+una choza ó cabaña, construída por uno de los primeros colonos, y
+abandonada porque la tierra era demasiado estéril para el cultivo. Su
+aislamiento y distancia de la población, la ponían fuera del círculo de
+la actividad social que ya se notaba en las costumbres de los colonos.
+Aquella pequeña habitación estaba á orillas del mar, medio oculta por un
+bosquecillo de árboles no muy corpulentos; y en ese lugar solitario, con
+los pocos recursos que poseía, y gracias al permiso de los magistrados
+que aun ejercían una especie de vigilancia inquisitorial sobre Ester, se
+instaló ésta con su niñita. Inmediatamente<a name="page_102" id="page_102"></a> se asoció á aquel lugar una
+vaga idea de algo misterioso y desconocido. Los niños, demasiado tiernos
+para comprender por qué aquella mujer se encontraba separada del resto
+de sus semejantes, se arrastraban lo más cerca posible para verla
+ocupada con su aguja sentada á la ventana de su cabaña, ó de pie á la
+puerta de la misma, ó trabajando en el jardincito, ó paseándose en el
+sendero que conducía á la población; y al contemplar la letra escarlata
+en el seno de su vestido, emprendían la carrera con un temor extraño y
+contagioso.</p>
+
+<p>Á pesar de lo solitario de la situación de Ester, y aunque no tenía un
+amigo en la tierra que se atreviese á visitarla, no corría sin embargo
+el riesgo de padecer escaseces. Poseía un arte que bastaba para
+proporcionarle el sustento á ella y á su hijita, aun en un país que
+ofrecía comparativamente pocas oportunidades para su ejercicio. Arte que
+en aquella época, como hoy, era casi el único que estuviera al alcance
+de la mujer,&mdash;la costura. Llevaba en el seno, en la letra primorosamente
+bordada, una muestra de su habilidad delicada y de su inventiva, de que
+se habrían alegrado las damas mismas de la Corte poder aprovecharse para
+agregar á sus ricas telas de seda y oro los adornos aun más preciados
+del arte humano.</p>
+
+<p>Cierto es que, dada la sencillez del traje negro que caracterizaba en lo
+general las modas puritanas de aquel tiempo, no se presentarían muchas
+ocasiones en que pudiera desplegar Ester sus talentos con la aguja; sin
+embargo, el gusto de la época que se complacía en lo que era complicado
+en esta clase de trabajos, no pudo menos de ejercer su influencia en<a name="page_103" id="page_103"></a>
+aquellos severos puritanos, nuestros antepasados, que se habían
+desprendido de tantas cosas que hoy nos parecen muy difíciles de
+renunciar. Las ceremonias públicas, tales como la instalación de
+magistrados, y cuanto pudiera agregar majestad al modo con que un nuevo
+gobernador se presentaba al pueblo, se distinguían por un ceremonial
+imponente y una sombría pero estudiada magnificencia. Grandes cuellos ó
+lechuguillas, fajas de intrincadas labores, y guantes lujosamente
+bordados, eran de absoluta necesidad para los altos funcionarios al
+hacerse cargo de las riendas del poder; y su uso se permitía también á
+los individuos distinguidos por su posición ó riqueza, aunque las leyes
+suntuarias prohibían estos y otros lujos semejantes á los plebeyos. En
+los funerales, ya en el vestido del difunto, ó ya para expresar por
+variedad de signos emblemáticos de paño negro y linón blanco el dolor de
+los sobrevivientes, había también una demanda frecuente de la clase de
+labor que Ester podía suministrar. Los pañales y faldellines para niños,
+pues en aquella época los niños de tierna edad llevaban vestidos de
+gala, ofrecían también ocasión para labores delicadas de aguja.</p>
+
+<p>Poco á poco, aunque no con mucha lentitud, los trabajos de Ester se
+fueron haciendo de moda, como hoy se dice, ya por compasión hacia una
+mujer cuyo destino había sido tan desgraciado, ya por la mórbida
+curiosidad que da un valor ficticio á cosas comunes ó que no tienen
+ninguno, ya porque entonces, como ahora, se concediera á ciertas
+personas, por cualquiera razón, lo que otros solicitan en vano, ó porque
+Ester llenara realmente un vacío que se dejaba sentir; es<a name="page_104" id="page_104"></a> lo cierto que
+halló frecuente empleo para su aguja, y bien remunerado. Tal vez la
+vanidad escogió, como medio de mortificarse, llevar á las pompas y
+ceremonias del Estado los adornos labrados por sus manos pecadoras.
+Veíase su labor en los cuellos del Gobernador; los militares la
+mostraban en sus bandas y fajas; el ministro del altar también dejaba
+verla en su traje severo; adornaba el gorrito de los recién nacidos, y
+hasta los ataúdes de los que llevaban á enterrar. Pero no se recuerda un
+solo caso en que la habilidad de Ester se solicitase para bordar el velo
+blanco que debía de cubrir el rostro pudoroso de una novia conducida al
+altar. Esta excepción indicaba lo inextinguible del rigor con que la
+sociedad reprobaba su pecado.</p>
+
+<p>Ester no trataba de adquirir más allá de lo necesario para su
+subsistencia, siendo ésta de la naturaleza más sencilla y ascética que
+pueda darse en lo que á ella se refería; y para su niña, alimentos muy
+sencillos si bien con abundancia. Los vestidos que usaba eran hechos de
+las telas más bastas y del color más sombrío, con un solo adorno,&mdash;la
+letra escarlata&mdash;que estaba condenada á llevar siempre. El trajecito de
+la niña, por el contrario, se distinguía por cierto corte y adornos
+caprichosos, mejor dicho, fantásticos, que servían para realzar una
+especie de encanto aéreo que desde muy temprano empezó á notarse en la
+criaturita, la que también daba muestras de una seriedad profunda. Ya
+hablaremos de esto más adelante. Excepto la pequeña suma que dedicaba
+Ester al adorno de su hija, el resto lo empleaba en obras de caridad, en
+infelices menos desgraciados que ella, y que con frecuencia insultaban
+la mano que los socorría.<a name="page_105" id="page_105"></a></p>
+
+<p>Mucha parte del tiempo que hubiera podido aplicar á labores más
+productivos, la pasaba haciendo vestidos de estofas groseras para los
+pobres. Es probable que á esta clase de ocupación asociara ella una idea
+de penitencia, y que al dedicar tantas horas á esa ruda labor, las
+ofreciera como una especie de sacrificio de otros goces. En la
+naturaleza de Ester había algo de la rica y voluptuosa naturaleza
+oriental, un gusto por todo lo que era esplendorosamente bello, y que,
+excepto en las exquisitas producciones de su aguja, no encontraba en qué
+poder ejercitarlo. Las mujeres hallan en la delicada labor de la aguja
+un placer incomprensible para el sexo fuerte. Para Ester era quizás una
+manera de expresar la pasión de su vida, y por lo tanto de calmarla. Á
+semejanza de todos los otros goces, rechazó esta pasión como un pecado.
+Semejante mórbida intervención de la conciencia en cosas de poca monta
+pudiera muy bien considerarse indicio de una penitencia que no era
+genuina ni constante, sino más bien algo dudoso, y que en el fondo no
+era lo que debería ser.</p>
+
+<p>De este modo Ester Prynne tuvo su parte que desempeñar en el mundo.
+Merced á la energía natural de su carácter, y á su rara inteligencia, no
+fué posible segregarla por completo de la sociedad, aunque ésta la había
+marcado con una señal más intolerable para el corazón de una mujer que
+la grabada en la frente de Caín. En todas sus relaciones con esa
+sociedad, no había sin embargo nada que la hiciera comprender que
+pertenecía á ella. Cada gesto, cada palabra, y hasta el silencio mismo
+de aquellos con quienes se ponía en contacto, implicaban y expresaban<a name="page_106" id="page_106"></a>
+con frecuencia la idea de que estaba desterrada, y tan aislada como si
+habitase en otra esfera. Encontrábase separada de los intereses morales
+de sus semejantes, á pesar de estar tan cerca de ellos, á manera de un
+espíritu que volviese á visitar el hogar doméstico sin poder hacerse ver
+ni dejarse sentir; sin participar de sus alegrías, ni poder tomar parte
+en sus dolores; y que, caso de que llegase á manifestar los sentimientos
+que le estaban vedados, habría sido para despertar solamente terror y
+horrible repugnancia. Y en realidad esto, y el más acerbo desdén,
+parecía que era lo único que había para ella en el corazón de sus
+conciudadanos. No era aquella una época de delicadeza y refinamiento en
+las costumbres; y aunque Ester se diese exacta cuenta de su posición, y
+no hubiera peligro de que la olvidara, con harta frecuencia se la hacían
+sentir de una manera muy ruda, y cuando ella menos lo esperaba. Los
+pobres, como ya hemos dicho, á quienes había hecho el objeto de sus
+bondades y de su beneficencia, á menudo deprimían la mano que se
+extendía para socorrerlos. Las damas de alto copete en cuyas moradas
+penetraba á desempeñar sus labores de costura, acostumbraban destilar
+gotas de acíbar en su corazón; á veces, merced á esa alquimia secreta y
+refinada con que la mujer puede infiltrar un veneno sutil extraído de
+las cosas más baladíes; y en otras ocasiones, con una rudeza de
+expresión que caía en el pecho indefenso de aquella infeliz como un
+golpe asestado á una herida ulcerada. Ester se había amaestrado por
+largo tiempo en el arte de sufrir en silencio: jamás respondía á estos
+ataques, sino con el rubor que irresistiblemente enrojecía su pálida
+mejilla y después<a name="page_107" id="page_107"></a> desaparecía en las profundidades de su alma. Era
+paciente, una verdadera mártir; pero se abstenía de rezar por sus
+enemigos, por temor de que, á despecho de sus buenas intenciones, las
+palabras con que implorase la bendición para ellos se convirtiesen
+irremediablemente en una maldición.</p>
+
+<p>Continuamente, y de mil maneras, experimentaba los innumerables
+tormentos que para ella había ideado la sentencia imperecedera del
+tribunal puritano. Los ministros del altar se detenían en medio de la
+calle para dirigirla palabras de exhortación, que atraían una multitud
+implacable alrededor de la pobre pecadora. Si entraba en la iglesia los
+domingos, confiada en la misericordia del Padre Universal, era con
+frecuencia, por su mala suerte, para verse convertida en el tema del
+sermón. Llegó á tener un verdadero terror de los niños, que habían
+concebido, gracias á las conversaciones de sus padres, una vaga idea de
+que había algo horrible en esa triste mujer que se deslizaba silenciosa
+por las calles de la población, sin otra compañía que su única niña. Por
+lo tanto, dejándola al principio pasar, la perseguían después á cierta
+distancia con agudos chillidos, pronunciando una palabra cuyo sentido
+exacto no podían ellos comprender, pero que no por eso era menos
+terrible para Ester, por venir de labios que la emitían
+inconscientemente. Parecía indicar una difusión tal de su ignominia,
+como si esta fuera conocida de toda la naturaleza; y no le habría
+causado pesar más profundo si hubiera oído á las hojas de los árboles
+referirse entre sí la sombría historia de su caída, y á las brisas del
+verano contarla entre susurros, ó á los<a name="page_108" id="page_108"></a> ábregos del invierno
+proclamarla con sus voces tempestuosas.</p>
+
+<p>Otra especie de tortura peculiar que experimentaba la pobre mujer era
+cuando veía un nuevo rostro, cuando personas extrañas fijaban con
+curiosidad las miradas en la letra escarlata, lo que ninguna dejaba de
+hacer y era para ella como si le aplicasen un hierro candente al
+corazón. Entonces apenas podía contener el impulso de cubrir el símbolo
+fatal con las manos, aunque nunca llegó á hacerlo. Pero las personas
+acostumbradas á contemplar aquel signo de ignominia, podían hacerla
+sufrir también intensa agonía. Desde el primer momento en que la letra
+formó parte integrante de su vestido, Ester había experimentado el
+terror secreto de que un ojo humano estaba siempre fijo en el triste
+emblema: su sensibilidad en ese particular, lejos de disminuirse con el
+tiempo, era cada vez mayor, merced al tormento cuotidiano que sufría.</p>
+
+<p>Pero alguna que otra vez, quizás con intervalo de muchos días ó acaso de
+varios meses, tenía la sensación de que una mirada&mdash;una mirada
+compasiva&mdash;se fijaba en la letra ignominiosa; y esto parecía
+proporcionarla un alivio momentáneo, como si alguien compartiera la
+mitad de su agonía. Pero un instante después se reduplicaba ésta con
+renovado dolor, porque en aquel breve momento había pecado nuevamente.
+¿Había Ester pecado sola?</p>
+
+<p>Su imaginación estaba un tanto afectada, y á haber poseído menos fibra
+intelectual y moral, se habría afectado aun mucho más, en consecuencia
+de la soledad y de la angustia continua en que vivía. Yendo al reducido<a name="page_109" id="page_109"></a>
+mundo exterior con que estaba en relaciones y regresando á su morada, y
+siempre solitaria en esos paseos, creyó Ester, ó se imaginó creer, que
+la letra escarlata la había dotado de un nuevo sentido. Se estremecía al
+pensar, y no podía menos de pensar así, que aquella le proporcionaba una
+especie de conocimiento intuitivo de las culpas secretas de otras almas.
+Las revelaciones que de este modo se presentaron á sus ojos la llenaban
+de terror. ¿Y cuáles eran? ¿Pero qué podían ser sino las insidiosas
+insinuaciones del ángel malo, que habría deseado persuadir á aquella
+mujer, que estaba luchando y era solo su víctima á medias, que el
+aspecto exterior de pureza no era más que una mentira, y que si la
+verdad se conociera, la letra escarlata brillaría en más de un seno, y
+no únicamente en el de Ester Prynne? ¿Debía ella acaso recibir esas
+obscuras insinuaciones como si fueran una cosa real y positiva? Esta
+especie de sentido sobrenatural de que se creía dotada, era de lo más
+terrible é insoportable que hubiese experimentado en el curso de su
+desgraciada existencia. La llenaba de perplejidad y de malestar, pues á
+veces aquella marca roja de infamia en el pecho de su vestido, parecía
+como si latiera y se agitase cuando Ester pasaba junto á un venerable
+eclesiástico ó magistrado, modelos de piedad y de justicia, á quienes el
+mundo contemplaba como si fueran los compañeros de los ángeles.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué malvado pasa junto á mí? Se decía Ester para sus adentros.</p>
+
+<p>Y levantando con repugnancia la cabeza veía que en aquellos alredederes
+no había más ser humano que aquel hombre que todos consideraban un
+santo. Otras<a name="page_110" id="page_110"></a> veces creía tener á su lado á una hermana en la culpa, y
+al levantar los ojos tropezaba con la forma de una devota y áspera
+matrona, cuyo corazón, según la creencia pública, había sido un pedazo
+de hielo durante toda su vida. Aquel hielo en el pecho de la matrona y
+la candente ignominia de Ester ¿qué tenían de común? Otras veces el
+estremecimiento eléctrico le daba la señal, como si le dijera: "Ester,
+ahí tienes una compañera,"&mdash;y al alzar los ojos, veía á una joven
+doncella que contemplaba la letra escarlata, á hurtadillas, y se alejaba
+rápidamente con un ligero rubor en las mejillas, como si su pureza se
+hubiera empañado con aquella ojeada instantánea. Semejante falta de fe
+en la virtud de los demás, es una de las consecuencias más tristes del
+pecado. Pero una prueba de que en esta pobre víctima de su propia
+fragilidad y de la dureza de las leyes del hombre, la corrupción no
+había hecho mucho progreso, consistía en la constante lucha de su
+espíritu para creer que ningún mortal era tan culpable como ella misma.</p>
+
+<p>El vulgo, que en aquellos rudos tiempos añadía siempre el elemento de lo
+grotesco á todo lo que hiriera su imaginación, había inventado una
+historia acerca de la letra escarlata, que fácilmente podríamos
+convertir en una terrible leyenda. Afirmaban que aquel símbolo no era
+simplemente un paño escarlata, teñido con un color que era obra del
+hombre, sino que el rojo ardiente lo producía el fuego del infierno, y
+se le podía ver brillar con todo su fulgor cuando Ester se paseaba sola,
+junto á su morada, durante la noche.<a name="page_111" id="page_111"></a></p>
+
+<h3><a name="VI" id="VI"></a>VI<br /><br />
+<small>PERLA</small></h3>
+
+<p>H<small>ASTA</small> ahora apenas hemos hablado de la niña; de la criaturita cuya
+inocente vida parecía una bella é inmortal flor brotada en medio de la
+excesiva lozanía de una pasión criminal. ¡Cuán extraña se presentaba esa
+niña á los ojos de la triste mujer, á medida que ésta contemplaba el
+desarrollo y la hermosura, cada vez más brillante, y la inteligencia que
+iluminaba con sus trémulos rayos las delicadas facciones de su hija, de
+su Perla! Tal era el nombre que le había dado Ester, no porque tuviese
+analogía alguna con su aspecto, pues no tenía nada del blanco, tranquilo
+y frío lustre que podría indicar la comparación; sino que la llamó
+"Perla," por haberla obtenido á un gran precio, por haberla comprado en
+realidad con todo lo que ella poseía, con lo que era su único tesoro.
+¡Cuán singular era todo esto! El hombre había hecho patente la falta de
+esta mujer por medio de una letra escarlata dotada de tan grande y
+desastrosa eficacia, que impedía que aquella fuera objeto de las
+simpatías humanas, á no ser de personas igualmente culpables. Pero la
+naturaleza, en compensación de esta falta que el hombre había castigado,
+la dotó de una niña encantadora, que reposaba en aquel mismo seno<a name="page_112" id="page_112"></a>
+infamado por la ley, para poner por siempre á la madre en relación con
+la raza humana, y para que llegara al fin á ser un alma escogida en el
+cielo. Sin embargo, estas ideas llenaban la mente de Ester con
+sentimientos de temor más bien que de esperanza. Sabía que su acción
+había sido mala, y por lo tanto no podía creer que sus resultados fueran
+buenos. Con creciente sobresalto contemplaba el desarrollo de la
+criatura, temiendo siempre descubrir alguna peculiaridad sombría y
+extraña, que guardara correspondencia con la culpa á que debió el ser.</p>
+
+<p>Defecto físico no había ninguno en la niña: por su forma perfecta, por
+su vigor y la natural agilidad en el uso de sus tiernos miembros, era
+digna de haber nacido en el Edén; de haber sido dejada allí para que
+jugara con los ángeles, después de la expulsión de nuestros primeros
+padres. Poseía una gracia ingénita que no siempre acompaña á la belleza
+perfecta: su traje, á pesar de su sencillez, despertaba en el que la
+veía la idea de que era precisamente el que más le convenía. Pero la
+tierna Perlita no estaba vestida con silvestres hierbas. Su madre,
+merced á cierta tendencia mórbida, que más adelante se comprenderá
+mejor, había comprado las telas más ricas que pudieran procurarse y daba
+rienda suelta á su fantasía creadora en el arreglo y adorno de los
+vestidos de la niña, cada vez que ésta se presentaba en público. Tan
+magníficamente lucía aquella criaturita ataviada de esa suerte, y era
+tal el esplendor de la propia belleza de Perla, brillando al través de
+los trajes vistosos que habrían podido apagar una hermosura mucho menos
+radiante, que puede decirse que en torno suyo<a name="page_113" id="page_113"></a> se formaba un círculo de
+fulgente luz en el suelo de la obscura cabaña. El aspecto de Perla tenía
+un encanto de infinita variedad: en aquella niña se compendiaban y
+resumían muchos niños, comprendiendo desde la belleza á manera de flor
+silvestre de un niño campesino, hasta la pompa, en escala menor, de una
+princesita. En toda ella había sin embargo algo de apasionado, una
+cierta intensidad de color de que nunca se despojaba; y si en alguno de
+sus cambios ese color se hubiera vuelto más débil ó más pálido, habría
+cesado de ser ella, no habría sido Perla.</p>
+
+<p>Esta movilidad externa indicaba y expresaba completamente las diversas
+condiciones de su vida interior. Parecía que en su naturaleza la
+profundidad se hermanaba con la variedad; pero, á no ser que los temores
+de Ester la engañasen, diríamos que le faltaba la facultad de adaptarse
+al mundo en que había nacido. La niña no podía someterse á reglas fijas.
+Al darle la existencia, se había quebrantado una gran ley moral, y el
+resultado fué un sér cuyos elementos tal vez eran bellos y brillantes,
+pero en desorden, ó con un orden que les era peculiar, siendo difícil, ó
+casi imposible, descubrir donde empezaban ó terminaban la variedad y el
+arreglo. Ester únicamente podía darse cuenta del carácter de Perla, y
+eso de una manera vaga é imperfecta, recordando lo que ella misma había
+sido durante aquel período crítico en que el alma y el cuerpo de la niña
+se estaban formando. El estado de agitación apasionada en que se hallaba
+la madre había servido para transmitir á la criaturita por nacer los
+rayos de su vida moral; y por claros y puros que fueran primitivamente,
+habían adquirido ciertos tintes<a name="page_114" id="page_114"></a> ya vivos y brillantes, ya intensos y
+sombríos. Pero sobre todo, se había perpetuado en el alma de Perla
+aquella violenta lucha que reinaba en el ánimo de Ester, quien podía
+reconocer en su hija el mismo espíritu libre, inquieto, provocativo y
+desesperado, y la misma ligereza de su carácter, y aun algo del mismo
+abatimiento que se había apoderado de su corazón. Ahora todo eso estaba
+iluminado por los rayos de la aurora que doran el cielo de la infancia,
+pero más entrado el día de la existencia terrenal, pudiera ser fecundo
+en torbellinos y tempestades.</p>
+
+<p>La educación de la familia era en aquellos tiempos mucho más severa que
+ahora. El entrecejo, la reprensión áspera y la aplicación de la correa ó
+de las varillas, no tenían por objeto castigar solamente faltas
+cometidas, sino que se empleaban como un medio saludable para el
+desenvolvimiento de todas las virtudes infantiles. Sin embargo, Ester,
+la madre solitaria de esta su única hija, corría poco riesgo de pecar
+por demasiado severa. Teniendo plena conciencia de sus propios errores y
+de sus infortunios, trató desde muy temprano de ejercer una estricta
+vigilancia sobre la tierna alma cuyos destinos estaban á su cargo. Pero
+esta tarea era superior á sus fuerzas, ó á su capacidad. Después de
+probar tanto la sonrisa como el entrecejo, y viendo que nada ejercía una
+influencia notable, decidió por fin dejar que la niña obedeciera á sus
+propios impulsos. Por supuesto que la restricción ó la compulsión
+producían su efecto mientras estaban vigentes; pero toda otra clase de
+disciplina moral, ya se dirigiere á su inteligencia ó á su corazón, daba
+ó no daba resultados según fuera la disposición caprichosa de su ánimo á
+la<a name="page_115" id="page_115"></a> sazón. Cuando Perla era todavía muy tierna, su madre había observado
+en ella cierta expresión peculiar de la fisonomía, que era señal de que
+entonces todo cuanto se hiciera para que la niña obedeciese sus órdenes
+sería en vano. Aquella expresión era tan inteligente, y sin embargo tan
+inexplicable, tan perversa, y á veces tan maligna, aunque en lo general
+acompañada de una gran exuberancia de extravagante buen humor, que Ester
+no podía menos de preguntarse si Perla era en realidad una criatura
+humana. Parecía más bien un espíritu aéreo que, después de haberse
+divertido con sus juegos fantásticos en el suelo de la cabaña,
+desaparecería en los aires con una sonrisa burlona. Siempre que sus ojos
+profundamente negros y brillantes tomaban esa expresión, la niña
+semejaba á un sér intangible de indefinible extrañeza. Se diría que se
+estaba cerniendo en el aire y que podría desvanecerse á manera de una
+luz que no sabemos de dónde viene ni á dónde irá. Entonces Ester se veía
+obligada á arrojarse sobre la niña, á perseguirla en la carrera que
+invariablemente emprendía el pequeño duende, y á estrecharla contra el
+seno cubriéndola de besos y caricias, no tanto por un efecto de excesivo
+amor, sino para cerciorarse de que era la misma Perla en carne y hueso,
+y no una forma completamente ilusoria. Pero la risa de Perla cuando se
+veía atrapada, bien que armoniosa y rebosando contento, solo daba por
+resultado aumentar las dudas de su madre.</p>
+
+<p>Herida en el corazón por esta especie de misterio indescifrable y
+desconcertador que con tanta frecuencia se interponía entre ella y su
+único tesoro, tan caramente<a name="page_116" id="page_116"></a> adquirido, y que era todo su universo,
+Ester rompía á veces en amargo llanto. Entonces, y sin saber por qué,
+Perla fruncía el entrecejo, cerraba el puño, y daba á su pequeño rostro
+una expresión dura, severa y de seco descontento; ó bien prorrumpía de
+nuevo en una risa más ruidosa que antes, como si fuera un sér incapaz de
+sentir y comprender el pesar humano; ó acaso, aunque muy raramente,
+experimentaba convulsiones de dolor, y en medio de sollozos y palabras
+entrecortadas expresaba su amor hacia su madre, y parecía que deseaba
+probar que tenía un corazón haciéndoselo pedazos. Sin embargo, Ester no
+confiaba mucho en aquel exceso de ternura, que pasaba con tanta rapidez
+como se había presentado. Pensando en todas estas cosas, la madre se
+encontraba en la posición de una persona que ha evocado un espíritu,
+como se lee en las historias fantásticas, pero que ignora la palabra
+mágica con que debe mantener bajo sus órdenes y dominar aquel poder
+misterioso. Sus únicas horas de completa tranquilidad eran cuando la
+niña yacía en el reposo del sueño. Entonces estaba plenamente segura de
+la criaturita, y gozaba de deliciosa y apacible felicidad hasta que,
+acaso con aquella perversa expresión que se veía vislumbrar bajo los
+entreabiertos párpados,&mdash;Perla despertaba.</p>
+
+<p>¡Cuán pronto!&mdash;y realmente ¡con cuánta extraña rapidez!&mdash;alcanzó Perla
+una edad en que ya era capaz de oir algo más que las palabras casi sin
+sentido con que una madre habla á su pequeñuela. Y ¡qué felicidad habría
+sido entonces para Ester poder oir la voz clara y sonora de Perla
+mezclada al tumulto de otras voces infantiles, y distinguir y reconocer
+los<a name="page_117" id="page_117"></a> sonidos que emitiera su adorado tesoro entre la mezcla confusa de
+la gritería de un grupo de niños juguetones! Pero semejante dicha le
+estaba vedada. Perla, desde que nació, era una proscripta del mundo
+infantil. Siendo un enjerto del mal, emblema y producto del pecado, no
+tenía derecho á estar entre niños bautizados. Era muy notable el
+instinto con que la niñita comprendía su soledad y el destino que había
+trazado un círculo inviolable en derredor suyo; en una palabra, todo lo
+peculiar de su posición respecto á otros niños. Jamás, desde que salió
+de la cárcel, había arrostrado Ester la presencia del público sin ir
+acompañada de Perla. En todas sus visitas á la población, iba Perla
+también: primero, cuando tierna niña, la llevaba en brazos; luego, más
+crecida, iba como una pequeña compañera de su madre, asida de un dedo y
+dando saltitos. Veía á los niños del pueblo ora sobre la hierba que
+crecía en las aceras de las calles, ya en los umbrales de las puertas de
+sus casas, jugando de la manera que les permitía su educación puritana,
+esto es: jugando á ir á la iglesia; ó á arrancar cabelleras en simulacro
+de combates con los indios; ó bien asustándose mutuamente con algo en
+que trataban de imitar actos de hechicería ó brujería. Perla lo veía
+todo, lo contemplaba todo intensamente, pero jamás trató de trabar
+conocimiento con ninguno de los niños. Si le hablaban, no respondía. Si
+los niños la rodeaban, como acontecía á veces, Perla se volvía realmente
+terrible en su cólera infantil, cogiendo piedras para arrojarlas á
+aquellos, acompañando la acción con gritos y exclamaciones incoherentes
+y penetrantes que hacían temblar á su madre,<a name="page_118" id="page_118"></a> porque se asemejaban á los
+acentos de una maldición que pronunciara una hechicera en algún idioma
+desconocido.</p>
+
+<p>La verdad del caso era que aquellos puritanitos en agraz, como dignos
+vástagos de la casta más intolerante que jamás haya existido, abrigaban
+una vaga idea de que había algo extraño, misterioso y fuera de lo común
+y diario tanto en la madre como en la hija, y por lo tanto las
+despreciaban en lo íntimo de su corazón, y con frecuencia las insultaban
+de voz en cuello. Perla resentía la ofensa, y se vengaba con todo el
+odio de que puede suponerse capaz un pecho infantil. Estas explosiones
+de un carácter violento, tenían algún valor y aun servían de consuelo á
+la madre, puesto que por lo menos revelaban cierta seriedad comprensible
+en aquella manera de sentir, lo que no acontecía con los caprichos
+fantásticos que tantas veces la llenaban de sorpresa y que no acertaba á
+explicarse en algunas manifestaciones de su hija. Le aterraba, sin
+embargo, discernir aquí y allí una especie de reflejo del mal que había
+existido en ella misma. Todos estos sentimientos de enemistad y de
+cólera los había heredado Perla de su madre: en el mismo estado de
+exclusión de todo trato social, se encontraban la madre y la hija; y en
+la naturaleza de esta última parecía que se perpetuaban todos aquellos
+elementos de inquietud que tanto agitaron á Ester antes del nacimiento
+de la niña, y que después habían comenzado á calmarse merced á la
+influencia benéfica de la maternidad.</p>
+
+<p>Al lado de su madre, en el hogar doméstico, Perla no tenía necesidad de
+mucho trato social. Su imaginación<a name="page_119" id="page_119"></a> prestaba los atributos de la vida á
+millares de objetos inanimados, como una antorcha que enciende una llama
+donde quiera que se le aplique: la rama de un árbol, unos cuantos
+harapos, una flor, eran los juguetes en que se ejercitaba la magia
+creadora de Perla; y sin que experimentasen ningún cambio exterior, se
+adaptaban á todas las necesidades de su fantasía. Prestaba su voz
+infantil á multitud de seres imaginarios, viejos y jóvenes, con quienes
+emprendía de ese modo animados diálogos. Los antiguos pinos, negros y
+solemnes, que emitían una especie de gruñido y otros rumores
+melancólicos cuando los agitaba la brisa, convertíanse sin dificultad en
+clérigos puritanos á los ojos de Perla; las hierbas más feas del jardín,
+eran sus hijos; hierbas que la niña pisoteaba y arrancaba sin compasión.
+Era en realidad sorprendente la vasta variedad de formas en que se
+complacía su inteligencia, sin orden ni concierto, siempre en un estado
+de actividad sobrenatural, sucediéndose unas á otras como las
+emanaciones y despliegues caprichosos de la aurora boreal. En el mero
+ejercicio de la fantasía y la festiva disposición de una mente en
+desarrollo, tal vez no hubiera mucho más de lo que se podría observar en
+otros niños dotados de facultades brillantes, excepto que Perla, por
+verse privada de compañeros de juego, acudía, para reemplazarlos, á los
+recursos que le prestaba su imaginación. Lo singular del caso consistía
+en la actitud hostil que la niña desplegaba hacia esas criaturas hijas
+de su fantasía y de su corazón. Jamás creó un amigo, sino que siempre, á
+imitación del Cadmo de la fábula, parecía sembrar á derecha é izquierda
+los dientes del dragón, de los que brotaban batallones de enemigos<a name="page_120" id="page_120"></a>
+armados á los cuales la niña declaraba al punto la guerra. Era en
+extremo triste observar en un sér tan tierno esta idea constante de un
+mundo adverso, y el fiero despliegue de energía que la preparaba para
+las luchas del mundo; y fácil es de suponer el dolor intenso que todo
+esto produciría en su madre, que hallaba en su mismo corazón la causa de
+aquel fenómeno.</p>
+
+<p>Contemplando á Perla, dejaba con frecuencia Ester caer la costura en el
+regazo, y rompía á llorar con una aflicción que hubiera deseado ocultar,
+y que se manifestaba con sollozos y palabras entrecortadas
+exclamando:&mdash;"¡Oh Padre que estás en los cielos! si es que eres aun mi
+Padre, ¿qué criatura es esta que he traído al mundo?"&mdash;Y Perla, al oir
+esta exclamación, ó al percibir aquellos sollozos de angustia, volvía
+hacia su madre la viva y preciosa carita, sonreía dulcemente y
+continuaba su juego.</p>
+
+<p>Nos resta hablar de una peculiaridad de esta niñita. La primer cosa que
+notó en su vida, no fué la sonrisa de la madre respondiendo á lo que,
+como en otros niños de tierna edad, puede tomarse por una sonrisa, ó
+mejor dicho, embrión de sonrisa. No: el primer objeto que parece haber
+llamado la atención de Perla, fué la letra escarlata en el seno de
+Ester. Un día, al inclinarse ésta sobre la cuna, las miradas de la
+niñita se fijaron en el brillo del bordado de oro que cercaba la letra,
+y extendiendo las manecitas trató de asirla, sonriendo sin duda, aunque
+con una extraña expresión que hizo que su rostro pareciera el de un niño
+de mucha más edad. Entonces Ester, trémula y convulsa, apretó con la
+mano el signo fatal, como si<a name="page_121" id="page_121"></a> instintivamente quisiera arrancárselo del
+seno. ¡Tan intensa fué la tortura que le causó la acción de aquella
+criaturita! Y como si la agonía que revelaba el rostro de la madre, no
+tuviera otro objeto que divertirla, la niñita fijó las miradas en ella y
+se sonrió. Desde esa época, excepto cuando Perla estaba durmiendo, Ester
+jamás tuvo un instante de seguridad, ni un momento en que gozara con
+plena calma de la compañía de su hija. Cierto es que á veces
+transcurrían semanas enteras sin que las miradas de la criaturita se
+fijaran en la letra escarlata; pero también es cierto que lo contrario
+acontecía cuando menos se esperaba, y siempre con aquella sonrisa
+peculiar y la extraña expresión de los ojos de que ya se ha hablado.</p>
+
+<p>Una vez, mientras Ester contemplaba su propia imagen en los ojos de su
+hija, como es costumbre en las madres, brilló en ellos esa expresión
+singular y fantástica; y como las mujeres que viven solitarias y cuyo
+corazón está inquieto se hallan sujetas á innumerables ilusiones, se
+imaginó de repente que veía, no su propia imagen en miniatura, sino otra
+faz que se reflejaba en los ojos negros de Perla. Era un rostro enemigo,
+lleno de malignas sonrisas, pero que sin embargo tenía gran semejanza
+con facciones que había conocido muy bien, aunque raras veces las
+animara una sonrisa y jamás una expresión malévola. Se diría que un
+espíritu maligno se había posesionado de la niña, y se mostraba en sus
+ojos. Después de ese suceso, Ester se vió atormentada varias veces con
+la misma ilusión de sus sentidos, aunque no con tanta fuerza.</p>
+
+<p>En la tarde de cierto día de verano, cuando ya<a name="page_122" id="page_122"></a> Perla había crecido lo
+bastante para poder andar sola, se divertía la niña en recoger flores
+silvestres, arrojándolas una á una al regazo de su madre; y ejecutando
+una especie de baile cada vez que una de las flores acertaba á dar en la
+letra escarlata. El primer movimiento de Ester fué cubrir la letra con
+ambas manos; pero fuese orgullo ó resignación, ó la idea de que la pena
+á que había sido condenada la satisfaría más pronto por medio de este
+dolor indecible, resistió el impulso y se irguió en su asiento, pálida
+como la muerte, mirando con tristeza profunda á Perla cuyos ojos
+brillaban de inusitado modo. Y siguió la niña lanzándole las flores que
+invariablemente daban contra la letra, llenando el pecho maternal de
+heridas para las que no podía hallar bálsamo en este mundo, ni sabía
+cómo buscarlo en el otro. Al fin, cuando concluyó de arrojar las flores,
+la niña permaneció en pie mirando á Ester precisamente como aquella
+imagen burlona del enemigo que la madre creía ver en el abismo
+insondable de los ojos negros de su hija.</p>
+
+<p>&mdash;Hija mía ¿quién eres tú?&mdash;exclamó la madre.</p>
+
+<p>&mdash;¡Oh! yo soy tu pequeña Perla, respondió.</p>
+
+<p>Pero mientras Perla decía esto, se echó á reir y empezó á bailar con la
+gesticulación petulante de un pequeño trasgo, cuyo próximo capricho
+sería escaparse por la chimenea.</p>
+
+<p>&mdash;¿Eres tú en realidad mi hija? le preguntó Ester.</p>
+
+<p>Y no fué una pregunta ociosa la que hizo, sino que, en aquel momento,
+así lo sentía; porque era tal la maravillosa inteligencia de Perla, que
+su madre hasta llegaba á imaginarse que la niña conocía la secreta
+historia de su existencia y se la revelaría ahora.<a name="page_123" id="page_123"></a></p>
+
+<p>&mdash;Sí; yo soy tu pequeña Perla, repitió la niña continuando sus
+cabriolas.</p>
+
+<p>&mdash;¡Tú no eres mi hija! ¡Tú no eres mi Perla! dijo la madre con aire semi
+risueño, porque frecuentemente en medio del más profundo dolor le venían
+impulsos festivos.&mdash;Díme, pues, quién eres y quién te ha enviado aquí.</p>
+
+<p>&mdash;Dímelo, madre mía,&mdash;respondió Perla con acento grave, acercándose á
+Ester y abrazándose á sus rodillas,&mdash;dímelo, madre, dímelo.</p>
+
+<p>&mdash;Tu Padre Celestial te envió, respondió Ester.</p>
+
+<p>Pero lo dijo con una vacilación que no escapó á la viva inteligencia de
+la niña; la cual, bien sea movida por su ordinaria petulancia, ó porque
+un maligno espíritu la inspirara, levantando el dedito índice y tocando
+la letra escarlata, exclamó con acento de convicción:</p>
+
+<p>&mdash;No; Él no me envió. Yo no tengo Padre Celestial.</p>
+
+<p>&mdash;¡Silencio, Perla, silencio! Tú no debes hablar así,&mdash;respondió la
+madre suprimiendo un gemido. El Padre Celestial nos ha enviado á todos á
+este mundo. Hasta me ha enviado á mí, tu madre; y con mucha mayor razón
+á tí. Y si no ¿de dónde has venido tú, niña singular y caprichosa?</p>
+
+<p>&mdash;Dímelo, dímelo,&mdash;repitió Perla, no ya con su carita seria, sino riendo
+y dando brinquitos en el suelo. Tú eres quien debes decírmelo.</p>
+
+<p>Pero Ester no pudo resolver la pregunta, encontrándose ella misma en un
+laberinto de dudas. Recordaba, entre risueña y asustada, la charla de
+las gentes del pueblo que, buscando en vano la paternidad de la niña, y
+observando algunas de sus peculiaridades,<a name="page_124" id="page_124"></a> habían dado en decir que
+Perla procedía de un demonio, como ya había acontecido más de una vez en
+la tierra; ni fué Perla la única á quien los puritanos de la Nueva
+Inglaterra imputaron origen tan siniestro.<a name="page_125" id="page_125"></a></p>
+
+<h3><a name="VII" id="VII"></a>VII<br /><br />
+<small>LA SALA DEL GOBERNADOR</small></h3>
+
+<p>U<small>N</small> día fué Ester á la morada del Gobernador Bellingham á llevarle un par
+de guantes que había ribeteado y bordado por orden suya, y que debía de
+usar en cierta ceremonia oficial, porque si bien no desempeñaba ya el
+alto puesto de antes, aun ocupaba un destino honroso é influyente en la
+magistratura colonial.</p>
+
+<p>Pero algo más importante que la entrega de un par de guantes bordados,
+obligó á Ester entonces á solicitar una entrevista con un personaje de
+tanto poder y tan activo en los negocios de la colonia. Había llegado á
+sus oídos el rumor de que algunos de los principales habitantes de la
+población trataban de despojarla de su niña, deseosos de que imperaran
+más rígidos principios en materias de religión y de gobierno. Suponiendo
+estas buenas gentes, como ya se ha dicho, que Perla era de estirpe
+diabólica, creyeron que para mayor beneficio del alma de la madre,
+convenía quitarle ese obstáculo de su sendero; agregando, que si la niña
+era realmente capaz de una educación religiosa y moral, y tenía en sí
+los elementos de su futura salvación, gozaría indudablemente de todas
+estas ventajas si se la separase de su madre y se confiara su educación<a name="page_126" id="page_126"></a>
+á persona mejor y más cuerda. Se decía también que entre los
+promovedores de esta idea, era el Gobernador uno de los más activos.</p>
+
+<p>Parecerá singular, y hasta ridículo, que un asunto de esta naturaleza
+haya sido cuestión públicamente discutida, en la que tomaron parte en
+pro y en contra varias personas eminentes del gobierno. Pero en aquella
+época de prístina sencillez, negocios de menor importancia pública, y de
+menor trascendencia que el bienestar de Ester y de su hija, tenían
+cabida en las deliberaciones de los legisladores y en los actos del
+Estado; y hasta se refiere que una disputa relativa al derecho de
+propiedad de un cerdo dió margen, en una época anterior á la en que pasa
+nuestra historia, á debates acalorados en el cuerpo legislativo de la
+colonia, y ocasionó importantes modificaciones en el modo de ser de la
+Legislatura.</p>
+
+<p>Llena, pues, de temores, aunque con tan pleno convencimiento de su
+derecho, que no le parecía desigual la lucha entre el público de una
+parte y una mujer solitaria de la otra, Ester se puso en marcha saliendo
+de su cabaña acompañada, como era de esperarse, de Perla. Esta había
+alcanzado ya una edad que la permitía correr al lado de su madre, y como
+estaba siempre en constante movimiento desde la mañana hasta la noche,
+hubiera podido hacer una jornada mucho más larga. Sin embargo, á veces,
+más por capricho que por necesidad, pedía que la llevaran en brazos;
+pero á los pocos momentos quería que la dejasen andar, y continuaba
+junto á Ester dando saltitos y tropezando á cada instante.</p>
+
+<p>Hemos hablado de la belleza singular de Perla,<a name="page_127" id="page_127"></a> belleza de tintes vivos
+y profundos, de tez brillante, ojos que poseían á la vez fulgor é
+intensidad meditativa, y un cabello de color castaño, lustroso, suave, y
+que más tarde serían casi negros. Toda ella era fuego y parecía el fruto
+de un momento de pasión impremeditada. La madre, al idear el traje de su
+hija, había dado rienda suelta á las tendencias vistosas de su
+imaginación, y la vistió con una túnica de terciopelo carmesí, de un
+corte peculiar, abundantemente adornada con caprichosos bordados y
+floreos de hilo de oro. Tal lujo de colores, que habrían dado un pálido
+y macilento aspecto á mejillas menos brillantes, se adaptaba
+admirablemente á la belleza de Perla, y la convertían en la más
+reluciente llama que jamás se haya movido sobre la tierra.</p>
+
+<p>Pero era una particularidad notable de este traje, y en realidad de la
+apariencia general de la niña, la de traer irremediablemente á la
+memoria del que la contemplaba el recuerdo del signo que Ester estaba
+condenada á llevar en su vestido. Era la letra escarlata bajo otra
+forma: la letra escarlata dotada de vida. La madre misma,&mdash;como si
+aquella ignominia roja se hubiera grabado profundamente en su cerebro de
+modo que todas sus ideas revistieran su aspecto,&mdash;la madre misma había
+encontrado aquella semejanza, empleando muchas horas de mórbida
+ingeniosidad en hallar una analogía entre el objeto de su cariño y el
+emblema de su falta y de su tormento. Pero como en realidad Perla era al
+mismo tiempo una y otra cosa, pudo Ester imaginarse perfectamente que la
+apariencia de la niña guardaba completa semejanza con la letra
+escarlata.<a name="page_128" id="page_128"></a></p>
+
+<p>Al llegar madre é hija á los linderos de la población, los niños de los
+puritanos, en medio de sus juegos, ó de lo que pasaba por juego entre
+aquellos sombríos chicuelos, fijaron en ellas las miradas y dijeron:</p>
+
+<p>&mdash;Ahí viene la mujer de la letra escarlata; y á su lado viene saltando
+lo que también se parece á una letra escarlata. Vamos á arrojarles
+fango.</p>
+
+<p>Pero Perla, que era una niña intrépida, después de fruncir el entrecejo,
+de golpear el suelo con el piececito y de apretar el puño con diversos
+gestos amenazadores, se lanzó de repente contra el grupo de sus enemigos
+y los puso á todos en fuga. Al mismo tiempo chilló y gritó con violencia
+tal, que el corazón de los fugitivos tembló de espanto. Terminada su
+victoria, Perla regresó tranquilamente al lado de su madre, á la que
+dirigió una risueña mirada.</p>
+
+<p>Sin otra aventura llegaron á la morada del Gobernador. Era ésta una gran
+casa de madera, fabricada al estilo de las que aun se ven en las calles
+de nuestras ciudades más antiguas; ahora cubiertas de musgo,
+derrumbándose, y de aspecto melancólico, mudos testigos de las penas ó
+alegrías de que fueron teatro sus obscuras habitaciones. Entonces, sin
+embargo, había en su exterior la frescura de la juventud, y en sus
+ventanas, iluminadas por el sol, parecía brillar aquel contento que
+reina en las moradas humanas en que aun no ha entrado la muerte. La casa
+del Gobernador tenía, á la verdad, una apariencia muy alegre: las
+paredes estaban cubiertas con una especie de estuco con innumerables
+fragmentos de vidrio, de modo que cuando el sol alumbraba oblicuamente
+el edificio, brillaba y fulguraba como si sobre él se hubieran arrojado<a name="page_129" id="page_129"></a>
+diamantes á manos llenas, lo que le hacía parecer más propio para el
+palacio de Aladino, que para mansión de un viejo y grave jefe puritano.
+Estaba además adornado con figuras y diagramas extraños y al parecer
+cabalísticos, de acuerdo con el raro gusto de la época, que habían sido
+dibujados en el estuco cuando se acabó de poner, y se habían endurecido
+con el tiempo, sin duda para que sirvieran de admiración á las edades
+futuras.</p>
+
+<p>Perla, cuando contempló esta especie de casa maravillosa, comenzó á
+palmotear y á bailar, y pidió con acento decidido que arrancaran todo
+aquel frente radiante del edificio, y se lo dieran para jugar con él.</p>
+
+<p>&mdash;No, mi querida Perlita, le dijo su madre. Tú misma tienes que
+procurarte tus rayos de sol; yo no tengo nada que darte.</p>
+
+<p>Se acercaron á la puerta, que tenía la forma de un arco, y estaba
+flanqueada á cada costado por una torre estrecha ó proyección del
+edificio, con ventanas de enrejado de alambre y postigos de madera.
+Levantando el aldabón de hierro, Ester dió un golpe al que respondió uno
+de los siervos del Gobernador, inglés de nacimiento y libre, pero que á
+la sazón era esclavo por siete años. Durante ese tiempo tenía que ser la
+propiedad de su amo, lo mismo que si fuera un buey. El siervo llevaba el
+traje azul que era el vestido ordinario de los siervos de aquella época,
+como lo fué también mucho antes en las antiguas casas solariegas de
+Inglaterra.</p>
+
+<p>&mdash;¿Está en casa Su Señoría el Gobernador Bellingham? preguntó Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Ciertamente que sí, respondió el siervo, contemplando<a name="page_130" id="page_130"></a> con tamaños
+ojos la letra escarlata, pues habiendo llegado recientemente al país, no
+la había visto todavía. Sí, Su Señoría está en casa; pero con él hay un
+par de piadosos ministros, y al mismo tiempo un médico: no creo que
+podáis verle ahora.</p>
+
+<p>&mdash;Entraré, sin embargo, replicó Ester.</p>
+
+<p>Y el siervo, juzgando tal vez por el tono decisivo con que pronunció
+estas palabras, y el brillante símbolo que llevaba en el pecho, que era
+una gran señora del país, no opuso resistencia alguna.</p>
+
+<p>Madre é hija fueron, pues, admitidas en el vestíbulo. El Gobernador,
+teniendo en cuenta la naturaleza de los materiales de construcción
+disponibles, así como la diferencia del clima y costumbres sociales de
+la colonia, había trazado el plano de su nueva morada á imitación de las
+de los caballeros de moderados recursos en su país natal. Había por lo
+tanto un ancho y elevado vestíbulo que se extendía hasta el fondo de la
+casa y servía de medio de comunicación más ó menos directa con todas las
+otras piezas. En una extremidad se hallaba alumbrada esta espaciosa
+habitación por las ventanas de las dos torres; y en la otra, aunque
+protegida por una cortina, lo estaba por una gran ventana abovedada,
+provista de un asiento de almohadones, en el que había un volumen en
+folio, probablemente de las Crónicas de Inglaterra ú otra literatura por
+el estilo. El mueblaje consistía en algunas sillas macizas, en cuyos
+respaldares había esculpidas guirnaldas de flores de roble; en el centro
+había una mesa del mismo estilo que las sillas, todo del tiempo de la
+Reina Isabel de Inglaterra, ó quizás anterior á él, y traído de la casa
+paterna del Gobernador.<a name="page_131" id="page_131"></a> Y en la mesa, como prueba de que la antigua
+hospitalidad no había muerto, un gran jarro de peltre en el fondo del
+cual el curioso podría haber visto la espuma de la cerveza bebida
+recientemente.</p>
+
+<p>Colgaba en la pared una hilera de retratos que representaban los
+antepasados del linaje de Bellingham, algunos vestidos con petos y
+armaduras y otros con cuellos alechugados y ropa talar. Como rasgo
+característico, tenían todos aquella severidad y rigidez que
+invariablemente hay en los antiguos retratos, como si en vez de pinturas
+fueran los espíritus de hombres ilustres, ya muertos, que estuvieran
+contemplando con dureza é intolerancia, criticándolos, las acciones y
+placeres de los vivos.</p>
+
+<p>Hacia el centro de los tableros de roble que cubrían las paredes del
+vestíbulo había suspendida una cota de malla y sus accesorios, no una
+reliquia hereditaria, como los retratos, sino de fecha más moderna,
+fabricada por un hábil armero de Londres el año mismo en que el
+Gobernador Bellingham vino á la Nueva Inglaterra. Allí había un yelmo,
+una coraza, una gola y grebas, con un par de manoplas, y colgando debajo
+una espada; todo, y especialmente el yelmo y la coraza, tan
+perfectamente bruñido, que resplandecían con un blanco radiante,
+iluminando el pavimento. Esta brillante panoplia no servía de simple
+ornato, sino que el Gobernador se la había endosado más de una vez,
+especialmente á la cabeza de un regimiento en la guerra contra los
+indios, pues aunque por estudios y profesión era un abogado, las
+exigencias del nuevo país habían hecho de él un soldado y un
+Gobernante.<a name="page_132" id="page_132"></a></p>
+
+<p>Perlita,&mdash;á quien agradó la resplandeciente armadura tanto como el
+brillante frontispicio de la casa, se entretuvo algún tiempo mirando la
+pulida superficie de la coraza que resplandecía como si fuera un espejo.</p>
+
+<p>&mdash;¡Madre! gritó, madre, te veo aquí. ¡Mira! ¡mira!</p>
+
+<p>Ester, por complacer á su hijita, dió una mirada á la coraza, y vió que,
+debido al efecto peculiar de este espejo convexo, la letra escarlata
+parecía reproducida en proporciones exageradas y gigantescas, de tal
+modo que venía á ser lo más prominente de toda su persona. En realidad,
+parecía como si Ester se ocultara detrás de la letra. Perla le llamó
+también la atención á otra figura semejante en el yelmo, sonriendo á su
+madre con aquella especie de expresión de duendecillo tan común á su
+inteligente rostro. Esta mirada de traviesa alegría se reflejó
+igualmente en el espejo, con tales proporciones y tal intensidad de
+efecto, que Ester no creyó que pudiera ser la imagen de su propia hija,
+sino la de algún trasgo ó duende que trataba de amoldarse á la forma de
+Perla.</p>
+
+<p>&mdash;Vamos, Perla, dijo la madre llevándosela consigo. Ven á ver este
+hermoso jardín. Quizás haya en él flores más hermosas que las de los
+bosques.</p>
+
+<p>Perla se dirigió á la ventana abovedada en el fondo del vestíbulo, y
+tendió la mirada á lo largo de las calles del jardín, alfombrado de
+hierba recién cortada, y guarnecido con algunos arbustos, no muchos,
+como si el dueño hubiera desistido de su idea de perpetuar en este lado
+del Atlántico el gusto inglés en materia de jardines. Las coles crecían
+á la simple vista, y una calabacera, plantada á alguna distancia, se<a name="page_133" id="page_133"></a>
+había extendido al través del espacio intermediario, depositando uno de
+sus gigantescos productos directamente debajo de la ventana indicada.
+Había, sin embargo, unos cuantos rosales, y cierto número de manzanos,
+procedentes probablemente de los plantados por los primeros colonos.</p>
+
+<p>Perla, al ver los rosales, empezó á clamar por una rosa encarnada, y no
+quiso estarse tranquila.</p>
+
+<p>&mdash;Cállate, niña, cállate, dijo la madre encarecidamente. No llores, mi
+querida Perla. Oigo voces en el jardín. El Gobernador se acerca
+acompañado de varios caballeros. Cállate.</p>
+
+<p>En efecto, por la avenida del jardín se veía cierto número de personas
+con dirección hacia la casa. Perla, sin hacer caso de las tentativas de
+su madre para aquietarla, dió un grito agudísimo, y guardó entonces
+silencio; no debido á un sentimiento de obediencia, sino á la viva y
+móvil curiosidad de su naturaleza que hizo que todo su interés se
+concentrara en la aparición de estos nuevos personajes.<a name="page_134" id="page_134"></a></p>
+
+<h3><a name="VIII" id="VIII"></a>VIII<br /><br />
+<small>LA NIÑA DUENDE Y EL MINISTRO</small></h3>
+
+<p>E<small>L</small> Gobernador Bellingham, vestido en traje de casa, que consistía en una
+bata no muy ajustada, y gorra, abría la comitiva y parecía ir mostrando
+su propiedad á los que le acompañaban, explicándoles las mejoras que
+proyectaba introducir. La vasta circunferencia de un cuello alechugado,
+hecho con mucho esmero, que proyectaba por debajo de su barba gris,
+según la moda del tiempo antiguo, contribuía á darle á su cabeza un
+parecido á la de San Juan Bautista en la fuente. La impresión producida
+por su rígido y severo semblante, por el que habían pasado algunos
+otoños, no estaba en armonía con todo lo que allí le rodeaba y parecía
+destinado al goce de las cosas terrenales. Pero es un error suponer que
+nuestros graves abuelos,&mdash;aunque acostumbrados á hablar de la existencia
+humana y pensar en ella como si fuese una mera prueba y una lucha
+constante, y aunque se hallaban preparados á sacrificar bienes y vida
+cuando el deber lo requería,&mdash;hicieran caso de conciencia rechazar todas
+aquellas comodidades, y aun regalo, que estaban á su alcance. Semejante
+doctrina no fué nunca enseñada, por ejemplo, por el venerable pastor de
+almas Juan Wilson, cuya barba, blanca como la nieve, se veía por sobre
+el<a name="page_135" id="page_135"></a> hombro del Gobernador Bellingham, mientras le decía que las peras y
+los melocotones podrían aclimatarse en la Nueva Inglaterra, y que las
+uvas de color de púrpura podrían florecer si estuvieran protegidas por
+los muros del jardín expuestos más directamente al sol. El anciano
+ministro tenía un gusto legítimo y de larga fecha por todas las cosas
+buenas y todas las comodidades de la vida; y por severo que se mostrase
+en el púlpito en su reprobación pública de transgresiones como las de
+Ester Prynne, sin embargo, la benevolencia que desplegaba en la vida
+privada le había grangeado mayor cantidad de afecto que la concedida á
+ningún otro de sus colegas.</p>
+
+<p>Detrás del Gobernador y del Sr. Wilson venían otros dos huéspedes: uno
+el Reverendo Arturo Dimmesdale, á quien el lector recordará tal vez por
+haber desempeñado, no voluntariamente, un corto papel en la escena del
+castigo público de Ester; y á su lado, como si fuera su compañero
+íntimo, el viejo Rogerio Chillingworth, persona de gran habilidad en la
+medicina, y que hacía dos ó tres años había fijado su residencia en la
+colonia. Se decía que este sabio anciano era al mismo tiempo el médico y
+el amigo del joven eclesiástico, cuya salud se había deteriorado mucho
+últimamente á causa de su abnegación sin límites y su consagración
+completa á los trabajos y deberes de su sagrado ministerio.</p>
+
+<p>El Gobernador, adelantándose á sus huéspedes, subió dos ó tres
+escalones, y abriendo una de las hojas de la gran ventana del vestíbulo,
+se encontró cerca de Perla. La sombra de la cortina ocultaba
+parcialmente á la madre.<a name="page_136" id="page_136"></a></p>
+
+<p>&mdash;¿Qué tenemos aquí?&mdash;dijo el Gobernador mirando á la figurita color de
+escarlata que estaba delante de él. Confieso que no he visto nada
+parecido desde los días de mis vanidades, allá en mis tiempos juveniles,
+cuando consideraba inestimable favor ser admitido en los bailes de
+disfraces de la Corte. Había entonces un enjambre de estas pequeñas
+apariciones en los días de fiesta. ¿Pero cómo ha entrado este huésped en
+mi antecámara?</p>
+
+<p>&mdash;Sí, en efecto, exclamó el buen anciano Sr. Wilson, ¿qué pajarito color
+de escarlata podrá ser éste? Me parece haber visto algo semejante cuando
+el sol brilla al través de los cristales de una ventana de variedad de
+colores, y dibuja imágenes doradas y carmesíes en el suelo. Pero eso era
+allá en nuestra vieja patria. Díme, niña, ¿quién eres, y qué ha movido á
+tu madre á aderezarte de un modo tan extraño? ¿Eres una niña cristiana?
+¿Sabes el catecismo? ¿Ó eres acaso uno de esos petulantes duendes ó
+trasgos que creíamos haber dejado para siempre en la alegre Inglaterra?</p>
+
+<p>&mdash;Yo soy la hija de mi madre, respondió la visión escarlata, y mi nombre
+es Perla.</p>
+
+<p>&mdash;¿Perla?&mdash;más bien Rubí, ó Coral, ó Rosa encendida por lo menos, á
+juzgar por tu color, respondió el anciano ministro extendiendo la mano,
+inútilmente, para acariciar la mejilla de Perla.&mdash;¿Pero dónde está tu
+madre? ¡Ah! Ya comprendo, agregó; y dirigiéndose al Gobernador le dijo
+en voz baja:&mdash;Esta es precisamente la niña de que hemos hablado; y ved
+ahí á esa infeliz mujer, á Ester Prynne, su madre.</p>
+
+<p>&mdash;¿Eso dices? exclamó el Gobernador. Sí, deberíamos<a name="page_137" id="page_137"></a> haber pensado que
+la madre de tal niña tenía que ser una mujer escarlata, y un tipo digno
+de Babilonia. Pero á buen tiempo llega, y trataremos de este asunto
+inmediatamente.</p>
+
+<p>El Gobernador entró en la antecámara seguido de sus tres huéspedes.</p>
+
+<p>&mdash;Ester Prynne, dijo clavando la mirada naturalmente severa en la
+portadora de la letra escarlata, en estos días se ha hablado mucho de
+tí. Hemos discutido con toda calma y seso, si nosotros, que somos
+personas de autoridad é influencia, cumplimos con nuestro deber
+confiando la dirección y guía de un alma inmortal, como la de esta
+criatura, á quien ha tropezado y caído en medio de los lazos y redes del
+mundo. Habla, tú que eres la madre de esta niña. ¿No crees que sería
+mejor, tanto para el bienestar temporal como para la vida eterna de tu
+pequeñuela, que se te prive de su cuidado, y que vestida de una manera
+menos vistosa, se la eduque en la obediencia y se la instruya en las
+verdades del cielo y de la tierra? ¿Qué puedes hacer en pró de tu niña
+en este particular?</p>
+
+<p>&mdash;Yo puedo instruir á mi hija según la enseñanza que he recibido de
+esto,&mdash;respondió Ester tocando con el dedo la letra escarlata.</p>
+
+<p>&mdash;Mujer, esa es tu insignia de vergüenza, replicó el severo magistrado.
+Precisamente en consecuencia de la falta que indica esa letra, deseamos
+que tu hija pase al cuidado de otras manos.</p>
+
+<p>&mdash;Sin embargo, dijo la madre tranquilamente, aunque volviéndose cada vez
+más pálida, esta insignia me ha dado, y me da diariamente, y hasta en
+este momento,<a name="page_138" id="page_138"></a> lecciones que harán á mi hija más cuerda y mejor, aunque
+para mí no sean ya de provecho.</p>
+
+<p>&mdash;Ahora lo sabremos, dijo el Gobernador, y decidiremos lo que hay que
+hacer. Mi buen Señor Wilson, os ruego que examinéis á esta Perla, pues
+tal es su nombre, y veáis si tiene la instrucción cristiana que conviene
+á una niña de su edad.</p>
+
+<p>El anciano eclesiástico se sentó en un sillón é hizo un esfuerzo para
+atraer á Perla entre sus rodillas. Pero la niña, acostumbrada solamente
+al tacto familiar de su madre y no al de otra persona, se escapó por la
+ventana abierta y se plantó en el escalón más alto, pareciendo entonces
+un pájaro tropical silvestre, de brillante plumaje, dispuesto á
+emprender el vuelo en los espacios. El Sr. Wilson, no poco sorprendido
+de esto, pues era una especie de patriarca favorito de los niños, trató
+sin embargo de proceder al examen.</p>
+
+<p>&mdash;Perla, le dijo con gran solemnidad, tienes que recibir instrucción
+para que, á su debido tiempo, logres llevar en tu seno una perla de gran
+precio. ¿Puedes decir, hija mía, quién te ha creado?</p>
+
+<p>Perla sabía perfectamente qué responder, porque siendo Ester la hija de
+una familia piadosa, poco después de la conversación que había tenido
+con su niña acerca de su Padre Celestial, había comenzado á hablarle de
+esas verdades que el espíritu humano, cualquiera que sea su estado de
+desarrollo, oye con intenso interés. Por lo tanto Perla, aunque solo
+contaba tres años de edad, podría haber sufrido con buen éxito un examen
+en algunas materias religiosas; pero la perversidad más ó menos común á
+todos los niños, y de la cual la chicuela tenía una buena dosis, se
+apoderó de<a name="page_139" id="page_139"></a> ella en el momento más inoportuno, y la hizo cerrar los
+labios ó proferir palabras que no venían al caso. Después de llevarse el
+dedo á la boca, y de muchas negativas de responder á las preguntas del
+buen Sr. Wilson, la niña finalmente anunció que no había sido creada por
+nadie, sino que su madre la había recogido en un rosal silvestre que
+crecía junto á la puerta de la cárcel.</p>
+
+<p>Esta respuesta fantástica le fué probablemente sugerida por la
+proximidad de los rosales del Gobernador, que tenía á la vista, y por el
+recuerdo del rosal silvestre de la cárcel, junto al cual había pasado al
+venir á la morada de Bellingham.</p>
+
+<p>El viejo Rogerio Chillingworth, con una sonrisa en los labios, murmuró
+unas cuantas palabras al oído del joven eclesiástico. Ester dirigió una
+mirada al hombre de ciencia, y á pesar de que su destino estaba colgando
+de un hilo, se quedó sorprendida al notar el cambio verificado en las
+facciones de Rogerio, que se había vuelto mucho más feo, su cutis más
+atezado, y su figura peor formada que en los tiempos en que le había
+conocido más familiarmente. Sus miradas se cruzaron un instante, pero
+inmediatamente tuvo que prestar toda su atención á lo que estaba pasando
+respecto á su hija.</p>
+
+<p>&mdash;¡Esto es horrible!&mdash;exclamó el Gobernador volviendo lentamente del
+asombro que le había causado la respuesta de Perla. He aquí una niña de
+tres años de edad, que no sabe quién la ha creado. No hay duda de que en
+la misma ignorancia se encuentra respecto á su alma, su actual
+perversidad y su futuro destino. Me parece, caballeros, que no hay
+necesidad de proseguir adelante.<a name="page_140" id="page_140"></a></p>
+
+<p>Ester tomó entonces á Perla y la estrechó entre sus brazos, mirando al
+viejo magistrado puritano casi con una feroz expresión en los ojos. Sola
+en el mundo, arrojada de él como fruto podrido, y con este único tesoro
+que era el consuelo de su corazón, tenía la conciencia de que poseía
+derechos indestructibles contra las pretensiones del mundo, y se hallaba
+dispuesta á defenderlos á todo trance.</p>
+
+<p>&mdash;Dios me ha dado á esta niña, exclamó. Me la ha dado en desquite de
+todo aquello de que he sido despojada por vosotros. Es mi felicidad, y
+al mismo tiempo mi tormento. Perla es quien me sostiene viva en este
+mundo. Perla también me castiga. ¿No véis que ella es la letra
+escarlata, capaz solamente de ser amada y dotada de un poder infinito de
+retribución por mi falta? No me la quitaréis: primero moriré.</p>
+
+<p>&mdash;Pobre mujer, dijo con cierta bondad el anciano eclesiástico, la niña
+será muy bien cuidada, tal vez mejor que lo que tú puedes hacer.</p>
+
+<p>&mdash;Dios la confió á mi cuidado, repitió Ester esforzando la voz. No la
+entregaré.</p>
+
+<p>Y entonces, como movida de impulso repentino se dirigió al joven
+eclesiástico, al Sr. Dimmesdale, á quien, hasta ese momento apenas había
+mirado, y exclamó:</p>
+
+<p>&mdash;¡Habla por mí! Tú eras mi pastor, y tenías mi alma á tu cargo, y me
+conoces mejor que estos hombres. Yo no quiero perder á mi hija. Habla
+por mí: tú sabes,&mdash;porque estás dotado de la conmiseración de que
+carecen estos hombres,&mdash;tú sabes lo que hay en mi corazón, y cuáles son
+los derechos de una madre, y que son mucho más poderosos cuando esa<a name="page_141" id="page_141"></a>
+madre tiene sólo á su hija y la letra escarlata. ¡Mírala! Yo no quiero
+perder la niña. ¡Mírala!</p>
+
+<p>Á este llamamiento frenético y singular que indicaba que la posición
+actual de Ester casi la había privado del juicio, el joven eclesiástico
+se adelantó pálido y llevándose la mano al corazón, como era su
+costumbre siempre que su nervioso temperamento le ponía en un estado de
+suma agitación. Parecía ahora más lleno de zozobra y más extenuado que
+cuando lo describimos en la escena de la pública ignominia de Ester; y
+bien sea por lo quebrantado de su salud, ó por otra causa cualquiera,
+sus grandes ojos negros revelaban un mundo de dolor en la expresión
+inquieta y melancólica de sus miradas.</p>
+
+<p>&mdash;Hay mucha verdad en lo que esta mujer dice,&mdash;comenzó el Sr. Dimmesdale
+con voz dulce y trémula, aunque vigorosa, que resonó en todos los
+ámbitos del vestíbulo;&mdash;hay verdad en lo que Ester dice, y en los
+sentimientos que la inspiran. Dios le ha dado la niña, y al mismo tiempo
+un conocimiento instintivo de la naturaleza y las necesidades de ese
+tierno sér, que parecen muy peculiares, conocimiento que ningún otro
+mortal puede poseer. Y, además, ¿no hay algo inmensamente sagrado entre
+las relaciones de esta madre y de esta niña?</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah! ¿cómo es eso, buen Sr. Dimmesdale?&mdash;interrumpió el
+Gobernador,&mdash;os ruego que aclaréis este punto.</p>
+
+<p>&mdash;Así tiene que ser,&mdash;continuó el joven eclesiástico,&mdash;porque, si
+pensamos de otro modo, ¿no implicaría que el Padre Celestial, el Creador
+de todas las cosas de este mundo, ha tenido en poco una acción<a name="page_142" id="page_142"></a>
+pecaminosa, y no ha dado mucha importancia á la diferencia que existe
+entre un amor puro y uno impuro? Esta hija de la culpa del padre y la
+vergüenza de la madre ha venido, enviada por Dios, á influir de varios
+modos en el corazón de la que ahora con tanta vehemencia y con tal
+amargura reclama el derecho de conservarla á su lado. Fué creada para
+una bendición, para la única felicidad de su vida. Fué creada sin duda,
+como la madre misma nos lo ha dicho, para que fuera también una
+retribución; un tormento de todas las horas; un dardo, una congoja, una
+agonía siempre latente en medio de un gozo pasajero. ¿No ha expresado
+ella este pensamiento en el traje de la pobre niña, que de una manera
+tan eficaz nos recuerda el símbolo rojo que abrasa su seno?</p>
+
+<p>&mdash;¡Bien dicho, bien dicho! exclamó el buen Sr. Wilson. Yo temía que la
+mujer pensaba solo en hacer de su hija una saltimbanquis.</p>
+
+<p>&mdash;¡Oh! no, no; continuó Dimmesdale. La madre, creédmelo, reconoce el
+solemne milagro que Dios ha operado en la existencia de esa criatura.
+Pueda también comprender,&mdash;lo que es para mí una verdad
+indiscutible,&mdash;que este don, ante todo, tiene por objeto conservar el
+alma de la madre en estado de gracia y librarla de los abismos profundos
+del pecado en que de otro modo Satanás la hubiera hundido. Por lo tanto,
+es un bien para esta pobre mujer pecadora tener á su cargo un alma
+infantil, un sér capaz de eterna dicha ó de eterna pena,&mdash;un sér que sea
+educado por ella en los senderos de la justicia, que á cada instante le
+recuerde su caída, pero que al mismo tiempo le haga tener presente, como
+si fuera una sagrada<a name="page_143" id="page_143"></a> promesa del Creador, que si la madre educa á la
+niña para el cielo, la niña llevará también allí á su madre. Y en esto,
+la madre pecadora es más feliz que el padre pecador. De consiguiente, en
+beneficio de Ester Prynne, no menos que en el de la pobre niña,
+dejémoslas como la Providencia ha considerado conveniente situarlas.</p>
+
+<p>&mdash;Habláis, amigo mío, con extraña vehemencia,&mdash;le dijo el viejo Rogerio
+con una sonrisa.</p>
+
+<p>&mdash;Y tiene gran peso lo que mi joven hermano ha dicho,&mdash;agregó el
+Reverendo Sr. Wilson. ¿Qué dice el muy digno Gobernador? ¿No ha
+defendido bien los derechos de la pobre mujer?</p>
+
+<p>&mdash;Seguramente que sí,&mdash;respondió el magistrado,&mdash;y ha aducido tales
+razones, que dejaremos el asunto como está; por lo menos, mientras la
+mujer no sea objeto de escándalo. Hemos de tener, sin embargo, cuidado
+de que la niña se instruya contigo en el catecismo, buen Sr. Wilson, ó
+con el Reverendo Sr. Dimmesdale. Además, á su debido tiempo es preciso
+ocuparse en que vaya á la escuela y á la iglesia.</p>
+
+<p>Cuando el joven ministro acabó de hablar se alejó unos cuantos pasos del
+grupo, y permaneció con el rostro parcialmente oculto por los pesados
+pliegues de las cortinas de la ventana, mientras la sombra de su cuerpo,
+que la luz del sol hacía proyectar sobre el suelo, estaba toda trémula
+con la vehemencia de su discurso. Perla, con la viveza caprichosa que la
+caracterizaba, se dirigió hacia él, y tomándole una de las manos entre
+las suyas, apoyó en ella su mejilla: caricia tan tierna, y á la vez tan
+natural, que Ester, al contemplarla, se dijo para sus adentros: "¿Es esa
+mi<a name="page_144" id="page_144"></a> Perla?" Sabía, sin embargo, que el corazón de su hija era capaz de
+amor, aunque éste se revelaba casi siempre de una manera apasionada y
+violenta; y en el curso de sus pocos años apenas si se había manifestado
+dos veces con tanta suavidad y ternura como ahora. El joven
+ministro,&mdash;pues excepto las miradas de una mujer que se idolatra, no
+existe nada tan dulce como estas espontáneas caricias de un niño, que
+son indicio de que hay en nosotros algo verdaderamente digno de ser
+amado,&mdash;el joven ministro arrojó una mirada en torno suyo, puso la mano
+en la cabeza de la niña, vaciló un momento, y la besó en la frente.
+Aquel tierno capricho, tan poco común en el carácter de Perla, no duró
+mucho tiempo: se echó á reir, y se fué á lo largo del vestíbulo saltando
+tan ligeramente, que el anciano Sr. Wilson se preguntó si había tocado
+el pavimento con la punta de los pies.</p>
+
+<p>&mdash;Este pequeño traste tiene en sí algo de hechicería,&mdash;le dijo á
+Dimmesdale: no necesita del palo de escoba de una vieja para volar.</p>
+
+<p>&mdash;¡Extraña niña!&mdash;observó el anciano Rogerio. Es fácil ver lo que hay en
+ella de su madre. ¿Creeréis por ventura, señores, que esté fuera del
+alcance de un filósofo analizar la naturaleza de la niña, y por su
+hechura y modo de ser adivinar quién es el padre?</p>
+
+<p>&mdash;No: en tal asunto, sería pecaminoso atenerse á la filosofía
+profana,&mdash;dijo el Sr. Wilson. Vale más entregarse al ayuno y á la
+oración para resolver el problema; y mucho mejor aún dejar el misterio
+como está, hasta que la Providencia lo revele cuando lo tenga á bien. De
+consiguiente, todo buen cristiano<a name="page_145" id="page_145"></a> tiene el derecho de mostrar la bondad
+de un padre hacia esta pobre niña abandonada.</p>
+
+<p>Resuelto así el negocio de una manera satisfactoria para Ester, ésta
+partió con su hija para su cabaña. Cuando descendían las escaleras, se
+cuenta que se abrió el postigo de la ventana de uno de los cuartos,
+asomándose el rostro de la Sra. Hibbins, la iracunda hermana del
+Gobernador, la misma que algunos años después fué ejecutada por bruja.</p>
+
+<p>&mdash;¡Eh! ¡Eh! dijo,&mdash;dejando ver un rostro de mal agüero que contrastaba
+con el aspecto alegre de la casa. ¿Quieres venir con nosotros esta noche
+á la selva? Tendremos allí gentes muy alegres; y he prometido al Hombre
+Negro que Ester Prynne tomaría parte en la fiesta.</p>
+
+<p>&mdash;Servíos disculparme,&mdash;respondió Ester con una sonrisa de triunfo.
+Tengo que regresar á mi casa y cuidar de mi Perlita. Si me la hubieran
+quitado, entonces habría ido con gusto á la selva en tu compañía,
+firmando mi nombre en el libro del Hombre Negro, y eso con mi propia
+sangre.</p>
+
+<p>&mdash;Ya te tendremos allí antes de mucho,&mdash;dijo la dama bruja, frunciendo
+el entrecejo y retirándose.</p>
+
+<p>Pero aquí,&mdash;si suponemos que este diálogo entre la Sra. Hibbins y Ester
+es auténtico, y no una fábula,&mdash;aquí tenemos ya una prueba de la razón
+que tuvo el joven eclesiástico en oponerse á que se cortaran los lazos
+que unen una madre delincuente al fruto de su fragilidad. Ya en esta
+ocasión el amor de la niña salvó á la madre de las asechanzas de
+Satanás.<a name="page_146" id="page_146"></a></p>
+
+<h3><a name="IX" id="IX"></a>IX<br /><br />
+<small>EL MÉDICO</small></h3>
+
+<p>C<small>OMO</small> el lector recordará, el nombre de Rogerio Chillingworth ocultaba
+otro nombre, cuyo antiguo poseedor había resuelto que no se mencionara
+jamás. Ya se ha referido que en medio de la muchedumbre que presenciaba
+el castigo ignominioso de Ester, un individuo de edad provecta, recién
+llegado de las tierras ocupadas por los indios, contempló de repente,
+expuesta á los ojos del público, como si fuera una imagen viviente del
+pecado, á la mujer en quien había esperado hallar encarnados la alegría
+y el calor del hogar. La honra de su esposa la veía pisoteada por todos
+los circunstantes. Su infamia palpitaba allí, en la plaza pública. Si la
+noticia llegaba alguna vez á oídos de los parientes y de las compañeras
+de infancia de aquella mujer, ¿qué otra cosa les quedaría sino el
+contagio de su deshonra, tanto mayor cuanto más íntimas y sagradas
+hubieran sido sus relaciones de parentesco? Y en cuanto á él, cuyos
+lazos de unión con la mujer delincuente habían sido los más estrechos y
+sagrados que puedan darse, ¿por qué presentarse á reclamar una herencia
+tan poco apetecible? Resolvió, por lo tanto, no dejarse exponer en la
+picota de la infamia al lado de la que en un tiempo fué<a name="page_147" id="page_147"></a> su esposa.
+Desconocido para todo el mundo, excepto para Ester, y poseyendo los
+medios de que ésta guardara silencio, escogió borrar su nombre de la
+lista de los vivos, considerar completamente disueltos sus antiguos
+lazos é intereses, y, en una palabra, darse por segregado del mundo como
+si en realidad yaciera en el fondo del océano, donde el rumor público
+hace mucho tiempo lo había consignado. Una vez realizado este plan,
+surgirían inmediatamente nuevos intereses y á la vez un nuevo objeto á
+que consagrar su energía, tenebrosa, es verdad, y acaso criminal, pero
+de incentivo bastante absorbente para que dedicara á su realización toda
+la fuerza de sus facultades.</p>
+
+<p>Para llevar á cabo este proyecto, fijó su residencia en la ciudad
+puritana, bajo el nombre supuesto de Rogerio Chillingworth, sin otra
+recomendación que sus conocimientos científicos y su inteligencia, de
+que poseía una suma no común. Como los estudios que hizo en otros
+tiempos le habían familiarizado con la ciencia médica del día, se
+presentó como físico, y como tal fué cordialmente recibido. En la
+colonia eran muy raros los hombres hábiles en medicina ó cirugía. La
+salud de los vecinos de la buena ciudad de Boston, por lo menos en lo
+que se refiere á la medicina, había estado hasta entonces confiada á la
+tutela de un anciano diácono y farmacéutico, cuya piedad y rectitud eran
+testimonios más convincentes en favor suyo, que los que podría haber
+presentado bajo la forma de un diploma en regla. El único cirujano era
+un individuo que unía al ejercicio casual de esa noble profesión, el
+manejo diario y habitual de la navaja de afeitar.<a name="page_148" id="page_148"></a></p>
+
+<p>Para semejante cuerpo facultativo fué Rogerio Chillingworth una
+adquisición brillante. Pronto manifestó su familiaridad con la ponderosa
+é imponente maquinaria de la antigua medicina, en la que cada remedio
+contenía una multitud de extraordinarios y heterogéneos ingredientes,
+compuestos con tanto trabajo y esmero como si se tratara de obtener el
+Elixir de Vida. Durante su cautiverio entre los indios, había adquirido
+un notable conocimiento de las propiedades de las hierbas y raíces
+indígenas; ni ocultó á sus pacientes que estas simples medicinas, que la
+sabia naturaleza había dado á conocer al inculto salvaje, merecían su
+confianza en el mismo grado que la farmacopea de los europeos, en cuya
+formación se habían empleado tantos siglos y tantos sabios doctores.</p>
+
+<p>Era este erudito extranjero una persona ejemplar, por lo menos en cuanto
+á las formas externas de la religión, y poco después de su llegada á la
+colonia escogió al Reverendo Sr. Dimmesdale como guía espiritual. El
+joven eclesiástico, que había hecho sus estudios en la Universidad de
+Oxford, donde se conservaba su memoria con respeto, era tenido por sus
+más ardientes admiradores casi como un apóstol consagrado por el cielo y
+destinado, si podía trabajar y vivir el término ordinario de la
+existencia humana, á hacer mucho en beneficio de la Iglesia de la Nueva
+Inglaterra. En el período en que estamos de nuestra historia, su salud,
+sin embargo, había empezado evidentemente á decaer. Aquellos que estaban
+más familiarizados con los hábitos y costumbres de Dimmesdale, creían
+que la palidez de sus mejillas era el resultado<a name="page_149" id="page_149"></a> de su celo intenso por
+el estudio, del escrupuloso cumplimiento de sus deberes religiosos, y
+más que todo de los ayunos y vigilias que con tanta frecuencia
+practicaba para impedir que la materia terrenal obscureciera ó
+disminuyese el brillo de su lámpara espiritual. Algunos declaraban que
+si el Sr. Dimmesdale estaba realmente á punto de morir tan joven,
+consistía en que el mundo no era digno de ser hollado por sus pies. Por
+otra parte, él mismo, con característica humildad, decía que si la
+Providencia juzgaba conveniente llevárselo de este mundo, sería á causa
+de su poco mérito para desempeñar la más humilde misión en la tierra.
+Pero á pesar de la divergencia de opiniones en el particular, lo cierto
+era que su salud estaba muy quebrantada. Había adelgazado mucho; su voz,
+aunque todavía sonora y dulce, tenía cierta melancólica expresión de
+decaimiento; con frecuencia se le veía, al menor ruido ó accidente de
+poca importancia, llevarse la mano al corazón, con una súbita rubicundez
+del rostro, seguida de palidez, indicio de dolor.</p>
+
+<p>Tal era el estado del joven Dimmesdale, y tan inminente el peligro de
+que se extinguiera esa naciente luz del mundo, antes de tiempo, cuando
+Rogerio Chillingworth llegó á la ciudad. Su primera entrada en escena,
+sin que se supiera de dónde venía, si era caído del cielo ó si procedía
+de las regiones inferiores, le daba cierto aspecto de misterio, que
+fácilmente se convirtió en algo casi milagroso. Se sabía que era un
+hombre hábil é inteligente; se había observado que recogía hierbas y
+flores silvestres, que arrancaba raíces, que cortaba ramas de los
+árboles del bosque,<a name="page_150" id="page_150"></a> como persona familiarizada con las ocultas virtudes
+de lo que no tenía ningún valor á los ojos del vulgo. Se le había oído
+hablar de Sir Kenelm Digby<a name="FNanchor_15_15" id="FNanchor_15_15"></a><a href="#Footnote_15_15" class="fnanchor">[15]</a> y de otros hombres famosos, cuyos
+conocimientos en asuntos científicos se consideraban casi
+sobrenaturales, con quienes se había asociado ó tenido correspondencia.
+¿Por qué, ocupando tan alto puesto en el mundo de la ciencia, había
+venido á la colonia? ¿Qué podría buscar en un país semisalvaje este
+hombre cuya esfera de acción estaba en las grandes ciudades? En
+respuesta á esta pregunta, empezó entonces á circular un rumor,&mdash;al que,
+por absurdo que fuera, hasta personas sensatas le daban crédito. Se
+decía que el cielo había operado un verdadero milagro transportando por
+el aire, desde una Universidad de Alemania, á un eminente Doctor en
+Medicina, depositándolo á la puerta del estudio del Sr. Dimmesdale.
+Personas mucho más sensatas en materias de fe, y que sabían que el cielo
+alcanza sus fines sin lo que se llama intervención milagrosa, se
+hallaban inclinadas á ver algo providencial en la llegada tan oportuna
+de Rogerio Chillingworth.</p>
+
+<p>Daba consistencia á esta idea el gran interés que el físico, como se
+decía en aquellos tiempos, manifestó desde el principio por el joven
+eclesiástico, á quién se apegó como uno de sus feligreses; y á pesar de
+la reserva natural de aquel, trató de ganarse su amistad y su confianza.
+Manifestó gran alarma por el estado de la salud de su pastor, y también
+grandes deseos de probar si podía curarle, y no desesperaba de<a name="page_151" id="page_151"></a>
+conseguirlo si se emprendía la obra en tiempo. Los funcionarios de la
+iglesia del Sr. Dimmesdale, así como las damas casadas y las jóvenes y
+bellas señoritas, sus feligreses, le instaron para que se aprovechara de
+la habilidad del médico, que tan generosamente se había ofrecido á
+servirle. El Sr. Dimmesdale, rehusó con dulzura sus instancias.</p>
+
+<p>&mdash;No necesito medicina, dijo.</p>
+
+<p>Pero ¿cómo podía hablar así el joven ministro, cuando con cada domingo
+que pasaba sus mejillas se volvían más pálidas, su rostro más delgado, y
+su voz más trémula; y cuando ya se había convertido en hábito constante
+oprimirse el corazón con la mano? ¿Estaba fatigado de sus labores?
+¿Deseaba morir? Estas preguntas le fueron solemnemente hechas al Sr.
+Dimmesdale por los ministros más ancianos de Boston y por los
+dignatarios de su misma iglesia quienes, para emplear su propio
+lenguaje, le amonestaron acerca del pecado que cometía en rechazar el
+auxilio que la Providencia tan manifiestamente le presentaba. Los oyó en
+silencio y finalmente prometió consultarse con el médico.</p>
+
+<p>&mdash;Si fuere la voluntad de Dios,&mdash;dijo el Reverendo Sr. Dimmesdale cuando
+en cumplimiento de su promesa pidió al anciano Rogerio Chillingworth los
+auxilios de su profesión,&mdash;estaría contento con que mis labores, y mis
+penas, y mis pecados, terminaran pronto junto con mi existencia, y lo
+que en mí es terrenal se enterrase en mi sepultura, y lo que es
+espiritual me acompañara á mi morada eterna, antes que poner á prueba
+vuestra habilidad en beneficio mío.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah!&mdash;replicó el médico con aquella calma que,<a name="page_152" id="page_152"></a> natural ó impuesta,
+distinguía todas sus maneras,&mdash;así es como un joven eclesiástico habla
+por lo común. La juventud, por lo mismo que no ha echado aun raíces
+profundas, con facilidad renuncia á la vida. Y los hombres devotos y
+buenos que siguen en la tierra los preceptos de Dios, con gusto dejarían
+este mundo para estar á su lado en la Nueva Jerusalén.</p>
+
+<p>&mdash;No,&mdash;replicó Dimmesdale llevándose la mano al corazón, con una rápida
+rubicundez en la frente y una contracción de dolor en el rostro,&mdash;si yo
+fuera más digno de ir allí, tendría más satisfacción en trabajar aquí.</p>
+
+<p>&mdash;Los hombres buenos siempre se forman de sí propios una idea demasiado
+mezquina,&mdash;dijo el médico.</p>
+
+<p>De esta manera el misterioso Rogerio Chillingworth se convirtió en el
+consejero médico del Reverendo Sr. Dimmesdale. Como no solamente la
+enfermedad despertaba el interés del médico, sino también el carácter y
+cualidades de su paciente, estos dos hombres, tan diferentes en edad,
+gradualmente llegaron á pasar mucho tiempo juntos. En beneficio de la
+salud del eclesiástico, y para facilitar al médico la mejor manera de
+recoger las plantas con propiedades medicinales que le eran necesarias,
+daban largos paseos á orillas del mar ó por el bosque, mezclando su
+variada conversación con el rumor y cadencia de las olas, y el solemne
+murmullo del viento en la copa de los árboles. Con frecuencia también,
+uno era el huésped del otro; y para el joven ministro había una especie
+de fascinación en la sociedad del hombre de ciencia, en quien reconocía
+un desenvolvimiento intelectual de un alcance y profundidad nada
+comunes,<a name="page_153" id="page_153"></a> juntamente con una liberalidad y amplitud de ideas que en vano
+trataría de buscar en los miembros de su profesión. En realidad de
+verdad, se quedó sorprendido, si no escandalizado, al descubrir esta
+última cualidad en el médico.</p>
+
+<p>El Sr. Dimmesdale era un verdadero sacerdote, en la significación vasta
+de esta palabra: un hombre verdaderamente religioso, con el sentimiento
+de la reverencia muy desarrollado, y con un género de inteligencia que
+le obligaba á no desviarse de los senderos estrechos de la fe, que cada
+día se volvía en él más profunda. En ningún estado de la sociedad habría
+sido lo que se llama hombre de ideas liberales; siempre hubiera
+necesitado, para la paz de su espíritu, sentir que la fe le rodeaba por
+todas partes, sosteniéndolo, al mismo tiempo que estrechándolo en un
+círculo de hierro. Á pesar de esto, si bien con trémulo gozo,
+experimentaba una especie de desahogo temporal en poder contemplar el
+universo al través de una inteligencia del todo diferente á aquellas con
+que habitualmente estaba en contacto. Era como si se hubiere abierto una
+ventana por donde penetrara un aire más puro en la atmósfera densa y
+sofocante de su estudio, donde su vida se iba consumiendo á la luz de la
+lámpara, ó á los rayos del sol que allí penetraban con dificultad, y
+donde aspiraba solamente el olor enmohecido que se desprende de los
+libros. Pero aquel aire era demasiado sutil y frío para que pudiese
+respirarse con seguridad por mucho tiempo; de consiguiente, el
+eclesiástico, así como el médico, volvieron á entrar en los límites que
+permite la iglesia para no caer en herejía.<a name="page_154" id="page_154"></a></p>
+
+<p>De este modo examinó á su paciente con el mayor esmero y cuidado, no
+solo como le veía en su vida diaria, sin desviarse del sendero de las
+ideas y sentimientos que le eran habituales, sino también como se le
+presentaba cuando, en otro medio diferente tanto moral como intelectual,
+la novedad de ese medio hacía dar expresión á algo que era igualmente
+nuevo en su naturaleza. Parece que consideraba esencial conocer al
+hombre antes de intentar curarle; porque donde quiera que existen
+combinados corazón é inteligencia, tienen estos cierto influjo en las
+enfermedades del cuerpo. La imaginación y el cerebro eran tan activos en
+Arturo Dimmesdale, y tan intensa la sensibilidad, que sus males físicos
+tenían seguramente origen en aquellos. Por lo tanto, Rogerio
+Chillingworth,&mdash;el hombre hábil, el médico benévolo y amistoso,&mdash;trató
+de sondear primero el corazón de su paciente, rastreando sus ideas y
+principios, escudriñando sus recuerdos y tentándolo todo con cautelosa
+mano, como quien busca un tesoro en sombría caverna.</p>
+
+<p>Pocos secretos pueden escapar al investigador que tiene la oportunidad y
+la licencia de dedicarse á semejante empresa, y posee la sagacidad de
+llevarla adelante. El hombre que se siente abrumado bajo el peso de un
+grave secreto, debe evitar especialmente la intimidad de su médico;
+porque si éste se hallare dotado de natural sagacidad y de cierto no sé
+qué, á manera de intuición; si no demuestra vanidad importuna, ni
+cualidades características desagradables; si tiene la facultad innata de
+establecer tal afinidad entre su inteligencia y la de su paciente, que
+éste llegue á hablar, con llaneza y por descuido, lo que se<a name="page_155" id="page_155"></a> imagina
+haber pensado solamente; si tales revelaciones se reciben en silencio,
+con una simple mirada de simpatía, ó á lo más con una que otra palabra
+en que se dé á entender que todo se ha comprendido; y si á estas
+cualidades necesarias á un confidente se unieren las ventajas que presta
+la circunstancia de ser médico,&mdash;entonces, en un momento inevitable, el
+alma del paciente se abrirá descubriendo á la luz del día sus más
+ocultos misterios.</p>
+
+<p>Rogerio Chillingworth poseía todas, ó casi todas las condiciones arriba
+enumeradas. El tiempo sin embargo transcurría; una especie de intimidad,
+como ya hemos dicho, se había establecido entre estos dos hombres
+instruídos é inteligentes; discutían todos los temas relativos á asuntos
+morales ó religiosos, así como los negocios públicos ó de carácter
+privado; cada uno hablaba también mucho de materias que parecían
+puramente personales; y sin embargo, ningún secreto, como el médico
+imaginó que debía de existir, se escapó de los labios del joven
+ministro. Tenía, no obstante, la sospecha de que ni siquiera la
+naturaleza exacta de la enfermedad corporal del Sr. Dimmesdale le había
+sido revelada. ¡Era una extraña reserva!</p>
+
+<p>Al cabo de algún tiempo, debido á una indicación del médico, los amigos
+del Sr. Dimmesdale arreglaron las cosas de modo que los dos se alojaran
+bajo un mismo techo, de manera que el facultativo tuviese más
+oportunidades de velar por la salud del joven eclesiástico. Gran alegría
+causó en la ciudad este arreglo. Se creía que era lo más acertado para
+el bienestar del Sr. Dimmesdale; á menos que, como se lo habían
+aconsejado repetidas veces los que tenían autoridad para ello, se<a name="page_156" id="page_156"></a>
+decidiera á escoger por esposa á una de las muchas señoritas que
+espiritualmente le eran adictas. Pero por el presente no había
+esperanzas de que Arturo Dimmesdale se decidiera á hacerlo; había
+respondido con una negativa á todas las indicaciones de esta naturaleza,
+como si el celibato sacerdotal fuera uno de sus artículos de fe.<a name="FNanchor_16_16" id="FNanchor_16_16"></a><a href="#Footnote_16_16" class="fnanchor">[16]</a>
+Hallándose las cosas en tal estado, parecía que este anciano, sagaz,
+experimentado y benévolo médico, sobre todo si se tenía además en cuenta
+el amor paternal y el respeto que profesaba al joven ministro, era la
+única persona y la más apta para estar constantemente á su lado y al
+alcance de su voz.</p>
+
+<p>Los dos amigos fijaron su nueva morada en la casa de una piadosa viuda,
+de buena posición social, la cual asignó al Sr. Dimmesdale una
+habitación que daba á la calle, bañada por el sol, pero con espesas
+cortinas en la ventana que suavizaban la luz cuando así se deseaba. Las
+paredes estaban colgadas con tapices que se decía provenir de los
+Gobelinos, y representaban la historia de David y de Betsabé, y la del
+profeta Nathán, como se refiere en la Biblia, con colores aun vivos que
+daban aspecto de horribles profetisas de desgracias á las bellas figuras
+femeninas del cuadro. Aquí depositó el pálido eclesiástico su
+biblioteca, rica en enormes libros en folio forrados en pergamino, que
+contenían las obras de los Santos Padres, la ciencia de los Rabinos y la
+erudición de los monjes, de cuyos escritos se veían obligados á servirse
+con frecuencia los clérigos protestantes por más que los desdeñasen y
+hasta vilipendiasen. Al fondo de la casa arregló su estudio y<a name="page_157" id="page_157"></a>
+laboratorio el anciano médico, no como un hombre científico moderno lo
+consideraría tolerablemente completo, sino provisto de un aparato de
+destilar y de los adminículos necesarios para preparar drogas y
+sustancias químicas, de que el práctico alquimista sabía hacer buen uso.
+Con una situación tan cómoda, estas dos sabias personas se fijaron cada
+una de asiento en su respectivo dominio, pero pasando familiarmente de
+una habitación á otra, manifestando cada uno sumo interés en los
+negocios del otro, sin llegar sin embargo á los límites de la
+curiosidad.</p>
+
+<p>Los amigos más sensatos del Reverendo Arturo Dimmesdale, como ya hemos
+indicado, se imaginaban, muy fundadamente, que la mano de la Providencia
+había hecho todo esto con el objeto,&mdash;demandado en tantas preces, así
+públicas como privadas,&mdash;de restaurar la salud del joven ministro. Pero
+es preciso decir también que cierta parte de la comunidad había
+comenzado últimamente á considerar de un modo distinto las relaciones
+entre el Sr. Dimmesdale y el misterioso y anciano médico. Cuando una
+multitud ignorante trata de ver las cosas con sus propios ojos, por su
+cuenta y riesgo, corre grave peligro de engañarse. Sin embargo, cuando
+forma su juicio, como acontece comunmente, guiada por las enseñanzas de
+una gran alma, las conclusiones á que llega son con frecuencia tan
+profundas y tan exactas, que puede decirse que poseen el carácter de
+verdades reveladas sobrenaturalmente. El pueblo, en el caso de que
+tratamos, no podía justificar su prevención contra Rogerio Chillingworth
+con razones ningunas dignas de refutarse. Es verdad que un antiguo
+artesano que había vivido<a name="page_158" id="page_158"></a> en Londres treinta años antes de los sucesos
+que narramos, afirmaba haber visto al médico, aunque con un nombre
+distinto, que no recordaba, en compañía del Doctor Forman, el famoso y
+viejo mágico implicado en el asunto del asesinato de Sir Tomás Overbury,
+que ocurrió por aquel entonces y causó lo que hoy se llama gran
+sensación. Dos ó tres individuos decían que el físico, durante su
+cautiverio entre los indios, había aumentado sus conocimientos médicos
+tomando parte en los encantamientos ó ceremonias mágicas de los
+sacerdotes salvajes; quienes, como se sabía de fijo, eran hechiceros
+poderosos que á veces realizaban curas casi milagrosas merced á su
+pericia en la Magia Negra. Un gran número de individuos,&mdash;y muchos de
+ellos dotados de sensatez, y observadores prácticos, cuyas opiniones en
+otras materias hubieran sido muy valiosas,&mdash;afirmaban que el aspecto
+externo de Rogerio Chillingworth había experimentado un notable cambio
+desde que se había fijado en la población, y especialmente desde que
+vivía bajo el mismo techo que Dimmesdale. La expresión de su rostro
+tranquila, meditativa y de hombre dedicado al estudio que le
+caracterizaba al principio, había sido reemplazada por algo maligno y
+desagradable, que antes no se notaba, pero cuya intensidad se iba
+aumentando á medida que se le observaba más de cerca y con más
+frecuencia. Según la idea vulgar, el fuego que ardía en su laboratorio
+procedía del infierno, y estaba alimentado con sustancias infernales; y
+por lo tanto, como era de esperarse, su rostro se iba también
+ennegreciendo más y más con el humo.</p>
+
+<p>Para resumir diremos, que tomó cuerpo la creencia<a name="page_159" id="page_159"></a> de que el Reverendo
+Arturo Dimmesdale, á semejanza de otros muchos personajes de especial
+santidad en todas las épocas de la religión cristiana, se veía tentado
+por Satanás mismo, ó por un emisario suyo en la persona del viejo
+Rogerio Chillingworth. Este diabólico agente tenía el permiso divino de
+gozar por algún tiempo de la intimidad del joven eclesiástico, y de
+conspirar contra la salvación de su alma; aunque ningún hombre sensato
+podía dudar por un momento de qué lado quedaría la victoria. El pueblo
+esperaba, con fe inquebrantable, ver al ministro salir de aquella lucha
+transfigurado con la gloria que le proporcionaría su triunfo inevitable.
+Entretanto, era sin embargo muy triste pensar en la mortal agonía por
+que tenía que pasar antes de salir vencedor.</p>
+
+<p>¡Ay! á juzgar por la tristeza y terror que se revelaban en las miradas
+del pobre eclesiástico, la batalla estaba siendo muy ruda sin que
+pudiera decirse que la victoria fuera segura.<a name="page_160" id="page_160"></a></p>
+
+<h3><a name="X" id="X"></a>X<br /><br />
+<small>EL MÉDICO Y SU PACIENTE</small></h3>
+
+<p>E<small>L</small> anciano médico había sido durante toda su vida un hombre de
+temperamento tranquilo y benévolo, aunque no de afectos muy calurosos, y
+siempre puro y honrado en todos sus tratos con el mundo. Había comenzado
+ahora una investigación con la severa é imparcial integridad de un juez,
+como él se imaginaba, deseoso tan sólo de hallar la verdad, como si se
+tratara de un problema geométrico, y no de las pasiones humanas y de las
+ofensas de que él era víctima. Pero á medida que procedía en su labor,
+una especie de terrible fascinación, una necesidad imperiosa é
+ineludible se apoderó del anciano Rogerio, y no le dejó paz ni reposo
+mientras no hubo hecho todo lo que creía de su deber. Sondeaba ahora el
+corazón del pobre ministro como un minero cava la tierra en busca de
+oro; ó un sepulturero una fosa en busca de una joya enterrada con un
+cadáver, para encontrar al fin solamente huesos y corrupción. ¡Ojalá
+que, para beneficio de su alma, hubiera sido esto lo que Chillingworth
+buscaba!</p>
+
+<p>Á veces en los ojos del médico brillaba un fulgor ominoso á manera del
+reflejo de una hoguera infernal, como si el terreno en que trabajaba
+este sombrío minero<a name="page_161" id="page_161"></a> le hubiese dado indicios que le hicieran concebir
+fundadas esperanzas de hallar algo valioso.</p>
+
+<p>&mdash;Este hombre,&mdash;se decía en tales momentos allá para sus adentros,&mdash;este
+hombre tan puro como lo juzgan, que parece todo espíritu, ha heredado
+una naturaleza animal, muy fuerte, de su padre ó de su madre. Ahondemos
+un poco más en esta dirección.</p>
+
+<p>Entonces, después de escudriñar minuciosamente el alma del joven
+clérigo, y de descubrir muchos materiales preciosos en la forma de
+elevadas aspiraciones por el bienestar de la raza humana, amor ferviente
+de las almas, sentimientos puros, piedad natural fortalecida por la
+meditación y el estudio, é iluminada por la revelación,&mdash;todo lo cual,
+si bien oro de muchos quilates, no tenía valor ninguno para el
+escudriñador médico,&mdash;éste, aunque desalentado, empezaba sus
+investigaciones en otra dirección. Se deslizaba á hurtadillas, con
+pisadas tan cautelosas y aspecto tan precavido como un ladrón que
+penetra en una alcoba donde hay un hombre medio dormido, ó quizá
+completamente despierto, con el objeto de hurtar el tesoro mismo que
+este hombre guarda como la niña de sus ojos. Á pesar de todas sus
+precauciones y cuidado, el pavimento crujía de vez en cuando; sus
+vestidos formaban ligero ruido; la sombra de su figura, en una
+proximidad no permitida, casi envolvía á su víctima. El Sr. Dimmesdale,
+cuya sensibilidad nerviosa era frecuentemente para él una especie de
+intuición espiritual, tenía á veces una vaga idea de que algo, enemigo
+de su paz, se había puesto en medio de su camino. Pero el viejo médico
+poseía también percepciones que eran casi intuitivas; y cuando el
+ministro le dirigía entonces<a name="page_162" id="page_162"></a> una mirada de asombro, el médico se
+sentaba tranquilamente sin decir palabra como su amigo benévolo,
+vigilante y afectuoso, aunque no importuno.</p>
+
+<p>Sin embargo, el Sr. Dimmesdale acaso se habría dado más perfecta cuenta
+del carácter de este individuo, si cierto sentimiento mórbido, á que
+están expuestas las almas enfermas, no le hubiera hecho concebir
+sospechas de todo el género humano. No confiando en la amistad de hombre
+alguno, no pudo reconocer á un enemigo cuando éste realmente se
+presentó. Por lo tanto, continuaba manteniendo su trato familiar con el
+médico, recibiéndole diariamente en su estudio, ó visitándole en su
+laboratorio, y, por vía de recreo, prestando atención á los
+procedimientos por medio de los cuales se convertían las hierbas en
+drogas poderosas.</p>
+
+<p>Un día, con la frente reclinada en la mano, y el codo en el antepecho de
+la ventana que daba á un cementerio cerca de la casa, hablaba con el
+médico, mientras éste examinaba un manojo de plantas de fea catadura.</p>
+
+<p>&mdash;¿Dónde,&mdash;le dijo, contemplando de soslayo las plantas, pues rara vez
+miraba ahora frente á frente ningún objeto, ya fuera humano ó
+inanimado,&mdash;dónde, buen Doctor, habéis recogido esas hierbas de hojas
+tan negras y lacias?</p>
+
+<p>&mdash;En el cercano cementerio,&mdash;respondió el médico continuando en su
+ocupación. Son nuevas para mí. Crecían sobre una fosa sin lápida
+sepulcral, ni sin ningún otro signo que conserve la memoria del muerto,
+excepto estas feas hierbas. Parece que brotaban de su corazón, como si
+simbolizaran algún horrible secreto<a name="page_163" id="page_163"></a> sepultado con él y que habría hecho
+mucho mejor en confesar durante su vida.</p>
+
+<p>&mdash;Quizá,&mdash;replicó el Sr. Dimmesdale,&mdash;lo deseó ardientemente, pero no le
+fué dado hacerlo.</p>
+
+<p>&mdash;Y ¿por qué?&mdash;dijo el médico,&mdash;¿por qué no hacerlo, cuando todas las
+fuerzas de la naturaleza demandan de tal manera la confesión de la
+culpa, que hasta estas hierbas negras han salido de un corazón
+enterrado, para que quede manifiesto un crimen que no se reveló?</p>
+
+<p>&mdash;Eso, buen señor, no pasa de ser una fantasía vuestra. Si no me
+equivoco, solo el poder de la Divinidad alcanza á descubrir, ya por
+medio de palabras proferidas, ó por signo, ó emblema, los secretos que
+pudieran estar sepultados en un corazón humano. El corazón que se hace
+reo de tales secretos, tiene por fuerza que conservarlos, hasta el día
+en que todas las cosas ocultas se revelarán. Ni he leído ó interpretado
+las Sagradas Escrituras de modo que me hagan comprender que el
+descubrimiento de los hechos ó pensamientos humanos que entonces ha de
+verificarse, deba formar parte de la retribución. Esto sería seguramente
+una manera muy superficial de ver las cosas. No; estas revelaciones, á
+no ser que yo me equivoque muy mucho, sirven sólo para aumentar la
+satisfacción intelectual de todos los seres racionales que en ese día
+estarán esperando ver la explicación del sombrío problema de la vida.
+Para que sea completa en todas sus partes la resolución de ese problema,
+será necesario un conocimiento del corazón de los hombres. Y yo creo,
+además, que los corazones que encierran esos tristes secretos de que
+habláis, lo darán á conocer en<a name="page_164" id="page_164"></a> ese día postrimero, no con repugnancia,
+sino con alegría inexplicable.</p>
+
+<p>&mdash;Entonces ¿por qué no revelarlos aquí?&mdash;preguntó el médico mirando de
+soslayo y tranquilamente al ministro&mdash;¿por qué los culpables no se
+aprovechan cuanto antes de este gozo indecible?</p>
+
+<p>&mdash;La mayor parte lo hacen,&mdash;dijo Dimmesdale llevándose la mano al pecho
+como si fuera presa de repentino dolor. Más de una infeliz alma ha
+depositado en mí su secreto, no solo en el lecho de muerte, sino en la
+plenitud de la existencia y del goce de una buena reputación. Y siempre,
+después de una confesión semejante, ¡oh! ¡qué aspecto de interna
+tranquilidad he visto reflejarse en el rostro de esos hermanos que
+habían errado en la senda del deber! Y ¿cómo podría ser de otro modo?
+¿Por qué habría de preferir un hombre culpable, por ejemplo, de
+asesinato, conservar el cadáver enterrado en su propio corazón, más bien
+que arrojarlo lejos de sí de una vez y por siempre, para que el mundo lo
+tome por su cuenta?</p>
+
+<p>&mdash;Sin embargo, algunos hombres entierran sus secretos de esta
+manera,&mdash;observó el tranquilo médico.</p>
+
+<p>&mdash;Sí, es cierto; existen semejantes hombres,&mdash;contestó el Sr.
+Dimmesdale. Pero, por no presentar otras razones más obvias, pudiera ser
+que no desplieguen los labios á causa de la constitución misma de su
+naturaleza. Ó&mdash;¿por qué no suponerlo?&mdash;por culpables que fueren, como
+todavía abrigan verdadero celo por la gloria de Dios y el bienestar de
+sus semejantes, les arredra acaso la idea de presentarse manchados y
+culpables ante los ojos de los hombres, pues temen que<a name="page_165" id="page_165"></a> en lo futuro
+nada bueno podrá esperarse de ellos, ni podrán redimir por medio de
+buenas obras el mal que hubieren hecho. De consiguiente, para su propio
+é indecible tormento, se mueven entre sus semejantes, al parecer puros
+como la nieve recién caída, mientras sus corazones están todo tiznados y
+manchados con iniquidad de que no pueden deshacerse.</p>
+
+<p>&mdash;Estos hombres se engañan á sí propios,&mdash;dijo el médico con alguna más
+vehemencia de la que le era natural, y haciendo un signo ligero con el
+dedo índice,&mdash;temen echarse sobre sí la ignominia que de derecho les
+pertenece. Su amor á los hombres, su celo en el servicio de Dios, todos
+estos santos impulsos, pueden ó no existir en sus corazones á la par de
+las iniquidades á que sus faltas han dado cabida, y que necesariamente
+engendrarán en ellos productos infernales. Pero no eleven al cielo sus
+manos impuras si trataren de glorificar á Dios. Si quieren servir á sus
+semejantes, háganlo dejando ver de un modo patente el poder y realidad
+de la conciencia, humillándose voluntariamente y haciendo penitencia.
+¿Querrás hacerme creer, ¡oh sabio y piadoso amigo! que un falso exterior
+puede hacer más por la gloria de Dios ó el bienestar de los hombres, que
+la pura y simple verdad? Créeme, esos hombres se engañan á sí mismos.</p>
+
+<p>&mdash;Tal vez sea así,&mdash;dijo el joven ministro con aire indiferente, como
+esquivando una discusión que consideraba poco del caso ó no muy
+razonable; pues poseía en alto grado la facultad de desentenderse de un
+tema que agitara su temperamento demasiado nervioso y sensible. Tal vez
+sea así, continuó, pero<a name="page_166" id="page_166"></a> ahora quiero preguntar á mi hábil médico si
+cree en realidad que me ha sido de provecho el bondadoso cuidado que
+viene teniendo de esta mi débil máquina humana.</p>
+
+<p>Antes que el médico pudiera responder, oyeron la risa clara y alocada de
+un labio infantil en el cementerio contiguo. Mirando instintivamente por
+la ventana entreabierta, pues era verano, el joven ministro vió á Ester
+y á Perla en el sendero que atravesaba el recinto sepulcral. Perla lucía
+tan bella como la luz de la aurora, pero se encontraba precisamente en
+uno de esos accesos de alegría maligna, que cuando se presentaban,
+parece como que la segregaban por completo de todo lo que era humano.
+Iba saltando sin respeto alguno de sepultura en sepultura, hasta que
+llegó á una cubierta con una gran lápida en que había grabado un escudo
+de armas, y se puso á bailar sobre ella. En respuesta á las
+amonestaciones de su madre, la niña se detuvo un momento para arrancar
+los espinosos capullos de una cardencha que crecía junto á la tumba.
+Tomando un puñado de capullos, los fué prendiendo á lo largo de las
+líneas de la letra escarlata que decoraba el pecho de su madre, á la que
+se quedaron tenazmente adheridos. Ester no se los arrancó.</p>
+
+<p>El médico que, entretanto, se había acercado á la ventana, dirigió una
+mirada al cementerio, y sonrió amargamente.</p>
+
+<p>&mdash;En la naturaleza de esa niña,&mdash;dijo tanto para sí como dirigiéndose á
+su compañero,&mdash;no hay ni ley, ni reverencia por la autoridad, ni
+consideración á las opiniones y costumbres de los demás, sean buenas ó
+malas.<a name="page_167" id="page_167"></a> Días pasados la ví rociar con agua al Gobernador mismo en el
+bebedero para el ganado. ¿Qué es esta niña, en fin, en nombre del cielo?
+¿Es un trasgo completamente perverso? ¿Tiene afectos de alguna clase?
+¿Tiene algún principio patente?</p>
+
+<p>&mdash;Ninguno, excepto la libertad que proviene del quebrantamiento de una
+ley,&mdash;respondió el Sr. Dimmesdale con reposado acento, como si hubiera
+estado discutiendo este asunto consigo mismo. Si es capaz de algo bueno,
+no lo sé.</p>
+
+<p>Probablemente la niña oyó la voz de estos hombres, porque alzando con
+inteligente y maliciosa sonrisa los ojos hacia la ventana, arrojó uno de
+los capullos espinosos al Reverendo Sr. Dimmesdale, quien con nerviosa
+mano y cierto temor trató de esquivar el proyectil. Perla, notando su
+inquietud, palmoteó con la alegría más extravagante. Ester también había
+alzado los ojos involuntariamente; y todas estas cuatro personas, viejos
+y jóvenes, se miraron unos á otros en silencio, basta que la niña
+prorrumpió en una carcajada, y gritó:</p>
+
+<p>&mdash;Vámonos, madre; vámonos, ó ese viejo Hombre Negro que está ahí te
+atrapará. Ya se ha apoderado del ministro. Vámonos, madre, vámonos, ó te
+atrapará también. Pero no puede atrapar á Perlita.</p>
+
+<p>É hizo partir á su madre, saltando, bailando, retozando fantásticamente
+entre los túmulos de los muertos, como criatura que nada tuviese de
+común con las generaciones allí enterradas, ni aun el más remoto
+parentesco con ellas. Parecía como si hubiera sido creada de nuevos
+elementos, debiendo por lo tanto vivir forzosamente una existencia
+aparte, con leyes<a name="page_168" id="page_168"></a> propias y especiales, sin que pudieran considerarse
+un crimen sus excentricidades.</p>
+
+<p>&mdash;Ahí va una mujer,&mdash;prosiguió el médico después de una pausa,&mdash;que sean
+cuales fueren sus faltas, no tiene nada de esa misteriosa corrupción
+oculta que creéis debe ser tan dura de llevar. ¿Pensáis acaso que Ester
+Prynne es menos infeliz á causa de esa letra escarlata que ostenta en el
+seno?</p>
+
+<p>&mdash;Así lo creo,&mdash;replicó el ministro. Sin embargo, no puedo responder por
+ella. Hay en su rostro una expresión de dolor, que hubiera deseado no
+haber visto. Creo, no obstante, que es mucho mejor para el paciente
+hallarse en libertad de mostrar su dolor, como acontece con esta pobre
+Ester, que no llevarlo oculto en su corazón.</p>
+
+<p>Hubo otra pausa; y el médico empezó de nuevo á examinar y á arreglar las
+plantas que había recogido.</p>
+
+<p>&mdash;Me preguntásteis, no ha mucho, dijo, mi opinión acerca de vuestra
+salud.</p>
+
+<p>&mdash;Así lo hice,&mdash;respondió Dimmesdale,&mdash;y me alegraría conocerla. Os
+ruego que habléis francamente, sea cuál fuere vuestra sentencia.</p>
+
+<p>&mdash;Pues bien, con toda franqueza y sin rodeos,&mdash;dijo el médico ocupado
+aun en el arreglo de sus hierbas, pero observando con circunspección al
+Sr. Dimmesdale,&mdash;la enfermedad es muy extraña; no tanto en sí misma, ó
+en su manera de manifestarse exteriormente, á lo menos hasta donde puedo
+juzgar por los síntomas que me ha sido dado observar. Viéndoos
+diariamente, mi buen señor, y habiendo estudiado durante meses los
+cambios de vuestra fisonomía, podría quizás consideraros un hombre
+bastante enfermo,<a name="page_169" id="page_169"></a> aunque no tan enfermo que un médico instruído y
+vigilante no abrigara la esperanza de curar. Pero&mdash;no sé qué decir,&mdash;la
+enfermedad parece serme conocida, y sin embargo no la conozco.</p>
+
+<p>&mdash;Estáis hablando en enigmas, mi sabio señor, dijo el pálido ministro
+mirando por la ventana hacia afuera.</p>
+
+<p>&mdash;Entonces, para hablar con más claridad,&mdash;continuó el médico, y os pido
+perdón, si es necesario que se me perdone la franqueza de mi
+lenguaje,&mdash;permitidme que os pregunte,&mdash;como amigo vuestro, á cuyo cargo
+ha puesto la Providencia vuestra vida y bienestar físico,&mdash;si me habéis
+expuesto y referido completamente todos los efectos y síntomas de esta
+enfermedad.</p>
+
+<p>&mdash;¿Cómo podéis hacerme semejante pregunta?&mdash;replicó el ministro. Sería
+ciertamente un juego de niños llamar á un médico y ocultar la llaga.</p>
+
+<p>&mdash;Me dais, pues, á entender que lo sé todo,&mdash;dijo Rogerio Chillingworth
+con acento deliberado y fijando en el ministro una mirada perspicaz,
+llena de intensa y concentrada inteligencia. Así será; pero aquel á
+quien se le expone solamente el mal físico y externo, á veces no conoce
+sino la mitad del mal para cuya curación se le ha llamado. Una
+enfermedad del cuerpo, que consideramos un todo completo en sí mismo,
+puede acaso no ser sino el síntoma de alguna perturbación puramente
+espiritual. Os pido de nuevo perdón, mi buen amigo, si mi lenguaje os
+ofende en lo más mínimo; pero de todos los hombres que he conocido, en
+ninguno, como en vos, la parte física se halla tan completamente
+amalgamada é identificada, si se me permite<a name="page_170" id="page_170"></a> la expresión, con la parte
+espiritual de que aquella es el mero instrumento.</p>
+
+<p>&mdash;En ese caso no necesito haceros más preguntas,&mdash;dijo el ministro
+levantándose un tanto precipitadamente de su asiento. No creo que
+tengáis á vuestro cargo la cura de almas.</p>
+
+<p>&mdash;Esto hace,&mdash;continuó el médico sin alterar la voz, ni fijarse en la
+interrupción, pero poniéndose en pie frente al extenuado y pálido
+ministro,&mdash;que una enfermedad, que un lugar llagado, si podemos llamarlo
+así, en vuestro espíritu, tenga inmediatamente su manifestación adecuada
+en vuestra forma corpórea. ¿Quisiérais que vuestro médico curara el mal
+físico? Pero ¿cómo podrá hacerlo sin que primero le dejéis ver la herida
+ó pesadumbre de vuestra alma?</p>
+
+<p>&mdash;¡No!&mdash;¡no á tí!&mdash;no á un médico terrenal!&mdash;exclamó el Sr. Dimmesdale
+con la mayor agitación y fijando sus ojos grandemente abiertos,
+brillantes, y con una especie de fiereza, en el viejo Rogerio
+Chillingworth. ¡No á tí! Pero si fuere una enfermedad del alma la que
+tengo, entonces me pondré en manos del único Médico del alma; él puede
+curar ó puede matar según juzgue más conveniente. Haga conmigo en su
+justicia y sabiduría lo que crea bueno. Pero ¿quién eres tú, que te
+mezclas en este asunto? ¿Tú, que te atreves á interponerte entre el
+paciente y su Dios?</p>
+
+<p>Y con ademán furioso salió á toda prisa de la habitación.</p>
+
+<p>&mdash;Me alegro de haber dado este paso,&mdash;se dijo el médico para sus
+adentros, siguiendo con las miradas al ministro y con una grave sonrisa.
+Nada hay perdido.<a name="page_171" id="page_171"></a> Seremos amigos de nuevo y pronto. Pero ved ¡cómo la
+cólera se apodera de este hombre y lo pone fuera de sí! Y lo mismo que
+acontece con un sentimiento acontece con otro. Este piadoso Sr.
+Dimmesdale ha cometido antes de ahora una falta, en un momento de
+ardiente arrebato.</p>
+
+<p>No fué difícil restablecer la intimidad de los dos compañeros, en el
+mismo estado y condición que antes. El joven ministro, después de unas
+cuantas horas de soledad, comprendió que el desorden de sus nervios le
+había hecho incurrir en una explosión de ira, sin que en las palabras
+del médico hubiera habido algo que pudiera disculparle. Se maravilló de
+la violencia con que había tratado al bondadoso anciano, cuando no hacía
+más que emitir una opinión y dar un consejo que eran parte de su deber
+como médico, y que él mismo había solicitado expresamente. Lleno de
+estas ideas de arrepentimiento, no perdió tiempo en darle la más
+completa satisfacción, y en suplicar á su amigo que continuase con su
+tarea y cuidados, que si no llegaban á restablecer completamente su
+salud, habían sido indudablemente parte á prolongar su débil existencia
+hasta aquella hora. El anciano Rogerio accedió fácilmente, y continuó su
+vigilancia médica, haciendo cuanto podía en beneficio del ministro, con
+la mayor buena fe, pero saliendo siempre de la habitación del paciente,
+después de una entrevista facultativa, con una sonrisa misteriosa y
+extraña en los labios. Esta expresión era invisible en la presencia de
+Dimmesdale, pero se volvía más intensa cuando el médico cruzaba el
+umbral.</p>
+
+<p>&mdash;¡Un caso extraño!&mdash;murmuraba. Necesito escudriñarlo<a name="page_172" id="page_172"></a> más
+profundamente. ¡Rara simpatía entre alma y cuerpo! Aunque no fuera más
+que en beneficio de la ciencia, tengo que investigar este asunto á
+fondo.</p>
+
+<p>Poco tiempo después de la escena arriba referida, aconteció que el
+Reverendo Sr. Dimmesdale, al mediodía, y enteramente de improviso, cayó
+en profundísimo sueño mientras, sentado en su sillón, estaba leyendo un
+volumen en folio que yacía abierto sobre la mesa. La intensidad del
+reposo del ministro era tanto más notable, cuanto que era una de esas
+personas de sueño por lo común ligero, no continuado, y fácil de
+interrumpirse por la menor causa. Pero su espíritu no estaba tan
+hondamente aletargado, que le impidiera moverse en el sillón cuando el
+anciano médico, sin ningunas precauciones extraordinarias, entró en el
+cuarto. Chillingworth se dirigió sin vacilar á su enfermo amigo, y
+poniendo la mano en el seno de éste, echó á un lado el vestido que lo
+había mantenido cubierto siempre, aún á las miradas del facultativo.</p>
+
+<p>Entonces fué cuando el Sr. Dimmesdale se estremeció y hasta se movió
+ligeramente.</p>
+
+<p>Después de una breve pausa el médico se retiró. ¡Pero con qué feroz
+mirada de sorpresa, de alegría y de horror! ¡Con qué siniestro placer,
+demasiado intenso para que pudiera hallar plena expresión en sus miradas
+y facciones, y que por lo tanto se esparció por toda la fealdad de su
+rostro y cuerpo, manifestándose por medio de extravagantes gestos y
+ademanes, ya levantando los brazos hacia el cielo, ya golpeando el suelo
+con los pies! Si alguien hubiera podido ver en aquel momento de éxtasis
+al viejo Rogerio Chillingworth,<a name="page_173" id="page_173"></a> no tendría que preguntarse cómo se
+comporta Satanás cuando logra que se pierda un alma preciosa para el
+cielo y la gana para el infierno.</p>
+
+<p>Pero lo que distinguía el éxtasis del médico del que experimentaría
+Satanás, era la expresión de asombro que lo acompañaba.<a name="page_174" id="page_174"></a></p>
+
+<h3><a name="XI" id="XI"></a>XI<br /><br />
+<small>EL INTERIOR DE UN CORAZÓN</small></h3>
+
+<p>D<small>ESPUÉS</small> del suceso últimamente referido, las relaciones entre Dimmesdale
+y el médico, aunque en apariencia las mismas, eran en realidad de un
+carácter distinto al que habían tenido antes. El médico veía ahora una
+senda bien sencilla que seguir, aunque no precisamente la que él se
+había trazado. Á pesar de lo tranquilo, apacible y frío que parecía, era
+de temerse que existiera en él un fondo de malignidad, hasta entonces
+latente, pero ahora activa, que le impulsaba á imaginar una venganza más
+íntima que la que ningún otro mortal hubiera tomado jamás de su enemigo.
+Aspiró á convertirse en el amigo fiel á cuyo corazón se confiara todo el
+temor, el remordimiento, la agonía, el arrepentimiento inútil, la
+repetida invasión de ideas pecaminosas que en vano había querido
+rechazar. Todo aquel dolor culpable, oculto á las miradas del mundo y
+del que éste se habría compadecido y le habría perdonado, debía
+revelársele á él, el Implacable, á él, que no perdonaría jamás. ¡Todo
+aquel tenebroso secreto tenía que mostrarse precisamente al hombre á
+quien ninguna otra cosa podría colmar, como esta y de una manera tan
+completa, el deseo de venganza!</p>
+
+<p>La natural reserva y esquivez del joven ministro<a name="page_175" id="page_175"></a> había sido un
+obstáculo para este plan. El médico, sin embargo, no estaba dispuesto á
+darse por satisfecho con el aspecto que, casi providencialmente, tomó el
+asunto en sustitución á los negros planes que él se trazara. Podía decir
+que se le había hecho una revelación; y poco le importaba que su
+procedencia fuera celestial ó infernal. Gracias á esa inesperada
+revelación, en todas sus relaciones subsecuentes con el Sr. Dimmesdale,
+parecía que lo más recóndito del alma del joven ministro estaba visible
+á los ojos del médico para que pudiese observar y estudiar sus más
+íntimas emociones. Desde entonces se convirtió, no sólo en espectador,
+sino también en actor principal de lo que pasaba en lo más recóndito del
+pecho del pobre ministro. Podía hacer de él lo que quisiera. Si se le
+antojaba despertarle con una sensación de agonía, ahí estaba su víctima
+sobre el potro del tormento. Sólo necesitaba mover ciertos resortes de
+su alma, que el médico conocía perfectamente. ¿Quería estremecerle con
+un súbito temor? Como si obedeciese á la varilla de un mágico
+prodigioso, surgían mil visiones de formas diferentes, que giraban en
+torno del infeliz eclesiástico con los dedos apuntando á su pecho.</p>
+
+<p>Todo esto lo ejecutaba con tan perfecta sutileza, que el ministro,
+aunque constantemente con una vaga percepción de que algo maligno le
+estaba vigilando, nunca pudo darse cuenta exacta de su verdadera
+naturaleza. Es cierto que miraba con duda y temor, y aun á veces con
+espanto é intensa aversión, al viejo médico. Sus gestos, sus
+movimientos, su barba gris, sus acciones más insignificantes é
+indiferentes, hasta el corte y la moda de su traje, le eran odiosos:
+señal<a name="page_176" id="page_176"></a> todo de una antipatía en el corazón del ministro más profunda de
+lo que él se hallaba dispuesto á confesarse á sí mismo. Y como era
+imposible asignar una causa á tal desconfianza y aversión, el Sr.
+Dimmesdale, con la conciencia de que el veneno de algún punto mórbido en
+su espíritu le estaba inficionando todo el corazón, atribuía á esto
+todos sus presentimientos. Se empeñó, pues, en curarse de sus antipatías
+hacia el viejo médico, y sin parar mientes en lo que debía haber
+deducido de ellas, hizo cuanto pudo para extirparlas. Siéndole imposible
+conseguirlo, continuó sus hábitos de relaciones familiares con el
+anciano, proporcionándole de este modo oportunidades constantes para que
+el vengativo médico,&mdash;pobre y mísera criatura más infeliz que su
+víctima,&mdash;consiguiese el fin á que había dedicado toda su energía.</p>
+
+<p>Mientras padecía corporalmente, con el alma corroída y atormentada por
+alguna causa tenebrosa, y entregado por completo á las maquinaciones de
+su más mortal enemigo, el Reverendo Sr. Dimmesdale había ido alcanzado
+una brillante popularidad en su sagrado ministerio. En gran parte la
+obtuvo seguramente merced á sus padecimientos. Sus dotes intelectuales,
+sus percepciones morales, su facultad de comunicar á otros las emociones
+que él mismo experimentaba, le mantenían en un estado de actividad
+sobrenatural debido á la angustia é inquietud de su vida diaria. Su
+fama, aunque todavía en constante ascenso, había dejado ya en la sombra
+las reputaciones menos brillantes de algunos de sus colegas, entre los
+cuales se contaban hombres que habían empleado en adquirir sus
+conocimientos teológicos muchos más años que los<a name="page_177" id="page_177"></a> que tenía de edad el
+Sr. Dimmesdale, y que por lo tanto deberían de hallarse mucho más llenos
+de sólida ciencia que su joven compañero. Había otros dotados de más
+tenaz empeño, de mayor peso y gravedad, cualidades que, unidas á cierta
+dosis de conocimientos teológicos, constituye una variedad eficiente y
+altamente digna de respeto, aunque poco amable, de la especie clerical.
+Otros había, verdaderos Santos Padres, cuyas facultades se habían
+desenvuelto con el paciente, constante é infatigable estudio de los
+libros, y cuya pureza de vida puede decirse que los había puesto en
+comunicación espiritual con un mundo superior. Pero todos estos hombres
+carecían de aquel don divino que descendió sobre los discípulos del
+Señor en lenguas de llamas el día de Pentecostés, simbolizando, no solo
+la facultad de hablar en idiomas extraños y desconocidos, sino la de
+dirigirse á todo el género humano en el idioma propio del corazón. Todos
+estos ministros, por lo demás muy apostólicos, carecían de ese don
+divino de una lengua de llamas. Vanamente habrían procurado, dado el
+caso que lo intentaran, expresar las verdades más sublimes por medio de
+voces é imágenes familiares.</p>
+
+<p>Probablemente que á esta clase pertenecía el Sr. Dimmesdale tanto por
+temperamento como por educación. Se habría remontado á las altas cimas
+de la fe y de la santidad, á no habérselo impedido el peso del crímen,
+de la angustia, ó de lo que fuere, que le arrastraba hacia abajo. Este
+peso,&mdash;no obstante ser él un hombre de etéreos atributos cuya voz
+hubieran escuchado tal vez los mismos ángeles,&mdash;le mantenía al nivel de
+los más humildes; pero al mismo tiempo le<a name="page_178" id="page_178"></a> ponía en más íntima relación
+con la humanidad pecadora, de modo que su corazón vibraba al unísono del
+de ésta, comprendiendo sus dolores, y haciendo compartir los suyos
+propios á millares de corazones, por medio de su elocuencia melancólica
+y persuasiva, aunque á veces terrible. El pueblo culpable conocía el
+poder que de tal modo lo conmovía. Las gentes pensaban que el joven
+ministro era un milagro de santidad: se imaginaban que por su boca
+hablaba el cielo, ya para consolarlas, ya para reprobarlas ó bien para
+decirles palabras de amor ó de sabiduría. Á sus ojos, el terreno que
+pisaba estaba santificado. Las jóvenes doncellas de su iglesia se
+volvían cada vez más pálidas en torno suyo, víctimas de una pasión tan
+llena de sentimiento religioso, que imaginaban ser todo solamente
+religión, y la ofrecían públicamente al pie de los altares como el más
+aceptable de los sacrificios. Los miembros ancianos de su feligresía,
+contemplando la delicada constitución física del Sr. Dimmesdale, y
+comparándola con el vigor de las suyas, á pesar de la diferencia de
+edad, creían que les precedería en su viaje á la región celestial, y
+recomendaban á sus hijos que enterrasen sus viejos restos junto á la
+santa fosa del joven ministro. Y mientras tanto, cuando el infortunado
+Sr. Dimmesdale pensaba en su sepultura, se preguntaba si sería posible
+que la hierba creciera sobre ella, puesto que allí había de enterrarse
+una cosa maldecida.</p>
+
+<p>¡Es inconcebible la angustia de que le llenaba esta veneración pública!
+Adorar la verdad era en él un impulso genuino, así como considerar
+vacío, vano y completamente desprovisto de todo peso y valor, lo<a name="page_179" id="page_179"></a> que no
+estaba vivificado por la verdad. ¿Qué era él, pues? ¿Algo corpóreo, ó la
+más impalpable de las sombras? Anhelaba, por lo tanto, hablar una vez
+por todas desde lo alto de su púlpito, y decir en alta voz, ante todo el
+mundo, lo que él en realidad era:&mdash;"Yo, á quien veis vestido con este
+negro traje del sacerdocio;&mdash;yo, que asciendo al sagrado púlpito y
+levanto hacia el cielo el rostro pálido tratando de ponerme en relación,
+en nombre vuestro, con el Todopoderoso;&mdash;yo, en cuya vida diaria creéis
+discernir la santidad de Enoch;&mdash;yo, cuyas pisadas, como suponéis, dejan
+una huella luminosa en mi sendero terrenal, que servirá á los peregrinos
+que vengan después de mí para guiarlos á la región de los
+bienaventurados;&mdash;yo, que he puesto el agua del bautismo sobre la cabeza
+de vuestros hijos;&mdash;yo, que he repetido las últimas preces por las almas
+de los que han partido para siempre;&mdash;yo, vuestro pastor, á quien tanto
+reverenciáis y en quien tanto confiáis, yo no soy más que una mentira y
+una profanación."</p>
+
+<p>Más de una vez el Reverendo Dimmesdale había subido al púlpito con el
+firme propósito de no descender hasta haber pronunciado palabras como
+las anteriores. Más de una vez se había limpiado la garganta, y tomado
+largo, profundo y trémulo aliento para librarse del tenebroso secreto de
+su alma. Más de una vez,&mdash;no, más de cien veces,&mdash;había realmente
+hablado. ¡Hablado! Pero ¿cómo? Había dicho á sus oyentes que él era un
+sér completamente abyecto, el más abyecto entre los abyectos, el peor de
+los pecadores, una abominación, una cosa de iniquidad increíble; y que
+lo único digno de sorpresa era que no viesen su miserable<a name="page_180" id="page_180"></a> cuerpo
+calcinarse en su presencia por la ardiente cólera del Todopoderoso.
+¿Podía darse un lenguaje más claro que éste? ¿No se levantarían los
+oyentes de sus asientos, por impulso simultáneo, y le harían descender
+del púlpito que estaba contaminando con su presencia? No; de ningún
+modo. Todos oyeron eso, y todos le reverenciaron mucho más. No tenían la
+menor sospecha del terrible alcance de estas palabras con que él mismo
+se condenaba. "¡El excelente joven!&mdash;se decían unos á otros. ¡El santo
+sobre la tierra! ¡Ay! si en la pureza de armiño de su alma puede él
+percibir semejante iniquidad, ¡qué horrible espectáculo no verá en la
+tuya ó en la mía!"</p>
+
+<p>Bien sabía Dimmesdale,&mdash;hipócrita sutil, aunque lleno de
+remordimientos,&mdash;de qué modo se consideraría esta vaga confesión. Había
+tratado de forjarse una especie de ilusión, exponiendo al público el
+espectáculo de una conciencia culpable, pero consiguió solamente
+recargarse con un nuevo pecado, y agregar una nueva vergüenza á la
+antigua, sin obtener siquiera el momentáneo consuelo de engañarse á sí
+mismo. Había hablado la pura verdad, transformándola sin embargo en la
+falsedad más completa. Y no obstante esto, por instinto, por educación,
+por principios, amaba la verdad y aborrecía la mentira como pocos
+hombres. Pero ante todas cosas, y más que todo, se detestaba á sí
+propio.</p>
+
+<p>Sus angustias íntimas le habían llevado á adoptar prácticas más en
+armonía con las de la iglesia católica, que no con las de la protestante
+en que había nacido y se había educado. Encerrándose en su alcoba, bajo
+llave, se entregaba al empleo de la disciplina en su<a name="page_181" id="page_181"></a> enfermo cuerpo.
+Con frecuencia este ministro protestante y puritano se las había
+aplicado á las espaldas, riéndose amargamente de sí mismo al mismo
+tiempo, y fustigándose aun más implacablemente á causa de esta risa
+amarga. Como otros muchos piadosos puritanos tenía por costumbre ayunar;
+aunque no como ellos para purificar el cuerpo y hacerlo más digno de la
+inspiración celestial, sino de una manera rigorosa, hasta que le
+temblaban las rodillas, y como un acto de penitencia. Pasaba también en
+vela noche tras noche, algunas veces en completa obscuridad; otras
+alumbrado sólo por la luz vacilante de una lámpara; y otras
+contemplándose el rostro en un espejo iluminado por la luz más fuerte
+que le era posible obtener, simbolizando de este modo el constante
+examen interior con que se torturaba, pero con el cual no podía
+purificarse.</p>
+
+<p>En estas prolongadas vigilias su cerebro se turbaba, y entonces creía
+ver visiones que flotaban ante sus ojos; quizás las percibía
+confusamente á la débil luz que de ellas irradiaba, en la parte más
+remota y obscura de su habitación, ó más distintamente, y á su lado,
+reflejándose en el espejo. Ya era una manada de formas diabólicas que
+hacían visajes al pálido ministro, mofándose de él é invitándole á
+seguirlas; ya un grupo de brillantes ángeles que se remontaban al cielo,
+llenos de dolor, tornándose más etéreos á medida que ascendían. Ó eran
+los amigos de su juventud, ya muertos, y su padre, de blanca barba,
+frunciendo piadosamente el entrecejo, y su madre, que le volvía el
+rostro al pasar por su lado. ¡Espíritu de una madre! Creo que habría
+arrojado una mirada de compasión<a name="page_182" id="page_182"></a> á su hijo. Y luego, al través de la
+habitación que hacían tan horrible estas visiones espectrales, se
+deslizó Ester Prynne, llevando de la mano á Perlita, en su traje color
+de escarlata, y señalando con el índice, primeramente la letra que
+brillaba en su seno, y luego el pecho del joven eclesiástico.</p>
+
+<p>Ninguna de estas visiones le engañó jamás por completo. En cualquier
+instante, con un esfuerzo de su voluntad, podía convencerse de que no
+eran sustancias corpóreas sino creaciones de su inquieta imaginación;
+pero á pesar de todo, en cierto sentido, eran las cosas más verdaderas y
+reales con que el pobre ministro tenía ahora que hacer. En una vida tan
+falsa como la suya, el dolor más indecible consistía en que las
+realidades que nos rodean, destinadas por el cielo para sustento y
+alegría de nuestro espíritu, se veían privadas de lo que constituye su
+propia vida y esencia. Para el hombre falso, el universo entero es
+falso, impalpable, y todo lo que palpa se convierte en nada. Y él mismo,
+mostrándose bajo un falso aspecto, se convierte en una sombra, ó acaso
+cesa de existir. La única verdad que continuaba dando al Sr. Dimmesdale
+una existencia real en este mundo, era la agonía latente en lo más
+recóndito de su alma, y la no disfrazada expresión de la misma en todo
+su aspecto exterior. Si hubiera hallado una vez la facultad de sonreir,
+y presentar un rostro alegre, no habría sido el hombre que era.</p>
+
+<p>En una de esas terribles noches que hemos tratado vanamente de
+describir, el ministro se levantó sobresaltado de su asiento. Una nueva
+idea se le había ocurrido. Podría haber un momento de<a name="page_183" id="page_183"></a> paz en su alma.
+Vistiéndose con el mismo esmero que si fuera á desempeñar su sagrado
+ministerio, y precisamente de la misma manera, descendió las escaleras
+sin hacer ruido, abrió la puerta y salió á la calle.<a name="page_184" id="page_184"></a></p>
+
+<h3><a name="XII" id="XII"></a>XII<br /><br />
+<small>LA VIGILIA DEL MINISTRO</small></h3>
+
+<p>A<small>NDANDO</small> como en un sueño, y quizá realmente bajo la influencia de una
+especie de sonambulismo, el Sr. Dimmesdale llegó al lugar en que, años
+atrás, Ester había sufrido las primeras horas de su ignominia pública.
+El mismo tablado, negro y percudido por las lluvias, soles y tormentas
+de siete largos años, con los escalones gastados por las pisadas de los
+muchos reos que desde aquella época los habían subido, se elevaba allí
+bajo el balcón de la iglesia ó casa de reunión. El ministro ascendió los
+escalones.</p>
+
+<p>Era una obscura noche de principios de Mayo. El cielo estaba cubierto en
+toda su extensión con un manto espeso de nubes. Si la misma multitud que
+presenció el castigo de Ester Prynne hubiera podido ser convocada ahora,
+no le habría sido posible distinguir las facciones de rostro alguno en
+el tablado, ni apenas los contornos de una forma humana en las profundas
+tinieblas de la media noche. Pero la población toda estaba entregada al
+sueño. No había peligro de que pudieran sus moradores descubrir nada. El
+ministro podía permanecer allí de pie, si así le agradaba, hasta que la
+mañana tiñera de rojo el oriente, sin correr otro riesgo sino el daño
+que el aire frío y húmedo<a name="page_185" id="page_185"></a> de la noche pudiera ocasionar á su organismo.
+Ningún ojo alcanzaría á verle, excepto Aquél, siempre alerta y
+despierto, que le había visto cuando estaba encerrado en su alcoba
+retirada azotándose con las sangrientas disciplinas. ¿Por qué, pues,
+había ido allí? ¿Era aquello acaso una parodia de penitencia? Sí, una
+parodia, pero en la cual su alma se engañaba á sí misma mientras los
+ángeles vertían triste llanto y el enemigo de los hombres se regocijaba.
+Había ido allí arrastrado á impulsos del Remordimiento, que donde quiera
+le acosaba, y cuya compañera era aquella Cobardía que invariablemente le
+hacía retroceder en el momento mismo en que iba á desplegar los labios.
+¡Pobre, infeliz hombre! ¿Qué derecho tenía de abrumar bajo el peso del
+delito hombros tan flacos como los suyos? El crimen es para los fuertes
+que ó pueden soportarlo en silencio, ó librarse de él descargando de una
+vez su conciencia si encuentran el peso demasiado grave. Pero esta alma
+tan extremadamente débil y sensible no podía hacer ni lo uno ni lo otro,
+sino vacilar contínuamente entre los dos extremos, enredándose cada vez
+más en los lazos inextricables de la agonía de un inútil arrepentimiento
+y de un oculto delito.</p>
+
+<p>Y así, mientras se hallaba en el tablado, ocupado en la tarea de esta
+vana muestra de expiación, se vió Dimmesdale sobrecogido de un gran
+horror, como si el universo entero estuviera contemplando una marca
+escarlata en su seno desnudo, precisamente encima de la región del
+corazón. Y en aquel lugar, en verdad, estaba, y allí había estado desde
+hace largo tiempo, el roedor y emponzoñado diente del dolor físico. Sin<a name="page_186" id="page_186"></a>
+esfuerzo ninguno de su voluntad para impedirlo, y sin poder dominarse,
+lanzó un grito agudo penetrante, que fué repercutiendo de casa en casa,
+y que devolvieron las colinas lejanas, como si una comparsa de espíritus
+malignos, conociendo cuanto horror y miseria encerraba aquel grito, se
+hubiera divertido en hacer rebotar el sonido de un lado á otro.</p>
+
+<p>¡Ya no hay remedio!&mdash;exclamó el eclesiástico cubriéndose el rostro con
+las manos,&mdash;la ciudad toda se despertará y saldrá á la calle
+apresuradamente y me hallará aquí.</p>
+
+<p>Pero no fué así. El gritó resonó tal vez en sus asustados oídos con
+mayor fuerza de la que realmente tuvo. La población no se despertó; ó si
+algunos se despertaron, lo atribuyeron á algo horrible que pasó en un
+sueño, ó al ruido de las brujas ó hechiceras cuyas voces, en aquella
+época, se oían con frecuencia en los lugares solitarios cuando cruzaban
+el aire en compañía de Satanás. El Sr. Dimmesdale, por lo tanto, no
+oyendo nada que indicase una alarma general, separó las manos del rostro
+y miró en torno suyo. En una de las ventanas de la casa del Gobernador,
+que estaba á cierta distancia, vió la figura del anciano magistrado
+envuelta en una blanca bata de dormir, con una lámpara en la mano y un
+gorro de noche en la cabeza. Parecía una fantasma evocada en mal hora.
+El grito evidentemente le había asustado. En otra ventana de la misma
+casa apareció la vieja Señora Hibbins, hermana del Gobernador, también
+con una lámpara que, aun á la distancia en que se encontraba, dejaba ver
+la expresión displicente y dura del rostro de la señora. Esta asomó la
+cabeza por el postigo y<a name="page_187" id="page_187"></a> miró hacia arriba con cierta ansiedad.
+Seguramente la venerable hechicera había oído también el grito del Sr.
+Dimmesdale y creyó que era, con la multitud de sus ecos y repercusiones,
+el clamor de los demonios y de las brujas nocturnas con quienes, como es
+sabido, tenía la costumbre de hacer excursiones á la selva.</p>
+
+<p>Al notar la luz de la lámpara del Gobernador, la anciana señora apagó
+prontamente la suya y desapareció probablemente entre las nubes. El
+ministro no la volvió á ver. El magistrado, después de una escrupulosa
+observación de las tinieblas, en las que por otra parte nada le habría
+sido posible distinguir, se retiró de la ventana.</p>
+
+<p>El ministro entonces se tranquilizó algo. Pronto distinguió, sin
+embargo, el brillo de una luz lejana que se iba acercando gradualmente,
+y que le permitía reconocer allá un objeto, más acá otro, tales como la
+puerta arqueada de una casa, con aldabón de hierro, una bomba de agua,
+etc., que fijaban su atención, á pesar de que estaba firmemente
+convencido de que á medida que se aproximaba aquella luz, que pronto
+daría de lleno en su rostro, se iba también acercando el momento en que
+su suerte quedaría decidida y revelado el funesto secreto oculto por
+tanto tiempo. Cuando la luz estuvo más cerca, pudo distinguir la figura
+de su hermano en religión, ó para hablar con más propiedad, de su padre
+espiritual al mismo tiempo que muy estimado amigo, el Reverendo Sr.
+Wilson quien, como el Sr. Dimmesdale conjeturaba con razón, había estado
+rezando á la cabecera de un moribundo. El bueno y anciano ministro venía
+precisamente de la alcoba mortuoria del Gobernador Winthrop, que
+acababa<a name="page_188" id="page_188"></a> de pasar á mejor mundo, y se dirigía ahora á su casa
+alumbrándose con una linterna. El brillo de ésta había hecho imaginar al
+Sr. Dimmesdale que veía al buen padre Wilson rodeado de un halo ó corona
+radiante como la de los santos varones de otros tiempos, lo que le daba
+un aspecto de gloriosa beatitud en medio de esta noche sombría del
+pecado. Dimmesdale se sonrió, mejor dicho, se echó á reir ante tales
+ideas sugeridas por la luz de la linterna, y se preguntó si se había
+vuelto loco.</p>
+
+<p>Cuando el Reverendo Sr. Wilson pasó junto al tablado, envolviéndose muy
+bien en los pliegues de su manto genovés con una mano, mientras sostenía
+con la otra la linterna, el Sr. Dimmesdale apenas pudo reprimir el deseo
+de hablar.</p>
+
+<p>&mdash;Buenas noches, venerable padre Wilson; os ruego que subáis y que
+paséis un rato en mi compañía.</p>
+
+<p>¡Cielos! ¿Había hablado realmente el Sr. Dimmesdale? Así lo creyó él
+mismo un instante; pero esas palabras fueron pronunciadas sólo en su
+imaginación. El venerable padre Wilson continuó lentamente su camino,
+teniendo el mayor cuidado en evitar mancharse con el lodo de la calle, y
+sin volver siquiera la cabeza hacia el fatídico tablado. Cuando la luz
+de su linterna se hubo desvanecido á lo lejos por completo, el joven
+ministro se dió cuenta, por la especie de desmayo que le sobrecogió, de
+que los últimos momentos habían sido para él una crisis de terrible
+ansiedad, aunque su espíritu había hecho un esfuerzo involuntario para
+salir de ella con la especie de apóstrofe semijocoso dirigido al Sr.
+Wilson.</p>
+
+<p>Poco después se deslizó nuevamente en Dimmesdale<a name="page_189" id="page_189"></a> el sentimiento de lo
+grotesco en medio de las solemnes visiones que se forjaba su cerebro.
+Creyó que las piernas se le iban poniendo rígidas con el frío de la
+noche, y empezó á imaginarse que no podría descender los escalones del
+tablado. La mañana se acercaba entretanto y allí se encontraría él: los
+vecinos empezarían á levantarse. El más madrugador, saliendo en la
+semiobscuridad del crepúsculo, percibiría una vaga figura de pie en el
+lugar consagrado á expiar los crímenes y delitos; y casi fuera de
+juicio, movido de susto y de curiosidad, iría llamando de puerta en
+puerta á todo el pueblo para que viniese á contemplar el espectro,&mdash;pues
+así se lo figuraría,&mdash;de algún difunto criminal. En esto, la luz de la
+mañana iría creciendo cada vez en intensidad: los ancianos patriarcas de
+la población se irían levantando apresuradamente, cada uno envuelto en
+su bata de franela, y las respetables matronas sin detenerse á cambiar
+su traje de dormir. Toda la congregación de personas decentes y
+decorosas, que jamás hasta entonces se habían dejado ver con un solo
+cabello despeinado, se presentarían ahora con la cabellera y el vestido
+en el mayor desorden. El viejo Gobernador Bellingham saldría con severo
+rostro llevando sus cuellos de lechuguilla al revés; y la Señora
+Hibbins, su hermana, vendría con algunos ramitos de la selva prendidos á
+su traje, y con rostro más avinagrado que nunca, como que apenas había
+podido dormir un minuto después de su paseo nocturno; y el buen padre
+Wilson se presentaría también, después de haber pasado la mitad de la
+noche junto á la cabecera de un moribundo, sin que le hubiera agradado
+mucho que le turbaran<a name="page_190" id="page_190"></a> el sueño tan temprano. Vendrían igualmente los
+dignatarios de la iglesia del Sr. Dimmesdale y las jóvenes vírgenes que
+idolatraban á su pastor espiritual y le habían erigido un altar en sus
+puros corazones. Todos llegarían apresuradamente, dando tumbos y
+tropiezos, y dirigiendo con espanto y horror las miradas hacia el
+tablado fatídico. ¿Y á quién percibirían allí á la luz rojiza de la
+aurora? ¡Á quién, sino al Reverendo Arturo Dimmesdale, medio helado de
+frío, abrumado de vergüenza, y de pie donde había estado Ester Prynne!</p>
+
+<p>Movido por el grotesco horror de este cuadro, el ministro, olvidándose
+de su inquietud y alarma infinitas, prorrumpió en una carcajada, que fué
+respondida inmediatamente por una risa ligera, aérea, infantil, en la
+que con un estremecimiento del corazón&mdash;que no sabía si era de intenso
+dolor, ó de placer extremo,&mdash;reconoció el acento de la pequeña Perla.</p>
+
+<p>&mdash;¡Perla! ¡Perlita!&mdash;exclamó después de un momento de pausa; y luego,
+con voz más baja, agregó:&mdash;Ester, Ester Prynne, ¿estáis ahí?</p>
+
+<p>&mdash;Sí; es Ester Prynne,&mdash;replicó ella con acento de sorpresa;&mdash;y el
+ministro oyó sus pisadas que se iban acercando.&mdash;Soy yo y mi pequeña
+Perla.</p>
+
+<p>&mdash;¿De dónde venís, Ester?&mdash;preguntó el ministro. ¿Qué os ha traído aquí?</p>
+
+<p>&mdash;He estado velando á un moribundo,&mdash;respondió Ester,&mdash;he estado junto
+al lecho de muerte del Gobernador Winthrop, he tomado las medidas para
+su traje, y ahora me dirijo á mi habitación.</p>
+
+<p>&mdash;Sube aquí, Ester; ven tu con Perlita, dijo el Reverendo Sr.
+Dimmesdale. Ambas habéis estado<a name="page_191" id="page_191"></a> aquí antes de ahora, pero yo no me
+hallaba á vuestro lado. Subid aquí una vez más, y los tres estaremos
+juntos.</p>
+
+<p>Ester subió en silencio los escalones, y permaneció de pie en el
+tablado, asiendo á Perla de la mano. El ministro tomó entre las suyas la
+otra mano de la niña. No bien lo hizo, parece como si una nueva vida
+hubiera penetrado en su sér, invadiendo su corazón á manera de un
+torrente y esparciéndose por sus venas. Se diría que madre é hija
+estaban comunicando su calor vital á la naturaleza medio congelada del
+joven eclesiástico. Los tres formaban una cadena eléctrica.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ministro!&mdash;susurró la pequeña Perla.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué deseas decir, niña?&mdash;le preguntó el Sr. Dimmesdale.</p>
+
+<p>&mdash;¿Quieres estar aquí mañana al mediodía con mi madre y
+conmigo?&mdash;preguntó Perla.</p>
+
+<p>&mdash;No; no así, Perlita mía,&mdash;respondió el ministro; porque con la nueva
+energía adquirida en aquel instante, se apoderó de él todo el antiguo
+temor de revelación pública que por tanto tiempo fué la agonía de su
+vida, y ya estaba temblando, aunque con una mezcla de extraña alegría,
+al fijarse en la situación en que se encontraba en la actualidad.&mdash;No,
+no así, niña mía, continuó. Estaré de pie contigo y con tu madre otro
+día; sí, otro día; pero no mañana.</p>
+
+<p>Perla se rió é intentó desasir la mano que le tenía asida el ministro,
+pero éste la mantuvo firme.</p>
+
+<p>&mdash;Un instante más, niña mía,&mdash;dijo.</p>
+
+<p>&mdash;Pero ¿quieres prometerme que mañana al mediodía nos tomarás de la mano
+á mi madre y á mí?&mdash;le preguntó Perla.<a name="page_192" id="page_192"></a></p>
+
+<p>&mdash;No, no mañana, Perla,&mdash;dijo el ministro,&mdash;pero otro día.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué día?&mdash;persistió la niña.</p>
+
+<p>&mdash;En el gran día del Juicio Final,&mdash;murmuró el eclesiástico, que se vió
+como obligado á responder de este modo á la niña en su carácter sagrado
+de ministro del altar.&mdash;Entonces, y allí ante el Juez Supremo, continuó,
+tendremos que comparecer tu madre, tú y yo, al mismo tiempo. Pero la luz
+del sol de este mundo no habrá de vernos reunidos.</p>
+
+<p>Perla empezó á reir de nuevo.</p>
+
+<p>Pero antes de que el Sr. Dimmesdale hubiera terminado de hablar, brilló
+una luz en toda la extensión del obscuro horizonte. Fué sin duda uno de
+esos meteoros que el observador nocturno puede ver á menudo, que se
+inflaman, brillan y se extinguen rápidamente en las regiones del
+espacio. Tan intenso fué su esplendor, que iluminó por completo la densa
+masa de nubes entre el firmamento y la tierra. La bóveda celeste
+resplandeció de tal modo, que dejó ver la calle como si estuviera
+alumbrada por la luz del mediodía, pero con la extrañeza que siempre
+comunica á los objetos familiares una claridad no acostumbrada. Las
+casas de madera, con sus pisos que sobresalían y sus curiosos caballetes
+rematados en punta; las escaleras de las puertas y los quicios con las
+primeras hierbas de la primavera que empezaban á brotar en las
+cercanías; los bancos de tierra de los jardines que parecían negros con
+la tierra removida recientemente;&mdash;todo se volvió visible, pero con una
+singularidad de aspecto que parecía darle á los objetos una
+significación diferente de la que antes tenían. Y allí estaba el
+ministro<a name="page_193" id="page_193"></a> con la mano puesta sobre el corazón; y Ester Prynne, con la
+letra bordada brillando en su seno; y la pequeña Perla que era en sí
+misma un símbolo y el lazo de unión entre aquellos dos seres. Allí
+estaban de pie al fulgor de aquella extraña y solemne luz, como si ésta
+fuera la que había de revelar todos los secretos, y fuera también la
+alborada que había de reunir todos los que mutuamente se pertenecían.</p>
+
+<p>En los ojos de Perla había cierta expresión misteriosa, y en su rostro,
+cuando lo alzó para mirar al ministro, aquella sonrisa maliciosa que la
+hacía comparar á un trasgo. Retiró su mano de la del Sr. Dimmesdale, y
+señaló al otro lado de la calle. Pero él cruzó las manos sobre el pecho
+y levantó las miradas hacia el cielo.</p>
+
+<p>Nada era tan común en aquellos tiempos como interpretar todas las
+apariciones meteóricas, y todos los otros fenómenos naturales, que
+ocurren con menos regularidad que la salida y la puesta del sol y de la
+luna, como otras tantas revelaciones de origen sobrenatural. Así es que
+una lanza brillante, una espada de llamas, un arco, ó un haz de flechas,
+pronosticaban una guerra con los indios. Era sabido que una lluvia de
+luz carmesí indicaba una epidemia. Dudamos mucho que haya acontecido
+algo notable en la Nueva Inglaterra, desde los primeros días de su
+colonización hasta el tiempo de la guerra de la Independencia, de que
+los habitantes no hubieran tenido un previo aviso merced á un
+espectáculo de esta naturaleza. Á veces había sido visto por la
+multitud; pero con mucha mayor frecuencia, todo reposaba en el mero
+dicho de un solitario espectador que había contemplado el maravilloso<a name="page_194" id="page_194"></a>
+fenómeno al través del trastornador vidrio de aumento de su imaginación,
+dándole más tarde una forma más precisa. Era sin duda una idea grandiosa
+pensar que el destino de las naciones debía revelarse en estos
+sorprendentes geroglíficos en la bóveda celeste. Entre nuestros
+antepasados era una creencia muy extendida, indicando que su naciente
+comunidad estaba bajo la custodia especial del cielo. Pero ¿qué diremos
+cuando un individuo descubre una revelación en ese mismo libro
+misterioso dirigida á él solamente? En ese caso, sería únicamente el
+síntoma de una alteración profunda del espíritu, si un hombre, en
+consecuencia de un dolor prolongado, intenso y secreto, y de la
+costumbre mórbida de estarse estudiando constantemente, ha llegado á
+asociar su personalidad á la naturaleza entera, hasta el extremo de que
+el firmamento no venga á ser sino una página adecuada para la historia
+del futuro destino de su alma.</p>
+
+<p>Por lo tanto, á esta enfermedad de su espíritu atribuímos la idea de que
+el ministro, al dirigir sus miradas hacia el cielo, creyese contemplar
+en él la figura de una inmensa letra,&mdash;la letra A,&mdash;dibujada con
+contornos de luz de un rojo obscuro. En aquel lugar, y ardiendo
+opacamente, solo se había dejado ver un meteoro al través de un velo de
+nubes; pero no con la forma que su culpable imaginación le prestaba, ó á
+lo menos, de una manera tan poco definida, que otra conciencia
+delincuente podría haber visto en él otro símbolo distinto.</p>
+
+<p>Había una circunstancia especial que caracterizaba el estado psicológico
+del Sr. Dimmesdale en aquel momento. Todo el tiempo que estuvo mirando
+al<a name="page_195" id="page_195"></a> zenit, tenía la plena conciencia de que Perla estaba apuntando con
+el dedo en dirección del viejo Rogerio Chillingworth, que se hallaba en
+pie no muy distante del tablado. El ministro parecía verle con la misma
+mirada con que discernía la letra milagrosa. Así como á los demás
+objetos, la luz meteórica comunicaba una nueva expresión á las facciones
+del médico; ó bien pudiera suceder que éste no se cuidaba en esta
+ocasión, como siempre lo hacía, de ocultar la malevolencia con que
+miraba á su víctima. Ciertamente, si el meteoro iluminó el espacio é
+hizo visible la tierra con un fulgor solemne que obligó á recordar al
+clérigo y á Ester el día del Juicio Final, en ese caso Rogerio
+Chillingworth debió parecerles el gran enemigo del género humano, que se
+presentaba allí con una sonrisa amenazadora reclamando lo que le
+pertenecía. Tan viva fué aquella expresión, ó tan intensa la percepción
+que de ella tuvo el ministro, que le pareció que permanecía visible en
+la obscuridad, aun después de desvanecida la luz del meteoro, como si la
+calle y todo lo demás hubiera desaparecido por completo.</p>
+
+<p>&mdash;¿Quién es ese hombre, Ester?&mdash;preguntó Dimmesdale con voz trémula,
+sobrecogido de terror.&mdash;Me estremezco al verlo. ¿Conoces á ese hombre?
+Le odio, Ester.</p>
+
+<p>Ella recordó su juramento y permaneció en silencio.</p>
+
+<p>&mdash;Te repito que mi alma se estremece en su presencia,&mdash;murmuró el
+ministro de nuevo.&mdash;¿Quién es? ¿Quién es? ¿No puedes hacer nada por mí?
+Ese hombre me inspira un horror indecible.</p>
+
+<p>&mdash;Ministro, dijo Perlita, yo puedo decirte quién es.</p>
+
+<p>&mdash;Pronto, niña, pronto,&mdash;dijo el ministro inclinando<a name="page_196" id="page_196"></a> el oído junto á
+los labios de Perla.&mdash;Pronto, y tan bajo como te sea posible.</p>
+
+<p>Perla murmuró algo á su oído que resonaba á manera de lenguaje humano,
+cuando no era en realidad sino la jerigonza ininteligible y sin sentido
+alguno que usan á veces los niños para divertirse cuando están juntos.
+De todos modos, no le comunicó ninguna noticia secreta acerca del viejo
+facultativo. Era un idioma desconocido para el erudito clérigo, que sólo
+sirvió para aumentar la confusión de su espíritu. La niña entonces
+prorrumpió en una carcajada.</p>
+
+<p>&mdash;¿Te burlas de mí ahora?&mdash;dijo el ministro.</p>
+
+<p>&mdash;No has sido valiente, no has sido sincero,&mdash;respondió la niña,&mdash;no
+quisiste prometerme que nos tomarías de la mano á mí y á mi madre mañana
+al mediodía.</p>
+
+<p>&mdash;¡Digno señor!&mdash;exclamó el médico que se había adelantado hasta el pie
+del tablado,&mdash;piadoso Sr. Dimmesdale, ¿sóis realmente vos? Sí, sí,
+seguramente que sí. ¡Vaya! ¡Vaya! Nosotros, hombres de estudio, que
+tenemos la cabeza metida en nuestros libros, necesitamos que se nos
+vigile. Soñamos despiertos, y nos paseamos durmiendo. Venid, buen señor
+y amigo querido; dejadme que os conduzca á vuestra casa.</p>
+
+<p>&mdash;¿Cómo supiste que yo estaba aquí?&mdash;preguntó Dimmesdale con temor.</p>
+
+<p>&mdash;En realidad de verdad, respondió el médico, no sabía nada de esto.
+Gran parte de la noche la he pasado á la cabecera del digno Gobernador
+Winthrop haciendo en su beneficio lo que mi poca habilidad me permitía.
+Á un mundo mejor ha partido, y yo me<a name="page_197" id="page_197"></a> dirigía á mi morada, cuando brilló
+esa luz extraordinaria. Os ruego que vengáis, reverendo señor; de otro
+modo no os hallaréis en estado de cumplir vuestros deberes mañana
+domingo. ¡Ah! ¡Ved cómo los libros perturban el cerebro! ¡Estos libros,
+estos libros! Debéis estudiar menos, buen señor, y procuraros algún
+recreo, si no queréis que estas cosas se repitan.</p>
+
+<p>&mdash;Iré con vos á mi casa,&mdash;dijo el Sr. Dimmesdale. Completamente abatido,
+con una sensación de frío, como el que despierta de una pesadilla,
+acompañó al médico, y partieron juntos.</p>
+
+<p>El día siguiente, domingo, predicó sin embargo un sermón que se
+consideró el mejor, el más vigoroso y más lleno de unción celeste que
+hasta entonces hubieran pronunciado sus labios. Se dijo que más de un
+alma se sintió regenerada con la eficacia de aquel discurso, y que
+fueron muchos los que juraron eterna gratitud al Sr. Dimmesdale por el
+bien que les había hecho. Pero, cuando bajó del púlpito, le detuvo el
+anciano sacristán presentándole un guante negro que el ministro
+reconoció por suyo.</p>
+
+<p>&mdash;Se encontró esta mañana,&mdash;dijo el sacristán,&mdash;en el tablado en que se
+expone á los malhechores á la vergüenza pública. Satanás lo dejó caer
+allí deseando sin duda jugar una mala pasada á su Reverencia. Pero ha
+procedido con el mismo desacierto y ligereza de siempre. Una mano limpia
+y pura no necesita guante que la cubra.</p>
+
+<p>&mdash;Gracias, buen amigo,&mdash;dijo el ministro con gravedad, pero muy
+sobresaltado, pues tan confusos eran sus recuerdos, que casi creía que
+los acontecimientos de la<a name="page_198" id="page_198"></a> noche pasada eran solo un sueño.&mdash;Sí, agregó,
+parece que es mi guante.</p>
+
+<p>&mdash;Y puesto que Satanás ha creído conveniente robároslo, en adelante
+Vuestra Reverencia debe tratar á ese enemigo sin miramientos de ninguna
+clase. Duro con él;&mdash;dijo el anciano sacristán con horrible sonrisa.
+Pero, ¿ha oído Vuestra Reverencia hablar del portento que se vió anoche?
+Se dice que apareció en el cielo una gran letra roja, la letra A, que
+hemos interpretado significa Ángel. Y como nuestro buen Gobernador
+Winthrop falleció también anoche, y fué convertido en ángel, de seguro
+que se creyó conveniente publicar la noticia de algún modo.</p>
+
+<p>&mdash;No; nada he oído acerca de ese particular,&mdash;contestó el ministro.<a name="page_199" id="page_199"></a></p>
+
+<h3><a name="XIII" id="XIII"></a>XIII<br /><br />
+<small>OTRO MODO DE JUZGAR Á ESTER</small></h3>
+
+<p>E<small>N</small> su última y singular entrevista con el Sr. Dimmesdale, se quedó Ester
+completamente sorprendida al ver el estado á que se hallaba reducido el
+ministro. Sus nervios parecían del todo arruinados: su fuerza moral era
+la de un niño: andaba arrastrando los pasos, aun cuando sus facultades
+intelectuales conservaban su prístina fuerza, ó habían adquirido acaso
+una mórbida energía, que solamente pudo haberles comunicado la
+enfermedad. Conociendo ella toda la cadena de circunstancias que eran un
+profundo secreto para los otros, podía inferir que, además de la acción
+legítima de su propia conciencia, se había empleado, y se empleaba
+todavía contra el reposo y bienestar del Sr. Dimmesdale, una maquinaria
+terrible y misteriosa. Conociendo también lo que había sido en otros
+tiempos este pobre hombre, ahora caído, su alma se llenó de compasión al
+recordar el hondo sentimiento de terror con que le pidió á ella,&mdash;la
+mujer despreciada,&mdash;que lo protegiese contra un enemigo que
+instintivamente había descubierto; y decidió que el ministro tenía el
+derecho de esperar de su parte todo el auxilio posible. Poco
+acostumbrada, en su largo aislamiento y estado de segregación de la
+sociedad, á medir sus<a name="page_200" id="page_200"></a> ideas de lo justo ó de lo injusto según el rasero
+común, Ester vió, ó creyó ver, que había en ella una responsabilidad
+respecto á Dimmesdale, superior á la que tenía para con el mundo entero.
+Los lazos que á este último la ligaron, cualquiera que hubiese sido su
+naturaleza, estaban todos destruídos. Por el contrario, respecto al
+ministro existía el férreo lazo del crimen mutuo, que ni él ni ella
+podían romper, y que, como todos los otros lazos, traía aparejadas
+consigo obligaciones ineludibles.</p>
+
+<p>Ester no ocupaba ya precisamente la misma posición que en los primeros
+tiempos de su ignominia. Los años se habían ido sucediendo, y Perla
+contaba ya siete de edad. Su madre, con la letra escarlata en el pecho,
+brillando con su fantástico bordado, era ahora una figura muy conocida
+en la población; y como no se mezclaba en los asuntos públicos ó
+privados de nadie, en nada ni para nada, se había ido formando una
+especie de consideración general hacia Ester. En honra de la naturaleza
+humana puede decirse que, excepto cuando interviene el egoísmo, está más
+dispuesta á amar que á odiar. El odio, por medio de un procedimiento
+silencioso y gradual, se puede transformar hasta en amor, siempre que á
+ello no se opongan nuevas causas que mantengan vivo el sentimiento
+primero de hostilidad. En el caso de Ester Prynne, no había ocurrido
+nada que lo agravase, porque jamás ella se declaró en contra del
+público, sino que se sometió, sin quejarse, á todo lo que éste quiso
+hacer, sin demandar nada en recompensa de sus sufrimientos. Hay que
+agregar la pureza inmaculada de su vida durante todos estos años en que
+se había visto segregada del trato<a name="page_201" id="page_201"></a> social y declarada infame, y esa
+circunstancia influyó mucho en favor suyo. No teniendo ahora nada que
+perder para con el mundo, y sin esperanzas, y acaso tampoco sin deseos
+de ganar alguna cosa, su vuelta á la senda austera del deber sólo podría
+atribuirse á un verdadero amor de la virtud.</p>
+
+<p>Se había notado igualmente que si bien Ester jamás reclamó la más mínima
+participación en los bienes y beneficios del mundo, excepto respirar el
+aire común á todos y ganar el sustento para Perlita y para ella misma
+con la labor de sus manos,&mdash;sin embargo, siempre se hallaba dispuesta á
+servir á sus semejantes, cuando la ocasión se presentaba. No había nadie
+que con tanta prontitud y buena voluntad compartiera sus escasas
+provisiones con el pobre, aun cuando éste, en recompensa de los
+alimentos llevados con toda regularidad á su puerta, ó de los vestidos
+trabajados por aquellos dedos que habrían podido bordar el manto de un
+monarca, le pagase con un sarcasmo ó una palabra ofensiva. En tiempos de
+calamidad general, de epidemia, ó de escasez, nadie había tan llena de
+abnegación como Ester: en los hogares invadidos por la desgracia, allí
+entraba ella, no como huésped intruso é inoportuno, sino como quien
+tiene pleno derecho á hacerlo; cual si las sombras que esparce el dolor
+fueran el medio más adecuado para poder tratar con sus semejantes. Allí
+brillaba la letra escarlata á manera de luz que derrama consuelo y
+bienestar: símbolo del pecado en todas partes, en la cabecera del
+enfermo era emblema de caridad y conmiseración. En casos tales, la
+naturaleza de Ester se mostraba con todo el calor que le era innato, y
+con aquella ternura<a name="page_202" id="page_202"></a> y suavidad que nunca dejaban de producir el efecto
+deseado en los afligidos que á ella acudían. Su seno, con el signo de
+ignominia que en él lucía, puede decirse que era el regazo donde podía
+reposar en calma la cabeza del infortunado. Era una hermana de la
+caridad, ordenada por sí misma, ó mejor dicho, ordenada por la ruda mano
+del mundo, cuando ni éste, ni ella, podían prever semejante resultado.
+La letra escarlata fué el símbolo de su vocación. Ester se volvió tan
+útil, desplegó tal facultad de hacer el bien y de identificarse con los
+dolores ajenos, que muchas personas se negaron á dar á la <i>A</i> escarlata
+su significado primitivo de "Adúltera," y decían que en realidad
+significaba&mdash;"Abnegación." ¡Tales eran las virtudes manifestadas por
+Ester Prynne!</p>
+
+<p>Sólo las moradas en que el infortunio había arrojado un velo sombrío,
+eran las que podían retenerla; desde el instante en que comenzaban á
+iluminarlas los rayos de la felicidad, Ester desaparecía. El huésped
+caritativo y servicial se alejaba, sin dar siquiera una mirada de
+despedida en que recoger el tributo de gratitud que le era debido, si es
+que existía alguna en los corazones de aquellos á quienes había servido
+con tanto celo. Al encontrarlos en la calle, jamás levantaba la cabeza
+para recibir su saludo; y si alguno se dirigía á ella resueltamente,
+entonces indicaba en silencio la letra escarlata con un dedo, y
+continuaba su camino. Esto podría atribuirse á orgullo, pero se
+asemejaba tanto á la humildad, que producía en el espíritu del público
+todo el efecto conciliador de esta virtud. El temperamento del público
+es en lo general despótico, y capaz de denegar la justicia más
+evidente,<a name="page_203" id="page_203"></a> cuando se demanda con demasiada exigencia como de derecho;
+pero concede frecuentemente más de lo que se pide, si, como sucede con
+los déspotas, se apela enteramente á su generosidad. Interpretando la
+conducta de Ester como una apelación de esta naturaleza, la sociedad se
+hallaba inclinada á tratar á su antigua víctima con mayor benignidad de
+la que ella misma deseaba ó tal vez merecía.</p>
+
+<p>Los gobernantes de aquella comunidad tardaron más tiempo que el pueblo
+en reconocer la influencia de las buenas cualidades de Ester. Las
+preocupaciones que compartían en común con aquel, adquirían en ellos
+mayor fuerza merced á una serie de razonamientos que dificultaba en
+extremo la tarea de desentenderse de dichas prevenciones. Sin embargo,
+día tras día, sus rostros avinagrados y rígidos se fueron desarrugando y
+adquiriendo algo que, con el transcurso de los tiempos, se podría tomar
+por una expresión de benevolencia. Así acontecía también con los hombres
+de alto copete, que se consideraban los guardianes de la moralidad
+pública. Los individuos privados habían perdonado ya completamente á
+Ester Prynne su fragilidad; aún más, habían empezado á considerar la
+letra escarlata, no como el signo que denunciaba una falta, tan larga y
+duramente expiada, sino como el símbolo de sus muchas y buenas acciones.
+"¿Véis esa mujer con la divisa bordada?"&mdash;decían á los extraños. "Es
+nuestra Ester, la Ester de nuestra población, tan compasiva con los
+pobres, tan servicial con los enfermos, tan consoladora para los
+afligidos." Cierto es que entonces la propensión de la naturaleza humana
+á referir lo malo cuando se trata de otro, les<a name="page_204" id="page_204"></a> impelía también á contar
+en voz baja el escándalo de otros tiempos. Y á pesar de todo, era un
+hecho real que á los ojos de las mismas personas que así hablaban, la
+letra escarlata producía un efecto parecido al de la cruz en el pecho de
+una monja, comunicando á la que la llevaba una especie de santidad, que
+le permitía atravesar con toda seguridad por en medio de cualquier clase
+de peligro. Si hubiera caído entre ladrones, la habría protegido. Se
+decía, y muchos lo creían, que un indio disparó una vez una flecha
+contra la letra, y que, al tocarla, cayó la flecha al suelo hecha
+pedazos, sin haberle causado el menor daño á la letra.</p>
+
+<p>El efecto de la divisa, ó mejor dicho, de la posición que ésta indicaba
+con respecto á la sociedad, fué poderoso y peculiar en el ánimo de
+Ester. Toda la gracia y ligereza de su espíritu habían desaparecido á
+influjos de esta funesta letra, dejando solamente algo ostensiblemente
+rudo y tosco, que habría podido hasta ser repulsivo para sus amigas ó
+compañeras, á haberlas tenido. Los atractivos físicos de su persona
+habían experimentado un cambio igual; quizá debido en parte á la
+seriedad de su traje, y en parte á la sequedad de sus maneras. También
+fué una triste transformación la que experimentó su hermosa y espléndida
+cabellera que, ó había sido cortada, ó estaba tan completamente oculta
+bajo su gorra, que ni siquiera se alcanzaba á ver uno solo de sus rizos.
+En consecuencia de todas estas causas, pero aun mucho más debido á algo
+desconocido, parecía que no había ya en el rostro de Ester nada que
+pudiera atraer las miradas del amor; nada en la figura de Ester, aunque
+majestuosa y semejante á una estatua, que despertara<a name="page_205" id="page_205"></a> en la pasión el
+anhelo de estrecharla entre sus brazos; nada en el corazón de Ester que
+pudiera responder á los latidos amorosos de otro corazón. Algo había
+desaparecido en ella, algo completamente femenino, como acontece con
+frecuencia cuando la mujer ha pasado por pruebas de una severidad
+peculiar: porque si ella es toda ternura, esto le costará la vida; y si
+sobreviviere á estas pruebas, entonces esa ternura ó tiene que
+extinguirse por completo, ó reconcentrarse tan hondamente en el corazón,
+que jamás se podrá mostrar de nuevo. Tal vez esto último sea lo más
+exacto. La que una vez fué una verdadera mujer, y ha cesado de serlo,
+puede á cada instante recobrar sus atributos femeninos, si solamente
+viene el toque mágico que efectúe la transfiguración. Ya veremos si
+Ester Prynne recibió más tarde ese toque mágico y quedó transfigurada.</p>
+
+<p>Mucha parte de la frialdad marmórea de que parecía estar dotada Ester,
+debe atribuirse á la circunstancia de que se había operado un gran
+cambio en su vida, reinando ahora el pensamiento donde antes reinaban la
+pasión y los sentimientos. Estando sola en el mundo, sola en cuanto á
+depender de la sociedad, y con la pequeña Perla á quien guiar y
+proteger,&mdash;sola y sin esperanzas de mejorar su posición, aunque no
+hubiera desdeñado semejante idea,&mdash;arrojó lejos de sí los fragmentos de
+una cadena hecha pedazos. La ley universal no era la ley de su espíritu.
+Vivía además en una época en que la inteligencia humana, recientemente
+emancipada, había desplegado mayor actividad y entrado en una esfera más
+vasta de acción que lo que había hecho durante muchos siglos. Nobles y
+tronos<a name="page_206" id="page_206"></a> habían sido derrocados por los hombres de la espada; y antiguas
+preocupaciones habían sido destruídas por hombres aun más atrevidos que
+aquellos. Ester se había penetrado de este espíritu puramente moderno,
+adoptando una libertad de especulación, común entonces al otro lado del
+Atlántico, pero que, á haber tenido noticia de ello nuestros
+antepasados, lo habrían juzgado un pecado más mortal que el que
+estigmatizaron con la letra escarlata. En su cabaña solitaria, á orillas
+del mar, la visitaban ideas y pensamientos tales, como no era posible
+que se atrevieran á penetrar en otra morada de la Nueva Inglaterra:
+huéspedes invisibles, que habrían sido tan peligrosos para los que les
+daban entrada en su espíritu, como si se les hubiera visto en trato
+familiar con el enemigo del género humano.</p>
+
+<p>Es digno de notarse que las personas que se entregan á las más atrevidas
+especulaciones mentales, son con frecuencia también las que más
+tranquilamente se conforman á las leyes externas de la sociedad. El
+pensamiento les basta, sin que traten de convertirlo en acción. Así
+parece que pasaba con Ester. Sin embargo, si no hubiera tenido á Perla,
+las cosas habrían sido muy diferentes. Entonces tal vez su nombre
+brillaría hoy en la Historia como la fundadora de una secta religiosa á
+par de Ana Hutchinson:<a name="FNanchor_17_17" id="FNanchor_17_17"></a><a href="#Footnote_17_17" class="fnanchor">[17]</a> quizás habría sido una especie de profetisa;
+pero probablemente los severos tribunales de la época la habrían
+condenado á muerte por intentar destruir los fundamentos en que
+descansaba la colonia puritana. Pero en la educación de su hija, la
+osadía de sus pensamientos<a name="page_207" id="page_207"></a> había abatido en gran parte su entusiasta
+vuelo. En la persona de su niñita, la Providencia le había asignado á
+Ester la tarea de hacer que germinaran y florecieran, en medio de
+grandes dificultades, los más dignos atributos de la mujer. Todo estaba
+en contra de la madre: el mundo le era hostil; la naturaleza misma de la
+niña tenía algo perverso en su esencia, que hacía recordar continuamente
+que en su nacimiento había presidido la culpa,&mdash;el resultado de la
+pasión desordenada de la madre,&mdash;y repetidas veces se preguntaba Ester
+con amargura si esta criaturita había venido al mundo para bien ó para
+mal.</p>
+
+<p>Verdad es que la misma pregunta se hacía respecto al género humano en
+general. ¿Valía la pena aceptar la existencia, aun á los más felices
+entre los mortales? Por lo que á ella misma tocaba, tiempo hacía que la
+había contestado por la negativa, dando el punto por completamente
+terminado. La tendencia á la especulación, aunque puede verter la calma
+en el espíritu de la mujer, como sucede con el hombre, la vuelve sin
+embargo triste, pues acaso vé ante sí una tarea irrealizable.
+Primeramente, todo el edificio social tiene que derribarse, y
+reconstruirse todo de nuevo; luego, la naturaleza del hombre tiene que
+modificarse esencialmente antes de permitírsele á la mujer que ocupe lo
+que parece ser una posición justa y adecuada; y, finalmente, aun después
+de allanadas todas las otras dificultades, la mujer no podrá
+aprovecharse de todas estas reformas preliminares hasta que ella misma
+haya experimentado un cambio radical, en el cual, quizá, la esencia
+etérea, que constituye el alma verdaderamente femenina, se habría
+evaporado por completo.<a name="page_208" id="page_208"></a> Una mujer nunca resuelve estos problemas con el
+mero uso del pensamiento: son irresolubles, ó solamente pueden
+resolverse de una manera. Si por casualidad prepondera el corazón, los
+problemas se desvanecen. Ester, cuyo corazón, por decirlo así, había
+perdido su ritmo regular y saludable, vagaba errante, sin luz que la
+guiase, en el sombrío laberinto de su espíritu; y á veces se apoderaba
+de ella la duda terrible de si no sería mejor enviar cuanto antes á
+Perla al cielo, y presentarse ella también á aceptar el destino á que la
+Eterna Justicia la creyese acreedora. La letra escarlata no había
+llenado el objeto á que se la destinó.</p>
+
+<p>Ahora, sin embargo, su entrevista con el Reverendo Sr. Dimmesdale en la
+noche de la vigilia de éste, la había proporcionado nueva materia de
+reflexiones, presentándole en perspectiva un objeto digno de toda clase
+de esfuerzos y sacrificios para conseguirlo. Había presenciado el
+suplicio intenso bajo el cual luchaba el ministro, ó, para hablar con
+más propiedad, había cesado de luchar. Vió que se encontraba al borde de
+la locura, si es que ya su razón no se había hundido. Era imposible
+dudar que, por mucha que fuese la eficacia dolorosa de un punzante y
+secreto remordimiento, un veneno mucho más mortífero le había sido
+administrado por la misma mano que pretendía curarle. Bajo la capa de
+amigo y favorecedor médico, había constantemente á su lado un secreto
+enemigo que se aprovechaba de las oportunidades que así se le
+presentasen para tocar, con malvada intención, todos los resortes de la
+naturaleza delicada del Sr. Dimmesdale. Ester no podía menos de
+preguntarse si no fué desde<a name="page_209" id="page_209"></a> el principio una falta de valor, de
+sinceridad y de lealtad de parte suya, permitir que el ministro se
+encontrara en una situación de la que nada bueno, y sí mucho malo,
+podría esperarse. Su única justificación era la imposibilidad en que
+había estado de hallar otro medio de librarle de una ruina aun más
+terrible de la que á ella le había caído en suerte. Lo único posible fué
+acceder al plan del disfraz de Rogerio Chillingworth. Movida de esta
+idea, se decidió, entonces, como ahora lo comprendía, por el partido
+peor que pudiera haber adoptado. Determinó, por lo tanto, remediar su
+error hasta donde le fuera posible. Fortalecida por años de rudas
+pruebas, ya no se sentía tan incapacitada para luchar con Rogerio como
+la noche aquella en que, abatida por el pecado, y medio loca por la
+ignominia á que acababa de ser expuesta, tuvo con él la entrevista en el
+cuarto de la prisión. Desde entonces, su espíritu se había ido
+remontando á mayores alturas; mientras que el anciano médico había ido
+descendiendo al nivel de Ester, ó quizás muy por debajo de ella, merced
+á la idea de venganza de que se hallaba poseído.</p>
+
+<p>En una palabra, Ester resolvió tener una nueva entrevista con su antiguo
+marido, y hacer cuanto estuviera en su poder para salvar á la víctima de
+que evidentemente se había apoderado. La ocasión no tardó en
+presentarse. Una tarde, paseándose con Perla en un sitio retirado en las
+cercanías de su cabaña, vió al viejo médico con un cesto en una mano, y
+un bastón en la otra, buscando hierbas y raíces para confeccionar sus
+remedios y medicinas.<a name="page_210" id="page_210"></a></p>
+
+<h3><a name="XIV" id="XIV"></a>XIV<br /><br />
+<small>ESTER Y EL MÉDICO</small></h3>
+
+<p>E<small>STER</small> le dijo á Perla que corretease por la ribera del mar y jugara con
+las conchas y las algas marinas, mientras ella hablaba un rato con el
+hombre que estaba recogiendo hierbas á cierta distancia; por
+consiguiente, la niña partió como un pájaro, y descalzándose los
+piececitos empezó á recorrer la orilla húmeda del mar. Aquí y allá se
+detenía junto á un charco de agua dejado por la marea, y se ponía á
+mirarse en él como si fuera un espejo. Reflejábase en el charco la
+imagen de la niñita con brillantes y negros rizos y la sonrisa de un
+duendecillo, á la que Perla, no teniendo otra compañera con quien jugar,
+invitaba á que la tomara de la mano y diese una carrera con ella. La
+imagen repetía la misma señal como diciendo:&mdash;"Este es un lugar mejor:
+ven aquí;"&mdash;y Perla, entrando en el agua hasta las rodillas, contemplaba
+sus piececitos blancos en el fondo mientras, aun más profundamente, veía
+una vaga sonrisa flotar en el agua agitada.</p>
+
+<p>Entretanto la madre se había acercado al médico.</p>
+
+<p>&mdash;Quisiera hablarte una palabra,&mdash;dijo Ester,&mdash;una palabra que á ambos
+nos interesa.</p>
+
+<p>&mdash;¡Hola! ¿Es la Sra. Ester la que desea hablar una palabra con el viejo
+Rogerio Chillingworth?&mdash;respondió <a name="page_211" id="page_211"></a>el médico, irguiéndose
+lentamente.&mdash;Con todo mi corazón, continuó; vamos, señora, oigo
+solamente buenas noticias vuestras en todas partes. Sin ir más lejos,
+ayer por la tarde, un magistrado, hombre sabio y temeroso de Dios,
+estaba discurriendo conmigo acerca de vuestros asuntos, Sra. Ester, y me
+dijo que se había estado discutiendo en el Consejo si se podría quitar
+de vuestro pecho, sin que padeciera la comunidad, esa letra escarlata
+que ostentáis. Os juro por mi vida, Ester, que rogué encarecidamente al
+digno magistrado que se hiciera eso sin pérdida de tiempo.</p>
+
+<p>&mdash;No depende de la voluntad de los magistrados quitarme esta
+insignia,&mdash;respondió tranquilamente Ester.&mdash;Si yo fuere digna de verme
+libre de ella, ya se habría caído por sí misma, ó se habría transformado
+en algo de una significación muy diferente.</p>
+
+<p>&mdash;Llevadla, pues, si así os place,&mdash;replicó el médico.&mdash;Una mujer debe
+seguir su propio capricho en lo que concierne al adorno de su persona.
+La letra está bellamente bordada, y luce muy bien en vuestro pecho.</p>
+
+<p>Mientras así hablaban, Ester había estado observando fijamente al
+anciano médico, y se quedó sorprendida á la vez que espantada, al notar
+el cambio que en él se había operado en los últimos siete años; no
+porque hubiera envejecido, pues aunque eran visibles las huellas de la
+edad, parecía retener aun su vigor y antigua viveza de espíritu; pero
+aquel aspecto de hombre intelectual y estudioso, tranquilo y apacible,
+que era lo que ella mejor recordaba, había desaparecido por completo,
+reemplazándole una expresión ansiosa, escudriñadora, casi feroz, aunque
+reservada. Parecía que su deseo y su propósito eran ocultar esa<a name="page_212" id="page_212"></a>
+expresión bajo una sonrisa, pero ésta le vendía, pues vagaba tan
+irrisoriamente por su rostro, que el espectador podía, merced á ella,
+discernir mejor la negrura de su alma. De vez en cuando brillaban sus
+ojos con siniestro fulgor, como si el alma del anciano fuera presa de un
+incendio, que se manifestara solo de tarde en tarde por una rápida
+explosión de cólera y momentánea llamarada. Esto lo reprimía el médico
+tan pronto como le era posible, y trataba entonces de parecer tan
+tranquilo como si nada hubiera sucedido.</p>
+
+<p>En una palabra, el viejo médico era un ejemplo de la extraordinaria
+facultad que tiene el hombre de transformarse en un demonio, si quiere
+por cierto tiempo desempeñar el oficio de éste. Transformación tal se
+había operado en el médico, por haberse dedicado durante siete años al
+constante análisis de un corazón lleno de agonía, hallando su placer en
+esa tarea, y añadiendo, por decirlo así, combustible á las horribles
+torturas que analizaba y en cuyo análisis hallaba tan intenso placer.</p>
+
+<p>La letra escarlata abrasaba el seno de Ester Prynne. Aquí había otra
+ruina de que ella era en parte responsable.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué véis en mi rostro, que contempláis con tal gravedad de
+expresión?&mdash;preguntó el médico.</p>
+
+<p>&mdash;Algo que me haría llorar, si para ello hubiese en mí lágrimas bastante
+acerbas,&mdash;respondió Ester;&mdash;pero no hablemos de eso. De aquel
+infortunado hombre es de quien quisiera hablar.</p>
+
+<p>&mdash;Y ¿qué hay con él?&mdash;preguntó el médico con ansiedad, como si el tema
+fuera muy de su agrado, y se alegrara de hallar una oportunidad de
+discutirlo con la<a name="page_213" id="page_213"></a> única persona con quien pudiera hacerlo.&mdash;Para decir
+la verdad, mi Sra. Ester, precisamente mis pensamientos estaban ahora
+ocupados en ese caballero: de consiguiente, hablad con toda libertad,
+que os responderé.</p>
+
+<p>&mdash;Cuando nos hablamos la última vez, dijo Ester, de esto hace unos siete
+años, os complacísteis en arrancarme la promesa de que guardara el
+secreto acerca de las relaciones que en otro tiempo existieron entre
+nosotros. Como la vida y el buen nombre del ministro estaban en vuestras
+manos, no me quedó otra cosa que hacer sino permanecer en silencio de
+acuerdo con vuestro deseo. Sin embargo, no sin graves presentimientos,
+me obligué á ello; porque hallándome desligada de toda obligación para
+con los demás seres humanos, no lo estaba para con él; y algo había que
+me murmuraba en los oídos que al empeñar mi palabra de que obedecería
+vuestro mandato, le estaba haciendo traición. Desde entonces, nadie como
+vos se halla tan cerca de él: seguís cada uno de sus pasos; estáis á su
+lado, despierto ó dormido; escudriñáis sus pensamientos; mináis y
+ulceráis su corazón; su vida está en vuestras garras; le estáis matando
+con una muerte lenta, y todavía no os conoce, no sabe quién sois. Al
+permitir yo esto, he procedido con falsedad respecto al único hombre con
+quien tenía el deber de ser sincera.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué otro camino os quedaba?&mdash;preguntó el médico.&mdash;Si yo hubiera
+señalado á este hombre con el dedo, habría sido arrojado de su púlpito á
+un calabozo&mdash;y de allí tal vez al cadalso.</p>
+
+<p>&mdash;Habría sido preferible,&mdash;dijo Ester.</p>
+
+<p>&mdash;¡Qué mal le he hecho á ese hombre?&mdash;preguntó<a name="page_214" id="page_214"></a> de nuevo el médico.&mdash;Te
+aseguro, Ester Prynne, que con los honorarios más crecidos y valiosos
+que un monarca pudiera haber pagado á un facultativo, no se habría
+conseguido todo el esmero y la atención que he consagrado á este infeliz
+eclesiástico. Á no ser por mí, su vida se habría extinguido en medio de
+tormentos y agonías en los dos primeros años que siguieron á la
+perpetración de su crimen y el tuyo. Porque tú sabes, Ester, que su alma
+carece de la fortaleza de la tuya para sobrellevar, como lo has hecho,
+un peso semejante al de tu letra escarlata. ¡Oh! ¡yo podría revelar un
+secreto digno de ser conocido! Pero basta sobre este punto. Lo que la
+ciencia puede hacer, lo he hecho en su beneficio. Si aun respira y se
+arrastra en este mundo, á mí solamente lo debe.</p>
+
+<p>&mdash;Más le valiera haber muerto de una vez,&mdash;dijo Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Sí, mujer, tienes razón,&mdash;exclamó el viejo Rogerio haciendo brillar en
+los ojos todo el fuego infernal de su corazón;&mdash;más le valiera haber
+muerto de una vez. Jamás mortal alguno padeció lo que este hombre ha
+padecido.... Y todo, todo, á la vista de su peor enemigo. Ha tenido una
+vaga sospecha acerca de mí: ha sentido que algo se cernía siempre sobre
+él á manera de una maldición; conocía instintivamente que la mano que
+sondeaba su corazón no era mano amiga, y que había un ojo que le
+observaba, buscando solamente la iniquidad, y la ha encontrado. ¡Pero no
+sabía que esa mano y ese ojo fueran los míos! Con la superstición común
+á su clase, se imaginaba entregado á un demonio para que le atormentara
+con sueños espantosos, con pensamientos terribles, con el<a name="page_215" id="page_215"></a> aguijón del
+remordimiento, y con la creencia de que no será perdonado, todo como
+anticipación de lo que le espera más allá de la tumba. Pero era la
+sombra constante de mi presencia, la proximidad del hombre á quien más
+vilmente había ofendido, y que vive tan solo merced á este veneno
+perpetuo del más intenso deseo de venganza. ¡Sí; sí por cierto! No se
+equivocaba, tenía un enemigo implacable junto á sí. Un mortal, dotado en
+otro tiempo de sentimientos humanos, se ha convertido en un demonio para
+su tormento especial.</p>
+
+<p>El infortunado médico, al pronunciar estas palabras, alzó los brazos con
+una mirada de horror, como si hubiera visto alguna forma espantosa, que
+no podía reconocer y estuviese usurpando el lugar de su propia imagen en
+un espejo. Era uno de esos raros momentos en que el aspecto moral de un
+hombre se revela con toda fidelidad á los ojos de su alma. Probablemente
+jamás se había visto á sí mismo como se veía ahora.</p>
+
+<p>&mdash;¿No lo has torturado ya bastante?&mdash;le preguntó Ester notando la
+expresión del rostro del anciano.&mdash;¿No te ha pagado todo con usura?</p>
+
+<p>&mdash;¡No! ¡no! Ha aumentado su deuda,&mdash;respondió el médico, y á medida que
+proseguía, su rostro fué perdiendo la expresión de fiereza, volviéndose
+más y más sombrío.&mdash;¿Te acuerdas, Ester, cómo era yo hace nueve años?
+Aun entonces me encontraba en el otoño de mis días, y no al principio
+del otoño. Pero toda mi vida había consistido en años tranquilos de
+estudio severo y de meditación, consagrados á aumentar mis
+conocimientos, y también, fielmente, al progreso<a name="page_216" id="page_216"></a> del bienestar del
+género humano. Ninguna vida había sido tan pacífica é inocente como la
+mía: pocas, tan ricas en beneficios conferidos. ¿No recuerdas lo que yo
+era? Aunque frío en la apariencia, ¿no era yo un hombre que pensaba en
+el bien de los demás, sin acordarse mucho de sí mismo; bondadoso,
+sincero, justo, y constante en sus afectos, si bien éstos no muy
+ardientes? ¿No era yo todo esto?</p>
+
+<p>&mdash;Todo esto, y más,&mdash;dijo Ester.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y qué soy ahora?&mdash;preguntó el anciano, mirándola fijamente al rostro,
+y dejando que toda la perversidad de su alma se retratase en la
+fisonomía.&mdash;¿Qué soy yo ahora? Ya te he dicho lo que soy: un enemigo
+implacable: un demonio en forma humana. ¿Quién me ha hecho así?</p>
+
+<p>&mdash;Yo he sido,&mdash;exclamó Ester estremeciéndose.&mdash;Yo he sido, tanto ó más
+que él. ¿Por qué no te has vengado en mí?</p>
+
+<p>&mdash;Te he dejado entregada á la letra escarlata,&mdash;replicó Rogerio.&mdash;Si eso
+no me ha vengado, no puedo hacer más.</p>
+
+<p>Y puso un dedo en la letra, con una sonrisa.</p>
+
+<p>&mdash;¡Te ha vengado!&mdash;replicó Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Es lo que creía,&mdash;dijo el médico.&mdash;Y ahora ¿qué es lo que quieres de
+mí respecto á ese hombre?</p>
+
+<p>&mdash;Tengo que revelarle el secreto,&mdash;respondió Ester con firmeza,&mdash;tiene
+que ver y saber lo que realmente eres. No sé cuáles serán las
+consecuencias. Pero esta deuda mía para con él, cuya ruina y tormento he
+sido, tiene al fin que quedar satisfecha. En tus manos está la
+destrucción ó la conservación de su buen nombre y estado social, y tal
+vez hasta su vida. Ni puedo yo,&mdash;<a name="page_217" id="page_217"></a>á quien la letra escarlata ha hecho
+comprender el valor de la verdad, si bien haciéndola penetrar en el alma
+como con un hierro candente,&mdash;no, ni puedo yo percibir la ventaja que él
+reporte de vivir por más tiempo esa vida de miseria y de horror, para
+rebajarme ante tí é implorarte compasión hacia tu víctima. No; haz con
+él lo que quieras. No hay nada bueno que esperar para él&mdash;ni para mí&mdash;ni
+para tí&mdash;ni aun siquiera para mi pequeña Perla. No hay sendero alguno
+que nos saque de este triste y sombrío laberinto.</p>
+
+<p>&mdash;Mujer, casi podría compadecerte,&mdash;dijo el médico á quien no fué
+posible contener un movimiento de admiración, pues había una cierta
+majestad en la desesperación con que Ester se expresó.&mdash;Había en tí
+grandes cualidades; y si hubieras hallado en tus primeros años un amor
+más adecuado que el mío, nada de esto habría acontecido. Te compadezco
+por todo lo bueno que en tí se ha perdido.</p>
+
+<p>&mdash;Y yo á tí,&mdash;contestó Ester,&mdash;por todo el odio que ha transformado en
+un monstruo infernal á un hombre justo y sabio. ¿Quieres despojarte de
+ese odio y volver de nuevo á ser una criatura humana? Si no por él, á lo
+menos por tí. Perdona; y deja su ulterior castigo al Poder á quien
+pertenece. Dije ahora poco que nada bueno podíamos esperar él, ni tú, ni
+yo, que andamos vagando juntos en este sombrío laberinto de maldad,
+tropezando á cada paso contra la culpa que hemos esparcido en nuestra
+senda. No es así. Puede haber algo bueno para tí; sí, para tí solo,
+porque tú eres el profundamente ofendido, y tienes el privilegio de
+poder perdonar. ¿Quieres abandonar ese único<a name="page_218" id="page_218"></a> privilegio? ¿Quieres
+rechazar esa ventaja de incomparable valor?</p>
+
+<p>&mdash;Basta, Ester, basta,&mdash;replicó el anciano médico con sombría
+entereza.&mdash;No me está concedido perdonar. No hay en mí esa facultad de
+que hablas. Mi antigua fe, olvidada hace tiempo, se apodera de nuevo de
+mí y explica todo lo que hacemos y todo lo que padecemos. El primer paso
+errado que diste, sembró el germen del mal; pero desde aquel momento ha
+sido todo una fatal necesidad. Vosotros que de tal modo me habéis
+ofendido, no sois culpables, excepto en una especie de ilusión; ni soy
+yo el enemigo infernal que ha arrebatado al gran enemigo del género
+humano su oficio. Es nuestro destino. Deja que se desenvuelva como
+quiera. Continúa en tu sendero, y haz lo que te parezca con ese hombre.</p>
+
+<p>Hizo una señal con la mano y siguió recogiendo hierbas y raíces.<a name="page_219" id="page_219"></a></p>
+
+<h3><a name="XV" id="XV"></a>XV<br /><br />
+<small>ESTER Y PERLA</small></h3>
+
+<p>D<small>E</small> este modo Rogerio Chillingworth,&mdash;viejo, deforme, y con un rostro que
+se quedaba grabado en la memoria de los hombres más tiempo de lo que
+hubieran querido,&mdash;se despidió de Ester y continuó su camino en la
+tierra. Iba recogiendo aquí una hierba, arrancaba más allá una raíz, y
+lo ponía todo en el cesto que llevaba al brazo. Su barba gris casi
+tocaba el suelo cuando, inclinado, proseguía hacia adelante. Ester le
+contempló un momento, con cierta extraña curiosidad, para ver si las
+tiernas hierbas de la temprana primavera no se marchitarían bajo sus
+pies, dejando un negro y seco rastro al través del alegre verdor que
+cubría el suelo. Se preguntaba qué clase de hierbas serían esas que el
+anciano recogía con tanto cuidado. ¿No le ofrecería la tierra, avivada
+para el mal, en virtud del influjo de su maligna mirada, raíces y
+hierbas venenosas de especies hasta ahora desconocidas que brotarían al
+contacto de sus dedos? ¿Ó no bastaría ese mismo contacto para convertir
+en algo deletéreo y mortífero los productos más saludables del seno de
+la tierra? El sol, que con tanto esplendor brillaba donde quiera,
+¿derramaba realmente sobre él sus rayos benéficos? ¿Ó acaso, como más
+bien parecía, le rodeaba un círculo de fatídica sombra que se<a name="page_220" id="page_220"></a> movía á
+par de él donde quiera que dirigiera sus pasos? ¿Y á dónde iba ahora?
+¿No se hundiría de repente en la tierra, dejando un lugar estéril y
+calcinado que con el curso del tiempo se cubriría de mortífera yerba
+mora, beleño, cicuta, apócimo, y toda otra clase de hierbas nocivas que
+el clima produjese, creciendo allí con horrible abundancia? ¿Ó tal vez
+extendería enormes alas de murciélago, y echando á volar en los
+espacios, parecería tanto más feo cuanto más ascendiera hacia el cielo?</p>
+
+<p>&mdash;Sea ó no un pecado,&mdash;dijo Ester con amargura y con la mirada fija en
+el viejo médico,&mdash;¡odio á ese hombre!</p>
+
+<p>Se reprendió á sí misma á causa de ese sentimiento, pero ni pudo
+sobreponerse á él ni disminuir su intensidad. Para conseguirlo, pensó en
+aquellos días, ya muy lejanos, en que Rogerio acostumbraba dejar su
+cuarto de estudio á la caída de la tarde, y venía á sentarse junto á la
+lumbre del hogar, á los rayos de luz de su sonrisa nupcial. Decía
+entonces que necesitaba calentarse al resplandor de aquella sonrisa,
+para que desapareciera de su corazón de erudito el frío producido por
+tantas horas solitarias pasadas entre sus libros. Escenas semejantes le
+parecieron en otro tiempo investidas de cierta felicidad; pero ahora,
+contempladas al través de los acontecimientos posteriores, se habían
+convertido en sus recuerdos más amargos. Se maravillaba de que hubiera
+habido tales escenas; y sobre todo, de que se hubiera dejado inducir á
+casarse con él. Consideraba eso el crimen mayor de que tuviera que
+arrepentirse, así como haber correspondido á la fría presión de aquella
+mano, y haber consentido<a name="page_221" id="page_221"></a> que la sonrisa de sus labios y de sus ojos se
+mezclara á las de aquel hombre. Y le parecía que el viejo médico, al
+persuadirla, cuando su corazón inexperto nada sabía del mundo, al
+persuadirla que se imaginase feliz á su lado, había cometido una ofensa
+mayor que todo lo que á él se le hubiere hecho.</p>
+
+<p>&mdash;¡Sí, le odio!&mdash;repitió Ester con más intenso rencor que antes.&mdash;¡Me ha
+engañado! ¡Me hizo un mal mucho mayor que cuanto yo le he inferido!</p>
+
+<p>¡Tiemble el hombre que consigue la mano de una mujer, si al mismo tiempo
+no obtiene por completo todo el amor de su corazón! De lo contrario, le
+acontecerá lo que á Rogerio Chillingworth, cuando un acento más poderoso
+y elocuente que el suyo despierte las dormidas pasiones de la mujer;
+entonces le echarán en cara hasta aquel apacible contento, aquella fría
+imagen de la felicidad que se la hizo creer era la calurosa realidad.
+Pero Ester hace tiempo que debía haberse desentendido de esta
+injusticia. ¿Qué significaba? ¿Acaso los siete largos años de tortura
+con la letra escarlata habían producido dolores indecibles sin que en su
+alma hubiese penetrado el remordimiento?</p>
+
+<p>Las emociones de aquellos breves instantes, en que estuvo contemplando
+la figura contrahecha del viejo Rogerio, arrojaron una luz en el
+espíritu de Ester, revelando muchas cosas de que, de otro modo, ella
+misma no se habría dado cuenta.</p>
+
+<p>Una vez que el médico hubo desaparecido, llamó á su hijita.</p>
+
+<p>&mdash;¡Perla! ¡Perlita! ¿dónde estás?</p>
+
+<p>Perla, cuya actividad de espíritu jamás flaqueaba, no había carecido de
+distracciones mientras su madre<a name="page_222" id="page_222"></a> hablaba con el anciano herbolario. Al
+principio se divirtió contemplando su propia imagen en un charco de
+agua; luego hizo pequeñas embarcaciones de corteza de abedul y las cargó
+de conchas marítimas, zozobrando la mayor parte; después se empeñó en
+tomar entre sus dedos la blanca espuma que dejaban las olas al
+retirarse, y la esparcía al viento; percibiendo luego una bandada de
+pajarillos ribereños, que revoloteaban á lo largo de la playa, la
+traviesa niña se llenó de pequeños guijarros el delantal, y deslizándose
+de roca en roca en persecución de estas avecillas, deplegó una destreza
+notable en apedrearlas. Un pajarito de pardo color y pecho blanco fué
+alcanzado por un guijarro, y se retiró revoloteando con el ala quebrada.
+Pero entonces la niña cesó de jugar, porque le causó mucha pena haber
+hecho daño á aquella criaturita tan caprichosa como la brisa del mar ó
+como la misma Perla.</p>
+
+<p>Su última ocupación fué reunir algas marinas de varias clases, haciendo
+con ellas una especie de banda ó manto y un adorno para la cabeza, lo
+que le daba el aspecto de una pequeña sirena. Perla había heredado de su
+madre la facultad de idear trajes y adornos. Como último toque á su
+vestido de sirena, tomó algunas algas y se las puso en el pecho
+imitando, lo mejor que pudo, la letra A que brillaba en el seno de su
+madre y cuya vista le era tan familiar, con la diferencia de que esta A
+era verde y no escarlata. La niña inclinó la cabecita sobre el pecho y
+contempló este ornato con extraño interés, como si la única cosa para
+que hubiera sido enviada al mundo fuese para desentrañar su oculta
+significación.<a name="page_223" id="page_223"></a></p>
+
+<p>&mdash;¿Quisiera saber si mi madre me preguntará qué significa esto?&mdash;pensó
+Perla.</p>
+
+<p>Precisamente oyó entonces la voz de su madre, y corriendo con la misma
+ligereza que revoloteaban los pajaritos ribereños, se presentó ante
+Ester, bailando, riendo, y señalando con el dedo el adorno que se había
+fijado en el pecho.</p>
+
+<p>&mdash;Mi Perlita,&mdash;dijo la madre después de un momento de silencio,&mdash;la
+letra verde y en tu seno infantil no tiene objeto. ¿Pero sabes tú, hija
+mía, lo que significa la letra que tu madre tiene que llevar?</p>
+
+<p>&mdash;Sí, madre,&mdash;dijo la niña,&mdash;es la A mayúscula. Tú me lo has enseñado en
+la cartilla.</p>
+
+<p>Ester la miró fijamente; pero aunque en los ojos negros de la niña había
+la singular expresión que tantas veces notara en ellos, no pudo
+descubrir si para Perla tenía realmente alguna significación aquel
+símbolo, y experimentó una mórbida curiosidad de averiguarlo.</p>
+
+<p>&mdash;¿Sabes acaso, hija mía, por qué tu madre lleva esta letra?</p>
+
+<p>&mdash;Sí lo sé,&mdash;respondió Perla fijando su inteligente mirada en el rostro
+de la madre,&mdash;por la misma causa que el ministro se lleva la mano al
+corazón.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y cuál es esa causa?&mdash;preguntó Ester medio sonriéndose al principio
+con la absurda respuesta de la niña, pero palideciendo un momento
+después.&mdash;¿Qué tiene que ver la letra con ningún corazón, excepto el
+mío?</p>
+
+<p>&mdash;Nada, madre; he dicho todo lo que sé,&mdash;respondió Perla con mayor
+seriedad de la que le era habitual.&mdash;Pregúntale á ese viejo con quien
+has estado hablando.<a name="page_224" id="page_224"></a> Tal vez él te lo pueda decir. Pero dime, mi
+querida madre, ¿qué significa esa letra escarlata? ¿Y por qué la llevas
+tú en el pecho? ¿Y por qué el ministro se lleva la mano al corazón?</p>
+
+<p>Diciendo esto tomó la mano de su madre entre las dos suyas y fijó en su
+rostro las miradas con una expresión grave y reposada, poco común en su
+inquieto y caprichoso carácter. Se le ocurrió á Ester la idea de que tal
+vez la niña estaba tratando realmente de identificarse con ella con
+infantil confianza, haciendo lo que podía y del modo más inteligente que
+le era dable, para establecer entre las dos un lazo más estrecho de
+cariño. Perla se le mostraba bajo un aspecto que hasta entonces no había
+visto. Aunque la madre amaba á su hija con la intensidad de un afecto
+único, había tratado de conformarse con la idea de que no podía esperar
+en cambio sino muy poco: un cariño pasajero, vago, con arranques de
+pasión, petulante en sus mejores horas, que nos hiela con más frecuencia
+que nos acaricia, que se muestra besando las mejillas con dudosa
+ternura, ó jugando con el pelo, ó de otro modo semejante, para
+desvanecerse el instante inmediato y continuar con sus juegos de
+costumbre. Y esto era lo que pensaba una madre acerca de su hijita, pues
+los extraños habrían visto tan solo unos cuantos rasgos poco amables,
+haciéndolos aparecer aun más negros.</p>
+
+<p>Pero ahora se apoderó de Ester la idea de que Perla, con su notable
+precocidad y perspicacia, había llegado ya á la edad en que podía
+hacerse de ella una amiga y confiarle mucho de lo que causaba el dolor
+de su corazón maternal, hasta donde fuera posible teniendo<a name="page_225" id="page_225"></a> en cuenta la
+consideración debida á la niña y al padre. En el pequeño caos del
+carácter de Perla había sin duda en embrión un valor indomable, una
+voluntad tenaz, un orgullo altivo que podía convertirse en respeto de sí
+misma, y un desprecio por muchas cosas que, bien examinadas, se vería
+que estaban contaminadas de falsedad. Se hallaba igualmente dotada de
+afectos que, si bien poco tiernos, tenían todo el rico aroma de los
+frutos aun no madurados. Con todas estas altas cualidades creía Ester
+que esta niña se volvería una noble y excelente mujer, á menos que la
+parte mala heredada de la madre fuese grande en demasía.</p>
+
+<p>La tendencia inevitable de Perla á ocuparse en el enigma de la letra
+escarlata, parecía una cualidad innata en la niña. Ester había pensado á
+menudo que la Providencia, al dotar á Perla con esta marcada propensión,
+lo hizo movida de una idea de justicia y de retribución; pero nunca,
+hasta ahora, se le había ocurrido preguntarse si, enlazada á esta idea,
+no habría también la de benevolencia y perdón. Si tratara á Perla
+teniendo en ella fe y confianza, considerándola mensajero espiritual al
+mismo tiempo que criatura terrestre, ¿no sería su destino suavizar y
+finalmente desvanecer el dolor que había convertido el corazón de su
+madre en una tumba? ¿No serviría también para ayudarla á vencer la
+pasión, en un tiempo tan impetuosa, y aun hoy ni muerta ni dormida sino
+sólo aprisionada en aquel sepulcro de su corazón?</p>
+
+<p>Tales fueron algunos de los pensamientos que bulleron en la mente de
+Ester, con tanta viveza como si en realidad algún sér misterioso se los
+hubiera murmurado<a name="page_226" id="page_226"></a> al oído. Y allí estaba Perla todo este tiempo
+estrechando entre las manecitas suyas la mano de su madre, con las
+miradas fijas en su rostro, mientras repetía una y otra vez las mismas
+preguntas.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué significa la letra, madre mía? y ¿por qué la llevas tú? y ¿por
+qué se lleva el ministro la mano al corazón?</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué le diré?&mdash;se preguntó Ester á sí misma.&mdash;¡No! Si este ha de ser
+el precio del afecto de mi hija, no puedo comprarlo á tal costo.</p>
+
+<p>Después habló en voz alta.</p>
+
+<p>&mdash;Tontuela,&mdash;le dijo,&mdash;¿qué preguntas son esas? Hay muchas cosas en este
+mundo que una niña no debe preguntar. ¿Qué sé yo acerca del corazón del
+ministro? Y en cuanto á la letra escarlata, la llevo por lo bonito que
+lucen sus hilos de oro.</p>
+
+<p>En todos los siete años ya transcurridos, jamás Ester había mostrado
+falsedad alguna respecto al símbolo que ostentaba su pecho, excepto en
+aquel momento, como si á pesar de su constante vigilancia hubiese
+penetrado en su corazón una nueva enfermedad moral, ó alguna otra de
+antigua fecha no hubiera sido expulsada por completo. En cuanto á Perla,
+la seriedad de su rostro ya había desaparecido.</p>
+
+<p>Pero la niña no se dió por vencida en el asunto de la letra escarlata; y
+dos ó tres veces, mientras regresaban á su morada, y otras tantas
+durante la cena, y cuando su madre la estaba acostando, y aun una vez
+después que parecía estar ya durmiendo, Perla con cierta malignidad en
+las miradas de sus negros ojos, continuó su pregunta:</p>
+
+<p>&mdash;Madre, ¿qué significa la letra escarlata?<a name="page_227" id="page_227"></a></p>
+
+<p>Y la mañana siguiente, la primera señal que dió la niña de estar
+despierta fué levantar la cabecita de la almohada y hacer la otra
+pregunta que de tan extraño modo había asociado á la letra escarlata:</p>
+
+<p>&mdash;Madre, madre, ¿por qué tiene siempre el ministro la mano sobre el
+corazón?</p>
+
+<p>&mdash;Cállate, niña traviesa,&mdash;respondió la madre con una aspereza que nunca
+había empleado hasta aquel momento.&mdash;No me mortifiques más, ó te
+encerraré en un cuarto obscuro.<a name="page_228" id="page_228"></a></p>
+
+<h3><a name="XVI" id="XVI"></a>XVI<br /><br />
+<small>UN PASEO POR EL BOSQUE</small></h3>
+
+<p>E<small>STER</small> permaneció firme en su propósito de hacer que el Reverendo Sr.
+Dimmesdale conociera el verdadero carácter del hombre que se había
+apoderado de su confianza, fuesen cuales fuesen las consecuencias de su
+revelación. Durante varios días, sin embargo, en vano buscó la
+oportunidad de hablarle en uno de los paseos solitarios que el ministro
+acostumbraba dar, todo meditabundo, á lo largo de la costa ó en las
+colinas cubiertas de bosques del campo vecino. No habría habido sin duda
+nada de escandaloso ni de particular, ni peligro alguno para la buena
+reputación del ministro, si Ester le hubiera visitado en su propio
+estudio donde tanto penitente, antes de ahora, había confesado culpas
+quizás aun más graves que la que acusaba la letra escarlata. Pero sea
+que ella temiese la intervención secreta ó pública de Rogerio
+Chillingworth, ó que su conciencia le hiciera temer que se concibiese
+una sospecha, que ningún otro habría imaginado, ó que tanto el ministro
+como ella necesitaban de más amplitud de espacio para poder respirar con
+toda libertad mientras hablasen juntos,&mdash;ó quizás todas estas razones
+combinadas, lo cierto es que Ester nunca pensó<a name="page_229" id="page_229"></a> en hablarle en otro
+lugar sino á la faz del cielo, y de ningún modo entre cuatro paredes.</p>
+
+<p>Al fin, una noche que asistía á un enfermo, supo que el Reverendo Sr.
+Dimmesdale, á quien habían ido á buscar para que le ayudase á bien
+morir, había partido á visitar al apóstol Eliot, allá en su residencia
+entre sus indios convertidos, y que regresaría probablemente el día
+siguiente al mediodía. Al acercarse la hora indicada, tomó de la mano á
+Perla, su constante compañera, y partió en busca del Sr. Dimmesdale.</p>
+
+<p>El camino no era más que un sendero que se perdía en el misterio de una
+selva virgen, tan espesa que apenas podía entreverse el cielo al través
+de las copas de los árboles. Ester la comparó á la soledad y laberinto
+moral en que había estado ella vagando tanto tiempo. El día era frío y
+obscuro: cubrían el firmamento espesas y cenicientas nubes ligeramente
+movidas por la brisa, lo que permitía que de cuando en cuando se
+vislumbrara un rayo de sol que jugueteaba en la estrecha senda. Esta
+tenue y vacilante claridad se percibía siempre en la extremidad más
+lejana, visible al través de la selva, y parece como que se desvanecía ó
+se alejaba á medida que los solitarios viajeros avanzaban en su
+dirección, dejando aun más sombríos los lugares en que brillaba, por lo
+mismo que habían esperado hallarlos luminosos.</p>
+
+<p>&mdash;Madre,&mdash;dijo Perla,&mdash;la luz del sol no te quiere. Corre y se oculta,
+porque tiene miedo de algo que hay en tu pecho. Mira ahora: allí está
+jugando, á una buena distancia de nosotros. Quédate aquí, y déjame
+correr á mí para cogerla. Yo solamente soy una niña.<a name="page_230" id="page_230"></a> No huirá de mí
+porque aun no llevo nada sobre mi pecho.</p>
+
+<p>&mdash;Y espero que nunca lo lleves, hija mía,&mdash;dijo Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Y ¿por qué no, madre?&mdash;preguntó Perla deteniéndose precisamente cuando
+iba á emprender la carrera. ¿No vendrá eso por sí mismo cuando yo sea
+una mujer grande?</p>
+
+<p>&mdash;Corre, hija mía,&mdash;respondió la madre,&mdash;y atrapa el rayo del sol, pues
+pronto se irá.</p>
+
+<p>Perla emprendió la carrera á toda prisa y pronto se halló en medio de la
+luz del sol, riendo, toda iluminada por su esplendor, y con los ojos
+brillantes de alegría. Parecía como si el rayo solar se hubiera detenido
+en torno de la solitaria niña regocijándose en jugar con ella, hasta que
+la madre llegó bastante cerca para penetrar casi también en el círculo
+mágico.</p>
+
+<p>&mdash;Ahora se irá,&mdash;dijo Perla moviendo la cabeza.</p>
+
+<p>&mdash;Mira,&mdash;dijo Ester sonriendo,&mdash;ahora yo puedo alargar la mano y atrapar
+algo.</p>
+
+<p>Pero al intentarlo, el rayo de sol desapareció; ó, á juzgar por la
+brillantez con que irradiaba el rostro de Perla, su madre podía haberse
+imaginado que la niña lo había absorbido, y lo devolvería luego
+iluminando la senda por donde iban, cuando de nuevo penetrasen en los
+parajes sombríos de la selva. Ninguno de los atributos de su tierna hija
+le causaba á la madre tanta impresión como aquella vivacidad constante
+de espíritu, reflejo quizás de la energía con que Ester había luchado
+combatiendo sus íntimos dolores antes del nacimiento de Perla. Era
+ciertamente un encanto dudoso, que comunicaba al carácter de la niña
+cierto brillo<a name="page_231" id="page_231"></a> metálico y duro. Necesitaba un dolor profundo para
+humanizarse y hacerse capaz de sentir compasión. Pero Perla tenía tiempo
+sobrado para ello.</p>
+
+<p>&mdash;Ven, hija mía,&mdash;dijo Ester;&mdash;vamos á sentarnos en el bosque y á
+descansar un rato.</p>
+
+<p>&mdash;Yo no estoy cansada, madre,&mdash;replicó la niña; pero tú puedes sentarte
+si quieres, y entretanto contarme un cuento.</p>
+
+<p>&mdash;Un cuento, niña,&mdash;dijo Ester,&mdash;y ¿qué clase de cuento?</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah! algo acerca de la historia del Hombre Negro,&mdash;respondió asiéndola
+del vestido y mirándola con expresión entre seria y maliciosa.&mdash;Díme
+cómo recorre este bosque llevando bajo el brazo un libro grande, pesado,
+con broches de hierro; y como este Hombre Negro y feo ofrece su libro y
+una pluma de hierro á todos los que le encuentran aquí entre los
+árboles, y como también todos tienen que escribir sus nombres con su
+propia sangre. Y entonces les hace una señal en el pecho. ¿Has
+encontrado alguna vez al Hombre Negro, madre?</p>
+
+<p>&mdash;Y ¿quién te ha contado esta historia, Perla?&mdash;preguntó la madre
+reconociendo una superstición muy común en aquella época.</p>
+
+<p>&mdash;Aquella señora vieja que estaba sentada en un rincón junto á la
+chimenea en la casa donde estuviste velando anoche,&mdash;dijo la niña. Ella
+me creía dormida mientras estaba hablando de eso. Dijo que mil y mil
+personas lo habían encontrado aquí, y habían escrito en su libro, y
+tenían su marca en el pecho. Y una de las que lo han visto es esa mujer
+de tan mal genio, la anciana Señora Hibbins. Y, madre, dijo también que<a name="page_232" id="page_232"></a>
+esa letra escarlata que tú tienes es la señal que te puso el Hombre
+Negro, y que brilla como una llama roja cuando lo ves á media noche,
+aquí, en este bosque obscuro. ¿Es verdad, eso, madre? ¿Y es verdad que
+tú vas á verle de noche?</p>
+
+<p>&mdash;¿Te has despertado alguna vez sin que me hayas visto junto á tí?&mdash;le
+preguntó Ester.</p>
+
+<p>&mdash;No lo recuerdo,&mdash;dijo la niña.&mdash;Si temes dejarme sola en nuestra
+choza, debes llevarme contigo. Mucho me alegraría acompañarte. Pero,
+madre, dime ahora, ¿existe semejante Hombre Negro? ¿Y lo has visto
+alguna vez? ¿Y es ésta su señal?</p>
+
+<p>&mdash;¿Quieres dejarme en paz, si te lo digo de una vez?&mdash;le preguntó su
+madre.</p>
+
+<p>&mdash;Sí, si me lo dices todo,&mdash;respondió Perla.</p>
+
+<p>&mdash;Pues bien, una vez en mi vida encontré al Hombre Negro,&mdash;dijo la
+madre.&mdash;Esta letra escarlata es su señal.</p>
+
+<p>Conversando así, penetraron en el bosque lo bastante para ponerse á
+cubierto de las miradas de algún transeunte casual, y se sentaron en el
+tronco carcomido de un pino que en otros tiempos habría sido un árbol
+gigantesco y ahora era tan solo una masa de musgo. El lugar en que se
+sentaron era una pequeña hondonada, atravesada por un arroyuelo que se
+deslizaba sobre un lecho de hojas de árboles. Las ramas caídas de estos
+árboles interrumpían de trecho en trecho la corriente del arroyuelo, que
+formaba pequeños remolinos aquí y allí, mientras en otras partes se
+deslizaba á manera de un canal sobre un lecho de piedrecitas y arena.
+Siguiendo con la vista el curso del agua se veía á veces en su
+superficie el reflejo de la luz del sol,<a name="page_233" id="page_233"></a> pero pronto se perdía en medio
+del laberinto de árboles y matorrales que crecían á lo largo de sus
+orillas: aquí y allí tropezaba con alguna gran roca cubierta de liquen.
+Todos estos árboles y estas rocas de granito parecían destinados á hacer
+un misterio del curso de este arroyuelo, temiendo quizás que su
+incesante locuacidad revelase las historias de la antigua selva.
+Constantemente, es verdad, mientras el arroyuelo continuaba deslizándose
+hacia adelante, dejaba oir un suave, apacible y tranquilo murmurio,
+aunque lleno de dulce melancolía, como el acento de un niño que pasara
+los primeros años de su vida sin compañeros de su edad con quienes poder
+jugar, y no supiese lo que fuera estar alegre, por vivir entre tristes
+parientes y aun más tristes acontecimientos.</p>
+
+<p>&mdash;¡Oh arroyuelo! ¡Oh loco y fastidioso arroyuelo!&mdash;exclamó Perla después
+de prestar oído un rato á sus murmullos.&mdash;¿Por qué estás tan triste?
+¡Cobra ánimo y no estés todo el tiempo suspirando y murmurando!</p>
+
+<p>Pero el arroyuelo, en el curso de su existencia entre los árboles de la
+selva, había pasado por una experiencia tan solemne que no podía menos
+sino expresarla con el rumor de sus ondas, y parecía que no tenía otra
+cosa que decir. Perla se asemejaba al arroyuelo, en cuanto á que la
+corriente de su vida había brotado de una fuente también misteriosa, y
+se había deslizado entre escenas harto sombrías. Pero, todo lo contrario
+del arroyuelo, la niña bailaba, y se divertía y charlaba á medida que su
+existencia transcurría.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué dice este arroyuelo tan triste, madre?&mdash;preguntó la niña.</p>
+
+<p>&mdash;Si tuvieras algún pesar que te abrumara, el arroyuelo<a name="page_234" id="page_234"></a> te lo
+diría,&mdash;respondió la madre,&mdash;así como me habla á mí del mío. Pero ahora,
+Perla, oigo pasos en el camino y el ruido que forma el apartar las ramas
+de los árboles; vete á jugar y déjame que hable un rato con el hombre
+que viene allá á lo lejos.</p>
+
+<p>&mdash;¿Es el Hombre Negro?&mdash;preguntó Perla.</p>
+
+<p>&mdash;Vete á jugar,&mdash;repitió la madre,&mdash;pero no te internes mucho en el
+bosque, y ten cuidado de venir en el instante que te llame.</p>
+
+<p>&mdash;Sí, madre,&mdash;respondió Perla,&mdash;pero si fuere el Hombre Negro, ¿no
+quieres permitirme que me quede un rato para mirarlo con su gran libro
+bajo el brazo?</p>
+
+<p>&mdash;Vete á jugar, tontuela,&mdash;dijo la madre impaciente,&mdash;no es el Hombre
+Negro. Ahora puedes verlo por entre los árboles. Es el ministro.</p>
+
+<p>&mdash;Sí, él es,&mdash;dijo la niña.&mdash;Y tiene la mano sobre el corazón, madre.
+Eso es porque cuando el ministro escribió su nombre en el libro, el
+Hombre Negro le puso la señal en el pecho. Y ¿por qué no la lleva como
+tú fuera del pecho?</p>
+
+<p>&mdash;Ve á jugar ahora, niña, y atorméntame después cuanto quieras,&mdash;exclamó
+Ester.&mdash;Pero no te alejes mucho. Quédate donde puedas oir la charla del
+arroyuelo.</p>
+
+<p>La niña se alejó cantando á lo largo de la corriente del arroyuelo,
+tratando de mezclar algunos acentos más alegres á la melancólica
+cadencia de sus aguas. Pero el arroyuelo no quería ser consolado y
+continuó, como antes, refiriendo su secreto ininteligible de algo muy
+triste y misterioso que había sucedido, ó lamentándose proféticamente de
+algo que iba á acontecer en la sombría floresta; pero Perla que tenía
+harta<a name="page_235" id="page_235"></a> sombra en su breve existencia, se alejó del arroyuelo gemidor, y
+se puso á recoger violetas y anémonas y algunas florecillas color de
+escarlata que encontró creciendo en los intersticios de una alta roca.</p>
+
+<p>Cuando la niña hubo partido, Ester dió un par de pasos hacia el sendero
+que atravesaba la selva, aunque permaneciendo todavía bajo la espesa
+sombra de los árboles. Vió al ministro que avanzaba solitario apoyándose
+en una rama que había cortado en el camino. Su aspecto era el de una
+persona macilenta y débil, y se revelaba en todo su sér un abatimiento,
+que nunca se había notado en él en tanto grado, ni en sus paseos por la
+población, ni en ninguna otra oportunidad en que creyera que se le
+pudiese observar. Aquí, en la intensa soledad de la selva, era
+penosamente visible. En su modo de andar había una especie de cansancio,
+como si no viera razón alguna para dar un paso más, ni experimentase el
+deseo de hacerlo, sino que con sumo placer, si es que algo pudiera
+causarle placer, habría preferido arrojarse al pie del árbol más cercano
+y tenderse allí á descansar para siempre. Podrían cubrirle las hojas, y
+el terreno elevarse gradualmente y formar un montecillo sobre su cuerpo,
+sin importar nada que éste estuviera animado ó no por la vida. La muerte
+era un objeto demasiado definido para que pudiese anhelarla ó desease
+evitarla.</p>
+
+<p>Para Ester, á juzgar por lo que ella podía ver, el Reverendo Arturo
+Dimmesdale no presentaba síntoma ninguno visible de un padecimiento real
+y profundo, excepto que, como Perla ya había notado, siempre se llevaba
+la mano al corazón.<a name="page_236" id="page_236"></a></p>
+
+<h3><a name="XVII" id="XVII"></a>XVII<br /><br />
+<small>EL PASTOR DE ALMAS Y SU FELIGRESA</small></h3>
+
+<p>Á pesar de lo lentamente que caminaba el ministro, había éste pasado
+casi de largo, antes de que á Ester le hubiera sido posible hacerse oir
+y atraer su atención. Al fin lo consiguió.</p>
+
+<p>&mdash;¡Arturo Dimmesdale!&mdash;dijo al principio con voz apenas perceptible,
+pero que fué creciendo en fuerza, aunque un tanto ronca,&mdash;¡Arturo
+Dimmesdale!</p>
+
+<p>&mdash;¿Quién me llama?&mdash;respondió el ministro.</p>
+
+<p>Irguiéndose rápidamente, permaneció en esa posición, como un hombre
+sorprendido en una actitud en que no quisiera haber sido visto.
+Dirigiendo las miradas con ansiedad hacia el lugar de donde procedía la
+voz, percibió vagamente bajo los árboles una forma vestida con traje tan
+obscuro, y que se destacaba tan poco en medio de la penumbra que reinaba
+entre el espeso follaje, que casi no daba paso á la luz del mediodía,
+que apenas pudo distinguir si era una sombra ó una mujer.</p>
+
+<p>Se adelantó un paso hacia ella y descubrió la letra escarlata.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ester! ¡Ester Prynne!&mdash;exclamó,&mdash;¿eres tú? ¿Estás viva?</p>
+
+<p>&mdash;Sí,&mdash;respondió,&mdash;¡con la vida con que he vivido<a name="page_237" id="page_237"></a> estos siete últimos
+años! Y tú, Arturo Dimmesdale, ¿vives aún?</p>
+
+<p>No debe causar sorpresa que se preguntaran mútuamente si estaban
+realmente vivos, y que hasta dudasen de su propia existencia corporal.
+De tan extraña manera se encontraron en el crepúsculo de aquella selva,
+que parecía como si fuese la primer entrevista que tuvieran más allá del
+sepulcro dos espíritus que habían estado íntimamente asociados en su
+vida terrestre, pero que ahora se hallaban temblando, llenos de mutuo
+temor, sin haberse familiarizado aún con su condición presente, ni
+acostumbrado á la compañía de almas desprovistas de sus cuerpos. Cada
+uno era un espíritu que contemplaba, lleno de asombro, al otro espíritu.
+Igualmente experimentaban respecto de sí mismos una extraña sensación,
+porque en aquel momento á cada cual se le representó, de una manera viva
+é intensa, toda su íntima historia y toda la amarga experiencia de la
+vida, como acontece tan solo en tales instantes en el curso de nuestra
+existencia. El alma se contempla en el espejo de aquel fugitivo momento.
+Con temor pues, y trémulamente, cual si lo hiciera impulsado por
+necesidad ineludible, extendió Arturo Dimmesdale su mano, fría como la
+muerte, y tocó la helada mano de Ester Prynne. Á pesar de lo frígido del
+contacto de aquellas manos, se sintieron al fin habitantes de la misma
+esfera, desapareciendo lo que había de extraño y misterioso en la
+entrevista.</p>
+
+<p>Sin hablar una sola palabra, sin que uno ni otro sirviera de guía á su
+compañero, pero con silencioso y mutuo acuerdo, se deslizaron entre las
+sombras del bosque de donde había salido Ester, y se sentaron en<a name="page_238" id="page_238"></a> el
+mismo tronco de árbol cubierto de musgo en que ella y Perla habían
+estado sentadas antes. Cuando al fin pudieron hallar una voz con que
+hablarse, emitieron al principio solo las observaciones y preguntas que
+podrían haber hecho dos conocidos cualesquiera, acerca de lo sombrío del
+cielo, del mal tiempo que amenazaba, y luego de la salud de cada uno.
+Procedieron después, por decirlo así, paso á paso, y con muchos rodeos,
+á tratar de los temas que más profundamente les interesaban y más á
+pecho tenían. Separados tan largo tiempo por el destino y las
+circunstancias, necesitaban algo ligero, casual, casi indiferente en que
+ocuparse, antes de comenzar á dar salida á las ideas y pensamientos que
+realmente llenaban sus almas.</p>
+
+<p>Después de un rato, el ministro fijó los ojos en los de Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Ester, dijo, ¿has hallado la paz del alma?</p>
+
+<p>Ella sonrió tristemente dirigiéndose una mirada al pecho.</p>
+
+<p>&mdash;¿La has hallado tú?&mdash;le preguntó ella á su vez.</p>
+
+<p>&mdash;No: no; solamente desesperación,&mdash;contestó el ministro.&mdash;¿Ni qué otra
+cosa podía esperar, siendo lo que soy, y llevando una vida como la que
+llevo? Si yo fuera ateo, si fuera un hombre desprovisto de conciencia,
+un miserable con instintos groseros y brutales, ya habría hallado la paz
+hace tiempo: mejor dicho, nunca la habría perdido. Pero tal como es el
+alma mía, cualquiera que fuese la capacidad que originalmente pudiera
+existir en mí para el bien, todos los dones de Dios, los más selectos y
+escogidos, se han convertido en otros tantos motivos de tortura
+espiritual. Ester, ¡yo soy inmensamente infeliz!<a name="page_239" id="page_239"></a></p>
+
+<p>&mdash;El pueblo te reverencia,&mdash;dijo Ester,&mdash;y ciertamente producen mucho
+bien entre el pueblo tus palabras. ¿No te proporciona esto consuelo?</p>
+
+<p>&mdash;Más padecimientos, Ester, solo más padecimientos!&mdash;contestó Dimmesdale
+con una amarga sonrisa.&mdash;En cuanto al bien que yo pueda aparentemente
+hacer, no tengo fe en él. ¿Qué puede realizar un alma perdida como la
+mía, en pro de la redención de otras almas? ¿Ni qué puede un alma
+manchada hacer en beneficio de la purificación de otras almas? Y en
+cuanto á la reverencia del pueblo, ¡ojalá que se convirtiera en odio y
+desprecio! ¿Crees tú, Ester, que pueda servirme de consuelo tener que
+subir á mi púlpito, y allí exponerme á las miradas de tantos que dirigen
+á mí sus ojos, como si resplandeciera en mi rostro la luz del cielo? ¿Ó
+tener que contemplar mi rebaño espiritual sediento de verdad y oyendo
+mis palabras como si fueran vertidas por uno de los escogidos del
+Eterno, y luego contemplarme yo á mí mismo para no ver sino la triste y
+negra realidad que ellos idolatran? ¡Ah! me he reído con intensa
+amargura y agonía de espíritu ante el contraste que existe entre lo que
+parezco y lo que soy verdaderamente! ¡Y Satanás se ríe también!</p>
+
+<p>&mdash;Tú eres injusto contigo mismo en esto,&mdash;dijo Ester con dulzura.&mdash;Tú te
+has arrepentido profunda y amargamente. Tu falta ha quedado relegada á
+una época que hace tiempo ha pasado para siempre. Tu vida presente no es
+menos santa, en realidad de verdad, de lo que aparece á la vista de los
+hombres. ¿No tiene por ventura fuerza alguna la penitencia á que han
+puesto un sello y de que dan testimonio tus buenas<a name="page_240" id="page_240"></a> obras? ¿Y por qué no
+han de traer la paz á tu espíritu?</p>
+
+<p>&mdash;¡No, Ester, no!&mdash;replicó el ministro.&mdash;No hay realidad en ello: es
+frío, inanimado y no puede producirme bien alguno. Padecimientos, he
+tenido muchos; penitencia, ninguna. De lo contrario, hace tiempo que
+debería haberme despojado de este traje de aparente santidad, y
+presentarme ante los hombres como me verán el día del Juicio Final.
+¡Feliz tú, Ester, que llevas la letra escarlata al descubierto sobre el
+pecho! ¡La mía me abrasa en secreto! Tú no sabes cuán gran alivio es,
+después de un fraude de siete años, mirar unos ojos que me ven tal como
+soy. Si tuviera yo un amigo,&mdash;ó aunque fuese mi peor enemigo,&mdash;al que,
+cuando me siento enfermo con los elogios de todos los otros hombres,
+pudiera abrir mi pecho diariamente para que me viese como al más vil de
+los pecadores, creo que con eso recobraría nuevas fuerzas. Aun esa parte
+de verdad, con ser tan poca, me salvaría.... Pero ahora, ¡todo es
+mentira!&mdash;¡todo es vanidad!&mdash;¡todo es muerte!</p>
+
+<p>Ester le dirigió una mirada, quiso hablar, pero vaciló. Sin embargo, al
+dar el ministro rienda suelta á sus emociones largo tiempo reprimidas, y
+con la vehemencia que lo hizo, sus palabras ofrecieron á Ester la
+oportunidad de decir aquello para lo cual le había buscado. Venció sus
+temores, y habló.</p>
+
+<p>&mdash;Un amigo como el que ahora has deseado,&mdash;dijo,&mdash;con quien poder llorar
+sobre tu falta, lo tienes en mí, la cómplice de esa falta. Vaciló de
+nuevo, pero al fin pronunció con un gran esfuerzo estas palabras:&mdash;en
+cuanto á un enemigo, largo tiempo<a name="page_241" id="page_241"></a> lo has tenido, y has vivido con él,
+bajo un mismo techo.</p>
+
+<p>El ministro se puso en pie, buscando aire que respirar, y llevándose la
+mano al corazón como si quisiera arrancárselo del pecho.</p>
+
+<p>&mdash;¡Cómo! ¿Qué dices?&mdash;exclamó.&mdash;¡Un enemigo! ¡Y bajo mi mismo techo!
+¿Qué quieres decir, Ester?</p>
+
+<p>Ester Prynne comprendió ahora perfectamente el mal inmenso hecho á este
+hombre desgraciado, y de que era ella responsable, al dejarle permanecer
+por tantos años, más aun, por un solo momento, á la merced de un hombre
+cuyo propósito y objeto no podían ser sino perversos. La sola proximidad
+de este enemigo, bajo cualquiera máscara que quisiera ocultarse, era ya
+suficiente para perturbar un alma tan delicadamente sensible como la de
+Arturo Dimmesdale. Hubo cierto tiempo en que Ester no se dió bastante
+cuenta de todo esto; ó quizás, en la profunda contemplación de su propia
+desgracia, dejó que el ministro soportara lo que ella podría imaginarse
+que era un destino más tolerable. Pero últimamente, desde la noche
+aquella de su vigilia, sintió profunda compasión hacia él, pues podía
+leer ahora con más acierto en su corazón. No dudaba que la continua
+presencia de Rogerio Chillingworth,&mdash;infectando con la ponzoña de su
+malignidad el aire que le rodeaba,&mdash;y su intervención autorizada, como
+médico, en las dolencias físicas y espirituales del ministro, no dudaba,
+no, que todas esas oportunidades las había aprovechado para fines
+aviesos. Sí, esas oportunidades le habían permitido mantener la
+conciencia de su paciente en un estado de irritación constante,<a name="page_242" id="page_242"></a> no para
+curarle por medio del dolor, sino para desorganizar y corromper su sér
+espiritual. Su resultado en la tierra sería indudablemente la locura; y
+más allá de esta vida, aquel eterno alejamiento de Dios y de la Verdad,
+del que la locura es acaso el tipo terrestre.</p>
+
+<p>¡Á tal estado de infortunio y miseria había ella traído al hombre que en
+otro tiempo,&mdash;y, ¿por qué no decirlo?&mdash;que aun amaba apasionadamente!
+Ester comprendió que el sacrificio del buen nombre del eclesiástico y
+hasta la muerte misma, como se lo había dicho á Rogerio Chillingworth,
+habrían sido infinitamente preferibles á la alternativa que ella se
+había visto obligada á escoger. Y ahora, más bien que tener que confesar
+este funesto error, hubiera querido arrojarse sobre las hojas de la
+selva y morir allí á los pies de Arturo Dimmesdale.</p>
+
+<p>&mdash;¡Oh Arturo!&mdash;exclamó Ester,&mdash;¡perdóname! En todas las cosas de este
+mundo he tratado de ser sincera y atenerme á la verdad. La única virtud
+á que podía haberme aferrado, y á la que me aferré fuertemente hasta la
+última extremidad, ha sido la verdad; en todas las circunstancias lo
+hice, excepto cuando se trató de tu bien, de tu vida, de tu reputación;
+entonces consentí en el engaño. Pero una mentira nunca es buena, aun
+cuando la muerte nos amenace, ¿No adivinas lo que voy á decir?... Ese
+anciano,&mdash;ese médico,&mdash;ese á quien llaman Rogerio Chillingworth... ¡fué
+mi marido!</p>
+
+<p>Arturo Dimmesdale la miró un instante con toda aquella violenta pasión
+que,&mdash;entrelazada de más de un modo á sus otras cualidades más elevadas,
+puras y<a name="page_243" id="page_243"></a> serenas,&mdash;era en realidad la parte á que dirigía sus ataques el
+enemigo del género humano, y por medio de la cual trataba de ganar todo
+el resto. Nunca hubo en su rostro una expresión de cólera tan sombría y
+feroz como la que entonces vió Ester. Durante el breve espacio de tiempo
+que duró, fué verdaderamente una horrible transformación. Pero el
+carácter de Dimmesdale en tal manera se había debilitado por el
+sufrimiento, que aun esos arranques de energía de un grado inferior no
+podían durar sino un rápido momento. Se arrojó al suelo y sepultó el
+rostro entre las manos.</p>
+
+<p>&mdash;¡Debía haberlo conocido!&mdash;murmuró.&mdash;Sí: lo conocí, ¿No me reveló ese
+secreto la voz íntima de mi corazón desde la primera vez que le ví, y
+después cuantas veces le he visto desde entonces? ¿Por qué no lo
+comprendí? ¡Oh Ester Prynne! ¡qué poco, qué poco conoces todo el horror
+de esto! ¡Y la vergüenza!... ¡la vergüenza!... ¡la horrible fealdad de
+exponer un corazón enfermo y culpado á las miradas del hombre que con
+ello tanto había de regocijarse!... ¡Mujer, mujer, tú eres responsable
+de esto!... ¡Yo no puedo perdonarte!</p>
+
+<p>&mdash;Sí, sí; tú tienes que perdonarme,&mdash;exclamó Ester arrojándose junto á
+él sobre las hojas del suelo.&mdash;¡Castígueme Dios, pero tú tienes que
+perdonarme!</p>
+
+<p>Y con un rápido y desesperado arranque de ternura le rodeó el cuello con
+los brazos y le estrechó la cabeza contra su seno, sin cuidarse de si la
+mejilla del ministro reposaba sobre la letra escarlata. Dimmesdale,
+aunque en vano, intentó desasirse de los brazos que así le estrechaban.
+Ester no quiso soltarle por temor de que fijase en ella una mirada
+severa. El mundo<a name="page_244" id="page_244"></a> entero la había rechazado, y durante siete largos años
+había mirado con ceño á esta pobre mujer solitaria,&mdash;y ella lo había
+sufrido todo, sin devolver siquiera al mundo una mirada de sus ojos
+firmes, aunque tristes. El cielo también la había mirado con ceño, y
+ella no había sucumbido sin embargo. Pero el ceño de este hombre pálido,
+débil, pecador, á quien el pesar abatía de tal modo, era lo que Ester no
+podía soportar y seguir viviendo.</p>
+
+<p>&mdash;¿No me quieres perdonar? ¿No quieres perdonarme?&mdash;repetía una y otra
+vez.&mdash;¡No me rechaces! ¿Me quieres perdonar?</p>
+
+<p>&mdash;Sí, te perdono, Ester,&mdash;replicó el ministro al fin, con hondo acento
+salido de un abismo de tristeza, pero sin cólera.&mdash;Te perdono ahora de
+todo corazón. Así nos perdone Dios á entrambos. No somos los más negros
+pecadores del mundo, Ester. ¡Hay uno que es aun peor que este
+contaminado ministro del altar! La venganza de ese anciano ha sido más
+negra que mi pecado. Á sangre fría ha violado la santidad de un corazón
+humano. Ni tú ni yo, Ester, jamás lo hicimos.</p>
+
+<p>&mdash;No: nunca, jamás,&mdash;respondió ella en voz baja. Lo que hicimos tenía en
+sí mismo su consagración, y así lo comprendimos. Nos lo dijimos
+mutuamente. ¿Lo has olvidado?</p>
+
+<p>&mdash;Silencio, Ester, silencio,&mdash;dijo Arturo Dimmesdale alzándose del
+suelo;&mdash;no: no lo he olvidado.</p>
+
+<p>Se sentaron de nuevo uno al lado del otro sobre el musgoso tronco del
+árbol caído, con las manos mutuamente entrelazadas. Hora más sombría que
+ésta jamás les había traído la vida en el curso de los años: era el<a name="page_245" id="page_245"></a>
+punto á que sus sendas se habían ido aproximando por tanto tiempo,
+obscureciéndose cada vez más y más á medida que avanzaban, y sin embargo
+tenía todo aquello un encanto singular que les hacía detenerse un
+instante, y otro, y después otro, y aun otro más. Tenebroso era el
+bosque que les rodeaba, y las ramas de los árboles crujían agitadas por
+ráfagas violentas, mientras un solemne y añoso árbol se quejaba
+lastimosamente como si refiriese á otro árbol la triste historia de la
+pareja que allí se había sentado, ó estuviera anunciando males futuros.</p>
+
+<p>Y allí permanecieron aun más tiempo. ¡Cuán sombrío les parecía el
+sendero que llevaba á la población, donde Ester Prynne cargaría de nuevo
+con el peso de su ignominia y el ministro se revestiría con la máscara
+de su buen nombre! Y así permanecieron un instante más. Ningún rayo de
+luz, por dorado y brillante que fuera, había sido jamás tan precioso
+como la obscuridad de esta selva tenebrosa. Aquí, vista solamente por
+los ojos del ministro, la letra escarlata no ardía en el seno de la
+mujer caída. Aquí, visto solamente por los ojos de Ester, el ministro
+Dimmesdale, falso ante Dios y falso para con los hombres, podía ser
+sincero un breve momento.</p>
+
+<p>Dimmesdale se sobresaltó á la idea de un pensamiento que se le ocurrió
+súbitamente.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ester!&mdash;exclamó&mdash;¡he aquí un nuevo horror! Rogerio Chillingworth
+conoce tu propósito de revelarme su verdadero carácter. ¿Continuará
+entonces guardando nuestro secreto? ¿Cuál será ahora la nueva faz que
+tome su venganza?</p>
+
+<p>&mdash;Hay en su naturaleza una extraña discreción,&mdash;<a name="page_246" id="page_246"></a>replicó Ester
+pensativamente,&mdash;nacida tal vez de sus ocultos manejos de venganza. Yo
+no creo que publique el secreto, sino que busque otros medios de saciar
+su sombría pasión.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y cómo podré yo vivir por más tiempo respirando el mismo aire que
+respira este mi mortal enemigo?&mdash;exclamó Dimmesdale, todo trémulo, y
+llevándose nerviosamente la mano al corazón,&mdash;lo que ya se había
+convertido en él en acto involuntario.&mdash;Piensa por mí, Ester; tú eres
+fuerte. Resuelve por mí.</p>
+
+<p>&mdash;No debes habitar más tiempo bajo un mismo techo con ese hombre,&mdash;dijo
+Ester lenta y resueltamente.&mdash;Tu corazón no debe permanecer por más
+tiempo expuesto á la malignidad de sus miradas.</p>
+
+<p>&mdash;Sería peor que la muerte,&mdash;replicó el ministro,&mdash;¿pero cómo evitarlo?
+¿Qué elección me queda? ¿Me tenderé de nuevo sobre estas hojas secas,
+donde me arrojé cuando me dijiste quien era? ¿Deberé hundirme aquí y
+morir de una vez?</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah! ¡de qué infortunio eras presa!&mdash;dijo Ester con los ojos anegados
+en llanto.&mdash;¿Quieres morir de pura debilidad de espíritu? No hay otra
+causa.</p>
+
+<p>&mdash;El juicio de Dios ha caído sobre mí,&mdash;dijo el eclesiástico cuya
+conciencia estaba como herida de un rayo.&mdash;Es demasiado poderoso para
+luchar contra él.</p>
+
+<p>&mdash;¡El cielo tendrá piedad de tí!&mdash;exclamó Ester. ¡Ojalá tuvieras la
+fuerza de aprovecharte de ella!</p>
+
+<p>&mdash;Sé tú fuerte por mí,&mdash;respondió Dimmesdale. Aconséjame lo que debo
+hacer.</p>
+
+<p>&mdash;¿Es por ventura el mundo tan estrecho?&mdash;exclamó Ester fijando su
+profunda mirada en los ojos del ministro, y ejerciendo instintivamente
+un poder<a name="page_247" id="page_247"></a> magnético sobre un espíritu tan aniquilado y sumiso que apenas
+podía mantenerlo en pie.&mdash;¿Se reduce el universo á los límites de esa
+población, que hace poco no era sino un desierto, tan solitario como
+esta selva en que estamos? ¿Á dónde conduce ese sendero? De nuevo á la
+población, dices. Sí: de ese lado, á ella conduce; pero del lado
+opuesto, se interna más y más en la soledad de los bosques, hasta que á
+algunas millas de aquí las hojas amarillas no dejan ya ver vestigio
+alguno de la huella del hombre. ¡Allí eres libre! Una jornada tan breve
+te llevará de un mundo, donde has sido tan intensamente desgraciado, á
+otro en que aun pudieras ser feliz. ¿No hay acaso en toda esta selva sin
+límites un lugar donde tu corazón pueda estar oculto á las miradas de
+Rogerio Chillingworth?</p>
+
+<p>&mdash;Sí, Ester; pero solo debajo de las hojas caídas&mdash;replicó el ministro
+con una triste sonrisa.</p>
+
+<p>&mdash;Ahí está también el vasto sendero del mar,&mdash;continuó Ester:&mdash;él te
+trajo aquí; si tú quieres, te llevará de nuevo á tu hogar. En nuestra
+tierra nativa, ya en alguna remota aldea, ó en el vasto Londres,&mdash;ó
+seguramente, en Alemania, en Francia, en Italia,&mdash;te hallarás lejos del
+poder y conocimiento de ese hombre. ¿Y qué tienes tú que ver con todos
+estos hombres de corazón de hierro ni con sus opiniones? Ellos han
+mantenido en abyecta servidumbre, demasiado tiempo, lo que en tí hay de
+mejor y de más noble.</p>
+
+<p>&mdash;No puede ser,&mdash;respondió el ministro como si se le pidiese que
+realizara con sueño.&mdash;No tengo las fuerzas para ir. Miserable y pecador
+como soy, no me ha animado otra idea que la de arrastrar mi existencia<a name="page_248" id="page_248"></a>
+terrenal en la esfera en que la Providencia me ha colocado. Á pesar de
+que mi alma está perdida, continuaré haciendo todavía lo que pueda en
+beneficio de la salud de otras almas. No me atrevo á abandonar mi
+puesto, por más que sea un centinela poco fiel, cuya recompensa segura
+será la muerte y la deshonra cuando haya terminado su triste guardia.</p>
+
+<p>&mdash;Estos siete años de infortunio y de desgracia te han abrumado con su
+peso,&mdash;replicó Ester resuelta á infundirle ánimo con su propia
+energía.&mdash;Pero tienes que dejar todo eso detrás de tí. No ha de retardar
+tus pasos si escoges el sendero de la selva y quieres alejarte de la
+población; ni debes echar su peso en la nave, si prefieres atravesar el
+océano. Deja estos restos del naufragio y estas ruinas aquí, en el lugar
+donde aconteció. Echa todo eso á un lado. Comiénzalo todo de nuevo. ¿Has
+agotado por ventura todas las posibilidades de acción en el fracaso de
+una sola prueba? De ningún modo. El futuro está aun lleno de otras
+pruebas, y finalmente de buen éxito. ¡Hay aun felicidad de que
+disfrutar! ¡Hay aun mucho bien que hacer! Cambia esta vida falsa que
+llevas por una de sinceridad y de verdad. Si tu espíritu te inclina á
+esa vocación, sé el maestro y el apóstol de la raza indígena, Ó,&mdash;pues
+acaso se adapta más á tu naturaleza,&mdash;sé un sabio y un erudito entre los
+más sabios y renombrados del mundo de las letras. Predica: escribe: sé
+hombre de acción. Haz cualquier cosa, excepto echarte al suelo y dejarte
+morir. Despójate de tu nombre de Arturo Dimmesdale, y créate uno nuevo,
+un nombre excelso, tal como puedes llevarlo sin temor ni vergüenza. ¿Por
+qué has de soportar un solo día más<a name="page_249" id="page_249"></a> los tormentos que de tal modo han
+devorado tu existencia,&mdash;que te han hecho débil para la voluntad y para
+la acción,&mdash;y que hasta te privarán de las fuerzas para
+arrepentirte?&mdash;Ánimo; arriba, y adelante.</p>
+
+<p>&mdash;¡Oh Ester!&mdash;exclamó Arturo Dimmesdale cuyos ojos brillaron un momento,
+para perder el fulgor inmediatamente, á influjos del entusiasmo de
+aquella mujer,&mdash;¡oh Ester! estás hablando de emprender la carrera á un
+hombre cuyas rodillas vacilan y tiemblan. ¡Yo tengo que morir aquí! No
+tengo ya ni fuerzas, ni valor, ni energía para lanzarme á un mundo
+extraño, inmenso, erizado de dificultades, y lanzarme solo.</p>
+
+<p>Era esta la última expresión del abatimiento de un espíritu quebrantado.
+Le faltaba la energía para aprovecharse de la fortuna más favorable que
+parecía estar á su alcance.</p>
+
+<p>Repitió la palabra.</p>
+
+<p>&mdash;¡Solo, Ester!</p>
+
+<p>&mdash;Tú no irás solo,&mdash;respondió Ester con profundo acento.</p>
+
+<p>Y con esto, todo quedó dicho.<a name="page_250" id="page_250"></a></p>
+
+<h3><a name="XVIII" id="XVIII"></a>XVIII<br /><br />
+<small>UN TORRENTE DE LUZ</small></h3>
+
+<p>A<small>RTURO</small> D<small>IMMESDALE</small> fijó los ojos en Ester con miradas en que la esperanza
+y la alegría brillaban, seguramente, si bien mezcladas con cierto miedo
+y una especie de horror, ante la intrepidez con que ella había expresado
+lo que él vagamente indicó y no se atrevió á decir.</p>
+
+<p>Pero Ester Prynne, con un espíritu lleno de innato valor y actividad, y
+por largo tiempo no sólo segregada, sino desterrada de la sociedad, se
+había acostumbrado á una libertad de especulación completamente extraña
+á la manera de ser del eclesiástico. Sin guía ni regla de ninguna clase
+había estado vagando en una especie de desierto espiritual; tan vasto,
+tan intrincado, tan sombrío y selvático como aquel bosque en que estaban
+ahora sosteniendo un diálogo que iba á decidir del destino de ambos. El
+corazón y la inteligencia de Ester puede decirse que se hallaban en su
+elemento en los lugares desiertos que ella recorría con tanta libertad
+como los indios salvajes sus bosques. Durante años había contemplado las
+instituciones humanas, y todo lo establecido por la religión ó las
+leyes, desde un punto de vista que le era peculiar; criticándolo todo
+con tan poca reverencia como la que experimentaría<a name="page_251" id="page_251"></a> el indio de las
+selvas por la toga judicial, la picota, el cadalso, ó la iglesia. Tanto
+su destino como los acontecimientos de su vida habían tendido á hacer
+libre su espíritu. La letra escarlata era su pasaporte para entrar en
+regiones á que otras mujeres no osaban acercarse. La Vergüenza, la
+Desesperación, la Soledad: tales habían sido sus maestras; rudas y
+severas, pero que la habían hecho fuerte, aunque induciéndola al error.</p>
+
+<p>El ministro, por el contrario, nunca había pasado por una experiencia
+tal que le condujera á poner en tela de juicio las leyes generalmente
+aceptadas; bien que en una sola ocasión hubiera quebrantado una de las
+más sagradas. Pero esto había sido un pecado cometido por la pasión, no
+las consecuencias de principios determinados, ni siquiera de un
+propósito. Desde aquella malhadada época, había observado con mórbido
+celo y minuciosidad, no sus acciones, porque éstas eran fáciles de
+arreglar, sino cada emoción por leve que fuera, y hasta cada
+pensamiento. Hallándose á la cabeza del sistema social, como lo estaba
+el eclesiástico en aquella época, se encontraba por esa misma causa más
+encadenado por sus reglas, sus principios y aun sus prevenciones
+injustas. Como ministro del altar que era, el mecanismo del sistema de
+la institución lo comprimía inevitablemente. Como hombre que había
+cometido una falta una vez, pero que conservaba su conciencia viva y
+penosamente sensible, merced al roce constante de una herida que no se
+había cicatrizado, podía suponérsele más á salvo de pecar de nuevo que
+si nunca hubiese delinquido.</p>
+
+<p>Así nos parece observar que, en cuanto á Ester,<a name="page_252" id="page_252"></a> los siete años de
+ignominia y destierro social habían sido sólo una preparación para esta
+hora. Pero, ¿y Arturo Dimmesdale? Si este hombre delinquiera de nuevo,
+¿qué excusa podría presentarse para atenuar su crimen? Ninguna, á menos
+que le valiera de algo decir que sus fuerzas estaban quebrantadas en
+virtud de largos é intensos padecimientos; que su espíritu estaba
+obscurecido y confuso por el remordimiento que lo corroía; que entre la
+alternativa de huir como un criminal confeso ó permanecer siendo un
+hipócrita, sería difícil hallar la decisión más justa; que está en la
+naturaleza humana evitar el peligro de muerte é infamia y las sutiles
+maquinaciones de un enemigo; y, finalmente, que este pobre peregrino,
+débil, enfermo, infeliz, vió brillar inesperadamente, en su senda
+desierta y sombría, un rayo de afecto humano y de simpatía, una nueva
+vida, llena de sinceridad, en cambio de la triste y pesada vida de
+expiación que estaba ahora llevando. Y dígase también la siguiente y
+amarga verdad: la brecha que el delito ha abierto una vez en el alma
+humana, jamás queda completamente cerrada mientras conservamos nuestra
+condición mortal. Tiene que vigilarse y guardarse, para que el enemigo
+no penetre de nuevo en la fortaleza, y escoja quizás otros medios de
+entrar que los empleados antes. Pero siempre está allí el muro abierto,
+y junto á él el enemigo artificioso que, con cautela y á hurtadillas,
+trata de obtener de nuevo una victoria más completa.</p>
+
+<p>La lucha, si hubo alguna, no es preciso describirla; baste decir que
+Dimmesdale resolvió emprender la fuga, y no solo.<a name="page_253" id="page_253"></a></p>
+
+<p>&mdash;Si en todos estos siete años pasados&mdash;pensó&mdash;pudiera yo recordar un
+solo momento de paz ó de esperanza, aún lo soportaría todo confiando en
+la clemencia del Cielo; pero puesto que estoy irremediablemente
+condenado, ¿por qué no gozar del solaz concedido al sentenciado antes de
+su ejecución? Ó si este sendero, como Ester trata de persuadirme, es el
+que conduce á una vida mejor, ¿por qué no seguirlo? Ni puedo vivir por
+más tiempo sin la compañía de Ester, cuya fuerza para sostenerme es tan
+vigorosa, así como lo es también su poder para calmar las angustias de
+mi alma. ¡Oh Tú á quien no me atrevo á levantar las miradas!&mdash;¿me
+perdonarás?</p>
+
+<p>&mdash;Tú partirás,&mdash;dijo Ester con reposado acento al encontrar las miradas
+de Dimmesdale.</p>
+
+<p>Una vez tomada la decisión, el brillo de una extraña alegría esparció su
+vacilante esplendor sobre el rostro inquieto del ministro. Fué el efecto
+animador que experimenta un prisionero, que precisamente acaba de
+librarse del calabozo de su propio corazón, al respirar la libre y
+borrascosa atmósfera de una región selvática, sin leyes y sin freno de
+ninguna especie. Su espíritu se elevó, como de un golpe, á alturas más
+excelsas de las que le fué dado alcanzar durante todos los años que el
+infortunio le había mantenido clavado en la tierra; y como era de un
+temperamento en extremo religioso, en su actual animación había
+inevitablemente algo espiritual.</p>
+
+<p>&mdash;¿Siento de nuevo la alegría?&mdash;se preguntaba, sorprendido de sí
+mismo.&mdash;Creía que el germen de todo contento había muerto en mí. ¡Oh
+Ester, tú eres mi ángel bueno! Me parece que me arrojé, enfermo,<a name="page_254" id="page_254"></a>
+contaminado por la culpa, abatido por el dolor, sobre estas hojas de la
+selva, y que me he levantado otro hombre completamente nuevo, y con
+nuevas fuerzas para glorificar á Aquel que ha sido tan misericordioso.
+Esta es ya una vida mejor. ¿Por qué no nos hemos encontrado antes?</p>
+
+<p>&mdash;No miremos hacia atrás,&mdash;respondió Ester,&mdash;lo pasado es pasado: ¿para
+qué detenernos ahora en él? ¡Mira! con este símbolo deshago todo lo
+hecho y procedo como si nunca hubiera existido.</p>
+
+<p>Y diciendo esto, desabrochó los corchetes que aseguraban la letra
+escarlata, y arrancándola de su pecho la arrojó á una gran distancia
+entre las hojas secas. El símbolo místico cayó en la misma orilla del
+arroyuelo, y á poco más lo habría hecho en el agua que le hubiera
+arrastrado en su melancólica corriente, agregando un nuevo dolor á la
+historia que constantemente estaba refiriendo en sus murmullos. Pero
+allí quedó la letra bordada brillando como una joya perdida que algún
+malhadado viajero podría recoger, para verse después perseguido quizá
+por extraños sueños de crimen, abatimiento del corazón é infortunio sin
+igual.</p>
+
+<p>Una vez arrojada la insignia fatal, dió Ester un largo y profundo
+suspiro con el que su espíritu se libró de la vergüenza y angustia que
+la habían oprimido. ¡Oh exquisito alivio! No había conocido su verdadero
+peso hasta que se sintió libre de él. Movida de otro impulso, se quitó
+la gorra que aprisionaba sus cabellos, que cayeron sobre sus espaldas,
+ricos, negros, con una mezcla de luz y sombra en su abundancia,
+comunicándole al rostro todo el encanto<a name="page_255" id="page_255"></a> de una suave expresión.
+Jugueteaba en los labios y brillaba en los ojos una tierna y radiante
+sonrisa, que parecía tener su origen en su femenino corazón. Las
+mejillas, tan pálidas hasta entonces, se veían animadas de rosado color.
+Su sexo, su juventud, y toda la riqueza de su hermosura se diría que
+habían surgido de nuevo de lo que se llama el pasado irrevocable, y se
+agrupaban en torno de ella con su esperanza virginal y una felicidad
+hasta entonces desconocida, y todo dentro del mágico círculo de esta
+hora. Y como si la obscuridad y tristeza de la tierra y del firmamento
+solo hubieran sido el reflejo de lo que pasaba en el corazón de estos
+dos mortales, se desvanecieron también con su dolor. De pronto, como con
+repentina sonrisa del cielo, el sol hizo una especie de irrupción en la
+tenebrosa selva, derramando un torrente de esplendor, alegrando cada
+hoja verde, convirtiendo las amarillentas en doradas, y brillando entre
+los negruzcos troncos de los solemnes árboles. Los objetos, que hasta
+entonces habían esparcido solamente sombras, eran ahora cuerpos
+luminosos. El curso del arroyuelo podría trazarse, merced á su alegre
+murmullo, hasta allá á lo lejos en el misterioso centro de aquella selva
+que se había convertido en testigo de una alegría aún más misteriosa.</p>
+
+<p>Tal fué la simpatía de la Naturaleza con la felicidad de estos dos
+espíritus. El amor, ya brote por vez primera, ó surja de cenizas casi
+apagadas, siempre tiene que crear un rayo de sol que llena el corazón de
+esplendores tales, que se esparcen en todo el mundo interior. Si la
+selva hubiera conservado aun su triste obscuridad, habría parecido sin
+embargo brillante á<a name="page_256" id="page_256"></a> los ojos de Ester, y brillante igualmente á los de
+Arturo Dimmesdale.</p>
+
+<p>Ester le dirigió una mirada llena de la luz de una nueva alegría.</p>
+
+<p>&mdash;Tienes que conocer á Perla,&mdash;le dijo,&mdash;¡nuestra Perlita! Tú la has
+visto,&mdash;sí, yo lo sé,&mdash;pero la verás ahora con otros ojos. Es una niña
+singular. Apenas la comprendo. Pero tú la amarás tiernamente, como yo, y
+me aconsejarás acerca del modo de manejarla.</p>
+
+<p>&mdash;¿Crees que la niña se alegrará de conocerme?&mdash;preguntó el ministro
+visiblemente inquieto.&mdash;Siempre me he alejado de los niños, porque con
+frecuencia demuestran cierta desconfianza, una especie de encogimiento
+en entrar en relaciones familiares conmigo. ¡Yo he temido siempre á
+Perla!</p>
+
+<p>&mdash;Eso era triste,&mdash;respondió la madre,&mdash;pero ella te amará tiernamente y
+tú la amarás también. No se encuentra muy lejos. Voy á llamarla. ¡Perla!
+¡Perla!</p>
+
+<p>&mdash;Desde aquí la veo,&mdash;observó el ministro.&mdash;Allí está, en medio de la
+luz del sol, al otro lado del arroyuelo. ¿De modo que crees que la niña
+me amará?</p>
+
+<p>Ester sonrió y llamó de nuevo á Perla que estaba visible á cierta
+distancia, como el ministro había dicho, y semejaba una brillante visión
+iluminada por un rayo de sol que caía sobre ella al través de las ramas
+de los árboles. El rayo se agitaba de un lado á otro, haciendo que la
+niña pareciera más ó menos confusa, ya como una criatura humana, ora
+como una especie de espíritu, á medida que el esplendor desaparecía y
+retornaba. Oyó la voz de su madre, y se dirigió á ella cruzando
+lentamente la selva.<a name="page_257" id="page_257"></a></p>
+
+<p>Perla no había hallado largo ni fastidioso el tiempo, mientras su madre
+y el ministro estuvieron hablando. La gran selva, que tan sombría y
+severa se presentaba á los que allí traían la culpa y las angustias del
+mundo, se convirtió en compañera de los juegos de esta solitaria niña.
+Se diría que, para divertirla, había adoptado las maneras más
+cautivadoras y halagüeñas: le ofreció bayas exquisitas de rojizo color,
+que la niña recogió, deleitándose con su agreste sabor. Los pequeños
+moradores de aquella soledad apenas se apartaban del camino de la niña.
+Cierto es que una perdiz, seguida de diez perdigones, se adelantó hacia
+ella con aire amenazador, pero pronto se arrepintió de su fiereza y se
+volvió tranquila al lado de su tierna prole, como diciéndoles que no
+tuvieran temor. Un pichón de paloma, que estaba solo en una rama baja,
+permitió á Perla que se le acercase, y emitió un sonido que lo mismo
+podía ser un saludo que un grito de alarma. Una ardilla, desde lo alto
+del árbol en que tenía su morada, charlaba en són de cólera ó de
+alegría, porque una ardilla es un animalito tan colérico y caprichoso
+que es muy difícil saber si está iracundo ó de buen humor, y le arrojó
+una nuez á la cabeza. Una zorra, á la que sobresaltó el ruido ligero de
+los pasos de la niña sobre las hojas, miró con curiosidad á Perla como
+dudando qué sería mejor, si alejarse de allí, ó continuar su siesta como
+antes. Se dice que un lobo,&mdash;pero aquí ya la historia ha degenerado en
+lo improbable,&mdash;se acercó á Perla, olfateó el vestido de la niña é
+inclinó la feroz cabeza para que se la acariciara con su manecita. Sin
+embargo, lo que parece ser la verdad es que la selva, y todas estas
+silvestres criaturas á que<a name="page_258" id="page_258"></a> daba sustento, reconocieron en aquella niña
+un sér humano de una naturaleza tan libre como la de ellas mismas.</p>
+
+<p>También la niña desplegaba aquí un carácter más suave y dulce que en las
+calles herbosas de la población, ó en la morada de su madre. Las flores
+parecían conocerla, y en un susurro le iban diciendo cuando cerca de
+ellas pasaba: "Adórnate conmigo, linda niña, adórnate conmigo;"&mdash;y para
+darles gusto, Perla cogió violetas, y anémonas, y columbinas, y algunos
+ramos verdes, y se adornó los cabellos, y se rodeó la cintura,
+convirtiéndose en una ninfa infantil, en una tierna dríada, ó en algo
+que armonizaba con el antiguo bosque. De tal manera se había adornado
+cuando oyó la voz de su madre y se dirigía á ella lentamente.</p>
+
+<p>Lentamente, sí, porque había visto al ministro.<a name="page_259" id="page_259"></a></p>
+
+<h3><a name="XIX" id="XIX"></a>XIX<br /><br />
+<small>LA NIÑA JUNTO AL ARROYUELO</small></h3>
+
+<p>&mdash;T<small>Ú</small> la amarás tiernamente,&mdash;repitió Ester mientras en unión de
+Dimmesdale contemplaban á Perla.&mdash;¿No la encuentras bella? Y mira con
+qué arte tan natural ha convertido en adorno esas flores tan sencillas.
+Si hubiera recogido perlas, y diamantes, y rubíes en el bosque, no le
+sentarían mejor. ¡Es una niña espléndida! Pero bien sé á qué frente se
+parece la suya.</p>
+
+<p>&mdash;¿Sabes tú, Ester,&mdash;dijo Arturo Dimmesdale con inquieta sonrisa,&mdash;que
+esta querida niña, que va siempre dando saltitos á tu lado, me ha
+producido más de una alarma? Me parecía... ¡oh Ester!... ¡qué
+pensamiento es ese, y qué terrible la idea!... Me parecía que los rasgos
+de mis facciones se reproducían en parte en su rostro, y que todo el
+mundo podría reconocerlas. ¡Tal es su semejanza! ¡Pero más que todo es
+tu imagen.</p>
+
+<p>&mdash;No, no es así,&mdash;respondió la madre con una tierna sonrisa. Espera
+algún tiempo, no mucho, y no necesitarás asustarte ante la idea de que
+se vea de quién es hija. ¡Pero qué singularmente bella parece con esas
+flores silvestres con que se ha adornado el cabello! Se diría que una de
+las hadas que hemos<a name="page_260" id="page_260"></a> dejado en nuestra querida Inglaterra la ha ataviado
+para que nos salga al encuentro.</p>
+
+<p>Con un sentimiento que jamás hasta entonces ninguno de los dos había
+experimentado, contemplaban la lenta marcha de Perla. En ella era
+visible el lazo que los unía. En estos siete años que habían
+transcurrido, fué la niña para el mundo un jeroglífico viviente en que
+se revelaba el secreto que ellos de tal modo trataron de ocultar: en
+este símbolo estaba todo escrito, todo patente de un modo sencillo, á
+haber existido un profeta ó un hábil mago capaces de interpretar sus
+caracteres de fuego. Sea cual fuere el mal pasado, ¿cómo podrían dudar
+que sus vidas terrenales y sus futuros destinos estaban entrelazados,
+cuando veían ante sí tanto la unión material como la idea espiritual en
+que ambos se confundían, y en que habían de morar juntos inmortalmente?
+Pensamientos de esta naturaleza,&mdash;y quizás otros que no se confesaban ó
+no describían,&mdash;revistieron á la niña de una especie de misteriosa
+solemnidad á medida que se adelantaba.</p>
+
+<p>&mdash;Que no vea nada extraño, nada apasionado, ni ansiedad alguna en tu
+manera de recibirla y dirigirte á ella,&mdash;le dijo Ester al ministro en
+voz baja.&mdash;Nuestra Perla es á veces como un duende fantástico y
+caprichoso. Especialmente no puede tolerar las fuertes emociones, cuando
+no comprende plenamente la causa ni el objeto de las mismas. Pero la
+niña es capaz de afectos intensos. Me ama y te amará.</p>
+
+<p>&mdash;Tú no tienes una idea,&mdash;dijo el ministro mirando de soslayo á
+Ester,&mdash;de lo que temo esta entrevista, y al mismo tiempo cuánto la
+anhelo. Pero la verdad<a name="page_261" id="page_261"></a> es, como ya te he dicho, que no me gano
+fácilmente la voluntad de los niños. No se me suben á las rodillas, no
+me charlan al oído, no responden á mi sonrisa; sino que permanecen
+alejados de mí y me miran de una manera extraña. Aun los recién nacidos
+lloran fuertemente cuando los tomo en brazos. Sin embargo, Perla ha sido
+cariñosa para conmigo dos veces en su vida. La primera vez... ¡bien
+sabes cuando fué! La última, cuando la llevaste contigo á la casa del
+severo y anciano Gobernador.</p>
+
+<p>&mdash;Y cuando tú abogaste tan valerosamente en favor de ella y
+mío,&mdash;respondió la madre.&mdash;Lo recuerdo perfectamente, y también deberá
+recordarlo Perla. ¡No temas nada! Al principio podrá parecerte singular
+y hasta huraña, pero pronto aprenderá á amarte.</p>
+
+<p>Ya Perla había llegado á la orilla del arroyuelo, y allí se quedó
+contemplando silenciosamente á Ester y al ministro, que permanecían
+sentados juntos en el tronco musgoso del viejo árbol, esperando que
+viniese. Precisamente donde la niña se había detenido, el arroyuelo
+formaba un charco tan liso y tranquilo que reflejaba una imagen perfecta
+de su cuerpecito, con toda la pintoresca brillantez de su belleza, que
+realzaba su adorno de flores y hojas, si bien más espiritualizada y
+delicada que en la realidad. Esta imagen, casi tan idéntica á lo que era
+Perla, parecía comunicar algo de su cualidad intangible y flotante á la
+niña misma. La manera en que Perla permanecía allí, mirándoles fijamente
+al través de la semi-obscuridad de la selva, era realmente extraña;
+iluminada ella, sin embargo, por un rayo de sol atraído allí por cierta
+oculta simpatía. Ester misma se sentía de un modo vago y misterioso<a name="page_262" id="page_262"></a>
+como alejada de su hija; como si ésta, en su paseo solitario por la
+selva, se hubiera apartado por completo de la esfera en que tanto ella
+como su madre habitaban juntas, y estuviese ahora tratando de regresar,
+aunque en vano, al perdido hogar.</p>
+
+<p>Y en esta sensación había á la vez verdad y error: hija y madre se
+sentían ahora mutuamente extrañas, pero por culpa de Ester, no de Perla.
+Mientras la niña se paseaba solitariamente, otro sér había sido admitido
+en la esfera de los sentimientos de la madre, modificando de tal modo el
+aspecto de las cosas, que Perla, al regresar de su paseo, no pudo hallar
+su acostumbrado puesto y apenas reconoció á su madre.</p>
+
+<p>&mdash;Una singular idea se ha apoderado de mí,&mdash;dijo el enfermizo
+ministro.&mdash;Se me figura que este arroyuelo forma el límite entre dos
+mundos, y que nunca más has de encontrar á tu Perla. ¿Ó acaso es ella
+una especie de duende ó espíritu encantado á los que, como nos decían en
+los cuentos de nuestra infancia, les está prohibido cruzar una corriente
+de agua? Te ruego que te apresures, porque esta demora ya me ha puesto
+los nervios en conmoción.</p>
+
+<p>&mdash;Ven, querida niña,&mdash;dijo Ester animándola y extendiendo los brazos
+hacia ella.&mdash;Ven: ¡qué lenta eres! ¿Cuándo, antes de ahora, te has
+mostrado tan floja? Aquí está un amigo mío que también quiere ser tu
+amigo. En adelante tendrás dos veces tanto amor como el que tu madre
+sola puede darte. Salta sobre el arroyuelo y ven hacia nosotros. Tú
+puedes saltar como un corzo.</p>
+
+<p>Perla, sin responder de ningún modo á estas melosas expresiones,
+permaneció al otro lado del arroyuelo,<a name="page_263" id="page_263"></a> fijando los brillantes ojos ya
+en su madre, ya en el ministro, ó incluyendo á veces á entrambos en la
+misma mirada, como si quisiera descubrir y explicarse lo que había de
+común entre los dos. Debido á inexplicable motivo, al sentir Arturo
+Dimmesdale que las miradas de la niña se clavaban en él, se llevó la
+mano al corazón con el gesto que le era tan habitual y que se había
+convertido en acción involuntaria. Al fin, tomando cierto aspecto
+singular de autoridad, Perla extendió la mano señalando con el dedo
+índice evidentemente el pecho de su madre. Y debajo, en el cristal del
+arroyuelo, se veía la imagen brillante y llena de flores de Perla,
+señalando también con su dedito.</p>
+
+<p>&mdash;Niña singular, ¿por qué no vienes donde estoy?&mdash;exclamó Ester.</p>
+
+<p>Perla tenía extendido aun el dedo índice, y frunció el entrecejo, lo que
+le comunicaba una significación más notable, atendidas las facciones
+infantiles que tal aspecto tomaban. Como su madre continuaba llamándola,
+lleno el rostro de inusitadas sonrisas, la niña golpeó la tierra con el
+pie con gestos y miradas aun más imperiosos, que también reflejó el
+arroyuelo, así como el dedo extendido y el gesto imperioso de la niña.</p>
+
+<p>&mdash;Apresúrate, Perla, ó me incomodaré,&mdash;gritó Ester, quien, acostumbrada
+á semejante modo de proceder de parte de su hija en otras ocasiones,
+deseaba, como era natural, un comportamiento algo mejor en las
+circunstancias actuales.&mdash;Salta el arroyuelo, traviesa niña, y corre
+hacia aquí: de lo contrario yo iré á donde tú estás.</p>
+
+<p>Pero Perla no hizo caso de las amenazas de su madre,<a name="page_264" id="page_264"></a> como no lo había
+hecho de sus palabras afectuosas, sino que rompió en un arrebato de
+cólera, gesticulando violentamente y agitando su cuerpecito con las más
+extravagantes contorsiones, acompañando esta explosión de ira de agudos
+gritos que repercutió la selva por todas partes; de modo que á pesar de
+lo sola que estaba en su infantil é incomprensible furor, parecía que
+una oculta multitud la acompañaba y hasta la alentaba en sus acciones. Y
+en el agua del arroyuelo se reflejó una vez más la colérica imagen de
+Perla, coronada de flores, golpeando el suelo con el pie, gesticulando
+violentamente y apuntando con el dedo índice al seno de Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Ya sé lo que quiere esta niña,&mdash;murmuró Ester al ministro, y
+palideciendo, á pesar de un gran esfuerzo para ocultar su disgusto y su
+mortificación, dijo:&mdash;los niños no permiten el más leve cambio en el
+aspecto acostumbrado de las cosas que tienen diariamente á la vista.
+Perla echa de menos algo que siempre me ha visto llevar.</p>
+
+<p>&mdash;Si tienes algún medio de apaciguar á la niña,&mdash;le dijo el
+ministro,&mdash;te ruego que lo hagas inmediatamente. Excepto el furor de una
+vieja hechicera, como la Sra. Hibbins,&mdash;agregó tratando de
+sonreir,&mdash;nada hay que me asuste tanto como un arrebato de cólera cual
+éste en un niño. En la tierna belleza de Perla, así como en las arrugas
+de la vieja hechicera, tiene ese arrebato algo de sobrenatural.
+Apacíguala, si me amas.</p>
+
+<p>Ester se dirigió de nuevo á Perla, con el rostro encendido, dando una
+mirada de soslayo al ministro, y exhalando luego un hondo suspiro; y aun
+antes de<a name="page_265" id="page_265"></a> haber tenido tiempo de hablar, el color de sus mejillas se
+convirtió en mortal palidez.</p>
+
+<p>&mdash;Perla,&mdash;dijo con tristeza,&mdash;mira á tus pies.... Ahí... frente á tí...
+al otro lado del arroyuelo.</p>
+
+<p>La niña dirigió las miradas al punto indicado, y allí vió la letra
+escarlata, tan cerca de la orilla de la corriente, que el bordado de oro
+se reflejaba en el agua.</p>
+
+<p>&mdash;Tráela aquí,&mdash;dijo Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Ven tú á buscarla,&mdash;respondió Perla.</p>
+
+<p>&mdash;¡Habráse visto jamás niña igual!&mdash;observó Ester aparte al
+ministro.&mdash;¡Oh! Te tengo que decir mucho acerca de ella. Pero á la
+verdad, en el asunto de este odioso símbolo, tiene razón. Debo sufrir
+este tormento todavía algún tiempo, unos cuantos días más, hasta que
+hayamos dejado esta región y la miremos como un país con que hemos
+soñado. La selva no puede ocultarla. El océano recibirá la letra de mis
+manos, y la tragará para siempre!</p>
+
+<p>Diciendo esto se adelantó á la margen del arroyuelo, recogió la letra
+escarlata y la fijó de nuevo en el pecho. Un momento antes, cuando Ester
+habló de arrojarla al seno del océano, había en ella un sentimiento de
+fundada esperanza; al recibir de nuevo este símbolo mortífero de la mano
+del destino, experimentó la sensación de una sentencia irrevocable que
+sobre ella pesaba. La había arrojado al espacio infinito,&mdash;había
+respirado una hora el aire de la libertad,&mdash;y de nuevo estaba aquí la
+letra escarlata con todo su suplicio, brillando en el lugar
+acostumbrado. De la misma manera una mala acción se reviste siempre del
+carácter de ineludible destino. Ester recogió inmediatamente las espesas
+trenzas de sus cabellos y las ocultó bajo su<a name="page_266" id="page_266"></a> gorra. Y como si hubiera
+un maleficio en la triste letra, desapareció su hermosura y todo lo que
+en ella había de femenino, á manera de rayo de sol que se desvanece, y
+como si una sombra se hubiera extendido sobre todo su sér.</p>
+
+<p>Efectuado el terrible cambio, extendió la mano á Perla.</p>
+
+<p>&mdash;¿Conoces ahora á tu madre, niña?&mdash;le preguntó con acento de reproche,
+aunque en un tono moderado. ¿Quieres atravesar el arroyo, y venir á
+donde está tu madre, ahora que se ha puesto de nuevo su
+ignominia,&mdash;ahora que está triste?</p>
+
+<p>&mdash;Sí, ahora quiero,&mdash;respondió la niña atravesando el arroyuelo, y
+estrechando á su madre contra su pecho. Ahora eres realmente mi madre, y
+yo soy tu Perlita.</p>
+
+<p>Y con una ternura que no era común en ella, atrajo hacia sí la cabeza de
+su madre y la besó en la frente y en las mejillas. Pero entonces,&mdash;por
+una especie de necesidad que siempre la impulsaba á mezclar en el
+contento que proporcionaba una parte de dolor,&mdash;Perla besó también la
+letra escarlata.</p>
+
+<p>&mdash;Eso no es bueno,&mdash;dijo Ester,&mdash;cuando me has demostrado un poco de
+amor, te mofas de mí.</p>
+
+<p>&mdash;¿Por qué está sentado el ministro allí?&mdash;preguntó Perla.</p>
+
+<p>&mdash;Te está esperando para saludarte,&mdash;replicó su madre.&mdash;Vé y pídele su
+bendición. Él te ama, Perlita mía, y también ama á tu madre. ¿No lo
+amarás tú igualmente? Vé: él desea acariciarte.</p>
+
+<p>&mdash;¿Nos ama realmente?&mdash;dijo Perla mirando á su madre con expresión de
+viva inteligencia.&mdash;¿Irá con<a name="page_267" id="page_267"></a> nosotros, dándonos la mano, y entraremos
+los tres juntos en la población?</p>
+
+<p>&mdash;Ahora no, mi querida hija,&mdash;respondió Ester.&mdash;Pero dentro de algunos
+días iremos juntos de la mano, y tendremos un hogar y una casa nuestra,
+y te sentarás sobre sus rodillas, y te enseñará muchas cosas y te amará
+muy tiernamente. Tú también lo amarás, ¿no es verdad?</p>
+
+<p>&mdash;¿Y conservará siempre la mano sobre el corazón?</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué pregunta es esa, locuela?&mdash;exclamó la madre: ven y pídele su
+bendición.</p>
+
+<p>Pero sea que influyeran en ella los celos que parecen instintivos en
+todos los niños mimados, en presencia de un rival peligroso, ó que fuese
+un capricho de su naturaleza singular, Perla no quiso dar muestras de
+afecto alguno á Arturo Dimmesdale. Solamente, y á la fuerza, la llevó su
+madre hacia el ministro, y eso quedándose atrás y manifestando su mala
+gana con raros visajes, de los cuales, desde su más tierna infancia,
+poseía numerosa variedad, pudiendo transformar su móvil fisonomía de
+diversas maneras, y siempre con una expresión más ó menos perversa. El
+ministro,&mdash;penosamente desconcertado, pero con la esperanza de que un
+beso podría ser una especie de talismán que le ganara la buena voluntad
+de la niña,&mdash;se inclinó hacia ella y la besó en la frente.
+Inmediatamente Perla logró desasirse de las manos de su madre, y
+corriendo hacia el arroyuelo, se detuvo en la orilla y se lavó la frente
+en sus aguas, hasta que creyó borrado completamente el beso recibido de
+mala gana. Después permaneció á un lado contemplando en silencio á Ester
+y al ministro, mientras éstos conversaban juntos y hacían<a name="page_268" id="page_268"></a> los arreglos
+sugeridos por su nueva posición y por los propósitos que pronto habían
+de realizar.</p>
+
+<p>Y ahora esta fatídica entrevista quedó terminada. Aquel lugar donde se
+encontraban, permanecería abandonado en su soledad entre los sombríos y
+antiguos árboles de la selva que, con sus numerosas lenguas, susurrarían
+largamente lo que allí había pasado, sin que ningún mortal fuera por eso
+más cuerdo. Y el melancólico arroyuelo agregaría esta nueva historia á
+los misteriosos cuentos que ya conocía, y continuaría su antiguo
+murmullo, no por cierto más alegre de lo que había sido durante siglos y
+siglos.<a name="page_269" id="page_269"></a></p>
+
+<h3><a name="XX" id="XX"></a>XX<br /><br />
+<small>EL MINISTRO PERDIDO EN UN LABERINTO</small></h3>
+
+<p>A<small>RTURO</small> D<small>IMMESDALE</small> partió el primero, adelantándose á Ester y á Perla, y
+ya á cierta distancia dirigió una mirada hacia atrás, como si esperara
+descubrir tan sólo algunos rasgos débiles ó los contornos de la madre y
+de la niña desvaneciéndose lentamente en la semiobscuridad de la selva.
+Acontecimiento de tal importancia en su existencia, no podía concebir
+que fuese real. Pero allí estaba Ester, vestida con su traje de pardo
+color, de pie todavía junto al tronco del árbol que algún viento
+tempestuoso derrumbó en tiempos inmemoriales, todo cubierto de musgo,
+para que esos dos seres predestinados, con el alma abrumada de pesar,
+pudieran sentarse allí juntos y encontrar una sola hora de descanso y
+solaz. Y allí también estaba Perla, bailando alegremente á orillas del
+arroyuelo, ahora que aquel extraño intruso se había ido, y la dejaba
+ocupar su antiguo puesto al lado de su madre. No: el ministro no se
+había quedado dormido, ni había soñado.</p>
+
+<p>Para conseguir que desaparecieran de su mente la vaguedad y confusión de
+sus impresiones, que le hacían experimentar una extraña inquietud, se
+puso á recordar de una manera precisa y definida los planes y<a name="page_270" id="page_270"></a> proyectos
+que él y Ester habían bosquejado para su partida. Se había convenido
+entre los dos que el Antiguo Mundo, con sus ciudades populosas, les
+ofrecería mejor abrigo y mayor oportunidad, para pasar inadvertidos que
+no las selvas mismas de la Nueva Inglaterra ó de toda la América, con
+sus alternativas de una que otra choza de indios ó las pocas ciudades de
+europeos, escasamente pobladas, esparcidas aquí y allí á lo largo de las
+costas. Todo esto sin hablar de la mala salud del ministro, que no se
+prestaba ciertamente á soportar los trabajos y privaciones de la vida de
+los bosques, cuando sus dones naturales, su cultura y el
+desenvolvimiento de todas sus facultades le adaptaban para vivir tan
+sólo en medio de pueblos de adelantada civilización. Para que pudiesen
+llevar á cabo lo que habían determinado, la casualidad les deparó que
+hubiera en el puerto un buque, una de esas embarcaciones de dudoso
+carácter, cosa muy común en aquellos tiempos, que sin ser realmente
+piratas, recorrían sin embargo los mares con muy poco respeto á las
+leyes de propiedad. Este buque había llegado recientemente del Mar de
+las Antillas, y debía hacerse á la vela dentro de tres días con rumbo á
+Brístol en Inglaterra. Ester, cuya vocación para hermana de la Caridad
+la había puesto en contacto con el capitán y los tripulantes de la nave,
+se ocuparía en conseguir el pasaje de dos individuos y una niña, con
+todo el secreto que las circunstancias hacían más que necesario.</p>
+
+<p>El ministro había preguntado á Ester, con no poco interés, la fecha
+precisa en que el buque había de partir. Probablemente sería dentro de
+cuatro días á contar de aquel en que estaban. "¡Feliz casualidad!"&mdash;se
+<a name="page_271" id="page_271"></a>dijo para sus adentros. Por qué razón el Reverendo Arturo Dimmesdale lo
+consideró una feliz casualidad, vacilamos en revelarlo. Sin embargo,
+para que el lector lo sepa todo, diremos que dentro de tres días tenía
+que predicar el sermón de la elección; y como semejante acto formaba una
+época honrosa en la vida de un eclesiástico de la Nueva Inglaterra, el
+Sr. Dimmesdale no podía haber escogido una oportunidad más conveniente
+para terminar su carrera profesional. "Á lo menos, dirán de mí,&mdash;pensó
+este hombre ejemplar,&mdash;que no he dejado por desempeñar ningún deber
+público, ni lo he desempeñado mal."&mdash;¡Triste es, indudablemente, ver que
+una persona que podía hacer un examen tan profundo y minucioso de sí
+mismo, se engañara á tal extremo! Ya hemos dicho, y aun nos quedan por
+decir, cosas peores de él; pero ninguna tan lastimosamente débil;
+ninguna que diera una prueba tan irrefragable de la sutil enfermedad que
+había, desde tiempo atrás, minado la verdadera base de su carácter.
+Ningún hombre puede llevar por mucho tiempo, por decirlo así, dos
+rostros: uno en público y otro frente á frente de su conciencia, sin que
+al fin llegue á no saber cuál es el verdadero.</p>
+
+<p>La agitación que experimentó el Sr. Dimmesdale al regresar de su
+entrevista con Ester, le comunicó una energía física inusitada, y le
+hizo caminar hacia la población con rápido paso. El sendero al través de
+los bosques le pareció más bravío, más áspero con sus obstáculos
+naturales, y menos hollado por pies humanos, que cuando lo recorrió en
+sentido inverso. Pero saltaba sobre los lugares pantanosos, se
+introducía por entre el frondoso ramaje, trepaba cuando encontraba<a name="page_272" id="page_272"></a>
+cuestas que subir, ó descendía á las hondonadas; en una palabra, venció
+todas las dificultades que se le presentaron en el camino, con una
+actividad infatigable que á él mismo le sorprendía. No pudo menos de
+recordar cuán fatigosamente, y con cuántas paradas para recobrar
+aliento, había recorrido ese mismo camino tan solo dos días antes. Á
+medida que se acercaba á la ciudad fué creyendo que notaba un cambio en
+los objetos que le eran más familiares, como si desde que salió de la
+población no hubieran transcurrido solamente dos ó tres días, sino
+muchos años.</p>
+
+<p>Ciertamente que las calles presentaban el mismo aspecto que antes, según
+las recordaba, y las casas tenían las mismas peculiaridades, con su
+multitud de aleros y una veleta precisamente en el lugar en que su
+memoria se lo indicaba. Sin embargo, la idea de cambio le acosaba á cada
+instante, aconteciéndole igual fenómeno con las personas conocidas que
+veía, y con todas las que le eran familiares en la pequeña población. No
+las hallaba ahora ni más jóvenes ni más viejas; las barbas de los
+ancianos no eran más blancas, ni el niño que andaba á gatas ayer podía
+moverse hoy haciendo uso de sus pies: era imposible decir en qué
+diferían de las personas á quienes había visto antes de partir; y sin
+embargo, algo interno parecía sugerirle que se había efectuado un
+cambio. Recibió una impresión de esta naturaleza, de la manera más
+notable, al pasar junto á la iglesia que estaba á su cargo. El edificio
+se le presentó con un aspecto á la vez tan extraño y tan familiar, que
+el Sr. Dimmesdale estuvo vacilando entre estas dos ideas: ó que<a name="page_273" id="page_273"></a> hasta
+entonces lo había visto solamente en un sueño, ó que ahora estaba
+simplemente soñando.</p>
+
+<p>Este fenómeno, en las varias formas que iba tomando, no indicaba un
+cambio externo, sino un cambio tan repentino é importante en el
+espectador mismo, que el espacio de un solo día de intervalo había sido
+para él equivalente al transcurso de varios años. La voluntad del
+ministro y la de Ester, y el destino que sobre ellos pesaba, habían
+operado esta transformación. Era la misma ciudad que antes; pero no era
+el mismo ministro el que había regresado de la selva. Podría haber dicho
+á los amigos que le saludaban: "No soy el hombre por quien me tomáis. Lo
+he dejado allá en la selva, retirado en un oculto vallecillo, junto á un
+tronco musgoso de árbol, no lejos de un melancólico arroyuelo. Id:
+buscad á vuestro ministro, y ved si su cuerpo extenuado, sus mejillas
+descarnadas, y su pálida frente surcada de arrugas por el dolor, no han
+sido arrojados allí como vestido de que uno se deshace." Sin duda alguna
+sus amigos habrían insistido, diciéndole: "Tú eres el mismo hombre";
+pero el error hubiera estado de parte de sus amigos y no del ministro.</p>
+
+<p>Antes de que el Sr. Dimmesdale llegara á su morada, su sér íntimo le dió
+otras pruebas de que una revolución se había operado en su modo de
+pensar y de sentir. Á la verdad, solo á una revolución de esa
+naturaleza, completa y total, podían atribuirse los impulsos que
+agitaban al infortunado ministro. Á cada paso se sentía movido del deseo
+de hacer algo extraño, inusitado, violento ó perverso, con la convicción
+de que sería á la vez involuntario é intencional y á despecho<a name="page_274" id="page_274"></a> de sí
+mismo, pero emanando de un sentimiento más profundo que el que se oponía
+al impulso. Por ejemplo, se encontró con uno de los diáconos de su
+iglesia, buen anciano que le saludó con el afecto paternal y el aire
+patriarcal á que tenía derecho por sus años, sus virtudes y su posición,
+y al mismo tiempo con el profundo respeto, casi veneración, que el
+carácter público y privado del ministro reclamaban. Nunca se vió un
+ejemplo más hermoso de cómo la majestad y sabiduría de los años pueden
+hermanarse á la obediencia y respeto que una categoría social é
+inteligencia inferiores deben á una persona superior en esas cualidades.
+Pues bien, durante una conversación de unos pocos momentos entre el
+Reverendo Sr. Dimmesdale y este excelente y anciano diácono, solo merced
+á la más cuidadosa circunspección y casi haciéndose violencia, evitó el
+ministro proferir ciertas reflexiones heréticas que se le ocurrieron
+sobre varios puntos religiosos. Temblaba y palidecía temiendo que sus
+labios, á despecho de sí mismo, emitiesen algunos de los horribles
+pensamientos que le cruzaban por la mente. Y sin embargo, aunque con el
+corazón lleno de tal terror, no pudo menos de sonreirse al imaginar lo
+estupefacto que se habría quedado el santo varón y patriarcal diácono
+ante la impiedad de su ministro.</p>
+
+<p>Referiremos otro incidente de igual naturaleza. Yendo á toda prisa por
+la calle, el Reverendo Sr. Dimmesdale tropezó de manos á boca con uno de
+los más antiguos miembros de su iglesia, una anciana señora, la más
+piadosa y ejemplar que pueda darse: pobre, viuda, sola, y con el corazón
+todo lleno de<a name="page_275" id="page_275"></a> reminiscencias de su marido y de sus hijos, ya muertos,
+así como de sus amigos fallecidos también hacía tiempo. Sin embargo,
+todo esto, que de otro modo habría sido un dolor intenso, se había casi
+convertido para esta alma piadosa en un goce solemne, gracias á los
+consuelos religiosos y á las verdades de las Sagradas Escrituras, con
+que puede decirse que se había nutrido continuamente por espacio de más
+de treinta años. Desde que el Reverendo Sr. Dimmesdale la tomó á su
+cargo, el principal consuelo terrenal de la buena señora consistía en
+ver á su pastor espiritual, ya de propósito deliberado, ya por
+casualidad, y sentir confortada el alma con una palabra que respirase
+las verdades consoladoras del Evangelio, y que saliendo de aquellos
+labios reverenciados, penetrase en su pobre pero atento oído. Mas en la
+presente ocasión, al querer el Reverendo Sr. Dimmesdale abrir los
+labios, no le fué posible recordar un solo texto de las Sagradas
+Escrituras, y lo único que pudo decir fué algo breve, enérgico, que
+según le pareció á él mismo entonces, venía á ser un argumento
+irrefutable contra la inmortalidad del alma. La simple insinuación de
+semejante idea habría hecho probablemente caer á tierra sin sentido á
+esta anciana señora, como por efecto de una infusión de veneno
+intensamente mortífero. Lo que el ministro dijo en realidad, no pudo
+recordarlo nunca. Tal vez hubo en sus palabras una cierta obscuridad que
+impidió á la buena viuda comprender exactamente la idea que Dimmesdale
+quiso expresar, ó quizás ella las interpretó allá á su manera. Lo cierto
+es, que cuando el ministro volvió la mirada hacia atrás, notó en el
+rostro de la santa mujer una expresión de éxtasis<a name="page_276" id="page_276"></a> y divina gratitud,
+como si estuviera iluminado por los resplandores de la ciudad divina.</p>
+
+<p>Aun referiremos un tercer ejemplo. Después de separarse de la anciana
+viuda, encontró á la más joven de sus feligreses. Era una tierna
+doncella á quien el sermón predicado por el Reverendo Sr. Dimmesdale, el
+día después de la noche pasada en vela en el tablado, había hecho trocar
+los goces transitorios del mundo por la esperanza celestial que iría
+ganando brillantez á medida que las sombras de la existencia se fueran
+aumentando, y que finalmente convertiría las tinieblas postreras en
+oleadas de luz gloriosa. Era tan pura y tan bella como un lirio que
+hubiese florecido en el Paraíso. El ministro sabía perfectamente que su
+imagen se hallaba venerada en el santuario inmaculado del corazón de la
+doncella, que mezclaba su entusiasmo religioso con el dulce fuego del
+amor, y comunicaba al amor toda la pureza de la religión. De seguro que
+el enemigo del género humano había apartado aquel día á la joven
+doncella del lado de su madre, para ponerla al paso de este hombre que
+podemos llamar perdido y desesperanzado. Á medida que la joven se iba
+acercando al ministro, el maligno espíritu le murmuró á éste en el oído
+que condensara en la forma más breve, y vertiera en el tierno corazón de
+la virgen, un germen de maldad que pronto produciría negras flores y
+frutos aún más negros. Era tal la convicción de su influencia sobre esta
+alma virginal, que de este modo á él se confiaba, que el ministro sabía
+muy bien que le era dado marchitar todo este jardín de inocencia con una
+sola mirada perversa, ó hacerle florecer en virtudes con una sola buena
+palabra. De consiguiente,<a name="page_277" id="page_277"></a> después de sostener consigo mismo una lucha
+más fuerte que las que ya había sostenido, se cubrió el rostro con el
+capote y apresuró el paso sin darse por entendido que la había visto,
+dejando á la pobre muchacha que interpretase su rudeza como quisiera.
+Ella escudriñó su conciencia, llena de pequeñas acciones inocentes, y la
+infeliz se reprochó mil faltas imaginarias, y al día siguiente estuvo
+desempeñando sus quehaceres domésticos toda cabizbaja y con ojos
+llorosos.</p>
+
+<p>Antes de que el ministro hubiera tenido tiempo de celebrar su victoria
+sobre esta última tentación, experimentó otro impulso no ya ridículo,
+sino casi horrible. Era,&mdash;nos avergonzamos de decirlo,&mdash;nada menos que
+detenerse en la calle y enseñar algunas palabrotas muy malsonantes á un
+grupo de niños puritanos, que apenas empezaban á hablar. Habiendo
+resistido este impulso como completamente indigno del traje que vestía,
+encontró á un marinero borracho de la tripulación del buque del Mar de
+las Antillas de que hemos hablado; y esta vez, después de haber
+rechazado tan valerosamente todas las otras perversas tentaciones, el
+pobre Sr. Dimmesdale deseó, al fin, dar un apretón de manos á este
+tunante alquitranado, y recrearse con algunos de esos chistes de mala
+ley de que tal acopio tienen los marineros, sazonado todo con una
+andanada de ternos y juramentos capaces de estremecer el cielo.
+Detuviéronle no tanto sus buenos principios, como su pudor innato y las
+decorosas costumbres adquiridas bajo su traje de eclesiástico.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué es lo que me persigue y me tienta de esta manera?&mdash;se preguntó el
+ministro á sí mismo, deteniéndose en la calle y golpeándose la
+frente.&mdash;¿Estoy<a name="page_278" id="page_278"></a> loco por ventura, ó me hallo completamente en poder del
+enemigo malo? ¿Hice un pacto con él en la selva y lo firmé con mi propia
+sangre? ¿Y me pide ahora que lo cumpla, sugiriéndome que lleve á cabo
+todas las iniquidades que pueda concebir su perversa imaginación?</p>
+
+<p>En los momentos en que el Reverendo Sr. Dimmesdale razonaba de este modo
+consigo mismo, y se golpeaba la frente con la mano, se dice que la
+anciana Sra. Hibbins, la dama reputada por hechicera, pasaba por allí,
+vestida con rico traje de terciopelo, fantásticamente peinada, y con un
+hermoso cuello de lechuguilla, todo lo cual le daba una apariencia de
+persona de muchas campanillas. Como si la hechicera hubiese leído los
+pensamientos del ministro, se detuvo ante él, fijó las miradas
+astutamente en su rostro, sonrió con malicia, y,&mdash;aunque no muy dada á
+hablar con gente de la iglesia,&mdash;tuvo con él el siguiente diálogo:</p>
+
+<p>&mdash;De modo, Reverendo Señor, que habéis hecho una visita á la
+selva,&mdash;observó la hechicera inclinando su gran peinado hacia el
+ministro.&mdash;La próxima vez que vayáis, os ruego me lo aviséis en tiempo,
+y me consideraré muy honrada en acompañaros. Sin querer exagerar mi
+importancia, creo que una palabra mía servirá para proporcionar á
+cualquier caballero extraño una excelente recepción de parte de aquel
+potentado que sabéis.</p>
+
+<p>&mdash;Os aseguro, señora,&mdash;respondió el ministro con respetuoso saludo, como
+demandaba la alta jerarquía de la dama, y como su buena educación se lo
+exigía,&mdash;os aseguro, bajo mi conciencia y honor, que estoy completamente
+á obscuras acerca del sentido que entrañan<a name="page_279" id="page_279"></a> vuestras palabras. No he ido
+á la selva á buscar á ningún potentado; ni intento hacer allí una futura
+visita con el fin de ganarme la protección y favor de semejante
+personaje. Mi único objeto fué saludar á mi piadoso amigo el apóstol
+Eliot, y regocijarme con él por las muchas preciosas almas que ha
+arrancado á la idolatría.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ja! ¡ja! ¡ja!&mdash;exclamó la anciana bruja, inclinando siempre su alto
+peinado hacia el ministro.&mdash;Bien, bien: no necesitamos hablar de esto
+durante el día; pero á media noche, y en la selva, tendremos juntos otra
+conversación.</p>
+
+<p>La vieja hechicera continuó su camino con su acostumbrada majestad, pero
+de cuando en cuando volvía hacia atrás las miradas y se sonreía,
+exactamente como quien quisiera dar á entender que existía entre ella y
+el ministro una secreta y misteriosa intimidad.</p>
+
+<p>&mdash;¿Me habré vendido yo mismo,&mdash;se preguntó el ministro,&mdash;al maligno
+espíritu á quien, si es verdad lo que se dice, esta vieja y amarillenta
+bruja, vestida de terciopelo, ha escogido por su príncipe y señor?</p>
+
+<p>¡Infeliz ministro! Había hecho un pacto muy parecido á ese de que
+hablaba. Alucinado por un sueño de felicidad, había cedido,
+deliberadamente, como nunca lo hizo antes, á la tentación de lo que
+sabía que era un pecado mortal; y el veneno inficionador de ese pecado
+se había difundido rápidamente en todo su sér moral; adormeciendo todos
+sus buenos impulsos, y despertando en él todos los malos á vida
+animadísima. El odio, el desprecio, la malignidad sin provocación
+alguna, el deseo gratuito de ser perverso, de ridiculizar todo lo bueno
+y santo, se despertaron en<a name="page_280" id="page_280"></a> él para tentarle al mismo tiempo que le
+llenaban de pavor. Y su encuentro con la vieja hechicera Hibbins, caso
+de que hubiera acontecido realmente, sólo vino á mostrarle sus simpatías
+y su compañerismo con mortales perversos y con el mundo de perversos
+espíritus.</p>
+
+<p>Ya para este tiempo había llegado á su morada, cerca del cementerio, y
+subiendo apresuradamente las escaleras se refugió en su estudio. Mucho
+se alegró el ministro de verse al fin en este asilo, sin haberse vendido
+él mismo cometiendo una de esas extrañas y malignas excentricidades, á
+que había estado continuamente expuesto, mientras atravesaba las calles
+de la población. Entró en su cuarto, y dió una mirada alrededor
+examinando los libros, las ventanas, la chimenea para el fuego, y los
+tapices, experimentando la misma sensación de extrañeza que le había
+acosado durante el trayecto desde la selva á la ciudad. En esta
+habitación había estudiado y escrito; aquí había ayunado y pasado las
+noches en vela, hasta quedar casi medio muerto de fatiga y debilidad;
+aquí se había esforzado en orar; aquí había padecido mil y mil tormentos
+y agonías. Allí estaba su Biblia, en el antiguo y rico hebreo, con
+Moisés y los Profetas que le hablaban constantemente, y resonando en
+toda ella la voz de Dios. Allí, sobre la mesa, con la pluma al lado,
+había un sermón por terminar, con una frase incompleta tal como la dejó
+cuando salió á hacer su visita dos días antes. Sabía que él era el
+mismo, el ministro delgado de pálidas mejillas que había hecho y sufrido
+todas estas cosas, y tenía ya muy adelantado su sermón de la elección.
+Pero parecía como si estuviera aparte contemplando<a name="page_281" id="page_281"></a> su antiguo sér con
+cierta curiosidad desdeñosa, compasiva y semienvidiosa. Aquel antiguo
+sér había desaparecido, y otro hombre había regresado de la selva: más
+sabio, dotado de un conocimiento de ocultos misterios que la sencillez
+del primero nunca pudo haber conseguido. ¡Amargo conocimiento por
+cierto!</p>
+
+<p>Mientras se hallaba ocupado en estas reflexiones, resonó un golpecito en
+la puerta del estudio, y el ministro dijo: "Entrad"&mdash;no sin cierto temor
+de que pudiera ser un espíritu maligno. ¡Y así fué! Era el anciano
+Rogerio Chillingworth. El ministro se puso en pie, pálido y mudo, con
+una mano en las Sagradas Escrituras y la otra sobre el pecho.</p>
+
+<p>&mdash;¡Bienvenido, Reverendo Señor!&mdash;dijo el médico.&mdash;Y cómo habéis hallado
+á ese santo varón, el apóstol Eliot? Pero me parece, mi querido señor,
+que estáis pálido; como si el viaje al través de las selvas hubiera sido
+muy penoso. ¿No necesitáis de mi auxilio para fortaleceros algo, cosa de
+que podáis predicar el sermón de la elección?</p>
+
+<p>&mdash;No, creo que no,&mdash;replicó el Reverendo Sr. Dimmesdale.&mdash;Mi viaje, y la
+vista del santo apóstol, y el aire libre y puro que allí he respirado,
+después de tan largo encierro en mi estudio, me han hecho mucho bien.
+Creo que no tendré más necesidad de vuestras drogas, mi benévolo médico,
+á pesar de lo buenas que son y de estar administradas por una mano
+amiga.</p>
+
+<p>Durante todo este tiempo el anciano Rogerio había estado contemplando al
+ministro con la mirada grave y fija de un médico para con su paciente;
+pero á pesar de estas apariencias, el ministro estaba casi convencido<a name="page_282" id="page_282"></a>
+de que Chillingworth sabia, ó por lo menos sospechaba, su entrevista con
+Ester. El médico conocía, pues, que para su enfermo él no era ya un
+amigo íntimo y leal, sino su más encarnizado enemigo; de consiguiente,
+era natural que una parte de esos sentimientos tomara forma visible. Es
+sin embargo singular el hecho de que á veces transcurra tanto tiempo
+antes de que ciertos pensamientos se expresen por medio de palabras, y
+así vemos con cuanta seguridad dos personas, que no desean tratar el
+asunto que más á pecho tienen, se acercan hasta sus mismos límites y se
+retiran sin tocarlo. Por esta razón, el ministro no temía que el médico
+tratara de un modo claro y distinto la posición verdadera en que
+mutuamente se encontraban uno y otro. Sin embargo, el anciano Rogerio,
+con su manera tenebrosa de costumbre, se acercó considerablemente al
+particular del secreto.</p>
+
+<p>&mdash;¿No sería mejor, dijo, que os sirvierais esta noche de mi poca
+habilidad? Realmente, mi querido señor, tenemos que esmerarnos y hacer
+todo lo posible para que estéis fuerte y vigoroso el día del sermón de
+la elección. El público espera grandes cosas de vos, temiendo que al
+llegar otro año ya su pastor haya partido.</p>
+
+<p>&mdash;Sí, á otro mundo,&mdash;replicó el ministro con piadosa
+resignación.&mdash;Concédame el cielo que sea á un mundo mejor, porque, en
+verdad, apenas creo que podré permanecer entre mis feligreses las
+rápidas estaciones de otro año. Y en cuanto á vuestras medicinas, buen
+señor, en el estado actual de mi cuerpo, no las necesito.</p>
+
+<p>&mdash;Mucho me alegro de oírlo,&mdash;respondió el médico.<a name="page_283" id="page_283"></a>&mdash;Pudiera ser que mis
+remedios, administrados tanto tiempo en vano, empezaran ahora á surtir
+efecto. Por feliz me tendría si así fuere, pues merecería la gratitud de
+la Nueva Inglaterra, si pudiese efectuar tal cura.</p>
+
+<p>&mdash;Os doy las gracias con todo mi corazón, vigilante amigo,&mdash;dijo el
+Reverendo Sr. Dimmesdale con una solemne sonrisa.&mdash;Os doy las gracias, y
+sólo podré pagar con mis oraciones vuestros buenos servicios.</p>
+
+<p>&mdash;Las preces de un hombre bueno son la más valiosa recompensa,&mdash;contestó
+el anciano médico al despedirse.&mdash;Son las monedas de oro corriente en la
+Nueva Jerusalén, con el busto del Rey grabado en ellas.</p>
+
+<p>Cuando estuvo solo, el ministro llamó á un sirviente de la casa y le
+pidió algo de comer, lo que traído que fué, puede decirse que despachó
+con voraz apetito; y arrojando á las llamas lo que ya tenía escrito de
+su sermón, empezó acto continuo á escribir otro, con tal afluencia de
+pensamientos y de emoción que se creyó verdaderamente inspirado,
+admirándose sólo de que el cielo quisiera transmitir la grande y solemne
+música de sus oráculos por un conducto tan indigno como él se
+consideraba. Dejando, sin embargo, que ese misterio se resolviese por sí
+mismo, ó permaneciera eternamente sin resolverse, continuó su labor con
+empeño y entusiasmo. Y así se pasó la noche hasta que apareció la
+mañana, arrojando un rayo dorado en el estudio, donde sorprendió al
+ministro, pluma en mano, con innumerables páginas escritas y esparcidas
+por donde quiera.<a name="page_284" id="page_284"></a></p>
+
+<h3><a name="XXI" id="XXI"></a>XXI<br /><br />
+<small>EL DÍA DE FIESTA EN LA NUEVA INGLATERRA</small></h3>
+
+<p>M<small>UY</small> temprano, en la mañana del día en que el nuevo Gobernador había de
+ser elegido por el pueblo, fueron Ester y Perla á la plaza del mercado,
+que ya estaba llena de artesanos y otros plebeyos habitantes de la
+ciudad en número considerable. Entre estos había muchos individuos de
+aspecto rudo, cuyos vestidos, hechos de piel de ciervo, daban á conocer
+que pertenecían á algunos de los establecimientos situados en las selvas
+que rodeaban la pequeña metrópoli de la colonia.</p>
+
+<p>En este día de fiesta, como en todas las demás ocasiones durante los
+siete últimos años, llevaba Ester un traje de paño burdo de color gris,
+que no tanto por su color como por cierta peculiaridad indescriptible de
+su corte, daba por resultado relegar su persona á la obscuridad, como si
+la hiciera desaparecer á las miradas de todos, mientras la letra
+escarlata, por el contrario, la hacía surgir de esta especie de
+crepúsculo ó penumbra, presentándola al mundo bajo el aspecto moral de
+su propio brillo. Su rostro, por tanto tiempo familiar á las gentes de
+la ciudad, dejaba ver la calma marmórea que estaban acostumbrados á
+contemplar. Era una especie de máscara; ó mejor dicho, era la calma<a name="page_285" id="page_285"></a>
+congelada de las facciones de una mujer ya muerta, y esta triste
+semejanza se debía á la circunstancia de que Ester estaba en realidad
+muerta, en lo concerniente á poder reclamar alguna simpatía ó afecto, y
+á que ella se había segregado por completo del mundo con el cual parecía
+que aún se mezclaba.</p>
+
+<p>Quizás en este día especial pudiera decirse que había en el rostro de
+Ester una expresión no vista hasta entonces, aunque en realidad no tan
+marcada que pudiese notarse fácilmente, á no ser por un observador
+dotado de tales facultades de penetración que leyera, primero, lo que
+pasaba en el corazón, y luego hubiese buscado un reflejo correspondiente
+en el rostro y aspecto general de esa mujer. Semejante observador, ó más
+bien adivino, podría haber pensado que, después de haber sostenido Ester
+las miradas de la multitud durante siete largos y malhadados años
+soportándolas como una necesidad, una penitencia, y una especie de
+severa religión, ahora, por la última vez, las afrontaba libre y
+voluntariamente para convertir también en una especie de triunfo lo que
+había sido una prolongada agonía. "¡Mirad por última vez la letra
+escarlata y á la que la lleva!"&mdash;parecía decirles la víctima del
+pueblo.&mdash;"Esperad un poco y me veré libre de vosotros. Unas cuantas
+horas, no más, y el misterioso y profundo océano recibirá en su seno, y
+ocultará en él para siempre, el símbolo que habéis hecho brillar por
+tanto tiempo en mi pecho!"</p>
+
+<p>Ni sería incurrir en una inconsistencia demasiado grande, si
+supusiéramos que Ester experimentaba cierto sentimiento de pesar en
+aquellos instantes mismos en que estaba á punto de verse libre del
+dolor, que puede<a name="page_286" id="page_286"></a> decirse se había encarnado profundamente en su sér.
+¿No habría quizás en ella un deseo irresistible de apurar por última
+vez, y á grandes tragos, la copa del amargo absintio y acíbar que había
+estado bebiendo durante casi todos los años de su juventud? El licor que
+en lo sucesivo se llevaría á los labios, tendría que ser seguramente
+rico, delicioso, vivificante y en pulido vaso de oro; ó de otro modo
+produciría una languidez inevitable y tediosa, viniendo después de las
+heces de amargura que hasta entonces había apurado á manera de cordial
+de intensa potencia.</p>
+
+<p>Perla estaba ataviada alegremente. Habría sido imposible adivinar que
+esta brillante y luminosa aparición debía su existencia á aquella mujer
+de sombrío traje; ó que la fantasía tan espléndida, y á la vez tan
+delicada, que ideó el vestido de la niña, era la misma que llevase á
+cabo la tarea, quizá más difícil, de dar al sencillo traje de Ester el
+aspecto peculiar tan notable que tenía. De tal modo se adaptaba á
+Perlita su vestido, que éste parecía la emanación ó el desarrollo
+inevitable y la manifestación externa de su carácter, tan imposible de
+separarse de ella, como al ala de una mariposa desprenderse de su
+brillantez abigarrada, ó á los pétalos de una espléndida flor despojarse
+de su radiante colorido. En este día extraordinario, había sin embargo
+una cierta inquietud y agitación singular en todo el sér de la niña,
+parecidas al brillo de los diamantes que fulguran y centellean al compás
+de los latidos del pecho en que se ostentan. Los niños participan
+siempre de las agitaciones de aquellas personas con quienes están en
+íntima relación; experimentan siempre el malestar debido á cualquier
+disgusto ó trastorno<a name="page_287" id="page_287"></a> inminente, de cualquier clase que sea, en el hogar
+doméstico; y por lo tanto Perla, que era entonces la joya del inquieto
+corazón de la madre, revelaba en su misma vivacidad las emociones que
+nadie podía descubrir en la impasibilidad marmórea de la frente de
+Ester.</p>
+
+<p>Esta efervescencia la hizo moverse como un ave, más bien que andar al
+lado de su madre, prorrumpiendo continuamente en exclamaciones
+inarticuladas, agudas, penetrantes. Cuando llegaron á la plaza del
+mercado, se volvió aún más inquieta y febril al notar el bullicio y
+movimiento que allí reinaban, pues por lo común aquel lugar tenía en
+realidad el aspecto de un solitario prado frente á la iglesia de una
+aldea, y no el del centro de los negocios de una población.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué significa esto, madre?&mdash;gritó la niña.&mdash;¿Por qué han abandonado
+todos hoy su trabajo? ¿Es un día de fiesta para todo el mundo? Mira, ahí
+está el herrero. Se ha lavado su cara sucia y se ha puesto la ropa de
+los domingos, y parece que quisiera estar contento y alegre, si hubiese
+solamente quien le enseñase el modo de estarlo. Y aquí está el Sr.
+Brackett, el viejo carcelero, que se sonríe conmigo y me saluda. ¿Por
+qué lo hace, madre?</p>
+
+<p>&mdash;Se acuerda cuando tú eras muy chiquita,&mdash;hija mía,&mdash;respondió Ester.</p>
+
+<p>&mdash;Ese viejo horrible, negro y feo, no debe sonreirme ni saludarme,&mdash;dijo
+Perla.&mdash;Que lo haga contigo, si quiere, porque estás vestida de color
+obscuro y llevas la letra escarlata. Pero mira, madre, ¡cuántas gentes
+extrañas, y entre ellos indios y también marineros!<a name="page_288" id="page_288"></a> ¿Para qué han
+venido todos esos hombres á la plaza del mercado?</p>
+
+<p>&mdash;Están esperando que la procesión pase para verla,&mdash;dijo Ester,&mdash;porque
+el Gobernador y los magistrados han de venir, y los ministros, y todas
+las personas notables y buenas han de marchar con música y soldados á la
+cabeza.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y estará allí el ministro?&mdash;preguntó Perla,&mdash;¿y extenderá las dos
+manos hacia mí, como hizo cuando tú me llevaste á su lado desde el
+arroyuelo?</p>
+
+<p>&mdash;Sí estará,&mdash;respondió su madre,&mdash;pero no te saludará hoy, ni tampoco
+debes tú saludarle.</p>
+
+<p>&mdash;¡Qué hombre tan triste y tan raro es el ministro!&mdash;dijo la niña como
+si hablara en parte á solas y consigo misma.&mdash;En medio de la noche nos
+llama y estrecha tus manos y las mías, como cuando estuvimos juntas con
+él sobre el tablado. Y en el bosque, donde solo los antiguos árboles
+pueden oir á uno, y donde sólo un pedacito de cielo puede vernos, se
+pone á hablar contigo sentado en un tronco de árbol. Y me besa la frente
+de modo que el arroyuelo apenas puede borrar su beso. Pero aquí, á la
+luz del sol, y en medio de todas estas gentes, no nos conoce, ni
+nosotros debemos conocerle. ¡Sí, un hombre raro y triste con la mano
+siempre sobre el corazón!</p>
+
+<p>&mdash;No hables más, Perla,&mdash;le dijo su madre,&mdash;tú no entiendes de estas
+cosas. No pienses ahora en el ministro, sino mira lo que pasa á tu
+alrededor y verás cuán alegre parece hoy todo el mundo. Los niños han
+venido de sus escuelas, y las personas crecidas han dejado sus tiendas,
+sus talleres y los campos con el<a name="page_289" id="page_289"></a> objeto de divertirse; porque hoy
+empieza á regirlos un nuevo Gobernador.</p>
+
+<p>Como Ester decía, era mucho el contento y alegría que brillaban en el
+rostro de todos los presentes. En un día semejante, como sucedió después
+durante la mayor parte de dos siglos, los puritanos se entregaban á todo
+el regocijo y alborozo público que consideraban permisibles á la
+fragilidad humana; disipando solo en el espacio de un día de fiesta,
+aquella nube sombría en que siempre estaban envueltos, pero de manera
+tal, que apenas si aparecían menos graves que otras comunidades en
+tiempo de duelo general.</p>
+
+<p>Pero tal vez exageramos el aspecto sombrío que indudablemente
+caracterizaba la manera de ser de aquel tiempo. Las personas que se
+hallaban en la plaza del mercado de Boston no eran todas herederas del
+adusto y triste carácter puritano. Había allí individuos naturales de
+Inglaterra, cuyos padres habían vivido en la época de la Reina Isabel,
+cuando la vida social inglesa, considerada en conjunto, parece haber
+sido tan magnífica, fastuosa y alegre como el mundo pueda haber
+presenciado jamás. Si hubieran seguido su gusto hereditario, los colonos
+de la Nueva Inglaterra habrían celebrado todos los acontecimientos de
+interés público con hogueras, banquetes, procesiones cívicas, todo con
+gran pompa y esplendor. Ni habría sido difícil combinar, en la
+observación de las majestuosas ceremonias, el recreo alegre con la
+solemnidad, como si el gran traje de gala que en tales fiestas reviste
+una nación, estuviese adornado de una manera brillante á la vez que
+grotesca. Algo parecido á esto había en el modo de celebrar el día que
+daba comienzo al año político de la colonia.<a name="page_290" id="page_290"></a> El vago reflejo de una
+magnificencia que vivía en el recuerdo, una imitación pálida y débil de
+lo que habían presenciado en el viejo Londres, no diremos de una
+coronación real, sino de las fiestas con que se inaugura el Lord
+Corregidor de aquella gran capital, podría trazarse en las costumbres
+que observaban nuestros antepasados en la instalación anual de sus
+magistrados. Los padres y fundadores de la República,&mdash;el hombre de
+Estado, el sacerdote y el militar,&mdash;creían de su deber revestirse en
+esta oportunidad de toda la pompa y aparato majestuoso que, de acuerdo
+con las antiguas tradiciones, se consideraba el adminículo indispensable
+de la eminencia pública ó social. Todos venían á formar parte de la
+procesión que había de desfilar ante las miradas del pueblo, comunicando
+de este modo cierta dignidad á la sencilla estructura de un gobierno tan
+recientemente constituído.</p>
+
+<p>En ocasiones semejantes se le permitía al pueblo, y hasta se le animaba,
+á que se solazara y dejase sus diversos trabajos é industrias, á que en
+todo tiempo parecía se aplicaba con la misma rigidez y severidad que á
+sus austeras prácticas religiosas. Por de contado que aquí no podía
+esperarse nada parecido á lo que se hubiera visto en las fiestas
+populares de Inglaterra en tiempos de la Reina Isabel; ni rudas
+representaciones teatrales; ni ministriles con sus arpas y baladas
+legendarias; ni músicos ambulantes con un mono bailando al son de la
+música; ni jugadores de mano y titiriteros con sus suertes y artificios
+de hechicería; ni payasos y saltimbanquis tratando de alegrar la
+multitud con sus chistes, quizás de varios siglos de antigüedad, pero
+surtiendo siempre buen efecto, porque se<a name="page_291" id="page_291"></a> dirigen á los sentimientos
+universales dispuestos á la alegría y buen humor. Toda esta clase de
+profesores de los diferentes ramos de diversión y entretenimiento habían
+sido severamente suprimidos, no sólo por la rígida disciplina de la ley,
+sino por la sanción general que es lo que constituye la vitalidad de las
+leyes. Sin embargo, aún careciendo de todo esto, la honrada y buena cara
+del pueblo sonreía, quizás con cierta dureza, pero también á quijada
+batiente. Ni se diga por eso que faltaban juegos y recreos de la clase
+que los colonos habían presenciado muchos años atrás, en las ferias
+campestres de Inglaterra, en los que acaso tomaron parte, y consideraban
+sería conveniente conservar en estas nuevas tierras; por ejemplo, se
+veían luchas á brazo partido, de diferentes clases, aquí y allí en la
+plaza del mercado; en una esquina había un combate amistoso al garrote;
+y lo que más que todo llamaba la atención, en el tablado de la picota á
+que ya se ha hecho referencia varias veces en estas páginas, dos
+maestros de armas comenzaban á dar una muestra de sus habilidades con
+broquel y espadón. Pero con gran chasco y disgusto de los espectadores,
+este entretenimiento fué suspendido mediante la intervención del
+alguacil de la ciudad, que no quería permitir que la majestad de la ley
+se violase con semejante abuso de uno de sus lugares consagrados.</p>
+
+<p>Aunque los colores del cuadro de la vida humana que se desplegaba en la
+plaza del mercado fueran en lo general sombríos, no por eso dejaban de
+estar animados con diversidad de matices. Había una cuadrilla de indios
+con trajes de piel de ciervo curiosamente bordados, cinturones rojos y
+amarillos, plumas en la<a name="page_292" id="page_292"></a> cabeza, y armados con arco, flechas y lanzas de
+punta de pedernal, que permanecían aparte, como separados de todo el
+mundo, con rostros de inflexible gravedad, que ni aun la de los
+puritanos podía superar. Pero á pesar de todo, no eran estos salvajes
+pintados de colores, los que pudieran presentarse como tipo de lo más
+violento ó licencioso de las gentes que allí estaban congregadas.
+Semejante honor, si en ello le hay, podían reclamarlo con más fundamento
+algunos de los marineros que formaban parte de la tripulación del buque
+procedente del Mar Caribe, que también habían venido á tierra á
+divertirse el día de la elección. Eran hombres que se habían echado el
+alma á las espaldas, de rostros tostados por el sol y grandes y espesas
+barbas; sus pantalones, cortos y anchos, estaban sostenidos por un
+cinturón, que á veces cerraban placas ó hebillas de oro, y del cual
+pendía siempre un gran cuchillo, y en algunos casos un sable. Por debajo
+de las anchas alas de sus sombreros de paja, se veían brillar ojos que,
+aun en momentos de alegría y buen humor, tenían una especie de ferocidad
+instintiva. Sin temor ni escrúpulo de ninguna especie, violaban las
+reglas de buen comportamiento á que se sometían todos los demás, fumando
+á las mismas narices del alguacil de la población, aunque cada bocanada
+de humo habría costado buena suma de reales, por vía de multa, á todo
+otro vecino de la ciudad, y apurando sin ningún reparo tragos de vino ó
+de aguardiente en frascos que sacaban de sus faltriqueras, y que
+ofrecían liberalmente á la asombrada multitud que los rodeaba. Nada
+caracteriza tanto la moralidad á medias de aquellos tiempos, que hoy
+calificamos de<a name="page_293" id="page_293"></a> rígidos, como la licencia que se permitía á los
+marineros, no hablamos sólo de sus calaveradas cuando estaban en tierra,
+sino aún mucho más tratándose de sus actos de violencia y rapiña cuando
+se hallaban en su propio elemento. El marinero de aquella época correría
+hoy el peligro de que se le acusara de pirata ante un tribunal. Por
+ejemplo, poca duda podría abrigarse que los tripulantes del buque de que
+hemos hablado, aunque no de lo peor de su género, habían sido culpables
+de depredaciones contra el comercio español, de tal naturaleza, que
+pondrían en riesgo sus vidas en un moderno tribunal de justicia.</p>
+
+<p>Pero en aquellos antiguos tiempos el mar se alborotaba, se henchía y se
+rizaba, según su capricho, ó estaba sujeto solamente á los vientos
+tempestuosos, sin que apenas se hubiera intentado establecer código
+alguno que regulase las acciones de los que lo surcaban. El bucanero
+podía abandonar su profesión y convertirse, si así lo deseaba, en hombre
+honrado y piadoso, dejando las olas y fijándose en tierra; y ni aun en
+plena carrera de su existencia borrascosa se le consideraba como
+individuo con quien no era decente tener tratos ni relación social,
+aunque fuera casualmente. De consiguiente, los viejos puritanos con sus
+capas negras y sombreros puntiagudos, no podían menos de sonreirse ante
+la manera bulliciosa y ruda de comportarse de estos alegres marineros;
+sin que excitara sorpresa, ni diese lugar á críticas, ver que una
+persona tan respetable como el anciano Rogerio Chillingworth entrase en
+la plaza del mercado en íntima y amistosa plática con el capitán del
+buque de dudosa reputación.<a name="page_294" id="page_294"></a></p>
+
+<p>Puede afirmarse que entre toda aquella multitud allí congregada no había
+figura de aspecto tan vistoso y bizarro, á lo menos en lo que hace al
+traje, como la de aquel capitán. Llevaba el vestido profusamente
+cubierto de cintas, galón de oro en el sombrero que rodeaba una
+cadenilla, también de oro, y adornado además con una pluma. Tenía espada
+al cinto, y ostentaba en la frente una cuchillada que, merced á cierto
+arreglo especial del cabello, parecía más deseoso de mostrar que de
+esconder. Un ciudadano que no hubiera sido marino, apenas se habría
+atrevido á llevar ese traje y mostrar esa cara, con tal desenfado y
+arrogancia, sabiendo que se exponía á sufrir un severo interrogatorio
+ante un magistrado, incurriendo probablemente en una crecida multa ó en
+algunos cuantos días de cárcel: pero tratándose de un capitán de buque,
+todo se consideraba perteneciente al oficio, así como las escamas son
+parte de un pez.</p>
+
+<p>Después de separarse del médico, el capitán del buque con destino á
+Brístol empezó á pasearse lentamente por la plaza del mercado, hasta
+que, acercándose por casualidad al sitio en que estaba Ester, pareció
+reconocerla y no vaciló en dirigirle la palabra. Como acontecía por lo
+común donde quiera que se hallaba Ester, en torno suyo se formaba un
+corto espacio vacío, una especie de círculo mágico en el que, aunque el
+pueblo se estuviera codeando y pisoteando á muy corta distancia, nadie
+se aventuraba ni se sentía dispuesto á penetrar. Era un ejemplo vivo de
+la soledad moral á que la letra escarlata condenaba á su portadora,
+debido en parte á la reserva de Ester, y en parte al instintivo
+alejamiento de sus conciudadanos,<a name="page_295" id="page_295"></a> á pesar de que hacía ya tiempo que
+habían dejado de mostrarse poco caritativos para con ella. Ahora, más
+que nunca, le sirvió admirablemente, pues le proporcionó el modo de
+hablar con el marino sin peligro de que los circunstantes se enteraran
+de su conversación; y tal cambio se había operado en la reputación de
+que gozaba Ester á los ojos del público, que la matrona más eminente de
+la colonia en punto á rígida moralidad, no podría haberse permitido
+aquella entrevista, sin dar margen al escándalo.</p>
+
+<p>&mdash;De modo, señora,&mdash;dijo el capitán,&mdash;que debo ordenar á mi mayordomo
+que prepare otro camarote, además de los que Vd. ha contratado. Lo que
+es en este viaje no habrá temor de escorbuto ó tifus; porque con el
+cirujano de abordo, y este otro médico, nuestro único peligro serán las
+píldoras ó las drogas que nos administren, pues tengo en el buque una
+buena provisión de medicinas que compré á un buque español.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué está Vd. diciendo?&mdash;preguntó Ester con mayor alarma de la que
+quisiera haber mostrado.&mdash;¿Tiene Vd. otro pasajero?</p>
+
+<p>&mdash;¡Cómo! ¿No sabe Vd.,&mdash;exclamó el capitán del barco,&mdash;que el médico de
+esta plaza,&mdash;Chillingworth como dice llamarse,&mdash;está dispuesto á
+compartir mi cámara con Vd.? Sí, sí, Vd. debe saberlo, pues me ha dicho
+que es uno de la compañía, y además íntimo amigo del caballero de quien
+Vd. habló, de ese que corre peligro aquí en manos de estos viejos y
+ásperos gobernantes puritanos.</p>
+
+<p>&mdash;Sí, se conocen íntimamente,&mdash;replicó Ester con semblante sereno,
+aunque toda llena de la más profunda consternación,&mdash;han vivido juntos
+mucho tiempo.<a name="page_296" id="page_296"></a></p>
+
+<p>Nada más pasó entre el marino y Ester. Pero en aquel mismo instante vió
+ésta al viejo Rogerio de pie en el ángulo más remoto de la plaza del
+mercado, sonriéndole; sonrisa que,&mdash;al través de aquel vasto espacio de
+terreno, y en medio de tanta charla, alegría, bullicio y animación, y de
+tanta diversidad de intereses y de sentimientos,&mdash;encerraba una
+significación secreta y terrible.<a name="page_297" id="page_297"></a></p>
+
+<h3><a name="XXII" id="XXII"></a>XXII<br /><br />
+<small>LA PROCESIÓN</small></h3>
+
+<p>A<small>NTES</small> de que Ester hubiera podido darse cuenta de lo que pasaba, y
+considerar lo que podía hacerse en vista de este nuevo é inesperado
+aspecto del asunto, se oyeron los sones de una música militar que se
+acercaba por una de las calles contiguas, indicando la marcha de la
+procesión de los magistrados y ciudadanos en dirección de la iglesia,
+donde, de acuerdo con una antigua costumbre adoptada en los primeros
+tiempos de la colonia, el Reverendo Señor Dimmesdale debía predicar el
+sermón de la elección.</p>
+
+<p>Pronto se dejó ver la cabeza de la procesión que, procediendo lenta y
+majestuosamente, doblaba una esquina y se abría paso al través de la
+muchedumbre que llenaba la plaza del mercado. Primeramente venía la
+banda de música, compuesta de variedad de instrumentos, quizás
+imperfectamente adaptados unos á otros, y tocados sin mucho arte; sin
+embargo, se alcanzaba el gran objeto que la armonía de los tambores y
+del clarín debe producir en la multitud; esto es, revestir de un aspecto
+más heroico y elevado la escena que se desarrollaba ante la vista.
+Perla, al principio, empezó á palmotear, pero luego, por un instante,
+perdió la agitación febril que la había mantenido en un<a name="page_298" id="page_298"></a> estado de
+continua efervescencia toda la mañana: contempló silenciosamente lo que
+pasaba, y parecía como si los sonidos de la música, arrebatando su
+espíritu, la hicieran, á manera de ave acuátil, cernerse sobre aquellas
+oleadas de armonía. Pero volvió á su antigua agitación al ver fulgurar á
+los rayos del sol las armas y brillantes arreos de los soldados que
+venían inmediatamente después de la banda de música, y formaban la
+escolta de honor de la procesión. Este cuerpo militar,&mdash;que aun subsiste
+como institución, y continúa su vieja existencia con antigua y honrosa
+fama,&mdash;no se componía de hombres asalariados, sino de caballeros que,
+animados de ardor marcial, deseaban establecer una especie de Colegio de
+Armas donde, como en una Asociación de Caballeros Templarios, pudieran
+aprender la ciencia de la guerra y las prácticas de la misma, hasta
+donde lo permitieran sus ocupaciones pacíficas habituales. La alta
+estimación en que se tenía á los militares en aquella época, podía verse
+en el porte majestuoso de cada uno de los individuos que formaban la
+compañía. Algunos, en realidad de verdad, por sus servicios en los
+Países Bajos y en otros campos de batalla, habían conquistado
+perfectamente el derecho de usar el nombre de soldado con toda la pompa
+y prosopopeya del oficio. Toda aquella columna vestida con petos de
+luciente acero y brillantes morriones coronados de penachos de plumas,
+presentaba un golpe de vista cuyo esplendor ningún despliegue de tropas
+modernas puede igualar.</p>
+
+<p>Y sin embargo, los hombres de eminencia en lo civil, que marchaban
+inmediatamente en seguida de la escolta militar, eran aun más dignos de
+la observación<a name="page_299" id="page_299"></a> de una persona pensadora. Su aspecto exterior tenía
+cierto sello de majestad que hacía parecer vulgar, y hasta absurdo á su
+lado, el altivo continente del guerrero. Era aquel un siglo en que el
+talento merecía menos estimación que ahora, reservándose ésta en mayor
+grado para las cualidades sólidas que denotaban firmeza y dignidad de
+carácter. El pueblo, por herencia, era respetuoso y deferente; y los
+colonos ingleses que habían fijado sus moradas en estas ásperas costas,
+dejando tras sí, rey, nobles, y toda la escala de la jerarquía social,
+aunque con la idea de respeto y obediencia todavía muy arraigada en
+ellos, la reservaban para las canas y las cabezas que los años hacían
+venerables; para la integridad á toda prueba; para la sólida sabiduría y
+amarga experiencia de la vida; en fin, para todas aquellas cualidades
+que indican peso, madurez, y se comprenden bajo el calificativo general
+de respetabilidad. Por lo tanto, aquellos primitivos hombres de Estado,
+tales como Bradstreet, Endicott, Dudley, Bellingham y sus compañeros,
+que fueron elevados al poder por la elección popular, no parece que
+pertenecieron á esa clase de hombres que hoy se llaman brillantes, sino
+que se distinguían como personas de madurez y de peso, más bien que de
+inteligencias vivas y extraordinarias. Tenían fortaleza de ánimo y
+confianza en sus propias fuerzas, y en tiempos difíciles ó peligrosos,
+cuando se trataba del bienestar de la cosa pública, eran como muralla de
+rocas contra los embates de las tempestuosas olas. Los rasgos de
+carácter aquí indicados se manifestaban perfectamente en sus rostros
+casi cuadrados y en el gran desarrollo físico de los nuevos magistrados
+coloniales;<a name="page_300" id="page_300"></a> y en lo que concierne á porte y autoridad natural, la madre
+patria no se habría avergonzado de admitir á estos hombres en la Cámara
+de los Pares ó en el Consejo del Soberano.</p>
+
+<p>Después de los magistrados venía el joven y eminente eclesiástico cuyos
+labios habían de pronunciar el discurso religioso en celebración del
+acto solemne. En la época de que hablamos, la profesión que él ejercía
+se prestaba mucho más que la política al despliegue de las facultades
+intelectuales. Los que veían ahora al Sr. Dimmesdale, observaron que
+jamás mostró tanta energía en su aspecto y hasta en su modo de andar,
+como la que desplegaba en la procesión. Su pisada no era vacilante, como
+en otras ocasiones, sino firme; no iba con el cuerpo casi doblado, ni se
+llevaba como de costumbre la mano al corazón. Sin embargo, bien
+considerado, su vigor no parecía corporal sino espiritual, como si se
+debiera á favor especial de los ángeles; ó quizás era la animación
+procedente de una inteligencia absorbida por serios y profundos
+pensamientos; ó acaso su temperamento sensible se veía vigorizado por
+los sonidos penetrantes de la música que, ascendiendo al cielo, le
+arrastraban y hacían mover con inusitada vivacidad. Sin embargo, tal era
+la abstracción de sus miradas, que podía pensarse que el Sr. Dimmesdale
+ni aun siquiera oía la música. Allí estaba su cuerpo marchando adelante
+con vigor no acostumbrado. ¿Pero dónde estaba su espíritu? Allá en las
+profundidades de su sér, ocupado con actividad extraordinaria en
+coordinar la legión de pensamientos majestuosos que pronto habían de
+verter sus labios; y de consiguiente ni veía, ni oía, ni tenía idea de
+nada<a name="page_301" id="page_301"></a> de lo que le rodeaba; pero la parte espiritual se apoderó de
+aquella débil fábrica y la arrastró consigo adelante, inconscientemente,
+y convertida también en espíritu. Los hombres de inteligencia poco
+común, que han llegado á adquirir cierta condición mórbida, poseen á
+veces esta facultad de hacer un esfuerzo poderoso en el cual invierten
+la fuerza vital de muchos días, para permanecer después como agotados
+durante mucho tiempo.</p>
+
+<p>Ester, con los ojos fijos en el ministro, se sentía dominada por tristes
+ideas, sin saber por qué ni de qué provenían. Se había imaginado que una
+mirada, siquiera rápida, tenía que cambiarse entre los dos. Recordaba la
+obscura selva con su pradillo solitario, y el amor y la angustia de que
+había sido testigo; y el tronco mohoso del árbol donde, sentados, asidos
+de las manos, mezclaron sus tristes y apasionadas palabras al murmullo
+melancólico del arroyuelo. ¡Cuán profundo conocimiento adquirieron
+entonces de lo que eran en realidad uno y otro! ¿Y era éste el mismo
+hombre? Apenas lo conocía ahora. ¿Era acaso él, ese hombre que pasaba
+altivo al compás de la hermosa música, en compañía de los venerables y
+majestuosos magistrados, él, tan inaccesible en su posición social, y
+aún mucho más como ahora le veía allí, entregado á los poco simpáticos
+pensamientos que le preocupaban? El corazón de Ester se entristeció á la
+idea de que todo había sido una ilusión, y que por vívido que hubiera
+sido su sueño, no podía existir un verdadero lazo de unión entre ella y
+el ministro. Y había en Ester tal suma de sentimiento femenino, que
+apenas podía perdonarle,&mdash;y menos que nunca ahora cuando<a name="page_302" id="page_302"></a> casi se oían,
+cada vez más próximas, las pisadas del Destino que se acercaba á toda
+prisa,&mdash;no, no podía perdonarle que de tal modo le fuera dado abstraerse
+del mundo que á los dos les era común, mientras ella, perdida en las
+tinieblas, extendía las manos congeladas buscándole, sin poder hallarle.</p>
+
+<p>Perla, ó vió y respondió á los pensamientos íntimos de su madre, ó
+sintió por sí misma también el alejamiento del ministro y creyó notar la
+especie de barrera inaccesible que los separaba. Mientras pasaba la
+procesión, la niña estuvo inquieta, moviéndose y balanceándose como un
+ave á punto de emprender el vuelo; pero cuando todo hubo terminado, miró
+á Ester en el rostro, y le dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Madre, ¿es ese el mismo ministro que me besó junto al arroyo?</p>
+
+<p>&mdash;Calla ahora, mi querida Perla,&mdash;le contestó su madre en voz baja,&mdash;no
+debemos hablar siempre en la plaza del mercado de lo que nos acontece en
+la selva.</p>
+
+<p>&mdash;No puedo estar segura de que sea él, ¡tan diferente me
+parece!&mdash;continuó la niña;&mdash;de otro modo habría corrido hacia él y le
+hubiera pedido que me besara ahora, delante de todo el mundo, como lo
+hizo allá, bajo aquellos árboles sombríos. ¿Qué habría dicho el
+ministro, madre? ¿Se habría llevado la mano al corazón, riñéndome y
+ordenándome que me alejara?</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué otra cosa podría haber dicho, Perla,&mdash;respondió su madre,&mdash;sino
+que no era esta la ocasión de besar á nadie, y que los besos no deben
+darse en la plaza del mercado? Perfectamente hiciste, locuela, en no
+hablarle.</p>
+
+<p>Hubo otra persona que expresó igualmente sus<a name="page_303" id="page_303"></a> ideas acerca del Sr.
+Dimmesdale. Esta persona era la Sra. Hibbins, cuyas excentricidades, ó
+mejor dicho, locura, la llevaban á hacer lo que pocos de la población se
+hubieran atrevido á realizar, esto es: sostener una conversación,
+delante del público, con la portadora de la letra escarlata. Vestida con
+gran magnificencia, con un triple cuello alechugado, talle bordado, bata
+de rico terciopelo y apoyada en un bastón de puño de oro, había salido á
+ver la procesión cívica. Como esta anciana señora tenía la fama (que
+después le costó la vida) de ser parte principal en todos los trabajos
+de nigromancia que continuamente se estaban ejecutando, la multitud le
+abrió paso franco y se apartó de ella, pareciendo temer el contacto de
+sus vestidos, como si llevaran la peste oculta entre sus primorosos
+pliegues. Vista en unión de Ester Prynne,&mdash;á pesar del sentimiento de
+benevolencia con que muchos miraban á esta última,&mdash;el terror que de
+suyo inspiraba la Sra. Hibbins se aumentó y dió lugar á un alejamiento
+general de aquel sitio en que se encontraban las dos mujeres.</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué imaginación mortal podría concebirlo?&mdash;dijo la anciana en voz
+baja, confidencialmente, á Ester.&mdash;¡Ese hombre religioso, ese santo en
+la tierra como el pueblo lo creía, y como realmente lo parece! ¿Quién
+que le vió ahora en la procesión podría pensar que no hace mucho que
+salió de su estudio,&mdash;apostaría que murmurando algunas frases de la
+Biblia en hebreo,&mdash;á dar una vuelta por la selva? ¡Ah! Nosotras, Ester
+Prynne, sabemos lo que eso significa. Pero, en realidad de verdad, no
+puedo resolverme á creer que ese sea el mismo hombre. He visto marchando
+detrás de<a name="page_304" id="page_304"></a> la música á más de un eclesiástico que ha bailado conmigo
+cuando Alguien, que no quiero nombrar aquí, tocaba el violín, y que tal
+vez sea un hechicero indio ó un brujo laponés que nos saluda y estrecha
+las manos en otras ocasiones. Pero eso es una bicoca, para quien sabe lo
+que es el mundo, ¿Pero este ministro? ¿Podrás decirme con seguridad,
+Ester, si es el mismo hombre á quien encontraste en el sendero de la
+selva?</p>
+
+<p>&mdash;Señora, no sé de qué me estáis hablando,&mdash;respondió Ester, conociendo,
+como conocía, que la dama Hibbins no tenía todos sus sentidos cabales,
+pero sorprendida en extremo, y hasta amedrentada, al oir la seguridad
+con que afirmaba las relaciones personales que existían entre tantos
+individuos (entre ellos Ester misma) y el enemigo malo.&mdash;No me
+corresponde á mí hablar con ligereza de un ministro tan piadoso y sabio
+como el Reverendo Sr. Dimmesdale.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ja! ¡ja! ¡mujer!&mdash;exclamó la anciana señora alzando el dedo y
+moviéndolo de un modo significativo.&mdash;¿Crees tú que después de haber ido
+yo á la selva tantas veces, no me sería dado conocer á los que han
+estado también allí? Sí; aunque no hubiera quedado en sus cabellos
+ninguna hojita de las guirnaldas silvestres con que se adornaron la
+cabeza mientras bailaban. Yo te conozco, Ester; pues veo la señal que te
+distingue entre todas las demás. Todos podemos verla á la luz del sol;
+pero en las tinieblas brilla como una llama rojiza. Tú la llevas á la
+faz del mundo; de modo que no hay necesidad de preguntarte nada acerca
+de este asunto. ¡Pero este ministro!... ¡Déjame decírtelo al oído!
+Cuando el Hombre Negro ve á alguno de sus propios sirvientes, que tiene
+la marca y el sello suyo, y que se<a name="page_305" id="page_305"></a> muestra tan cauteloso en no querer
+que se sepan los lazos que á él le ligan, como sucede con el Reverendo
+Sr. Dimmesdale, entonces tiene un medio de arreglar las cosas de manera
+que la marca se ostente á la luz del día y sea visible á los ojos de
+todo el mundo. ¿Qué es lo que el ministro trata de ocultar con la mano
+siempre sobre el corazón? ¡Ah! ¡Ester Prynne!</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué es lo que oculta, buena Sra. Hibbins?&mdash;preguntó con vehemencia
+Perla.&mdash;¿Lo has visto?</p>
+
+<p>&mdash;Nada, querida niña,&mdash;respondió la Sra. Hibbins haciendo una profunda
+reverencia á Perla.&mdash;Tú misma lo verás algún día. Dicen, niña, que
+desciendes del Príncipe del Aire. ¿Quieres venir conmigo una noche que
+sea hermosa á visitar á tu padre? Entonces sabrás por qué el ministro se
+lleva siempre la mano al corazón.</p>
+
+<p>Y riendo tan estrepitosamente, que todos los que estaban en la plaza del
+mercado pudieron oirla, la anciana hechicera se separó de Ester.</p>
+
+<p>Mientras esto pasaba, se había hecho la plegaria preliminar en la
+iglesia, y el Reverendo Sr. Dimmesdale había comenzado su discurso. Un
+sentimiento irresistible mantenía á Ester cerca del templo. Como el
+sagrado edificio estaba tan lleno que no podía dar cabida á ninguna
+persona más, se situó junto al tablado de la picota, hallándose lo
+bastante cerca de la iglesia para poder oir todo el sermón como si fuera
+un murmullo vago, pero variado, lo mismo que el débil acento de la voz
+peculiar del ministro.</p>
+
+<p>El órgano vocal del Sr. Dimmesdale era de suyo un rico tesoro, de modo
+que el oyente, aunque no comprendiera nada del idioma en que el orador
+hablaba,<a name="page_306" id="page_306"></a> podía sin embargo sentirse arrastrado por el simple sonido y
+cadencia de las palabras. Como toda otra música respiraban pasión y
+vehemencia, y despertaban emociones ya tiernas, ya elevadas, en una
+lengua que todos podían entender. Á pesar de lo indistinto de los
+sonidos, Ester escuchaba con atención tal y con tan profunda simpatía,
+que el sermón tuvo para ella una significación propia, completamente
+personal, y sin relacionarse en manera alguna con las palabras; las
+cuales, si las hubiera podido oir más claramente, sólo habrían sido un
+medio materializado que hubiera obscurecido su sentido espiritual. Ya
+oía las notas bajas á semejanza del viento que se calma como para
+reposarse; ya se elevaba con los sonidos, como si ascendiera por
+gradaciones progresivas, ora suaves, ya fuertes, hasta que el volumen de
+la voz parecía envolverla en una atmósfera de respetuoso temor y solemne
+grandeza. Y sin embargo, á pesar de lo imponente que á veces se volvía
+aquella voz, tenía siempre algo esencialmente quejumbroso. Había en ella
+una expresión de angustia, ya leve, ya aguda, el murmullo ó el grito,
+como quiera concebírsele, de la humanidad sufriente, que brotaba de un
+corazón que padecía é iba á herir la sensibilidad de los demás
+corazones. Á veces lo único que se percibía era esta expresión
+inarticulada de profundo sentimiento, á manera de un sollozo que se
+oyera en medio de hondo silencio. Pero aún en los momentos en que la voz
+del ministro adquiría más fuerza y vigor, ascendiendo de una manera
+irresistible, con mayor amplitud y volumen, llenando la iglesia de tal
+modo que parecía querer abrirse paso al través de las paredes y
+difundirse en los espacios,&mdash;<a name="page_307" id="page_307"></a>aún entonces, si el oyente prestaba
+cuidadosa atención, con ese objeto determinado, podía descubrir también
+el mismo grito de dolor. ¿Qué era eso? La queja de un corazón humano,
+abrumado de penas, quizás culpable, que revelaba su secreto, cualquiera
+que éste fuese, al gran corazón de la humanidad, pidiendo su simpatía ó
+su perdón,&mdash;á cada momento&mdash;en cada acento&mdash;y nunca en vano. Esta nota
+profunda y dominante, era lo que proporcionaba gran parte de su poder al
+ministro.</p>
+
+<p>Durante todo este tiempo Ester permaneció, como una estatua, clavada al
+pie del tablado fatídico. Si la voz del ministro no la hubiese mantenido
+allí, habría de todos modos habido un inevitable magnetismo en aquel
+lugar, en que comenzó la primera hora de su vida de ignominia. Reinaba
+en Ester la idea vaga, confusa, aunque pesaba gravemente en su espíritu,
+de que toda la órbita de su vida, tanto antes como después de aquella
+fecha, estaba relacionada con aquel sitio, como si fuera el punto que le
+diera unidad á su existencia.</p>
+
+<p>Perla, entretanto, se había apartado de su madre y estaba jugando como
+mejor le parecía en la plaza del mercado, alegrando á aquella sombría
+multitud con sus movimientos y vivacidad, á manera de un ave de
+brillantes plumas que ilumina todo un árbol de follaje obscuro, saltando
+de un lado á otro, medio visible y medio oculta entre la sombra de las
+espesas hojas. Tenía movimientos ondulantes, á veces irregulares, que
+indicaban la inquietud de su espíritu, mucho mayor en aquel día porque
+reflejaba la de su madre. Donde quiera que Perla veía algo que excitara
+su curiosidad, siempre alerta, allí se dirigía rápidamente,<a name="page_308" id="page_308"></a> pudiendo
+decirse que la niña tomaba plena posesión de lo que fuere, como si lo
+considerase su propiedad. Los puritanos la miraban y si se sonreían; mas
+no por eso se sentían menos inclinados á creer que la niña era el
+vástago de un espíritu malo, á juzgar por el encanto indescriptible de
+belleza y excentricidad que brillaba en todo su cuerpecito y se
+manifestaba en su actividad. Se dirigió hacia el indio salvaje y le miró
+fijamente al rostro, hasta que el indio tuvo conciencia de que se las
+había con un sér más selvático que él mismo. De allí, con innata
+audacia, pero siempre con característica reserva, corrió al medio de un
+grupo de marineros de tostadas mejillas, aquellos salvajes del océano,
+como los indios lo eran de la tierra, los que con sorpresa y admiración
+contemplaron á Perla como si una espuma del mar hubiese tomado la forma
+de una niñita, y estuviera dotada de un alma con esa fosforescencia de
+las olas que se vé brillar de noche bajo la proa del buque que va
+cortando las aguas.</p>
+
+<p>Uno de estos marinos, el capitán seguramente, que había hablado con
+Ester, se quedó tan prendado del aspecto de Perla, que intentó asirla
+para besarla; pero viendo que eso era tan imposible como atrapar un
+colibrí en el aire, tomó la cadena de oro que adornaba su sombrero, y se
+la arrojó á la niñita. Perla inmediatamente se la puso al rededor del
+cuello y de la cintura, con tal habilidad que, al verla, parecía que
+formaba parte de ella y era difícil imaginarla sin ese adorno.</p>
+
+<p>&mdash;¿Es tu madre aquella mujer que está allí con la letra escarlata?&mdash;dijo
+el capitán.&mdash;¿Quieres llevarle un recado mío?<a name="page_309" id="page_309"></a></p>
+
+<p>&mdash;Si el recado me agrada, lo haré,&mdash;dijo Perla.</p>
+
+<p>&mdash;Entonces dile,&mdash;replicó el capitán,&mdash;que he hablado otra vez con el
+viejo médico de rostro moreno, y que él se compromete á traer á su
+amigo, el caballero que ella sabe, á bordo de mi buque. De consiguiente,
+tu madre sólo tiene que pensar en ella y en tí. ¿Quieres decirle esto,
+niña brujita?</p>
+
+<p>&mdash;La Sra. Hibbins dice que mi padre es el Príncipe del Aire,&mdash;exclamó
+Perla con una maligna sonrisa.&mdash;Si vuelves á llamarme bruja, se lo diré
+á ella, y perseguirá tu buque con una tempestad.</p>
+
+<p>Atrevesando la plaza del mercado regresó la niña junto á su madre y le
+comunicó lo que el marino le había dicho. Ester, á pesar de su ánimo
+fuerte, tranquilo, resuelto, y constante en la adversidad, estuvo á
+punto de desmayarse al oir esta noticia precursora de inevitable
+desastre, precisamente en los momentos en que parecía haberse abierto un
+camino para que ella y el ministro pudieran salir del laberinto de dolor
+y de angustias en que estaban perdidos.</p>
+
+<p>Abrumado su espíritu y llena de terrible perplejidad con las noticias
+que le comunicaba el capitán del buque, se vió además sujeta en aquellos
+momentos á otra clase de prueba. Se hallaban allí presentes muchos
+individuos de los lugares circunvecinos, que habían oído hablar con
+frecuencia de la letra escarlata, y para quienes ésta se había
+convertido en algo terrífico por los millares de historias falsas ó
+exageradas que acerca de ella circulaban, pero que nunca la habían visto
+con sus propios ojos; los cuales, después de haber agotado toda otra
+clase de distracciones, se agolpaban en torno de Ester de una manera
+rudamente<a name="page_310" id="page_310"></a> indiscreta. Pero á pesar de lo poco escrupulosos que eran, no
+podían llegar sino á unas cuantas varas de distancia de ella. Allí se
+detenían, merced á la especie de fuerza repulsiva de la repugnancia que
+les inspiraba el místico símbolo. Los marineros, observando la
+aglomeración de los espectadores, y enterados de lo que significaba la
+letra escarlata, vinieron con sus rostros ennegrecidos por el sol, y de
+hombres de alma atravesada, á formar también parte del círculo que
+rodeaba á Ester; y hasta los indios se vieron contagiados con la
+curiosidad de los blancos, y deslizándose al través de la multitud,
+fijaron sus ojos negros, á manera de serpiente, en el seno de la pobre
+mujer, creyendo acaso que el portador de este brillante emblema bordado
+tenía que ser persona de alta categoría entre los suyos. Finalmente, los
+vecinos de la población, á pesar de que no experimentaban ya interés
+alguno en este asunto, se dirigieron también á aquel sitio y
+atormentaron á Ester, tal vez mucho más que todo el resto de los
+circunstantes, con la fría é indiferente mirada que fijaban en la
+insignia de su vergüenza. Ester vió y reconoció los mismos rostros de
+aquel grupo de matronas que habían estado esperando su salida en la
+puerta de la cárcel siete años antes; todas estaban allí, excepto la más
+joven y la única compasiva entre ellas, cuya veste funeraria hizo
+después de aquel acontecimiento. En aquella hora final, cuando creía que
+pronto iba á arrojar para siempre la letra candente, se había ésta
+convertido singularmente en centro de la mayor atención y curiosidad,
+abrasándole el seno más dolorosamente que en ningún tiempo desde el
+primer día que la llevó.<a name="page_311" id="page_311"></a></p>
+
+<p>Mientras Ester permanecía dentro de aquel círculo mágico de ignominia
+donde la crueldad de su sentencia parecía haberla fijado para siempre,
+el admirable orador contemplaba desde su púlpito un auditorio subyugado
+por el poder de su palabra hasta las fibras más íntimas de su múltiple
+sér. ¡El santo ministro en la iglesia! ¡La mujer de la letra escarlata
+en la plaza del mercado! ¿Qué imaginación podría hallarse tan falta de
+reverencia que hubiera sospechado que ambos estaban marcados con el
+mismo candente estigma?<a name="page_312" id="page_312"></a></p>
+
+<h3><a name="XXIII" id="XXIII"></a>XXIII<br /><br />
+<small>LA REVELACIÓN DE LA LETRA ESCARLATA</small></h3>
+
+<p>L<small>A</small> elocuente voz que había arrebatado el alma de los oyentes,
+haciéndoles agitarse como si se hallaran mecidos por las olas de
+turbulento océano, cesó al fin de resonar. Hubo un momento de silencio,
+profundo como el que tendría que reinar después de las palabras de un
+oráculo. Luego hubo un murmullo, seguido de una especie de ruido
+tumultuoso: se diría que los circunstantes, viéndose ya libres de la
+influencia del encanto mágico que los había transportado á las esferas
+en que se cernía el espíritu del orador, estaban volviendo de nuevo en
+sí mismos, aunque todavía llenos de la admiración y respeto que aquel
+les infundiera. Un momento después, la multitud empezó á salir por las
+puertas de la iglesia; y como ahora todo había concluído, necesitaban
+respirar una atmósfera más propia para la vida terrestre á que habían
+descendido, que aquella á que el predicador los elevó con sus palabras
+de fuego.</p>
+
+<p>Una vez al aire libre, los oyentes expresaron su admiración de diversas
+maneras: la calle y la plaza del mercado resonaron de extremo á extremo
+con las alabanzas prodigadas al ministro, y los circunstantes no
+hallaban reposo hasta haber referido cada cual á su<a name="page_313" id="page_313"></a> vecino lo que
+pensaba recordar ó saber mejor que él. Según el testimonio universal,
+jamás hombre alguno había hablado con espíritu tan sabio, tan elevado y
+santo como el ministro aquel día; ni jamás hubo labios mortales tan
+evidentemente inspirados como los suyos. Podría decirse que esa
+inspiración descendió sobre él y se apoderó de su sér, elevándole
+constantemente sobre el discurso escrito que yacía ante sus ojos,
+llenándole con ideas que habían de parecerle á él mismo tan maravillosas
+como á su auditorio.</p>
+
+<p>Según se colige de lo que hablaba la multitud, el asunto del sermón
+había sido la relación entre la Divinidad y las sociedades humanas, con
+referencia especial á la Nueva Inglaterra que ellos habían fundado en el
+desierto; y á medida que se fué acercando al final de su discurso,
+descendió sobre él un espíritu de profecía, que le obligaba á continuar
+en su tema como acontecía con los antiguos profetas de Israel, con esta
+diferencia, sin embargo, que mientras aquellos anunciaban la ruina y
+desolación de su patria, Dimmesdale predecía un grande y glorioso
+destino al pueblo allí congregado. Pero en todo su discurso había cierta
+nota profunda, triste, dominante, que sólo podía interpretarse como el
+sentimiento natural y melancólico de uno que pronto ha de abandonar este
+mundo. Sí: su ministro, á quien tanto amaban, y que los amaba tanto á
+todos ellos, que no podía partir hacia el cielo sin exhalar un suspiro
+de dolor,&mdash;tenía el presentimiento de que una muerte prematura le
+esperaba, y de que pronto los dejaría bañados en lágrimas. Esta idea de
+su permanencia transitoria en la tierra, dió el último toque al efecto
+que el predicador había producido;<a name="page_314" id="page_314"></a> diríase que un ángel, en su paso por
+el firmamento, había sacudido un instante sus luminosas alas sobre el
+pueblo, produciendo al mismo tiempo sombra y esplendor, y derramando una
+lluvia de verdades sobre el auditorio.</p>
+
+<p>De este modo llegó para el Reverendo Sr. Dimmesdale,&mdash;como llega para la
+mayoría de los hombres en sus varias esferas de acción, aunque con
+frecuencia demasiado tarde,&mdash;una época de vida más brillante y llena de
+triunfos que ninguna otra en el curso de su existencia, ó que jamás
+pudiera esperar. En aquel momento se encontraba en la cúspide de la
+altura á que los dones de la inteligencia, de la erudición, de la
+oratoria, y de un nombre de intachable pureza, podían elevar á un
+eclesiástico en los primeros tiempos de la Nueva Inglaterra, cuando ya
+una carrera de esa clase era en sí misma un alto pedestal. Tal era la
+posición que el ministro ocupaba, cuando inclinó la cabeza sobre el
+borde del púlpito al terminar su discurso. Entre tanto, Ester Prynne
+permanecía al pie del tablado de la picota con la letra escarlata
+abrasando aún su corazón.</p>
+
+<p>Oyéronse de nuevo los sones de la música y el paso mesurado de la
+escolta militar que salía por la puerta de la iglesia. La procesión
+debía dirigirse á la casa consistorial, donde un solemne banquete iba á
+completar las ceremonias del día.</p>
+
+<p>Por lo tanto, de nuevo la comitiva de venerables y majestuosos padres de
+la ciudad empezó á moverse en el espacio libre que dejaba el pueblo,
+haciéndose respetuosamente á uno y otro lado, cuando el Gobernador y los
+magistrados, los hombres ancianos y cuerdos,<a name="page_315" id="page_315"></a> los santos ministros del
+altar, y todo lo que era eminente y renombrado en la población,
+avanzaban por en medio de los espectadores. Cuando llegaron á la plaza
+del mercado, su presencia fué saludada con una aclamación general; que
+si bien podía atribuirse al sentimiento de lealtad que en aquella época
+experimentaba el pueblo hacia sus gobernantes, era también la explosión
+irresistible del entusiasmo que en el alma de los oyentes había
+despertado la elevada elocuencia que aun vibraba en sus oídos. Cada uno
+sintió el impulso en sí mismo y casi instantáneamente este impulso se
+hizo unánime. Dentro de la iglesia á duras penas pudo reprimirse; pero
+debajo de la bóveda del cielo no fué posible contener su manifestación,
+más grandiosa que los rugidos del huracán, del trueno ó del mar, en
+aquella potente oleada de tantas voces reunidas en una gran voz por el
+impulso universal que de muchos corazones forma uno solo. Jamás en el
+suelo de la Nueva Inglaterra había resonado antes igual clamoreo. Jamás,
+en el suelo de la Nueva Inglaterra, se había visto un hombre de tal modo
+honrado por sus conciudadanos como lo era ahora el predicador.</p>
+
+<p>¿Y qué era de él? ¿No se veían por ventura en el aire las partículas
+brillantes de una aureola al rededor de su cabeza? Habiéndose vuelto tan
+etéreo, habiendo sus admiradores hecho su apoteosis, ¿pisaban sus pies
+el polvo de la tierra cuando iba marchando en la procesión?</p>
+
+<p>Mientras las filas de los hombres de la milicia y de los magistrados
+civiles avanzaban, todas las miradas se dirigían al lugar en que
+marchaba el Sr. Dimmesdale. La aclamación se iba convirtiendo en
+murmullo á medida<a name="page_316" id="page_316"></a> que una parte de los espectadores tras otra lograba
+divisarle. ¡Cuán pálido y débil parecía en medio de todo este triunfo
+suyo! La energía,&mdash;ó, mejor dicho, la inspiración que lo sostuvo
+mientras pronunciaba el sagrado mensaje que le comunicó su propia
+fuerza, como venida del cielo,&mdash;ya le había abandonado después de haber
+cumplido tan fielmente su misión. El color que antes parecía abrasar sus
+mejillas, se había extinguido como llama que se apaga irremediablemente
+entre los últimos rescoldos. La mortal palidez de su rostro era tal, que
+apenas semejaba éste el de un hombre vivo; ni el que marchaba con pasos
+tan vacilantes como si fuera á desplomarse á cada momento, sin hacerlo
+sin embargo, apenas podía tampoco tomarse por un ser viviente.</p>
+
+<p>Uno de sus hermanos eclesiásticos,&mdash;el venerable Juan
+Wilson,&mdash;observando el estado en que se hallaba el Sr. Dimmesdale
+después que pronunció su discurso, se adelantó apresuradamente para
+ofrecerle su apoyo; pero el ministro, todo trémulo, aunque de una manera
+decidida, alejó el brazo que le presentaba su anciano colega. Continuó
+andando, si es que puede llamarse andar lo que más bien parecía el
+esfuerzo vacilante de un niño á la vista de los brazos de su madre,
+extendidos para animarle á que se adelante. Y ahora, casi
+imperceptiblemente á pesar de la lentitud de sus últimos pasos, se
+encontraba frente á frente de aquel tablado, cuyo recuerdo jamás se
+borró de su memoria, de aquel tablado donde, muchos años antes, Ester
+Prynne había tenido que soportar las miradas ignominiosas del mundo.
+¡Allí estaba Ester teniendo de la mano á Perla! ¡Y allí estaba la letra
+escarlata en su pecho!<a name="page_317" id="page_317"></a> El ministro hizo aquí alto, aunque la música
+continuaba tocando la majestuosa y animada marcha al compás de la cual
+la procesión iba desfilando. ¡Adelante!&mdash;le decía la música,&mdash;¡adelante,
+al banquete! Pero el ministro se quedó allí como si estuviera clavado.</p>
+
+<p>El Gobernador Bellingham, que durante los últimos momentos había tenido
+fijas en el ministro las ansiosas miradas, abandonando ahora su puesto
+en la procesión, se adelantó para prestarle auxilio, creyendo, por el
+aspecto del Sr. Dimmesdale, que de lo contrario caería al suelo. Pero en
+la expresión de las miradas del ministro había algo que hizo retroceder
+al magistrado, aunque no era hombre que fácilmente cediese á las vagas
+intimaciones de otro. Entre tanto la multitud contemplaba todo aquello
+con temor respetuoso y admiración. Este desmayo terrenal era, según
+creían, sólo otra faz de la fuerza celestial del ministro; ni se hubiera
+tenido por un milagro demasiado sorprendente contemplarle ascender en
+los espacios, ante sus miradas, volviéndose cada vez más transparente y
+más brillante, hasta verle por fin desvanecerse en la claridad de los
+cielos.</p>
+
+<p>El ministro se acercó al tablado y extendió los brazos.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ester!&mdash;dijo,&mdash;¡ven aquí! ¡Ven aquí también, Perlita!</p>
+
+<p>La mirada que les dirigió fué lúgubre, pero había en ella á la vez que
+cierta ternura, una extraña expresión de triunfo. La niña, con sus
+movimientos parecidos á los de un ave, que eran una de sus cualidades
+características, corrió hacia él y estrechó las rodillas<a name="page_318" id="page_318"></a> del ministro
+entre sus tiernos bracitos. Ester, como impelida por inevitable destino,
+y contra toda su voluntad, se acercó también á Dimmesdale, pero se
+detuvo antes de llegar. En este momento el viejo Rogerio Chillingworth
+se abrió paso al través de la multitud, ó, tan sombría, maligna é
+inquieta era su mirada, que acaso surgió de una región infernal para
+impedir que su víctima realizara su propósito. Pero sea de ello lo que
+se quiera, el anciano médico se adelantó rápidamente hacia el ministro y
+le asió del brazo.</p>
+
+<p>&mdash;¡Insensato, detente! ¿qué intentas hacer?&mdash;le dijo en voz baja.&mdash;¡Haz
+seña á esa mujer de que se aleje! ¡Haz que se retire también esta niña!
+Todo irá bien. ¡No manches tu buen nombre, ni mueras deshonrado!
+¡Todavía puedo salvarte! ¿Quieres cubrir de ignominia tu sagrada
+profesión?</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah! ¡tentador! Me parece que vienes demasiado tarde,&mdash;respondió el
+ministro fijando las miradas en los ojos del médico, con temor, pero con
+firmeza.&mdash;Tu poder no es el que antes era. Con la ayuda de Dios me
+libraré ahora de tus garras.</p>
+
+<p>Y extendió de nuevo la mano á la mujer de la letra escarlata.</p>
+
+<p>&mdash;Ester Prynne,&mdash;gritó con penetrante vehemencia,&mdash;en el nombre de Aquel
+tan terrible y tan misericordioso, que en este último momento me concede
+la gracia de hacer lo que, con grave pecado y agonía infinita me he
+abstenido de hacer hace siete años, ven aquí ahora y ayúdame con tus
+fuerzas. Préstame tu auxilio, Ester, pero deja que lo guíe la voluntad
+que Dios me ha concedido. Este perverso y agraviado anciano se opone á
+ello con todo su poder, con todo<a name="page_319" id="page_319"></a> su propio poder y el del enemigo malo.
+¡Ven, Ester, ven! Ayúdame á subir ese tablado.</p>
+
+<p>En la multitud reinaba la mayor confusión. Los hombres de categoría y
+dignidad que se hallaban más inmediatos al ministro, se quedaron tan
+sorprendidos y perplejos acerca de lo que significaba aquello que veían,
+tan incapaces de comprender la explicación que más fácilmente se les
+presentaba, ó imaginar alguna otra, que permanecieron mudos y tranquilos
+espectadores del juicio que la Providencia parecía iba á pronunciar.
+Veían al ministro, apoyado en el hombro de Ester y sostenido por el
+brazo con que ésta le rodeaba, acercarse al tablado y subir sus gradas,
+teniendo entre las manos las de aquella niñita nacida en el pecado. El
+viejo Rogerio Chillingworth le seguía, como persona íntimamente
+relacionada con el drama de culpa y de dolor en que todos ellos habían
+sido actores, y por lo tanto con derecho bastante á hallarse presente en
+la escena final.</p>
+
+<p>&mdash;Si hubieras escudriñado toda la tierra,&mdash;dijo mirando con sombríos
+ojos al ministro,&mdash;no habrías hallado un lugar tan secreto, ni tan alto,
+ni tan bajo, donde hubieras podido librarte de mí,&mdash;como este cadalso en
+que ahora estás.</p>
+
+<p>&mdash;¡Gracias sean dadas á Aquel que me ha traído aquí!&mdash;contestó el
+ministro.</p>
+
+<p>Temblaba sin embargo, y se volvió hacia Ester con una expresión de duda
+y ansiedad en los ojos que fácilmente podía distinguirse, por estar
+acompañada de una débil sonrisa en sus labios.</p>
+
+<p>&mdash;¿No es esto mejor,&mdash;murmuró,&mdash;que lo que imaginamos en la selva?<a name="page_320" id="page_320"></a></p>
+
+<p>&mdash;¡No sé! ¡No sé!&mdash;respondió ella rápidamente.&mdash;¿Mejor? Sí: ¡ojalá
+pudiéramos morir aquí ambos, y Perlita con nosotros!</p>
+
+<p>&mdash;Respecto á tí y á Perla, ¡sea lo que Dios ordene!&mdash;dijo el
+ministro,&mdash;y Dios es misericordioso. Déjame hacer ahora lo que Él ha
+puesto claramente de manifiesto ante mis ojos, porque yo me estoy
+muriendo, Ester. Deja, pues, que me apresure á tomar sobre mi alma la
+parte de vergüenza que me corresponde.</p>
+
+<p>En parte sostenido por Ester, y teniendo de la mano á Perla, el
+Reverendo Sr. Dimmesdale se volvió á los dignos y venerables
+magistrados, á los sagrados ministros que eran sus hermanos en el Señor,
+al pueblo cuya gran alma estaba completamente consternada, aunque llena
+de simpatía dolorosa, como si supiera que un asunto vital y profundo,
+que si repleto de culpa también lo estaba de angustia y de
+arrepentimiento, se iba á poner ahora de manifiesto á la vista de todos.
+El sol, que había pasado ya su meridiano, derramaba su luz sobre el
+ministro y hacía destacar su figura perfectamente, como si se hubiera
+desprendido de la tierra para confesar su delito ante el tribunal de la
+Justicia Eterna.</p>
+
+<p>&mdash;¡Pueblo de la Nueva Inglaterra!&mdash;exclamó con una voz que se elevó por
+encima de todos los circunstantes, alta, solemne y majestuosa,&mdash;pero que
+con todo era siempre algo trémula, y á veces semejaba un grito que
+surgía luchando desde un abismo insondable de remordimiento y de
+dolor,&mdash;vosotros, continuó, que me habéis amado,&mdash;vosotros, que me
+habéis creído santo,&mdash;miradme aquí, mirad al más grande pecador<a name="page_321" id="page_321"></a> del
+mundo. ¡Al fin, al fin estoy de pie en el lugar en que debía haber
+estado hace siete años: aquí, con esta mujer, cuyo brazo, más que la
+poca fuerza con que me he arrastrado hasta aquí, me sostiene en este
+terrible momento y me impide caer de bruces al suelo! ¡Ved ahí la letra
+escarlata que Ester lleva! Todos os habéis estremecido á su vista. Donde
+quiera que esta mujer ha ido, donde quiera que, bajo el peso de tanta
+desgracia, hubiera podido tener la esperanza de hallar reposo,&mdash;esa
+letra ha esparcido en torno suyo un triste fulgor que inspiraba espanto
+y repugnancia. ¡Pero en medio de vosotros había un hombre, ante cuya
+marca de infamia y de pecado jamás os habéis estremecido!</p>
+
+<p>Al llegar á este punto, pareció que el ministro tenía que dejar en
+silencio el resto de su secreto; pero luchó contra su debilidad
+corporal, y aun mucho más contra la flaqueza de ánimo que se esforzaba
+en subyugarle. Se desembarazó entonces de todo sostén corporal, y dió un
+paso hacia adelante resueltamente, dejando detrás de sí á la mujer y á
+la niña.</p>
+
+<p>&mdash;¡Esa marca la tenía él!&mdash;continuó con una especie de fiero arrebato.
+¡Tan determinado estaba á revelarlo todo!&mdash;¡El ojo de Dios la veía! ¡Los
+ángeles estaban siempre señalándola! ¡El enemigo malo la conocía muy
+bien y la estregaba constantemente con sus dedos candentes! Pero él la
+ocultaba con astucia á la mirada de los hombres, y se movía entre
+vosotros con rostro apesadumbrado, como el de un hombre muy puro en un
+mundo tan pecador; y triste, porque echaba de menos sus compañeros
+celestiales. Ahora, en los últimos momentos de su vida, se presenta ante
+vosotros; os pide que contempléis de nuevo la letra escarlata<a name="page_322" id="page_322"></a> de Ester;
+y os dice que, con todo su horror misterioso, no es sino la pálida
+sombra de la que él lleva en su propio pecho; y que aun esta marca roja
+que tengo aquí, esta marca roja mía, es solo el reflejo de la que está
+abrasando lo más íntimo de su corazón. ¿Hay aquí quién pueda poner en
+duda el juicio de Dios sobre un pecador? ¡Mirad! ¡Contemplad un
+testimonio terrible de ese juicio!</p>
+
+<p>Con un movimiento convulsivo desgarró la banda eclesiástica que llevaba
+en el pecho. ¡Todo quedó revelado! Pero sería irreverente describir
+aquella revelación. Durante un momento las miradas de la multitud
+horrorizada se concentraron en el lúgubre milagro, mientras el ministro
+permanecía en pie con una expresión triunfante en el rostro, como la de
+un hombre que en medio de una crisis del más agudo dolor ha conseguido
+una victoria. Después cayó desplomado sobre el cadalso. Ester lo levantó
+parcialmente y le hizo reclinar la cabeza sobre su seno. El viejo
+Rogerio se arrodilló á su lado con aspecto sombrío, desconcertado, con
+un rostro en el cual parecía haberse extinguido la vida.</p>
+
+<p>&mdash;¡Has logrado escaparte de mí!&mdash;repetía con frecuencia.&mdash;¡Has logrado
+escaparte de mí!</p>
+
+<p>&mdash;¡Que Dios te perdone!&mdash;dijo el ministro.&mdash;¡Tú también has pecado
+gravemente!</p>
+
+<p>Apartó sus miradas moribundas del anciano, y las fijó en la mujer y la
+niña.</p>
+
+<p>&mdash;¡Mi pequeña Perla!&mdash;dijo débilmente, y una dulce y tierna sonrisa
+iluminó su semblante, como el de un espíritu que va entrando en profundo
+reposo; mejor dicho, ahora que el peso que abrumaba su alma<a name="page_323" id="page_323"></a> había
+desaparecido, parecía que deseaba jugar con la niña,&mdash;mi querida
+Perlita, ¿me besarás ahora? ¡No lo querías hacer en la selva! Pero ahora
+sí lo harás.</p>
+
+<p>Perla le dió un beso en la boca. El encanto se deshizo. La gran escena
+de dolor en que la errática niña tuvo su parte, había madurado de una
+vez todos sus sentimientos y afectos; y las lágrimas que derramaba sobre
+las mejillas de su padre, eran una prenda de que ella iría creciendo
+entre la pena y la alegría, no para estar siempre en lucha contra el
+mundo, sino para ser en él una verdadera mujer. También respecto de su
+madre la misión de Perla, como mensajera de dolor, se había cumplido
+plenamente.</p>
+
+<p>&mdash;Ester,&mdash;dijo el ministro,&mdash;¡adiós!</p>
+
+<p>&mdash;¿No nos volveremos á encontrar?&mdash;murmuró Ester inclinando la cabeza
+junto á la del ministro.&mdash;¿No pasaremos juntos nuestra vida inmortal?
+Sí, sí, con todo este dolor nos hemos rescatado mutuamente. Tú estás
+mirando muy lejos, allá en la eternidad, con tus brillantes y moribundos
+ojos. Díme, ¿qué es lo que ves?</p>
+
+<p>&mdash;¡Silencio, Ester, silencio!&mdash;dijo el ministro con trémula
+solemnidad.&mdash;La ley que quebrantamos,&mdash;la culpa tan terriblemente
+revelada,&mdash;sean tus solos pensamientos. ¡Yo temo!... ¡temo!... Quizás
+desde que olvidamos á nuestro Dios, desde que violamos el mutuo respeto
+que debíamos á nuestras almas,&mdash;fué ya vano esperar el poder asociarnos
+después de esta vida en una unión pura y sempiterna. Dios sólo lo sabe y
+Él es misericordioso. Ha mostrado su compasión, más que nunca, en medio
+de mis aflicciones, con darme esta candente tortura que llevaba en el
+pecho;<a name="page_324" id="page_324"></a> con enviarme á ese terrible y sombrío anciano, que mantenía
+siempre esa tortura cada vez más viva; con traerme aquí, para acabar mi
+vida con esta muerte de triunfante ignominia ante los ojos del pueblo.
+Si alguno de estos tormentos me hubiera faltado, yo estaría perdido para
+siempre! ¡Loado sea su nombre! ¡Hágase su voluntad! ¡Adiós!</p>
+
+<p>Con la última palabra, el ministro exhaló también su último aliento. La
+multitud, silenciosa hasta entonces, prorrumpió en un murmullo extraño y
+profundo de temor y de sorpresa que no pudieron hallar otra expresión,
+sino en ese murmullo que resonó tan gravemente después que aquella alma
+hubo partido.<a name="page_325" id="page_325"></a></p>
+
+<h3><a name="XXIV" id="XXIV"></a>XXIV<br /><br />
+<small>CONCLUSIÓN</small></h3>
+
+<p>A<small>L</small> cabo de muchos días, cuando el pueblo pudo coordinar sus ideas acerca
+de la escena que acabamos de referir, hubo más de una versión de lo que
+había ocurrido en el tablado de la picota.</p>
+
+<p>La mayor parte de los espectadores aseguró haber visto impresa en la
+carne del pecho del infeliz ministro una <small>LETRA ESCARLATA</small>, que era la
+exacta reproducción de la que tenía Ester en el vestido. Respecto á su
+origen se dieron varias explicaciones, todas las cuales fueron
+simplemente conjeturas. Algunos afirmaban que el Reverendo Sr.
+Dimmesdale, el mismo día en que Ester Prynne llevó por vez primera su
+divisa ignominiosa, había comenzado una serie de penitencias, que
+después continuó de diversos modos, imponiéndose él mismo una horrible
+tortura corporal. Otros aseguraban que el estigma no se había producido
+sino mucho tiempo después, cuando el viejo Rogerio Chillingworth, que
+era un poderoso nigromántico, la hizo aparecer con sus artes mágicas y
+venenosas drogas. Otros había,&mdash;y estos eran los más á propósito para
+apreciar la sensibilidad exquisita del ministro y la maravillosa
+influencia que ejercía su espíritu sobre su cuerpo,&mdash;que pensaban que el
+terrible símbolo<a name="page_326" id="page_326"></a> era el efecto del constante y roedor remordimiento que
+se albergaba en lo más íntimo del corazón, manifestándose al fin el
+inexorable juicio del Cielo por la presencia visible de la letra. El
+lector puede escoger entre estas teorías la que más le agrade.</p>
+
+<p>Es singular, sin embargo, que varios individuos, que fueron espectadores
+de toda la escena, y sostenían no haber apartado un instante las miradas
+del Reverendo Sr. Dimmesdale, negaran absolutamente que se hubiese visto
+señal alguna en su pecho. Y á juzgar por lo que estas mismas personas
+decían, las últimas palabras del moribundo no admitieron, ni aun
+siquiera remotamente, que hubiera habido, de su parte, la más leve
+relación con la culpa que obligó á Ester á llevar por tanto tiempo la
+letra escarlata. Según estos testigos, dignos del mayor respeto y
+consideración, el ministro, que tenía conciencia de que estaba moribundo
+y también de que la reverencia de la multitud le colocaba ya entre el
+número de los santos y de los ángeles, había deseado, exhalando el
+último aliento en los brazos de la mujer caída, expresar ante la faz del
+mundo cuán completamente vano era lo que se llama virtud y perfección
+del hombre. Después de haberse acabado la vida con sus esfuerzos en pró
+del bien espiritual de la humanidad, había convertido su manera de morir
+en una especie de parábola viviente, con objeto de imprimir en la mente
+de sus admiradores la poderosa y triste enseñanza de que, comparados con
+la Infinita Pureza, todos somos igualmente pecadores; para enseñarles
+también que el más inmaculado entre nosotros, sólo ha podido elevarse
+sobre sus semejantes lo necesario para discernir con<a name="page_327" id="page_327"></a> mayor claridad la
+misericordia que nos contempla desde las alturas, y repudiar más
+absolutamente el fantasma del mérito humano que dirige sus miradas hacia
+arriba. Sin querer disputar la verdad de este aserto, se nos debe
+permitir que consideremos esta versión de la historia del Sr.
+Dimmesdale, tan sólo como un ejemplo de la tenaz fidelidad con que los
+amigos de un hombre, y especialmente de un eclesiástico, defienden su
+reputación, aun cuando pruebas tan claras como la luz del sol al
+mediodía iluminando la letra escarlata, lo proclamen una criatura
+terrenal, falsa y manchada con el pecado.</p>
+
+<p>La autoridad que hemos seguido principalmente,&mdash;esto es, un manuscrito
+de fecha muy antigua, redactado en vista del testimonio verbal de varias
+personas, algunas de las cuales habían conocido á Ester Prynne, mientras
+otras habían oído su historia de los labios de testigos
+presenciales,&mdash;confirma plenamente la opinión adoptada en las páginas
+que preceden. Entre muchas conclusiones morales que se pueden deducir de
+la experiencia dolorosa del pobre ministro, y que se agolpan á nuestra
+mente, escogemos esta:&mdash;"¡Sé sincero! ¡Sé sincero! ¡Sé sincero! Muestra
+al mundo, sin ambajes, si no lo peor de tu naturaleza, por lo menos
+algún rasgo del que se pueda inferir lo peor."</p>
+
+<p>Nada hubo que llamara tanto la atención como el cambio que se operó casi
+inmediatamente después de la muerte del Sr. Dimmesdale, en el aspecto y
+modo de ser del anciano conocido bajo el nombre de Rogerio
+Chillingworth. Todo su vigor y su energía, toda su fuerza vital é
+intelectual, parecieron abandonarle de una vez, hasta el extremo de que
+realmente se consumió,<a name="page_328" id="page_328"></a> se arrugó, y hasta desapareció de la vista de
+los mortales, como una hierba arrancada de raíz que se seca á los rayos
+ardientes del sol. Este hombre infeliz había hecho de la prosecución y
+ejercicio sistemático de la venganza el objeto primordial de su
+existencia; y una vez obtenido el triunfo más completo, el principio
+maléfico que le animaba no tuvo ya en que emplearse, y no habiendo
+tampoco en la tierra ninguna obra diabólica que realizar, no le quedaba
+á aquel mortal inhumano otra cosa que hacer, sino ir á donde su Amo le
+proporcionase tarea suficiente, y le recompensase con el salario debido.
+Pero queremos ser clementes con todos esos seres impalpables que por
+tanto tiempo han sido nuestros conocidos, lo mismo con Rogerio
+Chillingworth que con sus compañeros. Es asunto digno de investigarse
+saber hasta qué punto el odio y el amor vienen á ser en realidad la
+misma cosa. Cada uno de estos sentimientos, en su más completo
+desarrollo, presupone un profundo é íntimo conocimiento del corazón
+humano; también cada uno de estos sentimientos presupone que un
+individuo depende de otro para la satisfacción de sus afectos y de su
+vida espiritual; cada una de esas sensaciones deja en el desamparo y la
+desolación al amante apasionado ó al aborrecedor no menos apasionado,
+desde el momento en que desaparece el objeto del odio ó del amor. Por lo
+tanto, considerados filosóficamente los dos sentimientos de que
+hablamos, vienen á ser en su esencia uno mismo, excepto que el amor se
+contempla á la luz de un esplendor celestial, y el odio al reflejo de
+sombría y lúgubre llamarada. En el mundo espiritual, el anciano médico y
+el joven ministro,&mdash;habiendo sido ambos<a name="page_329" id="page_329"></a> víctimas mutuas,&mdash;quizás, hayan
+encontrado toda la suma de su odio y antipatía terrenal transformada en
+amor.</p>
+
+<p>Pero dejando á un lado esta discusión, comunicaremos al lector algunas
+noticias de otra naturaleza. Al fallecimiento del anciano Rogerio
+Chillingworth (que aconteció al cabo de un año), se vió por su
+testamento y última voluntad, del cual fueron albaceas el Gobernador
+Bellingham y el Reverendo Sr. Wilson, que había legado una considerable
+fortuna, tanto en la Nueva Inglaterra como en la madre patria, á
+Perlita, la hija de Ester Prynne.</p>
+
+<p>De consiguiente Perla, la niña duende, el vástago del demonio como
+algunas personas aún persistían en considerarla, se convirtió en la
+heredera más rica de su época en aquella parte del Nuevo Mundo; y
+probablemente esta circunstancia produjo un cambio muy notable en la
+estimación pública, y si la madre y la hija hubieran permanecido en la
+población, la pequeña Perla, al llegar á la edad de poder casarse,
+habría mezclado su sangre impetuosa con la del linaje de los más devotos
+puritanos de la colonia. Pero no mucho tiempo después del fallecimiento
+del médico, la portadora de la letra escarlata desapareció de la ciudad
+y con ella Perla.</p>
+
+<p>Durante muchos años, aunque de tarde en tarde solían llegar algunos
+vagos rumores al través de los mares, no se recibieron sin embargo
+noticias auténticas de la madre y de la hija. La historia de la letra
+escarlata se convirtió en leyenda; la fascinación que ejercía se mantuvo
+poderosa por mucho tiempo, y tanto el tablado fatídico como la cabaña
+junto á la<a name="page_330" id="page_330"></a> orilla del mar donde vivió Ester, continuaron siendo objeto
+de cierto respetuoso temor. Varios niños que jugaban una tarde cerca de
+la referida cabaña, vieron á una mujer alta, con traje de color obscuro,
+acercarse á la puerta; ésta no se había abierto ni una sola vez en
+muchos años; pero sea que la mujer la abriera, ó que la puerta cediese á
+la presión de su mano, por hallarse la madera y el hierro en estado de
+descomposición, ó sea que se deslizara como un fantasma al través de
+cualquier obstáculo,&mdash;lo cierto es que aquella mujer entró en la
+desierta y abandonada cabaña.</p>
+
+<p>Se detuvo en el umbral, y dirigió una mirada en torno suyo,&mdash;porque tal
+vez la idea de entrar sola, y después de tantos cambios, en aquella
+morada en que también había padecido tanto, fué algo más triste y
+horrible de lo que ella podía soportar. Pero su vacilación, aunque no
+duró sino un instante, fué lo suficiente para dejar ver una letra
+escarlata en su pecho.</p>
+
+<p>Ester Prynne había, pues, regresado y tomado de nuevo la divisa de su
+ignominia, ya largo tiempo dada al olvido. ¿Pero dónde estaba Perlita?
+Si aún vivía, se hallaba indudablemente en todo el brillo y florescencia
+de su primera juventud. Nadie sabía, ni se supo jamás á ciencia cierta,
+si la niña duende había descendido á una tumba prematura, ó si su
+naturaleza tumultuosa y exuberante se había calmado y suavizado,
+haciéndola capaz de experimentar la apacible felicidad propia de una
+mujer. Pero durante el resto de la vida de Ester, hubo indicios de que
+la reclusa de la letra escarlata era objeto del amor é interés de algún
+habitante de otras tierras. Se recibían cartas estampadas con un escudo
+de armas desconocidas en la heráldica<a name="page_331" id="page_331"></a> inglesa. En la cabaña consabida
+había objetos y artículos de diversa clase, hasta de lujo, que nunca se
+ocurrió á Ester usar, pero que solamente una persona rica podría haber
+comprado, ó en los que podría haber pensado sólo el afecto hacia ella.
+Se veían allí bagatelas, adornos, dijes, bellos presentes que indicaban
+un recuerdo constante y que debieron de ser hechos por delicados dedos,
+á impulsos de un tierno corazón. Una vez se vió á Ester bordando un
+trajecito de niño de tierna edad, con tal profusión de oro, que casi
+habría dado origen á un motín, si en las calles de Boston se hubiera
+presentado un tierno infante con un vestido de tal jaez.</p>
+
+<p>En fin, las comadres de aquel tiempo creían, y el administrador de
+aduana Sr. Pue, que investigó el asunto un siglo más tarde, creía
+igualmente,&mdash;y uno de sus recientes sucesores en el mismo empleo cree
+también á puño cerrado, que Perla no solo vivía, sino que estaba casada,
+era feliz, y se acordaba de su madre, y que con el mayor contento habría
+tenido junto á sí y festejado en su hogar á aquella triste y solitaria
+mujer.</p>
+
+<p>Pero había para Ester Prynne una vida más real en la Nueva Inglaterra,
+que no en la región desconocida donde se había establecido Perla. Su
+culpa la cometió en la Nueva Inglaterra: aquí fué donde padeció; y aquí
+donde tenía aún que hacer penitencia. Por lo tanto había regresado, y
+volvió á llevar en el pecho, por efecto de su propia voluntad, pues ni
+el más severo magistrado de aquel rígido período se lo hubiera impuesto,
+el símbolo cuya sombría historia hemos referido, sin que después dejara
+jamás de lucir en su seno. Pero con el transcurso de los años de
+trabajos, de meditación<a name="page_332" id="page_332"></a> y de obras de caridad que constituyeron la vida
+de Ester, la letra escarlata cesó de ser un estigma que atraía la
+malevolencia y el sarcasmo del mundo, y se convirtió en un emblema de
+algo que producía tristeza, que se miraba con cierto asombro temeroso y
+sin embargo con reverencia. Y como Ester Prynne no tenía sentimientos
+egoístas, ni de ningún modo vivía pensando solo en su propio bienestar y
+satisfacción personal, las gentes iban á confiarle todos sus dolores y
+tribulaciones y le pedían consejo, como á persona que había pasado por
+pruebas severísimas. Especialmente las mujeres, con la historia eterna
+de almas heridas por afectos mal retribuidos, ó mal puestos, ó no bien
+apreciados, ó en consecuencia de pasión errada ó culpable,&mdash;ó abrumadas
+bajo el grave peso de un corazón inflexible, que de nadie fué solicitado
+ni estimado,&mdash;estas mujeres eran las que especialmente iban á la cabaña
+de Ester á consultarla, y preguntarle por qué se sentían tan
+desgraciadas y cuál era el remedio para sus penas. Ester las consolaba y
+aconsejaba lo mejor que podía, dándoles también la seguridad de su
+creencia firmísima de que algún día, cuando el mundo se encuentre en
+estado de recibirla, se revelará una nueva doctrina que establezca las
+relaciones entre el hombre y la mujer sobre una base más sólida y más
+segura de mutua felicidad. En la primera época de su vida Ester se había
+imaginado, aunque en vano, que ella misma podría ser la profetisa
+escogida por el destino para semejante obra; pero desde hace tiempo
+había reconocido la imposibilidad de que la misión de dar á conocer una
+verdad tan divina y misteriosa, se confiara á una mujer manchada con la
+culpa, humillada con la<a name="page_333" id="page_333"></a> vergüenza de esa culpa, ó abrumada con un dolor
+de toda la vida. El ángel, y al mismo tiempo el apóstol de la futura
+revelación, tiene que ser indudablemente una mujer, pero excelsa, pura y
+bella; y además sabia y cuerda, no como resultado del sombrío pesar,
+sino del suave calor de la alegría, demostrando cuán felices nos puede
+hacer el santo amor, mediante el ejemplo de una vida dedicada á ese fin
+con éxito completo.</p>
+
+<p>Así decía Ester Prynne dirigiendo sus tristes miradas á la letra
+escarlata. Y después de muchos, muchos años, se abrió una nueva tumba,
+cerca de otra ya vieja y hundida, en el cementerio de la ciudad,
+dejándose un espacio entre ellas, como si el polvo de los dos dormidos
+no tuviera el derecho de mezclarse; pero una misma lápida sepulcral
+servía para las dos tumbas. Al rededor se veían por todas partes
+monumentos en que había esculpidos escudos de armas; y en esta sencilla
+losa,&mdash;como el curioso investigador podrá aún discernirlo, aunque se
+quede confuso acerca de su significado, se veía algo á semejanza de un
+escudo de armas. Llevaba una divisa cuyos términos heráldicos podrían
+servir de epígrafe y ser como el resumen de la leyenda á que damos fin:
+sombría, y aclarada solo por un punto luminoso, á veces más tétrico que
+la misma sombra:&mdash;</p>
+
+<p class="c">"E<small>N CAMPO, SABLE, LA LETRA</small> A, <small>GULES.</small>"<a name="FNanchor_18_18" id="FNanchor_18_18"></a><a href="#Footnote_18_18" class="fnanchor">[18]</a></p>
+
+<p class="c"><br /><br />
+FIN.</p>
+
+<hr />
+
+<p><span class="lettree">&#8220;</span><b><span class="lettre">L</span>a Isla del Tesoro.</b>&mdash;Es una sabrosa narración con un niño por héroe,
+con peripecias dramáticas y conmovedoras. Conserva en toda ella una
+pureza y una sencillez muy dignas, que la darán franca entrada en el
+hogar doméstico más severo.&#8221;&mdash;<i>La Ilustración Española y Americana</i>,
+Madrid.</p>
+
+<p class="ast">*<br />* &nbsp; *</p>
+
+<p><span class="lettree">&#8220;</span><b><span class="lettre">P</span>an, Queso y Besos.</b>&mdash;Es un relato fiel de esas escenas tan
+magistralmente descritas, que al contemplarlas experimenta el lector
+grandísimas impresiones.&#8221;&mdash;<i>Boletín de la Sociedad Protectora de los
+Niños</i>, Madrid.</p>
+
+<p class="ast">*<br />* &nbsp; *</p>
+
+<p><span class="lettree">&#8220;</span><b><span class="lettre">A</span>zabache.</b>&mdash;¡Qué alta enseñanza se desprende de la lectura de tan
+precioso libro! ¡Cómo se pone de relieve en sus páginas el atraso de los
+hombres y pueblos que maltratan, estropean, torturan y aniquilan á los
+animales, esos buenos amigos y compañeros del hombre en su evolución
+histórica y social á través de los tiempos! No es para sorprender, en
+vista del mérito excepcional de esta obra, las numerosas ediciones que
+de ella se han hecho y la circunstancia de haber sido declarada como
+texto suplementario de lectura en las escuelas de Massachusetts. Desde
+el punto de vista de la educación moral, <i>Azabache</i> es un valiosísimo
+contingente, que no debía faltar en ninguna familia, si esta desea
+fomentar en los jóvenes los sentimientos de la bondad, de la justicia y
+aun de la filantropía.&#8221;&mdash;<i>La Escuela Primaria</i>, Mérida de Yucatán,
+<i>Junio 15, 1893.</i></p>
+
+<p class="ast">*<br />* &nbsp; *</p>
+
+<p><span class="lettree">&#8220;</span><b><span class="lettre">L</span>a Casa del Pantano</b>, escrita por F<small>LORENCE</small> W<small>ARDEN</small>, pertenece al género
+de literatura moderno. Allí, pues, nada hay que no sea verosímil y el
+argumento está descrito con tanta habilidad, que nuestra imaginación no
+tiene que divagar para encontrar los personajes que figuran en la obra,
+aunque en distintos países y con diferentes nombres.&#8221;&mdash;<i>El Callao</i>,
+Callao.</p>
+
+<p>
+<br />
+<br />
+</p>
+
+<p class="cb">LAS AVENTURAS DEL &nbsp; &nbsp; &nbsp;
+&nbsp;
+&nbsp;</p>
+
+<p class="cb"><big><big>VICARIO DE<br />
+WAKEFIELD</big></big></p>
+
+<p class="cb">POR<br />
+OLIVERIO GOLDSMITH.</p>
+
+<p class="figcenter" style="width: 57px;">
+<img src="images/back_ill.png" width="29" height="17" alt="" title="" />
+</p>
+
+<p>V<small>ERSIÓN</small> castellana hecha con sumo esmero y la única completa en nuestra
+lengua, de esta famosísima obra, considerada universalmente como
+CLÁSICA.</p>
+
+<p>Un tomo de unas 300 páginas, bien impreso, con preciosos grabados y
+encuadernado artísticamente.</p>
+
+<p>Edición económica 50 centavos. De medio lujo 75 centavos.</p>
+
+<p class="figcenter" style="width: 57px;">
+<img src="images/back_ill.png" width="29" height="17" alt="" title="" />
+</p>
+
+<p>E<small>L</small> V<small>ICARIO DE</small> W<small>AKEFIELD.</small>&mdash;"La novela más interesante en lengua
+inglesa."&mdash;L<small>ORD BYRON.</small></p>
+
+<p>E<small>L</small> V<small>ICARIO DE</small> W<small>AKEFIELD.</small>&mdash;"Excelente, interesante, lo mejor de cuanto se
+ha escrito como novela doméstica."&mdash;G<small>OETHE.</small></p>
+
+<p>E<small>L</small> V<small>ICARIO DE</small> W<small>AKEFIELD.</small>&mdash;"Lo más delicado de cuanto la inteligencia
+humana ha producido en su género."&mdash;W<small>ALTER</small> S<small>COTT.</small></p>
+
+<p>E<small>L</small> V<small>ICARIO DE</small> W<small>AKEFIELD.</small>&mdash;"Ningún otro escritor ha logrado con tan buen
+suceso llegar á los fines del moralista. Pensamientos, humoradas y
+agudezas abundan en cada página."&mdash;W<small>ASHINGTON</small> I<small>RVING.</small></p>
+
+<p>La única versión española del V<small>ICARIO DE</small> W<small>AKEFIELD.</small>, completa y correcta
+es la publicada por</p>
+
+<p class="cb">====</p>
+
+<p class="c">D. APPLETON Y COMPAÑÍA, E<small>DITORES</small>,<br />
+NUEVA YORK.</p>
+
+<div class="footnotes"><p class="cb">NOTAS:</p>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_1_1" id="Footnote_1_1"></a><a href="#FNanchor_1_1"><span class="label">[1]</span></a> Boston es la capital del Estado de Massachusetts, y Salem,
+donde se escribió el libro, es un puerto de mar en el mismo Estado,
+distante unas 14 millas del primero. Á esa distancia hace referencia el
+autor.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_2_2" id="Footnote_2_2"></a><a href="#FNanchor_2_2"><span class="label">[2]</span></a> El autor se refiere al bosquejo así titulado que sirve de
+introducción á uno de sus primeros libros: <i>Musgos de una Antigua
+Mansión</i>, donde entra en ciertos pormenores autobiográficos.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_3_3" id="Footnote_3_3"></a><a href="#FNanchor_3_3"><span class="label">[3]</span></a> De las letras U. S., iniciales y abreviación del nombre
+inglés United States, ó sea los Estados Unidos, se ha formado <i>Uncle
+Sam</i>, el Tío Samuel, apodo ó mote que se dá vulgarmente á dicha
+nación.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_4_4" id="Footnote_4_4"></a><a href="#FNanchor_4_4"><span class="label">[4]</span></a> La última guerra entre Inglaterra y los Estados Unidos fué
+en 1812-'14.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_5_5" id="Footnote_5_5"></a><a href="#FNanchor_5_5"><span class="label">[5]</span></a> Hawthorne se refiere á los <i>Musgos de una Antigua Mansión</i>,
+que ya antes se ha mencionado.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_6_6" id="Footnote_6_6"></a><a href="#FNanchor_6_6"><span class="label">[6]</span></a> Hawthorne alude al famoso proceso, ó mejor dicho,
+persecución de las brujas ó individuos acusados de sostener tratos con
+el diablo, que costó la vida á unas veinte personas en el verano de
+1692. Este acontecimiento es célebre en los anales de la Nueva
+Inglaterra.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_7_7" id="Footnote_7_7"></a><a href="#FNanchor_7_7"><span class="label">[7]</span></a> Hawthorne alude á la famosa "Asociación literaria del
+<i>Brook Farm</i> (Finca del Riachuelo) para la Educación y la Agricultura,"
+fundada por el crítico y literato americano Jorge Ripley y Sofía Ripley
+en 1841, a unas diez millas de Boston. El objeto de esa asociación
+unitaria, comunística y humanitaria era crear las condiciones necesarias
+para producir el adelanto intelectual y una civilización ideal,
+reduciendo á su mínimum el trabajo material, simplificando la maquinaria
+social, y consiguiendo de este modo el máximum de tiempo para el
+desenvolvimiento y educación moral y espiritual. Tomaron parte en el
+proyecto muchas personas de ambos sexos que después brillaron en la
+literatura, el periodismo, etc. Hawthorne permaneció en la asociación
+muy poco tiempo. La empresa, como es de suponerse, fracasó al cabo de
+cuatro ó cinco años.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_8_8" id="Footnote_8_8"></a><a href="#FNanchor_8_8"><span class="label">[8]</span></a> Los nombres que cita el autor son de los más distinguidos
+de la literatura de los Estados Unidos. R. Waldo Emerson, poeta,
+filósofo eminente y educacionista, talento original, autor de gran
+valer, nacido en 1803, falleció en 1882. Guillermo Ellery Channing,
+teólogo, filántropo, y autor de nota, nació en 1780 y murió en 1842.
+Enrique D. Thoreau, filósofo, naturalista, y autor, también muy
+original, nació en 1817 y murió en 1862. Jorge S. Hillard (1803-1879)
+fué un abogado muy distinguido, un orador notable, y autor no común; por
+último Enrique W. Longfellow es uno de los pocos poetas americanos que
+goza de reputación universal y cuyas obras están traducidas á casi todos
+los idiomas europeos. Nació en 1807 y murió en 1882.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_9_9" id="Footnote_9_9"></a><a href="#FNanchor_9_9"><span class="label">[9]</span></a> Amos Bronson Alcott (1799-1888) fué un filósofo
+transcendentalista y neoplatónico, y un idealista consumado.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_10_10" id="Footnote_10_10"></a><a href="#FNanchor_10_10"><span class="label">[10]</span></a> Chaucer y Burns, dos célebres poetas ingleses que
+florecieron, el primero en el siglo XIV, y el segundo á fines del siglo
+pasado.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_11_11" id="Footnote_11_11"></a><a href="#FNanchor_11_11"><span class="label">[11]</span></a> Cuando se escribió <i>La Letra Escarlata</i>, hacía poco tiempo
+que se habían descubierto las ricas minas de oro de California, que
+atraían aventureros de todas partes del mundo halagados con la esperanza
+de enriquecerse en poco tiempo.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_12_12" id="Footnote_12_12"></a><a href="#FNanchor_12_12"><span class="label">[12]</span></a> En la época en que se escribió <i>La Letra Escarlata</i> había
+en los Estados Unidos dos grandes partidos políticos, los <i>whigs</i> (hoy
+republicanos) y los demócratas, al que pertenecía Hawthorne. El período
+presidencial dura cuatro años, al cabo de los cuales se celebran
+elecciones para nombrar un sucesor á la Presidencia. Un nuevo Presidente
+trae numerosos cambios en el personal de los empleados federales y
+muchas cesantías, especialmente cuando uno de los dos partidos políticos
+entra á tomar el puesto del otro. En este caso las decapitaciones, como
+dice Hawthorne, no tienen fin.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_13_13" id="Footnote_13_13"></a><a href="#FNanchor_13_13"><span class="label">[13]</span></a> Ana Hutchinson fué una mujer notable por sus virtudes y
+sus ideas en materia de religión. Nacida en Inglaterra hacia 1590, vino
+á Boston con su familia en 1634, y comenzó á dar conferencias
+religiosas. Por desgracia para ella, sus doctrinas no eran las que
+profesaban los puritanos de la Nueva Inglaterra, quienes alarmados al
+ver los prosélitos que hacía, la acusaron de hereje y sediciosa, y la
+desterraron de la Provincia de Massachusetts, con muchos de sus
+partidarios, después de haberla tenido en prisión algún tiempo. En 1643
+fué asesinada por los indios, juntamente con varios miembros de su
+familia.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_14_14" id="Footnote_14_14"></a><a href="#FNanchor_14_14"><span class="label">[14]</span></a> Casi es inútil observar que en las sectas protestantes se
+da el nombre de Ministros ó Pastores á los ministros del altar y que les
+está permitido casarse.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_15_15" id="Footnote_15_15"></a><a href="#FNanchor_15_15"><span class="label">[15]</span></a> Filósofo inglés y hombre de ciencia que floreció en la
+primera mitad del siglo 17.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_16_16" id="Footnote_16_16"></a><a href="#FNanchor_16_16"><span class="label">[16]</span></a> Sabido es que á los ministros ó pastores de las sectas
+protestantes les está permitido casarse.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_17_17" id="Footnote_17_17"></a><a href="#FNanchor_17_17"><span class="label">[17]</span></a> Véase acerca de Ana Hutchinson <a href="#Footnote_13_13">la nota en la página 59. [nota 13]</a></p></div>
+
+<div class="footnote"><p><a name="Footnote_18_18" id="Footnote_18_18"></a><a href="#FNanchor_18_18"><span class="label">[18]</span></a> Esta frase heráldica, vertida en lenguaje común, quiere
+decir que en un campo ó fondo obscuro, resalta la letra A de color
+escarlata.&mdash;N. del T.</p></div>
+
+</div>
+<hr class="full" />
+
+
+
+
+
+
+
+
+<pre>
+
+
+
+
+
+End of Project Gutenberg's La letra escarlata, by Nathaniel Hawthorne
+
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+
+Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
+electronic works in formats readable by the widest variety of computers
+including obsolete, old, middle-aged and new computers. It exists
+because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from
+people in all walks of life.
+
+Volunteers and financial support to provide volunteers with the
+assistance they need, are critical to reaching Project Gutenberg-tm's
+goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
+remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
+Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
+and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations.
+To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
+and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4
+and the Foundation web page at http://www.pglaf.org.
+
+
+Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive
+Foundation
+
+The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit
+501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
+state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
+Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
+number is 64-6221541. Its 501(c)(3) letter is posted at
+http://pglaf.org/fundraising. Contributions to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent
+permitted by U.S. federal laws and your state's laws.
+
+The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S.
+Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered
+throughout numerous locations. Its business office is located at
+809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email
+business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact
+information can be found at the Foundation's web site and official
+page at http://pglaf.org
+
+For additional contact information:
+ Dr. Gregory B. Newby
+ Chief Executive and Director
+ gbnewby@pglaf.org
+
+
+Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation
+
+Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide
+spread public support and donations to carry out its mission of
+increasing the number of public domain and licensed works that can be
+freely distributed in machine readable form accessible by the widest
+array of equipment including outdated equipment. Many small donations
+($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
+status with the IRS.
+
+The Foundation is committed to complying with the laws regulating
+charities and charitable donations in all 50 states of the United
+States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
+considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
+with these requirements. We do not solicit donations in locations
+where we have not received written confirmation of compliance. To
+SEND DONATIONS or determine the status of compliance for any
+particular state visit http://pglaf.org
+
+While we cannot and do not solicit contributions from states where we
+have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
+against accepting unsolicited donations from donors in such states who
+approach us with offers to donate.
+
+International donations are gratefully accepted, but we cannot make
+any statements concerning tax treatment of donations received from
+outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.
+
+Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation
+methods and addresses. Donations are accepted in a number of other
+ways including checks, online payments and credit card donations.
+To donate, please visit: http://pglaf.org/donate
+
+
+Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic
+works.
+
+Professor Michael S. Hart is the originator of the Project Gutenberg-tm
+concept of a library of electronic works that could be freely shared
+with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project
+Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support.
+
+
+Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed
+editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S.
+unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily
+keep eBooks in compliance with any particular paper edition.
+
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+Most people start at our Web site which has the main PG search facility:
+
+ http://www.gutenberg.org
+
+This Web site includes information about Project Gutenberg-tm,
+including how to make donations to the Project Gutenberg Literary
+Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to
+subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks.
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