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+The Project Gutenberg eBook of El manco de Lepanto, by Manuel Fernández y
+González
+
+
+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
+almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or
+re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included
+with this eBook or online at www.gutenberg.org
+
+
+
+
+
+Title: El manco de Lepanto
+ episodio de la vida del príncipe de los ingenios, Miguel de Cervantes-Saavedra
+
+
+Author: Manuel Fernández y González
+
+
+
+Release Date: January 26, 2009 [eBook #27900]
+
+Language: Spanish
+
+Character set encoding: ISO-8859-1
+
+
+***START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANCO DE LEPANTO***
+
+
+E-text prepared by Chuck Greif and the Project Gutenberg Online
+Distributed Proofreading Team at DP Europe (http://dp.rastko.net)
+
+
+
+EL MANCO DE LEPANTO
+
+BIBLIOTECA UNIVERSAL ILUSTRADA
+
+EL MANCO
+
+DE LEPANTO
+
+EPISODIO DE LA VIDA
+
+DEL PRINCIPE DE LOS INGENIOS
+
+Miguel De Cervantes-Saavedra
+
+POR
+
+D. M. FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ
+
+
+
+
+
+
+
+ADMINISTRACION Calle de las Hileras, número 14
+1874
+
+MADRID.--1874
+
+Establecimiente Tipográfico de Muñoz y Reig
+
+_Calle Cuesta de Ramón, núm._ 8
+
+
+
+
+ÍNDICE
+
+
+I. En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de
+Sevilla por meterse a afeitar a oscuras.
+
+II. En que se trata de una música de enamorado, acabada no muy
+amorosamente a tajos y reveses.
+
+III. De como, sin esperarlo, hallose la hermosa viuda con aquel su amor
+que tan acongojada la tenía.
+
+IV. En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar.
+
+V. En que doña Guiomar comienza a contar su historia a Miguel de
+Cervantes.
+
+VI. En que se contiene una carta de Cervantes para doña Guiomar, y se
+sabe a lo que Florela se aventuró por servir a su señora.
+
+VII. En que se suspende la historia para decir algo de Miguel de
+Cervantes.
+
+VIII. En que se relata una aventura que le salió al paso a Cervantes,
+cuando a las aventuras de sus amores iba.
+
+IX. De como lo que no podía amparar Cervantes, vino a ampararlo doña
+Guiomar.
+
+X. De como Cervantes encontró casa de la tía _Zarandaja_ más de lo que
+había querido buscar.
+
+XI. En que doña Guiomar prosigue el relato de su historia.
+
+XII. De como se iban cruzando los amores y apercibiéndose a una ruda
+batalla los celos.
+
+XIII. En que se ve que doña Guiomar hubiera hecho muy bien en no contar
+tan presto su historia a Cervantes, y en no amparar a Margarita.
+
+XIV. De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la
+visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda.
+
+XV. De como Cervantes oyó el fin de la historia de Margarita entre las
+cabilaciones que le causaba el no saber adónde le llevaría la historia
+de sus amores.
+
+XVI. En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus
+familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña
+Guiomar para encubrir sus amarguras.
+
+XVII. De como Miguel de Cervantes supo lo que le bastó para meterse en
+una aventura de más empeño que la más atrevida en que osó meterse
+cualquiera de los Doce Pares.
+
+XVIII. De como puede enamorarse una mujer hasta el punto de morir de
+amor.
+
+XIX. De como enloquecido Cervantes por el amor, creyó que la mano de
+Dios le apartaba de los efectos de su locura.
+
+XX. De la horrenda tragedia con que se encontró sorprendido y espantado
+Miguel de Cervantes.
+
+XXI. En que se ve que nada ve la justicia relativamente a Cervantes, y
+se sabe que Cervantes se había perdido.
+
+XXII. En que se sabe lo que fue de Cervantes.
+
+XXIII. En que se habla algo de la jornada de Lepanto, y de cómo fue la
+manquedad de Cervantes.
+
+POST SCRIPTUM.
+
+
+
+
+EL MANCO DE LEPANTO
+
+
+
+
+I
+
+En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de
+Sevilla, por meterse a afeitar a oscuras.
+
+
+Había en la ilustrísima ciudad de Sevilla, allá por los tiempos en que
+llegaban a la Torre del Oro, que a la margen del claro y profundo
+Guadalquivir se levanta, los galeones cargados de oro que venían de las
+Indias, y cuando reinaba en España el señor rey don Felipe el Segundo,
+de clara y pavorosa memoria, en la calle de las Sierpes, y en una
+rinconada a la que jamás llegaba el sol, como no fuese en verano y al
+mediodía, un tinglado de madera, de dos altos, desvencijado y giboso, al
+que llamaban casa, y en el cual vivía una valiente persona, cuyo
+apellido y nombre de pila ignoraba él mismo, que si los tuvo olvidolos,
+y nadie le conocía ni él respondía más que por el sobrenombre de
+_Viváis-mil-años_, cortesanía que empleaba para saludar a todo el mundo.
+Era de mediana edad, entre los treinta y cinco y los cuarenta, de no
+mala apariencia, agradable y sonriente el rostro, morena la color,
+agudas las facciones, sutil la sonrisa, la mirada rebuscona, y no
+mezquino el cuerpo; vivía de rasurar y rapar, entreteniendo durante el
+día sus ocios con el puntear de una vihuela morisca que le dejó su
+padre, ya harto usada por sus abuelos, y cantando como un ruiseñor las
+alegres canciones de la tierra, y las que él mismo componía, para lo que
+se daba muy buena gracia; comadreaba a las comadres de la vecindad, y,
+fuera de esto, las vendía untos y bebedizos, y las leía el sino, y las
+traía a todas engañadas y pendientes de sus labios; y a tal llegaba la
+fama de brujo y de hechicero del señor _Viváis-mil-años_, que más de una
+vez la Inquisición se había metido en sus asuntos, y había quien se
+acordaba de haberle visto con coroza y sambenito, luciendo su persona en
+un auto de fe.
+
+No se sabía si era cristiano, o judío, o moro; pero él escapaba tan bien
+que mal de sus empeños con la Inquisición y con la justicia, y
+continuaba rasurando y trasquilando, rasgueando y cantando, haciendo de
+sus bebedizos y de su brujería industria, y estimado y querido de la
+vecindad y allende.
+
+No se le conocía a _Viváis-mil-años_ moza ni parienta de algún género,
+ni vicio que de reparar fuese; vivía solo, en paz y en gracia de Dios,
+como él decía, no embargante lo de los hechizos y los untos, que él
+negaba; y así iba pasando nuestro hombre sin crecer ni menguar, y
+siempre feliz y contento, y con una tal y tan peregrina salud, que él
+afirmaba que en todos los días de su vida no le había dolido ni una uña.
+
+La justicia le había entrecogido alguna vez de noche rondando por sitios
+tenebrosos, con un estoque desnudo debajo de la capa, largo de cinco
+palmos (que él había comprado en sus mocedades por veinte maravedís en
+el Rastro); y por esto, y por algunos hurtos que le habían achacado
+malos testimonios, le habían batanado más de tres veces las espaldas,
+llevándole en burro y con acompañamiento, para edificación de las
+gentes, por lo más concurrido de la ciudad; cosas todas que, decía
+_Viváis-mil-años_, caían por encima y no había que echárselas en cara,
+cuando no habían tenido que ver sino con sus espaldas. Buscábanle
+dueñas, solicitábanle doncellas que habían necesidad de casarse;
+servíanse de él, como de secretario, mozas a las cuales les estorbaba
+para escribir lo negro de los ojos, y él era, finalmente, el consuelo de
+las hermosas, la alegría de los galanes, el consejo de los pícaros, y
+el sirve para todo. Almorzaba, comía y cenaba por diez maravedís casa de
+su vecina la tía _Zarandaja_; descolgaba sus bacías, y quitaba sus
+celosías a puestas del sol, y al cerrar la noche se salía sin que nadie
+le sintiese; iba adonde nadie sabía, y volvía a su casa sin que la
+vecindad pudiese enterarse de la hora de su vuelta.
+
+Por los tiempos en que esta verídica historia comienza, había en la
+calle de las Sierpes, no lejos de la tienda del rapista, una casa
+deshabitada, grande y hermosa, con piedra de armas en el frontispicio,
+de cuyas armas los entendidos sacaban el apellido Velasco de Llanes, y
+que hacía luengos años que no se ocupaba, porque se decía de fama
+pública que tenía duende.
+
+Daba su gran jardín, o más bien huerta, a las medianerías de algunas
+casas, y, por un punto, esta medianería era la tapia de un corralejo que
+la casa del barbero tenía, y en que vagaban, tristes y con hambre, en
+una perpetua umbría, cuatro gallinas, un gallo y un pato, en compañía de
+un cerdo (con perdón sea dicho) y de un perro flaco que guardaba de
+noche la casa. No había que dudar de que el señor _Viváis-mil-años_ era
+buen cristiano, puesto que, para que el duende de la gran casa vecina no
+se pasase a la mezquina casa suya, había puesto en el lomo de la tapia
+de su corralejo, que daba a la huerta de la casa enduendada, un calvario
+de madera, lo cual no hubiera hecho si hubiera sido judío o moro, y
+había pintado una cruz en cada una de las dos ventanas que al corral
+daban, y desde las cuales se veía la huerta.
+
+Una mañana (de primavera y radiante y hermosa), al abrir una de aquellas
+ventanas, el rapista vio que por la huerta de la casa vecina vagaban, no
+duendes ni trasgos, sino algunas personas de muy noble apariencia, que
+andaban por allí como reconociendo y tomando trazas. Era una dama como
+de veinte a veinticuatro años, muy gentil y hermosa, rubia y blanca, de
+buen continente y estatura, pensativa y grave, y vestida noble y
+riquísimamente. Acompañábanla dueña quintañona y rodrigón avellanado, y
+la hablaban con encarecimiento, y proponíanla, a lo que parecía por las
+señas, composturas y arreglos en la huerta, dos maestros de obras.
+Seguíanla dos pajes, el uno de los cuales llevaba una rica silla de
+tijera y el otro un cojín de terciopelo con rapacejos de oro debajo del
+un brazo, y terciada en el otro una rica alfombrilla. Por último, cuatro
+lacayos bigotudos, con sendos espadones al cinto, la servían.
+
+No había que dudar de que aquella era una gran señora, si no princesa,
+por lo menos de título, y cuando no, riquísima; y en punto a nobleza,
+rebosaba de ella y olía que trascendía. No yendo con ella persona que
+por la apariencia en calidad se la igualase, había que pensar que era
+viuda; que a ser doncella, padre, hermano o tutor la hubieran
+acompañado.
+
+Alegráronsele los ojos y aun las entrañas a _Viváis-mil-años_, porque se
+le ocurrió que la que de tal manera, y con dos que parecían maestros de
+obras, buscaba trazas y tomaba medidas en la huerta, debía haber
+comprado la casa, y empezó a echar cuentas con los provechos que tan
+buena vecindad podía procurarle; porque pensar que a tal divina beldad
+no habían de acudir como moscas a la miel los enamorados, era ser
+simple, y ya el rapista inventaba historias y enredos, que daba por
+seguros, y en los cuales él andaría como una importantísima persona, lo
+cual le produciría buenos escudos, cuando no sendos doblones; por todo
+lo cual, y ansioso de inquirir lo que hubiese, dejó la ventana, se dejó
+ir por las fementidas escaleras, y se lanzó en la calle, yendo a dar con
+su cuerpo en el bodegón de la tía _Zarandaja_, que en cuanto le vio
+acudió a la marmita, llenó una escudilla con uña de vaca y morcilla de
+lustre, y se fue al cabo de mesa, donde, en lo último del figón, se
+había sentado, como lo acostumbraba, el señor _Viváis-mil-años_.
+
+Preguntole él, oyole atentamente ella; díjole que a lo que ella había
+pesquisado, se la alcanzaba que la dama que el rapista había visto en el
+jardín de la casa del duende, era una riquísima señora indiana, que,
+con sus criados y algunos toneles llenos de oro, había venido de Méjico,
+y aposentádose en la posada de la _Cabeza del rey don Pedro_; y que
+había comprado la casa, ignorando que tenía duende, a su dueño el señor
+marqués de los Alfarnaches; y que lo que el señor _Viváis-mil-años_
+había visto, era que la susodicha hermosa y riquísima viuda indiana
+buscaba el modo de convertir aquella huerta abandonada e inculta en un
+paraíso en que solazarse.
+
+Preguntó el rapista a la bodegonera de dónde había sacado todas aquellas
+noticias, y díjole ella, que el rodrigón que había visto acompañando a
+la hermosa indiana, había ido tres días antes al bodegón, y la había
+preguntado quién fuese el amo de la casa deshabitada y si sabía que la
+casa se vendiese, a lo que ella había contestado ocultándole lo del
+duende, lo cual la había valido un buen regalo del señor marqués de los
+Alfarnaches, a quien había avisado en buen tiempo, y que el señor
+marqués la había dicho después, que la tal dama se llamaba doña Guiomar
+de Céspedes y Alvarado, que era viuda, que apaleaba el oro, y que al
+morir su marido, que había sido un viejo oidor de la chancillería de
+Méjico, había hecho buenos doblones su hacienda, y se había venido a
+Sevilla, de donde era natural, aunque por haberla llevado su marido a
+Méjico, todos la creían y la llamaban indiana.
+
+Comiose con muy buen apetito y con mucho placer por estas noticias su
+escudilla de uña y morcilla el señor _Viváis-mil-años_, y se restituyó a
+su casa, sacó la celosía y colgó las bacías a la puerta, y se puso a
+rasguear la guitarra, esperando al primero que tuviese necesidad de
+rasurarse.
+
+Al otro día sobrevinieron albañiles y todo género de artistas, y
+empezaron a trabajar en la casa, y a las dos semanas no había persona
+que pudiese reconocerla, según que había sido de compuesta y
+trastrocada, y pintada, y rejuvenecida; habíase quitado la antigua
+piedra de armas y puéstose en su lugar otra, y el jardín se había
+desbrozado, y poblado de estatuas y fuentes, y de tal manera que se
+había hecho de él, antes selvático, intrincado y desapacible, una verde
+y hermosa delicia. Carrozas, y mulas, y caballos, habían llenado las
+cocheras y las caballerizas; y en el zaguán hervían los lacayos con
+librea, y daba gozo el ver las escaleras alfombradas y con macetas a
+todo lo largo de ellas.
+
+En fin, un domingo, la hermosísima viuda doña Guiomar de Céspedes y
+Alvarado se vino a la casa, y en cuanto en ella entró, la casa se cerró
+a piedra y lodo, y de tal manera que no parecía sino que lo que en la
+casa se había hecho había sido para encantarla después; la puerta
+principal no se abría sino por la mañana entre dos luces, para que
+saliese una silla de manos, en la cual iba sin duda la hermosísima doña
+Guiomar, y una hora después, cuando la silla de manos volvía; tanto a la
+ida como a la venida acompañaban la silla de manos la dueña, el
+rodrigón, los dos pajes, con la silla, el cogín y la alfombra, y los
+cuatro lacayos bigotudos que _Viváis-mil-años_ había visto, como hemos
+dicho en otra ocasión, acompañando a la dama en el jardín o huerta de la
+casa del duende.
+
+Siguió una mañana _Viváis-mil-años_ a la viuda, y vio que la llevaban a
+la catedral, y que ella se iba, seguida de los criados, a la capilla de
+San Fernando; y que allí los pajes extendían sobre el blanco mármol la
+alfombra, abrían la silla de tijera, y ponían delante de ella el cojín
+de terciopelo con rapacejos de oro para que la bella indiana se
+arrodillase. Los criados se quedaban fuera de la capilla; y una vez oída
+la misa de alba, la dama se levantaba, recogían los pajes cojín, silla y
+alfombra, se encaminaba la indiana a la puerta del Patio de los
+Naranjos, tomaba allí su silla de manos, y se volvía a su casa.
+
+Poníase en acecho en la catedral _Viváis-mil-años_, atisbaba, pero nada
+podía sacar en claro tocante a la dama, sino que aun de rodillas era
+gallarda; que sus manos, que tenían un rico rosario de perlas, eran más
+nacaradas que ellas, y que oía la misa con una singular devoción: en
+cuanto al rostro, lo tapaba un celoso velo de encaje, y ocultaba su
+talle un cumplido manto de raja de Florencia.
+
+Habíala visto en el jardín descubierta la faz _Viváis-mil-años_; hermosa
+la había admirado, joven la había conocido, pero su imagen se había
+borrado de su memoria: en vano había registrado el jardín desde su
+ventana; la dama no salía a él nunca, o por lo menos de día, y
+_Viváis-mil-años_ no había podido dar señas que les satisfacieran a los
+ricos galanes que de él se servían para sus amores, y a los que había
+hecho relación de la nueva y hermosa dueña de la casa del duende.
+
+Los criados, o eran fieles, o temían y no daban luz, por más que
+_Viváis-mil-años_ los agasajaba y los convidaba a la taberna; ellos no
+decían de su señora sino que era una dama honestísima, que tenía penas y
+que las lloraba en su soledad: si aquellas eran penas de amor, los
+criados no lo decían, o no lo sabían, y _Viváis-mil-años_ vivía como un
+alma en pena, metiendo las narices por todos los resquicios, y sin oler
+nada que le sirviese para cerciorarse de qué casta de, pájaro era aquel
+prodigio humano, que siendo rica y joven huía del mundo, y siendo
+hermosa no buscaba el amor.
+
+Pasaron así días, semanas y meses, siempre la misma cosa, sin dejarse
+ver la dama más que de bulto entre dos luces, cuando salía de la silla
+de manos, en la catedral, y volviendo a sepultarse una hora después en
+el silencio y en el retiro de su casa, que permanecía cerrada, ni más ni
+menos que cuando se decía estaba habitada por duendes; al jardín no
+salía de día: sólo algunas noches de luna solía verla _Viváis-mil-años_,
+vestida de blanco y vagando como un fantasma, yendo al cabo a sentarse
+en un poyo de piedra junto a la fuente, permaneciendo allí largo tiempo
+inmóvil, hasta que, al fin, se levantaba, y en paso lento atravesaba el
+jardín y se metía en la casa: la luz de la luna no había sido bastante
+para que _Viváis-mil-años_ hubiese visto su rostro. Desesperábase el
+menguado, y decía a los caballeros que le aquejaban con preguntas, que
+él creía bien que todo aquello no era realidad, sino sueño, y que había
+que pensar que los duendes continuaban en la casa, y que habían tomado
+la forma de la dama y de la servidumbre que la asistía, no embargante
+que la tal dama y parte de sus criados con ella, fuesen a oír misa de
+alba todos los días, lo cual podía ser muy bien, dado que fuesen los
+susodichos duendes cristianas almas del purgatorio.
+
+La comunidad entera de los Terceros, a los que rasuraba desde el prior
+al último lego _Viváis-mil-años_, andaba también ocupada y puesta en
+imaginaciones por los relatos de su rapista; y a tal encarecimiento
+fueron llegando estos relatos, que llegó a los oídos de la Inquisición
+la noticia de que había en Sevilla una casa habitada por gentes
+sospechosas, de las cuales se murmuraban hechizos y encantos; porque
+había muchas cosas extrañas. ¿Qué se habían hecho aquellas ricas
+carrozas, aquellos hermosos caballos, aquellas poderosas mulas, que la
+vecindad había visto entrar en la casa del duende? nadie los había
+vuelto a ver. ¿Qué comían todas aquellas personas, y todos aquellos
+animales? la puerta de la casa no se abría jamás. ¿Y cómo podía ser
+esto? La Inquisición envió sus alguaciles para que recatadamente
+observaran aquella casa que de tan antiguo tenía fama de maldita, y
+viesen lo que eran sus nuevos habitantes; y los alguaciles declararon lo
+que ya se sabía, esto es, que la dama iba todas las mañanas a misa de
+alba a la catedral, y que la oía con recogimiento; que se volvía luego a
+su casa; que la puerta, y las ventanas, y los miradores permanecían
+cerrados, y que no se oía dentro ruido alguno; que la casa del duende
+parecía encantada, y que sólo por un postigo del jardín salían muy
+temprano seis negros esclavos, que iban a la plaza de la Encarnación y
+volvían con seis grandes cestones llenos de vituallas; que, en fin, los
+pocos criados que salían de la casa eran serios y pálidos como
+desenterrados, y que si bien bebían cuando los convidaban, hablaban poco
+y muy pensado, y no se les sacaba ni una sola palabra con referencia a
+su señora.
+
+El Santo Oficio determinó, pues, saber lo que hubiese en aquello; y una
+noche a las doce, en sábado, hora en que las brujas tienden su vuelo
+hacia Barahona, un familiar llamó a las puertas de la casa de la llamada
+dama fantasma, que se abrieron, obedeciendo humildemente las órdenes de
+la Inquisición.
+
+Metiose por el zaguán el familiar con su negra cohorte de alguaciles, y
+dio por cierto lo que de aquella casa endemoniada se había dicho a la
+Inquisición, cuando vio que, en efecto, los criados eran muy pálidos y
+muy serios y muy graves, y le vino de ellos un olorcillo como de tumba y
+cosa del otro mundo; y mucho más cuando, avisada la dueña de la casa, y
+levantada de prisa, porque reposaba, y mal recogidos los cabellos de oro
+bajo una toquilla, y vestida de blanco, salió al estrado, donde el
+familiar la esperaba armado de severidad y resuelto a llevarla presa, a
+poco que viera en ella que le confirmase en las brujerías que a aquella
+señora ociosos maldicientes achacaban; y ver a doña Guiomar y creerse
+cogido por los cabezones el familiar, fue todo en un punto; porque verla
+y entrarle un tal temblor que si hubiera tenido cascabeles en las
+piernas hubiera causado más ruido que un tiro de mulas al trote, fue un
+punto mismo; y secósele el paladar, y quedósele la lengua fría, y se le
+anudó la voz en la garganta; que en todos los días de su vida él no
+había visto una más garrida moza, ni más gentil dama, ni más peregrina
+hermosura.
+
+En resumen: a él, que por haber estudiado para clérigo, y haber hecho
+voto de castidad, aunque no había entrado en Orden, le habían parecido
+todas las mujeres, menos la Virgen María y la madre que le había parido,
+artificios del diablo para perder a los hombres, entrole de súbito una
+tal ansia amorosa y una tal sed de hermosura, que no se conoció a sí
+propio; y el diablo se le metió en el cuerpo, y pensó que si todas las
+brujas eran como aquella, vendríase a gobernar el mundo por ellas; y en
+vez de hablar recio y seco y altisonante e imperativo a aquella
+divinidad, besola rendidamente las manos y se declaró muy su servidor, y
+aun criado. Y preguntándole ella a qué era ido a su casa tan a deshora y
+con tal estrépito de aldabadas, y tal y tan pavoroso acompañamiento de
+alguaciles, él, oyendo su voz, que era meliflua y clara y sonora,
+figurósele que se había bajado del cielo a la tierra un ángel, y
+disculpose, y disculpó a la Inquisición, diciendo que de puerta se había
+engañado, y que no era allí donde él iba, sino a casa de un cierto
+rapista que en la vecindad vivía, y que el diablo sin duda, por amparar
+al susodicho, había hecho que él y sus alguaciles creyesen barbería la
+que era noble casa de viejo solar; y rogándola encarecidamente le
+perdonase, besola las manos y pidiola licencia para irse. Concediósela
+doña Guiomar, pero con el prosupuesto que cuando prendiese al barbero
+volviese, que ella le aguardaría, que tenía que decirle.
+
+Con esto, saliose de la casa el familiar con su escuadrón alguacilesco,
+y fue a dar de rebote casa del barbero, al que encontró oliendo a unto
+de bruja, que así lo declaró un alguacil que entendía mucho en estas
+cosas; y como el rapista había tardado en contestar y en abrir más de lo
+justo, confirmose más esta sospecha; y examinado que fue en su persona,
+se le encontró pringoso; con lo que, y con haber hallado en un rincón
+ciertos pucheros y redomas, se le esposó, y no con moza gentil y
+apetecible, sino con dos esposas de hierro, con cadena de alambre
+recocido de las que usaban alguaciles y cuadrilleros y toda la otra
+gente de presa que tenían la Inquisición y el rey para el buen servicio
+de la república; y con esto y con algunos cintarazos y sopapos que se le
+dieron como por vía de estimación y caricia, sacáronle mano con mano y
+codo con codo, dando con él en uno de los encierros de los sótanos de la
+cárcel de la Inquisición, y haciéndole, en fin, la barba como merecía,
+que si él no propalara tanto disparate contra la buena reputación y
+limpia vida de doña Guiomar, tal no le aconteciera; de donde se saca,
+que porque Dios lo quiere, los pícaros se enredan muchas veces en los
+mismos lazos que tienden a otros para que se pierdan, y en ellos se
+pierden.
+
+
+
+
+II
+
+En que se trata de una música de enamorado acabada no muy
+amorosamente a tajos y reveses.
+
+
+Volviose el familiar desalado a casa de doña Guiomar, y sin más compañía
+que un alguacil que le llevaba la linterna, en cuanto hubo dejado con
+miedo, frío y hierros al rapista, y bajo cerrojos, y tomado recibo de su
+persona; y acontecíale al tal Ginés de Sepúlveda, que así se llamaba
+este honrado familiar, que no las llevaba todas consigo, y que decía
+para sí que él debía ser también preso y juzgado por la Inquisición;
+porque si bien se miraba, él había pecado, aficionándose a una mujer,
+por en cuanto a su voto de castidad, y había faltado a su obligación en
+no prender a quien se le había mandado prendiese; antes bien,
+disculpádola, y excusádola, y puéstose por su pecado de su parte, sin
+importársele otra cosa; y hubiera querido que le naciesen alas para
+llegar pronto; y en fin, no vivía de miedo de haber ofendido a Dios, y
+de ansia por que tardaba en ver aquel hermoso sol que, a la media noche,
+le había deslumbrado.
+
+Iban alguacil delante y familiar detrás, estirando a cual más podían las
+zancas y alargando los pescuezos, aficionado el uno al agasajo que de
+seguro le harían en aquella principalísima casa mientras esperase, y
+desasosegado y agonizando el otro por volver a ver a doña Guiomar; y
+esperaba el alguacil que alguna linda doncella, o dueña de no malos
+bigotes viniese a él, por mandamiento de su señora, para hacerle menos
+enojosa la espera; que el alguacil no podía creer sino que a cosa de
+amores volvía el familiar solo a la casa, y sin color de justicia, y que
+por esto se había salido de la casa sin prender a nadie; y en cuanto al
+familiar, no pensaba nada, sino que de él tiraban duendes o diablos para
+llevarle a su perdición; y aunque él no quería, salíasele el alma al
+mezquino, como si su alma hubiese querido llegar súbitamente y juntarse
+con aquella otra alma que dentro de aquel hermosísimo cuerpo vivía.
+
+Y yendo así y como disparados familiar y alguacil, y muy cerca ya de la
+casa de doña Guiomar, oyeron un rumor de voces que de la cercana
+revuelta de una callejuela venía, y como templar de vihuelas; cosas que
+daban a entender claramente que se trataba de dar música por algún
+enamorado a la señora de su pensamiento; y había por entonces una
+ordenanza que mandaba que de noche y a deshora no se diesen músicas por
+las calles, so pena de dos días de cárcel y diez ducados para obras
+pías; y como la gente que sonaba junta a poco trecho parecía mucha y
+debía ser alegre y maleante, y ellos sólo eran dos, o diríase mejor, uno
+y medio, porque el familiar aprovechaba poco, éste ordenó al alguacil
+torciese el paso por la boca de una callejuela que se veía a mano, y
+rodease, con lo cual el familiar creyó haber evitado aquella gente _non
+sancta_; pero vio, cuando dada la vuelta se hallaba a poca distancia de
+la casa de doña Guiomar, que a su puerta había un gran bulto de sombras
+como de hombres, del cual salía confuso rumor de voces recatadas.
+
+Quedáronse tras la esquina familiar y corchete, y a poco oyeron que
+rompían en una muy armoniosa música las vihuelas, y que cuando se acabó
+el ritornelo, una voz grave y melancólica, enamorada y dulce, cantó el
+siguiente:
+
+SONETO
+
+ Insensible es al sol el duro hielo
+ De crudo invierno en el rigor impío;
+ Agua en la primavera, en el estío
+ En cálido vapor se eleva al cielo.
+ Siempre insensible al amoroso anhelo
+ Tuve el ingrato corazón vacío:
+ Mi llanto, agora, por el bien ansío,
+ Lava presta será de un Mongibelo.
+ ¿Quién, sino tú, señora, a tal mudanza
+ Forzó a mi pecho helado y enemigo
+ De todo amor y todo rendimiento,
+ Que hoy espero sin sombra de esperanza,
+ Vivo muriendo, y hallo mi castigo
+ En la llama de amor que es mi tormento?
+
+Calló la voz, y luego se oyó un profundísimo suspiro, que las vihuelas,
+que con el canto habían terminado su música, no pudieron cubrir con sus
+acordadas voces, y hubo algún espacio de tan grande silencio, que
+hubiérase podido oír el vuelo de un mosquito que por allí en aquel punto
+hubiera pasado; y aún duraba el encanto de la música, y el familiar no
+sabía qué pensar de lo que pasaba por su poco antes ánima castísima,
+cuando con más concierto y dulcedumbre que antes, volvieron las vihuelas
+al ritornelo. Amor parecía que volaba en los aires y lo llenaba todo;
+amor decían las vihuelas; de amor, escuchando en sus oscuros miradores
+palpitaba, sin saber por quién, y toda en imaginaciones sin sujeto, doña
+Guiomar, y amor iba emponzoñando en su dulce veneno el corazón del
+familiar, que veía delante de sus ojos, aunque allí no estaba, las
+doradas hebras de los sedosos cabellos de la viuda, y su frente de
+alabastro, y sus labios, que a una entreabierta granada se asemejaban, y
+sus ojos, con los que el claro azul del cielo de la alborada no pudiera
+competir; y batallaba el mísero con aquel amor que tan de súbito se le
+había metido en el alma, como si hubiera sido tentación de Satanás, y no
+fuego celeste, que del infierno venía, y había tomado por bellas
+ventanas por donde asomarse y dejarse ver en la tierra los divinos ojos
+de la indiana.
+
+Seguían en su ritornelo las vihuelas, limpiábase el pecho para empezar
+de nuevo, tal vez con algún madrigal competidor del soneto, el encendido
+amante, cuando las voces de ¡ténganse a la justicia! que vinieron de lo
+alto de la callejuela, cortaron en un punto el puntear de las vihuelas,
+y dejaron lugar al chocar de los broqueles, que apresuradamente los
+músicos se arrancaban del cinto, y que tal vez al desenvainar las
+espadas daban contra sus gavilanes; y a poco, no era ya dulce música lo
+que en la calle se oía, sino áspero son de espadas, que por los raudales
+de chispas que de ellas saltaban, no parecía sino que se habían allí
+reunido todas las fraguas de Vulcano.
+
+Apercibiose con asombro de sí mismo el familiar, de que él, que antes
+había hecho sin empacho profesión de tímido, y tenido por gala el
+parecer prudente y bien mirado, no se asustaba de lo que antes le
+hubiera causado espeluznos; e íbasele la mano al pomo de la espada, que
+hasta entonces había llevado por adorno, y sentíase más atrevido y más
+arrojado a todo que Gerineldos, aquel amante de la enamorada sobrina de
+Carlo-Magno; y pensaba que el del soneto había dicho bien, que tales
+mudanzas hace el amor, que no son para creídas, según que trastrueca a
+los que caen debajo de su imperio, y de menguados los cambia en altivos,
+y de corderos en leones, y de no atreverse a mover un pie sin pedirle
+licencia al otro, en atropelladores de todo, sin que haya quebradura que
+no salten, ni obstáculo, por insuperable que sea, que no venzan; pero
+puesto que a él nada le iba ni le venía en aquello, y que antes debía
+alegrarse de que la ronda le desembarazara la calle y le permitiera
+llegar a la puerta de la hermosísima viuda, que sin duda le esperaba,
+estúvose quedo y esperando a ver en lo que aquello quedaba, cuyo fin y
+remate, y de quién fuese al cabo la victoria no se veía muy claro: que
+la calle veníase abajo a cuchilladas; y no dulces requiebros enamorados
+se oían, sino juramentos y maldiciones, y ayes de aquellos a quienes
+alcanzaba alguna dura punta; y tanto duraba aquello y tan trabado, que
+claro aparecía que si los rondadores eran duros de pelar, no eran mucho
+más blandos los de la ronda, ni había allí que contar con manco ni
+flojo, según que arreciaba, cuanto más duraba, aquella tempestad de
+tajos y reveses.
+
+Pero acertó a acudir por la parte de abajo de la calle otra ronda, que,
+como venía de refresco, embistió duro, y puestos entre dos potencias los
+músicos, hubieron de ceder el campo; así pues, cubriéndose el rostro con
+los embozos, y apretando dientes y puños, embistió cada cual con lo que
+tenía delante, sonaron algunos tiros de pistolete, arremolináronse los
+alguaciles de ambas rondas; y los músicos escaparon, dejando sobre la
+calle alguna vihuela rota y algún alguacil malherido, que de ellos,
+cuando se acudió al lugar de la pelea, no se halló ni uno sólo, ni se
+tuvo indicio de quiénes fueran, aunque harto claro dejaron conocer, por
+lo que hicieron, que todos eran hidalgos, y de los buenos.
+
+Escapádose habían familiar y alguacil del Santo Oficio, cuando los
+alcaldes y los alguaciles de la justicia ordinaria pusiéronse en
+persecución de los que más bien que huían se esquivaban, por excusarse
+el familiar de preguntas y de respuestas con los otros alcaldes, y el
+alguacil por seguir a su superior; que lo que el familiar anhelaba era
+que la calle quedase libre para entrarse en la casa de la indiana, y
+contemplar otra vez al sol resplandeciente de su hermosura; y como iban
+corriendo por la callejuela que daba la vuelta a la manzana donde estaba
+la casa de doña Guiomar, vieron que un bulto, que delante de ellos iba,
+saltaba y se agarraba a las asperezas de una tapia, y se alzaba y se
+estiraba, y por el caballete de la tapia desaparecía; y no deteniéndose
+por esto, siguieron familiar y alguacil su carrera, dieron la vuelta,
+hallándose al fin del rodeo en la misma calle de las Sierpes donde había
+pasado la pendencia, y vieron que en ella no había un alma viviente, ni
+se oía otro ruido que el del vientecillo de la noche, que zumbaba
+dulcemente en las encrucijadas.
+
+Mandó el familiar al alguacil que allí le esperase, y él se fue a la
+puerta de la casa de la viuda, y llamó, y abrieron en cuanto dijo cuál
+era su calidad y oficio y que la señora le esperaba, y entró, se cerró
+la puerta, y la calle se quedó tan en silencio y tan pacífica, como
+solía estarlo a aquellas horas de ordinario.
+
+
+
+
+III
+
+De como, sin esperarlo, hallose la hermosa viuda con aquel su amor,
+que tan acongojada la tenía.
+
+
+Suspensa el alma, la mirada anhelante y fija por descubrir lo que
+envolvía en sus sombras la oscura calle; aguzando el oído por coger una
+palabra, entre el murmullo de las voces de los que hablaban bajo sus
+miradores, que le fuese indicio de quiénes eran los que en aquella hora
+la rondaban, la hermosa indiana estúvose con su doncella Florela; y
+asomándose a la entreabierta vidriera de una ventana de su cámara, en la
+cual había matado la luz, toda era cuidado y toda congojas; que
+enamorada estaba, no embargante su viudez, lo que decía con harta
+elocuencia que, o no había amado al difunto marido, o que le había amado
+tanto, que, por la dulce costumbre, sin amor no podía pasarse. Y el
+caso era que el nuevo dueño al cual su alma se rendía, había sido tan
+corto en manifestarla su afición y tan rápidamente había pasado delante
+de ella, diciéndola, empero, con sus encendidas miradas su deseo, que no
+parecía hombre enamorado que en ocasión se pone de contemplar a la
+deidad que adora, sino alma en pena y cobarde que cree tan menguados sus
+merecimientos, que esquiva, cuanto puede, ser reparada por miedo del
+menosprecio; y justamente por esto doña Guiomar le había estimado; por
+aquella su timidez, la grandeza de su amor había medido; que no hay
+afición sin cuidado, ni pasión sin ansia; ni es amor el que con mortales
+recelos no desconfía del logro de la victoria; y esto lo saben bien las
+mujeres, y tanto más cuanto por su hermosura son más pretendidas y
+buscadas y acechadas; y doña Guiomar, que lo era grandemente, aunque no
+saliese de su casa más que entre dos luces, y aun así para ir a la
+iglesia, sabíalo más que otras.
+
+La esperanza de que el sujeto de su amor, encubierto con el amigo manto
+de la tenebrosa noche, viniese a decirla sus amantes penas con la
+regalada cadencia de la encantadora música, despertándola de su inquieto
+sueño, tenía a la hermosa indiana, toda anhelo, toda impaciencia, toda
+oídos y toda ojos; y cuando oyó la voz doliente, dulce y grave del que
+cantaba, y los conceptos de la amorosa canción, abriéronsela las
+entrañas para recibir en ellas el encendido suspiro que fue de la
+canción fin y remate, y confirmación del alma de lo que habían dicho los
+labios; y saliósela de la suya otro tan amantísimo y hondo suspiro, que
+si el cantor le oyera, no se tuviera por venido a un valle de lágrimas,
+sino a un encantado paraíso; y no le oyó, porque a punto sonó el
+¡ténganse a la justicia! de la ronda, tras lo cual vinieron las
+cuchilladas y tumulto.
+
+Acongojose con esto doña Guiomar, y al suelo viniera traspuesta, si no
+la sostuviera en sus brazos su fiel doncella Florela; y cuando todo pasó
+y renació el silencio y tornó la calma; bañados en lágrimas los dulces
+ojos y la bella color mudada, dijo a Florela con una voz en que se
+entendía claramente lo que en su alma había de temor y de esperanza:
+
+--¡Ay, amiga Florela, que si esto es amor, a Dios pluguiera que nunca
+hubiera yo amado en mi vida! ¿y quién había de decirme a mí que a tal
+punto había de traerme un hombre a quien no más que tres veces he visto,
+y aun así como sombra que pasa, o mentida imagen de un sueño, que al
+despertar se pierde?
+
+A lo cual respondió Florela suspirando:
+
+--Cosa es el amor, señora, que no ha menester más que un punto para
+rendir a su imperio un alma; y tanto más, cuanto más esta alma está
+anegada en tristezas, y huérfana de dulces afectos.
+
+--Calla, Florela,--dijo doña Guiomar enjugando sus lágrimas,--que me
+parece que alguien viene.
+
+Entreabrió a punto la mampara un paje, asomó la cabeza, y dijo a su
+señora que el familiar del Santo Oficio que había estado antes, había
+vuelto, y que decía que por la señora era venido; y doña Guiomar mandó
+le llevasen al estrado, y que le rogasen que allí esperase.
+
+Procuró sosegarse doña Guiomar, aunque esto era más para deseado que
+conseguido, y dijo a su doncella:
+
+--Mira, Florela, si es posible que los de casa averigüen si ha pasado
+alguna desgracia en la riña, y si la hubo, quién o quiénes son los sin
+ventura; que esto bien podrá hacerse con el pretexto de socorrer a los
+que hubieren menester socorro; y vuelve, mientras yo me aliño un tanto
+para ir e advertir a ese familiar aquello para lo que le he rogado que
+vuelva; y no tardes, que la duda de que él haya podido quedar en el
+lance, me tiene sin vida.
+
+Saliose Florela, y doña Guiomar fue a sentarse a su tocador, y
+contemplose al espejo, y hallose, más hermosa que nunca; que el amor
+hace hermosos aun a los ojos feos, y a los hermosos los sublima,
+haciendo de ellos un cielo; y un cielo veía en sus ojos doña Guiomar,
+porque en el amor que en sus ojos hallaba, la parecía como que veía la
+imagen de aquel por quien el amor acongojaba su alma; y la sucedía que
+cuanto más se contemplaba, más la parecía ver en sus ojos la fugitiva
+sombra de su deseo; y a tal llegó su amorosa ilusión, que creyó que no
+en sus ojos, sino detrás de ella, sobre las rubias trenzas de sus
+cabellos, aparecía la imagen de su anhelado, mirándola ansioso, copiado
+por el espejo, y como si detrás de ella hubiese estado de rodillas.
+Pareciola asimismo que una mano trémula asía una mano suya que pendía
+descuidada, y que en ella unos labios ardientes posaban un amoroso beso.
+
+Volviose estremecida doña Guiomar, y vio que de rodillas estaba junto a
+ella, no una imagen vana, ni una sombra, sino un hombre, con atavío de
+soldado, que anhelante la miraba, y que parecía que quería hablar y no
+podía, aunque harto claro decía lo que sentía el temblor que todo su
+cuerpo agitaba.
+
+Sobresaltose doña Guiomar, nubláronsela los ojos, apretósela el corazón,
+y desfalleció toda al ver que quien tenía a sus pies y oprimiéndola una
+mano, que ella no tenía fuerzas para retirar, contra sus labios, era el
+mismo por quien ella la dulce muerte del amor sentía; y así los dos, en
+un silencio más elocuente que el mejor de los discursos, pasose algún
+tiempo, hasta que recobrándose la hermosa indiana y conociendo que por
+su decoro debía manifestar extrañeza y enojo por lo que sucedía,
+desasió su mano de las de su enamorado, y dijo con la voz entera y
+enojada:
+
+--¿Qué es esto? ¿quién sois? ¿cómo habéis entrado aquí? ¿qué queréis?
+
+--Hermosa señora,--dijo levantándose aquel hombre,--no mi voluntad, sino
+los no sé si para mí crueles o propicios hados, son los que, cuando yo
+pensaba sólo en libertarme de ser preso, aquí me han traído, para que
+postrado a vuestros pies pueda deciros que vos sois mi vida, sin la cual
+vivir no puedo, ni quiero; y que si en vos no hallo esperanza a mi pena,
+alivio a mi enfermedad, alegría a mi tristeza, luz a mis ojos, a mi
+pecho aliento y gloria a mi deseo, por condenado me doy y sin vislumbre
+de redención que me salve.
+
+A lo que doña Guiomar respondió, mirándole no tan ceñuda ya, ceño
+fingido, que si ella hubiera mostrado lo que sentía en el alma en el
+semblante, por bien hallado y dichoso hubiérase dado él:
+
+--Cortés sois, bien nacido parecéisme y bien criado; dejadme que me
+asombre de veros en mi presencia, entrado aquí como un salteador pudiera
+entrarse, y sin más disculpa que la de la necesidad que habéis tenido de
+salvaros de ser preso.
+
+--En tal aprieto,--dijo él,--no me hubiera visto si no os viera, si
+viéndoos no os amara, y por amaros no ansiara deciros mi pena; que yo
+soy el que, no ha mucho, en unos tan desdichados y pobres versos, como
+míos, os decía mis ansias; y si vos, señora de mi alma, esos versos
+habéis oído, oído habréis también la riña, que ha sido tal, que cortada
+la salvación, obligado me he visto a saltar una tapia, que es sin duda
+la del jardín de vuestra casa; porque adelantando por ese jardín, y
+dando en un cenador, y en él en unas escaleras, siguiendo por un
+corredor, halleme junto a una puerta entreabierta, y os vi, y sin pensar
+en otra cosa, acerquéme, se me doblaron las rodillas, convidome vuestra
+mano de alabastro, y mis hambrientos labios besarla osaron: si lo que os
+digo no fuese para vos disculpa bastante del que habéis creído
+atrevimiento mío, volveré a salir de vuestra casa, importándome ya poco
+de cuanto mal pudiera avenirme, que, por grande que fuese, no sería
+mayor que la desgracia de haberos enojado.
+
+--No habéis de decir,--replicó la hermosa indiana,--que poniéndoos en
+peligro el salir ahora de mi casa, de ella os echo; tanto más, cuando
+por venir, aunque sin licencia mía y aun sin yo conoceros, a darme
+música, en tal cuidado os habéis puesto; y hagamos aquí punto a la
+conversación, y entraos en ese aposento, que yo voy a ver si por acaso
+ha podido oíros alguno de mis criados, y cuando todos estén recogidos y
+el peligro que corréis haya pasado, podréis iros.
+
+Y yendo a una puerta, abriola, y haciéndole seña de que pasase, él pasó
+a un cuarto oscuro, donde doña Guiomar encerrole tan a tiempo, que ya
+las fuerzas la faltaban para el fingimiento, y aquejábala el deseo de
+trocar su severidad en dulzura, su enojo en rendimiento, y su
+indiferencia en amor.
+
+Valídose había además doña Guiomar de la industria de encerrar al aun
+para ella desconocido amante suyo, porque, aunque turbada, acordose de
+que en la sala la esperaba aquel familiar de la Inquisición que poco
+tiempo hacía la había asustado, metiéndose de rondón y en son de amenaza
+en su casa, como si hubiera ido a buscar herejes malditos; y porque
+había conocido (siempre las mujeres lo conocen) que de ella el familiar
+se había prendado, citole para saber por qué causa la Inquisición la
+había buscado, y además para acabar de prendarle y volverle loco, con lo
+cual el disgusto o el peligro de una nueva visita de la Inquisición se
+evitaría.
+
+Fuese, pues, a la sala donde el familiar la esperaba; hallole inmóvil
+como una estatua, teniendo en la una mano el sombrero, puesta la otra en
+los gabilanes de su inútil espada, y grave y triste y compungido;
+alegráronsele los ojos al menguado cuando a él se acercó doña Guiomar
+sonriendo, y habiéndose ella ido al estrado y sentádose y héchole seña
+de que a su lado se sentase, él lo hizo, quedando encogido y encorvado;
+y luego ella le habló de esta manera:
+
+--Agradecida os estoy, señor, con toda mi alma, por la benevolencia con
+que habéis tornado a que yo os diga lo que no puedo menos de deciros, y
+es, que no sé yo por qué causa la Inquisición, que amo, respeto y
+venero, ha venido, no a honrar mi casa, sino a traer a ella el juicio
+engañado de la vecindad, que, sin duda, ha creído que yo no soy tan
+buena y católica cristiana como tengo la ventura de serlo, y
+obedientísima hija de nuestra Santa Madre Iglesia.
+
+Comídose había con los ojos a doña Guiomar, mientras dijo las anteriores
+palabras, el señor Ginés de Sepúlveda, y comiéndosela aún, y atragantado
+por el hechizo de tantas y tan no vistas bellezas como en doña Guiomar
+se atesoraban, dijo con la voz temblorosa y desfallecida y espantado de
+sí mismo:
+
+--Deber es del Santo Oficio de la General Inquisición, contra la
+herética pravedad, extremar su celo, y tanto más en los calamitosos
+tiempos en que las naciones más poderosas del mundo amparan la herejía,
+engañados y perdidos sus monarcas por Satanás; que la Alemania y la
+Inglaterra hierven en herejes, y aquí nos vemos obligados a hacer cada
+auto de fe que espanta, y sin que este saludable rigor sea bastante para
+purgarnos de la maldita simiente; así es que, señora, como esta casa que
+vos habéis comprado y habitáis tenía duende...
+
+Interrumpiole doña Guiomar, y con muestras de sobresalto le dijo:
+
+--¿Duende decís que tenía esta casa?
+
+--Por ello estuvo muchos años deshabitada,--respondió el señor Ginés de
+Sepúlveda;--y si vos que, por ser forastera, no lo sabíais, no la
+hubiérades comprado y habitado, sin habitar estaría aún, y seguiría
+deshabitada por los siglos de los siglos amen.
+
+Creían entonces en los duendes como se creía en los artículos de fe, y
+por creer en ellos doña Guiomar, imaginósela que, tal vez, no el hombre
+que amaba en carne y hueso era el que se la había aparecido en su
+retrete, sino una apariencia de él, tomada por algún duende maligno; y
+espantose y pareciola que detrás de cada tapicería se movía un duende
+travieso, y que las figuras de los lienzos que las paredes poblaban
+tomaban extrañas y espantables cataduras, y que de todos los ángulos de
+la sala surgían trasgos y fantasmas; y como tenía la imaginación muy
+viva, porque era andaluza, venida de las Indias, asustose de tal modo,
+que al familiar se asió como si hubiera creído que agarrándose a una
+parte de la Inquisición, por exígua y mezquina que fuese, a ella no se
+atreverían duendes, trasgos, ni espectros.
+
+Aconteciole al señor Ginés de Sepúlveda, cuando las suaves manos de doña
+Guiomar asieron las suyas y sus ojos se fijaron espantados en sus ojos,
+que creyó que de él se apoderaba el diablo; espantose muy mucho más que
+doña Guiomar, y aturdiose; y sin saber cómo, no encontrando otra cosa de
+que ampararse, amparose del mismo peligro que le espantaba; es decir,
+que se abrazó a doña Guiomar, y de tal manera, que no parecía sino
+náufrago que, llevado por las furiosas olas, con una tabla se encuentra
+y a ella se agarra.
+
+¿Quién pudiera decir lo que pasó por ambos cuando en aquel abrazo, tan
+súbita e inopinadamente sobrevenido, se encontraron enlazados? Pareciole
+a doña Guiomar el señor Ginés de Sepúlveda, cuando le vio tan cerca, más
+feo y pavoroso que todos los duendes y vestiglos habidos y por haber, y
+rechazole; y él, cuando hubo sentido las corpóreas bellezas de doña
+Guiomar, y alentado la ambrosia de su aliento, no defendió ya su alma
+del demonio, sino que, cayendo en la tentación y olvidándose de sus
+votos (que como ya se dijo, aunque seglar, de castidad había
+pronunciado), y siendo valiente por la primera vez de su vida,
+volteándole los ojillos grises, y todo contraído y perturbado, dijo:
+
+--¡Amor!... ¡amor!... ¡yo te reconozco y te adoro! ¡Alma mía, que te
+pierdes, perdóname, porque te fenezco en otra alma, que ya, sin ser yo
+poderoso a evitarlo, es el alma mía!
+
+--Pero ¿qué es lo que estáis diciendo, hombre,--dijo doña Guiomar,--que
+me parece que os habéis vuelto loco? ¿De qué alma habláis, que decís
+que es vuestra alma? Si por ventura el alma que decís es el alma mía,
+ved que os engañáis, que yo no os la doy, ni mi alma puede irse a vos
+sin que yo lo quiera.
+
+A todo esto, doña Guiomar se había separado a una buena distancia del
+familiar, y parecía como que éste empezaba a volver en sí, y a
+arrepentirse de haberse dejado ir de aquella manera por los para él
+desconocidos espacios del amor.
+
+Doña Guiomar estaba toda encendida e indignada, y le miraba fosca: como
+que aún la parecía sentir el apretón de unos brazos que la ceñían, y ver
+dos ojos que, como los de un lobo hambriento, la miraban.
+
+--Perdonadme, señora,--dijo el familiar,--que yo creo que los duendes de
+esta casa maldita se han metido en mí, y me han obligado a hacer y decir
+contra mi voluntad lo que he hecho y dicho; pero ya veis que a la razón
+vuelvo, que respetuoso os hablo, que humillado perdón os pido; y el que
+esta influencia infernal que me ha dominado no haya persistido, consiste
+en que yo llevo conmigo un preservativo contra toda hechicería y
+maleficio, y esos demonios familiares, que se llaman vulgarmente
+duendes, han huido lanzados por la virtud de ese bendito preservativo.
+
+--¿Preservativo tenéis contra diablos familiares?--dijo doña Guiomar.
+
+--Sí, señora,--contestó el señor Ginés de Sepúlveda,--y ese preservativo
+es la medalla, que con la cruz dominica, que como sabéis es la cruz de
+la Inquisición, llevo pendiente de este cordón sobre el pecho.
+
+--De suerte, que si yo llevara pendiente de la garganta esa medalla,
+libre de duendes estaría,--dijo doña Guiomar.
+
+--Y no sólo vos,--respondió Ginés de Sepúlveda,--sino vuestra casa y las
+otras casas adonde fuéredes, como todo lugar en que os encontráredes.
+
+--Pues mirad,--dijo doña Guiomar,--si me dais esa milagrosa medalla, os
+perdono el abrazo que tan sin licencia mía, y tan contra mi voluntad y
+mi pudor, me habéis dado; que en Dios y en mi ánima, este es el primer
+abrazo de hombre que he sentido.
+
+--¿Pues qué, no sois vos viuda, señora?--preguntó admirado el familiar.
+
+--Padre fue, que no marido para mí, el buen esposo mío cuya muerte
+lloro,--respondió tristemente doña Guiomar.
+
+Atragantose el familiar cuando, por la propia confesión de los rosados
+labios de doña Guiomar, reconoció en la ya bastantemente preciada
+persona que le volvía el seso, un atractivo más, que era el de ser
+doncella, no embargante lo de viuda, que bien puede ser esto, aunque
+rara vez suceda y haya de ponerse muy en duda; pero de tal manera lo
+había dicho doña Guiomar, y con tal y tan ruboroso embarazo, que había
+que creerlo, y creyolo el señor Ginés de Sepúlveda, y el corazón se le
+volvió de arriba abajo, y atragantose, y de tal manera, que se estuvo
+bien cinco minutos sin decir palabra, y mirando espantado a la hermosa
+indiana, ni más ni menos que si en ella hubiera tenido delante esa ave
+fénix de la que todos hablan y ninguno ha visto; porque en doncella moza
+puede con no mucha dificultad creerse, pero creer en doncella viuda, era
+ya cosa recia. Y este espanto del familiar no era por que le pareciese
+mentirosa doña Guiomar, que él la hubiera creído aunque ella le hubiera
+dicho que no había venido al mundo por medio de mujer, sino caída de una
+estrella; pero espantábale el ver que su castidad iba más y más
+desmoronándose y deshaciéndose, y que el diablillo del amor con más y
+más fuerza le abrasaba el alma.
+
+Sabe Dios cuánto tiempo hubiera estado silencioso y como sujeto a un
+encanto, si ella, repuesta del trabajo que la había costado aquella su
+extraña confesión, no le hubiera dicho:
+
+--Sólo hay una manera, señor mío, repito, para que yo os perdone vuestro
+atrevimiento, y es que siendo, según decís, esa medalla que pendiente de
+ese cordón lleváis sobre el pecho, un preservativo contra los demonios,
+ya sean o no sean familiares, y contra toda casta de espíritus foletos
+y malditos, me la entreguéis, para que yo pueda quedar esta noche sin
+morirme de miedo en mi casa; que mañana será otro día, y ya buscaré yo
+vivienda en que acomodarme, donde no haya habido nunca, ni duende, ni
+trasgo, ni fantasma, ni alma en pena, ni cosa que en mil leguas al otro
+mundo huela.
+
+--No ya la medalla del Santo Oficio os daría yo, y tenedla, señora
+mía,--dijo todo amor y todo rendimiento el familiar,--sino el alma,
+aunque supiera que os la daba para que me la perdieseis.
+
+--No por Dios,--dijo doña Guiomar, tomando la medalla que el familiar la
+daba y poniéndosela al cuello,--que no quiero yo que por mí seáis
+idólatra y os condenéis; tanto más, cuanto que yo no podría
+corresponderos, porque aborrezco el amor, principio y causa de todas las
+malas aventuras que a la mujer la avienen; y porque es ya tarde y el
+sueño me pesa en los ojos, y porque veo que la Santa Inquisición está
+ya, en vos, convencida de que yo aliento buena y vieja sangre católica,
+apostólica, romana, sin que haya en ella la más mínima partícula no
+limpia, ruégoos os vayáis, y si quisiereis volver a verme, lugar habrá
+en hora no tan incómoda y más conveniente para mi recato.
+
+Levantose doña Guiomar como manifestando con la acción añadida a la
+palabra que el familiar sería muy discreto si se iba cuanto antes, y el
+pobre hombre, mirando con ansia y todo aturdido a doña Guiomar, besola
+las manos y fuese, llegando hasta la puerta de espaldas, por no
+volverlas a doña Guiomar, no se sabe si por verla algún tiempo más, o
+por respeto. Inclinose con gran acatamiento cuando hubo llegado a la
+mampara, y luego esta se abrió y se cerró, desapareciendo el familiar,
+con lo cual doña Guiomar se volvió presurosa, y sin miedo a los duendes,
+por la milagrosa medalla que llevaba al cuello, a su retrete, donde,
+como se ha dicho, y en un cuarto que a él daba, había dejado encerrado
+al su desconocido amante, que la tenía tan sin vida.
+
+
+
+
+IV
+
+En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar.
+
+
+Trémula la mano, alborotado el corazón, encendido el bello semblante y
+turbados los divinos ojos, doña Guiomar abrió la puerta del cuarto, y
+dijo con la voz tan turbada que apenas si se la oía:
+
+--¡Eh, caballero, salid si os place, yo os lo ruego!
+
+A cuyas palabras sólo respondió el silencio, como si nadie hubiera
+habido en el cuarto, que ya se ha dicho estaba oscuro como boca de lobo.
+
+Vínosela otra vez a las mientes a la bella viuda, que aquel en quien
+había creído ver a la dichosa persona que la enamoraba, no había sido un
+hombre, sino un duende, que había tomado aquella apariencia para
+burlarla y atormentarla, y que, a causa de llevar ella la milagrosa
+medalla del Santo Oficio, el duende había huido; pero oyó a punto uno
+como resuello recio de persona que duerme, que allá de lo hondo del
+oscuro cuarto salía, cosa que doña Guiomar sintió más que si en efecto
+su enamorado se hubiese tornado en humo y desaparecido; porque quien de
+tal y tan sosegada y profunda manera se había dormido, cuando ella le
+había dicho que la esperase, no debía ser muy extremado en amar; que
+ella sabía muy bien, y a causa de él mismo, que el amor desvela, y tanto
+más cuanto se está más cerca del objeto amado, y en términos de duda y
+esperanza.
+
+Llamó al dormido, ya con más fuerza y aun con enojo, la hermosa indiana,
+y a poco se oyó un bostezo, luego pasos, y al fin apareció el incógnito,
+con los ojos cargados aún de sueño y con todas las muestras de que en lo
+mejor de él se le había interrumpido; y como doña Guiomar cuando le
+sintió que se acercaba se hubiese ido a un canapé o escaño que allí
+había, y se hubiese sentado, él tomó una silla baja que encontró al
+paso, y fue a sentarse junto a doña Guiomar, tocando su falda, y de tal
+manera que no parecía sino que hacía un siglo eran amantes, y con un
+desenfado tal, que aunque sin dar en la descortesía, parecía mostrar la
+confianza que él tenía en ser amado, si es que ya no lo era, y con toda
+el alma; mirábala él con codicia, aunque sin irreverencia, y ella le
+contemplaba asombrada por lo que en él veía, que harto claro se mostraba
+en sus ojos; y ni el uno ni el otro decían una palabra, y ella se
+turbaba más y más, y más y más se la encendía el enojado tal vez, y tal
+vez amoroso semblante, y él lo conocía y tal lo mostraba, que más y más
+ruborosa se mostraba ella, y más y más confusa.
+
+Díjole ella, en fin, que era muy extraña cosa que un hombre que, como
+él, de tal manera se había entrado en su casa amparándose de la
+justicia, y que decía que por ella se había puesto en tal trabajo, y que
+la había dado música, y tan amorosos y encendidos versos la había
+cantado, viniese a dormirse como si ningún cuidado le inquietase y como
+hubiera podido dormirse en su casa: a lo que él respondió mirándola
+amorosísimamente, que tantas noches había pasado en vela atormentado por
+sus amores, y tan desesperado y triste, que no había que admirarse de
+que, cuando al fin lucía para su amor el sol de la esperanza, descansado
+hubiese en alguna manera de su trabajo.
+
+--¿Y quién os ha dicho,--exclamó ella,--que yo os amo, ni en amaros
+piense, ni para vos me haya criado, ni al cabo la dureza mía para el
+amor, por vos se haya deshecho?
+
+--Dícenmelo,--respondió él,--vuestros divinos ojos, que en vano de mí se
+apartan para no verme, porque con más afición y más encendidos rayos de
+amor, ¿qué digo? de gloria, a mirarme tornan; dícemelo vuestro hermoso
+seno, que los amantes latidos de vuestro corazón mueven; dícemelo
+vuestra voz enamorada, que en vano pretende remedar al enojo; dícemelo,
+en fin, mi deseo, señora mía, porque si vos no me amaráis, tormento
+insoportable sería para mí la desesperada memoria de vuestra adorada
+imagen, muerte mi vida, infierno mi esperanza.
+
+--Paso, paso, señor mío,--exclamó la enamorada indiana, queriendo en
+vano que no saliese a su boca en una sonrisa de contento su alma, y a
+sus ojos en un volcán;--que si seguís así, creeré que mentís, que no
+puede llegarse a un tal rendimiento de amor tan de súbito y por una
+mujer apenas vista, y por la primera vez de amores requerida; y luego,
+que yo tengo para mi, aunque puede ser que me engañe, porque yo de
+amores no entiendo, ni he querido entender nunca, que el amor para ser
+sublimado ha menester de todo punto ser correspondido.
+
+--Mucho pudiera yo decir sobre esto,--repuso él;--pero aquéjame haceros
+una pregunta sobre lo que acabáis de decir, de que no entendéis de
+amores, ni entender de ellos habéis querido nunca.
+
+--¿Pues no decíais vos en vuestro soneto,--repuso ella,--que vuestra
+alma había sido hasta ahora hielo para el amor? ¿por qué, pues, os
+maravilla que hielo haya sido hasta ahora, y que aún lo sea para el
+fuego amoroso, el corazón mío?
+
+--Casada fuisteis, señora,--dijo con tristeza el galán,--y para amargura
+mía, que las venturas concedidas a otro, aunque pasadas y lícitas, y aun
+santificadas por el matrimonio, dardos son de celos y ponzoña de
+despecho, para el que bien ama y ser quisiera el único en el amor de la
+que adora.
+
+--En hondos discursos os metéis, y no sé qué os diga, ni qué deje de
+deciros,--contestó doña Guiomar, bajando los ojos y poniéndose muy más
+colorada que otras veces;--y tanto más, cuanto que no sé a quién hablo.
+
+--De buenos y honrados padres vengo, señora,--respondió él;--hidalgo
+soy; Alcalá es mi patria; cursé en las aulas de su famosa universidad;
+tirome la afición a las armas, y muy más el amor a las letras; soldado
+soy, y a poeta aspiro por mi desgracia, porque la poesía es sueño que
+devora el alma y la finge lo que no existe, y en los espacios
+imaginarios la pierde: Miguel de Cervantes Saavedra me llamo, y vuestro
+esclavo soy.
+
+--¿Miguel de Cervantes Saavedra sois vos?--exclamó con encarecimiento
+doña Guiomar;--pues por ahí andan en unos papeles impresos los versos
+que se recitan en casa de Arquijo por todos los buenos ingenios de
+Sevilla, y entre ellos hay los, y no de los peores, que según el papel,
+han sido compuestos por vos.
+
+--Si yo hubiera podido creer,--dijo Cervantes,--que los pobres versos
+míos habían de llegar a tan hermosas manos, puede ser bien que el deseo
+de contentaros hubiera sido inspiración que los hiciese dignos de
+Pindaro; ¿pero qué poesía queréis que haya sin amor, y cuando sólo se
+escribe para ejercitar el ingenio?
+
+--¿Y sin amor vivíais cuando esos versos compusisteis? pues o no me
+amáis como decís, o me amáis desde muy poco tiempo, que ha ocho días se
+vendía el papel nuevo, y versos vuestros había en él.
+
+--Desde que perdí el corazón en el cielo de vuestras perfecciones,
+señora,--dijo Cervantes,--de tal manera he ansiado, tanto he dudado, tan
+grande la desdicha de mi amor he creído, que no he tenido alma ni vida
+más que para ansiar y temer, y buscaros y entreveros, apareciendo con el
+alba, tornándoos a vuestra casa a punto que el sol salía, menos que vos
+hermoso; y todo era en mí sobresalto y congoja, y afán y miedo; que ante
+vos no quería mostrarme, por no ver el desdén en vuestros ojos, hasta
+que no pudiendo más, y desesperado y loco, a daros música vine, y a
+deciros ese triste soneto, que en su poco valer bien muestra que las
+musas están enojadas conmigo, al verse por vos, a causa del grande amor
+que os tengo, por mí desdeñadas y olvidadas; bien que si vos, como me lo
+hace creer el deseo, me amáis, ¿qué vale el laurel de Apolo comparado
+con la gloria de teneros mía?
+
+Responder quiso doña Guiomar, pero desfalleció la voz en su garganta;
+sus ojos se posaron, exhalando un dulce fuego, en el venturoso amante;
+suspiró luego tan hondamente como si el suspiro hubiera salido de lo
+recóndito de sus entrañas, y dijo:
+
+--Pues que Miguel de Cervantes sois, y antes de conoceros yo había
+conocido en vuestros versos vuestra alma, y estimádola había por ellos,
+quiero contaros mi historia, y por ella veréis claramente cómo, habiendo
+sido casada y con buen marido, amor no conocí, ni conozco, como no sea
+amor esto que me tiene hablando con vos y a deshora en mi aposento; que
+para ampararos en el aprieto en que os veis, no era menester que yo os
+hiciese compañía; y amor debe ser este, porque habéis de saber que no
+sabía yo que hubiese cosa que vencer pudiese la fuerza de mi recato, y a
+él falto hablando con vos a solas, y a tal hora; y si esto no es amor,
+no sé lo que ello sea; amor es, ¿quién lo duda, cuando ocultarlo no
+puedo, y si os lo niego más os lo afirmo, y vencida y enamorada os lo
+confieso? Pero si creéis que ese amor mío ha de ser parte para que yo me
+olvide de mi honra, a la menor señal que en mi desdoro hagáis, morirá mi
+amor para que ocupe su lugar el menosprecio.
+
+A lo cual contestó él con este cuarteta, que se salió sola y sin
+licencia suya de su enamorado pensamiento:
+
+ Amores que son del alma
+ hacen callar los sentidos;
+ que en verse correspondidos
+ alcanzan su mejor palma.
+
+--Así os quiero, señor mío,--contestó ella,--y por que veáis cuánto en
+vos confío y cuánta es la estimación en que os tengo, para que sepáis
+bien quién soy, os voy a contar mi historia; eso si no es que os aqueje
+el sueño, que si tal fuese, mi doncella Florela, que es discreta, os
+llevarla a un aposento donde pudierais reposar seguro.
+
+--¡Ah! no me castiguéis,--dijo él,--por aquel impertinente sueño mío en
+que me encontrasteis; y empezad, mi dulce señora, que con vida y alma os
+escucho.
+
+Quedose ella por algún tiempo pensativa y como dudando, y luego empezó
+de esta manera.
+
+
+
+
+V
+
+En que doña Guiomar comienza a contar su historia a Miguel de
+Cervantes.
+
+
+--No puede llamarse con verdad desdichada la criatura que no lo fue
+desde su nacimiento, y aun en el seno yo de mi madre, para mí empezó la
+desdicha. Nací en esta hermosa ciudad de Sevilla, y en su calle que
+llaman del Hombre de Piedra, y con tan dura fortuna, que el instante del
+primer aliento mío, fue el del postrero de mi padre. Matáronle cuando
+nací yo, y a las puertas de nuestra casa, siendo su muerte la más rara
+tragedia que se vio en los pasados tiempos, ni se verá en los venideros.
+
+Era mi padre viejo, pero alentado y tan entero, que su vejez parecía
+primavera bajo nieve, o invierno que bajo su hielo tenía galas de
+primavera. Natural de Méjico era mi padre, y rico, y a Sevilla vino con
+unas galeras de rey, de las que era general.
+
+Acudió el gentío a la Torre del Oro a ver la flota, y entre las damas
+que estaban en los estrados que para ellas se habían puesto junto a la
+orilla, asistía mi madre, que era una hermosa doncella de veinte años, y
+tan desamorada y esquiva, que no parecía sino que el amor no alentaba
+para ella, según que era de desabrida con todos los que se rendían a los
+encantos de su hermosura. Si la hubiera contentado el claustro,
+hubiérase entendido que el santo amor de Dios no dejaba en su corazón
+lugar para el amor al hombre; pero tampoco era esto, porque una tía
+monja que tenía en las del Espíritu-Santo quiso llevársela consigo, a lo
+que ella no se acomodó, diciendo que Dios no la había hecha para que la
+sofocasen tocas ni monjiles, ni para enojarse entre cuatro paredes.
+
+Pluguiera a Dios que mi madre hubiera tenido vocación de monja, que así
+yo no naciera, ni pasaran por mi familia desdichas que parecen una
+maldición que alcanza a la desventurada vida mía.
+
+Limpiose doña Guiomar con un pañizuelo los líquidos diamantes que por la
+amargura de sus tristes memorias de sus hermosos ojos se desprendían,
+por lo cual Miguel de Cervantes la dijo:
+
+--Enjugarnos yo, hermosa señora mía, esas lágrimas que por vuestras
+alabastrinas mejillas corren, con mis labios, si tan bienaventurado
+fuera que ya me llamara vuestro esposo; y tal procuraría que fuese para
+vos mi amor, que no lágrimas de amargura, sino de contento del alma
+enamorada vertieseis, si es que mi amor podía enamoraros, cosa en la que
+no espero, porque si la esperara, ya en la sola esperanza encontraría la
+ventura milagrosa de este amor que por vos me abrasa las entrañas, y es
+mi vida en mi muerte y mi contento en mi tristeza.
+
+--No hay para qué repetirme que me amáis,--dijo doña Guiomar,--sino es
+que creéis que soy desmemoriada; que ya me lo habéis dicho, y yo,
+escuchándooslo y continuando en oíros, os he dicho claramente que os
+amo; que si no os amara, la primera palabra de vuestro amor hubiera sido
+la última; y eso de enjugarme las lágrimas con vuestros labios callarlo
+debisteis, que hay tales cosas que cuando no se pueden hacer no deben
+decirse; y pase esto por alto, que a galantería sin intención quiero
+achacarlo, y no a otra cosa; y sin más de esto, y esperando que a mi
+lado seáis tal y tan hidalgo como me lo parecéis, con la relación de mi
+historia continúo, que ya que me amáis, según decís, quiero que sepáis
+quién es la desventurada mujer que ha alcanzado no sé si la desdicha o
+la fortuna de enamoraros. Decía yo, que a la llegada de las galeras de
+que era general mi padre, y entre las damas y caballeros que a su
+llegada habían acudido y ocupaban los estrados en la orilla,
+dispuestos, estaba mi madre, sin más compañía que la de dos tías, viudas
+y ya ancianas, que eran los únicos parientes que la quedaban, y tan
+hermosa, que unos versos que un enamorado suyo, poeta tan desdeñado como
+los otros que no eran favorecidos de las musas, la compuso, decían:
+
+ Porque copien un instante
+ los encantos que atesoras,
+ sus puras linfas sonoras
+ impulsa Bétis amante;
+ y las ondas, al pasar,
+ murmuran en su tristeza,
+ recordando la belleza
+ que ya no pueden copiar.
+
+--No me parecen mal esos versos,--dijo Miguel de Cervantes;--madrigal
+son, o más bien, madrigal doble; poeta era quien los compuso, y no de
+los peores, y por míos los tomara, antes con satisfacción que empacho de
+ellos; pero decidme, señora: ¿cómo es que vos habéis premiado esos
+versos guardándolos en vuestra memoria? ¿quién os los recitó, o quién os
+dio el papel en que estaban escritos?
+
+--Hallose ese papel entre los de mi madre cuando murió, y a mí con su
+herencia llegaron esos desdichados versos, que yo no puedo recitar sin
+que se me llenen de lágrimas los ojos; que si el que esos versos
+compuso no hubiera nacido o no viviera, ni muriera mi padre, ni mi madre
+fuera desventurada, ni yo tendría un cruel enemigo de mi reposo.
+
+--Lo que acabáis de decir, señora, aguija el ya grande interés con que
+vuestra historia escucho,--dijo Miguel de Cervantes;--pues ¿cómo,
+señora, si vuestra madre era tan ingrata y desconocida para el amor,
+versos tenía, para ella compuestos por un amador desdeñado, ni cómo
+este, sin ventura, pudo ser una desventura para vuestra madre entonces,
+y ser hoy para vos un crudo enemigo? Decidme su nombre, que si él hizo
+desdichada a vuestra madre, no lo seréis vos por él, o faltaráme por la
+primera vez la fortuna en un empeño.
+
+--Decíroslo quiero,--respondió doña Guiomar,--porque bastante habéis
+hecho con darme música para que él viva atento hasta averiguar quién el
+de la música haya sido, y buscarle riña; conque así, ved si una dama que
+tan a su despecho tiene un enamorado o empeñado que tan celoso la
+guarda, aunque tan sin razón ni derecho para ello, os conviene por lo
+que pueda costaros.
+
+--No digo yo,--respondió Miguel de Cervantes,--por el temor de un viejo,
+que tal debe serlo quien, teniendo vos veintidós años, pretendió a
+vuestra madre antes que vos nacierais, sino por el de todos los trasgos,
+jigantes, enanos y vestiglos de los libros de caballería, y aun por el
+de los doce de la Tabla Redonda que vinieran a reñiros con toda la
+cohorte de magos y de encantadores que en los tales libros se nombran,
+dejara yo de venir a daros música y a hablar con vos, si era que vos me
+concedíais esta merced venturosa.
+
+--Hombre de años es ya, pero no viejo,--respondió doña Guiomar,--que aún
+no pasa de los cuarenta y cinco, y es uno de los capitanes más temidos y
+más respetados de los ejércitos de su majestad; lo que, y sus otras
+buenas cualidades, no es parte para que yo deje de aborrecerle y desee
+venganza contra él, y de tal manera, que si al fin ese amor que vos
+decís tenerme, y al que yo os digo correspondo cuanto corresponder
+puedo, llegase a sus buenos términos, yo no me desposaría con vos, si
+antes no me habíais vengado y libertado de ese hombre; que para que vos
+podáis estimarle en lo que vale, sabed se llama don Baltasar de Peralta,
+que ya por su buen ingenio, como por su valor, su nobleza y su hacienda,
+es en Sevilla de todos conocido y estimado.
+
+--Conózcole, y más de lo que podáis figuraros, señora,--dijo Miguel de
+Cervantes un tanto sorprendido;--sé quién es, y lo que puede y lo que
+vale, y cuánta es su nobleza y cuánto su ingenio; y estimádole hubiera
+en mucho más, si no llevara peluca; que el quedarse, cuando la mucha
+edad no lo disculpa, con la cabeza rasa y sin un pelo, como bala de
+bombarda, paréceme a mí que es a efecto de malas cabilaciones y
+picardías; de lo que resulta, que yo no me fío de un calvo, ni con buena
+voluntad le miro; y a mayor abundamiento, llenádome habéis las medidas
+con decirme que de él ansiáis venganza, que como un cruel enemigo os
+persigue, y que no seríais mi esposa si antes de sus persecuciones no os
+libertaba.
+
+--Decís bien,--exclamó doña Guiomar,--en lo de vuestra enemiga contra
+los calvos, que yo tengo para mí, que, como decís vos, la gran parte de
+las veces lo que la calvicie causa es el fuego de los malos y perversos
+pensamientos que en la cabeza arden, y queman la raíz de los cabellos y
+los mata.
+
+--No decía yo eso,--respondió Cervantes;--que San Pedro es calvo, y aun
+se me antoja haber visto en alguna parte que lo fue desde mozo; pero a
+mí, no sé por qué, los calvos me enojan, como me enojan otras muchas
+cosas que no enojan a nadie, y cuando una cosa me enoja, sobre ella me
+voy sin reparar en inconvenientes, y salga por donde saliere. Y, vive
+Dios, señora, que contento estoy, porque, al fin, de lo que habéis dicho
+aparece que yo puedo contentaros en algo, y ponerme en ocasión de que
+sepáis que para vos tengo yo toda la sangre que late en este corazón que
+os adora.
+
+Miró tiernísimamente doña Guiomar a su enamorado, que al decir sus
+últimas palabras osó besarla las manos, por lo cual no se ofendió ella,
+aunque las recogió, y dijo:
+
+--Tornando a lo que me dijisteis sobre si mi madre podía tener versos de
+un amador desdeñado, os diré, que si mi madre no era fácil para el amor,
+éralo, ¿y qué mujer no lo es? para la vanidad; y que aunque volvió a don
+Baltasar los versos que os he recitado y otros muchos, no fue sin
+guardarlos trasladados; lo que era causa de que don Baltasar, que veía,
+que si bien se le devolvían sus versos, eran leídos, como lo demostraba
+el ir abiertos los papeles en que se contenían, alentase esperanzas, y
+siguiese a mi madre a cuantas partes iba, y la diera música, y la
+rondase eternamente la calle, que de ella no se apartaba sino para comer
+de prisa y dormir breves horas.
+
+Aconteció que cuando las galeras de rey llegaron, y desembarcó de la
+capitana mi padre, y subió al estrado en que mi madre con otras damas y
+caballeros estaba, no lejos de mi madre estaba don Baltasar, que era
+poco menos que su sombra; de modo que pudo ver mejor que lo que hubiera
+querido, que cuando mi padre vio a mi madre se inmutó todo, y que mi
+madre dejó ver el carmín de su sangre en sus mejillas, y sus ojos, antes
+para todos tan impíos, no pudieron ocultar el fuego del amor que de
+improviso, a traición, y sin que ella pudiera prevenirse, la había
+abrasado el alma.
+
+Preguntó mi padre a algunos caballeros conocidos suyos que allí
+estaban, quién mi madre fuese, y destos principios vinieron a resultar
+muy pronto los fines de un casamiento y de una unión dichosa; pero
+turbada a poco por la orden que recibió mi padre, aun antes de los
+quince días de sus bodas, para partir con las galeras a Nápoles. Bien
+quería acompañarle mi madre; pero mi padre no quiso confiar a las
+instables ondas el tesoro de su ventura. Quedose, pues, mi madre casada
+y enamorada, y si no con el dolor de viuda, con las angustias de
+ausente; que las mujeres que bien aman, aunque yo de amores no entienda,
+tengo para mí que han de recelar y temer por todas partes una mudanza o
+un peligro que les roben su esposo, y a verle no vuelvan.
+
+Pasaba el tiempo, y mi padre no volvía.
+
+Teníale el rey empleado en sus galeras, y aunque menudeaban las cartas
+cuanto era posible, del afán de una carta esperada pasaba mi madre al
+del recibo de otra, y tanto más, que estaba en cinta de mí, y el tiempo
+pasaba, y temía mi madre que mi vida fuese para ella la muerte, y
+muriese sin volver a ver a su esposo.
+
+¡Ay, señor mío,--dijo en llegando a este lugar doña Guiomar, y soltando
+con estas palabras un profundísimo suspiro,--que vamos acercándonos al
+triste suceso de la más nueva desventura que ingenio humano haya podido
+inventar para suspender el ánimo de sus lectores, con los no pensados y
+peregrinos casos de una novela! ¡Oh traiciones no adivinadas, oh
+desdichas no temidas, oh no merecidas tragedias!
+
+Habéis de saber, señor mío, que mi madre, como esposa amante y mujer
+honrada, desde el punto en que mi padre partió hizo de su casa clausura,
+y de ella no salió ni para misa, que en un oratorio se la decían, ni
+recibió a amigos, ni aun en sus miradores dejose ver por acaso.
+
+Ya en esta clausura, muriéronse la una tras la otra sus dos ancianas
+tías, y quedose mi madre sola con sus criados, que pluguiera a Dios no
+los hubiera tenido, o por lo menos a una traidora Lisarda, que fue la
+causa con sus liviandades, de lo que nunca recuerdo sin que de la
+congoja de mi corazón den muestra las lágrimas que salen por mis ojos.
+
+Suspenso estaba nuestro Miguel oyendo a su acongojada amante, que en sus
+hermosos ojos dejaba ver el llanto que a ellos asomaba, como ansioso de
+correr por aquellas mejillas émulas de la rosa y vencedoras de la
+azucena; y en tanto la estrechaba las manos entre las suyas, sin que
+ella pareciese sentirlo, embebecida en la historia de su madre, que era
+el principio de sus desdichas.
+
+Reposaba la mirada de doña Guiomar en la de Miguel de Cervantes, y la
+mirada de éste en la de ella, y no parecía sino que en aquellas dos
+miradas sus almas se mezclaban y se confundían para no ser más que una
+sola alma.
+
+Dejó al fin ella salir de su pecho, o más bien de su pecho se escapó,
+otro profundísimo suspiro, y continuó su relación de esta manera:
+
+--Hasta tal punto se parecía Lisarda en las proporciones de la figura y
+en los movimientos a mi madre, que viéndola por detrás, sólo por la
+diferencia del traje podía distinguirse a la criada de la señora.
+
+Era además Lisarda muy hermosa y muy joven, y a estas prendas de la
+persona, realzadas por la lozanía de su edad temprana, juntaba una
+grande honestidad y la buena y cristiana crianza que la habían dado sus
+padres, humildes, pero honrados; amábala por estas sus buenas prendas mi
+madre, y por ser ella tan de su gusto, complacíala se le pareciese en la
+estatura y en la corpulencia, y en aquella su gallarda manera de andar y
+de accionar; cosas todas estas últimas que mi madre hubiera aborrecido,
+si hubiera adivinado las cosas que sobrevinieron, y que ya vos, señor
+Miguel de Cervantes, debéis haber vislumbrado con vuestro claro ingenio.
+
+Y fue que don Baltasar de Peralta, no porque mi madre se hubiese casado
+había matado, o por lo menos sujetado a los preceptos de la virtud, de
+la religión y de la honra, que en sí son unos mismos, aquel su amor
+tirano y voluntarioso que a mi madre había tenido y tenía, sino que muy
+contrariamente, dejó a la rabia y a los celos, sin intentar siquiera
+combatir con ellos, que este amor aumentasen; no dejaba la ida por la
+venida a la calle del Hombre de Piedra, y pasaba en ella, oculto por una
+esquina, o embebido en el hueco de una puerta, luengas horas,
+particularmente de noche, ansiando ver a aquella que era la agonía de su
+vida, la desesperación de su alma y el sujeto de todos sus pensamientos.
+
+Aumentaba el fuego de su amor y la rabia de su desdicha, con no ver
+asomarse jamás mi madre a sus miradores, con el de no salir nunca de
+casa ni aun a misa, y con no dar más muestras de estar viva que si
+hubiera estado encerrada en una tumba.
+
+Respetando estuvo muchos días don Baltasar el decoro de mi madre, no
+atreviéndose a escribirla, ni aun a darla música; pero al fin pudo más
+en él la desesperación que el miramiento, y una noche llenó de músicos
+la calle, y sus concertadas voces y sus bien tañidos instrumentos,
+estuvieron dulcemente divirtiendo a los vecinos, sin que mi madre de
+ello se apercibiese, porque habitaba un aposento allá en lo interior de
+la casa, que era muy grande, y al que no podía llegar la música.
+
+Pero la oyeron algunas criadas, que avisaron a Lisarda, que en un cuarto
+próximo al de mi madre dormía, y todas se fueron a ponerse en los
+miradores a gozar de la regalada música.
+
+Habían dado en la imprudencia de llevar luz a la habitación, y en las
+vidrieras del mirador se pintaba, junto al de las otras doncellas, el
+bulto de Lisarda, que por ser tan semejante en el aire y en la forma de
+la persona a mi madre, como ya os he dicho, don Baltasar creyó, y
+creyéronlo los amigos que le acompañaban, que no era doncella que a mi
+madre en el bulto se parecía, sino que era mi madre misma la que,
+acompañada de sus doncellas, en el mirador estaba oyendo la música.
+
+Esto fue bastante para que don Baltasar ardiese en esperanzas, alentase
+ilusiones, diese cuerpo a las soñadas venturas de su deseo, y se creyese
+ya en posesión de un tesoro que no podía ser suyo, sino a costa de la
+vergüenza, de la traición, del perjurio y de la infamia de mi madre.
+
+¡Pero a qué locuras no lleva la sombra de una esperanza a un enamorado!
+Don Baltasar encontró llano lo que había creído insuperable, fácil lo
+imposible, próximo lo que nunca podía llegar, trocado en ventura lo que
+antes sólo había sido para él angustias y desvelos, y desesperación y
+lágrimas, que a tanto puede llegar un error creído verdad por el deseo.
+¿Pues cómo a ese cruel enemigo de mi madre y mío, no se le representó
+que una señora tan de tal nobleza y tal y tan grande crianza como lo era
+mi madre, no podía dar en la liviandad de asistir a una música que un
+mal respetador de su honra la daba, en sus miradores, y dejándose ver, y
+aun no sola, sino acompañada de sus doncellas, como para hacerlas
+testigos de su desvergüenza? Fue así, sin embargo, y bastante necio don
+Baltasar para creer en tales increíbles disparates; y alentado por este
+error suyo, y creyéndose amado, o, cuando no, en camino de serlo,
+arrojose al otro día a sobornar y corromper a uno de los criados, y a
+fuerza de dádivas y promesas consiguió que aquel mal servidor
+consintiese en tomar una carta que le dio para su señora; carta que fue
+a dar por desdicha en las manos de Lisarda, que no se la dio a mi madre,
+que si se la diera, en aquel punto hubiera terminado la historia.
+
+Tomó para sí Lisarda la carta, y se la acreció la afición que ya tenía
+en su alma por don Baltasar desde que le había oído cantar
+amorosísimamente versos que todo eran flores, estrellas, cielos,
+suspiros, desvelos, congojas y volcanes; y leyendo en la carta, que con
+mil encendidas palabras de amor don Baltasar agradecía a mi madre el que
+hubiese salido a los miradores a oír la música, cayó en la cuenta del
+error en que don Baltasar había dado trastrocándola con su señora, y el
+diablo la puso en la tentación de contestar manteniendo el engaño, que
+en un punto la afición que por don Baltasar se la había entrado en el
+alma la hizo perder la timidez de su honestidad, y dio lecciones a su
+inexperiencia (que el amor es un gran maestro de atrevimientos
+desdichados), para responder de tal manera a don Baltasar, que éste
+creyó que no otra que mi madre era la que a su carta respondía, y con
+esto su amor dio ya en los últimos increíbles disparates de la locura;
+de modo que si llena de ternezas y encarecimientos estaba la primera
+carta que Lisarda había leído, la segunda acabó con los últimos restos
+de su virtud, apenas combatida cuando rendida, y se determinó a la más
+negra de las traiciones que pueden, no digo ya cometerse, pero ni aun
+pensarse.
+
+Contestó Lisarda a aquella segunda carta, siempre con el nombre de mi
+madre, suplicando a don Baltasar no la diese más músicas, que
+escandalizarían sin duda alguna a la vecindad, y que era mejor, por lo
+que a su recato convenía, fuese a hablar con ella, ya muy vencida la
+noche, por una reja oscura, escondida bajo unos soportales que a una
+callejuela excusada daban.
+
+Vio con esto el cielo abierto don Baltasar, y avanzando viento en popa
+por el dulce mar de su amor y de su deseo la nave de sus esperanzas,
+acudió a la siguiente noche a la reja, donde acabó de perderse en su
+error, y de perder a mi madre, la inocente, que un tal engaño y una tal
+traición había de pagar tan caros; y no pasando mucho tiempo, porque la
+infame Lisarda, oyendo con demasiada facilidad y ansioso deseo los
+consejos de su lascivia, no tardó en franquear un postigo, que por un
+zaguán a una oscura sala baja daba, al enamorado don Baltasar.
+
+Temía Lisarda que si él la conocía, en aquel punto se acabasen sus
+amores, y por esto recibíale siempre a oscuras y a pretexto de vergüenza
+impedíale la reconociese, y el engaño duraba, y la honra de mi madre
+andaba ya por calles y plazas; porque don Baltasar dijo primero el
+secreto de su dicha a un su amigo, encareciéndole lo guardase, y este
+otro lo dijo también muy en secreto a otro muy su amigo, y así, de amigo
+en amigo y encargándose el secreto todos, todo el mundo vino a creer en
+lo que no era más que un tejido de infames mentiras, en las que, sin
+embargo, se creía a causa de las apariencias; porque algunos que habían
+dudado, siguieron a don Baltasar, yo no sé si por un honrado celo de la
+honra de mi madre, o si por celos de la dicha de don Baltasar; y vieron,
+en efecto, que éste entraba en casa de mi madre por un postigo a
+trasmano, muy después de la media noche, y que no salía sino muy poco
+antes de la alborada.
+
+Sucedió, al fin, que, por desdicha, estas cosas que de mi madre se
+decían, llegaron a oídos de un pariente de mi padre, que tenía un oficio
+de alcalde en Sevilla; y digo por desdicha, pues cuando este pariente
+nuestro supo lo que de mi madre se contaba, ya mi madre estaba próxima
+a su alumbramiento, que cuando hubiera sobrevenido se hubiera sabido por
+la solemnidad de mi bautizo, que no podía menos de ser solemne, siendo
+yo hija de un general de las galeras del rey; don Baltasar hubiera caído
+de su engaño, y no hubiera podido menos de reconocer que la liviana que
+desde hacía poco tiempo le concedía sus favores, no era mi madre ni
+podía serlo, lo cual le hubiera movido tal vez a restaurar a mi madre en
+su honra.
+
+No lo quiso así Dios; porque nuestro pariente, cuando supo lo que de mi
+madre se decía, siguió una y otra noche a don Baltasar, y las dos le vio
+entrar por un postigo de mi casa ya bien adelante la media noche, y no
+salir sino a la proximidad del día.
+
+Dio con esto por cierto lo que se decía de mi madre, y no queriendo
+quitar a mi padre el propio desagravio de su honra, escribiole, y de tal
+manera, que mi padre, sin pedir la licencia al rey para dejar la
+conducta de las galeras con las cuales estaba en las costas de Nápoles,
+tomó postas para España, y se vino por tierra, temeroso de que la
+instable mar le dilatase el triste y horrendo logro de la venganza de su
+honra, que debía ser para él la muerte del dolor y de la pesadumbre de
+la infamia.
+
+Llegó mi padre a los pocos días y reventando caballos a Sevilla, una
+noche, antes de que se cerrasen las puertas, y encubriéndose con las
+sombras, fue a esconderse casa de su pariente, de quien mientras llegaba
+la hora de ir a vengar su honra, oyó la triste relación de su desdicha,
+y como al acabarse esta tocasen a maitines unas monjas que en la
+vecindad había, y fuese ya la hora, ambos, mi padre y su pariente, bien
+embozados y apercibidos, fueron a adelantar a don Baltasar, que nunca
+iba sino muy pasada la media noche.
+
+Antes de que él llegase llegaron, y ocultáronse en un soportal,
+amparados de la oscuridad, y allí esperaron con el oído en el silencio y
+las convulsas manos en las espadas.
+
+No hay que pensar por esto que se prevenían a ser dos contra uno, que ni
+para el castigo de un infame agravio puede el honrado valerse de
+ventajas contra su enemigo, sino que a don Baltasar acompañaba un criado
+que se quedaba fuera, y necesario era prevenirse contra este hombre, que
+podría muy bien ayudar a su amo.
+
+Pasó así largo tiempo, y de tal manera, que mi padre y su pariente
+creyeron que por aquella noche se les escapaba la venganza.
+
+La tardanza de don Baltasar era porque él no entraba nunca en la
+callejuela donde estaban los soportales y el postigo, sino después de
+haber visto el resplandor de una luz, desde la calle del Hombre de
+Piedra, en los vidrios de una ventana de la parte principal de la casa,
+cuya seña hacía Lisarda para que él supiese que podía ir sin cuidado; y
+aquella noche Lisarda no había hecho la seña a la hora de costumbre,
+porque en aquella hora estaba yo viniendo al mundo, y ella estaba junto
+a mi madre.
+
+En este punto se detuvo la hermosa indiana, y dijo a Miguel de
+Cervantes:
+
+--Perdonadme, señor mío, si aquí suspendo la relación de las desdichas
+de mi familia, que con mis propias desdichas se han continuado, que el
+corazón me va doliendo, más de lo que resistir al dolor puedo, al
+recordarlas, y harto tiempo tenemos para que yo dé fin y remate al
+cuento de mis desventuras; y porque estoy más de lo que puedo sufrirlo
+fatigada, y de todo punto me es necesario el reposo, yo os ruego me deis
+licencia para llamar a mi doncella Florela, a fin de que os lleve adonde
+podáis acabar de pasar la noche seguro, que mañana sabremos lo que haya
+de vuestro negocio, y si estáis en peligro o no lo estáis, y lo que en
+todo caso haya necesidad de hacer.
+
+Conocía Cervantes que a poco que él hiciese, doña Guiomar no llamaría a
+su doncella; antes bien dejaría con mucha voluntad venir el día,
+entretenida con él en blanda y amorosa plática; no lo hizo, empero,
+porque para primera vista ya había alcanzado más favores que los que él
+se había atrevido a desear; que tal era la grandeza del enamoramiento
+en que por aquella hermosísima señora suya se encontraba, que a sueño y
+fingimiento de su deseo tenía el encontrarse a solas con ella y a sus
+pies, y asiéndola las manos, y gozando de la luz de sus ojos, que no
+encubrían el contento del alma, y encantado con la dulzura de su voz,
+que de ángel, más que de mujer le parecía.
+
+Así pues, vino en lo que doña Guiomar quería sin quererlo, más por
+miramiento a su recato que por voluntad, y habiendo ella llamado a
+Florela, él se fue con ella, dejando a doña Guiomar confusa y
+sobresaltada con aquella aventura, que tan sin esperarlo ella la había
+llevado la ventura de sus amores, o tal vez el principio de otras más
+grandes y más dolorosas desventuras.
+
+
+
+
+VI
+
+En que se contiene una carta de Cervantes para doña Guiomar, y se
+sabe a lo que Florela se aventuró por servir a su señora.
+
+
+No dice la historia si los amantes descansaron lo que quedaba de noche,
+que no era mucho por ser verano, pero sí que cuando al alba fue Florela
+a despertar a su señora como de costumbre para que fuese a misa,
+encontrola ya vestida, señal de que el lecho se la había hecho enojoso,
+y tan hermosa con las suaves ojeras y con la melancolía que mostraba su
+semblante, que deidad más que mujer parecía.
+
+Preguntó con desmayada y dulce voz a su doncella si había visto señales,
+al pasar por el aposento del escondido, de que éste hubiese despertado;
+y Florela no supo qué decir, sino que debía de dormir el buen soldado,
+porque cuando ella pasaba por la puerta del aposento, adonde pocas horas
+antes le había conducido, escuchado había un cierto ruido, que si no se
+parecía al roncar de una persona que está en siete sueños, no sabía ella
+a lo que se parecía.
+
+Suspiró la bella indiana, porque se la representó que aquella
+tranquilidad de sueño no convenía, como ella hubiese querido, con las
+congojas y con la inquietud, de ella no conocidas hasta entonces, que de
+sus ojos habían ahuyentado el sueño; y acordándose de que le había
+encontrado dormido antes, cuando fue a sacarle del cuarto en que le
+había encerrado para ir a hablar con el familiar del Santo Oficio, se la
+apretó el corazón, y sobresaltose su vanidad, y fue necesario que se
+acordase de las amorosas razones y de las encendidas miradas de su
+amado, para que en alguna manera se la endulzase el amargor que en su
+alma había sentido.
+
+Mandó a Florela hiciese salir a algún criado a inquirir si en la calle
+había alguna novedad, o persona apostada o en espera que a corchete o
+alguacil o cosa de justicia se pareciese, y cuando supo que el barrio
+estaba tranquilo y que en diez calles a la redonda no había ni aun olor
+de gente de justicia, alegrose, o más bien, aunque ella quiso no
+conocerlo y se engañó a sí misma, contristose, porque mejor hubiera
+querido tener una excusa para que de su casa no saliese Miguel de
+Cervantes por aquel día.
+
+--Ahora bien, Florela amiga,--dijo a su doncella;--yo te ruego guardes
+el secreto de lo que sabes, ya que sabes bien que yo no he buscado la
+ocasión en que me he visto, y por estar tú allí detrás de las cortinas,
+como yo te mandé, a solas no he estado con ese hidalgo, y bien has
+podido oír lo que hemos hablado.
+
+--Eso no, señora,--contestó Florela,--porque sin ser yo poderosa a
+evitarlo, por más que procuré resistirlo, cogiome el sueño, y de tal
+manera, que bien puedo jurar que ni aun entre sueños he oído nada.
+
+--¡Válgate Dios por sueño, Florela!--exclamó doña Guiomar toda encendida
+y confusa, por las imaginaciones en que a causa de su sueño podía dar su
+criada;--¿y para qué había yo de haberte mandado que detrás de las
+cortinas te sentaras, sino para que fueras testimonio a ti misma de lo
+honesto de mi conversación con ese hidalgo? Anda, anda, Florela, y dile
+que ya puede salir sin temor, y sácale tú misma por el postigo del
+huerto antes de que venga el día más claro, y que Dios le ayude, y a El
+plegue que no vuelva, que estoy sintiendo barruntos de que no le he
+conocido sino para mi desdicha.
+
+Volvió a poco Florela toda sobresaltada, diciendo:
+
+--¡Ay, señora, que ese hombre no parece, ni han quedado de él más
+señales que si se hubiese deshecho en aire!
+
+Entrole en oyendo esto a doña Guiomar otra vez, y con mucho más efecto,
+su temor a los duendes, y se apresuró a mirar si tenía aún en su seno
+aquella poderosa e inestimable medalla del familiar de la Inquisición, y
+hallola; y temió que aquel hombre con quien había hablado, no hubiese
+sido otra cosa que una imaginación suya, o cosa de encantamiento y
+hechicería, de la cual se había librado por la virtud de la santa
+medalla.
+
+Pero no pudo durar mucho en esta creencia, porque habiendo mandado a
+Florela fuese a registrar de nuevo el aposento, volvió con un papel en
+la mano, y dijo:
+
+--Por la ventana descolgose sin duda, señora, que abierta la he hallado,
+y sobre la mesa este papel escrito que os traigo.
+
+--Dame acá,--dijo ansiosa doña Guiomar.
+
+Y vio que el papel decía lo siguiente:
+
+«Hermosa señora de esta enamorada alma mía, y digo mal, porque debiera
+decir vuestra; y ni aun así digo bien, porque no puedo llamarla vuestra,
+si vos no queréis admitirla en vuestra alma, que es el único asiento
+donde puede estar sin condenarse, esta que ya no sé si en vuestra alma
+es mi alma, o fuera de ella fuego fatua y perdido, de acá para allá por
+el helado viento de la desventura arrebatado.»
+
+Llevose la mano sobre el corazón doña Guiomar, ya acabada de perder de
+amores por el enrevesado comienzo del papel en que los turbados ojos
+ponía, y cuando estos al fin volvieron a aclararse, continuó leyendo,
+pálida ahora, encendida luego, y toda anhelante y turbada, lo que sigue:
+
+«Sea de esto lo que Dios fuere servido, y lo que queráis vos, que,
+después de Dios, sois lo que más yo amo, si es que puede llamarse
+bastantemente lo que yo por vos siento amor, que yo creo que es más bien
+agonía y quebranto, y fuego irresistible, y gloria en un infierno, y
+infierno delicioso, y muerte que vale cien vidas, y vida que no se
+resiste, y cosa, en fin, tan no conocida de mí, que al verme a ella
+sujeto, yo mismo me desconozco y de mí dudo, y parece que siendo no soy,
+y que, no siendo, soy más que nunca he sido. Y como deciros no puedo lo
+que en mí es y no es, ni lo que yo soy por el efecto de vos que en mí se
+hace, quiero deciros, que acordándome del papel y del tintero que
+conmigo siempre traigo para coger al vuelo las mercedes que mi pobre
+musa me concede alguna vez, especialmente cuando entre las verdes
+alamedas del Guadalquivir la tristeza de mis pensamientos paseo, he
+querido escribiros por que sepáis que cuando yo vuelva a veros, más que
+por lo de anoche, de la justicia habréis de ampararme; y quedad con
+Dios, puede ser que hasta la noche, que cumplido ya mi propósito bajo
+vuestros miradores venga a ponerme, o si lo queréis mejor, señora mía,
+por la reja que a la vuelta de vuestra casa en la callejuela se halla,
+podéis a la media noche tener noticias del suceso de las aventuras en
+que por vos voy a meterme. Y no os digo más, que bien creo yo que con lo
+dicho me habéis comprendido, y a Dios os quedad y en mí pensad,
+pagándome en buena moneda el pensamiento enamorado y perdurable, que de
+vos en esta encendida alma vuestra me llevo.»
+
+--¡Ay, Florela!--dijo la hermosa indiana,--que no sé qué piense, ni qué
+tema, ni qué espere, ni qué haga, ni qué deje de hacer. Este hombre que
+así se nos entró anoche, por la justicia perseguido, a ampararle
+obligándome, de tal manera se me ha entrado en el alma, que en él vivo y
+en él muero, y ansio lo que no sé a qué violento término, ni nunca vista
+ni oída pasión puede llevarme. ¡Ay, cielos tiranos, que habéis hecho que
+cuando yo ame, ame de tal manera, que sobresaltos de muerte sean los
+comienzos de mi amor!... Escucha, oye, atiende, Florela; mira lo que en
+este papel me dice, y cuán preñado está de peligros y temores; que él
+sabe, porque yo en mal hora se lo he dicho, el crudo enemigo que
+sedienta me tiene de desagravio; y yo me acongojo viendo en estas casi
+desembozadas razones del papel que el alma mía me ha escrito, que él se
+ha puesto en términos de darme cumplida venganza, si pudiere, de ese mi
+impío perseguidor; y sabe, Florela, que ese enemigo de mi reposo puede
+tanto y a tanto llega, que posible hallo que con una nueva desgracia
+aumente la saña que en mi desventurado corazón en contra de él, y en
+vano hasta ahora, se alienta. Oye, pues, Florela amiga, y dime lo que de
+esta carta juzgas, y ayúdame con tu ingenio, que yo estoy tan turbada,
+tan confusa y tan cobarde, que, como ya te he dicho, no sé qué haga, ni
+qué deje de hacer, ni qué espere, ni qué tema.
+
+Leyó el papel que en tales confusiones y en tal pelea con su razón la
+ponía, doña Guiomar a su doncella, y esta, sonriendo a lo picaresco,
+empero con el gracejo de sus pocos años y de su doncellil belleza, la
+dijo:
+
+--¿Pues hay más, sino que yo arremeta al rodrigón García, y le tome
+prestado un traje, y me pinte, y en blanca nieve convierta lo negro de
+mis cabellos, y de García acompañada, y de muchacha trocada en rodrigón
+viejo, a esas calles de Sevilla me eche, y busque, y averigüe, y con
+vuestro enamorado me tope, y le arme una trampa en la que caiga antes de
+que en el empeño, que a él pudiera costarle caro y a vos, se meta?
+
+--¿Conocerasle tú, Florela?--dijo doña Guiomar con la voz un tanto
+cuanto sonando a celos.
+
+--Cien años pasaran, y entre mil le viera, y conociérale,--respondió
+Florela.
+
+--¿Pues cómo le has visto tú, o cómo te ha mirado él,--exclamó, ya con
+la voz y la mirada enemigas, doña Guiomar,--que así, no habiéndole
+visto más que por breves momentos, no puede despintársete?
+
+--Con vuestro deseo, señora,--contestó Florela,--que a mí se ha pasado
+por la mucha lealtad y amor que os tengo.
+
+--No entiendo yo ese pasamiento y trasiego del deseo de una mujer a
+otra, ni que por lealtad esto suceda,--dijo doña Guiomar.--Y paréceme a
+mí que no en sosegado y tranquilo sueño ese hidalgo ha pasado el tiempo
+desde que de aquí se partió, sino en plática contigo, traidora, que
+puede ser, y bien se me representa, que un hombre mozo de los que hoy se
+usan, haga una sola aventura amorosa del ama y de la doncella.
+
+--Cosas son esas, señora,--respondió Florela,--que vuestro grande amor
+por ese caballero os pinta con el falaz color de los celos, que hace que
+parezcan ciertas cosas que ni aun en sueños verdad han sido, ni pudieran
+serlo; que mi alma tengo yo en mi almario, y aunque yo conozca bien
+cuánta es la primacía que sobre mí os han dado naturaleza y fortuna, aun
+todavía no he quedado yo para segundo servicio, o relieve de sobremesa,
+que en Dios y en mi ánima, que cada cual tiene en este mundo lo que le
+hace falta, a más de aquello, que nunca falta un roto para un descosido;
+y sosegaos, señora, y en la lealtad fiad de vuestra Florela, y vamos a
+lo que importa, y dejadme hacer, que Dios será servido que todo llegue
+a felice término.
+
+Y con esto Florela se fue a buscar al rodrigón García para disfrazarse,
+y acompañada de él ir a lo que el curioso lector verá más adelante, si
+continuare leyendo.
+
+
+
+
+VII
+
+En que se suspende la historia para decir algo de Miguel de
+Cervantes.
+
+
+Cortemos aquí el relato de la amorosa aventura de doña Guiomar y de
+nuestro Miguel de Cervantes, porque es conveniente, benigno lector,
+manifestarte varias cosas que son necesarias a la claridad del cuento.
+
+Sábese por todo el mundo, desde ha luengos años, quién Miguel de
+Cervantes era, y cuál su ingenio, que a revelar y enaltecer el suyo ha
+bastado el libro inmortal que se intitula _El Ingenioso hidalgo don
+Quijote de la Mancha_, patrimonio de gloria el más rico y excelso que ha
+podido ni podría soñar la ambición de renombre de poetas y escritores.
+Pero lo que todo el mundo no sabe, son las noticias de la vida y fortuna
+de nuestro héroe, que es lo que a renglón seguido va a manifestársete
+en la proporción de la pequeñez del trabajo que el que esto escribe
+tiene entre manos.
+
+Corría por los tiempos en que pasaban los sucesos que se narran, el año
+de gracia de 1571, y tenía Miguel de Cervantes veinticuatro, aún no
+cumplidos.
+
+Era un mozo de buena y gentil apariencia, de noble compostura, aliñado
+en su traje cuanto lo permitía su pobreza, vivo de genio, alegre de
+condición, profundo de pensamiento, inquieto en sus deseos, descontento
+de su suerte, y comunicador, porque así lo pedía su naturaleza avara de
+sensaciones.
+
+Veíasele tratar indistintamente con altos y bajos, con pobres y ricos,
+con pícaros y honrados; pero nunca con necios, de los cuales, como todos
+los hombres de ingenio, era enemigo.
+
+Tenía además el carácter quisquilloso, y altivo y atraviliario, y era la
+cosa más fácil del mundo hacerle poner mano a la espada y meterle en un
+empeño de monta y honra.
+
+Dejábase llevar de los impulsos de su corazón o de su apetito, y de la
+misma manera enamoraba a la moza de partido, que a la buscona y a la
+sencilla menestrala, y a la soberbia dama, sin que ninguna de ellas
+lograse saciar aquella su sed de amor que su soberano ingenio había
+menester, y que no era menos que el imposible trasunto de un arcángel
+de Dios en una criatura mortal y perecedera.
+
+El que haya leído con reflexión ese libro sin par que se llama _Don
+Quijote_, ha podido conocer cuál era la idea que del amor tenía
+Cervantes. Burla burlando, él manifestó a las gentes el sueño de su
+amor, en la locura de amor por Dulcinea de don Quijote.
+
+A compasión mueve, no aquel desdichado loco, sino Cervantes, que en él
+se reflejó harto de veras, con apariencias de donaire y burla; lágrimas
+que no sonrisas arrancara a los que tienen alma don Quijote, y en él se
+advierte que Cervantes arrojaba entre sus gracejos al mundo, que no le
+comprendía, _pedazos de sus míseras entrañas_.
+
+De un sueño de amor deshecho por la fea y severa verdad, pasaba nuestro
+ingenio a otro sueño de amor, que cual los anteriores, se desvanecía
+como el humo, como la niebla, como esas figuras que fingen las nubes y
+deshace el viento, como esas sombras que miente la noche y desvanece la
+luz del día.
+
+Almas hay tan grandes, que en el mezquino suelo no encuentran empleo
+digno de ellas, y de sí mismas se alimentan y en sí mismas buscan el
+engaño a su certidumbre y el consuelo a sus pesares.
+
+Entretenía Cervantes su tiempo antes de que conociese, por desgracia o
+ventura suya, a doña Guiomar, con los divertimientos y el humor alegre
+que por todas partes brindaba Sevilla a los que moraban en ella, y
+especialmente, con las juntas de poetas que se hacían, casa de un tal
+Arquijo, hombre muy dado a las buenas letras, y donde todos los que
+concurrían se esforzaban por lucir su buen ingenio. Cuna de ellos y
+madre, y fecunda, ha sido siempre Sevilla, no escaseando tampoco los
+pintores y los escultores, y llegando a poseer glorias tan esclarecidas
+como Herrera, que en tiempos de Cervantes vivía, y Velázquez y Murillo,
+que después vinieron, con otros muchos, que de sí han dejado
+imperecedera fama.
+
+Las salas de los tenientes de armas, y las palestrillas que en Tablada y
+en el Pópulo, fuera de muros, y dentro de ellos en las plazas y lugares
+más públicos se mantenían, eran frecuentemente visitadas por Cervantes y
+sus amigos, donde nuestro ingenio lucía su gran destreza, ya con espada
+prieta, ya con espada y daga; allí donde había mozas de empeño, gente
+alegre, decidora y maleante, música y alegre bullicio, era cosa fácil
+encontrar a nuestro Miguel, siempre dispuesto al lucimiento del ingenio,
+a las locuras de la mocedad y a los percances de la riña.
+
+Pasaba así los días tranquilo y contento, sin que nada le conturbase el
+alma, nuestro mozo, hasta que una mañana entre dos luces, volviendo con
+otros amigos de inquietar el sueño a un canónigo, no por él, sino por
+una muy hermosa sobrina suya, a la que habían dado música, Cervantes,
+que solo hacia su posada se iba, que estaba junto al postigo del Carbón,
+entre este y el del Aceite, en una mala calleja y con vecindad no muy
+limpia, al llegar a la puerta del patio de los Naranjos de la Catedral,
+que al pie de la Giralda aparece, topose con una rica silla de manos que
+conducían lacayos y resguardaban criados, y que no era otra que aquella
+en que iba nuestra doña Guiomar de Céspedes y Alvarado, la llamada la
+hermosa indiana, no embargante fuese hija de Sevilla.
+
+Diole en la nariz cierto husmillo a gloria a Miguel de Cervantes, porque
+de una pequeña parte que vio, sacó un todo de perfecciones; y fue
+aquella pequeña parte una mano blanquísima, enriquecida con hermosos
+cintillos, que descansando iba, y por debajo de las cortinas, en la
+portezuela de la silla de manos; mano de alabastro, torneada; mano que
+hablaba en favor del brazo, y que, siguiendo por él, hacía soñar en un
+cuerpo humano poco menos que divino.
+
+Apoderose de Miguel un pensamiento de tal manera tentador, aunque él no
+hubiese podido juzgar más que de aquella mano, que le trasportó a sus
+ensueños amorosos, y a aquella su ansia de encontrar, una mujer en la
+cual pudiesen hallar buen empleo sus aficiones de cuerpo y alma; en
+resumen, aquel ángel humano que su alma había fingido y compuesto, y que
+hasta entonces había buscado en vano.
+
+Dio nuestro mozo en el claustro o patio de los Naranjos tras la silla,
+pero recatadamente y sin dejarse sentir de los que la conducían y
+resguardaban, y vio que, llegada la silla a la puerta del Perdón, allí
+se detenía, y se abría la portezuela, y salía la dama, toda rebozada,
+pero tan gallarda, que si empeñado iba ya por la mano Miguel,
+arrebatósele el alma a los espacios imaginarios a la vista de todo el
+cuerpo, aunque le encubriese y un tanto le dificultase el cumplidísimo
+manto de raja de Florencia.
+
+Entrose en el templo doña Guiomar, sus criados con ella, y tras ellos
+Cervantes, que amparándose de los altos pilares que las soberbias naves
+de aquella sin par catedral sustentan, fue adelantando del uno en el
+otro hasta que llegó a un punto donde pudo ver sin ser visto a doña
+Guiomar, que en la capilla de San Fernando habíase metido y
+arrodilládose sobre la alfombrilla y el cojín que la habían puesto sus
+pajes.
+
+Crecía en tanto la luz de la mañana, que por las pintadas vidrieras en
+el templo penetraba, y como doña Guiomar, sofocada por el calor, que le
+hacía, y bueno, aquella mañana, sin que a templarle bastase el fresco
+ambiente de la catedral, se levantase el velo, Miguel de Cervantes acabó
+de perderse, ganado por la peregrina y casi sobrenatural hermosura de
+la hermosísima indiana; y tanta codicia fue en los ojos de Miguel, que
+adelantó para ponerse más cerca, y como si el alma, que se le salía por
+los ojos e iba a buscar su deleite en aquella grandísima hermosura,
+hubiese tenido algo de hechizo y encantamiento, doña Guiomar volvió la
+cabeza, ni más ni menos que si la hubieran llamado, y sus lucientes ojos
+negros, con todo su esplendor, fueron a dar en los ya turbados ojos de
+Cervantes, que se sintió en el corazón herido, y sintió miedo y escapó,
+huyendo por la primera vez de un enemigo; que bien puede llamarse
+enemigo a aquel que, apenas visto, la voluntad nos roba y a la suya nos
+somete, y nuestra libertad cambia en esclavitud ansiosa, llena de dudas
+y sobresaltos; que ver lo que para nosotros es un tesoro largo tiempo
+codiciado, sin tener a la par la certeza de su posesión, en espanto nos
+pone, y nuestro cuidado afanoso y nuestro sobresalto causa.
+
+Lo que por Miguel de Cervantes pasaba, pasado había al verle, o dígase
+mejor, al entreverle, y en un punto, por doña Guiomar; si la ponzoñosa
+saeta del amor había herido el corazón de Cervantes, traspasado había el
+de doña Guiomar; si él había sentido las bascas de una dulce muerte, no
+menos poderosas sentíalas ella, y si él ansiaba llegar a la resolución
+de aquellas sus dolorosas dudas, no menos lo ansiaba ella.
+
+Aconteció lo mismo en tres días consecutivos: acechando Cervantes a doña
+Guiomar, entreviéndole ella un momento, y enamorándose ambos más y más a
+cada vez que se entrevían, hasta que al fin Miguel, no pudiendo ya
+guardar en su pecho el volcán amoroso que en él, abrasándole, se
+alimentaba, juntó a sus amigos, pidió le acompañasen con sus guitarras,
+compuso el soneto que ya se conoce, y aquella noche se fue a cantarle
+bajo los balcones de doña Guiomar, sobreviniendo por esto lo que ya se
+ha relatado.
+
+Acaso fue venturoso de la fortuna para Cervantes el que, necesitado de
+salvarse de los alguaciles que le perseguían, saltase la tapia del
+jardín de la casa de doña Guiomar.
+
+Entreclara era la noche, y por lo bien cuidado del jardín, por las
+estatuas que acá y allá se encontraban para su adorno, y por sus bancos
+y asientos de labradas, aunque en apariencia rústicas maderas los unos,
+y de blandos céspedes, como formados por la naturaleza, los otros, que
+al descanso y al regalo por todas partes convidaban; y por la hermosa
+fuente de alabastro que en el centro se veía, con su taza que a una gran
+concha se asemejaba, sostenida por delfines, en los que cabalgaban
+amorcillos, y de la cual caía en claras cintas el agua, causando un
+dulce ruido, que al sueño convidaba, no pudo menos de apercibirse de que
+en el jardín de una casa principalísima había entrado, y de que aquella
+casa no podía ser otra que la de la nobilísima, y, sobre todo
+encarecimiento, bella indiana, cuya parte principal daba a la calle de
+las Sierpes.
+
+No había tomado medidas sobre aquella casa, ni reconocido sus linderos
+Cervantes, que esta es cosa de ladrones o de alguaciles, o tal vez de
+amantes desdeñados que de malas trazas se amparan para el mal logro de
+sus deshonestos deseos, y hacen y obran como si ladrones o alguaciles
+fuesen; pero fuese que nuestro Miguel, por enamorado, por un secreto
+instinto y por algunas señales, no dudosas, de favor que doña Guiomar le
+había dejado ver las pocas veces que por un momento se habían visto, y
+además, por la buena fortuna que con las mujeres hasta entonces había
+alcanzado, no hubiese temido desdenes, y en reconocimientos de lugares
+flacos por donde entrar, como por asalto y sorpresa, en la casa de la
+señora de su alma, ni aun había pensado.
+
+Alegrósele, empero, el alma cuando, tan sin traición y tan obligado,
+dentro se vio de aquel jardín, por el cual, y por alguna comunicación
+que acaso encontraría fácil, podría llegar hasta las plantas de aquella
+que tan sin alma le tenía, y sorprenderla tal vez melancólica y
+pensativa a impulsos del encendido amor en que él anhelaba ardiese; y
+sin más detenerse, hollando silenciosamente la blanca y menuda arena,
+que entre flores y plantas formaba calles y laberintos, fue a dar en un
+corredor cubierto de enredaderas, y como allí hiciese oscuro, prosiguió
+a tientas, y a poco halló a diestra mano una escalera, al cabo de la
+cual, y no a mucha altura, dio en un corredor, que le llevó derechamente
+a una mampara, y abriéndola hallose más a oscuras que antes; pero por la
+luz que se dejaba ver en unos como resquicios de puerta, yendo a ella
+abriola recatadamente, y quedose como extasiado y suspenso, que en un
+rico camarín, sentada, de espaldas a él, delante, de un espejo de
+Venecia, descubrió a doña Guiomar, que, con el tesoro de sus dorados
+cabellos se entretenía.
+
+Batíale el corazón a nuestro mancebo, y no sabía si paraíso de su
+ventura era aquel a cuya puerta se encontraba, o triste lugar donde del
+vuelo de sus amorosas ilusiones cayese en el negro abismo de un mortal
+desengaño; y como la blanca estera de palma, ricamente labrada y
+matizada con vivos y bien contrapuestos colores, le convidase a llegar
+sin ruido adonde ella estaba, llegose hasta tocarla casi, y viola,
+copiada por el espejo, con la mirada absorta, y triste y melancólica, y
+tan pensativa de amor, y de un tal amor y tan del alma, y tan encendido,
+que él no pudo dudar de que a efectos de la poco antes pasada música
+nacían aquellas imaginaciones amorosas que en los lucientes ojos de doña
+Guiomar tan al vivo se representaban, y pareciéndole a Miguel, o más
+bien sintiendo que no una criatura mortal y perecedera contemplaba,
+cuya beldad había de perderse en la edad o en la muerte, sino una
+divinidad inmortal, trasunto de todas las bellezas que el alma puede
+fingir en lo no conocido, aunque esperado, ardiósele el alma,
+desmayósele el cuerpo, y como quien adora arrodillose, y sin ser
+poderoso a otra cosa, convidándole la una mano de doña Guiomar, asiola
+como se dijo y besola, siendo este el principio de lo que ya se ha
+relatado, hasta el punto en que nuestro Miguel escribió la carta que
+Florela encontró en el aposento, donde no a reposar, sino a que soñase
+locuras por su venturoso amor, le había llevado.
+
+Y en efecto, para perder el juicio era lo que a Cervantes le acontecía;
+que por más que él hubiese confiado en su hasta entonces buena fortuna
+con las mujeres; por más que grato asombro y anhelo hubiese visto en las
+miradas y en el semblante de doña Guiomar, cuando pasajeramente se la
+había aparecido, habíale puesto en grandes cuidados y confusiones el
+considerar que una dama tan principal y tan rica, como doña Guiomar lo
+parecía, y tan celestialmente hermosa, y tan en el tiempo, por su lozana
+juventud, de los amorosos y soñados deseos, tener debía quien la
+sirviese y enamorase, y tal vez tratado de casar con ella estuviese,
+máxime viviendo en la populosa y opulenta Sevilla, patria y asiento de
+tanto rico, noble y galán caballero; allí donde todo, el cielo y la
+tierra, el sol ardiente y la hermosura y la frondosidad de los árboles,
+y las limpias aguas, a amar convidan.
+
+Estos pensamientos habíanle entristecido el alma, y hecho de su amor,
+más que una pasión de los sentidos, un deliquio celeste que le
+trasportaba y le hacía sentir la gloria, vislumbrada en la tierra antes
+que el fenecimiento de su cuerpo hubiese permitido a su alma volar a los
+espacios empíreos.
+
+Asombrábase Miguel de esta trasmutación que en sí sentía, que él hasta
+entonces de tal manera no había amado, ni aun creído pudiese ser el
+amor.
+
+Y aconteciole que creyó que con la vida de doña Guiomar vivía, que con
+sus alegrías se alegraba, que se entristecía con sus tristezas, que
+suyos eran sus anhelos y sus cuidados, y que, en resumen, de sus dos
+almas una sola alma habíase hecho, unido y juntado, de tal manera, que
+ni aun la muerte podía partirla; y odio sintió hacia aquel eterno
+perseguidor y siniestro enemigo que en don Baltasar de Peralta doña
+Guiomar tenía, y que de tal manera había sido la sentencia y el destino
+de su vida, obligándola a encerrarse y a no mostrarse fuera de su casa
+sino bajo el amparo de la santidad del templo; y aun así acompañada y
+guardada por bravos a sueldo, armados hasta los dientes; y como
+Cervantes era mal sufridor de amenazas, y necesitaba muy pequeña causa
+para poner mano a la espada y cerrar a cuchilladas, siquiera fuese con
+una legión de diablos, punzole más de lo que era menester para llevarle
+a una determinación aquel perseguimiento que doña Guiomar sufría, y
+aquel perpetuo peligro que la amenazaba; y como yendo y viniendo en
+estos pensamientos la blanca aurora se hubiese anunciado ya en las
+vidrieras de la cámara donde Florela le había encerrado, fue a la
+ventana y abriola, y hallose con que daba sobre una plazoleja por la que
+nadie pasaba, y reconociendo más, halló que bajo la ventana había una
+reja de cuerpo entero, que podía servirle de escala; visto lo cual, y no
+queriendo desaparecer sin saladar a doña Guiomar, y sin empeñar con ella
+una cita para la siguiente noche, sacó de debajo de su coleto de ámbar
+de soldado, un cañuto de hojalata, donde un tintero de cuerno (con
+perdón sea dicho) con un enrollado papel en blanco guardaba, y
+sacándolos, escribió la carta que Florela halló, y que doña Guiomar leyó
+toda congoja y sobresaltos; hecho lo cual, y guardado el tintero en el
+cañuto, y este en la parte de adentro del coleto, ciñose su espada y sus
+pistoletes, que para buscar un reposo que no había hallado habíase
+desceñido, calose el chapeo al soslayo, que así, sin ser matón, le
+llevaba por hábito, terciose la capa, fuese a la ventana, echose fuera,
+puso en el coronamiento de la reja los pies, y deslizose al suelo y
+alejose, volviendo antes de doblar la esquina la cabeza, para mirar a la
+abierta ventana por donde, dejándose dentro la mitad del alma, había
+sacado la otra mitad doliente con el dolorido cuerpo; y exhalando
+hondísimos suspiros, tomó la marcha a gran paso y sin saber adónde; pero
+acordose a poco de que ir podía a buscar a un bachiller su amigo, que en
+la pasada ronda le había acompañado, y al que, si no había sido preso
+por lo de las cuchilladas con la justicia, hallaría en casa de una su
+amiga buscona con ribetes de dama, y que no muy lejos junto a la iglesia
+y plaza del Salvador vivía.
+
+
+
+
+VIII
+
+En que se relata una aventura que le salió al pavo a Cervantes,
+cuando a las aventuras de sus amores iba.
+
+
+Era este bachiller un valiente sujeto, con atrevimientos de poeta y
+realidades de bravo, y lo que mejor tenía y le hacía en ocasiones útil y
+necesario, era que se sabía de memoria la vida y milagros, y la
+habitación y las costumbres, y hasta lo mínimo de los que en Sevilla y
+en sus alrededores vivían y algo valían. A este bachiller Carrascosa,
+que así se llamaba, iba a agarrarse nuestro Miguel, si era, se repite,
+que no le había agarrado la justicia, a fin de que dónde iba y dónde
+vivía le dijese, aquel irreconciliable enemigo de amor de su bella
+indiana; y ya apretaba los dientes y crispaba el puño Cervantes, ante él
+creyéndose en algún apartado sitio donde le llevase, y a sus pies le
+viese ensangrentado y muerto de alguna buena estocada, y a su doña
+Guiomar alegre y tranquila al verse libre de aquella su pavorosa y
+eterna pesadilla; y con estas imaginaciones, y sin pensar en las cuentas
+en que con la justicia iba a meterse tan sin vacilación ni empacho,
+íbase embraveciendo Miguel, y crecía tanto en su pecho su amorosa llama,
+que harto claros indicios de ello daban la brava y siniestra mirada de
+sus ojos, y el ardoroso aliento que de su pecho salía.
+
+Y al mismo tiempo versos improvisaba, de los cuales el sujeto era ¿ni
+cómo podía ser otro? aquella adorada hermosa; y tal vez por un
+enternecimiento de amor expresado en un concepto poético que en su
+imaginación nacía y moría, asomaba una lágrima a sus ojos, que de bravos
+se tornaban en enamorados.
+
+Yendo así por las desiertas calles, desiertas a causa de lo temprano de
+la hora, en que los rondadores han dejado ya la reja o la esquina, donde
+su amor han libado, o donde el rigor de su mala ventura han sufrido;
+cuando aún el perezoso sueño en el lecho retiene sabrosamente a todo el
+mondo antes de la tarea cotidiana, de repente le sorprendieron unos
+tristes ayes que al doblar una calleja le alcanzaron, y mirando al lugar
+de donde aquellos venían, vio que hacia él delantaban cuatro hermanos de
+la cofradía de la Paz y Caridad, que sobre sus hombros, en un medio
+ataúd, llevaban el cuerpo difunto de una mujer, que para sus desposorios
+con la muerte había sido vestida con el humilde hábito de San Francisco,
+y detrás venía, abatida la cabeza, mal cubierta con un manto de usada
+sarga y humildemente vestida, una mujer, que era la que los
+inarticulados ayes daba.
+
+Deshacíase en lágrimas la triste, y Cervantes no podía ver si era joven
+o vieja, porque a más del manto que su cabeza cubría, caíanla sueltas
+sobre el semblante dos grandes y pesadas crenchas de negrísimos
+cabellos; pero reparando bien, y Cervantes reparó, porque tenía el alma
+viva y potente, y aunque la embargase un cuidado, perspicacia hallaba y
+reflexión y fijeza para lo que ante él de súbito aparecía, sacábase en
+claro, que joven y hermosa debía ser, porque unos tales, tan ricos y tan
+sedosos cabellos, parte eran de una hermosura, y demostración de
+juventud, y Dios no da comúnmente de una hermosura una parte, sin dar
+también las otras partes que a un hermoso todo contribuyen.
+
+Un perro viejo y lanudo, cabizbajo y triste, torpe y cansado, de los que
+se llamaban ingleses de muestra, y que para la caza son muy estimados, a
+la doliente mujer seguía, mostrando, cuanto en un irracional puede
+mostrarse, un dolor que tenía mucho de humano.
+
+El acompasado andar de los cofrades, el gesto de la dolorosa agonía que
+aún en el rostro de la muerta se mostraba, vislumbres de belleza que, a
+pesar de los años y de la muerte, aún en ella aparecían, el desconsuelo
+de la mujer que tras la difunta iba, su mísera apariencia, y el perro
+que lentamente y con el hocico pegado al suelo en pos e inmediatamente
+iba, todo esto, cayendo como un chubasco de dolores sobre el alma
+compasiva de Miguel de Cervantes, hicieron que el paso tuviese, y que al
+pasar el lúgubre cortejo, con la una mano derribase el chapeo y con la
+otra se persignase; y aún no había acabado el padre nuestro, ni llegado
+a la mitad, cuando volviendo a calarse el sombrero, dejó el camino que
+llevaba y tras el pobre entierro fuese, acabando de rezar su oración y
+el alma entristecida por un doloroso presentimiento; que no era para él
+buen augurio, cuando iba pensando en sus amores y en los medios de
+librar a su doña Guiomar de sus congojas, con una desgracia tal haberse
+encontrado; y así, los cuatro hermanos conduciendo en paso lento el
+cuerpo muerto, y la mujer sin cesar en sus dolientes ayes detrás, y
+luego el perro, y a buena distancia Cervantes, siguieron hasta llegar a
+la puerta de la iglesia de San Salvador, cuya campana tañía a misa de
+alba, y en la cancela del templo detuviéronse los cofrades, dejando el
+medio ataúd en tierra, y la mujer doliente se arrodilló en las gradas
+del pórtico, y el perro se allegó a la difunta y la lamió el semblante;
+en tanto uno de los cofrades entrose por uno de los lados de la cancela,
+y a poco se abrieron las dos hojas de en medio, y el cofrade que las
+había abierto volvió a su sitio y a los pies del ataúd, y él y los otros
+tres le alzaron de nuevo, y ellos y la mujer y el perro en la iglesia
+entraron, y Cervantes también, pero quedose bajo el coro, a la sombra de
+un pilar, sumido más que nunca en sus amorosos y lúgubres pensamientos,
+ya mezclados y entristecidos por aquella mala aventura con que se había
+tropezado, y cuidadoso por la influencia que sobre él y sus cosas podía
+tener aquel encuentro; y ocurriósele que tal vez Dios le había puesto
+delante la muerte para advertirle y retraerle de los malos propósitos
+con que iba a tomar lenguas de un hombre para matarle; y poníasele por
+delante, que por mucha razón que él encontrase en su amor, y en la
+persecución y en la desgracia que doña Guiomar sufría por don Baltasar
+de Peralta, aquella razón no era bastante, ni teníala jamás un hombre,
+para destruir una criatura que él no había criado ni podía criar; y
+acometíale un tumulto de dudas y confusiones, que de una parte le
+embraveía la airada y pertinaz malevolencia contra la diosa de su amor,
+de su enemigo, y de otra se le venía poderosa a la memoria, y conmovía
+su alma cristiana, la divina palabra de nuestro Redentor Jesucristo,
+que había predicado el perdón al enemigo y el amor al prójimo.
+
+En tanto, los cofrades habían sacado un tapiz negro, que habían
+extendido en el crucero, y sobre él habían puesto a la difunta, y a las
+esquinas del tapiz cuatro candeleros deslustrados, con unos trozos
+desiguales de amarillo cirio; y a un lado se había arrodillado la mujer,
+y junto a ella habíase echado el perro con el hocico entre las patas, y
+entrádose habían los hermanos de la Caridad en la sacristía.
+
+Algunos fieles madrugadores habían entrado en la iglesia y arrodilládose
+acá y allá; había sonado el tercer toque de misa, y a poco salió al
+altar un celebrante con casulla de _réquiem_; y rezada que fue la misa y
+cantado el responso, el celebrante entrose en la sacristía, y salieron
+otra vez los hermanos de la Paz y Caridad, con la difunta cargaron, y
+seguidos de la mujer y el perro salieron de la iglesia.
+
+Siguiolos Cervantes, y con él algunos de los piadosos fieles, y vio que
+el entierro se entraba por las puertas del cementerio, y entrándose él
+también, pasando por entre las tumbas sobre el césped sembrado de
+blancos huesos, que gran descuido había entonces en los cementerios,
+llegó con las otras personas caritativas a un negro rincón en la umbría,
+donde una profunda sepultura se veía abierta; y allí pareció de nuevo el
+sacerdote, y asistían los sepultureros, y se cantó el último responso,
+y quitada la difunta del medio ataúd, lo que decía harto claro la gran
+pobreza de la mujer superviviente, que hasta el borde de la hoya había
+llegado, en ella fue puesta por los cofrades; y acreciendo entonces los
+ayes dolorosos de la mujer, dio a los hermanos un pañizuelo para que
+sobre el rostro de la finada le pusiesen, y habiéndola dado la pala con
+algo de tierra, un sepulturero, la arrojó sobre el cadáver temblorosa, y
+en el mismo punto de las desfallecidas manos fuésele la pala, y dando
+una gran voz de dolor desmayose, y por tierra cayera, si Cervantes, que
+como a impulso de un poder incontrastable se había llegado, en sus
+brazos no la sostuviera.
+
+Acudieron las personas caritativas que al enterramiento habían venido a
+una fuente que en el cementerio había, y trajeron agua, y para rociar
+con ella el semblante a la desmayada se lo descubrieron, y entonces
+apareció la más peregrina hermosura que podía imaginarse; pero flaca,
+como si largo tiempo hubiese sido maltratada por la dura e impía mano de
+la miseria, y tan pálida, que no parecía sino otro cuerpo difunto al que
+hubiese de darse sepultura.
+
+Abriéronsele a Cervantes las entrañas, alborotósele el corazón, espanto
+le cogió el alma, porque pareciole que algo que no podía comprender, a
+aquella desmayada beldad le atraía.
+
+Y aquello no era amor, que resplandeciente y soberana, sin dejar lugar a
+otros amores, su alma llenaba la divina imagen de doña Guiomar; ni era
+compasión tampoco, por más que de ella estuviese lleno lo que por la
+desmayada hermosura sentía; y en fin, no podía explicarse aquella nueva
+pasión, tan no conocida de él, que de él se apoderaba.
+
+Dio, en fin, muestra de que en sí volvía la desmayada con un
+dolorosísimo suspiro; abrió los ojos, y como por acaso al abrirlos
+encontrase los ojos de Miguel en ella fijos, con un compasivo y tierno
+espanto, y sintiéndose en sus brazos, estremeciose, y esforzándose llegó
+a ponerse de pie, pero tan débil, que en el brazo de Cervantes hubo de
+apoyarse, quedando abatida y doblegada.
+
+Gente pobre era, que los pobres son los que más madrugan, la que al
+entierro había acudido, y viendo que la hermosa joven necesitada de
+socorro, y aun de alguna caritativa limosna parecía, fuéronse
+esquivando, que la pobreza tiene aún este dolor, que no puede seguir los
+impulsos de su caridad; y habíanse ido cura y monaguillo, y con ellos
+los cofrades, y cubierta ya la huesa, ídose habían también los
+sepultureros, y solos en su solo cabo, con su dolor y su conmiseración,
+habíanse quedado la desconocida joven y Cervantes, y junto a ellos el
+perro con el hocico siempre pegado a la tierra.
+
+--Decirme habéis, señora,--exclamó Cervantes con la voz trémula,--en qué
+puedo yo ampararos y serviros; que bien creo, a lo que parece, que niña
+y pobre, sola y sin amparo en el mundo os habéis quedado.
+
+--Dios me concederá en su gran misericordia,--contestó ella,--la merced
+de no tenerme mucho tiempo apartada de la adorada madre mía; y Dios oiga
+mi perdón al de endurecidas entrañas, y mal cristiano y mal caballero,
+que a tal desesperado punto de extrema desventura nos ha traído; que
+ella a su duro rigor resistir no pudo, y yo en la más desdichada de las
+orfandades me encuentro.
+
+--No ha de decirse,--exclamó Cervantes,--que habiéndoos yo en un tan
+duro trance hallado, sola y huérfana quedáis en el mundo; en mí tenéis
+un hermano, señora, y muy recia cosa será, que siendo yo quien soy, y
+con el aliento que Dios ha querido darme, no encuentre modo, si no de
+consolaros, de ampararos al menos; y asíos bien a mi brazo y teneos
+firme, que a, vuestra casa vamos.
+
+--Soledad, y negrura, y miseria, que no otra cosa en mi casa
+hallaríamos; y a más que como en ella no queda más para mi que la
+memoria de mis acerbas desventuras, cuando con mi madre dejela, la llave
+dejé al casero.
+
+Requirió su bolsa Cervantes, y hallose con que sólo tenía en ella tres
+reales sencillos y cinco cuartos con tres maravedises segovianos, que la
+pobreza era en él cosa continua, y las pagas del ejército no andaban
+tan prestas como hubiera sido menester.
+
+Lo ruin de su hacienda puso en confusiones a nuestro mozo, que no sabía
+qué hacer con aquella criatura que la desgracia le había deparado y que
+por su buen corazón había acogido; llevarla a una posada ser no podía,
+que las posadas estaban de ordinario llenas de gente mala y licenciosa,
+y más entonces, que por la empresa que se preparaba contra el turco,
+había en Sevilla cuatro banderas de infantería, a las que alistados los
+unos por su amor a las armas y por lo grande del propósito, otros por su
+necesidad, y muchos por tener la inmunidad de bandera para escapar de
+las garras de la justicia por desaguisados que habían cometido, acudían
+a centenares soldados, que se desbandaban por la ciudad y llenaban los
+mesones y las hospederías, gastando alegremente el dinero que se les
+daba de enganche; hervía, otrosí, Sevilla de marinería y gente de leva
+de las galeras que en el Guadalquivir estaban para embarcar la gente que
+se reclutase, y no podía llevarse a cualquier parte, y dejarla sola, a
+una doncella tal como Margarita, cuya hermosura era bastante, no ya para
+excitar a soldado aventurero o galeote dejado de la mano de Dios, sino
+al mismo anacoreta San Antonio el del yermo.
+
+Pues llevarla a su casa Cervantes, no podía ser, que él vivía con tres
+camaradas, el mejor de los cuales no le hubiera querido el diablo por
+empeño, y hubiera sido como meter una paloma en un nido de gavilanes.
+
+Urgía además antes que todo, acudir al desfallecimiento en que Margarita
+se encontraba, y que era tal, que apenas si la pobre joven podía dar un
+paso, y colgada iba del brazo de Miguel, y arrastrada y llevada por él,
+que no andando.
+
+Hambre parecía tener la triste de días, y tal vez hambre había sido la
+enfermedad de su madre.
+
+
+
+
+IX
+
+De como lo que no podía amparar Cervantes vino a ampararlo doña
+Guiomar.
+
+
+Tropezábase por entonces en Sevilla a cada paso con una opulenta
+hostería, lugar de morada, de pasatiempo y placeres de la gente alegre,
+noble y rica, pero olíales el resuello a las más a una legua a carestía,
+y no era la menguada bolsa de Miguel la que podía atreverse con ninguna
+de ellas, ni aun con la más humilde; no había que pasar de bodegón, y
+aun así, cuidando no fuera de aquellos que se daban tufos de hostería, y
+acordándose del de la tía _Zarandaja_, que en una revuelta de la calle
+de las Sierpes estaba, y al que podía llegarse sin pasar por delante de
+la casa de la bella indiana, a él se fue, y en ella dio al fin a punto
+que el sol asomaba por el Oriente, y la tía _Zarandaja_, que ya para el
+despacho había, abierto, a la puerta se encontraba departiendo con
+algunas vecinas de los sucesos de la noche, que a la vecindad habían
+alborotado, y que habían tenido por remate el que la Inquisición
+prendiese al señor _Viváis-mil-años_, cosa que ponía espanto en aquellas
+buenas comadres, la que más y la que menos parienta próxima, y hermana
+en el diablo, por brujas, del preso; y por aquello de que cuando las
+barbas de tu vecino veas pelar echa las tuyas en remojo, todas aquellas
+valientes hembras andaban desasosegadas y en corrillos por las puertas,
+que no era sola la del bodegón de la tía _Zarandaja_ la en que se las
+veía.
+
+--Algo que sea bueno y confortativo, buena madre,--dijo Cervantes
+entrándose por el bodegón,--habéis de darme para esta pobre joven, que
+harto doliente se encuentra; y sea esto pronto, y empiece por una buena
+taza de caldo que tenga por mitad del generoso trasañejo de Montilla.
+
+--Medio muerta tráela vuesa merced, señor soldado,--dijo la tía
+_Zarandaja_, mirando con el rabo del un ojo a Margarita, y guiñando con
+el rabo del otro a las vecinas que con ella estaban a la puerta;--y con
+sólo haberla metido en mi casa, a la vida la ha tornado; y ya se verá
+cuando saliere, si es la misma que cuando entró.
+
+Y entrose la tía _Zarandaja_, y fuese a las hornillas, y sentáronse a un
+lado, y en el cabo de una larga mesa, Miguel y Margarita, él pensativo,
+ella triste y abatida; cuando hete aquí que se presentó, a la puerta, y
+en ella se detuvo, y adentro miró con curiosidad y atención, y su mirada
+se detuvo, penetrante y grave en nuestro Miguel, una extraña persona.
+
+Reparola Cervantes, y en ella con curiosidad y aun con cuidado se
+fijaron sus ojos. Era la tal persona ni alta ni baja, airosa, aunque
+parecía pretender apariencias de desgarbo y desmayo, y más años de los
+que pesaban sobre sus huesos; era su traje negro de tercianela, con
+botones dorados en la ropilla, gorguera larga de puntas lacias, peluca
+rubia de guedejas desmadejadas, pañizuelo blanco y rosario con medallas
+pendientes de la pretina, medias calzas negras, zapatos con grandes
+lazos, y gorra asimismo de tercianela; un rodrigón, en fin, en el traje,
+pero sólo en la apariencia, que quería ser de viejo, sin conseguirlo;
+que el vigor de la juventud se patentiza a sí mismo, por mucho que
+quiera encubrírsele, y no eran aquellas redondas, carnosas, finas y bien
+contornadas piernas de sexagenario, ni aquellos pies diminutos, a
+despecho de los gruesos zapatones; ni casaban bien con aquella frente
+despejada, serena y tersa, las descomunales narices bermejas y ásperas
+que bajo ella nacían: a disfraz trascendía todo el pergeño del rodrigón,
+y por mujer bella y joven, que para algo que la importaba habíase
+disfrazado, túvola Cervantes; y como ella creciese en la atención con
+que le miraba, pasando sus ojos de él a Margarita y de Margarita a él,
+en más cuidado se puso, y acabó por convencerse de que el fingido
+rodrigón no era otra cosa que una muy apuesta y gentil moza, que en vano
+con todos aquellos trebejos y nariz postiza había cargado, y antojósele
+que tal vez aquello tenía que ver algo, y aun mucho, con su adorada doña
+Guiomar; y no se engañaba, porque el rodrigón fingido no era sino
+Florela, que con las ropas del rodrigón García había procurado
+encubrirse, añadiendo unas narices de pasta que en otro tiempo había
+usado ella para una mogiganga, y que había guardado.
+
+Era el caso que, como ya se dijo, doña Guiomar, toda cuidadosa por la
+extraña partida de Cervantes y por la carta que la había dejado, había
+encargado a Florela se disfrazase y le buscase, para impedir una
+desgracia que doña Guiomar recelaba, si su enamorado buscaba a don
+Baltasar de Peralta y le encontraba; y Florela no había podido
+disfrazarse tan pronto, y repasar y adovar las narices y la peluca, para
+que al efecto la sirviesen, sin que pasase tiempo bastante para que
+sucediese lo que ya se ha relatado, desde que Cervantes escapó, hasta
+que con Margarita entró en el bodegón de la tía _Zarandaja_; acasos hay
+que parecen providencias, y a veces providencias no son, sino artimañas
+del diablo para enredar más las cosas; y así sucedió en esta ocasión,
+porque habiéndose ido Florela a casa de la tía _Zarandaja_ a tomar
+lenguas, por si podía descubrir algo (que ella conocía a la tía
+_Zarandaja_, porque la había vendido no sé qué brevajes, medicinas y
+hechizos, contra un mozo de cuadra, o dígase palafrenero, de la misma
+servidumbre de la indiana, para meterle en amores, y por este
+conocimiento a buscarla iba; que ella tal vez podría darle indicios, y
+buscarle quien la aconsejara, acompañara y guiara), como vio a Cervantes
+con Margarita casa de la tía _Zarandaja_, conociole, y alterose toda, y
+no supo qué hacerse; y cuando Cervantes sospechó, poniéndose en lo
+cierto, que aquella mujer disfrazada que tan atentamente le miraba,
+podía ser muy bien una criada de doña Guiomar, a quien ésta hubiera
+mandado le buscase, levantose y se encaminó a ella para preguntarla.
+Florela, que por haber hallado con otra mujer joven y bella a Cervantes,
+no sabía qué hacerse, poseída de un miedo súbito, echose fuera de la
+puerta del bodegón al ver que Cervantes se levantaba y para ella se iba,
+y diose a correr, y doblando una próxima esquina, metiose por la
+callejuela a que daban las tapias del jardín de la casa de su señora, y
+llegó al postigo por donde había salido, y del cual tenía llave, y
+entró, y no se creyó segura hasta que tornó a cerrar, poniendo aquel
+reparo entre ella y Cervantes, que la había perseguido.
+
+Creerla no quería doña Guiomar, cuando la oyó decir que a Cervantes
+había encontrado en un tan no decente lugar como el bodegón de la tía
+_Zarandaja_, y en compañía de una hermosísima joven en hábito de miseria
+y de enfermedad; pero como Florela lo afirmase y la dijese que ella
+misma por sus propios ojos podría convencerse si la siguiese, perdida
+toda prudencia y todo miramiento la hermosa indiana, arrebatada por la
+locura de sus celos, que no lo serían si hasta la locura no llegasen,
+amontonose, y a salga lo que saliere, y sin importársele nada de otra
+cosa que no fuese su amor, que en tan dolorosos cuidados y tan mortales
+ansias la ponía, hizo que sin dilación Florela la prendiese un manto, y
+en el momento con ella saliose por el jardín y el postigo, y se fue a
+dar con toda su nobleza, toda su altivez, toda su riqueza y toda su
+hermosura, en el bodegón de la tía _Zarandaja_, en donde se entró de
+rondón y como si hubiese ido a buscar allí lo que más que la vida y la
+honra la importase.
+
+Olor de gloria diole en los vientos (que ella tenía algo de podenca, y
+aun pudiera decirse que de vulpeja) a la tía _Zarandaja_, al ver entrar
+tan reciamente en su casa a una tan principalísima dama; y reconociola,
+aunque no la había visto sino una sola vez y de refilón, desde las
+ventanas del tinglado o casa del rapista, en su jardín; alegrósela el
+alma toda, porque olió aventura, y vio celos, y conoció que de quien la
+enamorada indiana estaba celosa era de aquel gentil soldado que en su
+casa estaba con la hermosa y doliente joven.
+
+Perseguido había Cervantes a Florela sin poder cogerla, por la rapidez
+de su fuga y la delantera que le llevaba, y habíase vuelto cuando
+Florela se había puesto a salvo por el postigo, entrándose por el cual,
+había certificado a Cervantes de que no se había engañado cuando había
+supuesto que aquella mujer disfrazada era una criada de doña Guiomar,
+que la había enviado para que le buscase; lo cual había sido para
+nuestro mozo un gran contentamiento y una ardorosísima esperanza de su
+amor; que cuando ella a tales cosas se arrojaba por él, no podía ser
+menos sino que le adoraba; y cuando ya al lado de Margarita, que tomaba
+la escudilla de caldo con vino generoso que la tía _Zarandaja_ la había
+llevado, vio que doña Guiomar se metía por el bodegón como fuera de sí,
+y en él reparaba, y se detenía sobresaltada, tuvo por cierta su ventura,
+y levantose y hacia doña Guiomar se fue todo cortesanía y rendimiento.
+
+Pero ella, antes que él llegase, con voz airada y trémula le dijo:
+
+--¿Qué queréis? ¿A dó venís? ¿Qué buscáis? ¿En dónde nos hemos visto, ni
+qué empeños tenemos, ni qué palabras entre nosotros han mediado, ni
+cómo ni cuándo, en fin, y esto basta, nos hemos conocido, para que así
+os acerquéis a mí, como si para ello tuvieseis autoridad y razón
+bastante? Volveos al lado de quien estábais, y dejad a los demás que a
+sus negocios vayan, que otra cosa no os importa, ni yo he de permitirlo.
+
+Oyendo estuvo Cervantes estas palabras en silencio, el sombrero en la
+mano, el amor en los ojos y la sonrisa en los labios; y atentas
+estuvieron también a aquellas palabras, Margarita asombrada y la tía
+_Zarandaja_ alegre.
+
+--Ingrato sería yo para con Dios,--dijo Cervantes,--si no le bendijese
+por haberme traído al mundo para este momento de suprema ventura, señora
+mía; y ruégoos que os soseguéis y me escuchéis, que cuando me hubiereis
+oído, bien sé yo que razones hayaréis en lo que veis y os enoja, más
+para estimarme que para reprenderme y despreciarme; y porque este no es
+lugar decente para vos, dejadme os ruego que a algún aposento de esta
+casa pasemos, donde en compañía de esta doncella, con la cual me habéis
+encontrado, me oigáis, y la oigáis a ella, y sepáis que no traidor para
+con vos he sido, sino compasivo y cristiano para con una gran
+desventura, con la cual, para ventura mía a lo que presumo, me he
+encontrado.
+
+--No ha de ser aquí donde yo os oiga,--dijo doña Guiomar,--y donde a esa
+sinventura deje; que ya que vos decís, y yo quiero creerlo, que como
+hidalgo y cristiano la habéis amparado, ampararla quiero yo, que mejor
+podré hacerlo y más honestamente, dado que mujer soy y viuda. Y no se
+hable más de esto, y véngase conmigo esa doncella y con mi rodrigón, y
+vos id luego, que ya sabéis dónde está la puerta principal de mi casa.
+
+Con asombro había visto todo lo que había sucedido desde que en el
+bodegón entró la hermosa indiana, la no menos hermosa Margarita, y con
+un mayor asombro oyó aquellas palabras; y como con la cólera se le
+hubiese descompuesto el manto a doña Guiomar, y dejádola al descubierto
+la incomparable cabeza con aquella su dorada corona de riquísimos
+cabellos, al ver tanta beldad, y el rubor que por hallarse allí, y hasta
+tal punto haber llegado, la encendía el purísimo semblante, aficionose a
+ella, y túvola por buena, y a más por gran señora, que no mostraba menos
+por su continente y su atavío doña Guiomar, y levantándose a ella fuese,
+y asiéndola una mano, con voz desfallecida por la enfermedad y por el
+sentimiento, la dijo:
+
+--Amparada he sido, y tan generosa y noblemente como pudiera serlo, por
+este caballero con el cual me habéis hallado; y pues también le
+conocéis, señora, como se muestra por lo que con él hablado habéis, sin
+duda habéis también conocido cuánta debe haber sido y ser la desventura
+en que me ha encontrado; y porque acepto el amparo que me ofrecéis y
+porque sepáis mis desdichas, a vos me acojo y a vuestra casa os sigo.
+
+Y con esto, dándola el brazo doña Guiomar, para que en él se sostuviese,
+salieron seguidas de Florela, y al postigo del jardín se encaminaron, y
+por él entraron en la casa.
+
+
+
+
+X
+
+De como Cervantes encontró casa de la tía Zarandaja más de lo que
+había querido buscar.
+
+
+Suspenso quedose Miguel de Cervantes, cuando hubieron desaparecido doña
+Guiomar, Margarita y Florela.
+
+Amor, celos y rendimiento, hasta tocar en los límites de la locura,
+había visto en su bella indiana; que si ella no hubiese estado enamorada
+hasta volverse loca por él, ni en su busca hubiera enviado disfrazada a
+su doncella, ni a buscarle hubiera ido a un lugar tan indigno de ella
+como el bodegón de la tía _Zarandaja_, ni con tan celoso ahínco allí le
+hubiera hablado, ni con tan cuidadoso recelo se hubiera llevado consigo
+a la hermosa Margarita; que para nuestro mancebo era cosa manifiesta,
+que más por separarla de él se la había llevado que por caridad, puesto
+que ella fuese de condición tierna y caritativa. Contento estaba
+Cervantes con su buena aventura, que tan en claro le había puesto el
+encendido amor en que por él ardía doña Guiomar, y parecíale que ya su
+vida y su alma habían encontrado buen empleo, y la codicia de ver de
+nuevo a doña Guiomar le aquejaba, y de gozar otra vez de sus ardientes
+miradas, de las que para él se la salían del alma; pero temía, si iba,
+no le obligase ella con juramento a que nada intentase contra aquel
+enemigo de sus padres y suyo, que de tal modo había perseguido a su
+madre y a ella la perseguía. Aborrecía ya a aquel hombre Cervantes, y
+por nada del mundo hubiera querido obligarse a no pedirle razón
+cumplida, espada contra espada, de todas las desgracias que había
+causado a la madre de doña Guiomar y a ella misma; y por esto, y aunque
+ardía en deseos de tener cuanto antes presentes las perfecciones y los
+encantos de su bien amada, deteníase, y pensaba en que tal vez sería
+mejor ir a buscar a aquel bachiller Carrascosa, su amigo, porque conocía
+a todo el mundo en Sevilla, y debía conocer a don Baltasar de Peralta, y
+preguntarle cuál fuese su morada, e ir a buscarle y provocarle de tal
+manera, que no pudiese dejar de ponerle en la ocasión de matarle. Y
+estando en estas vacilaciones Cervantes, entre si acudiría en el momento
+a la casa de la hermosa indiana, o iría, para lo que se ha dicho, a
+buscar a su amigo el bachiller Carrascosa, entrose en el figón un
+hombre alto, con el sombrero de alas gachas echado sobre los ojos,
+subido hasta el sombrero el embozo de su larga capa, con botas altas de
+gamuza y larga espada, que bajo la capa se mostraba.
+
+Pareciole a Cervantes que, además de lo abatido del sombrero y lo subido
+del embozo, llevaba aquel hombre antifaz; y prevínole contra él, el ver
+que, cuando junto a él pasó le miró como con recelo, y yéndose a una
+puertecilla que allá en lo último del bodegón se veía, hizo seña a la
+tía _Zarandaja_ de que fuese, y entrose por la puertecilla, y a ella se
+fue la tía _Zarandaja_, y cuando se hubo entrado por ella cerrola,
+quedándose solo en la primera parte, o dígase en la parte pública del
+figón, Cervantes con una moza como hasta de veinticinco años,
+cariredonda, rubicunda y sucia, que a la tía _Zarandaja_ servia.
+
+Llamola Cervantes, diola un real sencillo para que hiciese boca (su
+pobreza no le consentía ser más largo en la dádiva), y teniéndola ya por
+suya (que ella era tal, que con un real sencillo se conocía bien
+apreciada), preguntola quién fuese aquel, que, aunque encubierto, por su
+soberbia y su talante parecía caballero, y de los principales.
+
+Díjole ella que aquel señor era uno de los a quien su ama servía; y
+preguntándola Cervantes cuáles fueran estos servicios, ella le nombró
+una cáfila de ellos tal, que sin más información quedaron hechas todas
+las alabanzas, y representados todos los méritos de la tía _Zarandaja_,
+y que eran tales, que si la Inquisición o la justicia ordinaria los
+hubieran sabido, no los hubieran premiado con menos que con quemarla
+viva, o enrodarla y descuartizarla; en lo tocante al señor que acababa
+con la tía _Zarandaja_ de encerrarse, dijo la moza que su ama le traía
+engañado, chupándole los dineros con la promesa de embrujar y hechizar,
+para que le amase, a aquella misma señora que vivía en la vecindad, y
+que poco antes había estado allí. Con estas noticias creyó conveniente
+Cervantes dejar por el momento el campo, y volver cuando el encubierto
+del figón hubiese salido, y para saber cuándo esto sucediese, fue a
+esconderse detrás de un poste de un soportal que en una rinconada frente
+del figón había. Pasó bien media hora antes de que el embozado saliese,
+y cuando Cervantes le hubo visto, metiose por una callejuela inmediata,
+volviose al figón, y púsose delante de la tía _Zarandaja_, que se turbó,
+y por encubrir su turbación le dijo:
+
+--Bien se os conoce que sois honrado, y que tenéis conciencia, y que no
+habéis querido dejar de pagarme la buena taza de caldo con vino
+trasañejo de Montilla, que se tomó aquella desventurada doncella con
+quien primero vinisteis.
+
+--Pues si de conciencia entendéis,--dijo Cervantes,--llevadme adonde a
+solas podáis decirme lo que con vos habló, buena madre, ese caballero
+embozado con quien os encerrasteis no ha mucho.
+
+--¡Ah, señor soldado!--dijo la tía _Zarandaja_, más conforme que
+antes,--que ese caballero es un menesteroso que me busca para que yo le
+remedie; como si yo fuese una santa que pudiese hacer milagros.
+
+--¿Y un milagro es lo que ese señor ha menester?--dijo Cervantes.
+
+--Y tan milagro, que sería más fácil resucitar a un muerto. Pero ya,
+señor hidalgo, que yo he visto que sois tan amigo de la señora doña
+Guiomar, hablaros quiero, y de tal cosa, que importa grandemente a esa
+vuestra amiga y a vos; y venid donde nadie pueda oírnos, que más de lo
+que pensáis el secreto importa.
+
+Y fuese a la misma puerta que ya se ha dicho, y entrose por ella, y
+siguiéndola Cervantes, hallose en un aposentillo desguarnecido y
+lóbrego, en el que no entraba más luz que la que venía de un altísimo
+patio estrecho, y por una raja de la pared, a manera de saetera, pasaba,
+y allí, sentándose la tía _Zarandaja_ en una estera y Cervantes en un
+taburete cojo, ella le dijo que aquel caballero amaba de una manera
+desesperada, desde hacía mucho tiempo, a doña Guiomar, y que con ella
+quería casarse; pero que ella ni aun de él dejaba verse, porque para que
+no la viese se mantenía encerrada en su casa, y no salía sino entre dos
+luces para ir a misa a la iglesia mayor, y que cuando iba no era sino en
+silla de manos, cerrada y guardada por cuatro lacayos armados, que eran
+cuatro fieras, y de tan probada lealtad, que no había habido medios
+bastantes para obligarlos a que a su señora desirviesen, dejándola
+arrebatar por otros que de buena gana el caballero de quien se trataba
+hubiera enviado para apoderarse de ella: añadió la vieja que aquel día
+aquel caballero había ido a pedirla noticias de quién fuese el que la
+noche anterior había dado música a la hermosa viuda, y si no lo sabía,
+que lo averiguase, como asimismo de la causa por qué la Inquisición
+había estado, antes de la música, en casa de la viuda, y en vez de
+prenderla a ella, había preso al rapista _Viváis-mil-años_; y que ella
+le había dicho que no sabía nada, pero que procuraría averiguarlo.
+
+Escuchando estuvo atentamente Cervantes a la tía _Zarandaja_, y cuando
+hubo ésta acabado, la dijo:
+
+--¿Y nada os preguntó ese hombre acerca de mí, que cuando junto a mí
+pasó, pareciome que me miraba con recelo?
+
+--Sí que me preguntó, y con encarecimiento,--contestó la tía
+_Zarandaja_;--pero yo, que pude decirle mucho, nada le dije, porque me
+importa mucho más servir a la buena señora, mi vecina, que al otro.
+
+--¿Y qué os parece, madre, si yo me casara con doña Guiomar?--dijo
+Cervantes.
+
+A lo que respondió la vieja:
+
+--Si no os casaseis con ella, o casado seríais, o estaríais dejado de la
+mano de Dios; porque un tal bocado de cardenal, y aun si me apretáis de
+papa, ¿dónde le podríais encontrar mejor? Y que ella está enamorada, y
+celosa, y rabiando por que vos la pidáis la mano, no me lo digáis a mí,
+que en esto de amores soy yo maestra. Y si doña Guiomar no os quisiere,
+y para nada menos que para marido, que me lleven por esas calles hasta
+las cuatro estatuas de la Tablada con coroza y sambenito, y que allí me
+quemen viva.
+
+--Pues dándome ya por casado con doña Guiomar,--dijo Cervantes,--mirad
+si yo os recompensaré bien por lo que ahora me sirváis; antes ha de
+faltaros talego, que escudos para llenarle.
+
+--Pues diga vuesa merced, señor soldado,--dijo relumbrándole los ojos la
+tía _Zarandaja_.
+
+--Quédese aquí por ahora,--dijo Cervantes,--que yo vendré más tarde y
+hablaremos.
+
+Y con esto saliose, y ya más resuelto, fuese a la casa de doña Guiomar,
+a la que halló en su retrete con Margarita.
+
+
+
+
+XI
+
+En que doña Guiomar prosigue el relato de su historia.
+
+
+--Tan a tiempo venís, señor Miguel de Cervantes,--le dijo doña Guiomar
+apenas hubo entrado,--que esta señora iba a empezar a relatarme sus
+desventuras.
+
+Margarita, con los hermosos ojos fijos en el suelo, parecía ruborosa y
+como con miedo; pero no embargante esto, cuando oyó los pasos de
+Cervantes y las palabras que doña Guiomar, con la voz no muy segura, le
+había dirigido, alzó la vista y en él la fijó, y de tal manera, que él
+se encontró entre dos fuegos; que de una parte le miraban los lucientes
+y enamorados ojos de doña Guiomar, y de otra los más tímidos, aunque no
+más castos, de Margarita, que aunque triste y apenada por la muerte de
+su madre y por la tristísima orfandad en que se veía, no se defendía
+del amor que por Cervantes en el alma se le había entrado, y le mostraba
+claramente en su mirar ansioso. Reparó en esto doña Guiomar, y
+apretósele el corazón, y empezó a nacer en ella la enemistad amarga de
+los celos contra Margarita; que a ella le parecía que Cervantes no
+miraba de una manera tan indiferente como ella hubiera querido a la
+hermosa huérfana; y con competidora se encontraba, y tal en cuanto a las
+bellezas corporales y en cuanto a las del alma, que por sus lucientes
+ojos mostraba, que era para que doña Guiomar temiese, y mucho, por el
+buen suceso de sus amores.
+
+Alegrose de esto, en que no pudo menos de reparar, Cervantes; que él
+creía, y no sin razón, que por más que doña Guiomar hubiese dado
+muestras, enviando primero a Florela en busca suya, y lanzándose
+después, sin algún miramiento, en un lugar tan indigno de ella como el
+bodegón de la tía _Zarandaja_, del encendido amor que le tenía, que este
+amor era de dificilísimo logro; que podía ser muy bien que, estando aun
+en los principios de aquel amor, por grande que él fuese, de los
+principios no pasase; antes bien, con la reflexión se amenguase y
+desapareciese; sobre todo, que cuando en mucho se aprecia una cosa,
+viene a parecer imposible, y tanto cuanto más imposible se la cree,
+tanto más empeño en ella se pone, y tanto más se estima aquello que
+puede ayudarnos al logro de la victoria; y que los celos de una parte, y
+la vanidad femenil de otra, son los mejores amigos de un enamorado para
+ayudarle a vencer su hermoso y anhelado imposible, sábelo todo el mundo;
+y sabíalo mejor que otros Cervantes, que en esto de conocer las cosas
+del mundo era graduado _in utroque_, como lo muestra claramente la gran
+perspicacia que acerca de la vida y de sus sentimientos ha patentizado
+en sus inmortales escritos: por lo mismo, y para estimular más los
+ansiosos celos de doña Guiomar, miró tiernamente, y como con codicia, a
+Margarita, puesto que por ella no sintiese otra cosa que una caritativa
+voluntad y una afición honesta, que podía muy bien compararse con el
+amor de un hermano; que muy reciente estaba la herida que en su pecho
+habían abierto las grandes perfecciones de la hermosa indiana, y harto
+encendido el volcán de sus amorosas ansias por ella, para que otra
+mujer, siquiera fuese un trasunto de belleza, pudiese curarla ni
+apagarle.
+
+Sentose entre las dos Cervantes en el canapé; procuró apagar doña
+Guiomar con el disimulo el fuego de su celoso cuidado, posó Margarita su
+mirada en el suelo, y habiéndola rogado la bellísima, enamorada y celosa
+viuda comenzase el cuento de sus desdichas, ella empezó de esta manera:
+
+--Mi nombre es Margarita de Ledesma; el lugar de mi cuna la villa de
+Vitigudino, en Castilla, donde tenían alguna hacienda mía honrados
+padres. Llamábase él don Diego de Ledesma, y ella doña Isabel Ampuero;
+nobles eran, aunque no ricos, y me criaron en la comodidad, el temor de
+Dios y el ejemplo de honestísimas costumbres, y crecía yo contenta y
+feliz, sin sospechar siquiera que hubiese penas en el mundo.
+
+Venturosos conocía a mis padres, venturosos a los que me rodeaban;
+hermoso era cuanto veía, la tierra, las aguas, las flores, el cielo, y
+yo no podía creer otra cosa sino que todo en el mundo era ventura,
+contento y hermosura. Llegué a mis quince años, y requiriome de amores
+el hijo de un rico ganadero vecino nuestro; y digo mal que me requirió,
+porque aunque él por mí de amores se abrasase, como después pareció,
+nunca, ni con sus ojos, ni con su lengua, osó decirme el cuidado en que
+por mí se encontraba; ni aun fue él quien a mis padres lo dijo, sino los
+suyos, que cuidadosos por la salud de Gaspar, que así se llamaba este mi
+primer enamorado, viendo que cada día estaba más melancólico y más y más
+se tornaba amarillo, inquirieron la causa de su dolencia, y sabiendo por
+él que yo lo era, a mis padres me pidieron, y dijéronmelo mis padres, y
+yo, que no sabía qué cosa fuese amor, ni necesidad alguna de él sentía,
+ni cosa encontraba en Gaspar que a él me llevase, dije a mis padres que
+los obedecería, sin saber a lo que me obligaba mi obediencia; y sin
+pensar mis padres en otra cosa que en el buen casamiento que yo haría,
+por lo rico que Gaspar era, mi casamiento con él concertaron, esperando
+que con el trato y comunicación vendría el amor, de que entonces yo no
+daba ni aun remota señal. Como yo era niña, tratose que el casamiento no
+se haría sino de allí a dos años, cuando yo cumpliese los diez y siete;
+y entre tanto, Gaspar, no teniendo valor, según lo que en su carta me
+dijo, para conllevar a mi lado una tan larga espera, fuese del pueblo a
+Sevilla, y de allí partió en una galeota para las Indias Occidentales.
+Por algún tiempo yo recibí cartas suyas, que mi madre me leía y yo no
+entendía, porque felizmente mi corazón dormía tranquilo sin que le
+despertasen amorosos cuidados; pero al año no vino de las Indias carta
+de Gaspar, y se esperó en vano que viniese, y tanto tiempo pasó, que se
+dio a Gaspar por muerto; y aconteció entonces que, pensando yo que por
+mí solamente se había partido a las Indias, y que yo, sin quererlo,
+había sido la causa de su desventura, empezó a labrarse en mí por él una
+primera afición y congoja; que se me representaba en sueños triste y
+enamorado, y tan macilento y pálido, que no parecía sino cosa del otro
+mundo. Desasosegueme, y acabé al fin por sentir un amor tan extraño, que
+yo no podía darme cuenta de lo que sentía; y acometiome una dolencia
+que no entendían los médicos, pero que, harto de prisa iba
+desmejorándome y acabándome. Pensaron mis padres que trayéndome entre el
+tumulto y las grandezas de la opulenta Sevilla me distraería, y a ella
+me trajeron, y me engalanaron, y me llevaron a saraos y a
+divertimientos, adonde concurría la gente más garrida y más noble de
+Sevilla. Gastábase en esto mi padre, llevado del entrañable amor que me
+tenía, la mejor parte de su hacienda; y aunque por ser yo muchacha, y no
+mal parecida, y en las apariencias rica, me galanteaba gran número de
+jóvenes y hermosos caballeros, no se me iba a mí de la memoria aquel
+pobre Gaspar que por mí a las Indias se había ido, y por mí sin duda
+había muerto; y aparecíaseme con mucha más frecuencia en sueños, y más
+melancólico, y a cada aparición con más semejanza de un alma en pena.
+Así es que los galanteos de los jóvenes señores que me buscaban
+enojábanme, y de tal manera mostrábame yo con ellos impía e incapaz de
+amores, que acabaron por llamarme la niña de _diamante_: yo tenía en el
+alma al sin ventura Gaspar, y él la llenaba de tal manera, que no
+quedaba para otra pasión ni aun el lugar más mínimo; yo creía que esto
+era amor, y bien veo que amor no es, sino una pasión que yo no puedo
+decir cómo fuese, sino que tal como era, me quitaba el gusto y el deseo
+para cualquier otro afecto.
+
+Suspiró Margarita, y callose como tomando descanso, aunque tan al
+principio de su historia se encontraba. Oídola había atentamente doña
+Guiomar, y cuando hizo pausa en su relato, aprovechando la ocasión, la
+dijo:
+
+--¿Y Gaspar decís que se llamaba ese vuestro primer enamorado, amiga
+mía, y que de Castilla era y de Vitigudino?
+
+--Si que así es,--respondió Margarita.
+
+--¿Y sabéis si, por ventura, ese Gaspar tomó bandera en Sevilla para los
+tercios de Méjico?
+
+--De Méjico nos escribía,--respondió Margarita;--pero él nunca nos dijo
+en sus cartas hubiese entrado en la milicia; y si entró callolo, sin
+duda por no dar pesadumbre a sus padres.
+
+--Un alférez he conocido yo,--dijo doña Guiomar,--que Gaspar se llamaba,
+y castellano y de Vitigudino era, y joven, y de no mal semblante y
+apostura.
+
+--¿Llamábase por acaso Gaspar de Valcárcel, señora mía?
+
+--Sacado hemos al fin en claro que era el mismo que yo me pensaba el sin
+ventura,--dijo doña Guiomar.
+
+--Pues sin ventura le llamáis,--contestó con la voz triste Margarita,
+mirando con sus ojos serenos a doña Guiomar,--noticias debéis tener
+seguras de sus desdichas.
+
+--Prendose el señor Gaspar de Valcárcel,--dijo doña Guiomar,--de una
+señora, que ni a su amorosa pasión ni a la de nadie podía corresponder
+honradamente, ni hacer cosa que contra su honra fuese, porque casada
+estaba con un oidor de aquella real chancillería.
+
+Aguzó el oído Cervantes, porque sabía él bien que doña Guiomar era viuda
+de un oidor de la real chancillería de Méjico, y no dudó de que doña
+Guiomar era aquella por quien el alférez Gaspar de Valcárcel había
+olvidado en Méjico los amores que había dejado en España, y disculpole;
+porque aunque Margarita era bella como la flor de la qué el nombre
+tenía, y niña y pura, comparada con doña Guiomar, era lo que la violeta
+comparada con la azucena, o con el sol la luna; y díjose para sí, que a
+él, en el coleto del malaventurado alférez, hubiérale acontecido lo
+mismo; y disimuló sus imaginaciones, y continuó escuchando atento.
+
+--Pues que vos le conocisteis, señora,--dijo Margarita,--y a la dama que
+sin pretenderlo y sin menoscabo de su decoro, que bien lo creo, fue
+causa de que de mí se olvidase, decidme os ruego cuáles fueron sus
+aventuras, que sin duda a un desastrado fin le llevaron.
+
+--Combatido había como bueno contra los indios bravos,--dijo doña
+Guiomar,--el señor Gaspar de Valcárcel; merecido había, por tanto, que
+el virey le hiciese alférez, y, más aún, que le diese este empleo en los
+alabarderos de su guardia, con lo que Gaspar de Valcárcel vino a
+residir de asiento en Méjico, y a tratarse con las personas más
+calificadas que en aquella rica ciudad, gloria de Hernán Cortés y joya
+de España en las Indias, moraban. Conoció a la dama que os he dicho, y
+aunque ella no le diese causa ni razón alguna para que a su honra se
+atreviese solicitándola, que el que solicita a una mujer casada, por
+serlo, la desprecia, que si no la creyera capaz de una vileza, no la
+solicitara; solicitola, y ella, que calzaba muy altos los puntos de la
+honra, indignose, y por no afligir e indignar al viejo marido, que a más
+de ser únicamente hombre de leyes, no estaba en edad de mantener espada
+en la mano contra mozos, y aun mozos bravucones, no queriendo dejar sin
+castigo aquel de todo punto sin disculpa atrevimiento, confiose a un
+alguacil de los más agrios de la cámara de su esposo, hombre de puños y
+de alientos, y díjole:
+
+--Cedacillo, tan leal eres a tu amo y a mí, que hacerte quiero una
+confianza, esperando que harás lo que te cumple, en agradecimiento a lo
+que a tu señor y a mi nos debes, y es que si te atreves des una apretada
+vuelta, como tuya, a cierto bravo mancebo, alférez de los alabarderos
+del virey, que se llama Gaspar de Valcárcel, y que cuando le apretares
+los puños, le digas: «Ahí va eso de parte de mi señora.»
+
+Y aconteció, que a la otra mañana encontraron sin sentido en la plaza,
+molido y casi descoyuntado, rota la espada, rasgado el traje y entre si
+se va si se viene, al señor Gaspar de Valcárcel, sin que nadie supiese,
+ni él lo dijo, quién de tal manera ni por qué causa le había malparado.
+
+Convaleció nuestro hombre, no sin que se temiese por su vida, y tan
+escarmentado quedó, que ni osó volver a poner sus ojos en aquella dama,
+ni a buscar a Cedacillo para tomar venganza del rapapelo que había
+sufrido.
+
+--Tan al por menor estáis, señora mía,--dijo a este punto
+Margarita,--que no es dable que no seáis vos aquella dama, que con tanta
+justicia mandó castigar al ciego y enloquecido, más bien que culpable,
+enamorado mío. Y no le culpo, porque vuestra hermosura es tal, que bien
+se alcanza que de todo otro amor aparte a un hombre, y le vuelva loco.
+
+--Yo soy en efecto,--dijo doña Guiomar,--y dígoos a lo de la disculpa
+que en el que fue vuestro enamorado encontráis, que no la merecía; que
+no una locura de amor le llevó a punto de ofenderme, sino un apetito
+desordenado y asqueroso; y no pasión tuvo por mí, sino empeño tenaz por
+el que olvidó hasta el último vislumbre de su honra; que no atreviéndose
+a insistir en sus solicitudes, temeroso de un nuevo y más grave castigo,
+tiró a vengarse, y como no tenía de qué, porque la justicia que se sufre
+no da ni puede dar lugar a la venganza, quiso deshonrarme propalando
+contra mí inauditas calumnias, que por fortuna mía acabaron donde
+empezaron. Y aquí, para que sepáis lo que sucedió, empieza esta
+historia, que es la prosecución de la que yo os he contado ya, señor
+Miguel de Cervantes, hasta el punto en que, engañado mi padre por la
+traición que a mi madre hacía su doncella Lisarda haciendo creer a don
+Baltasar de Peralta, como ya os dije, que con mi madre, y no con una
+doncella suya, tenía amores, mi padre, llamado por un su pariente,
+acudió a sorprender, engañado, a la que creía su esposa adúltera.
+Dejamos mi relato, señor Miguel de Cervantes, en el lugar en que,
+habiendo abierto Lisarda el postigo, entrose por él don Baltasar de
+Peralta, y en aquel mismo momento, y antes de que el postigo se cerrase,
+metiéronse por él espada en mano mi padre y su primo Francisco de
+Rivalta, que este era el nombre de mi difunto marido.
+
+Y como este pariente mío llegó a ser, andando el tiempo, mi marido, lo
+sabréis cuando llegue la hora. Decía yo que por el postigo, aun
+entreabierto, entráronse empujándole, y espada en mano, mi padre y su
+primo Francisco de Rivalta; y como el aposento estuviese oscuro, Rivalta
+abrió una linterna que a prevención llevaba, y encontráronse con que,
+hecha una estatua a causa del espanto, estaba a poca distancia del
+postigo Lisarda, y junto a ella, con la espada en la mano, y mirando a
+aquella mala mujer, todo asombro, a don Baltasar de Peralta. Arrojose
+Lisarda a los pies de mi padre y confesó su delito, pidiéndole con
+lágrimas y desmayos la perdonase, y viese que el amor que la había
+cogido por don Baltasar de Peralta, al engaño la había llevado de
+hacerle creer, recibiéndole siempre a oscuras, que no era ella, sino su
+señora quien le recibía. A lo cual, ciego de furor mi padre, contestó
+atravesando con su espada a aquella criada traidora, y volviéndose luego
+a don Baltasar de Peralta, que deshonrado le había, aunque no hubiese
+sido sino engañándose, con él cerró, y a poco cayó mi padre sin vida,
+que menos diestro era que don Baltasar de Peralta y le furor le cegaba.
+Huyó espantado del suceso don Baltasar de Peralta, y mi pariente
+Francisco Rivalta salió tras él, siguiéndole sañudo y loco, y sin poder
+alcanzarle, que no hay quien alcance al que huye llevando el pavor en el
+alma. Hallose Francisco de Rivalta, cuando se perdió en las oscuras y
+revueltas callejuelas don Baltasar de Peralta, a mucha distancia del
+lugar de la tragedia, y vino sobre sí, y pensó en lo que le acontecía, y
+vio que si a la justicia daba parte, y por ello pruebas de haberse
+hallado en el lance, le prenderían, y prendiéndole le impedirían el
+tomar venganza y justicia, como el quería tomarla por su mano, de don
+Baltasar de Peralta; y fuese para su casa, entrando en ella
+recatadamente, como había salido con mi padre, por un postigo. Y
+sucedió, que cuando aquella inaudita desgracia sobrevenía, mi madre me
+daba a luz a esta vida desventurada, que he sufrido y sufro. Al ruido de
+las espadas acudieron algunos criados; pero cuando llegaron sólo
+hallaron los dos cuerpos sin vida de mi padre y de Lisarda, y el postigo
+abierto, por donde claramente, a lo que parecía, el autor o los autores
+de aquellas muertes habían escapado.
+
+Sobrevino la justicia; ocultose el suceso a mi madre, que fuera impío
+decirla recién parida que se había quedado viuda y con aquellas
+apariencias; el mundo no juzga más allá de lo que se ve en la
+superficie, y todos echaron a la peor parte lo que había acontecido, y
+díjose, porque así lo creyeron, que mi padre, enamorado de la hermosura
+de Lisarda, secretamente se había venido de Nápoles, y con Lisarda se
+veía en secreto, y que tal vez algún otro enamorado, celoso de Lisarda,
+las dos muertes había hecho.
+
+Callose don Francisco de Rivalta, que bien pudiera haber patentizado la
+verdad; pero como la honra, de mi madre quedaba a salvo, y venganza
+quería tomar por su mano de don Baltasar de Peralta, guardó el secreto.
+Buscó la justicia a los homicidas, diose por vencida no hallándolos, y
+mediando los ruegos y las dádivas de Francisco de Rivalta, se echó
+tierra sobre los muertos, y con ellos se enterró para mi madre el
+secreto de la muerte de su esposo, a quien en Nápoles creía. Pero no
+recibiendo cartas suyas en respuesta a las que le escribió anunciándole
+mi nacimiento, y como el tiempo pasase y carta de mi padre no viniese,
+puesta en un angustiosísimo cuidado, escribió al mayor de los tercios de
+Nápoles pidiéndole noticias de su esposo. Entretúvola aquel caritativo
+caballero con escusas y vaguedades, hasta que al fin la dijo, no
+pudiendo más defenderse, lo que él en verdad sabía, esto es, que mi
+padre había pedido licencia y partido para España, sin que hubiese
+vuelto a saberse lo que de él había sido. Y como Lisarda hubiese
+desaparecido también, dio mi madre en imaginar que enamorado de ella su
+esposo, por ella secretamente a Sevilla había venido, llevádosela, y con
+ella desaparecido. Callábase todavía Francisco de Rivalta, porque tenía,
+y con razón, por más cruel para mi madre la verdad que la duda; y
+asistíala, que adolecido había mi madre gravísimamente de tristeza, y
+agravábase y amenazaba irse por la posta, acabada por el insoportable
+dolor de su desventura. Desaparecido había también don Baltasar de
+Peralta, como gota de agua que cayó en la mar, y Francisco de Rivalta no
+le buscaba, porque le obligaba la asistencia a mi doliente madre, que al
+fin halló el remedio a su desventura en la muerte.
+
+Detúvose al llegar aquí doña Guiomar; el corazón se la había oprimido,
+y las lágrimas, que en vano quiso contener, rompieron por sus hermosos
+ojos.
+
+Oídola había Cervantes grave y triste, y estremecida y tomada por una
+melancólica pena Margarita. Desahogó con sus lágrimas el dolor de
+aquellos sus tristísimos recuerdos doña Guiomar, y enjugándose los ojos,
+continuó con voz desfallecida.
+
+--Huérfana quedé cuando aún no contaba un año, con mucha hacienda y
+mucha nobleza; pero sola y sin más arrimo que aquel mi lejano pariente,
+que fue después el buen esposo mío. Un labrador que tenía en
+arrendamiento una de mis haciendas, y cuya mujer estaba criando, a su
+cargo tomome; y libre ya del cuidado mío, mi pariente, Francisco de
+Rivalta, por el mundo se fue a buscar, ardiendo en saña, al causador de
+tanta desdicha. Era él joven aún, graduado en letras humanas, en leyes y
+en sagrada teología y cánones, y como he dicho, alcalde del crimen en
+Sevilla. Por mí a su vara renunció, que pareciole cosa imposible atender
+a las graves obligaciones de su oficio y al mismo tiempo a las de padre
+mío, en que mi orfandad le había puesto. Atrasose en su carrera por
+buscar al causador de nuestras desdichas y tomar sobre él, en el nombre
+de mis padres, justicia y venganza; y por el mundo andúvose tres años,
+gastando su hacienda, inquiriendo y buscando a aquel hombre,
+vislumbrándole a veces, sin encontrarle nunca, y perdiéndole de nuevo
+cuando más esperanza tenía de ponerse a una distancia de él del largo de
+las espadas. Pero Dios no quería que aquel irreconciliable enemigo de mi
+familia fuese castigado, sin duda porque le guardaba para que le
+castigaseis vos, señor Miguel de Cervantes.
+
+--Gran merced es esta que a los cielos debo, y por la que les estoy
+agradecido,--dijo Cervantes;--y justo es que una tan grande hermosura
+como la vuestra, y una tan gran suma de perfecciones como en vos se
+hallan, con grandes merecimientos conseguida sea y lograda; y dígoos,
+que mucho me pesa de que lo a que por vos obligado estoy, de tan liviano
+momento sea, en vez de ser comparable a los trabajos de Hércules o a los
+peligros de la encantada Puente Mantible, que si así fuera, mayor sería
+mi contento, porque exponiendo por vos cien veces mi vida, y poniéndola
+en cuestión con lo imposible, más estimaríais y a mayor amor por mí os
+llevaría, el encendido amor que os tengo.
+
+--No creo yo que sea posible ir más allá de donde, no sé si por mi
+ventura o mi desdicha, reconocida; obligada y enamorada me siento; y no
+extrañéis que esto delante de esta doncella aquí presente os diga, que
+ella es mujer, y sabe, o si no lo sabe lo barrunta, los rendimientos de
+amor a que puede llegar una mujer enamorada, no embargante la
+honestidad y la honra, que prendas preciosas son estas del alma, y no
+pueden perderse sin que antes se pierda el temor de Dios. Y no hablemos
+más de esto, y con mis desventuras sigo. Desesperado ya Francisco de
+Rivalta, mi pariente, al ver que por cerca que hubiese tenido a don
+Baltasar de Peralta, nunca ponerse delante de él había logrado, volviose
+a su casa de Sevilla, y encomendó a la Providencia de Dios el castigo de
+nuestro contrario; y pasó él tiempo cuidando él mi hacienda, y yo
+criándome, y habiendo yo cumplido seis años y él treinta, vínose al
+pueblo, sacome del poder de los honrados labradores que me habían
+criado, y púsome en las monjas de Santa Clara, y al cuidado de dos tías,
+hermanas de mi padre, que allí eran señoras de piso. Vendió la hacienda
+que le quedaba para comprar otra vara de alcalde, y alcalde fue algunos
+años, y por sus merecimientos, luego, oidor en la real chancillería de
+Valladolid, y por último nombráronle presidente de sala de la real
+chancillería de Méjico. Larga era la distancia a que de mi iba a
+ponerse, y o renunciaba el honorífico y encumbrado oficio que se le
+había dado, o descuidada me dejaba, estando entre ambos los mares. Había
+yo cumplido ya mis diez y ocho años, y enseñádome habían las buenas
+madres todo lo que enseñarme podían.
+
+Mis dos ancianas tías habían muerto la una tras la otra. A tomar el velo
+habíase querido inclinarme; pero Dios no me llamaba a la perfección de
+la vida monástica; antes bien, ansiaba yo ver lo que fuera del convento
+había, que aunque decían que el mundo estaba gobernado por Satanás, y
+que en él la perdición acechaba a las criaturas, decíame a mí la luz
+natural de mi entendimiento que cuando tantas gentes vivían en el mundo,
+no debían ser tan grandes sus peligros, dado que el mundo no se había
+acabado ya, y todas las cosas que contra el mundo me decían, metíanme
+más en apetito de conocerle.
+
+En fin, que yo no tenía vocación para la clausura, y así lo dije a mi
+buen padre y pariente cuando me preguntó sobre ello. Visto por él lo
+cual, y que yo estaba ya crecida y hecha una mujer, y que en el
+monasterio estaba de ojos, luego de él sacome y llevome a una casa
+noblemente alhajada, en que para servirme había una respetable dueña, o
+más bien aya, señora viuda, de grande virtud, honestidad y
+entendimiento, con otras doncellas y criados; y carrozas y sillas de
+mano, todo como había de ser, teniendo en cuenta mi grande hacienda y la
+clara nobleza de mi linaje; y él, para evitar murmuraciones, fuese a
+otra casa, y no me veía más que al día breves momentos, y aun así,
+tratándome con un tal respeto y encogimiento, y de una manera tan
+avarienta mirándome, aunque lo disimulaba, que puesto que yo no
+entendía de amores, por barrunto conocí que él de mí estaba enamorado, y
+que por su edad y sus achaques, que le hacían parecer más viejo que lo
+que en realidad lo era, a declararme sus amorosos sentimientos no se
+atrevía; muy por el contrario, mandaba a doña Agueda me llevase a
+cuantos divertimientos podía yo concurrir honestamente, y en esto veía
+yo que él buscaba que, conociendo el mundo y tratándome con él, de algún
+caballero que de mí fuese digno me enamorase, para con él casarme. Pero
+era el caso, que aunque muchos me solicitaban, y me escribían versos, y
+me daban música, y por mí con otros se enemistaban y reñían, haciendo de
+mi calle palenque nocturno, donde más de alguno dejó entre rabiosas y
+celosas ansias la vida, yo no me agradaba de nadie ni quería agradarme,
+y no había rendimiento que me incitase ni merecimiento que me rindiese;
+visto lo cual por don Francisco de Rivalta, y creyendo, acaso, por el
+cariñoso modo de mi trato con él, que a pesar de sus años y sus
+dolencias yo le amaba, y que si yo no se lo mostraba, a causa era de mi
+recato, propúsome un día, todo tembloroso, como aquel que teme encontrar
+la muerte en su propio atrevimiento, si quería con él casarme.
+
+Díjele que sí, sin saber lo que me decía, que era yo tan inocente como
+cuando entré en el convento; y el casamiento se hizo con gran pompa y
+regocijo, como a nuestra riqueza y nobleza convenía; y antes de que el
+festín de las bodas se terminase, díjome mi aya doña Agueda no sé
+cuántas cosas, que yo no pude entender; y luego, cuando acabada la
+fiesta se fueron saliendo de casa los convidados, la madrina me dijo
+otras cosas que tampoco entendí; y rodeada de las doncellas, de honor,
+lleváronme a lo que mi madrina llamaba el tálamo, y que yo no sabía qué
+cosa fuese, y metiéronme en una habitación o cámara lujosamente ornada,
+en la que había un gran lecho todo guarnecido de blanco, y adornado con
+flores, y allí me dejaron sola y suspensa, cuando a poco he aquí que
+entró mi esposo pálido y convulso, y alentando apenas, y a mí se vino a
+abrazarme; visto lo cual, yo me hice atrás tres pasos, y espanteme y
+extendí hacia él los brazos, como para impedir que me tocase.
+
+--¿Pues qué, señora de mi alma,-dijo don Francisco, quedando inmóvil y
+como si le hubiese herido un rayo,--no sabéis que sois mi esposa y que
+ante el altar de Dios nos hemos juntado en uno?
+
+Siguiose a esto una conversación, por la que el desdichado don Francisco
+de Rivalta vino a convencerse de que yo con él sin amor me había casado,
+y aun sin saber Lo que el amor y el casamiento fuesen, y de esto provino
+que, dando un profundo suspiro, me dijo:
+
+--Siéntolo, porque si mañana os prendareis de alguno, amarle no podréis,
+sin ofensa a Dios y sin menoscabo de la vuestra y de mi honra; pero yo
+juro, que si alguna vez solamente inclinada a prendaros de alguien os
+conociere, con mi muerte os dejaré libre, para que podáis ser dichosa.
+Entre tanto, por padre tenedme.
+
+Y sin decir más, saliose, pálido como un muerto, y preñados de lágrimas
+los ojos, sin que yo llegase a comprender todavía la causa de aquello,
+que era para mí lo que la luz para el ciego, que no sabe que hay otra
+cosa que las tinieblas en que su ceguera le tiene.
+
+Llevome mi esposo a Méjico, y digo mal mi esposo, mi padre, adonde le
+llevaba el cumplido plazo de la licencia que para el cuidado de sus
+asuntos propios en España habíanle concedido. Gente es la de Méjico rica
+y ociosa, dada al galanteo e inclinada a las malas costumbres; y como si
+don Francisco hubiese querido remediar el yerro en que, casándose
+conmigo, había dado, abierto había nuestra casa a los saraos y a los
+festines, y no parecía sino que para convidarlos a ellos buscaba a los
+caballeros más jóvenes, y más galanes, y más ricos; y de tentaciones me
+rodeaba, sin apartar de mí la vista, y aguzando la experiencia que le
+habían dado sus largos años de judicatura, todo por ver si yo a alguno
+me inclinaba, que pudiese, libre ya y viuda, amándome, por su amor
+venturosa hacerme. Perdido había yo, en fuerza de las solicitudes y
+galanteos que me rodeaban por todas partes, aquella mi primera
+inocencia, o más bien ignorancia, de las cosas de la vida. Conocía harto
+bien el grande sacrificio en que por amor mío mi buen esposo se
+empeñaba, y gran parte hubiera sido esto para que yo me enamorase de él,
+que Dios me ha dado buena alma y agradecida; pero no es el amor cosa que
+cuando se quiere se tiene, ni hay tienda donde se compre, ni lugar donde
+se le busque; que él viene cuando menos se le espera y en el alma se nos
+entra, y la avasalla, y prenda nos hace, no de aquel a quien hemos
+buscado, sino del que Dios ha querido que venga para hacerse dueño de
+nuestra vida y de nuestra alma en un solo punto; que el amor viene del
+cielo cuando menos se le espera, y porque es aliento de Dios, es coma
+Dios divino, y logrado cuanta gloria puede haber en la tierra.
+
+Suspiró doña Guiomar, partiósele de los ojos, aunque involuntariamente,
+una mirada, que como si hubiera sido fuego del cielo, en su dulce fuego
+abrasó el corazón de Cervantes, y luego, bajando los ojos ruborosa la
+bellísima doncella viuda, quedose en silencio como si la grandeza de lo
+que sentía la vedara el uso de la palabra.
+
+No menos confusa y turbada parecía Margarita, y agitábasela el seno,
+como si una potente fuerza dentro de él se hubiera conmovido inquieta.
+Conocíase adorado Cervantes por la hermosísima doña Guiomar y por la
+bellísima Margarita amado, y dolíale, y no sabía qué hacerse, y
+acometíanle un tumulto de tentaciones que consigo mismo le enemistaban;
+porque si bien él era mozo galanteador que no reparaba en
+inconvenientes, hasta entonces, como ya se ha dicho, con amor no había
+dado que le obligase y en tristezas y cuidados le pusiese; y
+encontrábase entre dos mujeres, ambas merecedoras de todo respeto y
+homenaje; y puesto que Margarita le pareciese hermosa a maravilla, y
+dulce y enamorada, parecíale doña Guiomar una divinidad; y no había
+lugar a que dudase; que tratándose de que perdiese su libertad bajo el
+yugo, tal vez durísimo, del himeneo, doña Guiomar era sin contradicción
+y sin sombra de duda su escogida y su bien amada; y como él no pudiera
+partirse en dos, o no hubieran de llegar a hechos las tentaciones que
+por Margarita sentía, o había de tenerla por amiga, cosa que los
+hidalgos y cristianos pensamientos de Cervantes repugnaban; que
+tratándose de una doncella tal, y tan mal aventurada, y tan cuitada como
+Margarita, infamia hubiera sido, prevaleciéndose de sus inocentes amores
+y de sus desdichas, perderla en la deshonra como una hembra de poca
+valía, en malos pañales criada y a todo puesta; así es que Cervantes no
+sabía qué hacerse; que si los amores de Margarita, que ya se mostraban
+harto claros, no aceptaba, heríala a un tiempo en su vanidad y en su
+amor, y aceptándolos la perdía y a doña Guiomar ofendía, y él mismo se
+ofendía en sí mismo en las dos; que no se puede ir por un mal camino sin
+exponerse a caer en los despeñaderos que en él se encuentran, y tanto
+más, que estos caminos malos son resvaladizos, y una vez entrados en
+ellos, atrás no podemos volvernos y nuestra perdición es segura, y quien
+en el peligro se mete conociéndole, las desventuras que le sobrevengan
+merece. Conocíalo todo esto Cervantes, y en ello pensaba, y pensando en
+ello aparecía confuso y turbado, tanto casi como las dos de él
+enamoradas doncellas. Al fin doña Guiomar, rompiendo su silencio,
+continuó de esta suerte:
+
+--Yo, conociendo ya el mundo, hubiera querido premiar el amor de mi
+esposo, si no con el amor de mi alma, dándole la posesión de esta mi
+persona que tan hermosa le parecía, y, aunque procurelo, ser no pudo,
+que él tenía mucha experiencia y mi intento conocía, y que aquello por
+lo que yo me brindaba a arrojarme en sus brazos, no era amor, sino
+compasión y agradecimiento; y evitolo, y sufrió su martirio en silencio,
+y como estaba achacoso y más viejo que por sus años debía serlo,
+agraváronse sus dolencias y con él al fin acabaron; que murió el
+desdichado casi loco de amor entre mis brazos, y sin que yo evitarlo
+pudiera. Dejome su hacienda, que puesto que hubiese vendido para
+comprar su primer oficio la primera que sus padres le dejaron, por los
+grandes provechos que los oidores gozan en las Indias, habíala hecho, y
+buena: ¿pero qué era su hacienda comparada con la opulenta hacienda mía?
+¿ni de qué podía servirme más que de amargura, siendo así que la tenía
+por su muerte?
+
+Triste quedeme, desamparada, y lo que fue peor, en peligro; que apenas
+cubrió la tierra de la fosa el cuerpo del sin ventura esposo mío,
+pareció que de otra fosa ignorada salía, para poner en mi corazón ira y
+espanto, el eterno perturbador de mi sosiego, a quien yo no conocía más
+que por la relación que de él me había hecho mi esposo; digo que apenas,
+después de los primeros meses del luto, a la calle salí, y en mi casa
+empecé a recibir como antes a mis amigas, y a los amigos de mi marido,
+hizo le presentasen en ella sin mirar en nada, y como si hubiese
+ignorado que yo ignoraba su nombre, conociéndole por el mortal enemigo
+de mi familia, el capitán don Baltasar de Peralta. Perturbeme al oír su
+nombre, pero tuve valor, o Dios me lo dio, para disimular; y cuando
+todos se fueron y con él me quedé sola, que él de intento para procurar
+la ocasión se había hecho reacio (cosa que fue reparada por todos, y a
+todos les hizo creer que eran ciertas las calumnias que de mí se decían,
+y que Gaspar de Valcárcel, alférez de alabarderos del virey, había
+propalado), túvoseme por liviana muy más que antes, y por mujer que,
+olvidada de todo pudor, libre ya por la muerte del marido, en nada
+reparaba ni se detenía, y que no era ya el alférez Valcárcel el único y
+sólo favorecido por mí, sino que también de mis favores gozaba el
+capitán don Baltasar de Peralta, que por muerte del capitán de los
+alabarderos del virey, de España para sucederle había ido.
+
+Nadie pudo oír lo que yo, encolerizada y embravecida, dije a don
+Baltasar de Peralta en cuanto, como lo ansiaba, con él me vi a solas;
+que después de manifestarle que al oír su nombre le había conocido como
+el matador de mi padre, de mi casa arrojele, amenazándole con mi
+venganza. Oyome inalterable don Baltasar de Peralta, sonriose como
+hubiera podido sonreírse un demonio, y díjome saliendo de mi estrado:
+
+--¡Vive Dios, que o habéis de ser mía, o tanto haré, que habéis de soñar
+conmigo como si soñarais con el diablo!
+
+Dieron a este punto en la iglesia del Salvador las Ave-Marías de las
+doce, y como un paje apareciese y dijese que ya la mesa estaba servida y
+esperaba a los señores, doña Guiomar dijo:
+
+--Pongamos por ahora punto redondo a la relación de los negros sucesos
+de mi vida, que de ellos no ha de hablarse delante de los criados, y
+déjese la prosecución para después de la siesta, que en el jardín nos
+juntaremos.
+
+Y con esto levantose la hermosísima viuda, y tras ella, Margarita y
+Cervantes a comer con ella se fueron.
+
+
+
+
+XII
+
+De como se iban, cruzando los amores y apercibiéndose a una ruda
+batalla los celos.
+
+
+Tal era la mesa de doña Guiomar, y tan alhajada de ramilletes y vajilla
+de oro y plata, que no la mesa de una dama particular parecía, sino la
+del opulento Lúculo.
+
+Sentáronse a la mesa con doña Guiomar y sus dos convidados, doña Agueda,
+ya anciana, que aún junto a ella vivía, y su capellán, docto licenciado,
+ya de edad provecta y de muy buenas maneras y gracia, que la mesa
+bendijo, después de lo cual, y de haber servido lindas doncellas los
+aguamaniles, empezó la comida, tan variada y tan suculenta, que más que
+comida ordinaria, banquete de Estado parecía.
+
+Asomaba en todo clara y manifiesta la gran riqueza de la bella indiana,
+y era de ver el lujo de las libreas de los pajes, que solícitos y
+diestros, y seis u ocho en número, las viandas servían, yendo sin cesar
+de los bufetes a la mesa y de la mesa a los bufetes.
+
+Duró la comida no menos de dos horas, y no se acordaba Cervantes de
+haber comido en su vida de una tan egregia manera, no embargante lo
+cual, inapetente mostrose; que harto le ocupaban el cuerpo los
+pensamientos que le combatían, aunque en el semblante sus efectos
+disimulase; y disimulaba doña Guiomar, pero mostrábase taciturna; y en
+cuanto a Margarita, no podía pasar bocado, porque su triste madre se la
+representaba muerta a las crueles manos de la miseria, y recién
+enterrada, y la desnudez de la mezquina casa que para siempre había
+abandonado se la ponía en comparación con aquella ostentosísima sala,
+ennoblecida por tablas y lienzos de los más estimados pintores
+sevillanos, y con aquella riquísima mesa, cargada de oro y plata, de
+flores y frutas, en cuyas botellas de rico cristal de Alemania aparecían
+los dorados vinos de Montilla, y los pardos del Rhin, y los tintos de la
+Mancha, pareciendo los unos topacios, y carbunclos negros los otros.
+Amargábala todo esto su ya grande amargura a Margarita, y por no
+mostrarse desagradecida, fuerza se hacía para comer, y comiendo se
+martirizaba; y considerando que con lo que en aquella mesa sobraba a lo
+necesario, y aun a lo noble y rico, hubiera podido salvarse su madre,
+las lágrimas se la subían a los ojos, y el mayor tormento que sufría era
+contenerlas. Aumentaba su martirio el ver cuánto la aventajaba en
+hermosura y riqueza doña Guiomar, y que ni aún esperar por soñación la
+era dado que aquel su generoso protector dudase ni un solo punto entre
+ella y doña Guiomar.
+
+Entretuvo como pudo la conversación el capellán con las noticias que por
+Sevilla corrían, siendo gran parte para ello lo que se contaba de la
+liga del rey Católico con los venecianos para su guerra contra el Gran
+Turco.
+
+Terciado había en la conversación Cervantes, y puesto en cuidado a sus
+dos enamoradas, porque decir le oyeron que él sentía mucho que su
+compañía de infantería no era de las que habían de embarcarse para ir
+contra el Turco, sino que se embarcaría para Nápoles; y temían que,
+según encarecía su deseo de hallarse en aquella grande empresa, al fin
+no se pasase a una de las compañías que muy presto habían de embarcarse
+en las galeras que debían zarpar para Mesina.
+
+La comida, de suyo triste, más triste se hizo para ellas con la noticia
+de que, si no contra el Turco, para Nápoles había de embarcarse
+Cervantes; y levantados que fueron de la mesa, fuéronse todos a dormir
+la siesta, que así era uso, aunque nuestro Cervantes y nuestras dos
+enamoradas no pudiesen conciliar el sueño, combatidos como estaban por
+sus graves, celosos y tristes pensamientos.
+
+Pero cuando sonaron las Ave-Marías de las tres, levantáronse todos,
+aliñáronse, y habiendo avisado doña Guiomar que los esperaba en un
+sombroso cenador del jardín, allá se fueron, y a doña Guiomar
+encontraron sentada en unos cogines, bajo la sombra de las tupidas
+enredaderas, de las zarzas rosas y de los jazmines que el cenador
+cerraban, dejándole en aquella hora, que era la del gran calor, en una
+media luz y con tal frescura, que allí no se conocía que fuese verano y
+en el punto más caloroso.
+
+Servida había en una mesa una limonada para el refresco, y tomádole que
+hubieron, Cervantes y Margarita pusiéronse el uno a un lado y el otro al
+otro de doña Guiomar, que con voz ya un tanto caneada y lánguida,
+continuó su relación de esta manera.
+
+
+
+
+XIII
+
+En que se ve que doña Guiomar hubiera hecho muy bien en no contar
+tan presto su historia a Cervantes y en no amparar a Margarita.
+
+
+--Decía yo,--dijo doña Guiomar--cuando la hora del comer llegando,
+suspendió mi historia, que el capitán don Baltasar de Peralta,
+apareciendo como si le hubiera abortado la tierra, en el punto en que
+murió mi buen esposo, requiriome de amores, y con tal empeño, y una al
+parecer tan grande seguridad de la victoria, que yo hube de arrojarle de
+mi casa con la prohibición de no volver a ella; y aquí empieza la
+tragedia del alférez Gaspar de Valcárcel, que desesperado y codicioso
+don Baltasar de mostrarme cuánto me amaba y cuánto por mi honra miraba,
+aunque él hubiese sido quien, a socapa y permaneciendo oculto en Méjico,
+hubiese ayudado con dinero y malos consejos a Valcárcel, que no lo
+necesitaba mucho, para que contra mí la viperina lengua soltase, ya
+trocadas las cosas por la inopinada muerte de mi marido, y pensando en
+hacerme su mujer, por aquello de que quien porfía consigue, y de que no
+hay fortaleza que no se rinda si bien se la asedia, y doliéndole que de
+la qué, según él creía, había de ser su mujer se dijesen cosas bajas,
+deshonestas y vergonzosas, por todo esto, un día que encontró a Gaspar
+de Valcárcel entre otros caballeros extremando contra mí sus calumnias,
+díjole:
+
+--Cosa seria es, y con la cual los que se precian de hidalgos no se
+atreven, publicar las debilidades o las liviandades de una señora,
+puesto que sean ciertas; que hay cosas tales y tan infames, que aun los
+labios por donde se manifiestan queman; y señal de buen estómago,
+aparejado para todo, da el que de cosas corrompidas hace pasto, y luego
+le arroja por la boca en inmundicia, apestando a todo el que a su lado
+tiene, para lo cual se necesita ser mal nacido y villano; pero cuando no
+se vomitan podredumbres ajenas, sino de la propia alma de quien las
+arroja, quiero decir, cuando aquello con que se escandaliza al mundo es
+ficción traidora, villanía intencionada, puñalada dada a traición,
+ponzoña administrada a trasmano, como es todo lo que vos decís, alférez,
+de esa señora, (para hablar, de la qué debíais bañaros la boca con agua
+rosada, y quitaros el sombrero y arrojar de vuestra boca perlas, que no
+difamaciones), no es ser ya villano y mal nacido, sino infame y traidor
+y asesino cobarde, que por la espalda en el corazón hiere a quien
+debiera honrar y reverenciar; y adviértoos que a lo que digo no admito
+réplica; y que si no os rompo a bofetones la malvada boca que tales
+nunca oídas vilezas pronuncia, es por no contaminarme la mano con el
+veneno asqueroso que de vuestra boca mana.--A lo cual no contestó el
+alférez, sino que dijo a uno de sus amigos dijese a don Baltasar que
+tales cosas no podían decírsele a él, no ya públicamente, sino que ni
+aun en secreto, sin que él cortase, quemase la lengua y arrancase el
+corazón al que a tanto se había atrevido. Y con esto, aquella noche el
+alférez, con un su amigo, y don Baltasar con otro, a un lugar apartado
+se fueron, y allí don Baltasar, con más fortuna, o más valor, o más
+destreza que Valcárcel, matole, dándole a los primeros embites de la
+pelea una estocada tal, que el corazón partiole; y el mísero a quien su
+mala lengua, o más bien la desgracia de encontrarse en el mismo empeño
+que don Baltasar, había matado, no pudo ni aun decir ¡Dios me valga!
+
+Contomelo al otro día uno que de todo había sido testigo, o por
+servirme, o tal vez por servir a don Baltasar, que quiso que yo supiese
+cuánto por mí había hecho, y en qué trance por mi honra se había puesto.
+Ya sabéis, pues, doña Margarita, a qué mal fin llegó, por sus malos
+pasos, aquel vuestro amante, y desde ahora, si queréis, podéis
+continuar vuestra historia, que yo no interrumpí sino para deciros lo
+que del alférez Valcárcel había sido.
+
+--Ignoraba yo,--dijo Margarita,--que tal fuese el hombre con quien mis
+padres mi casamiento trataron, y al que no sé si amé; porque ahora
+conozco que el amor es muy distinto de lo que yo había creído. Y como al
+decir estas palabras, por más que quisiese disimularlo, se la fuesen los
+dulces ojos a Margarita hacia Cervantes, mucho tuvo que hacer doña
+Guiomar para no dar indicios de la enemistad y aun del odio que en aquel
+mismo punto nació en ella contra Margarita.
+
+Disimuló, no obstante, y dijo:
+
+--Pues que del relato de vuestra historia estamos pendientes, seguidla,
+que ya veis con cuánta atención y buen deseo os escuchamos.
+
+--No ha de ser sin que vos acabéis vuestro relato,--señora,--dijo
+Margarita, que lo que del mío queda, aunque sea bien doloroso, es harto
+breve.
+
+--Pues no falta gran cosa a mi historia,--dijo doña Guiomar,--y sigo en
+ella por complaceros y porque se acabe la porfía. Y habéis de saber que
+matando don Baltasar a aquel villano difamador de mi honra, no me
+favoreció por esto, sino que a peor punto llevó mi fama; que todos
+dijeron, no que yo era una dama honesta, sino que don Baltasar había
+cegado de amores por mí, propuéstose había casarse conmigo, y pretendido
+atajar una maledicencia, que cuando él fuese mi esposo había de
+alcanzarle; y si antes era el difunto Valcárcel el solo que contra mí
+vomitaba maledicencias, una vez él muerto, avivado el incendio de la
+calumnia por el móvil de la envidia, dieron en decir de mí tales cosas a
+propósito de las músicas y de las rondaduras con que don Baltasar me
+afligía, que ya abandonada en Méjico de todos, que de mí huían como si
+hubiese estado apestada, me propuse escapar de aquel no merecido
+infierno en que me encontraba; y vendidos los cuantiosos bienes de mi
+marido, que montaron a muchos cuentos de escudos, amen del oro y plata
+labrada que en nuestra casa había, embarqueme para España y llegue a
+Sevilla, donde en manos de genoveses puse mi dinero a ganancia, y en la
+casa de la Contratación las barras de oro y plata que de las Indias
+truje, y al mesón de la Cabeza del Rey don Pedro acogime, en tanto que
+casa hallaba en donde morar con la decencia que a mi linaje y a la
+memoria de mi marido correspondía; y no siempre en el mesón de la Cabeza
+del Rey don Pedro he estado, que largas temporadas he pasado en una
+granja que de mis padres era; y así se han pasado bien dos años, y
+hubiérame quedado en la granja con mi viudez y mi desgano del mundo,
+lejos del ruido de la populosa Sevilla, a no ser porgue, descubierto mi
+retiro por el eterno enemigo de mi familia y mío, de tales asechanzas me
+vi rodeada, que de vivir en despoblado tuve miedo; que aunque mis
+criados eran muchos y valientes, y fieles, capaz hubiera sido don
+Baltasar de juntar un ejército de salteadores, y combatir la granja y
+robarme, cosa que en Sevilla no es fácil, donde hay tanta gente de
+guerra y de justicia, y toda al servicio del rey, para seguridad de sus
+buenos vasallos. Víneme, pues, otra vez al mesón de la Cabeza del Rey
+don Pedro, y sin dejarlo de la mano, casa mandé buscar, y hallaron esta,
+y visítela y agradome y comprela, y reparada y alhajada que fue, a ella
+víneme, harto ajena de creer que duende en la casa había, y que por ello
+la Inquisición había de visitarme, y aparecérseme duende que me
+perturbara y me pusiera en ocasión en que yo hasta ahora no me he visto,
+ni pensado verme; y si no fuera por esta bendita medalla que me dejó el
+familiar que a verme vino, ni aun a pensar me atrevo en lo que de mí
+hubiera podido ser.
+
+Y como al acabar su relato doña Guiomar sacara del hermosísimo seno la
+medalla que la noche anterior la había dado el señor Ginés de Sepúlveda,
+sintió Cervantes un no sé qué de desabrimiento y de celosa rabia, que
+hubo menester un gran esfuerzo para que de ello al semblante no le
+salieran los indicios; que antojósele (antojo ocioso y aun calumnioso
+de enamorado) que doña Guiomar no era una tal y tan honesta dama, ya que
+no inmaculada doncella, como él había creído, sino que se agradaba de
+parecer tan rara en lo tocante a la condición en que se hallaba, como
+era rara en hermosura; y que tal vez todo aquello que de ella se había
+dicho en Méjico, y que había costado la vida al alférez Gaspar de
+Valcárcel, y que ella no había tenido empacho en referir, no era sino
+muy cierto; y que tal vez en él no buscaba marido amante, sino marido
+pobre y sufrido, que a trueque de sus grandes riquezas y aun de los
+abandonos de su hermosura, todo se lo sufriese y callase, y su reparo y
+el nombre de sus hijos ante el mundo fuese.
+
+Y esto lo pensaba Miguel de Cervantes, aunque tenía el alma noble,
+porque no hay recelos que de una mujer se tengan sin pruebas, que
+villanos no den; y en este pecado dan los que bien aman, por buenos que
+sean, y por la misma fuerza de su amor, que a los tristes y desesperados
+recelos los lleva.
+
+Inocente había sido en contar con tal lisura su historia doña Guiomar, y
+claras muestras había dado de no conocer el mundo; que el calumniado que
+de la calumnia de que es víctima habla, es uno más que a la calumnia que
+le sacrifica ayuda. Y esperárase a lo menos doña Guiomar a que, por ser
+mujer de Cervantes, este dudar no pudiera de la hasta entonces entera
+castidad suya, y mejor hiciera, y sobre seguro y sin peligro pudiera
+contarle lo qué, no habiendo llegado a aquellos términos, era ocasionado
+a los recelos, que como no podía menos de ser, a nuestro Miguel, que era
+hombre de una grande experiencia, acometieron.
+
+Imprudente había sido doña Guiomar confiando en su inocencia, y más aún
+en el amor de su soldado; y si hubiera su corazón visto cuando ella sacó
+de su seno la medalla del señor Ginés de Sepúlveda, arrepentídose
+hubiera de su imprudencia; que Cervantes creyó, que si el familiar no la
+había preso, a causa había sido de algún inapreciable favor con que la
+rectitud del enviado de la Inquisición doña Guiomar había torcido; y no
+tuvo la medalla que de su hermosísimo seno doña Guiomar había sacado,
+sino como recuerdo y prenda de amor por el familiar a ella dejados. Y no
+había sido otra la intención de doña Guiomar que la de espantar a
+Margarita, a la que una vez recibida no se atrevía a echar a la calle,
+para que ella de su _motu proprio_ se fuese, atemorizada al saber que la
+casa tenía duende, y que para defenderse del mal era necesaria una
+medalla de la Santa Inquisición, que ella no tenía. Celosa andaba doña
+Guiomar, porque poco recatado Cervantes, atraído por aquellos dos
+opuestos polos entre los cuales se encontraba, y aunque más cerca de
+doña Guiomar, no muy distante de Margarita, había mirado más de una vez
+a esta con encendido ahínco, y hartas señales había dado Margarita,
+aunque sin pensarlo, del amor que por Cervantes se había encendido en su
+pecho; todo lo cual había nublado y ennegrecido los inquietos espíritus
+de doña Guiomar, y por esto, como se ha dicho, de duendes había hablado
+y había sacado la medalla, para que de ella, y por su propia voluntad,
+se apartase aquella su negra enemiga. Y estando en esto, entró en el
+cenador Florela, ya repuesta en su natural y propio traje de doncella, y
+arrimose a doña Guiomar y quiso hablarla en secreto, pero ella le dijo:
+
+--Dime alto lo que tuvieres que decirme, que no hay necesidad de que
+estos, mis buenos amigos, crean que yo tengo algo oculto, y a más que es
+descortesía.
+
+--Pues, señora,--dijo Florela,--ahí está, y por vos pide, aquel señor
+familiar que anoche vino, y dice que de graves asuntos tiene necesidad
+de hablaros.
+
+--Pues que allá voy dile,--respondió doña Guiomar.
+
+Y como Florela se fuese, continuó:
+
+--Cosa es la Inquisición a que no puede cerrarse la puerta ni obligar a
+espera. Y así vosotros, amigos míos, me perdonaréis si os dejo para ir a
+ver lo que la Inquisición de mí quiere.
+
+Y doña Guiomar, levantándose con no pequeñas muestras de sobresalto, del
+cenador saliose llena de celosos cuidados, porque a solas dejaba con
+Miguel a Margarita; y más cuidosa hubiérase sentido doña Guiomar si en
+el alma de Cervantes pudiera haber leído; que éste creyó que doña
+Guiomar se encontraba en la mezquina y dura ocasión de una dama de poco
+más o menos, que estando al lado de un su enamorado, la visita de otro
+enamorado con quien tiene grandes respetos, y dejar de asistir a la cual
+no puede, la anuncian.
+
+
+
+
+XIV
+
+De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la
+visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda.
+
+
+Como Margarita, libre de testigos, a solas con Cervantes se encontrase
+en aquel cenador sombrío, donde la belleza, el silencio y la frescura al
+amor convidaban, sin reparar en que los que están rodeados de tupido
+ramaje no pueden tener la seguridad de no ser acechados, como lo eran
+ellos, y de cerca, porque la celosa doña Guiomar había diputado a su
+fiel Florela para que observase, los ojos alzó ella sin miedo y los fijó
+en Cervantes de una manera tan clara, que él se sintió amado hasta las
+entrañas, y dolorido por doña Guiomar y contra ella irritado, sus ojos
+fijó en Margarita con no menos vehemencia y fuego que ella en él fijaba
+los suyos; y fuésele a ella un suspiro, y él con otro suspiro contestó,
+y así permanecieron algún tiempo, indecisos, sin hablarse, y mirándose
+tiernamente, y requebrándose con los ojos, que el diablo andaba por allí
+suelto y tejía ya una maraña que sin desdichas no habría de
+desenredarse, y cuando fuese peor el remedio que la enfermedad.
+
+--En verdad, en verdad, señora mía,--dijo Cervantes,--que ni yo sé lo
+que me pasa, ni dónde estoy, ni a qué atiendo, ni qué deseo, ni de qué
+hilo he de valerme para salir del laberinto en que perdido me hallo.
+
+Oíalo todo Florela, que a poca distancia estaba, entre el follaje de un
+bello jazmín escondida, y oyó asimismo que Margarita dijo, con la voz
+apenada y débil, y tan apasionada, aunque quería ocultarlo, como si su
+voz hubiera salido de en medio de sus doloridas entrañas:
+
+--¡Ay, señor mío, que yo también estoy espantada de mí misma, porque no
+debiendo tener ni corazón ni alma más que para la desgracia, que nunca
+lloraré bastantemente, del fallecimiento de la desventurada madre mía,
+en cosas pienso que tan lejos están de mi madre como de mi ventura! Y en
+cuanto a lo que decís del hilo que necesitáis para salir del laberinto
+en que os encontráis perdido, dígoos que bien podéis valeros del hilo de
+oro que tenéis en las manos, y él os sacará a buen puerto.
+
+--¿Pero no sabéis, hermosa señora mía,--contestó Cervantes,--que el hilo
+de oro, cuanto más rico es, por no tener mezcla de ningún otro metal, es
+más quebradizo? Oro no me deis a mí para que de guía me sirva, que nunca
+ha sido el oro el imán de la aguja de mis deseos; que si lo fuera, no
+hubiera yo dado en poeta, que es lo mismo que hacer voto de pobreza
+perpetua e incurable, y de perpetuo afán e irremediable locura.
+
+--De poetas es,--dijo Margarita,--volverse a lo que más brilla y adorar
+el sol que deslumbra.
+
+--Pero a veces, señora, cuando más luce el poeta, es cuando la fragancia
+aspira del humilde lirio que entre la yerba se esconde, y con plácida
+voz y acordada armonía le canta.
+
+Coloráronse súbitamente las mejillas de Margarita, y un súbito temblor
+acometió a Cervantes, que en los ojos de Margarita vio algo que, yendo
+más allá de lo humano, divino parecía, y que le atraía con una no
+conocida fuerza, y de tal manera, que el uno dio en los brazos del otro,
+y sus labios se unieron, y ella, desfallecida sobre el hombro de
+Cervantes, reclinó su hermosa cabeza, y suspirando le dijo:
+
+--Mi esposo sois, que ya de ello con vuestros labios y con vuestro
+abrazo me habéis dado testimonio; y ved lo que hacéis, señor mío, de mi
+alma, que aquí de celos fallezco y de espanto me muero; que de vos doña
+Guiomar está enamorada, y duendes hay en esta casa, y yo no tengo como
+ella medalla de la Inquisición que de los duendes me defienda.
+
+Selló una y otra vez Cervantes los labios de Margarita, libando la
+ambrosia de su aliento, y reparándose al cabo y pensando en que de aquel
+su olvido y arrebato podía haber ocultado cuidadosos testigos la
+espesura, de sus brazos dulcemente separó a Margarita, y la dijo:
+
+--Vuestro esposo soy; de ello no podéis tener duda, si no es que en duda
+ponéis mi hidalguía y mis cristianos pensamientos; y puesto que esto no
+tiene ya remedio, ni yo deseo que lo tenga, ni arrepentido estoy de
+haber llegado al punto a que me ha convidado mi por vos próspera
+fortuna, disimulemos, que a vuestra honra y a la mía el disimulo
+conviene; que no hay para qué de vos se hable ni de mí se diga que no he
+tenido valor para contener los impulsos de este violento corazón mío,
+que tan presto, de tal manera y para siempre, habéis hecho vuestro.
+
+--¡Dios sea bendito!--exclamó Margarita, levantando los hermosos ojos,
+llenos de lágrimas, al cielo,--que en el amargo y negro día en que para
+mí juzgaba ya cerradas todas las puertas de la esperanza, la felicidad
+encuentro, no embargante el dolor que siento porque mi desdichada madre
+no vive, y es testigo y partícipe de mi ventura.
+
+--Cesemos en esto, señora de mi alma,--dijo Cervantes,--y procuremos
+recobrar la serenidad del rostro, no sea que doña Guiomar vuelva y
+sospeche, y celosa os injurie, y en trance me ponga de hacer lo que no
+quisiera ni cumpliría a mi honra; y habladme de los sucesos de vuestra
+vida que relatar os falta, y más que esposos enamorados, parezcamos
+buenos amigos hasta que de esta casa salgamos, y habiendo pasado por la
+iglesia, a la pobre mía os lleve.
+
+Y como aconteciese que Cervantes fuese volviendo en sí de aquel
+trastorno de sus sentidos, de lo a que él, si no hubiese estado celoso y
+perturbado, no hubiera llegado, espantose; porque conoció claro que no
+por haber empeñado él su honra, tomando la de ella, había menguado en un
+ápice su adoración por doña Guiomar, sino que antes bien, con la nueva
+dificultad había acrecido; y aquejábale hasta criar dentro de su pecho
+una rabiosa tormenta, el ver que la visita del familiar con la hermosa
+viuda continuaba, y que ella no volvía; y mientras esto ponía a
+Cervantes en una borrasca de confusiones, Florela atisbaba, demudada y
+pálida, porque a su señora amaba, oculta entre los jazmines, y
+proponíase todo relatarlo como ella lo había visto y oído a doña
+Guiomar, para que no fuese más tiempo burlada y engañada, y por la burla
+y el engaño se vengase.
+
+
+
+
+XV
+
+De como Cervantes oyó el fin de la historia de Margarita entre las
+cabilaciones que le causaba el no saber adónde le llevaría la
+historia de sus amores.
+
+
+Receloso estaba Cervantes, sospechando lo que acontecía, esto es, que
+testigos había habido de su repentino e inevitable delirio; y no
+sospechando nada de esto por su inocencia Margarita, y dominando cuanto
+pudo las huellas que en su semblante quedaban del frenesí de amor que
+por ella había pasado, con voz dulce y enamorada dijo:
+
+--Pues lo que contar de mis desdichas queda es tan breve, señor de mi
+alma, que muy presto habré terminado; mucho antes quizá de que doña
+Guiomar venga; que Dios sabe cuán largos pueden ser los asuntos por los
+que la Inquisición la busca.
+
+Con estas palabras avivado había Margarita el fuego de la celosa rabia
+de Cervantes, que se arrepentía más y más de su pasada, pero irreparable
+debilidad y ligereza.
+
+Mantúvose, sin embargo, sereno, y Margarita continuó:
+
+--Por curarme de las tristezas en que la ausencia de Gaspar de Valcárcel
+me había puesto, aunque yo, por lo que siento ahora conozca, ¡ay de mí!
+harto bien no era amor lo que por mi ausente enamorado sentía, ni viso,
+ni aun sombra de ello, trajéronme mis padres, como ya he dicho, a la
+populosa Sevilla, ansiosos porque mis melancolías tuviesen término en un
+nuevo amor; que yo era muchacha, y a la juventud no hay que pedirla
+reflexión ni firmeza; que no hay firmeza sin reflexión, y las jóvenes
+plantas que cuando dejan de ser halagadas por el dulce céfiro se
+doblegan mustias, otras céfiros las alientan y reviven; y céfiro es para
+la mujer el primer amor que apenas si su inocente alma conmueve; amor de
+la inocencia, que en nada se parece a este otro amor de la vida, que por
+vos, señor de mi alma, me abrasa y me devora, y de tal manera, que me
+parece que no es mía la vida que vivo, sino que en vuestra vida aliento,
+y en medio de vuestras propias entrañas, y que en mis entrañas os
+siento; pues, como decía, aunque mis padres tenían una tal cual
+hacienda, por la que en el pueblo por ricos eran tenidos y respetados, y
+como ricos vivían, no era esta hacienda cosa bastante para sufragar los
+dispendios a que les obligaban las galas y las joyas con que para
+llevarme a las principales casas, de Sevilla necesitaban ataviarme y
+prenderme; y como mis melancolías y pesadumbres no cesaban, y llamaban
+hermosura al pobre parecer mío los galanes de la populosa y regocijada
+Sevilla, y con pretensiones me asediaban, sin que yo de mis melancolías
+y negro humor me curase, esforzábanse mis padres, y acrecían sus
+dispendios, y hasta llegaron a poner gran casa donde pudiesen tener
+lugar saraos y representaciones de pasos y comedias; que así los
+tristes, que por no tener más hija que yo, en mí sus ojos y su alma y
+todo el amor de su corazón habían puesto, creían dar alegría a mis
+tristezas, alivio a mis pesares, y ponerme más y más en ocasión de que
+algún gentil y joven caballero de mí se enamorase, y fuese tal que yo no
+pudiese menos de amarle; pero esto no acontecía; que para mí los hombres
+eran como si no los hubiese, y en vez de agradarme me martirizaban con
+sus solicitudes, y mis tristezas y mi desabrimiento aumentaban; y en
+balde dábanme música, y en balde escribíanme versos en que me comparaban
+con el sol, con la luna y con las estrellas, con el cielo y con la
+tierra, con las praderas y las selvas, con las flores y los céfiros; yo
+no leía estas composiciones, sino que, desdeñándolas, las rompía o las
+quemaba; y si yo las guardara, bien hubieran podido hacerse con ellas
+dos o tres gruesos libros infolio. Vendido había mi padre su hacienda
+para sufragar los diparatados gastos en que por amor mío se había
+metido, y puesto el dinero a ganancia casa de genoveses; pero la
+ganancia del dinero no alcanzaba ni con mucho a aquel loco y continuo
+gastar de mi padre, y fue necesario al propio dinero recurrir quitándole
+de la ganancia; tal era la ceguedad de mi padre, tal la vehemencia de su
+amor por mí, que en aquel camino de perdición no se detuvo, esperando
+siempre que algún poderoso magnate de mí se prendase, y yo le
+correspondiese y nos casásemos, y todo viniese por último a un fin
+próspero; que tal era la idolatría que mi padre tenía por mí, que no se
+le figuraba menos que yo era la única mujer hermosa que en la tierra
+había, en cuya creencia le ayudaba el ver que las gentes que a mi casa
+iban y que en paseo nos encontraban, y en las comedias, y en las
+iglesias, se desojaban mirándome, y tras mí se iban y ansiosamente me
+pretendían.
+
+Llegó al fin un punto en que, no habiendo habido hombre que en él
+reparar me hiciese, y por el que en nada mi malaventura del alma se
+aliviase, mi padre llegó al fin y remate de su hacienda, y no
+rindiéndose aún y esperando siempre el ave-fénix que conmigo había de
+casarse, pidió dinero prestado, que cuando los plazos se cumplieron no
+pudo pagar; de modo que, conocida la pobreza de mi padre, nadie fue
+osado a prestarle un solo maravedí; más bien los acreedores embargáronle
+cuanto en la casa había: muebles, tapices, carroza, y aun la misma ropa
+y alhajas de mi madre y mías; y como mi padre se viese en medio de la
+calle con mi madre y conmigo, sin poder volver a nuestro pueblo, porque
+en él nada nos quedaba, y sin tener otro refugio que la pobre casa de un
+fiel criado que de nuestras bien merecidas desdichas condoliose,
+enfermó, y de tal y tan grave manera, que al hospital de San Juan de
+Dios fue necesario conducirle; que el criado que nos amparaba no tenía
+fuerzas para otra cosa; y allí el desgraciado, perdida ya toda
+esperanza, comido del remordimiento de la miseria en que a mi madre y a
+mí nos había puesto, muriose, y de caridad le enterraron no lejos del
+sitio en que esta mañana fue sepultada mi desventurada madre, en ese
+cementerio del Salvador, adonde vos, movido a compasión por mi desgracia
+y mi soledad, me seguisteis. No aprovechábamos mi madre ni yo para
+sustentarnos con nuestro trabajo, que trabajar no sabíamos, como no
+fuese el soportar por amor de Dios nuestras nunca oídas y agudísimas
+desgracias.
+
+Trabajaba para nosotras, que se quitaba la vida, él bueno de Francisco;
+pero viejo, también adoleció, y al hospital se lo llevaron, y otro día
+fuimos acompañando su cadáver como habíamos acompañado el de mi padre.
+
+Cerrábase todo para nosotras, y de tal manera, que el cielo que todos
+veían azul y sereno, nosotras le veíamos nublado y siniestro, preñado de
+tempestades, y entre sus neblinas caliginosas parecíanos ver la muerte
+que cruzaba y sobre nosotras descendía, amenazándonos con su horrible
+guadaña.
+
+Algunos de los amigos que tuvimos en aquellos tiempos que la locura de
+mi padre (¡Dios le perdone!) hizo que pata nosotras pareciesen
+prósperos, nos socorrieron; pero no hay quien socorra una necesidad
+continua: la amistad se cansa pronto; que para la miseria no hay amigos,
+y si la caridad subsiste algún tiempo más, acaba al fin por entibiarse y
+por convertir su ardiente fuego en duro hielo. Hace cuatro meses desto,
+y ya mi madre, por amor mío, había pretendido salir a mendigar de noche,
+yéndose a las puertas de las iglesias donde había ejercicios; y yo por
+mí no se lo hubiera consentido, pero por ella consentilo y acompañela, y
+ambas a dos, en cuanto la noche cerraba, a la iglesia más próxima donde
+había ejercicios nos íbamos, y a su puerta nos poníamos rebozadas, y aun
+a pesar del rebozo avergonzadas, y trémulas, y poco menos que
+agonizando.
+
+Caían algunos maravedís en nuestras heladas manos, y para el pan sacamos
+la primera noche; pero la segunda, los mendigos de oficio que allí
+acudan, y que la noche anterior de nosotras se habían apercibido, nos
+echaron, llenándonos de improperios, diciéndonos que les hacíamos
+perjuicio, y que como éramos pobres nuevos, si habíamos de seguir
+pidiendo, habíamos de ganarlo, y no había de ser esto menos que
+repelándonos contra toda aquella falanje de ciegos, cojos, mancos,
+tullidos y muchachuelas de mal vivir; y no nos lo decían esto de buena
+manera, sino rodeándonos y empujándonos, y poniéndonos los puños a dos
+dedos de la cara, y amenazándonos con garrotes y vihuelas, y gritando y
+chillando y aullando todos y todas a una, ni más ni menos que si
+hubiesen sido una legión de demonios voraces, contra nosotras
+conjurados. Y no sabemos lo que de nosotras hubiera sido, porque aquella
+mala gente se iba embraveciendo con su propia cólera, si de improviso
+sobre aquel torbellino de rabiosos no lloviera de repente una tal
+tempestad de cintarazos, que todos, sanos y lisiados, escaparon,
+quedándonos solas en el atrio de la iglesia, asustadas y poco menos que
+agonizando, mi madre y yo, y de tal manera amedrentadas, que no
+acertábamos a movernos, estrechadas la una contra la otra, y temblando.
+
+Estando en esto, vino a nosotras un caballero, ya no joven, pero al que
+tampoco podía llamársele viejo, que era el que en aquel apretado trance
+nos había socorrido, y en él para nuestra desdicha, porque nos impidió
+aceptar de él más socorro, reconocimos a un señor capitán, persona muy
+noble y muy rica, y de mucho respeto en Sevilla, y como poeta no mal
+reputado; en una palabra, el capitán don Baltasar de Peralta, del que
+tan acerbas e impías memorias tiene la hermosa doña Guiomar, vuestra
+amiga, y tan perseguida de él se encuentra.
+
+--¿Y os persiguió también ese hombre?--dijo con la voz alterada y
+demudado el semblante Miguel.
+
+--Su concupiscencia no encuentra respeto que le ataje, ni su soberbia
+dificultad, en vencer la cual no se empeñe,--dijo Margarita;--cuatro
+meses hacía que a Sevilla había llegado y conocídome, cuando todavía nos
+encontrábamos con las apariencias de una riqueza mentida, y requerídome
+había de amores, y como yo le resistiese, habíame dicho:--«O mía habéis
+de ser, señora, o hemos de ver los dos para qué hemos nacido.»
+
+--Desde Adam acá,--dijo Cervantes,--al mundo no ha venido criatura sino
+para morir; sólo que a unas las mata Dios y a otras las matan los
+hombres, sino es ya que ellas a sí mismas, porque no se puedan resistir,
+se destruyan; y antójaseme que para el capitán don Baltasar de Peralta
+las tres sangrientas parcas miden ya con muy breve término su vida; y la
+más tremenda de ellas, la despiadada Atropos, sus inexorables tijeras
+prepara; y tengo para mí que lo que ha de ser esas tijeras lo es la
+buena hoja de Toledo que a la cinta llevo.
+
+--No por Dios, señor mío,--exclamó Margarita, poniéndose como la cera
+amarilla,--que hartas desventuras he sufrido ya y el valor me falta, y
+si yo os perdiese, no podría resistir ni un punto, y ahogaríame la pena;
+que mirad que ese hombre es tal que no hay valiente ni diestro con quien
+se mida a quien no hiera o mate; y ved no hagáis que la despiadada punta
+que a vos os corte la vida a mí al corazón me llegue, y en la tumba me
+arroje desesperada.
+
+Sonreía Cervantes oyendo a Margarita, como quien sonríe cuando escucha
+las raras quimeras de un sueño que se relatan, y asiéndola dulcemente
+una mano y mirándola amoroso, la dijo:
+
+--Aunque yo no tuviera más valor que el que el encanto de vuestra
+hermosura y el amor que me mostráis me infunden, dígoos que no ya ese
+capitán, que de tal modo os espanta, sino el mismísimo Orlando con toda
+una cohorte de encantadores y vestiglos, no bastaría para contrarestar
+el poder de mi brazo, que vengada ha de haceros, mal que le pese al brío
+y a la fama de vuestro enemigo; y tened más confianza en el aliento de
+quien bien os ama, y no tembléis ni empalidezcáis, mi dulce señora, que
+en verdad os digo que para vos y para mí han empezado ya días más
+bonancibles de amor, de ventura y de esperanza. Y en esto no porfiemos,
+porque ved que yo no he de dejaros por todos los hombres del mundo, así
+sean gigantones de los que por los libros de caballería se encuentran, y
+que si no os dejo, él sobre mí vendrá y provocarame, y en trance me
+pondrá de que yo le ponga de manera que más mal que el que ha hecho no
+pueda hacer a nadie en este mundo; y otrosí, señora mía, que a doña
+Guiomar tengo prometido castigar a ese su contumaz y peligroso
+contrario.
+
+Y a Cervantes se le iba el pensamiento sin poderlo remediar a doña
+Guiomar, o, por decirlo mejor, se le estaba en ella; porque ni un punto
+de ella se había olvidado, como no fuese en aquellos momentos en que
+otra cosa no vio, ni para más vivió que para Margarita; y ahogábase ya,
+aunque lo disimulaba Cervantes, porque la ausencia de doña Guiomar se
+hacía tan larga, que ocasión daba a toda suposición de los recelosos y
+abultadores celos, y la ira y el espanto le cogían el corazón, e
+inquieto se hallaba, y a no mediar miramientos, a buscar hubiérase ido a
+la hermosísima indiana; que entonces, a causa de sus celos y de las
+emponzoñadas imaginaciones que por ellos en la turbada mente revolvía,
+parecíale más y más hermosa, y espantábase, porque veía que, si en vez
+de estar ausente doña Guiomar, lo hubiese estado Margarita,
+conturbádose hubiera de igual modo y de igual manera enojado e irritado,
+y no sabía explicarse por qué extraña, y para él no conocida razón,
+enamorado y en igual o casi igual término de empeño por dos mujeres sé
+encontraba; y no sabía cómo de aquella dificultad había de salir; que él
+con las dos no podía casarse, ni hacer desmerecer en su alma a la una
+por la otra, con la una casándose y teniendo a la otra por amiga; que
+ambas eran altivas y honradas, y si la virtud había faltado un punto a
+Margarita, culpa del amor que enloquece había sido, y a punto doña
+Guiomar había estado de olvidarse de su virtud por su amor, lo que nada
+implicaba para que ellas estimasen su honra de una igual manera; que la
+mujer que ama y, por el amor, de su honra se olvida, no cree que su
+honra ha perdido, sino que en depósito la ha dado al señor de su alma, y
+en obligación le considera de restaurarla en su honra, haciéndola suya,
+su esposa y compañera.
+
+Disimulaba Cervantes aquel sufrimiento en que los sucesos de su amor tan
+inopinadamente le habían puesto, y a Margarita sonreía, y no parecía
+sino que teniéndola a ella, toda cuanta felicidad había ansiado tener
+tenía; y como ella, por las razones que Cervantes la había dicho,
+hubiese conocido que el venir a las manos el capitán don Baltasar y
+Cervantes inminente era, en cuanto el capitán supiese que ella a
+Cervantes amaba, y que a mayor abundamiento, en la casa de la
+hermosísima viuda indiana estaba, y ella le amaba, no porfió, sino que
+disimulando también su angustia, dijo:
+
+--Si cuando yo me veía rica, porque mi padre me cubría con flores el
+abismo que cerca de los pies teníamos, atención no presté a las
+solicitudes y a los encarecimientos del amor de don Baltasar, menos
+podía admitirle cuando por la miseria en que me encontraba, él podía
+creer que, no esposa amante en mí tenía, sino mujer desesperada, que por
+no morir a los rigores del hambre, a él se había unido esclava de su
+desventura; y si altiva me había mostrado con él antes, más altiva con
+él fui luego; y de tal manera irritado y desesperado, y con el alma
+torcida apartose de nosotras, dejándome ver claro en una mirada, que no
+parecía sino que de los ojos de un demonio salía, que creía que la
+miseria, y la desesperación, y el amor a mi madre haríanme someterme a
+sus deseos; y no fue ya sólo la dura y horrenda pobreza, los días sin
+pan, el cuerpo sin abrigo, la soledad y la tristeza lo que sufrir
+tuvimos, sino asechanzas y humillaciones, y visitas de viejas olvidado
+todo temor de Dios, que a proponernos cosas venían, que no eran ni aun
+para oídas; y rondadas nos veíamos por bravas y malas gentes, y
+asustadas nos encerrábamos de noche, y mientras la una dormía velaba la
+otra, siempre dispuesta a clamar socorro a los vecinos al primer asomo
+de peligro, y sin atrevernos a salir ni aun de día a la calle. En fin,
+mi desdichada madre resistir no pudo a tanta miseria, a tanto dolor, a
+tal quebranto, y ya lo habéis visto, vos me habéis acompañado cuando la
+conducía al lugar de su reposo; junto a mí habéis estado cuando la
+horrenda y negra tierra de la fosa de ella me ha separado, y en vuestros
+brazos me habéis sostenido cuando, arrebatada por el insoportable
+desconsuelo de mi alma, creí también para mí llegada la última hora.
+Dios junto a mí os ha puesto; Dios ha querido que, habiendo mi corazón
+repugnado siempre el amor, en él por vos haya caído en breves horas, y
+de tal manera, que a la locura del amor llegada, vuestra esposa me
+hayáis hecho y héchoos mi esposo ante Dios, que el juramento de nuestras
+almas ha oído; y Dios ha debido quererlo, porque yo no sé cómo, dolorida
+y desesperada por la eterna separación de la adorada madre mía, esto ha
+sido, o más bien ha sido por esto; que la yedra que pierde el árbol que
+la sostenía, si otro árbol encuentra próximo, a él vase y a él se
+estrecha con más fuerza que con la que al otro que perdió se asía; y
+pues yo soy la yedra y vos el árbol, y por el amor la yedra al árbol se
+une, no me hagáis temer, único apoyo y sustento mío, que en peligro me
+veo de que otra hacha enemiga el dulce arrimo a que llena de esperanza
+me he enlazado, me robe.
+
+--Dígoos,--exclamó Cervantes,--que mi esposa sois, que de otra manera
+ser no puede, porque ni yo puedo olvidarme de los buenos padres de que
+vengo, de la honra que de ellos he recibido, ni de la religión ni de la
+crianza que me han dado, ni de mi propio honor, ni de mi corazón propio,
+que vuestros son tanto como míos; y porque yo tenía ciertos empeños,
+aunque no de honra, con doña Guiomar, y en su casa estamos, y en ella os
+tiene amparándoos, y amparándoos a vos a mí me ampara, y por ello, no
+sólo respeto, sino agradecimiento la debemos, dejadme hacer, y nada de
+lo que hacer me viereis os extrañe, os ponga en cuidado, ni os enoje;
+que todo será buscando el camino para salir a buen lugar y honrado; y en
+esto cesemos, que ya por entre aquellas espesuras me parece haber visto
+a doña Guiomar que se acerca.
+
+Y así era la verdad, que la hermosa indiana venía por entre las verdes
+frondosidades del jardín, y en paso lento, hacia el sombroso cenador
+donde los dos amantes se encontraban; y era el paso lento de doña
+Guiomar la vacilación de su alma, en la que tal tumulto habían levantado
+su amor y sus celos, su indignación contra Cervantes, su odio contra
+Margarita, y la obligación en que se encontraba, por su propio decoro,
+de vencer aquella tempestad que en su alma se revolvía, y aparecer ante
+los dos amantes tal y de igual manera que como estaba cuando se separó
+de ellos, que no sabía qué hacerse, y temía que en el semblante se le
+conociesen la turbación, y el despecho, y la ira, y los celos, y la
+venganza, y el infierno, en una palabra, que a su alma daban cruda
+guerra; porque Florela no había andado con rodeos, y todo lo que había
+visto y oído habíala contado en el momento en que se partió el familiar
+que a visitarla había ido. Y porque importa saber lo que el familiar y
+doña Guiomar hablaron, y lo que hablaron doña Guiomar y su doncella, de
+ello se va a dar cuenta en el capítulo siguiente.
+
+
+
+
+XVI
+
+En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus
+familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña
+Guiomar para encubrir sus amarguras.
+
+
+Había acudido doña Guiomar desasosegada y con disgusto a la visita del
+señor Ginés de Sepúlveda, al que encontró todo mezquino y encogido, y
+tan espantado como quien se cree en un gravísimo peligro.
+
+Miraba a doña Guiomar cual si hubiera sido cosa del otro mundo, y con
+tal avaricia y tal miedo, en que la misma ansia con que la miraba le
+ponía, que tanto movía a lástima como a risa su extraña catadura.
+
+Hízole una profunda reverencia en entrando doña Guiomar, y luego fue a
+sentarse en el canapé.
+
+Saludole, y le convidó a que se sentase.
+
+Hízolo el menguado, quedándose tan encogido y tan temeroso como cuando
+estaba de pie, y continuó mirándola de la misma manera absorta,
+codiciosa y espantada.
+
+--En mal hora para mí y para castigo de mis culpas,--dijo con la voz
+balbuciente,--fui yo a esta casa venido anoche; y no os digo por qué,
+aunque bien podéis figuraros la causa; que prohibido me está
+severísimamente, y bajo pena de grave censura, el que más de la cuita en
+que estoy agonizando hable, ni con vos ni con nadie, ni aun conmigo
+mismo: quejas hanse dado hoy a la Inquisición, porque en vez de
+prenderos a vos, señora, al rapista _Viváis-mil-años_ prendí; y yo no sé
+quién pudo dar esta queja; pero es lo cierto, que puesto que el rapista
+haya dado en otras ocasiones motivos o sospechas para que la Inquisición
+le prenda o le aperciba, por lo de ahora limpio está de acusaciones y
+sospechas, y le han soltado, y en su casa se halla, insolente y ufano y
+satisfecho, diciendo que a un tal católico apostólico romano como él, no
+hay quien en materias de fe le meta el diente, y que si hay malos
+ministros que, por servir a hermosas damas, a los buenos católicos
+llevan a la Inquisición a encerrarlos, este tribunal, en su justicia y
+en su sabiduría, al atropellado suelta y le satisface, y a sus
+temerarios o tal vez malévolos familiares, que a tanto osan, reprende,
+apercibe y penitencia. Y la Inquisición hame obligado, después de
+haberme enderezado una severa y dura amonestación, a que a buscar venga
+al tal rapista, y ante él me ponga, y perdón por el desaguisado que
+dicen que contra él he hecho, y que sin duda he debido de hacer, porque
+la Inquisición no se engaña ni puede engañarse, le pida. Mucha mano ha
+debido de haber en todo esto; que la Inquisición no suelta tan aínas al
+que una vez en sus prisiones coge, aunque luego resulte inocente. A un
+mes de convento y de ayuno y de penitencia me han sentenciado, a más de
+a la demanda del perdón del rapista, que ya he solicitado, y en cuyo
+acto de humildad, que la Santa Inquisición se ha dignado imponerme, he
+sufrido cuantas insolencias pueden decirse y son imaginables, de la boca
+del rapista. Y otrosí, como la Inquisición haya notado que yo no tenía
+al pecho su medalla, y por ella me haya pedido, y yo, no atreviéndome ni
+debiéndome atrever a engañar a la Santa Inquisición, la verdad haya
+respondido, por esto se me ha castigado con suspensión del oficio y de
+las preeminencias que en la Inquisición tengo, por un año; se me ha
+impuesto una multa de cien ducados para obras pías, y se me ha mandado
+que a vos venga y la medalla os pida, y os aperciba para que de ahora en
+adelante, y en toda vuestra vida no volváis a solicitar su posesión, que
+por ser vos persona extraña al Santo Oficio, y sobre todo hembra, no
+podéis poseerla ni aun tocarla, sin incurrir en una especie de pecado,
+que no es verdaderamente sacrilegio, ni deja de serlo; y que cuando os
+haya reprendido bien sobre esto, y apercibídoos y anunciádoos que tiene
+puesto la Inquisición sobre vos su ojo perspicaz y escudriñador, que
+todo lo ve y lo descubre, y lo juzga y lo castiga, la medalla os pida y
+a entregarla al Santo Oficio vaya, después de lo cual me llevarán a los
+capuchinos de la Paciencia, bien recomendado para que a severos
+ejercicios se me someta, y en rigoroso ayuno y encierro se me ponga.
+Conque así, señora, cumplido ya lo de la reprensión y el advertimiento,
+que bien a mi pesar os he hecho, la medalla dadme, y con ella la
+licencia de que vuestras manos bese, y a cumplir la penitencia que se me
+ha impuesto vaya.
+
+Dijo todo esto el familiar con voz desfallecida y con ansias, y de tal
+manera, que para no perder algunas palabras, doña Guiomar tuvo que
+aguzar el oído.
+
+Y no se rió, porque no era para que riese el saber que estaba vigilada y
+acechada por la Inquisición, y porque hubiera sido además poca caridad,
+según aparecía de acabado y casi moribundo el señor Ginés de Sepúlveda.
+
+Apresurose la hermosa indiana a sacarse la medalla del pecho y su cordón
+por la cabeza, y dándosela al familiar, le dijo:
+
+--Tomad, que más valiera que no vinierais nunca, si tal había de
+costaros el haber venido y en tal cuidado había de poneros.
+
+Y aquí cortara la visita doña Guiomar, y al señor Ginés de Sepúlveda
+dejara irse, por volver cuanto antes al jardín, impulsada por el ansia
+en que la tenía el haber dejado a solas y en lugar apartado y espeso a
+Miguel de Cervantes y a Margarita; que sobresaltada estaba la
+hermosísima viuda, y celosa y con toda el alma puesta en el jardín,
+antojándosela que oía ternezas y veía rendimientos que Cervantes
+prodigaba a Margarita.
+
+Pero aquello de haber soltado la Inquisición tan presto al maleante
+rapista, y lo que el asendereado familiar había dicho de que en aquello
+debía de haber habido mucha mano, y lo del apercibimiento, y la
+reprensión, habíanla puesto muy en cuidado y en la necesidad de
+averiguar acerca de esto lo más que pudiese.
+
+Así es, que habiéndose puesto de pie el señor Ginés de Sepúlveda para
+despedirse en el punto en que tuvo pendiente otra vez de su cuello
+aquella malhadada medalla, que si no la tuviera en su vida en aquellos
+aprietos de amor no se hallara, ni penitenciado ni castigado por el
+Santo Oficio se viera, díjole:
+
+--No tan pronto, señor mío; sentaos otra vez, yo os lo ruego, que puesto
+que haya persona que mida el tiempo que en mi casa permaneciereis,
+aunque este tiempo se alargue, bien podrá creer que en la larga y
+severa reprensión que os mandaron me hicierais vos le empleasteis; y yo
+tengo que preguntaros algunas cosas, que para mí son de mucho momento, y
+no dejéis de decírmelas si las sabéis, aunque no sea más que por esa
+entrañable afición que decís tenerme.
+
+--En esto no hablemos,--dijo desfalleciendo el familiar,--que prohibido
+me está, como os he dicho, de esto hablaros, ni aun pensar en ello, so
+pena de gravísimos castigos; pero no tratándose de esto, y siendo verdad
+que por la dura comisión que he traído entretener un tanto puedo el
+tiempo sin que a mala parte se eche, preguntadme lo que de mí saber
+queréis, que yo os responderé en verdad, porque yo nunca he mentido.
+
+--Habeisme dicho,--dijo doña Guiomar, en tanto que el señor Ginés de
+Sepúlveda otra vez se sentaba, quedando tan encogido como antes,--que la
+libertad del rapista tan presto como ha sido, no ha podido ser sin que
+en ello haya habido mucha mano.
+
+--Eso he dicho, señora,--contestó el familiar,--porque tengo la larga
+experiencia de que las cosas del Santo Oficio de la General Inquisición
+nunca fueron tan de prisa; pero no sabré deciros cuya sea la grande
+influencia que tal y tan extraña cosa he causado; y que no ha habido
+influjos de tal monta, que a ellos el Santo Oficio no haya podido
+negarse, no me lo digan a mi, que el mismo rapista en su insolencia me
+lo ha dado a entender, diciéndome:
+
+»--Pues qué, familiarcillo mezquino y simplote que tú eres, ¿creías tú
+que yo era un gusano así tan desamparado, que podías echar mano de él a
+tu placer y a horro, sin que el gato te se viniera a las barbas? Anda,
+anda, y buena pro te haga, que por el año de mi abuela, que yo no la
+conocí, ni sé quién fuese, que las has de pagar a ayunos y vahídos y
+hasta con las setenas: pues qué, ¿soy yo ahí una nonada, y no tengo yo
+aldabas a que agarrarme, y tales, que no digo yo de ti, sino de la
+mismísima Gorgona que de mí hiciera presa me librara? Anda, anda,
+menguadillo, bobalicón y mentecato, y atrévete otra vez a personas que,
+como yo, tanto valen.»
+
+--Hinchádole hubiera yo la cara a mogicones al tal rapista, y aun siendo
+mujer, si tal a decirme se atreviera,--exclamó doña Guiomar
+irritada;--que yo no sé para qué os ha hecho Dios hombre, señor Ginés de
+Sepúlveda; y cosas son estas más para vistas que para oídas, porque no
+viéndolas parecen imposibles.
+
+--Atado enviome a ese barbero el Santo Tribunal, por su mandato de ir a
+demandarle perdón de mi culpa; y el que perdón humilde pide, al tanto se
+está de la reprensión que le endilguen, y no puede hacer otra cosa que
+sufrirla, y sufrirla con paciencia, si el acto de humildad que se le
+manda ha de ser provechoso para su alma.
+
+--¿De manera,--dijo con impaciencia doña Guiomar, dando con el breve pie
+sobre la estera,--que vos no sabéis, ni aun sospecháis, quién sea el que
+su mucha mano ha interpuesto en favor del rapista, para con el Santo
+Oficio?
+
+--Ignorolo, señora, y aunque averiguarlo pudiese, guardaríame bien de
+ello; que cuando de esa persona que yo supongo tanto caso ha hecho el
+Santo Tribunal de la Fe, gran persona y respetabilísima debe ser ella.
+
+--Vaya,--dijo doña Guiomar de todo punto disgustada y mohína,--pues que
+de nada podéis servirme, señor Ginés de Sepúlveda, y estáis ahí inquieto
+y desasosegado como si asentareis sobre alfileres, idos en buen hora, y
+no os digo que cuando escapéis de vuestra penitencia podéis venir a
+visitarme como un buen amigo, porque se me antoja que mi casa ha de
+causaros espanto, por creerla lugar de perdición para vuestra alma.
+
+--En ella se queda la desventurada,--exclamó poniéndose de pie y dando
+un hipido el señor Ginés de Sepúlveda,--y ya, señora, que veis que de
+vos tan mal aventurado me aparto, y tan castigado y doliente, acordaos
+de mí en vuestras oraciones, que puede ser que Dios os oiga, y por
+vuestro ruego la paz del alma me vuelva que he perdido.
+
+Y haciendo un puchero, miró a través de sus lágrimas tan ansiosa y
+miserablemente a doña Guiomar, que ésta, no embargante los amargos
+cuidados en que estaba, sintió por él lástima.
+
+Fuese el familiar, y doña Guiomar quedose toda confusiones, toda
+temores, toda celos, toda amargura. Y así, ensimismada en sus
+pensamientos, y la bella color trocada, y el semblante grave y apenado,
+estúvose inmóvil una gran pieza, hasta que de improviso alzose, y sus
+ojos ardieron, y hacia el jardín se volvieron, que a él daban las
+ventanas de la sala, como si a través de las paredes ver hubiera querido
+lo que en el sombroso cenador del jardín pasaba, y hacia la puerta fuese
+rápida; y antes de que a ella llegara, abriose la mampara y apareció
+Florela, la fiel doncella, toda descompuesta y airada, y tan pálida, que
+un viviente cadáver parecía.
+
+--Malas noticias me traes, Florela,--dijo doña Guiomar;--en tu semblante
+las leo: habla, no tardes; ¿qué desdicha tan grande me sucede, que así,
+por la mucha lealtad que me tienes, te ha puesto?
+
+--Echáralos yo a palos de lacayos, si señora y no criada fuese, a esos
+desvergonzados, ingratos y mal nacidos; y poco castigo sería, que su
+bajeza y su atrevimiento bien merecen la muerte.
+
+De ella fueron las agonías que, en oyendo esto a Florela, sintió doña
+Guiomar, y tales, que por algún tiempo, aunque quiso hablar no pudo; que
+harto claro vio su desdicha en las razones de Florela; pero como el
+alma, cuando prueba la amargura, de ella parece hambrienta y más busca
+desesperada, doña Guiomar hizo que Florela la contase punto por punto
+cuanto había visto y oído; y ella no fue escasa, que a su señora dijo
+mucho más de lo que hubiera querido saber, y de una manera tan clara,
+que no pudo caberla duda de que Miguel de Cervantes a Margarita había
+empeñado su corazón y su honra.
+
+Reprimiose, sin embargo, doña Guiomar, dominó su corazón, contuvo las
+lágrimas que a los ojos se la salían, serenose, y dijo a Florela:
+
+--Y bien mirado, ¿qué es de todo esto lo que a mí me importa? A tiempo
+he sido desengañada; de ello me alegro; allá ellos; con su pan se lo
+coman, que no ha de faltarme a mí marido, y bueno, si alguna vez lo
+quisiese; y encárgote, Florela, que acerca de esto guardes un grande
+secreto, o que más bien lo que sabes olvides; esta es la mejor manera de
+que el secreto se guarde.
+
+Callose en diciendo esto doña Guiomar, y quedose tan tranquila y tan
+conforme en la apariencia, que Florela, aunque no era lerda, se engañó y
+creyó que a su ama la iba muy poco en la infidelidad de su amante, y
+alegrose, porque la fiel muchacha amaba grandemente a su señora.
+
+Enviola esta a sus quehaceres, y acabando de componer su semblante, y
+resuelta a no dar ni el más leve indicio de saber lo que sucedía,
+encaminose al jardín, en el que apareció, y poco después en el cenador,
+sombroso teatro de su mala fortuna, de tal manera tranquila y al parecer
+contenta, que Cervantes se alegró y Margarita perdió el miedo que la
+había acometido al sentir los pasos de doña Guiomar.
+
+
+
+
+XVII
+
+De como Miguel de Cervantes supo lo que le bastó para meterse en
+una aventura de más empeño que la más atrevida en que osó meterse
+cualquiera de los Doce Pares.
+
+
+--Ruegoos, amigos míos,--dijo doña Guiomar,--me perdonéis si tan largo
+rato he estado apartada de vosotros, que gran causa ha habido para ello.
+
+Y refirioles a seguida lo que el familiar de la Inquisición había ido a
+decirla.
+
+Alborotose Cervantes, y juró que él había de desollar al rapista y poner
+de claro en claro quien el que por él con la Inquisición había
+intercedido fuese, aunque él lo sospechaba ya; y para salir de sospechas
+pidió a doña Guiomar licencia para salir, prometiendo que con la
+noticia de lo que averiguase volvería; con lo qué por el postigo del
+jardín, que la misma doña Guiomar abrió, saliose, y doña Guiomar quedose
+con Margarita, mostrándose para ella tan buena y cariñosa, como negras y
+envenenadas tenía contra ella las entrañas; y con el dolor que Margarita
+decía sentir por la reciente muerte de su madre, disimulaba las ansias y
+las congojas que por aquel su amor, que ya esposa de Miguel de Cervantes
+la hacía, la atormentaban; espantábanla los recelos, y viendo tan
+enamorada de Cervantes, y de tanto valer a doña Guiomar, temía que una
+vez poseedor de ella Cervantes, la posesión de la hermosísima viuda no
+perdonase, y que siendo ella pobre y la otra rica, y desventurada ella y
+dichosa la otra, con la otra se casase, dejándola a ella para que
+muriese desesperada.
+
+Encubría su negro odio a Margarita doña Guiomar, y consolábala y
+acariciábala, como si hubiera creído que sólo por la muerte de su madre
+era el dolor y la congoja, cuyas muestras no podía ocultar Margarita.
+
+En tanto, Cervantes encaminábase al próximo bodegón de la tía
+_Zarandaja_. El sol se había puesto, caía la tarde; paseaban por las
+calles galanes y soldados, haciendo señuelos a sus enamoradas; los
+menestrales dejaban sus trabajos, y se iban cerrando comercios y
+tiendas. En aquellos tiempos se trabajaba de día y se descansaba y se
+dormía de noche, salvos los rondadores y la gente maleante, que lo
+hacían al revés.
+
+Encontró Cervantes a la ilustre tía _Zarandaja_ apercibiéndose a cerrar
+su bodegón, que según las ordenanzas, estos tales a la oración se
+cerraban. Dio entrada con mil amores la vieja al gallardo soldado, y
+cerrando la puerta, díjole:
+
+--Ya me temía que no vinierais, y sentíalo, porque en verdad, que muchas
+y muy importantes cosas que decir a vuestra merced tengo.
+
+--Pues desembuche, buena madre,--dijo Cervantes,--que aquí hay lugar
+donde quepa todo lo que en él entre; y no os abro el apetito regalándoos
+alguna cosilla que os dé contento, porque pobre ando, y tal, que por
+Dios que me dejaría ahorcar por dos reales.
+
+--El que a buen árbol se arrima,--contestó la tía _Zarandaja_,--buena
+sombra le cobija, y de manzanas de oro, y aun con aditamentos de
+diamantes, es aquel bajo cuyas frondosas y frescas ramas os habéis
+puesto.
+
+--Ya me tarda el oíros, buena madre,--dijo Cervantes;--que grandes cosas
+y de mucho provecho han de ser, a lo que me parece, las que tenéis que
+decirme.
+
+Púsose en esto la vieja en los labios un dedo como imponiendo silencio a
+Cervantes, que a la puerta habían llamado, y con prisa; y llevole a
+aquel cuartucho que a lo último del bodegón estaba, como se dijo, y
+encerrole, y fuese a abrir la puerta de la calle, y hallose con que era
+el señor _Viváis-mil-años_, que venía a su casa.
+
+Entró el rapista tan mudado de la fisonomía que otras veces tenía, que
+no le conoció la tía _Zarandaja_.
+
+Venía entre satisfecho y soberbio, y descontento y mohíno.
+
+--¿Y dónde habéis estado, señor _Viváis-mil-años_,--le preguntó la
+vieja,--que hoy no se os ha visto el pelo?
+
+--En ayunas vengo, y en ayunas desde anoche, tía _Zarandaja_,--dijo el
+rapista,--salvo dos onzas de queso y un panecillo que compré esta mañana
+en una tienda, cuando salía de allí, adonde picardías de un mal
+familiar, que ya está bien castigado, me llevaron; y venga, venga, tía
+_Zarandaja_, la uña de vaca con habas y morcilla, que voy a comerla con
+el mismo gusto que si no hubiera comido en mil años.
+
+--Dejadme primero que cierre, que con la alegría de veros, de cerrar la
+puerta me he olvidado; y con que pase un alguacil y lo vea, multa
+tendremos, y no estamos para esos lujos, que los tiempos andan muy
+magros.
+
+Y la tía _Zarandaja_ cerró, y fuese luego a su marmita con una escudilla
+de cobre, ancha y honda, que llenó de gazofia, yendo a ponerla, con un
+buen pan blanco, a lo que añadió un mediano jarro lleno de vino, delante
+del señor _Viváis-mil-años_.
+
+Aplicose éste a la uña y a las habas como si hiciera un siglo que no
+había comido, y la tía _Zarandaja_, que estaba sentada de media anqueta
+a un extremo de la mesa, esperó en vano a que el rapista la hablase..
+
+Comía, bebía y callaba _Viváis-mil-años_; pero gesticulaba y guiñaba los
+ojos alternativamente como hablando consigo mismo, todo lo cual metía
+mucho más en curiosidad a la tía _Zarandaja_, que como había visto lo
+que doña Guiomar favorecía y lo mucho que amaba a aquel soldado que
+tenía encerrado, por favorecer sus amores esperaba mucha cosa.
+
+Tenía la tía _Zarandaja_ sus motivos para que la importase en gran
+manera por doña Guiomar y por Cervantes lo que el señor
+_Viváis-mil-años_ la dijese, porque el rapista y ella habían hablado
+mucho de un cierto señor que andaba sin seso y casi convertido en alma
+en pena por la hermosísima viuda.
+
+Miguel de Cervantes escuchaba ávido, con el oído pegado al ojo de la
+cerradura; que habíale puesto en cuidado lo que le había prevenido,
+haciéndole callar, cuando llamaron a la puerta, y escondiéndole después,
+la tía _Zarandaja_.
+
+Pero no oía otra cosa más que el recio mascar del rapista, que era tal
+como el de un cerdo, con perdón sea dicho.
+
+No se sabe si el señor _Viváis-mil-años_ había guardado silencio a causa
+de su apetito, y por aquello de que oveja que bala bocado pierde, o si
+había dudado en lo que tenía que decir a la tía _Zarandaja_, porque
+cuando ya la escudilla, o más bien lo que contenía, que no era poco,
+había quedado reducido a la mitad, y bebido el primer jarro de vino,
+limpiándose la boca con el revés de la mano, dijo:
+
+--En un aprieto me hallo, y tal, mi buena tía _Zarandaja_, que de él no
+puedo salir, porque si no hago lo que de mí se quiere, en peligro me
+hallo de que me tornen allí de donde me han sacado; y os aseguro que no
+ha sido sitio de gusto; que en una mazmorra de la Inquisición me han
+tenido, y aunque de hierros no me han cargado, con el recelo de lo que
+pudiera sobrevenirme la mitad de las carnes he perdido. Sacome de allí,
+horro y sin costas, un bienhechor; pero diciéndome antes de sacarme, que
+si no le servia en lo que él había menester, volvería a meterme, y mía
+sería la culpa de lo que me sucediese. Prometí yo, que el prometer no
+cuesta, y tanto como me pidieron; que cuando en tales aprietos se
+encuentra un cristiano, para salir de ellos no mira en pelillos, ni aun
+en cabelleras, aunque sean más grandes que aquella del filisteo Samson.
+
+--Mirad, señor _Viváis-mil-años_, que el Divino Nazareno Samson no fue
+filisteo, sino el destruidor de ellos por la voluntad de Dios.
+
+--Dios me destruya si sé lo que me digo, tía _Zarandaja_,--contestó el
+señor _Viváis-mil-años_;--que este oficio nuestro que traemos tiene
+tales quiebras, que a veces nos vemos quebrados por el espinazo; y si yo
+hago lo que ese señor quiere, en tratos y comercio, que no me tienen
+cuenta puedo verme con la justicia ordinaria; y si no lo hago, es tal
+ese señor y tan poderoso, que como de la Inquisición me sacó, puede
+meterme otra vez en ella, donde yo me pierda y no vuelva a saberse de
+mí; que tal vez me empareden o me entierren vivo. De suerte que, entre
+la Inquisición y la horca, no sé qué haga, ni qué deje de hacer, ni por
+dónde tire.
+
+--¿Y quién es ese tal y tan poderoso señor que en tales preñeces sin
+salida os mete, señor _Viváis-mil-años_?
+
+--¿Pues quién ha de ser, tía _Zarandaja_, más que el capitán don
+Baltasar de Peralta, que Dios confunda, que cada vez más empeñado por
+esa doña Guiomar de mis culpas, y celoso, y con más furia que una
+rabiosa pantera hircana por lo de la música anoche, y porque doña
+Guiomar salió a sus miradores a oírla, empeñado está en acabar de una
+vez, y en meterle todo a barato, y a salga lo que saliere, aunque lo que
+hubiera de salir fuese la destrucción y acabamiento del mundo? Y habéis
+de saber, que lo que ese caballero, (maldígale Dios) quiere, no es menos
+que meterse esta noche, cuando sea de ella la mitad por filo, en el
+jardín de doña Guiomar por las tapias de mi corralejo.
+
+Se le volvió el alma de arriba abajo a Miguel de Cervantes, y temblaba
+de cólera, y al mismo tiempo se le alegraba el corazón, porque oyendo
+estaba que se le venía a las manos la mejor manera que podía haber
+deseado de castigar a don Baltasar de Peralta y libertar de él a su
+adorada y ya imposible doña Guiomar.
+
+Continuado había con su plática entretanto _Viváis-mil-años_, y había
+dicho:
+
+--Que yo he de servir, mal que me pese, a don Baltasar de Peralta,
+veislo harto claro, tía _Zarandaja_; que en casa de la maldita viuda
+quiere meterse a la media noche, ya os lo he dicho; y aun pudiera
+sufrirse si en entrar solo y por mí guiado, consintiese, que todo ello
+sería que, o empeñaría la honra de doña Guiomar, por la violencia de su
+pasión atropellada, o ella se defendería y gritaría, y acudirían sus
+criados, lo cual, habiéndome yo escurrido a tiempo, nada me importaría,
+y él vería cómo salía del empeño en que se había metido. Pero es el caso
+que don Baltasar se ha puesto en todo, y con gente dura y resuelta en
+casa de doña Guiomar meterse quiere, cosa que puede salir de tal manera
+y con una tal tormenta, que el agua llegue a las nubes.
+
+--¿Y a cuento de qué me habéis manifestado todas esas cosas, señor
+_Viváis-mil-años?_--dijo la tía _Zarandaja_.
+
+--A cuento de que vos podéis sacarme del aprieto en que me hallo.
+
+--¿Y cómo, si os place, de tal aprieto he de sacaros yo?--dijo, poniendo
+muy mal gesto al rapista, la tía _Zarandaja_.--Ya que vos estáis
+perdido, ¿queréis que yo me pierda también? ¿Y estas son las buenas
+correspondencias de nuestra amistad? Pues de amigos como vos, Dios me
+libre, y que yo no los vea jamás sino descuartizados.
+
+--Dios os lo pague por la buena voluntad, que me tenéis, que cuando a
+vos vengo a ampararme, porque ya me considero ahorcado, vos me tiráis de
+los pies. Y no a que perdáis vengo yo, tía _Zarandaja_, sino a que
+ganéis la mitad de mil ducados, que porque le sirva me ha dado don
+Baltasar de Peralta. Y vedlos aquí en buenos doblones de a ocho de los
+del cuño del emperador.
+
+Y el señor _Viváis-mil-años_ sacó una bolsa de malla de seda verde, con
+ricos pasadores de oro, y tan repleta, que casi reventaba.
+
+--La mitad voy a contaros,--continuó _Viváis-mil-años_, corriendo los
+pasadores de la bolsa y echando fuera con tiento los doblones para que
+no sonaran,--y así no podréis decirme, si os perdéis, que os perdéis
+por mi provecho y no por el vuestro. Y sabed, tía _Zarandaja_, que esta
+buena hacienda que tomáis, nada tiene que ver con lo que haya de pagarse
+a los bravos que con don Baltasar de Peralta, para resguardarle y
+asegurarle el golpe, hayan de entrar casa de la hermosa viuda; ni
+tampoco lo que haya de darse a los que con una silla de mano esperarán
+en mi corral para meter en ella a doña Guiomar, tapada la boca y atada;
+y porque vos busquéis a esa buena gente, que vos tenéis más
+conocimientos que yo, que no conozco más que pelones y personas de
+nonada, muy buenos para bravear de lengua y sin valor alguno para llegar
+a los hechos, estas riquezas os doy; que bien sé yo que una docena de
+hombres de alma y puños que se necesitan, los encontraréis vos a medio
+rodeo; y contando ya con que los buscaréis, porque veo que os vais
+guardando estos bendecidos doblones, os digo que no andéis escasa en
+prometerles, y con lo que pidieren por su pena y el peligro en que van a
+ponerse, a mi casa andad y se os dará lo que fuere menester; y no
+reposemos, que las noches son cortas, y las doce se echan encima en
+seguida. Así pues, decidme lo que os parezca, y si os pareciere no hacer
+lo que se os pide, tornadme esos doblones e ireme yo a otra parte en
+donde mejor dispuestos estén a ayudarme.
+
+El alma hubiera dado antes la tía _Zarandaja_ que los doblones, que ya
+había sepultado en la honda faltriquera que llevaba debajo de la saya.
+
+Así es que dijo:
+
+--Hablando, las gentes se entienden; y cuanto más honradas son, mejor.
+Id y en paz y contento, señor _Viváis-mil-años_, que dentro de media
+hora en vuestra casa me tendréis con la razón de lo que sea, y que será
+tal, que bien descontentadizo habréis de ser para no contentaros.
+
+Acabose de beber su vino el señor _Viváis-mil-años_, despidiose de la
+tía _Zarandaja_, echole esta afuera, cerró la puerta de la calle y fuese
+a abrir la del aposentillo en que Cervantes toda la conversación que
+acababa de pasar había escuchado.
+
+Estaba nuestro mozo pálido de cólera, y a duras penas se contenía.
+
+Y tan feroz miraba, que de miedo, se echó a temblar la tía _Zarandaja_,
+y por satisfacerle, y temiendo no empezase por ella con algo que no muy
+del gusto de ella fuese, se apresuró a decirle:
+
+--Pues que yo no puse punto en boca al señor _Viváis-mil-años_ cuando en
+tales honduras se metía, claro os he dado, señor mío, a entender, que mi
+intento era que todo lo supieseis; y si todo lo habéis oído, vos diréis
+lo que haya de hacerse, que a vuestro mandato me pongo, y estos dineros
+que el señor _Viváis-mil-años_ me ha dejado, dispuesta estoy a
+entregaros.
+
+--Guardadlos, tía _Zarandaja_, que pocos son, y una mínima parte
+comparados con lo que doña Guiomar os dará cuando sepa de qué manera la
+habéis servido.
+
+--Venga ahora el mandato de lo que quisiereis,--dijo la tía _Zarandaja_.
+
+--Pues dígoos,--respondió Cervantes,--que hagáis como si yo nada supiera
+y como si quisierais servir a ese don Baltasar de Peralta.
+
+--Ved lo que hacéis, o más bien lo que pensáis hacer, señor
+soldado,--dijo la tía _Zarandaja_, mirando con asombro a Cervantes;--que
+en una temeridad tal podíais dar, que os cueste cara; que no querría yo
+que a un mozo tal como vos, que sois un pino de oro, y tan amado por una
+tal y tan rica hembra de la hermosura como doña Guiomar, le aconteciese
+una desgracia; que no me consolaría de ella en todos los días de mi
+vida.
+
+--Nada se os dé por eso,--dijo Cervantes,--y dejad a cada cual que allá
+vaya adonde le parezca bien ir, y haced vos lo que os he dicho, que así
+conviene que sea. Y sin más, quedaos con Dios y hasta la vista, que no
+será sino para premiaros largamente por lo bien que nos habréis servido.
+
+Y como la tía _Zarandaja_ quisiese replicar, impúsola Cervantes
+silencio, mandola abriese la puerta, saliose, y de allí a gran paso
+fuese a casa de doña Guiomar, y allegándose al postigo del jardín llamó,
+y abrió Florela, que harto cuidadosa por la gravedad de los sucesos que
+habían sobrevenido, por allí andaba esperando.
+
+
+
+
+XVIII
+
+De como puede enamorarse una mujer hasta el punto de morir de amor.
+
+
+--¡Ay, señor mío de mi alma!--dijo Florela,--¡que no sabéis lo que
+sucede!
+
+El alma tenía en un hilo Miguel de Cervantes, y sobresaltado por las
+palabras que acababa de decirle Florela, preguntola con la voz no muy
+firme:
+
+--¿Pues qué puede suceder en esta casa que sea una desgracia, como
+parece manifestármelo las palabras que me habéis dicho y vuestro
+espantado acento?
+
+Echósele de rodillas a los pies Florela, y díjole:
+
+--Vuestro perdón os pido, que yo, por la lealtad que a mi señora tengo,
+y por el mucho amor que veo que mi señora os tiene, que aunque no lo
+confiesa, harto claro con las acciones exteriores muestra, he sido la
+causa de la desdicha que acontece.
+
+--Hablad presto, Florela,--exclamó Cervantes levantándola,--que oyendo
+lo que me decís, estoy suspenso y sin vida.
+
+--¡Ay señor!--dijo Florela,--que yo, cuando mi ama se fue a la visita de
+ese familiar, que Dios confunda, que a buscarla vino, entre la espesura
+del cenador acechando quedeme, y oí lo que con doña Margarita
+hablasteis, y vi que vuestra la hicisteis; y como tanta es, ya os lo
+dije, la lealtad que a mi señora tengo y el agradecimiento a que ella me
+obliga por el amor que me tiene, sabedora de todo la hice.
+
+Alegrádose hubiera Cervantes si en aquel momento hubiérase abierto bajo
+sus pies la tierra.
+
+--Buena y valiente es mi señora,--dijo Florela gimiendo;--que su dolor
+ha vencido, su semblante ha compuesto, con vos y con doña Margarita ha
+hablado como si no la hubiese aguijado el impío dolor que la mordía las
+entrañas; solícita y amiga con doña Margarita se ha mostrado después de
+que vos os partisteis, y ella misma en su mismo aposento y en su mismo
+lecho la ha recogido, y luego se ha ido a aquella cámara donde vos a
+ella anoche os aparecisteis, y no pudiendo más, allí una congoja tras
+otra la ha acometido. Y como yo quisiese salir a enviar por
+médico,--«no llames a nadie, Florela, me ha dicho, que no quiero que
+nadie vea el triste espectáculo del dolor que en mí causa la no esperada
+y tirana desventura mía; y llévame a tu lecho, amiga Florela, mientras
+que pasa esta cruel fuerza del dolor que me acaba.»
+
+--¡Oh! ¡en mal hora nacido yo,--exclamó Miguel de Cervantes,--que por
+donde quiera que voy, siguiéndome va como inseparable compañera la
+desventura! ¡Oh dichas entrevistas y con alegría de amor en esperanzas
+gozadas, y antes de ser tocadas, desvanecidas e imposibles!
+
+--Por imposible debéis tenerla,--dijo llorando y acongojada Florela;--y
+no es vuestra la desventura, que así os hiere a vos como a mi señora,
+sino de mi señora, que para ser desventurada ha nacido, y tan sin
+merecerlo, que en ella la hermosura, con ser tan grande, es lo menos, y
+más la hermosura es de su alma; que Dios ha hecho para la nobleza, para
+la honestidad y para la virtud. Y no hay que pensar en el remedio de lo
+que ha sucedido, que no le tiene; que mi señora no cesará hasta que
+casado os vea con doña Margarita, y veros casado con ella, para ella
+será la muerte; que no podrá resistir al desesperado dolor de sus amores
+malogrados; que aunque yo no entienda cómo tan presto han llegado a
+pasión mortal estos amores malhadados, tales son para mi señora, que
+mataranla perdidos y sin esperanza de ser logrados.
+
+--Sea lo que Dios quisiere,--dijo Cervantes,--y si con mi vida rescatar
+yo pudiera el corazón de vuestra señora, que sin tan yo merecerlo ni
+esperarlo, por mis amores está cautivo, con gusto la daría y mil que
+tuviera.
+
+--Dos desgracias serían, que no creáis que mi desventurada señora pueda
+sobrevivir mucho a lo cruel de su desengaño: ella creía viendo lo que en
+vos veía, y cómo en sus ojos de amor agonizabais, que otra mujer que
+ella para vos no había en el mundo, ni otra gloria que la de Dios que
+sobrepujar pudiera en bienandanza a la gloria que vos gozabais enamorado
+por ella; y es tal y de tal manera la agonía que a mi señora atormenta y
+mata, que llamar ha mandado a un escribano, que hacer testamento quiere.
+
+Perplejo más y más se encontraba Cervantes, que en aquella ocasión no
+imaginada, ni él se atrevía a ponerse ante doña Guiomar, ni podía
+hacerlo, ni había para qué hacerlo; que lo hecho hecho estaba, ni otro
+medio encontraba que casarse con Margarita, y por esto su vista con doña
+Guiomar no sólo no podía ser, sino que ni aun debía pensarse en ello.
+
+Salirse de la casa en aquel punto y enviar al otro día un su amigo, o
+más bien un sacerdote, que su casamiento con Margarita tratase, ser no
+podía, porque de esta manera quedaría abandonada a los malos intentos de
+su tenaz perseguidor doña Guiomar.
+
+Y advertir de lo que pasaba a Florela, era llevar más el espanto y la
+perturbación a aquella casa, y mostrarse cobarde huyendo el bulto al
+peligro, después de haberse mostrado veleidoso, cuando no libertino, mal
+apreciador y temerario de la valía de doña Guiomar; pues permanecer en
+aquella casa a cuya dueña había entregado al dolor y a la desesperación,
+también era cosa recia.
+
+Amparose, pues, de Florela, y la dijo:
+
+--De todo lo que puede hacerse después de hecho el mal que me obliga a
+descontentarme de haber nacido, lo mejor que puede hacerse es dejar
+venir el tiempo; que puede ser que milagrosamente Dios nos abra camino
+por donde salir podamos a un punto no tan desesperado como en el que
+ahora nos vemos. Y así pues, llevadme a un aposento donde yo quede,
+hasta que mañana veamos dónde esta desesperada aventura nos lleva; que
+bien podrá ser que durante la noche doña Guiomar se aconseje con su
+alma, y a algo muy diferente de lo que hoy piensa se determine, o tal
+vez se desengañe y se cure, quedando yo el solo enfermo y el solo
+desesperado. Y pluguiera a Dios que así aviniera y que para mí solo
+fuese la desgracia.
+
+--¡Ay, señor mío!--dijo Florela,--que muerta estoy de espanto; que tal
+está mi señora, que aunque ello parezca increíble, a mañana no llega;
+que bien conocéis vos el corazón que tiene, y cuánto y con cuánto amor
+de vos se ha llenado, y tal es así, que, al quedarse vacío, con la
+muerte se llenará. Pero sea lo que vos decís. Venid, que en un aposento
+que hay entre el de mi señora y el mío voy a colocaros, sin que ella lo
+sepa; y así, si algo sobreviniere por lo que sea necesario acudáis a
+ayudarme, estaréis a punto.
+
+Y con esto la fiel doncella condujo a un aposento del piso alto a Miguel
+de Cervantes, y allí dejole más muerto que vivo, con el alma turbada, y
+de tal manera, que a veces le parecía un sueño la realidad que tan dura
+y cruel se le mostraba.
+
+
+
+
+XIX
+
+De como enloquecido Cervantes por el amor, creyó que la mano de
+Dios le apartaba de los efectos de su locura.
+
+
+Por algún tiempo estuvo Cervantes sin poder darse cuenta de si era
+persona de este mundo o alma del otro, abatido por la misma grandeza y
+pesadumbre de lo que le acontecía.
+
+Acometíale a veces el torcido propósito de salirse de aquel aposento y
+entrarse en el de doña Guiomar, y abandonando a Margarita, prometerse a
+doña Guiomar, empujándola con el encanto de la palabra y la fuerza del
+amor y de las lágrimas, a que a sus amores cediese, y en ellos se
+perdiese y enloqueciese, y su esposa fuese; que ampararse podía a
+Margarita y hacerla rica, y por la pingüe dote encontrarla marido.
+
+Pero si el bueno puede caer en la tentación del mal, su misma bondad de
+ella le obliga a apartarse avergonzado; que si bien la fuerza del amor
+puede enloquecer a las mujeres, y en efecto, con suma frecuencia las
+enloquece, nunca el crimen cometido deja de volver sobre la conciencia,
+y morderla y despedazarla, haciendo imposible toda felicidad y contento,
+que si Cervantes pensaba que en algunas horas no podía Margarita haberse
+empeñado por él en un amor tal, que por él la vida se le hiciese odiosa,
+pensaba también que no hacía mucho más tiempo que sus amores con doña
+Guiomar duraban, y atendiendo a la realidad, ningún empeño de honra con
+doña Guiomar tenía, en tanto que en la mayor deuda de honra en que un
+hombre puede hallarse con una mujer, lo estaba por Margarita. Otrosí,
+abogaban a voces por Margarita su miserable fortuna, su orfandad y su
+abandono, en tanto que la riquísima doña Guiomar otra desgracia más que
+la del amor no tenía, y podría suceder muy bien que de ella se
+consolase, y todo al fin se redujese a contrariedad y despecho, que el
+tiempo iría gastando, hasta que al fin aquello no fuese para ella más
+que un enojoso recuerdo.
+
+Pensando en que esto podría suceder muy bien, sacaba en claro Cervantes,
+que él quedaría el único dolorido y el único desesperado; que al perder
+la esperanza de gozar a doña Guiomar, y cuanto para él doña Guiomar
+valía, había conocido cuánto la amaba, y cuán con exclusión de toda
+otra mujer.
+
+Y esta misma certidumbre de lo imposible de su amor, de tal manera
+sublimaba el alma y el cuerpo de doña Guiomar para Cervantes, que le
+parecía que si Dios para consolarle hiciera bajar un ángel del cielo, no
+había de parecerle tan hermoso en cuerpo y en alma como doña Guiomar;
+que hermosa era de cuerpo y de alma Margarita, ¿cómo dudarlo? pero con
+ser ya suya, y sin el encanto de lo imposible, puesta como un
+impedimento entre Cervantes y doña Guiomar, hacíase para Cervantes
+enojosa y casi aborrecible, y aborrecía la hora en que con aquel
+miserable entierro se encontró, y aun con más ahínco maldecía la
+compasión que a irse tras el entierro moviole, llevándole a punto en que
+conoció a Margarita.
+
+Todo era confusiones y vacilaciones, y tentaciones y arrepentimientos
+Cervantes, y dar en una idea, y dejarla para dar en otra, y de aquella
+otra volver a la misma idea.
+
+Y como, aunque era noble y altivo, no era santo, y de tal manera le
+apretaban el amor y el deseo por doña Guiomar, y hasta tal punto doña
+Guiomar iba acreciendo para él en lo preciosa e incomparable, ganándole
+la fiebre, apoderándose de su pensamiento la locura, atormentado ya de
+tal manera por las ansias que le acongojaban que resistirlas no pudo,
+como si una potencia invencible de él hubiese tirado y atraídole a doña
+Guiomar, con las vascas casi mortales de su pasión, determinose; y
+diciéndose que su vida era doña Guiomar y que Dios hiciese lo que fuese
+servido de Margarita, levantose del sillón en que había permanecido
+inmóvil desde que en aquel aposento le había dejado Florela; y
+acercándose quedo a la puerta, abriola silenciosamente, y en un corredor
+oscuro se encontró, y sin saber adónde había de dirigirse para dar con
+el aposento de Florela, en que doña Guiomar estaba; que aunque Florela
+le había dicho que entre el suyo y el de su señora estaba el aposento a
+que le había llevado, no sabía a cuál lado estuviese el de doña Guiomar
+o el de Florela, si a la derecha o a la izquierda.
+
+Pero como Cervantes se había decidido a satisfacer los gustos de su
+amor, y cuando tomaba una resolución se mantenía firme en ella, y una
+vez resuelto el encanto de doña Guiomar para él crecía, determinose a
+reconocer las dos puertas de la derecha y de la izquierda, escuchar, y
+ver si por algún indicio sacaba cuál el aposento en que doña Guiomar
+estaba fuese.
+
+Así es, que estando a la puerta misma de su aposento, a la izquierda
+volviose, y palpando la pared, adelantó hasta tocar una mampara de seda,
+y tan rica, que ella le demostró que no al aposento de la doncella debía
+dar entrada una tal manpara, sino al de doña Guiomar.
+
+Y turbose, y pareciole que Dios, viéndole en aquel mal paso en que,
+olvidado de su obligación y de la grande y sagrada deuda que con
+Margarita le había empeñado, le llevaba a aquella habitación de doña
+Guiomar, en que él sabía que Margarita estaba, como diciéndole: «Este es
+tu camino; no el de tus gustos, que tan desatentadamente buscabas para
+perderte.»
+
+Y como este pensamiento agobiase a Cervantes, y le turbase y le
+aniquilase, como si hubiese sentido sobre sí la justiciera y al par
+misericordiosa mano de Dios, vaciló, y con la mampara dio, y causó
+ruido; y a aquel ruido sucedió inmediatamente el ladrar de un perro
+dentro de la estancia, y el ladrar con toda la fuerza y la saña que su
+vejez le permitían, porque aquel perro era el triste compañero que a
+Margarita había seguido.
+
+Aturdiose más y más Cervantes, más y más se acongojó, más y más el miedo
+de la justicia de Dios acometiole, y trémulo, y cobarde, hacia el
+aposento que había dejado tornose.
+
+En aquel punto oyose una puerta que violentamente se abría.
+
+El perro continuaba ladrando, y de improviso una mano helada asió una
+mano de Cervantes, y llevósele.
+
+Pero lo que aconteció requiere capítulo aparte.
+
+
+
+
+XX
+
+De la horrenda tragedia con que se encontró sorprendido y espantado
+Miguel de Cervantes.
+
+
+Cuando los nublados ojos de Cervantes recobraron su claridad, hallose en
+un aposento, no muy grande, teniendo ante sí a doña Guiomar, que pálido
+el bello semblante, ardiendo los celestes ojos, demudada toda,
+descompuesto el traje, le miraba con una tan no vista pasión y
+sentimiento, que no una mujer creyó tener delante de sí Cervantes, sino
+algo sobrenatural y nunca imaginado.
+
+Tal parecía doña Guiomar, que todo encarecimiento sería poco para decir
+de qué manera ardían sus ojos amenazando muerte, manifestando congojas,
+diciendo desesperados cuanto la rabia, y el despecho, y el dolor, y la
+agonía, todo junto, y la soberbia, y el espanto, pueden decirse con el
+lenguaje de la mirada.
+
+Afeábase su hermosura por lo desencajado y lo amarillo del semblante, y
+estaba, en fin, tal, que todo había que temerlo de ella, ya contra sí se
+volviese, ya contra los que eran la causa de aquella desventura horrible
+en que se encontraba.
+
+Por algún tiempo, doña Guiomar estuvo mirando con todo este dolor, con
+toda esta rabia, con toda esta amenaza, con toda esta descomposición,
+con toda esta desesperación, con toda esta pasión que se ha dicho, a
+Cervantes, que al verla de tal modo, encontrándose ante ella abrumado
+por la culpa, habría querido que la tierra se hubiese abierto bajo sus
+pies y le hubiese ocultado.
+
+Y ella continuaba asiéndole, trémula, ansiosa, fuera de sí, mortal; y
+Cervantes sentía el temblor y la fuerza de la delicada mano de doña
+Guiomar, mano fría, helada, que comunicaba su hielo a la sangre de
+Cervantes.
+
+--Pues, enemigo cruel de mi sosiego y de mi alma,--dijo doña
+Guiomar,--que más rudo enemigo que tú ni le he tenido, ni le tengo, ni
+tenerle puedo, ni hay criatura que en las impiedades de tal enemistad
+como la tuya caiga, ¿en qué te detienes? ¿qué aguardas? ¿qué miras? ¿qué
+dudas, que ya tu tiranía no ejercitas y a todo te atreves, y no mirando
+más que a tus gustos, por todo no atropellas? Sea lo que Dios quisiere
+de esta desventurada, que no sabía hasta qué punto de nadie conocido
+podía llegar su desventura. Pues qué, ¿no te basta haber envuelto en las
+malas redes de tus palabras traidoras, de tus engaños homicidas, a una
+triste que has encontrado en el mayor de los desconsuelos y en la más
+miserable de las orfandades? Continúa tu obra, lobo carnicero y sin
+entrañas; hiere, mata, devora, cébate en tu presa, y no te acuerdes de
+que hay un Dios que ha puesto en las criaturas eso que tú no conoces;
+pero que un día traerá sobre ti el remordimiento, tu infierno en la
+vida, el castigo de Dios antes que mueras, y que se llama conciencia.
+
+Y de tal manera se había acongojado doña Guiomar, expresando, arrastrada
+por la fuerza increíble de su pasión, sus atropellados razonamientos,
+que no pudo decir ni una palabra más, porque la sobrevino una tal
+congoja, que la enmudeció.
+
+Y no sabía Cervantes qué decir, que ella lo sabía todo.
+
+Y si la decía, como era cierto, que él, desesperado, conocía que las
+obligaciones en que se había puesto con Margarita no habían sido parte
+para vencer en su alma aquel entrañable y violento amor que ya era dueño
+de su alma cuando a Margarita conoció, y que sólo la locura de sus
+turbulentos deseos había podido ponerle en obligaciones de honra paca
+con ella, ocasión daría a doña Guiomar para que le despreciase y se
+sintiese avergonzada por aquel su amor, tan mal empleado en un indigno
+sujeto.
+
+Ni podía decirla que por Florela sabía que Margarita estaba aposentada
+en la misma alcoba de doña Guiomar, porque no sabía cómo disculpar su
+ida secreta, amparándose del silencio de la noche y de la soledad de la
+casa, para ir a buscar a la que ya debía tener como su esposa.
+
+Esto hubiera sido la confesión de su menosprecio a la casa de la que,
+tan generosamente, primero le había amparado a él, y luego a Margarita.
+
+En malos pasos habíase metido en aquella ocasión Cervantes. Por agria,
+torcida y difícil senda había tomado.
+
+En empeño gravísimo se encontraba, y en la falta en que últimamente le
+había encontrado doña Guiomar no había disculpa, y aunque una falsa
+disculpa hubiese podido encontrar, su turbación y su espanto no le
+permitían hallarla.
+
+Pero como todo el amor que en él había era de doña Guiomar, y este amor,
+al ser combatido tan duramente y tan sin remedio por la desatentada
+conducta suya para con Margarita, hubiese llegado a la pasión que en
+nada se para, que a todo se arroja, cuando se hubo calmado aquel primer
+espanto y sorpresa, y el anonadamiento y vergüenza que le habían
+cogido, Cervantes se determinó a manifestar lo que en él pasaba a doña
+Guiomar, y viéndola toda entregada a aquel amor tan grande, que parecía
+no consentir igual sobre la tierra, prevalerse de él imaginó y lanzarla
+en el desvarío de la pasión, haciéndola olvidarse de toda virtud, de
+todo deber, de todo decoro, y compelerla a que con él se casase y a
+Margarita satisfaciese con dinero; y si esto no bastase, fuese lo que
+Dios quisiese de ella.
+
+Quiso, pues, llevar a doña Guiomar a que se sentase en un canapé que en
+el aposento había, y con voz dulce, y tentadora, y acariciadora, y
+enamorada, la dijo:
+
+--Ni yo para más que para vos vivo, hermosa y adorada señora mía, ni
+pudiera vivir después de conoceros, si no fuese para cifrar en vos mi
+ventura, ni pensar quiero, porque sólo pensar en ello me mataría, que de
+vos habré de vivir apartado y a otra unido; que sería como verme unido a
+un insoportable tormento, que me haría desear, como un menor mal, la
+muerte. Sosegaos, idolatrada alma mía, que vuestro soy, y no hay poder
+que de vos me aparte, ni obligaciones que tanto puedan, que por ellas a
+la inefable dicha de ser vuestro y de que vos seáis mía renuncie.
+
+Escuchábale atónita doña Guiomar, inmóvil, muda y fría como una estatua;
+y creyendo Cervantes que no le respondía por el mismo efecto que en
+ella causaban sus palabras, prosiguió de esta manera:
+
+--¿Qué hay que pueda moveros de tal modo a furor y odio contra mí, y a
+tal desconsuelo y tal desesperación os lleve? A buscar vuestro aposento,
+cuando vos me encontrasteis en ese oscuro pasadizo iba, resuelto a
+pediros con todas las ansias de mi alma me perdonaseis la injuria, que,
+sin ser yo poderoso a evitarlo, en un momento de turbación y de
+ceguedad, arrastrado por no sé qué tentación invencible, sin que mi alma
+en ello tomase parte alguna, ni determinación mi voluntad, ni
+satisfacción mi deseo, os he hecho. Y creedme, señora mía, que tan no ha
+tardado la penitencia de mi culpa, que cuando en ello reflexionar pude,
+de mí se apoderó el miedo de las consecuencias de haberos ofendido, no
+de otra manera que si hubiera ofendido a Dios, que todo lo ve y lo sabe.
+Sed, pues, tan grande en la indulgencia y en el perdón, como veo que lo
+sois en el amor que me mostráis.
+
+--Pues, mal hombre, y protervo, y maldito que vos sois,--exclamó doña
+Guiomar,--¿cuándo vos habéis merecido el amor, no digo yo mío, sino de
+cualquiera otra que como yo tenga alma? ¿ni qué sabéis vos qué cosa es
+amor, si en vos no hay más que deseo corrompido, y lascivia asquerosa, y
+sangre podrida, y alma ennegrecida por el continuo comercio y trato del
+vicio, de la mentira y de la desvergüenza? ¿Pero qué mucho que vos
+seáis así, si hombre sois? ¿ni cómo puedo deciros yo que os desprecio,
+sin decir que desprecio a los hombres todos? que no hay uno solo que
+merezca, no ya que una mujer le ame, sino que en él piense, según que lo
+veo en lo que vos sois, que habiendo recibido de Dios claro
+entendimiento, no habéis entendido las delicadezas del alma de las
+mujeres, y cuanto para ellas no hay otra vida que el amor de su alma.
+Remedio no tiene lo que hecho habéis; que, de una parte, a esa, que
+honrada era, y que por vos sin honra gime, dicho se está que la debéis
+la honra; en cuanto a mí, yo no os amo; engañada estaba, y harto
+diferente de lo que sois os creía cuando os amaba, o mejor dicho, amaba
+en vos un sujeto de mi fantasía: de mi sueño he despertado; el fantasma
+de mi amor ha desaparecido; la estrella de mi esperanza se ha nublado, y
+el aliento de mi vida es ya un fuego del infierno que resistir no puedo,
+que el corazón me abrasa y en la desesperación de los condenados me
+arroja; que yo, antes de conoceros, el amor no conocía, y cuando le
+conocí, le amé, y tanto, que en tan poco tiempo, en mi vida, en mi única
+existencia posible trocose; y cuando le pierdo, cuando veo lo imposible
+de recobrarle, siento y conozco, sin que me quede ni aun el consuelo de
+una duda, que sin él vivir no puedo; y ya que sabéis esto, y que
+comprender debéis si es que ya la pasión, o el empeño, o el vicio y la
+maldad no os han entorpecido el entendimiento, que vos, causa de mi
+amor, no podéis ser mi amor, porque en vos no hallo lo que mi alma en el
+amor hallar deseaba; renunciad a toda esperanza de que yo, olvidándome
+de quién soy, y de lo que a mi honra y a mi conciencia debo, mi perdón
+os otorgue, por esposo os reciba y en vuestros brazos me eche. No, que
+no sois vos el que yo creía; y no siéndolo, vuestras traidoras palabras,
+en vez de engañarme, me desesperan; en vez de contentarme, me ofenden;
+en vez de halagarme, me atormentan, y me avergüenzan en vez de
+satisfacerme; porque creo que me juzgáis capaz de seguiros en la torpe
+prosecución de vuestra falta, y hacerme cómplice de ella, y cruenta y
+homicida como vos; que allí está en mi propio lecho la que ser debe
+vuestra esposa, la que ya lo es, porque ante Dios por esposa la habéis
+tomado, y ella, esposa vuestra creyéndose, en vuestros brazos ha caído
+enamorada. Y no os digo esto por reprenderos, por persuadiros, por hacer
+de vos caso alguno por el que en alguna manera yo a vos pueda
+asemejarme, sino para deciros, y esto debí deciros sin otras
+demostraciones que os hicieran creer que en mí duraba la en mal hora
+concebida pasión que por vos he sentido, que si a romper sagrados lazos
+que vos habéis hecho, y a faltar a obligaciones en que voluntariamente
+os habéis puesto, os movían y os mueven, no mi hermosura, si es que
+para vos alguna he tenido y tengo, no un encendido y disculpable deseo,
+sino las muchas riquezas que mis paires me dejaron y que se aumentaron
+con las que me dejó mi buen marido, vuestras son, que los muertos no han
+menester del oro, ni más que de una tumba en que descansar en paz, si es
+que aun en la tumba pueden hallar reposo.
+
+Sintió Cervantes una tan indecible amargura, un tal desgano de la vida,
+una tal cosa horrenda y nunca de él sentida, que no se sabe lo que en la
+desesperación de verse así menospreciado, así perdido, así humillado,
+hubiera pasado por él. Pero ni aun tuvo tiempo de reposar en la
+vengativa injuria, o más bien lamentable engaño de doña Guiomar, porque
+esta, apenas hubo dicho sus últimas palabras, tan últimas, que necesidad
+no tuvo, ni deseo ni pensamiento de decir ni una sola más, y sí de poner
+por obra lo que su desesperación la hacía sentir, que era librarse del
+peso de su pobre y atormentada existencia, echó mano tan rápida y tan
+inopinadamente a la espada de Cervantes, que antes de que él pudiese
+evitarlo la desenvainó, y haciéndose atrás, ante Cervantes quedose
+inmóvil y muda, mirándole como ojos humanos no han mirado jamás a
+criatura.
+
+Y Cervantes que esto vio, turbado con lo que le acontecía, abriéndose
+el coleto, la dijo con voz serena, pero triste y apenada.
+
+--Si la ofensa que tan sin voluntad os he hecho, señora de mi alma, no
+podéis perdonarme, y tal y tan sañosa es la ira que contra mí sentís que
+mi vida os enoja, y saciar con mi sangre queréis la sed de vuestra
+rabia, herid en buen hora, no tardéis; atravesad este corazón que sólo
+por vos late y que sólo por vos existe. Muera yo si con mi muerte
+desdichada daros algún contento puedo; y vivid vos y olvidadme como cosa
+maldita que junto a vos para fenecer en vuestra hermosura y acabar en
+vuestras manos ha llegado.
+
+--Sí que morir debe quien en la vida encontrar no puede más que una
+agonía continuada, mil veces peor que una agonía una sola vez sufrida; y
+porque esto es tan cierto que no puede dejar de ser cumplido, cúmplase,
+y que Dios me perdone, porque en mí no he hallado valor para otra cosa.
+
+Y corriendo rápidamente la espada, dejando caer su pomo en el suelo, y
+bajo el seno poniéndose la dura punta, se arrojó sobre ella, y con tal
+rapidez y tal violencia, que a la otra parte asomó casi en el mismo
+punto un palmo de enrojecido acero.
+
+Gritó Cervantes, como por su dolor los condenados gritan.
+
+Arrojose sobre doña Guiomar pretendiendo socorrerla, y halló que ya los
+turbios ojos volvía, y vio que en aquella su última mirada amor le
+decía, y amor que era tal, que no parecía sino que los cielos se
+mostraban en la moribunda mirada de aquella infelice.
+
+Gritaba Cervantes pidiendo a voces socorro, y en sus brazos sostenía a
+doña Guiomar, y se teñía en su sangre, y entre sus brazos doña Guiomar
+se le moría; y empezaba a sentirse en la casa movimiento de gentes que a
+las desaforadas y desesperadas voces de Cervantes parecían acudir, y ni
+en salvarse pensaba Cervantes, ni en otra cosa que en reanimar con su
+aliento a doña Guiomar, que no era ya en sus brazos más que un cuerpo
+difunto.
+
+No tardó en oírse rumor de voces.
+
+Cerca se percebian pasos precipitados.
+
+Pero de improviso un ruido de espadas oyose, tiros de pistoletes
+retumbaron, y acordose Cervantes del intento de don Baltasar de Peralta
+que conocía, de asaltar aquella noche con gente armada la casa de doña
+Guiomar para robarla a ella; y desesperado, como que convencido estaba
+de que doña Guiomar había muerto, en su desesperación, en su furor, en
+su desgano de la vida, con el ansia de exterminio en que aquella su
+desgracia le había puesto, del triste cuerpo de doña Guiomar sacó su
+espada, y lanzose fuera del aposento, a tiempo que por el oscuro
+corredor se echaban encima las cuchilladas; que los criados, que a las
+voces con que Cervantes había pedido socorro despertaron, habíanse
+encontrado con don Baltasar y con los que con él venían, que por la
+tapia del huerto del rapista habían entrado; y como aquellos criados
+hubiesen acudido armados, porque al despertar a las voces de Cervantes
+habían pensado, como era natural lo pensasen, en un grande peligro, y
+cada cual, antes de salir a ver lo que aquello fuese, había cogido el
+arma que había tenido a mano, como eran muchos los criados de doña
+Guiomar y muy bravos, especialmente aquellos cuatro lacayos vigotudos,
+que, como se dijo, la resguardaban cuando con el alba iba a la catedral
+a misa, trabose la más mortífera pelea que puede imaginarse, y por el
+corredor adelante venían hundiéndole a tajos y a tiros, que no parecía
+sino que la casa iba a venirse abajo.
+
+Y a todo esto, en el oscuro corredor nada se veía.
+
+Pero de improviso, y cuando Cervantes acababa de sacar su espada del
+cuerpo de aquella miserable víctima de un ciego amor desventurado,
+entrose en el aposento un hombre con la espada en la mano, al cual,
+apenas le vio, más que por el semblante, que no podía verle, porque
+sobre él un antifaz llevaba, por instinto, conociole Cervantes.
+
+Y no se engañó, que don Baltasar de Peralta era, que hallando al paso
+del tumulto por el corredor aquella puerta franca, creyendo que al
+aposento de doña Guiomar daba, en él entrose, y en mal hora por cierto,
+que ciego Cervantes de dolor y de rabia, a él se fue omnipotente, de tal
+manera, que apenas se chocaron las espadas, al suelo vino difunto de una
+estocada en el corazón don Baltasar, cayendo tal vez, porque Dios lo
+quiso, junto a doña Guiomar, y tan cerca, que la sangre que de su pecho
+corría fue a mezclarse con la que del inocente pecho de doña Guiomar
+había salido.
+
+Quedose Cervantes tan turbado por lo que acontecía, tan sin vida y tan
+sin alma, espantado por aquella tragedia que tenía ante los ojos, tan
+impensada, tan sin culpa en la intención por él producida, como primera
+causa de aquel pavoroso efecto, que por algún tiempo más que hombre fue
+una estatua.
+
+Y como parte de los criados, en tanto que se trababa la formidable
+pelea, hubiesen acudido a los balcones, dando voces llamando a la
+justicia y pidiendo socorro a los vecinos, y algunos de ellos la puerta
+principal de la casa hubiesen abierto y a la calle salídose, y acertase
+a pasar por allí un alcalde con su ronda, entrose en la casa la
+justicia, subiendo atropellada por las escaleras, y acudiendo donde la
+pelea continuaba empeñada.
+
+Llegaron al turbado Cervantes las voces de ¡téngase al rey! ¡dense a la
+justicia! y pavor entrole, no de ser muerto, sino de ser allí
+encontrado y preso, y, cargado de cadenas, como criminal y mal hombre
+tratado; y así fue, que recobrando en un punto todo su valor sereno, a
+la ventana que en el aposento había fuese, abriola y arrojose a la
+calle, no huyendo de la muerte y del peligro, sino de la deshonra; que
+bien hubiera podido creer la justicia, si junto a aquellos dos cuerpos
+muertos le hubiera encontrado, que él los había matado, por celos al uno
+en riña, y asesinada la otra.
+
+Huyó, en fin, como quien de su mala suerte huye, no como el cobarde que
+con la fuga el peligro evita, y fuese, sin saber por dónde iba, a casa
+del bachiller Carrascosa, aquel de quien ya se dijo era su grande
+amigo.
+
+
+
+
+XXI
+
+En que se ve que nada ve la justicia relativamente a Cervantes, y
+se sabe que Cervantes se había perdido.
+
+
+Negra se vio la justicia, negros los criados de doña Guiomar, para
+lograr, en fin, prender o ahuyentar a los malhechores que con don
+Baltasar de Peralta, en la casa, por el corral de la del rapista,
+habíanse entrado.
+
+Hallose que de ellos había muerto uno, quedando dos mal heridos, y
+asimismo heridos algunos de los criados.
+
+Habíanse preso cuatro bravucones de mirada torva y harapiento pelaje,
+que harto claro manifestaban, sólo con dejarse ver, que eran racimos de
+horca, no vendimiados aún por la justicia.
+
+Halláronse en el aposento de Florela los cuerpos de doña Guiomar y de
+don Baltasar de Peralta, ella marchita y afeada por la muerte su
+hermosura, él cubierto aún con el antifaz el semblante.
+
+Otrosí, hallose sobre una mesa que en el aposento había, una minuta o
+borrador de testamento; que en tanto que Cervantes peleaba con sus dudas
+y sus tentaciones, no sabiendo por cuál determinarse, si por Margarita
+su obligación cumpliendo, o por doña Guiomar contentando su amor, un
+notario que Florela había llevado recatadamente, el testamento de doña
+Guiomar había escrito, y su borrador, tal vez por descuido, tal vez
+porque doña Guiomar le examinase, allí había dejado.
+
+En verdad que aquel testamento no podía ser más breve, porque después de
+la profesión de la fe y de las fórmulas de derecho, en esta sola
+cláusula se contenía:
+
+»Es mi libre voluntad y firme determinación, dejar heredada en todos mis
+bienes inmuebles, dinero, joyas y ropas, y de todo lo que poseo, a mi
+amiga, que tal como a mi hermana amo, doña Margarita de Ledesma.»
+
+Y luego seguía la forma de derecho.
+
+Hallose asimismo encerradas y temblando, en el aposento de doña Guiomar,
+a Margarita y a Florela, que como el vulgo dice, murieron por Dios, y no
+salieron de decir que ellas no sabían nada, sino que cuando se armó
+aquel no esperado tumulto, Florela se había entrado espantada en el
+primer aposento que había podido, que había sido aquel en que Margarita
+estaba, y que de miedo no les sobreviniera algún mal, la puerta habían
+cerrado y permanecido allí asustadas.
+
+La justicia tomó por el atajo; dejó una guardia de alguaciles con los
+muertos, y asimismo, para que la casa guardasen; envió al hospital los
+heridos, y a todos los otros, sin exceptuar a Margarita ni a Florela, se
+los llevó a la cárcel y los encerró.
+
+Preguntó la justicia tanto, que a las pocas horas las fojas del proceso
+alzaban que daban espanto, según que se había plumeado; pero no sacó en
+limpio sino lo que Florela dijo: que señor Miguel de Cervantes Saavedra,
+soldado y poeta, había llevado el día antes a su señora, para que la
+amparase, a doña Margarita, que amparada por doña Guiomar había sido.
+
+Declaró Margarita cómo a Cervantes había conocido cuando el entierro de
+su madre, y conteste estuvo con Florela.
+
+Ninguna de las dos declararon que Cervantes hubiese permanecido en la
+casa; y como Cervantes no había entrado en ella sino a trasmano y
+secretamente, conducido por Florela, ninguno de los de la casa sabía que
+en ella había estado aquella noche, y nada referente a él declarar
+pudieron.
+
+Por otra parte, los pícaros que habían entrado con don Baltasar de
+Peralta en la casa habían dado más luz, porque habían declarado que don
+Baltasar de Peralta los había buscado por medio del rapista
+_Viváis-mil-años_, y les había dado dinero para que le ayudasen a robar
+a doña Guiomar de Meneses y Alvarado, y que por la tapia del corral de
+la casa del rapista, que al huerto de doña Guiomar daba, habíanse
+entrado.
+
+De resultas se echó el guante al señor _Viváis-mil-años_, que empezó por
+negar toda participación en el delito que la justicia perseguía.
+
+Pero puesto en el potro, aunque aguantó como un santo dos vueltas de
+cordel, a la tercera el dolor le deshizo la firmeza, y cantó que no
+había más que pedir.
+
+Súpose, pues, por él, que don Baltasar de Peralta había perseguido
+rudamente a doña Guiomar, que le desdeñaba, y la justicia tuvo que
+contentarse con esto, y con no encontrar en las resultas otra cosa sino
+que la muerte de doña Guiomar había sido a causa de don Baltasar de
+Peralta, si es que no había sido por su propia mano, quedándose la
+justicia sin saber quién había matado a don Baltasar, ni cómo y por qué
+había sido su muerte.
+
+El amor de Margarita por Cervantes, y la lealtad de Florela a su señora
+y sus miramientos por su honra, hicieron que aquellas dos mujeres
+callasen de tal modo, que en el proceso no pudo aparecer el nombre de
+Miguel de Cervantes sino como por incidencia y libre de todo cargo,
+porque no se sabía sino que él había amparado a doña Margarita, y
+llevádola a doña Guiomar para que la amparase mejor.
+
+No embargante esto, la justicia buscole.
+
+Pero no le halló, ni su capitán, don Lope de Figueroa, pudo decir otra
+cosa sino que el soldado por quien se le preguntaba hacía tres días que
+por la compañía no parecía; de modo, que se temía, o que le hubiese
+acontecido alguna desgracia, o que hubiese abandonado su bandera, cosa
+que al noble don Lope de Figueroa se le hacía muy recio creer; que
+conocía bien a Cervantes, y le estimaba, y por honrado le tenía.
+
+En resumen, la justicia se contentó con _Viváis-mil-años_ y con los
+cuatro bravos que había pescado.
+
+Soltó a Margarita y a Florela, y otrosí a los criados de doña Guiomar;
+levantó el embargo que sobre su casa había hecho; y en cuanto a la tía
+_Zarandaja_, ni aun pensó en ella, porque el señor _Viváis-mil-años_,
+que no podía mejorarse enredando con la justicia a la tía _Zarandaja_,
+porque esta, apretada por los cordeles, no cantase, y se vengase de él
+sacando a plaza otros primores suyos, de la tía _Zarandaja_ no hizo
+mención, y ella no sufrió otro castigo que el miedo de que la justicia
+la echase las garras y la malparase.
+
+Enterró Margarita a doña Guiomar con gran pompa, que su herencia había
+aceptado, y a ella tocaba procurarla los últimos homenajes.
+
+Enterrado fue asimismo con gran ostentación por sus parientes don
+Baltasar de Peralta, y andando no mucho tiempo, en galeras se vio con un
+grillete, remando por el rey, con sentencia para toda su vida, el
+ilustre rapista _Viváis-mil-años_.
+
+Y como la justicia no podía pasarse sin ahorcados, visto que asalto
+durante la noche, y en cuadrilla y a una casa habitada, habían dado, y
+muertes y heridas habían cometido, y resistencia a la justicia habían
+hecho los cuatro malhechores que había cogido vivos, que los heridos lo
+habían sido de tal manera que murieron, enforcolos por el pescuezo hasta
+que rindieron los espíritus vitales, con gran contentamiento del pueblo
+de Sevilla, que se salió a Tablada a recrearse con el espectáculo.
+
+Dicho esto por adelantado, volvamos atrás otra vez, y digamos por qué
+Margarita había aceptado la herencia de aquella que bien sabía había
+sido su enemiga, y que, más que por caridad, por grandeza de venganza la
+había instituido su heredera; sin contar con que podía ser muy bien que
+no a ella fuese a quien heredada dejaba, sino a Cervantes, que, como
+debía presumir, con ella había de casarse; y como Margarita sabía harto
+bien cuán dura y terrible es la mano de la miseria, y cuánto por esto,
+como porque con el oro todo se tiene, las riquezas en el mundo se
+estiman, y acaso por aquellas riquezas que heredaba, con ella Cervantes
+se casaría, puesto que su obligación, si no su amor, fuese empeño
+bastante para que por esposa la tomase, la herencia aceptó; y desde el
+punto y hora en que hubo sepultado a doña Guiomar, a buscar se echó
+desalada a Cervantes por cuantos medios le fue posible, y servida por la
+discreta Florela, que con ella se había quedado, como si una parte de la
+herencia hubiese sido.
+
+Pero por más que Florela fuese de despierto ingenio, y buscase, y
+pagase, y revolviese el mundo, pasaban y pasaban días, y no parecía
+Cervantes.
+
+A todo esto, las galeras que en el Guadalquivir habían estado muchos
+días recogiendo las compañías y gente de leva que para la gran empresa
+contra el turco se juntaban, habían zarpado y desaparecido. Pero como en
+Sevilla se había quedado, presidiándola, la compañía de infantería de
+que era soldado Cervantes cuando la tristísima tragedia de doña Guiomar,
+esperaba la triste Margarita que alguna vez Cervantes remaneciese,
+volviendo a ponerse bajo su bandera.
+
+Ahora, dejando a Margarita con su tristeza y sus ansias, se pasa al
+capítulo siguiente, para decir lo que de Cervantes había sido.
+
+
+
+
+XXII
+
+En que se sabe lo que fue de Cervantes.
+
+
+Llegado había nuestro Miguel más muerto que vivo, amparado por la
+soledad de las calles y lo tenebroso de la noche, a la puerta de la casa
+de su amigo Carrascosa, y apenas si había tenido fuerzas para llamar a
+ella; que cuando la amiga del bachiller, a medio vestir, y no con gran
+empacho, bajó y abrió la puerta, encontrósele en el umbral poco menos
+que tendido y punto menos que desmayado.
+
+Gritó la moza, bajó el bachiller, Dios solo sabe en qué apariencias,
+metieron adentro a Cervantes, y desnudáronle y acostáronle.
+
+Contoles Cervantes lo que le acontecía, y con tal encarecimiento de
+dolor y de desesperación, que no parecía sino que para él todo en el
+mundo había acabado.
+
+Ni bastaron razones para consolarle, ni consejos para que no tomase
+alguna negra determinación que acabase con su vida, que él decía no era
+otra cosa que muerte horrenda; porque al ver ante sí perdiendo la vida
+con la sangre a aquella su adorada criatura, conoció más que nunca que
+ella era su vida y su alma, y que sin ella no podía tener ni contento ni
+vida, sino existencia angustiosa, infierno en la tierra, muerte en el
+alma; y así les dijo, que no pudiendo él quitarse la vida por su mano,
+que cosa era esta en que ningún hombre que en algo estima el que su
+valor se estime, incurrir puede, resuelto estaba a ir a ampararse del
+buen capitán Diego de Urbina, que en la galera _Marquesa_ estaba en el
+Guadalquivir próximo a zarpar para Levante, y contarle su desdicha; que
+él le estimaba y le ampararía; y luego cuando con el turco se rompiese,
+ponerse en punto donde la muerte fuese inevitable y se pudiese caer con
+honra.
+
+Dejaron de aconsejarle más, cuando esta determinación le oyeron, el
+bachiller y su amiga, porque pensaron que para los dolores del alma no
+hay otro mejor remedio que el tiempo, y tuvieron por seguro que este
+gran remedio había de producir su efecto en Cervantes.
+
+Partiéronse al rayar el día, yendo Cervantes disparado hacia la puerta
+de Jerez, llegando a punto que la abrían, y llegáronse a la Torre del
+Oro, y alquilando una barca, hacia la galera _Marquesa_ bogaron,
+llegando a ella cuando sonaba el cañonazo de leva y tocaban en cada
+galera los instrumentos militares a la oración de la mañana.
+
+Admitiéronle, y entraron, y a poco, encerrado el capitán Diego de Urbina
+con Cervantes en la cámara del alcázar de popa, oía el cuento de su
+desdicha, y le amparaba, y secretamente en la galera le tenía.
+
+Volviose Carrascosa ya contento a su casa, porque amparado veía a su
+amigo, a quien en gran manera estimaba, y Cervantes dejole ir sin darle
+comisión alguna, como si hubiese perdido la memoria de haber conocido a
+Margarita.
+
+Y así era en verdad, que loco estaba en aquellos momentos Cervantes, y
+apenas si había podido ordenar su relato para Diego de Urbina; y con
+calentura habíanle bajado al entrepuente, y tan en peligro, que los
+médicos de la galera habían tenido que acudir a él harto de priesa.
+
+
+
+
+XXIII
+
+En que se habla algo de la jornada de Lepanto y de cómo fue la
+manquedad de Cervantes.
+
+
+Llegó al fin la orden del rey para que la flota que en el Guadalquivir
+se encontraba zarpase con rumbo a Messina, donde había de juntarse con
+las otras naves de España y las de la Liga.
+
+Juntáronse allí todas el 25 de Agosto de 1571.
+
+Nunca se vio una tan poderosa armada, ni aprestados para una tan grande
+empresa tantos grandes capitanes; que siendo don Juan de Austria
+generalísimo de todas las escuadras de la Liga, allí asistían el
+príncipe Alejandro Farnesio, don Luis de Requesens, Marco Antonio
+Colonna, el proveedor Barbarigo, Juan Andrea Doria, el marqués de Santa
+Cruz don Alvaro de Bazan, Sebastián Veniero, Ascanio de la Corna, el
+prior y los caballeros de Malta, y otra multitud de capitanes, no de tan
+gran linaje, pero no menores en valor y nombradía, entre ellos Gil de
+Andrade, don Sancho de Leiva, don Miguel de Moncada, Francisco de Sancti
+Pietro y Diego de Urbina, y otros muchos de mar y tierra.
+
+Pasaban de trescientas, entre galeras, naos y galeazas, las naves de la
+Liga, y tan bien aprestadas, que sólo con verlas se podía tener por
+segura la victoria.
+
+Allí iba también la galera _Marquesa_, con las que mandaba el general
+Andrea Doria, y en ella, muy doliente aún, nuestro Miguel de Cervantes.
+
+En vano habían pasado dos meses desde que aconteció la tragedia de la
+infeliz doña Guiomar, que no parecía sino que cada día que pasaba
+aumentaba el horror que de sí mismo Cervantes tenía, y su hastío de la
+vida; y si un día al combés de la galera podía subir a respirar el aire
+y a aspirar el olor marino, por otros dos o tres veíase obligado a
+quedarse en el entrepuente, enfermo y sin poder valerse, abrasado por la
+calentura.
+
+Ansiaba nuestro mozo que se llegase a punto y término de pelea con el
+turco, que en ella pensaba ponerse en tal lugar y hacer tanto, que su
+muerte fuese inevitable.
+
+Tal era el desesperado amor imposible que en su pecho ardía por la
+muerta doña Guiomar, y tal su desesperación por su pérdida, y tal su
+ansia por ir a encontrarla a un mundo mejor.
+
+Esforzábanse sus compañeros por consolarle de aquel su dolor, que se
+veía claro en la perpetua desolación de su semblante, y en vano, para
+consolarle mejor, la causa de su dolor le pedían; callábase él,
+agradeciéndoles sus buenos deseos; y como el capitán Diego de Urbina, a
+quien su desventura había revelado para que le amparase, su secreto
+noblemente le guardaba, nadie sabía qué pensar de aquel dolor que tan
+acabado a Cervantes tenía, y tan desesperado, y tan melancólico, que
+harto claro se comprendía que le pesaba la vida.
+
+Y acontecía, que habíase olvidado Cervantes de Margarita como si nunca
+la hubiese visto, y que para su corazón y su memoria no existía otra
+cosa que la muerta doña Guiomar.
+
+Entretúvose don Juan de Austria en Messina con las grandes fiestas que
+en honra suya se hicieron, y otrosí, ordenando y acabando de aprestar su
+armada, hasta que esta zarpó el día 5 de Setiembre.
+
+Con las naves que a Messina últimamente habían arribado, de trescientas
+pasaron las de la Liga, en las cuales más de ochenta mil hombres iban,
+entre marineros, soldados y galeotes.
+
+Comulgado y confesado habían antes de dejar el puerto de Messina todos
+los que en la armada iban, como si todos hubieran tenido por cierta la
+muerte en aquella empresa; tan temerosa se aparejaba; que se sabía que
+el generalísimo turco, Alí-Bajá, comandaba un espantable número de
+naves, que de cuatrocientas entre grandes y chicas pasaban, y en ellas
+venían más de ciento veinte mil hombres, turcos, egipcios, africanos;
+todos feroces, todos corsarios, duros y cruentos, avezados al carnaje y
+a la matanza, y, como tigres, carniceros.
+
+Teníase el miserable ejemplo de Nicosia y de Famagusta, sus defensores
+degollados y sus capitanes martirizados por el implacable infiel,
+aborrecedor del cristiano y nunca satisfecho de su sangre; y tal era el
+pavor que la voladora fama traía en sus alas, de las crudezas de aquella
+numerosa hueste de sanguinarias fieras, que capitanes tales y tan
+probados por su prudencia en el consejo y su bravura en lides, como
+Andrea Doria, Ascanio de la Corna y Sebastián Veniero, aconsejaron a don
+Juan de Austria, teniendo por temeridad el embestir contra el turco;
+pero el generoso mancebo, por cuyas venas corría la sangre del nunca
+vencido, ni en temor por nada puesto, emperador Carlos V, de gloriosa
+memoria, respondió a las dudas y a los temores de todos:
+
+--Señores, ya no es hora de aconsejar, sino de combatir.
+
+Venía el bárbaro Alí-Bajá confiado en el triunfo, y engañado; qué
+algunos pescadores habíanle dicho que la armada de la Liga era mucho
+menor que la suya, y mal proveída y pertrechada, y que aun así, mucho
+mayor era el número que la valía de la gente de la Liga, toda de leva y
+allegadiza; por su parte, don Juan de Austria creía que el dey de Argel,
+Aluch-Alí, temeroso de la suerte de la batalla, había abandonado a
+Alí-Bajá. Así es que cristianos y turcos avanzaban los unos contra los
+otros, todos engañados acerca de las fuerzas del enemigo, y todos
+confiando en el triunfo de sus armas.
+
+Pero ni eran pocas las galeras cristianas, ni valadí ni allegadiza la
+gente que las montaba, ni a Alí-Bajá había abandonado el dey de Argel
+Aluch-Alí.
+
+Manteniendo su rumbo a Levante la armada de la Liga, dejando atrás la
+Fosa de San Juan, llegó el 26 de Setiembre a Corfú, de donde zarpó el
+28.
+
+Aguardaba en el golfo de Lepanto la escuadra del turco.
+
+Al fin, el 5 de Octubre la armada de la Liga llegó a Cefalonia, teniendo
+a babor la _Morea_; y la descubierta, comandada por el capitán Juan de
+Cardona, descubrió al doblar el golfo de Lepanto la escuadra del turco.
+
+No es nuestro ánimo pintar aquí la famosa batalla de Lepanto, ni al
+propósito de nuestro libro conviene; que el curioso puede verla en las
+historias que de ella hablan largamente, y con pelos y señales: gran
+jornada fue, gran gloria alcanzó en ella nuestra patria; que puesto que
+fueron diversas las naciones que con sus armadas a aquella empresa
+acudieron, por generalísimo fue nuestro don Juan de Austria, y a su
+prudencia y a su buen consejo y a su aliento, se debió que aquel
+grandísimo triunfo se lograse; y más grande fuera, si a todas sus
+consecuencias se hubiera llegado: a nosotros sólo nos compete decir en
+el presente libro, cómo fue que nuestro Miguel conquistó en aquella
+memorable jornada su glorioso apodo de _Manco de Lepanto_.
+
+Si a doña Guiomar no conociera, si no la amara, si de su tragedia
+involuntaria causa no fuera, si a Margarita no encontrara, corrido por
+distinto cauce hubieran las cosas, y en vez de llegar a ser Cervantes el
+_Manco de Lepanto_, casádose hubiera dichosamente con su doña Guiomar, y
+andando el tiempo no se hubiera visto en ocasión de ir, para asuntos que
+no eran suyos, a la Mancha ni a Argamasilla, ni conocido hubiera a
+Aldonza Lorenzo, ni a Alonso Quijano, ni a Sancho Zancas, y
+probablemente no tendríamos nuestro buen _Don Quijote_ con que
+recrearnos y enorgullecernos, teniendo tal vez que contentarnos con
+_Rinconete y Cortadillo_ y el _Coloquio de los perros_, y con las
+_Ejemplares_; ¡y quién sabe! que un leve acontecimiento, importante en
+la vida de un hombre, todo el curso de su vida cambia, echándole por
+otro cauce.
+
+Montaba, como hemos dicho, Cervantes la galera _Marquesa_, que era de
+las de Andrea Doria, con la gente de infantería del capitán Diego de
+Urbina; y cuando a la vista la una de la otra las dos escuadras, llegó
+el punto del rompimiento de la batalla, Cervantes, que muy enfermo y con
+calentura estaba en el entrepuente, subió a la cubierta y pidió le
+pusiesen en el lugar de más peligro; advirtiole Diego de Urbina que
+mirase que estaba enfermo, y que de muy poco podía aprovecharse su
+esfuerzo cuando tan sin fuerzas se hallaba; a lo que respondió
+Cervantes, y a lo que otros como el capitán le decían:
+
+--Señores, ¿qué se diría de Miguel de Cervantes? En todas las ocasiones
+que hasta hoy en día se han ofrecido de guerra a su majestad, y se ha
+mandado, he servido muy bien como buen soldado; y así, ahora no haré
+menos, aunque esté enfermo y con calentura; más vale pelear en servicio
+de Dios y de su majestad, y morir por ellos, que no bajarme so cubierta;
+así pues, pónganme en el lugar más peligroso, y en ello me haréis
+merced.
+
+Y como se sintiesen maravillados todos de su valor y entereza, diéronle
+doce soldados que mandase, y con ellos combatiese en el lugar del
+esquife, que era el de mayor peligro.
+
+El disparo de un cañonazo de cada una de las dos capitanas, fue la señal
+del rompimiento del combate, que se trabó bravamente, y de una manera
+tan recia y con tal estruendo de arcabucería y de artillería, que no
+parecía sino que una pavorosa tormenta y espantable, de la mar y del
+viento habíase enseñoreado. Todo era humo, y fuego, y estrago, y cuerpos
+muertos que a la mar caían, y sangre que en la mar se vertía y la ponía
+roja; y acá sonaban los clarines y las trompetas y los atambores, y allá
+sonaban los añafiles, las dulzainas y las atakebiras; que no podían
+causar menos fragoroso estruendo en su combate con el turco más de
+trescientas naves grandes y pequeñas que la mar cubrían en un tan grande
+espacio como no se había visto desde los tiempos del imperio de Roma; y
+de estas naos, ciento sesenta y cuatro, y las mejor aprestadas, eran del
+rey de España; y del pontífice Pío V eran seis galeras y otras tantas
+fragatas; y llevaban los venecianos ciento treinta y cuatro naos, pero
+no tan bien armadas ni proveídas como las de España. Asistían allí
+también las galeras de Génova y de Malta, y no se cuenta gran número de
+trasportes que con la armada iban, armada inmensa, gente en grandísimo
+número a morir resuelta, alentada por la fe y por las indulgencias
+concedidas a los que en aquella empresa se encontrasen, que eran las
+mismas que se concedieron por otros pontífices a los conquistadores de
+los Santos Lugares, y que poco antes había llevado el nuncio de Su
+Santidad monseñor Ondescalco. Y era el orden de batalla: en la
+vanguardia, seis galeras venecianas; en el cuerno izquierdo iban sesenta
+galeras, comandadas por el proveedor Barbarigo; Juan Andrea Doria era el
+general de las sesenta galeras del cuerno derecho, y sesenta y tres
+galeras formaban el centro de la batalla, llevando en medio de ella la
+Real, y en ésta el generalísimo don Juan de Austria. A la derecha de la
+Real iba la capitana de Roma con su capitán Colonna, y la de Venecia con
+Veniero, a la izquierda.
+
+Llevaba la Real a popa la nao del comendador de Castilla don Luis de
+Requesens, y con don Alvaro de Bazan, marqués de Santa Cruz, formaban la
+retaguardia treinta y cinco galeras.
+
+Mayor en número de naves era la armada infiel.
+
+Comandaba su cuerno derecho Mahomet Ciroko, virey de Alejandría; el dey
+de Argel, Aluch-Alí, comandaba el izquierdo, y el bajá Alí-Pachá se
+mostraba en el centro de la batalla con un gran número de naves, y otra
+formidable escuadra formaba a retaguardia.
+
+En media luna avanzaban la una contra la otra las dos formidables
+flotas. El viento había calmado; el golfo, más que una mar turbulenta,
+un terso espejo parecía.
+
+Embistió el primero el cuerno derecho de los turcos, a los que
+resistieron los venecianos.
+
+Aluch-Alí había embestido a las naves del general Doria, y en este
+primer encuentro y trabazón de la pelea, la capitana de Malta fue
+cercada, embestida y entrada por muchas galeras argelinas, que pasaron a
+cuchillo a todos los caballeros, menos al gran prior y otros dos, que
+casi despedazados por terribles heridas, tuvieron por muertos.
+
+Con no menor saña se embistieron las galeras de don Juan de Austria y de
+Alí-Pachá, y ya el combate se extendió por toda la línea, sin haber
+galera que no combatiese.
+
+Se levantó el viento favorable a los cristianos, y como ya se ha dicho,
+un infierno terrible, que no otra cosa parecía la pelea, que todos
+peleaban como si hubieran sido inmortales.
+
+Apretada se veía la Real de don Juan de Austria.
+
+Cargaban sobre ella con sus genízaros los dos bajaes Alí-Pachá y Pertew,
+y a no acudir en su socorro de la capitana el marqués de Santa Cruz,
+Dios sólo sabe si aquel día hubiera perecido a manos de infieles el gran
+don Juan de Austria.
+
+Rayo parecía la espada del marqués de Santa Cruz, que firme en la crujía
+de su capitana con sus arcabuceros españoles, rechazaba una y otra
+embestida.
+
+A la Real salvó, y voló con sus galeras a socorrer a Andrea Doria, y
+socorrido éste, a poco rescataba la capitana de Malta y hacía huir
+aterrado con sus argelinos, y ponerse fuera de combate, al formidable
+Aluch-Alí.
+
+Todo era proezas y hazañas, todo estrago y muerte.
+
+Indecisa se mostraba la victoria, y es fama que entre la densa nube de
+humo, y en el punto más formidable de la batalla, apareció un resplandor
+de gloria sobre la armada de la Liga, y en medio de él la Santísima
+Virgen del Rosario, a la que acompañaban legiones de arcángeles, que con
+sus espadas de fuego descendían y se metían en la pelea; milagro que la
+fe no repugna, pero que bien pudo ser visión de algún soldado devoto que
+luego lo contó y creyéronlo; que no señales de muerte por fuego del
+cielo tenían los turcos que muertos se hallaron en las galeras enemigas
+apresadas, sino de pelota de arcabuz, o de lombarda, y corte de espada,
+y golpe de pica, y astillazos y aplastamientos, por las entenas y
+jarcias que la artillería cortaba; y entre este pavoroso estrago, entre
+este humo, entre este fuego, y poco antes de que la victoria se
+declarase por los cristianos, un arcabuzazo alcanzó a Cervantes en la
+mano izquierda, y deshízosela, y otros dos le atravesaron el pecho,
+dejando en su persona las honrosas señales por las que, acometido por la
+malevolencia, dijo muchos años más adelante, cuando le injurió aquel
+Avellaneda, temerario continuador de _Don Quijote_: «Lo que no he podido
+dejar de sentir, es que me note de viejo y de manco, como si hubiera
+sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi
+manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión
+que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan verlos
+venideros. Si mis heridas no resplandecen sobre los ojos de quien las
+mira, son estimadas a lo menos en la estimación de los que saben dónde
+se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la batalla que
+Ubre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora me propusieran
+y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella
+facción prodigiosa, que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en
+ella. Las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos, estrellas
+son que guían a los demás al cielo de la honra y a desear la justa
+alabanza.»
+
+Tal fue la alta ocasión, como él mismo dice, en que se quedó manco
+Miguel de Cervantes, y a esta última ocasión lleváronle sus mal
+aventurados y trágicos amores con doña Guiomar.
+
+Pero no dejemos por terminar el relato sucinto de la batalla.
+
+Sufrido habían los turcos una pérdida irreparable en el bajá Pertew, que
+acometido por don Juan de Cardona, y habiendo tomado Pablo Jordán
+Urbina su galera, hubo de arrojarse al mar y llegar nadando a un
+esquife, en que escapó.
+
+Aluch-Alí se había puesto también en salvo con todas sus galeras de
+Argel.
+
+Alí-Pachá, que combatía como un león irritado con trescientos genízaros,
+cayó al fin por una pelota de arcabuz que en la frente le hirió.
+
+Arrojáronse sobre él los castellanos, y un soldado cortole la cabeza, y
+en la punta de una pica la puso, como guión sangriento y horrible señal
+de la victoria.
+
+Ya gran número de navíos infieles ardían y se hundían con pavoroso
+estrago en las ondas.
+
+Gran parte de la armada infiel había sido apresada, y el resto huía proa
+al Levante.
+
+--¡Victoria, victoria!--sonaba por todas partes.
+
+Ya no se oía el estruendo formidable de la artillería.
+
+El humo se elevaba lentamente, y se disipaba en los aires.
+
+Doscientos veinticuatro bajeles perdieron los musulmanes.
+
+Quedaron ciento treinta en poder de los vencedores, y el resto lo tragó
+el mar o lo abrasó el fuego.
+
+Veinticinco mil turcos murieron, y más de cinco mil, cautivos quedaron.
+
+Halláronse en las galeras apresadas ciento diez y siete tiros gruesos de
+artillería y doscientos cincuenta menores, y se libertaron doce mil
+cautivos cristianos.
+
+Pero no se obtuvo esta gran victoria sino a gran bosta; que se perdieron
+quince galeras, ocho mil valientes murieron: de ellos, dos mil
+españoles, del Papa ochocientos, y el resto de Venecia, Génova y Malta.
+
+El Mediterráneo era libre.
+
+Ya las doncellas cristianaste sus riberas no tenían que temer las
+excursiones de los piratas, ni verse vendidas en los harenes de los
+infieles.
+
+Ya se podía reposar en aquellas riberas.
+
+Los genízaros del turco no eran ya invencibles, ni, deshecha su poderosa
+flota, para Europa podía ser una amenaza el poder del turco.
+
+Con razón se enorgullecía Cervantes de haberse hallado en aquella
+jornada memorabilísima y de las heridas gloriosas que en ella había
+recibido.
+
+Volviéronse al fin las naves españolas a Nápoles y Sicilia.
+
+Dejó la galera _Marquesa_ en el hospital de Messina a sus heridos, y
+entre ellos a Miguel de Cervantes, que sanó al fin, pero quedándole
+mutilada la mano izquierda, por lo cual, cuando la muerte abrió para él
+la edad de la gloria, al par que se le llamó el príncipe de los ingenios
+españoles, llamósele también el MANCO DE LEPANTO.
+
+FIN
+
+
+
+
+POST SCRIPTUM
+
+
+Paréceme oírte decir, bondadoso lector que hasta aquí hayas llegado:
+¿Cómo, señor autor, y así nos deja vuesa merced a media miel, sin
+decirnos lo que fue de Cervantes, de Margarita y aun de Florela?
+
+A lo cual el autor responde:
+
+--Lector benévolo, si este episodio de la vida de Miguel de Cervantes te
+hubiere agradado, y a otros muchos, lo que yo veré por la venta de los
+ejemplares, prométote contarte otros episodios de la vida del mismo
+héroe, y entonces tal vez salga a luz lo que fue de Margarita, y aun lo
+que fue de Florela. Entre tanto, VALE.
+
+
+
+***END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANCO DE LEPANTO***
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+or PGLAF), owns a compilation copyright in the collection of Project
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+through 1.E.7 or obtain permission for the use of the work and the
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+1.E.9.
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+
+1.E.4. Do not unlink or detach or remove the full Project Gutenberg-tm
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+electronic work, or any part of this electronic work, without
+prominently displaying the sentence set forth in paragraph 1.E.1 with
+active links or immediate access to the full terms of the Project
+Gutenberg-tm License.
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+License as specified in paragraph 1.E.1.
+
+1.E.7. Do not charge a fee for access to, viewing, displaying,
+performing, copying or distributing any Project Gutenberg-tm works
+unless you comply with paragraph 1.E.8 or 1.E.9.
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+access to or distributing Project Gutenberg-tm electronic works provided
+that
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+- You pay a royalty fee of 20% of the gross profits you derive from
+ the use of Project Gutenberg-tm works calculated using the method
+ you already use to calculate your applicable taxes. The fee is
+ owed to the owner of the Project Gutenberg-tm trademark, but he
+ has agreed to donate royalties under this paragraph to the
+ Project Gutenberg Literary Archive Foundation. Royalty payments
+ must be paid within 60 days following each date on which you
+ prepare (or are legally required to prepare) your periodic tax
+ returns. Royalty payments should be clearly marked as such and
+ sent to the Project Gutenberg Literary Archive Foundation at the
+ address specified in Section 4, "Information about donations to
+ the Project Gutenberg Literary Archive Foundation."
+
+- You provide a full refund of any money paid by a user who notifies
+ you in writing (or by e-mail) within 30 days of receipt that s/he
+ does not agree to the terms of the full Project Gutenberg-tm
+ License. You must require such a user to return or
+ destroy all copies of the works possessed in a physical medium
+ and discontinue all use of and all access to other copies of
+ Project Gutenberg-tm works.
+
+- You provide, in accordance with paragraph 1.F.3, a full refund of any
+ money paid for a work or a replacement copy, if a defect in the
+ electronic work is discovered and reported to you within 90 days
+ of receipt of the work.
+
+- You comply with all other terms of this agreement for free
+ distribution of Project Gutenberg-tm works.
+
+1.E.9. If you wish to charge a fee or distribute a Project Gutenberg-tm
+electronic work or group of works on different terms than are set
+forth in this agreement, you must obtain permission in writing from
+both the Project Gutenberg Literary Archive Foundation and Michael
+Hart, the owner of the Project Gutenberg-tm trademark. Contact the
+Foundation as set forth in Section 3 below.
+
+1.F.
+
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+of Replacement or Refund" described in paragraph 1.F.3, the Project
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+is also defective, you may demand a refund in writing without further
+opportunities to fix the problem.
+
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+in paragraph 1.F.3, this work is provided to you 'AS-IS', WITH NO OTHER
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+
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+If any disclaimer or limitation set forth in this agreement violates the
+law of the state applicable to this agreement, the agreement shall be
+interpreted to make the maximum disclaimer or limitation permitted by
+the applicable state law. The invalidity or unenforceability of any
+provision of this agreement shall not void the remaining provisions.
+
+1.F.6. INDEMNITY - You agree to indemnify and hold the Foundation, the
+trademark owner, any agent or employee of the Foundation, anyone
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+with this agreement, and any volunteers associated with the production,
+promotion and distribution of Project Gutenberg-tm electronic works,
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+or cause to occur: (a) distribution of this or any Project Gutenberg-tm
+work, (b) alteration, modification, or additions or deletions to any
+Project Gutenberg-tm work, and (c) any Defect you cause.
+
+
+Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg-tm
+
+Project Gutenberg-tm is synonymous with the free distribution of
+electronic works in formats readable by the widest variety of computers
+including obsolete, old, middle-aged and new computers. It exists
+because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from
+people in all walks of life.
+
+Volunteers and financial support to provide volunteers with the
+assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg-tm's
+goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will
+remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
+Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
+and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations.
+To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation
+and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4
+and the Foundation web page at http://www.gutenberg.org/fundraising/pglaf.
+
+
+Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive
+Foundation
+
+The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit
+501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
+state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
+Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification
+number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent
+permitted by U.S. federal laws and your state's laws.
+
+The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S.
+Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered
+throughout numerous locations. Its business office is located at
+809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email
+business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact
+information can be found at the Foundation's web site and official
+page at http://www.gutenberg.org/about/contact
+
+For additional contact information:
+ Dr. Gregory B. Newby
+ Chief Executive and Director
+ gbnewby@pglaf.org
+
+Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg
+Literary Archive Foundation
+
+Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide
+spread public support and donations to carry out its mission of
+increasing the number of public domain and licensed works that can be
+freely distributed in machine readable form accessible by the widest
+array of equipment including outdated equipment. Many small donations
+($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
+status with the IRS.
+
+The Foundation is committed to complying with the laws regulating
+charities and charitable donations in all 50 states of the United
+States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
+considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
+with these requirements. We do not solicit donations in locations
+where we have not received written confirmation of compliance. To
+SEND DONATIONS or determine the status of compliance for any
+particular state visit http://www.gutenberg.org/fundraising/donate
+
+While we cannot and do not solicit contributions from states where we
+have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
+against accepting unsolicited donations from donors in such states who
+approach us with offers to donate.
+
+International donations are gratefully accepted, but we cannot make
+any statements concerning tax treatment of donations received from
+outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.
+
+Please check the Project Gutenberg Web pages for current donation
+methods and addresses. Donations are accepted in a number of other
+ways including checks, online payments and credit card donations.
+To donate, please visit:
+http://www.gutenberg.org/fundraising/donate
+
+
+Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic
+works.
+
+Professor Michael S. Hart is the originator of the Project Gutenberg-tm
+concept of a library of electronic works that could be freely shared
+with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project
+Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support.
+
+Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed
+editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S.
+unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily
+keep eBooks in compliance with any particular paper edition.
+
+Most people start at our Web site which has the main PG search facility:
+
+ http://www.gutenberg.org
+
+This Web site includes information about Project Gutenberg-tm,
+including how to make donations to the Project Gutenberg Literary
+Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to
+subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks.
+
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@@ -0,0 +1,6177 @@
+<!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.0 Strict//EN"
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+<title>The Project Gutenberg eBook of El manco de Lepanto, by Manuel Fernández y González</title>
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+<body>
+<h1 class="pg">The Project Gutenberg eBook of El manco de Lepanto, by Manuel Fernández y
+González</h1>
+<pre>
+This eBook is for the use of anyone anywhere at no cost and with
+almost no restrictions whatsoever. You may copy it, give it away or
+re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included
+with this eBook or online at <a href = "http://www.gutenberg.org">www.gutenberg.org</a></pre>
+<p>Title: El manco de Lepanto</p>
+<p> episodio de la vida del príncipe de los ingenios, Miguel de Cervantes-Saavedra</p>
+<p>Author: Manuel Fernández y González</p>
+<p>Release Date: January 26, 2009 [eBook #27900]</p>
+<p>Language: Spanish</p>
+<p>Character set encoding: ISO-8859-1</p>
+<p>***START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANCO DE LEPANTO***</p>
+<p>&nbsp;</p>
+<h3>E-text prepared by Chuck Greif<br />
+ and the Project Gutenberg Online Distributed Proofreading Team<br />
+ at DP Europe (http://dp.rastko.net)</h3>
+<p>&nbsp;</p>
+<hr class="full" />
+
+<p class="c top15">BIBLIOTECA UNIVERSAL ILUSTRADA</p>
+<p class="len"><b>/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\</b></p>
+
+<h2 class="top5">EL MANCO</h2>
+
+<h1>DE LEPANTO</h1>
+
+<p class="c">EPISODIO DE LA VIDA</p>
+
+<p class="c smcap"><b>del principe de los ingenios</b></p>
+
+<h3 class="top5">Miguel De Cervantes-Saavedra</h3>
+
+<p class="c">POR</p>
+
+<h3 class="top5">D. M. FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ</h3>
+
+<p class="imagen"><img src="images/001.png"
+width="124"
+height="38"
+alt="imagen no disponible" /></p>
+
+<p class="c">ADMINISTRACION</p>
+
+<p class="c">Calle de las Hileras, número 14</p>
+
+<p class="c">MADRID.&mdash;1874</p>
+
+<p class="c">Establecimiente Tipográfico de Muñoz y Reig</p>
+
+<p class="c"><i>Calle Cuesta de Ramón, núm.</i> 8</p>
+
+<hr />
+
+<h3>ÍNDICE</h3>
+<table summary="toc"
+cellspacing="2"
+cellpadding="2">
+<tr valign="top"><td><a href="#I">I.</a></td><td>En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de
+Sevilla por meterse a afeitar a oscuras.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#II">II.</a></td><td>En que se trata de una música de enamorado, acabada no muy
+amorosamente a tajos y reveses.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#III">III.</a></td><td>De como, sin esperarlo, hallose la hermosa viuda con aquel su amor
+que tan acongojada la tenía.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#IV">IV.</a></td><td>En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#V">V.</a></td><td>En que doña Guiomar comienza a contar su historia a Miguel de
+Cervantes.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#VI">VI.</a></td><td>En que se contiene una carta de Cervantes para doña Guiomar, y se
+sabe a lo que Florela se aventuró por servir a su señora.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#VII">VII.</a></td><td>En que se suspende la historia para decir algo de Miguel de
+Cervantes.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#VIII">VIII.</a></td><td>En que se relata una aventura que le salió al paso a Cervantes,
+cuando a las aventuras de sus amores iba.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#IX">IX.</a></td><td>De como lo que no podía amparar Cervantes, vino a ampararlo doña
+Guiomar.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#X">X.</a></td><td>De como Cervantes encontró casa de la tía <i>Zarandaja</i> más de lo que
+había querido buscar.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XI">XI.</a></td><td>En que doña Guiomar prosigue el relato de su historia.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XII">XII.</a></td><td>De como se iban cruzando los amores y apercibiéndose a una ruda
+batalla los celos.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XIII">XIII.</a></td><td>En que se ve que doña Guiomar hubiera hecho muy bien en no contar
+tan presto su historia a Cervantes, y en no amparar a Margarita.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XIV">XIV.</a></td><td>De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la
+visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XV">XV.</a></td><td>De como Cervantes oyó el fin de la historia de Margarita entre las
+cabilaciones que le causaba el no saber adónde le llevaría la historia
+de sus amores.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XVI">XVI.</a></td><td>En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus
+familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña
+Guiomar para encubrir sus amarguras.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XVII">XVII.</a></td><td>De como Miguel de Cervantes supo lo que le bastó para meterse en
+una aventura de más empeño que la más atrevida en que osó meterse
+cualquiera de los Doce Pares.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XVIII">XVIII.</a></td><td>De como puede enamorarse una mujer hasta el punto de morir de
+amor.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XIX">XIX.</a></td><td>De como enloquecido Cervantes por el amor, creyó que la mano de
+Dios le apartaba de los efectos de su locura.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XX">XX.</a></td><td>De la horrenda tragedia con que se encontró sorprendido y espantado
+Miguel de Cervantes.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XXI">XXI.</a></td><td>En que se ve que nada ve la justicia relativamente a Cervantes, y
+se sabe que Cervantes se había perdido.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XXII">XXII.</a></td><td>En que se sabe lo que fue de Cervantes.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td><a href="#XXIII">XXIII.</a></td><td>En que se habla algo de la jornada de Lepanto, y de cómo fue la
+manquedad de Cervantes.</td></tr>
+
+<tr valign="top"><td>&nbsp;</td><td><a href="#POST_SCRIPTUM"><span class="smcap">Post scriptum</span>.</a></td></tr>
+
+</table>
+
+<hr />
+
+<h2 class="top15">EL MANCO DE LEPANTO</h2>
+
+<h3 class="top5"><a name="I" id="I"></a>I</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de
+Sevilla, por meterse a afeitar a oscuras.</p></div>
+
+
+<p>Había en la ilustrísima ciudad de Sevilla, allá por los tiempos en que
+llegaban a la Torre del Oro, que a la margen del claro y profundo
+Guadalquivir se levanta, los galeones cargados de oro que venían de las
+Indias, y cuando reinaba en España el señor rey don Felipe el Segundo,
+de clara y pavorosa memoria, en la calle de las Sierpes, y en una
+rinconada a la que jamás llegaba el sol, como no fuese en verano y al
+mediodía, un tinglado de madera, de dos altos, desvencijado y giboso, al
+que llamaban casa, y en el cual vivía una valiente persona, cuyo
+apellido y nombre de pila ignoraba él mismo, que si los tuvo olvidolos,
+y nadie le conocía ni él respondía más que por el sobrenombre de
+<i>Viváis-mil-años</i>, cortesanía que empleaba para saludar a todo el mundo.
+Era de mediana edad, entre los treinta y cinco y los cuarenta, de no
+mala apariencia, agradable y sonriente el rostro, morena la color,
+agudas las facciones, sutil la sonrisa, la mirada rebuscona, y no
+mezquino el cuerpo; vivía de rasurar y rapar, entreteniendo durante el
+día sus ocios con el puntear de una vihuela morisca que le dejó su
+padre, ya harto usada por sus abuelos, y cantando como un ruiseñor las
+alegres canciones de la tierra, y las que él mismo componía, para lo que
+se daba muy buena gracia; comadreaba a las comadres de la vecindad, y,
+fuera de esto, las vendía untos y bebedizos, y las leía el sino, y las
+traía a todas engañadas y pendientes de sus labios; y a tal llegaba la
+fama de brujo y de hechicero del señor <i>Viváis-mil-años</i>, que más de una
+vez la Inquisición se había metido en sus asuntos, y había quien se
+acordaba de haberle visto con coroza y sambenito, luciendo su persona en
+un auto de fe.</p>
+
+<p>No se sabía si era cristiano, o judío, o moro; pero él escapaba tan bien
+que mal de sus empeños con la Inquisición y con la justicia, y
+continuaba rasurando y trasquilando, rasgueando y cantando, haciendo de
+sus bebedizos y de su brujería industria, y estimado y querido de la
+vecindad y allende.</p>
+
+<p>No se le conocía a <i>Viváis-mil-años</i> moza ni parienta de algún género,
+ni vicio que de reparar fuese; vivía solo, en paz y en gracia de Dios,
+como él decía, no embargante lo de los hechizos y los untos, que él
+negaba; y así iba pasando nuestro hombre sin crecer ni menguar, y
+siempre feliz y contento, y con una tal y tan peregrina salud, que él
+afirmaba que en todos los días de su vida no le había dolido ni una uña.</p>
+
+<p>La justicia le había entrecogido alguna vez de noche rondando por sitios
+tenebrosos, con un estoque desnudo debajo de la capa, largo de cinco
+palmos (que él había comprado en sus mocedades por veinte maravedís en
+el Rastro); y por esto, y por algunos hurtos que le habían achacado
+malos testimonios, le habían batanado más de tres veces las espaldas,
+llevándole en burro y con acompañamiento, para edificación de las
+gentes, por lo más concurrido de la ciudad; cosas todas que, decía
+<i>Viváis-mil-años</i>, caían por encima y no había que echárselas en cara,
+cuando no habían tenido que ver sino con sus espaldas. Buscábanle
+dueñas, solicitábanle doncellas que habían necesidad de casarse;
+servíanse de él, como de secretario, mozas a las cuales les estorbaba
+para escribir lo negro de los ojos, y él era, finalmente, el consuelo de
+las hermosas, la alegría de los galanes, el consejo de los pícaros, y
+el sirve para todo. Almorzaba, comía y cenaba por diez maravedís casa de
+su vecina la tía <i>Zarandaja</i>; descolgaba sus bacías, y quitaba sus
+celosías a puestas del sol, y al cerrar la noche se salía sin que nadie
+le sintiese; iba adonde nadie sabía, y volvía a su casa sin que la
+vecindad pudiese enterarse de la hora de su vuelta.</p>
+
+<p>Por los tiempos en que esta verídica historia comienza, había en la
+calle de las Sierpes, no lejos de la tienda del rapista, una casa
+deshabitada, grande y hermosa, con piedra de armas en el frontispicio,
+de cuyas armas los entendidos sacaban el apellido Velasco de Llanes, y
+que hacía luengos años que no se ocupaba, porque se decía de fama
+pública que tenía duende.</p>
+
+<p>Daba su gran jardín, o más bien huerta, a las medianerías de algunas
+casas, y, por un punto, esta medianería era la tapia de un corralejo que
+la casa del barbero tenía, y en que vagaban, tristes y con hambre, en
+una perpetua umbría, cuatro gallinas, un gallo y un pato, en compañía de
+un cerdo (con perdón sea dicho) y de un perro flaco que guardaba de
+noche la casa. No había que dudar de que el señor <i>Viváis-mil-años</i> era
+buen cristiano, puesto que, para que el duende de la gran casa vecina no
+se pasase a la mezquina casa suya, había puesto en el lomo de la tapia
+de su corralejo, que daba a la huerta de la casa enduendada, un calvario
+de madera, lo cual no hubiera hecho si hubiera sido judío o moro, y
+había pintado una cruz en cada una de las dos ventanas que al corral
+daban, y desde las cuales se veía la huerta.</p>
+
+<p>Una mañana (de primavera y radiante y hermosa), al abrir una de aquellas
+ventanas, el rapista vio que por la huerta de la casa vecina vagaban, no
+duendes ni trasgos, sino algunas personas de muy noble apariencia, que
+andaban por allí como reconociendo y tomando trazas. Era una dama como
+de veinte a veinticuatro años, muy gentil y hermosa, rubia y blanca, de
+buen continente y estatura, pensativa y grave, y vestida noble y
+riquísimamente. Acompañábanla dueña quintañona y rodrigón avellanado, y
+la hablaban con encarecimiento, y proponíanla, a lo que parecía por las
+señas, composturas y arreglos en la huerta, dos maestros de obras.
+Seguíanla dos pajes, el uno de los cuales llevaba una rica silla de
+tijera y el otro un cojín de terciopelo con rapacejos de oro debajo del
+un brazo, y terciada en el otro una rica alfombrilla. Por último, cuatro
+lacayos bigotudos, con sendos espadones al cinto, la servían.</p>
+
+<p>No había que dudar de que aquella era una gran señora, si no princesa,
+por lo menos de título, y cuando no, riquísima; y en punto a nobleza,
+rebosaba de ella y olía que trascendía. No yendo con ella persona que
+por la apariencia en calidad se la igualase, había que pensar que era
+viuda; que a ser doncella, padre, hermano o tutor la hubieran
+acompañado.</p>
+
+<p>Alegráronsele los ojos y aun las entrañas a <i>Viváis-mil-años</i>, porque se
+le ocurrió que la que de tal manera, y con dos que parecían maestros de
+obras, buscaba trazas y tomaba medidas en la huerta, debía haber
+comprado la casa, y empezó a echar cuentas con los provechos que tan
+buena vecindad podía procurarle; porque pensar que a tal divina beldad
+no habían de acudir como moscas a la miel los enamorados, era ser
+simple, y ya el rapista inventaba historias y enredos, que daba por
+seguros, y en los cuales él andaría como una importantísima persona, lo
+cual le produciría buenos escudos, cuando no sendos doblones; por todo
+lo cual, y ansioso de inquirir lo que hubiese, dejó la ventana, se dejó
+ir por las fementidas escaleras, y se lanzó en la calle, yendo a dar con
+su cuerpo en el bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>, que en cuanto le vio
+acudió a la marmita, llenó una escudilla con uña de vaca y morcilla de
+lustre, y se fue al cabo de mesa, donde, en lo último del figón, se
+había sentado, como lo acostumbraba, el señor <i>Viváis-mil-años</i>.</p>
+
+<p>Preguntole él, oyole atentamente ella; díjole que a lo que ella había
+pesquisado, se la alcanzaba que la dama que el rapista había visto en el
+jardín de la casa del duende, era una riquísima señora indiana, que,
+con sus criados y algunos toneles llenos de oro, había venido de Méjico,
+y aposentádose en la posada de la <i>Cabeza del rey don Pedro</i>; y que
+había comprado la casa, ignorando que tenía duende, a su dueño el señor
+marqués de los Alfarnaches; y que lo que el señor <i>Viváis-mil-años</i>
+había visto, era que la susodicha hermosa y riquísima viuda indiana
+buscaba el modo de convertir aquella huerta abandonada e inculta en un
+paraíso en que solazarse.</p>
+
+<p>Preguntó el rapista a la bodegonera de dónde había sacado todas aquellas
+noticias, y díjole ella, que el rodrigón que había visto acompañando a
+la hermosa indiana, había ido tres días antes al bodegón, y la había
+preguntado quién fuese el amo de la casa deshabitada y si sabía que la
+casa se vendiese, a lo que ella había contestado ocultándole lo del
+duende, lo cual la había valido un buen regalo del señor marqués de los
+Alfarnaches, a quien había avisado en buen tiempo, y que el señor
+marqués la había dicho después, que la tal dama se llamaba doña Guiomar
+de Céspedes y Alvarado, que era viuda, que apaleaba el oro, y que al
+morir su marido, que había sido un viejo oidor de la chancillería de
+Méjico, había hecho buenos doblones su hacienda, y se había venido a
+Sevilla, de donde era natural, aunque por haberla llevado su marido a
+Méjico, todos la creían y la llamaban indiana.</p>
+
+<p>Comiose con muy buen apetito y con mucho placer por estas noticias su
+escudilla de uña y morcilla el señor <i>Viváis-mil-años</i>, y se restituyó a
+su casa, sacó la celosía y colgó las bacías a la puerta, y se puso a
+rasguear la guitarra, esperando al primero que tuviese necesidad de
+rasurarse.</p>
+
+<p>Al otro día sobrevinieron albañiles y todo género de artistas, y
+empezaron a trabajar en la casa, y a las dos semanas no había persona
+que pudiese reconocerla, según que había sido de compuesta y
+trastrocada, y pintada, y rejuvenecida; habíase quitado la antigua
+piedra de armas y puéstose en su lugar otra, y el jardín se había
+desbrozado, y poblado de estatuas y fuentes, y de tal manera que se
+había hecho de él, antes selvático, intrincado y desapacible, una verde
+y hermosa delicia. Carrozas, y mulas, y caballos, habían llenado las
+cocheras y las caballerizas; y en el zaguán hervían los lacayos con
+librea, y daba gozo el ver las escaleras alfombradas y con macetas a
+todo lo largo de ellas.</p>
+
+<p>En fin, un domingo, la hermosísima viuda doña Guiomar de Céspedes y
+Alvarado se vino a la casa, y en cuanto en ella entró, la casa se cerró
+a piedra y lodo, y de tal manera que no parecía sino que lo que en la
+casa se había hecho había sido para encantarla después; la puerta
+principal no se abría sino por la mañana entre dos luces, para que
+saliese una silla de manos, en la cual iba sin duda la hermosísima doña
+Guiomar, y una hora después, cuando la silla de manos volvía; tanto a la
+ida como a la venida acompañaban la silla de manos la dueña, el
+rodrigón, los dos pajes, con la silla, el cogín y la alfombra, y los
+cuatro lacayos bigotudos que <i>Viváis-mil-años</i> había visto, como hemos
+dicho en otra ocasión, acompañando a la dama en el jardín o huerta de la
+casa del duende.</p>
+
+<p>Siguió una mañana <i>Viváis-mil-años</i> a la viuda, y vio que la llevaban a
+la catedral, y que ella se iba, seguida de los criados, a la capilla de
+San Fernando; y que allí los pajes extendían sobre el blanco mármol la
+alfombra, abrían la silla de tijera, y ponían delante de ella el cojín
+de terciopelo con rapacejos de oro para que la bella indiana se
+arrodillase. Los criados se quedaban fuera de la capilla; y una vez oída
+la misa de alba, la dama se levantaba, recogían los pajes cojín, silla y
+alfombra, se encaminaba la indiana a la puerta del Patio de los
+Naranjos, tomaba allí su silla de manos, y se volvía a su casa.</p>
+
+<p>Poníase en acecho en la catedral <i>Viváis-mil-años</i>, atisbaba, pero nada
+podía sacar en claro tocante a la dama, sino que aun de rodillas era
+gallarda; que sus manos, que tenían un rico rosario de perlas, eran más
+nacaradas que ellas, y que oía la misa con una singular devoción: en
+cuanto al rostro, lo tapaba un celoso velo de encaje, y ocultaba su
+talle un cumplido manto de raja de Florencia.</p>
+
+<p>Habíala visto en el jardín descubierta la faz <i>Viváis-mil-años</i>; hermosa
+la había admirado, joven la había conocido, pero su imagen se había
+borrado de su memoria: en vano había registrado el jardín desde su
+ventana; la dama no salía a él nunca, o por lo menos de día, y
+<i>Viváis-mil-años</i> no había podido dar señas que les satisfacieran a los
+ricos galanes que de él se servían para sus amores, y a los que había
+hecho relación de la nueva y hermosa dueña de la casa del duende.</p>
+
+<p>Los criados, o eran fieles, o temían y no daban luz, por más que
+<i>Viváis-mil-años</i> los agasajaba y los convidaba a la taberna; ellos no
+decían de su señora sino que era una dama honestísima, que tenía penas y
+que las lloraba en su soledad: si aquellas eran penas de amor, los
+criados no lo decían, o no lo sabían, y <i>Viváis-mil-años</i> vivía como un
+alma en pena, metiendo las narices por todos los resquicios, y sin oler
+nada que le sirviese para cerciorarse de qué casta de, pájaro era aquel
+prodigio humano, que siendo rica y joven huía del mundo, y siendo
+hermosa no buscaba el amor.</p>
+
+<p>Pasaron así días, semanas y meses, siempre la misma cosa, sin dejarse
+ver la dama más que de bulto entre dos luces, cuando salía de la silla
+de manos, en la catedral, y volviendo a sepultarse una hora después en
+el silencio y en el retiro de su casa, que permanecía cerrada, ni más ni
+menos que cuando se decía estaba habitada por duendes; al jardín no
+salía de día: sólo algunas noches de luna solía verla <i>Viváis-mil-años</i>,
+vestida de blanco y vagando como un fantasma, yendo al cabo a sentarse
+en un poyo de piedra junto a la fuente, permaneciendo allí largo tiempo
+inmóvil, hasta que, al fin, se levantaba, y en paso lento atravesaba el
+jardín y se metía en la casa: la luz de la luna no había sido bastante
+para que <i>Viváis-mil-años</i> hubiese visto su rostro. Desesperábase el
+menguado, y decía a los caballeros que le aquejaban con preguntas, que
+él creía bien que todo aquello no era realidad, sino sueño, y que había
+que pensar que los duendes continuaban en la casa, y que habían tomado
+la forma de la dama y de la servidumbre que la asistía, no embargante
+que la tal dama y parte de sus criados con ella, fuesen a oír misa de
+alba todos los días, lo cual podía ser muy bien, dado que fuesen los
+susodichos duendes cristianas almas del purgatorio.</p>
+
+<p>La comunidad entera de los Terceros, a los que rasuraba desde el prior
+al último lego <i>Viváis-mil-años</i>, andaba también ocupada y puesta en
+imaginaciones por los relatos de su rapista; y a tal encarecimiento
+fueron llegando estos relatos, que llegó a los oídos de la Inquisición
+la noticia de que había en Sevilla una casa habitada por gentes
+sospechosas, de las cuales se murmuraban hechizos y encantos; porque
+había muchas cosas extrañas. ¿Qué se habían hecho aquellas ricas
+carrozas, aquellos hermosos caballos, aquellas poderosas mulas, que la
+vecindad había visto entrar en la casa del duende? nadie los había
+vuelto a ver. ¿Qué comían todas aquellas personas, y todos aquellos
+animales? la puerta de la casa no se abría jamás. ¿Y cómo podía ser
+esto? La Inquisición envió sus alguaciles para que recatadamente
+observaran aquella casa que de tan antiguo tenía fama de maldita, y
+viesen lo que eran sus nuevos habitantes; y los alguaciles declararon lo
+que ya se sabía, esto es, que la dama iba todas las mañanas a misa de
+alba a la catedral, y que la oía con recogimiento; que se volvía luego a
+su casa; que la puerta, y las ventanas, y los miradores permanecían
+cerrados, y que no se oía dentro ruido alguno; que la casa del duende
+parecía encantada, y que sólo por un postigo del jardín salían muy
+temprano seis negros esclavos, que iban a la plaza de la Encarnación y
+volvían con seis grandes cestones llenos de vituallas; que, en fin, los
+pocos criados que salían de la casa eran serios y pálidos como
+desenterrados, y que si bien bebían cuando los convidaban, hablaban poco
+y muy pensado, y no se les sacaba ni una sola palabra con referencia a
+su señora.</p>
+
+<p>El Santo Oficio determinó, pues, saber lo que hubiese en aquello; y una
+noche a las doce, en sábado, hora en que las brujas tienden su vuelo
+hacia Barahona, un familiar llamó a las puertas de la casa de la llamada
+dama fantasma, que se abrieron, obedeciendo humildemente las órdenes de
+la Inquisición.</p>
+
+<p>Metiose por el zaguán el familiar con su negra cohorte de alguaciles, y
+dio por cierto lo que de aquella casa endemoniada se había dicho a la
+Inquisición, cuando vio que, en efecto, los criados eran muy pálidos y
+muy serios y muy graves, y le vino de ellos un olorcillo como de tumba y
+cosa del otro mundo; y mucho más cuando, avisada la dueña de la casa, y
+levantada de prisa, porque reposaba, y mal recogidos los cabellos de oro
+bajo una toquilla, y vestida de blanco, salió al estrado, donde el
+familiar la esperaba armado de severidad y resuelto a llevarla presa, a
+poco que viera en ella que le confirmase en las brujerías que a aquella
+señora ociosos maldicientes achacaban; y ver a doña Guiomar y creerse
+cogido por los cabezones el familiar, fue todo en un punto; porque verla
+y entrarle un tal temblor que si hubiera tenido cascabeles en las
+piernas hubiera causado más ruido que un tiro de mulas al trote, fue un
+punto mismo; y secósele el paladar, y quedósele la lengua fría, y se le
+anudó la voz en la garganta; que en todos los días de su vida él no
+había visto una más garrida moza, ni más gentil dama, ni más peregrina
+hermosura.</p>
+
+<p>En resumen: a él, que por haber estudiado para clérigo, y haber hecho
+voto de castidad, aunque no había entrado en Orden, le habían parecido
+todas las mujeres, menos la Virgen María y la madre que le había parido,
+artificios del diablo para perder a los hombres, entrole de súbito una
+tal ansia amorosa y una tal sed de hermosura, que no se conoció a sí
+propio; y el diablo se le metió en el cuerpo, y pensó que si todas las
+brujas eran como aquella, vendríase a gobernar el mundo por ellas; y en
+vez de hablar recio y seco y altisonante e imperativo a aquella
+divinidad, besola rendidamente las manos y se declaró muy su servidor, y
+aun criado. Y preguntándole ella a qué era ido a su casa tan a deshora y
+con tal estrépito de aldabadas, y tal y tan pavoroso acompañamiento de
+alguaciles, él, oyendo su voz, que era meliflua y clara y sonora,
+figurósele que se había bajado del cielo a la tierra un ángel, y
+disculpose, y disculpó a la Inquisición, diciendo que de puerta se había
+engañado, y que no era allí donde él iba, sino a casa de un cierto
+rapista que en la vecindad vivía, y que el diablo sin duda, por amparar
+al susodicho, había hecho que él y sus alguaciles creyesen barbería la
+que era noble casa de viejo solar; y rogándola encarecidamente le
+perdonase, besola las manos y pidiola licencia para irse. Concediósela
+doña Guiomar, pero con el prosupuesto que cuando prendiese al barbero
+volviese, que ella le aguardaría, que tenía que decirle.</p>
+
+<p>Con esto, saliose de la casa el familiar con su escuadrón alguacilesco,
+y fue a dar de rebote casa del barbero, al que encontró oliendo a unto
+de bruja, que así lo declaró un alguacil que entendía mucho en estas
+cosas; y como el rapista había tardado en contestar y en abrir más de lo
+justo, confirmose más esta sospecha; y examinado que fue en su persona,
+se le encontró pringoso; con lo que, y con haber hallado en un rincón
+ciertos pucheros y redomas, se le esposó, y no con moza gentil y
+apetecible, sino con dos esposas de hierro, con cadena de alambre
+recocido de las que usaban alguaciles y cuadrilleros y toda la otra
+gente de presa que tenían la Inquisición y el rey para el buen servicio
+de la república; y con esto y con algunos cintarazos y sopapos que se le
+dieron como por vía de estimación y caricia, sacáronle mano con mano y
+codo con codo, dando con él en uno de los encierros de los sótanos de la
+cárcel de la Inquisición, y haciéndole, en fin, la barba como merecía,
+que si él no propalara tanto disparate contra la buena reputación y
+limpia vida de doña Guiomar, tal no le aconteciera; de donde se saca,
+que porque Dios lo quiere, los pícaros se enredan muchas veces en los
+mismos lazos que tienden a otros para que se pierdan, y en ellos se
+pierden.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="II" id="II"></a>II</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se trata de una música de enamorado acabada no muy
+amorosamente a tajos y reveses.</p></div>
+
+
+<p>Volviose el familiar desalado a casa de doña Guiomar, y sin más compañía
+que un alguacil que le llevaba la linterna, en cuanto hubo dejado con
+miedo, frío y hierros al rapista, y bajo cerrojos, y tomado recibo de su
+persona; y acontecíale al tal Ginés de Sepúlveda, que así se llamaba
+este honrado familiar, que no las llevaba todas consigo, y que decía
+para sí que él debía ser también preso y juzgado por la Inquisición;
+porque si bien se miraba, él había pecado, aficionándose a una mujer,
+por en cuanto a su voto de castidad, y había faltado a su obligación en
+no prender a quien se le había mandado prendiese; antes bien,
+disculpádola, y excusádola, y puéstose por su pecado de su parte, sin
+importársele otra cosa; y hubiera querido que le naciesen alas para
+llegar pronto; y en fin, no vivía de miedo de haber ofendido a Dios, y
+de ansia por que tardaba en ver aquel hermoso sol que, a la media noche,
+le había deslumbrado.</p>
+
+<p>Iban alguacil delante y familiar detrás, estirando a cual más podían las
+zancas y alargando los pescuezos, aficionado el uno al agasajo que de
+seguro le harían en aquella principalísima casa mientras esperase, y
+desasosegado y agonizando el otro por volver a ver a doña Guiomar; y
+esperaba el alguacil que alguna linda doncella, o dueña de no malos
+bigotes viniese a él, por mandamiento de su señora, para hacerle menos
+enojosa la espera; que el alguacil no podía creer sino que a cosa de
+amores volvía el familiar solo a la casa, y sin color de justicia, y que
+por esto se había salido de la casa sin prender a nadie; y en cuanto al
+familiar, no pensaba nada, sino que de él tiraban duendes o diablos para
+llevarle a su perdición; y aunque él no quería, salíasele el alma al
+mezquino, como si su alma hubiese querido llegar súbitamente y juntarse
+con aquella otra alma que dentro de aquel hermosísimo cuerpo vivía.</p>
+
+<p>Y yendo así y como disparados familiar y alguacil, y muy cerca ya de la
+casa de doña Guiomar, oyeron un rumor de voces que de la cercana
+revuelta de una callejuela venía, y como templar de vihuelas; cosas que
+daban a entender claramente que se trataba de dar música por algún
+enamorado a la señora de su pensamiento; y había por entonces una
+ordenanza que mandaba que de noche y a deshora no se diesen músicas por
+las calles, so pena de dos días de cárcel y diez ducados para obras
+pías; y como la gente que sonaba junta a poco trecho parecía mucha y
+debía ser alegre y maleante, y ellos sólo eran dos, o diríase mejor, uno
+y medio, porque el familiar aprovechaba poco, éste ordenó al alguacil
+torciese el paso por la boca de una callejuela que se veía a mano, y
+rodease, con lo cual el familiar creyó haber evitado aquella gente <i>non
+sancta</i>; pero vio, cuando dada la vuelta se hallaba a poca distancia de
+la casa de doña Guiomar, que a su puerta había un gran bulto de sombras
+como de hombres, del cual salía confuso rumor de voces recatadas.</p>
+
+<p>Quedáronse tras la esquina familiar y corchete, y a poco oyeron que
+rompían en una muy armoniosa música las vihuelas, y que cuando se acabó
+el ritornelo, una voz grave y melancólica, enamorada y dulce, cantó el
+siguiente:</p>
+
+<p class="poem">
+<span style="margin-left: 6em;">SONETO</span><br />
+<br />
+<span style="margin-left: 2.5em;">Insensible es al sol el duro hielo</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">De crudo invierno en el rigor impío;</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">Agua en la primavera, en el estío</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">En cálido vapor se eleva al cielo.</span><br />
+<span style="margin-left: 2.5em;">Siempre insensible al amoroso anhelo</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">Tuve el ingrato corazón vacío:</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">Mi llanto, agora, por el bien ansío,</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">Lava presta será de un Mongibelo.</span><br />
+<span style="margin-left: 2.5em;">¿Quién, sino tú, señora, a tal mudanza</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">Forzó a mi pecho helado y enemigo</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">De todo amor y todo rendimiento,</span><br />
+<span style="margin-left: 2.5em;">Que hoy espero sin sombra de esperanza,</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">Vivo muriendo, y hallo mi castigo</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">En la llama de amor que es mi tormento?</span><br />
+</p>
+
+<p>Calló la voz, y luego se oyó un profundísimo suspiro, que las vihuelas,
+que con el canto habían terminado su música, no pudieron cubrir con sus
+acordadas voces, y hubo algún espacio de tan grande silencio, que
+hubiérase podido oír el vuelo de un mosquito que por allí en aquel punto
+hubiera pasado; y aún duraba el encanto de la música, y el familiar no
+sabía qué pensar de lo que pasaba por su poco antes ánima castísima,
+cuando con más concierto y dulcedumbre que antes, volvieron las vihuelas
+al ritornelo. Amor parecía que volaba en los aires y lo llenaba todo;
+amor decían las vihuelas; de amor, escuchando en sus oscuros miradores
+palpitaba, sin saber por quién, y toda en imaginaciones sin sujeto, doña
+Guiomar, y amor iba emponzoñando en su dulce veneno el corazón del
+familiar, que veía delante de sus ojos, aunque allí no estaba, las
+doradas hebras de los sedosos cabellos de la viuda, y su frente de
+alabastro, y sus labios, que a una entreabierta granada se asemejaban, y
+sus ojos, con los que el claro azul del cielo de la alborada no pudiera
+competir; y batallaba el mísero con aquel amor que tan de súbito se le
+había metido en el alma, como si hubiera sido tentación de Satanás, y no
+fuego celeste, que del infierno venía, y había tomado por bellas
+ventanas por donde asomarse y dejarse ver en la tierra los divinos ojos
+de la indiana.</p>
+
+<p>Seguían en su ritornelo las vihuelas, limpiábase el pecho para empezar
+de nuevo, tal vez con algún madrigal competidor del soneto, el encendido
+amante, cuando las voces de ¡ténganse a la justicia! que vinieron de lo
+alto de la callejuela, cortaron en un punto el puntear de las vihuelas,
+y dejaron lugar al chocar de los broqueles, que apresuradamente los
+músicos se arrancaban del cinto, y que tal vez al desenvainar las
+espadas daban contra sus gavilanes; y a poco, no era ya dulce música lo
+que en la calle se oía, sino áspero son de espadas, que por los raudales
+de chispas que de ellas saltaban, no parecía sino que se habían allí
+reunido todas las fraguas de Vulcano.</p>
+
+<p>Apercibiose con asombro de sí mismo el familiar, de que él, que antes
+había hecho sin empacho profesión de tímido, y tenido por gala el
+parecer prudente y bien mirado, no se asustaba de lo que antes le
+hubiera causado espeluznos; e íbasele la mano al pomo de la espada, que
+hasta entonces había llevado por adorno, y sentíase más atrevido y más
+arrojado a todo que Gerineldos, aquel amante de la enamorada sobrina de
+Carlo-Magno; y pensaba que el del soneto había dicho bien, que tales
+mudanzas hace el amor, que no son para creídas, según que trastrueca a
+los que caen debajo de su imperio, y de menguados los cambia en altivos,
+y de corderos en leones, y de no atreverse a mover un pie sin pedirle
+licencia al otro, en atropelladores de todo, sin que haya quebradura que
+no salten, ni obstáculo, por insuperable que sea, que no venzan; pero
+puesto que a él nada le iba ni le venía en aquello, y que antes debía
+alegrarse de que la ronda le desembarazara la calle y le permitiera
+llegar a la puerta de la hermosísima viuda, que sin duda le esperaba,
+estúvose quedo y esperando a ver en lo que aquello quedaba, cuyo fin y
+remate, y de quién fuese al cabo la victoria no se veía muy claro: que
+la calle veníase abajo a cuchilladas; y no dulces requiebros enamorados
+se oían, sino juramentos y maldiciones, y ayes de aquellos a quienes
+alcanzaba alguna dura punta; y tanto duraba aquello y tan trabado, que
+claro aparecía que si los rondadores eran duros de pelar, no eran mucho
+más blandos los de la ronda, ni había allí que contar con manco ni
+flojo, según que arreciaba, cuanto más duraba, aquella tempestad de
+tajos y reveses.</p>
+
+<p>Pero acertó a acudir por la parte de abajo de la calle otra ronda, que,
+como venía de refresco, embistió duro, y puestos entre dos potencias los
+músicos, hubieron de ceder el campo; así pues, cubriéndose el rostro con
+los embozos, y apretando dientes y puños, embistió cada cual con lo que
+tenía delante, sonaron algunos tiros de pistolete, arremolináronse los
+alguaciles de ambas rondas; y los músicos escaparon, dejando sobre la
+calle alguna vihuela rota y algún alguacil malherido, que de ellos,
+cuando se acudió al lugar de la pelea, no se halló ni uno sólo, ni se
+tuvo indicio de quiénes fueran, aunque harto claro dejaron conocer, por
+lo que hicieron, que todos eran hidalgos, y de los buenos.</p>
+
+<p>Escapádose habían familiar y alguacil del Santo Oficio, cuando los
+alcaldes y los alguaciles de la justicia ordinaria pusiéronse en
+persecución de los que más bien que huían se esquivaban, por excusarse
+el familiar de preguntas y de respuestas con los otros alcaldes, y el
+alguacil por seguir a su superior; que lo que el familiar anhelaba era
+que la calle quedase libre para entrarse en la casa de la indiana, y
+contemplar otra vez al sol resplandeciente de su hermosura; y como iban
+corriendo por la callejuela que daba la vuelta a la manzana donde estaba
+la casa de doña Guiomar, vieron que un bulto, que delante de ellos iba,
+saltaba y se agarraba a las asperezas de una tapia, y se alzaba y se
+estiraba, y por el caballete de la tapia desaparecía; y no deteniéndose
+por esto, siguieron familiar y alguacil su carrera, dieron la vuelta,
+hallándose al fin del rodeo en la misma calle de las Sierpes donde había
+pasado la pendencia, y vieron que en ella no había un alma viviente, ni
+se oía otro ruido que el del vientecillo de la noche, que zumbaba
+dulcemente en las encrucijadas.</p>
+
+<p>Mandó el familiar al alguacil que allí le esperase, y él se fue a la
+puerta de la casa de la viuda, y llamó, y abrieron en cuanto dijo cuál
+era su calidad y oficio y que la señora le esperaba, y entró, se cerró
+la puerta, y la calle se quedó tan en silencio y tan pacífica, como
+solía estarlo a aquellas horas de ordinario.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="III" id="III"></a>III</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como, sin esperarlo, hallose la hermosa viuda con aquel su amor,
+que tan acongojada la tenía.</p></div>
+
+
+<p>Suspensa el alma, la mirada anhelante y fija por descubrir lo que
+envolvía en sus sombras la oscura calle; aguzando el oído por coger una
+palabra, entre el murmullo de las voces de los que hablaban bajo sus
+miradores, que le fuese indicio de quiénes eran los que en aquella hora
+la rondaban, la hermosa indiana estúvose con su doncella Florela; y
+asomándose a la entreabierta vidriera de una ventana de su cámara, en la
+cual había matado la luz, toda era cuidado y toda congojas; que
+enamorada estaba, no embargante su viudez, lo que decía con harta
+elocuencia que, o no había amado al difunto marido, o que le había amado
+tanto, que, por la dulce costumbre, sin amor no podía pasarse. Y el
+caso era que el nuevo dueño al cual su alma se rendía, había sido tan
+corto en manifestarla su afición y tan rápidamente había pasado delante
+de ella, diciéndola, empero, con sus encendidas miradas su deseo, que no
+parecía hombre enamorado que en ocasión se pone de contemplar a la
+deidad que adora, sino alma en pena y cobarde que cree tan menguados sus
+merecimientos, que esquiva, cuanto puede, ser reparada por miedo del
+menosprecio; y justamente por esto doña Guiomar le había estimado; por
+aquella su timidez, la grandeza de su amor había medido; que no hay
+afición sin cuidado, ni pasión sin ansia; ni es amor el que con mortales
+recelos no desconfía del logro de la victoria; y esto lo saben bien las
+mujeres, y tanto más cuanto por su hermosura son más pretendidas y
+buscadas y acechadas; y doña Guiomar, que lo era grandemente, aunque no
+saliese de su casa más que entre dos luces, y aun así para ir a la
+iglesia, sabíalo más que otras.</p>
+
+<p>La esperanza de que el sujeto de su amor, encubierto con el amigo manto
+de la tenebrosa noche, viniese a decirla sus amantes penas con la
+regalada cadencia de la encantadora música, despertándola de su inquieto
+sueño, tenía a la hermosa indiana, toda anhelo, toda impaciencia, toda
+oídos y toda ojos; y cuando oyó la voz doliente, dulce y grave del que
+cantaba, y los conceptos de la amorosa canción, abriéronsela las
+entrañas para recibir en ellas el encendido suspiro que fue de la
+canción fin y remate, y confirmación del alma de lo que habían dicho los
+labios; y saliósela de la suya otro tan amantísimo y hondo suspiro, que
+si el cantor le oyera, no se tuviera por venido a un valle de lágrimas,
+sino a un encantado paraíso; y no le oyó, porque a punto sonó el
+¡ténganse a la justicia! de la ronda, tras lo cual vinieron las
+cuchilladas y tumulto.</p>
+
+<p>Acongojose con esto doña Guiomar, y al suelo viniera traspuesta, si no
+la sostuviera en sus brazos su fiel doncella Florela; y cuando todo pasó
+y renació el silencio y tornó la calma; bañados en lágrimas los dulces
+ojos y la bella color mudada, dijo a Florela con una voz en que se
+entendía claramente lo que en su alma había de temor y de esperanza:</p>
+
+<p>&mdash;¡Ay, amiga Florela, que si esto es amor, a Dios pluguiera que nunca
+hubiera yo amado en mi vida! ¿y quién había de decirme a mí que a tal
+punto había de traerme un hombre a quien no más que tres veces he visto,
+y aun así como sombra que pasa, o mentida imagen de un sueño, que al
+despertar se pierde?</p>
+
+<p>A lo cual respondió Florela suspirando:</p>
+
+<p>&mdash;Cosa es el amor, señora, que no ha menester más que un punto para
+rendir a su imperio un alma; y tanto más, cuanto más esta alma está
+anegada en tristezas, y huérfana de dulces afectos.</p>
+
+<p>&mdash;Calla, Florela,&mdash;dijo doña Guiomar enjugando sus lágrimas,&mdash;que me
+parece que alguien viene.</p>
+
+<p>Entreabrió a punto la mampara un paje, asomó la cabeza, y dijo a su
+señora que el familiar del Santo Oficio que había estado antes, había
+vuelto, y que decía que por la señora era venido; y doña Guiomar mandó
+le llevasen al estrado, y que le rogasen que allí esperase.</p>
+
+<p>Procuró sosegarse doña Guiomar, aunque esto era más para deseado que
+conseguido, y dijo a su doncella:</p>
+
+<p>&mdash;Mira, Florela, si es posible que los de casa averigüen si ha pasado
+alguna desgracia en la riña, y si la hubo, quién o quiénes son los sin
+ventura; que esto bien podrá hacerse con el pretexto de socorrer a los
+que hubieren menester socorro; y vuelve, mientras yo me aliño un tanto
+para ir e advertir a ese familiar aquello para lo que le he rogado que
+vuelva; y no tardes, que la duda de que él haya podido quedar en el
+lance, me tiene sin vida.</p>
+
+<p>Saliose Florela, y doña Guiomar fue a sentarse a su tocador, y
+contemplose al espejo, y hallose, más hermosa que nunca; que el amor
+hace hermosos aun a los ojos feos, y a los hermosos los sublima,
+haciendo de ellos un cielo; y un cielo veía en sus ojos doña Guiomar,
+porque en el amor que en sus ojos hallaba, la parecía como que veía la
+imagen de aquel por quien el amor acongojaba su alma; y la sucedía que
+cuanto más se contemplaba, más la parecía ver en sus ojos la fugitiva
+sombra de su deseo; y a tal llegó su amorosa ilusión, que creyó que no
+en sus ojos, sino detrás de ella, sobre las rubias trenzas de sus
+cabellos, aparecía la imagen de su anhelado, mirándola ansioso, copiado
+por el espejo, y como si detrás de ella hubiese estado de rodillas.
+Pareciola asimismo que una mano trémula asía una mano suya que pendía
+descuidada, y que en ella unos labios ardientes posaban un amoroso beso.</p>
+
+<p>Volviose estremecida doña Guiomar, y vio que de rodillas estaba junto a
+ella, no una imagen vana, ni una sombra, sino un hombre, con atavío de
+soldado, que anhelante la miraba, y que parecía que quería hablar y no
+podía, aunque harto claro decía lo que sentía el temblor que todo su
+cuerpo agitaba.</p>
+
+<p>Sobresaltose doña Guiomar, nubláronsela los ojos, apretósela el corazón,
+y desfalleció toda al ver que quien tenía a sus pies y oprimiéndola una
+mano, que ella no tenía fuerzas para retirar, contra sus labios, era el
+mismo por quien ella la dulce muerte del amor sentía; y así los dos, en
+un silencio más elocuente que el mejor de los discursos, pasose algún
+tiempo, hasta que recobrándose la hermosa indiana y conociendo que por
+su decoro debía manifestar extrañeza y enojo por lo que sucedía,
+desasió su mano de las de su enamorado, y dijo con la voz entera y
+enojada:</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué es esto? ¿quién sois? ¿cómo habéis entrado aquí? ¿qué queréis?</p>
+
+<p>&mdash;Hermosa señora,&mdash;dijo levantándose aquel hombre,&mdash;no mi voluntad, sino
+los no sé si para mí crueles o propicios hados, son los que, cuando yo
+pensaba sólo en libertarme de ser preso, aquí me han traído, para que
+postrado a vuestros pies pueda deciros que vos sois mi vida, sin la cual
+vivir no puedo, ni quiero; y que si en vos no hallo esperanza a mi pena,
+alivio a mi enfermedad, alegría a mi tristeza, luz a mis ojos, a mi
+pecho aliento y gloria a mi deseo, por condenado me doy y sin vislumbre
+de redención que me salve.</p>
+
+<p>A lo que doña Guiomar respondió, mirándole no tan ceñuda ya, ceño
+fingido, que si ella hubiera mostrado lo que sentía en el alma en el
+semblante, por bien hallado y dichoso hubiérase dado él:</p>
+
+<p>&mdash;Cortés sois, bien nacido parecéisme y bien criado; dejadme que me
+asombre de veros en mi presencia, entrado aquí como un salteador pudiera
+entrarse, y sin más disculpa que la de la necesidad que habéis tenido de
+salvaros de ser preso.</p>
+
+<p>&mdash;En tal aprieto,&mdash;dijo él,&mdash;no me hubiera visto si no os viera, si
+viéndoos no os amara, y por amaros no ansiara deciros mi pena; que yo
+soy el que, no ha mucho, en unos tan desdichados y pobres versos, como
+míos, os decía mis ansias; y si vos, señora de mi alma, esos versos
+habéis oído, oído habréis también la riña, que ha sido tal, que cortada
+la salvación, obligado me he visto a saltar una tapia, que es sin duda
+la del jardín de vuestra casa; porque adelantando por ese jardín, y
+dando en un cenador, y en él en unas escaleras, siguiendo por un
+corredor, halleme junto a una puerta entreabierta, y os vi, y sin pensar
+en otra cosa, acerquéme, se me doblaron las rodillas, convidome vuestra
+mano de alabastro, y mis hambrientos labios besarla osaron: si lo que os
+digo no fuese para vos disculpa bastante del que habéis creído
+atrevimiento mío, volveré a salir de vuestra casa, importándome ya poco
+de cuanto mal pudiera avenirme, que, por grande que fuese, no sería
+mayor que la desgracia de haberos enojado.</p>
+
+<p>&mdash;No habéis de decir,&mdash;replicó la hermosa indiana,&mdash;que poniéndoos en
+peligro el salir ahora de mi casa, de ella os echo; tanto más, cuando
+por venir, aunque sin licencia mía y aun sin yo conoceros, a darme
+música, en tal cuidado os habéis puesto; y hagamos aquí punto a la
+conversación, y entraos en ese aposento, que yo voy a ver si por acaso
+ha podido oíros alguno de mis criados, y cuando todos estén recogidos y
+el peligro que corréis haya pasado, podréis iros.</p>
+
+<p>Y yendo a una puerta, abriola, y haciéndole seña de que pasase, él pasó
+a un cuarto oscuro, donde doña Guiomar encerrole tan a tiempo, que ya
+las fuerzas la faltaban para el fingimiento, y aquejábala el deseo de
+trocar su severidad en dulzura, su enojo en rendimiento, y su
+indiferencia en amor.</p>
+
+<p>Valídose había además doña Guiomar de la industria de encerrar al aun
+para ella desconocido amante suyo, porque, aunque turbada, acordose de
+que en la sala la esperaba aquel familiar de la Inquisición que poco
+tiempo hacía la había asustado, metiéndose de rondón y en son de amenaza
+en su casa, como si hubiera ido a buscar herejes malditos; y porque
+había conocido (siempre las mujeres lo conocen) que de ella el familiar
+se había prendado, citole para saber por qué causa la Inquisición la
+había buscado, y además para acabar de prendarle y volverle loco, con lo
+cual el disgusto o el peligro de una nueva visita de la Inquisición se
+evitaría.</p>
+
+<p>Fuese, pues, a la sala donde el familiar la esperaba; hallole inmóvil
+como una estatua, teniendo en la una mano el sombrero, puesta la otra en
+los gabilanes de su inútil espada, y grave y triste y compungido;
+alegráronsele los ojos al menguado cuando a él se acercó doña Guiomar
+sonriendo, y habiéndose ella ido al estrado y sentádose y héchole seña
+de que a su lado se sentase, él lo hizo, quedando encogido y encorvado;
+y luego ella le habló de esta manera:</p>
+
+<p>&mdash;Agradecida os estoy, señor, con toda mi alma, por la benevolencia con
+que habéis tornado a que yo os diga lo que no puedo menos de deciros, y
+es, que no sé yo por qué causa la Inquisición, que amo, respeto y
+venero, ha venido, no a honrar mi casa, sino a traer a ella el juicio
+engañado de la vecindad, que, sin duda, ha creído que yo no soy tan
+buena y católica cristiana como tengo la ventura de serlo, y
+obedientísima hija de nuestra Santa Madre Iglesia.</p>
+
+<p>Comídose había con los ojos a doña Guiomar, mientras dijo las anteriores
+palabras, el señor Ginés de Sepúlveda, y comiéndosela aún, y atragantado
+por el hechizo de tantas y tan no vistas bellezas como en doña Guiomar
+se atesoraban, dijo con la voz temblorosa y desfallecida y espantado de
+sí mismo:</p>
+
+<p>&mdash;Deber es del Santo Oficio de la General Inquisición, contra la
+herética pravedad, extremar su celo, y tanto más en los calamitosos
+tiempos en que las naciones más poderosas del mundo amparan la herejía,
+engañados y perdidos sus monarcas por Satanás; que la Alemania y la
+Inglaterra hierven en herejes, y aquí nos vemos obligados a hacer cada
+auto de fe que espanta, y sin que este saludable rigor sea bastante para
+purgarnos de la maldita simiente; así es que, señora, como esta casa que
+vos habéis comprado y habitáis tenía duende...</p>
+
+<p>Interrumpiole doña Guiomar, y con muestras de sobresalto le dijo:</p>
+
+<p>&mdash;¿Duende decís que tenía esta casa?</p>
+
+<p>&mdash;Por ello estuvo muchos años deshabitada,&mdash;respondió el señor Ginés de
+Sepúlveda;&mdash;y si vos que, por ser forastera, no lo sabíais, no la
+hubiérades comprado y habitado, sin habitar estaría aún, y seguiría
+deshabitada por los siglos de los siglos amen.</p>
+
+<p>Creían entonces en los duendes como se creía en los artículos de fe, y
+por creer en ellos doña Guiomar, imaginósela que, tal vez, no el hombre
+que amaba en carne y hueso era el que se la había aparecido en su
+retrete, sino una apariencia de él, tomada por algún duende maligno; y
+espantose y pareciola que detrás de cada tapicería se movía un duende
+travieso, y que las figuras de los lienzos que las paredes poblaban
+tomaban extrañas y espantables cataduras, y que de todos los ángulos de
+la sala surgían trasgos y fantasmas; y como tenía la imaginación muy
+viva, porque era andaluza, venida de las Indias, asustose de tal modo,
+que al familiar se asió como si hubiera creído que agarrándose a una
+parte de la Inquisición, por exígua y mezquina que fuese, a ella no se
+atreverían duendes, trasgos, ni espectros.</p>
+
+<p>Aconteciole al señor Ginés de Sepúlveda, cuando las suaves manos de doña
+Guiomar asieron las suyas y sus ojos se fijaron espantados en sus ojos,
+que creyó que de él se apoderaba el diablo; espantose muy mucho más que
+doña Guiomar, y aturdiose; y sin saber cómo, no encontrando otra cosa de
+que ampararse, amparose del mismo peligro que le espantaba; es decir,
+que se abrazó a doña Guiomar, y de tal manera, que no parecía sino
+náufrago que, llevado por las furiosas olas, con una tabla se encuentra
+y a ella se agarra.</p>
+
+<p>¿Quién pudiera decir lo que pasó por ambos cuando en aquel abrazo, tan
+súbita e inopinadamente sobrevenido, se encontraron enlazados? Pareciole
+a doña Guiomar el señor Ginés de Sepúlveda, cuando le vio tan cerca, más
+feo y pavoroso que todos los duendes y vestiglos habidos y por haber, y
+rechazole; y él, cuando hubo sentido las corpóreas bellezas de doña
+Guiomar, y alentado la ambrosia de su aliento, no defendió ya su alma
+del demonio, sino que, cayendo en la tentación y olvidándose de sus
+votos (que como ya se dijo, aunque seglar, de castidad había
+pronunciado), y siendo valiente por la primera vez de su vida,
+volteándole los ojillos grises, y todo contraído y perturbado, dijo:</p>
+
+<p>&mdash;¡Amor!... ¡amor!... ¡yo te reconozco y te adoro! ¡Alma mía, que te
+pierdes, perdóname, porque te fenezco en otra alma, que ya, sin ser yo
+poderoso a evitarlo, es el alma mía!</p>
+
+<p>&mdash;Pero ¿qué es lo que estáis diciendo, hombre,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;que
+me parece que os habéis vuelto loco? ¿De qué alma habláis, que decís
+que es vuestra alma? Si por ventura el alma que decís es el alma mía,
+ved que os engañáis, que yo no os la doy, ni mi alma puede irse a vos
+sin que yo lo quiera.</p>
+
+<p>A todo esto, doña Guiomar se había separado a una buena distancia del
+familiar, y parecía como que éste empezaba a volver en sí, y a
+arrepentirse de haberse dejado ir de aquella manera por los para él
+desconocidos espacios del amor.</p>
+
+<p>Doña Guiomar estaba toda encendida e indignada, y le miraba fosca: como
+que aún la parecía sentir el apretón de unos brazos que la ceñían, y ver
+dos ojos que, como los de un lobo hambriento, la miraban.</p>
+
+<p>&mdash;Perdonadme, señora,&mdash;dijo el familiar,&mdash;que yo creo que los duendes de
+esta casa maldita se han metido en mí, y me han obligado a hacer y decir
+contra mi voluntad lo que he hecho y dicho; pero ya veis que a la razón
+vuelvo, que respetuoso os hablo, que humillado perdón os pido; y el que
+esta influencia infernal que me ha dominado no haya persistido, consiste
+en que yo llevo conmigo un preservativo contra toda hechicería y
+maleficio, y esos demonios familiares, que se llaman vulgarmente
+duendes, han huido lanzados por la virtud de ese bendito preservativo.</p>
+
+<p>&mdash;¿Preservativo tenéis contra diablos familiares?&mdash;dijo doña Guiomar.</p>
+
+<p>&mdash;Sí, señora,&mdash;contestó el señor Ginés de Sepúlveda,&mdash;y ese preservativo
+es la medalla, que con la cruz dominica, que como sabéis es la cruz de
+la Inquisición, llevo pendiente de este cordón sobre el pecho.</p>
+
+<p>&mdash;De suerte, que si yo llevara pendiente de la garganta esa medalla,
+libre de duendes estaría,&mdash;dijo doña Guiomar.</p>
+
+<p>&mdash;Y no sólo vos,&mdash;respondió Ginés de Sepúlveda,&mdash;sino vuestra casa y las
+otras casas adonde fuéredes, como todo lugar en que os encontráredes.</p>
+
+<p>&mdash;Pues mirad,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;si me dais esa milagrosa medalla, os
+perdono el abrazo que tan sin licencia mía, y tan contra mi voluntad y
+mi pudor, me habéis dado; que en Dios y en mi ánima, este es el primer
+abrazo de hombre que he sentido.</p>
+
+<p>&mdash;¿Pues qué, no sois vos viuda, señora?&mdash;preguntó admirado el familiar.</p>
+
+<p>&mdash;Padre fue, que no marido para mí, el buen esposo mío cuya muerte
+lloro,&mdash;respondió tristemente doña Guiomar.</p>
+
+<p>Atragantose el familiar cuando, por la propia confesión de los rosados
+labios de doña Guiomar, reconoció en la ya bastantemente preciada
+persona que le volvía el seso, un atractivo más, que era el de ser
+doncella, no embargante lo de viuda, que bien puede ser esto, aunque
+rara vez suceda y haya de ponerse muy en duda; pero de tal manera lo
+había dicho doña Guiomar, y con tal y tan ruboroso embarazo, que había
+que creerlo, y creyolo el señor Ginés de Sepúlveda, y el corazón se le
+volvió de arriba abajo, y atragantose, y de tal manera, que se estuvo
+bien cinco minutos sin decir palabra, y mirando espantado a la hermosa
+indiana, ni más ni menos que si en ella hubiera tenido delante esa ave
+fénix de la que todos hablan y ninguno ha visto; porque en doncella moza
+puede con no mucha dificultad creerse, pero creer en doncella viuda, era
+ya cosa recia. Y este espanto del familiar no era por que le pareciese
+mentirosa doña Guiomar, que él la hubiera creído aunque ella le hubiera
+dicho que no había venido al mundo por medio de mujer, sino caída de una
+estrella; pero espantábale el ver que su castidad iba más y más
+desmoronándose y deshaciéndose, y que el diablillo del amor con más y
+más fuerza le abrasaba el alma.</p>
+
+<p>Sabe Dios cuánto tiempo hubiera estado silencioso y como sujeto a un
+encanto, si ella, repuesta del trabajo que la había costado aquella su
+extraña confesión, no le hubiera dicho:</p>
+
+<p>&mdash;Sólo hay una manera, señor mío, repito, para que yo os perdone vuestro
+atrevimiento, y es que siendo, según decís, esa medalla que pendiente de
+ese cordón lleváis sobre el pecho, un preservativo contra los demonios,
+ya sean o no sean familiares, y contra toda casta de espíritus foletos
+y malditos, me la entreguéis, para que yo pueda quedar esta noche sin
+morirme de miedo en mi casa; que mañana será otro día, y ya buscaré yo
+vivienda en que acomodarme, donde no haya habido nunca, ni duende, ni
+trasgo, ni fantasma, ni alma en pena, ni cosa que en mil leguas al otro
+mundo huela.</p>
+
+<p>&mdash;No ya la medalla del Santo Oficio os daría yo, y tenedla, señora
+mía,&mdash;dijo todo amor y todo rendimiento el familiar,&mdash;sino el alma,
+aunque supiera que os la daba para que me la perdieseis.</p>
+
+<p>&mdash;No por Dios,&mdash;dijo doña Guiomar, tomando la medalla que el familiar la
+daba y poniéndosela al cuello,&mdash;que no quiero yo que por mí seáis
+idólatra y os condenéis; tanto más, cuanto que yo no podría
+corresponderos, porque aborrezco el amor, principio y causa de todas las
+malas aventuras que a la mujer la avienen; y porque es ya tarde y el
+sueño me pesa en los ojos, y porque veo que la Santa Inquisición está
+ya, en vos, convencida de que yo aliento buena y vieja sangre católica,
+apostólica, romana, sin que haya en ella la más mínima partícula no
+limpia, ruégoos os vayáis, y si quisiereis volver a verme, lugar habrá
+en hora no tan incómoda y más conveniente para mi recato.</p>
+
+<p>Levantose doña Guiomar como manifestando con la acción añadida a la
+palabra que el familiar sería muy discreto si se iba cuanto antes, y el
+pobre hombre, mirando con ansia y todo aturdido a doña Guiomar, besola
+las manos y fuese, llegando hasta la puerta de espaldas, por no
+volverlas a doña Guiomar, no se sabe si por verla algún tiempo más, o
+por respeto. Inclinose con gran acatamiento cuando hubo llegado a la
+mampara, y luego esta se abrió y se cerró, desapareciendo el familiar,
+con lo cual doña Guiomar se volvió presurosa, y sin miedo a los duendes,
+por la milagrosa medalla que llevaba al cuello, a su retrete, donde,
+como se ha dicho, y en un cuarto que a él daba, había dejado encerrado
+al su desconocido amante, que la tenía tan sin vida.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="IV" id="IV"></a>IV</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar.</p></div>
+
+
+<p>Trémula la mano, alborotado el corazón, encendido el bello semblante y
+turbados los divinos ojos, doña Guiomar abrió la puerta del cuarto, y
+dijo con la voz tan turbada que apenas si se la oía:</p>
+
+<p>&mdash;¡Eh, caballero, salid si os place, yo os lo ruego!</p>
+
+<p>A cuyas palabras sólo respondió el silencio, como si nadie hubiera
+habido en el cuarto, que ya se ha dicho estaba oscuro como boca de lobo.</p>
+
+<p>Vínosela otra vez a las mientes a la bella viuda, que aquel en quien
+había creído ver a la dichosa persona que la enamoraba, no había sido un
+hombre, sino un duende, que había tomado aquella apariencia para
+burlarla y atormentarla, y que, a causa de llevar ella la milagrosa
+medalla del Santo Oficio, el duende había huido; pero oyó a punto uno
+como resuello recio de persona que duerme, que allá de lo hondo del
+oscuro cuarto salía, cosa que doña Guiomar sintió más que si en efecto
+su enamorado se hubiese tornado en humo y desaparecido; porque quien de
+tal y tan sosegada y profunda manera se había dormido, cuando ella le
+había dicho que la esperase, no debía ser muy extremado en amar; que
+ella sabía muy bien, y a causa de él mismo, que el amor desvela, y tanto
+más cuanto se está más cerca del objeto amado, y en términos de duda y
+esperanza.</p>
+
+<p>Llamó al dormido, ya con más fuerza y aun con enojo, la hermosa indiana,
+y a poco se oyó un bostezo, luego pasos, y al fin apareció el incógnito,
+con los ojos cargados aún de sueño y con todas las muestras de que en lo
+mejor de él se le había interrumpido; y como doña Guiomar cuando le
+sintió que se acercaba se hubiese ido a un canapé o escaño que allí
+había, y se hubiese sentado, él tomó una silla baja que encontró al
+paso, y fue a sentarse junto a doña Guiomar, tocando su falda, y de tal
+manera que no parecía sino que hacía un siglo eran amantes, y con un
+desenfado tal, que aunque sin dar en la descortesía, parecía mostrar la
+confianza que él tenía en ser amado, si es que ya no lo era, y con toda
+el alma; mirábala él con codicia, aunque sin irreverencia, y ella le
+contemplaba asombrada por lo que en él veía, que harto claro se mostraba
+en sus ojos; y ni el uno ni el otro decían una palabra, y ella se
+turbaba más y más, y más y más se la encendía el enojado tal vez, y tal
+vez amoroso semblante, y él lo conocía y tal lo mostraba, que más y más
+ruborosa se mostraba ella, y más y más confusa.</p>
+
+<p>Díjole ella, en fin, que era muy extraña cosa que un hombre que, como
+él, de tal manera se había entrado en su casa amparándose de la
+justicia, y que decía que por ella se había puesto en tal trabajo, y que
+la había dado música, y tan amorosos y encendidos versos la había
+cantado, viniese a dormirse como si ningún cuidado le inquietase y como
+hubiera podido dormirse en su casa: a lo que él respondió mirándola
+amorosísimamente, que tantas noches había pasado en vela atormentado por
+sus amores, y tan desesperado y triste, que no había que admirarse de
+que, cuando al fin lucía para su amor el sol de la esperanza, descansado
+hubiese en alguna manera de su trabajo.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y quién os ha dicho,&mdash;exclamó ella,&mdash;que yo os amo, ni en amaros
+piense, ni para vos me haya criado, ni al cabo la dureza mía para el
+amor, por vos se haya deshecho?</p>
+
+<p>&mdash;Dícenmelo,&mdash;respondió él,&mdash;vuestros divinos ojos, que en vano de mí se
+apartan para no verme, porque con más afición y más encendidos rayos de
+amor, ¿qué digo? de gloria, a mirarme tornan; dícemelo vuestro hermoso
+seno, que los amantes latidos de vuestro corazón mueven; dícemelo
+vuestra voz enamorada, que en vano pretende remedar al enojo; dícemelo,
+en fin, mi deseo, señora mía, porque si vos no me amaráis, tormento
+insoportable sería para mí la desesperada memoria de vuestra adorada
+imagen, muerte mi vida, infierno mi esperanza.</p>
+
+<p>&mdash;Paso, paso, señor mío,&mdash;exclamó la enamorada indiana, queriendo en
+vano que no saliese a su boca en una sonrisa de contento su alma, y a
+sus ojos en un volcán;&mdash;que si seguís así, creeré que mentís, que no
+puede llegarse a un tal rendimiento de amor tan de súbito y por una
+mujer apenas vista, y por la primera vez de amores requerida; y luego,
+que yo tengo para mi, aunque puede ser que me engañe, porque yo de
+amores no entiendo, ni he querido entender nunca, que el amor para ser
+sublimado ha menester de todo punto ser correspondido.</p>
+
+<p>&mdash;Mucho pudiera yo decir sobre esto,&mdash;repuso él;&mdash;pero aquéjame haceros
+una pregunta sobre lo que acabáis de decir, de que no entendéis de
+amores, ni entender de ellos habéis querido nunca.</p>
+
+<p>&mdash;¿Pues no decíais vos en vuestro soneto,&mdash;repuso ella,&mdash;que vuestra
+alma había sido hasta ahora hielo para el amor? ¿por qué, pues, os
+maravilla que hielo haya sido hasta ahora, y que aún lo sea para el
+fuego amoroso, el corazón mío?</p>
+
+<p>&mdash;Casada fuisteis, señora,&mdash;dijo con tristeza el galán,&mdash;y para amargura
+mía, que las venturas concedidas a otro, aunque pasadas y lícitas, y aun
+santificadas por el matrimonio, dardos son de celos y ponzoña de
+despecho, para el que bien ama y ser quisiera el único en el amor de la
+que adora.</p>
+
+<p>&mdash;En hondos discursos os metéis, y no sé qué os diga, ni qué deje de
+deciros,&mdash;contestó doña Guiomar, bajando los ojos y poniéndose muy más
+colorada que otras veces;&mdash;y tanto más, cuanto que no sé a quién hablo.</p>
+
+<p>&mdash;De buenos y honrados padres vengo, señora,&mdash;respondió él;&mdash;hidalgo
+soy; Alcalá es mi patria; cursé en las aulas de su famosa universidad;
+tirome la afición a las armas, y muy más el amor a las letras; soldado
+soy, y a poeta aspiro por mi desgracia, porque la poesía es sueño que
+devora el alma y la finge lo que no existe, y en los espacios
+imaginarios la pierde: Miguel de Cervantes Saavedra me llamo, y vuestro
+esclavo soy.</p>
+
+<p>&mdash;¿Miguel de Cervantes Saavedra sois vos?&mdash;exclamó con encarecimiento
+doña Guiomar;&mdash;pues por ahí andan en unos papeles impresos los versos
+que se recitan en casa de Arquijo por todos los buenos ingenios de
+Sevilla, y entre ellos hay los, y no de los peores, que según el papel,
+han sido compuestos por vos.</p>
+
+<p>&mdash;Si yo hubiera podido creer,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;que los pobres versos
+míos habían de llegar a tan hermosas manos, puede ser bien que el deseo
+de contentaros hubiera sido inspiración que los hiciese dignos de
+Pindaro; ¿pero qué poesía queréis que haya sin amor, y cuando sólo se
+escribe para ejercitar el ingenio?</p>
+
+<p>&mdash;¿Y sin amor vivíais cuando esos versos compusisteis? pues o no me
+amáis como decís, o me amáis desde muy poco tiempo, que ha ocho días se
+vendía el papel nuevo, y versos vuestros había en él.</p>
+
+<p>&mdash;Desde que perdí el corazón en el cielo de vuestras perfecciones,
+señora,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;de tal manera he ansiado, tanto he dudado, tan
+grande la desdicha de mi amor he creído, que no he tenido alma ni vida
+más que para ansiar y temer, y buscaros y entreveros, apareciendo con el
+alba, tornándoos a vuestra casa a punto que el sol salía, menos que vos
+hermoso; y todo era en mí sobresalto y congoja, y afán y miedo; que ante
+vos no quería mostrarme, por no ver el desdén en vuestros ojos, hasta
+que no pudiendo más, y desesperado y loco, a daros música vine, y a
+deciros ese triste soneto, que en su poco valer bien muestra que las
+musas están enojadas conmigo, al verse por vos, a causa del grande amor
+que os tengo, por mí desdeñadas y olvidadas; bien que si vos, como me lo
+hace creer el deseo, me amáis, ¿qué vale el laurel de Apolo comparado
+con la gloria de teneros mía?</p>
+
+<p>Responder quiso doña Guiomar, pero desfalleció la voz en su garganta;
+sus ojos se posaron, exhalando un dulce fuego, en el venturoso amante;
+suspiró luego tan hondamente como si el suspiro hubiera salido de lo
+recóndito de sus entrañas, y dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Pues que Miguel de Cervantes sois, y antes de conoceros yo había
+conocido en vuestros versos vuestra alma, y estimádola había por ellos,
+quiero contaros mi historia, y por ella veréis claramente cómo, habiendo
+sido casada y con buen marido, amor no conocí, ni conozco, como no sea
+amor esto que me tiene hablando con vos y a deshora en mi aposento; que
+para ampararos en el aprieto en que os veis, no era menester que yo os
+hiciese compañía; y amor debe ser este, porque habéis de saber que no
+sabía yo que hubiese cosa que vencer pudiese la fuerza de mi recato, y a
+él falto hablando con vos a solas, y a tal hora; y si esto no es amor,
+no sé lo que ello sea; amor es, ¿quién lo duda, cuando ocultarlo no
+puedo, y si os lo niego más os lo afirmo, y vencida y enamorada os lo
+confieso? Pero si creéis que ese amor mío ha de ser parte para que yo me
+olvide de mi honra, a la menor señal que en mi desdoro hagáis, morirá mi
+amor para que ocupe su lugar el menosprecio.</p>
+
+<p>A lo cual contestó él con este cuarteta, que se salió sola y sin
+licencia suya de su enamorado pensamiento:</p>
+
+<p class="poem">
+<span style="margin-left: 2em;">Amores que son del alma</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">hacen callar los sentidos;</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">que en verse correspondidos</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">alcanzan su mejor palma.</span><br />
+</p>
+
+<p>&mdash;Así os quiero, señor mío,&mdash;contestó ella,&mdash;y por que veáis cuánto en
+vos confío y cuánta es la estimación en que os tengo, para que sepáis
+bien quién soy, os voy a contar mi historia; eso si no es que os aqueje
+el sueño, que si tal fuese, mi doncella Florela, que es discreta, os
+llevarla a un aposento donde pudierais reposar seguro.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah! no me castiguéis,&mdash;dijo él,&mdash;por aquel impertinente sueño mío en
+que me encontrasteis; y empezad, mi dulce señora, que con vida y alma os
+escucho.</p>
+
+<p>Quedose ella por algún tiempo pensativa y como dudando, y luego empezó
+de esta manera.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="V" id="V"></a>V</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que doña Guiomar comienza a contar su historia a Miguel de
+Cervantes.</p></div>
+
+
+<p>&mdash;No puede llamarse con verdad desdichada la criatura que no lo fue
+desde su nacimiento, y aun en el seno yo de mi madre, para mí empezó la
+desdicha. Nací en esta hermosa ciudad de Sevilla, y en su calle que
+llaman del Hombre de Piedra, y con tan dura fortuna, que el instante del
+primer aliento mío, fue el del postrero de mi padre. Matáronle cuando
+nací yo, y a las puertas de nuestra casa, siendo su muerte la más rara
+tragedia que se vio en los pasados tiempos, ni se verá en los venideros.</p>
+
+<p>Era mi padre viejo, pero alentado y tan entero, que su vejez parecía
+primavera bajo nieve, o invierno que bajo su hielo tenía galas de
+primavera. Natural de Méjico era mi padre, y rico, y a Sevilla vino con
+unas galeras de rey, de las que era general.</p>
+
+<p>Acudió el gentío a la Torre del Oro a ver la flota, y entre las damas
+que estaban en los estrados que para ellas se habían puesto junto a la
+orilla, asistía mi madre, que era una hermosa doncella de veinte años, y
+tan desamorada y esquiva, que no parecía sino que el amor no alentaba
+para ella, según que era de desabrida con todos los que se rendían a los
+encantos de su hermosura. Si la hubiera contentado el claustro,
+hubiérase entendido que el santo amor de Dios no dejaba en su corazón
+lugar para el amor al hombre; pero tampoco era esto, porque una tía
+monja que tenía en las del Espíritu-Santo quiso llevársela consigo, a lo
+que ella no se acomodó, diciendo que Dios no la había hecha para que la
+sofocasen tocas ni monjiles, ni para enojarse entre cuatro paredes.</p>
+
+<p>Pluguiera a Dios que mi madre hubiera tenido vocación de monja, que así
+yo no naciera, ni pasaran por mi familia desdichas que parecen una
+maldición que alcanza a la desventurada vida mía.</p>
+
+<p>Limpiose doña Guiomar con un pañizuelo los líquidos diamantes que por la
+amargura de sus tristes memorias de sus hermosos ojos se desprendían,
+por lo cual Miguel de Cervantes la dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Enjugarnos yo, hermosa señora mía, esas lágrimas que por vuestras
+alabastrinas mejillas corren, con mis labios, si tan bienaventurado
+fuera que ya me llamara vuestro esposo; y tal procuraría que fuese para
+vos mi amor, que no lágrimas de amargura, sino de contento del alma
+enamorada vertieseis, si es que mi amor podía enamoraros, cosa en la que
+no espero, porque si la esperara, ya en la sola esperanza encontraría la
+ventura milagrosa de este amor que por vos me abrasa las entrañas, y es
+mi vida en mi muerte y mi contento en mi tristeza.</p>
+
+<p>&mdash;No hay para qué repetirme que me amáis,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;sino es
+que creéis que soy desmemoriada; que ya me lo habéis dicho, y yo,
+escuchándooslo y continuando en oíros, os he dicho claramente que os
+amo; que si no os amara, la primera palabra de vuestro amor hubiera sido
+la última; y eso de enjugarme las lágrimas con vuestros labios callarlo
+debisteis, que hay tales cosas que cuando no se pueden hacer no deben
+decirse; y pase esto por alto, que a galantería sin intención quiero
+achacarlo, y no a otra cosa; y sin más de esto, y esperando que a mi
+lado seáis tal y tan hidalgo como me lo parecéis, con la relación de mi
+historia continúo, que ya que me amáis, según decís, quiero que sepáis
+quién es la desventurada mujer que ha alcanzado no sé si la desdicha o
+la fortuna de enamoraros. Decía yo, que a la llegada de las galeras de
+que era general mi padre, y entre las damas y caballeros que a su
+llegada habían acudido y ocupaban los estrados en la orilla,
+dispuestos, estaba mi madre, sin más compañía que la de dos tías, viudas
+y ya ancianas, que eran los únicos parientes que la quedaban, y tan
+hermosa, que unos versos que un enamorado suyo, poeta tan desdeñado como
+los otros que no eran favorecidos de las musas, la compuso, decían:</p>
+
+<p class="poem">
+<span style="margin-left: 2em;">Porque copien un instante</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">los encantos que atesoras,</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">sus puras linfas sonoras</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">impulsa Bétis amante;</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">y las ondas, al pasar,</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">murmuran en su tristeza,</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">recordando la belleza</span><br />
+<span style="margin-left: 2em;">que ya no pueden copiar.</span><br />
+</p>
+
+<p>&mdash;No me parecen mal esos versos,&mdash;dijo Miguel de Cervantes;&mdash;madrigal
+son, o más bien, madrigal doble; poeta era quien los compuso, y no de
+los peores, y por míos los tomara, antes con satisfacción que empacho de
+ellos; pero decidme, señora: ¿cómo es que vos habéis premiado esos
+versos guardándolos en vuestra memoria? ¿quién os los recitó, o quién os
+dio el papel en que estaban escritos?</p>
+
+<p>&mdash;Hallose ese papel entre los de mi madre cuando murió, y a mí con su
+herencia llegaron esos desdichados versos, que yo no puedo recitar sin
+que se me llenen de lágrimas los ojos; que si el que esos versos
+compuso no hubiera nacido o no viviera, ni muriera mi padre, ni mi madre
+fuera desventurada, ni yo tendría un cruel enemigo de mi reposo.</p>
+
+<p>&mdash;Lo que acabáis de decir, señora, aguija el ya grande interés con que
+vuestra historia escucho,&mdash;dijo Miguel de Cervantes;&mdash;pues ¿cómo,
+señora, si vuestra madre era tan ingrata y desconocida para el amor,
+versos tenía, para ella compuestos por un amador desdeñado, ni cómo
+este, sin ventura, pudo ser una desventura para vuestra madre entonces,
+y ser hoy para vos un crudo enemigo? Decidme su nombre, que si él hizo
+desdichada a vuestra madre, no lo seréis vos por él, o faltaráme por la
+primera vez la fortuna en un empeño.</p>
+
+<p>&mdash;Decíroslo quiero,&mdash;respondió doña Guiomar,&mdash;porque bastante habéis
+hecho con darme música para que él viva atento hasta averiguar quién el
+de la música haya sido, y buscarle riña; conque así, ved si una dama que
+tan a su despecho tiene un enamorado o empeñado que tan celoso la
+guarda, aunque tan sin razón ni derecho para ello, os conviene por lo
+que pueda costaros.</p>
+
+<p>&mdash;No digo yo,&mdash;respondió Miguel de Cervantes,&mdash;por el temor de un viejo,
+que tal debe serlo quien, teniendo vos veintidós años, pretendió a
+vuestra madre antes que vos nacierais, sino por el de todos los trasgos,
+jigantes, enanos y vestiglos de los libros de caballería, y aun por el
+de los doce de la Tabla Redonda que vinieran a reñiros con toda la
+cohorte de magos y de encantadores que en los tales libros se nombran,
+dejara yo de venir a daros música y a hablar con vos, si era que vos me
+concedíais esta merced venturosa.</p>
+
+<p>&mdash;Hombre de años es ya, pero no viejo,&mdash;respondió doña Guiomar,&mdash;que aún
+no pasa de los cuarenta y cinco, y es uno de los capitanes más temidos y
+más respetados de los ejércitos de su majestad; lo que, y sus otras
+buenas cualidades, no es parte para que yo deje de aborrecerle y desee
+venganza contra él, y de tal manera, que si al fin ese amor que vos
+decís tenerme, y al que yo os digo correspondo cuanto corresponder
+puedo, llegase a sus buenos términos, yo no me desposaría con vos, si
+antes no me habíais vengado y libertado de ese hombre; que para que vos
+podáis estimarle en lo que vale, sabed se llama don Baltasar de Peralta,
+que ya por su buen ingenio, como por su valor, su nobleza y su hacienda,
+es en Sevilla de todos conocido y estimado.</p>
+
+<p>&mdash;Conózcole, y más de lo que podáis figuraros, señora,&mdash;dijo Miguel de
+Cervantes un tanto sorprendido;&mdash;sé quién es, y lo que puede y lo que
+vale, y cuánta es su nobleza y cuánto su ingenio; y estimádole hubiera
+en mucho más, si no llevara peluca; que el quedarse, cuando la mucha
+edad no lo disculpa, con la cabeza rasa y sin un pelo, como bala de
+bombarda, paréceme a mí que es a efecto de malas cabilaciones y
+picardías; de lo que resulta, que yo no me fío de un calvo, ni con buena
+voluntad le miro; y a mayor abundamiento, llenádome habéis las medidas
+con decirme que de él ansiáis venganza, que como un cruel enemigo os
+persigue, y que no seríais mi esposa si antes de sus persecuciones no os
+libertaba.</p>
+
+<p>&mdash;Decís bien,&mdash;exclamó doña Guiomar,&mdash;en lo de vuestra enemiga contra
+los calvos, que yo tengo para mí, que, como decís vos, la gran parte de
+las veces lo que la calvicie causa es el fuego de los malos y perversos
+pensamientos que en la cabeza arden, y queman la raíz de los cabellos y
+los mata.</p>
+
+<p>&mdash;No decía yo eso,&mdash;respondió Cervantes;&mdash;que San Pedro es calvo, y aun
+se me antoja haber visto en alguna parte que lo fue desde mozo; pero a
+mí, no sé por qué, los calvos me enojan, como me enojan otras muchas
+cosas que no enojan a nadie, y cuando una cosa me enoja, sobre ella me
+voy sin reparar en inconvenientes, y salga por donde saliere. Y, vive
+Dios, señora, que contento estoy, porque, al fin, de lo que habéis dicho
+aparece que yo puedo contentaros en algo, y ponerme en ocasión de que
+sepáis que para vos tengo yo toda la sangre que late en este corazón que
+os adora.</p>
+
+<p>Miró tiernísimamente doña Guiomar a su enamorado, que al decir sus
+últimas palabras osó besarla las manos, por lo cual no se ofendió ella,
+aunque las recogió, y dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Tornando a lo que me dijisteis sobre si mi madre podía tener versos de
+un amador desdeñado, os diré, que si mi madre no era fácil para el amor,
+éralo, ¿y qué mujer no lo es? para la vanidad; y que aunque volvió a don
+Baltasar los versos que os he recitado y otros muchos, no fue sin
+guardarlos trasladados; lo que era causa de que don Baltasar, que veía,
+que si bien se le devolvían sus versos, eran leídos, como lo demostraba
+el ir abiertos los papeles en que se contenían, alentase esperanzas, y
+siguiese a mi madre a cuantas partes iba, y la diera música, y la
+rondase eternamente la calle, que de ella no se apartaba sino para comer
+de prisa y dormir breves horas.</p>
+
+<p>Aconteció que cuando las galeras de rey llegaron, y desembarcó de la
+capitana mi padre, y subió al estrado en que mi madre con otras damas y
+caballeros estaba, no lejos de mi madre estaba don Baltasar, que era
+poco menos que su sombra; de modo que pudo ver mejor que lo que hubiera
+querido, que cuando mi padre vio a mi madre se inmutó todo, y que mi
+madre dejó ver el carmín de su sangre en sus mejillas, y sus ojos, antes
+para todos tan impíos, no pudieron ocultar el fuego del amor que de
+improviso, a traición, y sin que ella pudiera prevenirse, la había
+abrasado el alma.</p>
+
+<p>Preguntó mi padre a algunos caballeros conocidos suyos que allí
+estaban, quién mi madre fuese, y destos principios vinieron a resultar
+muy pronto los fines de un casamiento y de una unión dichosa; pero
+turbada a poco por la orden que recibió mi padre, aun antes de los
+quince días de sus bodas, para partir con las galeras a Nápoles. Bien
+quería acompañarle mi madre; pero mi padre no quiso confiar a las
+instables ondas el tesoro de su ventura. Quedose, pues, mi madre casada
+y enamorada, y si no con el dolor de viuda, con las angustias de
+ausente; que las mujeres que bien aman, aunque yo de amores no entienda,
+tengo para mí que han de recelar y temer por todas partes una mudanza o
+un peligro que les roben su esposo, y a verle no vuelvan.</p>
+
+<p>Pasaba el tiempo, y mi padre no volvía.</p>
+
+<p>Teníale el rey empleado en sus galeras, y aunque menudeaban las cartas
+cuanto era posible, del afán de una carta esperada pasaba mi madre al
+del recibo de otra, y tanto más, que estaba en cinta de mí, y el tiempo
+pasaba, y temía mi madre que mi vida fuese para ella la muerte, y
+muriese sin volver a ver a su esposo.</p>
+
+<p>¡Ay, señor mío,&mdash;dijo en llegando a este lugar doña Guiomar, y soltando
+con estas palabras un profundísimo suspiro,&mdash;que vamos acercándonos al
+triste suceso de la más nueva desventura que ingenio humano haya podido
+inventar para suspender el ánimo de sus lectores, con los no pensados y
+peregrinos casos de una novela! ¡Oh traiciones no adivinadas, oh
+desdichas no temidas, oh no merecidas tragedias!</p>
+
+<p>Habéis de saber, señor mío, que mi madre, como esposa amante y mujer
+honrada, desde el punto en que mi padre partió hizo de su casa clausura,
+y de ella no salió ni para misa, que en un oratorio se la decían, ni
+recibió a amigos, ni aun en sus miradores dejose ver por acaso.</p>
+
+<p>Ya en esta clausura, muriéronse la una tras la otra sus dos ancianas
+tías, y quedose mi madre sola con sus criados, que pluguiera a Dios no
+los hubiera tenido, o por lo menos a una traidora Lisarda, que fue la
+causa con sus liviandades, de lo que nunca recuerdo sin que de la
+congoja de mi corazón den muestra las lágrimas que salen por mis ojos.</p>
+
+<p>Suspenso estaba nuestro Miguel oyendo a su acongojada amante, que en sus
+hermosos ojos dejaba ver el llanto que a ellos asomaba, como ansioso de
+correr por aquellas mejillas émulas de la rosa y vencedoras de la
+azucena; y en tanto la estrechaba las manos entre las suyas, sin que
+ella pareciese sentirlo, embebecida en la historia de su madre, que era
+el principio de sus desdichas.</p>
+
+<p>Reposaba la mirada de doña Guiomar en la de Miguel de Cervantes, y la
+mirada de éste en la de ella, y no parecía sino que en aquellas dos
+miradas sus almas se mezclaban y se confundían para no ser más que una
+sola alma.</p>
+
+<p>Dejó al fin ella salir de su pecho, o más bien de su pecho se escapó,
+otro profundísimo suspiro, y continuó su relación de esta manera:</p>
+
+<p>&mdash;Hasta tal punto se parecía Lisarda en las proporciones de la figura y
+en los movimientos a mi madre, que viéndola por detrás, sólo por la
+diferencia del traje podía distinguirse a la criada de la señora.</p>
+
+<p>Era además Lisarda muy hermosa y muy joven, y a estas prendas de la
+persona, realzadas por la lozanía de su edad temprana, juntaba una
+grande honestidad y la buena y cristiana crianza que la habían dado sus
+padres, humildes, pero honrados; amábala por estas sus buenas prendas mi
+madre, y por ser ella tan de su gusto, complacíala se le pareciese en la
+estatura y en la corpulencia, y en aquella su gallarda manera de andar y
+de accionar; cosas todas estas últimas que mi madre hubiera aborrecido,
+si hubiera adivinado las cosas que sobrevinieron, y que ya vos, señor
+Miguel de Cervantes, debéis haber vislumbrado con vuestro claro ingenio.</p>
+
+<p>Y fue que don Baltasar de Peralta, no porque mi madre se hubiese casado
+había matado, o por lo menos sujetado a los preceptos de la virtud, de
+la religión y de la honra, que en sí son unos mismos, aquel su amor
+tirano y voluntarioso que a mi madre había tenido y tenía, sino que muy
+contrariamente, dejó a la rabia y a los celos, sin intentar siquiera
+combatir con ellos, que este amor aumentasen; no dejaba la ida por la
+venida a la calle del Hombre de Piedra, y pasaba en ella, oculto por una
+esquina, o embebido en el hueco de una puerta, luengas horas,
+particularmente de noche, ansiando ver a aquella que era la agonía de su
+vida, la desesperación de su alma y el sujeto de todos sus pensamientos.</p>
+
+<p>Aumentaba el fuego de su amor y la rabia de su desdicha, con no ver
+asomarse jamás mi madre a sus miradores, con el de no salir nunca de
+casa ni aun a misa, y con no dar más muestras de estar viva que si
+hubiera estado encerrada en una tumba.</p>
+
+<p>Respetando estuvo muchos días don Baltasar el decoro de mi madre, no
+atreviéndose a escribirla, ni aun a darla música; pero al fin pudo más
+en él la desesperación que el miramiento, y una noche llenó de músicos
+la calle, y sus concertadas voces y sus bien tañidos instrumentos,
+estuvieron dulcemente divirtiendo a los vecinos, sin que mi madre de
+ello se apercibiese, porque habitaba un aposento allá en lo interior de
+la casa, que era muy grande, y al que no podía llegar la música.</p>
+
+<p>Pero la oyeron algunas criadas, que avisaron a Lisarda, que en un cuarto
+próximo al de mi madre dormía, y todas se fueron a ponerse en los
+miradores a gozar de la regalada música.</p>
+
+<p>Habían dado en la imprudencia de llevar luz a la habitación, y en las
+vidrieras del mirador se pintaba, junto al de las otras doncellas, el
+bulto de Lisarda, que por ser tan semejante en el aire y en la forma de
+la persona a mi madre, como ya os he dicho, don Baltasar creyó, y
+creyéronlo los amigos que le acompañaban, que no era doncella que a mi
+madre en el bulto se parecía, sino que era mi madre misma la que,
+acompañada de sus doncellas, en el mirador estaba oyendo la música.</p>
+
+<p>Esto fue bastante para que don Baltasar ardiese en esperanzas, alentase
+ilusiones, diese cuerpo a las soñadas venturas de su deseo, y se creyese
+ya en posesión de un tesoro que no podía ser suyo, sino a costa de la
+vergüenza, de la traición, del perjurio y de la infamia de mi madre.</p>
+
+<p>¡Pero a qué locuras no lleva la sombra de una esperanza a un enamorado!
+Don Baltasar encontró llano lo que había creído insuperable, fácil lo
+imposible, próximo lo que nunca podía llegar, trocado en ventura lo que
+antes sólo había sido para él angustias y desvelos, y desesperación y
+lágrimas, que a tanto puede llegar un error creído verdad por el deseo.
+¿Pues cómo a ese cruel enemigo de mi madre y mío, no se le representó
+que una señora tan de tal nobleza y tal y tan grande crianza como lo era
+mi madre, no podía dar en la liviandad de asistir a una música que un
+mal respetador de su honra la daba, en sus miradores, y dejándose ver, y
+aun no sola, sino acompañada de sus doncellas, como para hacerlas
+testigos de su desvergüenza? Fue así, sin embargo, y bastante necio don
+Baltasar para creer en tales increíbles disparates; y alentado por este
+error suyo, y creyéndose amado, o, cuando no, en camino de serlo,
+arrojose al otro día a sobornar y corromper a uno de los criados, y a
+fuerza de dádivas y promesas consiguió que aquel mal servidor
+consintiese en tomar una carta que le dio para su señora; carta que fue
+a dar por desdicha en las manos de Lisarda, que no se la dio a mi madre,
+que si se la diera, en aquel punto hubiera terminado la historia.</p>
+
+<p>Tomó para sí Lisarda la carta, y se la acreció la afición que ya tenía
+en su alma por don Baltasar desde que le había oído cantar
+amorosísimamente versos que todo eran flores, estrellas, cielos,
+suspiros, desvelos, congojas y volcanes; y leyendo en la carta, que con
+mil encendidas palabras de amor don Baltasar agradecía a mi madre el que
+hubiese salido a los miradores a oír la música, cayó en la cuenta del
+error en que don Baltasar había dado trastrocándola con su señora, y el
+diablo la puso en la tentación de contestar manteniendo el engaño, que
+en un punto la afición que por don Baltasar se la había entrado en el
+alma la hizo perder la timidez de su honestidad, y dio lecciones a su
+inexperiencia (que el amor es un gran maestro de atrevimientos
+desdichados), para responder de tal manera a don Baltasar, que éste
+creyó que no otra que mi madre era la que a su carta respondía, y con
+esto su amor dio ya en los últimos increíbles disparates de la locura;
+de modo que si llena de ternezas y encarecimientos estaba la primera
+carta que Lisarda había leído, la segunda acabó con los últimos restos
+de su virtud, apenas combatida cuando rendida, y se determinó a la más
+negra de las traiciones que pueden, no digo ya cometerse, pero ni aun
+pensarse.</p>
+
+<p>Contestó Lisarda a aquella segunda carta, siempre con el nombre de mi
+madre, suplicando a don Baltasar no la diese más músicas, que
+escandalizarían sin duda alguna a la vecindad, y que era mejor, por lo
+que a su recato convenía, fuese a hablar con ella, ya muy vencida la
+noche, por una reja oscura, escondida bajo unos soportales que a una
+callejuela excusada daban.</p>
+
+<p>Vio con esto el cielo abierto don Baltasar, y avanzando viento en popa
+por el dulce mar de su amor y de su deseo la nave de sus esperanzas,
+acudió a la siguiente noche a la reja, donde acabó de perderse en su
+error, y de perder a mi madre, la inocente, que un tal engaño y una tal
+traición había de pagar tan caros; y no pasando mucho tiempo, porque la
+infame Lisarda, oyendo con demasiada facilidad y ansioso deseo los
+consejos de su lascivia, no tardó en franquear un postigo, que por un
+zaguán a una oscura sala baja daba, al enamorado don Baltasar.</p>
+
+<p>Temía Lisarda que si él la conocía, en aquel punto se acabasen sus
+amores, y por esto recibíale siempre a oscuras y a pretexto de vergüenza
+impedíale la reconociese, y el engaño duraba, y la honra de mi madre
+andaba ya por calles y plazas; porque don Baltasar dijo primero el
+secreto de su dicha a un su amigo, encareciéndole lo guardase, y este
+otro lo dijo también muy en secreto a otro muy su amigo, y así, de amigo
+en amigo y encargándose el secreto todos, todo el mundo vino a creer en
+lo que no era más que un tejido de infames mentiras, en las que, sin
+embargo, se creía a causa de las apariencias; porque algunos que habían
+dudado, siguieron a don Baltasar, yo no sé si por un honrado celo de la
+honra de mi madre, o si por celos de la dicha de don Baltasar; y vieron,
+en efecto, que éste entraba en casa de mi madre por un postigo a
+trasmano, muy después de la media noche, y que no salía sino muy poco
+antes de la alborada.</p>
+
+<p>Sucedió, al fin, que, por desdicha, estas cosas que de mi madre se
+decían, llegaron a oídos de un pariente de mi padre, que tenía un oficio
+de alcalde en Sevilla; y digo por desdicha, pues cuando este pariente
+nuestro supo lo que de mi madre se contaba, ya mi madre estaba próxima
+a su alumbramiento, que cuando hubiera sobrevenido se hubiera sabido por
+la solemnidad de mi bautizo, que no podía menos de ser solemne, siendo
+yo hija de un general de las galeras del rey; don Baltasar hubiera caído
+de su engaño, y no hubiera podido menos de reconocer que la liviana que
+desde hacía poco tiempo le concedía sus favores, no era mi madre ni
+podía serlo, lo cual le hubiera movido tal vez a restaurar a mi madre en
+su honra.</p>
+
+<p>No lo quiso así Dios; porque nuestro pariente, cuando supo lo que de mi
+madre se decía, siguió una y otra noche a don Baltasar, y las dos le vio
+entrar por un postigo de mi casa ya bien adelante la media noche, y no
+salir sino a la proximidad del día.</p>
+
+<p>Dio con esto por cierto lo que se decía de mi madre, y no queriendo
+quitar a mi padre el propio desagravio de su honra, escribiole, y de tal
+manera, que mi padre, sin pedir la licencia al rey para dejar la
+conducta de las galeras con las cuales estaba en las costas de Nápoles,
+tomó postas para España, y se vino por tierra, temeroso de que la
+instable mar le dilatase el triste y horrendo logro de la venganza de su
+honra, que debía ser para él la muerte del dolor y de la pesadumbre de
+la infamia.</p>
+
+<p>Llegó mi padre a los pocos días y reventando caballos a Sevilla, una
+noche, antes de que se cerrasen las puertas, y encubriéndose con las
+sombras, fue a esconderse casa de su pariente, de quien mientras llegaba
+la hora de ir a vengar su honra, oyó la triste relación de su desdicha,
+y como al acabarse esta tocasen a maitines unas monjas que en la
+vecindad había, y fuese ya la hora, ambos, mi padre y su pariente, bien
+embozados y apercibidos, fueron a adelantar a don Baltasar, que nunca
+iba sino muy pasada la media noche.</p>
+
+<p>Antes de que él llegase llegaron, y ocultáronse en un soportal,
+amparados de la oscuridad, y allí esperaron con el oído en el silencio y
+las convulsas manos en las espadas.</p>
+
+<p>No hay que pensar por esto que se prevenían a ser dos contra uno, que ni
+para el castigo de un infame agravio puede el honrado valerse de
+ventajas contra su enemigo, sino que a don Baltasar acompañaba un criado
+que se quedaba fuera, y necesario era prevenirse contra este hombre, que
+podría muy bien ayudar a su amo.</p>
+
+<p>Pasó así largo tiempo, y de tal manera, que mi padre y su pariente
+creyeron que por aquella noche se les escapaba la venganza.</p>
+
+<p>La tardanza de don Baltasar era porque él no entraba nunca en la
+callejuela donde estaban los soportales y el postigo, sino después de
+haber visto el resplandor de una luz, desde la calle del Hombre de
+Piedra, en los vidrios de una ventana de la parte principal de la casa,
+cuya seña hacía Lisarda para que él supiese que podía ir sin cuidado; y
+aquella noche Lisarda no había hecho la seña a la hora de costumbre,
+porque en aquella hora estaba yo viniendo al mundo, y ella estaba junto
+a mi madre.</p>
+
+<p>En este punto se detuvo la hermosa indiana, y dijo a Miguel de
+Cervantes:</p>
+
+<p>&mdash;Perdonadme, señor mío, si aquí suspendo la relación de las desdichas
+de mi familia, que con mis propias desdichas se han continuado, que el
+corazón me va doliendo, más de lo que resistir al dolor puedo, al
+recordarlas, y harto tiempo tenemos para que yo dé fin y remate al
+cuento de mis desventuras; y porque estoy más de lo que puedo sufrirlo
+fatigada, y de todo punto me es necesario el reposo, yo os ruego me deis
+licencia para llamar a mi doncella Florela, a fin de que os lleve adonde
+podáis acabar de pasar la noche seguro, que mañana sabremos lo que haya
+de vuestro negocio, y si estáis en peligro o no lo estáis, y lo que en
+todo caso haya necesidad de hacer.</p>
+
+<p>Conocía Cervantes que a poco que él hiciese, doña Guiomar no llamaría a
+su doncella; antes bien dejaría con mucha voluntad venir el día,
+entretenida con él en blanda y amorosa plática; no lo hizo, empero,
+porque para primera vista ya había alcanzado más favores que los que él
+se había atrevido a desear; que tal era la grandeza del enamoramiento
+en que por aquella hermosísima señora suya se encontraba, que a sueño y
+fingimiento de su deseo tenía el encontrarse a solas con ella y a sus
+pies, y asiéndola las manos, y gozando de la luz de sus ojos, que no
+encubrían el contento del alma, y encantado con la dulzura de su voz,
+que de ángel, más que de mujer le parecía.</p>
+
+<p>Así pues, vino en lo que doña Guiomar quería sin quererlo, más por
+miramiento a su recato que por voluntad, y habiendo ella llamado a
+Florela, él se fue con ella, dejando a doña Guiomar confusa y
+sobresaltada con aquella aventura, que tan sin esperarlo ella la había
+llevado la ventura de sus amores, o tal vez el principio de otras más
+grandes y más dolorosas desventuras.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="VI" id="VI"></a>VI</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se contiene una carta de Cervantes para doña Guiomar, y se
+sabe a lo que Florela se aventuró por servir a su señora.</p></div>
+
+
+<p>No dice la historia si los amantes descansaron lo que quedaba de noche,
+que no era mucho por ser verano, pero sí que cuando al alba fue Florela
+a despertar a su señora como de costumbre para que fuese a misa,
+encontrola ya vestida, señal de que el lecho se la había hecho enojoso,
+y tan hermosa con las suaves ojeras y con la melancolía que mostraba su
+semblante, que deidad más que mujer parecía.</p>
+
+<p>Preguntó con desmayada y dulce voz a su doncella si había visto señales,
+al pasar por el aposento del escondido, de que éste hubiese despertado;
+y Florela no supo qué decir, sino que debía de dormir el buen soldado,
+porque cuando ella pasaba por la puerta del aposento, adonde pocas horas
+antes le había conducido, escuchado había un cierto ruido, que si no se
+parecía al roncar de una persona que está en siete sueños, no sabía ella
+a lo que se parecía.</p>
+
+<p>Suspiró la bella indiana, porque se la representó que aquella
+tranquilidad de sueño no convenía, como ella hubiese querido, con las
+congojas y con la inquietud, de ella no conocidas hasta entonces, que de
+sus ojos habían ahuyentado el sueño; y acordándose de que le había
+encontrado dormido antes, cuando fue a sacarle del cuarto en que le
+había encerrado para ir a hablar con el familiar del Santo Oficio, se la
+apretó el corazón, y sobresaltose su vanidad, y fue necesario que se
+acordase de las amorosas razones y de las encendidas miradas de su
+amado, para que en alguna manera se la endulzase el amargor que en su
+alma había sentido.</p>
+
+<p>Mandó a Florela hiciese salir a algún criado a inquirir si en la calle
+había alguna novedad, o persona apostada o en espera que a corchete o
+alguacil o cosa de justicia se pareciese, y cuando supo que el barrio
+estaba tranquilo y que en diez calles a la redonda no había ni aun olor
+de gente de justicia, alegrose, o más bien, aunque ella quiso no
+conocerlo y se engañó a sí misma, contristose, porque mejor hubiera
+querido tener una excusa para que de su casa no saliese Miguel de
+Cervantes por aquel día.</p>
+
+<p>&mdash;Ahora bien, Florela amiga,&mdash;dijo a su doncella;&mdash;yo te ruego guardes
+el secreto de lo que sabes, ya que sabes bien que yo no he buscado la
+ocasión en que me he visto, y por estar tú allí detrás de las cortinas,
+como yo te mandé, a solas no he estado con ese hidalgo, y bien has
+podido oír lo que hemos hablado.</p>
+
+<p>&mdash;Eso no, señora,&mdash;contestó Florela,&mdash;porque sin ser yo poderosa a
+evitarlo, por más que procuré resistirlo, cogiome el sueño, y de tal
+manera, que bien puedo jurar que ni aun entre sueños he oído nada.</p>
+
+<p>&mdash;¡Válgate Dios por sueño, Florela!&mdash;exclamó doña Guiomar toda encendida
+y confusa, por las imaginaciones en que a causa de su sueño podía dar su
+criada;&mdash;¿y para qué había yo de haberte mandado que detrás de las
+cortinas te sentaras, sino para que fueras testimonio a ti misma de lo
+honesto de mi conversación con ese hidalgo? Anda, anda, Florela, y dile
+que ya puede salir sin temor, y sácale tú misma por el postigo del
+huerto antes de que venga el día más claro, y que Dios le ayude, y a El
+plegue que no vuelva, que estoy sintiendo barruntos de que no le he
+conocido sino para mi desdicha.</p>
+
+<p>Volvió a poco Florela toda sobresaltada, diciendo:</p>
+
+<p>&mdash;¡Ay, señora, que ese hombre no parece, ni han quedado de él más
+señales que si se hubiese deshecho en aire!</p>
+
+<p>Entrole en oyendo esto a doña Guiomar otra vez, y con mucho más efecto,
+su temor a los duendes, y se apresuró a mirar si tenía aún en su seno
+aquella poderosa e inestimable medalla del familiar de la Inquisición, y
+hallola; y temió que aquel hombre con quien había hablado, no hubiese
+sido otra cosa que una imaginación suya, o cosa de encantamiento y
+hechicería, de la cual se había librado por la virtud de la santa
+medalla.</p>
+
+<p>Pero no pudo durar mucho en esta creencia, porque habiendo mandado a
+Florela fuese a registrar de nuevo el aposento, volvió con un papel en
+la mano, y dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Por la ventana descolgose sin duda, señora, que abierta la he hallado,
+y sobre la mesa este papel escrito que os traigo.</p>
+
+<p>&mdash;Dame acá,&mdash;dijo ansiosa doña Guiomar.</p>
+
+<p>Y vio que el papel decía lo siguiente:</p>
+
+<p>«Hermosa señora de esta enamorada alma mía, y digo mal, porque debiera
+decir vuestra; y ni aun así digo bien, porque no puedo llamarla vuestra,
+si vos no queréis admitirla en vuestra alma, que es el único asiento
+donde puede estar sin condenarse, esta que ya no sé si en vuestra alma
+es mi alma, o fuera de ella fuego fatua y perdido, de acá para allá por
+el helado viento de la desventura arrebatado.»</p>
+
+<p>Llevose la mano sobre el corazón doña Guiomar, ya acabada de perder de
+amores por el enrevesado comienzo del papel en que los turbados ojos
+ponía, y cuando estos al fin volvieron a aclararse, continuó leyendo,
+pálida ahora, encendida luego, y toda anhelante y turbada, lo que sigue:</p>
+
+<p>«Sea de esto lo que Dios fuere servido, y lo que queráis vos, que,
+después de Dios, sois lo que más yo amo, si es que puede llamarse
+bastantemente lo que yo por vos siento amor, que yo creo que es más bien
+agonía y quebranto, y fuego irresistible, y gloria en un infierno, y
+infierno delicioso, y muerte que vale cien vidas, y vida que no se
+resiste, y cosa, en fin, tan no conocida de mí, que al verme a ella
+sujeto, yo mismo me desconozco y de mí dudo, y parece que siendo no soy,
+y que, no siendo, soy más que nunca he sido. Y como deciros no puedo lo
+que en mí es y no es, ni lo que yo soy por el efecto de vos que en mí se
+hace, quiero deciros, que acordándome del papel y del tintero que
+conmigo siempre traigo para coger al vuelo las mercedes que mi pobre
+musa me concede alguna vez, especialmente cuando entre las verdes
+alamedas del Guadalquivir la tristeza de mis pensamientos paseo, he
+querido escribiros por que sepáis que cuando yo vuelva a veros, más que
+por lo de anoche, de la justicia habréis de ampararme; y quedad con
+Dios, puede ser que hasta la noche, que cumplido ya mi propósito bajo
+vuestros miradores venga a ponerme, o si lo queréis mejor, señora mía,
+por la reja que a la vuelta de vuestra casa en la callejuela se halla,
+podéis a la media noche tener noticias del suceso de las aventuras en
+que por vos voy a meterme. Y no os digo más, que bien creo yo que con lo
+dicho me habéis comprendido, y a Dios os quedad y en mí pensad,
+pagándome en buena moneda el pensamiento enamorado y perdurable, que de
+vos en esta encendida alma vuestra me llevo.»</p>
+
+<p>&mdash;¡Ay, Florela!&mdash;dijo la hermosa indiana,&mdash;que no sé qué piense, ni qué
+tema, ni qué espere, ni qué haga, ni qué deje de hacer. Este hombre que
+así se nos entró anoche, por la justicia perseguido, a ampararle
+obligándome, de tal manera se me ha entrado en el alma, que en él vivo y
+en él muero, y ansio lo que no sé a qué violento término, ni nunca vista
+ni oída pasión puede llevarme. ¡Ay, cielos tiranos, que habéis hecho que
+cuando yo ame, ame de tal manera, que sobresaltos de muerte sean los
+comienzos de mi amor!... Escucha, oye, atiende, Florela; mira lo que en
+este papel me dice, y cuán preñado está de peligros y temores; que él
+sabe, porque yo en mal hora se lo he dicho, el crudo enemigo que
+sedienta me tiene de desagravio; y yo me acongojo viendo en estas casi
+desembozadas razones del papel que el alma mía me ha escrito, que él se
+ha puesto en términos de darme cumplida venganza, si pudiere, de ese mi
+impío perseguidor; y sabe, Florela, que ese enemigo de mi reposo puede
+tanto y a tanto llega, que posible hallo que con una nueva desgracia
+aumente la saña que en mi desventurado corazón en contra de él, y en
+vano hasta ahora, se alienta. Oye, pues, Florela amiga, y dime lo que de
+esta carta juzgas, y ayúdame con tu ingenio, que yo estoy tan turbada,
+tan confusa y tan cobarde, que, como ya te he dicho, no sé qué haga, ni
+qué deje de hacer, ni qué espere, ni qué tema.</p>
+
+<p>Leyó el papel que en tales confusiones y en tal pelea con su razón la
+ponía, doña Guiomar a su doncella, y esta, sonriendo a lo picaresco,
+empero con el gracejo de sus pocos años y de su doncellil belleza, la
+dijo:</p>
+
+<p>&mdash;¿Pues hay más, sino que yo arremeta al rodrigón García, y le tome
+prestado un traje, y me pinte, y en blanca nieve convierta lo negro de
+mis cabellos, y de García acompañada, y de muchacha trocada en rodrigón
+viejo, a esas calles de Sevilla me eche, y busque, y averigüe, y con
+vuestro enamorado me tope, y le arme una trampa en la que caiga antes de
+que en el empeño, que a él pudiera costarle caro y a vos, se meta?</p>
+
+<p>&mdash;¿Conocerasle tú, Florela?&mdash;dijo doña Guiomar con la voz un tanto
+cuanto sonando a celos.</p>
+
+<p>&mdash;Cien años pasaran, y entre mil le viera, y conociérale,&mdash;respondió
+Florela.</p>
+
+<p>&mdash;¿Pues cómo le has visto tú, o cómo te ha mirado él,&mdash;exclamó, ya con
+la voz y la mirada enemigas, doña Guiomar,&mdash;que así, no habiéndole
+visto más que por breves momentos, no puede despintársete?</p>
+
+<p>&mdash;Con vuestro deseo, señora,&mdash;contestó Florela,&mdash;que a mí se ha pasado
+por la mucha lealtad y amor que os tengo.</p>
+
+<p>&mdash;No entiendo yo ese pasamiento y trasiego del deseo de una mujer a
+otra, ni que por lealtad esto suceda,&mdash;dijo doña Guiomar.&mdash;Y paréceme a
+mí que no en sosegado y tranquilo sueño ese hidalgo ha pasado el tiempo
+desde que de aquí se partió, sino en plática contigo, traidora, que
+puede ser, y bien se me representa, que un hombre mozo de los que hoy se
+usan, haga una sola aventura amorosa del ama y de la doncella.</p>
+
+<p>&mdash;Cosas son esas, señora,&mdash;respondió Florela,&mdash;que vuestro grande amor
+por ese caballero os pinta con el falaz color de los celos, que hace que
+parezcan ciertas cosas que ni aun en sueños verdad han sido, ni pudieran
+serlo; que mi alma tengo yo en mi almario, y aunque yo conozca bien
+cuánta es la primacía que sobre mí os han dado naturaleza y fortuna, aun
+todavía no he quedado yo para segundo servicio, o relieve de sobremesa,
+que en Dios y en mi ánima, que cada cual tiene en este mundo lo que le
+hace falta, a más de aquello, que nunca falta un roto para un descosido;
+y sosegaos, señora, y en la lealtad fiad de vuestra Florela, y vamos a
+lo que importa, y dejadme hacer, que Dios será servido que todo llegue
+a felice término.</p>
+
+<p>Y con esto Florela se fue a buscar al rodrigón García para disfrazarse,
+y acompañada de él ir a lo que el curioso lector verá más adelante, si
+continuare leyendo.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="VII" id="VII"></a>VII</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se suspende la historia para decir algo de Miguel de
+Cervantes.</p></div>
+
+
+<p>Cortemos aquí el relato de la amorosa aventura de doña Guiomar y de
+nuestro Miguel de Cervantes, porque es conveniente, benigno lector,
+manifestarte varias cosas que son necesarias a la claridad del cuento.</p>
+
+<p>Sábese por todo el mundo, desde ha luengos años, quién Miguel de
+Cervantes era, y cuál su ingenio, que a revelar y enaltecer el suyo ha
+bastado el libro inmortal que se intitula <i>El Ingenioso hidalgo don
+Quijote de la Mancha</i>, patrimonio de gloria el más rico y excelso que ha
+podido ni podría soñar la ambición de renombre de poetas y escritores.
+Pero lo que todo el mundo no sabe, son las noticias de la vida y fortuna
+de nuestro héroe, que es lo que a renglón seguido va a manifestársete
+en la proporción de la pequeñez del trabajo que el que esto escribe
+tiene entre manos.</p>
+
+<p>Corría por los tiempos en que pasaban los sucesos que se narran, el año
+de gracia de 1571, y tenía Miguel de Cervantes veinticuatro, aún no
+cumplidos.</p>
+
+<p>Era un mozo de buena y gentil apariencia, de noble compostura, aliñado
+en su traje cuanto lo permitía su pobreza, vivo de genio, alegre de
+condición, profundo de pensamiento, inquieto en sus deseos, descontento
+de su suerte, y comunicador, porque así lo pedía su naturaleza avara de
+sensaciones.</p>
+
+<p>Veíasele tratar indistintamente con altos y bajos, con pobres y ricos,
+con pícaros y honrados; pero nunca con necios, de los cuales, como todos
+los hombres de ingenio, era enemigo.</p>
+
+<p>Tenía además el carácter quisquilloso, y altivo y atraviliario, y era la
+cosa más fácil del mundo hacerle poner mano a la espada y meterle en un
+empeño de monta y honra.</p>
+
+<p>Dejábase llevar de los impulsos de su corazón o de su apetito, y de la
+misma manera enamoraba a la moza de partido, que a la buscona y a la
+sencilla menestrala, y a la soberbia dama, sin que ninguna de ellas
+lograse saciar aquella su sed de amor que su soberano ingenio había
+menester, y que no era menos que el imposible trasunto de un arcángel
+de Dios en una criatura mortal y perecedera.</p>
+
+<p>El que haya leído con reflexión ese libro sin par que se llama <i>Don
+Quijote</i>, ha podido conocer cuál era la idea que del amor tenía
+Cervantes. Burla burlando, él manifestó a las gentes el sueño de su
+amor, en la locura de amor por Dulcinea de don Quijote.</p>
+
+<p>A compasión mueve, no aquel desdichado loco, sino Cervantes, que en él
+se reflejó harto de veras, con apariencias de donaire y burla; lágrimas
+que no sonrisas arrancara a los que tienen alma don Quijote, y en él se
+advierte que Cervantes arrojaba entre sus gracejos al mundo, que no le
+comprendía, <i>pedazos de sus míseras entrañas</i>.</p>
+
+<p>De un sueño de amor deshecho por la fea y severa verdad, pasaba nuestro
+ingenio a otro sueño de amor, que cual los anteriores, se desvanecía
+como el humo, como la niebla, como esas figuras que fingen las nubes y
+deshace el viento, como esas sombras que miente la noche y desvanece la
+luz del día.</p>
+
+<p>Almas hay tan grandes, que en el mezquino suelo no encuentran empleo
+digno de ellas, y de sí mismas se alimentan y en sí mismas buscan el
+engaño a su certidumbre y el consuelo a sus pesares.</p>
+
+<p>Entretenía Cervantes su tiempo antes de que conociese, por desgracia o
+ventura suya, a doña Guiomar, con los divertimientos y el humor alegre
+que por todas partes brindaba Sevilla a los que moraban en ella, y
+especialmente, con las juntas de poetas que se hacían, casa de un tal
+Arquijo, hombre muy dado a las buenas letras, y donde todos los que
+concurrían se esforzaban por lucir su buen ingenio. Cuna de ellos y
+madre, y fecunda, ha sido siempre Sevilla, no escaseando tampoco los
+pintores y los escultores, y llegando a poseer glorias tan esclarecidas
+como Herrera, que en tiempos de Cervantes vivía, y Velázquez y Murillo,
+que después vinieron, con otros muchos, que de sí han dejado
+imperecedera fama.</p>
+
+<p>Las salas de los tenientes de armas, y las palestrillas que en Tablada y
+en el Pópulo, fuera de muros, y dentro de ellos en las plazas y lugares
+más públicos se mantenían, eran frecuentemente visitadas por Cervantes y
+sus amigos, donde nuestro ingenio lucía su gran destreza, ya con espada
+prieta, ya con espada y daga; allí donde había mozas de empeño, gente
+alegre, decidora y maleante, música y alegre bullicio, era cosa fácil
+encontrar a nuestro Miguel, siempre dispuesto al lucimiento del ingenio,
+a las locuras de la mocedad y a los percances de la riña.</p>
+
+<p>Pasaba así los días tranquilo y contento, sin que nada le conturbase el
+alma, nuestro mozo, hasta que una mañana entre dos luces, volviendo con
+otros amigos de inquietar el sueño a un canónigo, no por él, sino por
+una muy hermosa sobrina suya, a la que habían dado música, Cervantes,
+que solo hacia su posada se iba, que estaba junto al postigo del Carbón,
+entre este y el del Aceite, en una mala calleja y con vecindad no muy
+limpia, al llegar a la puerta del patio de los Naranjos de la Catedral,
+que al pie de la Giralda aparece, topose con una rica silla de manos que
+conducían lacayos y resguardaban criados, y que no era otra que aquella
+en que iba nuestra doña Guiomar de Céspedes y Alvarado, la llamada la
+hermosa indiana, no embargante fuese hija de Sevilla.</p>
+
+<p>Diole en la nariz cierto husmillo a gloria a Miguel de Cervantes, porque
+de una pequeña parte que vio, sacó un todo de perfecciones; y fue
+aquella pequeña parte una mano blanquísima, enriquecida con hermosos
+cintillos, que descansando iba, y por debajo de las cortinas, en la
+portezuela de la silla de manos; mano de alabastro, torneada; mano que
+hablaba en favor del brazo, y que, siguiendo por él, hacía soñar en un
+cuerpo humano poco menos que divino.</p>
+
+<p>Apoderose de Miguel un pensamiento de tal manera tentador, aunque él no
+hubiese podido juzgar más que de aquella mano, que le trasportó a sus
+ensueños amorosos, y a aquella su ansia de encontrar, una mujer en la
+cual pudiesen hallar buen empleo sus aficiones de cuerpo y alma; en
+resumen, aquel ángel humano que su alma había fingido y compuesto, y que
+hasta entonces había buscado en vano.</p>
+
+<p>Dio nuestro mozo en el claustro o patio de los Naranjos tras la silla,
+pero recatadamente y sin dejarse sentir de los que la conducían y
+resguardaban, y vio que, llegada la silla a la puerta del Perdón, allí
+se detenía, y se abría la portezuela, y salía la dama, toda rebozada,
+pero tan gallarda, que si empeñado iba ya por la mano Miguel,
+arrebatósele el alma a los espacios imaginarios a la vista de todo el
+cuerpo, aunque le encubriese y un tanto le dificultase el cumplidísimo
+manto de raja de Florencia.</p>
+
+<p>Entrose en el templo doña Guiomar, sus criados con ella, y tras ellos
+Cervantes, que amparándose de los altos pilares que las soberbias naves
+de aquella sin par catedral sustentan, fue adelantando del uno en el
+otro hasta que llegó a un punto donde pudo ver sin ser visto a doña
+Guiomar, que en la capilla de San Fernando habíase metido y
+arrodilládose sobre la alfombrilla y el cojín que la habían puesto sus
+pajes.</p>
+
+<p>Crecía en tanto la luz de la mañana, que por las pintadas vidrieras en
+el templo penetraba, y como doña Guiomar, sofocada por el calor, que le
+hacía, y bueno, aquella mañana, sin que a templarle bastase el fresco
+ambiente de la catedral, se levantase el velo, Miguel de Cervantes acabó
+de perderse, ganado por la peregrina y casi sobrenatural hermosura de
+la hermosísima indiana; y tanta codicia fue en los ojos de Miguel, que
+adelantó para ponerse más cerca, y como si el alma, que se le salía por
+los ojos e iba a buscar su deleite en aquella grandísima hermosura,
+hubiese tenido algo de hechizo y encantamiento, doña Guiomar volvió la
+cabeza, ni más ni menos que si la hubieran llamado, y sus lucientes ojos
+negros, con todo su esplendor, fueron a dar en los ya turbados ojos de
+Cervantes, que se sintió en el corazón herido, y sintió miedo y escapó,
+huyendo por la primera vez de un enemigo; que bien puede llamarse
+enemigo a aquel que, apenas visto, la voluntad nos roba y a la suya nos
+somete, y nuestra libertad cambia en esclavitud ansiosa, llena de dudas
+y sobresaltos; que ver lo que para nosotros es un tesoro largo tiempo
+codiciado, sin tener a la par la certeza de su posesión, en espanto nos
+pone, y nuestro cuidado afanoso y nuestro sobresalto causa.</p>
+
+<p>Lo que por Miguel de Cervantes pasaba, pasado había al verle, o dígase
+mejor, al entreverle, y en un punto, por doña Guiomar; si la ponzoñosa
+saeta del amor había herido el corazón de Cervantes, traspasado había el
+de doña Guiomar; si él había sentido las bascas de una dulce muerte, no
+menos poderosas sentíalas ella, y si él ansiaba llegar a la resolución
+de aquellas sus dolorosas dudas, no menos lo ansiaba ella.</p>
+
+<p>Aconteció lo mismo en tres días consecutivos: acechando Cervantes a doña
+Guiomar, entreviéndole ella un momento, y enamorándose ambos más y más a
+cada vez que se entrevían, hasta que al fin Miguel, no pudiendo ya
+guardar en su pecho el volcán amoroso que en él, abrasándole, se
+alimentaba, juntó a sus amigos, pidió le acompañasen con sus guitarras,
+compuso el soneto que ya se conoce, y aquella noche se fue a cantarle
+bajo los balcones de doña Guiomar, sobreviniendo por esto lo que ya se
+ha relatado.</p>
+
+<p>Acaso fue venturoso de la fortuna para Cervantes el que, necesitado de
+salvarse de los alguaciles que le perseguían, saltase la tapia del
+jardín de la casa de doña Guiomar.</p>
+
+<p>Entreclara era la noche, y por lo bien cuidado del jardín, por las
+estatuas que acá y allá se encontraban para su adorno, y por sus bancos
+y asientos de labradas, aunque en apariencia rústicas maderas los unos,
+y de blandos céspedes, como formados por la naturaleza, los otros, que
+al descanso y al regalo por todas partes convidaban; y por la hermosa
+fuente de alabastro que en el centro se veía, con su taza que a una gran
+concha se asemejaba, sostenida por delfines, en los que cabalgaban
+amorcillos, y de la cual caía en claras cintas el agua, causando un
+dulce ruido, que al sueño convidaba, no pudo menos de apercibirse de que
+en el jardín de una casa principalísima había entrado, y de que aquella
+casa no podía ser otra que la de la nobilísima, y, sobre todo
+encarecimiento, bella indiana, cuya parte principal daba a la calle de
+las Sierpes.</p>
+
+<p>No había tomado medidas sobre aquella casa, ni reconocido sus linderos
+Cervantes, que esta es cosa de ladrones o de alguaciles, o tal vez de
+amantes desdeñados que de malas trazas se amparan para el mal logro de
+sus deshonestos deseos, y hacen y obran como si ladrones o alguaciles
+fuesen; pero fuese que nuestro Miguel, por enamorado, por un secreto
+instinto y por algunas señales, no dudosas, de favor que doña Guiomar le
+había dejado ver las pocas veces que por un momento se habían visto, y
+además, por la buena fortuna que con las mujeres hasta entonces había
+alcanzado, no hubiese temido desdenes, y en reconocimientos de lugares
+flacos por donde entrar, como por asalto y sorpresa, en la casa de la
+señora de su alma, ni aun había pensado.</p>
+
+<p>Alegrósele, empero, el alma cuando, tan sin traición y tan obligado,
+dentro se vio de aquel jardín, por el cual, y por alguna comunicación
+que acaso encontraría fácil, podría llegar hasta las plantas de aquella
+que tan sin alma le tenía, y sorprenderla tal vez melancólica y
+pensativa a impulsos del encendido amor en que él anhelaba ardiese; y
+sin más detenerse, hollando silenciosamente la blanca y menuda arena,
+que entre flores y plantas formaba calles y laberintos, fue a dar en un
+corredor cubierto de enredaderas, y como allí hiciese oscuro, prosiguió
+a tientas, y a poco halló a diestra mano una escalera, al cabo de la
+cual, y no a mucha altura, dio en un corredor, que le llevó derechamente
+a una mampara, y abriéndola hallose más a oscuras que antes; pero por la
+luz que se dejaba ver en unos como resquicios de puerta, yendo a ella
+abriola recatadamente, y quedose como extasiado y suspenso, que en un
+rico camarín, sentada, de espaldas a él, delante, de un espejo de
+Venecia, descubrió a doña Guiomar, que, con el tesoro de sus dorados
+cabellos se entretenía.</p>
+
+<p>Batíale el corazón a nuestro mancebo, y no sabía si paraíso de su
+ventura era aquel a cuya puerta se encontraba, o triste lugar donde del
+vuelo de sus amorosas ilusiones cayese en el negro abismo de un mortal
+desengaño; y como la blanca estera de palma, ricamente labrada y
+matizada con vivos y bien contrapuestos colores, le convidase a llegar
+sin ruido adonde ella estaba, llegose hasta tocarla casi, y viola,
+copiada por el espejo, con la mirada absorta, y triste y melancólica, y
+tan pensativa de amor, y de un tal amor y tan del alma, y tan encendido,
+que él no pudo dudar de que a efectos de la poco antes pasada música
+nacían aquellas imaginaciones amorosas que en los lucientes ojos de doña
+Guiomar tan al vivo se representaban, y pareciéndole a Miguel, o más
+bien sintiendo que no una criatura mortal y perecedera contemplaba,
+cuya beldad había de perderse en la edad o en la muerte, sino una
+divinidad inmortal, trasunto de todas las bellezas que el alma puede
+fingir en lo no conocido, aunque esperado, ardiósele el alma,
+desmayósele el cuerpo, y como quien adora arrodillose, y sin ser
+poderoso a otra cosa, convidándole la una mano de doña Guiomar, asiola
+como se dijo y besola, siendo este el principio de lo que ya se ha
+relatado, hasta el punto en que nuestro Miguel escribió la carta que
+Florela encontró en el aposento, donde no a reposar, sino a que soñase
+locuras por su venturoso amor, le había llevado.</p>
+
+<p>Y en efecto, para perder el juicio era lo que a Cervantes le acontecía;
+que por más que él hubiese confiado en su hasta entonces buena fortuna
+con las mujeres; por más que grato asombro y anhelo hubiese visto en las
+miradas y en el semblante de doña Guiomar, cuando pasajeramente se la
+había aparecido, habíale puesto en grandes cuidados y confusiones el
+considerar que una dama tan principal y tan rica, como doña Guiomar lo
+parecía, y tan celestialmente hermosa, y tan en el tiempo, por su lozana
+juventud, de los amorosos y soñados deseos, tener debía quien la
+sirviese y enamorase, y tal vez tratado de casar con ella estuviese,
+máxime viviendo en la populosa y opulenta Sevilla, patria y asiento de
+tanto rico, noble y galán caballero; allí donde todo, el cielo y la
+tierra, el sol ardiente y la hermosura y la frondosidad de los árboles,
+y las limpias aguas, a amar convidan.</p>
+
+<p>Estos pensamientos habíanle entristecido el alma, y hecho de su amor,
+más que una pasión de los sentidos, un deliquio celeste que le
+trasportaba y le hacía sentir la gloria, vislumbrada en la tierra antes
+que el fenecimiento de su cuerpo hubiese permitido a su alma volar a los
+espacios empíreos.</p>
+
+<p>Asombrábase Miguel de esta trasmutación que en sí sentía, que él hasta
+entonces de tal manera no había amado, ni aun creído pudiese ser el
+amor.</p>
+
+<p>Y aconteciole que creyó que con la vida de doña Guiomar vivía, que con
+sus alegrías se alegraba, que se entristecía con sus tristezas, que
+suyos eran sus anhelos y sus cuidados, y que, en resumen, de sus dos
+almas una sola alma habíase hecho, unido y juntado, de tal manera, que
+ni aun la muerte podía partirla; y odio sintió hacia aquel eterno
+perseguidor y siniestro enemigo que en don Baltasar de Peralta doña
+Guiomar tenía, y que de tal manera había sido la sentencia y el destino
+de su vida, obligándola a encerrarse y a no mostrarse fuera de su casa
+sino bajo el amparo de la santidad del templo; y aun así acompañada y
+guardada por bravos a sueldo, armados hasta los dientes; y como
+Cervantes era mal sufridor de amenazas, y necesitaba muy pequeña causa
+para poner mano a la espada y cerrar a cuchilladas, siquiera fuese con
+una legión de diablos, punzole más de lo que era menester para llevarle
+a una determinación aquel perseguimiento que doña Guiomar sufría, y
+aquel perpetuo peligro que la amenazaba; y como yendo y viniendo en
+estos pensamientos la blanca aurora se hubiese anunciado ya en las
+vidrieras de la cámara donde Florela le había encerrado, fue a la
+ventana y abriola, y hallose con que daba sobre una plazoleja por la que
+nadie pasaba, y reconociendo más, halló que bajo la ventana había una
+reja de cuerpo entero, que podía servirle de escala; visto lo cual, y no
+queriendo desaparecer sin saladar a doña Guiomar, y sin empeñar con ella
+una cita para la siguiente noche, sacó de debajo de su coleto de ámbar
+de soldado, un cañuto de hojalata, donde un tintero de cuerno (con
+perdón sea dicho) con un enrollado papel en blanco guardaba, y
+sacándolos, escribió la carta que Florela halló, y que doña Guiomar leyó
+toda congoja y sobresaltos; hecho lo cual, y guardado el tintero en el
+cañuto, y este en la parte de adentro del coleto, ciñose su espada y sus
+pistoletes, que para buscar un reposo que no había hallado habíase
+desceñido, calose el chapeo al soslayo, que así, sin ser matón, le
+llevaba por hábito, terciose la capa, fuese a la ventana, echose fuera,
+puso en el coronamiento de la reja los pies, y deslizose al suelo y
+alejose, volviendo antes de doblar la esquina la cabeza, para mirar a la
+abierta ventana por donde, dejándose dentro la mitad del alma, había
+sacado la otra mitad doliente con el dolorido cuerpo; y exhalando
+hondísimos suspiros, tomó la marcha a gran paso y sin saber adónde; pero
+acordose a poco de que ir podía a buscar a un bachiller su amigo, que en
+la pasada ronda le había acompañado, y al que, si no había sido preso
+por lo de las cuchilladas con la justicia, hallaría en casa de una su
+amiga buscona con ribetes de dama, y que no muy lejos junto a la iglesia
+y plaza del Salvador vivía.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="VIII" id="VIII"></a>VIII</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se relata una aventura que le salió al pavo a Cervantes,
+cuando a las aventuras de sus amores iba.</p></div>
+
+
+<p>Era este bachiller un valiente sujeto, con atrevimientos de poeta y
+realidades de bravo, y lo que mejor tenía y le hacía en ocasiones útil y
+necesario, era que se sabía de memoria la vida y milagros, y la
+habitación y las costumbres, y hasta lo mínimo de los que en Sevilla y
+en sus alrededores vivían y algo valían. A este bachiller Carrascosa,
+que así se llamaba, iba a agarrarse nuestro Miguel, si era, se repite,
+que no le había agarrado la justicia, a fin de que dónde iba y dónde
+vivía le dijese, aquel irreconciliable enemigo de amor de su bella
+indiana; y ya apretaba los dientes y crispaba el puño Cervantes, ante él
+creyéndose en algún apartado sitio donde le llevase, y a sus pies le
+viese ensangrentado y muerto de alguna buena estocada, y a su doña
+Guiomar alegre y tranquila al verse libre de aquella su pavorosa y
+eterna pesadilla; y con estas imaginaciones, y sin pensar en las cuentas
+en que con la justicia iba a meterse tan sin vacilación ni empacho,
+íbase embraveciendo Miguel, y crecía tanto en su pecho su amorosa llama,
+que harto claros indicios de ello daban la brava y siniestra mirada de
+sus ojos, y el ardoroso aliento que de su pecho salía.</p>
+
+<p>Y al mismo tiempo versos improvisaba, de los cuales el sujeto era ¿ni
+cómo podía ser otro? aquella adorada hermosa; y tal vez por un
+enternecimiento de amor expresado en un concepto poético que en su
+imaginación nacía y moría, asomaba una lágrima a sus ojos, que de bravos
+se tornaban en enamorados.</p>
+
+<p>Yendo así por las desiertas calles, desiertas a causa de lo temprano de
+la hora, en que los rondadores han dejado ya la reja o la esquina, donde
+su amor han libado, o donde el rigor de su mala ventura han sufrido;
+cuando aún el perezoso sueño en el lecho retiene sabrosamente a todo el
+mondo antes de la tarea cotidiana, de repente le sorprendieron unos
+tristes ayes que al doblar una calleja le alcanzaron, y mirando al lugar
+de donde aquellos venían, vio que hacia él delantaban cuatro hermanos de
+la cofradía de la Paz y Caridad, que sobre sus hombros, en un medio
+ataúd, llevaban el cuerpo difunto de una mujer, que para sus desposorios
+con la muerte había sido vestida con el humilde hábito de San Francisco,
+y detrás venía, abatida la cabeza, mal cubierta con un manto de usada
+sarga y humildemente vestida, una mujer, que era la que los
+inarticulados ayes daba.</p>
+
+<p>Deshacíase en lágrimas la triste, y Cervantes no podía ver si era joven
+o vieja, porque a más del manto que su cabeza cubría, caíanla sueltas
+sobre el semblante dos grandes y pesadas crenchas de negrísimos
+cabellos; pero reparando bien, y Cervantes reparó, porque tenía el alma
+viva y potente, y aunque la embargase un cuidado, perspicacia hallaba y
+reflexión y fijeza para lo que ante él de súbito aparecía, sacábase en
+claro, que joven y hermosa debía ser, porque unos tales, tan ricos y tan
+sedosos cabellos, parte eran de una hermosura, y demostración de
+juventud, y Dios no da comúnmente de una hermosura una parte, sin dar
+también las otras partes que a un hermoso todo contribuyen.</p>
+
+<p>Un perro viejo y lanudo, cabizbajo y triste, torpe y cansado, de los que
+se llamaban ingleses de muestra, y que para la caza son muy estimados, a
+la doliente mujer seguía, mostrando, cuanto en un irracional puede
+mostrarse, un dolor que tenía mucho de humano.</p>
+
+<p>El acompasado andar de los cofrades, el gesto de la dolorosa agonía que
+aún en el rostro de la muerta se mostraba, vislumbres de belleza que, a
+pesar de los años y de la muerte, aún en ella aparecían, el desconsuelo
+de la mujer que tras la difunta iba, su mísera apariencia, y el perro
+que lentamente y con el hocico pegado al suelo en pos e inmediatamente
+iba, todo esto, cayendo como un chubasco de dolores sobre el alma
+compasiva de Miguel de Cervantes, hicieron que el paso tuviese, y que al
+pasar el lúgubre cortejo, con la una mano derribase el chapeo y con la
+otra se persignase; y aún no había acabado el padre nuestro, ni llegado
+a la mitad, cuando volviendo a calarse el sombrero, dejó el camino que
+llevaba y tras el pobre entierro fuese, acabando de rezar su oración y
+el alma entristecida por un doloroso presentimiento; que no era para él
+buen augurio, cuando iba pensando en sus amores y en los medios de
+librar a su doña Guiomar de sus congojas, con una desgracia tal haberse
+encontrado; y así, los cuatro hermanos conduciendo en paso lento el
+cuerpo muerto, y la mujer sin cesar en sus dolientes ayes detrás, y
+luego el perro, y a buena distancia Cervantes, siguieron hasta llegar a
+la puerta de la iglesia de San Salvador, cuya campana tañía a misa de
+alba, y en la cancela del templo detuviéronse los cofrades, dejando el
+medio ataúd en tierra, y la mujer doliente se arrodilló en las gradas
+del pórtico, y el perro se allegó a la difunta y la lamió el semblante;
+en tanto uno de los cofrades entrose por uno de los lados de la cancela,
+y a poco se abrieron las dos hojas de en medio, y el cofrade que las
+había abierto volvió a su sitio y a los pies del ataúd, y él y los otros
+tres le alzaron de nuevo, y ellos y la mujer y el perro en la iglesia
+entraron, y Cervantes también, pero quedose bajo el coro, a la sombra de
+un pilar, sumido más que nunca en sus amorosos y lúgubres pensamientos,
+ya mezclados y entristecidos por aquella mala aventura con que se había
+tropezado, y cuidadoso por la influencia que sobre él y sus cosas podía
+tener aquel encuentro; y ocurriósele que tal vez Dios le había puesto
+delante la muerte para advertirle y retraerle de los malos propósitos
+con que iba a tomar lenguas de un hombre para matarle; y poníasele por
+delante, que por mucha razón que él encontrase en su amor, y en la
+persecución y en la desgracia que doña Guiomar sufría por don Baltasar
+de Peralta, aquella razón no era bastante, ni teníala jamás un hombre,
+para destruir una criatura que él no había criado ni podía criar; y
+acometíale un tumulto de dudas y confusiones, que de una parte le
+embraveía la airada y pertinaz malevolencia contra la diosa de su amor,
+de su enemigo, y de otra se le venía poderosa a la memoria, y conmovía
+su alma cristiana, la divina palabra de nuestro Redentor Jesucristo,
+que había predicado el perdón al enemigo y el amor al prójimo.</p>
+
+<p>En tanto, los cofrades habían sacado un tapiz negro, que habían
+extendido en el crucero, y sobre él habían puesto a la difunta, y a las
+esquinas del tapiz cuatro candeleros deslustrados, con unos trozos
+desiguales de amarillo cirio; y a un lado se había arrodillado la mujer,
+y junto a ella habíase echado el perro con el hocico entre las patas, y
+entrádose habían los hermanos de la Caridad en la sacristía.</p>
+
+<p>Algunos fieles madrugadores habían entrado en la iglesia y arrodilládose
+acá y allá; había sonado el tercer toque de misa, y a poco salió al
+altar un celebrante con casulla de <i>réquiem</i>; y rezada que fue la misa y
+cantado el responso, el celebrante entrose en la sacristía, y salieron
+otra vez los hermanos de la Paz y Caridad, con la difunta cargaron, y
+seguidos de la mujer y el perro salieron de la iglesia.</p>
+
+<p>Siguiolos Cervantes, y con él algunos de los piadosos fieles, y vio que
+el entierro se entraba por las puertas del cementerio, y entrándose él
+también, pasando por entre las tumbas sobre el césped sembrado de
+blancos huesos, que gran descuido había entonces en los cementerios,
+llegó con las otras personas caritativas a un negro rincón en la umbría,
+donde una profunda sepultura se veía abierta; y allí pareció de nuevo el
+sacerdote, y asistían los sepultureros, y se cantó el último responso,
+y quitada la difunta del medio ataúd, lo que decía harto claro la gran
+pobreza de la mujer superviviente, que hasta el borde de la hoya había
+llegado, en ella fue puesta por los cofrades; y acreciendo entonces los
+ayes dolorosos de la mujer, dio a los hermanos un pañizuelo para que
+sobre el rostro de la finada le pusiesen, y habiéndola dado la pala con
+algo de tierra, un sepulturero, la arrojó sobre el cadáver temblorosa, y
+en el mismo punto de las desfallecidas manos fuésele la pala, y dando
+una gran voz de dolor desmayose, y por tierra cayera, si Cervantes, que
+como a impulso de un poder incontrastable se había llegado, en sus
+brazos no la sostuviera.</p>
+
+<p>Acudieron las personas caritativas que al enterramiento habían venido a
+una fuente que en el cementerio había, y trajeron agua, y para rociar
+con ella el semblante a la desmayada se lo descubrieron, y entonces
+apareció la más peregrina hermosura que podía imaginarse; pero flaca,
+como si largo tiempo hubiese sido maltratada por la dura e impía mano de
+la miseria, y tan pálida, que no parecía sino otro cuerpo difunto al que
+hubiese de darse sepultura.</p>
+
+<p>Abriéronsele a Cervantes las entrañas, alborotósele el corazón, espanto
+le cogió el alma, porque pareciole que algo que no podía comprender, a
+aquella desmayada beldad le atraía.</p>
+
+<p>Y aquello no era amor, que resplandeciente y soberana, sin dejar lugar a
+otros amores, su alma llenaba la divina imagen de doña Guiomar; ni era
+compasión tampoco, por más que de ella estuviese lleno lo que por la
+desmayada hermosura sentía; y en fin, no podía explicarse aquella nueva
+pasión, tan no conocida de él, que de él se apoderaba.</p>
+
+<p>Dio, en fin, muestra de que en sí volvía la desmayada con un
+dolorosísimo suspiro; abrió los ojos, y como por acaso al abrirlos
+encontrase los ojos de Miguel en ella fijos, con un compasivo y tierno
+espanto, y sintiéndose en sus brazos, estremeciose, y esforzándose llegó
+a ponerse de pie, pero tan débil, que en el brazo de Cervantes hubo de
+apoyarse, quedando abatida y doblegada.</p>
+
+<p>Gente pobre era, que los pobres son los que más madrugan, la que al
+entierro había acudido, y viendo que la hermosa joven necesitada de
+socorro, y aun de alguna caritativa limosna parecía, fuéronse
+esquivando, que la pobreza tiene aún este dolor, que no puede seguir los
+impulsos de su caridad; y habíanse ido cura y monaguillo, y con ellos
+los cofrades, y cubierta ya la huesa, ídose habían también los
+sepultureros, y solos en su solo cabo, con su dolor y su conmiseración,
+habíanse quedado la desconocida joven y Cervantes, y junto a ellos el
+perro con el hocico siempre pegado a la tierra.</p>
+
+<p>&mdash;Decirme habéis, señora,&mdash;exclamó Cervantes con la voz trémula,&mdash;en qué
+puedo yo ampararos y serviros; que bien creo, a lo que parece, que niña
+y pobre, sola y sin amparo en el mundo os habéis quedado.</p>
+
+<p>&mdash;Dios me concederá en su gran misericordia,&mdash;contestó ella,&mdash;la merced
+de no tenerme mucho tiempo apartada de la adorada madre mía; y Dios oiga
+mi perdón al de endurecidas entrañas, y mal cristiano y mal caballero,
+que a tal desesperado punto de extrema desventura nos ha traído; que
+ella a su duro rigor resistir no pudo, y yo en la más desdichada de las
+orfandades me encuentro.</p>
+
+<p>&mdash;No ha de decirse,&mdash;exclamó Cervantes,&mdash;que habiéndoos yo en un tan
+duro trance hallado, sola y huérfana quedáis en el mundo; en mí tenéis
+un hermano, señora, y muy recia cosa será, que siendo yo quien soy, y
+con el aliento que Dios ha querido darme, no encuentre modo, si no de
+consolaros, de ampararos al menos; y asíos bien a mi brazo y teneos
+firme, que a, vuestra casa vamos.</p>
+
+<p>&mdash;Soledad, y negrura, y miseria, que no otra cosa en mi casa
+hallaríamos; y a más que como en ella no queda más para mi que la
+memoria de mis acerbas desventuras, cuando con mi madre dejela, la llave
+dejé al casero.</p>
+
+<p>Requirió su bolsa Cervantes, y hallose con que sólo tenía en ella tres
+reales sencillos y cinco cuartos con tres maravedises segovianos, que la
+pobreza era en él cosa continua, y las pagas del ejército no andaban
+tan prestas como hubiera sido menester.</p>
+
+<p>Lo ruin de su hacienda puso en confusiones a nuestro mozo, que no sabía
+qué hacer con aquella criatura que la desgracia le había deparado y que
+por su buen corazón había acogido; llevarla a una posada ser no podía,
+que las posadas estaban de ordinario llenas de gente mala y licenciosa,
+y más entonces, que por la empresa que se preparaba contra el turco,
+había en Sevilla cuatro banderas de infantería, a las que alistados los
+unos por su amor a las armas y por lo grande del propósito, otros por su
+necesidad, y muchos por tener la inmunidad de bandera para escapar de
+las garras de la justicia por desaguisados que habían cometido, acudían
+a centenares soldados, que se desbandaban por la ciudad y llenaban los
+mesones y las hospederías, gastando alegremente el dinero que se les
+daba de enganche; hervía, otrosí, Sevilla de marinería y gente de leva
+de las galeras que en el Guadalquivir estaban para embarcar la gente que
+se reclutase, y no podía llevarse a cualquier parte, y dejarla sola, a
+una doncella tal como Margarita, cuya hermosura era bastante, no ya para
+excitar a soldado aventurero o galeote dejado de la mano de Dios, sino
+al mismo anacoreta San Antonio el del yermo.</p>
+
+<p>Pues llevarla a su casa Cervantes, no podía ser, que él vivía con tres
+camaradas, el mejor de los cuales no le hubiera querido el diablo por
+empeño, y hubiera sido como meter una paloma en un nido de gavilanes.</p>
+
+<p>Urgía además antes que todo, acudir al desfallecimiento en que Margarita
+se encontraba, y que era tal, que apenas si la pobre joven podía dar un
+paso, y colgada iba del brazo de Miguel, y arrastrada y llevada por él,
+que no andando.</p>
+
+<p>Hambre parecía tener la triste de días, y tal vez hambre había sido la
+enfermedad de su madre.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="IX" id="IX"></a>IX</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como lo que no podía amparar Cervantes vino a ampararlo doña
+Guiomar.</p></div>
+
+
+<p>Tropezábase por entonces en Sevilla a cada paso con una opulenta
+hostería, lugar de morada, de pasatiempo y placeres de la gente alegre,
+noble y rica, pero olíales el resuello a las más a una legua a carestía,
+y no era la menguada bolsa de Miguel la que podía atreverse con ninguna
+de ellas, ni aun con la más humilde; no había que pasar de bodegón, y
+aun así, cuidando no fuera de aquellos que se daban tufos de hostería, y
+acordándose del de la tía <i>Zarandaja</i>, que en una revuelta de la calle
+de las Sierpes estaba, y al que podía llegarse sin pasar por delante de
+la casa de la bella indiana, a él se fue, y en ella dio al fin a punto
+que el sol asomaba por el Oriente, y la tía <i>Zarandaja</i>, que ya para el
+despacho había, abierto, a la puerta se encontraba departiendo con
+algunas vecinas de los sucesos de la noche, que a la vecindad habían
+alborotado, y que habían tenido por remate el que la Inquisición
+prendiese al señor <i>Viváis-mil-años</i>, cosa que ponía espanto en aquellas
+buenas comadres, la que más y la que menos parienta próxima, y hermana
+en el diablo, por brujas, del preso; y por aquello de que cuando las
+barbas de tu vecino veas pelar echa las tuyas en remojo, todas aquellas
+valientes hembras andaban desasosegadas y en corrillos por las puertas,
+que no era sola la del bodegón de la tía <i>Zarandaja</i> la en que se las
+veía.</p>
+
+<p>&mdash;Algo que sea bueno y confortativo, buena madre,&mdash;dijo Cervantes
+entrándose por el bodegón,&mdash;habéis de darme para esta pobre joven, que
+harto doliente se encuentra; y sea esto pronto, y empiece por una buena
+taza de caldo que tenga por mitad del generoso trasañejo de Montilla.</p>
+
+<p>&mdash;Medio muerta tráela vuesa merced, señor soldado,&mdash;dijo la tía
+<i>Zarandaja</i>, mirando con el rabo del un ojo a Margarita, y guiñando con
+el rabo del otro a las vecinas que con ella estaban a la puerta;&mdash;y con
+sólo haberla metido en mi casa, a la vida la ha tornado; y ya se verá
+cuando saliere, si es la misma que cuando entró.</p>
+
+<p>Y entrose la tía <i>Zarandaja</i>, y fuese a las hornillas, y sentáronse a un
+lado, y en el cabo de una larga mesa, Miguel y Margarita, él pensativo,
+ella triste y abatida; cuando hete aquí que se presentó, a la puerta, y
+en ella se detuvo, y adentro miró con curiosidad y atención, y su mirada
+se detuvo, penetrante y grave en nuestro Miguel, una extraña persona.</p>
+
+<p>Reparola Cervantes, y en ella con curiosidad y aun con cuidado se
+fijaron sus ojos. Era la tal persona ni alta ni baja, airosa, aunque
+parecía pretender apariencias de desgarbo y desmayo, y más años de los
+que pesaban sobre sus huesos; era su traje negro de tercianela, con
+botones dorados en la ropilla, gorguera larga de puntas lacias, peluca
+rubia de guedejas desmadejadas, pañizuelo blanco y rosario con medallas
+pendientes de la pretina, medias calzas negras, zapatos con grandes
+lazos, y gorra asimismo de tercianela; un rodrigón, en fin, en el traje,
+pero sólo en la apariencia, que quería ser de viejo, sin conseguirlo;
+que el vigor de la juventud se patentiza a sí mismo, por mucho que
+quiera encubrírsele, y no eran aquellas redondas, carnosas, finas y bien
+contornadas piernas de sexagenario, ni aquellos pies diminutos, a
+despecho de los gruesos zapatones; ni casaban bien con aquella frente
+despejada, serena y tersa, las descomunales narices bermejas y ásperas
+que bajo ella nacían: a disfraz trascendía todo el pergeño del rodrigón,
+y por mujer bella y joven, que para algo que la importaba habíase
+disfrazado, túvola Cervantes; y como ella creciese en la atención con
+que le miraba, pasando sus ojos de él a Margarita y de Margarita a él,
+en más cuidado se puso, y acabó por convencerse de que el fingido
+rodrigón no era otra cosa que una muy apuesta y gentil moza, que en vano
+con todos aquellos trebejos y nariz postiza había cargado, y antojósele
+que tal vez aquello tenía que ver algo, y aun mucho, con su adorada doña
+Guiomar; y no se engañaba, porque el rodrigón fingido no era sino
+Florela, que con las ropas del rodrigón García había procurado
+encubrirse, añadiendo unas narices de pasta que en otro tiempo había
+usado ella para una mogiganga, y que había guardado.</p>
+
+<p>Era el caso que, como ya se dijo, doña Guiomar, toda cuidadosa por la
+extraña partida de Cervantes y por la carta que la había dejado, había
+encargado a Florela se disfrazase y le buscase, para impedir una
+desgracia que doña Guiomar recelaba, si su enamorado buscaba a don
+Baltasar de Peralta y le encontraba; y Florela no había podido
+disfrazarse tan pronto, y repasar y adovar las narices y la peluca, para
+que al efecto la sirviesen, sin que pasase tiempo bastante para que
+sucediese lo que ya se ha relatado, desde que Cervantes escapó, hasta
+que con Margarita entró en el bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>; acasos hay
+que parecen providencias, y a veces providencias no son, sino artimañas
+del diablo para enredar más las cosas; y así sucedió en esta ocasión,
+porque habiéndose ido Florela a casa de la tía <i>Zarandaja</i> a tomar
+lenguas, por si podía descubrir algo (que ella conocía a la tía
+<i>Zarandaja</i>, porque la había vendido no sé qué brevajes, medicinas y
+hechizos, contra un mozo de cuadra, o dígase palafrenero, de la misma
+servidumbre de la indiana, para meterle en amores, y por este
+conocimiento a buscarla iba; que ella tal vez podría darle indicios, y
+buscarle quien la aconsejara, acompañara y guiara), como vio a Cervantes
+con Margarita casa de la tía <i>Zarandaja</i>, conociole, y alterose toda, y
+no supo qué hacerse; y cuando Cervantes sospechó, poniéndose en lo
+cierto, que aquella mujer disfrazada que tan atentamente le miraba,
+podía ser muy bien una criada de doña Guiomar, a quien ésta hubiera
+mandado le buscase, levantose y se encaminó a ella para preguntarla.
+Florela, que por haber hallado con otra mujer joven y bella a Cervantes,
+no sabía qué hacerse, poseída de un miedo súbito, echose fuera de la
+puerta del bodegón al ver que Cervantes se levantaba y para ella se iba,
+y diose a correr, y doblando una próxima esquina, metiose por la
+callejuela a que daban las tapias del jardín de la casa de su señora, y
+llegó al postigo por donde había salido, y del cual tenía llave, y
+entró, y no se creyó segura hasta que tornó a cerrar, poniendo aquel
+reparo entre ella y Cervantes, que la había perseguido.</p>
+
+<p>Creerla no quería doña Guiomar, cuando la oyó decir que a Cervantes
+había encontrado en un tan no decente lugar como el bodegón de la tía
+<i>Zarandaja</i>, y en compañía de una hermosísima joven en hábito de miseria
+y de enfermedad; pero como Florela lo afirmase y la dijese que ella
+misma por sus propios ojos podría convencerse si la siguiese, perdida
+toda prudencia y todo miramiento la hermosa indiana, arrebatada por la
+locura de sus celos, que no lo serían si hasta la locura no llegasen,
+amontonose, y a salga lo que saliere, y sin importársele nada de otra
+cosa que no fuese su amor, que en tan dolorosos cuidados y tan mortales
+ansias la ponía, hizo que sin dilación Florela la prendiese un manto, y
+en el momento con ella saliose por el jardín y el postigo, y se fue a
+dar con toda su nobleza, toda su altivez, toda su riqueza y toda su
+hermosura, en el bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>, en donde se entró de
+rondón y como si hubiese ido a buscar allí lo que más que la vida y la
+honra la importase.</p>
+
+<p>Olor de gloria diole en los vientos (que ella tenía algo de podenca, y
+aun pudiera decirse que de vulpeja) a la tía <i>Zarandaja</i>, al ver entrar
+tan reciamente en su casa a una tan principalísima dama; y reconociola,
+aunque no la había visto sino una sola vez y de refilón, desde las
+ventanas del tinglado o casa del rapista, en su jardín; alegrósela el
+alma toda, porque olió aventura, y vio celos, y conoció que de quien la
+enamorada indiana estaba celosa era de aquel gentil soldado que en su
+casa estaba con la hermosa y doliente joven.</p>
+
+<p>Perseguido había Cervantes a Florela sin poder cogerla, por la rapidez
+de su fuga y la delantera que le llevaba, y habíase vuelto cuando
+Florela se había puesto a salvo por el postigo, entrándose por el cual,
+había certificado a Cervantes de que no se había engañado cuando había
+supuesto que aquella mujer disfrazada era una criada de doña Guiomar,
+que la había enviado para que le buscase; lo cual había sido para
+nuestro mozo un gran contentamiento y una ardorosísima esperanza de su
+amor; que cuando ella a tales cosas se arrojaba por él, no podía ser
+menos sino que le adoraba; y cuando ya al lado de Margarita, que tomaba
+la escudilla de caldo con vino generoso que la tía <i>Zarandaja</i> la había
+llevado, vio que doña Guiomar se metía por el bodegón como fuera de sí,
+y en él reparaba, y se detenía sobresaltada, tuvo por cierta su ventura,
+y levantose y hacia doña Guiomar se fue todo cortesanía y rendimiento.</p>
+
+<p>Pero ella, antes que él llegase, con voz airada y trémula le dijo:</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué queréis? ¿A dó venís? ¿Qué buscáis? ¿En dónde nos hemos visto, ni
+qué empeños tenemos, ni qué palabras entre nosotros han mediado, ni
+cómo ni cuándo, en fin, y esto basta, nos hemos conocido, para que así
+os acerquéis a mí, como si para ello tuvieseis autoridad y razón
+bastante? Volveos al lado de quien estábais, y dejad a los demás que a
+sus negocios vayan, que otra cosa no os importa, ni yo he de permitirlo.</p>
+
+<p>Oyendo estuvo Cervantes estas palabras en silencio, el sombrero en la
+mano, el amor en los ojos y la sonrisa en los labios; y atentas
+estuvieron también a aquellas palabras, Margarita asombrada y la tía
+<i>Zarandaja</i> alegre.</p>
+
+<p>&mdash;Ingrato sería yo para con Dios,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;si no le bendijese
+por haberme traído al mundo para este momento de suprema ventura, señora
+mía; y ruégoos que os soseguéis y me escuchéis, que cuando me hubiereis
+oído, bien sé yo que razones hayaréis en lo que veis y os enoja, más
+para estimarme que para reprenderme y despreciarme; y porque este no es
+lugar decente para vos, dejadme os ruego que a algún aposento de esta
+casa pasemos, donde en compañía de esta doncella, con la cual me habéis
+encontrado, me oigáis, y la oigáis a ella, y sepáis que no traidor para
+con vos he sido, sino compasivo y cristiano para con una gran
+desventura, con la cual, para ventura mía a lo que presumo, me he
+encontrado.</p>
+
+<p>&mdash;No ha de ser aquí donde yo os oiga,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;y donde a esa
+sinventura deje; que ya que vos decís, y yo quiero creerlo, que como
+hidalgo y cristiano la habéis amparado, ampararla quiero yo, que mejor
+podré hacerlo y más honestamente, dado que mujer soy y viuda. Y no se
+hable más de esto, y véngase conmigo esa doncella y con mi rodrigón, y
+vos id luego, que ya sabéis dónde está la puerta principal de mi casa.</p>
+
+<p>Con asombro había visto todo lo que había sucedido desde que en el
+bodegón entró la hermosa indiana, la no menos hermosa Margarita, y con
+un mayor asombro oyó aquellas palabras; y como con la cólera se le
+hubiese descompuesto el manto a doña Guiomar, y dejádola al descubierto
+la incomparable cabeza con aquella su dorada corona de riquísimos
+cabellos, al ver tanta beldad, y el rubor que por hallarse allí, y hasta
+tal punto haber llegado, la encendía el purísimo semblante, aficionose a
+ella, y túvola por buena, y a más por gran señora, que no mostraba menos
+por su continente y su atavío doña Guiomar, y levantándose a ella fuese,
+y asiéndola una mano, con voz desfallecida por la enfermedad y por el
+sentimiento, la dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Amparada he sido, y tan generosa y noblemente como pudiera serlo, por
+este caballero con el cual me habéis hallado; y pues también le
+conocéis, señora, como se muestra por lo que con él hablado habéis, sin
+duda habéis también conocido cuánta debe haber sido y ser la desventura
+en que me ha encontrado; y porque acepto el amparo que me ofrecéis y
+porque sepáis mis desdichas, a vos me acojo y a vuestra casa os sigo.</p>
+
+<p>Y con esto, dándola el brazo doña Guiomar, para que en él se sostuviese,
+salieron seguidas de Florela, y al postigo del jardín se encaminaron, y
+por él entraron en la casa.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="X" id="X"></a>X</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como Cervantes encontró casa de la tía Zarandaja más de lo que
+había querido buscar.</p></div>
+
+
+<p>Suspenso quedose Miguel de Cervantes, cuando hubieron desaparecido doña
+Guiomar, Margarita y Florela.</p>
+
+<p>Amor, celos y rendimiento, hasta tocar en los límites de la locura,
+había visto en su bella indiana; que si ella no hubiese estado enamorada
+hasta volverse loca por él, ni en su busca hubiera enviado disfrazada a
+su doncella, ni a buscarle hubiera ido a un lugar tan indigno de ella
+como el bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>, ni con tan celoso ahínco allí le
+hubiera hablado, ni con tan cuidadoso recelo se hubiera llevado consigo
+a la hermosa Margarita; que para nuestro mancebo era cosa manifiesta,
+que más por separarla de él se la había llevado que por caridad, puesto
+que ella fuese de condición tierna y caritativa. Contento estaba
+Cervantes con su buena aventura, que tan en claro le había puesto el
+encendido amor en que por él ardía doña Guiomar, y parecíale que ya su
+vida y su alma habían encontrado buen empleo, y la codicia de ver de
+nuevo a doña Guiomar le aquejaba, y de gozar otra vez de sus ardientes
+miradas, de las que para él se la salían del alma; pero temía, si iba,
+no le obligase ella con juramento a que nada intentase contra aquel
+enemigo de sus padres y suyo, que de tal modo había perseguido a su
+madre y a ella la perseguía. Aborrecía ya a aquel hombre Cervantes, y
+por nada del mundo hubiera querido obligarse a no pedirle razón
+cumplida, espada contra espada, de todas las desgracias que había
+causado a la madre de doña Guiomar y a ella misma; y por esto, y aunque
+ardía en deseos de tener cuanto antes presentes las perfecciones y los
+encantos de su bien amada, deteníase, y pensaba en que tal vez sería
+mejor ir a buscar a aquel bachiller Carrascosa, su amigo, porque conocía
+a todo el mundo en Sevilla, y debía conocer a don Baltasar de Peralta, y
+preguntarle cuál fuese su morada, e ir a buscarle y provocarle de tal
+manera, que no pudiese dejar de ponerle en la ocasión de matarle. Y
+estando en estas vacilaciones Cervantes, entre si acudiría en el momento
+a la casa de la hermosa indiana, o iría, para lo que se ha dicho, a
+buscar a su amigo el bachiller Carrascosa, entrose en el figón un
+hombre alto, con el sombrero de alas gachas echado sobre los ojos,
+subido hasta el sombrero el embozo de su larga capa, con botas altas de
+gamuza y larga espada, que bajo la capa se mostraba.</p>
+
+<p>Pareciole a Cervantes que, además de lo abatido del sombrero y lo subido
+del embozo, llevaba aquel hombre antifaz; y prevínole contra él, el ver
+que, cuando junto a él pasó le miró como con recelo, y yéndose a una
+puertecilla que allá en lo último del bodegón se veía, hizo seña a la
+tía <i>Zarandaja</i> de que fuese, y entrose por la puertecilla, y a ella se
+fue la tía <i>Zarandaja</i>, y cuando se hubo entrado por ella cerrola,
+quedándose solo en la primera parte, o dígase en la parte pública del
+figón, Cervantes con una moza como hasta de veinticinco años,
+cariredonda, rubicunda y sucia, que a la tía <i>Zarandaja</i> servia.</p>
+
+<p>Llamola Cervantes, diola un real sencillo para que hiciese boca (su
+pobreza no le consentía ser más largo en la dádiva), y teniéndola ya por
+suya (que ella era tal, que con un real sencillo se conocía bien
+apreciada), preguntola quién fuese aquel, que, aunque encubierto, por su
+soberbia y su talante parecía caballero, y de los principales.</p>
+
+<p>Díjole ella que aquel señor era uno de los a quien su ama servía; y
+preguntándola Cervantes cuáles fueran estos servicios, ella le nombró
+una cáfila de ellos tal, que sin más información quedaron hechas todas
+las alabanzas, y representados todos los méritos de la tía <i>Zarandaja</i>,
+y que eran tales, que si la Inquisición o la justicia ordinaria los
+hubieran sabido, no los hubieran premiado con menos que con quemarla
+viva, o enrodarla y descuartizarla; en lo tocante al señor que acababa
+con la tía <i>Zarandaja</i> de encerrarse, dijo la moza que su ama le traía
+engañado, chupándole los dineros con la promesa de embrujar y hechizar,
+para que le amase, a aquella misma señora que vivía en la vecindad, y
+que poco antes había estado allí. Con estas noticias creyó conveniente
+Cervantes dejar por el momento el campo, y volver cuando el encubierto
+del figón hubiese salido, y para saber cuándo esto sucediese, fue a
+esconderse detrás de un poste de un soportal que en una rinconada frente
+del figón había. Pasó bien media hora antes de que el embozado saliese,
+y cuando Cervantes le hubo visto, metiose por una callejuela inmediata,
+volviose al figón, y púsose delante de la tía <i>Zarandaja</i>, que se turbó,
+y por encubrir su turbación le dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Bien se os conoce que sois honrado, y que tenéis conciencia, y que no
+habéis querido dejar de pagarme la buena taza de caldo con vino
+trasañejo de Montilla, que se tomó aquella desventurada doncella con
+quien primero vinisteis.</p>
+
+<p>&mdash;Pues si de conciencia entendéis,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;llevadme adonde a
+solas podáis decirme lo que con vos habló, buena madre, ese caballero
+embozado con quien os encerrasteis no ha mucho.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ah, señor soldado!&mdash;dijo la tía <i>Zarandaja</i>, más conforme que
+antes,&mdash;que ese caballero es un menesteroso que me busca para que yo le
+remedie; como si yo fuese una santa que pudiese hacer milagros.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y un milagro es lo que ese señor ha menester?&mdash;dijo Cervantes.</p>
+
+<p>&mdash;Y tan milagro, que sería más fácil resucitar a un muerto. Pero ya,
+señor hidalgo, que yo he visto que sois tan amigo de la señora doña
+Guiomar, hablaros quiero, y de tal cosa, que importa grandemente a esa
+vuestra amiga y a vos; y venid donde nadie pueda oírnos, que más de lo
+que pensáis el secreto importa.</p>
+
+<p>Y fuese a la misma puerta que ya se ha dicho, y entrose por ella, y
+siguiéndola Cervantes, hallose en un aposentillo desguarnecido y
+lóbrego, en el que no entraba más luz que la que venía de un altísimo
+patio estrecho, y por una raja de la pared, a manera de saetera, pasaba,
+y allí, sentándose la tía <i>Zarandaja</i> en una estera y Cervantes en un
+taburete cojo, ella le dijo que aquel caballero amaba de una manera
+desesperada, desde hacía mucho tiempo, a doña Guiomar, y que con ella
+quería casarse; pero que ella ni aun de él dejaba verse, porque para que
+no la viese se mantenía encerrada en su casa, y no salía sino entre dos
+luces para ir a misa a la iglesia mayor, y que cuando iba no era sino en
+silla de manos, cerrada y guardada por cuatro lacayos armados, que eran
+cuatro fieras, y de tan probada lealtad, que no había habido medios
+bastantes para obligarlos a que a su señora desirviesen, dejándola
+arrebatar por otros que de buena gana el caballero de quien se trataba
+hubiera enviado para apoderarse de ella: añadió la vieja que aquel día
+aquel caballero había ido a pedirla noticias de quién fuese el que la
+noche anterior había dado música a la hermosa viuda, y si no lo sabía,
+que lo averiguase, como asimismo de la causa por qué la Inquisición
+había estado, antes de la música, en casa de la viuda, y en vez de
+prenderla a ella, había preso al rapista <i>Viváis-mil-años</i>; y que ella
+le había dicho que no sabía nada, pero que procuraría averiguarlo.</p>
+
+<p>Escuchando estuvo atentamente Cervantes a la tía <i>Zarandaja</i>, y cuando
+hubo ésta acabado, la dijo:</p>
+
+<p>&mdash;¿Y nada os preguntó ese hombre acerca de mí, que cuando junto a mí
+pasó, pareciome que me miraba con recelo?</p>
+
+<p>&mdash;Sí que me preguntó, y con encarecimiento,&mdash;contestó la tía
+<i>Zarandaja</i>;&mdash;pero yo, que pude decirle mucho, nada le dije, porque me
+importa mucho más servir a la buena señora, mi vecina, que al otro.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y qué os parece, madre, si yo me casara con doña Guiomar?&mdash;dijo
+Cervantes.</p>
+
+<p>A lo que respondió la vieja:</p>
+
+<p>&mdash;Si no os casaseis con ella, o casado seríais, o estaríais dejado de la
+mano de Dios; porque un tal bocado de cardenal, y aun si me apretáis de
+papa, ¿dónde le podríais encontrar mejor? Y que ella está enamorada, y
+celosa, y rabiando por que vos la pidáis la mano, no me lo digáis a mí,
+que en esto de amores soy yo maestra. Y si doña Guiomar no os quisiere,
+y para nada menos que para marido, que me lleven por esas calles hasta
+las cuatro estatuas de la Tablada con coroza y sambenito, y que allí me
+quemen viva.</p>
+
+<p>&mdash;Pues dándome ya por casado con doña Guiomar,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;mirad
+si yo os recompensaré bien por lo que ahora me sirváis; antes ha de
+faltaros talego, que escudos para llenarle.</p>
+
+<p>&mdash;Pues diga vuesa merced, señor soldado,&mdash;dijo relumbrándole los ojos la
+tía <i>Zarandaja</i>.</p>
+
+<p>&mdash;Quédese aquí por ahora,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;que yo vendré más tarde y
+hablaremos.</p>
+
+<p>Y con esto saliose, y ya más resuelto, fuese a la casa de doña Guiomar,
+a la que halló en su retrete con Margarita.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XI" id="XI"></a>XI</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que doña Guiomar prosigue el relato de su historia.</p></div>
+
+
+<p>&mdash;Tan a tiempo venís, señor Miguel de Cervantes,&mdash;le dijo doña Guiomar
+apenas hubo entrado,&mdash;que esta señora iba a empezar a relatarme sus
+desventuras.</p>
+
+<p>Margarita, con los hermosos ojos fijos en el suelo, parecía ruborosa y
+como con miedo; pero no embargante esto, cuando oyó los pasos de
+Cervantes y las palabras que doña Guiomar, con la voz no muy segura, le
+había dirigido, alzó la vista y en él la fijó, y de tal manera, que él
+se encontró entre dos fuegos; que de una parte le miraban los lucientes
+y enamorados ojos de doña Guiomar, y de otra los más tímidos, aunque no
+más castos, de Margarita, que aunque triste y apenada por la muerte de
+su madre y por la tristísima orfandad en que se veía, no se defendía
+del amor que por Cervantes en el alma se le había entrado, y le mostraba
+claramente en su mirar ansioso. Reparó en esto doña Guiomar, y
+apretósele el corazón, y empezó a nacer en ella la enemistad amarga de
+los celos contra Margarita; que a ella le parecía que Cervantes no
+miraba de una manera tan indiferente como ella hubiera querido a la
+hermosa huérfana; y con competidora se encontraba, y tal en cuanto a las
+bellezas corporales y en cuanto a las del alma, que por sus lucientes
+ojos mostraba, que era para que doña Guiomar temiese, y mucho, por el
+buen suceso de sus amores.</p>
+
+<p>Alegrose de esto, en que no pudo menos de reparar, Cervantes; que él
+creía, y no sin razón, que por más que doña Guiomar hubiese dado
+muestras, enviando primero a Florela en busca suya, y lanzándose
+después, sin algún miramiento, en un lugar tan indigno de ella como el
+bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>, del encendido amor que le tenía, que este
+amor era de dificilísimo logro; que podía ser muy bien que, estando aun
+en los principios de aquel amor, por grande que él fuese, de los
+principios no pasase; antes bien, con la reflexión se amenguase y
+desapareciese; sobre todo, que cuando en mucho se aprecia una cosa,
+viene a parecer imposible, y tanto cuanto más imposible se la cree,
+tanto más empeño en ella se pone, y tanto más se estima aquello que
+puede ayudarnos al logro de la victoria; y que los celos de una parte, y
+la vanidad femenil de otra, son los mejores amigos de un enamorado para
+ayudarle a vencer su hermoso y anhelado imposible, sábelo todo el mundo;
+y sabíalo mejor que otros Cervantes, que en esto de conocer las cosas
+del mundo era graduado <i>in utroque</i>, como lo muestra claramente la gran
+perspicacia que acerca de la vida y de sus sentimientos ha patentizado
+en sus inmortales escritos: por lo mismo, y para estimular más los
+ansiosos celos de doña Guiomar, miró tiernamente, y como con codicia, a
+Margarita, puesto que por ella no sintiese otra cosa que una caritativa
+voluntad y una afición honesta, que podía muy bien compararse con el
+amor de un hermano; que muy reciente estaba la herida que en su pecho
+habían abierto las grandes perfecciones de la hermosa indiana, y harto
+encendido el volcán de sus amorosas ansias por ella, para que otra
+mujer, siquiera fuese un trasunto de belleza, pudiese curarla ni
+apagarle.</p>
+
+<p>Sentose entre las dos Cervantes en el canapé; procuró apagar doña
+Guiomar con el disimulo el fuego de su celoso cuidado, posó Margarita su
+mirada en el suelo, y habiéndola rogado la bellísima, enamorada y celosa
+viuda comenzase el cuento de sus desdichas, ella empezó de esta manera:</p>
+
+<p>&mdash;Mi nombre es Margarita de Ledesma; el lugar de mi cuna la villa de
+Vitigudino, en Castilla, donde tenían alguna hacienda mía honrados
+padres. Llamábase él don Diego de Ledesma, y ella doña Isabel Ampuero;
+nobles eran, aunque no ricos, y me criaron en la comodidad, el temor de
+Dios y el ejemplo de honestísimas costumbres, y crecía yo contenta y
+feliz, sin sospechar siquiera que hubiese penas en el mundo.</p>
+
+<p>Venturosos conocía a mis padres, venturosos a los que me rodeaban;
+hermoso era cuanto veía, la tierra, las aguas, las flores, el cielo, y
+yo no podía creer otra cosa sino que todo en el mundo era ventura,
+contento y hermosura. Llegué a mis quince años, y requiriome de amores
+el hijo de un rico ganadero vecino nuestro; y digo mal que me requirió,
+porque aunque él por mí de amores se abrasase, como después pareció,
+nunca, ni con sus ojos, ni con su lengua, osó decirme el cuidado en que
+por mí se encontraba; ni aun fue él quien a mis padres lo dijo, sino los
+suyos, que cuidadosos por la salud de Gaspar, que así se llamaba este mi
+primer enamorado, viendo que cada día estaba más melancólico y más y más
+se tornaba amarillo, inquirieron la causa de su dolencia, y sabiendo por
+él que yo lo era, a mis padres me pidieron, y dijéronmelo mis padres, y
+yo, que no sabía qué cosa fuese amor, ni necesidad alguna de él sentía,
+ni cosa encontraba en Gaspar que a él me llevase, dije a mis padres que
+los obedecería, sin saber a lo que me obligaba mi obediencia; y sin
+pensar mis padres en otra cosa que en el buen casamiento que yo haría,
+por lo rico que Gaspar era, mi casamiento con él concertaron, esperando
+que con el trato y comunicación vendría el amor, de que entonces yo no
+daba ni aun remota señal. Como yo era niña, tratose que el casamiento no
+se haría sino de allí a dos años, cuando yo cumpliese los diez y siete;
+y entre tanto, Gaspar, no teniendo valor, según lo que en su carta me
+dijo, para conllevar a mi lado una tan larga espera, fuese del pueblo a
+Sevilla, y de allí partió en una galeota para las Indias Occidentales.
+Por algún tiempo yo recibí cartas suyas, que mi madre me leía y yo no
+entendía, porque felizmente mi corazón dormía tranquilo sin que le
+despertasen amorosos cuidados; pero al año no vino de las Indias carta
+de Gaspar, y se esperó en vano que viniese, y tanto tiempo pasó, que se
+dio a Gaspar por muerto; y aconteció entonces que, pensando yo que por
+mí solamente se había partido a las Indias, y que yo, sin quererlo,
+había sido la causa de su desventura, empezó a labrarse en mí por él una
+primera afición y congoja; que se me representaba en sueños triste y
+enamorado, y tan macilento y pálido, que no parecía sino cosa del otro
+mundo. Desasosegueme, y acabé al fin por sentir un amor tan extraño, que
+yo no podía darme cuenta de lo que sentía; y acometiome una dolencia
+que no entendían los médicos, pero que, harto de prisa iba
+desmejorándome y acabándome. Pensaron mis padres que trayéndome entre el
+tumulto y las grandezas de la opulenta Sevilla me distraería, y a ella
+me trajeron, y me engalanaron, y me llevaron a saraos y a
+divertimientos, adonde concurría la gente más garrida y más noble de
+Sevilla. Gastábase en esto mi padre, llevado del entrañable amor que me
+tenía, la mejor parte de su hacienda; y aunque por ser yo muchacha, y no
+mal parecida, y en las apariencias rica, me galanteaba gran número de
+jóvenes y hermosos caballeros, no se me iba a mí de la memoria aquel
+pobre Gaspar que por mí a las Indias se había ido, y por mí sin duda
+había muerto; y aparecíaseme con mucha más frecuencia en sueños, y más
+melancólico, y a cada aparición con más semejanza de un alma en pena.
+Así es que los galanteos de los jóvenes señores que me buscaban
+enojábanme, y de tal manera mostrábame yo con ellos impía e incapaz de
+amores, que acabaron por llamarme la niña de <i>diamante</i>: yo tenía en el
+alma al sin ventura Gaspar, y él la llenaba de tal manera, que no
+quedaba para otra pasión ni aun el lugar más mínimo; yo creía que esto
+era amor, y bien veo que amor no es, sino una pasión que yo no puedo
+decir cómo fuese, sino que tal como era, me quitaba el gusto y el deseo
+para cualquier otro afecto.</p>
+
+<p>Suspiró Margarita, y callose como tomando descanso, aunque tan al
+principio de su historia se encontraba. Oídola había atentamente doña
+Guiomar, y cuando hizo pausa en su relato, aprovechando la ocasión, la
+dijo:</p>
+
+<p>&mdash;¿Y Gaspar decís que se llamaba ese vuestro primer enamorado, amiga
+mía, y que de Castilla era y de Vitigudino?</p>
+
+<p>&mdash;Si que así es,&mdash;respondió Margarita.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y sabéis si, por ventura, ese Gaspar tomó bandera en Sevilla para los
+tercios de Méjico?</p>
+
+<p>&mdash;De Méjico nos escribía,&mdash;respondió Margarita;&mdash;pero él nunca nos dijo
+en sus cartas hubiese entrado en la milicia; y si entró callolo, sin
+duda por no dar pesadumbre a sus padres.</p>
+
+<p>&mdash;Un alférez he conocido yo,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;que Gaspar se llamaba,
+y castellano y de Vitigudino era, y joven, y de no mal semblante y
+apostura.</p>
+
+<p>&mdash;¿Llamábase por acaso Gaspar de Valcárcel, señora mía?</p>
+
+<p>&mdash;Sacado hemos al fin en claro que era el mismo que yo me pensaba el sin
+ventura,&mdash;dijo doña Guiomar.</p>
+
+<p>&mdash;Pues sin ventura le llamáis,&mdash;contestó con la voz triste Margarita,
+mirando con sus ojos serenos a doña Guiomar,&mdash;noticias debéis tener
+seguras de sus desdichas.</p>
+
+<p>&mdash;Prendose el señor Gaspar de Valcárcel,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;de una
+señora, que ni a su amorosa pasión ni a la de nadie podía corresponder
+honradamente, ni hacer cosa que contra su honra fuese, porque casada
+estaba con un oidor de aquella real chancillería.</p>
+
+<p>Aguzó el oído Cervantes, porque sabía él bien que doña Guiomar era viuda
+de un oidor de la real chancillería de Méjico, y no dudó de que doña
+Guiomar era aquella por quien el alférez Gaspar de Valcárcel había
+olvidado en Méjico los amores que había dejado en España, y disculpole;
+porque aunque Margarita era bella como la flor de la qué el nombre
+tenía, y niña y pura, comparada con doña Guiomar, era lo que la violeta
+comparada con la azucena, o con el sol la luna; y díjose para sí, que a
+él, en el coleto del malaventurado alférez, hubiérale acontecido lo
+mismo; y disimuló sus imaginaciones, y continuó escuchando atento.</p>
+
+<p>&mdash;Pues que vos le conocisteis, señora,&mdash;dijo Margarita,&mdash;y a la dama que
+sin pretenderlo y sin menoscabo de su decoro, que bien lo creo, fue
+causa de que de mí se olvidase, decidme os ruego cuáles fueron sus
+aventuras, que sin duda a un desastrado fin le llevaron.</p>
+
+<p>&mdash;Combatido había como bueno contra los indios bravos,&mdash;dijo doña
+Guiomar,&mdash;el señor Gaspar de Valcárcel; merecido había, por tanto, que
+el virey le hiciese alférez, y, más aún, que le diese este empleo en los
+alabarderos de su guardia, con lo que Gaspar de Valcárcel vino a
+residir de asiento en Méjico, y a tratarse con las personas más
+calificadas que en aquella rica ciudad, gloria de Hernán Cortés y joya
+de España en las Indias, moraban. Conoció a la dama que os he dicho, y
+aunque ella no le diese causa ni razón alguna para que a su honra se
+atreviese solicitándola, que el que solicita a una mujer casada, por
+serlo, la desprecia, que si no la creyera capaz de una vileza, no la
+solicitara; solicitola, y ella, que calzaba muy altos los puntos de la
+honra, indignose, y por no afligir e indignar al viejo marido, que a más
+de ser únicamente hombre de leyes, no estaba en edad de mantener espada
+en la mano contra mozos, y aun mozos bravucones, no queriendo dejar sin
+castigo aquel de todo punto sin disculpa atrevimiento, confiose a un
+alguacil de los más agrios de la cámara de su esposo, hombre de puños y
+de alientos, y díjole:</p>
+
+<p>&mdash;Cedacillo, tan leal eres a tu amo y a mí, que hacerte quiero una
+confianza, esperando que harás lo que te cumple, en agradecimiento a lo
+que a tu señor y a mi nos debes, y es que si te atreves des una apretada
+vuelta, como tuya, a cierto bravo mancebo, alférez de los alabarderos
+del virey, que se llama Gaspar de Valcárcel, y que cuando le apretares
+los puños, le digas: «Ahí va eso de parte de mi señora.»</p>
+
+<p>Y aconteció, que a la otra mañana encontraron sin sentido en la plaza,
+molido y casi descoyuntado, rota la espada, rasgado el traje y entre si
+se va si se viene, al señor Gaspar de Valcárcel, sin que nadie supiese,
+ni él lo dijo, quién de tal manera ni por qué causa le había malparado.</p>
+
+<p>Convaleció nuestro hombre, no sin que se temiese por su vida, y tan
+escarmentado quedó, que ni osó volver a poner sus ojos en aquella dama,
+ni a buscar a Cedacillo para tomar venganza del rapapelo que había
+sufrido.</p>
+
+<p>&mdash;Tan al por menor estáis, señora mía,&mdash;dijo a este punto
+Margarita,&mdash;que no es dable que no seáis vos aquella dama, que con tanta
+justicia mandó castigar al ciego y enloquecido, más bien que culpable,
+enamorado mío. Y no le culpo, porque vuestra hermosura es tal, que bien
+se alcanza que de todo otro amor aparte a un hombre, y le vuelva loco.</p>
+
+<p>&mdash;Yo soy en efecto,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;y dígoos a lo de la disculpa
+que en el que fue vuestro enamorado encontráis, que no la merecía; que
+no una locura de amor le llevó a punto de ofenderme, sino un apetito
+desordenado y asqueroso; y no pasión tuvo por mí, sino empeño tenaz por
+el que olvidó hasta el último vislumbre de su honra; que no atreviéndose
+a insistir en sus solicitudes, temeroso de un nuevo y más grave castigo,
+tiró a vengarse, y como no tenía de qué, porque la justicia que se sufre
+no da ni puede dar lugar a la venganza, quiso deshonrarme propalando
+contra mí inauditas calumnias, que por fortuna mía acabaron donde
+empezaron. Y aquí, para que sepáis lo que sucedió, empieza esta
+historia, que es la prosecución de la que yo os he contado ya, señor
+Miguel de Cervantes, hasta el punto en que, engañado mi padre por la
+traición que a mi madre hacía su doncella Lisarda haciendo creer a don
+Baltasar de Peralta, como ya os dije, que con mi madre, y no con una
+doncella suya, tenía amores, mi padre, llamado por un su pariente,
+acudió a sorprender, engañado, a la que creía su esposa adúltera.
+Dejamos mi relato, señor Miguel de Cervantes, en el lugar en que,
+habiendo abierto Lisarda el postigo, entrose por él don Baltasar de
+Peralta, y en aquel mismo momento, y antes de que el postigo se cerrase,
+metiéronse por él espada en mano mi padre y su primo Francisco de
+Rivalta, que este era el nombre de mi difunto marido.</p>
+
+<p>Y como este pariente mío llegó a ser, andando el tiempo, mi marido, lo
+sabréis cuando llegue la hora. Decía yo que por el postigo, aun
+entreabierto, entráronse empujándole, y espada en mano, mi padre y su
+primo Francisco de Rivalta; y como el aposento estuviese oscuro, Rivalta
+abrió una linterna que a prevención llevaba, y encontráronse con que,
+hecha una estatua a causa del espanto, estaba a poca distancia del
+postigo Lisarda, y junto a ella, con la espada en la mano, y mirando a
+aquella mala mujer, todo asombro, a don Baltasar de Peralta. Arrojose
+Lisarda a los pies de mi padre y confesó su delito, pidiéndole con
+lágrimas y desmayos la perdonase, y viese que el amor que la había
+cogido por don Baltasar de Peralta, al engaño la había llevado de
+hacerle creer, recibiéndole siempre a oscuras, que no era ella, sino su
+señora quien le recibía. A lo cual, ciego de furor mi padre, contestó
+atravesando con su espada a aquella criada traidora, y volviéndose luego
+a don Baltasar de Peralta, que deshonrado le había, aunque no hubiese
+sido sino engañándose, con él cerró, y a poco cayó mi padre sin vida,
+que menos diestro era que don Baltasar de Peralta y le furor le cegaba.
+Huyó espantado del suceso don Baltasar de Peralta, y mi pariente
+Francisco Rivalta salió tras él, siguiéndole sañudo y loco, y sin poder
+alcanzarle, que no hay quien alcance al que huye llevando el pavor en el
+alma. Hallose Francisco de Rivalta, cuando se perdió en las oscuras y
+revueltas callejuelas don Baltasar de Peralta, a mucha distancia del
+lugar de la tragedia, y vino sobre sí, y pensó en lo que le acontecía, y
+vio que si a la justicia daba parte, y por ello pruebas de haberse
+hallado en el lance, le prenderían, y prendiéndole le impedirían el
+tomar venganza y justicia, como el quería tomarla por su mano, de don
+Baltasar de Peralta; y fuese para su casa, entrando en ella
+recatadamente, como había salido con mi padre, por un postigo. Y
+sucedió, que cuando aquella inaudita desgracia sobrevenía, mi madre me
+daba a luz a esta vida desventurada, que he sufrido y sufro. Al ruido de
+las espadas acudieron algunos criados; pero cuando llegaron sólo
+hallaron los dos cuerpos sin vida de mi padre y de Lisarda, y el postigo
+abierto, por donde claramente, a lo que parecía, el autor o los autores
+de aquellas muertes habían escapado.</p>
+
+<p>Sobrevino la justicia; ocultose el suceso a mi madre, que fuera impío
+decirla recién parida que se había quedado viuda y con aquellas
+apariencias; el mundo no juzga más allá de lo que se ve en la
+superficie, y todos echaron a la peor parte lo que había acontecido, y
+díjose, porque así lo creyeron, que mi padre, enamorado de la hermosura
+de Lisarda, secretamente se había venido de Nápoles, y con Lisarda se
+veía en secreto, y que tal vez algún otro enamorado, celoso de Lisarda,
+las dos muertes había hecho.</p>
+
+<p>Callose don Francisco de Rivalta, que bien pudiera haber patentizado la
+verdad; pero como la honra, de mi madre quedaba a salvo, y venganza
+quería tomar por su mano de don Baltasar de Peralta, guardó el secreto.
+Buscó la justicia a los homicidas, diose por vencida no hallándolos, y
+mediando los ruegos y las dádivas de Francisco de Rivalta, se echó
+tierra sobre los muertos, y con ellos se enterró para mi madre el
+secreto de la muerte de su esposo, a quien en Nápoles creía. Pero no
+recibiendo cartas suyas en respuesta a las que le escribió anunciándole
+mi nacimiento, y como el tiempo pasase y carta de mi padre no viniese,
+puesta en un angustiosísimo cuidado, escribió al mayor de los tercios de
+Nápoles pidiéndole noticias de su esposo. Entretúvola aquel caritativo
+caballero con escusas y vaguedades, hasta que al fin la dijo, no
+pudiendo más defenderse, lo que él en verdad sabía, esto es, que mi
+padre había pedido licencia y partido para España, sin que hubiese
+vuelto a saberse lo que de él había sido. Y como Lisarda hubiese
+desaparecido también, dio mi madre en imaginar que enamorado de ella su
+esposo, por ella secretamente a Sevilla había venido, llevádosela, y con
+ella desaparecido. Callábase todavía Francisco de Rivalta, porque tenía,
+y con razón, por más cruel para mi madre la verdad que la duda; y
+asistíala, que adolecido había mi madre gravísimamente de tristeza, y
+agravábase y amenazaba irse por la posta, acabada por el insoportable
+dolor de su desventura. Desaparecido había también don Baltasar de
+Peralta, como gota de agua que cayó en la mar, y Francisco de Rivalta no
+le buscaba, porque le obligaba la asistencia a mi doliente madre, que al
+fin halló el remedio a su desventura en la muerte.</p>
+
+<p>Detúvose al llegar aquí doña Guiomar; el corazón se la había oprimido,
+y las lágrimas, que en vano quiso contener, rompieron por sus hermosos
+ojos.</p>
+
+<p>Oídola había Cervantes grave y triste, y estremecida y tomada por una
+melancólica pena Margarita. Desahogó con sus lágrimas el dolor de
+aquellos sus tristísimos recuerdos doña Guiomar, y enjugándose los ojos,
+continuó con voz desfallecida.</p>
+
+<p>&mdash;Huérfana quedé cuando aún no contaba un año, con mucha hacienda y
+mucha nobleza; pero sola y sin más arrimo que aquel mi lejano pariente,
+que fue después el buen esposo mío. Un labrador que tenía en
+arrendamiento una de mis haciendas, y cuya mujer estaba criando, a su
+cargo tomome; y libre ya del cuidado mío, mi pariente, Francisco de
+Rivalta, por el mundo se fue a buscar, ardiendo en saña, al causador de
+tanta desdicha. Era él joven aún, graduado en letras humanas, en leyes y
+en sagrada teología y cánones, y como he dicho, alcalde del crimen en
+Sevilla. Por mí a su vara renunció, que pareciole cosa imposible atender
+a las graves obligaciones de su oficio y al mismo tiempo a las de padre
+mío, en que mi orfandad le había puesto. Atrasose en su carrera por
+buscar al causador de nuestras desdichas y tomar sobre él, en el nombre
+de mis padres, justicia y venganza; y por el mundo andúvose tres años,
+gastando su hacienda, inquiriendo y buscando a aquel hombre,
+vislumbrándole a veces, sin encontrarle nunca, y perdiéndole de nuevo
+cuando más esperanza tenía de ponerse a una distancia de él del largo de
+las espadas. Pero Dios no quería que aquel irreconciliable enemigo de mi
+familia fuese castigado, sin duda porque le guardaba para que le
+castigaseis vos, señor Miguel de Cervantes.</p>
+
+<p>&mdash;Gran merced es esta que a los cielos debo, y por la que les estoy
+agradecido,&mdash;dijo Cervantes;&mdash;y justo es que una tan grande hermosura
+como la vuestra, y una tan gran suma de perfecciones como en vos se
+hallan, con grandes merecimientos conseguida sea y lograda; y dígoos,
+que mucho me pesa de que lo a que por vos obligado estoy, de tan liviano
+momento sea, en vez de ser comparable a los trabajos de Hércules o a los
+peligros de la encantada Puente Mantible, que si así fuera, mayor sería
+mi contento, porque exponiendo por vos cien veces mi vida, y poniéndola
+en cuestión con lo imposible, más estimaríais y a mayor amor por mí os
+llevaría, el encendido amor que os tengo.</p>
+
+<p>&mdash;No creo yo que sea posible ir más allá de donde, no sé si por mi
+ventura o mi desdicha, reconocida; obligada y enamorada me siento; y no
+extrañéis que esto delante de esta doncella aquí presente os diga, que
+ella es mujer, y sabe, o si no lo sabe lo barrunta, los rendimientos de
+amor a que puede llegar una mujer enamorada, no embargante la
+honestidad y la honra, que prendas preciosas son estas del alma, y no
+pueden perderse sin que antes se pierda el temor de Dios. Y no hablemos
+más de esto, y con mis desventuras sigo. Desesperado ya Francisco de
+Rivalta, mi pariente, al ver que por cerca que hubiese tenido a don
+Baltasar de Peralta, nunca ponerse delante de él había logrado, volviose
+a su casa de Sevilla, y encomendó a la Providencia de Dios el castigo de
+nuestro contrario; y pasó él tiempo cuidando él mi hacienda, y yo
+criándome, y habiendo yo cumplido seis años y él treinta, vínose al
+pueblo, sacome del poder de los honrados labradores que me habían
+criado, y púsome en las monjas de Santa Clara, y al cuidado de dos tías,
+hermanas de mi padre, que allí eran señoras de piso. Vendió la hacienda
+que le quedaba para comprar otra vara de alcalde, y alcalde fue algunos
+años, y por sus merecimientos, luego, oidor en la real chancillería de
+Valladolid, y por último nombráronle presidente de sala de la real
+chancillería de Méjico. Larga era la distancia a que de mi iba a
+ponerse, y o renunciaba el honorífico y encumbrado oficio que se le
+había dado, o descuidada me dejaba, estando entre ambos los mares. Había
+yo cumplido ya mis diez y ocho años, y enseñádome habían las buenas
+madres todo lo que enseñarme podían.</p>
+
+<p>Mis dos ancianas tías habían muerto la una tras la otra. A tomar el velo
+habíase querido inclinarme; pero Dios no me llamaba a la perfección de
+la vida monástica; antes bien, ansiaba yo ver lo que fuera del convento
+había, que aunque decían que el mundo estaba gobernado por Satanás, y
+que en él la perdición acechaba a las criaturas, decíame a mí la luz
+natural de mi entendimiento que cuando tantas gentes vivían en el mundo,
+no debían ser tan grandes sus peligros, dado que el mundo no se había
+acabado ya, y todas las cosas que contra el mundo me decían, metíanme
+más en apetito de conocerle.</p>
+
+<p>En fin, que yo no tenía vocación para la clausura, y así lo dije a mi
+buen padre y pariente cuando me preguntó sobre ello. Visto por él lo
+cual, y que yo estaba ya crecida y hecha una mujer, y que en el
+monasterio estaba de ojos, luego de él sacome y llevome a una casa
+noblemente alhajada, en que para servirme había una respetable dueña, o
+más bien aya, señora viuda, de grande virtud, honestidad y
+entendimiento, con otras doncellas y criados; y carrozas y sillas de
+mano, todo como había de ser, teniendo en cuenta mi grande hacienda y la
+clara nobleza de mi linaje; y él, para evitar murmuraciones, fuese a
+otra casa, y no me veía más que al día breves momentos, y aun así,
+tratándome con un tal respeto y encogimiento, y de una manera tan
+avarienta mirándome, aunque lo disimulaba, que puesto que yo no
+entendía de amores, por barrunto conocí que él de mí estaba enamorado, y
+que por su edad y sus achaques, que le hacían parecer más viejo que lo
+que en realidad lo era, a declararme sus amorosos sentimientos no se
+atrevía; muy por el contrario, mandaba a doña Agueda me llevase a
+cuantos divertimientos podía yo concurrir honestamente, y en esto veía
+yo que él buscaba que, conociendo el mundo y tratándome con él, de algún
+caballero que de mí fuese digno me enamorase, para con él casarme. Pero
+era el caso, que aunque muchos me solicitaban, y me escribían versos, y
+me daban música, y por mí con otros se enemistaban y reñían, haciendo de
+mi calle palenque nocturno, donde más de alguno dejó entre rabiosas y
+celosas ansias la vida, yo no me agradaba de nadie ni quería agradarme,
+y no había rendimiento que me incitase ni merecimiento que me rindiese;
+visto lo cual por don Francisco de Rivalta, y creyendo, acaso, por el
+cariñoso modo de mi trato con él, que a pesar de sus años y sus
+dolencias yo le amaba, y que si yo no se lo mostraba, a causa era de mi
+recato, propúsome un día, todo tembloroso, como aquel que teme encontrar
+la muerte en su propio atrevimiento, si quería con él casarme.</p>
+
+<p>Díjele que sí, sin saber lo que me decía, que era yo tan inocente como
+cuando entré en el convento; y el casamiento se hizo con gran pompa y
+regocijo, como a nuestra riqueza y nobleza convenía; y antes de que el
+festín de las bodas se terminase, díjome mi aya doña Agueda no sé
+cuántas cosas, que yo no pude entender; y luego, cuando acabada la
+fiesta se fueron saliendo de casa los convidados, la madrina me dijo
+otras cosas que tampoco entendí; y rodeada de las doncellas, de honor,
+lleváronme a lo que mi madrina llamaba el tálamo, y que yo no sabía qué
+cosa fuese, y metiéronme en una habitación o cámara lujosamente ornada,
+en la que había un gran lecho todo guarnecido de blanco, y adornado con
+flores, y allí me dejaron sola y suspensa, cuando a poco he aquí que
+entró mi esposo pálido y convulso, y alentando apenas, y a mí se vino a
+abrazarme; visto lo cual, yo me hice atrás tres pasos, y espanteme y
+extendí hacia él los brazos, como para impedir que me tocase.</p>
+
+<p>&mdash;¿Pues qué, señora de mi alma,-dijo don Francisco, quedando inmóvil y
+como si le hubiese herido un rayo,&mdash;no sabéis que sois mi esposa y que
+ante el altar de Dios nos hemos juntado en uno?</p>
+
+<p>Siguiose a esto una conversación, por la que el desdichado don Francisco
+de Rivalta vino a convencerse de que yo con él sin amor me había casado,
+y aun sin saber Lo que el amor y el casamiento fuesen, y de esto provino
+que, dando un profundo suspiro, me dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Siéntolo, porque si mañana os prendareis de alguno, amarle no podréis,
+sin ofensa a Dios y sin menoscabo de la vuestra y de mi honra; pero yo
+juro, que si alguna vez solamente inclinada a prendaros de alguien os
+conociere, con mi muerte os dejaré libre, para que podáis ser dichosa.
+Entre tanto, por padre tenedme.</p>
+
+<p>Y sin decir más, saliose, pálido como un muerto, y preñados de lágrimas
+los ojos, sin que yo llegase a comprender todavía la causa de aquello,
+que era para mí lo que la luz para el ciego, que no sabe que hay otra
+cosa que las tinieblas en que su ceguera le tiene.</p>
+
+<p>Llevome mi esposo a Méjico, y digo mal mi esposo, mi padre, adonde le
+llevaba el cumplido plazo de la licencia que para el cuidado de sus
+asuntos propios en España habíanle concedido. Gente es la de Méjico rica
+y ociosa, dada al galanteo e inclinada a las malas costumbres; y como si
+don Francisco hubiese querido remediar el yerro en que, casándose
+conmigo, había dado, abierto había nuestra casa a los saraos y a los
+festines, y no parecía sino que para convidarlos a ellos buscaba a los
+caballeros más jóvenes, y más galanes, y más ricos; y de tentaciones me
+rodeaba, sin apartar de mí la vista, y aguzando la experiencia que le
+habían dado sus largos años de judicatura, todo por ver si yo a alguno
+me inclinaba, que pudiese, libre ya y viuda, amándome, por su amor
+venturosa hacerme. Perdido había yo, en fuerza de las solicitudes y
+galanteos que me rodeaban por todas partes, aquella mi primera
+inocencia, o más bien ignorancia, de las cosas de la vida. Conocía harto
+bien el grande sacrificio en que por amor mío mi buen esposo se
+empeñaba, y gran parte hubiera sido esto para que yo me enamorase de él,
+que Dios me ha dado buena alma y agradecida; pero no es el amor cosa que
+cuando se quiere se tiene, ni hay tienda donde se compre, ni lugar donde
+se le busque; que él viene cuando menos se le espera y en el alma se nos
+entra, y la avasalla, y prenda nos hace, no de aquel a quien hemos
+buscado, sino del que Dios ha querido que venga para hacerse dueño de
+nuestra vida y de nuestra alma en un solo punto; que el amor viene del
+cielo cuando menos se le espera, y porque es aliento de Dios, es coma
+Dios divino, y logrado cuanta gloria puede haber en la tierra.</p>
+
+<p>Suspiró doña Guiomar, partiósele de los ojos, aunque involuntariamente,
+una mirada, que como si hubiera sido fuego del cielo, en su dulce fuego
+abrasó el corazón de Cervantes, y luego, bajando los ojos ruborosa la
+bellísima doncella viuda, quedose en silencio como si la grandeza de lo
+que sentía la vedara el uso de la palabra.</p>
+
+<p>No menos confusa y turbada parecía Margarita, y agitábasela el seno,
+como si una potente fuerza dentro de él se hubiera conmovido inquieta.
+Conocíase adorado Cervantes por la hermosísima doña Guiomar y por la
+bellísima Margarita amado, y dolíale, y no sabía qué hacerse, y
+acometíanle un tumulto de tentaciones que consigo mismo le enemistaban;
+porque si bien él era mozo galanteador que no reparaba en
+inconvenientes, hasta entonces, como ya se ha dicho, con amor no había
+dado que le obligase y en tristezas y cuidados le pusiese; y
+encontrábase entre dos mujeres, ambas merecedoras de todo respeto y
+homenaje; y puesto que Margarita le pareciese hermosa a maravilla, y
+dulce y enamorada, parecíale doña Guiomar una divinidad; y no había
+lugar a que dudase; que tratándose de que perdiese su libertad bajo el
+yugo, tal vez durísimo, del himeneo, doña Guiomar era sin contradicción
+y sin sombra de duda su escogida y su bien amada; y como él no pudiera
+partirse en dos, o no hubieran de llegar a hechos las tentaciones que
+por Margarita sentía, o había de tenerla por amiga, cosa que los
+hidalgos y cristianos pensamientos de Cervantes repugnaban; que
+tratándose de una doncella tal, y tan mal aventurada, y tan cuitada como
+Margarita, infamia hubiera sido, prevaleciéndose de sus inocentes amores
+y de sus desdichas, perderla en la deshonra como una hembra de poca
+valía, en malos pañales criada y a todo puesta; así es que Cervantes no
+sabía qué hacerse; que si los amores de Margarita, que ya se mostraban
+harto claros, no aceptaba, heríala a un tiempo en su vanidad y en su
+amor, y aceptándolos la perdía y a doña Guiomar ofendía, y él mismo se
+ofendía en sí mismo en las dos; que no se puede ir por un mal camino sin
+exponerse a caer en los despeñaderos que en él se encuentran, y tanto
+más, que estos caminos malos son resvaladizos, y una vez entrados en
+ellos, atrás no podemos volvernos y nuestra perdición es segura, y quien
+en el peligro se mete conociéndole, las desventuras que le sobrevengan
+merece. Conocíalo todo esto Cervantes, y en ello pensaba, y pensando en
+ello aparecía confuso y turbado, tanto casi como las dos de él
+enamoradas doncellas. Al fin doña Guiomar, rompiendo su silencio,
+continuó de esta suerte:</p>
+
+<p>&mdash;Yo, conociendo ya el mundo, hubiera querido premiar el amor de mi
+esposo, si no con el amor de mi alma, dándole la posesión de esta mi
+persona que tan hermosa le parecía, y, aunque procurelo, ser no pudo,
+que él tenía mucha experiencia y mi intento conocía, y que aquello por
+lo que yo me brindaba a arrojarme en sus brazos, no era amor, sino
+compasión y agradecimiento; y evitolo, y sufrió su martirio en silencio,
+y como estaba achacoso y más viejo que por sus años debía serlo,
+agraváronse sus dolencias y con él al fin acabaron; que murió el
+desdichado casi loco de amor entre mis brazos, y sin que yo evitarlo
+pudiera. Dejome su hacienda, que puesto que hubiese vendido para
+comprar su primer oficio la primera que sus padres le dejaron, por los
+grandes provechos que los oidores gozan en las Indias, habíala hecho, y
+buena: ¿pero qué era su hacienda comparada con la opulenta hacienda mía?
+¿ni de qué podía servirme más que de amargura, siendo así que la tenía
+por su muerte?</p>
+
+<p>Triste quedeme, desamparada, y lo que fue peor, en peligro; que apenas
+cubrió la tierra de la fosa el cuerpo del sin ventura esposo mío,
+pareció que de otra fosa ignorada salía, para poner en mi corazón ira y
+espanto, el eterno perturbador de mi sosiego, a quien yo no conocía más
+que por la relación que de él me había hecho mi esposo; digo que apenas,
+después de los primeros meses del luto, a la calle salí, y en mi casa
+empecé a recibir como antes a mis amigas, y a los amigos de mi marido,
+hizo le presentasen en ella sin mirar en nada, y como si hubiese
+ignorado que yo ignoraba su nombre, conociéndole por el mortal enemigo
+de mi familia, el capitán don Baltasar de Peralta. Perturbeme al oír su
+nombre, pero tuve valor, o Dios me lo dio, para disimular; y cuando
+todos se fueron y con él me quedé sola, que él de intento para procurar
+la ocasión se había hecho reacio (cosa que fue reparada por todos, y a
+todos les hizo creer que eran ciertas las calumnias que de mí se decían,
+y que Gaspar de Valcárcel, alférez de alabarderos del virey, había
+propalado), túvoseme por liviana muy más que antes, y por mujer que,
+olvidada de todo pudor, libre ya por la muerte del marido, en nada
+reparaba ni se detenía, y que no era ya el alférez Valcárcel el único y
+sólo favorecido por mí, sino que también de mis favores gozaba el
+capitán don Baltasar de Peralta, que por muerte del capitán de los
+alabarderos del virey, de España para sucederle había ido.</p>
+
+<p>Nadie pudo oír lo que yo, encolerizada y embravecida, dije a don
+Baltasar de Peralta en cuanto, como lo ansiaba, con él me vi a solas;
+que después de manifestarle que al oír su nombre le había conocido como
+el matador de mi padre, de mi casa arrojele, amenazándole con mi
+venganza. Oyome inalterable don Baltasar de Peralta, sonriose como
+hubiera podido sonreírse un demonio, y díjome saliendo de mi estrado:</p>
+
+<p>&mdash;¡Vive Dios, que o habéis de ser mía, o tanto haré, que habéis de soñar
+conmigo como si soñarais con el diablo!</p>
+
+<p>Dieron a este punto en la iglesia del Salvador las Ave-Marías de las
+doce, y como un paje apareciese y dijese que ya la mesa estaba servida y
+esperaba a los señores, doña Guiomar dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Pongamos por ahora punto redondo a la relación de los negros sucesos
+de mi vida, que de ellos no ha de hablarse delante de los criados, y
+déjese la prosecución para después de la siesta, que en el jardín nos
+juntaremos.</p>
+
+<p>Y con esto levantose la hermosísima viuda, y tras ella, Margarita y
+Cervantes a comer con ella se fueron.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XII" id="XII"></a>XII</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como se iban, cruzando los amores y apercibiéndose a una ruda
+batalla los celos.</p></div>
+
+
+<p>Tal era la mesa de doña Guiomar, y tan alhajada de ramilletes y vajilla
+de oro y plata, que no la mesa de una dama particular parecía, sino la
+del opulento Lúculo.</p>
+
+<p>Sentáronse a la mesa con doña Guiomar y sus dos convidados, doña Agueda,
+ya anciana, que aún junto a ella vivía, y su capellán, docto licenciado,
+ya de edad provecta y de muy buenas maneras y gracia, que la mesa
+bendijo, después de lo cual, y de haber servido lindas doncellas los
+aguamaniles, empezó la comida, tan variada y tan suculenta, que más que
+comida ordinaria, banquete de Estado parecía.</p>
+
+<p>Asomaba en todo clara y manifiesta la gran riqueza de la bella indiana,
+y era de ver el lujo de las libreas de los pajes, que solícitos y
+diestros, y seis u ocho en número, las viandas servían, yendo sin cesar
+de los bufetes a la mesa y de la mesa a los bufetes.</p>
+
+<p>Duró la comida no menos de dos horas, y no se acordaba Cervantes de
+haber comido en su vida de una tan egregia manera, no embargante lo
+cual, inapetente mostrose; que harto le ocupaban el cuerpo los
+pensamientos que le combatían, aunque en el semblante sus efectos
+disimulase; y disimulaba doña Guiomar, pero mostrábase taciturna; y en
+cuanto a Margarita, no podía pasar bocado, porque su triste madre se la
+representaba muerta a las crueles manos de la miseria, y recién
+enterrada, y la desnudez de la mezquina casa que para siempre había
+abandonado se la ponía en comparación con aquella ostentosísima sala,
+ennoblecida por tablas y lienzos de los más estimados pintores
+sevillanos, y con aquella riquísima mesa, cargada de oro y plata, de
+flores y frutas, en cuyas botellas de rico cristal de Alemania aparecían
+los dorados vinos de Montilla, y los pardos del Rhin, y los tintos de la
+Mancha, pareciendo los unos topacios, y carbunclos negros los otros.
+Amargábala todo esto su ya grande amargura a Margarita, y por no
+mostrarse desagradecida, fuerza se hacía para comer, y comiendo se
+martirizaba; y considerando que con lo que en aquella mesa sobraba a lo
+necesario, y aun a lo noble y rico, hubiera podido salvarse su madre,
+las lágrimas se la subían a los ojos, y el mayor tormento que sufría era
+contenerlas. Aumentaba su martirio el ver cuánto la aventajaba en
+hermosura y riqueza doña Guiomar, y que ni aún esperar por soñación la
+era dado que aquel su generoso protector dudase ni un solo punto entre
+ella y doña Guiomar.</p>
+
+<p>Entretuvo como pudo la conversación el capellán con las noticias que por
+Sevilla corrían, siendo gran parte para ello lo que se contaba de la
+liga del rey Católico con los venecianos para su guerra contra el Gran
+Turco.</p>
+
+<p>Terciado había en la conversación Cervantes, y puesto en cuidado a sus
+dos enamoradas, porque decir le oyeron que él sentía mucho que su
+compañía de infantería no era de las que habían de embarcarse para ir
+contra el Turco, sino que se embarcaría para Nápoles; y temían que,
+según encarecía su deseo de hallarse en aquella grande empresa, al fin
+no se pasase a una de las compañías que muy presto habían de embarcarse
+en las galeras que debían zarpar para Mesina.</p>
+
+<p>La comida, de suyo triste, más triste se hizo para ellas con la noticia
+de que, si no contra el Turco, para Nápoles había de embarcarse
+Cervantes; y levantados que fueron de la mesa, fuéronse todos a dormir
+la siesta, que así era uso, aunque nuestro Cervantes y nuestras dos
+enamoradas no pudiesen conciliar el sueño, combatidos como estaban por
+sus graves, celosos y tristes pensamientos.</p>
+
+<p>Pero cuando sonaron las Ave-Marías de las tres, levantáronse todos,
+aliñáronse, y habiendo avisado doña Guiomar que los esperaba en un
+sombroso cenador del jardín, allá se fueron, y a doña Guiomar
+encontraron sentada en unos cogines, bajo la sombra de las tupidas
+enredaderas, de las zarzas rosas y de los jazmines que el cenador
+cerraban, dejándole en aquella hora, que era la del gran calor, en una
+media luz y con tal frescura, que allí no se conocía que fuese verano y
+en el punto más caloroso.</p>
+
+<p>Servida había en una mesa una limonada para el refresco, y tomádole que
+hubieron, Cervantes y Margarita pusiéronse el uno a un lado y el otro al
+otro de doña Guiomar, que con voz ya un tanto caneada y lánguida,
+continuó su relación de esta manera.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XIII" id="XIII"></a>XIII</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se ve que doña Guiomar hubiera hecho muy bien en no contar
+tan presto su historia a Cervantes y en no amparar a Margarita.</p></div>
+
+
+<p>&mdash;Decía yo,&mdash;dijo doña Guiomar&mdash;cuando la hora del comer llegando,
+suspendió mi historia, que el capitán don Baltasar de Peralta,
+apareciendo como si le hubiera abortado la tierra, en el punto en que
+murió mi buen esposo, requiriome de amores, y con tal empeño, y una al
+parecer tan grande seguridad de la victoria, que yo hube de arrojarle de
+mi casa con la prohibición de no volver a ella; y aquí empieza la
+tragedia del alférez Gaspar de Valcárcel, que desesperado y codicioso
+don Baltasar de mostrarme cuánto me amaba y cuánto por mi honra miraba,
+aunque él hubiese sido quien, a socapa y permaneciendo oculto en Méjico,
+hubiese ayudado con dinero y malos consejos a Valcárcel, que no lo
+necesitaba mucho, para que contra mí la viperina lengua soltase, ya
+trocadas las cosas por la inopinada muerte de mi marido, y pensando en
+hacerme su mujer, por aquello de que quien porfía consigue, y de que no
+hay fortaleza que no se rinda si bien se la asedia, y doliéndole que de
+la qué, según él creía, había de ser su mujer se dijesen cosas bajas,
+deshonestas y vergonzosas, por todo esto, un día que encontró a Gaspar
+de Valcárcel entre otros caballeros extremando contra mí sus calumnias,
+díjole:</p>
+
+<p>&mdash;Cosa seria es, y con la cual los que se precian de hidalgos no se
+atreven, publicar las debilidades o las liviandades de una señora,
+puesto que sean ciertas; que hay cosas tales y tan infames, que aun los
+labios por donde se manifiestan queman; y señal de buen estómago,
+aparejado para todo, da el que de cosas corrompidas hace pasto, y luego
+le arroja por la boca en inmundicia, apestando a todo el que a su lado
+tiene, para lo cual se necesita ser mal nacido y villano; pero cuando no
+se vomitan podredumbres ajenas, sino de la propia alma de quien las
+arroja, quiero decir, cuando aquello con que se escandaliza al mundo es
+ficción traidora, villanía intencionada, puñalada dada a traición,
+ponzoña administrada a trasmano, como es todo lo que vos decís, alférez,
+de esa señora, (para hablar, de la qué debíais bañaros la boca con agua
+rosada, y quitaros el sombrero y arrojar de vuestra boca perlas, que no
+difamaciones), no es ser ya villano y mal nacido, sino infame y traidor
+y asesino cobarde, que por la espalda en el corazón hiere a quien
+debiera honrar y reverenciar; y adviértoos que a lo que digo no admito
+réplica; y que si no os rompo a bofetones la malvada boca que tales
+nunca oídas vilezas pronuncia, es por no contaminarme la mano con el
+veneno asqueroso que de vuestra boca mana.&mdash;A lo cual no contestó el
+alférez, sino que dijo a uno de sus amigos dijese a don Baltasar que
+tales cosas no podían decírsele a él, no ya públicamente, sino que ni
+aun en secreto, sin que él cortase, quemase la lengua y arrancase el
+corazón al que a tanto se había atrevido. Y con esto, aquella noche el
+alférez, con un su amigo, y don Baltasar con otro, a un lugar apartado
+se fueron, y allí don Baltasar, con más fortuna, o más valor, o más
+destreza que Valcárcel, matole, dándole a los primeros embites de la
+pelea una estocada tal, que el corazón partiole; y el mísero a quien su
+mala lengua, o más bien la desgracia de encontrarse en el mismo empeño
+que don Baltasar, había matado, no pudo ni aun decir ¡Dios me valga!</p>
+
+<p>Contomelo al otro día uno que de todo había sido testigo, o por
+servirme, o tal vez por servir a don Baltasar, que quiso que yo supiese
+cuánto por mí había hecho, y en qué trance por mi honra se había puesto.
+Ya sabéis, pues, doña Margarita, a qué mal fin llegó, por sus malos
+pasos, aquel vuestro amante, y desde ahora, si queréis, podéis
+continuar vuestra historia, que yo no interrumpí sino para deciros lo
+que del alférez Valcárcel había sido.</p>
+
+<p>&mdash;Ignoraba yo,&mdash;dijo Margarita,&mdash;que tal fuese el hombre con quien mis
+padres mi casamiento trataron, y al que no sé si amé; porque ahora
+conozco que el amor es muy distinto de lo que yo había creído. Y como al
+decir estas palabras, por más que quisiese disimularlo, se la fuesen los
+dulces ojos a Margarita hacia Cervantes, mucho tuvo que hacer doña
+Guiomar para no dar indicios de la enemistad y aun del odio que en aquel
+mismo punto nació en ella contra Margarita.</p>
+
+<p>Disimuló, no obstante, y dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Pues que del relato de vuestra historia estamos pendientes, seguidla,
+que ya veis con cuánta atención y buen deseo os escuchamos.</p>
+
+<p>&mdash;No ha de ser sin que vos acabéis vuestro relato,&mdash;señora,&mdash;dijo
+Margarita, que lo que del mío queda, aunque sea bien doloroso, es harto
+breve.</p>
+
+<p>&mdash;Pues no falta gran cosa a mi historia,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;y sigo en
+ella por complaceros y porque se acabe la porfía. Y habéis de saber que
+matando don Baltasar a aquel villano difamador de mi honra, no me
+favoreció por esto, sino que a peor punto llevó mi fama; que todos
+dijeron, no que yo era una dama honesta, sino que don Baltasar había
+cegado de amores por mí, propuéstose había casarse conmigo, y pretendido
+atajar una maledicencia, que cuando él fuese mi esposo había de
+alcanzarle; y si antes era el difunto Valcárcel el solo que contra mí
+vomitaba maledicencias, una vez él muerto, avivado el incendio de la
+calumnia por el móvil de la envidia, dieron en decir de mí tales cosas a
+propósito de las músicas y de las rondaduras con que don Baltasar me
+afligía, que ya abandonada en Méjico de todos, que de mí huían como si
+hubiese estado apestada, me propuse escapar de aquel no merecido
+infierno en que me encontraba; y vendidos los cuantiosos bienes de mi
+marido, que montaron a muchos cuentos de escudos, amen del oro y plata
+labrada que en nuestra casa había, embarqueme para España y llegue a
+Sevilla, donde en manos de genoveses puse mi dinero a ganancia, y en la
+casa de la Contratación las barras de oro y plata que de las Indias
+truje, y al mesón de la Cabeza del Rey don Pedro acogime, en tanto que
+casa hallaba en donde morar con la decencia que a mi linaje y a la
+memoria de mi marido correspondía; y no siempre en el mesón de la Cabeza
+del Rey don Pedro he estado, que largas temporadas he pasado en una
+granja que de mis padres era; y así se han pasado bien dos años, y
+hubiérame quedado en la granja con mi viudez y mi desgano del mundo,
+lejos del ruido de la populosa Sevilla, a no ser porgue, descubierto mi
+retiro por el eterno enemigo de mi familia y mío, de tales asechanzas me
+vi rodeada, que de vivir en despoblado tuve miedo; que aunque mis
+criados eran muchos y valientes, y fieles, capaz hubiera sido don
+Baltasar de juntar un ejército de salteadores, y combatir la granja y
+robarme, cosa que en Sevilla no es fácil, donde hay tanta gente de
+guerra y de justicia, y toda al servicio del rey, para seguridad de sus
+buenos vasallos. Víneme, pues, otra vez al mesón de la Cabeza del Rey
+don Pedro, y sin dejarlo de la mano, casa mandé buscar, y hallaron esta,
+y visítela y agradome y comprela, y reparada y alhajada que fue, a ella
+víneme, harto ajena de creer que duende en la casa había, y que por ello
+la Inquisición había de visitarme, y aparecérseme duende que me
+perturbara y me pusiera en ocasión en que yo hasta ahora no me he visto,
+ni pensado verme; y si no fuera por esta bendita medalla que me dejó el
+familiar que a verme vino, ni aun a pensar me atrevo en lo que de mí
+hubiera podido ser.</p>
+
+<p>Y como al acabar su relato doña Guiomar sacara del hermosísimo seno la
+medalla que la noche anterior la había dado el señor Ginés de Sepúlveda,
+sintió Cervantes un no sé qué de desabrimiento y de celosa rabia, que
+hubo menester un gran esfuerzo para que de ello al semblante no le
+salieran los indicios; que antojósele (antojo ocioso y aun calumnioso
+de enamorado) que doña Guiomar no era una tal y tan honesta dama, ya que
+no inmaculada doncella, como él había creído, sino que se agradaba de
+parecer tan rara en lo tocante a la condición en que se hallaba, como
+era rara en hermosura; y que tal vez todo aquello que de ella se había
+dicho en Méjico, y que había costado la vida al alférez Gaspar de
+Valcárcel, y que ella no había tenido empacho en referir, no era sino
+muy cierto; y que tal vez en él no buscaba marido amante, sino marido
+pobre y sufrido, que a trueque de sus grandes riquezas y aun de los
+abandonos de su hermosura, todo se lo sufriese y callase, y su reparo y
+el nombre de sus hijos ante el mundo fuese.</p>
+
+<p>Y esto lo pensaba Miguel de Cervantes, aunque tenía el alma noble,
+porque no hay recelos que de una mujer se tengan sin pruebas, que
+villanos no den; y en este pecado dan los que bien aman, por buenos que
+sean, y por la misma fuerza de su amor, que a los tristes y desesperados
+recelos los lleva.</p>
+
+<p>Inocente había sido en contar con tal lisura su historia doña Guiomar, y
+claras muestras había dado de no conocer el mundo; que el calumniado que
+de la calumnia de que es víctima habla, es uno más que a la calumnia que
+le sacrifica ayuda. Y esperárase a lo menos doña Guiomar a que, por ser
+mujer de Cervantes, este dudar no pudiera de la hasta entonces entera
+castidad suya, y mejor hiciera, y sobre seguro y sin peligro pudiera
+contarle lo qué, no habiendo llegado a aquellos términos, era ocasionado
+a los recelos, que como no podía menos de ser, a nuestro Miguel, que era
+hombre de una grande experiencia, acometieron.</p>
+
+<p>Imprudente había sido doña Guiomar confiando en su inocencia, y más aún
+en el amor de su soldado; y si hubiera su corazón visto cuando ella sacó
+de su seno la medalla del señor Ginés de Sepúlveda, arrepentídose
+hubiera de su imprudencia; que Cervantes creyó, que si el familiar no la
+había preso, a causa había sido de algún inapreciable favor con que la
+rectitud del enviado de la Inquisición doña Guiomar había torcido; y no
+tuvo la medalla que de su hermosísimo seno doña Guiomar había sacado,
+sino como recuerdo y prenda de amor por el familiar a ella dejados. Y no
+había sido otra la intención de doña Guiomar que la de espantar a
+Margarita, a la que una vez recibida no se atrevía a echar a la calle,
+para que ella de su <i>motu proprio</i> se fuese, atemorizada al saber que la
+casa tenía duende, y que para defenderse del mal era necesaria una
+medalla de la Santa Inquisición, que ella no tenía. Celosa andaba doña
+Guiomar, porque poco recatado Cervantes, atraído por aquellos dos
+opuestos polos entre los cuales se encontraba, y aunque más cerca de
+doña Guiomar, no muy distante de Margarita, había mirado más de una vez
+a esta con encendido ahínco, y hartas señales había dado Margarita,
+aunque sin pensarlo, del amor que por Cervantes se había encendido en su
+pecho; todo lo cual había nublado y ennegrecido los inquietos espíritus
+de doña Guiomar, y por esto, como se ha dicho, de duendes había hablado
+y había sacado la medalla, para que de ella, y por su propia voluntad,
+se apartase aquella su negra enemiga. Y estando en esto, entró en el
+cenador Florela, ya repuesta en su natural y propio traje de doncella, y
+arrimose a doña Guiomar y quiso hablarla en secreto, pero ella le dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Dime alto lo que tuvieres que decirme, que no hay necesidad de que
+estos, mis buenos amigos, crean que yo tengo algo oculto, y a más que es
+descortesía.</p>
+
+<p>&mdash;Pues, señora,&mdash;dijo Florela,&mdash;ahí está, y por vos pide, aquel señor
+familiar que anoche vino, y dice que de graves asuntos tiene necesidad
+de hablaros.</p>
+
+<p>&mdash;Pues que allá voy dile,&mdash;respondió doña Guiomar.</p>
+
+<p>Y como Florela se fuese, continuó:</p>
+
+<p>&mdash;Cosa es la Inquisición a que no puede cerrarse la puerta ni obligar a
+espera. Y así vosotros, amigos míos, me perdonaréis si os dejo para ir a
+ver lo que la Inquisición de mí quiere.</p>
+
+<p>Y doña Guiomar, levantándose con no pequeñas muestras de sobresalto, del
+cenador saliose llena de celosos cuidados, porque a solas dejaba con
+Miguel a Margarita; y más cuidosa hubiérase sentido doña Guiomar si en
+el alma de Cervantes pudiera haber leído; que éste creyó que doña
+Guiomar se encontraba en la mezquina y dura ocasión de una dama de poco
+más o menos, que estando al lado de un su enamorado, la visita de otro
+enamorado con quien tiene grandes respetos, y dejar de asistir a la cual
+no puede, la anuncian.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XIV" id="XIV"></a>XIV</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la
+visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda.</p></div>
+
+
+<p>Como Margarita, libre de testigos, a solas con Cervantes se encontrase
+en aquel cenador sombrío, donde la belleza, el silencio y la frescura al
+amor convidaban, sin reparar en que los que están rodeados de tupido
+ramaje no pueden tener la seguridad de no ser acechados, como lo eran
+ellos, y de cerca, porque la celosa doña Guiomar había diputado a su
+fiel Florela para que observase, los ojos alzó ella sin miedo y los fijó
+en Cervantes de una manera tan clara, que él se sintió amado hasta las
+entrañas, y dolorido por doña Guiomar y contra ella irritado, sus ojos
+fijó en Margarita con no menos vehemencia y fuego que ella en él fijaba
+los suyos; y fuésele a ella un suspiro, y él con otro suspiro contestó,
+y así permanecieron algún tiempo, indecisos, sin hablarse, y mirándose
+tiernamente, y requebrándose con los ojos, que el diablo andaba por allí
+suelto y tejía ya una maraña que sin desdichas no habría de
+desenredarse, y cuando fuese peor el remedio que la enfermedad.</p>
+
+<p>&mdash;En verdad, en verdad, señora mía,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;que ni yo sé lo
+que me pasa, ni dónde estoy, ni a qué atiendo, ni qué deseo, ni de qué
+hilo he de valerme para salir del laberinto en que perdido me hallo.</p>
+
+<p>Oíalo todo Florela, que a poca distancia estaba, entre el follaje de un
+bello jazmín escondida, y oyó asimismo que Margarita dijo, con la voz
+apenada y débil, y tan apasionada, aunque quería ocultarlo, como si su
+voz hubiera salido de en medio de sus doloridas entrañas:</p>
+
+<p>&mdash;¡Ay, señor mío, que yo también estoy espantada de mí misma, porque no
+debiendo tener ni corazón ni alma más que para la desgracia, que nunca
+lloraré bastantemente, del fallecimiento de la desventurada madre mía,
+en cosas pienso que tan lejos están de mi madre como de mi ventura! Y en
+cuanto a lo que decís del hilo que necesitáis para salir del laberinto
+en que os encontráis perdido, dígoos que bien podéis valeros del hilo de
+oro que tenéis en las manos, y él os sacará a buen puerto.</p>
+
+<p>&mdash;¿Pero no sabéis, hermosa señora mía,&mdash;contestó Cervantes,&mdash;que el hilo
+de oro, cuanto más rico es, por no tener mezcla de ningún otro metal, es
+más quebradizo? Oro no me deis a mí para que de guía me sirva, que nunca
+ha sido el oro el imán de la aguja de mis deseos; que si lo fuera, no
+hubiera yo dado en poeta, que es lo mismo que hacer voto de pobreza
+perpetua e incurable, y de perpetuo afán e irremediable locura.</p>
+
+<p>&mdash;De poetas es,&mdash;dijo Margarita,&mdash;volverse a lo que más brilla y adorar
+el sol que deslumbra.</p>
+
+<p>&mdash;Pero a veces, señora, cuando más luce el poeta, es cuando la fragancia
+aspira del humilde lirio que entre la yerba se esconde, y con plácida
+voz y acordada armonía le canta.</p>
+
+<p>Coloráronse súbitamente las mejillas de Margarita, y un súbito temblor
+acometió a Cervantes, que en los ojos de Margarita vio algo que, yendo
+más allá de lo humano, divino parecía, y que le atraía con una no
+conocida fuerza, y de tal manera, que el uno dio en los brazos del otro,
+y sus labios se unieron, y ella, desfallecida sobre el hombro de
+Cervantes, reclinó su hermosa cabeza, y suspirando le dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Mi esposo sois, que ya de ello con vuestros labios y con vuestro
+abrazo me habéis dado testimonio; y ved lo que hacéis, señor mío, de mi
+alma, que aquí de celos fallezco y de espanto me muero; que de vos doña
+Guiomar está enamorada, y duendes hay en esta casa, y yo no tengo como
+ella medalla de la Inquisición que de los duendes me defienda.</p>
+
+<p>Selló una y otra vez Cervantes los labios de Margarita, libando la
+ambrosia de su aliento, y reparándose al cabo y pensando en que de aquel
+su olvido y arrebato podía haber ocultado cuidadosos testigos la
+espesura, de sus brazos dulcemente separó a Margarita, y la dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Vuestro esposo soy; de ello no podéis tener duda, si no es que en duda
+ponéis mi hidalguía y mis cristianos pensamientos; y puesto que esto no
+tiene ya remedio, ni yo deseo que lo tenga, ni arrepentido estoy de
+haber llegado al punto a que me ha convidado mi por vos próspera
+fortuna, disimulemos, que a vuestra honra y a la mía el disimulo
+conviene; que no hay para qué de vos se hable ni de mí se diga que no he
+tenido valor para contener los impulsos de este violento corazón mío,
+que tan presto, de tal manera y para siempre, habéis hecho vuestro.</p>
+
+<p>&mdash;¡Dios sea bendito!&mdash;exclamó Margarita, levantando los hermosos ojos,
+llenos de lágrimas, al cielo,&mdash;que en el amargo y negro día en que para
+mí juzgaba ya cerradas todas las puertas de la esperanza, la felicidad
+encuentro, no embargante el dolor que siento porque mi desdichada madre
+no vive, y es testigo y partícipe de mi ventura.</p>
+
+<p>&mdash;Cesemos en esto, señora de mi alma,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;y procuremos
+recobrar la serenidad del rostro, no sea que doña Guiomar vuelva y
+sospeche, y celosa os injurie, y en trance me ponga de hacer lo que no
+quisiera ni cumpliría a mi honra; y habladme de los sucesos de vuestra
+vida que relatar os falta, y más que esposos enamorados, parezcamos
+buenos amigos hasta que de esta casa salgamos, y habiendo pasado por la
+iglesia, a la pobre mía os lleve.</p>
+
+<p>Y como aconteciese que Cervantes fuese volviendo en sí de aquel
+trastorno de sus sentidos, de lo a que él, si no hubiese estado celoso y
+perturbado, no hubiera llegado, espantose; porque conoció claro que no
+por haber empeñado él su honra, tomando la de ella, había menguado en un
+ápice su adoración por doña Guiomar, sino que antes bien, con la nueva
+dificultad había acrecido; y aquejábale hasta criar dentro de su pecho
+una rabiosa tormenta, el ver que la visita del familiar con la hermosa
+viuda continuaba, y que ella no volvía; y mientras esto ponía a
+Cervantes en una borrasca de confusiones, Florela atisbaba, demudada y
+pálida, porque a su señora amaba, oculta entre los jazmines, y
+proponíase todo relatarlo como ella lo había visto y oído a doña
+Guiomar, para que no fuese más tiempo burlada y engañada, y por la burla
+y el engaño se vengase.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XV" id="XV"></a>XV</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como Cervantes oyó el fin de la historia de Margarita entre las
+cabilaciones que le causaba el no saber adónde le llevaría la
+historia de sus amores.</p></div>
+
+
+<p>Receloso estaba Cervantes, sospechando lo que acontecía, esto es, que
+testigos había habido de su repentino e inevitable delirio; y no
+sospechando nada de esto por su inocencia Margarita, y dominando cuanto
+pudo las huellas que en su semblante quedaban del frenesí de amor que
+por ella había pasado, con voz dulce y enamorada dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Pues lo que contar de mis desdichas queda es tan breve, señor de mi
+alma, que muy presto habré terminado; mucho antes quizá de que doña
+Guiomar venga; que Dios sabe cuán largos pueden ser los asuntos por los
+que la Inquisición la busca.</p>
+
+<p>Con estas palabras avivado había Margarita el fuego de la celosa rabia
+de Cervantes, que se arrepentía más y más de su pasada, pero irreparable
+debilidad y ligereza.</p>
+
+<p>Mantúvose, sin embargo, sereno, y Margarita continuó:</p>
+
+<p>&mdash;Por curarme de las tristezas en que la ausencia de Gaspar de Valcárcel
+me había puesto, aunque yo, por lo que siento ahora conozca, ¡ay de mí!
+harto bien no era amor lo que por mi ausente enamorado sentía, ni viso,
+ni aun sombra de ello, trajéronme mis padres, como ya he dicho, a la
+populosa Sevilla, ansiosos porque mis melancolías tuviesen término en un
+nuevo amor; que yo era muchacha, y a la juventud no hay que pedirla
+reflexión ni firmeza; que no hay firmeza sin reflexión, y las jóvenes
+plantas que cuando dejan de ser halagadas por el dulce céfiro se
+doblegan mustias, otras céfiros las alientan y reviven; y céfiro es para
+la mujer el primer amor que apenas si su inocente alma conmueve; amor de
+la inocencia, que en nada se parece a este otro amor de la vida, que por
+vos, señor de mi alma, me abrasa y me devora, y de tal manera, que me
+parece que no es mía la vida que vivo, sino que en vuestra vida aliento,
+y en medio de vuestras propias entrañas, y que en mis entrañas os
+siento; pues, como decía, aunque mis padres tenían una tal cual
+hacienda, por la que en el pueblo por ricos eran tenidos y respetados, y
+como ricos vivían, no era esta hacienda cosa bastante para sufragar los
+dispendios a que les obligaban las galas y las joyas con que para
+llevarme a las principales casas, de Sevilla necesitaban ataviarme y
+prenderme; y como mis melancolías y pesadumbres no cesaban, y llamaban
+hermosura al pobre parecer mío los galanes de la populosa y regocijada
+Sevilla, y con pretensiones me asediaban, sin que yo de mis melancolías
+y negro humor me curase, esforzábanse mis padres, y acrecían sus
+dispendios, y hasta llegaron a poner gran casa donde pudiesen tener
+lugar saraos y representaciones de pasos y comedias; que así los
+tristes, que por no tener más hija que yo, en mí sus ojos y su alma y
+todo el amor de su corazón habían puesto, creían dar alegría a mis
+tristezas, alivio a mis pesares, y ponerme más y más en ocasión de que
+algún gentil y joven caballero de mí se enamorase, y fuese tal que yo no
+pudiese menos de amarle; pero esto no acontecía; que para mí los hombres
+eran como si no los hubiese, y en vez de agradarme me martirizaban con
+sus solicitudes, y mis tristezas y mi desabrimiento aumentaban; y en
+balde dábanme música, y en balde escribíanme versos en que me comparaban
+con el sol, con la luna y con las estrellas, con el cielo y con la
+tierra, con las praderas y las selvas, con las flores y los céfiros; yo
+no leía estas composiciones, sino que, desdeñándolas, las rompía o las
+quemaba; y si yo las guardara, bien hubieran podido hacerse con ellas
+dos o tres gruesos libros infolio. Vendido había mi padre su hacienda
+para sufragar los diparatados gastos en que por amor mío se había
+metido, y puesto el dinero a ganancia casa de genoveses; pero la
+ganancia del dinero no alcanzaba ni con mucho a aquel loco y continuo
+gastar de mi padre, y fue necesario al propio dinero recurrir quitándole
+de la ganancia; tal era la ceguedad de mi padre, tal la vehemencia de su
+amor por mí, que en aquel camino de perdición no se detuvo, esperando
+siempre que algún poderoso magnate de mí se prendase, y yo le
+correspondiese y nos casásemos, y todo viniese por último a un fin
+próspero; que tal era la idolatría que mi padre tenía por mí, que no se
+le figuraba menos que yo era la única mujer hermosa que en la tierra
+había, en cuya creencia le ayudaba el ver que las gentes que a mi casa
+iban y que en paseo nos encontraban, y en las comedias, y en las
+iglesias, se desojaban mirándome, y tras mí se iban y ansiosamente me
+pretendían.</p>
+
+<p>Llegó al fin un punto en que, no habiendo habido hombre que en él
+reparar me hiciese, y por el que en nada mi malaventura del alma se
+aliviase, mi padre llegó al fin y remate de su hacienda, y no
+rindiéndose aún y esperando siempre el ave-fénix que conmigo había de
+casarse, pidió dinero prestado, que cuando los plazos se cumplieron no
+pudo pagar; de modo que, conocida la pobreza de mi padre, nadie fue
+osado a prestarle un solo maravedí; más bien los acreedores embargáronle
+cuanto en la casa había: muebles, tapices, carroza, y aun la misma ropa
+y alhajas de mi madre y mías; y como mi padre se viese en medio de la
+calle con mi madre y conmigo, sin poder volver a nuestro pueblo, porque
+en él nada nos quedaba, y sin tener otro refugio que la pobre casa de un
+fiel criado que de nuestras bien merecidas desdichas condoliose,
+enfermó, y de tal y tan grave manera, que al hospital de San Juan de
+Dios fue necesario conducirle; que el criado que nos amparaba no tenía
+fuerzas para otra cosa; y allí el desgraciado, perdida ya toda
+esperanza, comido del remordimiento de la miseria en que a mi madre y a
+mí nos había puesto, muriose, y de caridad le enterraron no lejos del
+sitio en que esta mañana fue sepultada mi desventurada madre, en ese
+cementerio del Salvador, adonde vos, movido a compasión por mi desgracia
+y mi soledad, me seguisteis. No aprovechábamos mi madre ni yo para
+sustentarnos con nuestro trabajo, que trabajar no sabíamos, como no
+fuese el soportar por amor de Dios nuestras nunca oídas y agudísimas
+desgracias.</p>
+
+<p>Trabajaba para nosotras, que se quitaba la vida, él bueno de Francisco;
+pero viejo, también adoleció, y al hospital se lo llevaron, y otro día
+fuimos acompañando su cadáver como habíamos acompañado el de mi padre.</p>
+
+<p>Cerrábase todo para nosotras, y de tal manera, que el cielo que todos
+veían azul y sereno, nosotras le veíamos nublado y siniestro, preñado de
+tempestades, y entre sus neblinas caliginosas parecíanos ver la muerte
+que cruzaba y sobre nosotras descendía, amenazándonos con su horrible
+guadaña.</p>
+
+<p>Algunos de los amigos que tuvimos en aquellos tiempos que la locura de
+mi padre (¡Dios le perdone!) hizo que pata nosotras pareciesen
+prósperos, nos socorrieron; pero no hay quien socorra una necesidad
+continua: la amistad se cansa pronto; que para la miseria no hay amigos,
+y si la caridad subsiste algún tiempo más, acaba al fin por entibiarse y
+por convertir su ardiente fuego en duro hielo. Hace cuatro meses desto,
+y ya mi madre, por amor mío, había pretendido salir a mendigar de noche,
+yéndose a las puertas de las iglesias donde había ejercicios; y yo por
+mí no se lo hubiera consentido, pero por ella consentilo y acompañela, y
+ambas a dos, en cuanto la noche cerraba, a la iglesia más próxima donde
+había ejercicios nos íbamos, y a su puerta nos poníamos rebozadas, y aun
+a pesar del rebozo avergonzadas, y trémulas, y poco menos que
+agonizando.</p>
+
+<p>Caían algunos maravedís en nuestras heladas manos, y para el pan sacamos
+la primera noche; pero la segunda, los mendigos de oficio que allí
+acudan, y que la noche anterior de nosotras se habían apercibido, nos
+echaron, llenándonos de improperios, diciéndonos que les hacíamos
+perjuicio, y que como éramos pobres nuevos, si habíamos de seguir
+pidiendo, habíamos de ganarlo, y no había de ser esto menos que
+repelándonos contra toda aquella falanje de ciegos, cojos, mancos,
+tullidos y muchachuelas de mal vivir; y no nos lo decían esto de buena
+manera, sino rodeándonos y empujándonos, y poniéndonos los puños a dos
+dedos de la cara, y amenazándonos con garrotes y vihuelas, y gritando y
+chillando y aullando todos y todas a una, ni más ni menos que si
+hubiesen sido una legión de demonios voraces, contra nosotras
+conjurados. Y no sabemos lo que de nosotras hubiera sido, porque aquella
+mala gente se iba embraveciendo con su propia cólera, si de improviso
+sobre aquel torbellino de rabiosos no lloviera de repente una tal
+tempestad de cintarazos, que todos, sanos y lisiados, escaparon,
+quedándonos solas en el atrio de la iglesia, asustadas y poco menos que
+agonizando, mi madre y yo, y de tal manera amedrentadas, que no
+acertábamos a movernos, estrechadas la una contra la otra, y temblando.</p>
+
+<p>Estando en esto, vino a nosotras un caballero, ya no joven, pero al que
+tampoco podía llamársele viejo, que era el que en aquel apretado trance
+nos había socorrido, y en él para nuestra desdicha, porque nos impidió
+aceptar de él más socorro, reconocimos a un señor capitán, persona muy
+noble y muy rica, y de mucho respeto en Sevilla, y como poeta no mal
+reputado; en una palabra, el capitán don Baltasar de Peralta, del que
+tan acerbas e impías memorias tiene la hermosa doña Guiomar, vuestra
+amiga, y tan perseguida de él se encuentra.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y os persiguió también ese hombre?&mdash;dijo con la voz alterada y
+demudado el semblante Miguel.</p>
+
+<p>&mdash;Su concupiscencia no encuentra respeto que le ataje, ni su soberbia
+dificultad, en vencer la cual no se empeñe,&mdash;dijo Margarita;&mdash;cuatro
+meses hacía que a Sevilla había llegado y conocídome, cuando todavía nos
+encontrábamos con las apariencias de una riqueza mentida, y requerídome
+había de amores, y como yo le resistiese, habíame dicho:&mdash;«O mía habéis
+de ser, señora, o hemos de ver los dos para qué hemos nacido.»</p>
+
+<p>&mdash;Desde Adam acá,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;al mundo no ha venido criatura sino
+para morir; sólo que a unas las mata Dios y a otras las matan los
+hombres, sino es ya que ellas a sí mismas, porque no se puedan resistir,
+se destruyan; y antójaseme que para el capitán don Baltasar de Peralta
+las tres sangrientas parcas miden ya con muy breve término su vida; y la
+más tremenda de ellas, la despiadada Atropos, sus inexorables tijeras
+prepara; y tengo para mí que lo que ha de ser esas tijeras lo es la
+buena hoja de Toledo que a la cinta llevo.</p>
+
+<p>&mdash;No por Dios, señor mío,&mdash;exclamó Margarita, poniéndose como la cera
+amarilla,&mdash;que hartas desventuras he sufrido ya y el valor me falta, y
+si yo os perdiese, no podría resistir ni un punto, y ahogaríame la pena;
+que mirad que ese hombre es tal que no hay valiente ni diestro con quien
+se mida a quien no hiera o mate; y ved no hagáis que la despiadada punta
+que a vos os corte la vida a mí al corazón me llegue, y en la tumba me
+arroje desesperada.</p>
+
+<p>Sonreía Cervantes oyendo a Margarita, como quien sonríe cuando escucha
+las raras quimeras de un sueño que se relatan, y asiéndola dulcemente
+una mano y mirándola amoroso, la dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Aunque yo no tuviera más valor que el que el encanto de vuestra
+hermosura y el amor que me mostráis me infunden, dígoos que no ya ese
+capitán, que de tal modo os espanta, sino el mismísimo Orlando con toda
+una cohorte de encantadores y vestiglos, no bastaría para contrarestar
+el poder de mi brazo, que vengada ha de haceros, mal que le pese al brío
+y a la fama de vuestro enemigo; y tened más confianza en el aliento de
+quien bien os ama, y no tembléis ni empalidezcáis, mi dulce señora, que
+en verdad os digo que para vos y para mí han empezado ya días más
+bonancibles de amor, de ventura y de esperanza. Y en esto no porfiemos,
+porque ved que yo no he de dejaros por todos los hombres del mundo, así
+sean gigantones de los que por los libros de caballería se encuentran, y
+que si no os dejo, él sobre mí vendrá y provocarame, y en trance me
+pondrá de que yo le ponga de manera que más mal que el que ha hecho no
+pueda hacer a nadie en este mundo; y otrosí, señora mía, que a doña
+Guiomar tengo prometido castigar a ese su contumaz y peligroso
+contrario.</p>
+
+<p>Y a Cervantes se le iba el pensamiento sin poderlo remediar a doña
+Guiomar, o, por decirlo mejor, se le estaba en ella; porque ni un punto
+de ella se había olvidado, como no fuese en aquellos momentos en que
+otra cosa no vio, ni para más vivió que para Margarita; y ahogábase ya,
+aunque lo disimulaba Cervantes, porque la ausencia de doña Guiomar se
+hacía tan larga, que ocasión daba a toda suposición de los recelosos y
+abultadores celos, y la ira y el espanto le cogían el corazón, e
+inquieto se hallaba, y a no mediar miramientos, a buscar hubiérase ido a
+la hermosísima indiana; que entonces, a causa de sus celos y de las
+emponzoñadas imaginaciones que por ellos en la turbada mente revolvía,
+parecíale más y más hermosa, y espantábase, porque veía que, si en vez
+de estar ausente doña Guiomar, lo hubiese estado Margarita,
+conturbádose hubiera de igual modo y de igual manera enojado e irritado,
+y no sabía explicarse por qué extraña, y para él no conocida razón,
+enamorado y en igual o casi igual término de empeño por dos mujeres sé
+encontraba; y no sabía cómo de aquella dificultad había de salir; que él
+con las dos no podía casarse, ni hacer desmerecer en su alma a la una
+por la otra, con la una casándose y teniendo a la otra por amiga; que
+ambas eran altivas y honradas, y si la virtud había faltado un punto a
+Margarita, culpa del amor que enloquece había sido, y a punto doña
+Guiomar había estado de olvidarse de su virtud por su amor, lo que nada
+implicaba para que ellas estimasen su honra de una igual manera; que la
+mujer que ama y, por el amor, de su honra se olvida, no cree que su
+honra ha perdido, sino que en depósito la ha dado al señor de su alma, y
+en obligación le considera de restaurarla en su honra, haciéndola suya,
+su esposa y compañera.</p>
+
+<p>Disimulaba Cervantes aquel sufrimiento en que los sucesos de su amor tan
+inopinadamente le habían puesto, y a Margarita sonreía, y no parecía
+sino que teniéndola a ella, toda cuanta felicidad había ansiado tener
+tenía; y como ella, por las razones que Cervantes la había dicho,
+hubiese conocido que el venir a las manos el capitán don Baltasar y
+Cervantes inminente era, en cuanto el capitán supiese que ella a
+Cervantes amaba, y que a mayor abundamiento, en la casa de la
+hermosísima viuda indiana estaba, y ella le amaba, no porfió, sino que
+disimulando también su angustia, dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Si cuando yo me veía rica, porque mi padre me cubría con flores el
+abismo que cerca de los pies teníamos, atención no presté a las
+solicitudes y a los encarecimientos del amor de don Baltasar, menos
+podía admitirle cuando por la miseria en que me encontraba, él podía
+creer que, no esposa amante en mí tenía, sino mujer desesperada, que por
+no morir a los rigores del hambre, a él se había unido esclava de su
+desventura; y si altiva me había mostrado con él antes, más altiva con
+él fui luego; y de tal manera irritado y desesperado, y con el alma
+torcida apartose de nosotras, dejándome ver claro en una mirada, que no
+parecía sino que de los ojos de un demonio salía, que creía que la
+miseria, y la desesperación, y el amor a mi madre haríanme someterme a
+sus deseos; y no fue ya sólo la dura y horrenda pobreza, los días sin
+pan, el cuerpo sin abrigo, la soledad y la tristeza lo que sufrir
+tuvimos, sino asechanzas y humillaciones, y visitas de viejas olvidado
+todo temor de Dios, que a proponernos cosas venían, que no eran ni aun
+para oídas; y rondadas nos veíamos por bravas y malas gentes, y
+asustadas nos encerrábamos de noche, y mientras la una dormía velaba la
+otra, siempre dispuesta a clamar socorro a los vecinos al primer asomo
+de peligro, y sin atrevernos a salir ni aun de día a la calle. En fin,
+mi desdichada madre resistir no pudo a tanta miseria, a tanto dolor, a
+tal quebranto, y ya lo habéis visto, vos me habéis acompañado cuando la
+conducía al lugar de su reposo; junto a mí habéis estado cuando la
+horrenda y negra tierra de la fosa de ella me ha separado, y en vuestros
+brazos me habéis sostenido cuando, arrebatada por el insoportable
+desconsuelo de mi alma, creí también para mí llegada la última hora.
+Dios junto a mí os ha puesto; Dios ha querido que, habiendo mi corazón
+repugnado siempre el amor, en él por vos haya caído en breves horas, y
+de tal manera, que a la locura del amor llegada, vuestra esposa me
+hayáis hecho y héchoos mi esposo ante Dios, que el juramento de nuestras
+almas ha oído; y Dios ha debido quererlo, porque yo no sé cómo, dolorida
+y desesperada por la eterna separación de la adorada madre mía, esto ha
+sido, o más bien ha sido por esto; que la yedra que pierde el árbol que
+la sostenía, si otro árbol encuentra próximo, a él vase y a él se
+estrecha con más fuerza que con la que al otro que perdió se asía; y
+pues yo soy la yedra y vos el árbol, y por el amor la yedra al árbol se
+une, no me hagáis temer, único apoyo y sustento mío, que en peligro me
+veo de que otra hacha enemiga el dulce arrimo a que llena de esperanza
+me he enlazado, me robe.</p>
+
+<p>&mdash;Dígoos,&mdash;exclamó Cervantes,&mdash;que mi esposa sois, que de otra manera
+ser no puede, porque ni yo puedo olvidarme de los buenos padres de que
+vengo, de la honra que de ellos he recibido, ni de la religión ni de la
+crianza que me han dado, ni de mi propio honor, ni de mi corazón propio,
+que vuestros son tanto como míos; y porque yo tenía ciertos empeños,
+aunque no de honra, con doña Guiomar, y en su casa estamos, y en ella os
+tiene amparándoos, y amparándoos a vos a mí me ampara, y por ello, no
+sólo respeto, sino agradecimiento la debemos, dejadme hacer, y nada de
+lo que hacer me viereis os extrañe, os ponga en cuidado, ni os enoje;
+que todo será buscando el camino para salir a buen lugar y honrado; y en
+esto cesemos, que ya por entre aquellas espesuras me parece haber visto
+a doña Guiomar que se acerca.</p>
+
+<p>Y así era la verdad, que la hermosa indiana venía por entre las verdes
+frondosidades del jardín, y en paso lento, hacia el sombroso cenador
+donde los dos amantes se encontraban; y era el paso lento de doña
+Guiomar la vacilación de su alma, en la que tal tumulto habían levantado
+su amor y sus celos, su indignación contra Cervantes, su odio contra
+Margarita, y la obligación en que se encontraba, por su propio decoro,
+de vencer aquella tempestad que en su alma se revolvía, y aparecer ante
+los dos amantes tal y de igual manera que como estaba cuando se separó
+de ellos, que no sabía qué hacerse, y temía que en el semblante se le
+conociesen la turbación, y el despecho, y la ira, y los celos, y la
+venganza, y el infierno, en una palabra, que a su alma daban cruda
+guerra; porque Florela no había andado con rodeos, y todo lo que había
+visto y oído habíala contado en el momento en que se partió el familiar
+que a visitarla había ido. Y porque importa saber lo que el familiar y
+doña Guiomar hablaron, y lo que hablaron doña Guiomar y su doncella, de
+ello se va a dar cuenta en el capítulo siguiente.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XVI" id="XVI"></a>XVI</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus
+familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña
+Guiomar para encubrir sus amarguras.</p></div>
+
+
+<p>Había acudido doña Guiomar desasosegada y con disgusto a la visita del
+señor Ginés de Sepúlveda, al que encontró todo mezquino y encogido, y
+tan espantado como quien se cree en un gravísimo peligro.</p>
+
+<p>Miraba a doña Guiomar cual si hubiera sido cosa del otro mundo, y con
+tal avaricia y tal miedo, en que la misma ansia con que la miraba le
+ponía, que tanto movía a lástima como a risa su extraña catadura.</p>
+
+<p>Hízole una profunda reverencia en entrando doña Guiomar, y luego fue a
+sentarse en el canapé.</p>
+
+<p>Saludole, y le convidó a que se sentase.</p>
+
+<p>Hízolo el menguado, quedándose tan encogido y tan temeroso como cuando
+estaba de pie, y continuó mirándola de la misma manera absorta,
+codiciosa y espantada.</p>
+
+<p>&mdash;En mal hora para mí y para castigo de mis culpas,&mdash;dijo con la voz
+balbuciente,&mdash;fui yo a esta casa venido anoche; y no os digo por qué,
+aunque bien podéis figuraros la causa; que prohibido me está
+severísimamente, y bajo pena de grave censura, el que más de la cuita en
+que estoy agonizando hable, ni con vos ni con nadie, ni aun conmigo
+mismo: quejas hanse dado hoy a la Inquisición, porque en vez de
+prenderos a vos, señora, al rapista <i>Viváis-mil-años</i> prendí; y yo no sé
+quién pudo dar esta queja; pero es lo cierto, que puesto que el rapista
+haya dado en otras ocasiones motivos o sospechas para que la Inquisición
+le prenda o le aperciba, por lo de ahora limpio está de acusaciones y
+sospechas, y le han soltado, y en su casa se halla, insolente y ufano y
+satisfecho, diciendo que a un tal católico apostólico romano como él, no
+hay quien en materias de fe le meta el diente, y que si hay malos
+ministros que, por servir a hermosas damas, a los buenos católicos
+llevan a la Inquisición a encerrarlos, este tribunal, en su justicia y
+en su sabiduría, al atropellado suelta y le satisface, y a sus
+temerarios o tal vez malévolos familiares, que a tanto osan, reprende,
+apercibe y penitencia. Y la Inquisición hame obligado, después de
+haberme enderezado una severa y dura amonestación, a que a buscar venga
+al tal rapista, y ante él me ponga, y perdón por el desaguisado que
+dicen que contra él he hecho, y que sin duda he debido de hacer, porque
+la Inquisición no se engaña ni puede engañarse, le pida. Mucha mano ha
+debido de haber en todo esto; que la Inquisición no suelta tan aínas al
+que una vez en sus prisiones coge, aunque luego resulte inocente. A un
+mes de convento y de ayuno y de penitencia me han sentenciado, a más de
+a la demanda del perdón del rapista, que ya he solicitado, y en cuyo
+acto de humildad, que la Santa Inquisición se ha dignado imponerme, he
+sufrido cuantas insolencias pueden decirse y son imaginables, de la boca
+del rapista. Y otrosí, como la Inquisición haya notado que yo no tenía
+al pecho su medalla, y por ella me haya pedido, y yo, no atreviéndome ni
+debiéndome atrever a engañar a la Santa Inquisición, la verdad haya
+respondido, por esto se me ha castigado con suspensión del oficio y de
+las preeminencias que en la Inquisición tengo, por un año; se me ha
+impuesto una multa de cien ducados para obras pías, y se me ha mandado
+que a vos venga y la medalla os pida, y os aperciba para que de ahora en
+adelante, y en toda vuestra vida no volváis a solicitar su posesión, que
+por ser vos persona extraña al Santo Oficio, y sobre todo hembra, no
+podéis poseerla ni aun tocarla, sin incurrir en una especie de pecado,
+que no es verdaderamente sacrilegio, ni deja de serlo; y que cuando os
+haya reprendido bien sobre esto, y apercibídoos y anunciádoos que tiene
+puesto la Inquisición sobre vos su ojo perspicaz y escudriñador, que
+todo lo ve y lo descubre, y lo juzga y lo castiga, la medalla os pida y
+a entregarla al Santo Oficio vaya, después de lo cual me llevarán a los
+capuchinos de la Paciencia, bien recomendado para que a severos
+ejercicios se me someta, y en rigoroso ayuno y encierro se me ponga.
+Conque así, señora, cumplido ya lo de la reprensión y el advertimiento,
+que bien a mi pesar os he hecho, la medalla dadme, y con ella la
+licencia de que vuestras manos bese, y a cumplir la penitencia que se me
+ha impuesto vaya.</p>
+
+<p>Dijo todo esto el familiar con voz desfallecida y con ansias, y de tal
+manera, que para no perder algunas palabras, doña Guiomar tuvo que
+aguzar el oído.</p>
+
+<p>Y no se rió, porque no era para que riese el saber que estaba vigilada y
+acechada por la Inquisición, y porque hubiera sido además poca caridad,
+según aparecía de acabado y casi moribundo el señor Ginés de Sepúlveda.</p>
+
+<p>Apresurose la hermosa indiana a sacarse la medalla del pecho y su cordón
+por la cabeza, y dándosela al familiar, le dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Tomad, que más valiera que no vinierais nunca, si tal había de
+costaros el haber venido y en tal cuidado había de poneros.</p>
+
+<p>Y aquí cortara la visita doña Guiomar, y al señor Ginés de Sepúlveda
+dejara irse, por volver cuanto antes al jardín, impulsada por el ansia
+en que la tenía el haber dejado a solas y en lugar apartado y espeso a
+Miguel de Cervantes y a Margarita; que sobresaltada estaba la
+hermosísima viuda, y celosa y con toda el alma puesta en el jardín,
+antojándosela que oía ternezas y veía rendimientos que Cervantes
+prodigaba a Margarita.</p>
+
+<p>Pero aquello de haber soltado la Inquisición tan presto al maleante
+rapista, y lo que el asendereado familiar había dicho de que en aquello
+debía de haber habido mucha mano, y lo del apercibimiento, y la
+reprensión, habíanla puesto muy en cuidado y en la necesidad de
+averiguar acerca de esto lo más que pudiese.</p>
+
+<p>Así es, que habiéndose puesto de pie el señor Ginés de Sepúlveda para
+despedirse en el punto en que tuvo pendiente otra vez de su cuello
+aquella malhadada medalla, que si no la tuviera en su vida en aquellos
+aprietos de amor no se hallara, ni penitenciado ni castigado por el
+Santo Oficio se viera, díjole:</p>
+
+<p>&mdash;No tan pronto, señor mío; sentaos otra vez, yo os lo ruego, que puesto
+que haya persona que mida el tiempo que en mi casa permaneciereis,
+aunque este tiempo se alargue, bien podrá creer que en la larga y
+severa reprensión que os mandaron me hicierais vos le empleasteis; y yo
+tengo que preguntaros algunas cosas, que para mí son de mucho momento, y
+no dejéis de decírmelas si las sabéis, aunque no sea más que por esa
+entrañable afición que decís tenerme.</p>
+
+<p>&mdash;En esto no hablemos,&mdash;dijo desfalleciendo el familiar,&mdash;que prohibido
+me está, como os he dicho, de esto hablaros, ni aun pensar en ello, so
+pena de gravísimos castigos; pero no tratándose de esto, y siendo verdad
+que por la dura comisión que he traído entretener un tanto puedo el
+tiempo sin que a mala parte se eche, preguntadme lo que de mí saber
+queréis, que yo os responderé en verdad, porque yo nunca he mentido.</p>
+
+<p>&mdash;Habeisme dicho,&mdash;dijo doña Guiomar, en tanto que el señor Ginés de
+Sepúlveda otra vez se sentaba, quedando tan encogido como antes,&mdash;que la
+libertad del rapista tan presto como ha sido, no ha podido ser sin que
+en ello haya habido mucha mano.</p>
+
+<p>&mdash;Eso he dicho, señora,&mdash;contestó el familiar,&mdash;porque tengo la larga
+experiencia de que las cosas del Santo Oficio de la General Inquisición
+nunca fueron tan de prisa; pero no sabré deciros cuya sea la grande
+influencia que tal y tan extraña cosa he causado; y que no ha habido
+influjos de tal monta, que a ellos el Santo Oficio no haya podido
+negarse, no me lo digan a mi, que el mismo rapista en su insolencia me
+lo ha dado a entender, diciéndome:</p>
+
+<p>»&mdash;Pues qué, familiarcillo mezquino y simplote que tú eres, ¿creías tú
+que yo era un gusano así tan desamparado, que podías echar mano de él a
+tu placer y a horro, sin que el gato te se viniera a las barbas? Anda,
+anda, y buena pro te haga, que por el año de mi abuela, que yo no la
+conocí, ni sé quién fuese, que las has de pagar a ayunos y vahídos y
+hasta con las setenas: pues qué, ¿soy yo ahí una nonada, y no tengo yo
+aldabas a que agarrarme, y tales, que no digo yo de ti, sino de la
+mismísima Gorgona que de mí hiciera presa me librara? Anda, anda,
+menguadillo, bobalicón y mentecato, y atrévete otra vez a personas que,
+como yo, tanto valen.»</p>
+
+<p>&mdash;Hinchádole hubiera yo la cara a mogicones al tal rapista, y aun siendo
+mujer, si tal a decirme se atreviera,&mdash;exclamó doña Guiomar
+irritada;&mdash;que yo no sé para qué os ha hecho Dios hombre, señor Ginés de
+Sepúlveda; y cosas son estas más para vistas que para oídas, porque no
+viéndolas parecen imposibles.</p>
+
+<p>&mdash;Atado enviome a ese barbero el Santo Tribunal, por su mandato de ir a
+demandarle perdón de mi culpa; y el que perdón humilde pide, al tanto se
+está de la reprensión que le endilguen, y no puede hacer otra cosa que
+sufrirla, y sufrirla con paciencia, si el acto de humildad que se le
+manda ha de ser provechoso para su alma.</p>
+
+<p>&mdash;¿De manera,&mdash;dijo con impaciencia doña Guiomar, dando con el breve pie
+sobre la estera,&mdash;que vos no sabéis, ni aun sospecháis, quién sea el que
+su mucha mano ha interpuesto en favor del rapista, para con el Santo
+Oficio?</p>
+
+<p>&mdash;Ignorolo, señora, y aunque averiguarlo pudiese, guardaríame bien de
+ello; que cuando de esa persona que yo supongo tanto caso ha hecho el
+Santo Tribunal de la Fe, gran persona y respetabilísima debe ser ella.</p>
+
+<p>&mdash;Vaya,&mdash;dijo doña Guiomar de todo punto disgustada y mohína,&mdash;pues que
+de nada podéis servirme, señor Ginés de Sepúlveda, y estáis ahí inquieto
+y desasosegado como si asentareis sobre alfileres, idos en buen hora, y
+no os digo que cuando escapéis de vuestra penitencia podéis venir a
+visitarme como un buen amigo, porque se me antoja que mi casa ha de
+causaros espanto, por creerla lugar de perdición para vuestra alma.</p>
+
+<p>&mdash;En ella se queda la desventurada,&mdash;exclamó poniéndose de pie y dando
+un hipido el señor Ginés de Sepúlveda,&mdash;y ya, señora, que veis que de
+vos tan mal aventurado me aparto, y tan castigado y doliente, acordaos
+de mí en vuestras oraciones, que puede ser que Dios os oiga, y por
+vuestro ruego la paz del alma me vuelva que he perdido.</p>
+
+<p>Y haciendo un puchero, miró a través de sus lágrimas tan ansiosa y
+miserablemente a doña Guiomar, que ésta, no embargante los amargos
+cuidados en que estaba, sintió por él lástima.</p>
+
+<p>Fuese el familiar, y doña Guiomar quedose toda confusiones, toda
+temores, toda celos, toda amargura. Y así, ensimismada en sus
+pensamientos, y la bella color trocada, y el semblante grave y apenado,
+estúvose inmóvil una gran pieza, hasta que de improviso alzose, y sus
+ojos ardieron, y hacia el jardín se volvieron, que a él daban las
+ventanas de la sala, como si a través de las paredes ver hubiera querido
+lo que en el sombroso cenador del jardín pasaba, y hacia la puerta fuese
+rápida; y antes de que a ella llegara, abriose la mampara y apareció
+Florela, la fiel doncella, toda descompuesta y airada, y tan pálida, que
+un viviente cadáver parecía.</p>
+
+<p>&mdash;Malas noticias me traes, Florela,&mdash;dijo doña Guiomar;&mdash;en tu semblante
+las leo: habla, no tardes; ¿qué desdicha tan grande me sucede, que así,
+por la mucha lealtad que me tienes, te ha puesto?</p>
+
+<p>&mdash;Echáralos yo a palos de lacayos, si señora y no criada fuese, a esos
+desvergonzados, ingratos y mal nacidos; y poco castigo sería, que su
+bajeza y su atrevimiento bien merecen la muerte.</p>
+
+<p>De ella fueron las agonías que, en oyendo esto a Florela, sintió doña
+Guiomar, y tales, que por algún tiempo, aunque quiso hablar no pudo; que
+harto claro vio su desdicha en las razones de Florela; pero como el
+alma, cuando prueba la amargura, de ella parece hambrienta y más busca
+desesperada, doña Guiomar hizo que Florela la contase punto por punto
+cuanto había visto y oído; y ella no fue escasa, que a su señora dijo
+mucho más de lo que hubiera querido saber, y de una manera tan clara,
+que no pudo caberla duda de que Miguel de Cervantes a Margarita había
+empeñado su corazón y su honra.</p>
+
+<p>Reprimiose, sin embargo, doña Guiomar, dominó su corazón, contuvo las
+lágrimas que a los ojos se la salían, serenose, y dijo a Florela:</p>
+
+<p>&mdash;Y bien mirado, ¿qué es de todo esto lo que a mí me importa? A tiempo
+he sido desengañada; de ello me alegro; allá ellos; con su pan se lo
+coman, que no ha de faltarme a mí marido, y bueno, si alguna vez lo
+quisiese; y encárgote, Florela, que acerca de esto guardes un grande
+secreto, o que más bien lo que sabes olvides; esta es la mejor manera de
+que el secreto se guarde.</p>
+
+<p>Callose en diciendo esto doña Guiomar, y quedose tan tranquila y tan
+conforme en la apariencia, que Florela, aunque no era lerda, se engañó y
+creyó que a su ama la iba muy poco en la infidelidad de su amante, y
+alegrose, porque la fiel muchacha amaba grandemente a su señora.</p>
+
+<p>Enviola esta a sus quehaceres, y acabando de componer su semblante, y
+resuelta a no dar ni el más leve indicio de saber lo que sucedía,
+encaminose al jardín, en el que apareció, y poco después en el cenador,
+sombroso teatro de su mala fortuna, de tal manera tranquila y al parecer
+contenta, que Cervantes se alegró y Margarita perdió el miedo que la
+había acometido al sentir los pasos de doña Guiomar.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XVII" id="XVII"></a>XVII</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como Miguel de Cervantes supo lo que le bastó para meterse en
+una aventura de más empeño que la más atrevida en que osó meterse
+cualquiera de los Doce Pares.</p></div>
+
+
+<p>&mdash;Ruegoos, amigos míos,&mdash;dijo doña Guiomar,&mdash;me perdonéis si tan largo
+rato he estado apartada de vosotros, que gran causa ha habido para ello.</p>
+
+<p>Y refirioles a seguida lo que el familiar de la Inquisición había ido a
+decirla.</p>
+
+<p>Alborotose Cervantes, y juró que él había de desollar al rapista y poner
+de claro en claro quien el que por él con la Inquisición había
+intercedido fuese, aunque él lo sospechaba ya; y para salir de sospechas
+pidió a doña Guiomar licencia para salir, prometiendo que con la
+noticia de lo que averiguase volvería; con lo qué por el postigo del
+jardín, que la misma doña Guiomar abrió, saliose, y doña Guiomar quedose
+con Margarita, mostrándose para ella tan buena y cariñosa, como negras y
+envenenadas tenía contra ella las entrañas; y con el dolor que Margarita
+decía sentir por la reciente muerte de su madre, disimulaba las ansias y
+las congojas que por aquel su amor, que ya esposa de Miguel de Cervantes
+la hacía, la atormentaban; espantábanla los recelos, y viendo tan
+enamorada de Cervantes, y de tanto valer a doña Guiomar, temía que una
+vez poseedor de ella Cervantes, la posesión de la hermosísima viuda no
+perdonase, y que siendo ella pobre y la otra rica, y desventurada ella y
+dichosa la otra, con la otra se casase, dejándola a ella para que
+muriese desesperada.</p>
+
+<p>Encubría su negro odio a Margarita doña Guiomar, y consolábala y
+acariciábala, como si hubiera creído que sólo por la muerte de su madre
+era el dolor y la congoja, cuyas muestras no podía ocultar Margarita.</p>
+
+<p>En tanto, Cervantes encaminábase al próximo bodegón de la tía
+<i>Zarandaja</i>. El sol se había puesto, caía la tarde; paseaban por las
+calles galanes y soldados, haciendo señuelos a sus enamoradas; los
+menestrales dejaban sus trabajos, y se iban cerrando comercios y
+tiendas. En aquellos tiempos se trabajaba de día y se descansaba y se
+dormía de noche, salvos los rondadores y la gente maleante, que lo
+hacían al revés.</p>
+
+<p>Encontró Cervantes a la ilustre tía <i>Zarandaja</i> apercibiéndose a cerrar
+su bodegón, que según las ordenanzas, estos tales a la oración se
+cerraban. Dio entrada con mil amores la vieja al gallardo soldado, y
+cerrando la puerta, díjole:</p>
+
+<p>&mdash;Ya me temía que no vinierais, y sentíalo, porque en verdad, que muchas
+y muy importantes cosas que decir a vuestra merced tengo.</p>
+
+<p>&mdash;Pues desembuche, buena madre,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;que aquí hay lugar
+donde quepa todo lo que en él entre; y no os abro el apetito regalándoos
+alguna cosilla que os dé contento, porque pobre ando, y tal, que por
+Dios que me dejaría ahorcar por dos reales.</p>
+
+<p>&mdash;El que a buen árbol se arrima,&mdash;contestó la tía <i>Zarandaja</i>,&mdash;buena
+sombra le cobija, y de manzanas de oro, y aun con aditamentos de
+diamantes, es aquel bajo cuyas frondosas y frescas ramas os habéis
+puesto.</p>
+
+<p>&mdash;Ya me tarda el oíros, buena madre,&mdash;dijo Cervantes;&mdash;que grandes cosas
+y de mucho provecho han de ser, a lo que me parece, las que tenéis que
+decirme.</p>
+
+<p>Púsose en esto la vieja en los labios un dedo como imponiendo silencio a
+Cervantes, que a la puerta habían llamado, y con prisa; y llevole a
+aquel cuartucho que a lo último del bodegón estaba, como se dijo, y
+encerrole, y fuese a abrir la puerta de la calle, y hallose con que era
+el señor <i>Viváis-mil-años</i>, que venía a su casa.</p>
+
+<p>Entró el rapista tan mudado de la fisonomía que otras veces tenía, que
+no le conoció la tía <i>Zarandaja</i>.</p>
+
+<p>Venía entre satisfecho y soberbio, y descontento y mohíno.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y dónde habéis estado, señor <i>Viváis-mil-años</i>,&mdash;le preguntó la
+vieja,&mdash;que hoy no se os ha visto el pelo?</p>
+
+<p>&mdash;En ayunas vengo, y en ayunas desde anoche, tía <i>Zarandaja</i>,&mdash;dijo el
+rapista,&mdash;salvo dos onzas de queso y un panecillo que compré esta mañana
+en una tienda, cuando salía de allí, adonde picardías de un mal
+familiar, que ya está bien castigado, me llevaron; y venga, venga, tía
+<i>Zarandaja</i>, la uña de vaca con habas y morcilla, que voy a comerla con
+el mismo gusto que si no hubiera comido en mil años.</p>
+
+<p>&mdash;Dejadme primero que cierre, que con la alegría de veros, de cerrar la
+puerta me he olvidado; y con que pase un alguacil y lo vea, multa
+tendremos, y no estamos para esos lujos, que los tiempos andan muy
+magros.</p>
+
+<p>Y la tía <i>Zarandaja</i> cerró, y fuese luego a su marmita con una escudilla
+de cobre, ancha y honda, que llenó de gazofia, yendo a ponerla, con un
+buen pan blanco, a lo que añadió un mediano jarro lleno de vino, delante
+del señor <i>Viváis-mil-años</i>.</p>
+
+<p>Aplicose éste a la uña y a las habas como si hiciera un siglo que no
+había comido, y la tía <i>Zarandaja</i>, que estaba sentada de media anqueta
+a un extremo de la mesa, esperó en vano a que el rapista la hablase..</p>
+
+<p>Comía, bebía y callaba <i>Viváis-mil-años</i>; pero gesticulaba y guiñaba los
+ojos alternativamente como hablando consigo mismo, todo lo cual metía
+mucho más en curiosidad a la tía <i>Zarandaja</i>, que como había visto lo
+que doña Guiomar favorecía y lo mucho que amaba a aquel soldado que
+tenía encerrado, por favorecer sus amores esperaba mucha cosa.</p>
+
+<p>Tenía la tía <i>Zarandaja</i> sus motivos para que la importase en gran
+manera por doña Guiomar y por Cervantes lo que el señor
+<i>Viváis-mil-años</i> la dijese, porque el rapista y ella habían hablado
+mucho de un cierto señor que andaba sin seso y casi convertido en alma
+en pena por la hermosísima viuda.</p>
+
+<p>Miguel de Cervantes escuchaba ávido, con el oído pegado al ojo de la
+cerradura; que habíale puesto en cuidado lo que le había prevenido,
+haciéndole callar, cuando llamaron a la puerta, y escondiéndole después,
+la tía <i>Zarandaja</i>.</p>
+
+<p>Pero no oía otra cosa más que el recio mascar del rapista, que era tal
+como el de un cerdo, con perdón sea dicho.</p>
+
+<p>No se sabe si el señor <i>Viváis-mil-años</i> había guardado silencio a causa
+de su apetito, y por aquello de que oveja que bala bocado pierde, o si
+había dudado en lo que tenía que decir a la tía <i>Zarandaja</i>, porque
+cuando ya la escudilla, o más bien lo que contenía, que no era poco,
+había quedado reducido a la mitad, y bebido el primer jarro de vino,
+limpiándose la boca con el revés de la mano, dijo:</p>
+
+<p>&mdash;En un aprieto me hallo, y tal, mi buena tía <i>Zarandaja</i>, que de él no
+puedo salir, porque si no hago lo que de mí se quiere, en peligro me
+hallo de que me tornen allí de donde me han sacado; y os aseguro que no
+ha sido sitio de gusto; que en una mazmorra de la Inquisición me han
+tenido, y aunque de hierros no me han cargado, con el recelo de lo que
+pudiera sobrevenirme la mitad de las carnes he perdido. Sacome de allí,
+horro y sin costas, un bienhechor; pero diciéndome antes de sacarme, que
+si no le servia en lo que él había menester, volvería a meterme, y mía
+sería la culpa de lo que me sucediese. Prometí yo, que el prometer no
+cuesta, y tanto como me pidieron; que cuando en tales aprietos se
+encuentra un cristiano, para salir de ellos no mira en pelillos, ni aun
+en cabelleras, aunque sean más grandes que aquella del filisteo Samson.</p>
+
+<p>&mdash;Mirad, señor <i>Viváis-mil-años</i>, que el Divino Nazareno Samson no fue
+filisteo, sino el destruidor de ellos por la voluntad de Dios.</p>
+
+<p>&mdash;Dios me destruya si sé lo que me digo, tía <i>Zarandaja</i>,&mdash;contestó el
+señor <i>Viváis-mil-años</i>;&mdash;que este oficio nuestro que traemos tiene
+tales quiebras, que a veces nos vemos quebrados por el espinazo; y si yo
+hago lo que ese señor quiere, en tratos y comercio, que no me tienen
+cuenta puedo verme con la justicia ordinaria; y si no lo hago, es tal
+ese señor y tan poderoso, que como de la Inquisición me sacó, puede
+meterme otra vez en ella, donde yo me pierda y no vuelva a saberse de
+mí; que tal vez me empareden o me entierren vivo. De suerte que, entre
+la Inquisición y la horca, no sé qué haga, ni qué deje de hacer, ni por
+dónde tire.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y quién es ese tal y tan poderoso señor que en tales preñeces sin
+salida os mete, señor <i>Viváis-mil-años</i>?</p>
+
+<p>&mdash;¿Pues quién ha de ser, tía <i>Zarandaja</i>, más que el capitán don
+Baltasar de Peralta, que Dios confunda, que cada vez más empeñado por
+esa doña Guiomar de mis culpas, y celoso, y con más furia que una
+rabiosa pantera hircana por lo de la música anoche, y porque doña
+Guiomar salió a sus miradores a oírla, empeñado está en acabar de una
+vez, y en meterle todo a barato, y a salga lo que saliere, aunque lo que
+hubiera de salir fuese la destrucción y acabamiento del mundo? Y habéis
+de saber, que lo que ese caballero, (maldígale Dios) quiere, no es menos
+que meterse esta noche, cuando sea de ella la mitad por filo, en el
+jardín de doña Guiomar por las tapias de mi corralejo.</p>
+
+<p>Se le volvió el alma de arriba abajo a Miguel de Cervantes, y temblaba
+de cólera, y al mismo tiempo se le alegraba el corazón, porque oyendo
+estaba que se le venía a las manos la mejor manera que podía haber
+deseado de castigar a don Baltasar de Peralta y libertar de él a su
+adorada y ya imposible doña Guiomar.</p>
+
+<p>Continuado había con su plática entretanto <i>Viváis-mil-años</i>, y había
+dicho:</p>
+
+<p>&mdash;Que yo he de servir, mal que me pese, a don Baltasar de Peralta,
+veislo harto claro, tía <i>Zarandaja</i>; que en casa de la maldita viuda
+quiere meterse a la media noche, ya os lo he dicho; y aun pudiera
+sufrirse si en entrar solo y por mí guiado, consintiese, que todo ello
+sería que, o empeñaría la honra de doña Guiomar, por la violencia de su
+pasión atropellada, o ella se defendería y gritaría, y acudirían sus
+criados, lo cual, habiéndome yo escurrido a tiempo, nada me importaría,
+y él vería cómo salía del empeño en que se había metido. Pero es el caso
+que don Baltasar se ha puesto en todo, y con gente dura y resuelta en
+casa de doña Guiomar meterse quiere, cosa que puede salir de tal manera
+y con una tal tormenta, que el agua llegue a las nubes.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y a cuento de qué me habéis manifestado todas esas cosas, señor
+<i>Viváis-mil-años?</i>&mdash;dijo la tía <i>Zarandaja</i>.</p>
+
+<p>&mdash;A cuento de que vos podéis sacarme del aprieto en que me hallo.</p>
+
+<p>&mdash;¿Y cómo, si os place, de tal aprieto he de sacaros yo?&mdash;dijo, poniendo
+muy mal gesto al rapista, la tía <i>Zarandaja</i>.&mdash;Ya que vos estáis
+perdido, ¿queréis que yo me pierda también? ¿Y estas son las buenas
+correspondencias de nuestra amistad? Pues de amigos como vos, Dios me
+libre, y que yo no los vea jamás sino descuartizados.</p>
+
+<p>&mdash;Dios os lo pague por la buena voluntad, que me tenéis, que cuando a
+vos vengo a ampararme, porque ya me considero ahorcado, vos me tiráis de
+los pies. Y no a que perdáis vengo yo, tía <i>Zarandaja</i>, sino a que
+ganéis la mitad de mil ducados, que porque le sirva me ha dado don
+Baltasar de Peralta. Y vedlos aquí en buenos doblones de a ocho de los
+del cuño del emperador.</p>
+
+<p>Y el señor <i>Viváis-mil-años</i> sacó una bolsa de malla de seda verde, con
+ricos pasadores de oro, y tan repleta, que casi reventaba.</p>
+
+<p>&mdash;La mitad voy a contaros,&mdash;continuó <i>Viváis-mil-años</i>, corriendo los
+pasadores de la bolsa y echando fuera con tiento los doblones para que
+no sonaran,&mdash;y así no podréis decirme, si os perdéis, que os perdéis
+por mi provecho y no por el vuestro. Y sabed, tía <i>Zarandaja</i>, que esta
+buena hacienda que tomáis, nada tiene que ver con lo que haya de pagarse
+a los bravos que con don Baltasar de Peralta, para resguardarle y
+asegurarle el golpe, hayan de entrar casa de la hermosa viuda; ni
+tampoco lo que haya de darse a los que con una silla de mano esperarán
+en mi corral para meter en ella a doña Guiomar, tapada la boca y atada;
+y porque vos busquéis a esa buena gente, que vos tenéis más
+conocimientos que yo, que no conozco más que pelones y personas de
+nonada, muy buenos para bravear de lengua y sin valor alguno para llegar
+a los hechos, estas riquezas os doy; que bien sé yo que una docena de
+hombres de alma y puños que se necesitan, los encontraréis vos a medio
+rodeo; y contando ya con que los buscaréis, porque veo que os vais
+guardando estos bendecidos doblones, os digo que no andéis escasa en
+prometerles, y con lo que pidieren por su pena y el peligro en que van a
+ponerse, a mi casa andad y se os dará lo que fuere menester; y no
+reposemos, que las noches son cortas, y las doce se echan encima en
+seguida. Así pues, decidme lo que os parezca, y si os pareciere no hacer
+lo que se os pide, tornadme esos doblones e ireme yo a otra parte en
+donde mejor dispuestos estén a ayudarme.</p>
+
+<p>El alma hubiera dado antes la tía <i>Zarandaja</i> que los doblones, que ya
+había sepultado en la honda faltriquera que llevaba debajo de la saya.</p>
+
+<p>Así es que dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Hablando, las gentes se entienden; y cuanto más honradas son, mejor.
+Id y en paz y contento, señor <i>Viváis-mil-años</i>, que dentro de media
+hora en vuestra casa me tendréis con la razón de lo que sea, y que será
+tal, que bien descontentadizo habréis de ser para no contentaros.</p>
+
+<p>Acabose de beber su vino el señor <i>Viváis-mil-años</i>, despidiose de la
+tía <i>Zarandaja</i>, echole esta afuera, cerró la puerta de la calle y fuese
+a abrir la del aposentillo en que Cervantes toda la conversación que
+acababa de pasar había escuchado.</p>
+
+<p>Estaba nuestro mozo pálido de cólera, y a duras penas se contenía.</p>
+
+<p>Y tan feroz miraba, que de miedo, se echó a temblar la tía <i>Zarandaja</i>,
+y por satisfacerle, y temiendo no empezase por ella con algo que no muy
+del gusto de ella fuese, se apresuró a decirle:</p>
+
+<p>&mdash;Pues que yo no puse punto en boca al señor <i>Viváis-mil-años</i> cuando en
+tales honduras se metía, claro os he dado, señor mío, a entender, que mi
+intento era que todo lo supieseis; y si todo lo habéis oído, vos diréis
+lo que haya de hacerse, que a vuestro mandato me pongo, y estos dineros
+que el señor <i>Viváis-mil-años</i> me ha dejado, dispuesta estoy a
+entregaros.</p>
+
+<p>&mdash;Guardadlos, tía <i>Zarandaja</i>, que pocos son, y una mínima parte
+comparados con lo que doña Guiomar os dará cuando sepa de qué manera la
+habéis servido.</p>
+
+<p>&mdash;Venga ahora el mandato de lo que quisiereis,&mdash;dijo la tía <i>Zarandaja</i>.</p>
+
+<p>&mdash;Pues dígoos,&mdash;respondió Cervantes,&mdash;que hagáis como si yo nada supiera
+y como si quisierais servir a ese don Baltasar de Peralta.</p>
+
+<p>&mdash;Ved lo que hacéis, o más bien lo que pensáis hacer, señor
+soldado,&mdash;dijo la tía <i>Zarandaja</i>, mirando con asombro a Cervantes;&mdash;que
+en una temeridad tal podíais dar, que os cueste cara; que no querría yo
+que a un mozo tal como vos, que sois un pino de oro, y tan amado por una
+tal y tan rica hembra de la hermosura como doña Guiomar, le aconteciese
+una desgracia; que no me consolaría de ella en todos los días de mi
+vida.</p>
+
+<p>&mdash;Nada se os dé por eso,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;y dejad a cada cual que allá
+vaya adonde le parezca bien ir, y haced vos lo que os he dicho, que así
+conviene que sea. Y sin más, quedaos con Dios y hasta la vista, que no
+será sino para premiaros largamente por lo bien que nos habréis servido.</p>
+
+<p>Y como la tía <i>Zarandaja</i> quisiese replicar, impúsola Cervantes
+silencio, mandola abriese la puerta, saliose, y de allí a gran paso
+fuese a casa de doña Guiomar, y allegándose al postigo del jardín llamó,
+y abrió Florela, que harto cuidadosa por la gravedad de los sucesos que
+habían sobrevenido, por allí andaba esperando.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XVIII" id="XVIII"></a>XVIII</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como puede enamorarse una mujer hasta el punto de morir de amor.</p></div>
+
+
+<p>&mdash;¡Ay, señor mío de mi alma!&mdash;dijo Florela,&mdash;¡que no sabéis lo que
+sucede!</p>
+
+<p>El alma tenía en un hilo Miguel de Cervantes, y sobresaltado por las
+palabras que acababa de decirle Florela, preguntola con la voz no muy
+firme:</p>
+
+<p>&mdash;¿Pues qué puede suceder en esta casa que sea una desgracia, como
+parece manifestármelo las palabras que me habéis dicho y vuestro
+espantado acento?</p>
+
+<p>Echósele de rodillas a los pies Florela, y díjole:</p>
+
+<p>&mdash;Vuestro perdón os pido, que yo, por la lealtad que a mi señora tengo,
+y por el mucho amor que veo que mi señora os tiene, que aunque no lo
+confiesa, harto claro con las acciones exteriores muestra, he sido la
+causa de la desdicha que acontece.</p>
+
+<p>&mdash;Hablad presto, Florela,&mdash;exclamó Cervantes levantándola,&mdash;que oyendo
+lo que me decís, estoy suspenso y sin vida.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ay señor!&mdash;dijo Florela,&mdash;que yo, cuando mi ama se fue a la visita de
+ese familiar, que Dios confunda, que a buscarla vino, entre la espesura
+del cenador acechando quedeme, y oí lo que con doña Margarita
+hablasteis, y vi que vuestra la hicisteis; y como tanta es, ya os lo
+dije, la lealtad que a mi señora tengo y el agradecimiento a que ella me
+obliga por el amor que me tiene, sabedora de todo la hice.</p>
+
+<p>Alegrádose hubiera Cervantes si en aquel momento hubiérase abierto bajo
+sus pies la tierra.</p>
+
+<p>&mdash;Buena y valiente es mi señora,&mdash;dijo Florela gimiendo;&mdash;que su dolor
+ha vencido, su semblante ha compuesto, con vos y con doña Margarita ha
+hablado como si no la hubiese aguijado el impío dolor que la mordía las
+entrañas; solícita y amiga con doña Margarita se ha mostrado después de
+que vos os partisteis, y ella misma en su mismo aposento y en su mismo
+lecho la ha recogido, y luego se ha ido a aquella cámara donde vos a
+ella anoche os aparecisteis, y no pudiendo más, allí una congoja tras
+otra la ha acometido. Y como yo quisiese salir a enviar por
+médico,&mdash;«no llames a nadie, Florela, me ha dicho, que no quiero que
+nadie vea el triste espectáculo del dolor que en mí causa la no esperada
+y tirana desventura mía; y llévame a tu lecho, amiga Florela, mientras
+que pasa esta cruel fuerza del dolor que me acaba.»</p>
+
+<p>&mdash;¡Oh! ¡en mal hora nacido yo,&mdash;exclamó Miguel de Cervantes,&mdash;que por
+donde quiera que voy, siguiéndome va como inseparable compañera la
+desventura! ¡Oh dichas entrevistas y con alegría de amor en esperanzas
+gozadas, y antes de ser tocadas, desvanecidas e imposibles!</p>
+
+<p>&mdash;Por imposible debéis tenerla,&mdash;dijo llorando y acongojada Florela;&mdash;y
+no es vuestra la desventura, que así os hiere a vos como a mi señora,
+sino de mi señora, que para ser desventurada ha nacido, y tan sin
+merecerlo, que en ella la hermosura, con ser tan grande, es lo menos, y
+más la hermosura es de su alma; que Dios ha hecho para la nobleza, para
+la honestidad y para la virtud. Y no hay que pensar en el remedio de lo
+que ha sucedido, que no le tiene; que mi señora no cesará hasta que
+casado os vea con doña Margarita, y veros casado con ella, para ella
+será la muerte; que no podrá resistir al desesperado dolor de sus amores
+malogrados; que aunque yo no entienda cómo tan presto han llegado a
+pasión mortal estos amores malhadados, tales son para mi señora, que
+mataranla perdidos y sin esperanza de ser logrados.</p>
+
+<p>&mdash;Sea lo que Dios quisiere,&mdash;dijo Cervantes,&mdash;y si con mi vida rescatar
+yo pudiera el corazón de vuestra señora, que sin tan yo merecerlo ni
+esperarlo, por mis amores está cautivo, con gusto la daría y mil que
+tuviera.</p>
+
+<p>&mdash;Dos desgracias serían, que no creáis que mi desventurada señora pueda
+sobrevivir mucho a lo cruel de su desengaño: ella creía viendo lo que en
+vos veía, y cómo en sus ojos de amor agonizabais, que otra mujer que
+ella para vos no había en el mundo, ni otra gloria que la de Dios que
+sobrepujar pudiera en bienandanza a la gloria que vos gozabais enamorado
+por ella; y es tal y de tal manera la agonía que a mi señora atormenta y
+mata, que llamar ha mandado a un escribano, que hacer testamento quiere.</p>
+
+<p>Perplejo más y más se encontraba Cervantes, que en aquella ocasión no
+imaginada, ni él se atrevía a ponerse ante doña Guiomar, ni podía
+hacerlo, ni había para qué hacerlo; que lo hecho hecho estaba, ni otro
+medio encontraba que casarse con Margarita, y por esto su vista con doña
+Guiomar no sólo no podía ser, sino que ni aun debía pensarse en ello.</p>
+
+<p>Salirse de la casa en aquel punto y enviar al otro día un su amigo, o
+más bien un sacerdote, que su casamiento con Margarita tratase, ser no
+podía, porque de esta manera quedaría abandonada a los malos intentos de
+su tenaz perseguidor doña Guiomar.</p>
+
+<p>Y advertir de lo que pasaba a Florela, era llevar más el espanto y la
+perturbación a aquella casa, y mostrarse cobarde huyendo el bulto al
+peligro, después de haberse mostrado veleidoso, cuando no libertino, mal
+apreciador y temerario de la valía de doña Guiomar; pues permanecer en
+aquella casa a cuya dueña había entregado al dolor y a la desesperación,
+también era cosa recia.</p>
+
+<p>Amparose, pues, de Florela, y la dijo:</p>
+
+<p>&mdash;De todo lo que puede hacerse después de hecho el mal que me obliga a
+descontentarme de haber nacido, lo mejor que puede hacerse es dejar
+venir el tiempo; que puede ser que milagrosamente Dios nos abra camino
+por donde salir podamos a un punto no tan desesperado como en el que
+ahora nos vemos. Y así pues, llevadme a un aposento donde yo quede,
+hasta que mañana veamos dónde esta desesperada aventura nos lleva; que
+bien podrá ser que durante la noche doña Guiomar se aconseje con su
+alma, y a algo muy diferente de lo que hoy piensa se determine, o tal
+vez se desengañe y se cure, quedando yo el solo enfermo y el solo
+desesperado. Y pluguiera a Dios que así aviniera y que para mí solo
+fuese la desgracia.</p>
+
+<p>&mdash;¡Ay, señor mío!&mdash;dijo Florela,&mdash;que muerta estoy de espanto; que tal
+está mi señora, que aunque ello parezca increíble, a mañana no llega;
+que bien conocéis vos el corazón que tiene, y cuánto y con cuánto amor
+de vos se ha llenado, y tal es así, que, al quedarse vacío, con la
+muerte se llenará. Pero sea lo que vos decís. Venid, que en un aposento
+que hay entre el de mi señora y el mío voy a colocaros, sin que ella lo
+sepa; y así, si algo sobreviniere por lo que sea necesario acudáis a
+ayudarme, estaréis a punto.</p>
+
+<p>Y con esto la fiel doncella condujo a un aposento del piso alto a Miguel
+de Cervantes, y allí dejole más muerto que vivo, con el alma turbada, y
+de tal manera, que a veces le parecía un sueño la realidad que tan dura
+y cruel se le mostraba.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XIX" id="XIX"></a>XIX</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De como enloquecido Cervantes por el amor, creyó que la mano de
+Dios le apartaba de los efectos de su locura.</p></div>
+
+
+<p>Por algún tiempo estuvo Cervantes sin poder darse cuenta de si era
+persona de este mundo o alma del otro, abatido por la misma grandeza y
+pesadumbre de lo que le acontecía.</p>
+
+<p>Acometíale a veces el torcido propósito de salirse de aquel aposento y
+entrarse en el de doña Guiomar, y abandonando a Margarita, prometerse a
+doña Guiomar, empujándola con el encanto de la palabra y la fuerza del
+amor y de las lágrimas, a que a sus amores cediese, y en ellos se
+perdiese y enloqueciese, y su esposa fuese; que ampararse podía a
+Margarita y hacerla rica, y por la pingüe dote encontrarla marido.</p>
+
+<p>Pero si el bueno puede caer en la tentación del mal, su misma bondad de
+ella le obliga a apartarse avergonzado; que si bien la fuerza del amor
+puede enloquecer a las mujeres, y en efecto, con suma frecuencia las
+enloquece, nunca el crimen cometido deja de volver sobre la conciencia,
+y morderla y despedazarla, haciendo imposible toda felicidad y contento,
+que si Cervantes pensaba que en algunas horas no podía Margarita haberse
+empeñado por él en un amor tal, que por él la vida se le hiciese odiosa,
+pensaba también que no hacía mucho más tiempo que sus amores con doña
+Guiomar duraban, y atendiendo a la realidad, ningún empeño de honra con
+doña Guiomar tenía, en tanto que en la mayor deuda de honra en que un
+hombre puede hallarse con una mujer, lo estaba por Margarita. Otrosí,
+abogaban a voces por Margarita su miserable fortuna, su orfandad y su
+abandono, en tanto que la riquísima doña Guiomar otra desgracia más que
+la del amor no tenía, y podría suceder muy bien que de ella se
+consolase, y todo al fin se redujese a contrariedad y despecho, que el
+tiempo iría gastando, hasta que al fin aquello no fuese para ella más
+que un enojoso recuerdo.</p>
+
+<p>Pensando en que esto podría suceder muy bien, sacaba en claro Cervantes,
+que él quedaría el único dolorido y el único desesperado; que al perder
+la esperanza de gozar a doña Guiomar, y cuanto para él doña Guiomar
+valía, había conocido cuánto la amaba, y cuán con exclusión de toda
+otra mujer.</p>
+
+<p>Y esta misma certidumbre de lo imposible de su amor, de tal manera
+sublimaba el alma y el cuerpo de doña Guiomar para Cervantes, que le
+parecía que si Dios para consolarle hiciera bajar un ángel del cielo, no
+había de parecerle tan hermoso en cuerpo y en alma como doña Guiomar;
+que hermosa era de cuerpo y de alma Margarita, ¿cómo dudarlo? pero con
+ser ya suya, y sin el encanto de lo imposible, puesta como un
+impedimento entre Cervantes y doña Guiomar, hacíase para Cervantes
+enojosa y casi aborrecible, y aborrecía la hora en que con aquel
+miserable entierro se encontró, y aun con más ahínco maldecía la
+compasión que a irse tras el entierro moviole, llevándole a punto en que
+conoció a Margarita.</p>
+
+<p>Todo era confusiones y vacilaciones, y tentaciones y arrepentimientos
+Cervantes, y dar en una idea, y dejarla para dar en otra, y de aquella
+otra volver a la misma idea.</p>
+
+<p>Y como, aunque era noble y altivo, no era santo, y de tal manera le
+apretaban el amor y el deseo por doña Guiomar, y hasta tal punto doña
+Guiomar iba acreciendo para él en lo preciosa e incomparable, ganándole
+la fiebre, apoderándose de su pensamiento la locura, atormentado ya de
+tal manera por las ansias que le acongojaban que resistirlas no pudo,
+como si una potencia invencible de él hubiese tirado y atraídole a doña
+Guiomar, con las vascas casi mortales de su pasión, determinose; y
+diciéndose que su vida era doña Guiomar y que Dios hiciese lo que fuese
+servido de Margarita, levantose del sillón en que había permanecido
+inmóvil desde que en aquel aposento le había dejado Florela; y
+acercándose quedo a la puerta, abriola silenciosamente, y en un corredor
+oscuro se encontró, y sin saber adónde había de dirigirse para dar con
+el aposento de Florela, en que doña Guiomar estaba; que aunque Florela
+le había dicho que entre el suyo y el de su señora estaba el aposento a
+que le había llevado, no sabía a cuál lado estuviese el de doña Guiomar
+o el de Florela, si a la derecha o a la izquierda.</p>
+
+<p>Pero como Cervantes se había decidido a satisfacer los gustos de su
+amor, y cuando tomaba una resolución se mantenía firme en ella, y una
+vez resuelto el encanto de doña Guiomar para él crecía, determinose a
+reconocer las dos puertas de la derecha y de la izquierda, escuchar, y
+ver si por algún indicio sacaba cuál el aposento en que doña Guiomar
+estaba fuese.</p>
+
+<p>Así es, que estando a la puerta misma de su aposento, a la izquierda
+volviose, y palpando la pared, adelantó hasta tocar una mampara de seda,
+y tan rica, que ella le demostró que no al aposento de la doncella debía
+dar entrada una tal manpara, sino al de doña Guiomar.</p>
+
+<p>Y turbose, y pareciole que Dios, viéndole en aquel mal paso en que,
+olvidado de su obligación y de la grande y sagrada deuda que con
+Margarita le había empeñado, le llevaba a aquella habitación de doña
+Guiomar, en que él sabía que Margarita estaba, como diciéndole: «Este es
+tu camino; no el de tus gustos, que tan desatentadamente buscabas para
+perderte.»</p>
+
+<p>Y como este pensamiento agobiase a Cervantes, y le turbase y le
+aniquilase, como si hubiese sentido sobre sí la justiciera y al par
+misericordiosa mano de Dios, vaciló, y con la mampara dio, y causó
+ruido; y a aquel ruido sucedió inmediatamente el ladrar de un perro
+dentro de la estancia, y el ladrar con toda la fuerza y la saña que su
+vejez le permitían, porque aquel perro era el triste compañero que a
+Margarita había seguido.</p>
+
+<p>Aturdiose más y más Cervantes, más y más se acongojó, más y más el miedo
+de la justicia de Dios acometiole, y trémulo, y cobarde, hacia el
+aposento que había dejado tornose.</p>
+
+<p>En aquel punto oyose una puerta que violentamente se abría.</p>
+
+<p>El perro continuaba ladrando, y de improviso una mano helada asió una
+mano de Cervantes, y llevósele.</p>
+
+<p>Pero lo que aconteció requiere capítulo aparte.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XX" id="XX"></a>XX</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">De la horrenda tragedia con que se encontró sorprendido y espantado
+Miguel de Cervantes.</p></div>
+
+
+<p>Cuando los nublados ojos de Cervantes recobraron su claridad, hallose en
+un aposento, no muy grande, teniendo ante sí a doña Guiomar, que pálido
+el bello semblante, ardiendo los celestes ojos, demudada toda,
+descompuesto el traje, le miraba con una tan no vista pasión y
+sentimiento, que no una mujer creyó tener delante de sí Cervantes, sino
+algo sobrenatural y nunca imaginado.</p>
+
+<p>Tal parecía doña Guiomar, que todo encarecimiento sería poco para decir
+de qué manera ardían sus ojos amenazando muerte, manifestando congojas,
+diciendo desesperados cuanto la rabia, y el despecho, y el dolor, y la
+agonía, todo junto, y la soberbia, y el espanto, pueden decirse con el
+lenguaje de la mirada.</p>
+
+<p>Afeábase su hermosura por lo desencajado y lo amarillo del semblante, y
+estaba, en fin, tal, que todo había que temerlo de ella, ya contra sí se
+volviese, ya contra los que eran la causa de aquella desventura horrible
+en que se encontraba.</p>
+
+<p>Por algún tiempo, doña Guiomar estuvo mirando con todo este dolor, con
+toda esta rabia, con toda esta amenaza, con toda esta descomposición,
+con toda esta desesperación, con toda esta pasión que se ha dicho, a
+Cervantes, que al verla de tal modo, encontrándose ante ella abrumado
+por la culpa, habría querido que la tierra se hubiese abierto bajo sus
+pies y le hubiese ocultado.</p>
+
+<p>Y ella continuaba asiéndole, trémula, ansiosa, fuera de sí, mortal; y
+Cervantes sentía el temblor y la fuerza de la delicada mano de doña
+Guiomar, mano fría, helada, que comunicaba su hielo a la sangre de
+Cervantes.</p>
+
+<p>&mdash;Pues, enemigo cruel de mi sosiego y de mi alma,&mdash;dijo doña
+Guiomar,&mdash;que más rudo enemigo que tú ni le he tenido, ni le tengo, ni
+tenerle puedo, ni hay criatura que en las impiedades de tal enemistad
+como la tuya caiga, ¿en qué te detienes? ¿qué aguardas? ¿qué miras? ¿qué
+dudas, que ya tu tiranía no ejercitas y a todo te atreves, y no mirando
+más que a tus gustos, por todo no atropellas? Sea lo que Dios quisiere
+de esta desventurada, que no sabía hasta qué punto de nadie conocido
+podía llegar su desventura. Pues qué, ¿no te basta haber envuelto en las
+malas redes de tus palabras traidoras, de tus engaños homicidas, a una
+triste que has encontrado en el mayor de los desconsuelos y en la más
+miserable de las orfandades? Continúa tu obra, lobo carnicero y sin
+entrañas; hiere, mata, devora, cébate en tu presa, y no te acuerdes de
+que hay un Dios que ha puesto en las criaturas eso que tú no conoces;
+pero que un día traerá sobre ti el remordimiento, tu infierno en la
+vida, el castigo de Dios antes que mueras, y que se llama conciencia.</p>
+
+<p>Y de tal manera se había acongojado doña Guiomar, expresando, arrastrada
+por la fuerza increíble de su pasión, sus atropellados razonamientos,
+que no pudo decir ni una palabra más, porque la sobrevino una tal
+congoja, que la enmudeció.</p>
+
+<p>Y no sabía Cervantes qué decir, que ella lo sabía todo.</p>
+
+<p>Y si la decía, como era cierto, que él, desesperado, conocía que las
+obligaciones en que se había puesto con Margarita no habían sido parte
+para vencer en su alma aquel entrañable y violento amor que ya era dueño
+de su alma cuando a Margarita conoció, y que sólo la locura de sus
+turbulentos deseos había podido ponerle en obligaciones de honra paca
+con ella, ocasión daría a doña Guiomar para que le despreciase y se
+sintiese avergonzada por aquel su amor, tan mal empleado en un indigno
+sujeto.</p>
+
+<p>Ni podía decirla que por Florela sabía que Margarita estaba aposentada
+en la misma alcoba de doña Guiomar, porque no sabía cómo disculpar su
+ida secreta, amparándose del silencio de la noche y de la soledad de la
+casa, para ir a buscar a la que ya debía tener como su esposa.</p>
+
+<p>Esto hubiera sido la confesión de su menosprecio a la casa de la que,
+tan generosamente, primero le había amparado a él, y luego a Margarita.</p>
+
+<p>En malos pasos habíase metido en aquella ocasión Cervantes. Por agria,
+torcida y difícil senda había tomado.</p>
+
+<p>En empeño gravísimo se encontraba, y en la falta en que últimamente le
+había encontrado doña Guiomar no había disculpa, y aunque una falsa
+disculpa hubiese podido encontrar, su turbación y su espanto no le
+permitían hallarla.</p>
+
+<p>Pero como todo el amor que en él había era de doña Guiomar, y este amor,
+al ser combatido tan duramente y tan sin remedio por la desatentada
+conducta suya para con Margarita, hubiese llegado a la pasión que en
+nada se para, que a todo se arroja, cuando se hubo calmado aquel primer
+espanto y sorpresa, y el anonadamiento y vergüenza que le habían
+cogido, Cervantes se determinó a manifestar lo que en él pasaba a doña
+Guiomar, y viéndola toda entregada a aquel amor tan grande, que parecía
+no consentir igual sobre la tierra, prevalerse de él imaginó y lanzarla
+en el desvarío de la pasión, haciéndola olvidarse de toda virtud, de
+todo deber, de todo decoro, y compelerla a que con él se casase y a
+Margarita satisfaciese con dinero; y si esto no bastase, fuese lo que
+Dios quisiese de ella.</p>
+
+<p>Quiso, pues, llevar a doña Guiomar a que se sentase en un canapé que en
+el aposento había, y con voz dulce, y tentadora, y acariciadora, y
+enamorada, la dijo:</p>
+
+<p>&mdash;Ni yo para más que para vos vivo, hermosa y adorada señora mía, ni
+pudiera vivir después de conoceros, si no fuese para cifrar en vos mi
+ventura, ni pensar quiero, porque sólo pensar en ello me mataría, que de
+vos habré de vivir apartado y a otra unido; que sería como verme unido a
+un insoportable tormento, que me haría desear, como un menor mal, la
+muerte. Sosegaos, idolatrada alma mía, que vuestro soy, y no hay poder
+que de vos me aparte, ni obligaciones que tanto puedan, que por ellas a
+la inefable dicha de ser vuestro y de que vos seáis mía renuncie.</p>
+
+<p>Escuchábale atónita doña Guiomar, inmóvil, muda y fría como una estatua;
+y creyendo Cervantes que no le respondía por el mismo efecto que en
+ella causaban sus palabras, prosiguió de esta manera:</p>
+
+<p>&mdash;¿Qué hay que pueda moveros de tal modo a furor y odio contra mí, y a
+tal desconsuelo y tal desesperación os lleve? A buscar vuestro aposento,
+cuando vos me encontrasteis en ese oscuro pasadizo iba, resuelto a
+pediros con todas las ansias de mi alma me perdonaseis la injuria, que,
+sin ser yo poderoso a evitarlo, en un momento de turbación y de
+ceguedad, arrastrado por no sé qué tentación invencible, sin que mi alma
+en ello tomase parte alguna, ni determinación mi voluntad, ni
+satisfacción mi deseo, os he hecho. Y creedme, señora mía, que tan no ha
+tardado la penitencia de mi culpa, que cuando en ello reflexionar pude,
+de mí se apoderó el miedo de las consecuencias de haberos ofendido, no
+de otra manera que si hubiera ofendido a Dios, que todo lo ve y lo sabe.
+Sed, pues, tan grande en la indulgencia y en el perdón, como veo que lo
+sois en el amor que me mostráis.</p>
+
+<p>&mdash;Pues, mal hombre, y protervo, y maldito que vos sois,&mdash;exclamó doña
+Guiomar,&mdash;¿cuándo vos habéis merecido el amor, no digo yo mío, sino de
+cualquiera otra que como yo tenga alma? ¿ni qué sabéis vos qué cosa es
+amor, si en vos no hay más que deseo corrompido, y lascivia asquerosa, y
+sangre podrida, y alma ennegrecida por el continuo comercio y trato del
+vicio, de la mentira y de la desvergüenza? ¿Pero qué mucho que vos
+seáis así, si hombre sois? ¿ni cómo puedo deciros yo que os desprecio,
+sin decir que desprecio a los hombres todos? que no hay uno solo que
+merezca, no ya que una mujer le ame, sino que en él piense, según que lo
+veo en lo que vos sois, que habiendo recibido de Dios claro
+entendimiento, no habéis entendido las delicadezas del alma de las
+mujeres, y cuanto para ellas no hay otra vida que el amor de su alma.
+Remedio no tiene lo que hecho habéis; que, de una parte, a esa, que
+honrada era, y que por vos sin honra gime, dicho se está que la debéis
+la honra; en cuanto a mí, yo no os amo; engañada estaba, y harto
+diferente de lo que sois os creía cuando os amaba, o mejor dicho, amaba
+en vos un sujeto de mi fantasía: de mi sueño he despertado; el fantasma
+de mi amor ha desaparecido; la estrella de mi esperanza se ha nublado, y
+el aliento de mi vida es ya un fuego del infierno que resistir no puedo,
+que el corazón me abrasa y en la desesperación de los condenados me
+arroja; que yo, antes de conoceros, el amor no conocía, y cuando le
+conocí, le amé, y tanto, que en tan poco tiempo, en mi vida, en mi única
+existencia posible trocose; y cuando le pierdo, cuando veo lo imposible
+de recobrarle, siento y conozco, sin que me quede ni aun el consuelo de
+una duda, que sin él vivir no puedo; y ya que sabéis esto, y que
+comprender debéis si es que ya la pasión, o el empeño, o el vicio y la
+maldad no os han entorpecido el entendimiento, que vos, causa de mi
+amor, no podéis ser mi amor, porque en vos no hallo lo que mi alma en el
+amor hallar deseaba; renunciad a toda esperanza de que yo, olvidándome
+de quién soy, y de lo que a mi honra y a mi conciencia debo, mi perdón
+os otorgue, por esposo os reciba y en vuestros brazos me eche. No, que
+no sois vos el que yo creía; y no siéndolo, vuestras traidoras palabras,
+en vez de engañarme, me desesperan; en vez de contentarme, me ofenden;
+en vez de halagarme, me atormentan, y me avergüenzan en vez de
+satisfacerme; porque creo que me juzgáis capaz de seguiros en la torpe
+prosecución de vuestra falta, y hacerme cómplice de ella, y cruenta y
+homicida como vos; que allí está en mi propio lecho la que ser debe
+vuestra esposa, la que ya lo es, porque ante Dios por esposa la habéis
+tomado, y ella, esposa vuestra creyéndose, en vuestros brazos ha caído
+enamorada. Y no os digo esto por reprenderos, por persuadiros, por hacer
+de vos caso alguno por el que en alguna manera yo a vos pueda
+asemejarme, sino para deciros, y esto debí deciros sin otras
+demostraciones que os hicieran creer que en mí duraba la en mal hora
+concebida pasión que por vos he sentido, que si a romper sagrados lazos
+que vos habéis hecho, y a faltar a obligaciones en que voluntariamente
+os habéis puesto, os movían y os mueven, no mi hermosura, si es que
+para vos alguna he tenido y tengo, no un encendido y disculpable deseo,
+sino las muchas riquezas que mis paires me dejaron y que se aumentaron
+con las que me dejó mi buen marido, vuestras son, que los muertos no han
+menester del oro, ni más que de una tumba en que descansar en paz, si es
+que aun en la tumba pueden hallar reposo.</p>
+
+<p>Sintió Cervantes una tan indecible amargura, un tal desgano de la vida,
+una tal cosa horrenda y nunca de él sentida, que no se sabe lo que en la
+desesperación de verse así menospreciado, así perdido, así humillado,
+hubiera pasado por él. Pero ni aun tuvo tiempo de reposar en la
+vengativa injuria, o más bien lamentable engaño de doña Guiomar, porque
+esta, apenas hubo dicho sus últimas palabras, tan últimas, que necesidad
+no tuvo, ni deseo ni pensamiento de decir ni una sola más, y sí de poner
+por obra lo que su desesperación la hacía sentir, que era librarse del
+peso de su pobre y atormentada existencia, echó mano tan rápida y tan
+inopinadamente a la espada de Cervantes, que antes de que él pudiese
+evitarlo la desenvainó, y haciéndose atrás, ante Cervantes quedose
+inmóvil y muda, mirándole como ojos humanos no han mirado jamás a
+criatura.</p>
+
+<p>Y Cervantes que esto vio, turbado con lo que le acontecía, abriéndose
+el coleto, la dijo con voz serena, pero triste y apenada.</p>
+
+<p>&mdash;Si la ofensa que tan sin voluntad os he hecho, señora de mi alma, no
+podéis perdonarme, y tal y tan sañosa es la ira que contra mí sentís que
+mi vida os enoja, y saciar con mi sangre queréis la sed de vuestra
+rabia, herid en buen hora, no tardéis; atravesad este corazón que sólo
+por vos late y que sólo por vos existe. Muera yo si con mi muerte
+desdichada daros algún contento puedo; y vivid vos y olvidadme como cosa
+maldita que junto a vos para fenecer en vuestra hermosura y acabar en
+vuestras manos ha llegado.</p>
+
+<p>&mdash;Sí que morir debe quien en la vida encontrar no puede más que una
+agonía continuada, mil veces peor que una agonía una sola vez sufrida; y
+porque esto es tan cierto que no puede dejar de ser cumplido, cúmplase,
+y que Dios me perdone, porque en mí no he hallado valor para otra cosa.</p>
+
+<p>Y corriendo rápidamente la espada, dejando caer su pomo en el suelo, y
+bajo el seno poniéndose la dura punta, se arrojó sobre ella, y con tal
+rapidez y tal violencia, que a la otra parte asomó casi en el mismo
+punto un palmo de enrojecido acero.</p>
+
+<p>Gritó Cervantes, como por su dolor los condenados gritan.</p>
+
+<p>Arrojose sobre doña Guiomar pretendiendo socorrerla, y halló que ya los
+turbios ojos volvía, y vio que en aquella su última mirada amor le
+decía, y amor que era tal, que no parecía sino que los cielos se
+mostraban en la moribunda mirada de aquella infelice.</p>
+
+<p>Gritaba Cervantes pidiendo a voces socorro, y en sus brazos sostenía a
+doña Guiomar, y se teñía en su sangre, y entre sus brazos doña Guiomar
+se le moría; y empezaba a sentirse en la casa movimiento de gentes que a
+las desaforadas y desesperadas voces de Cervantes parecían acudir, y ni
+en salvarse pensaba Cervantes, ni en otra cosa que en reanimar con su
+aliento a doña Guiomar, que no era ya en sus brazos más que un cuerpo
+difunto.</p>
+
+<p>No tardó en oírse rumor de voces.</p>
+
+<p>Cerca se percebian pasos precipitados.</p>
+
+<p>Pero de improviso un ruido de espadas oyose, tiros de pistoletes
+retumbaron, y acordose Cervantes del intento de don Baltasar de Peralta
+que conocía, de asaltar aquella noche con gente armada la casa de doña
+Guiomar para robarla a ella; y desesperado, como que convencido estaba
+de que doña Guiomar había muerto, en su desesperación, en su furor, en
+su desgano de la vida, con el ansia de exterminio en que aquella su
+desgracia le había puesto, del triste cuerpo de doña Guiomar sacó su
+espada, y lanzose fuera del aposento, a tiempo que por el oscuro
+corredor se echaban encima las cuchilladas; que los criados, que a las
+voces con que Cervantes había pedido socorro despertaron, habíanse
+encontrado con don Baltasar y con los que con él venían, que por la
+tapia del huerto del rapista habían entrado; y como aquellos criados
+hubiesen acudido armados, porque al despertar a las voces de Cervantes
+habían pensado, como era natural lo pensasen, en un grande peligro, y
+cada cual, antes de salir a ver lo que aquello fuese, había cogido el
+arma que había tenido a mano, como eran muchos los criados de doña
+Guiomar y muy bravos, especialmente aquellos cuatro lacayos vigotudos,
+que, como se dijo, la resguardaban cuando con el alba iba a la catedral
+a misa, trabose la más mortífera pelea que puede imaginarse, y por el
+corredor adelante venían hundiéndole a tajos y a tiros, que no parecía
+sino que la casa iba a venirse abajo.</p>
+
+<p>Y a todo esto, en el oscuro corredor nada se veía.</p>
+
+<p>Pero de improviso, y cuando Cervantes acababa de sacar su espada del
+cuerpo de aquella miserable víctima de un ciego amor desventurado,
+entrose en el aposento un hombre con la espada en la mano, al cual,
+apenas le vio, más que por el semblante, que no podía verle, porque
+sobre él un antifaz llevaba, por instinto, conociole Cervantes.</p>
+
+<p>Y no se engañó, que don Baltasar de Peralta era, que hallando al paso
+del tumulto por el corredor aquella puerta franca, creyendo que al
+aposento de doña Guiomar daba, en él entrose, y en mal hora por cierto,
+que ciego Cervantes de dolor y de rabia, a él se fue omnipotente, de tal
+manera, que apenas se chocaron las espadas, al suelo vino difunto de una
+estocada en el corazón don Baltasar, cayendo tal vez, porque Dios lo
+quiso, junto a doña Guiomar, y tan cerca, que la sangre que de su pecho
+corría fue a mezclarse con la que del inocente pecho de doña Guiomar
+había salido.</p>
+
+<p>Quedose Cervantes tan turbado por lo que acontecía, tan sin vida y tan
+sin alma, espantado por aquella tragedia que tenía ante los ojos, tan
+impensada, tan sin culpa en la intención por él producida, como primera
+causa de aquel pavoroso efecto, que por algún tiempo más que hombre fue
+una estatua.</p>
+
+<p>Y como parte de los criados, en tanto que se trababa la formidable
+pelea, hubiesen acudido a los balcones, dando voces llamando a la
+justicia y pidiendo socorro a los vecinos, y algunos de ellos la puerta
+principal de la casa hubiesen abierto y a la calle salídose, y acertase
+a pasar por allí un alcalde con su ronda, entrose en la casa la
+justicia, subiendo atropellada por las escaleras, y acudiendo donde la
+pelea continuaba empeñada.</p>
+
+<p>Llegaron al turbado Cervantes las voces de ¡téngase al rey! ¡dense a la
+justicia! y pavor entrole, no de ser muerto, sino de ser allí
+encontrado y preso, y, cargado de cadenas, como criminal y mal hombre
+tratado; y así fue, que recobrando en un punto todo su valor sereno, a
+la ventana que en el aposento había fuese, abriola y arrojose a la
+calle, no huyendo de la muerte y del peligro, sino de la deshonra; que
+bien hubiera podido creer la justicia, si junto a aquellos dos cuerpos
+muertos le hubiera encontrado, que él los había matado, por celos al uno
+en riña, y asesinada la otra.</p>
+
+<p>Huyó, en fin, como quien de su mala suerte huye, no como el cobarde que
+con la fuga el peligro evita, y fuese, sin saber por dónde iba, a casa
+del bachiller Carrascosa, aquel de quien ya se dijo era su grande
+amigo.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XXI" id="XXI"></a>XXI</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se ve que nada ve la justicia relativamente a Cervantes, y
+se sabe que Cervantes se había perdido.</p></div>
+
+
+<p>Negra se vio la justicia, negros los criados de doña Guiomar, para
+lograr, en fin, prender o ahuyentar a los malhechores que con don
+Baltasar de Peralta, en la casa, por el corral de la del rapista,
+habíanse entrado.</p>
+
+<p>Hallose que de ellos había muerto uno, quedando dos mal heridos, y
+asimismo heridos algunos de los criados.</p>
+
+<p>Habíanse preso cuatro bravucones de mirada torva y harapiento pelaje,
+que harto claro manifestaban, sólo con dejarse ver, que eran racimos de
+horca, no vendimiados aún por la justicia.</p>
+
+<p>Halláronse en el aposento de Florela los cuerpos de doña Guiomar y de
+don Baltasar de Peralta, ella marchita y afeada por la muerte su
+hermosura, él cubierto aún con el antifaz el semblante.</p>
+
+<p>Otrosí, hallose sobre una mesa que en el aposento había, una minuta o
+borrador de testamento; que en tanto que Cervantes peleaba con sus dudas
+y sus tentaciones, no sabiendo por cuál determinarse, si por Margarita
+su obligación cumpliendo, o por doña Guiomar contentando su amor, un
+notario que Florela había llevado recatadamente, el testamento de doña
+Guiomar había escrito, y su borrador, tal vez por descuido, tal vez
+porque doña Guiomar le examinase, allí había dejado.</p>
+
+<p>En verdad que aquel testamento no podía ser más breve, porque después de
+la profesión de la fe y de las fórmulas de derecho, en esta sola
+cláusula se contenía:</p>
+
+<p>»Es mi libre voluntad y firme determinación, dejar heredada en todos mis
+bienes inmuebles, dinero, joyas y ropas, y de todo lo que poseo, a mi
+amiga, que tal como a mi hermana amo, doña Margarita de Ledesma.»</p>
+
+<p>Y luego seguía la forma de derecho.</p>
+
+<p>Hallose asimismo encerradas y temblando, en el aposento de doña Guiomar,
+a Margarita y a Florela, que como el vulgo dice, murieron por Dios, y no
+salieron de decir que ellas no sabían nada, sino que cuando se armó
+aquel no esperado tumulto, Florela se había entrado espantada en el
+primer aposento que había podido, que había sido aquel en que Margarita
+estaba, y que de miedo no les sobreviniera algún mal, la puerta habían
+cerrado y permanecido allí asustadas.</p>
+
+<p>La justicia tomó por el atajo; dejó una guardia de alguaciles con los
+muertos, y asimismo, para que la casa guardasen; envió al hospital los
+heridos, y a todos los otros, sin exceptuar a Margarita ni a Florela, se
+los llevó a la cárcel y los encerró.</p>
+
+<p>Preguntó la justicia tanto, que a las pocas horas las fojas del proceso
+alzaban que daban espanto, según que se había plumeado; pero no sacó en
+limpio sino lo que Florela dijo: que señor Miguel de Cervantes Saavedra,
+soldado y poeta, había llevado el día antes a su señora, para que la
+amparase, a doña Margarita, que amparada por doña Guiomar había sido.</p>
+
+<p>Declaró Margarita cómo a Cervantes había conocido cuando el entierro de
+su madre, y conteste estuvo con Florela.</p>
+
+<p>Ninguna de las dos declararon que Cervantes hubiese permanecido en la
+casa; y como Cervantes no había entrado en ella sino a trasmano y
+secretamente, conducido por Florela, ninguno de los de la casa sabía que
+en ella había estado aquella noche, y nada referente a él declarar
+pudieron.</p>
+
+<p>Por otra parte, los pícaros que habían entrado con don Baltasar de
+Peralta en la casa habían dado más luz, porque habían declarado que don
+Baltasar de Peralta los había buscado por medio del rapista
+<i>Viváis-mil-años</i>, y les había dado dinero para que le ayudasen a robar
+a doña Guiomar de Meneses y Alvarado, y que por la tapia del corral de
+la casa del rapista, que al huerto de doña Guiomar daba, habíanse
+entrado.</p>
+
+<p>De resultas se echó el guante al señor <i>Viváis-mil-años</i>, que empezó por
+negar toda participación en el delito que la justicia perseguía.</p>
+
+<p>Pero puesto en el potro, aunque aguantó como un santo dos vueltas de
+cordel, a la tercera el dolor le deshizo la firmeza, y cantó que no
+había más que pedir.</p>
+
+<p>Súpose, pues, por él, que don Baltasar de Peralta había perseguido
+rudamente a doña Guiomar, que le desdeñaba, y la justicia tuvo que
+contentarse con esto, y con no encontrar en las resultas otra cosa sino
+que la muerte de doña Guiomar había sido a causa de don Baltasar de
+Peralta, si es que no había sido por su propia mano, quedándose la
+justicia sin saber quién había matado a don Baltasar, ni cómo y por qué
+había sido su muerte.</p>
+
+<p>El amor de Margarita por Cervantes, y la lealtad de Florela a su señora
+y sus miramientos por su honra, hicieron que aquellas dos mujeres
+callasen de tal modo, que en el proceso no pudo aparecer el nombre de
+Miguel de Cervantes sino como por incidencia y libre de todo cargo,
+porque no se sabía sino que él había amparado a doña Margarita, y
+llevádola a doña Guiomar para que la amparase mejor.</p>
+
+<p>No embargante esto, la justicia buscole.</p>
+
+<p>Pero no le halló, ni su capitán, don Lope de Figueroa, pudo decir otra
+cosa sino que el soldado por quien se le preguntaba hacía tres días que
+por la compañía no parecía; de modo, que se temía, o que le hubiese
+acontecido alguna desgracia, o que hubiese abandonado su bandera, cosa
+que al noble don Lope de Figueroa se le hacía muy recio creer; que
+conocía bien a Cervantes, y le estimaba, y por honrado le tenía.</p>
+
+<p>En resumen, la justicia se contentó con <i>Viváis-mil-años</i> y con los
+cuatro bravos que había pescado.</p>
+
+<p>Soltó a Margarita y a Florela, y otrosí a los criados de doña Guiomar;
+levantó el embargo que sobre su casa había hecho; y en cuanto a la tía
+<i>Zarandaja</i>, ni aun pensó en ella, porque el señor <i>Viváis-mil-años</i>,
+que no podía mejorarse enredando con la justicia a la tía <i>Zarandaja</i>,
+porque esta, apretada por los cordeles, no cantase, y se vengase de él
+sacando a plaza otros primores suyos, de la tía <i>Zarandaja</i> no hizo
+mención, y ella no sufrió otro castigo que el miedo de que la justicia
+la echase las garras y la malparase.</p>
+
+<p>Enterró Margarita a doña Guiomar con gran pompa, que su herencia había
+aceptado, y a ella tocaba procurarla los últimos homenajes.</p>
+
+<p>Enterrado fue asimismo con gran ostentación por sus parientes don
+Baltasar de Peralta, y andando no mucho tiempo, en galeras se vio con un
+grillete, remando por el rey, con sentencia para toda su vida, el
+ilustre rapista <i>Viváis-mil-años</i>.</p>
+
+<p>Y como la justicia no podía pasarse sin ahorcados, visto que asalto
+durante la noche, y en cuadrilla y a una casa habitada, habían dado, y
+muertes y heridas habían cometido, y resistencia a la justicia habían
+hecho los cuatro malhechores que había cogido vivos, que los heridos lo
+habían sido de tal manera que murieron, enforcolos por el pescuezo hasta
+que rindieron los espíritus vitales, con gran contentamiento del pueblo
+de Sevilla, que se salió a Tablada a recrearse con el espectáculo.</p>
+
+<p>Dicho esto por adelantado, volvamos atrás otra vez, y digamos por qué
+Margarita había aceptado la herencia de aquella que bien sabía había
+sido su enemiga, y que, más que por caridad, por grandeza de venganza la
+había instituido su heredera; sin contar con que podía ser muy bien que
+no a ella fuese a quien heredada dejaba, sino a Cervantes, que, como
+debía presumir, con ella había de casarse; y como Margarita sabía harto
+bien cuán dura y terrible es la mano de la miseria, y cuánto por esto,
+como porque con el oro todo se tiene, las riquezas en el mundo se
+estiman, y acaso por aquellas riquezas que heredaba, con ella Cervantes
+se casaría, puesto que su obligación, si no su amor, fuese empeño
+bastante para que por esposa la tomase, la herencia aceptó; y desde el
+punto y hora en que hubo sepultado a doña Guiomar, a buscar se echó
+desalada a Cervantes por cuantos medios le fue posible, y servida por la
+discreta Florela, que con ella se había quedado, como si una parte de la
+herencia hubiese sido.</p>
+
+<p>Pero por más que Florela fuese de despierto ingenio, y buscase, y
+pagase, y revolviese el mundo, pasaban y pasaban días, y no parecía
+Cervantes.</p>
+
+<p>A todo esto, las galeras que en el Guadalquivir habían estado muchos
+días recogiendo las compañías y gente de leva que para la gran empresa
+contra el turco se juntaban, habían zarpado y desaparecido. Pero como en
+Sevilla se había quedado, presidiándola, la compañía de infantería de
+que era soldado Cervantes cuando la tristísima tragedia de doña Guiomar,
+esperaba la triste Margarita que alguna vez Cervantes remaneciese,
+volviendo a ponerse bajo su bandera.</p>
+
+<p>Ahora, dejando a Margarita con su tristeza y sus ansias, se pasa al
+capítulo siguiente, para decir lo que de Cervantes había sido.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XXII" id="XXII"></a>XXII</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se sabe lo que fue de Cervantes.</p></div>
+
+
+<p>Llegado había nuestro Miguel más muerto que vivo, amparado por la
+soledad de las calles y lo tenebroso de la noche, a la puerta de la casa
+de su amigo Carrascosa, y apenas si había tenido fuerzas para llamar a
+ella; que cuando la amiga del bachiller, a medio vestir, y no con gran
+empacho, bajó y abrió la puerta, encontrósele en el umbral poco menos
+que tendido y punto menos que desmayado.</p>
+
+<p>Gritó la moza, bajó el bachiller, Dios solo sabe en qué apariencias,
+metieron adentro a Cervantes, y desnudáronle y acostáronle.</p>
+
+<p>Contoles Cervantes lo que le acontecía, y con tal encarecimiento de
+dolor y de desesperación, que no parecía sino que para él todo en el
+mundo había acabado.</p>
+
+<p>Ni bastaron razones para consolarle, ni consejos para que no tomase
+alguna negra determinación que acabase con su vida, que él decía no era
+otra cosa que muerte horrenda; porque al ver ante sí perdiendo la vida
+con la sangre a aquella su adorada criatura, conoció más que nunca que
+ella era su vida y su alma, y que sin ella no podía tener ni contento ni
+vida, sino existencia angustiosa, infierno en la tierra, muerte en el
+alma; y así les dijo, que no pudiendo él quitarse la vida por su mano,
+que cosa era esta en que ningún hombre que en algo estima el que su
+valor se estime, incurrir puede, resuelto estaba a ir a ampararse del
+buen capitán Diego de Urbina, que en la galera <i>Marquesa</i> estaba en el
+Guadalquivir próximo a zarpar para Levante, y contarle su desdicha; que
+él le estimaba y le ampararía; y luego cuando con el turco se rompiese,
+ponerse en punto donde la muerte fuese inevitable y se pudiese caer con
+honra.</p>
+
+<p>Dejaron de aconsejarle más, cuando esta determinación le oyeron, el
+bachiller y su amiga, porque pensaron que para los dolores del alma no
+hay otro mejor remedio que el tiempo, y tuvieron por seguro que este
+gran remedio había de producir su efecto en Cervantes.</p>
+
+<p>Partiéronse al rayar el día, yendo Cervantes disparado hacia la puerta
+de Jerez, llegando a punto que la abrían, y llegáronse a la Torre del
+Oro, y alquilando una barca, hacia la galera <i>Marquesa</i> bogaron,
+llegando a ella cuando sonaba el cañonazo de leva y tocaban en cada
+galera los instrumentos militares a la oración de la mañana.</p>
+
+<p>Admitiéronle, y entraron, y a poco, encerrado el capitán Diego de Urbina
+con Cervantes en la cámara del alcázar de popa, oía el cuento de su
+desdicha, y le amparaba, y secretamente en la galera le tenía.</p>
+
+<p>Volviose Carrascosa ya contento a su casa, porque amparado veía a su
+amigo, a quien en gran manera estimaba, y Cervantes dejole ir sin darle
+comisión alguna, como si hubiese perdido la memoria de haber conocido a
+Margarita.</p>
+
+<p>Y así era en verdad, que loco estaba en aquellos momentos Cervantes, y
+apenas si había podido ordenar su relato para Diego de Urbina; y con
+calentura habíanle bajado al entrepuente, y tan en peligro, que los
+médicos de la galera habían tenido que acudir a él harto de priesa.</p>
+
+
+
+<hr />
+
+<h3><a name="XXIII" id="XXIII"></a>XXIII</h3>
+
+<div class="blockquot"><p class="block">En que se habla algo de la jornada de Lepanto y de cómo fue la
+manquedad de Cervantes.</p></div>
+
+
+<p>Llegó al fin la orden del rey para que la flota que en el Guadalquivir
+se encontraba zarpase con rumbo a Messina, donde había de juntarse con
+las otras naves de España y las de la Liga.</p>
+
+<p>Juntáronse allí todas el 25 de Agosto de 1571.</p>
+
+<p>Nunca se vio una tan poderosa armada, ni aprestados para una tan grande
+empresa tantos grandes capitanes; que siendo don Juan de Austria
+generalísimo de todas las escuadras de la Liga, allí asistían el
+príncipe Alejandro Farnesio, don Luis de Requesens, Marco Antonio
+Colonna, el proveedor Barbarigo, Juan Andrea Doria, el marqués de Santa
+Cruz don Alvaro de Bazan, Sebastián Veniero, Ascanio de la Corna, el
+prior y los caballeros de Malta, y otra multitud de capitanes, no de tan
+gran linaje, pero no menores en valor y nombradía, entre ellos Gil de
+Andrade, don Sancho de Leiva, don Miguel de Moncada, Francisco de Sancti
+Pietro y Diego de Urbina, y otros muchos de mar y tierra.</p>
+
+<p>Pasaban de trescientas, entre galeras, naos y galeazas, las naves de la
+Liga, y tan bien aprestadas, que sólo con verlas se podía tener por
+segura la victoria.</p>
+
+<p>Allí iba también la galera <i>Marquesa</i>, con las que mandaba el general
+Andrea Doria, y en ella, muy doliente aún, nuestro Miguel de Cervantes.</p>
+
+<p>En vano habían pasado dos meses desde que aconteció la tragedia de la
+infeliz doña Guiomar, que no parecía sino que cada día que pasaba
+aumentaba el horror que de sí mismo Cervantes tenía, y su hastío de la
+vida; y si un día al combés de la galera podía subir a respirar el aire
+y a aspirar el olor marino, por otros dos o tres veíase obligado a
+quedarse en el entrepuente, enfermo y sin poder valerse, abrasado por la
+calentura.</p>
+
+<p>Ansiaba nuestro mozo que se llegase a punto y término de pelea con el
+turco, que en ella pensaba ponerse en tal lugar y hacer tanto, que su
+muerte fuese inevitable.</p>
+
+<p>Tal era el desesperado amor imposible que en su pecho ardía por la
+muerta doña Guiomar, y tal su desesperación por su pérdida, y tal su
+ansia por ir a encontrarla a un mundo mejor.</p>
+
+<p>Esforzábanse sus compañeros por consolarle de aquel su dolor, que se
+veía claro en la perpetua desolación de su semblante, y en vano, para
+consolarle mejor, la causa de su dolor le pedían; callábase él,
+agradeciéndoles sus buenos deseos; y como el capitán Diego de Urbina, a
+quien su desventura había revelado para que le amparase, su secreto
+noblemente le guardaba, nadie sabía qué pensar de aquel dolor que tan
+acabado a Cervantes tenía, y tan desesperado, y tan melancólico, que
+harto claro se comprendía que le pesaba la vida.</p>
+
+<p>Y acontecía, que habíase olvidado Cervantes de Margarita como si nunca
+la hubiese visto, y que para su corazón y su memoria no existía otra
+cosa que la muerta doña Guiomar.</p>
+
+<p>Entretúvose don Juan de Austria en Messina con las grandes fiestas que
+en honra suya se hicieron, y otrosí, ordenando y acabando de aprestar su
+armada, hasta que esta zarpó el día 5 de Setiembre.</p>
+
+<p>Con las naves que a Messina últimamente habían arribado, de trescientas
+pasaron las de la Liga, en las cuales más de ochenta mil hombres iban,
+entre marineros, soldados y galeotes.</p>
+
+<p>Comulgado y confesado habían antes de dejar el puerto de Messina todos
+los que en la armada iban, como si todos hubieran tenido por cierta la
+muerte en aquella empresa; tan temerosa se aparejaba; que se sabía que
+el generalísimo turco, Alí-Bajá, comandaba un espantable número de
+naves, que de cuatrocientas entre grandes y chicas pasaban, y en ellas
+venían más de ciento veinte mil hombres, turcos, egipcios, africanos;
+todos feroces, todos corsarios, duros y cruentos, avezados al carnaje y
+a la matanza, y, como tigres, carniceros.</p>
+
+<p>Teníase el miserable ejemplo de Nicosia y de Famagusta, sus defensores
+degollados y sus capitanes martirizados por el implacable infiel,
+aborrecedor del cristiano y nunca satisfecho de su sangre; y tal era el
+pavor que la voladora fama traía en sus alas, de las crudezas de aquella
+numerosa hueste de sanguinarias fieras, que capitanes tales y tan
+probados por su prudencia en el consejo y su bravura en lides, como
+Andrea Doria, Ascanio de la Corna y Sebastián Veniero, aconsejaron a don
+Juan de Austria, teniendo por temeridad el embestir contra el turco;
+pero el generoso mancebo, por cuyas venas corría la sangre del nunca
+vencido, ni en temor por nada puesto, emperador Carlos V, de gloriosa
+memoria, respondió a las dudas y a los temores de todos:</p>
+
+<p>&mdash;Señores, ya no es hora de aconsejar, sino de combatir.</p>
+
+<p>Venía el bárbaro Alí-Bajá confiado en el triunfo, y engañado; qué
+algunos pescadores habíanle dicho que la armada de la Liga era mucho
+menor que la suya, y mal proveída y pertrechada, y que aun así, mucho
+mayor era el número que la valía de la gente de la Liga, toda de leva y
+allegadiza; por su parte, don Juan de Austria creía que el dey de Argel,
+Aluch-Alí, temeroso de la suerte de la batalla, había abandonado a
+Alí-Bajá. Así es que cristianos y turcos avanzaban los unos contra los
+otros, todos engañados acerca de las fuerzas del enemigo, y todos
+confiando en el triunfo de sus armas.</p>
+
+<p>Pero ni eran pocas las galeras cristianas, ni valadí ni allegadiza la
+gente que las montaba, ni a Alí-Bajá había abandonado el dey de Argel
+Aluch-Alí.</p>
+
+<p>Manteniendo su rumbo a Levante la armada de la Liga, dejando atrás la
+Fosa de San Juan, llegó el 26 de Setiembre a Corfú, de donde zarpó el
+28.</p>
+
+<p>Aguardaba en el golfo de Lepanto la escuadra del turco.</p>
+
+<p>Al fin, el 5 de Octubre la armada de la Liga llegó a Cefalonia, teniendo
+a babor la <i>Morea</i>; y la descubierta, comandada por el capitán Juan de
+Cardona, descubrió al doblar el golfo de Lepanto la escuadra del turco.</p>
+
+<p>No es nuestro ánimo pintar aquí la famosa batalla de Lepanto, ni al
+propósito de nuestro libro conviene; que el curioso puede verla en las
+historias que de ella hablan largamente, y con pelos y señales: gran
+jornada fue, gran gloria alcanzó en ella nuestra patria; que puesto que
+fueron diversas las naciones que con sus armadas a aquella empresa
+acudieron, por generalísimo fue nuestro don Juan de Austria, y a su
+prudencia y a su buen consejo y a su aliento, se debió que aquel
+grandísimo triunfo se lograse; y más grande fuera, si a todas sus
+consecuencias se hubiera llegado: a nosotros sólo nos compete decir en
+el presente libro, cómo fue que nuestro Miguel conquistó en aquella
+memorable jornada su glorioso apodo de <i>Manco de Lepanto</i>.</p>
+
+<p>Si a doña Guiomar no conociera, si no la amara, si de su tragedia
+involuntaria causa no fuera, si a Margarita no encontrara, corrido por
+distinto cauce hubieran las cosas, y en vez de llegar a ser Cervantes el
+<i>Manco de Lepanto</i>, casádose hubiera dichosamente con su doña Guiomar, y
+andando el tiempo no se hubiera visto en ocasión de ir, para asuntos que
+no eran suyos, a la Mancha ni a Argamasilla, ni conocido hubiera a
+Aldonza Lorenzo, ni a Alonso Quijano, ni a Sancho Zancas, y
+probablemente no tendríamos nuestro buen <i>Don Quijote</i> con que
+recrearnos y enorgullecernos, teniendo tal vez que contentarnos con
+<i>Rinconete y Cortadillo</i> y el <i>Coloquio de los perros</i>, y con las
+<i>Ejemplares</i>; ¡y quién sabe! que un leve acontecimiento, importante en
+la vida de un hombre, todo el curso de su vida cambia, echándole por
+otro cauce.</p>
+
+<p>Montaba, como hemos dicho, Cervantes la galera <i>Marquesa</i>, que era de
+las de Andrea Doria, con la gente de infantería del capitán Diego de
+Urbina; y cuando a la vista la una de la otra las dos escuadras, llegó
+el punto del rompimiento de la batalla, Cervantes, que muy enfermo y con
+calentura estaba en el entrepuente, subió a la cubierta y pidió le
+pusiesen en el lugar de más peligro; advirtiole Diego de Urbina que
+mirase que estaba enfermo, y que de muy poco podía aprovecharse su
+esfuerzo cuando tan sin fuerzas se hallaba; a lo que respondió
+Cervantes, y a lo que otros como el capitán le decían:</p>
+
+<p>&mdash;Señores, ¿qué se diría de Miguel de Cervantes? En todas las ocasiones
+que hasta hoy en día se han ofrecido de guerra a su majestad, y se ha
+mandado, he servido muy bien como buen soldado; y así, ahora no haré
+menos, aunque esté enfermo y con calentura; más vale pelear en servicio
+de Dios y de su majestad, y morir por ellos, que no bajarme so cubierta;
+así pues, pónganme en el lugar más peligroso, y en ello me haréis
+merced.</p>
+
+<p>Y como se sintiesen maravillados todos de su valor y entereza, diéronle
+doce soldados que mandase, y con ellos combatiese en el lugar del
+esquife, que era el de mayor peligro.</p>
+
+<p>El disparo de un cañonazo de cada una de las dos capitanas, fue la señal
+del rompimiento del combate, que se trabó bravamente, y de una manera
+tan recia y con tal estruendo de arcabucería y de artillería, que no
+parecía sino que una pavorosa tormenta y espantable, de la mar y del
+viento habíase enseñoreado. Todo era humo, y fuego, y estrago, y cuerpos
+muertos que a la mar caían, y sangre que en la mar se vertía y la ponía
+roja; y acá sonaban los clarines y las trompetas y los atambores, y allá
+sonaban los añafiles, las dulzainas y las atakebiras; que no podían
+causar menos fragoroso estruendo en su combate con el turco más de
+trescientas naves grandes y pequeñas que la mar cubrían en un tan grande
+espacio como no se había visto desde los tiempos del imperio de Roma; y
+de estas naos, ciento sesenta y cuatro, y las mejor aprestadas, eran del
+rey de España; y del pontífice Pío V eran seis galeras y otras tantas
+fragatas; y llevaban los venecianos ciento treinta y cuatro naos, pero
+no tan bien armadas ni proveídas como las de España. Asistían allí
+también las galeras de Génova y de Malta, y no se cuenta gran número de
+trasportes que con la armada iban, armada inmensa, gente en grandísimo
+número a morir resuelta, alentada por la fe y por las indulgencias
+concedidas a los que en aquella empresa se encontrasen, que eran las
+mismas que se concedieron por otros pontífices a los conquistadores de
+los Santos Lugares, y que poco antes había llevado el nuncio de Su
+Santidad monseñor Ondescalco. Y era el orden de batalla: en la
+vanguardia, seis galeras venecianas; en el cuerno izquierdo iban sesenta
+galeras, comandadas por el proveedor Barbarigo; Juan Andrea Doria era el
+general de las sesenta galeras del cuerno derecho, y sesenta y tres
+galeras formaban el centro de la batalla, llevando en medio de ella la
+Real, y en ésta el generalísimo don Juan de Austria. A la derecha de la
+Real iba la capitana de Roma con su capitán Colonna, y la de Venecia con
+Veniero, a la izquierda.</p>
+
+<p>Llevaba la Real a popa la nao del comendador de Castilla don Luis de
+Requesens, y con don Alvaro de Bazan, marqués de Santa Cruz, formaban la
+retaguardia treinta y cinco galeras.</p>
+
+<p>Mayor en número de naves era la armada infiel.</p>
+
+<p>Comandaba su cuerno derecho Mahomet Ciroko, virey de Alejandría; el dey
+de Argel, Aluch-Alí, comandaba el izquierdo, y el bajá Alí-Pachá se
+mostraba en el centro de la batalla con un gran número de naves, y otra
+formidable escuadra formaba a retaguardia.</p>
+
+<p>En media luna avanzaban la una contra la otra las dos formidables
+flotas. El viento había calmado; el golfo, más que una mar turbulenta,
+un terso espejo parecía.</p>
+
+<p>Embistió el primero el cuerno derecho de los turcos, a los que
+resistieron los venecianos.</p>
+
+<p>Aluch-Alí había embestido a las naves del general Doria, y en este
+primer encuentro y trabazón de la pelea, la capitana de Malta fue
+cercada, embestida y entrada por muchas galeras argelinas, que pasaron a
+cuchillo a todos los caballeros, menos al gran prior y otros dos, que
+casi despedazados por terribles heridas, tuvieron por muertos.</p>
+
+<p>Con no menor saña se embistieron las galeras de don Juan de Austria y de
+Alí-Pachá, y ya el combate se extendió por toda la línea, sin haber
+galera que no combatiese.</p>
+
+<p>Se levantó el viento favorable a los cristianos, y como ya se ha dicho,
+un infierno terrible, que no otra cosa parecía la pelea, que todos
+peleaban como si hubieran sido inmortales.</p>
+
+<p>Apretada se veía la Real de don Juan de Austria.</p>
+
+<p>Cargaban sobre ella con sus genízaros los dos bajaes Alí-Pachá y Pertew,
+y a no acudir en su socorro de la capitana el marqués de Santa Cruz,
+Dios sólo sabe si aquel día hubiera perecido a manos de infieles el gran
+don Juan de Austria.</p>
+
+<p>Rayo parecía la espada del marqués de Santa Cruz, que firme en la crujía
+de su capitana con sus arcabuceros españoles, rechazaba una y otra
+embestida.</p>
+
+<p>A la Real salvó, y voló con sus galeras a socorrer a Andrea Doria, y
+socorrido éste, a poco rescataba la capitana de Malta y hacía huir
+aterrado con sus argelinos, y ponerse fuera de combate, al formidable
+Aluch-Alí.</p>
+
+<p>Todo era proezas y hazañas, todo estrago y muerte.</p>
+
+<p>Indecisa se mostraba la victoria, y es fama que entre la densa nube de
+humo, y en el punto más formidable de la batalla, apareció un resplandor
+de gloria sobre la armada de la Liga, y en medio de él la Santísima
+Virgen del Rosario, a la que acompañaban legiones de arcángeles, que con
+sus espadas de fuego descendían y se metían en la pelea; milagro que la
+fe no repugna, pero que bien pudo ser visión de algún soldado devoto que
+luego lo contó y creyéronlo; que no señales de muerte por fuego del
+cielo tenían los turcos que muertos se hallaron en las galeras enemigas
+apresadas, sino de pelota de arcabuz, o de lombarda, y corte de espada,
+y golpe de pica, y astillazos y aplastamientos, por las entenas y
+jarcias que la artillería cortaba; y entre este pavoroso estrago, entre
+este humo, entre este fuego, y poco antes de que la victoria se
+declarase por los cristianos, un arcabuzazo alcanzó a Cervantes en la
+mano izquierda, y deshízosela, y otros dos le atravesaron el pecho,
+dejando en su persona las honrosas señales por las que, acometido por la
+malevolencia, dijo muchos años más adelante, cuando le injurió aquel
+Avellaneda, temerario continuador de <i>Don Quijote</i>: «Lo que no he podido
+dejar de sentir, es que me note de viejo y de manco, como si hubiera
+sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi
+manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión
+que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan verlos
+venideros. Si mis heridas no resplandecen sobre los ojos de quien las
+mira, son estimadas a lo menos en la estimación de los que saben dónde
+se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la batalla que
+Ubre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora me propusieran
+y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella
+facción prodigiosa, que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en
+ella. Las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos, estrellas
+son que guían a los demás al cielo de la honra y a desear la justa
+alabanza.»</p>
+
+<p>Tal fue la alta ocasión, como él mismo dice, en que se quedó manco
+Miguel de Cervantes, y a esta última ocasión lleváronle sus mal
+aventurados y trágicos amores con doña Guiomar.</p>
+
+<p>Pero no dejemos por terminar el relato sucinto de la batalla.</p>
+
+<p>Sufrido habían los turcos una pérdida irreparable en el bajá Pertew, que
+acometido por don Juan de Cardona, y habiendo tomado Pablo Jordán
+Urbina su galera, hubo de arrojarse al mar y llegar nadando a un
+esquife, en que escapó.</p>
+
+<p>Aluch-Alí se había puesto también en salvo con todas sus galeras de
+Argel.</p>
+
+<p>Alí-Pachá, que combatía como un león irritado con trescientos genízaros,
+cayó al fin por una pelota de arcabuz que en la frente le hirió.</p>
+
+<p>Arrojáronse sobre él los castellanos, y un soldado cortole la cabeza, y
+en la punta de una pica la puso, como guión sangriento y horrible señal
+de la victoria.</p>
+
+<p>Ya gran número de navíos infieles ardían y se hundían con pavoroso
+estrago en las ondas.</p>
+
+<p>Gran parte de la armada infiel había sido apresada, y el resto huía proa
+al Levante.</p>
+
+<p>&mdash;¡Victoria, victoria!&mdash;sonaba por todas partes.</p>
+
+<p>Ya no se oía el estruendo formidable de la artillería.</p>
+
+<p>El humo se elevaba lentamente, y se disipaba en los aires.</p>
+
+<p>Doscientos veinticuatro bajeles perdieron los musulmanes.</p>
+
+<p>Quedaron ciento treinta en poder de los vencedores, y el resto lo tragó
+el mar o lo abrasó el fuego.</p>
+
+<p>Veinticinco mil turcos murieron, y más de cinco mil, cautivos quedaron.</p>
+
+<p>Halláronse en las galeras apresadas ciento diez y siete tiros gruesos de
+artillería y doscientos cincuenta menores, y se libertaron doce mil
+cautivos cristianos.</p>
+
+<p>Pero no se obtuvo esta gran victoria sino a gran bosta; que se perdieron
+quince galeras, ocho mil valientes murieron: de ellos, dos mil
+españoles, del Papa ochocientos, y el resto de Venecia, Génova y Malta.</p>
+
+<p>El Mediterráneo era libre.</p>
+
+<p>Ya las doncellas cristianaste sus riberas no tenían que temer las
+excursiones de los piratas, ni verse vendidas en los harenes de los
+infieles.</p>
+
+<p>Ya se podía reposar en aquellas riberas.</p>
+
+<p>Los genízaros del turco no eran ya invencibles, ni, deshecha su poderosa
+flota, para Europa podía ser una amenaza el poder del turco.</p>
+
+<p>Con razón se enorgullecía Cervantes de haberse hallado en aquella
+jornada memorabilísima y de las heridas gloriosas que en ella había
+recibido.</p>
+
+<p>Volviéronse al fin las naves españolas a Nápoles y Sicilia.</p>
+
+<p>Dejó la galera <i>Marquesa</i> en el hospital de Messina a sus heridos, y
+entre ellos a Miguel de Cervantes, que sanó al fin, pero quedándole
+mutilada la mano izquierda, por lo cual, cuando la muerte abrió para él
+la edad de la gloria, al par que se le llamó el príncipe de los ingenios
+españoles, llamósele también el <span class="smcap">Manco de Lepanto</span>.</p>
+
+<p class="c top15">&mdash;&mdash;FIN&mdash;&mdash;</p>
+
+<hr />
+
+<h3><a name="POST_SCRIPTUM" id="POST_SCRIPTUM"></a>
+<span style="font-family:sans-serif, serif;">POST SCRIPTUM</span></h3>
+
+
+<p>Paréceme oírte decir, bondadoso lector que hasta aquí hayas llegado:
+¿Cómo, señor autor, y así nos deja vuesa merced a media miel, sin
+decirnos lo que fue de Cervantes, de Margarita y aun de Florela?</p>
+
+<p>A lo cual el autor responde:</p>
+
+<p>&mdash;Lector benévolo, si este episodio de la vida de Miguel de Cervantes te
+hubiere agradado, y a otros muchos, lo que yo veré por la venta de los
+ejemplares, prométote contarte otros episodios de la vida del mismo
+héroe, y entonces tal vez salga a luz lo que fue de Margarita, y aun lo
+que fue de Florela. Entre tanto, <span class="smcap">Vale</span>.</p>
+
+<p>&nbsp;</p>
+<p>&nbsp;</p>
+<hr class="full" />
+
+<p>***END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANCO DE LEPANTO***</p>
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