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| author | Roger Frank <rfrank@pglaf.org> | 2025-10-15 02:36:37 -0700 |
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You may copy it, give it away or +re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included +with this eBook or online at www.gutenberg.org + + + + + +Title: El manco de Lepanto + episodio de la vida del príncipe de los ingenios, Miguel de Cervantes-Saavedra + + +Author: Manuel Fernández y González + + + +Release Date: January 26, 2009 [eBook #27900] + +Language: Spanish + +Character set encoding: ISO-8859-1 + + +***START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANCO DE LEPANTO*** + + +E-text prepared by Chuck Greif and the Project Gutenberg Online +Distributed Proofreading Team at DP Europe (http://dp.rastko.net) + + + +EL MANCO DE LEPANTO + +BIBLIOTECA UNIVERSAL ILUSTRADA + +EL MANCO + +DE LEPANTO + +EPISODIO DE LA VIDA + +DEL PRINCIPE DE LOS INGENIOS + +Miguel De Cervantes-Saavedra + +POR + +D. M. FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ + + + + + + + +ADMINISTRACION Calle de las Hileras, número 14 +1874 + +MADRID.--1874 + +Establecimiente Tipográfico de Muñoz y Reig + +_Calle Cuesta de Ramón, núm._ 8 + + + + +ÍNDICE + + +I. En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de +Sevilla por meterse a afeitar a oscuras. + +II. En que se trata de una música de enamorado, acabada no muy +amorosamente a tajos y reveses. + +III. De como, sin esperarlo, hallose la hermosa viuda con aquel su amor +que tan acongojada la tenía. + +IV. En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar. + +V. En que doña Guiomar comienza a contar su historia a Miguel de +Cervantes. + +VI. En que se contiene una carta de Cervantes para doña Guiomar, y se +sabe a lo que Florela se aventuró por servir a su señora. + +VII. En que se suspende la historia para decir algo de Miguel de +Cervantes. + +VIII. En que se relata una aventura que le salió al paso a Cervantes, +cuando a las aventuras de sus amores iba. + +IX. De como lo que no podía amparar Cervantes, vino a ampararlo doña +Guiomar. + +X. De como Cervantes encontró casa de la tía _Zarandaja_ más de lo que +había querido buscar. + +XI. En que doña Guiomar prosigue el relato de su historia. + +XII. De como se iban cruzando los amores y apercibiéndose a una ruda +batalla los celos. + +XIII. En que se ve que doña Guiomar hubiera hecho muy bien en no contar +tan presto su historia a Cervantes, y en no amparar a Margarita. + +XIV. De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la +visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda. + +XV. De como Cervantes oyó el fin de la historia de Margarita entre las +cabilaciones que le causaba el no saber adónde le llevaría la historia +de sus amores. + +XVI. En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus +familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña +Guiomar para encubrir sus amarguras. + +XVII. De como Miguel de Cervantes supo lo que le bastó para meterse en +una aventura de más empeño que la más atrevida en que osó meterse +cualquiera de los Doce Pares. + +XVIII. De como puede enamorarse una mujer hasta el punto de morir de +amor. + +XIX. De como enloquecido Cervantes por el amor, creyó que la mano de +Dios le apartaba de los efectos de su locura. + +XX. De la horrenda tragedia con que se encontró sorprendido y espantado +Miguel de Cervantes. + +XXI. En que se ve que nada ve la justicia relativamente a Cervantes, y +se sabe que Cervantes se había perdido. + +XXII. En que se sabe lo que fue de Cervantes. + +XXIII. En que se habla algo de la jornada de Lepanto, y de cómo fue la +manquedad de Cervantes. + +POST SCRIPTUM. + + + + +EL MANCO DE LEPANTO + + + + +I + +En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de +Sevilla, por meterse a afeitar a oscuras. + + +Había en la ilustrísima ciudad de Sevilla, allá por los tiempos en que +llegaban a la Torre del Oro, que a la margen del claro y profundo +Guadalquivir se levanta, los galeones cargados de oro que venían de las +Indias, y cuando reinaba en España el señor rey don Felipe el Segundo, +de clara y pavorosa memoria, en la calle de las Sierpes, y en una +rinconada a la que jamás llegaba el sol, como no fuese en verano y al +mediodía, un tinglado de madera, de dos altos, desvencijado y giboso, al +que llamaban casa, y en el cual vivía una valiente persona, cuyo +apellido y nombre de pila ignoraba él mismo, que si los tuvo olvidolos, +y nadie le conocía ni él respondía más que por el sobrenombre de +_Viváis-mil-años_, cortesanía que empleaba para saludar a todo el mundo. +Era de mediana edad, entre los treinta y cinco y los cuarenta, de no +mala apariencia, agradable y sonriente el rostro, morena la color, +agudas las facciones, sutil la sonrisa, la mirada rebuscona, y no +mezquino el cuerpo; vivía de rasurar y rapar, entreteniendo durante el +día sus ocios con el puntear de una vihuela morisca que le dejó su +padre, ya harto usada por sus abuelos, y cantando como un ruiseñor las +alegres canciones de la tierra, y las que él mismo componía, para lo que +se daba muy buena gracia; comadreaba a las comadres de la vecindad, y, +fuera de esto, las vendía untos y bebedizos, y las leía el sino, y las +traía a todas engañadas y pendientes de sus labios; y a tal llegaba la +fama de brujo y de hechicero del señor _Viváis-mil-años_, que más de una +vez la Inquisición se había metido en sus asuntos, y había quien se +acordaba de haberle visto con coroza y sambenito, luciendo su persona en +un auto de fe. + +No se sabía si era cristiano, o judío, o moro; pero él escapaba tan bien +que mal de sus empeños con la Inquisición y con la justicia, y +continuaba rasurando y trasquilando, rasgueando y cantando, haciendo de +sus bebedizos y de su brujería industria, y estimado y querido de la +vecindad y allende. + +No se le conocía a _Viváis-mil-años_ moza ni parienta de algún género, +ni vicio que de reparar fuese; vivía solo, en paz y en gracia de Dios, +como él decía, no embargante lo de los hechizos y los untos, que él +negaba; y así iba pasando nuestro hombre sin crecer ni menguar, y +siempre feliz y contento, y con una tal y tan peregrina salud, que él +afirmaba que en todos los días de su vida no le había dolido ni una uña. + +La justicia le había entrecogido alguna vez de noche rondando por sitios +tenebrosos, con un estoque desnudo debajo de la capa, largo de cinco +palmos (que él había comprado en sus mocedades por veinte maravedís en +el Rastro); y por esto, y por algunos hurtos que le habían achacado +malos testimonios, le habían batanado más de tres veces las espaldas, +llevándole en burro y con acompañamiento, para edificación de las +gentes, por lo más concurrido de la ciudad; cosas todas que, decía +_Viváis-mil-años_, caían por encima y no había que echárselas en cara, +cuando no habían tenido que ver sino con sus espaldas. Buscábanle +dueñas, solicitábanle doncellas que habían necesidad de casarse; +servíanse de él, como de secretario, mozas a las cuales les estorbaba +para escribir lo negro de los ojos, y él era, finalmente, el consuelo de +las hermosas, la alegría de los galanes, el consejo de los pícaros, y +el sirve para todo. Almorzaba, comía y cenaba por diez maravedís casa de +su vecina la tía _Zarandaja_; descolgaba sus bacías, y quitaba sus +celosías a puestas del sol, y al cerrar la noche se salía sin que nadie +le sintiese; iba adonde nadie sabía, y volvía a su casa sin que la +vecindad pudiese enterarse de la hora de su vuelta. + +Por los tiempos en que esta verídica historia comienza, había en la +calle de las Sierpes, no lejos de la tienda del rapista, una casa +deshabitada, grande y hermosa, con piedra de armas en el frontispicio, +de cuyas armas los entendidos sacaban el apellido Velasco de Llanes, y +que hacía luengos años que no se ocupaba, porque se decía de fama +pública que tenía duende. + +Daba su gran jardín, o más bien huerta, a las medianerías de algunas +casas, y, por un punto, esta medianería era la tapia de un corralejo que +la casa del barbero tenía, y en que vagaban, tristes y con hambre, en +una perpetua umbría, cuatro gallinas, un gallo y un pato, en compañía de +un cerdo (con perdón sea dicho) y de un perro flaco que guardaba de +noche la casa. No había que dudar de que el señor _Viváis-mil-años_ era +buen cristiano, puesto que, para que el duende de la gran casa vecina no +se pasase a la mezquina casa suya, había puesto en el lomo de la tapia +de su corralejo, que daba a la huerta de la casa enduendada, un calvario +de madera, lo cual no hubiera hecho si hubiera sido judío o moro, y +había pintado una cruz en cada una de las dos ventanas que al corral +daban, y desde las cuales se veía la huerta. + +Una mañana (de primavera y radiante y hermosa), al abrir una de aquellas +ventanas, el rapista vio que por la huerta de la casa vecina vagaban, no +duendes ni trasgos, sino algunas personas de muy noble apariencia, que +andaban por allí como reconociendo y tomando trazas. Era una dama como +de veinte a veinticuatro años, muy gentil y hermosa, rubia y blanca, de +buen continente y estatura, pensativa y grave, y vestida noble y +riquísimamente. Acompañábanla dueña quintañona y rodrigón avellanado, y +la hablaban con encarecimiento, y proponíanla, a lo que parecía por las +señas, composturas y arreglos en la huerta, dos maestros de obras. +Seguíanla dos pajes, el uno de los cuales llevaba una rica silla de +tijera y el otro un cojín de terciopelo con rapacejos de oro debajo del +un brazo, y terciada en el otro una rica alfombrilla. Por último, cuatro +lacayos bigotudos, con sendos espadones al cinto, la servían. + +No había que dudar de que aquella era una gran señora, si no princesa, +por lo menos de título, y cuando no, riquísima; y en punto a nobleza, +rebosaba de ella y olía que trascendía. No yendo con ella persona que +por la apariencia en calidad se la igualase, había que pensar que era +viuda; que a ser doncella, padre, hermano o tutor la hubieran +acompañado. + +Alegráronsele los ojos y aun las entrañas a _Viváis-mil-años_, porque se +le ocurrió que la que de tal manera, y con dos que parecían maestros de +obras, buscaba trazas y tomaba medidas en la huerta, debía haber +comprado la casa, y empezó a echar cuentas con los provechos que tan +buena vecindad podía procurarle; porque pensar que a tal divina beldad +no habían de acudir como moscas a la miel los enamorados, era ser +simple, y ya el rapista inventaba historias y enredos, que daba por +seguros, y en los cuales él andaría como una importantísima persona, lo +cual le produciría buenos escudos, cuando no sendos doblones; por todo +lo cual, y ansioso de inquirir lo que hubiese, dejó la ventana, se dejó +ir por las fementidas escaleras, y se lanzó en la calle, yendo a dar con +su cuerpo en el bodegón de la tía _Zarandaja_, que en cuanto le vio +acudió a la marmita, llenó una escudilla con uña de vaca y morcilla de +lustre, y se fue al cabo de mesa, donde, en lo último del figón, se +había sentado, como lo acostumbraba, el señor _Viváis-mil-años_. + +Preguntole él, oyole atentamente ella; díjole que a lo que ella había +pesquisado, se la alcanzaba que la dama que el rapista había visto en el +jardín de la casa del duende, era una riquísima señora indiana, que, +con sus criados y algunos toneles llenos de oro, había venido de Méjico, +y aposentádose en la posada de la _Cabeza del rey don Pedro_; y que +había comprado la casa, ignorando que tenía duende, a su dueño el señor +marqués de los Alfarnaches; y que lo que el señor _Viváis-mil-años_ +había visto, era que la susodicha hermosa y riquísima viuda indiana +buscaba el modo de convertir aquella huerta abandonada e inculta en un +paraíso en que solazarse. + +Preguntó el rapista a la bodegonera de dónde había sacado todas aquellas +noticias, y díjole ella, que el rodrigón que había visto acompañando a +la hermosa indiana, había ido tres días antes al bodegón, y la había +preguntado quién fuese el amo de la casa deshabitada y si sabía que la +casa se vendiese, a lo que ella había contestado ocultándole lo del +duende, lo cual la había valido un buen regalo del señor marqués de los +Alfarnaches, a quien había avisado en buen tiempo, y que el señor +marqués la había dicho después, que la tal dama se llamaba doña Guiomar +de Céspedes y Alvarado, que era viuda, que apaleaba el oro, y que al +morir su marido, que había sido un viejo oidor de la chancillería de +Méjico, había hecho buenos doblones su hacienda, y se había venido a +Sevilla, de donde era natural, aunque por haberla llevado su marido a +Méjico, todos la creían y la llamaban indiana. + +Comiose con muy buen apetito y con mucho placer por estas noticias su +escudilla de uña y morcilla el señor _Viváis-mil-años_, y se restituyó a +su casa, sacó la celosía y colgó las bacías a la puerta, y se puso a +rasguear la guitarra, esperando al primero que tuviese necesidad de +rasurarse. + +Al otro día sobrevinieron albañiles y todo género de artistas, y +empezaron a trabajar en la casa, y a las dos semanas no había persona +que pudiese reconocerla, según que había sido de compuesta y +trastrocada, y pintada, y rejuvenecida; habíase quitado la antigua +piedra de armas y puéstose en su lugar otra, y el jardín se había +desbrozado, y poblado de estatuas y fuentes, y de tal manera que se +había hecho de él, antes selvático, intrincado y desapacible, una verde +y hermosa delicia. Carrozas, y mulas, y caballos, habían llenado las +cocheras y las caballerizas; y en el zaguán hervían los lacayos con +librea, y daba gozo el ver las escaleras alfombradas y con macetas a +todo lo largo de ellas. + +En fin, un domingo, la hermosísima viuda doña Guiomar de Céspedes y +Alvarado se vino a la casa, y en cuanto en ella entró, la casa se cerró +a piedra y lodo, y de tal manera que no parecía sino que lo que en la +casa se había hecho había sido para encantarla después; la puerta +principal no se abría sino por la mañana entre dos luces, para que +saliese una silla de manos, en la cual iba sin duda la hermosísima doña +Guiomar, y una hora después, cuando la silla de manos volvía; tanto a la +ida como a la venida acompañaban la silla de manos la dueña, el +rodrigón, los dos pajes, con la silla, el cogín y la alfombra, y los +cuatro lacayos bigotudos que _Viváis-mil-años_ había visto, como hemos +dicho en otra ocasión, acompañando a la dama en el jardín o huerta de la +casa del duende. + +Siguió una mañana _Viváis-mil-años_ a la viuda, y vio que la llevaban a +la catedral, y que ella se iba, seguida de los criados, a la capilla de +San Fernando; y que allí los pajes extendían sobre el blanco mármol la +alfombra, abrían la silla de tijera, y ponían delante de ella el cojín +de terciopelo con rapacejos de oro para que la bella indiana se +arrodillase. Los criados se quedaban fuera de la capilla; y una vez oída +la misa de alba, la dama se levantaba, recogían los pajes cojín, silla y +alfombra, se encaminaba la indiana a la puerta del Patio de los +Naranjos, tomaba allí su silla de manos, y se volvía a su casa. + +Poníase en acecho en la catedral _Viváis-mil-años_, atisbaba, pero nada +podía sacar en claro tocante a la dama, sino que aun de rodillas era +gallarda; que sus manos, que tenían un rico rosario de perlas, eran más +nacaradas que ellas, y que oía la misa con una singular devoción: en +cuanto al rostro, lo tapaba un celoso velo de encaje, y ocultaba su +talle un cumplido manto de raja de Florencia. + +Habíala visto en el jardín descubierta la faz _Viváis-mil-años_; hermosa +la había admirado, joven la había conocido, pero su imagen se había +borrado de su memoria: en vano había registrado el jardín desde su +ventana; la dama no salía a él nunca, o por lo menos de día, y +_Viváis-mil-años_ no había podido dar señas que les satisfacieran a los +ricos galanes que de él se servían para sus amores, y a los que había +hecho relación de la nueva y hermosa dueña de la casa del duende. + +Los criados, o eran fieles, o temían y no daban luz, por más que +_Viváis-mil-años_ los agasajaba y los convidaba a la taberna; ellos no +decían de su señora sino que era una dama honestísima, que tenía penas y +que las lloraba en su soledad: si aquellas eran penas de amor, los +criados no lo decían, o no lo sabían, y _Viváis-mil-años_ vivía como un +alma en pena, metiendo las narices por todos los resquicios, y sin oler +nada que le sirviese para cerciorarse de qué casta de, pájaro era aquel +prodigio humano, que siendo rica y joven huía del mundo, y siendo +hermosa no buscaba el amor. + +Pasaron así días, semanas y meses, siempre la misma cosa, sin dejarse +ver la dama más que de bulto entre dos luces, cuando salía de la silla +de manos, en la catedral, y volviendo a sepultarse una hora después en +el silencio y en el retiro de su casa, que permanecía cerrada, ni más ni +menos que cuando se decía estaba habitada por duendes; al jardín no +salía de día: sólo algunas noches de luna solía verla _Viváis-mil-años_, +vestida de blanco y vagando como un fantasma, yendo al cabo a sentarse +en un poyo de piedra junto a la fuente, permaneciendo allí largo tiempo +inmóvil, hasta que, al fin, se levantaba, y en paso lento atravesaba el +jardín y se metía en la casa: la luz de la luna no había sido bastante +para que _Viváis-mil-años_ hubiese visto su rostro. Desesperábase el +menguado, y decía a los caballeros que le aquejaban con preguntas, que +él creía bien que todo aquello no era realidad, sino sueño, y que había +que pensar que los duendes continuaban en la casa, y que habían tomado +la forma de la dama y de la servidumbre que la asistía, no embargante +que la tal dama y parte de sus criados con ella, fuesen a oír misa de +alba todos los días, lo cual podía ser muy bien, dado que fuesen los +susodichos duendes cristianas almas del purgatorio. + +La comunidad entera de los Terceros, a los que rasuraba desde el prior +al último lego _Viváis-mil-años_, andaba también ocupada y puesta en +imaginaciones por los relatos de su rapista; y a tal encarecimiento +fueron llegando estos relatos, que llegó a los oídos de la Inquisición +la noticia de que había en Sevilla una casa habitada por gentes +sospechosas, de las cuales se murmuraban hechizos y encantos; porque +había muchas cosas extrañas. ¿Qué se habían hecho aquellas ricas +carrozas, aquellos hermosos caballos, aquellas poderosas mulas, que la +vecindad había visto entrar en la casa del duende? nadie los había +vuelto a ver. ¿Qué comían todas aquellas personas, y todos aquellos +animales? la puerta de la casa no se abría jamás. ¿Y cómo podía ser +esto? La Inquisición envió sus alguaciles para que recatadamente +observaran aquella casa que de tan antiguo tenía fama de maldita, y +viesen lo que eran sus nuevos habitantes; y los alguaciles declararon lo +que ya se sabía, esto es, que la dama iba todas las mañanas a misa de +alba a la catedral, y que la oía con recogimiento; que se volvía luego a +su casa; que la puerta, y las ventanas, y los miradores permanecían +cerrados, y que no se oía dentro ruido alguno; que la casa del duende +parecía encantada, y que sólo por un postigo del jardín salían muy +temprano seis negros esclavos, que iban a la plaza de la Encarnación y +volvían con seis grandes cestones llenos de vituallas; que, en fin, los +pocos criados que salían de la casa eran serios y pálidos como +desenterrados, y que si bien bebían cuando los convidaban, hablaban poco +y muy pensado, y no se les sacaba ni una sola palabra con referencia a +su señora. + +El Santo Oficio determinó, pues, saber lo que hubiese en aquello; y una +noche a las doce, en sábado, hora en que las brujas tienden su vuelo +hacia Barahona, un familiar llamó a las puertas de la casa de la llamada +dama fantasma, que se abrieron, obedeciendo humildemente las órdenes de +la Inquisición. + +Metiose por el zaguán el familiar con su negra cohorte de alguaciles, y +dio por cierto lo que de aquella casa endemoniada se había dicho a la +Inquisición, cuando vio que, en efecto, los criados eran muy pálidos y +muy serios y muy graves, y le vino de ellos un olorcillo como de tumba y +cosa del otro mundo; y mucho más cuando, avisada la dueña de la casa, y +levantada de prisa, porque reposaba, y mal recogidos los cabellos de oro +bajo una toquilla, y vestida de blanco, salió al estrado, donde el +familiar la esperaba armado de severidad y resuelto a llevarla presa, a +poco que viera en ella que le confirmase en las brujerías que a aquella +señora ociosos maldicientes achacaban; y ver a doña Guiomar y creerse +cogido por los cabezones el familiar, fue todo en un punto; porque verla +y entrarle un tal temblor que si hubiera tenido cascabeles en las +piernas hubiera causado más ruido que un tiro de mulas al trote, fue un +punto mismo; y secósele el paladar, y quedósele la lengua fría, y se le +anudó la voz en la garganta; que en todos los días de su vida él no +había visto una más garrida moza, ni más gentil dama, ni más peregrina +hermosura. + +En resumen: a él, que por haber estudiado para clérigo, y haber hecho +voto de castidad, aunque no había entrado en Orden, le habían parecido +todas las mujeres, menos la Virgen María y la madre que le había parido, +artificios del diablo para perder a los hombres, entrole de súbito una +tal ansia amorosa y una tal sed de hermosura, que no se conoció a sí +propio; y el diablo se le metió en el cuerpo, y pensó que si todas las +brujas eran como aquella, vendríase a gobernar el mundo por ellas; y en +vez de hablar recio y seco y altisonante e imperativo a aquella +divinidad, besola rendidamente las manos y se declaró muy su servidor, y +aun criado. Y preguntándole ella a qué era ido a su casa tan a deshora y +con tal estrépito de aldabadas, y tal y tan pavoroso acompañamiento de +alguaciles, él, oyendo su voz, que era meliflua y clara y sonora, +figurósele que se había bajado del cielo a la tierra un ángel, y +disculpose, y disculpó a la Inquisición, diciendo que de puerta se había +engañado, y que no era allí donde él iba, sino a casa de un cierto +rapista que en la vecindad vivía, y que el diablo sin duda, por amparar +al susodicho, había hecho que él y sus alguaciles creyesen barbería la +que era noble casa de viejo solar; y rogándola encarecidamente le +perdonase, besola las manos y pidiola licencia para irse. Concediósela +doña Guiomar, pero con el prosupuesto que cuando prendiese al barbero +volviese, que ella le aguardaría, que tenía que decirle. + +Con esto, saliose de la casa el familiar con su escuadrón alguacilesco, +y fue a dar de rebote casa del barbero, al que encontró oliendo a unto +de bruja, que así lo declaró un alguacil que entendía mucho en estas +cosas; y como el rapista había tardado en contestar y en abrir más de lo +justo, confirmose más esta sospecha; y examinado que fue en su persona, +se le encontró pringoso; con lo que, y con haber hallado en un rincón +ciertos pucheros y redomas, se le esposó, y no con moza gentil y +apetecible, sino con dos esposas de hierro, con cadena de alambre +recocido de las que usaban alguaciles y cuadrilleros y toda la otra +gente de presa que tenían la Inquisición y el rey para el buen servicio +de la república; y con esto y con algunos cintarazos y sopapos que se le +dieron como por vía de estimación y caricia, sacáronle mano con mano y +codo con codo, dando con él en uno de los encierros de los sótanos de la +cárcel de la Inquisición, y haciéndole, en fin, la barba como merecía, +que si él no propalara tanto disparate contra la buena reputación y +limpia vida de doña Guiomar, tal no le aconteciera; de donde se saca, +que porque Dios lo quiere, los pícaros se enredan muchas veces en los +mismos lazos que tienden a otros para que se pierdan, y en ellos se +pierden. + + + + +II + +En que se trata de una música de enamorado acabada no muy +amorosamente a tajos y reveses. + + +Volviose el familiar desalado a casa de doña Guiomar, y sin más compañía +que un alguacil que le llevaba la linterna, en cuanto hubo dejado con +miedo, frío y hierros al rapista, y bajo cerrojos, y tomado recibo de su +persona; y acontecíale al tal Ginés de Sepúlveda, que así se llamaba +este honrado familiar, que no las llevaba todas consigo, y que decía +para sí que él debía ser también preso y juzgado por la Inquisición; +porque si bien se miraba, él había pecado, aficionándose a una mujer, +por en cuanto a su voto de castidad, y había faltado a su obligación en +no prender a quien se le había mandado prendiese; antes bien, +disculpádola, y excusádola, y puéstose por su pecado de su parte, sin +importársele otra cosa; y hubiera querido que le naciesen alas para +llegar pronto; y en fin, no vivía de miedo de haber ofendido a Dios, y +de ansia por que tardaba en ver aquel hermoso sol que, a la media noche, +le había deslumbrado. + +Iban alguacil delante y familiar detrás, estirando a cual más podían las +zancas y alargando los pescuezos, aficionado el uno al agasajo que de +seguro le harían en aquella principalísima casa mientras esperase, y +desasosegado y agonizando el otro por volver a ver a doña Guiomar; y +esperaba el alguacil que alguna linda doncella, o dueña de no malos +bigotes viniese a él, por mandamiento de su señora, para hacerle menos +enojosa la espera; que el alguacil no podía creer sino que a cosa de +amores volvía el familiar solo a la casa, y sin color de justicia, y que +por esto se había salido de la casa sin prender a nadie; y en cuanto al +familiar, no pensaba nada, sino que de él tiraban duendes o diablos para +llevarle a su perdición; y aunque él no quería, salíasele el alma al +mezquino, como si su alma hubiese querido llegar súbitamente y juntarse +con aquella otra alma que dentro de aquel hermosísimo cuerpo vivía. + +Y yendo así y como disparados familiar y alguacil, y muy cerca ya de la +casa de doña Guiomar, oyeron un rumor de voces que de la cercana +revuelta de una callejuela venía, y como templar de vihuelas; cosas que +daban a entender claramente que se trataba de dar música por algún +enamorado a la señora de su pensamiento; y había por entonces una +ordenanza que mandaba que de noche y a deshora no se diesen músicas por +las calles, so pena de dos días de cárcel y diez ducados para obras +pías; y como la gente que sonaba junta a poco trecho parecía mucha y +debía ser alegre y maleante, y ellos sólo eran dos, o diríase mejor, uno +y medio, porque el familiar aprovechaba poco, éste ordenó al alguacil +torciese el paso por la boca de una callejuela que se veía a mano, y +rodease, con lo cual el familiar creyó haber evitado aquella gente _non +sancta_; pero vio, cuando dada la vuelta se hallaba a poca distancia de +la casa de doña Guiomar, que a su puerta había un gran bulto de sombras +como de hombres, del cual salía confuso rumor de voces recatadas. + +Quedáronse tras la esquina familiar y corchete, y a poco oyeron que +rompían en una muy armoniosa música las vihuelas, y que cuando se acabó +el ritornelo, una voz grave y melancólica, enamorada y dulce, cantó el +siguiente: + +SONETO + + Insensible es al sol el duro hielo + De crudo invierno en el rigor impío; + Agua en la primavera, en el estío + En cálido vapor se eleva al cielo. + Siempre insensible al amoroso anhelo + Tuve el ingrato corazón vacío: + Mi llanto, agora, por el bien ansío, + Lava presta será de un Mongibelo. + ¿Quién, sino tú, señora, a tal mudanza + Forzó a mi pecho helado y enemigo + De todo amor y todo rendimiento, + Que hoy espero sin sombra de esperanza, + Vivo muriendo, y hallo mi castigo + En la llama de amor que es mi tormento? + +Calló la voz, y luego se oyó un profundísimo suspiro, que las vihuelas, +que con el canto habían terminado su música, no pudieron cubrir con sus +acordadas voces, y hubo algún espacio de tan grande silencio, que +hubiérase podido oír el vuelo de un mosquito que por allí en aquel punto +hubiera pasado; y aún duraba el encanto de la música, y el familiar no +sabía qué pensar de lo que pasaba por su poco antes ánima castísima, +cuando con más concierto y dulcedumbre que antes, volvieron las vihuelas +al ritornelo. Amor parecía que volaba en los aires y lo llenaba todo; +amor decían las vihuelas; de amor, escuchando en sus oscuros miradores +palpitaba, sin saber por quién, y toda en imaginaciones sin sujeto, doña +Guiomar, y amor iba emponzoñando en su dulce veneno el corazón del +familiar, que veía delante de sus ojos, aunque allí no estaba, las +doradas hebras de los sedosos cabellos de la viuda, y su frente de +alabastro, y sus labios, que a una entreabierta granada se asemejaban, y +sus ojos, con los que el claro azul del cielo de la alborada no pudiera +competir; y batallaba el mísero con aquel amor que tan de súbito se le +había metido en el alma, como si hubiera sido tentación de Satanás, y no +fuego celeste, que del infierno venía, y había tomado por bellas +ventanas por donde asomarse y dejarse ver en la tierra los divinos ojos +de la indiana. + +Seguían en su ritornelo las vihuelas, limpiábase el pecho para empezar +de nuevo, tal vez con algún madrigal competidor del soneto, el encendido +amante, cuando las voces de ¡ténganse a la justicia! que vinieron de lo +alto de la callejuela, cortaron en un punto el puntear de las vihuelas, +y dejaron lugar al chocar de los broqueles, que apresuradamente los +músicos se arrancaban del cinto, y que tal vez al desenvainar las +espadas daban contra sus gavilanes; y a poco, no era ya dulce música lo +que en la calle se oía, sino áspero son de espadas, que por los raudales +de chispas que de ellas saltaban, no parecía sino que se habían allí +reunido todas las fraguas de Vulcano. + +Apercibiose con asombro de sí mismo el familiar, de que él, que antes +había hecho sin empacho profesión de tímido, y tenido por gala el +parecer prudente y bien mirado, no se asustaba de lo que antes le +hubiera causado espeluznos; e íbasele la mano al pomo de la espada, que +hasta entonces había llevado por adorno, y sentíase más atrevido y más +arrojado a todo que Gerineldos, aquel amante de la enamorada sobrina de +Carlo-Magno; y pensaba que el del soneto había dicho bien, que tales +mudanzas hace el amor, que no son para creídas, según que trastrueca a +los que caen debajo de su imperio, y de menguados los cambia en altivos, +y de corderos en leones, y de no atreverse a mover un pie sin pedirle +licencia al otro, en atropelladores de todo, sin que haya quebradura que +no salten, ni obstáculo, por insuperable que sea, que no venzan; pero +puesto que a él nada le iba ni le venía en aquello, y que antes debía +alegrarse de que la ronda le desembarazara la calle y le permitiera +llegar a la puerta de la hermosísima viuda, que sin duda le esperaba, +estúvose quedo y esperando a ver en lo que aquello quedaba, cuyo fin y +remate, y de quién fuese al cabo la victoria no se veía muy claro: que +la calle veníase abajo a cuchilladas; y no dulces requiebros enamorados +se oían, sino juramentos y maldiciones, y ayes de aquellos a quienes +alcanzaba alguna dura punta; y tanto duraba aquello y tan trabado, que +claro aparecía que si los rondadores eran duros de pelar, no eran mucho +más blandos los de la ronda, ni había allí que contar con manco ni +flojo, según que arreciaba, cuanto más duraba, aquella tempestad de +tajos y reveses. + +Pero acertó a acudir por la parte de abajo de la calle otra ronda, que, +como venía de refresco, embistió duro, y puestos entre dos potencias los +músicos, hubieron de ceder el campo; así pues, cubriéndose el rostro con +los embozos, y apretando dientes y puños, embistió cada cual con lo que +tenía delante, sonaron algunos tiros de pistolete, arremolináronse los +alguaciles de ambas rondas; y los músicos escaparon, dejando sobre la +calle alguna vihuela rota y algún alguacil malherido, que de ellos, +cuando se acudió al lugar de la pelea, no se halló ni uno sólo, ni se +tuvo indicio de quiénes fueran, aunque harto claro dejaron conocer, por +lo que hicieron, que todos eran hidalgos, y de los buenos. + +Escapádose habían familiar y alguacil del Santo Oficio, cuando los +alcaldes y los alguaciles de la justicia ordinaria pusiéronse en +persecución de los que más bien que huían se esquivaban, por excusarse +el familiar de preguntas y de respuestas con los otros alcaldes, y el +alguacil por seguir a su superior; que lo que el familiar anhelaba era +que la calle quedase libre para entrarse en la casa de la indiana, y +contemplar otra vez al sol resplandeciente de su hermosura; y como iban +corriendo por la callejuela que daba la vuelta a la manzana donde estaba +la casa de doña Guiomar, vieron que un bulto, que delante de ellos iba, +saltaba y se agarraba a las asperezas de una tapia, y se alzaba y se +estiraba, y por el caballete de la tapia desaparecía; y no deteniéndose +por esto, siguieron familiar y alguacil su carrera, dieron la vuelta, +hallándose al fin del rodeo en la misma calle de las Sierpes donde había +pasado la pendencia, y vieron que en ella no había un alma viviente, ni +se oía otro ruido que el del vientecillo de la noche, que zumbaba +dulcemente en las encrucijadas. + +Mandó el familiar al alguacil que allí le esperase, y él se fue a la +puerta de la casa de la viuda, y llamó, y abrieron en cuanto dijo cuál +era su calidad y oficio y que la señora le esperaba, y entró, se cerró +la puerta, y la calle se quedó tan en silencio y tan pacífica, como +solía estarlo a aquellas horas de ordinario. + + + + +III + +De como, sin esperarlo, hallose la hermosa viuda con aquel su amor, +que tan acongojada la tenía. + + +Suspensa el alma, la mirada anhelante y fija por descubrir lo que +envolvía en sus sombras la oscura calle; aguzando el oído por coger una +palabra, entre el murmullo de las voces de los que hablaban bajo sus +miradores, que le fuese indicio de quiénes eran los que en aquella hora +la rondaban, la hermosa indiana estúvose con su doncella Florela; y +asomándose a la entreabierta vidriera de una ventana de su cámara, en la +cual había matado la luz, toda era cuidado y toda congojas; que +enamorada estaba, no embargante su viudez, lo que decía con harta +elocuencia que, o no había amado al difunto marido, o que le había amado +tanto, que, por la dulce costumbre, sin amor no podía pasarse. Y el +caso era que el nuevo dueño al cual su alma se rendía, había sido tan +corto en manifestarla su afición y tan rápidamente había pasado delante +de ella, diciéndola, empero, con sus encendidas miradas su deseo, que no +parecía hombre enamorado que en ocasión se pone de contemplar a la +deidad que adora, sino alma en pena y cobarde que cree tan menguados sus +merecimientos, que esquiva, cuanto puede, ser reparada por miedo del +menosprecio; y justamente por esto doña Guiomar le había estimado; por +aquella su timidez, la grandeza de su amor había medido; que no hay +afición sin cuidado, ni pasión sin ansia; ni es amor el que con mortales +recelos no desconfía del logro de la victoria; y esto lo saben bien las +mujeres, y tanto más cuanto por su hermosura son más pretendidas y +buscadas y acechadas; y doña Guiomar, que lo era grandemente, aunque no +saliese de su casa más que entre dos luces, y aun así para ir a la +iglesia, sabíalo más que otras. + +La esperanza de que el sujeto de su amor, encubierto con el amigo manto +de la tenebrosa noche, viniese a decirla sus amantes penas con la +regalada cadencia de la encantadora música, despertándola de su inquieto +sueño, tenía a la hermosa indiana, toda anhelo, toda impaciencia, toda +oídos y toda ojos; y cuando oyó la voz doliente, dulce y grave del que +cantaba, y los conceptos de la amorosa canción, abriéronsela las +entrañas para recibir en ellas el encendido suspiro que fue de la +canción fin y remate, y confirmación del alma de lo que habían dicho los +labios; y saliósela de la suya otro tan amantísimo y hondo suspiro, que +si el cantor le oyera, no se tuviera por venido a un valle de lágrimas, +sino a un encantado paraíso; y no le oyó, porque a punto sonó el +¡ténganse a la justicia! de la ronda, tras lo cual vinieron las +cuchilladas y tumulto. + +Acongojose con esto doña Guiomar, y al suelo viniera traspuesta, si no +la sostuviera en sus brazos su fiel doncella Florela; y cuando todo pasó +y renació el silencio y tornó la calma; bañados en lágrimas los dulces +ojos y la bella color mudada, dijo a Florela con una voz en que se +entendía claramente lo que en su alma había de temor y de esperanza: + +--¡Ay, amiga Florela, que si esto es amor, a Dios pluguiera que nunca +hubiera yo amado en mi vida! ¿y quién había de decirme a mí que a tal +punto había de traerme un hombre a quien no más que tres veces he visto, +y aun así como sombra que pasa, o mentida imagen de un sueño, que al +despertar se pierde? + +A lo cual respondió Florela suspirando: + +--Cosa es el amor, señora, que no ha menester más que un punto para +rendir a su imperio un alma; y tanto más, cuanto más esta alma está +anegada en tristezas, y huérfana de dulces afectos. + +--Calla, Florela,--dijo doña Guiomar enjugando sus lágrimas,--que me +parece que alguien viene. + +Entreabrió a punto la mampara un paje, asomó la cabeza, y dijo a su +señora que el familiar del Santo Oficio que había estado antes, había +vuelto, y que decía que por la señora era venido; y doña Guiomar mandó +le llevasen al estrado, y que le rogasen que allí esperase. + +Procuró sosegarse doña Guiomar, aunque esto era más para deseado que +conseguido, y dijo a su doncella: + +--Mira, Florela, si es posible que los de casa averigüen si ha pasado +alguna desgracia en la riña, y si la hubo, quién o quiénes son los sin +ventura; que esto bien podrá hacerse con el pretexto de socorrer a los +que hubieren menester socorro; y vuelve, mientras yo me aliño un tanto +para ir e advertir a ese familiar aquello para lo que le he rogado que +vuelva; y no tardes, que la duda de que él haya podido quedar en el +lance, me tiene sin vida. + +Saliose Florela, y doña Guiomar fue a sentarse a su tocador, y +contemplose al espejo, y hallose, más hermosa que nunca; que el amor +hace hermosos aun a los ojos feos, y a los hermosos los sublima, +haciendo de ellos un cielo; y un cielo veía en sus ojos doña Guiomar, +porque en el amor que en sus ojos hallaba, la parecía como que veía la +imagen de aquel por quien el amor acongojaba su alma; y la sucedía que +cuanto más se contemplaba, más la parecía ver en sus ojos la fugitiva +sombra de su deseo; y a tal llegó su amorosa ilusión, que creyó que no +en sus ojos, sino detrás de ella, sobre las rubias trenzas de sus +cabellos, aparecía la imagen de su anhelado, mirándola ansioso, copiado +por el espejo, y como si detrás de ella hubiese estado de rodillas. +Pareciola asimismo que una mano trémula asía una mano suya que pendía +descuidada, y que en ella unos labios ardientes posaban un amoroso beso. + +Volviose estremecida doña Guiomar, y vio que de rodillas estaba junto a +ella, no una imagen vana, ni una sombra, sino un hombre, con atavío de +soldado, que anhelante la miraba, y que parecía que quería hablar y no +podía, aunque harto claro decía lo que sentía el temblor que todo su +cuerpo agitaba. + +Sobresaltose doña Guiomar, nubláronsela los ojos, apretósela el corazón, +y desfalleció toda al ver que quien tenía a sus pies y oprimiéndola una +mano, que ella no tenía fuerzas para retirar, contra sus labios, era el +mismo por quien ella la dulce muerte del amor sentía; y así los dos, en +un silencio más elocuente que el mejor de los discursos, pasose algún +tiempo, hasta que recobrándose la hermosa indiana y conociendo que por +su decoro debía manifestar extrañeza y enojo por lo que sucedía, +desasió su mano de las de su enamorado, y dijo con la voz entera y +enojada: + +--¿Qué es esto? ¿quién sois? ¿cómo habéis entrado aquí? ¿qué queréis? + +--Hermosa señora,--dijo levantándose aquel hombre,--no mi voluntad, sino +los no sé si para mí crueles o propicios hados, son los que, cuando yo +pensaba sólo en libertarme de ser preso, aquí me han traído, para que +postrado a vuestros pies pueda deciros que vos sois mi vida, sin la cual +vivir no puedo, ni quiero; y que si en vos no hallo esperanza a mi pena, +alivio a mi enfermedad, alegría a mi tristeza, luz a mis ojos, a mi +pecho aliento y gloria a mi deseo, por condenado me doy y sin vislumbre +de redención que me salve. + +A lo que doña Guiomar respondió, mirándole no tan ceñuda ya, ceño +fingido, que si ella hubiera mostrado lo que sentía en el alma en el +semblante, por bien hallado y dichoso hubiérase dado él: + +--Cortés sois, bien nacido parecéisme y bien criado; dejadme que me +asombre de veros en mi presencia, entrado aquí como un salteador pudiera +entrarse, y sin más disculpa que la de la necesidad que habéis tenido de +salvaros de ser preso. + +--En tal aprieto,--dijo él,--no me hubiera visto si no os viera, si +viéndoos no os amara, y por amaros no ansiara deciros mi pena; que yo +soy el que, no ha mucho, en unos tan desdichados y pobres versos, como +míos, os decía mis ansias; y si vos, señora de mi alma, esos versos +habéis oído, oído habréis también la riña, que ha sido tal, que cortada +la salvación, obligado me he visto a saltar una tapia, que es sin duda +la del jardín de vuestra casa; porque adelantando por ese jardín, y +dando en un cenador, y en él en unas escaleras, siguiendo por un +corredor, halleme junto a una puerta entreabierta, y os vi, y sin pensar +en otra cosa, acerquéme, se me doblaron las rodillas, convidome vuestra +mano de alabastro, y mis hambrientos labios besarla osaron: si lo que os +digo no fuese para vos disculpa bastante del que habéis creído +atrevimiento mío, volveré a salir de vuestra casa, importándome ya poco +de cuanto mal pudiera avenirme, que, por grande que fuese, no sería +mayor que la desgracia de haberos enojado. + +--No habéis de decir,--replicó la hermosa indiana,--que poniéndoos en +peligro el salir ahora de mi casa, de ella os echo; tanto más, cuando +por venir, aunque sin licencia mía y aun sin yo conoceros, a darme +música, en tal cuidado os habéis puesto; y hagamos aquí punto a la +conversación, y entraos en ese aposento, que yo voy a ver si por acaso +ha podido oíros alguno de mis criados, y cuando todos estén recogidos y +el peligro que corréis haya pasado, podréis iros. + +Y yendo a una puerta, abriola, y haciéndole seña de que pasase, él pasó +a un cuarto oscuro, donde doña Guiomar encerrole tan a tiempo, que ya +las fuerzas la faltaban para el fingimiento, y aquejábala el deseo de +trocar su severidad en dulzura, su enojo en rendimiento, y su +indiferencia en amor. + +Valídose había además doña Guiomar de la industria de encerrar al aun +para ella desconocido amante suyo, porque, aunque turbada, acordose de +que en la sala la esperaba aquel familiar de la Inquisición que poco +tiempo hacía la había asustado, metiéndose de rondón y en son de amenaza +en su casa, como si hubiera ido a buscar herejes malditos; y porque +había conocido (siempre las mujeres lo conocen) que de ella el familiar +se había prendado, citole para saber por qué causa la Inquisición la +había buscado, y además para acabar de prendarle y volverle loco, con lo +cual el disgusto o el peligro de una nueva visita de la Inquisición se +evitaría. + +Fuese, pues, a la sala donde el familiar la esperaba; hallole inmóvil +como una estatua, teniendo en la una mano el sombrero, puesta la otra en +los gabilanes de su inútil espada, y grave y triste y compungido; +alegráronsele los ojos al menguado cuando a él se acercó doña Guiomar +sonriendo, y habiéndose ella ido al estrado y sentádose y héchole seña +de que a su lado se sentase, él lo hizo, quedando encogido y encorvado; +y luego ella le habló de esta manera: + +--Agradecida os estoy, señor, con toda mi alma, por la benevolencia con +que habéis tornado a que yo os diga lo que no puedo menos de deciros, y +es, que no sé yo por qué causa la Inquisición, que amo, respeto y +venero, ha venido, no a honrar mi casa, sino a traer a ella el juicio +engañado de la vecindad, que, sin duda, ha creído que yo no soy tan +buena y católica cristiana como tengo la ventura de serlo, y +obedientísima hija de nuestra Santa Madre Iglesia. + +Comídose había con los ojos a doña Guiomar, mientras dijo las anteriores +palabras, el señor Ginés de Sepúlveda, y comiéndosela aún, y atragantado +por el hechizo de tantas y tan no vistas bellezas como en doña Guiomar +se atesoraban, dijo con la voz temblorosa y desfallecida y espantado de +sí mismo: + +--Deber es del Santo Oficio de la General Inquisición, contra la +herética pravedad, extremar su celo, y tanto más en los calamitosos +tiempos en que las naciones más poderosas del mundo amparan la herejía, +engañados y perdidos sus monarcas por Satanás; que la Alemania y la +Inglaterra hierven en herejes, y aquí nos vemos obligados a hacer cada +auto de fe que espanta, y sin que este saludable rigor sea bastante para +purgarnos de la maldita simiente; así es que, señora, como esta casa que +vos habéis comprado y habitáis tenía duende... + +Interrumpiole doña Guiomar, y con muestras de sobresalto le dijo: + +--¿Duende decís que tenía esta casa? + +--Por ello estuvo muchos años deshabitada,--respondió el señor Ginés de +Sepúlveda;--y si vos que, por ser forastera, no lo sabíais, no la +hubiérades comprado y habitado, sin habitar estaría aún, y seguiría +deshabitada por los siglos de los siglos amen. + +Creían entonces en los duendes como se creía en los artículos de fe, y +por creer en ellos doña Guiomar, imaginósela que, tal vez, no el hombre +que amaba en carne y hueso era el que se la había aparecido en su +retrete, sino una apariencia de él, tomada por algún duende maligno; y +espantose y pareciola que detrás de cada tapicería se movía un duende +travieso, y que las figuras de los lienzos que las paredes poblaban +tomaban extrañas y espantables cataduras, y que de todos los ángulos de +la sala surgían trasgos y fantasmas; y como tenía la imaginación muy +viva, porque era andaluza, venida de las Indias, asustose de tal modo, +que al familiar se asió como si hubiera creído que agarrándose a una +parte de la Inquisición, por exígua y mezquina que fuese, a ella no se +atreverían duendes, trasgos, ni espectros. + +Aconteciole al señor Ginés de Sepúlveda, cuando las suaves manos de doña +Guiomar asieron las suyas y sus ojos se fijaron espantados en sus ojos, +que creyó que de él se apoderaba el diablo; espantose muy mucho más que +doña Guiomar, y aturdiose; y sin saber cómo, no encontrando otra cosa de +que ampararse, amparose del mismo peligro que le espantaba; es decir, +que se abrazó a doña Guiomar, y de tal manera, que no parecía sino +náufrago que, llevado por las furiosas olas, con una tabla se encuentra +y a ella se agarra. + +¿Quién pudiera decir lo que pasó por ambos cuando en aquel abrazo, tan +súbita e inopinadamente sobrevenido, se encontraron enlazados? Pareciole +a doña Guiomar el señor Ginés de Sepúlveda, cuando le vio tan cerca, más +feo y pavoroso que todos los duendes y vestiglos habidos y por haber, y +rechazole; y él, cuando hubo sentido las corpóreas bellezas de doña +Guiomar, y alentado la ambrosia de su aliento, no defendió ya su alma +del demonio, sino que, cayendo en la tentación y olvidándose de sus +votos (que como ya se dijo, aunque seglar, de castidad había +pronunciado), y siendo valiente por la primera vez de su vida, +volteándole los ojillos grises, y todo contraído y perturbado, dijo: + +--¡Amor!... ¡amor!... ¡yo te reconozco y te adoro! ¡Alma mía, que te +pierdes, perdóname, porque te fenezco en otra alma, que ya, sin ser yo +poderoso a evitarlo, es el alma mía! + +--Pero ¿qué es lo que estáis diciendo, hombre,--dijo doña Guiomar,--que +me parece que os habéis vuelto loco? ¿De qué alma habláis, que decís +que es vuestra alma? Si por ventura el alma que decís es el alma mía, +ved que os engañáis, que yo no os la doy, ni mi alma puede irse a vos +sin que yo lo quiera. + +A todo esto, doña Guiomar se había separado a una buena distancia del +familiar, y parecía como que éste empezaba a volver en sí, y a +arrepentirse de haberse dejado ir de aquella manera por los para él +desconocidos espacios del amor. + +Doña Guiomar estaba toda encendida e indignada, y le miraba fosca: como +que aún la parecía sentir el apretón de unos brazos que la ceñían, y ver +dos ojos que, como los de un lobo hambriento, la miraban. + +--Perdonadme, señora,--dijo el familiar,--que yo creo que los duendes de +esta casa maldita se han metido en mí, y me han obligado a hacer y decir +contra mi voluntad lo que he hecho y dicho; pero ya veis que a la razón +vuelvo, que respetuoso os hablo, que humillado perdón os pido; y el que +esta influencia infernal que me ha dominado no haya persistido, consiste +en que yo llevo conmigo un preservativo contra toda hechicería y +maleficio, y esos demonios familiares, que se llaman vulgarmente +duendes, han huido lanzados por la virtud de ese bendito preservativo. + +--¿Preservativo tenéis contra diablos familiares?--dijo doña Guiomar. + +--Sí, señora,--contestó el señor Ginés de Sepúlveda,--y ese preservativo +es la medalla, que con la cruz dominica, que como sabéis es la cruz de +la Inquisición, llevo pendiente de este cordón sobre el pecho. + +--De suerte, que si yo llevara pendiente de la garganta esa medalla, +libre de duendes estaría,--dijo doña Guiomar. + +--Y no sólo vos,--respondió Ginés de Sepúlveda,--sino vuestra casa y las +otras casas adonde fuéredes, como todo lugar en que os encontráredes. + +--Pues mirad,--dijo doña Guiomar,--si me dais esa milagrosa medalla, os +perdono el abrazo que tan sin licencia mía, y tan contra mi voluntad y +mi pudor, me habéis dado; que en Dios y en mi ánima, este es el primer +abrazo de hombre que he sentido. + +--¿Pues qué, no sois vos viuda, señora?--preguntó admirado el familiar. + +--Padre fue, que no marido para mí, el buen esposo mío cuya muerte +lloro,--respondió tristemente doña Guiomar. + +Atragantose el familiar cuando, por la propia confesión de los rosados +labios de doña Guiomar, reconoció en la ya bastantemente preciada +persona que le volvía el seso, un atractivo más, que era el de ser +doncella, no embargante lo de viuda, que bien puede ser esto, aunque +rara vez suceda y haya de ponerse muy en duda; pero de tal manera lo +había dicho doña Guiomar, y con tal y tan ruboroso embarazo, que había +que creerlo, y creyolo el señor Ginés de Sepúlveda, y el corazón se le +volvió de arriba abajo, y atragantose, y de tal manera, que se estuvo +bien cinco minutos sin decir palabra, y mirando espantado a la hermosa +indiana, ni más ni menos que si en ella hubiera tenido delante esa ave +fénix de la que todos hablan y ninguno ha visto; porque en doncella moza +puede con no mucha dificultad creerse, pero creer en doncella viuda, era +ya cosa recia. Y este espanto del familiar no era por que le pareciese +mentirosa doña Guiomar, que él la hubiera creído aunque ella le hubiera +dicho que no había venido al mundo por medio de mujer, sino caída de una +estrella; pero espantábale el ver que su castidad iba más y más +desmoronándose y deshaciéndose, y que el diablillo del amor con más y +más fuerza le abrasaba el alma. + +Sabe Dios cuánto tiempo hubiera estado silencioso y como sujeto a un +encanto, si ella, repuesta del trabajo que la había costado aquella su +extraña confesión, no le hubiera dicho: + +--Sólo hay una manera, señor mío, repito, para que yo os perdone vuestro +atrevimiento, y es que siendo, según decís, esa medalla que pendiente de +ese cordón lleváis sobre el pecho, un preservativo contra los demonios, +ya sean o no sean familiares, y contra toda casta de espíritus foletos +y malditos, me la entreguéis, para que yo pueda quedar esta noche sin +morirme de miedo en mi casa; que mañana será otro día, y ya buscaré yo +vivienda en que acomodarme, donde no haya habido nunca, ni duende, ni +trasgo, ni fantasma, ni alma en pena, ni cosa que en mil leguas al otro +mundo huela. + +--No ya la medalla del Santo Oficio os daría yo, y tenedla, señora +mía,--dijo todo amor y todo rendimiento el familiar,--sino el alma, +aunque supiera que os la daba para que me la perdieseis. + +--No por Dios,--dijo doña Guiomar, tomando la medalla que el familiar la +daba y poniéndosela al cuello,--que no quiero yo que por mí seáis +idólatra y os condenéis; tanto más, cuanto que yo no podría +corresponderos, porque aborrezco el amor, principio y causa de todas las +malas aventuras que a la mujer la avienen; y porque es ya tarde y el +sueño me pesa en los ojos, y porque veo que la Santa Inquisición está +ya, en vos, convencida de que yo aliento buena y vieja sangre católica, +apostólica, romana, sin que haya en ella la más mínima partícula no +limpia, ruégoos os vayáis, y si quisiereis volver a verme, lugar habrá +en hora no tan incómoda y más conveniente para mi recato. + +Levantose doña Guiomar como manifestando con la acción añadida a la +palabra que el familiar sería muy discreto si se iba cuanto antes, y el +pobre hombre, mirando con ansia y todo aturdido a doña Guiomar, besola +las manos y fuese, llegando hasta la puerta de espaldas, por no +volverlas a doña Guiomar, no se sabe si por verla algún tiempo más, o +por respeto. Inclinose con gran acatamiento cuando hubo llegado a la +mampara, y luego esta se abrió y se cerró, desapareciendo el familiar, +con lo cual doña Guiomar se volvió presurosa, y sin miedo a los duendes, +por la milagrosa medalla que llevaba al cuello, a su retrete, donde, +como se ha dicho, y en un cuarto que a él daba, había dejado encerrado +al su desconocido amante, que la tenía tan sin vida. + + + + +IV + +En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar. + + +Trémula la mano, alborotado el corazón, encendido el bello semblante y +turbados los divinos ojos, doña Guiomar abrió la puerta del cuarto, y +dijo con la voz tan turbada que apenas si se la oía: + +--¡Eh, caballero, salid si os place, yo os lo ruego! + +A cuyas palabras sólo respondió el silencio, como si nadie hubiera +habido en el cuarto, que ya se ha dicho estaba oscuro como boca de lobo. + +Vínosela otra vez a las mientes a la bella viuda, que aquel en quien +había creído ver a la dichosa persona que la enamoraba, no había sido un +hombre, sino un duende, que había tomado aquella apariencia para +burlarla y atormentarla, y que, a causa de llevar ella la milagrosa +medalla del Santo Oficio, el duende había huido; pero oyó a punto uno +como resuello recio de persona que duerme, que allá de lo hondo del +oscuro cuarto salía, cosa que doña Guiomar sintió más que si en efecto +su enamorado se hubiese tornado en humo y desaparecido; porque quien de +tal y tan sosegada y profunda manera se había dormido, cuando ella le +había dicho que la esperase, no debía ser muy extremado en amar; que +ella sabía muy bien, y a causa de él mismo, que el amor desvela, y tanto +más cuanto se está más cerca del objeto amado, y en términos de duda y +esperanza. + +Llamó al dormido, ya con más fuerza y aun con enojo, la hermosa indiana, +y a poco se oyó un bostezo, luego pasos, y al fin apareció el incógnito, +con los ojos cargados aún de sueño y con todas las muestras de que en lo +mejor de él se le había interrumpido; y como doña Guiomar cuando le +sintió que se acercaba se hubiese ido a un canapé o escaño que allí +había, y se hubiese sentado, él tomó una silla baja que encontró al +paso, y fue a sentarse junto a doña Guiomar, tocando su falda, y de tal +manera que no parecía sino que hacía un siglo eran amantes, y con un +desenfado tal, que aunque sin dar en la descortesía, parecía mostrar la +confianza que él tenía en ser amado, si es que ya no lo era, y con toda +el alma; mirábala él con codicia, aunque sin irreverencia, y ella le +contemplaba asombrada por lo que en él veía, que harto claro se mostraba +en sus ojos; y ni el uno ni el otro decían una palabra, y ella se +turbaba más y más, y más y más se la encendía el enojado tal vez, y tal +vez amoroso semblante, y él lo conocía y tal lo mostraba, que más y más +ruborosa se mostraba ella, y más y más confusa. + +Díjole ella, en fin, que era muy extraña cosa que un hombre que, como +él, de tal manera se había entrado en su casa amparándose de la +justicia, y que decía que por ella se había puesto en tal trabajo, y que +la había dado música, y tan amorosos y encendidos versos la había +cantado, viniese a dormirse como si ningún cuidado le inquietase y como +hubiera podido dormirse en su casa: a lo que él respondió mirándola +amorosísimamente, que tantas noches había pasado en vela atormentado por +sus amores, y tan desesperado y triste, que no había que admirarse de +que, cuando al fin lucía para su amor el sol de la esperanza, descansado +hubiese en alguna manera de su trabajo. + +--¿Y quién os ha dicho,--exclamó ella,--que yo os amo, ni en amaros +piense, ni para vos me haya criado, ni al cabo la dureza mía para el +amor, por vos se haya deshecho? + +--Dícenmelo,--respondió él,--vuestros divinos ojos, que en vano de mí se +apartan para no verme, porque con más afición y más encendidos rayos de +amor, ¿qué digo? de gloria, a mirarme tornan; dícemelo vuestro hermoso +seno, que los amantes latidos de vuestro corazón mueven; dícemelo +vuestra voz enamorada, que en vano pretende remedar al enojo; dícemelo, +en fin, mi deseo, señora mía, porque si vos no me amaráis, tormento +insoportable sería para mí la desesperada memoria de vuestra adorada +imagen, muerte mi vida, infierno mi esperanza. + +--Paso, paso, señor mío,--exclamó la enamorada indiana, queriendo en +vano que no saliese a su boca en una sonrisa de contento su alma, y a +sus ojos en un volcán;--que si seguís así, creeré que mentís, que no +puede llegarse a un tal rendimiento de amor tan de súbito y por una +mujer apenas vista, y por la primera vez de amores requerida; y luego, +que yo tengo para mi, aunque puede ser que me engañe, porque yo de +amores no entiendo, ni he querido entender nunca, que el amor para ser +sublimado ha menester de todo punto ser correspondido. + +--Mucho pudiera yo decir sobre esto,--repuso él;--pero aquéjame haceros +una pregunta sobre lo que acabáis de decir, de que no entendéis de +amores, ni entender de ellos habéis querido nunca. + +--¿Pues no decíais vos en vuestro soneto,--repuso ella,--que vuestra +alma había sido hasta ahora hielo para el amor? ¿por qué, pues, os +maravilla que hielo haya sido hasta ahora, y que aún lo sea para el +fuego amoroso, el corazón mío? + +--Casada fuisteis, señora,--dijo con tristeza el galán,--y para amargura +mía, que las venturas concedidas a otro, aunque pasadas y lícitas, y aun +santificadas por el matrimonio, dardos son de celos y ponzoña de +despecho, para el que bien ama y ser quisiera el único en el amor de la +que adora. + +--En hondos discursos os metéis, y no sé qué os diga, ni qué deje de +deciros,--contestó doña Guiomar, bajando los ojos y poniéndose muy más +colorada que otras veces;--y tanto más, cuanto que no sé a quién hablo. + +--De buenos y honrados padres vengo, señora,--respondió él;--hidalgo +soy; Alcalá es mi patria; cursé en las aulas de su famosa universidad; +tirome la afición a las armas, y muy más el amor a las letras; soldado +soy, y a poeta aspiro por mi desgracia, porque la poesía es sueño que +devora el alma y la finge lo que no existe, y en los espacios +imaginarios la pierde: Miguel de Cervantes Saavedra me llamo, y vuestro +esclavo soy. + +--¿Miguel de Cervantes Saavedra sois vos?--exclamó con encarecimiento +doña Guiomar;--pues por ahí andan en unos papeles impresos los versos +que se recitan en casa de Arquijo por todos los buenos ingenios de +Sevilla, y entre ellos hay los, y no de los peores, que según el papel, +han sido compuestos por vos. + +--Si yo hubiera podido creer,--dijo Cervantes,--que los pobres versos +míos habían de llegar a tan hermosas manos, puede ser bien que el deseo +de contentaros hubiera sido inspiración que los hiciese dignos de +Pindaro; ¿pero qué poesía queréis que haya sin amor, y cuando sólo se +escribe para ejercitar el ingenio? + +--¿Y sin amor vivíais cuando esos versos compusisteis? pues o no me +amáis como decís, o me amáis desde muy poco tiempo, que ha ocho días se +vendía el papel nuevo, y versos vuestros había en él. + +--Desde que perdí el corazón en el cielo de vuestras perfecciones, +señora,--dijo Cervantes,--de tal manera he ansiado, tanto he dudado, tan +grande la desdicha de mi amor he creído, que no he tenido alma ni vida +más que para ansiar y temer, y buscaros y entreveros, apareciendo con el +alba, tornándoos a vuestra casa a punto que el sol salía, menos que vos +hermoso; y todo era en mí sobresalto y congoja, y afán y miedo; que ante +vos no quería mostrarme, por no ver el desdén en vuestros ojos, hasta +que no pudiendo más, y desesperado y loco, a daros música vine, y a +deciros ese triste soneto, que en su poco valer bien muestra que las +musas están enojadas conmigo, al verse por vos, a causa del grande amor +que os tengo, por mí desdeñadas y olvidadas; bien que si vos, como me lo +hace creer el deseo, me amáis, ¿qué vale el laurel de Apolo comparado +con la gloria de teneros mía? + +Responder quiso doña Guiomar, pero desfalleció la voz en su garganta; +sus ojos se posaron, exhalando un dulce fuego, en el venturoso amante; +suspiró luego tan hondamente como si el suspiro hubiera salido de lo +recóndito de sus entrañas, y dijo: + +--Pues que Miguel de Cervantes sois, y antes de conoceros yo había +conocido en vuestros versos vuestra alma, y estimádola había por ellos, +quiero contaros mi historia, y por ella veréis claramente cómo, habiendo +sido casada y con buen marido, amor no conocí, ni conozco, como no sea +amor esto que me tiene hablando con vos y a deshora en mi aposento; que +para ampararos en el aprieto en que os veis, no era menester que yo os +hiciese compañía; y amor debe ser este, porque habéis de saber que no +sabía yo que hubiese cosa que vencer pudiese la fuerza de mi recato, y a +él falto hablando con vos a solas, y a tal hora; y si esto no es amor, +no sé lo que ello sea; amor es, ¿quién lo duda, cuando ocultarlo no +puedo, y si os lo niego más os lo afirmo, y vencida y enamorada os lo +confieso? Pero si creéis que ese amor mío ha de ser parte para que yo me +olvide de mi honra, a la menor señal que en mi desdoro hagáis, morirá mi +amor para que ocupe su lugar el menosprecio. + +A lo cual contestó él con este cuarteta, que se salió sola y sin +licencia suya de su enamorado pensamiento: + + Amores que son del alma + hacen callar los sentidos; + que en verse correspondidos + alcanzan su mejor palma. + +--Así os quiero, señor mío,--contestó ella,--y por que veáis cuánto en +vos confío y cuánta es la estimación en que os tengo, para que sepáis +bien quién soy, os voy a contar mi historia; eso si no es que os aqueje +el sueño, que si tal fuese, mi doncella Florela, que es discreta, os +llevarla a un aposento donde pudierais reposar seguro. + +--¡Ah! no me castiguéis,--dijo él,--por aquel impertinente sueño mío en +que me encontrasteis; y empezad, mi dulce señora, que con vida y alma os +escucho. + +Quedose ella por algún tiempo pensativa y como dudando, y luego empezó +de esta manera. + + + + +V + +En que doña Guiomar comienza a contar su historia a Miguel de +Cervantes. + + +--No puede llamarse con verdad desdichada la criatura que no lo fue +desde su nacimiento, y aun en el seno yo de mi madre, para mí empezó la +desdicha. Nací en esta hermosa ciudad de Sevilla, y en su calle que +llaman del Hombre de Piedra, y con tan dura fortuna, que el instante del +primer aliento mío, fue el del postrero de mi padre. Matáronle cuando +nací yo, y a las puertas de nuestra casa, siendo su muerte la más rara +tragedia que se vio en los pasados tiempos, ni se verá en los venideros. + +Era mi padre viejo, pero alentado y tan entero, que su vejez parecía +primavera bajo nieve, o invierno que bajo su hielo tenía galas de +primavera. Natural de Méjico era mi padre, y rico, y a Sevilla vino con +unas galeras de rey, de las que era general. + +Acudió el gentío a la Torre del Oro a ver la flota, y entre las damas +que estaban en los estrados que para ellas se habían puesto junto a la +orilla, asistía mi madre, que era una hermosa doncella de veinte años, y +tan desamorada y esquiva, que no parecía sino que el amor no alentaba +para ella, según que era de desabrida con todos los que se rendían a los +encantos de su hermosura. Si la hubiera contentado el claustro, +hubiérase entendido que el santo amor de Dios no dejaba en su corazón +lugar para el amor al hombre; pero tampoco era esto, porque una tía +monja que tenía en las del Espíritu-Santo quiso llevársela consigo, a lo +que ella no se acomodó, diciendo que Dios no la había hecha para que la +sofocasen tocas ni monjiles, ni para enojarse entre cuatro paredes. + +Pluguiera a Dios que mi madre hubiera tenido vocación de monja, que así +yo no naciera, ni pasaran por mi familia desdichas que parecen una +maldición que alcanza a la desventurada vida mía. + +Limpiose doña Guiomar con un pañizuelo los líquidos diamantes que por la +amargura de sus tristes memorias de sus hermosos ojos se desprendían, +por lo cual Miguel de Cervantes la dijo: + +--Enjugarnos yo, hermosa señora mía, esas lágrimas que por vuestras +alabastrinas mejillas corren, con mis labios, si tan bienaventurado +fuera que ya me llamara vuestro esposo; y tal procuraría que fuese para +vos mi amor, que no lágrimas de amargura, sino de contento del alma +enamorada vertieseis, si es que mi amor podía enamoraros, cosa en la que +no espero, porque si la esperara, ya en la sola esperanza encontraría la +ventura milagrosa de este amor que por vos me abrasa las entrañas, y es +mi vida en mi muerte y mi contento en mi tristeza. + +--No hay para qué repetirme que me amáis,--dijo doña Guiomar,--sino es +que creéis que soy desmemoriada; que ya me lo habéis dicho, y yo, +escuchándooslo y continuando en oíros, os he dicho claramente que os +amo; que si no os amara, la primera palabra de vuestro amor hubiera sido +la última; y eso de enjugarme las lágrimas con vuestros labios callarlo +debisteis, que hay tales cosas que cuando no se pueden hacer no deben +decirse; y pase esto por alto, que a galantería sin intención quiero +achacarlo, y no a otra cosa; y sin más de esto, y esperando que a mi +lado seáis tal y tan hidalgo como me lo parecéis, con la relación de mi +historia continúo, que ya que me amáis, según decís, quiero que sepáis +quién es la desventurada mujer que ha alcanzado no sé si la desdicha o +la fortuna de enamoraros. Decía yo, que a la llegada de las galeras de +que era general mi padre, y entre las damas y caballeros que a su +llegada habían acudido y ocupaban los estrados en la orilla, +dispuestos, estaba mi madre, sin más compañía que la de dos tías, viudas +y ya ancianas, que eran los únicos parientes que la quedaban, y tan +hermosa, que unos versos que un enamorado suyo, poeta tan desdeñado como +los otros que no eran favorecidos de las musas, la compuso, decían: + + Porque copien un instante + los encantos que atesoras, + sus puras linfas sonoras + impulsa Bétis amante; + y las ondas, al pasar, + murmuran en su tristeza, + recordando la belleza + que ya no pueden copiar. + +--No me parecen mal esos versos,--dijo Miguel de Cervantes;--madrigal +son, o más bien, madrigal doble; poeta era quien los compuso, y no de +los peores, y por míos los tomara, antes con satisfacción que empacho de +ellos; pero decidme, señora: ¿cómo es que vos habéis premiado esos +versos guardándolos en vuestra memoria? ¿quién os los recitó, o quién os +dio el papel en que estaban escritos? + +--Hallose ese papel entre los de mi madre cuando murió, y a mí con su +herencia llegaron esos desdichados versos, que yo no puedo recitar sin +que se me llenen de lágrimas los ojos; que si el que esos versos +compuso no hubiera nacido o no viviera, ni muriera mi padre, ni mi madre +fuera desventurada, ni yo tendría un cruel enemigo de mi reposo. + +--Lo que acabáis de decir, señora, aguija el ya grande interés con que +vuestra historia escucho,--dijo Miguel de Cervantes;--pues ¿cómo, +señora, si vuestra madre era tan ingrata y desconocida para el amor, +versos tenía, para ella compuestos por un amador desdeñado, ni cómo +este, sin ventura, pudo ser una desventura para vuestra madre entonces, +y ser hoy para vos un crudo enemigo? Decidme su nombre, que si él hizo +desdichada a vuestra madre, no lo seréis vos por él, o faltaráme por la +primera vez la fortuna en un empeño. + +--Decíroslo quiero,--respondió doña Guiomar,--porque bastante habéis +hecho con darme música para que él viva atento hasta averiguar quién el +de la música haya sido, y buscarle riña; conque así, ved si una dama que +tan a su despecho tiene un enamorado o empeñado que tan celoso la +guarda, aunque tan sin razón ni derecho para ello, os conviene por lo +que pueda costaros. + +--No digo yo,--respondió Miguel de Cervantes,--por el temor de un viejo, +que tal debe serlo quien, teniendo vos veintidós años, pretendió a +vuestra madre antes que vos nacierais, sino por el de todos los trasgos, +jigantes, enanos y vestiglos de los libros de caballería, y aun por el +de los doce de la Tabla Redonda que vinieran a reñiros con toda la +cohorte de magos y de encantadores que en los tales libros se nombran, +dejara yo de venir a daros música y a hablar con vos, si era que vos me +concedíais esta merced venturosa. + +--Hombre de años es ya, pero no viejo,--respondió doña Guiomar,--que aún +no pasa de los cuarenta y cinco, y es uno de los capitanes más temidos y +más respetados de los ejércitos de su majestad; lo que, y sus otras +buenas cualidades, no es parte para que yo deje de aborrecerle y desee +venganza contra él, y de tal manera, que si al fin ese amor que vos +decís tenerme, y al que yo os digo correspondo cuanto corresponder +puedo, llegase a sus buenos términos, yo no me desposaría con vos, si +antes no me habíais vengado y libertado de ese hombre; que para que vos +podáis estimarle en lo que vale, sabed se llama don Baltasar de Peralta, +que ya por su buen ingenio, como por su valor, su nobleza y su hacienda, +es en Sevilla de todos conocido y estimado. + +--Conózcole, y más de lo que podáis figuraros, señora,--dijo Miguel de +Cervantes un tanto sorprendido;--sé quién es, y lo que puede y lo que +vale, y cuánta es su nobleza y cuánto su ingenio; y estimádole hubiera +en mucho más, si no llevara peluca; que el quedarse, cuando la mucha +edad no lo disculpa, con la cabeza rasa y sin un pelo, como bala de +bombarda, paréceme a mí que es a efecto de malas cabilaciones y +picardías; de lo que resulta, que yo no me fío de un calvo, ni con buena +voluntad le miro; y a mayor abundamiento, llenádome habéis las medidas +con decirme que de él ansiáis venganza, que como un cruel enemigo os +persigue, y que no seríais mi esposa si antes de sus persecuciones no os +libertaba. + +--Decís bien,--exclamó doña Guiomar,--en lo de vuestra enemiga contra +los calvos, que yo tengo para mí, que, como decís vos, la gran parte de +las veces lo que la calvicie causa es el fuego de los malos y perversos +pensamientos que en la cabeza arden, y queman la raíz de los cabellos y +los mata. + +--No decía yo eso,--respondió Cervantes;--que San Pedro es calvo, y aun +se me antoja haber visto en alguna parte que lo fue desde mozo; pero a +mí, no sé por qué, los calvos me enojan, como me enojan otras muchas +cosas que no enojan a nadie, y cuando una cosa me enoja, sobre ella me +voy sin reparar en inconvenientes, y salga por donde saliere. Y, vive +Dios, señora, que contento estoy, porque, al fin, de lo que habéis dicho +aparece que yo puedo contentaros en algo, y ponerme en ocasión de que +sepáis que para vos tengo yo toda la sangre que late en este corazón que +os adora. + +Miró tiernísimamente doña Guiomar a su enamorado, que al decir sus +últimas palabras osó besarla las manos, por lo cual no se ofendió ella, +aunque las recogió, y dijo: + +--Tornando a lo que me dijisteis sobre si mi madre podía tener versos de +un amador desdeñado, os diré, que si mi madre no era fácil para el amor, +éralo, ¿y qué mujer no lo es? para la vanidad; y que aunque volvió a don +Baltasar los versos que os he recitado y otros muchos, no fue sin +guardarlos trasladados; lo que era causa de que don Baltasar, que veía, +que si bien se le devolvían sus versos, eran leídos, como lo demostraba +el ir abiertos los papeles en que se contenían, alentase esperanzas, y +siguiese a mi madre a cuantas partes iba, y la diera música, y la +rondase eternamente la calle, que de ella no se apartaba sino para comer +de prisa y dormir breves horas. + +Aconteció que cuando las galeras de rey llegaron, y desembarcó de la +capitana mi padre, y subió al estrado en que mi madre con otras damas y +caballeros estaba, no lejos de mi madre estaba don Baltasar, que era +poco menos que su sombra; de modo que pudo ver mejor que lo que hubiera +querido, que cuando mi padre vio a mi madre se inmutó todo, y que mi +madre dejó ver el carmín de su sangre en sus mejillas, y sus ojos, antes +para todos tan impíos, no pudieron ocultar el fuego del amor que de +improviso, a traición, y sin que ella pudiera prevenirse, la había +abrasado el alma. + +Preguntó mi padre a algunos caballeros conocidos suyos que allí +estaban, quién mi madre fuese, y destos principios vinieron a resultar +muy pronto los fines de un casamiento y de una unión dichosa; pero +turbada a poco por la orden que recibió mi padre, aun antes de los +quince días de sus bodas, para partir con las galeras a Nápoles. Bien +quería acompañarle mi madre; pero mi padre no quiso confiar a las +instables ondas el tesoro de su ventura. Quedose, pues, mi madre casada +y enamorada, y si no con el dolor de viuda, con las angustias de +ausente; que las mujeres que bien aman, aunque yo de amores no entienda, +tengo para mí que han de recelar y temer por todas partes una mudanza o +un peligro que les roben su esposo, y a verle no vuelvan. + +Pasaba el tiempo, y mi padre no volvía. + +Teníale el rey empleado en sus galeras, y aunque menudeaban las cartas +cuanto era posible, del afán de una carta esperada pasaba mi madre al +del recibo de otra, y tanto más, que estaba en cinta de mí, y el tiempo +pasaba, y temía mi madre que mi vida fuese para ella la muerte, y +muriese sin volver a ver a su esposo. + +¡Ay, señor mío,--dijo en llegando a este lugar doña Guiomar, y soltando +con estas palabras un profundísimo suspiro,--que vamos acercándonos al +triste suceso de la más nueva desventura que ingenio humano haya podido +inventar para suspender el ánimo de sus lectores, con los no pensados y +peregrinos casos de una novela! ¡Oh traiciones no adivinadas, oh +desdichas no temidas, oh no merecidas tragedias! + +Habéis de saber, señor mío, que mi madre, como esposa amante y mujer +honrada, desde el punto en que mi padre partió hizo de su casa clausura, +y de ella no salió ni para misa, que en un oratorio se la decían, ni +recibió a amigos, ni aun en sus miradores dejose ver por acaso. + +Ya en esta clausura, muriéronse la una tras la otra sus dos ancianas +tías, y quedose mi madre sola con sus criados, que pluguiera a Dios no +los hubiera tenido, o por lo menos a una traidora Lisarda, que fue la +causa con sus liviandades, de lo que nunca recuerdo sin que de la +congoja de mi corazón den muestra las lágrimas que salen por mis ojos. + +Suspenso estaba nuestro Miguel oyendo a su acongojada amante, que en sus +hermosos ojos dejaba ver el llanto que a ellos asomaba, como ansioso de +correr por aquellas mejillas émulas de la rosa y vencedoras de la +azucena; y en tanto la estrechaba las manos entre las suyas, sin que +ella pareciese sentirlo, embebecida en la historia de su madre, que era +el principio de sus desdichas. + +Reposaba la mirada de doña Guiomar en la de Miguel de Cervantes, y la +mirada de éste en la de ella, y no parecía sino que en aquellas dos +miradas sus almas se mezclaban y se confundían para no ser más que una +sola alma. + +Dejó al fin ella salir de su pecho, o más bien de su pecho se escapó, +otro profundísimo suspiro, y continuó su relación de esta manera: + +--Hasta tal punto se parecía Lisarda en las proporciones de la figura y +en los movimientos a mi madre, que viéndola por detrás, sólo por la +diferencia del traje podía distinguirse a la criada de la señora. + +Era además Lisarda muy hermosa y muy joven, y a estas prendas de la +persona, realzadas por la lozanía de su edad temprana, juntaba una +grande honestidad y la buena y cristiana crianza que la habían dado sus +padres, humildes, pero honrados; amábala por estas sus buenas prendas mi +madre, y por ser ella tan de su gusto, complacíala se le pareciese en la +estatura y en la corpulencia, y en aquella su gallarda manera de andar y +de accionar; cosas todas estas últimas que mi madre hubiera aborrecido, +si hubiera adivinado las cosas que sobrevinieron, y que ya vos, señor +Miguel de Cervantes, debéis haber vislumbrado con vuestro claro ingenio. + +Y fue que don Baltasar de Peralta, no porque mi madre se hubiese casado +había matado, o por lo menos sujetado a los preceptos de la virtud, de +la religión y de la honra, que en sí son unos mismos, aquel su amor +tirano y voluntarioso que a mi madre había tenido y tenía, sino que muy +contrariamente, dejó a la rabia y a los celos, sin intentar siquiera +combatir con ellos, que este amor aumentasen; no dejaba la ida por la +venida a la calle del Hombre de Piedra, y pasaba en ella, oculto por una +esquina, o embebido en el hueco de una puerta, luengas horas, +particularmente de noche, ansiando ver a aquella que era la agonía de su +vida, la desesperación de su alma y el sujeto de todos sus pensamientos. + +Aumentaba el fuego de su amor y la rabia de su desdicha, con no ver +asomarse jamás mi madre a sus miradores, con el de no salir nunca de +casa ni aun a misa, y con no dar más muestras de estar viva que si +hubiera estado encerrada en una tumba. + +Respetando estuvo muchos días don Baltasar el decoro de mi madre, no +atreviéndose a escribirla, ni aun a darla música; pero al fin pudo más +en él la desesperación que el miramiento, y una noche llenó de músicos +la calle, y sus concertadas voces y sus bien tañidos instrumentos, +estuvieron dulcemente divirtiendo a los vecinos, sin que mi madre de +ello se apercibiese, porque habitaba un aposento allá en lo interior de +la casa, que era muy grande, y al que no podía llegar la música. + +Pero la oyeron algunas criadas, que avisaron a Lisarda, que en un cuarto +próximo al de mi madre dormía, y todas se fueron a ponerse en los +miradores a gozar de la regalada música. + +Habían dado en la imprudencia de llevar luz a la habitación, y en las +vidrieras del mirador se pintaba, junto al de las otras doncellas, el +bulto de Lisarda, que por ser tan semejante en el aire y en la forma de +la persona a mi madre, como ya os he dicho, don Baltasar creyó, y +creyéronlo los amigos que le acompañaban, que no era doncella que a mi +madre en el bulto se parecía, sino que era mi madre misma la que, +acompañada de sus doncellas, en el mirador estaba oyendo la música. + +Esto fue bastante para que don Baltasar ardiese en esperanzas, alentase +ilusiones, diese cuerpo a las soñadas venturas de su deseo, y se creyese +ya en posesión de un tesoro que no podía ser suyo, sino a costa de la +vergüenza, de la traición, del perjurio y de la infamia de mi madre. + +¡Pero a qué locuras no lleva la sombra de una esperanza a un enamorado! +Don Baltasar encontró llano lo que había creído insuperable, fácil lo +imposible, próximo lo que nunca podía llegar, trocado en ventura lo que +antes sólo había sido para él angustias y desvelos, y desesperación y +lágrimas, que a tanto puede llegar un error creído verdad por el deseo. +¿Pues cómo a ese cruel enemigo de mi madre y mío, no se le representó +que una señora tan de tal nobleza y tal y tan grande crianza como lo era +mi madre, no podía dar en la liviandad de asistir a una música que un +mal respetador de su honra la daba, en sus miradores, y dejándose ver, y +aun no sola, sino acompañada de sus doncellas, como para hacerlas +testigos de su desvergüenza? Fue así, sin embargo, y bastante necio don +Baltasar para creer en tales increíbles disparates; y alentado por este +error suyo, y creyéndose amado, o, cuando no, en camino de serlo, +arrojose al otro día a sobornar y corromper a uno de los criados, y a +fuerza de dádivas y promesas consiguió que aquel mal servidor +consintiese en tomar una carta que le dio para su señora; carta que fue +a dar por desdicha en las manos de Lisarda, que no se la dio a mi madre, +que si se la diera, en aquel punto hubiera terminado la historia. + +Tomó para sí Lisarda la carta, y se la acreció la afición que ya tenía +en su alma por don Baltasar desde que le había oído cantar +amorosísimamente versos que todo eran flores, estrellas, cielos, +suspiros, desvelos, congojas y volcanes; y leyendo en la carta, que con +mil encendidas palabras de amor don Baltasar agradecía a mi madre el que +hubiese salido a los miradores a oír la música, cayó en la cuenta del +error en que don Baltasar había dado trastrocándola con su señora, y el +diablo la puso en la tentación de contestar manteniendo el engaño, que +en un punto la afición que por don Baltasar se la había entrado en el +alma la hizo perder la timidez de su honestidad, y dio lecciones a su +inexperiencia (que el amor es un gran maestro de atrevimientos +desdichados), para responder de tal manera a don Baltasar, que éste +creyó que no otra que mi madre era la que a su carta respondía, y con +esto su amor dio ya en los últimos increíbles disparates de la locura; +de modo que si llena de ternezas y encarecimientos estaba la primera +carta que Lisarda había leído, la segunda acabó con los últimos restos +de su virtud, apenas combatida cuando rendida, y se determinó a la más +negra de las traiciones que pueden, no digo ya cometerse, pero ni aun +pensarse. + +Contestó Lisarda a aquella segunda carta, siempre con el nombre de mi +madre, suplicando a don Baltasar no la diese más músicas, que +escandalizarían sin duda alguna a la vecindad, y que era mejor, por lo +que a su recato convenía, fuese a hablar con ella, ya muy vencida la +noche, por una reja oscura, escondida bajo unos soportales que a una +callejuela excusada daban. + +Vio con esto el cielo abierto don Baltasar, y avanzando viento en popa +por el dulce mar de su amor y de su deseo la nave de sus esperanzas, +acudió a la siguiente noche a la reja, donde acabó de perderse en su +error, y de perder a mi madre, la inocente, que un tal engaño y una tal +traición había de pagar tan caros; y no pasando mucho tiempo, porque la +infame Lisarda, oyendo con demasiada facilidad y ansioso deseo los +consejos de su lascivia, no tardó en franquear un postigo, que por un +zaguán a una oscura sala baja daba, al enamorado don Baltasar. + +Temía Lisarda que si él la conocía, en aquel punto se acabasen sus +amores, y por esto recibíale siempre a oscuras y a pretexto de vergüenza +impedíale la reconociese, y el engaño duraba, y la honra de mi madre +andaba ya por calles y plazas; porque don Baltasar dijo primero el +secreto de su dicha a un su amigo, encareciéndole lo guardase, y este +otro lo dijo también muy en secreto a otro muy su amigo, y así, de amigo +en amigo y encargándose el secreto todos, todo el mundo vino a creer en +lo que no era más que un tejido de infames mentiras, en las que, sin +embargo, se creía a causa de las apariencias; porque algunos que habían +dudado, siguieron a don Baltasar, yo no sé si por un honrado celo de la +honra de mi madre, o si por celos de la dicha de don Baltasar; y vieron, +en efecto, que éste entraba en casa de mi madre por un postigo a +trasmano, muy después de la media noche, y que no salía sino muy poco +antes de la alborada. + +Sucedió, al fin, que, por desdicha, estas cosas que de mi madre se +decían, llegaron a oídos de un pariente de mi padre, que tenía un oficio +de alcalde en Sevilla; y digo por desdicha, pues cuando este pariente +nuestro supo lo que de mi madre se contaba, ya mi madre estaba próxima +a su alumbramiento, que cuando hubiera sobrevenido se hubiera sabido por +la solemnidad de mi bautizo, que no podía menos de ser solemne, siendo +yo hija de un general de las galeras del rey; don Baltasar hubiera caído +de su engaño, y no hubiera podido menos de reconocer que la liviana que +desde hacía poco tiempo le concedía sus favores, no era mi madre ni +podía serlo, lo cual le hubiera movido tal vez a restaurar a mi madre en +su honra. + +No lo quiso así Dios; porque nuestro pariente, cuando supo lo que de mi +madre se decía, siguió una y otra noche a don Baltasar, y las dos le vio +entrar por un postigo de mi casa ya bien adelante la media noche, y no +salir sino a la proximidad del día. + +Dio con esto por cierto lo que se decía de mi madre, y no queriendo +quitar a mi padre el propio desagravio de su honra, escribiole, y de tal +manera, que mi padre, sin pedir la licencia al rey para dejar la +conducta de las galeras con las cuales estaba en las costas de Nápoles, +tomó postas para España, y se vino por tierra, temeroso de que la +instable mar le dilatase el triste y horrendo logro de la venganza de su +honra, que debía ser para él la muerte del dolor y de la pesadumbre de +la infamia. + +Llegó mi padre a los pocos días y reventando caballos a Sevilla, una +noche, antes de que se cerrasen las puertas, y encubriéndose con las +sombras, fue a esconderse casa de su pariente, de quien mientras llegaba +la hora de ir a vengar su honra, oyó la triste relación de su desdicha, +y como al acabarse esta tocasen a maitines unas monjas que en la +vecindad había, y fuese ya la hora, ambos, mi padre y su pariente, bien +embozados y apercibidos, fueron a adelantar a don Baltasar, que nunca +iba sino muy pasada la media noche. + +Antes de que él llegase llegaron, y ocultáronse en un soportal, +amparados de la oscuridad, y allí esperaron con el oído en el silencio y +las convulsas manos en las espadas. + +No hay que pensar por esto que se prevenían a ser dos contra uno, que ni +para el castigo de un infame agravio puede el honrado valerse de +ventajas contra su enemigo, sino que a don Baltasar acompañaba un criado +que se quedaba fuera, y necesario era prevenirse contra este hombre, que +podría muy bien ayudar a su amo. + +Pasó así largo tiempo, y de tal manera, que mi padre y su pariente +creyeron que por aquella noche se les escapaba la venganza. + +La tardanza de don Baltasar era porque él no entraba nunca en la +callejuela donde estaban los soportales y el postigo, sino después de +haber visto el resplandor de una luz, desde la calle del Hombre de +Piedra, en los vidrios de una ventana de la parte principal de la casa, +cuya seña hacía Lisarda para que él supiese que podía ir sin cuidado; y +aquella noche Lisarda no había hecho la seña a la hora de costumbre, +porque en aquella hora estaba yo viniendo al mundo, y ella estaba junto +a mi madre. + +En este punto se detuvo la hermosa indiana, y dijo a Miguel de +Cervantes: + +--Perdonadme, señor mío, si aquí suspendo la relación de las desdichas +de mi familia, que con mis propias desdichas se han continuado, que el +corazón me va doliendo, más de lo que resistir al dolor puedo, al +recordarlas, y harto tiempo tenemos para que yo dé fin y remate al +cuento de mis desventuras; y porque estoy más de lo que puedo sufrirlo +fatigada, y de todo punto me es necesario el reposo, yo os ruego me deis +licencia para llamar a mi doncella Florela, a fin de que os lleve adonde +podáis acabar de pasar la noche seguro, que mañana sabremos lo que haya +de vuestro negocio, y si estáis en peligro o no lo estáis, y lo que en +todo caso haya necesidad de hacer. + +Conocía Cervantes que a poco que él hiciese, doña Guiomar no llamaría a +su doncella; antes bien dejaría con mucha voluntad venir el día, +entretenida con él en blanda y amorosa plática; no lo hizo, empero, +porque para primera vista ya había alcanzado más favores que los que él +se había atrevido a desear; que tal era la grandeza del enamoramiento +en que por aquella hermosísima señora suya se encontraba, que a sueño y +fingimiento de su deseo tenía el encontrarse a solas con ella y a sus +pies, y asiéndola las manos, y gozando de la luz de sus ojos, que no +encubrían el contento del alma, y encantado con la dulzura de su voz, +que de ángel, más que de mujer le parecía. + +Así pues, vino en lo que doña Guiomar quería sin quererlo, más por +miramiento a su recato que por voluntad, y habiendo ella llamado a +Florela, él se fue con ella, dejando a doña Guiomar confusa y +sobresaltada con aquella aventura, que tan sin esperarlo ella la había +llevado la ventura de sus amores, o tal vez el principio de otras más +grandes y más dolorosas desventuras. + + + + +VI + +En que se contiene una carta de Cervantes para doña Guiomar, y se +sabe a lo que Florela se aventuró por servir a su señora. + + +No dice la historia si los amantes descansaron lo que quedaba de noche, +que no era mucho por ser verano, pero sí que cuando al alba fue Florela +a despertar a su señora como de costumbre para que fuese a misa, +encontrola ya vestida, señal de que el lecho se la había hecho enojoso, +y tan hermosa con las suaves ojeras y con la melancolía que mostraba su +semblante, que deidad más que mujer parecía. + +Preguntó con desmayada y dulce voz a su doncella si había visto señales, +al pasar por el aposento del escondido, de que éste hubiese despertado; +y Florela no supo qué decir, sino que debía de dormir el buen soldado, +porque cuando ella pasaba por la puerta del aposento, adonde pocas horas +antes le había conducido, escuchado había un cierto ruido, que si no se +parecía al roncar de una persona que está en siete sueños, no sabía ella +a lo que se parecía. + +Suspiró la bella indiana, porque se la representó que aquella +tranquilidad de sueño no convenía, como ella hubiese querido, con las +congojas y con la inquietud, de ella no conocidas hasta entonces, que de +sus ojos habían ahuyentado el sueño; y acordándose de que le había +encontrado dormido antes, cuando fue a sacarle del cuarto en que le +había encerrado para ir a hablar con el familiar del Santo Oficio, se la +apretó el corazón, y sobresaltose su vanidad, y fue necesario que se +acordase de las amorosas razones y de las encendidas miradas de su +amado, para que en alguna manera se la endulzase el amargor que en su +alma había sentido. + +Mandó a Florela hiciese salir a algún criado a inquirir si en la calle +había alguna novedad, o persona apostada o en espera que a corchete o +alguacil o cosa de justicia se pareciese, y cuando supo que el barrio +estaba tranquilo y que en diez calles a la redonda no había ni aun olor +de gente de justicia, alegrose, o más bien, aunque ella quiso no +conocerlo y se engañó a sí misma, contristose, porque mejor hubiera +querido tener una excusa para que de su casa no saliese Miguel de +Cervantes por aquel día. + +--Ahora bien, Florela amiga,--dijo a su doncella;--yo te ruego guardes +el secreto de lo que sabes, ya que sabes bien que yo no he buscado la +ocasión en que me he visto, y por estar tú allí detrás de las cortinas, +como yo te mandé, a solas no he estado con ese hidalgo, y bien has +podido oír lo que hemos hablado. + +--Eso no, señora,--contestó Florela,--porque sin ser yo poderosa a +evitarlo, por más que procuré resistirlo, cogiome el sueño, y de tal +manera, que bien puedo jurar que ni aun entre sueños he oído nada. + +--¡Válgate Dios por sueño, Florela!--exclamó doña Guiomar toda encendida +y confusa, por las imaginaciones en que a causa de su sueño podía dar su +criada;--¿y para qué había yo de haberte mandado que detrás de las +cortinas te sentaras, sino para que fueras testimonio a ti misma de lo +honesto de mi conversación con ese hidalgo? Anda, anda, Florela, y dile +que ya puede salir sin temor, y sácale tú misma por el postigo del +huerto antes de que venga el día más claro, y que Dios le ayude, y a El +plegue que no vuelva, que estoy sintiendo barruntos de que no le he +conocido sino para mi desdicha. + +Volvió a poco Florela toda sobresaltada, diciendo: + +--¡Ay, señora, que ese hombre no parece, ni han quedado de él más +señales que si se hubiese deshecho en aire! + +Entrole en oyendo esto a doña Guiomar otra vez, y con mucho más efecto, +su temor a los duendes, y se apresuró a mirar si tenía aún en su seno +aquella poderosa e inestimable medalla del familiar de la Inquisición, y +hallola; y temió que aquel hombre con quien había hablado, no hubiese +sido otra cosa que una imaginación suya, o cosa de encantamiento y +hechicería, de la cual se había librado por la virtud de la santa +medalla. + +Pero no pudo durar mucho en esta creencia, porque habiendo mandado a +Florela fuese a registrar de nuevo el aposento, volvió con un papel en +la mano, y dijo: + +--Por la ventana descolgose sin duda, señora, que abierta la he hallado, +y sobre la mesa este papel escrito que os traigo. + +--Dame acá,--dijo ansiosa doña Guiomar. + +Y vio que el papel decía lo siguiente: + +«Hermosa señora de esta enamorada alma mía, y digo mal, porque debiera +decir vuestra; y ni aun así digo bien, porque no puedo llamarla vuestra, +si vos no queréis admitirla en vuestra alma, que es el único asiento +donde puede estar sin condenarse, esta que ya no sé si en vuestra alma +es mi alma, o fuera de ella fuego fatua y perdido, de acá para allá por +el helado viento de la desventura arrebatado.» + +Llevose la mano sobre el corazón doña Guiomar, ya acabada de perder de +amores por el enrevesado comienzo del papel en que los turbados ojos +ponía, y cuando estos al fin volvieron a aclararse, continuó leyendo, +pálida ahora, encendida luego, y toda anhelante y turbada, lo que sigue: + +«Sea de esto lo que Dios fuere servido, y lo que queráis vos, que, +después de Dios, sois lo que más yo amo, si es que puede llamarse +bastantemente lo que yo por vos siento amor, que yo creo que es más bien +agonía y quebranto, y fuego irresistible, y gloria en un infierno, y +infierno delicioso, y muerte que vale cien vidas, y vida que no se +resiste, y cosa, en fin, tan no conocida de mí, que al verme a ella +sujeto, yo mismo me desconozco y de mí dudo, y parece que siendo no soy, +y que, no siendo, soy más que nunca he sido. Y como deciros no puedo lo +que en mí es y no es, ni lo que yo soy por el efecto de vos que en mí se +hace, quiero deciros, que acordándome del papel y del tintero que +conmigo siempre traigo para coger al vuelo las mercedes que mi pobre +musa me concede alguna vez, especialmente cuando entre las verdes +alamedas del Guadalquivir la tristeza de mis pensamientos paseo, he +querido escribiros por que sepáis que cuando yo vuelva a veros, más que +por lo de anoche, de la justicia habréis de ampararme; y quedad con +Dios, puede ser que hasta la noche, que cumplido ya mi propósito bajo +vuestros miradores venga a ponerme, o si lo queréis mejor, señora mía, +por la reja que a la vuelta de vuestra casa en la callejuela se halla, +podéis a la media noche tener noticias del suceso de las aventuras en +que por vos voy a meterme. Y no os digo más, que bien creo yo que con lo +dicho me habéis comprendido, y a Dios os quedad y en mí pensad, +pagándome en buena moneda el pensamiento enamorado y perdurable, que de +vos en esta encendida alma vuestra me llevo.» + +--¡Ay, Florela!--dijo la hermosa indiana,--que no sé qué piense, ni qué +tema, ni qué espere, ni qué haga, ni qué deje de hacer. Este hombre que +así se nos entró anoche, por la justicia perseguido, a ampararle +obligándome, de tal manera se me ha entrado en el alma, que en él vivo y +en él muero, y ansio lo que no sé a qué violento término, ni nunca vista +ni oída pasión puede llevarme. ¡Ay, cielos tiranos, que habéis hecho que +cuando yo ame, ame de tal manera, que sobresaltos de muerte sean los +comienzos de mi amor!... Escucha, oye, atiende, Florela; mira lo que en +este papel me dice, y cuán preñado está de peligros y temores; que él +sabe, porque yo en mal hora se lo he dicho, el crudo enemigo que +sedienta me tiene de desagravio; y yo me acongojo viendo en estas casi +desembozadas razones del papel que el alma mía me ha escrito, que él se +ha puesto en términos de darme cumplida venganza, si pudiere, de ese mi +impío perseguidor; y sabe, Florela, que ese enemigo de mi reposo puede +tanto y a tanto llega, que posible hallo que con una nueva desgracia +aumente la saña que en mi desventurado corazón en contra de él, y en +vano hasta ahora, se alienta. Oye, pues, Florela amiga, y dime lo que de +esta carta juzgas, y ayúdame con tu ingenio, que yo estoy tan turbada, +tan confusa y tan cobarde, que, como ya te he dicho, no sé qué haga, ni +qué deje de hacer, ni qué espere, ni qué tema. + +Leyó el papel que en tales confusiones y en tal pelea con su razón la +ponía, doña Guiomar a su doncella, y esta, sonriendo a lo picaresco, +empero con el gracejo de sus pocos años y de su doncellil belleza, la +dijo: + +--¿Pues hay más, sino que yo arremeta al rodrigón García, y le tome +prestado un traje, y me pinte, y en blanca nieve convierta lo negro de +mis cabellos, y de García acompañada, y de muchacha trocada en rodrigón +viejo, a esas calles de Sevilla me eche, y busque, y averigüe, y con +vuestro enamorado me tope, y le arme una trampa en la que caiga antes de +que en el empeño, que a él pudiera costarle caro y a vos, se meta? + +--¿Conocerasle tú, Florela?--dijo doña Guiomar con la voz un tanto +cuanto sonando a celos. + +--Cien años pasaran, y entre mil le viera, y conociérale,--respondió +Florela. + +--¿Pues cómo le has visto tú, o cómo te ha mirado él,--exclamó, ya con +la voz y la mirada enemigas, doña Guiomar,--que así, no habiéndole +visto más que por breves momentos, no puede despintársete? + +--Con vuestro deseo, señora,--contestó Florela,--que a mí se ha pasado +por la mucha lealtad y amor que os tengo. + +--No entiendo yo ese pasamiento y trasiego del deseo de una mujer a +otra, ni que por lealtad esto suceda,--dijo doña Guiomar.--Y paréceme a +mí que no en sosegado y tranquilo sueño ese hidalgo ha pasado el tiempo +desde que de aquí se partió, sino en plática contigo, traidora, que +puede ser, y bien se me representa, que un hombre mozo de los que hoy se +usan, haga una sola aventura amorosa del ama y de la doncella. + +--Cosas son esas, señora,--respondió Florela,--que vuestro grande amor +por ese caballero os pinta con el falaz color de los celos, que hace que +parezcan ciertas cosas que ni aun en sueños verdad han sido, ni pudieran +serlo; que mi alma tengo yo en mi almario, y aunque yo conozca bien +cuánta es la primacía que sobre mí os han dado naturaleza y fortuna, aun +todavía no he quedado yo para segundo servicio, o relieve de sobremesa, +que en Dios y en mi ánima, que cada cual tiene en este mundo lo que le +hace falta, a más de aquello, que nunca falta un roto para un descosido; +y sosegaos, señora, y en la lealtad fiad de vuestra Florela, y vamos a +lo que importa, y dejadme hacer, que Dios será servido que todo llegue +a felice término. + +Y con esto Florela se fue a buscar al rodrigón García para disfrazarse, +y acompañada de él ir a lo que el curioso lector verá más adelante, si +continuare leyendo. + + + + +VII + +En que se suspende la historia para decir algo de Miguel de +Cervantes. + + +Cortemos aquí el relato de la amorosa aventura de doña Guiomar y de +nuestro Miguel de Cervantes, porque es conveniente, benigno lector, +manifestarte varias cosas que son necesarias a la claridad del cuento. + +Sábese por todo el mundo, desde ha luengos años, quién Miguel de +Cervantes era, y cuál su ingenio, que a revelar y enaltecer el suyo ha +bastado el libro inmortal que se intitula _El Ingenioso hidalgo don +Quijote de la Mancha_, patrimonio de gloria el más rico y excelso que ha +podido ni podría soñar la ambición de renombre de poetas y escritores. +Pero lo que todo el mundo no sabe, son las noticias de la vida y fortuna +de nuestro héroe, que es lo que a renglón seguido va a manifestársete +en la proporción de la pequeñez del trabajo que el que esto escribe +tiene entre manos. + +Corría por los tiempos en que pasaban los sucesos que se narran, el año +de gracia de 1571, y tenía Miguel de Cervantes veinticuatro, aún no +cumplidos. + +Era un mozo de buena y gentil apariencia, de noble compostura, aliñado +en su traje cuanto lo permitía su pobreza, vivo de genio, alegre de +condición, profundo de pensamiento, inquieto en sus deseos, descontento +de su suerte, y comunicador, porque así lo pedía su naturaleza avara de +sensaciones. + +Veíasele tratar indistintamente con altos y bajos, con pobres y ricos, +con pícaros y honrados; pero nunca con necios, de los cuales, como todos +los hombres de ingenio, era enemigo. + +Tenía además el carácter quisquilloso, y altivo y atraviliario, y era la +cosa más fácil del mundo hacerle poner mano a la espada y meterle en un +empeño de monta y honra. + +Dejábase llevar de los impulsos de su corazón o de su apetito, y de la +misma manera enamoraba a la moza de partido, que a la buscona y a la +sencilla menestrala, y a la soberbia dama, sin que ninguna de ellas +lograse saciar aquella su sed de amor que su soberano ingenio había +menester, y que no era menos que el imposible trasunto de un arcángel +de Dios en una criatura mortal y perecedera. + +El que haya leído con reflexión ese libro sin par que se llama _Don +Quijote_, ha podido conocer cuál era la idea que del amor tenía +Cervantes. Burla burlando, él manifestó a las gentes el sueño de su +amor, en la locura de amor por Dulcinea de don Quijote. + +A compasión mueve, no aquel desdichado loco, sino Cervantes, que en él +se reflejó harto de veras, con apariencias de donaire y burla; lágrimas +que no sonrisas arrancara a los que tienen alma don Quijote, y en él se +advierte que Cervantes arrojaba entre sus gracejos al mundo, que no le +comprendía, _pedazos de sus míseras entrañas_. + +De un sueño de amor deshecho por la fea y severa verdad, pasaba nuestro +ingenio a otro sueño de amor, que cual los anteriores, se desvanecía +como el humo, como la niebla, como esas figuras que fingen las nubes y +deshace el viento, como esas sombras que miente la noche y desvanece la +luz del día. + +Almas hay tan grandes, que en el mezquino suelo no encuentran empleo +digno de ellas, y de sí mismas se alimentan y en sí mismas buscan el +engaño a su certidumbre y el consuelo a sus pesares. + +Entretenía Cervantes su tiempo antes de que conociese, por desgracia o +ventura suya, a doña Guiomar, con los divertimientos y el humor alegre +que por todas partes brindaba Sevilla a los que moraban en ella, y +especialmente, con las juntas de poetas que se hacían, casa de un tal +Arquijo, hombre muy dado a las buenas letras, y donde todos los que +concurrían se esforzaban por lucir su buen ingenio. Cuna de ellos y +madre, y fecunda, ha sido siempre Sevilla, no escaseando tampoco los +pintores y los escultores, y llegando a poseer glorias tan esclarecidas +como Herrera, que en tiempos de Cervantes vivía, y Velázquez y Murillo, +que después vinieron, con otros muchos, que de sí han dejado +imperecedera fama. + +Las salas de los tenientes de armas, y las palestrillas que en Tablada y +en el Pópulo, fuera de muros, y dentro de ellos en las plazas y lugares +más públicos se mantenían, eran frecuentemente visitadas por Cervantes y +sus amigos, donde nuestro ingenio lucía su gran destreza, ya con espada +prieta, ya con espada y daga; allí donde había mozas de empeño, gente +alegre, decidora y maleante, música y alegre bullicio, era cosa fácil +encontrar a nuestro Miguel, siempre dispuesto al lucimiento del ingenio, +a las locuras de la mocedad y a los percances de la riña. + +Pasaba así los días tranquilo y contento, sin que nada le conturbase el +alma, nuestro mozo, hasta que una mañana entre dos luces, volviendo con +otros amigos de inquietar el sueño a un canónigo, no por él, sino por +una muy hermosa sobrina suya, a la que habían dado música, Cervantes, +que solo hacia su posada se iba, que estaba junto al postigo del Carbón, +entre este y el del Aceite, en una mala calleja y con vecindad no muy +limpia, al llegar a la puerta del patio de los Naranjos de la Catedral, +que al pie de la Giralda aparece, topose con una rica silla de manos que +conducían lacayos y resguardaban criados, y que no era otra que aquella +en que iba nuestra doña Guiomar de Céspedes y Alvarado, la llamada la +hermosa indiana, no embargante fuese hija de Sevilla. + +Diole en la nariz cierto husmillo a gloria a Miguel de Cervantes, porque +de una pequeña parte que vio, sacó un todo de perfecciones; y fue +aquella pequeña parte una mano blanquísima, enriquecida con hermosos +cintillos, que descansando iba, y por debajo de las cortinas, en la +portezuela de la silla de manos; mano de alabastro, torneada; mano que +hablaba en favor del brazo, y que, siguiendo por él, hacía soñar en un +cuerpo humano poco menos que divino. + +Apoderose de Miguel un pensamiento de tal manera tentador, aunque él no +hubiese podido juzgar más que de aquella mano, que le trasportó a sus +ensueños amorosos, y a aquella su ansia de encontrar, una mujer en la +cual pudiesen hallar buen empleo sus aficiones de cuerpo y alma; en +resumen, aquel ángel humano que su alma había fingido y compuesto, y que +hasta entonces había buscado en vano. + +Dio nuestro mozo en el claustro o patio de los Naranjos tras la silla, +pero recatadamente y sin dejarse sentir de los que la conducían y +resguardaban, y vio que, llegada la silla a la puerta del Perdón, allí +se detenía, y se abría la portezuela, y salía la dama, toda rebozada, +pero tan gallarda, que si empeñado iba ya por la mano Miguel, +arrebatósele el alma a los espacios imaginarios a la vista de todo el +cuerpo, aunque le encubriese y un tanto le dificultase el cumplidísimo +manto de raja de Florencia. + +Entrose en el templo doña Guiomar, sus criados con ella, y tras ellos +Cervantes, que amparándose de los altos pilares que las soberbias naves +de aquella sin par catedral sustentan, fue adelantando del uno en el +otro hasta que llegó a un punto donde pudo ver sin ser visto a doña +Guiomar, que en la capilla de San Fernando habíase metido y +arrodilládose sobre la alfombrilla y el cojín que la habían puesto sus +pajes. + +Crecía en tanto la luz de la mañana, que por las pintadas vidrieras en +el templo penetraba, y como doña Guiomar, sofocada por el calor, que le +hacía, y bueno, aquella mañana, sin que a templarle bastase el fresco +ambiente de la catedral, se levantase el velo, Miguel de Cervantes acabó +de perderse, ganado por la peregrina y casi sobrenatural hermosura de +la hermosísima indiana; y tanta codicia fue en los ojos de Miguel, que +adelantó para ponerse más cerca, y como si el alma, que se le salía por +los ojos e iba a buscar su deleite en aquella grandísima hermosura, +hubiese tenido algo de hechizo y encantamiento, doña Guiomar volvió la +cabeza, ni más ni menos que si la hubieran llamado, y sus lucientes ojos +negros, con todo su esplendor, fueron a dar en los ya turbados ojos de +Cervantes, que se sintió en el corazón herido, y sintió miedo y escapó, +huyendo por la primera vez de un enemigo; que bien puede llamarse +enemigo a aquel que, apenas visto, la voluntad nos roba y a la suya nos +somete, y nuestra libertad cambia en esclavitud ansiosa, llena de dudas +y sobresaltos; que ver lo que para nosotros es un tesoro largo tiempo +codiciado, sin tener a la par la certeza de su posesión, en espanto nos +pone, y nuestro cuidado afanoso y nuestro sobresalto causa. + +Lo que por Miguel de Cervantes pasaba, pasado había al verle, o dígase +mejor, al entreverle, y en un punto, por doña Guiomar; si la ponzoñosa +saeta del amor había herido el corazón de Cervantes, traspasado había el +de doña Guiomar; si él había sentido las bascas de una dulce muerte, no +menos poderosas sentíalas ella, y si él ansiaba llegar a la resolución +de aquellas sus dolorosas dudas, no menos lo ansiaba ella. + +Aconteció lo mismo en tres días consecutivos: acechando Cervantes a doña +Guiomar, entreviéndole ella un momento, y enamorándose ambos más y más a +cada vez que se entrevían, hasta que al fin Miguel, no pudiendo ya +guardar en su pecho el volcán amoroso que en él, abrasándole, se +alimentaba, juntó a sus amigos, pidió le acompañasen con sus guitarras, +compuso el soneto que ya se conoce, y aquella noche se fue a cantarle +bajo los balcones de doña Guiomar, sobreviniendo por esto lo que ya se +ha relatado. + +Acaso fue venturoso de la fortuna para Cervantes el que, necesitado de +salvarse de los alguaciles que le perseguían, saltase la tapia del +jardín de la casa de doña Guiomar. + +Entreclara era la noche, y por lo bien cuidado del jardín, por las +estatuas que acá y allá se encontraban para su adorno, y por sus bancos +y asientos de labradas, aunque en apariencia rústicas maderas los unos, +y de blandos céspedes, como formados por la naturaleza, los otros, que +al descanso y al regalo por todas partes convidaban; y por la hermosa +fuente de alabastro que en el centro se veía, con su taza que a una gran +concha se asemejaba, sostenida por delfines, en los que cabalgaban +amorcillos, y de la cual caía en claras cintas el agua, causando un +dulce ruido, que al sueño convidaba, no pudo menos de apercibirse de que +en el jardín de una casa principalísima había entrado, y de que aquella +casa no podía ser otra que la de la nobilísima, y, sobre todo +encarecimiento, bella indiana, cuya parte principal daba a la calle de +las Sierpes. + +No había tomado medidas sobre aquella casa, ni reconocido sus linderos +Cervantes, que esta es cosa de ladrones o de alguaciles, o tal vez de +amantes desdeñados que de malas trazas se amparan para el mal logro de +sus deshonestos deseos, y hacen y obran como si ladrones o alguaciles +fuesen; pero fuese que nuestro Miguel, por enamorado, por un secreto +instinto y por algunas señales, no dudosas, de favor que doña Guiomar le +había dejado ver las pocas veces que por un momento se habían visto, y +además, por la buena fortuna que con las mujeres hasta entonces había +alcanzado, no hubiese temido desdenes, y en reconocimientos de lugares +flacos por donde entrar, como por asalto y sorpresa, en la casa de la +señora de su alma, ni aun había pensado. + +Alegrósele, empero, el alma cuando, tan sin traición y tan obligado, +dentro se vio de aquel jardín, por el cual, y por alguna comunicación +que acaso encontraría fácil, podría llegar hasta las plantas de aquella +que tan sin alma le tenía, y sorprenderla tal vez melancólica y +pensativa a impulsos del encendido amor en que él anhelaba ardiese; y +sin más detenerse, hollando silenciosamente la blanca y menuda arena, +que entre flores y plantas formaba calles y laberintos, fue a dar en un +corredor cubierto de enredaderas, y como allí hiciese oscuro, prosiguió +a tientas, y a poco halló a diestra mano una escalera, al cabo de la +cual, y no a mucha altura, dio en un corredor, que le llevó derechamente +a una mampara, y abriéndola hallose más a oscuras que antes; pero por la +luz que se dejaba ver en unos como resquicios de puerta, yendo a ella +abriola recatadamente, y quedose como extasiado y suspenso, que en un +rico camarín, sentada, de espaldas a él, delante, de un espejo de +Venecia, descubrió a doña Guiomar, que, con el tesoro de sus dorados +cabellos se entretenía. + +Batíale el corazón a nuestro mancebo, y no sabía si paraíso de su +ventura era aquel a cuya puerta se encontraba, o triste lugar donde del +vuelo de sus amorosas ilusiones cayese en el negro abismo de un mortal +desengaño; y como la blanca estera de palma, ricamente labrada y +matizada con vivos y bien contrapuestos colores, le convidase a llegar +sin ruido adonde ella estaba, llegose hasta tocarla casi, y viola, +copiada por el espejo, con la mirada absorta, y triste y melancólica, y +tan pensativa de amor, y de un tal amor y tan del alma, y tan encendido, +que él no pudo dudar de que a efectos de la poco antes pasada música +nacían aquellas imaginaciones amorosas que en los lucientes ojos de doña +Guiomar tan al vivo se representaban, y pareciéndole a Miguel, o más +bien sintiendo que no una criatura mortal y perecedera contemplaba, +cuya beldad había de perderse en la edad o en la muerte, sino una +divinidad inmortal, trasunto de todas las bellezas que el alma puede +fingir en lo no conocido, aunque esperado, ardiósele el alma, +desmayósele el cuerpo, y como quien adora arrodillose, y sin ser +poderoso a otra cosa, convidándole la una mano de doña Guiomar, asiola +como se dijo y besola, siendo este el principio de lo que ya se ha +relatado, hasta el punto en que nuestro Miguel escribió la carta que +Florela encontró en el aposento, donde no a reposar, sino a que soñase +locuras por su venturoso amor, le había llevado. + +Y en efecto, para perder el juicio era lo que a Cervantes le acontecía; +que por más que él hubiese confiado en su hasta entonces buena fortuna +con las mujeres; por más que grato asombro y anhelo hubiese visto en las +miradas y en el semblante de doña Guiomar, cuando pasajeramente se la +había aparecido, habíale puesto en grandes cuidados y confusiones el +considerar que una dama tan principal y tan rica, como doña Guiomar lo +parecía, y tan celestialmente hermosa, y tan en el tiempo, por su lozana +juventud, de los amorosos y soñados deseos, tener debía quien la +sirviese y enamorase, y tal vez tratado de casar con ella estuviese, +máxime viviendo en la populosa y opulenta Sevilla, patria y asiento de +tanto rico, noble y galán caballero; allí donde todo, el cielo y la +tierra, el sol ardiente y la hermosura y la frondosidad de los árboles, +y las limpias aguas, a amar convidan. + +Estos pensamientos habíanle entristecido el alma, y hecho de su amor, +más que una pasión de los sentidos, un deliquio celeste que le +trasportaba y le hacía sentir la gloria, vislumbrada en la tierra antes +que el fenecimiento de su cuerpo hubiese permitido a su alma volar a los +espacios empíreos. + +Asombrábase Miguel de esta trasmutación que en sí sentía, que él hasta +entonces de tal manera no había amado, ni aun creído pudiese ser el +amor. + +Y aconteciole que creyó que con la vida de doña Guiomar vivía, que con +sus alegrías se alegraba, que se entristecía con sus tristezas, que +suyos eran sus anhelos y sus cuidados, y que, en resumen, de sus dos +almas una sola alma habíase hecho, unido y juntado, de tal manera, que +ni aun la muerte podía partirla; y odio sintió hacia aquel eterno +perseguidor y siniestro enemigo que en don Baltasar de Peralta doña +Guiomar tenía, y que de tal manera había sido la sentencia y el destino +de su vida, obligándola a encerrarse y a no mostrarse fuera de su casa +sino bajo el amparo de la santidad del templo; y aun así acompañada y +guardada por bravos a sueldo, armados hasta los dientes; y como +Cervantes era mal sufridor de amenazas, y necesitaba muy pequeña causa +para poner mano a la espada y cerrar a cuchilladas, siquiera fuese con +una legión de diablos, punzole más de lo que era menester para llevarle +a una determinación aquel perseguimiento que doña Guiomar sufría, y +aquel perpetuo peligro que la amenazaba; y como yendo y viniendo en +estos pensamientos la blanca aurora se hubiese anunciado ya en las +vidrieras de la cámara donde Florela le había encerrado, fue a la +ventana y abriola, y hallose con que daba sobre una plazoleja por la que +nadie pasaba, y reconociendo más, halló que bajo la ventana había una +reja de cuerpo entero, que podía servirle de escala; visto lo cual, y no +queriendo desaparecer sin saladar a doña Guiomar, y sin empeñar con ella +una cita para la siguiente noche, sacó de debajo de su coleto de ámbar +de soldado, un cañuto de hojalata, donde un tintero de cuerno (con +perdón sea dicho) con un enrollado papel en blanco guardaba, y +sacándolos, escribió la carta que Florela halló, y que doña Guiomar leyó +toda congoja y sobresaltos; hecho lo cual, y guardado el tintero en el +cañuto, y este en la parte de adentro del coleto, ciñose su espada y sus +pistoletes, que para buscar un reposo que no había hallado habíase +desceñido, calose el chapeo al soslayo, que así, sin ser matón, le +llevaba por hábito, terciose la capa, fuese a la ventana, echose fuera, +puso en el coronamiento de la reja los pies, y deslizose al suelo y +alejose, volviendo antes de doblar la esquina la cabeza, para mirar a la +abierta ventana por donde, dejándose dentro la mitad del alma, había +sacado la otra mitad doliente con el dolorido cuerpo; y exhalando +hondísimos suspiros, tomó la marcha a gran paso y sin saber adónde; pero +acordose a poco de que ir podía a buscar a un bachiller su amigo, que en +la pasada ronda le había acompañado, y al que, si no había sido preso +por lo de las cuchilladas con la justicia, hallaría en casa de una su +amiga buscona con ribetes de dama, y que no muy lejos junto a la iglesia +y plaza del Salvador vivía. + + + + +VIII + +En que se relata una aventura que le salió al pavo a Cervantes, +cuando a las aventuras de sus amores iba. + + +Era este bachiller un valiente sujeto, con atrevimientos de poeta y +realidades de bravo, y lo que mejor tenía y le hacía en ocasiones útil y +necesario, era que se sabía de memoria la vida y milagros, y la +habitación y las costumbres, y hasta lo mínimo de los que en Sevilla y +en sus alrededores vivían y algo valían. A este bachiller Carrascosa, +que así se llamaba, iba a agarrarse nuestro Miguel, si era, se repite, +que no le había agarrado la justicia, a fin de que dónde iba y dónde +vivía le dijese, aquel irreconciliable enemigo de amor de su bella +indiana; y ya apretaba los dientes y crispaba el puño Cervantes, ante él +creyéndose en algún apartado sitio donde le llevase, y a sus pies le +viese ensangrentado y muerto de alguna buena estocada, y a su doña +Guiomar alegre y tranquila al verse libre de aquella su pavorosa y +eterna pesadilla; y con estas imaginaciones, y sin pensar en las cuentas +en que con la justicia iba a meterse tan sin vacilación ni empacho, +íbase embraveciendo Miguel, y crecía tanto en su pecho su amorosa llama, +que harto claros indicios de ello daban la brava y siniestra mirada de +sus ojos, y el ardoroso aliento que de su pecho salía. + +Y al mismo tiempo versos improvisaba, de los cuales el sujeto era ¿ni +cómo podía ser otro? aquella adorada hermosa; y tal vez por un +enternecimiento de amor expresado en un concepto poético que en su +imaginación nacía y moría, asomaba una lágrima a sus ojos, que de bravos +se tornaban en enamorados. + +Yendo así por las desiertas calles, desiertas a causa de lo temprano de +la hora, en que los rondadores han dejado ya la reja o la esquina, donde +su amor han libado, o donde el rigor de su mala ventura han sufrido; +cuando aún el perezoso sueño en el lecho retiene sabrosamente a todo el +mondo antes de la tarea cotidiana, de repente le sorprendieron unos +tristes ayes que al doblar una calleja le alcanzaron, y mirando al lugar +de donde aquellos venían, vio que hacia él delantaban cuatro hermanos de +la cofradía de la Paz y Caridad, que sobre sus hombros, en un medio +ataúd, llevaban el cuerpo difunto de una mujer, que para sus desposorios +con la muerte había sido vestida con el humilde hábito de San Francisco, +y detrás venía, abatida la cabeza, mal cubierta con un manto de usada +sarga y humildemente vestida, una mujer, que era la que los +inarticulados ayes daba. + +Deshacíase en lágrimas la triste, y Cervantes no podía ver si era joven +o vieja, porque a más del manto que su cabeza cubría, caíanla sueltas +sobre el semblante dos grandes y pesadas crenchas de negrísimos +cabellos; pero reparando bien, y Cervantes reparó, porque tenía el alma +viva y potente, y aunque la embargase un cuidado, perspicacia hallaba y +reflexión y fijeza para lo que ante él de súbito aparecía, sacábase en +claro, que joven y hermosa debía ser, porque unos tales, tan ricos y tan +sedosos cabellos, parte eran de una hermosura, y demostración de +juventud, y Dios no da comúnmente de una hermosura una parte, sin dar +también las otras partes que a un hermoso todo contribuyen. + +Un perro viejo y lanudo, cabizbajo y triste, torpe y cansado, de los que +se llamaban ingleses de muestra, y que para la caza son muy estimados, a +la doliente mujer seguía, mostrando, cuanto en un irracional puede +mostrarse, un dolor que tenía mucho de humano. + +El acompasado andar de los cofrades, el gesto de la dolorosa agonía que +aún en el rostro de la muerta se mostraba, vislumbres de belleza que, a +pesar de los años y de la muerte, aún en ella aparecían, el desconsuelo +de la mujer que tras la difunta iba, su mísera apariencia, y el perro +que lentamente y con el hocico pegado al suelo en pos e inmediatamente +iba, todo esto, cayendo como un chubasco de dolores sobre el alma +compasiva de Miguel de Cervantes, hicieron que el paso tuviese, y que al +pasar el lúgubre cortejo, con la una mano derribase el chapeo y con la +otra se persignase; y aún no había acabado el padre nuestro, ni llegado +a la mitad, cuando volviendo a calarse el sombrero, dejó el camino que +llevaba y tras el pobre entierro fuese, acabando de rezar su oración y +el alma entristecida por un doloroso presentimiento; que no era para él +buen augurio, cuando iba pensando en sus amores y en los medios de +librar a su doña Guiomar de sus congojas, con una desgracia tal haberse +encontrado; y así, los cuatro hermanos conduciendo en paso lento el +cuerpo muerto, y la mujer sin cesar en sus dolientes ayes detrás, y +luego el perro, y a buena distancia Cervantes, siguieron hasta llegar a +la puerta de la iglesia de San Salvador, cuya campana tañía a misa de +alba, y en la cancela del templo detuviéronse los cofrades, dejando el +medio ataúd en tierra, y la mujer doliente se arrodilló en las gradas +del pórtico, y el perro se allegó a la difunta y la lamió el semblante; +en tanto uno de los cofrades entrose por uno de los lados de la cancela, +y a poco se abrieron las dos hojas de en medio, y el cofrade que las +había abierto volvió a su sitio y a los pies del ataúd, y él y los otros +tres le alzaron de nuevo, y ellos y la mujer y el perro en la iglesia +entraron, y Cervantes también, pero quedose bajo el coro, a la sombra de +un pilar, sumido más que nunca en sus amorosos y lúgubres pensamientos, +ya mezclados y entristecidos por aquella mala aventura con que se había +tropezado, y cuidadoso por la influencia que sobre él y sus cosas podía +tener aquel encuentro; y ocurriósele que tal vez Dios le había puesto +delante la muerte para advertirle y retraerle de los malos propósitos +con que iba a tomar lenguas de un hombre para matarle; y poníasele por +delante, que por mucha razón que él encontrase en su amor, y en la +persecución y en la desgracia que doña Guiomar sufría por don Baltasar +de Peralta, aquella razón no era bastante, ni teníala jamás un hombre, +para destruir una criatura que él no había criado ni podía criar; y +acometíale un tumulto de dudas y confusiones, que de una parte le +embraveía la airada y pertinaz malevolencia contra la diosa de su amor, +de su enemigo, y de otra se le venía poderosa a la memoria, y conmovía +su alma cristiana, la divina palabra de nuestro Redentor Jesucristo, +que había predicado el perdón al enemigo y el amor al prójimo. + +En tanto, los cofrades habían sacado un tapiz negro, que habían +extendido en el crucero, y sobre él habían puesto a la difunta, y a las +esquinas del tapiz cuatro candeleros deslustrados, con unos trozos +desiguales de amarillo cirio; y a un lado se había arrodillado la mujer, +y junto a ella habíase echado el perro con el hocico entre las patas, y +entrádose habían los hermanos de la Caridad en la sacristía. + +Algunos fieles madrugadores habían entrado en la iglesia y arrodilládose +acá y allá; había sonado el tercer toque de misa, y a poco salió al +altar un celebrante con casulla de _réquiem_; y rezada que fue la misa y +cantado el responso, el celebrante entrose en la sacristía, y salieron +otra vez los hermanos de la Paz y Caridad, con la difunta cargaron, y +seguidos de la mujer y el perro salieron de la iglesia. + +Siguiolos Cervantes, y con él algunos de los piadosos fieles, y vio que +el entierro se entraba por las puertas del cementerio, y entrándose él +también, pasando por entre las tumbas sobre el césped sembrado de +blancos huesos, que gran descuido había entonces en los cementerios, +llegó con las otras personas caritativas a un negro rincón en la umbría, +donde una profunda sepultura se veía abierta; y allí pareció de nuevo el +sacerdote, y asistían los sepultureros, y se cantó el último responso, +y quitada la difunta del medio ataúd, lo que decía harto claro la gran +pobreza de la mujer superviviente, que hasta el borde de la hoya había +llegado, en ella fue puesta por los cofrades; y acreciendo entonces los +ayes dolorosos de la mujer, dio a los hermanos un pañizuelo para que +sobre el rostro de la finada le pusiesen, y habiéndola dado la pala con +algo de tierra, un sepulturero, la arrojó sobre el cadáver temblorosa, y +en el mismo punto de las desfallecidas manos fuésele la pala, y dando +una gran voz de dolor desmayose, y por tierra cayera, si Cervantes, que +como a impulso de un poder incontrastable se había llegado, en sus +brazos no la sostuviera. + +Acudieron las personas caritativas que al enterramiento habían venido a +una fuente que en el cementerio había, y trajeron agua, y para rociar +con ella el semblante a la desmayada se lo descubrieron, y entonces +apareció la más peregrina hermosura que podía imaginarse; pero flaca, +como si largo tiempo hubiese sido maltratada por la dura e impía mano de +la miseria, y tan pálida, que no parecía sino otro cuerpo difunto al que +hubiese de darse sepultura. + +Abriéronsele a Cervantes las entrañas, alborotósele el corazón, espanto +le cogió el alma, porque pareciole que algo que no podía comprender, a +aquella desmayada beldad le atraía. + +Y aquello no era amor, que resplandeciente y soberana, sin dejar lugar a +otros amores, su alma llenaba la divina imagen de doña Guiomar; ni era +compasión tampoco, por más que de ella estuviese lleno lo que por la +desmayada hermosura sentía; y en fin, no podía explicarse aquella nueva +pasión, tan no conocida de él, que de él se apoderaba. + +Dio, en fin, muestra de que en sí volvía la desmayada con un +dolorosísimo suspiro; abrió los ojos, y como por acaso al abrirlos +encontrase los ojos de Miguel en ella fijos, con un compasivo y tierno +espanto, y sintiéndose en sus brazos, estremeciose, y esforzándose llegó +a ponerse de pie, pero tan débil, que en el brazo de Cervantes hubo de +apoyarse, quedando abatida y doblegada. + +Gente pobre era, que los pobres son los que más madrugan, la que al +entierro había acudido, y viendo que la hermosa joven necesitada de +socorro, y aun de alguna caritativa limosna parecía, fuéronse +esquivando, que la pobreza tiene aún este dolor, que no puede seguir los +impulsos de su caridad; y habíanse ido cura y monaguillo, y con ellos +los cofrades, y cubierta ya la huesa, ídose habían también los +sepultureros, y solos en su solo cabo, con su dolor y su conmiseración, +habíanse quedado la desconocida joven y Cervantes, y junto a ellos el +perro con el hocico siempre pegado a la tierra. + +--Decirme habéis, señora,--exclamó Cervantes con la voz trémula,--en qué +puedo yo ampararos y serviros; que bien creo, a lo que parece, que niña +y pobre, sola y sin amparo en el mundo os habéis quedado. + +--Dios me concederá en su gran misericordia,--contestó ella,--la merced +de no tenerme mucho tiempo apartada de la adorada madre mía; y Dios oiga +mi perdón al de endurecidas entrañas, y mal cristiano y mal caballero, +que a tal desesperado punto de extrema desventura nos ha traído; que +ella a su duro rigor resistir no pudo, y yo en la más desdichada de las +orfandades me encuentro. + +--No ha de decirse,--exclamó Cervantes,--que habiéndoos yo en un tan +duro trance hallado, sola y huérfana quedáis en el mundo; en mí tenéis +un hermano, señora, y muy recia cosa será, que siendo yo quien soy, y +con el aliento que Dios ha querido darme, no encuentre modo, si no de +consolaros, de ampararos al menos; y asíos bien a mi brazo y teneos +firme, que a, vuestra casa vamos. + +--Soledad, y negrura, y miseria, que no otra cosa en mi casa +hallaríamos; y a más que como en ella no queda más para mi que la +memoria de mis acerbas desventuras, cuando con mi madre dejela, la llave +dejé al casero. + +Requirió su bolsa Cervantes, y hallose con que sólo tenía en ella tres +reales sencillos y cinco cuartos con tres maravedises segovianos, que la +pobreza era en él cosa continua, y las pagas del ejército no andaban +tan prestas como hubiera sido menester. + +Lo ruin de su hacienda puso en confusiones a nuestro mozo, que no sabía +qué hacer con aquella criatura que la desgracia le había deparado y que +por su buen corazón había acogido; llevarla a una posada ser no podía, +que las posadas estaban de ordinario llenas de gente mala y licenciosa, +y más entonces, que por la empresa que se preparaba contra el turco, +había en Sevilla cuatro banderas de infantería, a las que alistados los +unos por su amor a las armas y por lo grande del propósito, otros por su +necesidad, y muchos por tener la inmunidad de bandera para escapar de +las garras de la justicia por desaguisados que habían cometido, acudían +a centenares soldados, que se desbandaban por la ciudad y llenaban los +mesones y las hospederías, gastando alegremente el dinero que se les +daba de enganche; hervía, otrosí, Sevilla de marinería y gente de leva +de las galeras que en el Guadalquivir estaban para embarcar la gente que +se reclutase, y no podía llevarse a cualquier parte, y dejarla sola, a +una doncella tal como Margarita, cuya hermosura era bastante, no ya para +excitar a soldado aventurero o galeote dejado de la mano de Dios, sino +al mismo anacoreta San Antonio el del yermo. + +Pues llevarla a su casa Cervantes, no podía ser, que él vivía con tres +camaradas, el mejor de los cuales no le hubiera querido el diablo por +empeño, y hubiera sido como meter una paloma en un nido de gavilanes. + +Urgía además antes que todo, acudir al desfallecimiento en que Margarita +se encontraba, y que era tal, que apenas si la pobre joven podía dar un +paso, y colgada iba del brazo de Miguel, y arrastrada y llevada por él, +que no andando. + +Hambre parecía tener la triste de días, y tal vez hambre había sido la +enfermedad de su madre. + + + + +IX + +De como lo que no podía amparar Cervantes vino a ampararlo doña +Guiomar. + + +Tropezábase por entonces en Sevilla a cada paso con una opulenta +hostería, lugar de morada, de pasatiempo y placeres de la gente alegre, +noble y rica, pero olíales el resuello a las más a una legua a carestía, +y no era la menguada bolsa de Miguel la que podía atreverse con ninguna +de ellas, ni aun con la más humilde; no había que pasar de bodegón, y +aun así, cuidando no fuera de aquellos que se daban tufos de hostería, y +acordándose del de la tía _Zarandaja_, que en una revuelta de la calle +de las Sierpes estaba, y al que podía llegarse sin pasar por delante de +la casa de la bella indiana, a él se fue, y en ella dio al fin a punto +que el sol asomaba por el Oriente, y la tía _Zarandaja_, que ya para el +despacho había, abierto, a la puerta se encontraba departiendo con +algunas vecinas de los sucesos de la noche, que a la vecindad habían +alborotado, y que habían tenido por remate el que la Inquisición +prendiese al señor _Viváis-mil-años_, cosa que ponía espanto en aquellas +buenas comadres, la que más y la que menos parienta próxima, y hermana +en el diablo, por brujas, del preso; y por aquello de que cuando las +barbas de tu vecino veas pelar echa las tuyas en remojo, todas aquellas +valientes hembras andaban desasosegadas y en corrillos por las puertas, +que no era sola la del bodegón de la tía _Zarandaja_ la en que se las +veía. + +--Algo que sea bueno y confortativo, buena madre,--dijo Cervantes +entrándose por el bodegón,--habéis de darme para esta pobre joven, que +harto doliente se encuentra; y sea esto pronto, y empiece por una buena +taza de caldo que tenga por mitad del generoso trasañejo de Montilla. + +--Medio muerta tráela vuesa merced, señor soldado,--dijo la tía +_Zarandaja_, mirando con el rabo del un ojo a Margarita, y guiñando con +el rabo del otro a las vecinas que con ella estaban a la puerta;--y con +sólo haberla metido en mi casa, a la vida la ha tornado; y ya se verá +cuando saliere, si es la misma que cuando entró. + +Y entrose la tía _Zarandaja_, y fuese a las hornillas, y sentáronse a un +lado, y en el cabo de una larga mesa, Miguel y Margarita, él pensativo, +ella triste y abatida; cuando hete aquí que se presentó, a la puerta, y +en ella se detuvo, y adentro miró con curiosidad y atención, y su mirada +se detuvo, penetrante y grave en nuestro Miguel, una extraña persona. + +Reparola Cervantes, y en ella con curiosidad y aun con cuidado se +fijaron sus ojos. Era la tal persona ni alta ni baja, airosa, aunque +parecía pretender apariencias de desgarbo y desmayo, y más años de los +que pesaban sobre sus huesos; era su traje negro de tercianela, con +botones dorados en la ropilla, gorguera larga de puntas lacias, peluca +rubia de guedejas desmadejadas, pañizuelo blanco y rosario con medallas +pendientes de la pretina, medias calzas negras, zapatos con grandes +lazos, y gorra asimismo de tercianela; un rodrigón, en fin, en el traje, +pero sólo en la apariencia, que quería ser de viejo, sin conseguirlo; +que el vigor de la juventud se patentiza a sí mismo, por mucho que +quiera encubrírsele, y no eran aquellas redondas, carnosas, finas y bien +contornadas piernas de sexagenario, ni aquellos pies diminutos, a +despecho de los gruesos zapatones; ni casaban bien con aquella frente +despejada, serena y tersa, las descomunales narices bermejas y ásperas +que bajo ella nacían: a disfraz trascendía todo el pergeño del rodrigón, +y por mujer bella y joven, que para algo que la importaba habíase +disfrazado, túvola Cervantes; y como ella creciese en la atención con +que le miraba, pasando sus ojos de él a Margarita y de Margarita a él, +en más cuidado se puso, y acabó por convencerse de que el fingido +rodrigón no era otra cosa que una muy apuesta y gentil moza, que en vano +con todos aquellos trebejos y nariz postiza había cargado, y antojósele +que tal vez aquello tenía que ver algo, y aun mucho, con su adorada doña +Guiomar; y no se engañaba, porque el rodrigón fingido no era sino +Florela, que con las ropas del rodrigón García había procurado +encubrirse, añadiendo unas narices de pasta que en otro tiempo había +usado ella para una mogiganga, y que había guardado. + +Era el caso que, como ya se dijo, doña Guiomar, toda cuidadosa por la +extraña partida de Cervantes y por la carta que la había dejado, había +encargado a Florela se disfrazase y le buscase, para impedir una +desgracia que doña Guiomar recelaba, si su enamorado buscaba a don +Baltasar de Peralta y le encontraba; y Florela no había podido +disfrazarse tan pronto, y repasar y adovar las narices y la peluca, para +que al efecto la sirviesen, sin que pasase tiempo bastante para que +sucediese lo que ya se ha relatado, desde que Cervantes escapó, hasta +que con Margarita entró en el bodegón de la tía _Zarandaja_; acasos hay +que parecen providencias, y a veces providencias no son, sino artimañas +del diablo para enredar más las cosas; y así sucedió en esta ocasión, +porque habiéndose ido Florela a casa de la tía _Zarandaja_ a tomar +lenguas, por si podía descubrir algo (que ella conocía a la tía +_Zarandaja_, porque la había vendido no sé qué brevajes, medicinas y +hechizos, contra un mozo de cuadra, o dígase palafrenero, de la misma +servidumbre de la indiana, para meterle en amores, y por este +conocimiento a buscarla iba; que ella tal vez podría darle indicios, y +buscarle quien la aconsejara, acompañara y guiara), como vio a Cervantes +con Margarita casa de la tía _Zarandaja_, conociole, y alterose toda, y +no supo qué hacerse; y cuando Cervantes sospechó, poniéndose en lo +cierto, que aquella mujer disfrazada que tan atentamente le miraba, +podía ser muy bien una criada de doña Guiomar, a quien ésta hubiera +mandado le buscase, levantose y se encaminó a ella para preguntarla. +Florela, que por haber hallado con otra mujer joven y bella a Cervantes, +no sabía qué hacerse, poseída de un miedo súbito, echose fuera de la +puerta del bodegón al ver que Cervantes se levantaba y para ella se iba, +y diose a correr, y doblando una próxima esquina, metiose por la +callejuela a que daban las tapias del jardín de la casa de su señora, y +llegó al postigo por donde había salido, y del cual tenía llave, y +entró, y no se creyó segura hasta que tornó a cerrar, poniendo aquel +reparo entre ella y Cervantes, que la había perseguido. + +Creerla no quería doña Guiomar, cuando la oyó decir que a Cervantes +había encontrado en un tan no decente lugar como el bodegón de la tía +_Zarandaja_, y en compañía de una hermosísima joven en hábito de miseria +y de enfermedad; pero como Florela lo afirmase y la dijese que ella +misma por sus propios ojos podría convencerse si la siguiese, perdida +toda prudencia y todo miramiento la hermosa indiana, arrebatada por la +locura de sus celos, que no lo serían si hasta la locura no llegasen, +amontonose, y a salga lo que saliere, y sin importársele nada de otra +cosa que no fuese su amor, que en tan dolorosos cuidados y tan mortales +ansias la ponía, hizo que sin dilación Florela la prendiese un manto, y +en el momento con ella saliose por el jardín y el postigo, y se fue a +dar con toda su nobleza, toda su altivez, toda su riqueza y toda su +hermosura, en el bodegón de la tía _Zarandaja_, en donde se entró de +rondón y como si hubiese ido a buscar allí lo que más que la vida y la +honra la importase. + +Olor de gloria diole en los vientos (que ella tenía algo de podenca, y +aun pudiera decirse que de vulpeja) a la tía _Zarandaja_, al ver entrar +tan reciamente en su casa a una tan principalísima dama; y reconociola, +aunque no la había visto sino una sola vez y de refilón, desde las +ventanas del tinglado o casa del rapista, en su jardín; alegrósela el +alma toda, porque olió aventura, y vio celos, y conoció que de quien la +enamorada indiana estaba celosa era de aquel gentil soldado que en su +casa estaba con la hermosa y doliente joven. + +Perseguido había Cervantes a Florela sin poder cogerla, por la rapidez +de su fuga y la delantera que le llevaba, y habíase vuelto cuando +Florela se había puesto a salvo por el postigo, entrándose por el cual, +había certificado a Cervantes de que no se había engañado cuando había +supuesto que aquella mujer disfrazada era una criada de doña Guiomar, +que la había enviado para que le buscase; lo cual había sido para +nuestro mozo un gran contentamiento y una ardorosísima esperanza de su +amor; que cuando ella a tales cosas se arrojaba por él, no podía ser +menos sino que le adoraba; y cuando ya al lado de Margarita, que tomaba +la escudilla de caldo con vino generoso que la tía _Zarandaja_ la había +llevado, vio que doña Guiomar se metía por el bodegón como fuera de sí, +y en él reparaba, y se detenía sobresaltada, tuvo por cierta su ventura, +y levantose y hacia doña Guiomar se fue todo cortesanía y rendimiento. + +Pero ella, antes que él llegase, con voz airada y trémula le dijo: + +--¿Qué queréis? ¿A dó venís? ¿Qué buscáis? ¿En dónde nos hemos visto, ni +qué empeños tenemos, ni qué palabras entre nosotros han mediado, ni +cómo ni cuándo, en fin, y esto basta, nos hemos conocido, para que así +os acerquéis a mí, como si para ello tuvieseis autoridad y razón +bastante? Volveos al lado de quien estábais, y dejad a los demás que a +sus negocios vayan, que otra cosa no os importa, ni yo he de permitirlo. + +Oyendo estuvo Cervantes estas palabras en silencio, el sombrero en la +mano, el amor en los ojos y la sonrisa en los labios; y atentas +estuvieron también a aquellas palabras, Margarita asombrada y la tía +_Zarandaja_ alegre. + +--Ingrato sería yo para con Dios,--dijo Cervantes,--si no le bendijese +por haberme traído al mundo para este momento de suprema ventura, señora +mía; y ruégoos que os soseguéis y me escuchéis, que cuando me hubiereis +oído, bien sé yo que razones hayaréis en lo que veis y os enoja, más +para estimarme que para reprenderme y despreciarme; y porque este no es +lugar decente para vos, dejadme os ruego que a algún aposento de esta +casa pasemos, donde en compañía de esta doncella, con la cual me habéis +encontrado, me oigáis, y la oigáis a ella, y sepáis que no traidor para +con vos he sido, sino compasivo y cristiano para con una gran +desventura, con la cual, para ventura mía a lo que presumo, me he +encontrado. + +--No ha de ser aquí donde yo os oiga,--dijo doña Guiomar,--y donde a esa +sinventura deje; que ya que vos decís, y yo quiero creerlo, que como +hidalgo y cristiano la habéis amparado, ampararla quiero yo, que mejor +podré hacerlo y más honestamente, dado que mujer soy y viuda. Y no se +hable más de esto, y véngase conmigo esa doncella y con mi rodrigón, y +vos id luego, que ya sabéis dónde está la puerta principal de mi casa. + +Con asombro había visto todo lo que había sucedido desde que en el +bodegón entró la hermosa indiana, la no menos hermosa Margarita, y con +un mayor asombro oyó aquellas palabras; y como con la cólera se le +hubiese descompuesto el manto a doña Guiomar, y dejádola al descubierto +la incomparable cabeza con aquella su dorada corona de riquísimos +cabellos, al ver tanta beldad, y el rubor que por hallarse allí, y hasta +tal punto haber llegado, la encendía el purísimo semblante, aficionose a +ella, y túvola por buena, y a más por gran señora, que no mostraba menos +por su continente y su atavío doña Guiomar, y levantándose a ella fuese, +y asiéndola una mano, con voz desfallecida por la enfermedad y por el +sentimiento, la dijo: + +--Amparada he sido, y tan generosa y noblemente como pudiera serlo, por +este caballero con el cual me habéis hallado; y pues también le +conocéis, señora, como se muestra por lo que con él hablado habéis, sin +duda habéis también conocido cuánta debe haber sido y ser la desventura +en que me ha encontrado; y porque acepto el amparo que me ofrecéis y +porque sepáis mis desdichas, a vos me acojo y a vuestra casa os sigo. + +Y con esto, dándola el brazo doña Guiomar, para que en él se sostuviese, +salieron seguidas de Florela, y al postigo del jardín se encaminaron, y +por él entraron en la casa. + + + + +X + +De como Cervantes encontró casa de la tía Zarandaja más de lo que +había querido buscar. + + +Suspenso quedose Miguel de Cervantes, cuando hubieron desaparecido doña +Guiomar, Margarita y Florela. + +Amor, celos y rendimiento, hasta tocar en los límites de la locura, +había visto en su bella indiana; que si ella no hubiese estado enamorada +hasta volverse loca por él, ni en su busca hubiera enviado disfrazada a +su doncella, ni a buscarle hubiera ido a un lugar tan indigno de ella +como el bodegón de la tía _Zarandaja_, ni con tan celoso ahínco allí le +hubiera hablado, ni con tan cuidadoso recelo se hubiera llevado consigo +a la hermosa Margarita; que para nuestro mancebo era cosa manifiesta, +que más por separarla de él se la había llevado que por caridad, puesto +que ella fuese de condición tierna y caritativa. Contento estaba +Cervantes con su buena aventura, que tan en claro le había puesto el +encendido amor en que por él ardía doña Guiomar, y parecíale que ya su +vida y su alma habían encontrado buen empleo, y la codicia de ver de +nuevo a doña Guiomar le aquejaba, y de gozar otra vez de sus ardientes +miradas, de las que para él se la salían del alma; pero temía, si iba, +no le obligase ella con juramento a que nada intentase contra aquel +enemigo de sus padres y suyo, que de tal modo había perseguido a su +madre y a ella la perseguía. Aborrecía ya a aquel hombre Cervantes, y +por nada del mundo hubiera querido obligarse a no pedirle razón +cumplida, espada contra espada, de todas las desgracias que había +causado a la madre de doña Guiomar y a ella misma; y por esto, y aunque +ardía en deseos de tener cuanto antes presentes las perfecciones y los +encantos de su bien amada, deteníase, y pensaba en que tal vez sería +mejor ir a buscar a aquel bachiller Carrascosa, su amigo, porque conocía +a todo el mundo en Sevilla, y debía conocer a don Baltasar de Peralta, y +preguntarle cuál fuese su morada, e ir a buscarle y provocarle de tal +manera, que no pudiese dejar de ponerle en la ocasión de matarle. Y +estando en estas vacilaciones Cervantes, entre si acudiría en el momento +a la casa de la hermosa indiana, o iría, para lo que se ha dicho, a +buscar a su amigo el bachiller Carrascosa, entrose en el figón un +hombre alto, con el sombrero de alas gachas echado sobre los ojos, +subido hasta el sombrero el embozo de su larga capa, con botas altas de +gamuza y larga espada, que bajo la capa se mostraba. + +Pareciole a Cervantes que, además de lo abatido del sombrero y lo subido +del embozo, llevaba aquel hombre antifaz; y prevínole contra él, el ver +que, cuando junto a él pasó le miró como con recelo, y yéndose a una +puertecilla que allá en lo último del bodegón se veía, hizo seña a la +tía _Zarandaja_ de que fuese, y entrose por la puertecilla, y a ella se +fue la tía _Zarandaja_, y cuando se hubo entrado por ella cerrola, +quedándose solo en la primera parte, o dígase en la parte pública del +figón, Cervantes con una moza como hasta de veinticinco años, +cariredonda, rubicunda y sucia, que a la tía _Zarandaja_ servia. + +Llamola Cervantes, diola un real sencillo para que hiciese boca (su +pobreza no le consentía ser más largo en la dádiva), y teniéndola ya por +suya (que ella era tal, que con un real sencillo se conocía bien +apreciada), preguntola quién fuese aquel, que, aunque encubierto, por su +soberbia y su talante parecía caballero, y de los principales. + +Díjole ella que aquel señor era uno de los a quien su ama servía; y +preguntándola Cervantes cuáles fueran estos servicios, ella le nombró +una cáfila de ellos tal, que sin más información quedaron hechas todas +las alabanzas, y representados todos los méritos de la tía _Zarandaja_, +y que eran tales, que si la Inquisición o la justicia ordinaria los +hubieran sabido, no los hubieran premiado con menos que con quemarla +viva, o enrodarla y descuartizarla; en lo tocante al señor que acababa +con la tía _Zarandaja_ de encerrarse, dijo la moza que su ama le traía +engañado, chupándole los dineros con la promesa de embrujar y hechizar, +para que le amase, a aquella misma señora que vivía en la vecindad, y +que poco antes había estado allí. Con estas noticias creyó conveniente +Cervantes dejar por el momento el campo, y volver cuando el encubierto +del figón hubiese salido, y para saber cuándo esto sucediese, fue a +esconderse detrás de un poste de un soportal que en una rinconada frente +del figón había. Pasó bien media hora antes de que el embozado saliese, +y cuando Cervantes le hubo visto, metiose por una callejuela inmediata, +volviose al figón, y púsose delante de la tía _Zarandaja_, que se turbó, +y por encubrir su turbación le dijo: + +--Bien se os conoce que sois honrado, y que tenéis conciencia, y que no +habéis querido dejar de pagarme la buena taza de caldo con vino +trasañejo de Montilla, que se tomó aquella desventurada doncella con +quien primero vinisteis. + +--Pues si de conciencia entendéis,--dijo Cervantes,--llevadme adonde a +solas podáis decirme lo que con vos habló, buena madre, ese caballero +embozado con quien os encerrasteis no ha mucho. + +--¡Ah, señor soldado!--dijo la tía _Zarandaja_, más conforme que +antes,--que ese caballero es un menesteroso que me busca para que yo le +remedie; como si yo fuese una santa que pudiese hacer milagros. + +--¿Y un milagro es lo que ese señor ha menester?--dijo Cervantes. + +--Y tan milagro, que sería más fácil resucitar a un muerto. Pero ya, +señor hidalgo, que yo he visto que sois tan amigo de la señora doña +Guiomar, hablaros quiero, y de tal cosa, que importa grandemente a esa +vuestra amiga y a vos; y venid donde nadie pueda oírnos, que más de lo +que pensáis el secreto importa. + +Y fuese a la misma puerta que ya se ha dicho, y entrose por ella, y +siguiéndola Cervantes, hallose en un aposentillo desguarnecido y +lóbrego, en el que no entraba más luz que la que venía de un altísimo +patio estrecho, y por una raja de la pared, a manera de saetera, pasaba, +y allí, sentándose la tía _Zarandaja_ en una estera y Cervantes en un +taburete cojo, ella le dijo que aquel caballero amaba de una manera +desesperada, desde hacía mucho tiempo, a doña Guiomar, y que con ella +quería casarse; pero que ella ni aun de él dejaba verse, porque para que +no la viese se mantenía encerrada en su casa, y no salía sino entre dos +luces para ir a misa a la iglesia mayor, y que cuando iba no era sino en +silla de manos, cerrada y guardada por cuatro lacayos armados, que eran +cuatro fieras, y de tan probada lealtad, que no había habido medios +bastantes para obligarlos a que a su señora desirviesen, dejándola +arrebatar por otros que de buena gana el caballero de quien se trataba +hubiera enviado para apoderarse de ella: añadió la vieja que aquel día +aquel caballero había ido a pedirla noticias de quién fuese el que la +noche anterior había dado música a la hermosa viuda, y si no lo sabía, +que lo averiguase, como asimismo de la causa por qué la Inquisición +había estado, antes de la música, en casa de la viuda, y en vez de +prenderla a ella, había preso al rapista _Viváis-mil-años_; y que ella +le había dicho que no sabía nada, pero que procuraría averiguarlo. + +Escuchando estuvo atentamente Cervantes a la tía _Zarandaja_, y cuando +hubo ésta acabado, la dijo: + +--¿Y nada os preguntó ese hombre acerca de mí, que cuando junto a mí +pasó, pareciome que me miraba con recelo? + +--Sí que me preguntó, y con encarecimiento,--contestó la tía +_Zarandaja_;--pero yo, que pude decirle mucho, nada le dije, porque me +importa mucho más servir a la buena señora, mi vecina, que al otro. + +--¿Y qué os parece, madre, si yo me casara con doña Guiomar?--dijo +Cervantes. + +A lo que respondió la vieja: + +--Si no os casaseis con ella, o casado seríais, o estaríais dejado de la +mano de Dios; porque un tal bocado de cardenal, y aun si me apretáis de +papa, ¿dónde le podríais encontrar mejor? Y que ella está enamorada, y +celosa, y rabiando por que vos la pidáis la mano, no me lo digáis a mí, +que en esto de amores soy yo maestra. Y si doña Guiomar no os quisiere, +y para nada menos que para marido, que me lleven por esas calles hasta +las cuatro estatuas de la Tablada con coroza y sambenito, y que allí me +quemen viva. + +--Pues dándome ya por casado con doña Guiomar,--dijo Cervantes,--mirad +si yo os recompensaré bien por lo que ahora me sirváis; antes ha de +faltaros talego, que escudos para llenarle. + +--Pues diga vuesa merced, señor soldado,--dijo relumbrándole los ojos la +tía _Zarandaja_. + +--Quédese aquí por ahora,--dijo Cervantes,--que yo vendré más tarde y +hablaremos. + +Y con esto saliose, y ya más resuelto, fuese a la casa de doña Guiomar, +a la que halló en su retrete con Margarita. + + + + +XI + +En que doña Guiomar prosigue el relato de su historia. + + +--Tan a tiempo venís, señor Miguel de Cervantes,--le dijo doña Guiomar +apenas hubo entrado,--que esta señora iba a empezar a relatarme sus +desventuras. + +Margarita, con los hermosos ojos fijos en el suelo, parecía ruborosa y +como con miedo; pero no embargante esto, cuando oyó los pasos de +Cervantes y las palabras que doña Guiomar, con la voz no muy segura, le +había dirigido, alzó la vista y en él la fijó, y de tal manera, que él +se encontró entre dos fuegos; que de una parte le miraban los lucientes +y enamorados ojos de doña Guiomar, y de otra los más tímidos, aunque no +más castos, de Margarita, que aunque triste y apenada por la muerte de +su madre y por la tristísima orfandad en que se veía, no se defendía +del amor que por Cervantes en el alma se le había entrado, y le mostraba +claramente en su mirar ansioso. Reparó en esto doña Guiomar, y +apretósele el corazón, y empezó a nacer en ella la enemistad amarga de +los celos contra Margarita; que a ella le parecía que Cervantes no +miraba de una manera tan indiferente como ella hubiera querido a la +hermosa huérfana; y con competidora se encontraba, y tal en cuanto a las +bellezas corporales y en cuanto a las del alma, que por sus lucientes +ojos mostraba, que era para que doña Guiomar temiese, y mucho, por el +buen suceso de sus amores. + +Alegrose de esto, en que no pudo menos de reparar, Cervantes; que él +creía, y no sin razón, que por más que doña Guiomar hubiese dado +muestras, enviando primero a Florela en busca suya, y lanzándose +después, sin algún miramiento, en un lugar tan indigno de ella como el +bodegón de la tía _Zarandaja_, del encendido amor que le tenía, que este +amor era de dificilísimo logro; que podía ser muy bien que, estando aun +en los principios de aquel amor, por grande que él fuese, de los +principios no pasase; antes bien, con la reflexión se amenguase y +desapareciese; sobre todo, que cuando en mucho se aprecia una cosa, +viene a parecer imposible, y tanto cuanto más imposible se la cree, +tanto más empeño en ella se pone, y tanto más se estima aquello que +puede ayudarnos al logro de la victoria; y que los celos de una parte, y +la vanidad femenil de otra, son los mejores amigos de un enamorado para +ayudarle a vencer su hermoso y anhelado imposible, sábelo todo el mundo; +y sabíalo mejor que otros Cervantes, que en esto de conocer las cosas +del mundo era graduado _in utroque_, como lo muestra claramente la gran +perspicacia que acerca de la vida y de sus sentimientos ha patentizado +en sus inmortales escritos: por lo mismo, y para estimular más los +ansiosos celos de doña Guiomar, miró tiernamente, y como con codicia, a +Margarita, puesto que por ella no sintiese otra cosa que una caritativa +voluntad y una afición honesta, que podía muy bien compararse con el +amor de un hermano; que muy reciente estaba la herida que en su pecho +habían abierto las grandes perfecciones de la hermosa indiana, y harto +encendido el volcán de sus amorosas ansias por ella, para que otra +mujer, siquiera fuese un trasunto de belleza, pudiese curarla ni +apagarle. + +Sentose entre las dos Cervantes en el canapé; procuró apagar doña +Guiomar con el disimulo el fuego de su celoso cuidado, posó Margarita su +mirada en el suelo, y habiéndola rogado la bellísima, enamorada y celosa +viuda comenzase el cuento de sus desdichas, ella empezó de esta manera: + +--Mi nombre es Margarita de Ledesma; el lugar de mi cuna la villa de +Vitigudino, en Castilla, donde tenían alguna hacienda mía honrados +padres. Llamábase él don Diego de Ledesma, y ella doña Isabel Ampuero; +nobles eran, aunque no ricos, y me criaron en la comodidad, el temor de +Dios y el ejemplo de honestísimas costumbres, y crecía yo contenta y +feliz, sin sospechar siquiera que hubiese penas en el mundo. + +Venturosos conocía a mis padres, venturosos a los que me rodeaban; +hermoso era cuanto veía, la tierra, las aguas, las flores, el cielo, y +yo no podía creer otra cosa sino que todo en el mundo era ventura, +contento y hermosura. Llegué a mis quince años, y requiriome de amores +el hijo de un rico ganadero vecino nuestro; y digo mal que me requirió, +porque aunque él por mí de amores se abrasase, como después pareció, +nunca, ni con sus ojos, ni con su lengua, osó decirme el cuidado en que +por mí se encontraba; ni aun fue él quien a mis padres lo dijo, sino los +suyos, que cuidadosos por la salud de Gaspar, que así se llamaba este mi +primer enamorado, viendo que cada día estaba más melancólico y más y más +se tornaba amarillo, inquirieron la causa de su dolencia, y sabiendo por +él que yo lo era, a mis padres me pidieron, y dijéronmelo mis padres, y +yo, que no sabía qué cosa fuese amor, ni necesidad alguna de él sentía, +ni cosa encontraba en Gaspar que a él me llevase, dije a mis padres que +los obedecería, sin saber a lo que me obligaba mi obediencia; y sin +pensar mis padres en otra cosa que en el buen casamiento que yo haría, +por lo rico que Gaspar era, mi casamiento con él concertaron, esperando +que con el trato y comunicación vendría el amor, de que entonces yo no +daba ni aun remota señal. Como yo era niña, tratose que el casamiento no +se haría sino de allí a dos años, cuando yo cumpliese los diez y siete; +y entre tanto, Gaspar, no teniendo valor, según lo que en su carta me +dijo, para conllevar a mi lado una tan larga espera, fuese del pueblo a +Sevilla, y de allí partió en una galeota para las Indias Occidentales. +Por algún tiempo yo recibí cartas suyas, que mi madre me leía y yo no +entendía, porque felizmente mi corazón dormía tranquilo sin que le +despertasen amorosos cuidados; pero al año no vino de las Indias carta +de Gaspar, y se esperó en vano que viniese, y tanto tiempo pasó, que se +dio a Gaspar por muerto; y aconteció entonces que, pensando yo que por +mí solamente se había partido a las Indias, y que yo, sin quererlo, +había sido la causa de su desventura, empezó a labrarse en mí por él una +primera afición y congoja; que se me representaba en sueños triste y +enamorado, y tan macilento y pálido, que no parecía sino cosa del otro +mundo. Desasosegueme, y acabé al fin por sentir un amor tan extraño, que +yo no podía darme cuenta de lo que sentía; y acometiome una dolencia +que no entendían los médicos, pero que, harto de prisa iba +desmejorándome y acabándome. Pensaron mis padres que trayéndome entre el +tumulto y las grandezas de la opulenta Sevilla me distraería, y a ella +me trajeron, y me engalanaron, y me llevaron a saraos y a +divertimientos, adonde concurría la gente más garrida y más noble de +Sevilla. Gastábase en esto mi padre, llevado del entrañable amor que me +tenía, la mejor parte de su hacienda; y aunque por ser yo muchacha, y no +mal parecida, y en las apariencias rica, me galanteaba gran número de +jóvenes y hermosos caballeros, no se me iba a mí de la memoria aquel +pobre Gaspar que por mí a las Indias se había ido, y por mí sin duda +había muerto; y aparecíaseme con mucha más frecuencia en sueños, y más +melancólico, y a cada aparición con más semejanza de un alma en pena. +Así es que los galanteos de los jóvenes señores que me buscaban +enojábanme, y de tal manera mostrábame yo con ellos impía e incapaz de +amores, que acabaron por llamarme la niña de _diamante_: yo tenía en el +alma al sin ventura Gaspar, y él la llenaba de tal manera, que no +quedaba para otra pasión ni aun el lugar más mínimo; yo creía que esto +era amor, y bien veo que amor no es, sino una pasión que yo no puedo +decir cómo fuese, sino que tal como era, me quitaba el gusto y el deseo +para cualquier otro afecto. + +Suspiró Margarita, y callose como tomando descanso, aunque tan al +principio de su historia se encontraba. Oídola había atentamente doña +Guiomar, y cuando hizo pausa en su relato, aprovechando la ocasión, la +dijo: + +--¿Y Gaspar decís que se llamaba ese vuestro primer enamorado, amiga +mía, y que de Castilla era y de Vitigudino? + +--Si que así es,--respondió Margarita. + +--¿Y sabéis si, por ventura, ese Gaspar tomó bandera en Sevilla para los +tercios de Méjico? + +--De Méjico nos escribía,--respondió Margarita;--pero él nunca nos dijo +en sus cartas hubiese entrado en la milicia; y si entró callolo, sin +duda por no dar pesadumbre a sus padres. + +--Un alférez he conocido yo,--dijo doña Guiomar,--que Gaspar se llamaba, +y castellano y de Vitigudino era, y joven, y de no mal semblante y +apostura. + +--¿Llamábase por acaso Gaspar de Valcárcel, señora mía? + +--Sacado hemos al fin en claro que era el mismo que yo me pensaba el sin +ventura,--dijo doña Guiomar. + +--Pues sin ventura le llamáis,--contestó con la voz triste Margarita, +mirando con sus ojos serenos a doña Guiomar,--noticias debéis tener +seguras de sus desdichas. + +--Prendose el señor Gaspar de Valcárcel,--dijo doña Guiomar,--de una +señora, que ni a su amorosa pasión ni a la de nadie podía corresponder +honradamente, ni hacer cosa que contra su honra fuese, porque casada +estaba con un oidor de aquella real chancillería. + +Aguzó el oído Cervantes, porque sabía él bien que doña Guiomar era viuda +de un oidor de la real chancillería de Méjico, y no dudó de que doña +Guiomar era aquella por quien el alférez Gaspar de Valcárcel había +olvidado en Méjico los amores que había dejado en España, y disculpole; +porque aunque Margarita era bella como la flor de la qué el nombre +tenía, y niña y pura, comparada con doña Guiomar, era lo que la violeta +comparada con la azucena, o con el sol la luna; y díjose para sí, que a +él, en el coleto del malaventurado alférez, hubiérale acontecido lo +mismo; y disimuló sus imaginaciones, y continuó escuchando atento. + +--Pues que vos le conocisteis, señora,--dijo Margarita,--y a la dama que +sin pretenderlo y sin menoscabo de su decoro, que bien lo creo, fue +causa de que de mí se olvidase, decidme os ruego cuáles fueron sus +aventuras, que sin duda a un desastrado fin le llevaron. + +--Combatido había como bueno contra los indios bravos,--dijo doña +Guiomar,--el señor Gaspar de Valcárcel; merecido había, por tanto, que +el virey le hiciese alférez, y, más aún, que le diese este empleo en los +alabarderos de su guardia, con lo que Gaspar de Valcárcel vino a +residir de asiento en Méjico, y a tratarse con las personas más +calificadas que en aquella rica ciudad, gloria de Hernán Cortés y joya +de España en las Indias, moraban. Conoció a la dama que os he dicho, y +aunque ella no le diese causa ni razón alguna para que a su honra se +atreviese solicitándola, que el que solicita a una mujer casada, por +serlo, la desprecia, que si no la creyera capaz de una vileza, no la +solicitara; solicitola, y ella, que calzaba muy altos los puntos de la +honra, indignose, y por no afligir e indignar al viejo marido, que a más +de ser únicamente hombre de leyes, no estaba en edad de mantener espada +en la mano contra mozos, y aun mozos bravucones, no queriendo dejar sin +castigo aquel de todo punto sin disculpa atrevimiento, confiose a un +alguacil de los más agrios de la cámara de su esposo, hombre de puños y +de alientos, y díjole: + +--Cedacillo, tan leal eres a tu amo y a mí, que hacerte quiero una +confianza, esperando que harás lo que te cumple, en agradecimiento a lo +que a tu señor y a mi nos debes, y es que si te atreves des una apretada +vuelta, como tuya, a cierto bravo mancebo, alférez de los alabarderos +del virey, que se llama Gaspar de Valcárcel, y que cuando le apretares +los puños, le digas: «Ahí va eso de parte de mi señora.» + +Y aconteció, que a la otra mañana encontraron sin sentido en la plaza, +molido y casi descoyuntado, rota la espada, rasgado el traje y entre si +se va si se viene, al señor Gaspar de Valcárcel, sin que nadie supiese, +ni él lo dijo, quién de tal manera ni por qué causa le había malparado. + +Convaleció nuestro hombre, no sin que se temiese por su vida, y tan +escarmentado quedó, que ni osó volver a poner sus ojos en aquella dama, +ni a buscar a Cedacillo para tomar venganza del rapapelo que había +sufrido. + +--Tan al por menor estáis, señora mía,--dijo a este punto +Margarita,--que no es dable que no seáis vos aquella dama, que con tanta +justicia mandó castigar al ciego y enloquecido, más bien que culpable, +enamorado mío. Y no le culpo, porque vuestra hermosura es tal, que bien +se alcanza que de todo otro amor aparte a un hombre, y le vuelva loco. + +--Yo soy en efecto,--dijo doña Guiomar,--y dígoos a lo de la disculpa +que en el que fue vuestro enamorado encontráis, que no la merecía; que +no una locura de amor le llevó a punto de ofenderme, sino un apetito +desordenado y asqueroso; y no pasión tuvo por mí, sino empeño tenaz por +el que olvidó hasta el último vislumbre de su honra; que no atreviéndose +a insistir en sus solicitudes, temeroso de un nuevo y más grave castigo, +tiró a vengarse, y como no tenía de qué, porque la justicia que se sufre +no da ni puede dar lugar a la venganza, quiso deshonrarme propalando +contra mí inauditas calumnias, que por fortuna mía acabaron donde +empezaron. Y aquí, para que sepáis lo que sucedió, empieza esta +historia, que es la prosecución de la que yo os he contado ya, señor +Miguel de Cervantes, hasta el punto en que, engañado mi padre por la +traición que a mi madre hacía su doncella Lisarda haciendo creer a don +Baltasar de Peralta, como ya os dije, que con mi madre, y no con una +doncella suya, tenía amores, mi padre, llamado por un su pariente, +acudió a sorprender, engañado, a la que creía su esposa adúltera. +Dejamos mi relato, señor Miguel de Cervantes, en el lugar en que, +habiendo abierto Lisarda el postigo, entrose por él don Baltasar de +Peralta, y en aquel mismo momento, y antes de que el postigo se cerrase, +metiéronse por él espada en mano mi padre y su primo Francisco de +Rivalta, que este era el nombre de mi difunto marido. + +Y como este pariente mío llegó a ser, andando el tiempo, mi marido, lo +sabréis cuando llegue la hora. Decía yo que por el postigo, aun +entreabierto, entráronse empujándole, y espada en mano, mi padre y su +primo Francisco de Rivalta; y como el aposento estuviese oscuro, Rivalta +abrió una linterna que a prevención llevaba, y encontráronse con que, +hecha una estatua a causa del espanto, estaba a poca distancia del +postigo Lisarda, y junto a ella, con la espada en la mano, y mirando a +aquella mala mujer, todo asombro, a don Baltasar de Peralta. Arrojose +Lisarda a los pies de mi padre y confesó su delito, pidiéndole con +lágrimas y desmayos la perdonase, y viese que el amor que la había +cogido por don Baltasar de Peralta, al engaño la había llevado de +hacerle creer, recibiéndole siempre a oscuras, que no era ella, sino su +señora quien le recibía. A lo cual, ciego de furor mi padre, contestó +atravesando con su espada a aquella criada traidora, y volviéndose luego +a don Baltasar de Peralta, que deshonrado le había, aunque no hubiese +sido sino engañándose, con él cerró, y a poco cayó mi padre sin vida, +que menos diestro era que don Baltasar de Peralta y le furor le cegaba. +Huyó espantado del suceso don Baltasar de Peralta, y mi pariente +Francisco Rivalta salió tras él, siguiéndole sañudo y loco, y sin poder +alcanzarle, que no hay quien alcance al que huye llevando el pavor en el +alma. Hallose Francisco de Rivalta, cuando se perdió en las oscuras y +revueltas callejuelas don Baltasar de Peralta, a mucha distancia del +lugar de la tragedia, y vino sobre sí, y pensó en lo que le acontecía, y +vio que si a la justicia daba parte, y por ello pruebas de haberse +hallado en el lance, le prenderían, y prendiéndole le impedirían el +tomar venganza y justicia, como el quería tomarla por su mano, de don +Baltasar de Peralta; y fuese para su casa, entrando en ella +recatadamente, como había salido con mi padre, por un postigo. Y +sucedió, que cuando aquella inaudita desgracia sobrevenía, mi madre me +daba a luz a esta vida desventurada, que he sufrido y sufro. Al ruido de +las espadas acudieron algunos criados; pero cuando llegaron sólo +hallaron los dos cuerpos sin vida de mi padre y de Lisarda, y el postigo +abierto, por donde claramente, a lo que parecía, el autor o los autores +de aquellas muertes habían escapado. + +Sobrevino la justicia; ocultose el suceso a mi madre, que fuera impío +decirla recién parida que se había quedado viuda y con aquellas +apariencias; el mundo no juzga más allá de lo que se ve en la +superficie, y todos echaron a la peor parte lo que había acontecido, y +díjose, porque así lo creyeron, que mi padre, enamorado de la hermosura +de Lisarda, secretamente se había venido de Nápoles, y con Lisarda se +veía en secreto, y que tal vez algún otro enamorado, celoso de Lisarda, +las dos muertes había hecho. + +Callose don Francisco de Rivalta, que bien pudiera haber patentizado la +verdad; pero como la honra, de mi madre quedaba a salvo, y venganza +quería tomar por su mano de don Baltasar de Peralta, guardó el secreto. +Buscó la justicia a los homicidas, diose por vencida no hallándolos, y +mediando los ruegos y las dádivas de Francisco de Rivalta, se echó +tierra sobre los muertos, y con ellos se enterró para mi madre el +secreto de la muerte de su esposo, a quien en Nápoles creía. Pero no +recibiendo cartas suyas en respuesta a las que le escribió anunciándole +mi nacimiento, y como el tiempo pasase y carta de mi padre no viniese, +puesta en un angustiosísimo cuidado, escribió al mayor de los tercios de +Nápoles pidiéndole noticias de su esposo. Entretúvola aquel caritativo +caballero con escusas y vaguedades, hasta que al fin la dijo, no +pudiendo más defenderse, lo que él en verdad sabía, esto es, que mi +padre había pedido licencia y partido para España, sin que hubiese +vuelto a saberse lo que de él había sido. Y como Lisarda hubiese +desaparecido también, dio mi madre en imaginar que enamorado de ella su +esposo, por ella secretamente a Sevilla había venido, llevádosela, y con +ella desaparecido. Callábase todavía Francisco de Rivalta, porque tenía, +y con razón, por más cruel para mi madre la verdad que la duda; y +asistíala, que adolecido había mi madre gravísimamente de tristeza, y +agravábase y amenazaba irse por la posta, acabada por el insoportable +dolor de su desventura. Desaparecido había también don Baltasar de +Peralta, como gota de agua que cayó en la mar, y Francisco de Rivalta no +le buscaba, porque le obligaba la asistencia a mi doliente madre, que al +fin halló el remedio a su desventura en la muerte. + +Detúvose al llegar aquí doña Guiomar; el corazón se la había oprimido, +y las lágrimas, que en vano quiso contener, rompieron por sus hermosos +ojos. + +Oídola había Cervantes grave y triste, y estremecida y tomada por una +melancólica pena Margarita. Desahogó con sus lágrimas el dolor de +aquellos sus tristísimos recuerdos doña Guiomar, y enjugándose los ojos, +continuó con voz desfallecida. + +--Huérfana quedé cuando aún no contaba un año, con mucha hacienda y +mucha nobleza; pero sola y sin más arrimo que aquel mi lejano pariente, +que fue después el buen esposo mío. Un labrador que tenía en +arrendamiento una de mis haciendas, y cuya mujer estaba criando, a su +cargo tomome; y libre ya del cuidado mío, mi pariente, Francisco de +Rivalta, por el mundo se fue a buscar, ardiendo en saña, al causador de +tanta desdicha. Era él joven aún, graduado en letras humanas, en leyes y +en sagrada teología y cánones, y como he dicho, alcalde del crimen en +Sevilla. Por mí a su vara renunció, que pareciole cosa imposible atender +a las graves obligaciones de su oficio y al mismo tiempo a las de padre +mío, en que mi orfandad le había puesto. Atrasose en su carrera por +buscar al causador de nuestras desdichas y tomar sobre él, en el nombre +de mis padres, justicia y venganza; y por el mundo andúvose tres años, +gastando su hacienda, inquiriendo y buscando a aquel hombre, +vislumbrándole a veces, sin encontrarle nunca, y perdiéndole de nuevo +cuando más esperanza tenía de ponerse a una distancia de él del largo de +las espadas. Pero Dios no quería que aquel irreconciliable enemigo de mi +familia fuese castigado, sin duda porque le guardaba para que le +castigaseis vos, señor Miguel de Cervantes. + +--Gran merced es esta que a los cielos debo, y por la que les estoy +agradecido,--dijo Cervantes;--y justo es que una tan grande hermosura +como la vuestra, y una tan gran suma de perfecciones como en vos se +hallan, con grandes merecimientos conseguida sea y lograda; y dígoos, +que mucho me pesa de que lo a que por vos obligado estoy, de tan liviano +momento sea, en vez de ser comparable a los trabajos de Hércules o a los +peligros de la encantada Puente Mantible, que si así fuera, mayor sería +mi contento, porque exponiendo por vos cien veces mi vida, y poniéndola +en cuestión con lo imposible, más estimaríais y a mayor amor por mí os +llevaría, el encendido amor que os tengo. + +--No creo yo que sea posible ir más allá de donde, no sé si por mi +ventura o mi desdicha, reconocida; obligada y enamorada me siento; y no +extrañéis que esto delante de esta doncella aquí presente os diga, que +ella es mujer, y sabe, o si no lo sabe lo barrunta, los rendimientos de +amor a que puede llegar una mujer enamorada, no embargante la +honestidad y la honra, que prendas preciosas son estas del alma, y no +pueden perderse sin que antes se pierda el temor de Dios. Y no hablemos +más de esto, y con mis desventuras sigo. Desesperado ya Francisco de +Rivalta, mi pariente, al ver que por cerca que hubiese tenido a don +Baltasar de Peralta, nunca ponerse delante de él había logrado, volviose +a su casa de Sevilla, y encomendó a la Providencia de Dios el castigo de +nuestro contrario; y pasó él tiempo cuidando él mi hacienda, y yo +criándome, y habiendo yo cumplido seis años y él treinta, vínose al +pueblo, sacome del poder de los honrados labradores que me habían +criado, y púsome en las monjas de Santa Clara, y al cuidado de dos tías, +hermanas de mi padre, que allí eran señoras de piso. Vendió la hacienda +que le quedaba para comprar otra vara de alcalde, y alcalde fue algunos +años, y por sus merecimientos, luego, oidor en la real chancillería de +Valladolid, y por último nombráronle presidente de sala de la real +chancillería de Méjico. Larga era la distancia a que de mi iba a +ponerse, y o renunciaba el honorífico y encumbrado oficio que se le +había dado, o descuidada me dejaba, estando entre ambos los mares. Había +yo cumplido ya mis diez y ocho años, y enseñádome habían las buenas +madres todo lo que enseñarme podían. + +Mis dos ancianas tías habían muerto la una tras la otra. A tomar el velo +habíase querido inclinarme; pero Dios no me llamaba a la perfección de +la vida monástica; antes bien, ansiaba yo ver lo que fuera del convento +había, que aunque decían que el mundo estaba gobernado por Satanás, y +que en él la perdición acechaba a las criaturas, decíame a mí la luz +natural de mi entendimiento que cuando tantas gentes vivían en el mundo, +no debían ser tan grandes sus peligros, dado que el mundo no se había +acabado ya, y todas las cosas que contra el mundo me decían, metíanme +más en apetito de conocerle. + +En fin, que yo no tenía vocación para la clausura, y así lo dije a mi +buen padre y pariente cuando me preguntó sobre ello. Visto por él lo +cual, y que yo estaba ya crecida y hecha una mujer, y que en el +monasterio estaba de ojos, luego de él sacome y llevome a una casa +noblemente alhajada, en que para servirme había una respetable dueña, o +más bien aya, señora viuda, de grande virtud, honestidad y +entendimiento, con otras doncellas y criados; y carrozas y sillas de +mano, todo como había de ser, teniendo en cuenta mi grande hacienda y la +clara nobleza de mi linaje; y él, para evitar murmuraciones, fuese a +otra casa, y no me veía más que al día breves momentos, y aun así, +tratándome con un tal respeto y encogimiento, y de una manera tan +avarienta mirándome, aunque lo disimulaba, que puesto que yo no +entendía de amores, por barrunto conocí que él de mí estaba enamorado, y +que por su edad y sus achaques, que le hacían parecer más viejo que lo +que en realidad lo era, a declararme sus amorosos sentimientos no se +atrevía; muy por el contrario, mandaba a doña Agueda me llevase a +cuantos divertimientos podía yo concurrir honestamente, y en esto veía +yo que él buscaba que, conociendo el mundo y tratándome con él, de algún +caballero que de mí fuese digno me enamorase, para con él casarme. Pero +era el caso, que aunque muchos me solicitaban, y me escribían versos, y +me daban música, y por mí con otros se enemistaban y reñían, haciendo de +mi calle palenque nocturno, donde más de alguno dejó entre rabiosas y +celosas ansias la vida, yo no me agradaba de nadie ni quería agradarme, +y no había rendimiento que me incitase ni merecimiento que me rindiese; +visto lo cual por don Francisco de Rivalta, y creyendo, acaso, por el +cariñoso modo de mi trato con él, que a pesar de sus años y sus +dolencias yo le amaba, y que si yo no se lo mostraba, a causa era de mi +recato, propúsome un día, todo tembloroso, como aquel que teme encontrar +la muerte en su propio atrevimiento, si quería con él casarme. + +Díjele que sí, sin saber lo que me decía, que era yo tan inocente como +cuando entré en el convento; y el casamiento se hizo con gran pompa y +regocijo, como a nuestra riqueza y nobleza convenía; y antes de que el +festín de las bodas se terminase, díjome mi aya doña Agueda no sé +cuántas cosas, que yo no pude entender; y luego, cuando acabada la +fiesta se fueron saliendo de casa los convidados, la madrina me dijo +otras cosas que tampoco entendí; y rodeada de las doncellas, de honor, +lleváronme a lo que mi madrina llamaba el tálamo, y que yo no sabía qué +cosa fuese, y metiéronme en una habitación o cámara lujosamente ornada, +en la que había un gran lecho todo guarnecido de blanco, y adornado con +flores, y allí me dejaron sola y suspensa, cuando a poco he aquí que +entró mi esposo pálido y convulso, y alentando apenas, y a mí se vino a +abrazarme; visto lo cual, yo me hice atrás tres pasos, y espanteme y +extendí hacia él los brazos, como para impedir que me tocase. + +--¿Pues qué, señora de mi alma,-dijo don Francisco, quedando inmóvil y +como si le hubiese herido un rayo,--no sabéis que sois mi esposa y que +ante el altar de Dios nos hemos juntado en uno? + +Siguiose a esto una conversación, por la que el desdichado don Francisco +de Rivalta vino a convencerse de que yo con él sin amor me había casado, +y aun sin saber Lo que el amor y el casamiento fuesen, y de esto provino +que, dando un profundo suspiro, me dijo: + +--Siéntolo, porque si mañana os prendareis de alguno, amarle no podréis, +sin ofensa a Dios y sin menoscabo de la vuestra y de mi honra; pero yo +juro, que si alguna vez solamente inclinada a prendaros de alguien os +conociere, con mi muerte os dejaré libre, para que podáis ser dichosa. +Entre tanto, por padre tenedme. + +Y sin decir más, saliose, pálido como un muerto, y preñados de lágrimas +los ojos, sin que yo llegase a comprender todavía la causa de aquello, +que era para mí lo que la luz para el ciego, que no sabe que hay otra +cosa que las tinieblas en que su ceguera le tiene. + +Llevome mi esposo a Méjico, y digo mal mi esposo, mi padre, adonde le +llevaba el cumplido plazo de la licencia que para el cuidado de sus +asuntos propios en España habíanle concedido. Gente es la de Méjico rica +y ociosa, dada al galanteo e inclinada a las malas costumbres; y como si +don Francisco hubiese querido remediar el yerro en que, casándose +conmigo, había dado, abierto había nuestra casa a los saraos y a los +festines, y no parecía sino que para convidarlos a ellos buscaba a los +caballeros más jóvenes, y más galanes, y más ricos; y de tentaciones me +rodeaba, sin apartar de mí la vista, y aguzando la experiencia que le +habían dado sus largos años de judicatura, todo por ver si yo a alguno +me inclinaba, que pudiese, libre ya y viuda, amándome, por su amor +venturosa hacerme. Perdido había yo, en fuerza de las solicitudes y +galanteos que me rodeaban por todas partes, aquella mi primera +inocencia, o más bien ignorancia, de las cosas de la vida. Conocía harto +bien el grande sacrificio en que por amor mío mi buen esposo se +empeñaba, y gran parte hubiera sido esto para que yo me enamorase de él, +que Dios me ha dado buena alma y agradecida; pero no es el amor cosa que +cuando se quiere se tiene, ni hay tienda donde se compre, ni lugar donde +se le busque; que él viene cuando menos se le espera y en el alma se nos +entra, y la avasalla, y prenda nos hace, no de aquel a quien hemos +buscado, sino del que Dios ha querido que venga para hacerse dueño de +nuestra vida y de nuestra alma en un solo punto; que el amor viene del +cielo cuando menos se le espera, y porque es aliento de Dios, es coma +Dios divino, y logrado cuanta gloria puede haber en la tierra. + +Suspiró doña Guiomar, partiósele de los ojos, aunque involuntariamente, +una mirada, que como si hubiera sido fuego del cielo, en su dulce fuego +abrasó el corazón de Cervantes, y luego, bajando los ojos ruborosa la +bellísima doncella viuda, quedose en silencio como si la grandeza de lo +que sentía la vedara el uso de la palabra. + +No menos confusa y turbada parecía Margarita, y agitábasela el seno, +como si una potente fuerza dentro de él se hubiera conmovido inquieta. +Conocíase adorado Cervantes por la hermosísima doña Guiomar y por la +bellísima Margarita amado, y dolíale, y no sabía qué hacerse, y +acometíanle un tumulto de tentaciones que consigo mismo le enemistaban; +porque si bien él era mozo galanteador que no reparaba en +inconvenientes, hasta entonces, como ya se ha dicho, con amor no había +dado que le obligase y en tristezas y cuidados le pusiese; y +encontrábase entre dos mujeres, ambas merecedoras de todo respeto y +homenaje; y puesto que Margarita le pareciese hermosa a maravilla, y +dulce y enamorada, parecíale doña Guiomar una divinidad; y no había +lugar a que dudase; que tratándose de que perdiese su libertad bajo el +yugo, tal vez durísimo, del himeneo, doña Guiomar era sin contradicción +y sin sombra de duda su escogida y su bien amada; y como él no pudiera +partirse en dos, o no hubieran de llegar a hechos las tentaciones que +por Margarita sentía, o había de tenerla por amiga, cosa que los +hidalgos y cristianos pensamientos de Cervantes repugnaban; que +tratándose de una doncella tal, y tan mal aventurada, y tan cuitada como +Margarita, infamia hubiera sido, prevaleciéndose de sus inocentes amores +y de sus desdichas, perderla en la deshonra como una hembra de poca +valía, en malos pañales criada y a todo puesta; así es que Cervantes no +sabía qué hacerse; que si los amores de Margarita, que ya se mostraban +harto claros, no aceptaba, heríala a un tiempo en su vanidad y en su +amor, y aceptándolos la perdía y a doña Guiomar ofendía, y él mismo se +ofendía en sí mismo en las dos; que no se puede ir por un mal camino sin +exponerse a caer en los despeñaderos que en él se encuentran, y tanto +más, que estos caminos malos son resvaladizos, y una vez entrados en +ellos, atrás no podemos volvernos y nuestra perdición es segura, y quien +en el peligro se mete conociéndole, las desventuras que le sobrevengan +merece. Conocíalo todo esto Cervantes, y en ello pensaba, y pensando en +ello aparecía confuso y turbado, tanto casi como las dos de él +enamoradas doncellas. Al fin doña Guiomar, rompiendo su silencio, +continuó de esta suerte: + +--Yo, conociendo ya el mundo, hubiera querido premiar el amor de mi +esposo, si no con el amor de mi alma, dándole la posesión de esta mi +persona que tan hermosa le parecía, y, aunque procurelo, ser no pudo, +que él tenía mucha experiencia y mi intento conocía, y que aquello por +lo que yo me brindaba a arrojarme en sus brazos, no era amor, sino +compasión y agradecimiento; y evitolo, y sufrió su martirio en silencio, +y como estaba achacoso y más viejo que por sus años debía serlo, +agraváronse sus dolencias y con él al fin acabaron; que murió el +desdichado casi loco de amor entre mis brazos, y sin que yo evitarlo +pudiera. Dejome su hacienda, que puesto que hubiese vendido para +comprar su primer oficio la primera que sus padres le dejaron, por los +grandes provechos que los oidores gozan en las Indias, habíala hecho, y +buena: ¿pero qué era su hacienda comparada con la opulenta hacienda mía? +¿ni de qué podía servirme más que de amargura, siendo así que la tenía +por su muerte? + +Triste quedeme, desamparada, y lo que fue peor, en peligro; que apenas +cubrió la tierra de la fosa el cuerpo del sin ventura esposo mío, +pareció que de otra fosa ignorada salía, para poner en mi corazón ira y +espanto, el eterno perturbador de mi sosiego, a quien yo no conocía más +que por la relación que de él me había hecho mi esposo; digo que apenas, +después de los primeros meses del luto, a la calle salí, y en mi casa +empecé a recibir como antes a mis amigas, y a los amigos de mi marido, +hizo le presentasen en ella sin mirar en nada, y como si hubiese +ignorado que yo ignoraba su nombre, conociéndole por el mortal enemigo +de mi familia, el capitán don Baltasar de Peralta. Perturbeme al oír su +nombre, pero tuve valor, o Dios me lo dio, para disimular; y cuando +todos se fueron y con él me quedé sola, que él de intento para procurar +la ocasión se había hecho reacio (cosa que fue reparada por todos, y a +todos les hizo creer que eran ciertas las calumnias que de mí se decían, +y que Gaspar de Valcárcel, alférez de alabarderos del virey, había +propalado), túvoseme por liviana muy más que antes, y por mujer que, +olvidada de todo pudor, libre ya por la muerte del marido, en nada +reparaba ni se detenía, y que no era ya el alférez Valcárcel el único y +sólo favorecido por mí, sino que también de mis favores gozaba el +capitán don Baltasar de Peralta, que por muerte del capitán de los +alabarderos del virey, de España para sucederle había ido. + +Nadie pudo oír lo que yo, encolerizada y embravecida, dije a don +Baltasar de Peralta en cuanto, como lo ansiaba, con él me vi a solas; +que después de manifestarle que al oír su nombre le había conocido como +el matador de mi padre, de mi casa arrojele, amenazándole con mi +venganza. Oyome inalterable don Baltasar de Peralta, sonriose como +hubiera podido sonreírse un demonio, y díjome saliendo de mi estrado: + +--¡Vive Dios, que o habéis de ser mía, o tanto haré, que habéis de soñar +conmigo como si soñarais con el diablo! + +Dieron a este punto en la iglesia del Salvador las Ave-Marías de las +doce, y como un paje apareciese y dijese que ya la mesa estaba servida y +esperaba a los señores, doña Guiomar dijo: + +--Pongamos por ahora punto redondo a la relación de los negros sucesos +de mi vida, que de ellos no ha de hablarse delante de los criados, y +déjese la prosecución para después de la siesta, que en el jardín nos +juntaremos. + +Y con esto levantose la hermosísima viuda, y tras ella, Margarita y +Cervantes a comer con ella se fueron. + + + + +XII + +De como se iban, cruzando los amores y apercibiéndose a una ruda +batalla los celos. + + +Tal era la mesa de doña Guiomar, y tan alhajada de ramilletes y vajilla +de oro y plata, que no la mesa de una dama particular parecía, sino la +del opulento Lúculo. + +Sentáronse a la mesa con doña Guiomar y sus dos convidados, doña Agueda, +ya anciana, que aún junto a ella vivía, y su capellán, docto licenciado, +ya de edad provecta y de muy buenas maneras y gracia, que la mesa +bendijo, después de lo cual, y de haber servido lindas doncellas los +aguamaniles, empezó la comida, tan variada y tan suculenta, que más que +comida ordinaria, banquete de Estado parecía. + +Asomaba en todo clara y manifiesta la gran riqueza de la bella indiana, +y era de ver el lujo de las libreas de los pajes, que solícitos y +diestros, y seis u ocho en número, las viandas servían, yendo sin cesar +de los bufetes a la mesa y de la mesa a los bufetes. + +Duró la comida no menos de dos horas, y no se acordaba Cervantes de +haber comido en su vida de una tan egregia manera, no embargante lo +cual, inapetente mostrose; que harto le ocupaban el cuerpo los +pensamientos que le combatían, aunque en el semblante sus efectos +disimulase; y disimulaba doña Guiomar, pero mostrábase taciturna; y en +cuanto a Margarita, no podía pasar bocado, porque su triste madre se la +representaba muerta a las crueles manos de la miseria, y recién +enterrada, y la desnudez de la mezquina casa que para siempre había +abandonado se la ponía en comparación con aquella ostentosísima sala, +ennoblecida por tablas y lienzos de los más estimados pintores +sevillanos, y con aquella riquísima mesa, cargada de oro y plata, de +flores y frutas, en cuyas botellas de rico cristal de Alemania aparecían +los dorados vinos de Montilla, y los pardos del Rhin, y los tintos de la +Mancha, pareciendo los unos topacios, y carbunclos negros los otros. +Amargábala todo esto su ya grande amargura a Margarita, y por no +mostrarse desagradecida, fuerza se hacía para comer, y comiendo se +martirizaba; y considerando que con lo que en aquella mesa sobraba a lo +necesario, y aun a lo noble y rico, hubiera podido salvarse su madre, +las lágrimas se la subían a los ojos, y el mayor tormento que sufría era +contenerlas. Aumentaba su martirio el ver cuánto la aventajaba en +hermosura y riqueza doña Guiomar, y que ni aún esperar por soñación la +era dado que aquel su generoso protector dudase ni un solo punto entre +ella y doña Guiomar. + +Entretuvo como pudo la conversación el capellán con las noticias que por +Sevilla corrían, siendo gran parte para ello lo que se contaba de la +liga del rey Católico con los venecianos para su guerra contra el Gran +Turco. + +Terciado había en la conversación Cervantes, y puesto en cuidado a sus +dos enamoradas, porque decir le oyeron que él sentía mucho que su +compañía de infantería no era de las que habían de embarcarse para ir +contra el Turco, sino que se embarcaría para Nápoles; y temían que, +según encarecía su deseo de hallarse en aquella grande empresa, al fin +no se pasase a una de las compañías que muy presto habían de embarcarse +en las galeras que debían zarpar para Mesina. + +La comida, de suyo triste, más triste se hizo para ellas con la noticia +de que, si no contra el Turco, para Nápoles había de embarcarse +Cervantes; y levantados que fueron de la mesa, fuéronse todos a dormir +la siesta, que así era uso, aunque nuestro Cervantes y nuestras dos +enamoradas no pudiesen conciliar el sueño, combatidos como estaban por +sus graves, celosos y tristes pensamientos. + +Pero cuando sonaron las Ave-Marías de las tres, levantáronse todos, +aliñáronse, y habiendo avisado doña Guiomar que los esperaba en un +sombroso cenador del jardín, allá se fueron, y a doña Guiomar +encontraron sentada en unos cogines, bajo la sombra de las tupidas +enredaderas, de las zarzas rosas y de los jazmines que el cenador +cerraban, dejándole en aquella hora, que era la del gran calor, en una +media luz y con tal frescura, que allí no se conocía que fuese verano y +en el punto más caloroso. + +Servida había en una mesa una limonada para el refresco, y tomádole que +hubieron, Cervantes y Margarita pusiéronse el uno a un lado y el otro al +otro de doña Guiomar, que con voz ya un tanto caneada y lánguida, +continuó su relación de esta manera. + + + + +XIII + +En que se ve que doña Guiomar hubiera hecho muy bien en no contar +tan presto su historia a Cervantes y en no amparar a Margarita. + + +--Decía yo,--dijo doña Guiomar--cuando la hora del comer llegando, +suspendió mi historia, que el capitán don Baltasar de Peralta, +apareciendo como si le hubiera abortado la tierra, en el punto en que +murió mi buen esposo, requiriome de amores, y con tal empeño, y una al +parecer tan grande seguridad de la victoria, que yo hube de arrojarle de +mi casa con la prohibición de no volver a ella; y aquí empieza la +tragedia del alférez Gaspar de Valcárcel, que desesperado y codicioso +don Baltasar de mostrarme cuánto me amaba y cuánto por mi honra miraba, +aunque él hubiese sido quien, a socapa y permaneciendo oculto en Méjico, +hubiese ayudado con dinero y malos consejos a Valcárcel, que no lo +necesitaba mucho, para que contra mí la viperina lengua soltase, ya +trocadas las cosas por la inopinada muerte de mi marido, y pensando en +hacerme su mujer, por aquello de que quien porfía consigue, y de que no +hay fortaleza que no se rinda si bien se la asedia, y doliéndole que de +la qué, según él creía, había de ser su mujer se dijesen cosas bajas, +deshonestas y vergonzosas, por todo esto, un día que encontró a Gaspar +de Valcárcel entre otros caballeros extremando contra mí sus calumnias, +díjole: + +--Cosa seria es, y con la cual los que se precian de hidalgos no se +atreven, publicar las debilidades o las liviandades de una señora, +puesto que sean ciertas; que hay cosas tales y tan infames, que aun los +labios por donde se manifiestan queman; y señal de buen estómago, +aparejado para todo, da el que de cosas corrompidas hace pasto, y luego +le arroja por la boca en inmundicia, apestando a todo el que a su lado +tiene, para lo cual se necesita ser mal nacido y villano; pero cuando no +se vomitan podredumbres ajenas, sino de la propia alma de quien las +arroja, quiero decir, cuando aquello con que se escandaliza al mundo es +ficción traidora, villanía intencionada, puñalada dada a traición, +ponzoña administrada a trasmano, como es todo lo que vos decís, alférez, +de esa señora, (para hablar, de la qué debíais bañaros la boca con agua +rosada, y quitaros el sombrero y arrojar de vuestra boca perlas, que no +difamaciones), no es ser ya villano y mal nacido, sino infame y traidor +y asesino cobarde, que por la espalda en el corazón hiere a quien +debiera honrar y reverenciar; y adviértoos que a lo que digo no admito +réplica; y que si no os rompo a bofetones la malvada boca que tales +nunca oídas vilezas pronuncia, es por no contaminarme la mano con el +veneno asqueroso que de vuestra boca mana.--A lo cual no contestó el +alférez, sino que dijo a uno de sus amigos dijese a don Baltasar que +tales cosas no podían decírsele a él, no ya públicamente, sino que ni +aun en secreto, sin que él cortase, quemase la lengua y arrancase el +corazón al que a tanto se había atrevido. Y con esto, aquella noche el +alférez, con un su amigo, y don Baltasar con otro, a un lugar apartado +se fueron, y allí don Baltasar, con más fortuna, o más valor, o más +destreza que Valcárcel, matole, dándole a los primeros embites de la +pelea una estocada tal, que el corazón partiole; y el mísero a quien su +mala lengua, o más bien la desgracia de encontrarse en el mismo empeño +que don Baltasar, había matado, no pudo ni aun decir ¡Dios me valga! + +Contomelo al otro día uno que de todo había sido testigo, o por +servirme, o tal vez por servir a don Baltasar, que quiso que yo supiese +cuánto por mí había hecho, y en qué trance por mi honra se había puesto. +Ya sabéis, pues, doña Margarita, a qué mal fin llegó, por sus malos +pasos, aquel vuestro amante, y desde ahora, si queréis, podéis +continuar vuestra historia, que yo no interrumpí sino para deciros lo +que del alférez Valcárcel había sido. + +--Ignoraba yo,--dijo Margarita,--que tal fuese el hombre con quien mis +padres mi casamiento trataron, y al que no sé si amé; porque ahora +conozco que el amor es muy distinto de lo que yo había creído. Y como al +decir estas palabras, por más que quisiese disimularlo, se la fuesen los +dulces ojos a Margarita hacia Cervantes, mucho tuvo que hacer doña +Guiomar para no dar indicios de la enemistad y aun del odio que en aquel +mismo punto nació en ella contra Margarita. + +Disimuló, no obstante, y dijo: + +--Pues que del relato de vuestra historia estamos pendientes, seguidla, +que ya veis con cuánta atención y buen deseo os escuchamos. + +--No ha de ser sin que vos acabéis vuestro relato,--señora,--dijo +Margarita, que lo que del mío queda, aunque sea bien doloroso, es harto +breve. + +--Pues no falta gran cosa a mi historia,--dijo doña Guiomar,--y sigo en +ella por complaceros y porque se acabe la porfía. Y habéis de saber que +matando don Baltasar a aquel villano difamador de mi honra, no me +favoreció por esto, sino que a peor punto llevó mi fama; que todos +dijeron, no que yo era una dama honesta, sino que don Baltasar había +cegado de amores por mí, propuéstose había casarse conmigo, y pretendido +atajar una maledicencia, que cuando él fuese mi esposo había de +alcanzarle; y si antes era el difunto Valcárcel el solo que contra mí +vomitaba maledicencias, una vez él muerto, avivado el incendio de la +calumnia por el móvil de la envidia, dieron en decir de mí tales cosas a +propósito de las músicas y de las rondaduras con que don Baltasar me +afligía, que ya abandonada en Méjico de todos, que de mí huían como si +hubiese estado apestada, me propuse escapar de aquel no merecido +infierno en que me encontraba; y vendidos los cuantiosos bienes de mi +marido, que montaron a muchos cuentos de escudos, amen del oro y plata +labrada que en nuestra casa había, embarqueme para España y llegue a +Sevilla, donde en manos de genoveses puse mi dinero a ganancia, y en la +casa de la Contratación las barras de oro y plata que de las Indias +truje, y al mesón de la Cabeza del Rey don Pedro acogime, en tanto que +casa hallaba en donde morar con la decencia que a mi linaje y a la +memoria de mi marido correspondía; y no siempre en el mesón de la Cabeza +del Rey don Pedro he estado, que largas temporadas he pasado en una +granja que de mis padres era; y así se han pasado bien dos años, y +hubiérame quedado en la granja con mi viudez y mi desgano del mundo, +lejos del ruido de la populosa Sevilla, a no ser porgue, descubierto mi +retiro por el eterno enemigo de mi familia y mío, de tales asechanzas me +vi rodeada, que de vivir en despoblado tuve miedo; que aunque mis +criados eran muchos y valientes, y fieles, capaz hubiera sido don +Baltasar de juntar un ejército de salteadores, y combatir la granja y +robarme, cosa que en Sevilla no es fácil, donde hay tanta gente de +guerra y de justicia, y toda al servicio del rey, para seguridad de sus +buenos vasallos. Víneme, pues, otra vez al mesón de la Cabeza del Rey +don Pedro, y sin dejarlo de la mano, casa mandé buscar, y hallaron esta, +y visítela y agradome y comprela, y reparada y alhajada que fue, a ella +víneme, harto ajena de creer que duende en la casa había, y que por ello +la Inquisición había de visitarme, y aparecérseme duende que me +perturbara y me pusiera en ocasión en que yo hasta ahora no me he visto, +ni pensado verme; y si no fuera por esta bendita medalla que me dejó el +familiar que a verme vino, ni aun a pensar me atrevo en lo que de mí +hubiera podido ser. + +Y como al acabar su relato doña Guiomar sacara del hermosísimo seno la +medalla que la noche anterior la había dado el señor Ginés de Sepúlveda, +sintió Cervantes un no sé qué de desabrimiento y de celosa rabia, que +hubo menester un gran esfuerzo para que de ello al semblante no le +salieran los indicios; que antojósele (antojo ocioso y aun calumnioso +de enamorado) que doña Guiomar no era una tal y tan honesta dama, ya que +no inmaculada doncella, como él había creído, sino que se agradaba de +parecer tan rara en lo tocante a la condición en que se hallaba, como +era rara en hermosura; y que tal vez todo aquello que de ella se había +dicho en Méjico, y que había costado la vida al alférez Gaspar de +Valcárcel, y que ella no había tenido empacho en referir, no era sino +muy cierto; y que tal vez en él no buscaba marido amante, sino marido +pobre y sufrido, que a trueque de sus grandes riquezas y aun de los +abandonos de su hermosura, todo se lo sufriese y callase, y su reparo y +el nombre de sus hijos ante el mundo fuese. + +Y esto lo pensaba Miguel de Cervantes, aunque tenía el alma noble, +porque no hay recelos que de una mujer se tengan sin pruebas, que +villanos no den; y en este pecado dan los que bien aman, por buenos que +sean, y por la misma fuerza de su amor, que a los tristes y desesperados +recelos los lleva. + +Inocente había sido en contar con tal lisura su historia doña Guiomar, y +claras muestras había dado de no conocer el mundo; que el calumniado que +de la calumnia de que es víctima habla, es uno más que a la calumnia que +le sacrifica ayuda. Y esperárase a lo menos doña Guiomar a que, por ser +mujer de Cervantes, este dudar no pudiera de la hasta entonces entera +castidad suya, y mejor hiciera, y sobre seguro y sin peligro pudiera +contarle lo qué, no habiendo llegado a aquellos términos, era ocasionado +a los recelos, que como no podía menos de ser, a nuestro Miguel, que era +hombre de una grande experiencia, acometieron. + +Imprudente había sido doña Guiomar confiando en su inocencia, y más aún +en el amor de su soldado; y si hubiera su corazón visto cuando ella sacó +de su seno la medalla del señor Ginés de Sepúlveda, arrepentídose +hubiera de su imprudencia; que Cervantes creyó, que si el familiar no la +había preso, a causa había sido de algún inapreciable favor con que la +rectitud del enviado de la Inquisición doña Guiomar había torcido; y no +tuvo la medalla que de su hermosísimo seno doña Guiomar había sacado, +sino como recuerdo y prenda de amor por el familiar a ella dejados. Y no +había sido otra la intención de doña Guiomar que la de espantar a +Margarita, a la que una vez recibida no se atrevía a echar a la calle, +para que ella de su _motu proprio_ se fuese, atemorizada al saber que la +casa tenía duende, y que para defenderse del mal era necesaria una +medalla de la Santa Inquisición, que ella no tenía. Celosa andaba doña +Guiomar, porque poco recatado Cervantes, atraído por aquellos dos +opuestos polos entre los cuales se encontraba, y aunque más cerca de +doña Guiomar, no muy distante de Margarita, había mirado más de una vez +a esta con encendido ahínco, y hartas señales había dado Margarita, +aunque sin pensarlo, del amor que por Cervantes se había encendido en su +pecho; todo lo cual había nublado y ennegrecido los inquietos espíritus +de doña Guiomar, y por esto, como se ha dicho, de duendes había hablado +y había sacado la medalla, para que de ella, y por su propia voluntad, +se apartase aquella su negra enemiga. Y estando en esto, entró en el +cenador Florela, ya repuesta en su natural y propio traje de doncella, y +arrimose a doña Guiomar y quiso hablarla en secreto, pero ella le dijo: + +--Dime alto lo que tuvieres que decirme, que no hay necesidad de que +estos, mis buenos amigos, crean que yo tengo algo oculto, y a más que es +descortesía. + +--Pues, señora,--dijo Florela,--ahí está, y por vos pide, aquel señor +familiar que anoche vino, y dice que de graves asuntos tiene necesidad +de hablaros. + +--Pues que allá voy dile,--respondió doña Guiomar. + +Y como Florela se fuese, continuó: + +--Cosa es la Inquisición a que no puede cerrarse la puerta ni obligar a +espera. Y así vosotros, amigos míos, me perdonaréis si os dejo para ir a +ver lo que la Inquisición de mí quiere. + +Y doña Guiomar, levantándose con no pequeñas muestras de sobresalto, del +cenador saliose llena de celosos cuidados, porque a solas dejaba con +Miguel a Margarita; y más cuidosa hubiérase sentido doña Guiomar si en +el alma de Cervantes pudiera haber leído; que éste creyó que doña +Guiomar se encontraba en la mezquina y dura ocasión de una dama de poco +más o menos, que estando al lado de un su enamorado, la visita de otro +enamorado con quien tiene grandes respetos, y dejar de asistir a la cual +no puede, la anuncian. + + + + +XIV + +De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la +visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda. + + +Como Margarita, libre de testigos, a solas con Cervantes se encontrase +en aquel cenador sombrío, donde la belleza, el silencio y la frescura al +amor convidaban, sin reparar en que los que están rodeados de tupido +ramaje no pueden tener la seguridad de no ser acechados, como lo eran +ellos, y de cerca, porque la celosa doña Guiomar había diputado a su +fiel Florela para que observase, los ojos alzó ella sin miedo y los fijó +en Cervantes de una manera tan clara, que él se sintió amado hasta las +entrañas, y dolorido por doña Guiomar y contra ella irritado, sus ojos +fijó en Margarita con no menos vehemencia y fuego que ella en él fijaba +los suyos; y fuésele a ella un suspiro, y él con otro suspiro contestó, +y así permanecieron algún tiempo, indecisos, sin hablarse, y mirándose +tiernamente, y requebrándose con los ojos, que el diablo andaba por allí +suelto y tejía ya una maraña que sin desdichas no habría de +desenredarse, y cuando fuese peor el remedio que la enfermedad. + +--En verdad, en verdad, señora mía,--dijo Cervantes,--que ni yo sé lo +que me pasa, ni dónde estoy, ni a qué atiendo, ni qué deseo, ni de qué +hilo he de valerme para salir del laberinto en que perdido me hallo. + +Oíalo todo Florela, que a poca distancia estaba, entre el follaje de un +bello jazmín escondida, y oyó asimismo que Margarita dijo, con la voz +apenada y débil, y tan apasionada, aunque quería ocultarlo, como si su +voz hubiera salido de en medio de sus doloridas entrañas: + +--¡Ay, señor mío, que yo también estoy espantada de mí misma, porque no +debiendo tener ni corazón ni alma más que para la desgracia, que nunca +lloraré bastantemente, del fallecimiento de la desventurada madre mía, +en cosas pienso que tan lejos están de mi madre como de mi ventura! Y en +cuanto a lo que decís del hilo que necesitáis para salir del laberinto +en que os encontráis perdido, dígoos que bien podéis valeros del hilo de +oro que tenéis en las manos, y él os sacará a buen puerto. + +--¿Pero no sabéis, hermosa señora mía,--contestó Cervantes,--que el hilo +de oro, cuanto más rico es, por no tener mezcla de ningún otro metal, es +más quebradizo? Oro no me deis a mí para que de guía me sirva, que nunca +ha sido el oro el imán de la aguja de mis deseos; que si lo fuera, no +hubiera yo dado en poeta, que es lo mismo que hacer voto de pobreza +perpetua e incurable, y de perpetuo afán e irremediable locura. + +--De poetas es,--dijo Margarita,--volverse a lo que más brilla y adorar +el sol que deslumbra. + +--Pero a veces, señora, cuando más luce el poeta, es cuando la fragancia +aspira del humilde lirio que entre la yerba se esconde, y con plácida +voz y acordada armonía le canta. + +Coloráronse súbitamente las mejillas de Margarita, y un súbito temblor +acometió a Cervantes, que en los ojos de Margarita vio algo que, yendo +más allá de lo humano, divino parecía, y que le atraía con una no +conocida fuerza, y de tal manera, que el uno dio en los brazos del otro, +y sus labios se unieron, y ella, desfallecida sobre el hombro de +Cervantes, reclinó su hermosa cabeza, y suspirando le dijo: + +--Mi esposo sois, que ya de ello con vuestros labios y con vuestro +abrazo me habéis dado testimonio; y ved lo que hacéis, señor mío, de mi +alma, que aquí de celos fallezco y de espanto me muero; que de vos doña +Guiomar está enamorada, y duendes hay en esta casa, y yo no tengo como +ella medalla de la Inquisición que de los duendes me defienda. + +Selló una y otra vez Cervantes los labios de Margarita, libando la +ambrosia de su aliento, y reparándose al cabo y pensando en que de aquel +su olvido y arrebato podía haber ocultado cuidadosos testigos la +espesura, de sus brazos dulcemente separó a Margarita, y la dijo: + +--Vuestro esposo soy; de ello no podéis tener duda, si no es que en duda +ponéis mi hidalguía y mis cristianos pensamientos; y puesto que esto no +tiene ya remedio, ni yo deseo que lo tenga, ni arrepentido estoy de +haber llegado al punto a que me ha convidado mi por vos próspera +fortuna, disimulemos, que a vuestra honra y a la mía el disimulo +conviene; que no hay para qué de vos se hable ni de mí se diga que no he +tenido valor para contener los impulsos de este violento corazón mío, +que tan presto, de tal manera y para siempre, habéis hecho vuestro. + +--¡Dios sea bendito!--exclamó Margarita, levantando los hermosos ojos, +llenos de lágrimas, al cielo,--que en el amargo y negro día en que para +mí juzgaba ya cerradas todas las puertas de la esperanza, la felicidad +encuentro, no embargante el dolor que siento porque mi desdichada madre +no vive, y es testigo y partícipe de mi ventura. + +--Cesemos en esto, señora de mi alma,--dijo Cervantes,--y procuremos +recobrar la serenidad del rostro, no sea que doña Guiomar vuelva y +sospeche, y celosa os injurie, y en trance me ponga de hacer lo que no +quisiera ni cumpliría a mi honra; y habladme de los sucesos de vuestra +vida que relatar os falta, y más que esposos enamorados, parezcamos +buenos amigos hasta que de esta casa salgamos, y habiendo pasado por la +iglesia, a la pobre mía os lleve. + +Y como aconteciese que Cervantes fuese volviendo en sí de aquel +trastorno de sus sentidos, de lo a que él, si no hubiese estado celoso y +perturbado, no hubiera llegado, espantose; porque conoció claro que no +por haber empeñado él su honra, tomando la de ella, había menguado en un +ápice su adoración por doña Guiomar, sino que antes bien, con la nueva +dificultad había acrecido; y aquejábale hasta criar dentro de su pecho +una rabiosa tormenta, el ver que la visita del familiar con la hermosa +viuda continuaba, y que ella no volvía; y mientras esto ponía a +Cervantes en una borrasca de confusiones, Florela atisbaba, demudada y +pálida, porque a su señora amaba, oculta entre los jazmines, y +proponíase todo relatarlo como ella lo había visto y oído a doña +Guiomar, para que no fuese más tiempo burlada y engañada, y por la burla +y el engaño se vengase. + + + + +XV + +De como Cervantes oyó el fin de la historia de Margarita entre las +cabilaciones que le causaba el no saber adónde le llevaría la +historia de sus amores. + + +Receloso estaba Cervantes, sospechando lo que acontecía, esto es, que +testigos había habido de su repentino e inevitable delirio; y no +sospechando nada de esto por su inocencia Margarita, y dominando cuanto +pudo las huellas que en su semblante quedaban del frenesí de amor que +por ella había pasado, con voz dulce y enamorada dijo: + +--Pues lo que contar de mis desdichas queda es tan breve, señor de mi +alma, que muy presto habré terminado; mucho antes quizá de que doña +Guiomar venga; que Dios sabe cuán largos pueden ser los asuntos por los +que la Inquisición la busca. + +Con estas palabras avivado había Margarita el fuego de la celosa rabia +de Cervantes, que se arrepentía más y más de su pasada, pero irreparable +debilidad y ligereza. + +Mantúvose, sin embargo, sereno, y Margarita continuó: + +--Por curarme de las tristezas en que la ausencia de Gaspar de Valcárcel +me había puesto, aunque yo, por lo que siento ahora conozca, ¡ay de mí! +harto bien no era amor lo que por mi ausente enamorado sentía, ni viso, +ni aun sombra de ello, trajéronme mis padres, como ya he dicho, a la +populosa Sevilla, ansiosos porque mis melancolías tuviesen término en un +nuevo amor; que yo era muchacha, y a la juventud no hay que pedirla +reflexión ni firmeza; que no hay firmeza sin reflexión, y las jóvenes +plantas que cuando dejan de ser halagadas por el dulce céfiro se +doblegan mustias, otras céfiros las alientan y reviven; y céfiro es para +la mujer el primer amor que apenas si su inocente alma conmueve; amor de +la inocencia, que en nada se parece a este otro amor de la vida, que por +vos, señor de mi alma, me abrasa y me devora, y de tal manera, que me +parece que no es mía la vida que vivo, sino que en vuestra vida aliento, +y en medio de vuestras propias entrañas, y que en mis entrañas os +siento; pues, como decía, aunque mis padres tenían una tal cual +hacienda, por la que en el pueblo por ricos eran tenidos y respetados, y +como ricos vivían, no era esta hacienda cosa bastante para sufragar los +dispendios a que les obligaban las galas y las joyas con que para +llevarme a las principales casas, de Sevilla necesitaban ataviarme y +prenderme; y como mis melancolías y pesadumbres no cesaban, y llamaban +hermosura al pobre parecer mío los galanes de la populosa y regocijada +Sevilla, y con pretensiones me asediaban, sin que yo de mis melancolías +y negro humor me curase, esforzábanse mis padres, y acrecían sus +dispendios, y hasta llegaron a poner gran casa donde pudiesen tener +lugar saraos y representaciones de pasos y comedias; que así los +tristes, que por no tener más hija que yo, en mí sus ojos y su alma y +todo el amor de su corazón habían puesto, creían dar alegría a mis +tristezas, alivio a mis pesares, y ponerme más y más en ocasión de que +algún gentil y joven caballero de mí se enamorase, y fuese tal que yo no +pudiese menos de amarle; pero esto no acontecía; que para mí los hombres +eran como si no los hubiese, y en vez de agradarme me martirizaban con +sus solicitudes, y mis tristezas y mi desabrimiento aumentaban; y en +balde dábanme música, y en balde escribíanme versos en que me comparaban +con el sol, con la luna y con las estrellas, con el cielo y con la +tierra, con las praderas y las selvas, con las flores y los céfiros; yo +no leía estas composiciones, sino que, desdeñándolas, las rompía o las +quemaba; y si yo las guardara, bien hubieran podido hacerse con ellas +dos o tres gruesos libros infolio. Vendido había mi padre su hacienda +para sufragar los diparatados gastos en que por amor mío se había +metido, y puesto el dinero a ganancia casa de genoveses; pero la +ganancia del dinero no alcanzaba ni con mucho a aquel loco y continuo +gastar de mi padre, y fue necesario al propio dinero recurrir quitándole +de la ganancia; tal era la ceguedad de mi padre, tal la vehemencia de su +amor por mí, que en aquel camino de perdición no se detuvo, esperando +siempre que algún poderoso magnate de mí se prendase, y yo le +correspondiese y nos casásemos, y todo viniese por último a un fin +próspero; que tal era la idolatría que mi padre tenía por mí, que no se +le figuraba menos que yo era la única mujer hermosa que en la tierra +había, en cuya creencia le ayudaba el ver que las gentes que a mi casa +iban y que en paseo nos encontraban, y en las comedias, y en las +iglesias, se desojaban mirándome, y tras mí se iban y ansiosamente me +pretendían. + +Llegó al fin un punto en que, no habiendo habido hombre que en él +reparar me hiciese, y por el que en nada mi malaventura del alma se +aliviase, mi padre llegó al fin y remate de su hacienda, y no +rindiéndose aún y esperando siempre el ave-fénix que conmigo había de +casarse, pidió dinero prestado, que cuando los plazos se cumplieron no +pudo pagar; de modo que, conocida la pobreza de mi padre, nadie fue +osado a prestarle un solo maravedí; más bien los acreedores embargáronle +cuanto en la casa había: muebles, tapices, carroza, y aun la misma ropa +y alhajas de mi madre y mías; y como mi padre se viese en medio de la +calle con mi madre y conmigo, sin poder volver a nuestro pueblo, porque +en él nada nos quedaba, y sin tener otro refugio que la pobre casa de un +fiel criado que de nuestras bien merecidas desdichas condoliose, +enfermó, y de tal y tan grave manera, que al hospital de San Juan de +Dios fue necesario conducirle; que el criado que nos amparaba no tenía +fuerzas para otra cosa; y allí el desgraciado, perdida ya toda +esperanza, comido del remordimiento de la miseria en que a mi madre y a +mí nos había puesto, muriose, y de caridad le enterraron no lejos del +sitio en que esta mañana fue sepultada mi desventurada madre, en ese +cementerio del Salvador, adonde vos, movido a compasión por mi desgracia +y mi soledad, me seguisteis. No aprovechábamos mi madre ni yo para +sustentarnos con nuestro trabajo, que trabajar no sabíamos, como no +fuese el soportar por amor de Dios nuestras nunca oídas y agudísimas +desgracias. + +Trabajaba para nosotras, que se quitaba la vida, él bueno de Francisco; +pero viejo, también adoleció, y al hospital se lo llevaron, y otro día +fuimos acompañando su cadáver como habíamos acompañado el de mi padre. + +Cerrábase todo para nosotras, y de tal manera, que el cielo que todos +veían azul y sereno, nosotras le veíamos nublado y siniestro, preñado de +tempestades, y entre sus neblinas caliginosas parecíanos ver la muerte +que cruzaba y sobre nosotras descendía, amenazándonos con su horrible +guadaña. + +Algunos de los amigos que tuvimos en aquellos tiempos que la locura de +mi padre (¡Dios le perdone!) hizo que pata nosotras pareciesen +prósperos, nos socorrieron; pero no hay quien socorra una necesidad +continua: la amistad se cansa pronto; que para la miseria no hay amigos, +y si la caridad subsiste algún tiempo más, acaba al fin por entibiarse y +por convertir su ardiente fuego en duro hielo. Hace cuatro meses desto, +y ya mi madre, por amor mío, había pretendido salir a mendigar de noche, +yéndose a las puertas de las iglesias donde había ejercicios; y yo por +mí no se lo hubiera consentido, pero por ella consentilo y acompañela, y +ambas a dos, en cuanto la noche cerraba, a la iglesia más próxima donde +había ejercicios nos íbamos, y a su puerta nos poníamos rebozadas, y aun +a pesar del rebozo avergonzadas, y trémulas, y poco menos que +agonizando. + +Caían algunos maravedís en nuestras heladas manos, y para el pan sacamos +la primera noche; pero la segunda, los mendigos de oficio que allí +acudan, y que la noche anterior de nosotras se habían apercibido, nos +echaron, llenándonos de improperios, diciéndonos que les hacíamos +perjuicio, y que como éramos pobres nuevos, si habíamos de seguir +pidiendo, habíamos de ganarlo, y no había de ser esto menos que +repelándonos contra toda aquella falanje de ciegos, cojos, mancos, +tullidos y muchachuelas de mal vivir; y no nos lo decían esto de buena +manera, sino rodeándonos y empujándonos, y poniéndonos los puños a dos +dedos de la cara, y amenazándonos con garrotes y vihuelas, y gritando y +chillando y aullando todos y todas a una, ni más ni menos que si +hubiesen sido una legión de demonios voraces, contra nosotras +conjurados. Y no sabemos lo que de nosotras hubiera sido, porque aquella +mala gente se iba embraveciendo con su propia cólera, si de improviso +sobre aquel torbellino de rabiosos no lloviera de repente una tal +tempestad de cintarazos, que todos, sanos y lisiados, escaparon, +quedándonos solas en el atrio de la iglesia, asustadas y poco menos que +agonizando, mi madre y yo, y de tal manera amedrentadas, que no +acertábamos a movernos, estrechadas la una contra la otra, y temblando. + +Estando en esto, vino a nosotras un caballero, ya no joven, pero al que +tampoco podía llamársele viejo, que era el que en aquel apretado trance +nos había socorrido, y en él para nuestra desdicha, porque nos impidió +aceptar de él más socorro, reconocimos a un señor capitán, persona muy +noble y muy rica, y de mucho respeto en Sevilla, y como poeta no mal +reputado; en una palabra, el capitán don Baltasar de Peralta, del que +tan acerbas e impías memorias tiene la hermosa doña Guiomar, vuestra +amiga, y tan perseguida de él se encuentra. + +--¿Y os persiguió también ese hombre?--dijo con la voz alterada y +demudado el semblante Miguel. + +--Su concupiscencia no encuentra respeto que le ataje, ni su soberbia +dificultad, en vencer la cual no se empeñe,--dijo Margarita;--cuatro +meses hacía que a Sevilla había llegado y conocídome, cuando todavía nos +encontrábamos con las apariencias de una riqueza mentida, y requerídome +había de amores, y como yo le resistiese, habíame dicho:--«O mía habéis +de ser, señora, o hemos de ver los dos para qué hemos nacido.» + +--Desde Adam acá,--dijo Cervantes,--al mundo no ha venido criatura sino +para morir; sólo que a unas las mata Dios y a otras las matan los +hombres, sino es ya que ellas a sí mismas, porque no se puedan resistir, +se destruyan; y antójaseme que para el capitán don Baltasar de Peralta +las tres sangrientas parcas miden ya con muy breve término su vida; y la +más tremenda de ellas, la despiadada Atropos, sus inexorables tijeras +prepara; y tengo para mí que lo que ha de ser esas tijeras lo es la +buena hoja de Toledo que a la cinta llevo. + +--No por Dios, señor mío,--exclamó Margarita, poniéndose como la cera +amarilla,--que hartas desventuras he sufrido ya y el valor me falta, y +si yo os perdiese, no podría resistir ni un punto, y ahogaríame la pena; +que mirad que ese hombre es tal que no hay valiente ni diestro con quien +se mida a quien no hiera o mate; y ved no hagáis que la despiadada punta +que a vos os corte la vida a mí al corazón me llegue, y en la tumba me +arroje desesperada. + +Sonreía Cervantes oyendo a Margarita, como quien sonríe cuando escucha +las raras quimeras de un sueño que se relatan, y asiéndola dulcemente +una mano y mirándola amoroso, la dijo: + +--Aunque yo no tuviera más valor que el que el encanto de vuestra +hermosura y el amor que me mostráis me infunden, dígoos que no ya ese +capitán, que de tal modo os espanta, sino el mismísimo Orlando con toda +una cohorte de encantadores y vestiglos, no bastaría para contrarestar +el poder de mi brazo, que vengada ha de haceros, mal que le pese al brío +y a la fama de vuestro enemigo; y tened más confianza en el aliento de +quien bien os ama, y no tembléis ni empalidezcáis, mi dulce señora, que +en verdad os digo que para vos y para mí han empezado ya días más +bonancibles de amor, de ventura y de esperanza. Y en esto no porfiemos, +porque ved que yo no he de dejaros por todos los hombres del mundo, así +sean gigantones de los que por los libros de caballería se encuentran, y +que si no os dejo, él sobre mí vendrá y provocarame, y en trance me +pondrá de que yo le ponga de manera que más mal que el que ha hecho no +pueda hacer a nadie en este mundo; y otrosí, señora mía, que a doña +Guiomar tengo prometido castigar a ese su contumaz y peligroso +contrario. + +Y a Cervantes se le iba el pensamiento sin poderlo remediar a doña +Guiomar, o, por decirlo mejor, se le estaba en ella; porque ni un punto +de ella se había olvidado, como no fuese en aquellos momentos en que +otra cosa no vio, ni para más vivió que para Margarita; y ahogábase ya, +aunque lo disimulaba Cervantes, porque la ausencia de doña Guiomar se +hacía tan larga, que ocasión daba a toda suposición de los recelosos y +abultadores celos, y la ira y el espanto le cogían el corazón, e +inquieto se hallaba, y a no mediar miramientos, a buscar hubiérase ido a +la hermosísima indiana; que entonces, a causa de sus celos y de las +emponzoñadas imaginaciones que por ellos en la turbada mente revolvía, +parecíale más y más hermosa, y espantábase, porque veía que, si en vez +de estar ausente doña Guiomar, lo hubiese estado Margarita, +conturbádose hubiera de igual modo y de igual manera enojado e irritado, +y no sabía explicarse por qué extraña, y para él no conocida razón, +enamorado y en igual o casi igual término de empeño por dos mujeres sé +encontraba; y no sabía cómo de aquella dificultad había de salir; que él +con las dos no podía casarse, ni hacer desmerecer en su alma a la una +por la otra, con la una casándose y teniendo a la otra por amiga; que +ambas eran altivas y honradas, y si la virtud había faltado un punto a +Margarita, culpa del amor que enloquece había sido, y a punto doña +Guiomar había estado de olvidarse de su virtud por su amor, lo que nada +implicaba para que ellas estimasen su honra de una igual manera; que la +mujer que ama y, por el amor, de su honra se olvida, no cree que su +honra ha perdido, sino que en depósito la ha dado al señor de su alma, y +en obligación le considera de restaurarla en su honra, haciéndola suya, +su esposa y compañera. + +Disimulaba Cervantes aquel sufrimiento en que los sucesos de su amor tan +inopinadamente le habían puesto, y a Margarita sonreía, y no parecía +sino que teniéndola a ella, toda cuanta felicidad había ansiado tener +tenía; y como ella, por las razones que Cervantes la había dicho, +hubiese conocido que el venir a las manos el capitán don Baltasar y +Cervantes inminente era, en cuanto el capitán supiese que ella a +Cervantes amaba, y que a mayor abundamiento, en la casa de la +hermosísima viuda indiana estaba, y ella le amaba, no porfió, sino que +disimulando también su angustia, dijo: + +--Si cuando yo me veía rica, porque mi padre me cubría con flores el +abismo que cerca de los pies teníamos, atención no presté a las +solicitudes y a los encarecimientos del amor de don Baltasar, menos +podía admitirle cuando por la miseria en que me encontraba, él podía +creer que, no esposa amante en mí tenía, sino mujer desesperada, que por +no morir a los rigores del hambre, a él se había unido esclava de su +desventura; y si altiva me había mostrado con él antes, más altiva con +él fui luego; y de tal manera irritado y desesperado, y con el alma +torcida apartose de nosotras, dejándome ver claro en una mirada, que no +parecía sino que de los ojos de un demonio salía, que creía que la +miseria, y la desesperación, y el amor a mi madre haríanme someterme a +sus deseos; y no fue ya sólo la dura y horrenda pobreza, los días sin +pan, el cuerpo sin abrigo, la soledad y la tristeza lo que sufrir +tuvimos, sino asechanzas y humillaciones, y visitas de viejas olvidado +todo temor de Dios, que a proponernos cosas venían, que no eran ni aun +para oídas; y rondadas nos veíamos por bravas y malas gentes, y +asustadas nos encerrábamos de noche, y mientras la una dormía velaba la +otra, siempre dispuesta a clamar socorro a los vecinos al primer asomo +de peligro, y sin atrevernos a salir ni aun de día a la calle. En fin, +mi desdichada madre resistir no pudo a tanta miseria, a tanto dolor, a +tal quebranto, y ya lo habéis visto, vos me habéis acompañado cuando la +conducía al lugar de su reposo; junto a mí habéis estado cuando la +horrenda y negra tierra de la fosa de ella me ha separado, y en vuestros +brazos me habéis sostenido cuando, arrebatada por el insoportable +desconsuelo de mi alma, creí también para mí llegada la última hora. +Dios junto a mí os ha puesto; Dios ha querido que, habiendo mi corazón +repugnado siempre el amor, en él por vos haya caído en breves horas, y +de tal manera, que a la locura del amor llegada, vuestra esposa me +hayáis hecho y héchoos mi esposo ante Dios, que el juramento de nuestras +almas ha oído; y Dios ha debido quererlo, porque yo no sé cómo, dolorida +y desesperada por la eterna separación de la adorada madre mía, esto ha +sido, o más bien ha sido por esto; que la yedra que pierde el árbol que +la sostenía, si otro árbol encuentra próximo, a él vase y a él se +estrecha con más fuerza que con la que al otro que perdió se asía; y +pues yo soy la yedra y vos el árbol, y por el amor la yedra al árbol se +une, no me hagáis temer, único apoyo y sustento mío, que en peligro me +veo de que otra hacha enemiga el dulce arrimo a que llena de esperanza +me he enlazado, me robe. + +--Dígoos,--exclamó Cervantes,--que mi esposa sois, que de otra manera +ser no puede, porque ni yo puedo olvidarme de los buenos padres de que +vengo, de la honra que de ellos he recibido, ni de la religión ni de la +crianza que me han dado, ni de mi propio honor, ni de mi corazón propio, +que vuestros son tanto como míos; y porque yo tenía ciertos empeños, +aunque no de honra, con doña Guiomar, y en su casa estamos, y en ella os +tiene amparándoos, y amparándoos a vos a mí me ampara, y por ello, no +sólo respeto, sino agradecimiento la debemos, dejadme hacer, y nada de +lo que hacer me viereis os extrañe, os ponga en cuidado, ni os enoje; +que todo será buscando el camino para salir a buen lugar y honrado; y en +esto cesemos, que ya por entre aquellas espesuras me parece haber visto +a doña Guiomar que se acerca. + +Y así era la verdad, que la hermosa indiana venía por entre las verdes +frondosidades del jardín, y en paso lento, hacia el sombroso cenador +donde los dos amantes se encontraban; y era el paso lento de doña +Guiomar la vacilación de su alma, en la que tal tumulto habían levantado +su amor y sus celos, su indignación contra Cervantes, su odio contra +Margarita, y la obligación en que se encontraba, por su propio decoro, +de vencer aquella tempestad que en su alma se revolvía, y aparecer ante +los dos amantes tal y de igual manera que como estaba cuando se separó +de ellos, que no sabía qué hacerse, y temía que en el semblante se le +conociesen la turbación, y el despecho, y la ira, y los celos, y la +venganza, y el infierno, en una palabra, que a su alma daban cruda +guerra; porque Florela no había andado con rodeos, y todo lo que había +visto y oído habíala contado en el momento en que se partió el familiar +que a visitarla había ido. Y porque importa saber lo que el familiar y +doña Guiomar hablaron, y lo que hablaron doña Guiomar y su doncella, de +ello se va a dar cuenta en el capítulo siguiente. + + + + +XVI + +En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus +familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña +Guiomar para encubrir sus amarguras. + + +Había acudido doña Guiomar desasosegada y con disgusto a la visita del +señor Ginés de Sepúlveda, al que encontró todo mezquino y encogido, y +tan espantado como quien se cree en un gravísimo peligro. + +Miraba a doña Guiomar cual si hubiera sido cosa del otro mundo, y con +tal avaricia y tal miedo, en que la misma ansia con que la miraba le +ponía, que tanto movía a lástima como a risa su extraña catadura. + +Hízole una profunda reverencia en entrando doña Guiomar, y luego fue a +sentarse en el canapé. + +Saludole, y le convidó a que se sentase. + +Hízolo el menguado, quedándose tan encogido y tan temeroso como cuando +estaba de pie, y continuó mirándola de la misma manera absorta, +codiciosa y espantada. + +--En mal hora para mí y para castigo de mis culpas,--dijo con la voz +balbuciente,--fui yo a esta casa venido anoche; y no os digo por qué, +aunque bien podéis figuraros la causa; que prohibido me está +severísimamente, y bajo pena de grave censura, el que más de la cuita en +que estoy agonizando hable, ni con vos ni con nadie, ni aun conmigo +mismo: quejas hanse dado hoy a la Inquisición, porque en vez de +prenderos a vos, señora, al rapista _Viváis-mil-años_ prendí; y yo no sé +quién pudo dar esta queja; pero es lo cierto, que puesto que el rapista +haya dado en otras ocasiones motivos o sospechas para que la Inquisición +le prenda o le aperciba, por lo de ahora limpio está de acusaciones y +sospechas, y le han soltado, y en su casa se halla, insolente y ufano y +satisfecho, diciendo que a un tal católico apostólico romano como él, no +hay quien en materias de fe le meta el diente, y que si hay malos +ministros que, por servir a hermosas damas, a los buenos católicos +llevan a la Inquisición a encerrarlos, este tribunal, en su justicia y +en su sabiduría, al atropellado suelta y le satisface, y a sus +temerarios o tal vez malévolos familiares, que a tanto osan, reprende, +apercibe y penitencia. Y la Inquisición hame obligado, después de +haberme enderezado una severa y dura amonestación, a que a buscar venga +al tal rapista, y ante él me ponga, y perdón por el desaguisado que +dicen que contra él he hecho, y que sin duda he debido de hacer, porque +la Inquisición no se engaña ni puede engañarse, le pida. Mucha mano ha +debido de haber en todo esto; que la Inquisición no suelta tan aínas al +que una vez en sus prisiones coge, aunque luego resulte inocente. A un +mes de convento y de ayuno y de penitencia me han sentenciado, a más de +a la demanda del perdón del rapista, que ya he solicitado, y en cuyo +acto de humildad, que la Santa Inquisición se ha dignado imponerme, he +sufrido cuantas insolencias pueden decirse y son imaginables, de la boca +del rapista. Y otrosí, como la Inquisición haya notado que yo no tenía +al pecho su medalla, y por ella me haya pedido, y yo, no atreviéndome ni +debiéndome atrever a engañar a la Santa Inquisición, la verdad haya +respondido, por esto se me ha castigado con suspensión del oficio y de +las preeminencias que en la Inquisición tengo, por un año; se me ha +impuesto una multa de cien ducados para obras pías, y se me ha mandado +que a vos venga y la medalla os pida, y os aperciba para que de ahora en +adelante, y en toda vuestra vida no volváis a solicitar su posesión, que +por ser vos persona extraña al Santo Oficio, y sobre todo hembra, no +podéis poseerla ni aun tocarla, sin incurrir en una especie de pecado, +que no es verdaderamente sacrilegio, ni deja de serlo; y que cuando os +haya reprendido bien sobre esto, y apercibídoos y anunciádoos que tiene +puesto la Inquisición sobre vos su ojo perspicaz y escudriñador, que +todo lo ve y lo descubre, y lo juzga y lo castiga, la medalla os pida y +a entregarla al Santo Oficio vaya, después de lo cual me llevarán a los +capuchinos de la Paciencia, bien recomendado para que a severos +ejercicios se me someta, y en rigoroso ayuno y encierro se me ponga. +Conque así, señora, cumplido ya lo de la reprensión y el advertimiento, +que bien a mi pesar os he hecho, la medalla dadme, y con ella la +licencia de que vuestras manos bese, y a cumplir la penitencia que se me +ha impuesto vaya. + +Dijo todo esto el familiar con voz desfallecida y con ansias, y de tal +manera, que para no perder algunas palabras, doña Guiomar tuvo que +aguzar el oído. + +Y no se rió, porque no era para que riese el saber que estaba vigilada y +acechada por la Inquisición, y porque hubiera sido además poca caridad, +según aparecía de acabado y casi moribundo el señor Ginés de Sepúlveda. + +Apresurose la hermosa indiana a sacarse la medalla del pecho y su cordón +por la cabeza, y dándosela al familiar, le dijo: + +--Tomad, que más valiera que no vinierais nunca, si tal había de +costaros el haber venido y en tal cuidado había de poneros. + +Y aquí cortara la visita doña Guiomar, y al señor Ginés de Sepúlveda +dejara irse, por volver cuanto antes al jardín, impulsada por el ansia +en que la tenía el haber dejado a solas y en lugar apartado y espeso a +Miguel de Cervantes y a Margarita; que sobresaltada estaba la +hermosísima viuda, y celosa y con toda el alma puesta en el jardín, +antojándosela que oía ternezas y veía rendimientos que Cervantes +prodigaba a Margarita. + +Pero aquello de haber soltado la Inquisición tan presto al maleante +rapista, y lo que el asendereado familiar había dicho de que en aquello +debía de haber habido mucha mano, y lo del apercibimiento, y la +reprensión, habíanla puesto muy en cuidado y en la necesidad de +averiguar acerca de esto lo más que pudiese. + +Así es, que habiéndose puesto de pie el señor Ginés de Sepúlveda para +despedirse en el punto en que tuvo pendiente otra vez de su cuello +aquella malhadada medalla, que si no la tuviera en su vida en aquellos +aprietos de amor no se hallara, ni penitenciado ni castigado por el +Santo Oficio se viera, díjole: + +--No tan pronto, señor mío; sentaos otra vez, yo os lo ruego, que puesto +que haya persona que mida el tiempo que en mi casa permaneciereis, +aunque este tiempo se alargue, bien podrá creer que en la larga y +severa reprensión que os mandaron me hicierais vos le empleasteis; y yo +tengo que preguntaros algunas cosas, que para mí son de mucho momento, y +no dejéis de decírmelas si las sabéis, aunque no sea más que por esa +entrañable afición que decís tenerme. + +--En esto no hablemos,--dijo desfalleciendo el familiar,--que prohibido +me está, como os he dicho, de esto hablaros, ni aun pensar en ello, so +pena de gravísimos castigos; pero no tratándose de esto, y siendo verdad +que por la dura comisión que he traído entretener un tanto puedo el +tiempo sin que a mala parte se eche, preguntadme lo que de mí saber +queréis, que yo os responderé en verdad, porque yo nunca he mentido. + +--Habeisme dicho,--dijo doña Guiomar, en tanto que el señor Ginés de +Sepúlveda otra vez se sentaba, quedando tan encogido como antes,--que la +libertad del rapista tan presto como ha sido, no ha podido ser sin que +en ello haya habido mucha mano. + +--Eso he dicho, señora,--contestó el familiar,--porque tengo la larga +experiencia de que las cosas del Santo Oficio de la General Inquisición +nunca fueron tan de prisa; pero no sabré deciros cuya sea la grande +influencia que tal y tan extraña cosa he causado; y que no ha habido +influjos de tal monta, que a ellos el Santo Oficio no haya podido +negarse, no me lo digan a mi, que el mismo rapista en su insolencia me +lo ha dado a entender, diciéndome: + +»--Pues qué, familiarcillo mezquino y simplote que tú eres, ¿creías tú +que yo era un gusano así tan desamparado, que podías echar mano de él a +tu placer y a horro, sin que el gato te se viniera a las barbas? Anda, +anda, y buena pro te haga, que por el año de mi abuela, que yo no la +conocí, ni sé quién fuese, que las has de pagar a ayunos y vahídos y +hasta con las setenas: pues qué, ¿soy yo ahí una nonada, y no tengo yo +aldabas a que agarrarme, y tales, que no digo yo de ti, sino de la +mismísima Gorgona que de mí hiciera presa me librara? Anda, anda, +menguadillo, bobalicón y mentecato, y atrévete otra vez a personas que, +como yo, tanto valen.» + +--Hinchádole hubiera yo la cara a mogicones al tal rapista, y aun siendo +mujer, si tal a decirme se atreviera,--exclamó doña Guiomar +irritada;--que yo no sé para qué os ha hecho Dios hombre, señor Ginés de +Sepúlveda; y cosas son estas más para vistas que para oídas, porque no +viéndolas parecen imposibles. + +--Atado enviome a ese barbero el Santo Tribunal, por su mandato de ir a +demandarle perdón de mi culpa; y el que perdón humilde pide, al tanto se +está de la reprensión que le endilguen, y no puede hacer otra cosa que +sufrirla, y sufrirla con paciencia, si el acto de humildad que se le +manda ha de ser provechoso para su alma. + +--¿De manera,--dijo con impaciencia doña Guiomar, dando con el breve pie +sobre la estera,--que vos no sabéis, ni aun sospecháis, quién sea el que +su mucha mano ha interpuesto en favor del rapista, para con el Santo +Oficio? + +--Ignorolo, señora, y aunque averiguarlo pudiese, guardaríame bien de +ello; que cuando de esa persona que yo supongo tanto caso ha hecho el +Santo Tribunal de la Fe, gran persona y respetabilísima debe ser ella. + +--Vaya,--dijo doña Guiomar de todo punto disgustada y mohína,--pues que +de nada podéis servirme, señor Ginés de Sepúlveda, y estáis ahí inquieto +y desasosegado como si asentareis sobre alfileres, idos en buen hora, y +no os digo que cuando escapéis de vuestra penitencia podéis venir a +visitarme como un buen amigo, porque se me antoja que mi casa ha de +causaros espanto, por creerla lugar de perdición para vuestra alma. + +--En ella se queda la desventurada,--exclamó poniéndose de pie y dando +un hipido el señor Ginés de Sepúlveda,--y ya, señora, que veis que de +vos tan mal aventurado me aparto, y tan castigado y doliente, acordaos +de mí en vuestras oraciones, que puede ser que Dios os oiga, y por +vuestro ruego la paz del alma me vuelva que he perdido. + +Y haciendo un puchero, miró a través de sus lágrimas tan ansiosa y +miserablemente a doña Guiomar, que ésta, no embargante los amargos +cuidados en que estaba, sintió por él lástima. + +Fuese el familiar, y doña Guiomar quedose toda confusiones, toda +temores, toda celos, toda amargura. Y así, ensimismada en sus +pensamientos, y la bella color trocada, y el semblante grave y apenado, +estúvose inmóvil una gran pieza, hasta que de improviso alzose, y sus +ojos ardieron, y hacia el jardín se volvieron, que a él daban las +ventanas de la sala, como si a través de las paredes ver hubiera querido +lo que en el sombroso cenador del jardín pasaba, y hacia la puerta fuese +rápida; y antes de que a ella llegara, abriose la mampara y apareció +Florela, la fiel doncella, toda descompuesta y airada, y tan pálida, que +un viviente cadáver parecía. + +--Malas noticias me traes, Florela,--dijo doña Guiomar;--en tu semblante +las leo: habla, no tardes; ¿qué desdicha tan grande me sucede, que así, +por la mucha lealtad que me tienes, te ha puesto? + +--Echáralos yo a palos de lacayos, si señora y no criada fuese, a esos +desvergonzados, ingratos y mal nacidos; y poco castigo sería, que su +bajeza y su atrevimiento bien merecen la muerte. + +De ella fueron las agonías que, en oyendo esto a Florela, sintió doña +Guiomar, y tales, que por algún tiempo, aunque quiso hablar no pudo; que +harto claro vio su desdicha en las razones de Florela; pero como el +alma, cuando prueba la amargura, de ella parece hambrienta y más busca +desesperada, doña Guiomar hizo que Florela la contase punto por punto +cuanto había visto y oído; y ella no fue escasa, que a su señora dijo +mucho más de lo que hubiera querido saber, y de una manera tan clara, +que no pudo caberla duda de que Miguel de Cervantes a Margarita había +empeñado su corazón y su honra. + +Reprimiose, sin embargo, doña Guiomar, dominó su corazón, contuvo las +lágrimas que a los ojos se la salían, serenose, y dijo a Florela: + +--Y bien mirado, ¿qué es de todo esto lo que a mí me importa? A tiempo +he sido desengañada; de ello me alegro; allá ellos; con su pan se lo +coman, que no ha de faltarme a mí marido, y bueno, si alguna vez lo +quisiese; y encárgote, Florela, que acerca de esto guardes un grande +secreto, o que más bien lo que sabes olvides; esta es la mejor manera de +que el secreto se guarde. + +Callose en diciendo esto doña Guiomar, y quedose tan tranquila y tan +conforme en la apariencia, que Florela, aunque no era lerda, se engañó y +creyó que a su ama la iba muy poco en la infidelidad de su amante, y +alegrose, porque la fiel muchacha amaba grandemente a su señora. + +Enviola esta a sus quehaceres, y acabando de componer su semblante, y +resuelta a no dar ni el más leve indicio de saber lo que sucedía, +encaminose al jardín, en el que apareció, y poco después en el cenador, +sombroso teatro de su mala fortuna, de tal manera tranquila y al parecer +contenta, que Cervantes se alegró y Margarita perdió el miedo que la +había acometido al sentir los pasos de doña Guiomar. + + + + +XVII + +De como Miguel de Cervantes supo lo que le bastó para meterse en +una aventura de más empeño que la más atrevida en que osó meterse +cualquiera de los Doce Pares. + + +--Ruegoos, amigos míos,--dijo doña Guiomar,--me perdonéis si tan largo +rato he estado apartada de vosotros, que gran causa ha habido para ello. + +Y refirioles a seguida lo que el familiar de la Inquisición había ido a +decirla. + +Alborotose Cervantes, y juró que él había de desollar al rapista y poner +de claro en claro quien el que por él con la Inquisición había +intercedido fuese, aunque él lo sospechaba ya; y para salir de sospechas +pidió a doña Guiomar licencia para salir, prometiendo que con la +noticia de lo que averiguase volvería; con lo qué por el postigo del +jardín, que la misma doña Guiomar abrió, saliose, y doña Guiomar quedose +con Margarita, mostrándose para ella tan buena y cariñosa, como negras y +envenenadas tenía contra ella las entrañas; y con el dolor que Margarita +decía sentir por la reciente muerte de su madre, disimulaba las ansias y +las congojas que por aquel su amor, que ya esposa de Miguel de Cervantes +la hacía, la atormentaban; espantábanla los recelos, y viendo tan +enamorada de Cervantes, y de tanto valer a doña Guiomar, temía que una +vez poseedor de ella Cervantes, la posesión de la hermosísima viuda no +perdonase, y que siendo ella pobre y la otra rica, y desventurada ella y +dichosa la otra, con la otra se casase, dejándola a ella para que +muriese desesperada. + +Encubría su negro odio a Margarita doña Guiomar, y consolábala y +acariciábala, como si hubiera creído que sólo por la muerte de su madre +era el dolor y la congoja, cuyas muestras no podía ocultar Margarita. + +En tanto, Cervantes encaminábase al próximo bodegón de la tía +_Zarandaja_. El sol se había puesto, caía la tarde; paseaban por las +calles galanes y soldados, haciendo señuelos a sus enamoradas; los +menestrales dejaban sus trabajos, y se iban cerrando comercios y +tiendas. En aquellos tiempos se trabajaba de día y se descansaba y se +dormía de noche, salvos los rondadores y la gente maleante, que lo +hacían al revés. + +Encontró Cervantes a la ilustre tía _Zarandaja_ apercibiéndose a cerrar +su bodegón, que según las ordenanzas, estos tales a la oración se +cerraban. Dio entrada con mil amores la vieja al gallardo soldado, y +cerrando la puerta, díjole: + +--Ya me temía que no vinierais, y sentíalo, porque en verdad, que muchas +y muy importantes cosas que decir a vuestra merced tengo. + +--Pues desembuche, buena madre,--dijo Cervantes,--que aquí hay lugar +donde quepa todo lo que en él entre; y no os abro el apetito regalándoos +alguna cosilla que os dé contento, porque pobre ando, y tal, que por +Dios que me dejaría ahorcar por dos reales. + +--El que a buen árbol se arrima,--contestó la tía _Zarandaja_,--buena +sombra le cobija, y de manzanas de oro, y aun con aditamentos de +diamantes, es aquel bajo cuyas frondosas y frescas ramas os habéis +puesto. + +--Ya me tarda el oíros, buena madre,--dijo Cervantes;--que grandes cosas +y de mucho provecho han de ser, a lo que me parece, las que tenéis que +decirme. + +Púsose en esto la vieja en los labios un dedo como imponiendo silencio a +Cervantes, que a la puerta habían llamado, y con prisa; y llevole a +aquel cuartucho que a lo último del bodegón estaba, como se dijo, y +encerrole, y fuese a abrir la puerta de la calle, y hallose con que era +el señor _Viváis-mil-años_, que venía a su casa. + +Entró el rapista tan mudado de la fisonomía que otras veces tenía, que +no le conoció la tía _Zarandaja_. + +Venía entre satisfecho y soberbio, y descontento y mohíno. + +--¿Y dónde habéis estado, señor _Viváis-mil-años_,--le preguntó la +vieja,--que hoy no se os ha visto el pelo? + +--En ayunas vengo, y en ayunas desde anoche, tía _Zarandaja_,--dijo el +rapista,--salvo dos onzas de queso y un panecillo que compré esta mañana +en una tienda, cuando salía de allí, adonde picardías de un mal +familiar, que ya está bien castigado, me llevaron; y venga, venga, tía +_Zarandaja_, la uña de vaca con habas y morcilla, que voy a comerla con +el mismo gusto que si no hubiera comido en mil años. + +--Dejadme primero que cierre, que con la alegría de veros, de cerrar la +puerta me he olvidado; y con que pase un alguacil y lo vea, multa +tendremos, y no estamos para esos lujos, que los tiempos andan muy +magros. + +Y la tía _Zarandaja_ cerró, y fuese luego a su marmita con una escudilla +de cobre, ancha y honda, que llenó de gazofia, yendo a ponerla, con un +buen pan blanco, a lo que añadió un mediano jarro lleno de vino, delante +del señor _Viváis-mil-años_. + +Aplicose éste a la uña y a las habas como si hiciera un siglo que no +había comido, y la tía _Zarandaja_, que estaba sentada de media anqueta +a un extremo de la mesa, esperó en vano a que el rapista la hablase.. + +Comía, bebía y callaba _Viváis-mil-años_; pero gesticulaba y guiñaba los +ojos alternativamente como hablando consigo mismo, todo lo cual metía +mucho más en curiosidad a la tía _Zarandaja_, que como había visto lo +que doña Guiomar favorecía y lo mucho que amaba a aquel soldado que +tenía encerrado, por favorecer sus amores esperaba mucha cosa. + +Tenía la tía _Zarandaja_ sus motivos para que la importase en gran +manera por doña Guiomar y por Cervantes lo que el señor +_Viváis-mil-años_ la dijese, porque el rapista y ella habían hablado +mucho de un cierto señor que andaba sin seso y casi convertido en alma +en pena por la hermosísima viuda. + +Miguel de Cervantes escuchaba ávido, con el oído pegado al ojo de la +cerradura; que habíale puesto en cuidado lo que le había prevenido, +haciéndole callar, cuando llamaron a la puerta, y escondiéndole después, +la tía _Zarandaja_. + +Pero no oía otra cosa más que el recio mascar del rapista, que era tal +como el de un cerdo, con perdón sea dicho. + +No se sabe si el señor _Viváis-mil-años_ había guardado silencio a causa +de su apetito, y por aquello de que oveja que bala bocado pierde, o si +había dudado en lo que tenía que decir a la tía _Zarandaja_, porque +cuando ya la escudilla, o más bien lo que contenía, que no era poco, +había quedado reducido a la mitad, y bebido el primer jarro de vino, +limpiándose la boca con el revés de la mano, dijo: + +--En un aprieto me hallo, y tal, mi buena tía _Zarandaja_, que de él no +puedo salir, porque si no hago lo que de mí se quiere, en peligro me +hallo de que me tornen allí de donde me han sacado; y os aseguro que no +ha sido sitio de gusto; que en una mazmorra de la Inquisición me han +tenido, y aunque de hierros no me han cargado, con el recelo de lo que +pudiera sobrevenirme la mitad de las carnes he perdido. Sacome de allí, +horro y sin costas, un bienhechor; pero diciéndome antes de sacarme, que +si no le servia en lo que él había menester, volvería a meterme, y mía +sería la culpa de lo que me sucediese. Prometí yo, que el prometer no +cuesta, y tanto como me pidieron; que cuando en tales aprietos se +encuentra un cristiano, para salir de ellos no mira en pelillos, ni aun +en cabelleras, aunque sean más grandes que aquella del filisteo Samson. + +--Mirad, señor _Viváis-mil-años_, que el Divino Nazareno Samson no fue +filisteo, sino el destruidor de ellos por la voluntad de Dios. + +--Dios me destruya si sé lo que me digo, tía _Zarandaja_,--contestó el +señor _Viváis-mil-años_;--que este oficio nuestro que traemos tiene +tales quiebras, que a veces nos vemos quebrados por el espinazo; y si yo +hago lo que ese señor quiere, en tratos y comercio, que no me tienen +cuenta puedo verme con la justicia ordinaria; y si no lo hago, es tal +ese señor y tan poderoso, que como de la Inquisición me sacó, puede +meterme otra vez en ella, donde yo me pierda y no vuelva a saberse de +mí; que tal vez me empareden o me entierren vivo. De suerte que, entre +la Inquisición y la horca, no sé qué haga, ni qué deje de hacer, ni por +dónde tire. + +--¿Y quién es ese tal y tan poderoso señor que en tales preñeces sin +salida os mete, señor _Viváis-mil-años_? + +--¿Pues quién ha de ser, tía _Zarandaja_, más que el capitán don +Baltasar de Peralta, que Dios confunda, que cada vez más empeñado por +esa doña Guiomar de mis culpas, y celoso, y con más furia que una +rabiosa pantera hircana por lo de la música anoche, y porque doña +Guiomar salió a sus miradores a oírla, empeñado está en acabar de una +vez, y en meterle todo a barato, y a salga lo que saliere, aunque lo que +hubiera de salir fuese la destrucción y acabamiento del mundo? Y habéis +de saber, que lo que ese caballero, (maldígale Dios) quiere, no es menos +que meterse esta noche, cuando sea de ella la mitad por filo, en el +jardín de doña Guiomar por las tapias de mi corralejo. + +Se le volvió el alma de arriba abajo a Miguel de Cervantes, y temblaba +de cólera, y al mismo tiempo se le alegraba el corazón, porque oyendo +estaba que se le venía a las manos la mejor manera que podía haber +deseado de castigar a don Baltasar de Peralta y libertar de él a su +adorada y ya imposible doña Guiomar. + +Continuado había con su plática entretanto _Viváis-mil-años_, y había +dicho: + +--Que yo he de servir, mal que me pese, a don Baltasar de Peralta, +veislo harto claro, tía _Zarandaja_; que en casa de la maldita viuda +quiere meterse a la media noche, ya os lo he dicho; y aun pudiera +sufrirse si en entrar solo y por mí guiado, consintiese, que todo ello +sería que, o empeñaría la honra de doña Guiomar, por la violencia de su +pasión atropellada, o ella se defendería y gritaría, y acudirían sus +criados, lo cual, habiéndome yo escurrido a tiempo, nada me importaría, +y él vería cómo salía del empeño en que se había metido. Pero es el caso +que don Baltasar se ha puesto en todo, y con gente dura y resuelta en +casa de doña Guiomar meterse quiere, cosa que puede salir de tal manera +y con una tal tormenta, que el agua llegue a las nubes. + +--¿Y a cuento de qué me habéis manifestado todas esas cosas, señor +_Viváis-mil-años?_--dijo la tía _Zarandaja_. + +--A cuento de que vos podéis sacarme del aprieto en que me hallo. + +--¿Y cómo, si os place, de tal aprieto he de sacaros yo?--dijo, poniendo +muy mal gesto al rapista, la tía _Zarandaja_.--Ya que vos estáis +perdido, ¿queréis que yo me pierda también? ¿Y estas son las buenas +correspondencias de nuestra amistad? Pues de amigos como vos, Dios me +libre, y que yo no los vea jamás sino descuartizados. + +--Dios os lo pague por la buena voluntad, que me tenéis, que cuando a +vos vengo a ampararme, porque ya me considero ahorcado, vos me tiráis de +los pies. Y no a que perdáis vengo yo, tía _Zarandaja_, sino a que +ganéis la mitad de mil ducados, que porque le sirva me ha dado don +Baltasar de Peralta. Y vedlos aquí en buenos doblones de a ocho de los +del cuño del emperador. + +Y el señor _Viváis-mil-años_ sacó una bolsa de malla de seda verde, con +ricos pasadores de oro, y tan repleta, que casi reventaba. + +--La mitad voy a contaros,--continuó _Viváis-mil-años_, corriendo los +pasadores de la bolsa y echando fuera con tiento los doblones para que +no sonaran,--y así no podréis decirme, si os perdéis, que os perdéis +por mi provecho y no por el vuestro. Y sabed, tía _Zarandaja_, que esta +buena hacienda que tomáis, nada tiene que ver con lo que haya de pagarse +a los bravos que con don Baltasar de Peralta, para resguardarle y +asegurarle el golpe, hayan de entrar casa de la hermosa viuda; ni +tampoco lo que haya de darse a los que con una silla de mano esperarán +en mi corral para meter en ella a doña Guiomar, tapada la boca y atada; +y porque vos busquéis a esa buena gente, que vos tenéis más +conocimientos que yo, que no conozco más que pelones y personas de +nonada, muy buenos para bravear de lengua y sin valor alguno para llegar +a los hechos, estas riquezas os doy; que bien sé yo que una docena de +hombres de alma y puños que se necesitan, los encontraréis vos a medio +rodeo; y contando ya con que los buscaréis, porque veo que os vais +guardando estos bendecidos doblones, os digo que no andéis escasa en +prometerles, y con lo que pidieren por su pena y el peligro en que van a +ponerse, a mi casa andad y se os dará lo que fuere menester; y no +reposemos, que las noches son cortas, y las doce se echan encima en +seguida. Así pues, decidme lo que os parezca, y si os pareciere no hacer +lo que se os pide, tornadme esos doblones e ireme yo a otra parte en +donde mejor dispuestos estén a ayudarme. + +El alma hubiera dado antes la tía _Zarandaja_ que los doblones, que ya +había sepultado en la honda faltriquera que llevaba debajo de la saya. + +Así es que dijo: + +--Hablando, las gentes se entienden; y cuanto más honradas son, mejor. +Id y en paz y contento, señor _Viváis-mil-años_, que dentro de media +hora en vuestra casa me tendréis con la razón de lo que sea, y que será +tal, que bien descontentadizo habréis de ser para no contentaros. + +Acabose de beber su vino el señor _Viváis-mil-años_, despidiose de la +tía _Zarandaja_, echole esta afuera, cerró la puerta de la calle y fuese +a abrir la del aposentillo en que Cervantes toda la conversación que +acababa de pasar había escuchado. + +Estaba nuestro mozo pálido de cólera, y a duras penas se contenía. + +Y tan feroz miraba, que de miedo, se echó a temblar la tía _Zarandaja_, +y por satisfacerle, y temiendo no empezase por ella con algo que no muy +del gusto de ella fuese, se apresuró a decirle: + +--Pues que yo no puse punto en boca al señor _Viváis-mil-años_ cuando en +tales honduras se metía, claro os he dado, señor mío, a entender, que mi +intento era que todo lo supieseis; y si todo lo habéis oído, vos diréis +lo que haya de hacerse, que a vuestro mandato me pongo, y estos dineros +que el señor _Viváis-mil-años_ me ha dejado, dispuesta estoy a +entregaros. + +--Guardadlos, tía _Zarandaja_, que pocos son, y una mínima parte +comparados con lo que doña Guiomar os dará cuando sepa de qué manera la +habéis servido. + +--Venga ahora el mandato de lo que quisiereis,--dijo la tía _Zarandaja_. + +--Pues dígoos,--respondió Cervantes,--que hagáis como si yo nada supiera +y como si quisierais servir a ese don Baltasar de Peralta. + +--Ved lo que hacéis, o más bien lo que pensáis hacer, señor +soldado,--dijo la tía _Zarandaja_, mirando con asombro a Cervantes;--que +en una temeridad tal podíais dar, que os cueste cara; que no querría yo +que a un mozo tal como vos, que sois un pino de oro, y tan amado por una +tal y tan rica hembra de la hermosura como doña Guiomar, le aconteciese +una desgracia; que no me consolaría de ella en todos los días de mi +vida. + +--Nada se os dé por eso,--dijo Cervantes,--y dejad a cada cual que allá +vaya adonde le parezca bien ir, y haced vos lo que os he dicho, que así +conviene que sea. Y sin más, quedaos con Dios y hasta la vista, que no +será sino para premiaros largamente por lo bien que nos habréis servido. + +Y como la tía _Zarandaja_ quisiese replicar, impúsola Cervantes +silencio, mandola abriese la puerta, saliose, y de allí a gran paso +fuese a casa de doña Guiomar, y allegándose al postigo del jardín llamó, +y abrió Florela, que harto cuidadosa por la gravedad de los sucesos que +habían sobrevenido, por allí andaba esperando. + + + + +XVIII + +De como puede enamorarse una mujer hasta el punto de morir de amor. + + +--¡Ay, señor mío de mi alma!--dijo Florela,--¡que no sabéis lo que +sucede! + +El alma tenía en un hilo Miguel de Cervantes, y sobresaltado por las +palabras que acababa de decirle Florela, preguntola con la voz no muy +firme: + +--¿Pues qué puede suceder en esta casa que sea una desgracia, como +parece manifestármelo las palabras que me habéis dicho y vuestro +espantado acento? + +Echósele de rodillas a los pies Florela, y díjole: + +--Vuestro perdón os pido, que yo, por la lealtad que a mi señora tengo, +y por el mucho amor que veo que mi señora os tiene, que aunque no lo +confiesa, harto claro con las acciones exteriores muestra, he sido la +causa de la desdicha que acontece. + +--Hablad presto, Florela,--exclamó Cervantes levantándola,--que oyendo +lo que me decís, estoy suspenso y sin vida. + +--¡Ay señor!--dijo Florela,--que yo, cuando mi ama se fue a la visita de +ese familiar, que Dios confunda, que a buscarla vino, entre la espesura +del cenador acechando quedeme, y oí lo que con doña Margarita +hablasteis, y vi que vuestra la hicisteis; y como tanta es, ya os lo +dije, la lealtad que a mi señora tengo y el agradecimiento a que ella me +obliga por el amor que me tiene, sabedora de todo la hice. + +Alegrádose hubiera Cervantes si en aquel momento hubiérase abierto bajo +sus pies la tierra. + +--Buena y valiente es mi señora,--dijo Florela gimiendo;--que su dolor +ha vencido, su semblante ha compuesto, con vos y con doña Margarita ha +hablado como si no la hubiese aguijado el impío dolor que la mordía las +entrañas; solícita y amiga con doña Margarita se ha mostrado después de +que vos os partisteis, y ella misma en su mismo aposento y en su mismo +lecho la ha recogido, y luego se ha ido a aquella cámara donde vos a +ella anoche os aparecisteis, y no pudiendo más, allí una congoja tras +otra la ha acometido. Y como yo quisiese salir a enviar por +médico,--«no llames a nadie, Florela, me ha dicho, que no quiero que +nadie vea el triste espectáculo del dolor que en mí causa la no esperada +y tirana desventura mía; y llévame a tu lecho, amiga Florela, mientras +que pasa esta cruel fuerza del dolor que me acaba.» + +--¡Oh! ¡en mal hora nacido yo,--exclamó Miguel de Cervantes,--que por +donde quiera que voy, siguiéndome va como inseparable compañera la +desventura! ¡Oh dichas entrevistas y con alegría de amor en esperanzas +gozadas, y antes de ser tocadas, desvanecidas e imposibles! + +--Por imposible debéis tenerla,--dijo llorando y acongojada Florela;--y +no es vuestra la desventura, que así os hiere a vos como a mi señora, +sino de mi señora, que para ser desventurada ha nacido, y tan sin +merecerlo, que en ella la hermosura, con ser tan grande, es lo menos, y +más la hermosura es de su alma; que Dios ha hecho para la nobleza, para +la honestidad y para la virtud. Y no hay que pensar en el remedio de lo +que ha sucedido, que no le tiene; que mi señora no cesará hasta que +casado os vea con doña Margarita, y veros casado con ella, para ella +será la muerte; que no podrá resistir al desesperado dolor de sus amores +malogrados; que aunque yo no entienda cómo tan presto han llegado a +pasión mortal estos amores malhadados, tales son para mi señora, que +mataranla perdidos y sin esperanza de ser logrados. + +--Sea lo que Dios quisiere,--dijo Cervantes,--y si con mi vida rescatar +yo pudiera el corazón de vuestra señora, que sin tan yo merecerlo ni +esperarlo, por mis amores está cautivo, con gusto la daría y mil que +tuviera. + +--Dos desgracias serían, que no creáis que mi desventurada señora pueda +sobrevivir mucho a lo cruel de su desengaño: ella creía viendo lo que en +vos veía, y cómo en sus ojos de amor agonizabais, que otra mujer que +ella para vos no había en el mundo, ni otra gloria que la de Dios que +sobrepujar pudiera en bienandanza a la gloria que vos gozabais enamorado +por ella; y es tal y de tal manera la agonía que a mi señora atormenta y +mata, que llamar ha mandado a un escribano, que hacer testamento quiere. + +Perplejo más y más se encontraba Cervantes, que en aquella ocasión no +imaginada, ni él se atrevía a ponerse ante doña Guiomar, ni podía +hacerlo, ni había para qué hacerlo; que lo hecho hecho estaba, ni otro +medio encontraba que casarse con Margarita, y por esto su vista con doña +Guiomar no sólo no podía ser, sino que ni aun debía pensarse en ello. + +Salirse de la casa en aquel punto y enviar al otro día un su amigo, o +más bien un sacerdote, que su casamiento con Margarita tratase, ser no +podía, porque de esta manera quedaría abandonada a los malos intentos de +su tenaz perseguidor doña Guiomar. + +Y advertir de lo que pasaba a Florela, era llevar más el espanto y la +perturbación a aquella casa, y mostrarse cobarde huyendo el bulto al +peligro, después de haberse mostrado veleidoso, cuando no libertino, mal +apreciador y temerario de la valía de doña Guiomar; pues permanecer en +aquella casa a cuya dueña había entregado al dolor y a la desesperación, +también era cosa recia. + +Amparose, pues, de Florela, y la dijo: + +--De todo lo que puede hacerse después de hecho el mal que me obliga a +descontentarme de haber nacido, lo mejor que puede hacerse es dejar +venir el tiempo; que puede ser que milagrosamente Dios nos abra camino +por donde salir podamos a un punto no tan desesperado como en el que +ahora nos vemos. Y así pues, llevadme a un aposento donde yo quede, +hasta que mañana veamos dónde esta desesperada aventura nos lleva; que +bien podrá ser que durante la noche doña Guiomar se aconseje con su +alma, y a algo muy diferente de lo que hoy piensa se determine, o tal +vez se desengañe y se cure, quedando yo el solo enfermo y el solo +desesperado. Y pluguiera a Dios que así aviniera y que para mí solo +fuese la desgracia. + +--¡Ay, señor mío!--dijo Florela,--que muerta estoy de espanto; que tal +está mi señora, que aunque ello parezca increíble, a mañana no llega; +que bien conocéis vos el corazón que tiene, y cuánto y con cuánto amor +de vos se ha llenado, y tal es así, que, al quedarse vacío, con la +muerte se llenará. Pero sea lo que vos decís. Venid, que en un aposento +que hay entre el de mi señora y el mío voy a colocaros, sin que ella lo +sepa; y así, si algo sobreviniere por lo que sea necesario acudáis a +ayudarme, estaréis a punto. + +Y con esto la fiel doncella condujo a un aposento del piso alto a Miguel +de Cervantes, y allí dejole más muerto que vivo, con el alma turbada, y +de tal manera, que a veces le parecía un sueño la realidad que tan dura +y cruel se le mostraba. + + + + +XIX + +De como enloquecido Cervantes por el amor, creyó que la mano de +Dios le apartaba de los efectos de su locura. + + +Por algún tiempo estuvo Cervantes sin poder darse cuenta de si era +persona de este mundo o alma del otro, abatido por la misma grandeza y +pesadumbre de lo que le acontecía. + +Acometíale a veces el torcido propósito de salirse de aquel aposento y +entrarse en el de doña Guiomar, y abandonando a Margarita, prometerse a +doña Guiomar, empujándola con el encanto de la palabra y la fuerza del +amor y de las lágrimas, a que a sus amores cediese, y en ellos se +perdiese y enloqueciese, y su esposa fuese; que ampararse podía a +Margarita y hacerla rica, y por la pingüe dote encontrarla marido. + +Pero si el bueno puede caer en la tentación del mal, su misma bondad de +ella le obliga a apartarse avergonzado; que si bien la fuerza del amor +puede enloquecer a las mujeres, y en efecto, con suma frecuencia las +enloquece, nunca el crimen cometido deja de volver sobre la conciencia, +y morderla y despedazarla, haciendo imposible toda felicidad y contento, +que si Cervantes pensaba que en algunas horas no podía Margarita haberse +empeñado por él en un amor tal, que por él la vida se le hiciese odiosa, +pensaba también que no hacía mucho más tiempo que sus amores con doña +Guiomar duraban, y atendiendo a la realidad, ningún empeño de honra con +doña Guiomar tenía, en tanto que en la mayor deuda de honra en que un +hombre puede hallarse con una mujer, lo estaba por Margarita. Otrosí, +abogaban a voces por Margarita su miserable fortuna, su orfandad y su +abandono, en tanto que la riquísima doña Guiomar otra desgracia más que +la del amor no tenía, y podría suceder muy bien que de ella se +consolase, y todo al fin se redujese a contrariedad y despecho, que el +tiempo iría gastando, hasta que al fin aquello no fuese para ella más +que un enojoso recuerdo. + +Pensando en que esto podría suceder muy bien, sacaba en claro Cervantes, +que él quedaría el único dolorido y el único desesperado; que al perder +la esperanza de gozar a doña Guiomar, y cuanto para él doña Guiomar +valía, había conocido cuánto la amaba, y cuán con exclusión de toda +otra mujer. + +Y esta misma certidumbre de lo imposible de su amor, de tal manera +sublimaba el alma y el cuerpo de doña Guiomar para Cervantes, que le +parecía que si Dios para consolarle hiciera bajar un ángel del cielo, no +había de parecerle tan hermoso en cuerpo y en alma como doña Guiomar; +que hermosa era de cuerpo y de alma Margarita, ¿cómo dudarlo? pero con +ser ya suya, y sin el encanto de lo imposible, puesta como un +impedimento entre Cervantes y doña Guiomar, hacíase para Cervantes +enojosa y casi aborrecible, y aborrecía la hora en que con aquel +miserable entierro se encontró, y aun con más ahínco maldecía la +compasión que a irse tras el entierro moviole, llevándole a punto en que +conoció a Margarita. + +Todo era confusiones y vacilaciones, y tentaciones y arrepentimientos +Cervantes, y dar en una idea, y dejarla para dar en otra, y de aquella +otra volver a la misma idea. + +Y como, aunque era noble y altivo, no era santo, y de tal manera le +apretaban el amor y el deseo por doña Guiomar, y hasta tal punto doña +Guiomar iba acreciendo para él en lo preciosa e incomparable, ganándole +la fiebre, apoderándose de su pensamiento la locura, atormentado ya de +tal manera por las ansias que le acongojaban que resistirlas no pudo, +como si una potencia invencible de él hubiese tirado y atraídole a doña +Guiomar, con las vascas casi mortales de su pasión, determinose; y +diciéndose que su vida era doña Guiomar y que Dios hiciese lo que fuese +servido de Margarita, levantose del sillón en que había permanecido +inmóvil desde que en aquel aposento le había dejado Florela; y +acercándose quedo a la puerta, abriola silenciosamente, y en un corredor +oscuro se encontró, y sin saber adónde había de dirigirse para dar con +el aposento de Florela, en que doña Guiomar estaba; que aunque Florela +le había dicho que entre el suyo y el de su señora estaba el aposento a +que le había llevado, no sabía a cuál lado estuviese el de doña Guiomar +o el de Florela, si a la derecha o a la izquierda. + +Pero como Cervantes se había decidido a satisfacer los gustos de su +amor, y cuando tomaba una resolución se mantenía firme en ella, y una +vez resuelto el encanto de doña Guiomar para él crecía, determinose a +reconocer las dos puertas de la derecha y de la izquierda, escuchar, y +ver si por algún indicio sacaba cuál el aposento en que doña Guiomar +estaba fuese. + +Así es, que estando a la puerta misma de su aposento, a la izquierda +volviose, y palpando la pared, adelantó hasta tocar una mampara de seda, +y tan rica, que ella le demostró que no al aposento de la doncella debía +dar entrada una tal manpara, sino al de doña Guiomar. + +Y turbose, y pareciole que Dios, viéndole en aquel mal paso en que, +olvidado de su obligación y de la grande y sagrada deuda que con +Margarita le había empeñado, le llevaba a aquella habitación de doña +Guiomar, en que él sabía que Margarita estaba, como diciéndole: «Este es +tu camino; no el de tus gustos, que tan desatentadamente buscabas para +perderte.» + +Y como este pensamiento agobiase a Cervantes, y le turbase y le +aniquilase, como si hubiese sentido sobre sí la justiciera y al par +misericordiosa mano de Dios, vaciló, y con la mampara dio, y causó +ruido; y a aquel ruido sucedió inmediatamente el ladrar de un perro +dentro de la estancia, y el ladrar con toda la fuerza y la saña que su +vejez le permitían, porque aquel perro era el triste compañero que a +Margarita había seguido. + +Aturdiose más y más Cervantes, más y más se acongojó, más y más el miedo +de la justicia de Dios acometiole, y trémulo, y cobarde, hacia el +aposento que había dejado tornose. + +En aquel punto oyose una puerta que violentamente se abría. + +El perro continuaba ladrando, y de improviso una mano helada asió una +mano de Cervantes, y llevósele. + +Pero lo que aconteció requiere capítulo aparte. + + + + +XX + +De la horrenda tragedia con que se encontró sorprendido y espantado +Miguel de Cervantes. + + +Cuando los nublados ojos de Cervantes recobraron su claridad, hallose en +un aposento, no muy grande, teniendo ante sí a doña Guiomar, que pálido +el bello semblante, ardiendo los celestes ojos, demudada toda, +descompuesto el traje, le miraba con una tan no vista pasión y +sentimiento, que no una mujer creyó tener delante de sí Cervantes, sino +algo sobrenatural y nunca imaginado. + +Tal parecía doña Guiomar, que todo encarecimiento sería poco para decir +de qué manera ardían sus ojos amenazando muerte, manifestando congojas, +diciendo desesperados cuanto la rabia, y el despecho, y el dolor, y la +agonía, todo junto, y la soberbia, y el espanto, pueden decirse con el +lenguaje de la mirada. + +Afeábase su hermosura por lo desencajado y lo amarillo del semblante, y +estaba, en fin, tal, que todo había que temerlo de ella, ya contra sí se +volviese, ya contra los que eran la causa de aquella desventura horrible +en que se encontraba. + +Por algún tiempo, doña Guiomar estuvo mirando con todo este dolor, con +toda esta rabia, con toda esta amenaza, con toda esta descomposición, +con toda esta desesperación, con toda esta pasión que se ha dicho, a +Cervantes, que al verla de tal modo, encontrándose ante ella abrumado +por la culpa, habría querido que la tierra se hubiese abierto bajo sus +pies y le hubiese ocultado. + +Y ella continuaba asiéndole, trémula, ansiosa, fuera de sí, mortal; y +Cervantes sentía el temblor y la fuerza de la delicada mano de doña +Guiomar, mano fría, helada, que comunicaba su hielo a la sangre de +Cervantes. + +--Pues, enemigo cruel de mi sosiego y de mi alma,--dijo doña +Guiomar,--que más rudo enemigo que tú ni le he tenido, ni le tengo, ni +tenerle puedo, ni hay criatura que en las impiedades de tal enemistad +como la tuya caiga, ¿en qué te detienes? ¿qué aguardas? ¿qué miras? ¿qué +dudas, que ya tu tiranía no ejercitas y a todo te atreves, y no mirando +más que a tus gustos, por todo no atropellas? Sea lo que Dios quisiere +de esta desventurada, que no sabía hasta qué punto de nadie conocido +podía llegar su desventura. Pues qué, ¿no te basta haber envuelto en las +malas redes de tus palabras traidoras, de tus engaños homicidas, a una +triste que has encontrado en el mayor de los desconsuelos y en la más +miserable de las orfandades? Continúa tu obra, lobo carnicero y sin +entrañas; hiere, mata, devora, cébate en tu presa, y no te acuerdes de +que hay un Dios que ha puesto en las criaturas eso que tú no conoces; +pero que un día traerá sobre ti el remordimiento, tu infierno en la +vida, el castigo de Dios antes que mueras, y que se llama conciencia. + +Y de tal manera se había acongojado doña Guiomar, expresando, arrastrada +por la fuerza increíble de su pasión, sus atropellados razonamientos, +que no pudo decir ni una palabra más, porque la sobrevino una tal +congoja, que la enmudeció. + +Y no sabía Cervantes qué decir, que ella lo sabía todo. + +Y si la decía, como era cierto, que él, desesperado, conocía que las +obligaciones en que se había puesto con Margarita no habían sido parte +para vencer en su alma aquel entrañable y violento amor que ya era dueño +de su alma cuando a Margarita conoció, y que sólo la locura de sus +turbulentos deseos había podido ponerle en obligaciones de honra paca +con ella, ocasión daría a doña Guiomar para que le despreciase y se +sintiese avergonzada por aquel su amor, tan mal empleado en un indigno +sujeto. + +Ni podía decirla que por Florela sabía que Margarita estaba aposentada +en la misma alcoba de doña Guiomar, porque no sabía cómo disculpar su +ida secreta, amparándose del silencio de la noche y de la soledad de la +casa, para ir a buscar a la que ya debía tener como su esposa. + +Esto hubiera sido la confesión de su menosprecio a la casa de la que, +tan generosamente, primero le había amparado a él, y luego a Margarita. + +En malos pasos habíase metido en aquella ocasión Cervantes. Por agria, +torcida y difícil senda había tomado. + +En empeño gravísimo se encontraba, y en la falta en que últimamente le +había encontrado doña Guiomar no había disculpa, y aunque una falsa +disculpa hubiese podido encontrar, su turbación y su espanto no le +permitían hallarla. + +Pero como todo el amor que en él había era de doña Guiomar, y este amor, +al ser combatido tan duramente y tan sin remedio por la desatentada +conducta suya para con Margarita, hubiese llegado a la pasión que en +nada se para, que a todo se arroja, cuando se hubo calmado aquel primer +espanto y sorpresa, y el anonadamiento y vergüenza que le habían +cogido, Cervantes se determinó a manifestar lo que en él pasaba a doña +Guiomar, y viéndola toda entregada a aquel amor tan grande, que parecía +no consentir igual sobre la tierra, prevalerse de él imaginó y lanzarla +en el desvarío de la pasión, haciéndola olvidarse de toda virtud, de +todo deber, de todo decoro, y compelerla a que con él se casase y a +Margarita satisfaciese con dinero; y si esto no bastase, fuese lo que +Dios quisiese de ella. + +Quiso, pues, llevar a doña Guiomar a que se sentase en un canapé que en +el aposento había, y con voz dulce, y tentadora, y acariciadora, y +enamorada, la dijo: + +--Ni yo para más que para vos vivo, hermosa y adorada señora mía, ni +pudiera vivir después de conoceros, si no fuese para cifrar en vos mi +ventura, ni pensar quiero, porque sólo pensar en ello me mataría, que de +vos habré de vivir apartado y a otra unido; que sería como verme unido a +un insoportable tormento, que me haría desear, como un menor mal, la +muerte. Sosegaos, idolatrada alma mía, que vuestro soy, y no hay poder +que de vos me aparte, ni obligaciones que tanto puedan, que por ellas a +la inefable dicha de ser vuestro y de que vos seáis mía renuncie. + +Escuchábale atónita doña Guiomar, inmóvil, muda y fría como una estatua; +y creyendo Cervantes que no le respondía por el mismo efecto que en +ella causaban sus palabras, prosiguió de esta manera: + +--¿Qué hay que pueda moveros de tal modo a furor y odio contra mí, y a +tal desconsuelo y tal desesperación os lleve? A buscar vuestro aposento, +cuando vos me encontrasteis en ese oscuro pasadizo iba, resuelto a +pediros con todas las ansias de mi alma me perdonaseis la injuria, que, +sin ser yo poderoso a evitarlo, en un momento de turbación y de +ceguedad, arrastrado por no sé qué tentación invencible, sin que mi alma +en ello tomase parte alguna, ni determinación mi voluntad, ni +satisfacción mi deseo, os he hecho. Y creedme, señora mía, que tan no ha +tardado la penitencia de mi culpa, que cuando en ello reflexionar pude, +de mí se apoderó el miedo de las consecuencias de haberos ofendido, no +de otra manera que si hubiera ofendido a Dios, que todo lo ve y lo sabe. +Sed, pues, tan grande en la indulgencia y en el perdón, como veo que lo +sois en el amor que me mostráis. + +--Pues, mal hombre, y protervo, y maldito que vos sois,--exclamó doña +Guiomar,--¿cuándo vos habéis merecido el amor, no digo yo mío, sino de +cualquiera otra que como yo tenga alma? ¿ni qué sabéis vos qué cosa es +amor, si en vos no hay más que deseo corrompido, y lascivia asquerosa, y +sangre podrida, y alma ennegrecida por el continuo comercio y trato del +vicio, de la mentira y de la desvergüenza? ¿Pero qué mucho que vos +seáis así, si hombre sois? ¿ni cómo puedo deciros yo que os desprecio, +sin decir que desprecio a los hombres todos? que no hay uno solo que +merezca, no ya que una mujer le ame, sino que en él piense, según que lo +veo en lo que vos sois, que habiendo recibido de Dios claro +entendimiento, no habéis entendido las delicadezas del alma de las +mujeres, y cuanto para ellas no hay otra vida que el amor de su alma. +Remedio no tiene lo que hecho habéis; que, de una parte, a esa, que +honrada era, y que por vos sin honra gime, dicho se está que la debéis +la honra; en cuanto a mí, yo no os amo; engañada estaba, y harto +diferente de lo que sois os creía cuando os amaba, o mejor dicho, amaba +en vos un sujeto de mi fantasía: de mi sueño he despertado; el fantasma +de mi amor ha desaparecido; la estrella de mi esperanza se ha nublado, y +el aliento de mi vida es ya un fuego del infierno que resistir no puedo, +que el corazón me abrasa y en la desesperación de los condenados me +arroja; que yo, antes de conoceros, el amor no conocía, y cuando le +conocí, le amé, y tanto, que en tan poco tiempo, en mi vida, en mi única +existencia posible trocose; y cuando le pierdo, cuando veo lo imposible +de recobrarle, siento y conozco, sin que me quede ni aun el consuelo de +una duda, que sin él vivir no puedo; y ya que sabéis esto, y que +comprender debéis si es que ya la pasión, o el empeño, o el vicio y la +maldad no os han entorpecido el entendimiento, que vos, causa de mi +amor, no podéis ser mi amor, porque en vos no hallo lo que mi alma en el +amor hallar deseaba; renunciad a toda esperanza de que yo, olvidándome +de quién soy, y de lo que a mi honra y a mi conciencia debo, mi perdón +os otorgue, por esposo os reciba y en vuestros brazos me eche. No, que +no sois vos el que yo creía; y no siéndolo, vuestras traidoras palabras, +en vez de engañarme, me desesperan; en vez de contentarme, me ofenden; +en vez de halagarme, me atormentan, y me avergüenzan en vez de +satisfacerme; porque creo que me juzgáis capaz de seguiros en la torpe +prosecución de vuestra falta, y hacerme cómplice de ella, y cruenta y +homicida como vos; que allí está en mi propio lecho la que ser debe +vuestra esposa, la que ya lo es, porque ante Dios por esposa la habéis +tomado, y ella, esposa vuestra creyéndose, en vuestros brazos ha caído +enamorada. Y no os digo esto por reprenderos, por persuadiros, por hacer +de vos caso alguno por el que en alguna manera yo a vos pueda +asemejarme, sino para deciros, y esto debí deciros sin otras +demostraciones que os hicieran creer que en mí duraba la en mal hora +concebida pasión que por vos he sentido, que si a romper sagrados lazos +que vos habéis hecho, y a faltar a obligaciones en que voluntariamente +os habéis puesto, os movían y os mueven, no mi hermosura, si es que +para vos alguna he tenido y tengo, no un encendido y disculpable deseo, +sino las muchas riquezas que mis paires me dejaron y que se aumentaron +con las que me dejó mi buen marido, vuestras son, que los muertos no han +menester del oro, ni más que de una tumba en que descansar en paz, si es +que aun en la tumba pueden hallar reposo. + +Sintió Cervantes una tan indecible amargura, un tal desgano de la vida, +una tal cosa horrenda y nunca de él sentida, que no se sabe lo que en la +desesperación de verse así menospreciado, así perdido, así humillado, +hubiera pasado por él. Pero ni aun tuvo tiempo de reposar en la +vengativa injuria, o más bien lamentable engaño de doña Guiomar, porque +esta, apenas hubo dicho sus últimas palabras, tan últimas, que necesidad +no tuvo, ni deseo ni pensamiento de decir ni una sola más, y sí de poner +por obra lo que su desesperación la hacía sentir, que era librarse del +peso de su pobre y atormentada existencia, echó mano tan rápida y tan +inopinadamente a la espada de Cervantes, que antes de que él pudiese +evitarlo la desenvainó, y haciéndose atrás, ante Cervantes quedose +inmóvil y muda, mirándole como ojos humanos no han mirado jamás a +criatura. + +Y Cervantes que esto vio, turbado con lo que le acontecía, abriéndose +el coleto, la dijo con voz serena, pero triste y apenada. + +--Si la ofensa que tan sin voluntad os he hecho, señora de mi alma, no +podéis perdonarme, y tal y tan sañosa es la ira que contra mí sentís que +mi vida os enoja, y saciar con mi sangre queréis la sed de vuestra +rabia, herid en buen hora, no tardéis; atravesad este corazón que sólo +por vos late y que sólo por vos existe. Muera yo si con mi muerte +desdichada daros algún contento puedo; y vivid vos y olvidadme como cosa +maldita que junto a vos para fenecer en vuestra hermosura y acabar en +vuestras manos ha llegado. + +--Sí que morir debe quien en la vida encontrar no puede más que una +agonía continuada, mil veces peor que una agonía una sola vez sufrida; y +porque esto es tan cierto que no puede dejar de ser cumplido, cúmplase, +y que Dios me perdone, porque en mí no he hallado valor para otra cosa. + +Y corriendo rápidamente la espada, dejando caer su pomo en el suelo, y +bajo el seno poniéndose la dura punta, se arrojó sobre ella, y con tal +rapidez y tal violencia, que a la otra parte asomó casi en el mismo +punto un palmo de enrojecido acero. + +Gritó Cervantes, como por su dolor los condenados gritan. + +Arrojose sobre doña Guiomar pretendiendo socorrerla, y halló que ya los +turbios ojos volvía, y vio que en aquella su última mirada amor le +decía, y amor que era tal, que no parecía sino que los cielos se +mostraban en la moribunda mirada de aquella infelice. + +Gritaba Cervantes pidiendo a voces socorro, y en sus brazos sostenía a +doña Guiomar, y se teñía en su sangre, y entre sus brazos doña Guiomar +se le moría; y empezaba a sentirse en la casa movimiento de gentes que a +las desaforadas y desesperadas voces de Cervantes parecían acudir, y ni +en salvarse pensaba Cervantes, ni en otra cosa que en reanimar con su +aliento a doña Guiomar, que no era ya en sus brazos más que un cuerpo +difunto. + +No tardó en oírse rumor de voces. + +Cerca se percebian pasos precipitados. + +Pero de improviso un ruido de espadas oyose, tiros de pistoletes +retumbaron, y acordose Cervantes del intento de don Baltasar de Peralta +que conocía, de asaltar aquella noche con gente armada la casa de doña +Guiomar para robarla a ella; y desesperado, como que convencido estaba +de que doña Guiomar había muerto, en su desesperación, en su furor, en +su desgano de la vida, con el ansia de exterminio en que aquella su +desgracia le había puesto, del triste cuerpo de doña Guiomar sacó su +espada, y lanzose fuera del aposento, a tiempo que por el oscuro +corredor se echaban encima las cuchilladas; que los criados, que a las +voces con que Cervantes había pedido socorro despertaron, habíanse +encontrado con don Baltasar y con los que con él venían, que por la +tapia del huerto del rapista habían entrado; y como aquellos criados +hubiesen acudido armados, porque al despertar a las voces de Cervantes +habían pensado, como era natural lo pensasen, en un grande peligro, y +cada cual, antes de salir a ver lo que aquello fuese, había cogido el +arma que había tenido a mano, como eran muchos los criados de doña +Guiomar y muy bravos, especialmente aquellos cuatro lacayos vigotudos, +que, como se dijo, la resguardaban cuando con el alba iba a la catedral +a misa, trabose la más mortífera pelea que puede imaginarse, y por el +corredor adelante venían hundiéndole a tajos y a tiros, que no parecía +sino que la casa iba a venirse abajo. + +Y a todo esto, en el oscuro corredor nada se veía. + +Pero de improviso, y cuando Cervantes acababa de sacar su espada del +cuerpo de aquella miserable víctima de un ciego amor desventurado, +entrose en el aposento un hombre con la espada en la mano, al cual, +apenas le vio, más que por el semblante, que no podía verle, porque +sobre él un antifaz llevaba, por instinto, conociole Cervantes. + +Y no se engañó, que don Baltasar de Peralta era, que hallando al paso +del tumulto por el corredor aquella puerta franca, creyendo que al +aposento de doña Guiomar daba, en él entrose, y en mal hora por cierto, +que ciego Cervantes de dolor y de rabia, a él se fue omnipotente, de tal +manera, que apenas se chocaron las espadas, al suelo vino difunto de una +estocada en el corazón don Baltasar, cayendo tal vez, porque Dios lo +quiso, junto a doña Guiomar, y tan cerca, que la sangre que de su pecho +corría fue a mezclarse con la que del inocente pecho de doña Guiomar +había salido. + +Quedose Cervantes tan turbado por lo que acontecía, tan sin vida y tan +sin alma, espantado por aquella tragedia que tenía ante los ojos, tan +impensada, tan sin culpa en la intención por él producida, como primera +causa de aquel pavoroso efecto, que por algún tiempo más que hombre fue +una estatua. + +Y como parte de los criados, en tanto que se trababa la formidable +pelea, hubiesen acudido a los balcones, dando voces llamando a la +justicia y pidiendo socorro a los vecinos, y algunos de ellos la puerta +principal de la casa hubiesen abierto y a la calle salídose, y acertase +a pasar por allí un alcalde con su ronda, entrose en la casa la +justicia, subiendo atropellada por las escaleras, y acudiendo donde la +pelea continuaba empeñada. + +Llegaron al turbado Cervantes las voces de ¡téngase al rey! ¡dense a la +justicia! y pavor entrole, no de ser muerto, sino de ser allí +encontrado y preso, y, cargado de cadenas, como criminal y mal hombre +tratado; y así fue, que recobrando en un punto todo su valor sereno, a +la ventana que en el aposento había fuese, abriola y arrojose a la +calle, no huyendo de la muerte y del peligro, sino de la deshonra; que +bien hubiera podido creer la justicia, si junto a aquellos dos cuerpos +muertos le hubiera encontrado, que él los había matado, por celos al uno +en riña, y asesinada la otra. + +Huyó, en fin, como quien de su mala suerte huye, no como el cobarde que +con la fuga el peligro evita, y fuese, sin saber por dónde iba, a casa +del bachiller Carrascosa, aquel de quien ya se dijo era su grande +amigo. + + + + +XXI + +En que se ve que nada ve la justicia relativamente a Cervantes, y +se sabe que Cervantes se había perdido. + + +Negra se vio la justicia, negros los criados de doña Guiomar, para +lograr, en fin, prender o ahuyentar a los malhechores que con don +Baltasar de Peralta, en la casa, por el corral de la del rapista, +habíanse entrado. + +Hallose que de ellos había muerto uno, quedando dos mal heridos, y +asimismo heridos algunos de los criados. + +Habíanse preso cuatro bravucones de mirada torva y harapiento pelaje, +que harto claro manifestaban, sólo con dejarse ver, que eran racimos de +horca, no vendimiados aún por la justicia. + +Halláronse en el aposento de Florela los cuerpos de doña Guiomar y de +don Baltasar de Peralta, ella marchita y afeada por la muerte su +hermosura, él cubierto aún con el antifaz el semblante. + +Otrosí, hallose sobre una mesa que en el aposento había, una minuta o +borrador de testamento; que en tanto que Cervantes peleaba con sus dudas +y sus tentaciones, no sabiendo por cuál determinarse, si por Margarita +su obligación cumpliendo, o por doña Guiomar contentando su amor, un +notario que Florela había llevado recatadamente, el testamento de doña +Guiomar había escrito, y su borrador, tal vez por descuido, tal vez +porque doña Guiomar le examinase, allí había dejado. + +En verdad que aquel testamento no podía ser más breve, porque después de +la profesión de la fe y de las fórmulas de derecho, en esta sola +cláusula se contenía: + +»Es mi libre voluntad y firme determinación, dejar heredada en todos mis +bienes inmuebles, dinero, joyas y ropas, y de todo lo que poseo, a mi +amiga, que tal como a mi hermana amo, doña Margarita de Ledesma.» + +Y luego seguía la forma de derecho. + +Hallose asimismo encerradas y temblando, en el aposento de doña Guiomar, +a Margarita y a Florela, que como el vulgo dice, murieron por Dios, y no +salieron de decir que ellas no sabían nada, sino que cuando se armó +aquel no esperado tumulto, Florela se había entrado espantada en el +primer aposento que había podido, que había sido aquel en que Margarita +estaba, y que de miedo no les sobreviniera algún mal, la puerta habían +cerrado y permanecido allí asustadas. + +La justicia tomó por el atajo; dejó una guardia de alguaciles con los +muertos, y asimismo, para que la casa guardasen; envió al hospital los +heridos, y a todos los otros, sin exceptuar a Margarita ni a Florela, se +los llevó a la cárcel y los encerró. + +Preguntó la justicia tanto, que a las pocas horas las fojas del proceso +alzaban que daban espanto, según que se había plumeado; pero no sacó en +limpio sino lo que Florela dijo: que señor Miguel de Cervantes Saavedra, +soldado y poeta, había llevado el día antes a su señora, para que la +amparase, a doña Margarita, que amparada por doña Guiomar había sido. + +Declaró Margarita cómo a Cervantes había conocido cuando el entierro de +su madre, y conteste estuvo con Florela. + +Ninguna de las dos declararon que Cervantes hubiese permanecido en la +casa; y como Cervantes no había entrado en ella sino a trasmano y +secretamente, conducido por Florela, ninguno de los de la casa sabía que +en ella había estado aquella noche, y nada referente a él declarar +pudieron. + +Por otra parte, los pícaros que habían entrado con don Baltasar de +Peralta en la casa habían dado más luz, porque habían declarado que don +Baltasar de Peralta los había buscado por medio del rapista +_Viváis-mil-años_, y les había dado dinero para que le ayudasen a robar +a doña Guiomar de Meneses y Alvarado, y que por la tapia del corral de +la casa del rapista, que al huerto de doña Guiomar daba, habíanse +entrado. + +De resultas se echó el guante al señor _Viváis-mil-años_, que empezó por +negar toda participación en el delito que la justicia perseguía. + +Pero puesto en el potro, aunque aguantó como un santo dos vueltas de +cordel, a la tercera el dolor le deshizo la firmeza, y cantó que no +había más que pedir. + +Súpose, pues, por él, que don Baltasar de Peralta había perseguido +rudamente a doña Guiomar, que le desdeñaba, y la justicia tuvo que +contentarse con esto, y con no encontrar en las resultas otra cosa sino +que la muerte de doña Guiomar había sido a causa de don Baltasar de +Peralta, si es que no había sido por su propia mano, quedándose la +justicia sin saber quién había matado a don Baltasar, ni cómo y por qué +había sido su muerte. + +El amor de Margarita por Cervantes, y la lealtad de Florela a su señora +y sus miramientos por su honra, hicieron que aquellas dos mujeres +callasen de tal modo, que en el proceso no pudo aparecer el nombre de +Miguel de Cervantes sino como por incidencia y libre de todo cargo, +porque no se sabía sino que él había amparado a doña Margarita, y +llevádola a doña Guiomar para que la amparase mejor. + +No embargante esto, la justicia buscole. + +Pero no le halló, ni su capitán, don Lope de Figueroa, pudo decir otra +cosa sino que el soldado por quien se le preguntaba hacía tres días que +por la compañía no parecía; de modo, que se temía, o que le hubiese +acontecido alguna desgracia, o que hubiese abandonado su bandera, cosa +que al noble don Lope de Figueroa se le hacía muy recio creer; que +conocía bien a Cervantes, y le estimaba, y por honrado le tenía. + +En resumen, la justicia se contentó con _Viváis-mil-años_ y con los +cuatro bravos que había pescado. + +Soltó a Margarita y a Florela, y otrosí a los criados de doña Guiomar; +levantó el embargo que sobre su casa había hecho; y en cuanto a la tía +_Zarandaja_, ni aun pensó en ella, porque el señor _Viváis-mil-años_, +que no podía mejorarse enredando con la justicia a la tía _Zarandaja_, +porque esta, apretada por los cordeles, no cantase, y se vengase de él +sacando a plaza otros primores suyos, de la tía _Zarandaja_ no hizo +mención, y ella no sufrió otro castigo que el miedo de que la justicia +la echase las garras y la malparase. + +Enterró Margarita a doña Guiomar con gran pompa, que su herencia había +aceptado, y a ella tocaba procurarla los últimos homenajes. + +Enterrado fue asimismo con gran ostentación por sus parientes don +Baltasar de Peralta, y andando no mucho tiempo, en galeras se vio con un +grillete, remando por el rey, con sentencia para toda su vida, el +ilustre rapista _Viváis-mil-años_. + +Y como la justicia no podía pasarse sin ahorcados, visto que asalto +durante la noche, y en cuadrilla y a una casa habitada, habían dado, y +muertes y heridas habían cometido, y resistencia a la justicia habían +hecho los cuatro malhechores que había cogido vivos, que los heridos lo +habían sido de tal manera que murieron, enforcolos por el pescuezo hasta +que rindieron los espíritus vitales, con gran contentamiento del pueblo +de Sevilla, que se salió a Tablada a recrearse con el espectáculo. + +Dicho esto por adelantado, volvamos atrás otra vez, y digamos por qué +Margarita había aceptado la herencia de aquella que bien sabía había +sido su enemiga, y que, más que por caridad, por grandeza de venganza la +había instituido su heredera; sin contar con que podía ser muy bien que +no a ella fuese a quien heredada dejaba, sino a Cervantes, que, como +debía presumir, con ella había de casarse; y como Margarita sabía harto +bien cuán dura y terrible es la mano de la miseria, y cuánto por esto, +como porque con el oro todo se tiene, las riquezas en el mundo se +estiman, y acaso por aquellas riquezas que heredaba, con ella Cervantes +se casaría, puesto que su obligación, si no su amor, fuese empeño +bastante para que por esposa la tomase, la herencia aceptó; y desde el +punto y hora en que hubo sepultado a doña Guiomar, a buscar se echó +desalada a Cervantes por cuantos medios le fue posible, y servida por la +discreta Florela, que con ella se había quedado, como si una parte de la +herencia hubiese sido. + +Pero por más que Florela fuese de despierto ingenio, y buscase, y +pagase, y revolviese el mundo, pasaban y pasaban días, y no parecía +Cervantes. + +A todo esto, las galeras que en el Guadalquivir habían estado muchos +días recogiendo las compañías y gente de leva que para la gran empresa +contra el turco se juntaban, habían zarpado y desaparecido. Pero como en +Sevilla se había quedado, presidiándola, la compañía de infantería de +que era soldado Cervantes cuando la tristísima tragedia de doña Guiomar, +esperaba la triste Margarita que alguna vez Cervantes remaneciese, +volviendo a ponerse bajo su bandera. + +Ahora, dejando a Margarita con su tristeza y sus ansias, se pasa al +capítulo siguiente, para decir lo que de Cervantes había sido. + + + + +XXII + +En que se sabe lo que fue de Cervantes. + + +Llegado había nuestro Miguel más muerto que vivo, amparado por la +soledad de las calles y lo tenebroso de la noche, a la puerta de la casa +de su amigo Carrascosa, y apenas si había tenido fuerzas para llamar a +ella; que cuando la amiga del bachiller, a medio vestir, y no con gran +empacho, bajó y abrió la puerta, encontrósele en el umbral poco menos +que tendido y punto menos que desmayado. + +Gritó la moza, bajó el bachiller, Dios solo sabe en qué apariencias, +metieron adentro a Cervantes, y desnudáronle y acostáronle. + +Contoles Cervantes lo que le acontecía, y con tal encarecimiento de +dolor y de desesperación, que no parecía sino que para él todo en el +mundo había acabado. + +Ni bastaron razones para consolarle, ni consejos para que no tomase +alguna negra determinación que acabase con su vida, que él decía no era +otra cosa que muerte horrenda; porque al ver ante sí perdiendo la vida +con la sangre a aquella su adorada criatura, conoció más que nunca que +ella era su vida y su alma, y que sin ella no podía tener ni contento ni +vida, sino existencia angustiosa, infierno en la tierra, muerte en el +alma; y así les dijo, que no pudiendo él quitarse la vida por su mano, +que cosa era esta en que ningún hombre que en algo estima el que su +valor se estime, incurrir puede, resuelto estaba a ir a ampararse del +buen capitán Diego de Urbina, que en la galera _Marquesa_ estaba en el +Guadalquivir próximo a zarpar para Levante, y contarle su desdicha; que +él le estimaba y le ampararía; y luego cuando con el turco se rompiese, +ponerse en punto donde la muerte fuese inevitable y se pudiese caer con +honra. + +Dejaron de aconsejarle más, cuando esta determinación le oyeron, el +bachiller y su amiga, porque pensaron que para los dolores del alma no +hay otro mejor remedio que el tiempo, y tuvieron por seguro que este +gran remedio había de producir su efecto en Cervantes. + +Partiéronse al rayar el día, yendo Cervantes disparado hacia la puerta +de Jerez, llegando a punto que la abrían, y llegáronse a la Torre del +Oro, y alquilando una barca, hacia la galera _Marquesa_ bogaron, +llegando a ella cuando sonaba el cañonazo de leva y tocaban en cada +galera los instrumentos militares a la oración de la mañana. + +Admitiéronle, y entraron, y a poco, encerrado el capitán Diego de Urbina +con Cervantes en la cámara del alcázar de popa, oía el cuento de su +desdicha, y le amparaba, y secretamente en la galera le tenía. + +Volviose Carrascosa ya contento a su casa, porque amparado veía a su +amigo, a quien en gran manera estimaba, y Cervantes dejole ir sin darle +comisión alguna, como si hubiese perdido la memoria de haber conocido a +Margarita. + +Y así era en verdad, que loco estaba en aquellos momentos Cervantes, y +apenas si había podido ordenar su relato para Diego de Urbina; y con +calentura habíanle bajado al entrepuente, y tan en peligro, que los +médicos de la galera habían tenido que acudir a él harto de priesa. + + + + +XXIII + +En que se habla algo de la jornada de Lepanto y de cómo fue la +manquedad de Cervantes. + + +Llegó al fin la orden del rey para que la flota que en el Guadalquivir +se encontraba zarpase con rumbo a Messina, donde había de juntarse con +las otras naves de España y las de la Liga. + +Juntáronse allí todas el 25 de Agosto de 1571. + +Nunca se vio una tan poderosa armada, ni aprestados para una tan grande +empresa tantos grandes capitanes; que siendo don Juan de Austria +generalísimo de todas las escuadras de la Liga, allí asistían el +príncipe Alejandro Farnesio, don Luis de Requesens, Marco Antonio +Colonna, el proveedor Barbarigo, Juan Andrea Doria, el marqués de Santa +Cruz don Alvaro de Bazan, Sebastián Veniero, Ascanio de la Corna, el +prior y los caballeros de Malta, y otra multitud de capitanes, no de tan +gran linaje, pero no menores en valor y nombradía, entre ellos Gil de +Andrade, don Sancho de Leiva, don Miguel de Moncada, Francisco de Sancti +Pietro y Diego de Urbina, y otros muchos de mar y tierra. + +Pasaban de trescientas, entre galeras, naos y galeazas, las naves de la +Liga, y tan bien aprestadas, que sólo con verlas se podía tener por +segura la victoria. + +Allí iba también la galera _Marquesa_, con las que mandaba el general +Andrea Doria, y en ella, muy doliente aún, nuestro Miguel de Cervantes. + +En vano habían pasado dos meses desde que aconteció la tragedia de la +infeliz doña Guiomar, que no parecía sino que cada día que pasaba +aumentaba el horror que de sí mismo Cervantes tenía, y su hastío de la +vida; y si un día al combés de la galera podía subir a respirar el aire +y a aspirar el olor marino, por otros dos o tres veíase obligado a +quedarse en el entrepuente, enfermo y sin poder valerse, abrasado por la +calentura. + +Ansiaba nuestro mozo que se llegase a punto y término de pelea con el +turco, que en ella pensaba ponerse en tal lugar y hacer tanto, que su +muerte fuese inevitable. + +Tal era el desesperado amor imposible que en su pecho ardía por la +muerta doña Guiomar, y tal su desesperación por su pérdida, y tal su +ansia por ir a encontrarla a un mundo mejor. + +Esforzábanse sus compañeros por consolarle de aquel su dolor, que se +veía claro en la perpetua desolación de su semblante, y en vano, para +consolarle mejor, la causa de su dolor le pedían; callábase él, +agradeciéndoles sus buenos deseos; y como el capitán Diego de Urbina, a +quien su desventura había revelado para que le amparase, su secreto +noblemente le guardaba, nadie sabía qué pensar de aquel dolor que tan +acabado a Cervantes tenía, y tan desesperado, y tan melancólico, que +harto claro se comprendía que le pesaba la vida. + +Y acontecía, que habíase olvidado Cervantes de Margarita como si nunca +la hubiese visto, y que para su corazón y su memoria no existía otra +cosa que la muerta doña Guiomar. + +Entretúvose don Juan de Austria en Messina con las grandes fiestas que +en honra suya se hicieron, y otrosí, ordenando y acabando de aprestar su +armada, hasta que esta zarpó el día 5 de Setiembre. + +Con las naves que a Messina últimamente habían arribado, de trescientas +pasaron las de la Liga, en las cuales más de ochenta mil hombres iban, +entre marineros, soldados y galeotes. + +Comulgado y confesado habían antes de dejar el puerto de Messina todos +los que en la armada iban, como si todos hubieran tenido por cierta la +muerte en aquella empresa; tan temerosa se aparejaba; que se sabía que +el generalísimo turco, Alí-Bajá, comandaba un espantable número de +naves, que de cuatrocientas entre grandes y chicas pasaban, y en ellas +venían más de ciento veinte mil hombres, turcos, egipcios, africanos; +todos feroces, todos corsarios, duros y cruentos, avezados al carnaje y +a la matanza, y, como tigres, carniceros. + +Teníase el miserable ejemplo de Nicosia y de Famagusta, sus defensores +degollados y sus capitanes martirizados por el implacable infiel, +aborrecedor del cristiano y nunca satisfecho de su sangre; y tal era el +pavor que la voladora fama traía en sus alas, de las crudezas de aquella +numerosa hueste de sanguinarias fieras, que capitanes tales y tan +probados por su prudencia en el consejo y su bravura en lides, como +Andrea Doria, Ascanio de la Corna y Sebastián Veniero, aconsejaron a don +Juan de Austria, teniendo por temeridad el embestir contra el turco; +pero el generoso mancebo, por cuyas venas corría la sangre del nunca +vencido, ni en temor por nada puesto, emperador Carlos V, de gloriosa +memoria, respondió a las dudas y a los temores de todos: + +--Señores, ya no es hora de aconsejar, sino de combatir. + +Venía el bárbaro Alí-Bajá confiado en el triunfo, y engañado; qué +algunos pescadores habíanle dicho que la armada de la Liga era mucho +menor que la suya, y mal proveída y pertrechada, y que aun así, mucho +mayor era el número que la valía de la gente de la Liga, toda de leva y +allegadiza; por su parte, don Juan de Austria creía que el dey de Argel, +Aluch-Alí, temeroso de la suerte de la batalla, había abandonado a +Alí-Bajá. Así es que cristianos y turcos avanzaban los unos contra los +otros, todos engañados acerca de las fuerzas del enemigo, y todos +confiando en el triunfo de sus armas. + +Pero ni eran pocas las galeras cristianas, ni valadí ni allegadiza la +gente que las montaba, ni a Alí-Bajá había abandonado el dey de Argel +Aluch-Alí. + +Manteniendo su rumbo a Levante la armada de la Liga, dejando atrás la +Fosa de San Juan, llegó el 26 de Setiembre a Corfú, de donde zarpó el +28. + +Aguardaba en el golfo de Lepanto la escuadra del turco. + +Al fin, el 5 de Octubre la armada de la Liga llegó a Cefalonia, teniendo +a babor la _Morea_; y la descubierta, comandada por el capitán Juan de +Cardona, descubrió al doblar el golfo de Lepanto la escuadra del turco. + +No es nuestro ánimo pintar aquí la famosa batalla de Lepanto, ni al +propósito de nuestro libro conviene; que el curioso puede verla en las +historias que de ella hablan largamente, y con pelos y señales: gran +jornada fue, gran gloria alcanzó en ella nuestra patria; que puesto que +fueron diversas las naciones que con sus armadas a aquella empresa +acudieron, por generalísimo fue nuestro don Juan de Austria, y a su +prudencia y a su buen consejo y a su aliento, se debió que aquel +grandísimo triunfo se lograse; y más grande fuera, si a todas sus +consecuencias se hubiera llegado: a nosotros sólo nos compete decir en +el presente libro, cómo fue que nuestro Miguel conquistó en aquella +memorable jornada su glorioso apodo de _Manco de Lepanto_. + +Si a doña Guiomar no conociera, si no la amara, si de su tragedia +involuntaria causa no fuera, si a Margarita no encontrara, corrido por +distinto cauce hubieran las cosas, y en vez de llegar a ser Cervantes el +_Manco de Lepanto_, casádose hubiera dichosamente con su doña Guiomar, y +andando el tiempo no se hubiera visto en ocasión de ir, para asuntos que +no eran suyos, a la Mancha ni a Argamasilla, ni conocido hubiera a +Aldonza Lorenzo, ni a Alonso Quijano, ni a Sancho Zancas, y +probablemente no tendríamos nuestro buen _Don Quijote_ con que +recrearnos y enorgullecernos, teniendo tal vez que contentarnos con +_Rinconete y Cortadillo_ y el _Coloquio de los perros_, y con las +_Ejemplares_; ¡y quién sabe! que un leve acontecimiento, importante en +la vida de un hombre, todo el curso de su vida cambia, echándole por +otro cauce. + +Montaba, como hemos dicho, Cervantes la galera _Marquesa_, que era de +las de Andrea Doria, con la gente de infantería del capitán Diego de +Urbina; y cuando a la vista la una de la otra las dos escuadras, llegó +el punto del rompimiento de la batalla, Cervantes, que muy enfermo y con +calentura estaba en el entrepuente, subió a la cubierta y pidió le +pusiesen en el lugar de más peligro; advirtiole Diego de Urbina que +mirase que estaba enfermo, y que de muy poco podía aprovecharse su +esfuerzo cuando tan sin fuerzas se hallaba; a lo que respondió +Cervantes, y a lo que otros como el capitán le decían: + +--Señores, ¿qué se diría de Miguel de Cervantes? En todas las ocasiones +que hasta hoy en día se han ofrecido de guerra a su majestad, y se ha +mandado, he servido muy bien como buen soldado; y así, ahora no haré +menos, aunque esté enfermo y con calentura; más vale pelear en servicio +de Dios y de su majestad, y morir por ellos, que no bajarme so cubierta; +así pues, pónganme en el lugar más peligroso, y en ello me haréis +merced. + +Y como se sintiesen maravillados todos de su valor y entereza, diéronle +doce soldados que mandase, y con ellos combatiese en el lugar del +esquife, que era el de mayor peligro. + +El disparo de un cañonazo de cada una de las dos capitanas, fue la señal +del rompimiento del combate, que se trabó bravamente, y de una manera +tan recia y con tal estruendo de arcabucería y de artillería, que no +parecía sino que una pavorosa tormenta y espantable, de la mar y del +viento habíase enseñoreado. Todo era humo, y fuego, y estrago, y cuerpos +muertos que a la mar caían, y sangre que en la mar se vertía y la ponía +roja; y acá sonaban los clarines y las trompetas y los atambores, y allá +sonaban los añafiles, las dulzainas y las atakebiras; que no podían +causar menos fragoroso estruendo en su combate con el turco más de +trescientas naves grandes y pequeñas que la mar cubrían en un tan grande +espacio como no se había visto desde los tiempos del imperio de Roma; y +de estas naos, ciento sesenta y cuatro, y las mejor aprestadas, eran del +rey de España; y del pontífice Pío V eran seis galeras y otras tantas +fragatas; y llevaban los venecianos ciento treinta y cuatro naos, pero +no tan bien armadas ni proveídas como las de España. Asistían allí +también las galeras de Génova y de Malta, y no se cuenta gran número de +trasportes que con la armada iban, armada inmensa, gente en grandísimo +número a morir resuelta, alentada por la fe y por las indulgencias +concedidas a los que en aquella empresa se encontrasen, que eran las +mismas que se concedieron por otros pontífices a los conquistadores de +los Santos Lugares, y que poco antes había llevado el nuncio de Su +Santidad monseñor Ondescalco. Y era el orden de batalla: en la +vanguardia, seis galeras venecianas; en el cuerno izquierdo iban sesenta +galeras, comandadas por el proveedor Barbarigo; Juan Andrea Doria era el +general de las sesenta galeras del cuerno derecho, y sesenta y tres +galeras formaban el centro de la batalla, llevando en medio de ella la +Real, y en ésta el generalísimo don Juan de Austria. A la derecha de la +Real iba la capitana de Roma con su capitán Colonna, y la de Venecia con +Veniero, a la izquierda. + +Llevaba la Real a popa la nao del comendador de Castilla don Luis de +Requesens, y con don Alvaro de Bazan, marqués de Santa Cruz, formaban la +retaguardia treinta y cinco galeras. + +Mayor en número de naves era la armada infiel. + +Comandaba su cuerno derecho Mahomet Ciroko, virey de Alejandría; el dey +de Argel, Aluch-Alí, comandaba el izquierdo, y el bajá Alí-Pachá se +mostraba en el centro de la batalla con un gran número de naves, y otra +formidable escuadra formaba a retaguardia. + +En media luna avanzaban la una contra la otra las dos formidables +flotas. El viento había calmado; el golfo, más que una mar turbulenta, +un terso espejo parecía. + +Embistió el primero el cuerno derecho de los turcos, a los que +resistieron los venecianos. + +Aluch-Alí había embestido a las naves del general Doria, y en este +primer encuentro y trabazón de la pelea, la capitana de Malta fue +cercada, embestida y entrada por muchas galeras argelinas, que pasaron a +cuchillo a todos los caballeros, menos al gran prior y otros dos, que +casi despedazados por terribles heridas, tuvieron por muertos. + +Con no menor saña se embistieron las galeras de don Juan de Austria y de +Alí-Pachá, y ya el combate se extendió por toda la línea, sin haber +galera que no combatiese. + +Se levantó el viento favorable a los cristianos, y como ya se ha dicho, +un infierno terrible, que no otra cosa parecía la pelea, que todos +peleaban como si hubieran sido inmortales. + +Apretada se veía la Real de don Juan de Austria. + +Cargaban sobre ella con sus genízaros los dos bajaes Alí-Pachá y Pertew, +y a no acudir en su socorro de la capitana el marqués de Santa Cruz, +Dios sólo sabe si aquel día hubiera perecido a manos de infieles el gran +don Juan de Austria. + +Rayo parecía la espada del marqués de Santa Cruz, que firme en la crujía +de su capitana con sus arcabuceros españoles, rechazaba una y otra +embestida. + +A la Real salvó, y voló con sus galeras a socorrer a Andrea Doria, y +socorrido éste, a poco rescataba la capitana de Malta y hacía huir +aterrado con sus argelinos, y ponerse fuera de combate, al formidable +Aluch-Alí. + +Todo era proezas y hazañas, todo estrago y muerte. + +Indecisa se mostraba la victoria, y es fama que entre la densa nube de +humo, y en el punto más formidable de la batalla, apareció un resplandor +de gloria sobre la armada de la Liga, y en medio de él la Santísima +Virgen del Rosario, a la que acompañaban legiones de arcángeles, que con +sus espadas de fuego descendían y se metían en la pelea; milagro que la +fe no repugna, pero que bien pudo ser visión de algún soldado devoto que +luego lo contó y creyéronlo; que no señales de muerte por fuego del +cielo tenían los turcos que muertos se hallaron en las galeras enemigas +apresadas, sino de pelota de arcabuz, o de lombarda, y corte de espada, +y golpe de pica, y astillazos y aplastamientos, por las entenas y +jarcias que la artillería cortaba; y entre este pavoroso estrago, entre +este humo, entre este fuego, y poco antes de que la victoria se +declarase por los cristianos, un arcabuzazo alcanzó a Cervantes en la +mano izquierda, y deshízosela, y otros dos le atravesaron el pecho, +dejando en su persona las honrosas señales por las que, acometido por la +malevolencia, dijo muchos años más adelante, cuando le injurió aquel +Avellaneda, temerario continuador de _Don Quijote_: «Lo que no he podido +dejar de sentir, es que me note de viejo y de manco, como si hubiera +sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi +manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión +que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan verlos +venideros. Si mis heridas no resplandecen sobre los ojos de quien las +mira, son estimadas a lo menos en la estimación de los que saben dónde +se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la batalla que +Ubre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora me propusieran +y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella +facción prodigiosa, que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en +ella. Las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos, estrellas +son que guían a los demás al cielo de la honra y a desear la justa +alabanza.» + +Tal fue la alta ocasión, como él mismo dice, en que se quedó manco +Miguel de Cervantes, y a esta última ocasión lleváronle sus mal +aventurados y trágicos amores con doña Guiomar. + +Pero no dejemos por terminar el relato sucinto de la batalla. + +Sufrido habían los turcos una pérdida irreparable en el bajá Pertew, que +acometido por don Juan de Cardona, y habiendo tomado Pablo Jordán +Urbina su galera, hubo de arrojarse al mar y llegar nadando a un +esquife, en que escapó. + +Aluch-Alí se había puesto también en salvo con todas sus galeras de +Argel. + +Alí-Pachá, que combatía como un león irritado con trescientos genízaros, +cayó al fin por una pelota de arcabuz que en la frente le hirió. + +Arrojáronse sobre él los castellanos, y un soldado cortole la cabeza, y +en la punta de una pica la puso, como guión sangriento y horrible señal +de la victoria. + +Ya gran número de navíos infieles ardían y se hundían con pavoroso +estrago en las ondas. + +Gran parte de la armada infiel había sido apresada, y el resto huía proa +al Levante. + +--¡Victoria, victoria!--sonaba por todas partes. + +Ya no se oía el estruendo formidable de la artillería. + +El humo se elevaba lentamente, y se disipaba en los aires. + +Doscientos veinticuatro bajeles perdieron los musulmanes. + +Quedaron ciento treinta en poder de los vencedores, y el resto lo tragó +el mar o lo abrasó el fuego. + +Veinticinco mil turcos murieron, y más de cinco mil, cautivos quedaron. + +Halláronse en las galeras apresadas ciento diez y siete tiros gruesos de +artillería y doscientos cincuenta menores, y se libertaron doce mil +cautivos cristianos. + +Pero no se obtuvo esta gran victoria sino a gran bosta; que se perdieron +quince galeras, ocho mil valientes murieron: de ellos, dos mil +españoles, del Papa ochocientos, y el resto de Venecia, Génova y Malta. + +El Mediterráneo era libre. + +Ya las doncellas cristianaste sus riberas no tenían que temer las +excursiones de los piratas, ni verse vendidas en los harenes de los +infieles. + +Ya se podía reposar en aquellas riberas. + +Los genízaros del turco no eran ya invencibles, ni, deshecha su poderosa +flota, para Europa podía ser una amenaza el poder del turco. + +Con razón se enorgullecía Cervantes de haberse hallado en aquella +jornada memorabilísima y de las heridas gloriosas que en ella había +recibido. + +Volviéronse al fin las naves españolas a Nápoles y Sicilia. + +Dejó la galera _Marquesa_ en el hospital de Messina a sus heridos, y +entre ellos a Miguel de Cervantes, que sanó al fin, pero quedándole +mutilada la mano izquierda, por lo cual, cuando la muerte abrió para él +la edad de la gloria, al par que se le llamó el príncipe de los ingenios +españoles, llamósele también el MANCO DE LEPANTO. + +FIN + + + + +POST SCRIPTUM + + +Paréceme oírte decir, bondadoso lector que hasta aquí hayas llegado: +¿Cómo, señor autor, y así nos deja vuesa merced a media miel, sin +decirnos lo que fue de Cervantes, de Margarita y aun de Florela? + +A lo cual el autor responde: + +--Lector benévolo, si este episodio de la vida de Miguel de Cervantes te +hubiere agradado, y a otros muchos, lo que yo veré por la venta de los +ejemplares, prométote contarte otros episodios de la vida del mismo +héroe, y entonces tal vez salga a luz lo que fue de Margarita, y aun lo +que fue de Florela. Entre tanto, VALE. + + + +***END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANCO DE LEPANTO*** + + +******* This file should be named 27900-8.txt or 27900-8.zip ******* + + +This and all associated files of various formats will be found in: +http://www.gutenberg.org/dirs/2/7/9/0/27900 + + + +Updated editions will replace the previous one--the old editions +will be renamed. + +Creating the works from public domain print editions means that no +one owns a United States copyright in these works, so the Foundation +(and you!) can copy and distribute it in the United States without +permission and without paying copyright royalties. Special rules, +set forth in the General Terms of Use part of this license, apply to +copying and distributing Project Gutenberg-tm electronic works to +protect the PROJECT GUTENBERG-tm concept and trademark. Project +Gutenberg is a registered trademark, and may not be used if you +charge for the eBooks, unless you receive specific permission. 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General Terms of Use and Redistributing Project Gutenberg-tm +electronic works + +1.A. By reading or using any part of this Project Gutenberg-tm +electronic work, you indicate that you have read, understand, agree to +and accept all the terms of this license and intellectual property +(trademark/copyright) agreement. If you do not agree to abide by all +the terms of this agreement, you must cease using and return or destroy +all copies of Project Gutenberg-tm electronic works in your possession. +If you paid a fee for obtaining a copy of or access to a Project +Gutenberg-tm electronic work and you do not agree to be bound by the +terms of this agreement, you may obtain a refund from the person or +entity to whom you paid the fee as set forth in paragraph 1.E.8. + +1.B. "Project Gutenberg" is a registered trademark. It may only be +used on or associated in any way with an electronic work by people who +agree to be bound by the terms of this agreement. 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You may copy it, give it away or +re-use it under the terms of the Project Gutenberg License included +with this eBook or online at <a href = "http://www.gutenberg.org">www.gutenberg.org</a></pre> +<p>Title: El manco de Lepanto</p> +<p> episodio de la vida del príncipe de los ingenios, Miguel de Cervantes-Saavedra</p> +<p>Author: Manuel Fernández y González</p> +<p>Release Date: January 26, 2009 [eBook #27900]</p> +<p>Language: Spanish</p> +<p>Character set encoding: ISO-8859-1</p> +<p>***START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANCO DE LEPANTO***</p> +<p> </p> +<h3>E-text prepared by Chuck Greif<br /> + and the Project Gutenberg Online Distributed Proofreading Team<br /> + at DP Europe (http://dp.rastko.net)</h3> +<p> </p> +<hr class="full" /> + +<p class="c top15">BIBLIOTECA UNIVERSAL ILUSTRADA</p> +<p class="len"><b>/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\/\</b></p> + +<h2 class="top5">EL MANCO</h2> + +<h1>DE LEPANTO</h1> + +<p class="c">EPISODIO DE LA VIDA</p> + +<p class="c smcap"><b>del principe de los ingenios</b></p> + +<h3 class="top5">Miguel De Cervantes-Saavedra</h3> + +<p class="c">POR</p> + +<h3 class="top5">D. M. FERNÁNDEZ Y GONZÁLEZ</h3> + +<p class="imagen"><img src="images/001.png" +width="124" +height="38" +alt="imagen no disponible" /></p> + +<p class="c">ADMINISTRACION</p> + +<p class="c">Calle de las Hileras, número 14</p> + +<p class="c">MADRID.—1874</p> + +<p class="c">Establecimiente Tipográfico de Muñoz y Reig</p> + +<p class="c"><i>Calle Cuesta de Ramón, núm.</i> 8</p> + +<hr /> + +<h3>ÍNDICE</h3> +<table summary="toc" +cellspacing="2" +cellpadding="2"> +<tr valign="top"><td><a href="#I">I.</a></td><td>En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de +Sevilla por meterse a afeitar a oscuras.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#II">II.</a></td><td>En que se trata de una música de enamorado, acabada no muy +amorosamente a tajos y reveses.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#III">III.</a></td><td>De como, sin esperarlo, hallose la hermosa viuda con aquel su amor +que tan acongojada la tenía.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#IV">IV.</a></td><td>En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#V">V.</a></td><td>En que doña Guiomar comienza a contar su historia a Miguel de +Cervantes.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#VI">VI.</a></td><td>En que se contiene una carta de Cervantes para doña Guiomar, y se +sabe a lo que Florela se aventuró por servir a su señora.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#VII">VII.</a></td><td>En que se suspende la historia para decir algo de Miguel de +Cervantes.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#VIII">VIII.</a></td><td>En que se relata una aventura que le salió al paso a Cervantes, +cuando a las aventuras de sus amores iba.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#IX">IX.</a></td><td>De como lo que no podía amparar Cervantes, vino a ampararlo doña +Guiomar.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#X">X.</a></td><td>De como Cervantes encontró casa de la tía <i>Zarandaja</i> más de lo que +había querido buscar.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XI">XI.</a></td><td>En que doña Guiomar prosigue el relato de su historia.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XII">XII.</a></td><td>De como se iban cruzando los amores y apercibiéndose a una ruda +batalla los celos.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XIII">XIII.</a></td><td>En que se ve que doña Guiomar hubiera hecho muy bien en no contar +tan presto su historia a Cervantes, y en no amparar a Margarita.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XIV">XIV.</a></td><td>De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la +visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XV">XV.</a></td><td>De como Cervantes oyó el fin de la historia de Margarita entre las +cabilaciones que le causaba el no saber adónde le llevaría la historia +de sus amores.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XVI">XVI.</a></td><td>En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus +familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña +Guiomar para encubrir sus amarguras.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XVII">XVII.</a></td><td>De como Miguel de Cervantes supo lo que le bastó para meterse en +una aventura de más empeño que la más atrevida en que osó meterse +cualquiera de los Doce Pares.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XVIII">XVIII.</a></td><td>De como puede enamorarse una mujer hasta el punto de morir de +amor.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XIX">XIX.</a></td><td>De como enloquecido Cervantes por el amor, creyó que la mano de +Dios le apartaba de los efectos de su locura.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XX">XX.</a></td><td>De la horrenda tragedia con que se encontró sorprendido y espantado +Miguel de Cervantes.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XXI">XXI.</a></td><td>En que se ve que nada ve la justicia relativamente a Cervantes, y +se sabe que Cervantes se había perdido.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XXII">XXII.</a></td><td>En que se sabe lo que fue de Cervantes.</td></tr> + +<tr valign="top"><td><a href="#XXIII">XXIII.</a></td><td>En que se habla algo de la jornada de Lepanto, y de cómo fue la +manquedad de Cervantes.</td></tr> + +<tr valign="top"><td> </td><td><a href="#POST_SCRIPTUM"><span class="smcap">Post scriptum</span>.</a></td></tr> + +</table> + +<hr /> + +<h2 class="top15">EL MANCO DE LEPANTO</h2> + +<h3 class="top5"><a name="I" id="I"></a>I</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se trata de un percance que le sobrevino a un barbero de +Sevilla, por meterse a afeitar a oscuras.</p></div> + + +<p>Había en la ilustrísima ciudad de Sevilla, allá por los tiempos en que +llegaban a la Torre del Oro, que a la margen del claro y profundo +Guadalquivir se levanta, los galeones cargados de oro que venían de las +Indias, y cuando reinaba en España el señor rey don Felipe el Segundo, +de clara y pavorosa memoria, en la calle de las Sierpes, y en una +rinconada a la que jamás llegaba el sol, como no fuese en verano y al +mediodía, un tinglado de madera, de dos altos, desvencijado y giboso, al +que llamaban casa, y en el cual vivía una valiente persona, cuyo +apellido y nombre de pila ignoraba él mismo, que si los tuvo olvidolos, +y nadie le conocía ni él respondía más que por el sobrenombre de +<i>Viváis-mil-años</i>, cortesanía que empleaba para saludar a todo el mundo. +Era de mediana edad, entre los treinta y cinco y los cuarenta, de no +mala apariencia, agradable y sonriente el rostro, morena la color, +agudas las facciones, sutil la sonrisa, la mirada rebuscona, y no +mezquino el cuerpo; vivía de rasurar y rapar, entreteniendo durante el +día sus ocios con el puntear de una vihuela morisca que le dejó su +padre, ya harto usada por sus abuelos, y cantando como un ruiseñor las +alegres canciones de la tierra, y las que él mismo componía, para lo que +se daba muy buena gracia; comadreaba a las comadres de la vecindad, y, +fuera de esto, las vendía untos y bebedizos, y las leía el sino, y las +traía a todas engañadas y pendientes de sus labios; y a tal llegaba la +fama de brujo y de hechicero del señor <i>Viváis-mil-años</i>, que más de una +vez la Inquisición se había metido en sus asuntos, y había quien se +acordaba de haberle visto con coroza y sambenito, luciendo su persona en +un auto de fe.</p> + +<p>No se sabía si era cristiano, o judío, o moro; pero él escapaba tan bien +que mal de sus empeños con la Inquisición y con la justicia, y +continuaba rasurando y trasquilando, rasgueando y cantando, haciendo de +sus bebedizos y de su brujería industria, y estimado y querido de la +vecindad y allende.</p> + +<p>No se le conocía a <i>Viváis-mil-años</i> moza ni parienta de algún género, +ni vicio que de reparar fuese; vivía solo, en paz y en gracia de Dios, +como él decía, no embargante lo de los hechizos y los untos, que él +negaba; y así iba pasando nuestro hombre sin crecer ni menguar, y +siempre feliz y contento, y con una tal y tan peregrina salud, que él +afirmaba que en todos los días de su vida no le había dolido ni una uña.</p> + +<p>La justicia le había entrecogido alguna vez de noche rondando por sitios +tenebrosos, con un estoque desnudo debajo de la capa, largo de cinco +palmos (que él había comprado en sus mocedades por veinte maravedís en +el Rastro); y por esto, y por algunos hurtos que le habían achacado +malos testimonios, le habían batanado más de tres veces las espaldas, +llevándole en burro y con acompañamiento, para edificación de las +gentes, por lo más concurrido de la ciudad; cosas todas que, decía +<i>Viváis-mil-años</i>, caían por encima y no había que echárselas en cara, +cuando no habían tenido que ver sino con sus espaldas. Buscábanle +dueñas, solicitábanle doncellas que habían necesidad de casarse; +servíanse de él, como de secretario, mozas a las cuales les estorbaba +para escribir lo negro de los ojos, y él era, finalmente, el consuelo de +las hermosas, la alegría de los galanes, el consejo de los pícaros, y +el sirve para todo. Almorzaba, comía y cenaba por diez maravedís casa de +su vecina la tía <i>Zarandaja</i>; descolgaba sus bacías, y quitaba sus +celosías a puestas del sol, y al cerrar la noche se salía sin que nadie +le sintiese; iba adonde nadie sabía, y volvía a su casa sin que la +vecindad pudiese enterarse de la hora de su vuelta.</p> + +<p>Por los tiempos en que esta verídica historia comienza, había en la +calle de las Sierpes, no lejos de la tienda del rapista, una casa +deshabitada, grande y hermosa, con piedra de armas en el frontispicio, +de cuyas armas los entendidos sacaban el apellido Velasco de Llanes, y +que hacía luengos años que no se ocupaba, porque se decía de fama +pública que tenía duende.</p> + +<p>Daba su gran jardín, o más bien huerta, a las medianerías de algunas +casas, y, por un punto, esta medianería era la tapia de un corralejo que +la casa del barbero tenía, y en que vagaban, tristes y con hambre, en +una perpetua umbría, cuatro gallinas, un gallo y un pato, en compañía de +un cerdo (con perdón sea dicho) y de un perro flaco que guardaba de +noche la casa. No había que dudar de que el señor <i>Viváis-mil-años</i> era +buen cristiano, puesto que, para que el duende de la gran casa vecina no +se pasase a la mezquina casa suya, había puesto en el lomo de la tapia +de su corralejo, que daba a la huerta de la casa enduendada, un calvario +de madera, lo cual no hubiera hecho si hubiera sido judío o moro, y +había pintado una cruz en cada una de las dos ventanas que al corral +daban, y desde las cuales se veía la huerta.</p> + +<p>Una mañana (de primavera y radiante y hermosa), al abrir una de aquellas +ventanas, el rapista vio que por la huerta de la casa vecina vagaban, no +duendes ni trasgos, sino algunas personas de muy noble apariencia, que +andaban por allí como reconociendo y tomando trazas. Era una dama como +de veinte a veinticuatro años, muy gentil y hermosa, rubia y blanca, de +buen continente y estatura, pensativa y grave, y vestida noble y +riquísimamente. Acompañábanla dueña quintañona y rodrigón avellanado, y +la hablaban con encarecimiento, y proponíanla, a lo que parecía por las +señas, composturas y arreglos en la huerta, dos maestros de obras. +Seguíanla dos pajes, el uno de los cuales llevaba una rica silla de +tijera y el otro un cojín de terciopelo con rapacejos de oro debajo del +un brazo, y terciada en el otro una rica alfombrilla. Por último, cuatro +lacayos bigotudos, con sendos espadones al cinto, la servían.</p> + +<p>No había que dudar de que aquella era una gran señora, si no princesa, +por lo menos de título, y cuando no, riquísima; y en punto a nobleza, +rebosaba de ella y olía que trascendía. No yendo con ella persona que +por la apariencia en calidad se la igualase, había que pensar que era +viuda; que a ser doncella, padre, hermano o tutor la hubieran +acompañado.</p> + +<p>Alegráronsele los ojos y aun las entrañas a <i>Viváis-mil-años</i>, porque se +le ocurrió que la que de tal manera, y con dos que parecían maestros de +obras, buscaba trazas y tomaba medidas en la huerta, debía haber +comprado la casa, y empezó a echar cuentas con los provechos que tan +buena vecindad podía procurarle; porque pensar que a tal divina beldad +no habían de acudir como moscas a la miel los enamorados, era ser +simple, y ya el rapista inventaba historias y enredos, que daba por +seguros, y en los cuales él andaría como una importantísima persona, lo +cual le produciría buenos escudos, cuando no sendos doblones; por todo +lo cual, y ansioso de inquirir lo que hubiese, dejó la ventana, se dejó +ir por las fementidas escaleras, y se lanzó en la calle, yendo a dar con +su cuerpo en el bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>, que en cuanto le vio +acudió a la marmita, llenó una escudilla con uña de vaca y morcilla de +lustre, y se fue al cabo de mesa, donde, en lo último del figón, se +había sentado, como lo acostumbraba, el señor <i>Viváis-mil-años</i>.</p> + +<p>Preguntole él, oyole atentamente ella; díjole que a lo que ella había +pesquisado, se la alcanzaba que la dama que el rapista había visto en el +jardín de la casa del duende, era una riquísima señora indiana, que, +con sus criados y algunos toneles llenos de oro, había venido de Méjico, +y aposentádose en la posada de la <i>Cabeza del rey don Pedro</i>; y que +había comprado la casa, ignorando que tenía duende, a su dueño el señor +marqués de los Alfarnaches; y que lo que el señor <i>Viváis-mil-años</i> +había visto, era que la susodicha hermosa y riquísima viuda indiana +buscaba el modo de convertir aquella huerta abandonada e inculta en un +paraíso en que solazarse.</p> + +<p>Preguntó el rapista a la bodegonera de dónde había sacado todas aquellas +noticias, y díjole ella, que el rodrigón que había visto acompañando a +la hermosa indiana, había ido tres días antes al bodegón, y la había +preguntado quién fuese el amo de la casa deshabitada y si sabía que la +casa se vendiese, a lo que ella había contestado ocultándole lo del +duende, lo cual la había valido un buen regalo del señor marqués de los +Alfarnaches, a quien había avisado en buen tiempo, y que el señor +marqués la había dicho después, que la tal dama se llamaba doña Guiomar +de Céspedes y Alvarado, que era viuda, que apaleaba el oro, y que al +morir su marido, que había sido un viejo oidor de la chancillería de +Méjico, había hecho buenos doblones su hacienda, y se había venido a +Sevilla, de donde era natural, aunque por haberla llevado su marido a +Méjico, todos la creían y la llamaban indiana.</p> + +<p>Comiose con muy buen apetito y con mucho placer por estas noticias su +escudilla de uña y morcilla el señor <i>Viváis-mil-años</i>, y se restituyó a +su casa, sacó la celosía y colgó las bacías a la puerta, y se puso a +rasguear la guitarra, esperando al primero que tuviese necesidad de +rasurarse.</p> + +<p>Al otro día sobrevinieron albañiles y todo género de artistas, y +empezaron a trabajar en la casa, y a las dos semanas no había persona +que pudiese reconocerla, según que había sido de compuesta y +trastrocada, y pintada, y rejuvenecida; habíase quitado la antigua +piedra de armas y puéstose en su lugar otra, y el jardín se había +desbrozado, y poblado de estatuas y fuentes, y de tal manera que se +había hecho de él, antes selvático, intrincado y desapacible, una verde +y hermosa delicia. Carrozas, y mulas, y caballos, habían llenado las +cocheras y las caballerizas; y en el zaguán hervían los lacayos con +librea, y daba gozo el ver las escaleras alfombradas y con macetas a +todo lo largo de ellas.</p> + +<p>En fin, un domingo, la hermosísima viuda doña Guiomar de Céspedes y +Alvarado se vino a la casa, y en cuanto en ella entró, la casa se cerró +a piedra y lodo, y de tal manera que no parecía sino que lo que en la +casa se había hecho había sido para encantarla después; la puerta +principal no se abría sino por la mañana entre dos luces, para que +saliese una silla de manos, en la cual iba sin duda la hermosísima doña +Guiomar, y una hora después, cuando la silla de manos volvía; tanto a la +ida como a la venida acompañaban la silla de manos la dueña, el +rodrigón, los dos pajes, con la silla, el cogín y la alfombra, y los +cuatro lacayos bigotudos que <i>Viváis-mil-años</i> había visto, como hemos +dicho en otra ocasión, acompañando a la dama en el jardín o huerta de la +casa del duende.</p> + +<p>Siguió una mañana <i>Viváis-mil-años</i> a la viuda, y vio que la llevaban a +la catedral, y que ella se iba, seguida de los criados, a la capilla de +San Fernando; y que allí los pajes extendían sobre el blanco mármol la +alfombra, abrían la silla de tijera, y ponían delante de ella el cojín +de terciopelo con rapacejos de oro para que la bella indiana se +arrodillase. Los criados se quedaban fuera de la capilla; y una vez oída +la misa de alba, la dama se levantaba, recogían los pajes cojín, silla y +alfombra, se encaminaba la indiana a la puerta del Patio de los +Naranjos, tomaba allí su silla de manos, y se volvía a su casa.</p> + +<p>Poníase en acecho en la catedral <i>Viváis-mil-años</i>, atisbaba, pero nada +podía sacar en claro tocante a la dama, sino que aun de rodillas era +gallarda; que sus manos, que tenían un rico rosario de perlas, eran más +nacaradas que ellas, y que oía la misa con una singular devoción: en +cuanto al rostro, lo tapaba un celoso velo de encaje, y ocultaba su +talle un cumplido manto de raja de Florencia.</p> + +<p>Habíala visto en el jardín descubierta la faz <i>Viváis-mil-años</i>; hermosa +la había admirado, joven la había conocido, pero su imagen se había +borrado de su memoria: en vano había registrado el jardín desde su +ventana; la dama no salía a él nunca, o por lo menos de día, y +<i>Viváis-mil-años</i> no había podido dar señas que les satisfacieran a los +ricos galanes que de él se servían para sus amores, y a los que había +hecho relación de la nueva y hermosa dueña de la casa del duende.</p> + +<p>Los criados, o eran fieles, o temían y no daban luz, por más que +<i>Viváis-mil-años</i> los agasajaba y los convidaba a la taberna; ellos no +decían de su señora sino que era una dama honestísima, que tenía penas y +que las lloraba en su soledad: si aquellas eran penas de amor, los +criados no lo decían, o no lo sabían, y <i>Viváis-mil-años</i> vivía como un +alma en pena, metiendo las narices por todos los resquicios, y sin oler +nada que le sirviese para cerciorarse de qué casta de, pájaro era aquel +prodigio humano, que siendo rica y joven huía del mundo, y siendo +hermosa no buscaba el amor.</p> + +<p>Pasaron así días, semanas y meses, siempre la misma cosa, sin dejarse +ver la dama más que de bulto entre dos luces, cuando salía de la silla +de manos, en la catedral, y volviendo a sepultarse una hora después en +el silencio y en el retiro de su casa, que permanecía cerrada, ni más ni +menos que cuando se decía estaba habitada por duendes; al jardín no +salía de día: sólo algunas noches de luna solía verla <i>Viváis-mil-años</i>, +vestida de blanco y vagando como un fantasma, yendo al cabo a sentarse +en un poyo de piedra junto a la fuente, permaneciendo allí largo tiempo +inmóvil, hasta que, al fin, se levantaba, y en paso lento atravesaba el +jardín y se metía en la casa: la luz de la luna no había sido bastante +para que <i>Viváis-mil-años</i> hubiese visto su rostro. Desesperábase el +menguado, y decía a los caballeros que le aquejaban con preguntas, que +él creía bien que todo aquello no era realidad, sino sueño, y que había +que pensar que los duendes continuaban en la casa, y que habían tomado +la forma de la dama y de la servidumbre que la asistía, no embargante +que la tal dama y parte de sus criados con ella, fuesen a oír misa de +alba todos los días, lo cual podía ser muy bien, dado que fuesen los +susodichos duendes cristianas almas del purgatorio.</p> + +<p>La comunidad entera de los Terceros, a los que rasuraba desde el prior +al último lego <i>Viváis-mil-años</i>, andaba también ocupada y puesta en +imaginaciones por los relatos de su rapista; y a tal encarecimiento +fueron llegando estos relatos, que llegó a los oídos de la Inquisición +la noticia de que había en Sevilla una casa habitada por gentes +sospechosas, de las cuales se murmuraban hechizos y encantos; porque +había muchas cosas extrañas. ¿Qué se habían hecho aquellas ricas +carrozas, aquellos hermosos caballos, aquellas poderosas mulas, que la +vecindad había visto entrar en la casa del duende? nadie los había +vuelto a ver. ¿Qué comían todas aquellas personas, y todos aquellos +animales? la puerta de la casa no se abría jamás. ¿Y cómo podía ser +esto? La Inquisición envió sus alguaciles para que recatadamente +observaran aquella casa que de tan antiguo tenía fama de maldita, y +viesen lo que eran sus nuevos habitantes; y los alguaciles declararon lo +que ya se sabía, esto es, que la dama iba todas las mañanas a misa de +alba a la catedral, y que la oía con recogimiento; que se volvía luego a +su casa; que la puerta, y las ventanas, y los miradores permanecían +cerrados, y que no se oía dentro ruido alguno; que la casa del duende +parecía encantada, y que sólo por un postigo del jardín salían muy +temprano seis negros esclavos, que iban a la plaza de la Encarnación y +volvían con seis grandes cestones llenos de vituallas; que, en fin, los +pocos criados que salían de la casa eran serios y pálidos como +desenterrados, y que si bien bebían cuando los convidaban, hablaban poco +y muy pensado, y no se les sacaba ni una sola palabra con referencia a +su señora.</p> + +<p>El Santo Oficio determinó, pues, saber lo que hubiese en aquello; y una +noche a las doce, en sábado, hora en que las brujas tienden su vuelo +hacia Barahona, un familiar llamó a las puertas de la casa de la llamada +dama fantasma, que se abrieron, obedeciendo humildemente las órdenes de +la Inquisición.</p> + +<p>Metiose por el zaguán el familiar con su negra cohorte de alguaciles, y +dio por cierto lo que de aquella casa endemoniada se había dicho a la +Inquisición, cuando vio que, en efecto, los criados eran muy pálidos y +muy serios y muy graves, y le vino de ellos un olorcillo como de tumba y +cosa del otro mundo; y mucho más cuando, avisada la dueña de la casa, y +levantada de prisa, porque reposaba, y mal recogidos los cabellos de oro +bajo una toquilla, y vestida de blanco, salió al estrado, donde el +familiar la esperaba armado de severidad y resuelto a llevarla presa, a +poco que viera en ella que le confirmase en las brujerías que a aquella +señora ociosos maldicientes achacaban; y ver a doña Guiomar y creerse +cogido por los cabezones el familiar, fue todo en un punto; porque verla +y entrarle un tal temblor que si hubiera tenido cascabeles en las +piernas hubiera causado más ruido que un tiro de mulas al trote, fue un +punto mismo; y secósele el paladar, y quedósele la lengua fría, y se le +anudó la voz en la garganta; que en todos los días de su vida él no +había visto una más garrida moza, ni más gentil dama, ni más peregrina +hermosura.</p> + +<p>En resumen: a él, que por haber estudiado para clérigo, y haber hecho +voto de castidad, aunque no había entrado en Orden, le habían parecido +todas las mujeres, menos la Virgen María y la madre que le había parido, +artificios del diablo para perder a los hombres, entrole de súbito una +tal ansia amorosa y una tal sed de hermosura, que no se conoció a sí +propio; y el diablo se le metió en el cuerpo, y pensó que si todas las +brujas eran como aquella, vendríase a gobernar el mundo por ellas; y en +vez de hablar recio y seco y altisonante e imperativo a aquella +divinidad, besola rendidamente las manos y se declaró muy su servidor, y +aun criado. Y preguntándole ella a qué era ido a su casa tan a deshora y +con tal estrépito de aldabadas, y tal y tan pavoroso acompañamiento de +alguaciles, él, oyendo su voz, que era meliflua y clara y sonora, +figurósele que se había bajado del cielo a la tierra un ángel, y +disculpose, y disculpó a la Inquisición, diciendo que de puerta se había +engañado, y que no era allí donde él iba, sino a casa de un cierto +rapista que en la vecindad vivía, y que el diablo sin duda, por amparar +al susodicho, había hecho que él y sus alguaciles creyesen barbería la +que era noble casa de viejo solar; y rogándola encarecidamente le +perdonase, besola las manos y pidiola licencia para irse. Concediósela +doña Guiomar, pero con el prosupuesto que cuando prendiese al barbero +volviese, que ella le aguardaría, que tenía que decirle.</p> + +<p>Con esto, saliose de la casa el familiar con su escuadrón alguacilesco, +y fue a dar de rebote casa del barbero, al que encontró oliendo a unto +de bruja, que así lo declaró un alguacil que entendía mucho en estas +cosas; y como el rapista había tardado en contestar y en abrir más de lo +justo, confirmose más esta sospecha; y examinado que fue en su persona, +se le encontró pringoso; con lo que, y con haber hallado en un rincón +ciertos pucheros y redomas, se le esposó, y no con moza gentil y +apetecible, sino con dos esposas de hierro, con cadena de alambre +recocido de las que usaban alguaciles y cuadrilleros y toda la otra +gente de presa que tenían la Inquisición y el rey para el buen servicio +de la república; y con esto y con algunos cintarazos y sopapos que se le +dieron como por vía de estimación y caricia, sacáronle mano con mano y +codo con codo, dando con él en uno de los encierros de los sótanos de la +cárcel de la Inquisición, y haciéndole, en fin, la barba como merecía, +que si él no propalara tanto disparate contra la buena reputación y +limpia vida de doña Guiomar, tal no le aconteciera; de donde se saca, +que porque Dios lo quiere, los pícaros se enredan muchas veces en los +mismos lazos que tienden a otros para que se pierdan, y en ellos se +pierden.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="II" id="II"></a>II</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se trata de una música de enamorado acabada no muy +amorosamente a tajos y reveses.</p></div> + + +<p>Volviose el familiar desalado a casa de doña Guiomar, y sin más compañía +que un alguacil que le llevaba la linterna, en cuanto hubo dejado con +miedo, frío y hierros al rapista, y bajo cerrojos, y tomado recibo de su +persona; y acontecíale al tal Ginés de Sepúlveda, que así se llamaba +este honrado familiar, que no las llevaba todas consigo, y que decía +para sí que él debía ser también preso y juzgado por la Inquisición; +porque si bien se miraba, él había pecado, aficionándose a una mujer, +por en cuanto a su voto de castidad, y había faltado a su obligación en +no prender a quien se le había mandado prendiese; antes bien, +disculpádola, y excusádola, y puéstose por su pecado de su parte, sin +importársele otra cosa; y hubiera querido que le naciesen alas para +llegar pronto; y en fin, no vivía de miedo de haber ofendido a Dios, y +de ansia por que tardaba en ver aquel hermoso sol que, a la media noche, +le había deslumbrado.</p> + +<p>Iban alguacil delante y familiar detrás, estirando a cual más podían las +zancas y alargando los pescuezos, aficionado el uno al agasajo que de +seguro le harían en aquella principalísima casa mientras esperase, y +desasosegado y agonizando el otro por volver a ver a doña Guiomar; y +esperaba el alguacil que alguna linda doncella, o dueña de no malos +bigotes viniese a él, por mandamiento de su señora, para hacerle menos +enojosa la espera; que el alguacil no podía creer sino que a cosa de +amores volvía el familiar solo a la casa, y sin color de justicia, y que +por esto se había salido de la casa sin prender a nadie; y en cuanto al +familiar, no pensaba nada, sino que de él tiraban duendes o diablos para +llevarle a su perdición; y aunque él no quería, salíasele el alma al +mezquino, como si su alma hubiese querido llegar súbitamente y juntarse +con aquella otra alma que dentro de aquel hermosísimo cuerpo vivía.</p> + +<p>Y yendo así y como disparados familiar y alguacil, y muy cerca ya de la +casa de doña Guiomar, oyeron un rumor de voces que de la cercana +revuelta de una callejuela venía, y como templar de vihuelas; cosas que +daban a entender claramente que se trataba de dar música por algún +enamorado a la señora de su pensamiento; y había por entonces una +ordenanza que mandaba que de noche y a deshora no se diesen músicas por +las calles, so pena de dos días de cárcel y diez ducados para obras +pías; y como la gente que sonaba junta a poco trecho parecía mucha y +debía ser alegre y maleante, y ellos sólo eran dos, o diríase mejor, uno +y medio, porque el familiar aprovechaba poco, éste ordenó al alguacil +torciese el paso por la boca de una callejuela que se veía a mano, y +rodease, con lo cual el familiar creyó haber evitado aquella gente <i>non +sancta</i>; pero vio, cuando dada la vuelta se hallaba a poca distancia de +la casa de doña Guiomar, que a su puerta había un gran bulto de sombras +como de hombres, del cual salía confuso rumor de voces recatadas.</p> + +<p>Quedáronse tras la esquina familiar y corchete, y a poco oyeron que +rompían en una muy armoniosa música las vihuelas, y que cuando se acabó +el ritornelo, una voz grave y melancólica, enamorada y dulce, cantó el +siguiente:</p> + +<p class="poem"> +<span style="margin-left: 6em;">SONETO</span><br /> +<br /> +<span style="margin-left: 2.5em;">Insensible es al sol el duro hielo</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">De crudo invierno en el rigor impío;</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">Agua en la primavera, en el estío</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">En cálido vapor se eleva al cielo.</span><br /> +<span style="margin-left: 2.5em;">Siempre insensible al amoroso anhelo</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">Tuve el ingrato corazón vacío:</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">Mi llanto, agora, por el bien ansío,</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">Lava presta será de un Mongibelo.</span><br /> +<span style="margin-left: 2.5em;">¿Quién, sino tú, señora, a tal mudanza</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">Forzó a mi pecho helado y enemigo</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">De todo amor y todo rendimiento,</span><br /> +<span style="margin-left: 2.5em;">Que hoy espero sin sombra de esperanza,</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">Vivo muriendo, y hallo mi castigo</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">En la llama de amor que es mi tormento?</span><br /> +</p> + +<p>Calló la voz, y luego se oyó un profundísimo suspiro, que las vihuelas, +que con el canto habían terminado su música, no pudieron cubrir con sus +acordadas voces, y hubo algún espacio de tan grande silencio, que +hubiérase podido oír el vuelo de un mosquito que por allí en aquel punto +hubiera pasado; y aún duraba el encanto de la música, y el familiar no +sabía qué pensar de lo que pasaba por su poco antes ánima castísima, +cuando con más concierto y dulcedumbre que antes, volvieron las vihuelas +al ritornelo. Amor parecía que volaba en los aires y lo llenaba todo; +amor decían las vihuelas; de amor, escuchando en sus oscuros miradores +palpitaba, sin saber por quién, y toda en imaginaciones sin sujeto, doña +Guiomar, y amor iba emponzoñando en su dulce veneno el corazón del +familiar, que veía delante de sus ojos, aunque allí no estaba, las +doradas hebras de los sedosos cabellos de la viuda, y su frente de +alabastro, y sus labios, que a una entreabierta granada se asemejaban, y +sus ojos, con los que el claro azul del cielo de la alborada no pudiera +competir; y batallaba el mísero con aquel amor que tan de súbito se le +había metido en el alma, como si hubiera sido tentación de Satanás, y no +fuego celeste, que del infierno venía, y había tomado por bellas +ventanas por donde asomarse y dejarse ver en la tierra los divinos ojos +de la indiana.</p> + +<p>Seguían en su ritornelo las vihuelas, limpiábase el pecho para empezar +de nuevo, tal vez con algún madrigal competidor del soneto, el encendido +amante, cuando las voces de ¡ténganse a la justicia! que vinieron de lo +alto de la callejuela, cortaron en un punto el puntear de las vihuelas, +y dejaron lugar al chocar de los broqueles, que apresuradamente los +músicos se arrancaban del cinto, y que tal vez al desenvainar las +espadas daban contra sus gavilanes; y a poco, no era ya dulce música lo +que en la calle se oía, sino áspero son de espadas, que por los raudales +de chispas que de ellas saltaban, no parecía sino que se habían allí +reunido todas las fraguas de Vulcano.</p> + +<p>Apercibiose con asombro de sí mismo el familiar, de que él, que antes +había hecho sin empacho profesión de tímido, y tenido por gala el +parecer prudente y bien mirado, no se asustaba de lo que antes le +hubiera causado espeluznos; e íbasele la mano al pomo de la espada, que +hasta entonces había llevado por adorno, y sentíase más atrevido y más +arrojado a todo que Gerineldos, aquel amante de la enamorada sobrina de +Carlo-Magno; y pensaba que el del soneto había dicho bien, que tales +mudanzas hace el amor, que no son para creídas, según que trastrueca a +los que caen debajo de su imperio, y de menguados los cambia en altivos, +y de corderos en leones, y de no atreverse a mover un pie sin pedirle +licencia al otro, en atropelladores de todo, sin que haya quebradura que +no salten, ni obstáculo, por insuperable que sea, que no venzan; pero +puesto que a él nada le iba ni le venía en aquello, y que antes debía +alegrarse de que la ronda le desembarazara la calle y le permitiera +llegar a la puerta de la hermosísima viuda, que sin duda le esperaba, +estúvose quedo y esperando a ver en lo que aquello quedaba, cuyo fin y +remate, y de quién fuese al cabo la victoria no se veía muy claro: que +la calle veníase abajo a cuchilladas; y no dulces requiebros enamorados +se oían, sino juramentos y maldiciones, y ayes de aquellos a quienes +alcanzaba alguna dura punta; y tanto duraba aquello y tan trabado, que +claro aparecía que si los rondadores eran duros de pelar, no eran mucho +más blandos los de la ronda, ni había allí que contar con manco ni +flojo, según que arreciaba, cuanto más duraba, aquella tempestad de +tajos y reveses.</p> + +<p>Pero acertó a acudir por la parte de abajo de la calle otra ronda, que, +como venía de refresco, embistió duro, y puestos entre dos potencias los +músicos, hubieron de ceder el campo; así pues, cubriéndose el rostro con +los embozos, y apretando dientes y puños, embistió cada cual con lo que +tenía delante, sonaron algunos tiros de pistolete, arremolináronse los +alguaciles de ambas rondas; y los músicos escaparon, dejando sobre la +calle alguna vihuela rota y algún alguacil malherido, que de ellos, +cuando se acudió al lugar de la pelea, no se halló ni uno sólo, ni se +tuvo indicio de quiénes fueran, aunque harto claro dejaron conocer, por +lo que hicieron, que todos eran hidalgos, y de los buenos.</p> + +<p>Escapádose habían familiar y alguacil del Santo Oficio, cuando los +alcaldes y los alguaciles de la justicia ordinaria pusiéronse en +persecución de los que más bien que huían se esquivaban, por excusarse +el familiar de preguntas y de respuestas con los otros alcaldes, y el +alguacil por seguir a su superior; que lo que el familiar anhelaba era +que la calle quedase libre para entrarse en la casa de la indiana, y +contemplar otra vez al sol resplandeciente de su hermosura; y como iban +corriendo por la callejuela que daba la vuelta a la manzana donde estaba +la casa de doña Guiomar, vieron que un bulto, que delante de ellos iba, +saltaba y se agarraba a las asperezas de una tapia, y se alzaba y se +estiraba, y por el caballete de la tapia desaparecía; y no deteniéndose +por esto, siguieron familiar y alguacil su carrera, dieron la vuelta, +hallándose al fin del rodeo en la misma calle de las Sierpes donde había +pasado la pendencia, y vieron que en ella no había un alma viviente, ni +se oía otro ruido que el del vientecillo de la noche, que zumbaba +dulcemente en las encrucijadas.</p> + +<p>Mandó el familiar al alguacil que allí le esperase, y él se fue a la +puerta de la casa de la viuda, y llamó, y abrieron en cuanto dijo cuál +era su calidad y oficio y que la señora le esperaba, y entró, se cerró +la puerta, y la calle se quedó tan en silencio y tan pacífica, como +solía estarlo a aquellas horas de ordinario.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="III" id="III"></a>III</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como, sin esperarlo, hallose la hermosa viuda con aquel su amor, +que tan acongojada la tenía.</p></div> + + +<p>Suspensa el alma, la mirada anhelante y fija por descubrir lo que +envolvía en sus sombras la oscura calle; aguzando el oído por coger una +palabra, entre el murmullo de las voces de los que hablaban bajo sus +miradores, que le fuese indicio de quiénes eran los que en aquella hora +la rondaban, la hermosa indiana estúvose con su doncella Florela; y +asomándose a la entreabierta vidriera de una ventana de su cámara, en la +cual había matado la luz, toda era cuidado y toda congojas; que +enamorada estaba, no embargante su viudez, lo que decía con harta +elocuencia que, o no había amado al difunto marido, o que le había amado +tanto, que, por la dulce costumbre, sin amor no podía pasarse. Y el +caso era que el nuevo dueño al cual su alma se rendía, había sido tan +corto en manifestarla su afición y tan rápidamente había pasado delante +de ella, diciéndola, empero, con sus encendidas miradas su deseo, que no +parecía hombre enamorado que en ocasión se pone de contemplar a la +deidad que adora, sino alma en pena y cobarde que cree tan menguados sus +merecimientos, que esquiva, cuanto puede, ser reparada por miedo del +menosprecio; y justamente por esto doña Guiomar le había estimado; por +aquella su timidez, la grandeza de su amor había medido; que no hay +afición sin cuidado, ni pasión sin ansia; ni es amor el que con mortales +recelos no desconfía del logro de la victoria; y esto lo saben bien las +mujeres, y tanto más cuanto por su hermosura son más pretendidas y +buscadas y acechadas; y doña Guiomar, que lo era grandemente, aunque no +saliese de su casa más que entre dos luces, y aun así para ir a la +iglesia, sabíalo más que otras.</p> + +<p>La esperanza de que el sujeto de su amor, encubierto con el amigo manto +de la tenebrosa noche, viniese a decirla sus amantes penas con la +regalada cadencia de la encantadora música, despertándola de su inquieto +sueño, tenía a la hermosa indiana, toda anhelo, toda impaciencia, toda +oídos y toda ojos; y cuando oyó la voz doliente, dulce y grave del que +cantaba, y los conceptos de la amorosa canción, abriéronsela las +entrañas para recibir en ellas el encendido suspiro que fue de la +canción fin y remate, y confirmación del alma de lo que habían dicho los +labios; y saliósela de la suya otro tan amantísimo y hondo suspiro, que +si el cantor le oyera, no se tuviera por venido a un valle de lágrimas, +sino a un encantado paraíso; y no le oyó, porque a punto sonó el +¡ténganse a la justicia! de la ronda, tras lo cual vinieron las +cuchilladas y tumulto.</p> + +<p>Acongojose con esto doña Guiomar, y al suelo viniera traspuesta, si no +la sostuviera en sus brazos su fiel doncella Florela; y cuando todo pasó +y renació el silencio y tornó la calma; bañados en lágrimas los dulces +ojos y la bella color mudada, dijo a Florela con una voz en que se +entendía claramente lo que en su alma había de temor y de esperanza:</p> + +<p>—¡Ay, amiga Florela, que si esto es amor, a Dios pluguiera que nunca +hubiera yo amado en mi vida! ¿y quién había de decirme a mí que a tal +punto había de traerme un hombre a quien no más que tres veces he visto, +y aun así como sombra que pasa, o mentida imagen de un sueño, que al +despertar se pierde?</p> + +<p>A lo cual respondió Florela suspirando:</p> + +<p>—Cosa es el amor, señora, que no ha menester más que un punto para +rendir a su imperio un alma; y tanto más, cuanto más esta alma está +anegada en tristezas, y huérfana de dulces afectos.</p> + +<p>—Calla, Florela,—dijo doña Guiomar enjugando sus lágrimas,—que me +parece que alguien viene.</p> + +<p>Entreabrió a punto la mampara un paje, asomó la cabeza, y dijo a su +señora que el familiar del Santo Oficio que había estado antes, había +vuelto, y que decía que por la señora era venido; y doña Guiomar mandó +le llevasen al estrado, y que le rogasen que allí esperase.</p> + +<p>Procuró sosegarse doña Guiomar, aunque esto era más para deseado que +conseguido, y dijo a su doncella:</p> + +<p>—Mira, Florela, si es posible que los de casa averigüen si ha pasado +alguna desgracia en la riña, y si la hubo, quién o quiénes son los sin +ventura; que esto bien podrá hacerse con el pretexto de socorrer a los +que hubieren menester socorro; y vuelve, mientras yo me aliño un tanto +para ir e advertir a ese familiar aquello para lo que le he rogado que +vuelva; y no tardes, que la duda de que él haya podido quedar en el +lance, me tiene sin vida.</p> + +<p>Saliose Florela, y doña Guiomar fue a sentarse a su tocador, y +contemplose al espejo, y hallose, más hermosa que nunca; que el amor +hace hermosos aun a los ojos feos, y a los hermosos los sublima, +haciendo de ellos un cielo; y un cielo veía en sus ojos doña Guiomar, +porque en el amor que en sus ojos hallaba, la parecía como que veía la +imagen de aquel por quien el amor acongojaba su alma; y la sucedía que +cuanto más se contemplaba, más la parecía ver en sus ojos la fugitiva +sombra de su deseo; y a tal llegó su amorosa ilusión, que creyó que no +en sus ojos, sino detrás de ella, sobre las rubias trenzas de sus +cabellos, aparecía la imagen de su anhelado, mirándola ansioso, copiado +por el espejo, y como si detrás de ella hubiese estado de rodillas. +Pareciola asimismo que una mano trémula asía una mano suya que pendía +descuidada, y que en ella unos labios ardientes posaban un amoroso beso.</p> + +<p>Volviose estremecida doña Guiomar, y vio que de rodillas estaba junto a +ella, no una imagen vana, ni una sombra, sino un hombre, con atavío de +soldado, que anhelante la miraba, y que parecía que quería hablar y no +podía, aunque harto claro decía lo que sentía el temblor que todo su +cuerpo agitaba.</p> + +<p>Sobresaltose doña Guiomar, nubláronsela los ojos, apretósela el corazón, +y desfalleció toda al ver que quien tenía a sus pies y oprimiéndola una +mano, que ella no tenía fuerzas para retirar, contra sus labios, era el +mismo por quien ella la dulce muerte del amor sentía; y así los dos, en +un silencio más elocuente que el mejor de los discursos, pasose algún +tiempo, hasta que recobrándose la hermosa indiana y conociendo que por +su decoro debía manifestar extrañeza y enojo por lo que sucedía, +desasió su mano de las de su enamorado, y dijo con la voz entera y +enojada:</p> + +<p>—¿Qué es esto? ¿quién sois? ¿cómo habéis entrado aquí? ¿qué queréis?</p> + +<p>—Hermosa señora,—dijo levantándose aquel hombre,—no mi voluntad, sino +los no sé si para mí crueles o propicios hados, son los que, cuando yo +pensaba sólo en libertarme de ser preso, aquí me han traído, para que +postrado a vuestros pies pueda deciros que vos sois mi vida, sin la cual +vivir no puedo, ni quiero; y que si en vos no hallo esperanza a mi pena, +alivio a mi enfermedad, alegría a mi tristeza, luz a mis ojos, a mi +pecho aliento y gloria a mi deseo, por condenado me doy y sin vislumbre +de redención que me salve.</p> + +<p>A lo que doña Guiomar respondió, mirándole no tan ceñuda ya, ceño +fingido, que si ella hubiera mostrado lo que sentía en el alma en el +semblante, por bien hallado y dichoso hubiérase dado él:</p> + +<p>—Cortés sois, bien nacido parecéisme y bien criado; dejadme que me +asombre de veros en mi presencia, entrado aquí como un salteador pudiera +entrarse, y sin más disculpa que la de la necesidad que habéis tenido de +salvaros de ser preso.</p> + +<p>—En tal aprieto,—dijo él,—no me hubiera visto si no os viera, si +viéndoos no os amara, y por amaros no ansiara deciros mi pena; que yo +soy el que, no ha mucho, en unos tan desdichados y pobres versos, como +míos, os decía mis ansias; y si vos, señora de mi alma, esos versos +habéis oído, oído habréis también la riña, que ha sido tal, que cortada +la salvación, obligado me he visto a saltar una tapia, que es sin duda +la del jardín de vuestra casa; porque adelantando por ese jardín, y +dando en un cenador, y en él en unas escaleras, siguiendo por un +corredor, halleme junto a una puerta entreabierta, y os vi, y sin pensar +en otra cosa, acerquéme, se me doblaron las rodillas, convidome vuestra +mano de alabastro, y mis hambrientos labios besarla osaron: si lo que os +digo no fuese para vos disculpa bastante del que habéis creído +atrevimiento mío, volveré a salir de vuestra casa, importándome ya poco +de cuanto mal pudiera avenirme, que, por grande que fuese, no sería +mayor que la desgracia de haberos enojado.</p> + +<p>—No habéis de decir,—replicó la hermosa indiana,—que poniéndoos en +peligro el salir ahora de mi casa, de ella os echo; tanto más, cuando +por venir, aunque sin licencia mía y aun sin yo conoceros, a darme +música, en tal cuidado os habéis puesto; y hagamos aquí punto a la +conversación, y entraos en ese aposento, que yo voy a ver si por acaso +ha podido oíros alguno de mis criados, y cuando todos estén recogidos y +el peligro que corréis haya pasado, podréis iros.</p> + +<p>Y yendo a una puerta, abriola, y haciéndole seña de que pasase, él pasó +a un cuarto oscuro, donde doña Guiomar encerrole tan a tiempo, que ya +las fuerzas la faltaban para el fingimiento, y aquejábala el deseo de +trocar su severidad en dulzura, su enojo en rendimiento, y su +indiferencia en amor.</p> + +<p>Valídose había además doña Guiomar de la industria de encerrar al aun +para ella desconocido amante suyo, porque, aunque turbada, acordose de +que en la sala la esperaba aquel familiar de la Inquisición que poco +tiempo hacía la había asustado, metiéndose de rondón y en son de amenaza +en su casa, como si hubiera ido a buscar herejes malditos; y porque +había conocido (siempre las mujeres lo conocen) que de ella el familiar +se había prendado, citole para saber por qué causa la Inquisición la +había buscado, y además para acabar de prendarle y volverle loco, con lo +cual el disgusto o el peligro de una nueva visita de la Inquisición se +evitaría.</p> + +<p>Fuese, pues, a la sala donde el familiar la esperaba; hallole inmóvil +como una estatua, teniendo en la una mano el sombrero, puesta la otra en +los gabilanes de su inútil espada, y grave y triste y compungido; +alegráronsele los ojos al menguado cuando a él se acercó doña Guiomar +sonriendo, y habiéndose ella ido al estrado y sentádose y héchole seña +de que a su lado se sentase, él lo hizo, quedando encogido y encorvado; +y luego ella le habló de esta manera:</p> + +<p>—Agradecida os estoy, señor, con toda mi alma, por la benevolencia con +que habéis tornado a que yo os diga lo que no puedo menos de deciros, y +es, que no sé yo por qué causa la Inquisición, que amo, respeto y +venero, ha venido, no a honrar mi casa, sino a traer a ella el juicio +engañado de la vecindad, que, sin duda, ha creído que yo no soy tan +buena y católica cristiana como tengo la ventura de serlo, y +obedientísima hija de nuestra Santa Madre Iglesia.</p> + +<p>Comídose había con los ojos a doña Guiomar, mientras dijo las anteriores +palabras, el señor Ginés de Sepúlveda, y comiéndosela aún, y atragantado +por el hechizo de tantas y tan no vistas bellezas como en doña Guiomar +se atesoraban, dijo con la voz temblorosa y desfallecida y espantado de +sí mismo:</p> + +<p>—Deber es del Santo Oficio de la General Inquisición, contra la +herética pravedad, extremar su celo, y tanto más en los calamitosos +tiempos en que las naciones más poderosas del mundo amparan la herejía, +engañados y perdidos sus monarcas por Satanás; que la Alemania y la +Inglaterra hierven en herejes, y aquí nos vemos obligados a hacer cada +auto de fe que espanta, y sin que este saludable rigor sea bastante para +purgarnos de la maldita simiente; así es que, señora, como esta casa que +vos habéis comprado y habitáis tenía duende...</p> + +<p>Interrumpiole doña Guiomar, y con muestras de sobresalto le dijo:</p> + +<p>—¿Duende decís que tenía esta casa?</p> + +<p>—Por ello estuvo muchos años deshabitada,—respondió el señor Ginés de +Sepúlveda;—y si vos que, por ser forastera, no lo sabíais, no la +hubiérades comprado y habitado, sin habitar estaría aún, y seguiría +deshabitada por los siglos de los siglos amen.</p> + +<p>Creían entonces en los duendes como se creía en los artículos de fe, y +por creer en ellos doña Guiomar, imaginósela que, tal vez, no el hombre +que amaba en carne y hueso era el que se la había aparecido en su +retrete, sino una apariencia de él, tomada por algún duende maligno; y +espantose y pareciola que detrás de cada tapicería se movía un duende +travieso, y que las figuras de los lienzos que las paredes poblaban +tomaban extrañas y espantables cataduras, y que de todos los ángulos de +la sala surgían trasgos y fantasmas; y como tenía la imaginación muy +viva, porque era andaluza, venida de las Indias, asustose de tal modo, +que al familiar se asió como si hubiera creído que agarrándose a una +parte de la Inquisición, por exígua y mezquina que fuese, a ella no se +atreverían duendes, trasgos, ni espectros.</p> + +<p>Aconteciole al señor Ginés de Sepúlveda, cuando las suaves manos de doña +Guiomar asieron las suyas y sus ojos se fijaron espantados en sus ojos, +que creyó que de él se apoderaba el diablo; espantose muy mucho más que +doña Guiomar, y aturdiose; y sin saber cómo, no encontrando otra cosa de +que ampararse, amparose del mismo peligro que le espantaba; es decir, +que se abrazó a doña Guiomar, y de tal manera, que no parecía sino +náufrago que, llevado por las furiosas olas, con una tabla se encuentra +y a ella se agarra.</p> + +<p>¿Quién pudiera decir lo que pasó por ambos cuando en aquel abrazo, tan +súbita e inopinadamente sobrevenido, se encontraron enlazados? Pareciole +a doña Guiomar el señor Ginés de Sepúlveda, cuando le vio tan cerca, más +feo y pavoroso que todos los duendes y vestiglos habidos y por haber, y +rechazole; y él, cuando hubo sentido las corpóreas bellezas de doña +Guiomar, y alentado la ambrosia de su aliento, no defendió ya su alma +del demonio, sino que, cayendo en la tentación y olvidándose de sus +votos (que como ya se dijo, aunque seglar, de castidad había +pronunciado), y siendo valiente por la primera vez de su vida, +volteándole los ojillos grises, y todo contraído y perturbado, dijo:</p> + +<p>—¡Amor!... ¡amor!... ¡yo te reconozco y te adoro! ¡Alma mía, que te +pierdes, perdóname, porque te fenezco en otra alma, que ya, sin ser yo +poderoso a evitarlo, es el alma mía!</p> + +<p>—Pero ¿qué es lo que estáis diciendo, hombre,—dijo doña Guiomar,—que +me parece que os habéis vuelto loco? ¿De qué alma habláis, que decís +que es vuestra alma? Si por ventura el alma que decís es el alma mía, +ved que os engañáis, que yo no os la doy, ni mi alma puede irse a vos +sin que yo lo quiera.</p> + +<p>A todo esto, doña Guiomar se había separado a una buena distancia del +familiar, y parecía como que éste empezaba a volver en sí, y a +arrepentirse de haberse dejado ir de aquella manera por los para él +desconocidos espacios del amor.</p> + +<p>Doña Guiomar estaba toda encendida e indignada, y le miraba fosca: como +que aún la parecía sentir el apretón de unos brazos que la ceñían, y ver +dos ojos que, como los de un lobo hambriento, la miraban.</p> + +<p>—Perdonadme, señora,—dijo el familiar,—que yo creo que los duendes de +esta casa maldita se han metido en mí, y me han obligado a hacer y decir +contra mi voluntad lo que he hecho y dicho; pero ya veis que a la razón +vuelvo, que respetuoso os hablo, que humillado perdón os pido; y el que +esta influencia infernal que me ha dominado no haya persistido, consiste +en que yo llevo conmigo un preservativo contra toda hechicería y +maleficio, y esos demonios familiares, que se llaman vulgarmente +duendes, han huido lanzados por la virtud de ese bendito preservativo.</p> + +<p>—¿Preservativo tenéis contra diablos familiares?—dijo doña Guiomar.</p> + +<p>—Sí, señora,—contestó el señor Ginés de Sepúlveda,—y ese preservativo +es la medalla, que con la cruz dominica, que como sabéis es la cruz de +la Inquisición, llevo pendiente de este cordón sobre el pecho.</p> + +<p>—De suerte, que si yo llevara pendiente de la garganta esa medalla, +libre de duendes estaría,—dijo doña Guiomar.</p> + +<p>—Y no sólo vos,—respondió Ginés de Sepúlveda,—sino vuestra casa y las +otras casas adonde fuéredes, como todo lugar en que os encontráredes.</p> + +<p>—Pues mirad,—dijo doña Guiomar,—si me dais esa milagrosa medalla, os +perdono el abrazo que tan sin licencia mía, y tan contra mi voluntad y +mi pudor, me habéis dado; que en Dios y en mi ánima, este es el primer +abrazo de hombre que he sentido.</p> + +<p>—¿Pues qué, no sois vos viuda, señora?—preguntó admirado el familiar.</p> + +<p>—Padre fue, que no marido para mí, el buen esposo mío cuya muerte +lloro,—respondió tristemente doña Guiomar.</p> + +<p>Atragantose el familiar cuando, por la propia confesión de los rosados +labios de doña Guiomar, reconoció en la ya bastantemente preciada +persona que le volvía el seso, un atractivo más, que era el de ser +doncella, no embargante lo de viuda, que bien puede ser esto, aunque +rara vez suceda y haya de ponerse muy en duda; pero de tal manera lo +había dicho doña Guiomar, y con tal y tan ruboroso embarazo, que había +que creerlo, y creyolo el señor Ginés de Sepúlveda, y el corazón se le +volvió de arriba abajo, y atragantose, y de tal manera, que se estuvo +bien cinco minutos sin decir palabra, y mirando espantado a la hermosa +indiana, ni más ni menos que si en ella hubiera tenido delante esa ave +fénix de la que todos hablan y ninguno ha visto; porque en doncella moza +puede con no mucha dificultad creerse, pero creer en doncella viuda, era +ya cosa recia. Y este espanto del familiar no era por que le pareciese +mentirosa doña Guiomar, que él la hubiera creído aunque ella le hubiera +dicho que no había venido al mundo por medio de mujer, sino caída de una +estrella; pero espantábale el ver que su castidad iba más y más +desmoronándose y deshaciéndose, y que el diablillo del amor con más y +más fuerza le abrasaba el alma.</p> + +<p>Sabe Dios cuánto tiempo hubiera estado silencioso y como sujeto a un +encanto, si ella, repuesta del trabajo que la había costado aquella su +extraña confesión, no le hubiera dicho:</p> + +<p>—Sólo hay una manera, señor mío, repito, para que yo os perdone vuestro +atrevimiento, y es que siendo, según decís, esa medalla que pendiente de +ese cordón lleváis sobre el pecho, un preservativo contra los demonios, +ya sean o no sean familiares, y contra toda casta de espíritus foletos +y malditos, me la entreguéis, para que yo pueda quedar esta noche sin +morirme de miedo en mi casa; que mañana será otro día, y ya buscaré yo +vivienda en que acomodarme, donde no haya habido nunca, ni duende, ni +trasgo, ni fantasma, ni alma en pena, ni cosa que en mil leguas al otro +mundo huela.</p> + +<p>—No ya la medalla del Santo Oficio os daría yo, y tenedla, señora +mía,—dijo todo amor y todo rendimiento el familiar,—sino el alma, +aunque supiera que os la daba para que me la perdieseis.</p> + +<p>—No por Dios,—dijo doña Guiomar, tomando la medalla que el familiar la +daba y poniéndosela al cuello,—que no quiero yo que por mí seáis +idólatra y os condenéis; tanto más, cuanto que yo no podría +corresponderos, porque aborrezco el amor, principio y causa de todas las +malas aventuras que a la mujer la avienen; y porque es ya tarde y el +sueño me pesa en los ojos, y porque veo que la Santa Inquisición está +ya, en vos, convencida de que yo aliento buena y vieja sangre católica, +apostólica, romana, sin que haya en ella la más mínima partícula no +limpia, ruégoos os vayáis, y si quisiereis volver a verme, lugar habrá +en hora no tan incómoda y más conveniente para mi recato.</p> + +<p>Levantose doña Guiomar como manifestando con la acción añadida a la +palabra que el familiar sería muy discreto si se iba cuanto antes, y el +pobre hombre, mirando con ansia y todo aturdido a doña Guiomar, besola +las manos y fuese, llegando hasta la puerta de espaldas, por no +volverlas a doña Guiomar, no se sabe si por verla algún tiempo más, o +por respeto. Inclinose con gran acatamiento cuando hubo llegado a la +mampara, y luego esta se abrió y se cerró, desapareciendo el familiar, +con lo cual doña Guiomar se volvió presurosa, y sin miedo a los duendes, +por la milagrosa medalla que llevaba al cuello, a su retrete, donde, +como se ha dicho, y en un cuarto que a él daba, había dejado encerrado +al su desconocido amante, que la tenía tan sin vida.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="IV" id="IV"></a>IV</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se sabe quién era el incógnito amante de doña Guiomar.</p></div> + + +<p>Trémula la mano, alborotado el corazón, encendido el bello semblante y +turbados los divinos ojos, doña Guiomar abrió la puerta del cuarto, y +dijo con la voz tan turbada que apenas si se la oía:</p> + +<p>—¡Eh, caballero, salid si os place, yo os lo ruego!</p> + +<p>A cuyas palabras sólo respondió el silencio, como si nadie hubiera +habido en el cuarto, que ya se ha dicho estaba oscuro como boca de lobo.</p> + +<p>Vínosela otra vez a las mientes a la bella viuda, que aquel en quien +había creído ver a la dichosa persona que la enamoraba, no había sido un +hombre, sino un duende, que había tomado aquella apariencia para +burlarla y atormentarla, y que, a causa de llevar ella la milagrosa +medalla del Santo Oficio, el duende había huido; pero oyó a punto uno +como resuello recio de persona que duerme, que allá de lo hondo del +oscuro cuarto salía, cosa que doña Guiomar sintió más que si en efecto +su enamorado se hubiese tornado en humo y desaparecido; porque quien de +tal y tan sosegada y profunda manera se había dormido, cuando ella le +había dicho que la esperase, no debía ser muy extremado en amar; que +ella sabía muy bien, y a causa de él mismo, que el amor desvela, y tanto +más cuanto se está más cerca del objeto amado, y en términos de duda y +esperanza.</p> + +<p>Llamó al dormido, ya con más fuerza y aun con enojo, la hermosa indiana, +y a poco se oyó un bostezo, luego pasos, y al fin apareció el incógnito, +con los ojos cargados aún de sueño y con todas las muestras de que en lo +mejor de él se le había interrumpido; y como doña Guiomar cuando le +sintió que se acercaba se hubiese ido a un canapé o escaño que allí +había, y se hubiese sentado, él tomó una silla baja que encontró al +paso, y fue a sentarse junto a doña Guiomar, tocando su falda, y de tal +manera que no parecía sino que hacía un siglo eran amantes, y con un +desenfado tal, que aunque sin dar en la descortesía, parecía mostrar la +confianza que él tenía en ser amado, si es que ya no lo era, y con toda +el alma; mirábala él con codicia, aunque sin irreverencia, y ella le +contemplaba asombrada por lo que en él veía, que harto claro se mostraba +en sus ojos; y ni el uno ni el otro decían una palabra, y ella se +turbaba más y más, y más y más se la encendía el enojado tal vez, y tal +vez amoroso semblante, y él lo conocía y tal lo mostraba, que más y más +ruborosa se mostraba ella, y más y más confusa.</p> + +<p>Díjole ella, en fin, que era muy extraña cosa que un hombre que, como +él, de tal manera se había entrado en su casa amparándose de la +justicia, y que decía que por ella se había puesto en tal trabajo, y que +la había dado música, y tan amorosos y encendidos versos la había +cantado, viniese a dormirse como si ningún cuidado le inquietase y como +hubiera podido dormirse en su casa: a lo que él respondió mirándola +amorosísimamente, que tantas noches había pasado en vela atormentado por +sus amores, y tan desesperado y triste, que no había que admirarse de +que, cuando al fin lucía para su amor el sol de la esperanza, descansado +hubiese en alguna manera de su trabajo.</p> + +<p>—¿Y quién os ha dicho,—exclamó ella,—que yo os amo, ni en amaros +piense, ni para vos me haya criado, ni al cabo la dureza mía para el +amor, por vos se haya deshecho?</p> + +<p>—Dícenmelo,—respondió él,—vuestros divinos ojos, que en vano de mí se +apartan para no verme, porque con más afición y más encendidos rayos de +amor, ¿qué digo? de gloria, a mirarme tornan; dícemelo vuestro hermoso +seno, que los amantes latidos de vuestro corazón mueven; dícemelo +vuestra voz enamorada, que en vano pretende remedar al enojo; dícemelo, +en fin, mi deseo, señora mía, porque si vos no me amaráis, tormento +insoportable sería para mí la desesperada memoria de vuestra adorada +imagen, muerte mi vida, infierno mi esperanza.</p> + +<p>—Paso, paso, señor mío,—exclamó la enamorada indiana, queriendo en +vano que no saliese a su boca en una sonrisa de contento su alma, y a +sus ojos en un volcán;—que si seguís así, creeré que mentís, que no +puede llegarse a un tal rendimiento de amor tan de súbito y por una +mujer apenas vista, y por la primera vez de amores requerida; y luego, +que yo tengo para mi, aunque puede ser que me engañe, porque yo de +amores no entiendo, ni he querido entender nunca, que el amor para ser +sublimado ha menester de todo punto ser correspondido.</p> + +<p>—Mucho pudiera yo decir sobre esto,—repuso él;—pero aquéjame haceros +una pregunta sobre lo que acabáis de decir, de que no entendéis de +amores, ni entender de ellos habéis querido nunca.</p> + +<p>—¿Pues no decíais vos en vuestro soneto,—repuso ella,—que vuestra +alma había sido hasta ahora hielo para el amor? ¿por qué, pues, os +maravilla que hielo haya sido hasta ahora, y que aún lo sea para el +fuego amoroso, el corazón mío?</p> + +<p>—Casada fuisteis, señora,—dijo con tristeza el galán,—y para amargura +mía, que las venturas concedidas a otro, aunque pasadas y lícitas, y aun +santificadas por el matrimonio, dardos son de celos y ponzoña de +despecho, para el que bien ama y ser quisiera el único en el amor de la +que adora.</p> + +<p>—En hondos discursos os metéis, y no sé qué os diga, ni qué deje de +deciros,—contestó doña Guiomar, bajando los ojos y poniéndose muy más +colorada que otras veces;—y tanto más, cuanto que no sé a quién hablo.</p> + +<p>—De buenos y honrados padres vengo, señora,—respondió él;—hidalgo +soy; Alcalá es mi patria; cursé en las aulas de su famosa universidad; +tirome la afición a las armas, y muy más el amor a las letras; soldado +soy, y a poeta aspiro por mi desgracia, porque la poesía es sueño que +devora el alma y la finge lo que no existe, y en los espacios +imaginarios la pierde: Miguel de Cervantes Saavedra me llamo, y vuestro +esclavo soy.</p> + +<p>—¿Miguel de Cervantes Saavedra sois vos?—exclamó con encarecimiento +doña Guiomar;—pues por ahí andan en unos papeles impresos los versos +que se recitan en casa de Arquijo por todos los buenos ingenios de +Sevilla, y entre ellos hay los, y no de los peores, que según el papel, +han sido compuestos por vos.</p> + +<p>—Si yo hubiera podido creer,—dijo Cervantes,—que los pobres versos +míos habían de llegar a tan hermosas manos, puede ser bien que el deseo +de contentaros hubiera sido inspiración que los hiciese dignos de +Pindaro; ¿pero qué poesía queréis que haya sin amor, y cuando sólo se +escribe para ejercitar el ingenio?</p> + +<p>—¿Y sin amor vivíais cuando esos versos compusisteis? pues o no me +amáis como decís, o me amáis desde muy poco tiempo, que ha ocho días se +vendía el papel nuevo, y versos vuestros había en él.</p> + +<p>—Desde que perdí el corazón en el cielo de vuestras perfecciones, +señora,—dijo Cervantes,—de tal manera he ansiado, tanto he dudado, tan +grande la desdicha de mi amor he creído, que no he tenido alma ni vida +más que para ansiar y temer, y buscaros y entreveros, apareciendo con el +alba, tornándoos a vuestra casa a punto que el sol salía, menos que vos +hermoso; y todo era en mí sobresalto y congoja, y afán y miedo; que ante +vos no quería mostrarme, por no ver el desdén en vuestros ojos, hasta +que no pudiendo más, y desesperado y loco, a daros música vine, y a +deciros ese triste soneto, que en su poco valer bien muestra que las +musas están enojadas conmigo, al verse por vos, a causa del grande amor +que os tengo, por mí desdeñadas y olvidadas; bien que si vos, como me lo +hace creer el deseo, me amáis, ¿qué vale el laurel de Apolo comparado +con la gloria de teneros mía?</p> + +<p>Responder quiso doña Guiomar, pero desfalleció la voz en su garganta; +sus ojos se posaron, exhalando un dulce fuego, en el venturoso amante; +suspiró luego tan hondamente como si el suspiro hubiera salido de lo +recóndito de sus entrañas, y dijo:</p> + +<p>—Pues que Miguel de Cervantes sois, y antes de conoceros yo había +conocido en vuestros versos vuestra alma, y estimádola había por ellos, +quiero contaros mi historia, y por ella veréis claramente cómo, habiendo +sido casada y con buen marido, amor no conocí, ni conozco, como no sea +amor esto que me tiene hablando con vos y a deshora en mi aposento; que +para ampararos en el aprieto en que os veis, no era menester que yo os +hiciese compañía; y amor debe ser este, porque habéis de saber que no +sabía yo que hubiese cosa que vencer pudiese la fuerza de mi recato, y a +él falto hablando con vos a solas, y a tal hora; y si esto no es amor, +no sé lo que ello sea; amor es, ¿quién lo duda, cuando ocultarlo no +puedo, y si os lo niego más os lo afirmo, y vencida y enamorada os lo +confieso? Pero si creéis que ese amor mío ha de ser parte para que yo me +olvide de mi honra, a la menor señal que en mi desdoro hagáis, morirá mi +amor para que ocupe su lugar el menosprecio.</p> + +<p>A lo cual contestó él con este cuarteta, que se salió sola y sin +licencia suya de su enamorado pensamiento:</p> + +<p class="poem"> +<span style="margin-left: 2em;">Amores que son del alma</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">hacen callar los sentidos;</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">que en verse correspondidos</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">alcanzan su mejor palma.</span><br /> +</p> + +<p>—Así os quiero, señor mío,—contestó ella,—y por que veáis cuánto en +vos confío y cuánta es la estimación en que os tengo, para que sepáis +bien quién soy, os voy a contar mi historia; eso si no es que os aqueje +el sueño, que si tal fuese, mi doncella Florela, que es discreta, os +llevarla a un aposento donde pudierais reposar seguro.</p> + +<p>—¡Ah! no me castiguéis,—dijo él,—por aquel impertinente sueño mío en +que me encontrasteis; y empezad, mi dulce señora, que con vida y alma os +escucho.</p> + +<p>Quedose ella por algún tiempo pensativa y como dudando, y luego empezó +de esta manera.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="V" id="V"></a>V</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que doña Guiomar comienza a contar su historia a Miguel de +Cervantes.</p></div> + + +<p>—No puede llamarse con verdad desdichada la criatura que no lo fue +desde su nacimiento, y aun en el seno yo de mi madre, para mí empezó la +desdicha. Nací en esta hermosa ciudad de Sevilla, y en su calle que +llaman del Hombre de Piedra, y con tan dura fortuna, que el instante del +primer aliento mío, fue el del postrero de mi padre. Matáronle cuando +nací yo, y a las puertas de nuestra casa, siendo su muerte la más rara +tragedia que se vio en los pasados tiempos, ni se verá en los venideros.</p> + +<p>Era mi padre viejo, pero alentado y tan entero, que su vejez parecía +primavera bajo nieve, o invierno que bajo su hielo tenía galas de +primavera. Natural de Méjico era mi padre, y rico, y a Sevilla vino con +unas galeras de rey, de las que era general.</p> + +<p>Acudió el gentío a la Torre del Oro a ver la flota, y entre las damas +que estaban en los estrados que para ellas se habían puesto junto a la +orilla, asistía mi madre, que era una hermosa doncella de veinte años, y +tan desamorada y esquiva, que no parecía sino que el amor no alentaba +para ella, según que era de desabrida con todos los que se rendían a los +encantos de su hermosura. Si la hubiera contentado el claustro, +hubiérase entendido que el santo amor de Dios no dejaba en su corazón +lugar para el amor al hombre; pero tampoco era esto, porque una tía +monja que tenía en las del Espíritu-Santo quiso llevársela consigo, a lo +que ella no se acomodó, diciendo que Dios no la había hecha para que la +sofocasen tocas ni monjiles, ni para enojarse entre cuatro paredes.</p> + +<p>Pluguiera a Dios que mi madre hubiera tenido vocación de monja, que así +yo no naciera, ni pasaran por mi familia desdichas que parecen una +maldición que alcanza a la desventurada vida mía.</p> + +<p>Limpiose doña Guiomar con un pañizuelo los líquidos diamantes que por la +amargura de sus tristes memorias de sus hermosos ojos se desprendían, +por lo cual Miguel de Cervantes la dijo:</p> + +<p>—Enjugarnos yo, hermosa señora mía, esas lágrimas que por vuestras +alabastrinas mejillas corren, con mis labios, si tan bienaventurado +fuera que ya me llamara vuestro esposo; y tal procuraría que fuese para +vos mi amor, que no lágrimas de amargura, sino de contento del alma +enamorada vertieseis, si es que mi amor podía enamoraros, cosa en la que +no espero, porque si la esperara, ya en la sola esperanza encontraría la +ventura milagrosa de este amor que por vos me abrasa las entrañas, y es +mi vida en mi muerte y mi contento en mi tristeza.</p> + +<p>—No hay para qué repetirme que me amáis,—dijo doña Guiomar,—sino es +que creéis que soy desmemoriada; que ya me lo habéis dicho, y yo, +escuchándooslo y continuando en oíros, os he dicho claramente que os +amo; que si no os amara, la primera palabra de vuestro amor hubiera sido +la última; y eso de enjugarme las lágrimas con vuestros labios callarlo +debisteis, que hay tales cosas que cuando no se pueden hacer no deben +decirse; y pase esto por alto, que a galantería sin intención quiero +achacarlo, y no a otra cosa; y sin más de esto, y esperando que a mi +lado seáis tal y tan hidalgo como me lo parecéis, con la relación de mi +historia continúo, que ya que me amáis, según decís, quiero que sepáis +quién es la desventurada mujer que ha alcanzado no sé si la desdicha o +la fortuna de enamoraros. Decía yo, que a la llegada de las galeras de +que era general mi padre, y entre las damas y caballeros que a su +llegada habían acudido y ocupaban los estrados en la orilla, +dispuestos, estaba mi madre, sin más compañía que la de dos tías, viudas +y ya ancianas, que eran los únicos parientes que la quedaban, y tan +hermosa, que unos versos que un enamorado suyo, poeta tan desdeñado como +los otros que no eran favorecidos de las musas, la compuso, decían:</p> + +<p class="poem"> +<span style="margin-left: 2em;">Porque copien un instante</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">los encantos que atesoras,</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">sus puras linfas sonoras</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">impulsa Bétis amante;</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">y las ondas, al pasar,</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">murmuran en su tristeza,</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">recordando la belleza</span><br /> +<span style="margin-left: 2em;">que ya no pueden copiar.</span><br /> +</p> + +<p>—No me parecen mal esos versos,—dijo Miguel de Cervantes;—madrigal +son, o más bien, madrigal doble; poeta era quien los compuso, y no de +los peores, y por míos los tomara, antes con satisfacción que empacho de +ellos; pero decidme, señora: ¿cómo es que vos habéis premiado esos +versos guardándolos en vuestra memoria? ¿quién os los recitó, o quién os +dio el papel en que estaban escritos?</p> + +<p>—Hallose ese papel entre los de mi madre cuando murió, y a mí con su +herencia llegaron esos desdichados versos, que yo no puedo recitar sin +que se me llenen de lágrimas los ojos; que si el que esos versos +compuso no hubiera nacido o no viviera, ni muriera mi padre, ni mi madre +fuera desventurada, ni yo tendría un cruel enemigo de mi reposo.</p> + +<p>—Lo que acabáis de decir, señora, aguija el ya grande interés con que +vuestra historia escucho,—dijo Miguel de Cervantes;—pues ¿cómo, +señora, si vuestra madre era tan ingrata y desconocida para el amor, +versos tenía, para ella compuestos por un amador desdeñado, ni cómo +este, sin ventura, pudo ser una desventura para vuestra madre entonces, +y ser hoy para vos un crudo enemigo? Decidme su nombre, que si él hizo +desdichada a vuestra madre, no lo seréis vos por él, o faltaráme por la +primera vez la fortuna en un empeño.</p> + +<p>—Decíroslo quiero,—respondió doña Guiomar,—porque bastante habéis +hecho con darme música para que él viva atento hasta averiguar quién el +de la música haya sido, y buscarle riña; conque así, ved si una dama que +tan a su despecho tiene un enamorado o empeñado que tan celoso la +guarda, aunque tan sin razón ni derecho para ello, os conviene por lo +que pueda costaros.</p> + +<p>—No digo yo,—respondió Miguel de Cervantes,—por el temor de un viejo, +que tal debe serlo quien, teniendo vos veintidós años, pretendió a +vuestra madre antes que vos nacierais, sino por el de todos los trasgos, +jigantes, enanos y vestiglos de los libros de caballería, y aun por el +de los doce de la Tabla Redonda que vinieran a reñiros con toda la +cohorte de magos y de encantadores que en los tales libros se nombran, +dejara yo de venir a daros música y a hablar con vos, si era que vos me +concedíais esta merced venturosa.</p> + +<p>—Hombre de años es ya, pero no viejo,—respondió doña Guiomar,—que aún +no pasa de los cuarenta y cinco, y es uno de los capitanes más temidos y +más respetados de los ejércitos de su majestad; lo que, y sus otras +buenas cualidades, no es parte para que yo deje de aborrecerle y desee +venganza contra él, y de tal manera, que si al fin ese amor que vos +decís tenerme, y al que yo os digo correspondo cuanto corresponder +puedo, llegase a sus buenos términos, yo no me desposaría con vos, si +antes no me habíais vengado y libertado de ese hombre; que para que vos +podáis estimarle en lo que vale, sabed se llama don Baltasar de Peralta, +que ya por su buen ingenio, como por su valor, su nobleza y su hacienda, +es en Sevilla de todos conocido y estimado.</p> + +<p>—Conózcole, y más de lo que podáis figuraros, señora,—dijo Miguel de +Cervantes un tanto sorprendido;—sé quién es, y lo que puede y lo que +vale, y cuánta es su nobleza y cuánto su ingenio; y estimádole hubiera +en mucho más, si no llevara peluca; que el quedarse, cuando la mucha +edad no lo disculpa, con la cabeza rasa y sin un pelo, como bala de +bombarda, paréceme a mí que es a efecto de malas cabilaciones y +picardías; de lo que resulta, que yo no me fío de un calvo, ni con buena +voluntad le miro; y a mayor abundamiento, llenádome habéis las medidas +con decirme que de él ansiáis venganza, que como un cruel enemigo os +persigue, y que no seríais mi esposa si antes de sus persecuciones no os +libertaba.</p> + +<p>—Decís bien,—exclamó doña Guiomar,—en lo de vuestra enemiga contra +los calvos, que yo tengo para mí, que, como decís vos, la gran parte de +las veces lo que la calvicie causa es el fuego de los malos y perversos +pensamientos que en la cabeza arden, y queman la raíz de los cabellos y +los mata.</p> + +<p>—No decía yo eso,—respondió Cervantes;—que San Pedro es calvo, y aun +se me antoja haber visto en alguna parte que lo fue desde mozo; pero a +mí, no sé por qué, los calvos me enojan, como me enojan otras muchas +cosas que no enojan a nadie, y cuando una cosa me enoja, sobre ella me +voy sin reparar en inconvenientes, y salga por donde saliere. Y, vive +Dios, señora, que contento estoy, porque, al fin, de lo que habéis dicho +aparece que yo puedo contentaros en algo, y ponerme en ocasión de que +sepáis que para vos tengo yo toda la sangre que late en este corazón que +os adora.</p> + +<p>Miró tiernísimamente doña Guiomar a su enamorado, que al decir sus +últimas palabras osó besarla las manos, por lo cual no se ofendió ella, +aunque las recogió, y dijo:</p> + +<p>—Tornando a lo que me dijisteis sobre si mi madre podía tener versos de +un amador desdeñado, os diré, que si mi madre no era fácil para el amor, +éralo, ¿y qué mujer no lo es? para la vanidad; y que aunque volvió a don +Baltasar los versos que os he recitado y otros muchos, no fue sin +guardarlos trasladados; lo que era causa de que don Baltasar, que veía, +que si bien se le devolvían sus versos, eran leídos, como lo demostraba +el ir abiertos los papeles en que se contenían, alentase esperanzas, y +siguiese a mi madre a cuantas partes iba, y la diera música, y la +rondase eternamente la calle, que de ella no se apartaba sino para comer +de prisa y dormir breves horas.</p> + +<p>Aconteció que cuando las galeras de rey llegaron, y desembarcó de la +capitana mi padre, y subió al estrado en que mi madre con otras damas y +caballeros estaba, no lejos de mi madre estaba don Baltasar, que era +poco menos que su sombra; de modo que pudo ver mejor que lo que hubiera +querido, que cuando mi padre vio a mi madre se inmutó todo, y que mi +madre dejó ver el carmín de su sangre en sus mejillas, y sus ojos, antes +para todos tan impíos, no pudieron ocultar el fuego del amor que de +improviso, a traición, y sin que ella pudiera prevenirse, la había +abrasado el alma.</p> + +<p>Preguntó mi padre a algunos caballeros conocidos suyos que allí +estaban, quién mi madre fuese, y destos principios vinieron a resultar +muy pronto los fines de un casamiento y de una unión dichosa; pero +turbada a poco por la orden que recibió mi padre, aun antes de los +quince días de sus bodas, para partir con las galeras a Nápoles. Bien +quería acompañarle mi madre; pero mi padre no quiso confiar a las +instables ondas el tesoro de su ventura. Quedose, pues, mi madre casada +y enamorada, y si no con el dolor de viuda, con las angustias de +ausente; que las mujeres que bien aman, aunque yo de amores no entienda, +tengo para mí que han de recelar y temer por todas partes una mudanza o +un peligro que les roben su esposo, y a verle no vuelvan.</p> + +<p>Pasaba el tiempo, y mi padre no volvía.</p> + +<p>Teníale el rey empleado en sus galeras, y aunque menudeaban las cartas +cuanto era posible, del afán de una carta esperada pasaba mi madre al +del recibo de otra, y tanto más, que estaba en cinta de mí, y el tiempo +pasaba, y temía mi madre que mi vida fuese para ella la muerte, y +muriese sin volver a ver a su esposo.</p> + +<p>¡Ay, señor mío,—dijo en llegando a este lugar doña Guiomar, y soltando +con estas palabras un profundísimo suspiro,—que vamos acercándonos al +triste suceso de la más nueva desventura que ingenio humano haya podido +inventar para suspender el ánimo de sus lectores, con los no pensados y +peregrinos casos de una novela! ¡Oh traiciones no adivinadas, oh +desdichas no temidas, oh no merecidas tragedias!</p> + +<p>Habéis de saber, señor mío, que mi madre, como esposa amante y mujer +honrada, desde el punto en que mi padre partió hizo de su casa clausura, +y de ella no salió ni para misa, que en un oratorio se la decían, ni +recibió a amigos, ni aun en sus miradores dejose ver por acaso.</p> + +<p>Ya en esta clausura, muriéronse la una tras la otra sus dos ancianas +tías, y quedose mi madre sola con sus criados, que pluguiera a Dios no +los hubiera tenido, o por lo menos a una traidora Lisarda, que fue la +causa con sus liviandades, de lo que nunca recuerdo sin que de la +congoja de mi corazón den muestra las lágrimas que salen por mis ojos.</p> + +<p>Suspenso estaba nuestro Miguel oyendo a su acongojada amante, que en sus +hermosos ojos dejaba ver el llanto que a ellos asomaba, como ansioso de +correr por aquellas mejillas émulas de la rosa y vencedoras de la +azucena; y en tanto la estrechaba las manos entre las suyas, sin que +ella pareciese sentirlo, embebecida en la historia de su madre, que era +el principio de sus desdichas.</p> + +<p>Reposaba la mirada de doña Guiomar en la de Miguel de Cervantes, y la +mirada de éste en la de ella, y no parecía sino que en aquellas dos +miradas sus almas se mezclaban y se confundían para no ser más que una +sola alma.</p> + +<p>Dejó al fin ella salir de su pecho, o más bien de su pecho se escapó, +otro profundísimo suspiro, y continuó su relación de esta manera:</p> + +<p>—Hasta tal punto se parecía Lisarda en las proporciones de la figura y +en los movimientos a mi madre, que viéndola por detrás, sólo por la +diferencia del traje podía distinguirse a la criada de la señora.</p> + +<p>Era además Lisarda muy hermosa y muy joven, y a estas prendas de la +persona, realzadas por la lozanía de su edad temprana, juntaba una +grande honestidad y la buena y cristiana crianza que la habían dado sus +padres, humildes, pero honrados; amábala por estas sus buenas prendas mi +madre, y por ser ella tan de su gusto, complacíala se le pareciese en la +estatura y en la corpulencia, y en aquella su gallarda manera de andar y +de accionar; cosas todas estas últimas que mi madre hubiera aborrecido, +si hubiera adivinado las cosas que sobrevinieron, y que ya vos, señor +Miguel de Cervantes, debéis haber vislumbrado con vuestro claro ingenio.</p> + +<p>Y fue que don Baltasar de Peralta, no porque mi madre se hubiese casado +había matado, o por lo menos sujetado a los preceptos de la virtud, de +la religión y de la honra, que en sí son unos mismos, aquel su amor +tirano y voluntarioso que a mi madre había tenido y tenía, sino que muy +contrariamente, dejó a la rabia y a los celos, sin intentar siquiera +combatir con ellos, que este amor aumentasen; no dejaba la ida por la +venida a la calle del Hombre de Piedra, y pasaba en ella, oculto por una +esquina, o embebido en el hueco de una puerta, luengas horas, +particularmente de noche, ansiando ver a aquella que era la agonía de su +vida, la desesperación de su alma y el sujeto de todos sus pensamientos.</p> + +<p>Aumentaba el fuego de su amor y la rabia de su desdicha, con no ver +asomarse jamás mi madre a sus miradores, con el de no salir nunca de +casa ni aun a misa, y con no dar más muestras de estar viva que si +hubiera estado encerrada en una tumba.</p> + +<p>Respetando estuvo muchos días don Baltasar el decoro de mi madre, no +atreviéndose a escribirla, ni aun a darla música; pero al fin pudo más +en él la desesperación que el miramiento, y una noche llenó de músicos +la calle, y sus concertadas voces y sus bien tañidos instrumentos, +estuvieron dulcemente divirtiendo a los vecinos, sin que mi madre de +ello se apercibiese, porque habitaba un aposento allá en lo interior de +la casa, que era muy grande, y al que no podía llegar la música.</p> + +<p>Pero la oyeron algunas criadas, que avisaron a Lisarda, que en un cuarto +próximo al de mi madre dormía, y todas se fueron a ponerse en los +miradores a gozar de la regalada música.</p> + +<p>Habían dado en la imprudencia de llevar luz a la habitación, y en las +vidrieras del mirador se pintaba, junto al de las otras doncellas, el +bulto de Lisarda, que por ser tan semejante en el aire y en la forma de +la persona a mi madre, como ya os he dicho, don Baltasar creyó, y +creyéronlo los amigos que le acompañaban, que no era doncella que a mi +madre en el bulto se parecía, sino que era mi madre misma la que, +acompañada de sus doncellas, en el mirador estaba oyendo la música.</p> + +<p>Esto fue bastante para que don Baltasar ardiese en esperanzas, alentase +ilusiones, diese cuerpo a las soñadas venturas de su deseo, y se creyese +ya en posesión de un tesoro que no podía ser suyo, sino a costa de la +vergüenza, de la traición, del perjurio y de la infamia de mi madre.</p> + +<p>¡Pero a qué locuras no lleva la sombra de una esperanza a un enamorado! +Don Baltasar encontró llano lo que había creído insuperable, fácil lo +imposible, próximo lo que nunca podía llegar, trocado en ventura lo que +antes sólo había sido para él angustias y desvelos, y desesperación y +lágrimas, que a tanto puede llegar un error creído verdad por el deseo. +¿Pues cómo a ese cruel enemigo de mi madre y mío, no se le representó +que una señora tan de tal nobleza y tal y tan grande crianza como lo era +mi madre, no podía dar en la liviandad de asistir a una música que un +mal respetador de su honra la daba, en sus miradores, y dejándose ver, y +aun no sola, sino acompañada de sus doncellas, como para hacerlas +testigos de su desvergüenza? Fue así, sin embargo, y bastante necio don +Baltasar para creer en tales increíbles disparates; y alentado por este +error suyo, y creyéndose amado, o, cuando no, en camino de serlo, +arrojose al otro día a sobornar y corromper a uno de los criados, y a +fuerza de dádivas y promesas consiguió que aquel mal servidor +consintiese en tomar una carta que le dio para su señora; carta que fue +a dar por desdicha en las manos de Lisarda, que no se la dio a mi madre, +que si se la diera, en aquel punto hubiera terminado la historia.</p> + +<p>Tomó para sí Lisarda la carta, y se la acreció la afición que ya tenía +en su alma por don Baltasar desde que le había oído cantar +amorosísimamente versos que todo eran flores, estrellas, cielos, +suspiros, desvelos, congojas y volcanes; y leyendo en la carta, que con +mil encendidas palabras de amor don Baltasar agradecía a mi madre el que +hubiese salido a los miradores a oír la música, cayó en la cuenta del +error en que don Baltasar había dado trastrocándola con su señora, y el +diablo la puso en la tentación de contestar manteniendo el engaño, que +en un punto la afición que por don Baltasar se la había entrado en el +alma la hizo perder la timidez de su honestidad, y dio lecciones a su +inexperiencia (que el amor es un gran maestro de atrevimientos +desdichados), para responder de tal manera a don Baltasar, que éste +creyó que no otra que mi madre era la que a su carta respondía, y con +esto su amor dio ya en los últimos increíbles disparates de la locura; +de modo que si llena de ternezas y encarecimientos estaba la primera +carta que Lisarda había leído, la segunda acabó con los últimos restos +de su virtud, apenas combatida cuando rendida, y se determinó a la más +negra de las traiciones que pueden, no digo ya cometerse, pero ni aun +pensarse.</p> + +<p>Contestó Lisarda a aquella segunda carta, siempre con el nombre de mi +madre, suplicando a don Baltasar no la diese más músicas, que +escandalizarían sin duda alguna a la vecindad, y que era mejor, por lo +que a su recato convenía, fuese a hablar con ella, ya muy vencida la +noche, por una reja oscura, escondida bajo unos soportales que a una +callejuela excusada daban.</p> + +<p>Vio con esto el cielo abierto don Baltasar, y avanzando viento en popa +por el dulce mar de su amor y de su deseo la nave de sus esperanzas, +acudió a la siguiente noche a la reja, donde acabó de perderse en su +error, y de perder a mi madre, la inocente, que un tal engaño y una tal +traición había de pagar tan caros; y no pasando mucho tiempo, porque la +infame Lisarda, oyendo con demasiada facilidad y ansioso deseo los +consejos de su lascivia, no tardó en franquear un postigo, que por un +zaguán a una oscura sala baja daba, al enamorado don Baltasar.</p> + +<p>Temía Lisarda que si él la conocía, en aquel punto se acabasen sus +amores, y por esto recibíale siempre a oscuras y a pretexto de vergüenza +impedíale la reconociese, y el engaño duraba, y la honra de mi madre +andaba ya por calles y plazas; porque don Baltasar dijo primero el +secreto de su dicha a un su amigo, encareciéndole lo guardase, y este +otro lo dijo también muy en secreto a otro muy su amigo, y así, de amigo +en amigo y encargándose el secreto todos, todo el mundo vino a creer en +lo que no era más que un tejido de infames mentiras, en las que, sin +embargo, se creía a causa de las apariencias; porque algunos que habían +dudado, siguieron a don Baltasar, yo no sé si por un honrado celo de la +honra de mi madre, o si por celos de la dicha de don Baltasar; y vieron, +en efecto, que éste entraba en casa de mi madre por un postigo a +trasmano, muy después de la media noche, y que no salía sino muy poco +antes de la alborada.</p> + +<p>Sucedió, al fin, que, por desdicha, estas cosas que de mi madre se +decían, llegaron a oídos de un pariente de mi padre, que tenía un oficio +de alcalde en Sevilla; y digo por desdicha, pues cuando este pariente +nuestro supo lo que de mi madre se contaba, ya mi madre estaba próxima +a su alumbramiento, que cuando hubiera sobrevenido se hubiera sabido por +la solemnidad de mi bautizo, que no podía menos de ser solemne, siendo +yo hija de un general de las galeras del rey; don Baltasar hubiera caído +de su engaño, y no hubiera podido menos de reconocer que la liviana que +desde hacía poco tiempo le concedía sus favores, no era mi madre ni +podía serlo, lo cual le hubiera movido tal vez a restaurar a mi madre en +su honra.</p> + +<p>No lo quiso así Dios; porque nuestro pariente, cuando supo lo que de mi +madre se decía, siguió una y otra noche a don Baltasar, y las dos le vio +entrar por un postigo de mi casa ya bien adelante la media noche, y no +salir sino a la proximidad del día.</p> + +<p>Dio con esto por cierto lo que se decía de mi madre, y no queriendo +quitar a mi padre el propio desagravio de su honra, escribiole, y de tal +manera, que mi padre, sin pedir la licencia al rey para dejar la +conducta de las galeras con las cuales estaba en las costas de Nápoles, +tomó postas para España, y se vino por tierra, temeroso de que la +instable mar le dilatase el triste y horrendo logro de la venganza de su +honra, que debía ser para él la muerte del dolor y de la pesadumbre de +la infamia.</p> + +<p>Llegó mi padre a los pocos días y reventando caballos a Sevilla, una +noche, antes de que se cerrasen las puertas, y encubriéndose con las +sombras, fue a esconderse casa de su pariente, de quien mientras llegaba +la hora de ir a vengar su honra, oyó la triste relación de su desdicha, +y como al acabarse esta tocasen a maitines unas monjas que en la +vecindad había, y fuese ya la hora, ambos, mi padre y su pariente, bien +embozados y apercibidos, fueron a adelantar a don Baltasar, que nunca +iba sino muy pasada la media noche.</p> + +<p>Antes de que él llegase llegaron, y ocultáronse en un soportal, +amparados de la oscuridad, y allí esperaron con el oído en el silencio y +las convulsas manos en las espadas.</p> + +<p>No hay que pensar por esto que se prevenían a ser dos contra uno, que ni +para el castigo de un infame agravio puede el honrado valerse de +ventajas contra su enemigo, sino que a don Baltasar acompañaba un criado +que se quedaba fuera, y necesario era prevenirse contra este hombre, que +podría muy bien ayudar a su amo.</p> + +<p>Pasó así largo tiempo, y de tal manera, que mi padre y su pariente +creyeron que por aquella noche se les escapaba la venganza.</p> + +<p>La tardanza de don Baltasar era porque él no entraba nunca en la +callejuela donde estaban los soportales y el postigo, sino después de +haber visto el resplandor de una luz, desde la calle del Hombre de +Piedra, en los vidrios de una ventana de la parte principal de la casa, +cuya seña hacía Lisarda para que él supiese que podía ir sin cuidado; y +aquella noche Lisarda no había hecho la seña a la hora de costumbre, +porque en aquella hora estaba yo viniendo al mundo, y ella estaba junto +a mi madre.</p> + +<p>En este punto se detuvo la hermosa indiana, y dijo a Miguel de +Cervantes:</p> + +<p>—Perdonadme, señor mío, si aquí suspendo la relación de las desdichas +de mi familia, que con mis propias desdichas se han continuado, que el +corazón me va doliendo, más de lo que resistir al dolor puedo, al +recordarlas, y harto tiempo tenemos para que yo dé fin y remate al +cuento de mis desventuras; y porque estoy más de lo que puedo sufrirlo +fatigada, y de todo punto me es necesario el reposo, yo os ruego me deis +licencia para llamar a mi doncella Florela, a fin de que os lleve adonde +podáis acabar de pasar la noche seguro, que mañana sabremos lo que haya +de vuestro negocio, y si estáis en peligro o no lo estáis, y lo que en +todo caso haya necesidad de hacer.</p> + +<p>Conocía Cervantes que a poco que él hiciese, doña Guiomar no llamaría a +su doncella; antes bien dejaría con mucha voluntad venir el día, +entretenida con él en blanda y amorosa plática; no lo hizo, empero, +porque para primera vista ya había alcanzado más favores que los que él +se había atrevido a desear; que tal era la grandeza del enamoramiento +en que por aquella hermosísima señora suya se encontraba, que a sueño y +fingimiento de su deseo tenía el encontrarse a solas con ella y a sus +pies, y asiéndola las manos, y gozando de la luz de sus ojos, que no +encubrían el contento del alma, y encantado con la dulzura de su voz, +que de ángel, más que de mujer le parecía.</p> + +<p>Así pues, vino en lo que doña Guiomar quería sin quererlo, más por +miramiento a su recato que por voluntad, y habiendo ella llamado a +Florela, él se fue con ella, dejando a doña Guiomar confusa y +sobresaltada con aquella aventura, que tan sin esperarlo ella la había +llevado la ventura de sus amores, o tal vez el principio de otras más +grandes y más dolorosas desventuras.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="VI" id="VI"></a>VI</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se contiene una carta de Cervantes para doña Guiomar, y se +sabe a lo que Florela se aventuró por servir a su señora.</p></div> + + +<p>No dice la historia si los amantes descansaron lo que quedaba de noche, +que no era mucho por ser verano, pero sí que cuando al alba fue Florela +a despertar a su señora como de costumbre para que fuese a misa, +encontrola ya vestida, señal de que el lecho se la había hecho enojoso, +y tan hermosa con las suaves ojeras y con la melancolía que mostraba su +semblante, que deidad más que mujer parecía.</p> + +<p>Preguntó con desmayada y dulce voz a su doncella si había visto señales, +al pasar por el aposento del escondido, de que éste hubiese despertado; +y Florela no supo qué decir, sino que debía de dormir el buen soldado, +porque cuando ella pasaba por la puerta del aposento, adonde pocas horas +antes le había conducido, escuchado había un cierto ruido, que si no se +parecía al roncar de una persona que está en siete sueños, no sabía ella +a lo que se parecía.</p> + +<p>Suspiró la bella indiana, porque se la representó que aquella +tranquilidad de sueño no convenía, como ella hubiese querido, con las +congojas y con la inquietud, de ella no conocidas hasta entonces, que de +sus ojos habían ahuyentado el sueño; y acordándose de que le había +encontrado dormido antes, cuando fue a sacarle del cuarto en que le +había encerrado para ir a hablar con el familiar del Santo Oficio, se la +apretó el corazón, y sobresaltose su vanidad, y fue necesario que se +acordase de las amorosas razones y de las encendidas miradas de su +amado, para que en alguna manera se la endulzase el amargor que en su +alma había sentido.</p> + +<p>Mandó a Florela hiciese salir a algún criado a inquirir si en la calle +había alguna novedad, o persona apostada o en espera que a corchete o +alguacil o cosa de justicia se pareciese, y cuando supo que el barrio +estaba tranquilo y que en diez calles a la redonda no había ni aun olor +de gente de justicia, alegrose, o más bien, aunque ella quiso no +conocerlo y se engañó a sí misma, contristose, porque mejor hubiera +querido tener una excusa para que de su casa no saliese Miguel de +Cervantes por aquel día.</p> + +<p>—Ahora bien, Florela amiga,—dijo a su doncella;—yo te ruego guardes +el secreto de lo que sabes, ya que sabes bien que yo no he buscado la +ocasión en que me he visto, y por estar tú allí detrás de las cortinas, +como yo te mandé, a solas no he estado con ese hidalgo, y bien has +podido oír lo que hemos hablado.</p> + +<p>—Eso no, señora,—contestó Florela,—porque sin ser yo poderosa a +evitarlo, por más que procuré resistirlo, cogiome el sueño, y de tal +manera, que bien puedo jurar que ni aun entre sueños he oído nada.</p> + +<p>—¡Válgate Dios por sueño, Florela!—exclamó doña Guiomar toda encendida +y confusa, por las imaginaciones en que a causa de su sueño podía dar su +criada;—¿y para qué había yo de haberte mandado que detrás de las +cortinas te sentaras, sino para que fueras testimonio a ti misma de lo +honesto de mi conversación con ese hidalgo? Anda, anda, Florela, y dile +que ya puede salir sin temor, y sácale tú misma por el postigo del +huerto antes de que venga el día más claro, y que Dios le ayude, y a El +plegue que no vuelva, que estoy sintiendo barruntos de que no le he +conocido sino para mi desdicha.</p> + +<p>Volvió a poco Florela toda sobresaltada, diciendo:</p> + +<p>—¡Ay, señora, que ese hombre no parece, ni han quedado de él más +señales que si se hubiese deshecho en aire!</p> + +<p>Entrole en oyendo esto a doña Guiomar otra vez, y con mucho más efecto, +su temor a los duendes, y se apresuró a mirar si tenía aún en su seno +aquella poderosa e inestimable medalla del familiar de la Inquisición, y +hallola; y temió que aquel hombre con quien había hablado, no hubiese +sido otra cosa que una imaginación suya, o cosa de encantamiento y +hechicería, de la cual se había librado por la virtud de la santa +medalla.</p> + +<p>Pero no pudo durar mucho en esta creencia, porque habiendo mandado a +Florela fuese a registrar de nuevo el aposento, volvió con un papel en +la mano, y dijo:</p> + +<p>—Por la ventana descolgose sin duda, señora, que abierta la he hallado, +y sobre la mesa este papel escrito que os traigo.</p> + +<p>—Dame acá,—dijo ansiosa doña Guiomar.</p> + +<p>Y vio que el papel decía lo siguiente:</p> + +<p>«Hermosa señora de esta enamorada alma mía, y digo mal, porque debiera +decir vuestra; y ni aun así digo bien, porque no puedo llamarla vuestra, +si vos no queréis admitirla en vuestra alma, que es el único asiento +donde puede estar sin condenarse, esta que ya no sé si en vuestra alma +es mi alma, o fuera de ella fuego fatua y perdido, de acá para allá por +el helado viento de la desventura arrebatado.»</p> + +<p>Llevose la mano sobre el corazón doña Guiomar, ya acabada de perder de +amores por el enrevesado comienzo del papel en que los turbados ojos +ponía, y cuando estos al fin volvieron a aclararse, continuó leyendo, +pálida ahora, encendida luego, y toda anhelante y turbada, lo que sigue:</p> + +<p>«Sea de esto lo que Dios fuere servido, y lo que queráis vos, que, +después de Dios, sois lo que más yo amo, si es que puede llamarse +bastantemente lo que yo por vos siento amor, que yo creo que es más bien +agonía y quebranto, y fuego irresistible, y gloria en un infierno, y +infierno delicioso, y muerte que vale cien vidas, y vida que no se +resiste, y cosa, en fin, tan no conocida de mí, que al verme a ella +sujeto, yo mismo me desconozco y de mí dudo, y parece que siendo no soy, +y que, no siendo, soy más que nunca he sido. Y como deciros no puedo lo +que en mí es y no es, ni lo que yo soy por el efecto de vos que en mí se +hace, quiero deciros, que acordándome del papel y del tintero que +conmigo siempre traigo para coger al vuelo las mercedes que mi pobre +musa me concede alguna vez, especialmente cuando entre las verdes +alamedas del Guadalquivir la tristeza de mis pensamientos paseo, he +querido escribiros por que sepáis que cuando yo vuelva a veros, más que +por lo de anoche, de la justicia habréis de ampararme; y quedad con +Dios, puede ser que hasta la noche, que cumplido ya mi propósito bajo +vuestros miradores venga a ponerme, o si lo queréis mejor, señora mía, +por la reja que a la vuelta de vuestra casa en la callejuela se halla, +podéis a la media noche tener noticias del suceso de las aventuras en +que por vos voy a meterme. Y no os digo más, que bien creo yo que con lo +dicho me habéis comprendido, y a Dios os quedad y en mí pensad, +pagándome en buena moneda el pensamiento enamorado y perdurable, que de +vos en esta encendida alma vuestra me llevo.»</p> + +<p>—¡Ay, Florela!—dijo la hermosa indiana,—que no sé qué piense, ni qué +tema, ni qué espere, ni qué haga, ni qué deje de hacer. Este hombre que +así se nos entró anoche, por la justicia perseguido, a ampararle +obligándome, de tal manera se me ha entrado en el alma, que en él vivo y +en él muero, y ansio lo que no sé a qué violento término, ni nunca vista +ni oída pasión puede llevarme. ¡Ay, cielos tiranos, que habéis hecho que +cuando yo ame, ame de tal manera, que sobresaltos de muerte sean los +comienzos de mi amor!... Escucha, oye, atiende, Florela; mira lo que en +este papel me dice, y cuán preñado está de peligros y temores; que él +sabe, porque yo en mal hora se lo he dicho, el crudo enemigo que +sedienta me tiene de desagravio; y yo me acongojo viendo en estas casi +desembozadas razones del papel que el alma mía me ha escrito, que él se +ha puesto en términos de darme cumplida venganza, si pudiere, de ese mi +impío perseguidor; y sabe, Florela, que ese enemigo de mi reposo puede +tanto y a tanto llega, que posible hallo que con una nueva desgracia +aumente la saña que en mi desventurado corazón en contra de él, y en +vano hasta ahora, se alienta. Oye, pues, Florela amiga, y dime lo que de +esta carta juzgas, y ayúdame con tu ingenio, que yo estoy tan turbada, +tan confusa y tan cobarde, que, como ya te he dicho, no sé qué haga, ni +qué deje de hacer, ni qué espere, ni qué tema.</p> + +<p>Leyó el papel que en tales confusiones y en tal pelea con su razón la +ponía, doña Guiomar a su doncella, y esta, sonriendo a lo picaresco, +empero con el gracejo de sus pocos años y de su doncellil belleza, la +dijo:</p> + +<p>—¿Pues hay más, sino que yo arremeta al rodrigón García, y le tome +prestado un traje, y me pinte, y en blanca nieve convierta lo negro de +mis cabellos, y de García acompañada, y de muchacha trocada en rodrigón +viejo, a esas calles de Sevilla me eche, y busque, y averigüe, y con +vuestro enamorado me tope, y le arme una trampa en la que caiga antes de +que en el empeño, que a él pudiera costarle caro y a vos, se meta?</p> + +<p>—¿Conocerasle tú, Florela?—dijo doña Guiomar con la voz un tanto +cuanto sonando a celos.</p> + +<p>—Cien años pasaran, y entre mil le viera, y conociérale,—respondió +Florela.</p> + +<p>—¿Pues cómo le has visto tú, o cómo te ha mirado él,—exclamó, ya con +la voz y la mirada enemigas, doña Guiomar,—que así, no habiéndole +visto más que por breves momentos, no puede despintársete?</p> + +<p>—Con vuestro deseo, señora,—contestó Florela,—que a mí se ha pasado +por la mucha lealtad y amor que os tengo.</p> + +<p>—No entiendo yo ese pasamiento y trasiego del deseo de una mujer a +otra, ni que por lealtad esto suceda,—dijo doña Guiomar.—Y paréceme a +mí que no en sosegado y tranquilo sueño ese hidalgo ha pasado el tiempo +desde que de aquí se partió, sino en plática contigo, traidora, que +puede ser, y bien se me representa, que un hombre mozo de los que hoy se +usan, haga una sola aventura amorosa del ama y de la doncella.</p> + +<p>—Cosas son esas, señora,—respondió Florela,—que vuestro grande amor +por ese caballero os pinta con el falaz color de los celos, que hace que +parezcan ciertas cosas que ni aun en sueños verdad han sido, ni pudieran +serlo; que mi alma tengo yo en mi almario, y aunque yo conozca bien +cuánta es la primacía que sobre mí os han dado naturaleza y fortuna, aun +todavía no he quedado yo para segundo servicio, o relieve de sobremesa, +que en Dios y en mi ánima, que cada cual tiene en este mundo lo que le +hace falta, a más de aquello, que nunca falta un roto para un descosido; +y sosegaos, señora, y en la lealtad fiad de vuestra Florela, y vamos a +lo que importa, y dejadme hacer, que Dios será servido que todo llegue +a felice término.</p> + +<p>Y con esto Florela se fue a buscar al rodrigón García para disfrazarse, +y acompañada de él ir a lo que el curioso lector verá más adelante, si +continuare leyendo.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="VII" id="VII"></a>VII</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se suspende la historia para decir algo de Miguel de +Cervantes.</p></div> + + +<p>Cortemos aquí el relato de la amorosa aventura de doña Guiomar y de +nuestro Miguel de Cervantes, porque es conveniente, benigno lector, +manifestarte varias cosas que son necesarias a la claridad del cuento.</p> + +<p>Sábese por todo el mundo, desde ha luengos años, quién Miguel de +Cervantes era, y cuál su ingenio, que a revelar y enaltecer el suyo ha +bastado el libro inmortal que se intitula <i>El Ingenioso hidalgo don +Quijote de la Mancha</i>, patrimonio de gloria el más rico y excelso que ha +podido ni podría soñar la ambición de renombre de poetas y escritores. +Pero lo que todo el mundo no sabe, son las noticias de la vida y fortuna +de nuestro héroe, que es lo que a renglón seguido va a manifestársete +en la proporción de la pequeñez del trabajo que el que esto escribe +tiene entre manos.</p> + +<p>Corría por los tiempos en que pasaban los sucesos que se narran, el año +de gracia de 1571, y tenía Miguel de Cervantes veinticuatro, aún no +cumplidos.</p> + +<p>Era un mozo de buena y gentil apariencia, de noble compostura, aliñado +en su traje cuanto lo permitía su pobreza, vivo de genio, alegre de +condición, profundo de pensamiento, inquieto en sus deseos, descontento +de su suerte, y comunicador, porque así lo pedía su naturaleza avara de +sensaciones.</p> + +<p>Veíasele tratar indistintamente con altos y bajos, con pobres y ricos, +con pícaros y honrados; pero nunca con necios, de los cuales, como todos +los hombres de ingenio, era enemigo.</p> + +<p>Tenía además el carácter quisquilloso, y altivo y atraviliario, y era la +cosa más fácil del mundo hacerle poner mano a la espada y meterle en un +empeño de monta y honra.</p> + +<p>Dejábase llevar de los impulsos de su corazón o de su apetito, y de la +misma manera enamoraba a la moza de partido, que a la buscona y a la +sencilla menestrala, y a la soberbia dama, sin que ninguna de ellas +lograse saciar aquella su sed de amor que su soberano ingenio había +menester, y que no era menos que el imposible trasunto de un arcángel +de Dios en una criatura mortal y perecedera.</p> + +<p>El que haya leído con reflexión ese libro sin par que se llama <i>Don +Quijote</i>, ha podido conocer cuál era la idea que del amor tenía +Cervantes. Burla burlando, él manifestó a las gentes el sueño de su +amor, en la locura de amor por Dulcinea de don Quijote.</p> + +<p>A compasión mueve, no aquel desdichado loco, sino Cervantes, que en él +se reflejó harto de veras, con apariencias de donaire y burla; lágrimas +que no sonrisas arrancara a los que tienen alma don Quijote, y en él se +advierte que Cervantes arrojaba entre sus gracejos al mundo, que no le +comprendía, <i>pedazos de sus míseras entrañas</i>.</p> + +<p>De un sueño de amor deshecho por la fea y severa verdad, pasaba nuestro +ingenio a otro sueño de amor, que cual los anteriores, se desvanecía +como el humo, como la niebla, como esas figuras que fingen las nubes y +deshace el viento, como esas sombras que miente la noche y desvanece la +luz del día.</p> + +<p>Almas hay tan grandes, que en el mezquino suelo no encuentran empleo +digno de ellas, y de sí mismas se alimentan y en sí mismas buscan el +engaño a su certidumbre y el consuelo a sus pesares.</p> + +<p>Entretenía Cervantes su tiempo antes de que conociese, por desgracia o +ventura suya, a doña Guiomar, con los divertimientos y el humor alegre +que por todas partes brindaba Sevilla a los que moraban en ella, y +especialmente, con las juntas de poetas que se hacían, casa de un tal +Arquijo, hombre muy dado a las buenas letras, y donde todos los que +concurrían se esforzaban por lucir su buen ingenio. Cuna de ellos y +madre, y fecunda, ha sido siempre Sevilla, no escaseando tampoco los +pintores y los escultores, y llegando a poseer glorias tan esclarecidas +como Herrera, que en tiempos de Cervantes vivía, y Velázquez y Murillo, +que después vinieron, con otros muchos, que de sí han dejado +imperecedera fama.</p> + +<p>Las salas de los tenientes de armas, y las palestrillas que en Tablada y +en el Pópulo, fuera de muros, y dentro de ellos en las plazas y lugares +más públicos se mantenían, eran frecuentemente visitadas por Cervantes y +sus amigos, donde nuestro ingenio lucía su gran destreza, ya con espada +prieta, ya con espada y daga; allí donde había mozas de empeño, gente +alegre, decidora y maleante, música y alegre bullicio, era cosa fácil +encontrar a nuestro Miguel, siempre dispuesto al lucimiento del ingenio, +a las locuras de la mocedad y a los percances de la riña.</p> + +<p>Pasaba así los días tranquilo y contento, sin que nada le conturbase el +alma, nuestro mozo, hasta que una mañana entre dos luces, volviendo con +otros amigos de inquietar el sueño a un canónigo, no por él, sino por +una muy hermosa sobrina suya, a la que habían dado música, Cervantes, +que solo hacia su posada se iba, que estaba junto al postigo del Carbón, +entre este y el del Aceite, en una mala calleja y con vecindad no muy +limpia, al llegar a la puerta del patio de los Naranjos de la Catedral, +que al pie de la Giralda aparece, topose con una rica silla de manos que +conducían lacayos y resguardaban criados, y que no era otra que aquella +en que iba nuestra doña Guiomar de Céspedes y Alvarado, la llamada la +hermosa indiana, no embargante fuese hija de Sevilla.</p> + +<p>Diole en la nariz cierto husmillo a gloria a Miguel de Cervantes, porque +de una pequeña parte que vio, sacó un todo de perfecciones; y fue +aquella pequeña parte una mano blanquísima, enriquecida con hermosos +cintillos, que descansando iba, y por debajo de las cortinas, en la +portezuela de la silla de manos; mano de alabastro, torneada; mano que +hablaba en favor del brazo, y que, siguiendo por él, hacía soñar en un +cuerpo humano poco menos que divino.</p> + +<p>Apoderose de Miguel un pensamiento de tal manera tentador, aunque él no +hubiese podido juzgar más que de aquella mano, que le trasportó a sus +ensueños amorosos, y a aquella su ansia de encontrar, una mujer en la +cual pudiesen hallar buen empleo sus aficiones de cuerpo y alma; en +resumen, aquel ángel humano que su alma había fingido y compuesto, y que +hasta entonces había buscado en vano.</p> + +<p>Dio nuestro mozo en el claustro o patio de los Naranjos tras la silla, +pero recatadamente y sin dejarse sentir de los que la conducían y +resguardaban, y vio que, llegada la silla a la puerta del Perdón, allí +se detenía, y se abría la portezuela, y salía la dama, toda rebozada, +pero tan gallarda, que si empeñado iba ya por la mano Miguel, +arrebatósele el alma a los espacios imaginarios a la vista de todo el +cuerpo, aunque le encubriese y un tanto le dificultase el cumplidísimo +manto de raja de Florencia.</p> + +<p>Entrose en el templo doña Guiomar, sus criados con ella, y tras ellos +Cervantes, que amparándose de los altos pilares que las soberbias naves +de aquella sin par catedral sustentan, fue adelantando del uno en el +otro hasta que llegó a un punto donde pudo ver sin ser visto a doña +Guiomar, que en la capilla de San Fernando habíase metido y +arrodilládose sobre la alfombrilla y el cojín que la habían puesto sus +pajes.</p> + +<p>Crecía en tanto la luz de la mañana, que por las pintadas vidrieras en +el templo penetraba, y como doña Guiomar, sofocada por el calor, que le +hacía, y bueno, aquella mañana, sin que a templarle bastase el fresco +ambiente de la catedral, se levantase el velo, Miguel de Cervantes acabó +de perderse, ganado por la peregrina y casi sobrenatural hermosura de +la hermosísima indiana; y tanta codicia fue en los ojos de Miguel, que +adelantó para ponerse más cerca, y como si el alma, que se le salía por +los ojos e iba a buscar su deleite en aquella grandísima hermosura, +hubiese tenido algo de hechizo y encantamiento, doña Guiomar volvió la +cabeza, ni más ni menos que si la hubieran llamado, y sus lucientes ojos +negros, con todo su esplendor, fueron a dar en los ya turbados ojos de +Cervantes, que se sintió en el corazón herido, y sintió miedo y escapó, +huyendo por la primera vez de un enemigo; que bien puede llamarse +enemigo a aquel que, apenas visto, la voluntad nos roba y a la suya nos +somete, y nuestra libertad cambia en esclavitud ansiosa, llena de dudas +y sobresaltos; que ver lo que para nosotros es un tesoro largo tiempo +codiciado, sin tener a la par la certeza de su posesión, en espanto nos +pone, y nuestro cuidado afanoso y nuestro sobresalto causa.</p> + +<p>Lo que por Miguel de Cervantes pasaba, pasado había al verle, o dígase +mejor, al entreverle, y en un punto, por doña Guiomar; si la ponzoñosa +saeta del amor había herido el corazón de Cervantes, traspasado había el +de doña Guiomar; si él había sentido las bascas de una dulce muerte, no +menos poderosas sentíalas ella, y si él ansiaba llegar a la resolución +de aquellas sus dolorosas dudas, no menos lo ansiaba ella.</p> + +<p>Aconteció lo mismo en tres días consecutivos: acechando Cervantes a doña +Guiomar, entreviéndole ella un momento, y enamorándose ambos más y más a +cada vez que se entrevían, hasta que al fin Miguel, no pudiendo ya +guardar en su pecho el volcán amoroso que en él, abrasándole, se +alimentaba, juntó a sus amigos, pidió le acompañasen con sus guitarras, +compuso el soneto que ya se conoce, y aquella noche se fue a cantarle +bajo los balcones de doña Guiomar, sobreviniendo por esto lo que ya se +ha relatado.</p> + +<p>Acaso fue venturoso de la fortuna para Cervantes el que, necesitado de +salvarse de los alguaciles que le perseguían, saltase la tapia del +jardín de la casa de doña Guiomar.</p> + +<p>Entreclara era la noche, y por lo bien cuidado del jardín, por las +estatuas que acá y allá se encontraban para su adorno, y por sus bancos +y asientos de labradas, aunque en apariencia rústicas maderas los unos, +y de blandos céspedes, como formados por la naturaleza, los otros, que +al descanso y al regalo por todas partes convidaban; y por la hermosa +fuente de alabastro que en el centro se veía, con su taza que a una gran +concha se asemejaba, sostenida por delfines, en los que cabalgaban +amorcillos, y de la cual caía en claras cintas el agua, causando un +dulce ruido, que al sueño convidaba, no pudo menos de apercibirse de que +en el jardín de una casa principalísima había entrado, y de que aquella +casa no podía ser otra que la de la nobilísima, y, sobre todo +encarecimiento, bella indiana, cuya parte principal daba a la calle de +las Sierpes.</p> + +<p>No había tomado medidas sobre aquella casa, ni reconocido sus linderos +Cervantes, que esta es cosa de ladrones o de alguaciles, o tal vez de +amantes desdeñados que de malas trazas se amparan para el mal logro de +sus deshonestos deseos, y hacen y obran como si ladrones o alguaciles +fuesen; pero fuese que nuestro Miguel, por enamorado, por un secreto +instinto y por algunas señales, no dudosas, de favor que doña Guiomar le +había dejado ver las pocas veces que por un momento se habían visto, y +además, por la buena fortuna que con las mujeres hasta entonces había +alcanzado, no hubiese temido desdenes, y en reconocimientos de lugares +flacos por donde entrar, como por asalto y sorpresa, en la casa de la +señora de su alma, ni aun había pensado.</p> + +<p>Alegrósele, empero, el alma cuando, tan sin traición y tan obligado, +dentro se vio de aquel jardín, por el cual, y por alguna comunicación +que acaso encontraría fácil, podría llegar hasta las plantas de aquella +que tan sin alma le tenía, y sorprenderla tal vez melancólica y +pensativa a impulsos del encendido amor en que él anhelaba ardiese; y +sin más detenerse, hollando silenciosamente la blanca y menuda arena, +que entre flores y plantas formaba calles y laberintos, fue a dar en un +corredor cubierto de enredaderas, y como allí hiciese oscuro, prosiguió +a tientas, y a poco halló a diestra mano una escalera, al cabo de la +cual, y no a mucha altura, dio en un corredor, que le llevó derechamente +a una mampara, y abriéndola hallose más a oscuras que antes; pero por la +luz que se dejaba ver en unos como resquicios de puerta, yendo a ella +abriola recatadamente, y quedose como extasiado y suspenso, que en un +rico camarín, sentada, de espaldas a él, delante, de un espejo de +Venecia, descubrió a doña Guiomar, que, con el tesoro de sus dorados +cabellos se entretenía.</p> + +<p>Batíale el corazón a nuestro mancebo, y no sabía si paraíso de su +ventura era aquel a cuya puerta se encontraba, o triste lugar donde del +vuelo de sus amorosas ilusiones cayese en el negro abismo de un mortal +desengaño; y como la blanca estera de palma, ricamente labrada y +matizada con vivos y bien contrapuestos colores, le convidase a llegar +sin ruido adonde ella estaba, llegose hasta tocarla casi, y viola, +copiada por el espejo, con la mirada absorta, y triste y melancólica, y +tan pensativa de amor, y de un tal amor y tan del alma, y tan encendido, +que él no pudo dudar de que a efectos de la poco antes pasada música +nacían aquellas imaginaciones amorosas que en los lucientes ojos de doña +Guiomar tan al vivo se representaban, y pareciéndole a Miguel, o más +bien sintiendo que no una criatura mortal y perecedera contemplaba, +cuya beldad había de perderse en la edad o en la muerte, sino una +divinidad inmortal, trasunto de todas las bellezas que el alma puede +fingir en lo no conocido, aunque esperado, ardiósele el alma, +desmayósele el cuerpo, y como quien adora arrodillose, y sin ser +poderoso a otra cosa, convidándole la una mano de doña Guiomar, asiola +como se dijo y besola, siendo este el principio de lo que ya se ha +relatado, hasta el punto en que nuestro Miguel escribió la carta que +Florela encontró en el aposento, donde no a reposar, sino a que soñase +locuras por su venturoso amor, le había llevado.</p> + +<p>Y en efecto, para perder el juicio era lo que a Cervantes le acontecía; +que por más que él hubiese confiado en su hasta entonces buena fortuna +con las mujeres; por más que grato asombro y anhelo hubiese visto en las +miradas y en el semblante de doña Guiomar, cuando pasajeramente se la +había aparecido, habíale puesto en grandes cuidados y confusiones el +considerar que una dama tan principal y tan rica, como doña Guiomar lo +parecía, y tan celestialmente hermosa, y tan en el tiempo, por su lozana +juventud, de los amorosos y soñados deseos, tener debía quien la +sirviese y enamorase, y tal vez tratado de casar con ella estuviese, +máxime viviendo en la populosa y opulenta Sevilla, patria y asiento de +tanto rico, noble y galán caballero; allí donde todo, el cielo y la +tierra, el sol ardiente y la hermosura y la frondosidad de los árboles, +y las limpias aguas, a amar convidan.</p> + +<p>Estos pensamientos habíanle entristecido el alma, y hecho de su amor, +más que una pasión de los sentidos, un deliquio celeste que le +trasportaba y le hacía sentir la gloria, vislumbrada en la tierra antes +que el fenecimiento de su cuerpo hubiese permitido a su alma volar a los +espacios empíreos.</p> + +<p>Asombrábase Miguel de esta trasmutación que en sí sentía, que él hasta +entonces de tal manera no había amado, ni aun creído pudiese ser el +amor.</p> + +<p>Y aconteciole que creyó que con la vida de doña Guiomar vivía, que con +sus alegrías se alegraba, que se entristecía con sus tristezas, que +suyos eran sus anhelos y sus cuidados, y que, en resumen, de sus dos +almas una sola alma habíase hecho, unido y juntado, de tal manera, que +ni aun la muerte podía partirla; y odio sintió hacia aquel eterno +perseguidor y siniestro enemigo que en don Baltasar de Peralta doña +Guiomar tenía, y que de tal manera había sido la sentencia y el destino +de su vida, obligándola a encerrarse y a no mostrarse fuera de su casa +sino bajo el amparo de la santidad del templo; y aun así acompañada y +guardada por bravos a sueldo, armados hasta los dientes; y como +Cervantes era mal sufridor de amenazas, y necesitaba muy pequeña causa +para poner mano a la espada y cerrar a cuchilladas, siquiera fuese con +una legión de diablos, punzole más de lo que era menester para llevarle +a una determinación aquel perseguimiento que doña Guiomar sufría, y +aquel perpetuo peligro que la amenazaba; y como yendo y viniendo en +estos pensamientos la blanca aurora se hubiese anunciado ya en las +vidrieras de la cámara donde Florela le había encerrado, fue a la +ventana y abriola, y hallose con que daba sobre una plazoleja por la que +nadie pasaba, y reconociendo más, halló que bajo la ventana había una +reja de cuerpo entero, que podía servirle de escala; visto lo cual, y no +queriendo desaparecer sin saladar a doña Guiomar, y sin empeñar con ella +una cita para la siguiente noche, sacó de debajo de su coleto de ámbar +de soldado, un cañuto de hojalata, donde un tintero de cuerno (con +perdón sea dicho) con un enrollado papel en blanco guardaba, y +sacándolos, escribió la carta que Florela halló, y que doña Guiomar leyó +toda congoja y sobresaltos; hecho lo cual, y guardado el tintero en el +cañuto, y este en la parte de adentro del coleto, ciñose su espada y sus +pistoletes, que para buscar un reposo que no había hallado habíase +desceñido, calose el chapeo al soslayo, que así, sin ser matón, le +llevaba por hábito, terciose la capa, fuese a la ventana, echose fuera, +puso en el coronamiento de la reja los pies, y deslizose al suelo y +alejose, volviendo antes de doblar la esquina la cabeza, para mirar a la +abierta ventana por donde, dejándose dentro la mitad del alma, había +sacado la otra mitad doliente con el dolorido cuerpo; y exhalando +hondísimos suspiros, tomó la marcha a gran paso y sin saber adónde; pero +acordose a poco de que ir podía a buscar a un bachiller su amigo, que en +la pasada ronda le había acompañado, y al que, si no había sido preso +por lo de las cuchilladas con la justicia, hallaría en casa de una su +amiga buscona con ribetes de dama, y que no muy lejos junto a la iglesia +y plaza del Salvador vivía.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="VIII" id="VIII"></a>VIII</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se relata una aventura que le salió al pavo a Cervantes, +cuando a las aventuras de sus amores iba.</p></div> + + +<p>Era este bachiller un valiente sujeto, con atrevimientos de poeta y +realidades de bravo, y lo que mejor tenía y le hacía en ocasiones útil y +necesario, era que se sabía de memoria la vida y milagros, y la +habitación y las costumbres, y hasta lo mínimo de los que en Sevilla y +en sus alrededores vivían y algo valían. A este bachiller Carrascosa, +que así se llamaba, iba a agarrarse nuestro Miguel, si era, se repite, +que no le había agarrado la justicia, a fin de que dónde iba y dónde +vivía le dijese, aquel irreconciliable enemigo de amor de su bella +indiana; y ya apretaba los dientes y crispaba el puño Cervantes, ante él +creyéndose en algún apartado sitio donde le llevase, y a sus pies le +viese ensangrentado y muerto de alguna buena estocada, y a su doña +Guiomar alegre y tranquila al verse libre de aquella su pavorosa y +eterna pesadilla; y con estas imaginaciones, y sin pensar en las cuentas +en que con la justicia iba a meterse tan sin vacilación ni empacho, +íbase embraveciendo Miguel, y crecía tanto en su pecho su amorosa llama, +que harto claros indicios de ello daban la brava y siniestra mirada de +sus ojos, y el ardoroso aliento que de su pecho salía.</p> + +<p>Y al mismo tiempo versos improvisaba, de los cuales el sujeto era ¿ni +cómo podía ser otro? aquella adorada hermosa; y tal vez por un +enternecimiento de amor expresado en un concepto poético que en su +imaginación nacía y moría, asomaba una lágrima a sus ojos, que de bravos +se tornaban en enamorados.</p> + +<p>Yendo así por las desiertas calles, desiertas a causa de lo temprano de +la hora, en que los rondadores han dejado ya la reja o la esquina, donde +su amor han libado, o donde el rigor de su mala ventura han sufrido; +cuando aún el perezoso sueño en el lecho retiene sabrosamente a todo el +mondo antes de la tarea cotidiana, de repente le sorprendieron unos +tristes ayes que al doblar una calleja le alcanzaron, y mirando al lugar +de donde aquellos venían, vio que hacia él delantaban cuatro hermanos de +la cofradía de la Paz y Caridad, que sobre sus hombros, en un medio +ataúd, llevaban el cuerpo difunto de una mujer, que para sus desposorios +con la muerte había sido vestida con el humilde hábito de San Francisco, +y detrás venía, abatida la cabeza, mal cubierta con un manto de usada +sarga y humildemente vestida, una mujer, que era la que los +inarticulados ayes daba.</p> + +<p>Deshacíase en lágrimas la triste, y Cervantes no podía ver si era joven +o vieja, porque a más del manto que su cabeza cubría, caíanla sueltas +sobre el semblante dos grandes y pesadas crenchas de negrísimos +cabellos; pero reparando bien, y Cervantes reparó, porque tenía el alma +viva y potente, y aunque la embargase un cuidado, perspicacia hallaba y +reflexión y fijeza para lo que ante él de súbito aparecía, sacábase en +claro, que joven y hermosa debía ser, porque unos tales, tan ricos y tan +sedosos cabellos, parte eran de una hermosura, y demostración de +juventud, y Dios no da comúnmente de una hermosura una parte, sin dar +también las otras partes que a un hermoso todo contribuyen.</p> + +<p>Un perro viejo y lanudo, cabizbajo y triste, torpe y cansado, de los que +se llamaban ingleses de muestra, y que para la caza son muy estimados, a +la doliente mujer seguía, mostrando, cuanto en un irracional puede +mostrarse, un dolor que tenía mucho de humano.</p> + +<p>El acompasado andar de los cofrades, el gesto de la dolorosa agonía que +aún en el rostro de la muerta se mostraba, vislumbres de belleza que, a +pesar de los años y de la muerte, aún en ella aparecían, el desconsuelo +de la mujer que tras la difunta iba, su mísera apariencia, y el perro +que lentamente y con el hocico pegado al suelo en pos e inmediatamente +iba, todo esto, cayendo como un chubasco de dolores sobre el alma +compasiva de Miguel de Cervantes, hicieron que el paso tuviese, y que al +pasar el lúgubre cortejo, con la una mano derribase el chapeo y con la +otra se persignase; y aún no había acabado el padre nuestro, ni llegado +a la mitad, cuando volviendo a calarse el sombrero, dejó el camino que +llevaba y tras el pobre entierro fuese, acabando de rezar su oración y +el alma entristecida por un doloroso presentimiento; que no era para él +buen augurio, cuando iba pensando en sus amores y en los medios de +librar a su doña Guiomar de sus congojas, con una desgracia tal haberse +encontrado; y así, los cuatro hermanos conduciendo en paso lento el +cuerpo muerto, y la mujer sin cesar en sus dolientes ayes detrás, y +luego el perro, y a buena distancia Cervantes, siguieron hasta llegar a +la puerta de la iglesia de San Salvador, cuya campana tañía a misa de +alba, y en la cancela del templo detuviéronse los cofrades, dejando el +medio ataúd en tierra, y la mujer doliente se arrodilló en las gradas +del pórtico, y el perro se allegó a la difunta y la lamió el semblante; +en tanto uno de los cofrades entrose por uno de los lados de la cancela, +y a poco se abrieron las dos hojas de en medio, y el cofrade que las +había abierto volvió a su sitio y a los pies del ataúd, y él y los otros +tres le alzaron de nuevo, y ellos y la mujer y el perro en la iglesia +entraron, y Cervantes también, pero quedose bajo el coro, a la sombra de +un pilar, sumido más que nunca en sus amorosos y lúgubres pensamientos, +ya mezclados y entristecidos por aquella mala aventura con que se había +tropezado, y cuidadoso por la influencia que sobre él y sus cosas podía +tener aquel encuentro; y ocurriósele que tal vez Dios le había puesto +delante la muerte para advertirle y retraerle de los malos propósitos +con que iba a tomar lenguas de un hombre para matarle; y poníasele por +delante, que por mucha razón que él encontrase en su amor, y en la +persecución y en la desgracia que doña Guiomar sufría por don Baltasar +de Peralta, aquella razón no era bastante, ni teníala jamás un hombre, +para destruir una criatura que él no había criado ni podía criar; y +acometíale un tumulto de dudas y confusiones, que de una parte le +embraveía la airada y pertinaz malevolencia contra la diosa de su amor, +de su enemigo, y de otra se le venía poderosa a la memoria, y conmovía +su alma cristiana, la divina palabra de nuestro Redentor Jesucristo, +que había predicado el perdón al enemigo y el amor al prójimo.</p> + +<p>En tanto, los cofrades habían sacado un tapiz negro, que habían +extendido en el crucero, y sobre él habían puesto a la difunta, y a las +esquinas del tapiz cuatro candeleros deslustrados, con unos trozos +desiguales de amarillo cirio; y a un lado se había arrodillado la mujer, +y junto a ella habíase echado el perro con el hocico entre las patas, y +entrádose habían los hermanos de la Caridad en la sacristía.</p> + +<p>Algunos fieles madrugadores habían entrado en la iglesia y arrodilládose +acá y allá; había sonado el tercer toque de misa, y a poco salió al +altar un celebrante con casulla de <i>réquiem</i>; y rezada que fue la misa y +cantado el responso, el celebrante entrose en la sacristía, y salieron +otra vez los hermanos de la Paz y Caridad, con la difunta cargaron, y +seguidos de la mujer y el perro salieron de la iglesia.</p> + +<p>Siguiolos Cervantes, y con él algunos de los piadosos fieles, y vio que +el entierro se entraba por las puertas del cementerio, y entrándose él +también, pasando por entre las tumbas sobre el césped sembrado de +blancos huesos, que gran descuido había entonces en los cementerios, +llegó con las otras personas caritativas a un negro rincón en la umbría, +donde una profunda sepultura se veía abierta; y allí pareció de nuevo el +sacerdote, y asistían los sepultureros, y se cantó el último responso, +y quitada la difunta del medio ataúd, lo que decía harto claro la gran +pobreza de la mujer superviviente, que hasta el borde de la hoya había +llegado, en ella fue puesta por los cofrades; y acreciendo entonces los +ayes dolorosos de la mujer, dio a los hermanos un pañizuelo para que +sobre el rostro de la finada le pusiesen, y habiéndola dado la pala con +algo de tierra, un sepulturero, la arrojó sobre el cadáver temblorosa, y +en el mismo punto de las desfallecidas manos fuésele la pala, y dando +una gran voz de dolor desmayose, y por tierra cayera, si Cervantes, que +como a impulso de un poder incontrastable se había llegado, en sus +brazos no la sostuviera.</p> + +<p>Acudieron las personas caritativas que al enterramiento habían venido a +una fuente que en el cementerio había, y trajeron agua, y para rociar +con ella el semblante a la desmayada se lo descubrieron, y entonces +apareció la más peregrina hermosura que podía imaginarse; pero flaca, +como si largo tiempo hubiese sido maltratada por la dura e impía mano de +la miseria, y tan pálida, que no parecía sino otro cuerpo difunto al que +hubiese de darse sepultura.</p> + +<p>Abriéronsele a Cervantes las entrañas, alborotósele el corazón, espanto +le cogió el alma, porque pareciole que algo que no podía comprender, a +aquella desmayada beldad le atraía.</p> + +<p>Y aquello no era amor, que resplandeciente y soberana, sin dejar lugar a +otros amores, su alma llenaba la divina imagen de doña Guiomar; ni era +compasión tampoco, por más que de ella estuviese lleno lo que por la +desmayada hermosura sentía; y en fin, no podía explicarse aquella nueva +pasión, tan no conocida de él, que de él se apoderaba.</p> + +<p>Dio, en fin, muestra de que en sí volvía la desmayada con un +dolorosísimo suspiro; abrió los ojos, y como por acaso al abrirlos +encontrase los ojos de Miguel en ella fijos, con un compasivo y tierno +espanto, y sintiéndose en sus brazos, estremeciose, y esforzándose llegó +a ponerse de pie, pero tan débil, que en el brazo de Cervantes hubo de +apoyarse, quedando abatida y doblegada.</p> + +<p>Gente pobre era, que los pobres son los que más madrugan, la que al +entierro había acudido, y viendo que la hermosa joven necesitada de +socorro, y aun de alguna caritativa limosna parecía, fuéronse +esquivando, que la pobreza tiene aún este dolor, que no puede seguir los +impulsos de su caridad; y habíanse ido cura y monaguillo, y con ellos +los cofrades, y cubierta ya la huesa, ídose habían también los +sepultureros, y solos en su solo cabo, con su dolor y su conmiseración, +habíanse quedado la desconocida joven y Cervantes, y junto a ellos el +perro con el hocico siempre pegado a la tierra.</p> + +<p>—Decirme habéis, señora,—exclamó Cervantes con la voz trémula,—en qué +puedo yo ampararos y serviros; que bien creo, a lo que parece, que niña +y pobre, sola y sin amparo en el mundo os habéis quedado.</p> + +<p>—Dios me concederá en su gran misericordia,—contestó ella,—la merced +de no tenerme mucho tiempo apartada de la adorada madre mía; y Dios oiga +mi perdón al de endurecidas entrañas, y mal cristiano y mal caballero, +que a tal desesperado punto de extrema desventura nos ha traído; que +ella a su duro rigor resistir no pudo, y yo en la más desdichada de las +orfandades me encuentro.</p> + +<p>—No ha de decirse,—exclamó Cervantes,—que habiéndoos yo en un tan +duro trance hallado, sola y huérfana quedáis en el mundo; en mí tenéis +un hermano, señora, y muy recia cosa será, que siendo yo quien soy, y +con el aliento que Dios ha querido darme, no encuentre modo, si no de +consolaros, de ampararos al menos; y asíos bien a mi brazo y teneos +firme, que a, vuestra casa vamos.</p> + +<p>—Soledad, y negrura, y miseria, que no otra cosa en mi casa +hallaríamos; y a más que como en ella no queda más para mi que la +memoria de mis acerbas desventuras, cuando con mi madre dejela, la llave +dejé al casero.</p> + +<p>Requirió su bolsa Cervantes, y hallose con que sólo tenía en ella tres +reales sencillos y cinco cuartos con tres maravedises segovianos, que la +pobreza era en él cosa continua, y las pagas del ejército no andaban +tan prestas como hubiera sido menester.</p> + +<p>Lo ruin de su hacienda puso en confusiones a nuestro mozo, que no sabía +qué hacer con aquella criatura que la desgracia le había deparado y que +por su buen corazón había acogido; llevarla a una posada ser no podía, +que las posadas estaban de ordinario llenas de gente mala y licenciosa, +y más entonces, que por la empresa que se preparaba contra el turco, +había en Sevilla cuatro banderas de infantería, a las que alistados los +unos por su amor a las armas y por lo grande del propósito, otros por su +necesidad, y muchos por tener la inmunidad de bandera para escapar de +las garras de la justicia por desaguisados que habían cometido, acudían +a centenares soldados, que se desbandaban por la ciudad y llenaban los +mesones y las hospederías, gastando alegremente el dinero que se les +daba de enganche; hervía, otrosí, Sevilla de marinería y gente de leva +de las galeras que en el Guadalquivir estaban para embarcar la gente que +se reclutase, y no podía llevarse a cualquier parte, y dejarla sola, a +una doncella tal como Margarita, cuya hermosura era bastante, no ya para +excitar a soldado aventurero o galeote dejado de la mano de Dios, sino +al mismo anacoreta San Antonio el del yermo.</p> + +<p>Pues llevarla a su casa Cervantes, no podía ser, que él vivía con tres +camaradas, el mejor de los cuales no le hubiera querido el diablo por +empeño, y hubiera sido como meter una paloma en un nido de gavilanes.</p> + +<p>Urgía además antes que todo, acudir al desfallecimiento en que Margarita +se encontraba, y que era tal, que apenas si la pobre joven podía dar un +paso, y colgada iba del brazo de Miguel, y arrastrada y llevada por él, +que no andando.</p> + +<p>Hambre parecía tener la triste de días, y tal vez hambre había sido la +enfermedad de su madre.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="IX" id="IX"></a>IX</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como lo que no podía amparar Cervantes vino a ampararlo doña +Guiomar.</p></div> + + +<p>Tropezábase por entonces en Sevilla a cada paso con una opulenta +hostería, lugar de morada, de pasatiempo y placeres de la gente alegre, +noble y rica, pero olíales el resuello a las más a una legua a carestía, +y no era la menguada bolsa de Miguel la que podía atreverse con ninguna +de ellas, ni aun con la más humilde; no había que pasar de bodegón, y +aun así, cuidando no fuera de aquellos que se daban tufos de hostería, y +acordándose del de la tía <i>Zarandaja</i>, que en una revuelta de la calle +de las Sierpes estaba, y al que podía llegarse sin pasar por delante de +la casa de la bella indiana, a él se fue, y en ella dio al fin a punto +que el sol asomaba por el Oriente, y la tía <i>Zarandaja</i>, que ya para el +despacho había, abierto, a la puerta se encontraba departiendo con +algunas vecinas de los sucesos de la noche, que a la vecindad habían +alborotado, y que habían tenido por remate el que la Inquisición +prendiese al señor <i>Viváis-mil-años</i>, cosa que ponía espanto en aquellas +buenas comadres, la que más y la que menos parienta próxima, y hermana +en el diablo, por brujas, del preso; y por aquello de que cuando las +barbas de tu vecino veas pelar echa las tuyas en remojo, todas aquellas +valientes hembras andaban desasosegadas y en corrillos por las puertas, +que no era sola la del bodegón de la tía <i>Zarandaja</i> la en que se las +veía.</p> + +<p>—Algo que sea bueno y confortativo, buena madre,—dijo Cervantes +entrándose por el bodegón,—habéis de darme para esta pobre joven, que +harto doliente se encuentra; y sea esto pronto, y empiece por una buena +taza de caldo que tenga por mitad del generoso trasañejo de Montilla.</p> + +<p>—Medio muerta tráela vuesa merced, señor soldado,—dijo la tía +<i>Zarandaja</i>, mirando con el rabo del un ojo a Margarita, y guiñando con +el rabo del otro a las vecinas que con ella estaban a la puerta;—y con +sólo haberla metido en mi casa, a la vida la ha tornado; y ya se verá +cuando saliere, si es la misma que cuando entró.</p> + +<p>Y entrose la tía <i>Zarandaja</i>, y fuese a las hornillas, y sentáronse a un +lado, y en el cabo de una larga mesa, Miguel y Margarita, él pensativo, +ella triste y abatida; cuando hete aquí que se presentó, a la puerta, y +en ella se detuvo, y adentro miró con curiosidad y atención, y su mirada +se detuvo, penetrante y grave en nuestro Miguel, una extraña persona.</p> + +<p>Reparola Cervantes, y en ella con curiosidad y aun con cuidado se +fijaron sus ojos. Era la tal persona ni alta ni baja, airosa, aunque +parecía pretender apariencias de desgarbo y desmayo, y más años de los +que pesaban sobre sus huesos; era su traje negro de tercianela, con +botones dorados en la ropilla, gorguera larga de puntas lacias, peluca +rubia de guedejas desmadejadas, pañizuelo blanco y rosario con medallas +pendientes de la pretina, medias calzas negras, zapatos con grandes +lazos, y gorra asimismo de tercianela; un rodrigón, en fin, en el traje, +pero sólo en la apariencia, que quería ser de viejo, sin conseguirlo; +que el vigor de la juventud se patentiza a sí mismo, por mucho que +quiera encubrírsele, y no eran aquellas redondas, carnosas, finas y bien +contornadas piernas de sexagenario, ni aquellos pies diminutos, a +despecho de los gruesos zapatones; ni casaban bien con aquella frente +despejada, serena y tersa, las descomunales narices bermejas y ásperas +que bajo ella nacían: a disfraz trascendía todo el pergeño del rodrigón, +y por mujer bella y joven, que para algo que la importaba habíase +disfrazado, túvola Cervantes; y como ella creciese en la atención con +que le miraba, pasando sus ojos de él a Margarita y de Margarita a él, +en más cuidado se puso, y acabó por convencerse de que el fingido +rodrigón no era otra cosa que una muy apuesta y gentil moza, que en vano +con todos aquellos trebejos y nariz postiza había cargado, y antojósele +que tal vez aquello tenía que ver algo, y aun mucho, con su adorada doña +Guiomar; y no se engañaba, porque el rodrigón fingido no era sino +Florela, que con las ropas del rodrigón García había procurado +encubrirse, añadiendo unas narices de pasta que en otro tiempo había +usado ella para una mogiganga, y que había guardado.</p> + +<p>Era el caso que, como ya se dijo, doña Guiomar, toda cuidadosa por la +extraña partida de Cervantes y por la carta que la había dejado, había +encargado a Florela se disfrazase y le buscase, para impedir una +desgracia que doña Guiomar recelaba, si su enamorado buscaba a don +Baltasar de Peralta y le encontraba; y Florela no había podido +disfrazarse tan pronto, y repasar y adovar las narices y la peluca, para +que al efecto la sirviesen, sin que pasase tiempo bastante para que +sucediese lo que ya se ha relatado, desde que Cervantes escapó, hasta +que con Margarita entró en el bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>; acasos hay +que parecen providencias, y a veces providencias no son, sino artimañas +del diablo para enredar más las cosas; y así sucedió en esta ocasión, +porque habiéndose ido Florela a casa de la tía <i>Zarandaja</i> a tomar +lenguas, por si podía descubrir algo (que ella conocía a la tía +<i>Zarandaja</i>, porque la había vendido no sé qué brevajes, medicinas y +hechizos, contra un mozo de cuadra, o dígase palafrenero, de la misma +servidumbre de la indiana, para meterle en amores, y por este +conocimiento a buscarla iba; que ella tal vez podría darle indicios, y +buscarle quien la aconsejara, acompañara y guiara), como vio a Cervantes +con Margarita casa de la tía <i>Zarandaja</i>, conociole, y alterose toda, y +no supo qué hacerse; y cuando Cervantes sospechó, poniéndose en lo +cierto, que aquella mujer disfrazada que tan atentamente le miraba, +podía ser muy bien una criada de doña Guiomar, a quien ésta hubiera +mandado le buscase, levantose y se encaminó a ella para preguntarla. +Florela, que por haber hallado con otra mujer joven y bella a Cervantes, +no sabía qué hacerse, poseída de un miedo súbito, echose fuera de la +puerta del bodegón al ver que Cervantes se levantaba y para ella se iba, +y diose a correr, y doblando una próxima esquina, metiose por la +callejuela a que daban las tapias del jardín de la casa de su señora, y +llegó al postigo por donde había salido, y del cual tenía llave, y +entró, y no se creyó segura hasta que tornó a cerrar, poniendo aquel +reparo entre ella y Cervantes, que la había perseguido.</p> + +<p>Creerla no quería doña Guiomar, cuando la oyó decir que a Cervantes +había encontrado en un tan no decente lugar como el bodegón de la tía +<i>Zarandaja</i>, y en compañía de una hermosísima joven en hábito de miseria +y de enfermedad; pero como Florela lo afirmase y la dijese que ella +misma por sus propios ojos podría convencerse si la siguiese, perdida +toda prudencia y todo miramiento la hermosa indiana, arrebatada por la +locura de sus celos, que no lo serían si hasta la locura no llegasen, +amontonose, y a salga lo que saliere, y sin importársele nada de otra +cosa que no fuese su amor, que en tan dolorosos cuidados y tan mortales +ansias la ponía, hizo que sin dilación Florela la prendiese un manto, y +en el momento con ella saliose por el jardín y el postigo, y se fue a +dar con toda su nobleza, toda su altivez, toda su riqueza y toda su +hermosura, en el bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>, en donde se entró de +rondón y como si hubiese ido a buscar allí lo que más que la vida y la +honra la importase.</p> + +<p>Olor de gloria diole en los vientos (que ella tenía algo de podenca, y +aun pudiera decirse que de vulpeja) a la tía <i>Zarandaja</i>, al ver entrar +tan reciamente en su casa a una tan principalísima dama; y reconociola, +aunque no la había visto sino una sola vez y de refilón, desde las +ventanas del tinglado o casa del rapista, en su jardín; alegrósela el +alma toda, porque olió aventura, y vio celos, y conoció que de quien la +enamorada indiana estaba celosa era de aquel gentil soldado que en su +casa estaba con la hermosa y doliente joven.</p> + +<p>Perseguido había Cervantes a Florela sin poder cogerla, por la rapidez +de su fuga y la delantera que le llevaba, y habíase vuelto cuando +Florela se había puesto a salvo por el postigo, entrándose por el cual, +había certificado a Cervantes de que no se había engañado cuando había +supuesto que aquella mujer disfrazada era una criada de doña Guiomar, +que la había enviado para que le buscase; lo cual había sido para +nuestro mozo un gran contentamiento y una ardorosísima esperanza de su +amor; que cuando ella a tales cosas se arrojaba por él, no podía ser +menos sino que le adoraba; y cuando ya al lado de Margarita, que tomaba +la escudilla de caldo con vino generoso que la tía <i>Zarandaja</i> la había +llevado, vio que doña Guiomar se metía por el bodegón como fuera de sí, +y en él reparaba, y se detenía sobresaltada, tuvo por cierta su ventura, +y levantose y hacia doña Guiomar se fue todo cortesanía y rendimiento.</p> + +<p>Pero ella, antes que él llegase, con voz airada y trémula le dijo:</p> + +<p>—¿Qué queréis? ¿A dó venís? ¿Qué buscáis? ¿En dónde nos hemos visto, ni +qué empeños tenemos, ni qué palabras entre nosotros han mediado, ni +cómo ni cuándo, en fin, y esto basta, nos hemos conocido, para que así +os acerquéis a mí, como si para ello tuvieseis autoridad y razón +bastante? Volveos al lado de quien estábais, y dejad a los demás que a +sus negocios vayan, que otra cosa no os importa, ni yo he de permitirlo.</p> + +<p>Oyendo estuvo Cervantes estas palabras en silencio, el sombrero en la +mano, el amor en los ojos y la sonrisa en los labios; y atentas +estuvieron también a aquellas palabras, Margarita asombrada y la tía +<i>Zarandaja</i> alegre.</p> + +<p>—Ingrato sería yo para con Dios,—dijo Cervantes,—si no le bendijese +por haberme traído al mundo para este momento de suprema ventura, señora +mía; y ruégoos que os soseguéis y me escuchéis, que cuando me hubiereis +oído, bien sé yo que razones hayaréis en lo que veis y os enoja, más +para estimarme que para reprenderme y despreciarme; y porque este no es +lugar decente para vos, dejadme os ruego que a algún aposento de esta +casa pasemos, donde en compañía de esta doncella, con la cual me habéis +encontrado, me oigáis, y la oigáis a ella, y sepáis que no traidor para +con vos he sido, sino compasivo y cristiano para con una gran +desventura, con la cual, para ventura mía a lo que presumo, me he +encontrado.</p> + +<p>—No ha de ser aquí donde yo os oiga,—dijo doña Guiomar,—y donde a esa +sinventura deje; que ya que vos decís, y yo quiero creerlo, que como +hidalgo y cristiano la habéis amparado, ampararla quiero yo, que mejor +podré hacerlo y más honestamente, dado que mujer soy y viuda. Y no se +hable más de esto, y véngase conmigo esa doncella y con mi rodrigón, y +vos id luego, que ya sabéis dónde está la puerta principal de mi casa.</p> + +<p>Con asombro había visto todo lo que había sucedido desde que en el +bodegón entró la hermosa indiana, la no menos hermosa Margarita, y con +un mayor asombro oyó aquellas palabras; y como con la cólera se le +hubiese descompuesto el manto a doña Guiomar, y dejádola al descubierto +la incomparable cabeza con aquella su dorada corona de riquísimos +cabellos, al ver tanta beldad, y el rubor que por hallarse allí, y hasta +tal punto haber llegado, la encendía el purísimo semblante, aficionose a +ella, y túvola por buena, y a más por gran señora, que no mostraba menos +por su continente y su atavío doña Guiomar, y levantándose a ella fuese, +y asiéndola una mano, con voz desfallecida por la enfermedad y por el +sentimiento, la dijo:</p> + +<p>—Amparada he sido, y tan generosa y noblemente como pudiera serlo, por +este caballero con el cual me habéis hallado; y pues también le +conocéis, señora, como se muestra por lo que con él hablado habéis, sin +duda habéis también conocido cuánta debe haber sido y ser la desventura +en que me ha encontrado; y porque acepto el amparo que me ofrecéis y +porque sepáis mis desdichas, a vos me acojo y a vuestra casa os sigo.</p> + +<p>Y con esto, dándola el brazo doña Guiomar, para que en él se sostuviese, +salieron seguidas de Florela, y al postigo del jardín se encaminaron, y +por él entraron en la casa.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="X" id="X"></a>X</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como Cervantes encontró casa de la tía Zarandaja más de lo que +había querido buscar.</p></div> + + +<p>Suspenso quedose Miguel de Cervantes, cuando hubieron desaparecido doña +Guiomar, Margarita y Florela.</p> + +<p>Amor, celos y rendimiento, hasta tocar en los límites de la locura, +había visto en su bella indiana; que si ella no hubiese estado enamorada +hasta volverse loca por él, ni en su busca hubiera enviado disfrazada a +su doncella, ni a buscarle hubiera ido a un lugar tan indigno de ella +como el bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>, ni con tan celoso ahínco allí le +hubiera hablado, ni con tan cuidadoso recelo se hubiera llevado consigo +a la hermosa Margarita; que para nuestro mancebo era cosa manifiesta, +que más por separarla de él se la había llevado que por caridad, puesto +que ella fuese de condición tierna y caritativa. Contento estaba +Cervantes con su buena aventura, que tan en claro le había puesto el +encendido amor en que por él ardía doña Guiomar, y parecíale que ya su +vida y su alma habían encontrado buen empleo, y la codicia de ver de +nuevo a doña Guiomar le aquejaba, y de gozar otra vez de sus ardientes +miradas, de las que para él se la salían del alma; pero temía, si iba, +no le obligase ella con juramento a que nada intentase contra aquel +enemigo de sus padres y suyo, que de tal modo había perseguido a su +madre y a ella la perseguía. Aborrecía ya a aquel hombre Cervantes, y +por nada del mundo hubiera querido obligarse a no pedirle razón +cumplida, espada contra espada, de todas las desgracias que había +causado a la madre de doña Guiomar y a ella misma; y por esto, y aunque +ardía en deseos de tener cuanto antes presentes las perfecciones y los +encantos de su bien amada, deteníase, y pensaba en que tal vez sería +mejor ir a buscar a aquel bachiller Carrascosa, su amigo, porque conocía +a todo el mundo en Sevilla, y debía conocer a don Baltasar de Peralta, y +preguntarle cuál fuese su morada, e ir a buscarle y provocarle de tal +manera, que no pudiese dejar de ponerle en la ocasión de matarle. Y +estando en estas vacilaciones Cervantes, entre si acudiría en el momento +a la casa de la hermosa indiana, o iría, para lo que se ha dicho, a +buscar a su amigo el bachiller Carrascosa, entrose en el figón un +hombre alto, con el sombrero de alas gachas echado sobre los ojos, +subido hasta el sombrero el embozo de su larga capa, con botas altas de +gamuza y larga espada, que bajo la capa se mostraba.</p> + +<p>Pareciole a Cervantes que, además de lo abatido del sombrero y lo subido +del embozo, llevaba aquel hombre antifaz; y prevínole contra él, el ver +que, cuando junto a él pasó le miró como con recelo, y yéndose a una +puertecilla que allá en lo último del bodegón se veía, hizo seña a la +tía <i>Zarandaja</i> de que fuese, y entrose por la puertecilla, y a ella se +fue la tía <i>Zarandaja</i>, y cuando se hubo entrado por ella cerrola, +quedándose solo en la primera parte, o dígase en la parte pública del +figón, Cervantes con una moza como hasta de veinticinco años, +cariredonda, rubicunda y sucia, que a la tía <i>Zarandaja</i> servia.</p> + +<p>Llamola Cervantes, diola un real sencillo para que hiciese boca (su +pobreza no le consentía ser más largo en la dádiva), y teniéndola ya por +suya (que ella era tal, que con un real sencillo se conocía bien +apreciada), preguntola quién fuese aquel, que, aunque encubierto, por su +soberbia y su talante parecía caballero, y de los principales.</p> + +<p>Díjole ella que aquel señor era uno de los a quien su ama servía; y +preguntándola Cervantes cuáles fueran estos servicios, ella le nombró +una cáfila de ellos tal, que sin más información quedaron hechas todas +las alabanzas, y representados todos los méritos de la tía <i>Zarandaja</i>, +y que eran tales, que si la Inquisición o la justicia ordinaria los +hubieran sabido, no los hubieran premiado con menos que con quemarla +viva, o enrodarla y descuartizarla; en lo tocante al señor que acababa +con la tía <i>Zarandaja</i> de encerrarse, dijo la moza que su ama le traía +engañado, chupándole los dineros con la promesa de embrujar y hechizar, +para que le amase, a aquella misma señora que vivía en la vecindad, y +que poco antes había estado allí. Con estas noticias creyó conveniente +Cervantes dejar por el momento el campo, y volver cuando el encubierto +del figón hubiese salido, y para saber cuándo esto sucediese, fue a +esconderse detrás de un poste de un soportal que en una rinconada frente +del figón había. Pasó bien media hora antes de que el embozado saliese, +y cuando Cervantes le hubo visto, metiose por una callejuela inmediata, +volviose al figón, y púsose delante de la tía <i>Zarandaja</i>, que se turbó, +y por encubrir su turbación le dijo:</p> + +<p>—Bien se os conoce que sois honrado, y que tenéis conciencia, y que no +habéis querido dejar de pagarme la buena taza de caldo con vino +trasañejo de Montilla, que se tomó aquella desventurada doncella con +quien primero vinisteis.</p> + +<p>—Pues si de conciencia entendéis,—dijo Cervantes,—llevadme adonde a +solas podáis decirme lo que con vos habló, buena madre, ese caballero +embozado con quien os encerrasteis no ha mucho.</p> + +<p>—¡Ah, señor soldado!—dijo la tía <i>Zarandaja</i>, más conforme que +antes,—que ese caballero es un menesteroso que me busca para que yo le +remedie; como si yo fuese una santa que pudiese hacer milagros.</p> + +<p>—¿Y un milagro es lo que ese señor ha menester?—dijo Cervantes.</p> + +<p>—Y tan milagro, que sería más fácil resucitar a un muerto. Pero ya, +señor hidalgo, que yo he visto que sois tan amigo de la señora doña +Guiomar, hablaros quiero, y de tal cosa, que importa grandemente a esa +vuestra amiga y a vos; y venid donde nadie pueda oírnos, que más de lo +que pensáis el secreto importa.</p> + +<p>Y fuese a la misma puerta que ya se ha dicho, y entrose por ella, y +siguiéndola Cervantes, hallose en un aposentillo desguarnecido y +lóbrego, en el que no entraba más luz que la que venía de un altísimo +patio estrecho, y por una raja de la pared, a manera de saetera, pasaba, +y allí, sentándose la tía <i>Zarandaja</i> en una estera y Cervantes en un +taburete cojo, ella le dijo que aquel caballero amaba de una manera +desesperada, desde hacía mucho tiempo, a doña Guiomar, y que con ella +quería casarse; pero que ella ni aun de él dejaba verse, porque para que +no la viese se mantenía encerrada en su casa, y no salía sino entre dos +luces para ir a misa a la iglesia mayor, y que cuando iba no era sino en +silla de manos, cerrada y guardada por cuatro lacayos armados, que eran +cuatro fieras, y de tan probada lealtad, que no había habido medios +bastantes para obligarlos a que a su señora desirviesen, dejándola +arrebatar por otros que de buena gana el caballero de quien se trataba +hubiera enviado para apoderarse de ella: añadió la vieja que aquel día +aquel caballero había ido a pedirla noticias de quién fuese el que la +noche anterior había dado música a la hermosa viuda, y si no lo sabía, +que lo averiguase, como asimismo de la causa por qué la Inquisición +había estado, antes de la música, en casa de la viuda, y en vez de +prenderla a ella, había preso al rapista <i>Viváis-mil-años</i>; y que ella +le había dicho que no sabía nada, pero que procuraría averiguarlo.</p> + +<p>Escuchando estuvo atentamente Cervantes a la tía <i>Zarandaja</i>, y cuando +hubo ésta acabado, la dijo:</p> + +<p>—¿Y nada os preguntó ese hombre acerca de mí, que cuando junto a mí +pasó, pareciome que me miraba con recelo?</p> + +<p>—Sí que me preguntó, y con encarecimiento,—contestó la tía +<i>Zarandaja</i>;—pero yo, que pude decirle mucho, nada le dije, porque me +importa mucho más servir a la buena señora, mi vecina, que al otro.</p> + +<p>—¿Y qué os parece, madre, si yo me casara con doña Guiomar?—dijo +Cervantes.</p> + +<p>A lo que respondió la vieja:</p> + +<p>—Si no os casaseis con ella, o casado seríais, o estaríais dejado de la +mano de Dios; porque un tal bocado de cardenal, y aun si me apretáis de +papa, ¿dónde le podríais encontrar mejor? Y que ella está enamorada, y +celosa, y rabiando por que vos la pidáis la mano, no me lo digáis a mí, +que en esto de amores soy yo maestra. Y si doña Guiomar no os quisiere, +y para nada menos que para marido, que me lleven por esas calles hasta +las cuatro estatuas de la Tablada con coroza y sambenito, y que allí me +quemen viva.</p> + +<p>—Pues dándome ya por casado con doña Guiomar,—dijo Cervantes,—mirad +si yo os recompensaré bien por lo que ahora me sirváis; antes ha de +faltaros talego, que escudos para llenarle.</p> + +<p>—Pues diga vuesa merced, señor soldado,—dijo relumbrándole los ojos la +tía <i>Zarandaja</i>.</p> + +<p>—Quédese aquí por ahora,—dijo Cervantes,—que yo vendré más tarde y +hablaremos.</p> + +<p>Y con esto saliose, y ya más resuelto, fuese a la casa de doña Guiomar, +a la que halló en su retrete con Margarita.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XI" id="XI"></a>XI</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que doña Guiomar prosigue el relato de su historia.</p></div> + + +<p>—Tan a tiempo venís, señor Miguel de Cervantes,—le dijo doña Guiomar +apenas hubo entrado,—que esta señora iba a empezar a relatarme sus +desventuras.</p> + +<p>Margarita, con los hermosos ojos fijos en el suelo, parecía ruborosa y +como con miedo; pero no embargante esto, cuando oyó los pasos de +Cervantes y las palabras que doña Guiomar, con la voz no muy segura, le +había dirigido, alzó la vista y en él la fijó, y de tal manera, que él +se encontró entre dos fuegos; que de una parte le miraban los lucientes +y enamorados ojos de doña Guiomar, y de otra los más tímidos, aunque no +más castos, de Margarita, que aunque triste y apenada por la muerte de +su madre y por la tristísima orfandad en que se veía, no se defendía +del amor que por Cervantes en el alma se le había entrado, y le mostraba +claramente en su mirar ansioso. Reparó en esto doña Guiomar, y +apretósele el corazón, y empezó a nacer en ella la enemistad amarga de +los celos contra Margarita; que a ella le parecía que Cervantes no +miraba de una manera tan indiferente como ella hubiera querido a la +hermosa huérfana; y con competidora se encontraba, y tal en cuanto a las +bellezas corporales y en cuanto a las del alma, que por sus lucientes +ojos mostraba, que era para que doña Guiomar temiese, y mucho, por el +buen suceso de sus amores.</p> + +<p>Alegrose de esto, en que no pudo menos de reparar, Cervantes; que él +creía, y no sin razón, que por más que doña Guiomar hubiese dado +muestras, enviando primero a Florela en busca suya, y lanzándose +después, sin algún miramiento, en un lugar tan indigno de ella como el +bodegón de la tía <i>Zarandaja</i>, del encendido amor que le tenía, que este +amor era de dificilísimo logro; que podía ser muy bien que, estando aun +en los principios de aquel amor, por grande que él fuese, de los +principios no pasase; antes bien, con la reflexión se amenguase y +desapareciese; sobre todo, que cuando en mucho se aprecia una cosa, +viene a parecer imposible, y tanto cuanto más imposible se la cree, +tanto más empeño en ella se pone, y tanto más se estima aquello que +puede ayudarnos al logro de la victoria; y que los celos de una parte, y +la vanidad femenil de otra, son los mejores amigos de un enamorado para +ayudarle a vencer su hermoso y anhelado imposible, sábelo todo el mundo; +y sabíalo mejor que otros Cervantes, que en esto de conocer las cosas +del mundo era graduado <i>in utroque</i>, como lo muestra claramente la gran +perspicacia que acerca de la vida y de sus sentimientos ha patentizado +en sus inmortales escritos: por lo mismo, y para estimular más los +ansiosos celos de doña Guiomar, miró tiernamente, y como con codicia, a +Margarita, puesto que por ella no sintiese otra cosa que una caritativa +voluntad y una afición honesta, que podía muy bien compararse con el +amor de un hermano; que muy reciente estaba la herida que en su pecho +habían abierto las grandes perfecciones de la hermosa indiana, y harto +encendido el volcán de sus amorosas ansias por ella, para que otra +mujer, siquiera fuese un trasunto de belleza, pudiese curarla ni +apagarle.</p> + +<p>Sentose entre las dos Cervantes en el canapé; procuró apagar doña +Guiomar con el disimulo el fuego de su celoso cuidado, posó Margarita su +mirada en el suelo, y habiéndola rogado la bellísima, enamorada y celosa +viuda comenzase el cuento de sus desdichas, ella empezó de esta manera:</p> + +<p>—Mi nombre es Margarita de Ledesma; el lugar de mi cuna la villa de +Vitigudino, en Castilla, donde tenían alguna hacienda mía honrados +padres. Llamábase él don Diego de Ledesma, y ella doña Isabel Ampuero; +nobles eran, aunque no ricos, y me criaron en la comodidad, el temor de +Dios y el ejemplo de honestísimas costumbres, y crecía yo contenta y +feliz, sin sospechar siquiera que hubiese penas en el mundo.</p> + +<p>Venturosos conocía a mis padres, venturosos a los que me rodeaban; +hermoso era cuanto veía, la tierra, las aguas, las flores, el cielo, y +yo no podía creer otra cosa sino que todo en el mundo era ventura, +contento y hermosura. Llegué a mis quince años, y requiriome de amores +el hijo de un rico ganadero vecino nuestro; y digo mal que me requirió, +porque aunque él por mí de amores se abrasase, como después pareció, +nunca, ni con sus ojos, ni con su lengua, osó decirme el cuidado en que +por mí se encontraba; ni aun fue él quien a mis padres lo dijo, sino los +suyos, que cuidadosos por la salud de Gaspar, que así se llamaba este mi +primer enamorado, viendo que cada día estaba más melancólico y más y más +se tornaba amarillo, inquirieron la causa de su dolencia, y sabiendo por +él que yo lo era, a mis padres me pidieron, y dijéronmelo mis padres, y +yo, que no sabía qué cosa fuese amor, ni necesidad alguna de él sentía, +ni cosa encontraba en Gaspar que a él me llevase, dije a mis padres que +los obedecería, sin saber a lo que me obligaba mi obediencia; y sin +pensar mis padres en otra cosa que en el buen casamiento que yo haría, +por lo rico que Gaspar era, mi casamiento con él concertaron, esperando +que con el trato y comunicación vendría el amor, de que entonces yo no +daba ni aun remota señal. Como yo era niña, tratose que el casamiento no +se haría sino de allí a dos años, cuando yo cumpliese los diez y siete; +y entre tanto, Gaspar, no teniendo valor, según lo que en su carta me +dijo, para conllevar a mi lado una tan larga espera, fuese del pueblo a +Sevilla, y de allí partió en una galeota para las Indias Occidentales. +Por algún tiempo yo recibí cartas suyas, que mi madre me leía y yo no +entendía, porque felizmente mi corazón dormía tranquilo sin que le +despertasen amorosos cuidados; pero al año no vino de las Indias carta +de Gaspar, y se esperó en vano que viniese, y tanto tiempo pasó, que se +dio a Gaspar por muerto; y aconteció entonces que, pensando yo que por +mí solamente se había partido a las Indias, y que yo, sin quererlo, +había sido la causa de su desventura, empezó a labrarse en mí por él una +primera afición y congoja; que se me representaba en sueños triste y +enamorado, y tan macilento y pálido, que no parecía sino cosa del otro +mundo. Desasosegueme, y acabé al fin por sentir un amor tan extraño, que +yo no podía darme cuenta de lo que sentía; y acometiome una dolencia +que no entendían los médicos, pero que, harto de prisa iba +desmejorándome y acabándome. Pensaron mis padres que trayéndome entre el +tumulto y las grandezas de la opulenta Sevilla me distraería, y a ella +me trajeron, y me engalanaron, y me llevaron a saraos y a +divertimientos, adonde concurría la gente más garrida y más noble de +Sevilla. Gastábase en esto mi padre, llevado del entrañable amor que me +tenía, la mejor parte de su hacienda; y aunque por ser yo muchacha, y no +mal parecida, y en las apariencias rica, me galanteaba gran número de +jóvenes y hermosos caballeros, no se me iba a mí de la memoria aquel +pobre Gaspar que por mí a las Indias se había ido, y por mí sin duda +había muerto; y aparecíaseme con mucha más frecuencia en sueños, y más +melancólico, y a cada aparición con más semejanza de un alma en pena. +Así es que los galanteos de los jóvenes señores que me buscaban +enojábanme, y de tal manera mostrábame yo con ellos impía e incapaz de +amores, que acabaron por llamarme la niña de <i>diamante</i>: yo tenía en el +alma al sin ventura Gaspar, y él la llenaba de tal manera, que no +quedaba para otra pasión ni aun el lugar más mínimo; yo creía que esto +era amor, y bien veo que amor no es, sino una pasión que yo no puedo +decir cómo fuese, sino que tal como era, me quitaba el gusto y el deseo +para cualquier otro afecto.</p> + +<p>Suspiró Margarita, y callose como tomando descanso, aunque tan al +principio de su historia se encontraba. Oídola había atentamente doña +Guiomar, y cuando hizo pausa en su relato, aprovechando la ocasión, la +dijo:</p> + +<p>—¿Y Gaspar decís que se llamaba ese vuestro primer enamorado, amiga +mía, y que de Castilla era y de Vitigudino?</p> + +<p>—Si que así es,—respondió Margarita.</p> + +<p>—¿Y sabéis si, por ventura, ese Gaspar tomó bandera en Sevilla para los +tercios de Méjico?</p> + +<p>—De Méjico nos escribía,—respondió Margarita;—pero él nunca nos dijo +en sus cartas hubiese entrado en la milicia; y si entró callolo, sin +duda por no dar pesadumbre a sus padres.</p> + +<p>—Un alférez he conocido yo,—dijo doña Guiomar,—que Gaspar se llamaba, +y castellano y de Vitigudino era, y joven, y de no mal semblante y +apostura.</p> + +<p>—¿Llamábase por acaso Gaspar de Valcárcel, señora mía?</p> + +<p>—Sacado hemos al fin en claro que era el mismo que yo me pensaba el sin +ventura,—dijo doña Guiomar.</p> + +<p>—Pues sin ventura le llamáis,—contestó con la voz triste Margarita, +mirando con sus ojos serenos a doña Guiomar,—noticias debéis tener +seguras de sus desdichas.</p> + +<p>—Prendose el señor Gaspar de Valcárcel,—dijo doña Guiomar,—de una +señora, que ni a su amorosa pasión ni a la de nadie podía corresponder +honradamente, ni hacer cosa que contra su honra fuese, porque casada +estaba con un oidor de aquella real chancillería.</p> + +<p>Aguzó el oído Cervantes, porque sabía él bien que doña Guiomar era viuda +de un oidor de la real chancillería de Méjico, y no dudó de que doña +Guiomar era aquella por quien el alférez Gaspar de Valcárcel había +olvidado en Méjico los amores que había dejado en España, y disculpole; +porque aunque Margarita era bella como la flor de la qué el nombre +tenía, y niña y pura, comparada con doña Guiomar, era lo que la violeta +comparada con la azucena, o con el sol la luna; y díjose para sí, que a +él, en el coleto del malaventurado alférez, hubiérale acontecido lo +mismo; y disimuló sus imaginaciones, y continuó escuchando atento.</p> + +<p>—Pues que vos le conocisteis, señora,—dijo Margarita,—y a la dama que +sin pretenderlo y sin menoscabo de su decoro, que bien lo creo, fue +causa de que de mí se olvidase, decidme os ruego cuáles fueron sus +aventuras, que sin duda a un desastrado fin le llevaron.</p> + +<p>—Combatido había como bueno contra los indios bravos,—dijo doña +Guiomar,—el señor Gaspar de Valcárcel; merecido había, por tanto, que +el virey le hiciese alférez, y, más aún, que le diese este empleo en los +alabarderos de su guardia, con lo que Gaspar de Valcárcel vino a +residir de asiento en Méjico, y a tratarse con las personas más +calificadas que en aquella rica ciudad, gloria de Hernán Cortés y joya +de España en las Indias, moraban. Conoció a la dama que os he dicho, y +aunque ella no le diese causa ni razón alguna para que a su honra se +atreviese solicitándola, que el que solicita a una mujer casada, por +serlo, la desprecia, que si no la creyera capaz de una vileza, no la +solicitara; solicitola, y ella, que calzaba muy altos los puntos de la +honra, indignose, y por no afligir e indignar al viejo marido, que a más +de ser únicamente hombre de leyes, no estaba en edad de mantener espada +en la mano contra mozos, y aun mozos bravucones, no queriendo dejar sin +castigo aquel de todo punto sin disculpa atrevimiento, confiose a un +alguacil de los más agrios de la cámara de su esposo, hombre de puños y +de alientos, y díjole:</p> + +<p>—Cedacillo, tan leal eres a tu amo y a mí, que hacerte quiero una +confianza, esperando que harás lo que te cumple, en agradecimiento a lo +que a tu señor y a mi nos debes, y es que si te atreves des una apretada +vuelta, como tuya, a cierto bravo mancebo, alférez de los alabarderos +del virey, que se llama Gaspar de Valcárcel, y que cuando le apretares +los puños, le digas: «Ahí va eso de parte de mi señora.»</p> + +<p>Y aconteció, que a la otra mañana encontraron sin sentido en la plaza, +molido y casi descoyuntado, rota la espada, rasgado el traje y entre si +se va si se viene, al señor Gaspar de Valcárcel, sin que nadie supiese, +ni él lo dijo, quién de tal manera ni por qué causa le había malparado.</p> + +<p>Convaleció nuestro hombre, no sin que se temiese por su vida, y tan +escarmentado quedó, que ni osó volver a poner sus ojos en aquella dama, +ni a buscar a Cedacillo para tomar venganza del rapapelo que había +sufrido.</p> + +<p>—Tan al por menor estáis, señora mía,—dijo a este punto +Margarita,—que no es dable que no seáis vos aquella dama, que con tanta +justicia mandó castigar al ciego y enloquecido, más bien que culpable, +enamorado mío. Y no le culpo, porque vuestra hermosura es tal, que bien +se alcanza que de todo otro amor aparte a un hombre, y le vuelva loco.</p> + +<p>—Yo soy en efecto,—dijo doña Guiomar,—y dígoos a lo de la disculpa +que en el que fue vuestro enamorado encontráis, que no la merecía; que +no una locura de amor le llevó a punto de ofenderme, sino un apetito +desordenado y asqueroso; y no pasión tuvo por mí, sino empeño tenaz por +el que olvidó hasta el último vislumbre de su honra; que no atreviéndose +a insistir en sus solicitudes, temeroso de un nuevo y más grave castigo, +tiró a vengarse, y como no tenía de qué, porque la justicia que se sufre +no da ni puede dar lugar a la venganza, quiso deshonrarme propalando +contra mí inauditas calumnias, que por fortuna mía acabaron donde +empezaron. Y aquí, para que sepáis lo que sucedió, empieza esta +historia, que es la prosecución de la que yo os he contado ya, señor +Miguel de Cervantes, hasta el punto en que, engañado mi padre por la +traición que a mi madre hacía su doncella Lisarda haciendo creer a don +Baltasar de Peralta, como ya os dije, que con mi madre, y no con una +doncella suya, tenía amores, mi padre, llamado por un su pariente, +acudió a sorprender, engañado, a la que creía su esposa adúltera. +Dejamos mi relato, señor Miguel de Cervantes, en el lugar en que, +habiendo abierto Lisarda el postigo, entrose por él don Baltasar de +Peralta, y en aquel mismo momento, y antes de que el postigo se cerrase, +metiéronse por él espada en mano mi padre y su primo Francisco de +Rivalta, que este era el nombre de mi difunto marido.</p> + +<p>Y como este pariente mío llegó a ser, andando el tiempo, mi marido, lo +sabréis cuando llegue la hora. Decía yo que por el postigo, aun +entreabierto, entráronse empujándole, y espada en mano, mi padre y su +primo Francisco de Rivalta; y como el aposento estuviese oscuro, Rivalta +abrió una linterna que a prevención llevaba, y encontráronse con que, +hecha una estatua a causa del espanto, estaba a poca distancia del +postigo Lisarda, y junto a ella, con la espada en la mano, y mirando a +aquella mala mujer, todo asombro, a don Baltasar de Peralta. Arrojose +Lisarda a los pies de mi padre y confesó su delito, pidiéndole con +lágrimas y desmayos la perdonase, y viese que el amor que la había +cogido por don Baltasar de Peralta, al engaño la había llevado de +hacerle creer, recibiéndole siempre a oscuras, que no era ella, sino su +señora quien le recibía. A lo cual, ciego de furor mi padre, contestó +atravesando con su espada a aquella criada traidora, y volviéndose luego +a don Baltasar de Peralta, que deshonrado le había, aunque no hubiese +sido sino engañándose, con él cerró, y a poco cayó mi padre sin vida, +que menos diestro era que don Baltasar de Peralta y le furor le cegaba. +Huyó espantado del suceso don Baltasar de Peralta, y mi pariente +Francisco Rivalta salió tras él, siguiéndole sañudo y loco, y sin poder +alcanzarle, que no hay quien alcance al que huye llevando el pavor en el +alma. Hallose Francisco de Rivalta, cuando se perdió en las oscuras y +revueltas callejuelas don Baltasar de Peralta, a mucha distancia del +lugar de la tragedia, y vino sobre sí, y pensó en lo que le acontecía, y +vio que si a la justicia daba parte, y por ello pruebas de haberse +hallado en el lance, le prenderían, y prendiéndole le impedirían el +tomar venganza y justicia, como el quería tomarla por su mano, de don +Baltasar de Peralta; y fuese para su casa, entrando en ella +recatadamente, como había salido con mi padre, por un postigo. Y +sucedió, que cuando aquella inaudita desgracia sobrevenía, mi madre me +daba a luz a esta vida desventurada, que he sufrido y sufro. Al ruido de +las espadas acudieron algunos criados; pero cuando llegaron sólo +hallaron los dos cuerpos sin vida de mi padre y de Lisarda, y el postigo +abierto, por donde claramente, a lo que parecía, el autor o los autores +de aquellas muertes habían escapado.</p> + +<p>Sobrevino la justicia; ocultose el suceso a mi madre, que fuera impío +decirla recién parida que se había quedado viuda y con aquellas +apariencias; el mundo no juzga más allá de lo que se ve en la +superficie, y todos echaron a la peor parte lo que había acontecido, y +díjose, porque así lo creyeron, que mi padre, enamorado de la hermosura +de Lisarda, secretamente se había venido de Nápoles, y con Lisarda se +veía en secreto, y que tal vez algún otro enamorado, celoso de Lisarda, +las dos muertes había hecho.</p> + +<p>Callose don Francisco de Rivalta, que bien pudiera haber patentizado la +verdad; pero como la honra, de mi madre quedaba a salvo, y venganza +quería tomar por su mano de don Baltasar de Peralta, guardó el secreto. +Buscó la justicia a los homicidas, diose por vencida no hallándolos, y +mediando los ruegos y las dádivas de Francisco de Rivalta, se echó +tierra sobre los muertos, y con ellos se enterró para mi madre el +secreto de la muerte de su esposo, a quien en Nápoles creía. Pero no +recibiendo cartas suyas en respuesta a las que le escribió anunciándole +mi nacimiento, y como el tiempo pasase y carta de mi padre no viniese, +puesta en un angustiosísimo cuidado, escribió al mayor de los tercios de +Nápoles pidiéndole noticias de su esposo. Entretúvola aquel caritativo +caballero con escusas y vaguedades, hasta que al fin la dijo, no +pudiendo más defenderse, lo que él en verdad sabía, esto es, que mi +padre había pedido licencia y partido para España, sin que hubiese +vuelto a saberse lo que de él había sido. Y como Lisarda hubiese +desaparecido también, dio mi madre en imaginar que enamorado de ella su +esposo, por ella secretamente a Sevilla había venido, llevádosela, y con +ella desaparecido. Callábase todavía Francisco de Rivalta, porque tenía, +y con razón, por más cruel para mi madre la verdad que la duda; y +asistíala, que adolecido había mi madre gravísimamente de tristeza, y +agravábase y amenazaba irse por la posta, acabada por el insoportable +dolor de su desventura. Desaparecido había también don Baltasar de +Peralta, como gota de agua que cayó en la mar, y Francisco de Rivalta no +le buscaba, porque le obligaba la asistencia a mi doliente madre, que al +fin halló el remedio a su desventura en la muerte.</p> + +<p>Detúvose al llegar aquí doña Guiomar; el corazón se la había oprimido, +y las lágrimas, que en vano quiso contener, rompieron por sus hermosos +ojos.</p> + +<p>Oídola había Cervantes grave y triste, y estremecida y tomada por una +melancólica pena Margarita. Desahogó con sus lágrimas el dolor de +aquellos sus tristísimos recuerdos doña Guiomar, y enjugándose los ojos, +continuó con voz desfallecida.</p> + +<p>—Huérfana quedé cuando aún no contaba un año, con mucha hacienda y +mucha nobleza; pero sola y sin más arrimo que aquel mi lejano pariente, +que fue después el buen esposo mío. Un labrador que tenía en +arrendamiento una de mis haciendas, y cuya mujer estaba criando, a su +cargo tomome; y libre ya del cuidado mío, mi pariente, Francisco de +Rivalta, por el mundo se fue a buscar, ardiendo en saña, al causador de +tanta desdicha. Era él joven aún, graduado en letras humanas, en leyes y +en sagrada teología y cánones, y como he dicho, alcalde del crimen en +Sevilla. Por mí a su vara renunció, que pareciole cosa imposible atender +a las graves obligaciones de su oficio y al mismo tiempo a las de padre +mío, en que mi orfandad le había puesto. Atrasose en su carrera por +buscar al causador de nuestras desdichas y tomar sobre él, en el nombre +de mis padres, justicia y venganza; y por el mundo andúvose tres años, +gastando su hacienda, inquiriendo y buscando a aquel hombre, +vislumbrándole a veces, sin encontrarle nunca, y perdiéndole de nuevo +cuando más esperanza tenía de ponerse a una distancia de él del largo de +las espadas. Pero Dios no quería que aquel irreconciliable enemigo de mi +familia fuese castigado, sin duda porque le guardaba para que le +castigaseis vos, señor Miguel de Cervantes.</p> + +<p>—Gran merced es esta que a los cielos debo, y por la que les estoy +agradecido,—dijo Cervantes;—y justo es que una tan grande hermosura +como la vuestra, y una tan gran suma de perfecciones como en vos se +hallan, con grandes merecimientos conseguida sea y lograda; y dígoos, +que mucho me pesa de que lo a que por vos obligado estoy, de tan liviano +momento sea, en vez de ser comparable a los trabajos de Hércules o a los +peligros de la encantada Puente Mantible, que si así fuera, mayor sería +mi contento, porque exponiendo por vos cien veces mi vida, y poniéndola +en cuestión con lo imposible, más estimaríais y a mayor amor por mí os +llevaría, el encendido amor que os tengo.</p> + +<p>—No creo yo que sea posible ir más allá de donde, no sé si por mi +ventura o mi desdicha, reconocida; obligada y enamorada me siento; y no +extrañéis que esto delante de esta doncella aquí presente os diga, que +ella es mujer, y sabe, o si no lo sabe lo barrunta, los rendimientos de +amor a que puede llegar una mujer enamorada, no embargante la +honestidad y la honra, que prendas preciosas son estas del alma, y no +pueden perderse sin que antes se pierda el temor de Dios. Y no hablemos +más de esto, y con mis desventuras sigo. Desesperado ya Francisco de +Rivalta, mi pariente, al ver que por cerca que hubiese tenido a don +Baltasar de Peralta, nunca ponerse delante de él había logrado, volviose +a su casa de Sevilla, y encomendó a la Providencia de Dios el castigo de +nuestro contrario; y pasó él tiempo cuidando él mi hacienda, y yo +criándome, y habiendo yo cumplido seis años y él treinta, vínose al +pueblo, sacome del poder de los honrados labradores que me habían +criado, y púsome en las monjas de Santa Clara, y al cuidado de dos tías, +hermanas de mi padre, que allí eran señoras de piso. Vendió la hacienda +que le quedaba para comprar otra vara de alcalde, y alcalde fue algunos +años, y por sus merecimientos, luego, oidor en la real chancillería de +Valladolid, y por último nombráronle presidente de sala de la real +chancillería de Méjico. Larga era la distancia a que de mi iba a +ponerse, y o renunciaba el honorífico y encumbrado oficio que se le +había dado, o descuidada me dejaba, estando entre ambos los mares. Había +yo cumplido ya mis diez y ocho años, y enseñádome habían las buenas +madres todo lo que enseñarme podían.</p> + +<p>Mis dos ancianas tías habían muerto la una tras la otra. A tomar el velo +habíase querido inclinarme; pero Dios no me llamaba a la perfección de +la vida monástica; antes bien, ansiaba yo ver lo que fuera del convento +había, que aunque decían que el mundo estaba gobernado por Satanás, y +que en él la perdición acechaba a las criaturas, decíame a mí la luz +natural de mi entendimiento que cuando tantas gentes vivían en el mundo, +no debían ser tan grandes sus peligros, dado que el mundo no se había +acabado ya, y todas las cosas que contra el mundo me decían, metíanme +más en apetito de conocerle.</p> + +<p>En fin, que yo no tenía vocación para la clausura, y así lo dije a mi +buen padre y pariente cuando me preguntó sobre ello. Visto por él lo +cual, y que yo estaba ya crecida y hecha una mujer, y que en el +monasterio estaba de ojos, luego de él sacome y llevome a una casa +noblemente alhajada, en que para servirme había una respetable dueña, o +más bien aya, señora viuda, de grande virtud, honestidad y +entendimiento, con otras doncellas y criados; y carrozas y sillas de +mano, todo como había de ser, teniendo en cuenta mi grande hacienda y la +clara nobleza de mi linaje; y él, para evitar murmuraciones, fuese a +otra casa, y no me veía más que al día breves momentos, y aun así, +tratándome con un tal respeto y encogimiento, y de una manera tan +avarienta mirándome, aunque lo disimulaba, que puesto que yo no +entendía de amores, por barrunto conocí que él de mí estaba enamorado, y +que por su edad y sus achaques, que le hacían parecer más viejo que lo +que en realidad lo era, a declararme sus amorosos sentimientos no se +atrevía; muy por el contrario, mandaba a doña Agueda me llevase a +cuantos divertimientos podía yo concurrir honestamente, y en esto veía +yo que él buscaba que, conociendo el mundo y tratándome con él, de algún +caballero que de mí fuese digno me enamorase, para con él casarme. Pero +era el caso, que aunque muchos me solicitaban, y me escribían versos, y +me daban música, y por mí con otros se enemistaban y reñían, haciendo de +mi calle palenque nocturno, donde más de alguno dejó entre rabiosas y +celosas ansias la vida, yo no me agradaba de nadie ni quería agradarme, +y no había rendimiento que me incitase ni merecimiento que me rindiese; +visto lo cual por don Francisco de Rivalta, y creyendo, acaso, por el +cariñoso modo de mi trato con él, que a pesar de sus años y sus +dolencias yo le amaba, y que si yo no se lo mostraba, a causa era de mi +recato, propúsome un día, todo tembloroso, como aquel que teme encontrar +la muerte en su propio atrevimiento, si quería con él casarme.</p> + +<p>Díjele que sí, sin saber lo que me decía, que era yo tan inocente como +cuando entré en el convento; y el casamiento se hizo con gran pompa y +regocijo, como a nuestra riqueza y nobleza convenía; y antes de que el +festín de las bodas se terminase, díjome mi aya doña Agueda no sé +cuántas cosas, que yo no pude entender; y luego, cuando acabada la +fiesta se fueron saliendo de casa los convidados, la madrina me dijo +otras cosas que tampoco entendí; y rodeada de las doncellas, de honor, +lleváronme a lo que mi madrina llamaba el tálamo, y que yo no sabía qué +cosa fuese, y metiéronme en una habitación o cámara lujosamente ornada, +en la que había un gran lecho todo guarnecido de blanco, y adornado con +flores, y allí me dejaron sola y suspensa, cuando a poco he aquí que +entró mi esposo pálido y convulso, y alentando apenas, y a mí se vino a +abrazarme; visto lo cual, yo me hice atrás tres pasos, y espanteme y +extendí hacia él los brazos, como para impedir que me tocase.</p> + +<p>—¿Pues qué, señora de mi alma,-dijo don Francisco, quedando inmóvil y +como si le hubiese herido un rayo,—no sabéis que sois mi esposa y que +ante el altar de Dios nos hemos juntado en uno?</p> + +<p>Siguiose a esto una conversación, por la que el desdichado don Francisco +de Rivalta vino a convencerse de que yo con él sin amor me había casado, +y aun sin saber Lo que el amor y el casamiento fuesen, y de esto provino +que, dando un profundo suspiro, me dijo:</p> + +<p>—Siéntolo, porque si mañana os prendareis de alguno, amarle no podréis, +sin ofensa a Dios y sin menoscabo de la vuestra y de mi honra; pero yo +juro, que si alguna vez solamente inclinada a prendaros de alguien os +conociere, con mi muerte os dejaré libre, para que podáis ser dichosa. +Entre tanto, por padre tenedme.</p> + +<p>Y sin decir más, saliose, pálido como un muerto, y preñados de lágrimas +los ojos, sin que yo llegase a comprender todavía la causa de aquello, +que era para mí lo que la luz para el ciego, que no sabe que hay otra +cosa que las tinieblas en que su ceguera le tiene.</p> + +<p>Llevome mi esposo a Méjico, y digo mal mi esposo, mi padre, adonde le +llevaba el cumplido plazo de la licencia que para el cuidado de sus +asuntos propios en España habíanle concedido. Gente es la de Méjico rica +y ociosa, dada al galanteo e inclinada a las malas costumbres; y como si +don Francisco hubiese querido remediar el yerro en que, casándose +conmigo, había dado, abierto había nuestra casa a los saraos y a los +festines, y no parecía sino que para convidarlos a ellos buscaba a los +caballeros más jóvenes, y más galanes, y más ricos; y de tentaciones me +rodeaba, sin apartar de mí la vista, y aguzando la experiencia que le +habían dado sus largos años de judicatura, todo por ver si yo a alguno +me inclinaba, que pudiese, libre ya y viuda, amándome, por su amor +venturosa hacerme. Perdido había yo, en fuerza de las solicitudes y +galanteos que me rodeaban por todas partes, aquella mi primera +inocencia, o más bien ignorancia, de las cosas de la vida. Conocía harto +bien el grande sacrificio en que por amor mío mi buen esposo se +empeñaba, y gran parte hubiera sido esto para que yo me enamorase de él, +que Dios me ha dado buena alma y agradecida; pero no es el amor cosa que +cuando se quiere se tiene, ni hay tienda donde se compre, ni lugar donde +se le busque; que él viene cuando menos se le espera y en el alma se nos +entra, y la avasalla, y prenda nos hace, no de aquel a quien hemos +buscado, sino del que Dios ha querido que venga para hacerse dueño de +nuestra vida y de nuestra alma en un solo punto; que el amor viene del +cielo cuando menos se le espera, y porque es aliento de Dios, es coma +Dios divino, y logrado cuanta gloria puede haber en la tierra.</p> + +<p>Suspiró doña Guiomar, partiósele de los ojos, aunque involuntariamente, +una mirada, que como si hubiera sido fuego del cielo, en su dulce fuego +abrasó el corazón de Cervantes, y luego, bajando los ojos ruborosa la +bellísima doncella viuda, quedose en silencio como si la grandeza de lo +que sentía la vedara el uso de la palabra.</p> + +<p>No menos confusa y turbada parecía Margarita, y agitábasela el seno, +como si una potente fuerza dentro de él se hubiera conmovido inquieta. +Conocíase adorado Cervantes por la hermosísima doña Guiomar y por la +bellísima Margarita amado, y dolíale, y no sabía qué hacerse, y +acometíanle un tumulto de tentaciones que consigo mismo le enemistaban; +porque si bien él era mozo galanteador que no reparaba en +inconvenientes, hasta entonces, como ya se ha dicho, con amor no había +dado que le obligase y en tristezas y cuidados le pusiese; y +encontrábase entre dos mujeres, ambas merecedoras de todo respeto y +homenaje; y puesto que Margarita le pareciese hermosa a maravilla, y +dulce y enamorada, parecíale doña Guiomar una divinidad; y no había +lugar a que dudase; que tratándose de que perdiese su libertad bajo el +yugo, tal vez durísimo, del himeneo, doña Guiomar era sin contradicción +y sin sombra de duda su escogida y su bien amada; y como él no pudiera +partirse en dos, o no hubieran de llegar a hechos las tentaciones que +por Margarita sentía, o había de tenerla por amiga, cosa que los +hidalgos y cristianos pensamientos de Cervantes repugnaban; que +tratándose de una doncella tal, y tan mal aventurada, y tan cuitada como +Margarita, infamia hubiera sido, prevaleciéndose de sus inocentes amores +y de sus desdichas, perderla en la deshonra como una hembra de poca +valía, en malos pañales criada y a todo puesta; así es que Cervantes no +sabía qué hacerse; que si los amores de Margarita, que ya se mostraban +harto claros, no aceptaba, heríala a un tiempo en su vanidad y en su +amor, y aceptándolos la perdía y a doña Guiomar ofendía, y él mismo se +ofendía en sí mismo en las dos; que no se puede ir por un mal camino sin +exponerse a caer en los despeñaderos que en él se encuentran, y tanto +más, que estos caminos malos son resvaladizos, y una vez entrados en +ellos, atrás no podemos volvernos y nuestra perdición es segura, y quien +en el peligro se mete conociéndole, las desventuras que le sobrevengan +merece. Conocíalo todo esto Cervantes, y en ello pensaba, y pensando en +ello aparecía confuso y turbado, tanto casi como las dos de él +enamoradas doncellas. Al fin doña Guiomar, rompiendo su silencio, +continuó de esta suerte:</p> + +<p>—Yo, conociendo ya el mundo, hubiera querido premiar el amor de mi +esposo, si no con el amor de mi alma, dándole la posesión de esta mi +persona que tan hermosa le parecía, y, aunque procurelo, ser no pudo, +que él tenía mucha experiencia y mi intento conocía, y que aquello por +lo que yo me brindaba a arrojarme en sus brazos, no era amor, sino +compasión y agradecimiento; y evitolo, y sufrió su martirio en silencio, +y como estaba achacoso y más viejo que por sus años debía serlo, +agraváronse sus dolencias y con él al fin acabaron; que murió el +desdichado casi loco de amor entre mis brazos, y sin que yo evitarlo +pudiera. Dejome su hacienda, que puesto que hubiese vendido para +comprar su primer oficio la primera que sus padres le dejaron, por los +grandes provechos que los oidores gozan en las Indias, habíala hecho, y +buena: ¿pero qué era su hacienda comparada con la opulenta hacienda mía? +¿ni de qué podía servirme más que de amargura, siendo así que la tenía +por su muerte?</p> + +<p>Triste quedeme, desamparada, y lo que fue peor, en peligro; que apenas +cubrió la tierra de la fosa el cuerpo del sin ventura esposo mío, +pareció que de otra fosa ignorada salía, para poner en mi corazón ira y +espanto, el eterno perturbador de mi sosiego, a quien yo no conocía más +que por la relación que de él me había hecho mi esposo; digo que apenas, +después de los primeros meses del luto, a la calle salí, y en mi casa +empecé a recibir como antes a mis amigas, y a los amigos de mi marido, +hizo le presentasen en ella sin mirar en nada, y como si hubiese +ignorado que yo ignoraba su nombre, conociéndole por el mortal enemigo +de mi familia, el capitán don Baltasar de Peralta. Perturbeme al oír su +nombre, pero tuve valor, o Dios me lo dio, para disimular; y cuando +todos se fueron y con él me quedé sola, que él de intento para procurar +la ocasión se había hecho reacio (cosa que fue reparada por todos, y a +todos les hizo creer que eran ciertas las calumnias que de mí se decían, +y que Gaspar de Valcárcel, alférez de alabarderos del virey, había +propalado), túvoseme por liviana muy más que antes, y por mujer que, +olvidada de todo pudor, libre ya por la muerte del marido, en nada +reparaba ni se detenía, y que no era ya el alférez Valcárcel el único y +sólo favorecido por mí, sino que también de mis favores gozaba el +capitán don Baltasar de Peralta, que por muerte del capitán de los +alabarderos del virey, de España para sucederle había ido.</p> + +<p>Nadie pudo oír lo que yo, encolerizada y embravecida, dije a don +Baltasar de Peralta en cuanto, como lo ansiaba, con él me vi a solas; +que después de manifestarle que al oír su nombre le había conocido como +el matador de mi padre, de mi casa arrojele, amenazándole con mi +venganza. Oyome inalterable don Baltasar de Peralta, sonriose como +hubiera podido sonreírse un demonio, y díjome saliendo de mi estrado:</p> + +<p>—¡Vive Dios, que o habéis de ser mía, o tanto haré, que habéis de soñar +conmigo como si soñarais con el diablo!</p> + +<p>Dieron a este punto en la iglesia del Salvador las Ave-Marías de las +doce, y como un paje apareciese y dijese que ya la mesa estaba servida y +esperaba a los señores, doña Guiomar dijo:</p> + +<p>—Pongamos por ahora punto redondo a la relación de los negros sucesos +de mi vida, que de ellos no ha de hablarse delante de los criados, y +déjese la prosecución para después de la siesta, que en el jardín nos +juntaremos.</p> + +<p>Y con esto levantose la hermosísima viuda, y tras ella, Margarita y +Cervantes a comer con ella se fueron.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XII" id="XII"></a>XII</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como se iban, cruzando los amores y apercibiéndose a una ruda +batalla los celos.</p></div> + + +<p>Tal era la mesa de doña Guiomar, y tan alhajada de ramilletes y vajilla +de oro y plata, que no la mesa de una dama particular parecía, sino la +del opulento Lúculo.</p> + +<p>Sentáronse a la mesa con doña Guiomar y sus dos convidados, doña Agueda, +ya anciana, que aún junto a ella vivía, y su capellán, docto licenciado, +ya de edad provecta y de muy buenas maneras y gracia, que la mesa +bendijo, después de lo cual, y de haber servido lindas doncellas los +aguamaniles, empezó la comida, tan variada y tan suculenta, que más que +comida ordinaria, banquete de Estado parecía.</p> + +<p>Asomaba en todo clara y manifiesta la gran riqueza de la bella indiana, +y era de ver el lujo de las libreas de los pajes, que solícitos y +diestros, y seis u ocho en número, las viandas servían, yendo sin cesar +de los bufetes a la mesa y de la mesa a los bufetes.</p> + +<p>Duró la comida no menos de dos horas, y no se acordaba Cervantes de +haber comido en su vida de una tan egregia manera, no embargante lo +cual, inapetente mostrose; que harto le ocupaban el cuerpo los +pensamientos que le combatían, aunque en el semblante sus efectos +disimulase; y disimulaba doña Guiomar, pero mostrábase taciturna; y en +cuanto a Margarita, no podía pasar bocado, porque su triste madre se la +representaba muerta a las crueles manos de la miseria, y recién +enterrada, y la desnudez de la mezquina casa que para siempre había +abandonado se la ponía en comparación con aquella ostentosísima sala, +ennoblecida por tablas y lienzos de los más estimados pintores +sevillanos, y con aquella riquísima mesa, cargada de oro y plata, de +flores y frutas, en cuyas botellas de rico cristal de Alemania aparecían +los dorados vinos de Montilla, y los pardos del Rhin, y los tintos de la +Mancha, pareciendo los unos topacios, y carbunclos negros los otros. +Amargábala todo esto su ya grande amargura a Margarita, y por no +mostrarse desagradecida, fuerza se hacía para comer, y comiendo se +martirizaba; y considerando que con lo que en aquella mesa sobraba a lo +necesario, y aun a lo noble y rico, hubiera podido salvarse su madre, +las lágrimas se la subían a los ojos, y el mayor tormento que sufría era +contenerlas. Aumentaba su martirio el ver cuánto la aventajaba en +hermosura y riqueza doña Guiomar, y que ni aún esperar por soñación la +era dado que aquel su generoso protector dudase ni un solo punto entre +ella y doña Guiomar.</p> + +<p>Entretuvo como pudo la conversación el capellán con las noticias que por +Sevilla corrían, siendo gran parte para ello lo que se contaba de la +liga del rey Católico con los venecianos para su guerra contra el Gran +Turco.</p> + +<p>Terciado había en la conversación Cervantes, y puesto en cuidado a sus +dos enamoradas, porque decir le oyeron que él sentía mucho que su +compañía de infantería no era de las que habían de embarcarse para ir +contra el Turco, sino que se embarcaría para Nápoles; y temían que, +según encarecía su deseo de hallarse en aquella grande empresa, al fin +no se pasase a una de las compañías que muy presto habían de embarcarse +en las galeras que debían zarpar para Mesina.</p> + +<p>La comida, de suyo triste, más triste se hizo para ellas con la noticia +de que, si no contra el Turco, para Nápoles había de embarcarse +Cervantes; y levantados que fueron de la mesa, fuéronse todos a dormir +la siesta, que así era uso, aunque nuestro Cervantes y nuestras dos +enamoradas no pudiesen conciliar el sueño, combatidos como estaban por +sus graves, celosos y tristes pensamientos.</p> + +<p>Pero cuando sonaron las Ave-Marías de las tres, levantáronse todos, +aliñáronse, y habiendo avisado doña Guiomar que los esperaba en un +sombroso cenador del jardín, allá se fueron, y a doña Guiomar +encontraron sentada en unos cogines, bajo la sombra de las tupidas +enredaderas, de las zarzas rosas y de los jazmines que el cenador +cerraban, dejándole en aquella hora, que era la del gran calor, en una +media luz y con tal frescura, que allí no se conocía que fuese verano y +en el punto más caloroso.</p> + +<p>Servida había en una mesa una limonada para el refresco, y tomádole que +hubieron, Cervantes y Margarita pusiéronse el uno a un lado y el otro al +otro de doña Guiomar, que con voz ya un tanto caneada y lánguida, +continuó su relación de esta manera.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XIII" id="XIII"></a>XIII</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se ve que doña Guiomar hubiera hecho muy bien en no contar +tan presto su historia a Cervantes y en no amparar a Margarita.</p></div> + + +<p>—Decía yo,—dijo doña Guiomar—cuando la hora del comer llegando, +suspendió mi historia, que el capitán don Baltasar de Peralta, +apareciendo como si le hubiera abortado la tierra, en el punto en que +murió mi buen esposo, requiriome de amores, y con tal empeño, y una al +parecer tan grande seguridad de la victoria, que yo hube de arrojarle de +mi casa con la prohibición de no volver a ella; y aquí empieza la +tragedia del alférez Gaspar de Valcárcel, que desesperado y codicioso +don Baltasar de mostrarme cuánto me amaba y cuánto por mi honra miraba, +aunque él hubiese sido quien, a socapa y permaneciendo oculto en Méjico, +hubiese ayudado con dinero y malos consejos a Valcárcel, que no lo +necesitaba mucho, para que contra mí la viperina lengua soltase, ya +trocadas las cosas por la inopinada muerte de mi marido, y pensando en +hacerme su mujer, por aquello de que quien porfía consigue, y de que no +hay fortaleza que no se rinda si bien se la asedia, y doliéndole que de +la qué, según él creía, había de ser su mujer se dijesen cosas bajas, +deshonestas y vergonzosas, por todo esto, un día que encontró a Gaspar +de Valcárcel entre otros caballeros extremando contra mí sus calumnias, +díjole:</p> + +<p>—Cosa seria es, y con la cual los que se precian de hidalgos no se +atreven, publicar las debilidades o las liviandades de una señora, +puesto que sean ciertas; que hay cosas tales y tan infames, que aun los +labios por donde se manifiestan queman; y señal de buen estómago, +aparejado para todo, da el que de cosas corrompidas hace pasto, y luego +le arroja por la boca en inmundicia, apestando a todo el que a su lado +tiene, para lo cual se necesita ser mal nacido y villano; pero cuando no +se vomitan podredumbres ajenas, sino de la propia alma de quien las +arroja, quiero decir, cuando aquello con que se escandaliza al mundo es +ficción traidora, villanía intencionada, puñalada dada a traición, +ponzoña administrada a trasmano, como es todo lo que vos decís, alférez, +de esa señora, (para hablar, de la qué debíais bañaros la boca con agua +rosada, y quitaros el sombrero y arrojar de vuestra boca perlas, que no +difamaciones), no es ser ya villano y mal nacido, sino infame y traidor +y asesino cobarde, que por la espalda en el corazón hiere a quien +debiera honrar y reverenciar; y adviértoos que a lo que digo no admito +réplica; y que si no os rompo a bofetones la malvada boca que tales +nunca oídas vilezas pronuncia, es por no contaminarme la mano con el +veneno asqueroso que de vuestra boca mana.—A lo cual no contestó el +alférez, sino que dijo a uno de sus amigos dijese a don Baltasar que +tales cosas no podían decírsele a él, no ya públicamente, sino que ni +aun en secreto, sin que él cortase, quemase la lengua y arrancase el +corazón al que a tanto se había atrevido. Y con esto, aquella noche el +alférez, con un su amigo, y don Baltasar con otro, a un lugar apartado +se fueron, y allí don Baltasar, con más fortuna, o más valor, o más +destreza que Valcárcel, matole, dándole a los primeros embites de la +pelea una estocada tal, que el corazón partiole; y el mísero a quien su +mala lengua, o más bien la desgracia de encontrarse en el mismo empeño +que don Baltasar, había matado, no pudo ni aun decir ¡Dios me valga!</p> + +<p>Contomelo al otro día uno que de todo había sido testigo, o por +servirme, o tal vez por servir a don Baltasar, que quiso que yo supiese +cuánto por mí había hecho, y en qué trance por mi honra se había puesto. +Ya sabéis, pues, doña Margarita, a qué mal fin llegó, por sus malos +pasos, aquel vuestro amante, y desde ahora, si queréis, podéis +continuar vuestra historia, que yo no interrumpí sino para deciros lo +que del alférez Valcárcel había sido.</p> + +<p>—Ignoraba yo,—dijo Margarita,—que tal fuese el hombre con quien mis +padres mi casamiento trataron, y al que no sé si amé; porque ahora +conozco que el amor es muy distinto de lo que yo había creído. Y como al +decir estas palabras, por más que quisiese disimularlo, se la fuesen los +dulces ojos a Margarita hacia Cervantes, mucho tuvo que hacer doña +Guiomar para no dar indicios de la enemistad y aun del odio que en aquel +mismo punto nació en ella contra Margarita.</p> + +<p>Disimuló, no obstante, y dijo:</p> + +<p>—Pues que del relato de vuestra historia estamos pendientes, seguidla, +que ya veis con cuánta atención y buen deseo os escuchamos.</p> + +<p>—No ha de ser sin que vos acabéis vuestro relato,—señora,—dijo +Margarita, que lo que del mío queda, aunque sea bien doloroso, es harto +breve.</p> + +<p>—Pues no falta gran cosa a mi historia,—dijo doña Guiomar,—y sigo en +ella por complaceros y porque se acabe la porfía. Y habéis de saber que +matando don Baltasar a aquel villano difamador de mi honra, no me +favoreció por esto, sino que a peor punto llevó mi fama; que todos +dijeron, no que yo era una dama honesta, sino que don Baltasar había +cegado de amores por mí, propuéstose había casarse conmigo, y pretendido +atajar una maledicencia, que cuando él fuese mi esposo había de +alcanzarle; y si antes era el difunto Valcárcel el solo que contra mí +vomitaba maledicencias, una vez él muerto, avivado el incendio de la +calumnia por el móvil de la envidia, dieron en decir de mí tales cosas a +propósito de las músicas y de las rondaduras con que don Baltasar me +afligía, que ya abandonada en Méjico de todos, que de mí huían como si +hubiese estado apestada, me propuse escapar de aquel no merecido +infierno en que me encontraba; y vendidos los cuantiosos bienes de mi +marido, que montaron a muchos cuentos de escudos, amen del oro y plata +labrada que en nuestra casa había, embarqueme para España y llegue a +Sevilla, donde en manos de genoveses puse mi dinero a ganancia, y en la +casa de la Contratación las barras de oro y plata que de las Indias +truje, y al mesón de la Cabeza del Rey don Pedro acogime, en tanto que +casa hallaba en donde morar con la decencia que a mi linaje y a la +memoria de mi marido correspondía; y no siempre en el mesón de la Cabeza +del Rey don Pedro he estado, que largas temporadas he pasado en una +granja que de mis padres era; y así se han pasado bien dos años, y +hubiérame quedado en la granja con mi viudez y mi desgano del mundo, +lejos del ruido de la populosa Sevilla, a no ser porgue, descubierto mi +retiro por el eterno enemigo de mi familia y mío, de tales asechanzas me +vi rodeada, que de vivir en despoblado tuve miedo; que aunque mis +criados eran muchos y valientes, y fieles, capaz hubiera sido don +Baltasar de juntar un ejército de salteadores, y combatir la granja y +robarme, cosa que en Sevilla no es fácil, donde hay tanta gente de +guerra y de justicia, y toda al servicio del rey, para seguridad de sus +buenos vasallos. Víneme, pues, otra vez al mesón de la Cabeza del Rey +don Pedro, y sin dejarlo de la mano, casa mandé buscar, y hallaron esta, +y visítela y agradome y comprela, y reparada y alhajada que fue, a ella +víneme, harto ajena de creer que duende en la casa había, y que por ello +la Inquisición había de visitarme, y aparecérseme duende que me +perturbara y me pusiera en ocasión en que yo hasta ahora no me he visto, +ni pensado verme; y si no fuera por esta bendita medalla que me dejó el +familiar que a verme vino, ni aun a pensar me atrevo en lo que de mí +hubiera podido ser.</p> + +<p>Y como al acabar su relato doña Guiomar sacara del hermosísimo seno la +medalla que la noche anterior la había dado el señor Ginés de Sepúlveda, +sintió Cervantes un no sé qué de desabrimiento y de celosa rabia, que +hubo menester un gran esfuerzo para que de ello al semblante no le +salieran los indicios; que antojósele (antojo ocioso y aun calumnioso +de enamorado) que doña Guiomar no era una tal y tan honesta dama, ya que +no inmaculada doncella, como él había creído, sino que se agradaba de +parecer tan rara en lo tocante a la condición en que se hallaba, como +era rara en hermosura; y que tal vez todo aquello que de ella se había +dicho en Méjico, y que había costado la vida al alférez Gaspar de +Valcárcel, y que ella no había tenido empacho en referir, no era sino +muy cierto; y que tal vez en él no buscaba marido amante, sino marido +pobre y sufrido, que a trueque de sus grandes riquezas y aun de los +abandonos de su hermosura, todo se lo sufriese y callase, y su reparo y +el nombre de sus hijos ante el mundo fuese.</p> + +<p>Y esto lo pensaba Miguel de Cervantes, aunque tenía el alma noble, +porque no hay recelos que de una mujer se tengan sin pruebas, que +villanos no den; y en este pecado dan los que bien aman, por buenos que +sean, y por la misma fuerza de su amor, que a los tristes y desesperados +recelos los lleva.</p> + +<p>Inocente había sido en contar con tal lisura su historia doña Guiomar, y +claras muestras había dado de no conocer el mundo; que el calumniado que +de la calumnia de que es víctima habla, es uno más que a la calumnia que +le sacrifica ayuda. Y esperárase a lo menos doña Guiomar a que, por ser +mujer de Cervantes, este dudar no pudiera de la hasta entonces entera +castidad suya, y mejor hiciera, y sobre seguro y sin peligro pudiera +contarle lo qué, no habiendo llegado a aquellos términos, era ocasionado +a los recelos, que como no podía menos de ser, a nuestro Miguel, que era +hombre de una grande experiencia, acometieron.</p> + +<p>Imprudente había sido doña Guiomar confiando en su inocencia, y más aún +en el amor de su soldado; y si hubiera su corazón visto cuando ella sacó +de su seno la medalla del señor Ginés de Sepúlveda, arrepentídose +hubiera de su imprudencia; que Cervantes creyó, que si el familiar no la +había preso, a causa había sido de algún inapreciable favor con que la +rectitud del enviado de la Inquisición doña Guiomar había torcido; y no +tuvo la medalla que de su hermosísimo seno doña Guiomar había sacado, +sino como recuerdo y prenda de amor por el familiar a ella dejados. Y no +había sido otra la intención de doña Guiomar que la de espantar a +Margarita, a la que una vez recibida no se atrevía a echar a la calle, +para que ella de su <i>motu proprio</i> se fuese, atemorizada al saber que la +casa tenía duende, y que para defenderse del mal era necesaria una +medalla de la Santa Inquisición, que ella no tenía. Celosa andaba doña +Guiomar, porque poco recatado Cervantes, atraído por aquellos dos +opuestos polos entre los cuales se encontraba, y aunque más cerca de +doña Guiomar, no muy distante de Margarita, había mirado más de una vez +a esta con encendido ahínco, y hartas señales había dado Margarita, +aunque sin pensarlo, del amor que por Cervantes se había encendido en su +pecho; todo lo cual había nublado y ennegrecido los inquietos espíritus +de doña Guiomar, y por esto, como se ha dicho, de duendes había hablado +y había sacado la medalla, para que de ella, y por su propia voluntad, +se apartase aquella su negra enemiga. Y estando en esto, entró en el +cenador Florela, ya repuesta en su natural y propio traje de doncella, y +arrimose a doña Guiomar y quiso hablarla en secreto, pero ella le dijo:</p> + +<p>—Dime alto lo que tuvieres que decirme, que no hay necesidad de que +estos, mis buenos amigos, crean que yo tengo algo oculto, y a más que es +descortesía.</p> + +<p>—Pues, señora,—dijo Florela,—ahí está, y por vos pide, aquel señor +familiar que anoche vino, y dice que de graves asuntos tiene necesidad +de hablaros.</p> + +<p>—Pues que allá voy dile,—respondió doña Guiomar.</p> + +<p>Y como Florela se fuese, continuó:</p> + +<p>—Cosa es la Inquisición a que no puede cerrarse la puerta ni obligar a +espera. Y así vosotros, amigos míos, me perdonaréis si os dejo para ir a +ver lo que la Inquisición de mí quiere.</p> + +<p>Y doña Guiomar, levantándose con no pequeñas muestras de sobresalto, del +cenador saliose llena de celosos cuidados, porque a solas dejaba con +Miguel a Margarita; y más cuidosa hubiérase sentido doña Guiomar si en +el alma de Cervantes pudiera haber leído; que éste creyó que doña +Guiomar se encontraba en la mezquina y dura ocasión de una dama de poco +más o menos, que estando al lado de un su enamorado, la visita de otro +enamorado con quien tiene grandes respetos, y dejar de asistir a la cual +no puede, la anuncian.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XIV" id="XIV"></a>XIV</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la +visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda.</p></div> + + +<p>Como Margarita, libre de testigos, a solas con Cervantes se encontrase +en aquel cenador sombrío, donde la belleza, el silencio y la frescura al +amor convidaban, sin reparar en que los que están rodeados de tupido +ramaje no pueden tener la seguridad de no ser acechados, como lo eran +ellos, y de cerca, porque la celosa doña Guiomar había diputado a su +fiel Florela para que observase, los ojos alzó ella sin miedo y los fijó +en Cervantes de una manera tan clara, que él se sintió amado hasta las +entrañas, y dolorido por doña Guiomar y contra ella irritado, sus ojos +fijó en Margarita con no menos vehemencia y fuego que ella en él fijaba +los suyos; y fuésele a ella un suspiro, y él con otro suspiro contestó, +y así permanecieron algún tiempo, indecisos, sin hablarse, y mirándose +tiernamente, y requebrándose con los ojos, que el diablo andaba por allí +suelto y tejía ya una maraña que sin desdichas no habría de +desenredarse, y cuando fuese peor el remedio que la enfermedad.</p> + +<p>—En verdad, en verdad, señora mía,—dijo Cervantes,—que ni yo sé lo +que me pasa, ni dónde estoy, ni a qué atiendo, ni qué deseo, ni de qué +hilo he de valerme para salir del laberinto en que perdido me hallo.</p> + +<p>Oíalo todo Florela, que a poca distancia estaba, entre el follaje de un +bello jazmín escondida, y oyó asimismo que Margarita dijo, con la voz +apenada y débil, y tan apasionada, aunque quería ocultarlo, como si su +voz hubiera salido de en medio de sus doloridas entrañas:</p> + +<p>—¡Ay, señor mío, que yo también estoy espantada de mí misma, porque no +debiendo tener ni corazón ni alma más que para la desgracia, que nunca +lloraré bastantemente, del fallecimiento de la desventurada madre mía, +en cosas pienso que tan lejos están de mi madre como de mi ventura! Y en +cuanto a lo que decís del hilo que necesitáis para salir del laberinto +en que os encontráis perdido, dígoos que bien podéis valeros del hilo de +oro que tenéis en las manos, y él os sacará a buen puerto.</p> + +<p>—¿Pero no sabéis, hermosa señora mía,—contestó Cervantes,—que el hilo +de oro, cuanto más rico es, por no tener mezcla de ningún otro metal, es +más quebradizo? Oro no me deis a mí para que de guía me sirva, que nunca +ha sido el oro el imán de la aguja de mis deseos; que si lo fuera, no +hubiera yo dado en poeta, que es lo mismo que hacer voto de pobreza +perpetua e incurable, y de perpetuo afán e irremediable locura.</p> + +<p>—De poetas es,—dijo Margarita,—volverse a lo que más brilla y adorar +el sol que deslumbra.</p> + +<p>—Pero a veces, señora, cuando más luce el poeta, es cuando la fragancia +aspira del humilde lirio que entre la yerba se esconde, y con plácida +voz y acordada armonía le canta.</p> + +<p>Coloráronse súbitamente las mejillas de Margarita, y un súbito temblor +acometió a Cervantes, que en los ojos de Margarita vio algo que, yendo +más allá de lo humano, divino parecía, y que le atraía con una no +conocida fuerza, y de tal manera, que el uno dio en los brazos del otro, +y sus labios se unieron, y ella, desfallecida sobre el hombro de +Cervantes, reclinó su hermosa cabeza, y suspirando le dijo:</p> + +<p>—Mi esposo sois, que ya de ello con vuestros labios y con vuestro +abrazo me habéis dado testimonio; y ved lo que hacéis, señor mío, de mi +alma, que aquí de celos fallezco y de espanto me muero; que de vos doña +Guiomar está enamorada, y duendes hay en esta casa, y yo no tengo como +ella medalla de la Inquisición que de los duendes me defienda.</p> + +<p>Selló una y otra vez Cervantes los labios de Margarita, libando la +ambrosia de su aliento, y reparándose al cabo y pensando en que de aquel +su olvido y arrebato podía haber ocultado cuidadosos testigos la +espesura, de sus brazos dulcemente separó a Margarita, y la dijo:</p> + +<p>—Vuestro esposo soy; de ello no podéis tener duda, si no es que en duda +ponéis mi hidalguía y mis cristianos pensamientos; y puesto que esto no +tiene ya remedio, ni yo deseo que lo tenga, ni arrepentido estoy de +haber llegado al punto a que me ha convidado mi por vos próspera +fortuna, disimulemos, que a vuestra honra y a la mía el disimulo +conviene; que no hay para qué de vos se hable ni de mí se diga que no he +tenido valor para contener los impulsos de este violento corazón mío, +que tan presto, de tal manera y para siempre, habéis hecho vuestro.</p> + +<p>—¡Dios sea bendito!—exclamó Margarita, levantando los hermosos ojos, +llenos de lágrimas, al cielo,—que en el amargo y negro día en que para +mí juzgaba ya cerradas todas las puertas de la esperanza, la felicidad +encuentro, no embargante el dolor que siento porque mi desdichada madre +no vive, y es testigo y partícipe de mi ventura.</p> + +<p>—Cesemos en esto, señora de mi alma,—dijo Cervantes,—y procuremos +recobrar la serenidad del rostro, no sea que doña Guiomar vuelva y +sospeche, y celosa os injurie, y en trance me ponga de hacer lo que no +quisiera ni cumpliría a mi honra; y habladme de los sucesos de vuestra +vida que relatar os falta, y más que esposos enamorados, parezcamos +buenos amigos hasta que de esta casa salgamos, y habiendo pasado por la +iglesia, a la pobre mía os lleve.</p> + +<p>Y como aconteciese que Cervantes fuese volviendo en sí de aquel +trastorno de sus sentidos, de lo a que él, si no hubiese estado celoso y +perturbado, no hubiera llegado, espantose; porque conoció claro que no +por haber empeñado él su honra, tomando la de ella, había menguado en un +ápice su adoración por doña Guiomar, sino que antes bien, con la nueva +dificultad había acrecido; y aquejábale hasta criar dentro de su pecho +una rabiosa tormenta, el ver que la visita del familiar con la hermosa +viuda continuaba, y que ella no volvía; y mientras esto ponía a +Cervantes en una borrasca de confusiones, Florela atisbaba, demudada y +pálida, porque a su señora amaba, oculta entre los jazmines, y +proponíase todo relatarlo como ella lo había visto y oído a doña +Guiomar, para que no fuese más tiempo burlada y engañada, y por la burla +y el engaño se vengase.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XV" id="XV"></a>XV</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como Cervantes oyó el fin de la historia de Margarita entre las +cabilaciones que le causaba el no saber adónde le llevaría la +historia de sus amores.</p></div> + + +<p>Receloso estaba Cervantes, sospechando lo que acontecía, esto es, que +testigos había habido de su repentino e inevitable delirio; y no +sospechando nada de esto por su inocencia Margarita, y dominando cuanto +pudo las huellas que en su semblante quedaban del frenesí de amor que +por ella había pasado, con voz dulce y enamorada dijo:</p> + +<p>—Pues lo que contar de mis desdichas queda es tan breve, señor de mi +alma, que muy presto habré terminado; mucho antes quizá de que doña +Guiomar venga; que Dios sabe cuán largos pueden ser los asuntos por los +que la Inquisición la busca.</p> + +<p>Con estas palabras avivado había Margarita el fuego de la celosa rabia +de Cervantes, que se arrepentía más y más de su pasada, pero irreparable +debilidad y ligereza.</p> + +<p>Mantúvose, sin embargo, sereno, y Margarita continuó:</p> + +<p>—Por curarme de las tristezas en que la ausencia de Gaspar de Valcárcel +me había puesto, aunque yo, por lo que siento ahora conozca, ¡ay de mí! +harto bien no era amor lo que por mi ausente enamorado sentía, ni viso, +ni aun sombra de ello, trajéronme mis padres, como ya he dicho, a la +populosa Sevilla, ansiosos porque mis melancolías tuviesen término en un +nuevo amor; que yo era muchacha, y a la juventud no hay que pedirla +reflexión ni firmeza; que no hay firmeza sin reflexión, y las jóvenes +plantas que cuando dejan de ser halagadas por el dulce céfiro se +doblegan mustias, otras céfiros las alientan y reviven; y céfiro es para +la mujer el primer amor que apenas si su inocente alma conmueve; amor de +la inocencia, que en nada se parece a este otro amor de la vida, que por +vos, señor de mi alma, me abrasa y me devora, y de tal manera, que me +parece que no es mía la vida que vivo, sino que en vuestra vida aliento, +y en medio de vuestras propias entrañas, y que en mis entrañas os +siento; pues, como decía, aunque mis padres tenían una tal cual +hacienda, por la que en el pueblo por ricos eran tenidos y respetados, y +como ricos vivían, no era esta hacienda cosa bastante para sufragar los +dispendios a que les obligaban las galas y las joyas con que para +llevarme a las principales casas, de Sevilla necesitaban ataviarme y +prenderme; y como mis melancolías y pesadumbres no cesaban, y llamaban +hermosura al pobre parecer mío los galanes de la populosa y regocijada +Sevilla, y con pretensiones me asediaban, sin que yo de mis melancolías +y negro humor me curase, esforzábanse mis padres, y acrecían sus +dispendios, y hasta llegaron a poner gran casa donde pudiesen tener +lugar saraos y representaciones de pasos y comedias; que así los +tristes, que por no tener más hija que yo, en mí sus ojos y su alma y +todo el amor de su corazón habían puesto, creían dar alegría a mis +tristezas, alivio a mis pesares, y ponerme más y más en ocasión de que +algún gentil y joven caballero de mí se enamorase, y fuese tal que yo no +pudiese menos de amarle; pero esto no acontecía; que para mí los hombres +eran como si no los hubiese, y en vez de agradarme me martirizaban con +sus solicitudes, y mis tristezas y mi desabrimiento aumentaban; y en +balde dábanme música, y en balde escribíanme versos en que me comparaban +con el sol, con la luna y con las estrellas, con el cielo y con la +tierra, con las praderas y las selvas, con las flores y los céfiros; yo +no leía estas composiciones, sino que, desdeñándolas, las rompía o las +quemaba; y si yo las guardara, bien hubieran podido hacerse con ellas +dos o tres gruesos libros infolio. Vendido había mi padre su hacienda +para sufragar los diparatados gastos en que por amor mío se había +metido, y puesto el dinero a ganancia casa de genoveses; pero la +ganancia del dinero no alcanzaba ni con mucho a aquel loco y continuo +gastar de mi padre, y fue necesario al propio dinero recurrir quitándole +de la ganancia; tal era la ceguedad de mi padre, tal la vehemencia de su +amor por mí, que en aquel camino de perdición no se detuvo, esperando +siempre que algún poderoso magnate de mí se prendase, y yo le +correspondiese y nos casásemos, y todo viniese por último a un fin +próspero; que tal era la idolatría que mi padre tenía por mí, que no se +le figuraba menos que yo era la única mujer hermosa que en la tierra +había, en cuya creencia le ayudaba el ver que las gentes que a mi casa +iban y que en paseo nos encontraban, y en las comedias, y en las +iglesias, se desojaban mirándome, y tras mí se iban y ansiosamente me +pretendían.</p> + +<p>Llegó al fin un punto en que, no habiendo habido hombre que en él +reparar me hiciese, y por el que en nada mi malaventura del alma se +aliviase, mi padre llegó al fin y remate de su hacienda, y no +rindiéndose aún y esperando siempre el ave-fénix que conmigo había de +casarse, pidió dinero prestado, que cuando los plazos se cumplieron no +pudo pagar; de modo que, conocida la pobreza de mi padre, nadie fue +osado a prestarle un solo maravedí; más bien los acreedores embargáronle +cuanto en la casa había: muebles, tapices, carroza, y aun la misma ropa +y alhajas de mi madre y mías; y como mi padre se viese en medio de la +calle con mi madre y conmigo, sin poder volver a nuestro pueblo, porque +en él nada nos quedaba, y sin tener otro refugio que la pobre casa de un +fiel criado que de nuestras bien merecidas desdichas condoliose, +enfermó, y de tal y tan grave manera, que al hospital de San Juan de +Dios fue necesario conducirle; que el criado que nos amparaba no tenía +fuerzas para otra cosa; y allí el desgraciado, perdida ya toda +esperanza, comido del remordimiento de la miseria en que a mi madre y a +mí nos había puesto, muriose, y de caridad le enterraron no lejos del +sitio en que esta mañana fue sepultada mi desventurada madre, en ese +cementerio del Salvador, adonde vos, movido a compasión por mi desgracia +y mi soledad, me seguisteis. No aprovechábamos mi madre ni yo para +sustentarnos con nuestro trabajo, que trabajar no sabíamos, como no +fuese el soportar por amor de Dios nuestras nunca oídas y agudísimas +desgracias.</p> + +<p>Trabajaba para nosotras, que se quitaba la vida, él bueno de Francisco; +pero viejo, también adoleció, y al hospital se lo llevaron, y otro día +fuimos acompañando su cadáver como habíamos acompañado el de mi padre.</p> + +<p>Cerrábase todo para nosotras, y de tal manera, que el cielo que todos +veían azul y sereno, nosotras le veíamos nublado y siniestro, preñado de +tempestades, y entre sus neblinas caliginosas parecíanos ver la muerte +que cruzaba y sobre nosotras descendía, amenazándonos con su horrible +guadaña.</p> + +<p>Algunos de los amigos que tuvimos en aquellos tiempos que la locura de +mi padre (¡Dios le perdone!) hizo que pata nosotras pareciesen +prósperos, nos socorrieron; pero no hay quien socorra una necesidad +continua: la amistad se cansa pronto; que para la miseria no hay amigos, +y si la caridad subsiste algún tiempo más, acaba al fin por entibiarse y +por convertir su ardiente fuego en duro hielo. Hace cuatro meses desto, +y ya mi madre, por amor mío, había pretendido salir a mendigar de noche, +yéndose a las puertas de las iglesias donde había ejercicios; y yo por +mí no se lo hubiera consentido, pero por ella consentilo y acompañela, y +ambas a dos, en cuanto la noche cerraba, a la iglesia más próxima donde +había ejercicios nos íbamos, y a su puerta nos poníamos rebozadas, y aun +a pesar del rebozo avergonzadas, y trémulas, y poco menos que +agonizando.</p> + +<p>Caían algunos maravedís en nuestras heladas manos, y para el pan sacamos +la primera noche; pero la segunda, los mendigos de oficio que allí +acudan, y que la noche anterior de nosotras se habían apercibido, nos +echaron, llenándonos de improperios, diciéndonos que les hacíamos +perjuicio, y que como éramos pobres nuevos, si habíamos de seguir +pidiendo, habíamos de ganarlo, y no había de ser esto menos que +repelándonos contra toda aquella falanje de ciegos, cojos, mancos, +tullidos y muchachuelas de mal vivir; y no nos lo decían esto de buena +manera, sino rodeándonos y empujándonos, y poniéndonos los puños a dos +dedos de la cara, y amenazándonos con garrotes y vihuelas, y gritando y +chillando y aullando todos y todas a una, ni más ni menos que si +hubiesen sido una legión de demonios voraces, contra nosotras +conjurados. Y no sabemos lo que de nosotras hubiera sido, porque aquella +mala gente se iba embraveciendo con su propia cólera, si de improviso +sobre aquel torbellino de rabiosos no lloviera de repente una tal +tempestad de cintarazos, que todos, sanos y lisiados, escaparon, +quedándonos solas en el atrio de la iglesia, asustadas y poco menos que +agonizando, mi madre y yo, y de tal manera amedrentadas, que no +acertábamos a movernos, estrechadas la una contra la otra, y temblando.</p> + +<p>Estando en esto, vino a nosotras un caballero, ya no joven, pero al que +tampoco podía llamársele viejo, que era el que en aquel apretado trance +nos había socorrido, y en él para nuestra desdicha, porque nos impidió +aceptar de él más socorro, reconocimos a un señor capitán, persona muy +noble y muy rica, y de mucho respeto en Sevilla, y como poeta no mal +reputado; en una palabra, el capitán don Baltasar de Peralta, del que +tan acerbas e impías memorias tiene la hermosa doña Guiomar, vuestra +amiga, y tan perseguida de él se encuentra.</p> + +<p>—¿Y os persiguió también ese hombre?—dijo con la voz alterada y +demudado el semblante Miguel.</p> + +<p>—Su concupiscencia no encuentra respeto que le ataje, ni su soberbia +dificultad, en vencer la cual no se empeñe,—dijo Margarita;—cuatro +meses hacía que a Sevilla había llegado y conocídome, cuando todavía nos +encontrábamos con las apariencias de una riqueza mentida, y requerídome +había de amores, y como yo le resistiese, habíame dicho:—«O mía habéis +de ser, señora, o hemos de ver los dos para qué hemos nacido.»</p> + +<p>—Desde Adam acá,—dijo Cervantes,—al mundo no ha venido criatura sino +para morir; sólo que a unas las mata Dios y a otras las matan los +hombres, sino es ya que ellas a sí mismas, porque no se puedan resistir, +se destruyan; y antójaseme que para el capitán don Baltasar de Peralta +las tres sangrientas parcas miden ya con muy breve término su vida; y la +más tremenda de ellas, la despiadada Atropos, sus inexorables tijeras +prepara; y tengo para mí que lo que ha de ser esas tijeras lo es la +buena hoja de Toledo que a la cinta llevo.</p> + +<p>—No por Dios, señor mío,—exclamó Margarita, poniéndose como la cera +amarilla,—que hartas desventuras he sufrido ya y el valor me falta, y +si yo os perdiese, no podría resistir ni un punto, y ahogaríame la pena; +que mirad que ese hombre es tal que no hay valiente ni diestro con quien +se mida a quien no hiera o mate; y ved no hagáis que la despiadada punta +que a vos os corte la vida a mí al corazón me llegue, y en la tumba me +arroje desesperada.</p> + +<p>Sonreía Cervantes oyendo a Margarita, como quien sonríe cuando escucha +las raras quimeras de un sueño que se relatan, y asiéndola dulcemente +una mano y mirándola amoroso, la dijo:</p> + +<p>—Aunque yo no tuviera más valor que el que el encanto de vuestra +hermosura y el amor que me mostráis me infunden, dígoos que no ya ese +capitán, que de tal modo os espanta, sino el mismísimo Orlando con toda +una cohorte de encantadores y vestiglos, no bastaría para contrarestar +el poder de mi brazo, que vengada ha de haceros, mal que le pese al brío +y a la fama de vuestro enemigo; y tened más confianza en el aliento de +quien bien os ama, y no tembléis ni empalidezcáis, mi dulce señora, que +en verdad os digo que para vos y para mí han empezado ya días más +bonancibles de amor, de ventura y de esperanza. Y en esto no porfiemos, +porque ved que yo no he de dejaros por todos los hombres del mundo, así +sean gigantones de los que por los libros de caballería se encuentran, y +que si no os dejo, él sobre mí vendrá y provocarame, y en trance me +pondrá de que yo le ponga de manera que más mal que el que ha hecho no +pueda hacer a nadie en este mundo; y otrosí, señora mía, que a doña +Guiomar tengo prometido castigar a ese su contumaz y peligroso +contrario.</p> + +<p>Y a Cervantes se le iba el pensamiento sin poderlo remediar a doña +Guiomar, o, por decirlo mejor, se le estaba en ella; porque ni un punto +de ella se había olvidado, como no fuese en aquellos momentos en que +otra cosa no vio, ni para más vivió que para Margarita; y ahogábase ya, +aunque lo disimulaba Cervantes, porque la ausencia de doña Guiomar se +hacía tan larga, que ocasión daba a toda suposición de los recelosos y +abultadores celos, y la ira y el espanto le cogían el corazón, e +inquieto se hallaba, y a no mediar miramientos, a buscar hubiérase ido a +la hermosísima indiana; que entonces, a causa de sus celos y de las +emponzoñadas imaginaciones que por ellos en la turbada mente revolvía, +parecíale más y más hermosa, y espantábase, porque veía que, si en vez +de estar ausente doña Guiomar, lo hubiese estado Margarita, +conturbádose hubiera de igual modo y de igual manera enojado e irritado, +y no sabía explicarse por qué extraña, y para él no conocida razón, +enamorado y en igual o casi igual término de empeño por dos mujeres sé +encontraba; y no sabía cómo de aquella dificultad había de salir; que él +con las dos no podía casarse, ni hacer desmerecer en su alma a la una +por la otra, con la una casándose y teniendo a la otra por amiga; que +ambas eran altivas y honradas, y si la virtud había faltado un punto a +Margarita, culpa del amor que enloquece había sido, y a punto doña +Guiomar había estado de olvidarse de su virtud por su amor, lo que nada +implicaba para que ellas estimasen su honra de una igual manera; que la +mujer que ama y, por el amor, de su honra se olvida, no cree que su +honra ha perdido, sino que en depósito la ha dado al señor de su alma, y +en obligación le considera de restaurarla en su honra, haciéndola suya, +su esposa y compañera.</p> + +<p>Disimulaba Cervantes aquel sufrimiento en que los sucesos de su amor tan +inopinadamente le habían puesto, y a Margarita sonreía, y no parecía +sino que teniéndola a ella, toda cuanta felicidad había ansiado tener +tenía; y como ella, por las razones que Cervantes la había dicho, +hubiese conocido que el venir a las manos el capitán don Baltasar y +Cervantes inminente era, en cuanto el capitán supiese que ella a +Cervantes amaba, y que a mayor abundamiento, en la casa de la +hermosísima viuda indiana estaba, y ella le amaba, no porfió, sino que +disimulando también su angustia, dijo:</p> + +<p>—Si cuando yo me veía rica, porque mi padre me cubría con flores el +abismo que cerca de los pies teníamos, atención no presté a las +solicitudes y a los encarecimientos del amor de don Baltasar, menos +podía admitirle cuando por la miseria en que me encontraba, él podía +creer que, no esposa amante en mí tenía, sino mujer desesperada, que por +no morir a los rigores del hambre, a él se había unido esclava de su +desventura; y si altiva me había mostrado con él antes, más altiva con +él fui luego; y de tal manera irritado y desesperado, y con el alma +torcida apartose de nosotras, dejándome ver claro en una mirada, que no +parecía sino que de los ojos de un demonio salía, que creía que la +miseria, y la desesperación, y el amor a mi madre haríanme someterme a +sus deseos; y no fue ya sólo la dura y horrenda pobreza, los días sin +pan, el cuerpo sin abrigo, la soledad y la tristeza lo que sufrir +tuvimos, sino asechanzas y humillaciones, y visitas de viejas olvidado +todo temor de Dios, que a proponernos cosas venían, que no eran ni aun +para oídas; y rondadas nos veíamos por bravas y malas gentes, y +asustadas nos encerrábamos de noche, y mientras la una dormía velaba la +otra, siempre dispuesta a clamar socorro a los vecinos al primer asomo +de peligro, y sin atrevernos a salir ni aun de día a la calle. En fin, +mi desdichada madre resistir no pudo a tanta miseria, a tanto dolor, a +tal quebranto, y ya lo habéis visto, vos me habéis acompañado cuando la +conducía al lugar de su reposo; junto a mí habéis estado cuando la +horrenda y negra tierra de la fosa de ella me ha separado, y en vuestros +brazos me habéis sostenido cuando, arrebatada por el insoportable +desconsuelo de mi alma, creí también para mí llegada la última hora. +Dios junto a mí os ha puesto; Dios ha querido que, habiendo mi corazón +repugnado siempre el amor, en él por vos haya caído en breves horas, y +de tal manera, que a la locura del amor llegada, vuestra esposa me +hayáis hecho y héchoos mi esposo ante Dios, que el juramento de nuestras +almas ha oído; y Dios ha debido quererlo, porque yo no sé cómo, dolorida +y desesperada por la eterna separación de la adorada madre mía, esto ha +sido, o más bien ha sido por esto; que la yedra que pierde el árbol que +la sostenía, si otro árbol encuentra próximo, a él vase y a él se +estrecha con más fuerza que con la que al otro que perdió se asía; y +pues yo soy la yedra y vos el árbol, y por el amor la yedra al árbol se +une, no me hagáis temer, único apoyo y sustento mío, que en peligro me +veo de que otra hacha enemiga el dulce arrimo a que llena de esperanza +me he enlazado, me robe.</p> + +<p>—Dígoos,—exclamó Cervantes,—que mi esposa sois, que de otra manera +ser no puede, porque ni yo puedo olvidarme de los buenos padres de que +vengo, de la honra que de ellos he recibido, ni de la religión ni de la +crianza que me han dado, ni de mi propio honor, ni de mi corazón propio, +que vuestros son tanto como míos; y porque yo tenía ciertos empeños, +aunque no de honra, con doña Guiomar, y en su casa estamos, y en ella os +tiene amparándoos, y amparándoos a vos a mí me ampara, y por ello, no +sólo respeto, sino agradecimiento la debemos, dejadme hacer, y nada de +lo que hacer me viereis os extrañe, os ponga en cuidado, ni os enoje; +que todo será buscando el camino para salir a buen lugar y honrado; y en +esto cesemos, que ya por entre aquellas espesuras me parece haber visto +a doña Guiomar que se acerca.</p> + +<p>Y así era la verdad, que la hermosa indiana venía por entre las verdes +frondosidades del jardín, y en paso lento, hacia el sombroso cenador +donde los dos amantes se encontraban; y era el paso lento de doña +Guiomar la vacilación de su alma, en la que tal tumulto habían levantado +su amor y sus celos, su indignación contra Cervantes, su odio contra +Margarita, y la obligación en que se encontraba, por su propio decoro, +de vencer aquella tempestad que en su alma se revolvía, y aparecer ante +los dos amantes tal y de igual manera que como estaba cuando se separó +de ellos, que no sabía qué hacerse, y temía que en el semblante se le +conociesen la turbación, y el despecho, y la ira, y los celos, y la +venganza, y el infierno, en una palabra, que a su alma daban cruda +guerra; porque Florela no había andado con rodeos, y todo lo que había +visto y oído habíala contado en el momento en que se partió el familiar +que a visitarla había ido. Y porque importa saber lo que el familiar y +doña Guiomar hablaron, y lo que hablaron doña Guiomar y su doncella, de +ello se va a dar cuenta en el capítulo siguiente.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XVI" id="XVI"></a>XVI</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se ve cuán dura tenía la Inquisición la mano, aun para sus +familiares, y cuánta fuerza, cuánta virtud y cuánta prudencia doña +Guiomar para encubrir sus amarguras.</p></div> + + +<p>Había acudido doña Guiomar desasosegada y con disgusto a la visita del +señor Ginés de Sepúlveda, al que encontró todo mezquino y encogido, y +tan espantado como quien se cree en un gravísimo peligro.</p> + +<p>Miraba a doña Guiomar cual si hubiera sido cosa del otro mundo, y con +tal avaricia y tal miedo, en que la misma ansia con que la miraba le +ponía, que tanto movía a lástima como a risa su extraña catadura.</p> + +<p>Hízole una profunda reverencia en entrando doña Guiomar, y luego fue a +sentarse en el canapé.</p> + +<p>Saludole, y le convidó a que se sentase.</p> + +<p>Hízolo el menguado, quedándose tan encogido y tan temeroso como cuando +estaba de pie, y continuó mirándola de la misma manera absorta, +codiciosa y espantada.</p> + +<p>—En mal hora para mí y para castigo de mis culpas,—dijo con la voz +balbuciente,—fui yo a esta casa venido anoche; y no os digo por qué, +aunque bien podéis figuraros la causa; que prohibido me está +severísimamente, y bajo pena de grave censura, el que más de la cuita en +que estoy agonizando hable, ni con vos ni con nadie, ni aun conmigo +mismo: quejas hanse dado hoy a la Inquisición, porque en vez de +prenderos a vos, señora, al rapista <i>Viváis-mil-años</i> prendí; y yo no sé +quién pudo dar esta queja; pero es lo cierto, que puesto que el rapista +haya dado en otras ocasiones motivos o sospechas para que la Inquisición +le prenda o le aperciba, por lo de ahora limpio está de acusaciones y +sospechas, y le han soltado, y en su casa se halla, insolente y ufano y +satisfecho, diciendo que a un tal católico apostólico romano como él, no +hay quien en materias de fe le meta el diente, y que si hay malos +ministros que, por servir a hermosas damas, a los buenos católicos +llevan a la Inquisición a encerrarlos, este tribunal, en su justicia y +en su sabiduría, al atropellado suelta y le satisface, y a sus +temerarios o tal vez malévolos familiares, que a tanto osan, reprende, +apercibe y penitencia. Y la Inquisición hame obligado, después de +haberme enderezado una severa y dura amonestación, a que a buscar venga +al tal rapista, y ante él me ponga, y perdón por el desaguisado que +dicen que contra él he hecho, y que sin duda he debido de hacer, porque +la Inquisición no se engaña ni puede engañarse, le pida. Mucha mano ha +debido de haber en todo esto; que la Inquisición no suelta tan aínas al +que una vez en sus prisiones coge, aunque luego resulte inocente. A un +mes de convento y de ayuno y de penitencia me han sentenciado, a más de +a la demanda del perdón del rapista, que ya he solicitado, y en cuyo +acto de humildad, que la Santa Inquisición se ha dignado imponerme, he +sufrido cuantas insolencias pueden decirse y son imaginables, de la boca +del rapista. Y otrosí, como la Inquisición haya notado que yo no tenía +al pecho su medalla, y por ella me haya pedido, y yo, no atreviéndome ni +debiéndome atrever a engañar a la Santa Inquisición, la verdad haya +respondido, por esto se me ha castigado con suspensión del oficio y de +las preeminencias que en la Inquisición tengo, por un año; se me ha +impuesto una multa de cien ducados para obras pías, y se me ha mandado +que a vos venga y la medalla os pida, y os aperciba para que de ahora en +adelante, y en toda vuestra vida no volváis a solicitar su posesión, que +por ser vos persona extraña al Santo Oficio, y sobre todo hembra, no +podéis poseerla ni aun tocarla, sin incurrir en una especie de pecado, +que no es verdaderamente sacrilegio, ni deja de serlo; y que cuando os +haya reprendido bien sobre esto, y apercibídoos y anunciádoos que tiene +puesto la Inquisición sobre vos su ojo perspicaz y escudriñador, que +todo lo ve y lo descubre, y lo juzga y lo castiga, la medalla os pida y +a entregarla al Santo Oficio vaya, después de lo cual me llevarán a los +capuchinos de la Paciencia, bien recomendado para que a severos +ejercicios se me someta, y en rigoroso ayuno y encierro se me ponga. +Conque así, señora, cumplido ya lo de la reprensión y el advertimiento, +que bien a mi pesar os he hecho, la medalla dadme, y con ella la +licencia de que vuestras manos bese, y a cumplir la penitencia que se me +ha impuesto vaya.</p> + +<p>Dijo todo esto el familiar con voz desfallecida y con ansias, y de tal +manera, que para no perder algunas palabras, doña Guiomar tuvo que +aguzar el oído.</p> + +<p>Y no se rió, porque no era para que riese el saber que estaba vigilada y +acechada por la Inquisición, y porque hubiera sido además poca caridad, +según aparecía de acabado y casi moribundo el señor Ginés de Sepúlveda.</p> + +<p>Apresurose la hermosa indiana a sacarse la medalla del pecho y su cordón +por la cabeza, y dándosela al familiar, le dijo:</p> + +<p>—Tomad, que más valiera que no vinierais nunca, si tal había de +costaros el haber venido y en tal cuidado había de poneros.</p> + +<p>Y aquí cortara la visita doña Guiomar, y al señor Ginés de Sepúlveda +dejara irse, por volver cuanto antes al jardín, impulsada por el ansia +en que la tenía el haber dejado a solas y en lugar apartado y espeso a +Miguel de Cervantes y a Margarita; que sobresaltada estaba la +hermosísima viuda, y celosa y con toda el alma puesta en el jardín, +antojándosela que oía ternezas y veía rendimientos que Cervantes +prodigaba a Margarita.</p> + +<p>Pero aquello de haber soltado la Inquisición tan presto al maleante +rapista, y lo que el asendereado familiar había dicho de que en aquello +debía de haber habido mucha mano, y lo del apercibimiento, y la +reprensión, habíanla puesto muy en cuidado y en la necesidad de +averiguar acerca de esto lo más que pudiese.</p> + +<p>Así es, que habiéndose puesto de pie el señor Ginés de Sepúlveda para +despedirse en el punto en que tuvo pendiente otra vez de su cuello +aquella malhadada medalla, que si no la tuviera en su vida en aquellos +aprietos de amor no se hallara, ni penitenciado ni castigado por el +Santo Oficio se viera, díjole:</p> + +<p>—No tan pronto, señor mío; sentaos otra vez, yo os lo ruego, que puesto +que haya persona que mida el tiempo que en mi casa permaneciereis, +aunque este tiempo se alargue, bien podrá creer que en la larga y +severa reprensión que os mandaron me hicierais vos le empleasteis; y yo +tengo que preguntaros algunas cosas, que para mí son de mucho momento, y +no dejéis de decírmelas si las sabéis, aunque no sea más que por esa +entrañable afición que decís tenerme.</p> + +<p>—En esto no hablemos,—dijo desfalleciendo el familiar,—que prohibido +me está, como os he dicho, de esto hablaros, ni aun pensar en ello, so +pena de gravísimos castigos; pero no tratándose de esto, y siendo verdad +que por la dura comisión que he traído entretener un tanto puedo el +tiempo sin que a mala parte se eche, preguntadme lo que de mí saber +queréis, que yo os responderé en verdad, porque yo nunca he mentido.</p> + +<p>—Habeisme dicho,—dijo doña Guiomar, en tanto que el señor Ginés de +Sepúlveda otra vez se sentaba, quedando tan encogido como antes,—que la +libertad del rapista tan presto como ha sido, no ha podido ser sin que +en ello haya habido mucha mano.</p> + +<p>—Eso he dicho, señora,—contestó el familiar,—porque tengo la larga +experiencia de que las cosas del Santo Oficio de la General Inquisición +nunca fueron tan de prisa; pero no sabré deciros cuya sea la grande +influencia que tal y tan extraña cosa he causado; y que no ha habido +influjos de tal monta, que a ellos el Santo Oficio no haya podido +negarse, no me lo digan a mi, que el mismo rapista en su insolencia me +lo ha dado a entender, diciéndome:</p> + +<p>»—Pues qué, familiarcillo mezquino y simplote que tú eres, ¿creías tú +que yo era un gusano así tan desamparado, que podías echar mano de él a +tu placer y a horro, sin que el gato te se viniera a las barbas? Anda, +anda, y buena pro te haga, que por el año de mi abuela, que yo no la +conocí, ni sé quién fuese, que las has de pagar a ayunos y vahídos y +hasta con las setenas: pues qué, ¿soy yo ahí una nonada, y no tengo yo +aldabas a que agarrarme, y tales, que no digo yo de ti, sino de la +mismísima Gorgona que de mí hiciera presa me librara? Anda, anda, +menguadillo, bobalicón y mentecato, y atrévete otra vez a personas que, +como yo, tanto valen.»</p> + +<p>—Hinchádole hubiera yo la cara a mogicones al tal rapista, y aun siendo +mujer, si tal a decirme se atreviera,—exclamó doña Guiomar +irritada;—que yo no sé para qué os ha hecho Dios hombre, señor Ginés de +Sepúlveda; y cosas son estas más para vistas que para oídas, porque no +viéndolas parecen imposibles.</p> + +<p>—Atado enviome a ese barbero el Santo Tribunal, por su mandato de ir a +demandarle perdón de mi culpa; y el que perdón humilde pide, al tanto se +está de la reprensión que le endilguen, y no puede hacer otra cosa que +sufrirla, y sufrirla con paciencia, si el acto de humildad que se le +manda ha de ser provechoso para su alma.</p> + +<p>—¿De manera,—dijo con impaciencia doña Guiomar, dando con el breve pie +sobre la estera,—que vos no sabéis, ni aun sospecháis, quién sea el que +su mucha mano ha interpuesto en favor del rapista, para con el Santo +Oficio?</p> + +<p>—Ignorolo, señora, y aunque averiguarlo pudiese, guardaríame bien de +ello; que cuando de esa persona que yo supongo tanto caso ha hecho el +Santo Tribunal de la Fe, gran persona y respetabilísima debe ser ella.</p> + +<p>—Vaya,—dijo doña Guiomar de todo punto disgustada y mohína,—pues que +de nada podéis servirme, señor Ginés de Sepúlveda, y estáis ahí inquieto +y desasosegado como si asentareis sobre alfileres, idos en buen hora, y +no os digo que cuando escapéis de vuestra penitencia podéis venir a +visitarme como un buen amigo, porque se me antoja que mi casa ha de +causaros espanto, por creerla lugar de perdición para vuestra alma.</p> + +<p>—En ella se queda la desventurada,—exclamó poniéndose de pie y dando +un hipido el señor Ginés de Sepúlveda,—y ya, señora, que veis que de +vos tan mal aventurado me aparto, y tan castigado y doliente, acordaos +de mí en vuestras oraciones, que puede ser que Dios os oiga, y por +vuestro ruego la paz del alma me vuelva que he perdido.</p> + +<p>Y haciendo un puchero, miró a través de sus lágrimas tan ansiosa y +miserablemente a doña Guiomar, que ésta, no embargante los amargos +cuidados en que estaba, sintió por él lástima.</p> + +<p>Fuese el familiar, y doña Guiomar quedose toda confusiones, toda +temores, toda celos, toda amargura. Y así, ensimismada en sus +pensamientos, y la bella color trocada, y el semblante grave y apenado, +estúvose inmóvil una gran pieza, hasta que de improviso alzose, y sus +ojos ardieron, y hacia el jardín se volvieron, que a él daban las +ventanas de la sala, como si a través de las paredes ver hubiera querido +lo que en el sombroso cenador del jardín pasaba, y hacia la puerta fuese +rápida; y antes de que a ella llegara, abriose la mampara y apareció +Florela, la fiel doncella, toda descompuesta y airada, y tan pálida, que +un viviente cadáver parecía.</p> + +<p>—Malas noticias me traes, Florela,—dijo doña Guiomar;—en tu semblante +las leo: habla, no tardes; ¿qué desdicha tan grande me sucede, que así, +por la mucha lealtad que me tienes, te ha puesto?</p> + +<p>—Echáralos yo a palos de lacayos, si señora y no criada fuese, a esos +desvergonzados, ingratos y mal nacidos; y poco castigo sería, que su +bajeza y su atrevimiento bien merecen la muerte.</p> + +<p>De ella fueron las agonías que, en oyendo esto a Florela, sintió doña +Guiomar, y tales, que por algún tiempo, aunque quiso hablar no pudo; que +harto claro vio su desdicha en las razones de Florela; pero como el +alma, cuando prueba la amargura, de ella parece hambrienta y más busca +desesperada, doña Guiomar hizo que Florela la contase punto por punto +cuanto había visto y oído; y ella no fue escasa, que a su señora dijo +mucho más de lo que hubiera querido saber, y de una manera tan clara, +que no pudo caberla duda de que Miguel de Cervantes a Margarita había +empeñado su corazón y su honra.</p> + +<p>Reprimiose, sin embargo, doña Guiomar, dominó su corazón, contuvo las +lágrimas que a los ojos se la salían, serenose, y dijo a Florela:</p> + +<p>—Y bien mirado, ¿qué es de todo esto lo que a mí me importa? A tiempo +he sido desengañada; de ello me alegro; allá ellos; con su pan se lo +coman, que no ha de faltarme a mí marido, y bueno, si alguna vez lo +quisiese; y encárgote, Florela, que acerca de esto guardes un grande +secreto, o que más bien lo que sabes olvides; esta es la mejor manera de +que el secreto se guarde.</p> + +<p>Callose en diciendo esto doña Guiomar, y quedose tan tranquila y tan +conforme en la apariencia, que Florela, aunque no era lerda, se engañó y +creyó que a su ama la iba muy poco en la infidelidad de su amante, y +alegrose, porque la fiel muchacha amaba grandemente a su señora.</p> + +<p>Enviola esta a sus quehaceres, y acabando de componer su semblante, y +resuelta a no dar ni el más leve indicio de saber lo que sucedía, +encaminose al jardín, en el que apareció, y poco después en el cenador, +sombroso teatro de su mala fortuna, de tal manera tranquila y al parecer +contenta, que Cervantes se alegró y Margarita perdió el miedo que la +había acometido al sentir los pasos de doña Guiomar.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XVII" id="XVII"></a>XVII</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como Miguel de Cervantes supo lo que le bastó para meterse en +una aventura de más empeño que la más atrevida en que osó meterse +cualquiera de los Doce Pares.</p></div> + + +<p>—Ruegoos, amigos míos,—dijo doña Guiomar,—me perdonéis si tan largo +rato he estado apartada de vosotros, que gran causa ha habido para ello.</p> + +<p>Y refirioles a seguida lo que el familiar de la Inquisición había ido a +decirla.</p> + +<p>Alborotose Cervantes, y juró que él había de desollar al rapista y poner +de claro en claro quien el que por él con la Inquisición había +intercedido fuese, aunque él lo sospechaba ya; y para salir de sospechas +pidió a doña Guiomar licencia para salir, prometiendo que con la +noticia de lo que averiguase volvería; con lo qué por el postigo del +jardín, que la misma doña Guiomar abrió, saliose, y doña Guiomar quedose +con Margarita, mostrándose para ella tan buena y cariñosa, como negras y +envenenadas tenía contra ella las entrañas; y con el dolor que Margarita +decía sentir por la reciente muerte de su madre, disimulaba las ansias y +las congojas que por aquel su amor, que ya esposa de Miguel de Cervantes +la hacía, la atormentaban; espantábanla los recelos, y viendo tan +enamorada de Cervantes, y de tanto valer a doña Guiomar, temía que una +vez poseedor de ella Cervantes, la posesión de la hermosísima viuda no +perdonase, y que siendo ella pobre y la otra rica, y desventurada ella y +dichosa la otra, con la otra se casase, dejándola a ella para que +muriese desesperada.</p> + +<p>Encubría su negro odio a Margarita doña Guiomar, y consolábala y +acariciábala, como si hubiera creído que sólo por la muerte de su madre +era el dolor y la congoja, cuyas muestras no podía ocultar Margarita.</p> + +<p>En tanto, Cervantes encaminábase al próximo bodegón de la tía +<i>Zarandaja</i>. El sol se había puesto, caía la tarde; paseaban por las +calles galanes y soldados, haciendo señuelos a sus enamoradas; los +menestrales dejaban sus trabajos, y se iban cerrando comercios y +tiendas. En aquellos tiempos se trabajaba de día y se descansaba y se +dormía de noche, salvos los rondadores y la gente maleante, que lo +hacían al revés.</p> + +<p>Encontró Cervantes a la ilustre tía <i>Zarandaja</i> apercibiéndose a cerrar +su bodegón, que según las ordenanzas, estos tales a la oración se +cerraban. Dio entrada con mil amores la vieja al gallardo soldado, y +cerrando la puerta, díjole:</p> + +<p>—Ya me temía que no vinierais, y sentíalo, porque en verdad, que muchas +y muy importantes cosas que decir a vuestra merced tengo.</p> + +<p>—Pues desembuche, buena madre,—dijo Cervantes,—que aquí hay lugar +donde quepa todo lo que en él entre; y no os abro el apetito regalándoos +alguna cosilla que os dé contento, porque pobre ando, y tal, que por +Dios que me dejaría ahorcar por dos reales.</p> + +<p>—El que a buen árbol se arrima,—contestó la tía <i>Zarandaja</i>,—buena +sombra le cobija, y de manzanas de oro, y aun con aditamentos de +diamantes, es aquel bajo cuyas frondosas y frescas ramas os habéis +puesto.</p> + +<p>—Ya me tarda el oíros, buena madre,—dijo Cervantes;—que grandes cosas +y de mucho provecho han de ser, a lo que me parece, las que tenéis que +decirme.</p> + +<p>Púsose en esto la vieja en los labios un dedo como imponiendo silencio a +Cervantes, que a la puerta habían llamado, y con prisa; y llevole a +aquel cuartucho que a lo último del bodegón estaba, como se dijo, y +encerrole, y fuese a abrir la puerta de la calle, y hallose con que era +el señor <i>Viváis-mil-años</i>, que venía a su casa.</p> + +<p>Entró el rapista tan mudado de la fisonomía que otras veces tenía, que +no le conoció la tía <i>Zarandaja</i>.</p> + +<p>Venía entre satisfecho y soberbio, y descontento y mohíno.</p> + +<p>—¿Y dónde habéis estado, señor <i>Viváis-mil-años</i>,—le preguntó la +vieja,—que hoy no se os ha visto el pelo?</p> + +<p>—En ayunas vengo, y en ayunas desde anoche, tía <i>Zarandaja</i>,—dijo el +rapista,—salvo dos onzas de queso y un panecillo que compré esta mañana +en una tienda, cuando salía de allí, adonde picardías de un mal +familiar, que ya está bien castigado, me llevaron; y venga, venga, tía +<i>Zarandaja</i>, la uña de vaca con habas y morcilla, que voy a comerla con +el mismo gusto que si no hubiera comido en mil años.</p> + +<p>—Dejadme primero que cierre, que con la alegría de veros, de cerrar la +puerta me he olvidado; y con que pase un alguacil y lo vea, multa +tendremos, y no estamos para esos lujos, que los tiempos andan muy +magros.</p> + +<p>Y la tía <i>Zarandaja</i> cerró, y fuese luego a su marmita con una escudilla +de cobre, ancha y honda, que llenó de gazofia, yendo a ponerla, con un +buen pan blanco, a lo que añadió un mediano jarro lleno de vino, delante +del señor <i>Viváis-mil-años</i>.</p> + +<p>Aplicose éste a la uña y a las habas como si hiciera un siglo que no +había comido, y la tía <i>Zarandaja</i>, que estaba sentada de media anqueta +a un extremo de la mesa, esperó en vano a que el rapista la hablase..</p> + +<p>Comía, bebía y callaba <i>Viváis-mil-años</i>; pero gesticulaba y guiñaba los +ojos alternativamente como hablando consigo mismo, todo lo cual metía +mucho más en curiosidad a la tía <i>Zarandaja</i>, que como había visto lo +que doña Guiomar favorecía y lo mucho que amaba a aquel soldado que +tenía encerrado, por favorecer sus amores esperaba mucha cosa.</p> + +<p>Tenía la tía <i>Zarandaja</i> sus motivos para que la importase en gran +manera por doña Guiomar y por Cervantes lo que el señor +<i>Viváis-mil-años</i> la dijese, porque el rapista y ella habían hablado +mucho de un cierto señor que andaba sin seso y casi convertido en alma +en pena por la hermosísima viuda.</p> + +<p>Miguel de Cervantes escuchaba ávido, con el oído pegado al ojo de la +cerradura; que habíale puesto en cuidado lo que le había prevenido, +haciéndole callar, cuando llamaron a la puerta, y escondiéndole después, +la tía <i>Zarandaja</i>.</p> + +<p>Pero no oía otra cosa más que el recio mascar del rapista, que era tal +como el de un cerdo, con perdón sea dicho.</p> + +<p>No se sabe si el señor <i>Viváis-mil-años</i> había guardado silencio a causa +de su apetito, y por aquello de que oveja que bala bocado pierde, o si +había dudado en lo que tenía que decir a la tía <i>Zarandaja</i>, porque +cuando ya la escudilla, o más bien lo que contenía, que no era poco, +había quedado reducido a la mitad, y bebido el primer jarro de vino, +limpiándose la boca con el revés de la mano, dijo:</p> + +<p>—En un aprieto me hallo, y tal, mi buena tía <i>Zarandaja</i>, que de él no +puedo salir, porque si no hago lo que de mí se quiere, en peligro me +hallo de que me tornen allí de donde me han sacado; y os aseguro que no +ha sido sitio de gusto; que en una mazmorra de la Inquisición me han +tenido, y aunque de hierros no me han cargado, con el recelo de lo que +pudiera sobrevenirme la mitad de las carnes he perdido. Sacome de allí, +horro y sin costas, un bienhechor; pero diciéndome antes de sacarme, que +si no le servia en lo que él había menester, volvería a meterme, y mía +sería la culpa de lo que me sucediese. Prometí yo, que el prometer no +cuesta, y tanto como me pidieron; que cuando en tales aprietos se +encuentra un cristiano, para salir de ellos no mira en pelillos, ni aun +en cabelleras, aunque sean más grandes que aquella del filisteo Samson.</p> + +<p>—Mirad, señor <i>Viváis-mil-años</i>, que el Divino Nazareno Samson no fue +filisteo, sino el destruidor de ellos por la voluntad de Dios.</p> + +<p>—Dios me destruya si sé lo que me digo, tía <i>Zarandaja</i>,—contestó el +señor <i>Viváis-mil-años</i>;—que este oficio nuestro que traemos tiene +tales quiebras, que a veces nos vemos quebrados por el espinazo; y si yo +hago lo que ese señor quiere, en tratos y comercio, que no me tienen +cuenta puedo verme con la justicia ordinaria; y si no lo hago, es tal +ese señor y tan poderoso, que como de la Inquisición me sacó, puede +meterme otra vez en ella, donde yo me pierda y no vuelva a saberse de +mí; que tal vez me empareden o me entierren vivo. De suerte que, entre +la Inquisición y la horca, no sé qué haga, ni qué deje de hacer, ni por +dónde tire.</p> + +<p>—¿Y quién es ese tal y tan poderoso señor que en tales preñeces sin +salida os mete, señor <i>Viváis-mil-años</i>?</p> + +<p>—¿Pues quién ha de ser, tía <i>Zarandaja</i>, más que el capitán don +Baltasar de Peralta, que Dios confunda, que cada vez más empeñado por +esa doña Guiomar de mis culpas, y celoso, y con más furia que una +rabiosa pantera hircana por lo de la música anoche, y porque doña +Guiomar salió a sus miradores a oírla, empeñado está en acabar de una +vez, y en meterle todo a barato, y a salga lo que saliere, aunque lo que +hubiera de salir fuese la destrucción y acabamiento del mundo? Y habéis +de saber, que lo que ese caballero, (maldígale Dios) quiere, no es menos +que meterse esta noche, cuando sea de ella la mitad por filo, en el +jardín de doña Guiomar por las tapias de mi corralejo.</p> + +<p>Se le volvió el alma de arriba abajo a Miguel de Cervantes, y temblaba +de cólera, y al mismo tiempo se le alegraba el corazón, porque oyendo +estaba que se le venía a las manos la mejor manera que podía haber +deseado de castigar a don Baltasar de Peralta y libertar de él a su +adorada y ya imposible doña Guiomar.</p> + +<p>Continuado había con su plática entretanto <i>Viváis-mil-años</i>, y había +dicho:</p> + +<p>—Que yo he de servir, mal que me pese, a don Baltasar de Peralta, +veislo harto claro, tía <i>Zarandaja</i>; que en casa de la maldita viuda +quiere meterse a la media noche, ya os lo he dicho; y aun pudiera +sufrirse si en entrar solo y por mí guiado, consintiese, que todo ello +sería que, o empeñaría la honra de doña Guiomar, por la violencia de su +pasión atropellada, o ella se defendería y gritaría, y acudirían sus +criados, lo cual, habiéndome yo escurrido a tiempo, nada me importaría, +y él vería cómo salía del empeño en que se había metido. Pero es el caso +que don Baltasar se ha puesto en todo, y con gente dura y resuelta en +casa de doña Guiomar meterse quiere, cosa que puede salir de tal manera +y con una tal tormenta, que el agua llegue a las nubes.</p> + +<p>—¿Y a cuento de qué me habéis manifestado todas esas cosas, señor +<i>Viváis-mil-años?</i>—dijo la tía <i>Zarandaja</i>.</p> + +<p>—A cuento de que vos podéis sacarme del aprieto en que me hallo.</p> + +<p>—¿Y cómo, si os place, de tal aprieto he de sacaros yo?—dijo, poniendo +muy mal gesto al rapista, la tía <i>Zarandaja</i>.—Ya que vos estáis +perdido, ¿queréis que yo me pierda también? ¿Y estas son las buenas +correspondencias de nuestra amistad? Pues de amigos como vos, Dios me +libre, y que yo no los vea jamás sino descuartizados.</p> + +<p>—Dios os lo pague por la buena voluntad, que me tenéis, que cuando a +vos vengo a ampararme, porque ya me considero ahorcado, vos me tiráis de +los pies. Y no a que perdáis vengo yo, tía <i>Zarandaja</i>, sino a que +ganéis la mitad de mil ducados, que porque le sirva me ha dado don +Baltasar de Peralta. Y vedlos aquí en buenos doblones de a ocho de los +del cuño del emperador.</p> + +<p>Y el señor <i>Viváis-mil-años</i> sacó una bolsa de malla de seda verde, con +ricos pasadores de oro, y tan repleta, que casi reventaba.</p> + +<p>—La mitad voy a contaros,—continuó <i>Viváis-mil-años</i>, corriendo los +pasadores de la bolsa y echando fuera con tiento los doblones para que +no sonaran,—y así no podréis decirme, si os perdéis, que os perdéis +por mi provecho y no por el vuestro. Y sabed, tía <i>Zarandaja</i>, que esta +buena hacienda que tomáis, nada tiene que ver con lo que haya de pagarse +a los bravos que con don Baltasar de Peralta, para resguardarle y +asegurarle el golpe, hayan de entrar casa de la hermosa viuda; ni +tampoco lo que haya de darse a los que con una silla de mano esperarán +en mi corral para meter en ella a doña Guiomar, tapada la boca y atada; +y porque vos busquéis a esa buena gente, que vos tenéis más +conocimientos que yo, que no conozco más que pelones y personas de +nonada, muy buenos para bravear de lengua y sin valor alguno para llegar +a los hechos, estas riquezas os doy; que bien sé yo que una docena de +hombres de alma y puños que se necesitan, los encontraréis vos a medio +rodeo; y contando ya con que los buscaréis, porque veo que os vais +guardando estos bendecidos doblones, os digo que no andéis escasa en +prometerles, y con lo que pidieren por su pena y el peligro en que van a +ponerse, a mi casa andad y se os dará lo que fuere menester; y no +reposemos, que las noches son cortas, y las doce se echan encima en +seguida. Así pues, decidme lo que os parezca, y si os pareciere no hacer +lo que se os pide, tornadme esos doblones e ireme yo a otra parte en +donde mejor dispuestos estén a ayudarme.</p> + +<p>El alma hubiera dado antes la tía <i>Zarandaja</i> que los doblones, que ya +había sepultado en la honda faltriquera que llevaba debajo de la saya.</p> + +<p>Así es que dijo:</p> + +<p>—Hablando, las gentes se entienden; y cuanto más honradas son, mejor. +Id y en paz y contento, señor <i>Viváis-mil-años</i>, que dentro de media +hora en vuestra casa me tendréis con la razón de lo que sea, y que será +tal, que bien descontentadizo habréis de ser para no contentaros.</p> + +<p>Acabose de beber su vino el señor <i>Viváis-mil-años</i>, despidiose de la +tía <i>Zarandaja</i>, echole esta afuera, cerró la puerta de la calle y fuese +a abrir la del aposentillo en que Cervantes toda la conversación que +acababa de pasar había escuchado.</p> + +<p>Estaba nuestro mozo pálido de cólera, y a duras penas se contenía.</p> + +<p>Y tan feroz miraba, que de miedo, se echó a temblar la tía <i>Zarandaja</i>, +y por satisfacerle, y temiendo no empezase por ella con algo que no muy +del gusto de ella fuese, se apresuró a decirle:</p> + +<p>—Pues que yo no puse punto en boca al señor <i>Viváis-mil-años</i> cuando en +tales honduras se metía, claro os he dado, señor mío, a entender, que mi +intento era que todo lo supieseis; y si todo lo habéis oído, vos diréis +lo que haya de hacerse, que a vuestro mandato me pongo, y estos dineros +que el señor <i>Viváis-mil-años</i> me ha dejado, dispuesta estoy a +entregaros.</p> + +<p>—Guardadlos, tía <i>Zarandaja</i>, que pocos son, y una mínima parte +comparados con lo que doña Guiomar os dará cuando sepa de qué manera la +habéis servido.</p> + +<p>—Venga ahora el mandato de lo que quisiereis,—dijo la tía <i>Zarandaja</i>.</p> + +<p>—Pues dígoos,—respondió Cervantes,—que hagáis como si yo nada supiera +y como si quisierais servir a ese don Baltasar de Peralta.</p> + +<p>—Ved lo que hacéis, o más bien lo que pensáis hacer, señor +soldado,—dijo la tía <i>Zarandaja</i>, mirando con asombro a Cervantes;—que +en una temeridad tal podíais dar, que os cueste cara; que no querría yo +que a un mozo tal como vos, que sois un pino de oro, y tan amado por una +tal y tan rica hembra de la hermosura como doña Guiomar, le aconteciese +una desgracia; que no me consolaría de ella en todos los días de mi +vida.</p> + +<p>—Nada se os dé por eso,—dijo Cervantes,—y dejad a cada cual que allá +vaya adonde le parezca bien ir, y haced vos lo que os he dicho, que así +conviene que sea. Y sin más, quedaos con Dios y hasta la vista, que no +será sino para premiaros largamente por lo bien que nos habréis servido.</p> + +<p>Y como la tía <i>Zarandaja</i> quisiese replicar, impúsola Cervantes +silencio, mandola abriese la puerta, saliose, y de allí a gran paso +fuese a casa de doña Guiomar, y allegándose al postigo del jardín llamó, +y abrió Florela, que harto cuidadosa por la gravedad de los sucesos que +habían sobrevenido, por allí andaba esperando.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XVIII" id="XVIII"></a>XVIII</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como puede enamorarse una mujer hasta el punto de morir de amor.</p></div> + + +<p>—¡Ay, señor mío de mi alma!—dijo Florela,—¡que no sabéis lo que +sucede!</p> + +<p>El alma tenía en un hilo Miguel de Cervantes, y sobresaltado por las +palabras que acababa de decirle Florela, preguntola con la voz no muy +firme:</p> + +<p>—¿Pues qué puede suceder en esta casa que sea una desgracia, como +parece manifestármelo las palabras que me habéis dicho y vuestro +espantado acento?</p> + +<p>Echósele de rodillas a los pies Florela, y díjole:</p> + +<p>—Vuestro perdón os pido, que yo, por la lealtad que a mi señora tengo, +y por el mucho amor que veo que mi señora os tiene, que aunque no lo +confiesa, harto claro con las acciones exteriores muestra, he sido la +causa de la desdicha que acontece.</p> + +<p>—Hablad presto, Florela,—exclamó Cervantes levantándola,—que oyendo +lo que me decís, estoy suspenso y sin vida.</p> + +<p>—¡Ay señor!—dijo Florela,—que yo, cuando mi ama se fue a la visita de +ese familiar, que Dios confunda, que a buscarla vino, entre la espesura +del cenador acechando quedeme, y oí lo que con doña Margarita +hablasteis, y vi que vuestra la hicisteis; y como tanta es, ya os lo +dije, la lealtad que a mi señora tengo y el agradecimiento a que ella me +obliga por el amor que me tiene, sabedora de todo la hice.</p> + +<p>Alegrádose hubiera Cervantes si en aquel momento hubiérase abierto bajo +sus pies la tierra.</p> + +<p>—Buena y valiente es mi señora,—dijo Florela gimiendo;—que su dolor +ha vencido, su semblante ha compuesto, con vos y con doña Margarita ha +hablado como si no la hubiese aguijado el impío dolor que la mordía las +entrañas; solícita y amiga con doña Margarita se ha mostrado después de +que vos os partisteis, y ella misma en su mismo aposento y en su mismo +lecho la ha recogido, y luego se ha ido a aquella cámara donde vos a +ella anoche os aparecisteis, y no pudiendo más, allí una congoja tras +otra la ha acometido. Y como yo quisiese salir a enviar por +médico,—«no llames a nadie, Florela, me ha dicho, que no quiero que +nadie vea el triste espectáculo del dolor que en mí causa la no esperada +y tirana desventura mía; y llévame a tu lecho, amiga Florela, mientras +que pasa esta cruel fuerza del dolor que me acaba.»</p> + +<p>—¡Oh! ¡en mal hora nacido yo,—exclamó Miguel de Cervantes,—que por +donde quiera que voy, siguiéndome va como inseparable compañera la +desventura! ¡Oh dichas entrevistas y con alegría de amor en esperanzas +gozadas, y antes de ser tocadas, desvanecidas e imposibles!</p> + +<p>—Por imposible debéis tenerla,—dijo llorando y acongojada Florela;—y +no es vuestra la desventura, que así os hiere a vos como a mi señora, +sino de mi señora, que para ser desventurada ha nacido, y tan sin +merecerlo, que en ella la hermosura, con ser tan grande, es lo menos, y +más la hermosura es de su alma; que Dios ha hecho para la nobleza, para +la honestidad y para la virtud. Y no hay que pensar en el remedio de lo +que ha sucedido, que no le tiene; que mi señora no cesará hasta que +casado os vea con doña Margarita, y veros casado con ella, para ella +será la muerte; que no podrá resistir al desesperado dolor de sus amores +malogrados; que aunque yo no entienda cómo tan presto han llegado a +pasión mortal estos amores malhadados, tales son para mi señora, que +mataranla perdidos y sin esperanza de ser logrados.</p> + +<p>—Sea lo que Dios quisiere,—dijo Cervantes,—y si con mi vida rescatar +yo pudiera el corazón de vuestra señora, que sin tan yo merecerlo ni +esperarlo, por mis amores está cautivo, con gusto la daría y mil que +tuviera.</p> + +<p>—Dos desgracias serían, que no creáis que mi desventurada señora pueda +sobrevivir mucho a lo cruel de su desengaño: ella creía viendo lo que en +vos veía, y cómo en sus ojos de amor agonizabais, que otra mujer que +ella para vos no había en el mundo, ni otra gloria que la de Dios que +sobrepujar pudiera en bienandanza a la gloria que vos gozabais enamorado +por ella; y es tal y de tal manera la agonía que a mi señora atormenta y +mata, que llamar ha mandado a un escribano, que hacer testamento quiere.</p> + +<p>Perplejo más y más se encontraba Cervantes, que en aquella ocasión no +imaginada, ni él se atrevía a ponerse ante doña Guiomar, ni podía +hacerlo, ni había para qué hacerlo; que lo hecho hecho estaba, ni otro +medio encontraba que casarse con Margarita, y por esto su vista con doña +Guiomar no sólo no podía ser, sino que ni aun debía pensarse en ello.</p> + +<p>Salirse de la casa en aquel punto y enviar al otro día un su amigo, o +más bien un sacerdote, que su casamiento con Margarita tratase, ser no +podía, porque de esta manera quedaría abandonada a los malos intentos de +su tenaz perseguidor doña Guiomar.</p> + +<p>Y advertir de lo que pasaba a Florela, era llevar más el espanto y la +perturbación a aquella casa, y mostrarse cobarde huyendo el bulto al +peligro, después de haberse mostrado veleidoso, cuando no libertino, mal +apreciador y temerario de la valía de doña Guiomar; pues permanecer en +aquella casa a cuya dueña había entregado al dolor y a la desesperación, +también era cosa recia.</p> + +<p>Amparose, pues, de Florela, y la dijo:</p> + +<p>—De todo lo que puede hacerse después de hecho el mal que me obliga a +descontentarme de haber nacido, lo mejor que puede hacerse es dejar +venir el tiempo; que puede ser que milagrosamente Dios nos abra camino +por donde salir podamos a un punto no tan desesperado como en el que +ahora nos vemos. Y así pues, llevadme a un aposento donde yo quede, +hasta que mañana veamos dónde esta desesperada aventura nos lleva; que +bien podrá ser que durante la noche doña Guiomar se aconseje con su +alma, y a algo muy diferente de lo que hoy piensa se determine, o tal +vez se desengañe y se cure, quedando yo el solo enfermo y el solo +desesperado. Y pluguiera a Dios que así aviniera y que para mí solo +fuese la desgracia.</p> + +<p>—¡Ay, señor mío!—dijo Florela,—que muerta estoy de espanto; que tal +está mi señora, que aunque ello parezca increíble, a mañana no llega; +que bien conocéis vos el corazón que tiene, y cuánto y con cuánto amor +de vos se ha llenado, y tal es así, que, al quedarse vacío, con la +muerte se llenará. Pero sea lo que vos decís. Venid, que en un aposento +que hay entre el de mi señora y el mío voy a colocaros, sin que ella lo +sepa; y así, si algo sobreviniere por lo que sea necesario acudáis a +ayudarme, estaréis a punto.</p> + +<p>Y con esto la fiel doncella condujo a un aposento del piso alto a Miguel +de Cervantes, y allí dejole más muerto que vivo, con el alma turbada, y +de tal manera, que a veces le parecía un sueño la realidad que tan dura +y cruel se le mostraba.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XIX" id="XIX"></a>XIX</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De como enloquecido Cervantes por el amor, creyó que la mano de +Dios le apartaba de los efectos de su locura.</p></div> + + +<p>Por algún tiempo estuvo Cervantes sin poder darse cuenta de si era +persona de este mundo o alma del otro, abatido por la misma grandeza y +pesadumbre de lo que le acontecía.</p> + +<p>Acometíale a veces el torcido propósito de salirse de aquel aposento y +entrarse en el de doña Guiomar, y abandonando a Margarita, prometerse a +doña Guiomar, empujándola con el encanto de la palabra y la fuerza del +amor y de las lágrimas, a que a sus amores cediese, y en ellos se +perdiese y enloqueciese, y su esposa fuese; que ampararse podía a +Margarita y hacerla rica, y por la pingüe dote encontrarla marido.</p> + +<p>Pero si el bueno puede caer en la tentación del mal, su misma bondad de +ella le obliga a apartarse avergonzado; que si bien la fuerza del amor +puede enloquecer a las mujeres, y en efecto, con suma frecuencia las +enloquece, nunca el crimen cometido deja de volver sobre la conciencia, +y morderla y despedazarla, haciendo imposible toda felicidad y contento, +que si Cervantes pensaba que en algunas horas no podía Margarita haberse +empeñado por él en un amor tal, que por él la vida se le hiciese odiosa, +pensaba también que no hacía mucho más tiempo que sus amores con doña +Guiomar duraban, y atendiendo a la realidad, ningún empeño de honra con +doña Guiomar tenía, en tanto que en la mayor deuda de honra en que un +hombre puede hallarse con una mujer, lo estaba por Margarita. Otrosí, +abogaban a voces por Margarita su miserable fortuna, su orfandad y su +abandono, en tanto que la riquísima doña Guiomar otra desgracia más que +la del amor no tenía, y podría suceder muy bien que de ella se +consolase, y todo al fin se redujese a contrariedad y despecho, que el +tiempo iría gastando, hasta que al fin aquello no fuese para ella más +que un enojoso recuerdo.</p> + +<p>Pensando en que esto podría suceder muy bien, sacaba en claro Cervantes, +que él quedaría el único dolorido y el único desesperado; que al perder +la esperanza de gozar a doña Guiomar, y cuanto para él doña Guiomar +valía, había conocido cuánto la amaba, y cuán con exclusión de toda +otra mujer.</p> + +<p>Y esta misma certidumbre de lo imposible de su amor, de tal manera +sublimaba el alma y el cuerpo de doña Guiomar para Cervantes, que le +parecía que si Dios para consolarle hiciera bajar un ángel del cielo, no +había de parecerle tan hermoso en cuerpo y en alma como doña Guiomar; +que hermosa era de cuerpo y de alma Margarita, ¿cómo dudarlo? pero con +ser ya suya, y sin el encanto de lo imposible, puesta como un +impedimento entre Cervantes y doña Guiomar, hacíase para Cervantes +enojosa y casi aborrecible, y aborrecía la hora en que con aquel +miserable entierro se encontró, y aun con más ahínco maldecía la +compasión que a irse tras el entierro moviole, llevándole a punto en que +conoció a Margarita.</p> + +<p>Todo era confusiones y vacilaciones, y tentaciones y arrepentimientos +Cervantes, y dar en una idea, y dejarla para dar en otra, y de aquella +otra volver a la misma idea.</p> + +<p>Y como, aunque era noble y altivo, no era santo, y de tal manera le +apretaban el amor y el deseo por doña Guiomar, y hasta tal punto doña +Guiomar iba acreciendo para él en lo preciosa e incomparable, ganándole +la fiebre, apoderándose de su pensamiento la locura, atormentado ya de +tal manera por las ansias que le acongojaban que resistirlas no pudo, +como si una potencia invencible de él hubiese tirado y atraídole a doña +Guiomar, con las vascas casi mortales de su pasión, determinose; y +diciéndose que su vida era doña Guiomar y que Dios hiciese lo que fuese +servido de Margarita, levantose del sillón en que había permanecido +inmóvil desde que en aquel aposento le había dejado Florela; y +acercándose quedo a la puerta, abriola silenciosamente, y en un corredor +oscuro se encontró, y sin saber adónde había de dirigirse para dar con +el aposento de Florela, en que doña Guiomar estaba; que aunque Florela +le había dicho que entre el suyo y el de su señora estaba el aposento a +que le había llevado, no sabía a cuál lado estuviese el de doña Guiomar +o el de Florela, si a la derecha o a la izquierda.</p> + +<p>Pero como Cervantes se había decidido a satisfacer los gustos de su +amor, y cuando tomaba una resolución se mantenía firme en ella, y una +vez resuelto el encanto de doña Guiomar para él crecía, determinose a +reconocer las dos puertas de la derecha y de la izquierda, escuchar, y +ver si por algún indicio sacaba cuál el aposento en que doña Guiomar +estaba fuese.</p> + +<p>Así es, que estando a la puerta misma de su aposento, a la izquierda +volviose, y palpando la pared, adelantó hasta tocar una mampara de seda, +y tan rica, que ella le demostró que no al aposento de la doncella debía +dar entrada una tal manpara, sino al de doña Guiomar.</p> + +<p>Y turbose, y pareciole que Dios, viéndole en aquel mal paso en que, +olvidado de su obligación y de la grande y sagrada deuda que con +Margarita le había empeñado, le llevaba a aquella habitación de doña +Guiomar, en que él sabía que Margarita estaba, como diciéndole: «Este es +tu camino; no el de tus gustos, que tan desatentadamente buscabas para +perderte.»</p> + +<p>Y como este pensamiento agobiase a Cervantes, y le turbase y le +aniquilase, como si hubiese sentido sobre sí la justiciera y al par +misericordiosa mano de Dios, vaciló, y con la mampara dio, y causó +ruido; y a aquel ruido sucedió inmediatamente el ladrar de un perro +dentro de la estancia, y el ladrar con toda la fuerza y la saña que su +vejez le permitían, porque aquel perro era el triste compañero que a +Margarita había seguido.</p> + +<p>Aturdiose más y más Cervantes, más y más se acongojó, más y más el miedo +de la justicia de Dios acometiole, y trémulo, y cobarde, hacia el +aposento que había dejado tornose.</p> + +<p>En aquel punto oyose una puerta que violentamente se abría.</p> + +<p>El perro continuaba ladrando, y de improviso una mano helada asió una +mano de Cervantes, y llevósele.</p> + +<p>Pero lo que aconteció requiere capítulo aparte.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XX" id="XX"></a>XX</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">De la horrenda tragedia con que se encontró sorprendido y espantado +Miguel de Cervantes.</p></div> + + +<p>Cuando los nublados ojos de Cervantes recobraron su claridad, hallose en +un aposento, no muy grande, teniendo ante sí a doña Guiomar, que pálido +el bello semblante, ardiendo los celestes ojos, demudada toda, +descompuesto el traje, le miraba con una tan no vista pasión y +sentimiento, que no una mujer creyó tener delante de sí Cervantes, sino +algo sobrenatural y nunca imaginado.</p> + +<p>Tal parecía doña Guiomar, que todo encarecimiento sería poco para decir +de qué manera ardían sus ojos amenazando muerte, manifestando congojas, +diciendo desesperados cuanto la rabia, y el despecho, y el dolor, y la +agonía, todo junto, y la soberbia, y el espanto, pueden decirse con el +lenguaje de la mirada.</p> + +<p>Afeábase su hermosura por lo desencajado y lo amarillo del semblante, y +estaba, en fin, tal, que todo había que temerlo de ella, ya contra sí se +volviese, ya contra los que eran la causa de aquella desventura horrible +en que se encontraba.</p> + +<p>Por algún tiempo, doña Guiomar estuvo mirando con todo este dolor, con +toda esta rabia, con toda esta amenaza, con toda esta descomposición, +con toda esta desesperación, con toda esta pasión que se ha dicho, a +Cervantes, que al verla de tal modo, encontrándose ante ella abrumado +por la culpa, habría querido que la tierra se hubiese abierto bajo sus +pies y le hubiese ocultado.</p> + +<p>Y ella continuaba asiéndole, trémula, ansiosa, fuera de sí, mortal; y +Cervantes sentía el temblor y la fuerza de la delicada mano de doña +Guiomar, mano fría, helada, que comunicaba su hielo a la sangre de +Cervantes.</p> + +<p>—Pues, enemigo cruel de mi sosiego y de mi alma,—dijo doña +Guiomar,—que más rudo enemigo que tú ni le he tenido, ni le tengo, ni +tenerle puedo, ni hay criatura que en las impiedades de tal enemistad +como la tuya caiga, ¿en qué te detienes? ¿qué aguardas? ¿qué miras? ¿qué +dudas, que ya tu tiranía no ejercitas y a todo te atreves, y no mirando +más que a tus gustos, por todo no atropellas? Sea lo que Dios quisiere +de esta desventurada, que no sabía hasta qué punto de nadie conocido +podía llegar su desventura. Pues qué, ¿no te basta haber envuelto en las +malas redes de tus palabras traidoras, de tus engaños homicidas, a una +triste que has encontrado en el mayor de los desconsuelos y en la más +miserable de las orfandades? Continúa tu obra, lobo carnicero y sin +entrañas; hiere, mata, devora, cébate en tu presa, y no te acuerdes de +que hay un Dios que ha puesto en las criaturas eso que tú no conoces; +pero que un día traerá sobre ti el remordimiento, tu infierno en la +vida, el castigo de Dios antes que mueras, y que se llama conciencia.</p> + +<p>Y de tal manera se había acongojado doña Guiomar, expresando, arrastrada +por la fuerza increíble de su pasión, sus atropellados razonamientos, +que no pudo decir ni una palabra más, porque la sobrevino una tal +congoja, que la enmudeció.</p> + +<p>Y no sabía Cervantes qué decir, que ella lo sabía todo.</p> + +<p>Y si la decía, como era cierto, que él, desesperado, conocía que las +obligaciones en que se había puesto con Margarita no habían sido parte +para vencer en su alma aquel entrañable y violento amor que ya era dueño +de su alma cuando a Margarita conoció, y que sólo la locura de sus +turbulentos deseos había podido ponerle en obligaciones de honra paca +con ella, ocasión daría a doña Guiomar para que le despreciase y se +sintiese avergonzada por aquel su amor, tan mal empleado en un indigno +sujeto.</p> + +<p>Ni podía decirla que por Florela sabía que Margarita estaba aposentada +en la misma alcoba de doña Guiomar, porque no sabía cómo disculpar su +ida secreta, amparándose del silencio de la noche y de la soledad de la +casa, para ir a buscar a la que ya debía tener como su esposa.</p> + +<p>Esto hubiera sido la confesión de su menosprecio a la casa de la que, +tan generosamente, primero le había amparado a él, y luego a Margarita.</p> + +<p>En malos pasos habíase metido en aquella ocasión Cervantes. Por agria, +torcida y difícil senda había tomado.</p> + +<p>En empeño gravísimo se encontraba, y en la falta en que últimamente le +había encontrado doña Guiomar no había disculpa, y aunque una falsa +disculpa hubiese podido encontrar, su turbación y su espanto no le +permitían hallarla.</p> + +<p>Pero como todo el amor que en él había era de doña Guiomar, y este amor, +al ser combatido tan duramente y tan sin remedio por la desatentada +conducta suya para con Margarita, hubiese llegado a la pasión que en +nada se para, que a todo se arroja, cuando se hubo calmado aquel primer +espanto y sorpresa, y el anonadamiento y vergüenza que le habían +cogido, Cervantes se determinó a manifestar lo que en él pasaba a doña +Guiomar, y viéndola toda entregada a aquel amor tan grande, que parecía +no consentir igual sobre la tierra, prevalerse de él imaginó y lanzarla +en el desvarío de la pasión, haciéndola olvidarse de toda virtud, de +todo deber, de todo decoro, y compelerla a que con él se casase y a +Margarita satisfaciese con dinero; y si esto no bastase, fuese lo que +Dios quisiese de ella.</p> + +<p>Quiso, pues, llevar a doña Guiomar a que se sentase en un canapé que en +el aposento había, y con voz dulce, y tentadora, y acariciadora, y +enamorada, la dijo:</p> + +<p>—Ni yo para más que para vos vivo, hermosa y adorada señora mía, ni +pudiera vivir después de conoceros, si no fuese para cifrar en vos mi +ventura, ni pensar quiero, porque sólo pensar en ello me mataría, que de +vos habré de vivir apartado y a otra unido; que sería como verme unido a +un insoportable tormento, que me haría desear, como un menor mal, la +muerte. Sosegaos, idolatrada alma mía, que vuestro soy, y no hay poder +que de vos me aparte, ni obligaciones que tanto puedan, que por ellas a +la inefable dicha de ser vuestro y de que vos seáis mía renuncie.</p> + +<p>Escuchábale atónita doña Guiomar, inmóvil, muda y fría como una estatua; +y creyendo Cervantes que no le respondía por el mismo efecto que en +ella causaban sus palabras, prosiguió de esta manera:</p> + +<p>—¿Qué hay que pueda moveros de tal modo a furor y odio contra mí, y a +tal desconsuelo y tal desesperación os lleve? A buscar vuestro aposento, +cuando vos me encontrasteis en ese oscuro pasadizo iba, resuelto a +pediros con todas las ansias de mi alma me perdonaseis la injuria, que, +sin ser yo poderoso a evitarlo, en un momento de turbación y de +ceguedad, arrastrado por no sé qué tentación invencible, sin que mi alma +en ello tomase parte alguna, ni determinación mi voluntad, ni +satisfacción mi deseo, os he hecho. Y creedme, señora mía, que tan no ha +tardado la penitencia de mi culpa, que cuando en ello reflexionar pude, +de mí se apoderó el miedo de las consecuencias de haberos ofendido, no +de otra manera que si hubiera ofendido a Dios, que todo lo ve y lo sabe. +Sed, pues, tan grande en la indulgencia y en el perdón, como veo que lo +sois en el amor que me mostráis.</p> + +<p>—Pues, mal hombre, y protervo, y maldito que vos sois,—exclamó doña +Guiomar,—¿cuándo vos habéis merecido el amor, no digo yo mío, sino de +cualquiera otra que como yo tenga alma? ¿ni qué sabéis vos qué cosa es +amor, si en vos no hay más que deseo corrompido, y lascivia asquerosa, y +sangre podrida, y alma ennegrecida por el continuo comercio y trato del +vicio, de la mentira y de la desvergüenza? ¿Pero qué mucho que vos +seáis así, si hombre sois? ¿ni cómo puedo deciros yo que os desprecio, +sin decir que desprecio a los hombres todos? que no hay uno solo que +merezca, no ya que una mujer le ame, sino que en él piense, según que lo +veo en lo que vos sois, que habiendo recibido de Dios claro +entendimiento, no habéis entendido las delicadezas del alma de las +mujeres, y cuanto para ellas no hay otra vida que el amor de su alma. +Remedio no tiene lo que hecho habéis; que, de una parte, a esa, que +honrada era, y que por vos sin honra gime, dicho se está que la debéis +la honra; en cuanto a mí, yo no os amo; engañada estaba, y harto +diferente de lo que sois os creía cuando os amaba, o mejor dicho, amaba +en vos un sujeto de mi fantasía: de mi sueño he despertado; el fantasma +de mi amor ha desaparecido; la estrella de mi esperanza se ha nublado, y +el aliento de mi vida es ya un fuego del infierno que resistir no puedo, +que el corazón me abrasa y en la desesperación de los condenados me +arroja; que yo, antes de conoceros, el amor no conocía, y cuando le +conocí, le amé, y tanto, que en tan poco tiempo, en mi vida, en mi única +existencia posible trocose; y cuando le pierdo, cuando veo lo imposible +de recobrarle, siento y conozco, sin que me quede ni aun el consuelo de +una duda, que sin él vivir no puedo; y ya que sabéis esto, y que +comprender debéis si es que ya la pasión, o el empeño, o el vicio y la +maldad no os han entorpecido el entendimiento, que vos, causa de mi +amor, no podéis ser mi amor, porque en vos no hallo lo que mi alma en el +amor hallar deseaba; renunciad a toda esperanza de que yo, olvidándome +de quién soy, y de lo que a mi honra y a mi conciencia debo, mi perdón +os otorgue, por esposo os reciba y en vuestros brazos me eche. No, que +no sois vos el que yo creía; y no siéndolo, vuestras traidoras palabras, +en vez de engañarme, me desesperan; en vez de contentarme, me ofenden; +en vez de halagarme, me atormentan, y me avergüenzan en vez de +satisfacerme; porque creo que me juzgáis capaz de seguiros en la torpe +prosecución de vuestra falta, y hacerme cómplice de ella, y cruenta y +homicida como vos; que allí está en mi propio lecho la que ser debe +vuestra esposa, la que ya lo es, porque ante Dios por esposa la habéis +tomado, y ella, esposa vuestra creyéndose, en vuestros brazos ha caído +enamorada. Y no os digo esto por reprenderos, por persuadiros, por hacer +de vos caso alguno por el que en alguna manera yo a vos pueda +asemejarme, sino para deciros, y esto debí deciros sin otras +demostraciones que os hicieran creer que en mí duraba la en mal hora +concebida pasión que por vos he sentido, que si a romper sagrados lazos +que vos habéis hecho, y a faltar a obligaciones en que voluntariamente +os habéis puesto, os movían y os mueven, no mi hermosura, si es que +para vos alguna he tenido y tengo, no un encendido y disculpable deseo, +sino las muchas riquezas que mis paires me dejaron y que se aumentaron +con las que me dejó mi buen marido, vuestras son, que los muertos no han +menester del oro, ni más que de una tumba en que descansar en paz, si es +que aun en la tumba pueden hallar reposo.</p> + +<p>Sintió Cervantes una tan indecible amargura, un tal desgano de la vida, +una tal cosa horrenda y nunca de él sentida, que no se sabe lo que en la +desesperación de verse así menospreciado, así perdido, así humillado, +hubiera pasado por él. Pero ni aun tuvo tiempo de reposar en la +vengativa injuria, o más bien lamentable engaño de doña Guiomar, porque +esta, apenas hubo dicho sus últimas palabras, tan últimas, que necesidad +no tuvo, ni deseo ni pensamiento de decir ni una sola más, y sí de poner +por obra lo que su desesperación la hacía sentir, que era librarse del +peso de su pobre y atormentada existencia, echó mano tan rápida y tan +inopinadamente a la espada de Cervantes, que antes de que él pudiese +evitarlo la desenvainó, y haciéndose atrás, ante Cervantes quedose +inmóvil y muda, mirándole como ojos humanos no han mirado jamás a +criatura.</p> + +<p>Y Cervantes que esto vio, turbado con lo que le acontecía, abriéndose +el coleto, la dijo con voz serena, pero triste y apenada.</p> + +<p>—Si la ofensa que tan sin voluntad os he hecho, señora de mi alma, no +podéis perdonarme, y tal y tan sañosa es la ira que contra mí sentís que +mi vida os enoja, y saciar con mi sangre queréis la sed de vuestra +rabia, herid en buen hora, no tardéis; atravesad este corazón que sólo +por vos late y que sólo por vos existe. Muera yo si con mi muerte +desdichada daros algún contento puedo; y vivid vos y olvidadme como cosa +maldita que junto a vos para fenecer en vuestra hermosura y acabar en +vuestras manos ha llegado.</p> + +<p>—Sí que morir debe quien en la vida encontrar no puede más que una +agonía continuada, mil veces peor que una agonía una sola vez sufrida; y +porque esto es tan cierto que no puede dejar de ser cumplido, cúmplase, +y que Dios me perdone, porque en mí no he hallado valor para otra cosa.</p> + +<p>Y corriendo rápidamente la espada, dejando caer su pomo en el suelo, y +bajo el seno poniéndose la dura punta, se arrojó sobre ella, y con tal +rapidez y tal violencia, que a la otra parte asomó casi en el mismo +punto un palmo de enrojecido acero.</p> + +<p>Gritó Cervantes, como por su dolor los condenados gritan.</p> + +<p>Arrojose sobre doña Guiomar pretendiendo socorrerla, y halló que ya los +turbios ojos volvía, y vio que en aquella su última mirada amor le +decía, y amor que era tal, que no parecía sino que los cielos se +mostraban en la moribunda mirada de aquella infelice.</p> + +<p>Gritaba Cervantes pidiendo a voces socorro, y en sus brazos sostenía a +doña Guiomar, y se teñía en su sangre, y entre sus brazos doña Guiomar +se le moría; y empezaba a sentirse en la casa movimiento de gentes que a +las desaforadas y desesperadas voces de Cervantes parecían acudir, y ni +en salvarse pensaba Cervantes, ni en otra cosa que en reanimar con su +aliento a doña Guiomar, que no era ya en sus brazos más que un cuerpo +difunto.</p> + +<p>No tardó en oírse rumor de voces.</p> + +<p>Cerca se percebian pasos precipitados.</p> + +<p>Pero de improviso un ruido de espadas oyose, tiros de pistoletes +retumbaron, y acordose Cervantes del intento de don Baltasar de Peralta +que conocía, de asaltar aquella noche con gente armada la casa de doña +Guiomar para robarla a ella; y desesperado, como que convencido estaba +de que doña Guiomar había muerto, en su desesperación, en su furor, en +su desgano de la vida, con el ansia de exterminio en que aquella su +desgracia le había puesto, del triste cuerpo de doña Guiomar sacó su +espada, y lanzose fuera del aposento, a tiempo que por el oscuro +corredor se echaban encima las cuchilladas; que los criados, que a las +voces con que Cervantes había pedido socorro despertaron, habíanse +encontrado con don Baltasar y con los que con él venían, que por la +tapia del huerto del rapista habían entrado; y como aquellos criados +hubiesen acudido armados, porque al despertar a las voces de Cervantes +habían pensado, como era natural lo pensasen, en un grande peligro, y +cada cual, antes de salir a ver lo que aquello fuese, había cogido el +arma que había tenido a mano, como eran muchos los criados de doña +Guiomar y muy bravos, especialmente aquellos cuatro lacayos vigotudos, +que, como se dijo, la resguardaban cuando con el alba iba a la catedral +a misa, trabose la más mortífera pelea que puede imaginarse, y por el +corredor adelante venían hundiéndole a tajos y a tiros, que no parecía +sino que la casa iba a venirse abajo.</p> + +<p>Y a todo esto, en el oscuro corredor nada se veía.</p> + +<p>Pero de improviso, y cuando Cervantes acababa de sacar su espada del +cuerpo de aquella miserable víctima de un ciego amor desventurado, +entrose en el aposento un hombre con la espada en la mano, al cual, +apenas le vio, más que por el semblante, que no podía verle, porque +sobre él un antifaz llevaba, por instinto, conociole Cervantes.</p> + +<p>Y no se engañó, que don Baltasar de Peralta era, que hallando al paso +del tumulto por el corredor aquella puerta franca, creyendo que al +aposento de doña Guiomar daba, en él entrose, y en mal hora por cierto, +que ciego Cervantes de dolor y de rabia, a él se fue omnipotente, de tal +manera, que apenas se chocaron las espadas, al suelo vino difunto de una +estocada en el corazón don Baltasar, cayendo tal vez, porque Dios lo +quiso, junto a doña Guiomar, y tan cerca, que la sangre que de su pecho +corría fue a mezclarse con la que del inocente pecho de doña Guiomar +había salido.</p> + +<p>Quedose Cervantes tan turbado por lo que acontecía, tan sin vida y tan +sin alma, espantado por aquella tragedia que tenía ante los ojos, tan +impensada, tan sin culpa en la intención por él producida, como primera +causa de aquel pavoroso efecto, que por algún tiempo más que hombre fue +una estatua.</p> + +<p>Y como parte de los criados, en tanto que se trababa la formidable +pelea, hubiesen acudido a los balcones, dando voces llamando a la +justicia y pidiendo socorro a los vecinos, y algunos de ellos la puerta +principal de la casa hubiesen abierto y a la calle salídose, y acertase +a pasar por allí un alcalde con su ronda, entrose en la casa la +justicia, subiendo atropellada por las escaleras, y acudiendo donde la +pelea continuaba empeñada.</p> + +<p>Llegaron al turbado Cervantes las voces de ¡téngase al rey! ¡dense a la +justicia! y pavor entrole, no de ser muerto, sino de ser allí +encontrado y preso, y, cargado de cadenas, como criminal y mal hombre +tratado; y así fue, que recobrando en un punto todo su valor sereno, a +la ventana que en el aposento había fuese, abriola y arrojose a la +calle, no huyendo de la muerte y del peligro, sino de la deshonra; que +bien hubiera podido creer la justicia, si junto a aquellos dos cuerpos +muertos le hubiera encontrado, que él los había matado, por celos al uno +en riña, y asesinada la otra.</p> + +<p>Huyó, en fin, como quien de su mala suerte huye, no como el cobarde que +con la fuga el peligro evita, y fuese, sin saber por dónde iba, a casa +del bachiller Carrascosa, aquel de quien ya se dijo era su grande +amigo.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XXI" id="XXI"></a>XXI</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se ve que nada ve la justicia relativamente a Cervantes, y +se sabe que Cervantes se había perdido.</p></div> + + +<p>Negra se vio la justicia, negros los criados de doña Guiomar, para +lograr, en fin, prender o ahuyentar a los malhechores que con don +Baltasar de Peralta, en la casa, por el corral de la del rapista, +habíanse entrado.</p> + +<p>Hallose que de ellos había muerto uno, quedando dos mal heridos, y +asimismo heridos algunos de los criados.</p> + +<p>Habíanse preso cuatro bravucones de mirada torva y harapiento pelaje, +que harto claro manifestaban, sólo con dejarse ver, que eran racimos de +horca, no vendimiados aún por la justicia.</p> + +<p>Halláronse en el aposento de Florela los cuerpos de doña Guiomar y de +don Baltasar de Peralta, ella marchita y afeada por la muerte su +hermosura, él cubierto aún con el antifaz el semblante.</p> + +<p>Otrosí, hallose sobre una mesa que en el aposento había, una minuta o +borrador de testamento; que en tanto que Cervantes peleaba con sus dudas +y sus tentaciones, no sabiendo por cuál determinarse, si por Margarita +su obligación cumpliendo, o por doña Guiomar contentando su amor, un +notario que Florela había llevado recatadamente, el testamento de doña +Guiomar había escrito, y su borrador, tal vez por descuido, tal vez +porque doña Guiomar le examinase, allí había dejado.</p> + +<p>En verdad que aquel testamento no podía ser más breve, porque después de +la profesión de la fe y de las fórmulas de derecho, en esta sola +cláusula se contenía:</p> + +<p>»Es mi libre voluntad y firme determinación, dejar heredada en todos mis +bienes inmuebles, dinero, joyas y ropas, y de todo lo que poseo, a mi +amiga, que tal como a mi hermana amo, doña Margarita de Ledesma.»</p> + +<p>Y luego seguía la forma de derecho.</p> + +<p>Hallose asimismo encerradas y temblando, en el aposento de doña Guiomar, +a Margarita y a Florela, que como el vulgo dice, murieron por Dios, y no +salieron de decir que ellas no sabían nada, sino que cuando se armó +aquel no esperado tumulto, Florela se había entrado espantada en el +primer aposento que había podido, que había sido aquel en que Margarita +estaba, y que de miedo no les sobreviniera algún mal, la puerta habían +cerrado y permanecido allí asustadas.</p> + +<p>La justicia tomó por el atajo; dejó una guardia de alguaciles con los +muertos, y asimismo, para que la casa guardasen; envió al hospital los +heridos, y a todos los otros, sin exceptuar a Margarita ni a Florela, se +los llevó a la cárcel y los encerró.</p> + +<p>Preguntó la justicia tanto, que a las pocas horas las fojas del proceso +alzaban que daban espanto, según que se había plumeado; pero no sacó en +limpio sino lo que Florela dijo: que señor Miguel de Cervantes Saavedra, +soldado y poeta, había llevado el día antes a su señora, para que la +amparase, a doña Margarita, que amparada por doña Guiomar había sido.</p> + +<p>Declaró Margarita cómo a Cervantes había conocido cuando el entierro de +su madre, y conteste estuvo con Florela.</p> + +<p>Ninguna de las dos declararon que Cervantes hubiese permanecido en la +casa; y como Cervantes no había entrado en ella sino a trasmano y +secretamente, conducido por Florela, ninguno de los de la casa sabía que +en ella había estado aquella noche, y nada referente a él declarar +pudieron.</p> + +<p>Por otra parte, los pícaros que habían entrado con don Baltasar de +Peralta en la casa habían dado más luz, porque habían declarado que don +Baltasar de Peralta los había buscado por medio del rapista +<i>Viváis-mil-años</i>, y les había dado dinero para que le ayudasen a robar +a doña Guiomar de Meneses y Alvarado, y que por la tapia del corral de +la casa del rapista, que al huerto de doña Guiomar daba, habíanse +entrado.</p> + +<p>De resultas se echó el guante al señor <i>Viváis-mil-años</i>, que empezó por +negar toda participación en el delito que la justicia perseguía.</p> + +<p>Pero puesto en el potro, aunque aguantó como un santo dos vueltas de +cordel, a la tercera el dolor le deshizo la firmeza, y cantó que no +había más que pedir.</p> + +<p>Súpose, pues, por él, que don Baltasar de Peralta había perseguido +rudamente a doña Guiomar, que le desdeñaba, y la justicia tuvo que +contentarse con esto, y con no encontrar en las resultas otra cosa sino +que la muerte de doña Guiomar había sido a causa de don Baltasar de +Peralta, si es que no había sido por su propia mano, quedándose la +justicia sin saber quién había matado a don Baltasar, ni cómo y por qué +había sido su muerte.</p> + +<p>El amor de Margarita por Cervantes, y la lealtad de Florela a su señora +y sus miramientos por su honra, hicieron que aquellas dos mujeres +callasen de tal modo, que en el proceso no pudo aparecer el nombre de +Miguel de Cervantes sino como por incidencia y libre de todo cargo, +porque no se sabía sino que él había amparado a doña Margarita, y +llevádola a doña Guiomar para que la amparase mejor.</p> + +<p>No embargante esto, la justicia buscole.</p> + +<p>Pero no le halló, ni su capitán, don Lope de Figueroa, pudo decir otra +cosa sino que el soldado por quien se le preguntaba hacía tres días que +por la compañía no parecía; de modo, que se temía, o que le hubiese +acontecido alguna desgracia, o que hubiese abandonado su bandera, cosa +que al noble don Lope de Figueroa se le hacía muy recio creer; que +conocía bien a Cervantes, y le estimaba, y por honrado le tenía.</p> + +<p>En resumen, la justicia se contentó con <i>Viváis-mil-años</i> y con los +cuatro bravos que había pescado.</p> + +<p>Soltó a Margarita y a Florela, y otrosí a los criados de doña Guiomar; +levantó el embargo que sobre su casa había hecho; y en cuanto a la tía +<i>Zarandaja</i>, ni aun pensó en ella, porque el señor <i>Viváis-mil-años</i>, +que no podía mejorarse enredando con la justicia a la tía <i>Zarandaja</i>, +porque esta, apretada por los cordeles, no cantase, y se vengase de él +sacando a plaza otros primores suyos, de la tía <i>Zarandaja</i> no hizo +mención, y ella no sufrió otro castigo que el miedo de que la justicia +la echase las garras y la malparase.</p> + +<p>Enterró Margarita a doña Guiomar con gran pompa, que su herencia había +aceptado, y a ella tocaba procurarla los últimos homenajes.</p> + +<p>Enterrado fue asimismo con gran ostentación por sus parientes don +Baltasar de Peralta, y andando no mucho tiempo, en galeras se vio con un +grillete, remando por el rey, con sentencia para toda su vida, el +ilustre rapista <i>Viváis-mil-años</i>.</p> + +<p>Y como la justicia no podía pasarse sin ahorcados, visto que asalto +durante la noche, y en cuadrilla y a una casa habitada, habían dado, y +muertes y heridas habían cometido, y resistencia a la justicia habían +hecho los cuatro malhechores que había cogido vivos, que los heridos lo +habían sido de tal manera que murieron, enforcolos por el pescuezo hasta +que rindieron los espíritus vitales, con gran contentamiento del pueblo +de Sevilla, que se salió a Tablada a recrearse con el espectáculo.</p> + +<p>Dicho esto por adelantado, volvamos atrás otra vez, y digamos por qué +Margarita había aceptado la herencia de aquella que bien sabía había +sido su enemiga, y que, más que por caridad, por grandeza de venganza la +había instituido su heredera; sin contar con que podía ser muy bien que +no a ella fuese a quien heredada dejaba, sino a Cervantes, que, como +debía presumir, con ella había de casarse; y como Margarita sabía harto +bien cuán dura y terrible es la mano de la miseria, y cuánto por esto, +como porque con el oro todo se tiene, las riquezas en el mundo se +estiman, y acaso por aquellas riquezas que heredaba, con ella Cervantes +se casaría, puesto que su obligación, si no su amor, fuese empeño +bastante para que por esposa la tomase, la herencia aceptó; y desde el +punto y hora en que hubo sepultado a doña Guiomar, a buscar se echó +desalada a Cervantes por cuantos medios le fue posible, y servida por la +discreta Florela, que con ella se había quedado, como si una parte de la +herencia hubiese sido.</p> + +<p>Pero por más que Florela fuese de despierto ingenio, y buscase, y +pagase, y revolviese el mundo, pasaban y pasaban días, y no parecía +Cervantes.</p> + +<p>A todo esto, las galeras que en el Guadalquivir habían estado muchos +días recogiendo las compañías y gente de leva que para la gran empresa +contra el turco se juntaban, habían zarpado y desaparecido. Pero como en +Sevilla se había quedado, presidiándola, la compañía de infantería de +que era soldado Cervantes cuando la tristísima tragedia de doña Guiomar, +esperaba la triste Margarita que alguna vez Cervantes remaneciese, +volviendo a ponerse bajo su bandera.</p> + +<p>Ahora, dejando a Margarita con su tristeza y sus ansias, se pasa al +capítulo siguiente, para decir lo que de Cervantes había sido.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XXII" id="XXII"></a>XXII</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se sabe lo que fue de Cervantes.</p></div> + + +<p>Llegado había nuestro Miguel más muerto que vivo, amparado por la +soledad de las calles y lo tenebroso de la noche, a la puerta de la casa +de su amigo Carrascosa, y apenas si había tenido fuerzas para llamar a +ella; que cuando la amiga del bachiller, a medio vestir, y no con gran +empacho, bajó y abrió la puerta, encontrósele en el umbral poco menos +que tendido y punto menos que desmayado.</p> + +<p>Gritó la moza, bajó el bachiller, Dios solo sabe en qué apariencias, +metieron adentro a Cervantes, y desnudáronle y acostáronle.</p> + +<p>Contoles Cervantes lo que le acontecía, y con tal encarecimiento de +dolor y de desesperación, que no parecía sino que para él todo en el +mundo había acabado.</p> + +<p>Ni bastaron razones para consolarle, ni consejos para que no tomase +alguna negra determinación que acabase con su vida, que él decía no era +otra cosa que muerte horrenda; porque al ver ante sí perdiendo la vida +con la sangre a aquella su adorada criatura, conoció más que nunca que +ella era su vida y su alma, y que sin ella no podía tener ni contento ni +vida, sino existencia angustiosa, infierno en la tierra, muerte en el +alma; y así les dijo, que no pudiendo él quitarse la vida por su mano, +que cosa era esta en que ningún hombre que en algo estima el que su +valor se estime, incurrir puede, resuelto estaba a ir a ampararse del +buen capitán Diego de Urbina, que en la galera <i>Marquesa</i> estaba en el +Guadalquivir próximo a zarpar para Levante, y contarle su desdicha; que +él le estimaba y le ampararía; y luego cuando con el turco se rompiese, +ponerse en punto donde la muerte fuese inevitable y se pudiese caer con +honra.</p> + +<p>Dejaron de aconsejarle más, cuando esta determinación le oyeron, el +bachiller y su amiga, porque pensaron que para los dolores del alma no +hay otro mejor remedio que el tiempo, y tuvieron por seguro que este +gran remedio había de producir su efecto en Cervantes.</p> + +<p>Partiéronse al rayar el día, yendo Cervantes disparado hacia la puerta +de Jerez, llegando a punto que la abrían, y llegáronse a la Torre del +Oro, y alquilando una barca, hacia la galera <i>Marquesa</i> bogaron, +llegando a ella cuando sonaba el cañonazo de leva y tocaban en cada +galera los instrumentos militares a la oración de la mañana.</p> + +<p>Admitiéronle, y entraron, y a poco, encerrado el capitán Diego de Urbina +con Cervantes en la cámara del alcázar de popa, oía el cuento de su +desdicha, y le amparaba, y secretamente en la galera le tenía.</p> + +<p>Volviose Carrascosa ya contento a su casa, porque amparado veía a su +amigo, a quien en gran manera estimaba, y Cervantes dejole ir sin darle +comisión alguna, como si hubiese perdido la memoria de haber conocido a +Margarita.</p> + +<p>Y así era en verdad, que loco estaba en aquellos momentos Cervantes, y +apenas si había podido ordenar su relato para Diego de Urbina; y con +calentura habíanle bajado al entrepuente, y tan en peligro, que los +médicos de la galera habían tenido que acudir a él harto de priesa.</p> + + + +<hr /> + +<h3><a name="XXIII" id="XXIII"></a>XXIII</h3> + +<div class="blockquot"><p class="block">En que se habla algo de la jornada de Lepanto y de cómo fue la +manquedad de Cervantes.</p></div> + + +<p>Llegó al fin la orden del rey para que la flota que en el Guadalquivir +se encontraba zarpase con rumbo a Messina, donde había de juntarse con +las otras naves de España y las de la Liga.</p> + +<p>Juntáronse allí todas el 25 de Agosto de 1571.</p> + +<p>Nunca se vio una tan poderosa armada, ni aprestados para una tan grande +empresa tantos grandes capitanes; que siendo don Juan de Austria +generalísimo de todas las escuadras de la Liga, allí asistían el +príncipe Alejandro Farnesio, don Luis de Requesens, Marco Antonio +Colonna, el proveedor Barbarigo, Juan Andrea Doria, el marqués de Santa +Cruz don Alvaro de Bazan, Sebastián Veniero, Ascanio de la Corna, el +prior y los caballeros de Malta, y otra multitud de capitanes, no de tan +gran linaje, pero no menores en valor y nombradía, entre ellos Gil de +Andrade, don Sancho de Leiva, don Miguel de Moncada, Francisco de Sancti +Pietro y Diego de Urbina, y otros muchos de mar y tierra.</p> + +<p>Pasaban de trescientas, entre galeras, naos y galeazas, las naves de la +Liga, y tan bien aprestadas, que sólo con verlas se podía tener por +segura la victoria.</p> + +<p>Allí iba también la galera <i>Marquesa</i>, con las que mandaba el general +Andrea Doria, y en ella, muy doliente aún, nuestro Miguel de Cervantes.</p> + +<p>En vano habían pasado dos meses desde que aconteció la tragedia de la +infeliz doña Guiomar, que no parecía sino que cada día que pasaba +aumentaba el horror que de sí mismo Cervantes tenía, y su hastío de la +vida; y si un día al combés de la galera podía subir a respirar el aire +y a aspirar el olor marino, por otros dos o tres veíase obligado a +quedarse en el entrepuente, enfermo y sin poder valerse, abrasado por la +calentura.</p> + +<p>Ansiaba nuestro mozo que se llegase a punto y término de pelea con el +turco, que en ella pensaba ponerse en tal lugar y hacer tanto, que su +muerte fuese inevitable.</p> + +<p>Tal era el desesperado amor imposible que en su pecho ardía por la +muerta doña Guiomar, y tal su desesperación por su pérdida, y tal su +ansia por ir a encontrarla a un mundo mejor.</p> + +<p>Esforzábanse sus compañeros por consolarle de aquel su dolor, que se +veía claro en la perpetua desolación de su semblante, y en vano, para +consolarle mejor, la causa de su dolor le pedían; callábase él, +agradeciéndoles sus buenos deseos; y como el capitán Diego de Urbina, a +quien su desventura había revelado para que le amparase, su secreto +noblemente le guardaba, nadie sabía qué pensar de aquel dolor que tan +acabado a Cervantes tenía, y tan desesperado, y tan melancólico, que +harto claro se comprendía que le pesaba la vida.</p> + +<p>Y acontecía, que habíase olvidado Cervantes de Margarita como si nunca +la hubiese visto, y que para su corazón y su memoria no existía otra +cosa que la muerta doña Guiomar.</p> + +<p>Entretúvose don Juan de Austria en Messina con las grandes fiestas que +en honra suya se hicieron, y otrosí, ordenando y acabando de aprestar su +armada, hasta que esta zarpó el día 5 de Setiembre.</p> + +<p>Con las naves que a Messina últimamente habían arribado, de trescientas +pasaron las de la Liga, en las cuales más de ochenta mil hombres iban, +entre marineros, soldados y galeotes.</p> + +<p>Comulgado y confesado habían antes de dejar el puerto de Messina todos +los que en la armada iban, como si todos hubieran tenido por cierta la +muerte en aquella empresa; tan temerosa se aparejaba; que se sabía que +el generalísimo turco, Alí-Bajá, comandaba un espantable número de +naves, que de cuatrocientas entre grandes y chicas pasaban, y en ellas +venían más de ciento veinte mil hombres, turcos, egipcios, africanos; +todos feroces, todos corsarios, duros y cruentos, avezados al carnaje y +a la matanza, y, como tigres, carniceros.</p> + +<p>Teníase el miserable ejemplo de Nicosia y de Famagusta, sus defensores +degollados y sus capitanes martirizados por el implacable infiel, +aborrecedor del cristiano y nunca satisfecho de su sangre; y tal era el +pavor que la voladora fama traía en sus alas, de las crudezas de aquella +numerosa hueste de sanguinarias fieras, que capitanes tales y tan +probados por su prudencia en el consejo y su bravura en lides, como +Andrea Doria, Ascanio de la Corna y Sebastián Veniero, aconsejaron a don +Juan de Austria, teniendo por temeridad el embestir contra el turco; +pero el generoso mancebo, por cuyas venas corría la sangre del nunca +vencido, ni en temor por nada puesto, emperador Carlos V, de gloriosa +memoria, respondió a las dudas y a los temores de todos:</p> + +<p>—Señores, ya no es hora de aconsejar, sino de combatir.</p> + +<p>Venía el bárbaro Alí-Bajá confiado en el triunfo, y engañado; qué +algunos pescadores habíanle dicho que la armada de la Liga era mucho +menor que la suya, y mal proveída y pertrechada, y que aun así, mucho +mayor era el número que la valía de la gente de la Liga, toda de leva y +allegadiza; por su parte, don Juan de Austria creía que el dey de Argel, +Aluch-Alí, temeroso de la suerte de la batalla, había abandonado a +Alí-Bajá. Así es que cristianos y turcos avanzaban los unos contra los +otros, todos engañados acerca de las fuerzas del enemigo, y todos +confiando en el triunfo de sus armas.</p> + +<p>Pero ni eran pocas las galeras cristianas, ni valadí ni allegadiza la +gente que las montaba, ni a Alí-Bajá había abandonado el dey de Argel +Aluch-Alí.</p> + +<p>Manteniendo su rumbo a Levante la armada de la Liga, dejando atrás la +Fosa de San Juan, llegó el 26 de Setiembre a Corfú, de donde zarpó el +28.</p> + +<p>Aguardaba en el golfo de Lepanto la escuadra del turco.</p> + +<p>Al fin, el 5 de Octubre la armada de la Liga llegó a Cefalonia, teniendo +a babor la <i>Morea</i>; y la descubierta, comandada por el capitán Juan de +Cardona, descubrió al doblar el golfo de Lepanto la escuadra del turco.</p> + +<p>No es nuestro ánimo pintar aquí la famosa batalla de Lepanto, ni al +propósito de nuestro libro conviene; que el curioso puede verla en las +historias que de ella hablan largamente, y con pelos y señales: gran +jornada fue, gran gloria alcanzó en ella nuestra patria; que puesto que +fueron diversas las naciones que con sus armadas a aquella empresa +acudieron, por generalísimo fue nuestro don Juan de Austria, y a su +prudencia y a su buen consejo y a su aliento, se debió que aquel +grandísimo triunfo se lograse; y más grande fuera, si a todas sus +consecuencias se hubiera llegado: a nosotros sólo nos compete decir en +el presente libro, cómo fue que nuestro Miguel conquistó en aquella +memorable jornada su glorioso apodo de <i>Manco de Lepanto</i>.</p> + +<p>Si a doña Guiomar no conociera, si no la amara, si de su tragedia +involuntaria causa no fuera, si a Margarita no encontrara, corrido por +distinto cauce hubieran las cosas, y en vez de llegar a ser Cervantes el +<i>Manco de Lepanto</i>, casádose hubiera dichosamente con su doña Guiomar, y +andando el tiempo no se hubiera visto en ocasión de ir, para asuntos que +no eran suyos, a la Mancha ni a Argamasilla, ni conocido hubiera a +Aldonza Lorenzo, ni a Alonso Quijano, ni a Sancho Zancas, y +probablemente no tendríamos nuestro buen <i>Don Quijote</i> con que +recrearnos y enorgullecernos, teniendo tal vez que contentarnos con +<i>Rinconete y Cortadillo</i> y el <i>Coloquio de los perros</i>, y con las +<i>Ejemplares</i>; ¡y quién sabe! que un leve acontecimiento, importante en +la vida de un hombre, todo el curso de su vida cambia, echándole por +otro cauce.</p> + +<p>Montaba, como hemos dicho, Cervantes la galera <i>Marquesa</i>, que era de +las de Andrea Doria, con la gente de infantería del capitán Diego de +Urbina; y cuando a la vista la una de la otra las dos escuadras, llegó +el punto del rompimiento de la batalla, Cervantes, que muy enfermo y con +calentura estaba en el entrepuente, subió a la cubierta y pidió le +pusiesen en el lugar de más peligro; advirtiole Diego de Urbina que +mirase que estaba enfermo, y que de muy poco podía aprovecharse su +esfuerzo cuando tan sin fuerzas se hallaba; a lo que respondió +Cervantes, y a lo que otros como el capitán le decían:</p> + +<p>—Señores, ¿qué se diría de Miguel de Cervantes? En todas las ocasiones +que hasta hoy en día se han ofrecido de guerra a su majestad, y se ha +mandado, he servido muy bien como buen soldado; y así, ahora no haré +menos, aunque esté enfermo y con calentura; más vale pelear en servicio +de Dios y de su majestad, y morir por ellos, que no bajarme so cubierta; +así pues, pónganme en el lugar más peligroso, y en ello me haréis +merced.</p> + +<p>Y como se sintiesen maravillados todos de su valor y entereza, diéronle +doce soldados que mandase, y con ellos combatiese en el lugar del +esquife, que era el de mayor peligro.</p> + +<p>El disparo de un cañonazo de cada una de las dos capitanas, fue la señal +del rompimiento del combate, que se trabó bravamente, y de una manera +tan recia y con tal estruendo de arcabucería y de artillería, que no +parecía sino que una pavorosa tormenta y espantable, de la mar y del +viento habíase enseñoreado. Todo era humo, y fuego, y estrago, y cuerpos +muertos que a la mar caían, y sangre que en la mar se vertía y la ponía +roja; y acá sonaban los clarines y las trompetas y los atambores, y allá +sonaban los añafiles, las dulzainas y las atakebiras; que no podían +causar menos fragoroso estruendo en su combate con el turco más de +trescientas naves grandes y pequeñas que la mar cubrían en un tan grande +espacio como no se había visto desde los tiempos del imperio de Roma; y +de estas naos, ciento sesenta y cuatro, y las mejor aprestadas, eran del +rey de España; y del pontífice Pío V eran seis galeras y otras tantas +fragatas; y llevaban los venecianos ciento treinta y cuatro naos, pero +no tan bien armadas ni proveídas como las de España. Asistían allí +también las galeras de Génova y de Malta, y no se cuenta gran número de +trasportes que con la armada iban, armada inmensa, gente en grandísimo +número a morir resuelta, alentada por la fe y por las indulgencias +concedidas a los que en aquella empresa se encontrasen, que eran las +mismas que se concedieron por otros pontífices a los conquistadores de +los Santos Lugares, y que poco antes había llevado el nuncio de Su +Santidad monseñor Ondescalco. Y era el orden de batalla: en la +vanguardia, seis galeras venecianas; en el cuerno izquierdo iban sesenta +galeras, comandadas por el proveedor Barbarigo; Juan Andrea Doria era el +general de las sesenta galeras del cuerno derecho, y sesenta y tres +galeras formaban el centro de la batalla, llevando en medio de ella la +Real, y en ésta el generalísimo don Juan de Austria. A la derecha de la +Real iba la capitana de Roma con su capitán Colonna, y la de Venecia con +Veniero, a la izquierda.</p> + +<p>Llevaba la Real a popa la nao del comendador de Castilla don Luis de +Requesens, y con don Alvaro de Bazan, marqués de Santa Cruz, formaban la +retaguardia treinta y cinco galeras.</p> + +<p>Mayor en número de naves era la armada infiel.</p> + +<p>Comandaba su cuerno derecho Mahomet Ciroko, virey de Alejandría; el dey +de Argel, Aluch-Alí, comandaba el izquierdo, y el bajá Alí-Pachá se +mostraba en el centro de la batalla con un gran número de naves, y otra +formidable escuadra formaba a retaguardia.</p> + +<p>En media luna avanzaban la una contra la otra las dos formidables +flotas. El viento había calmado; el golfo, más que una mar turbulenta, +un terso espejo parecía.</p> + +<p>Embistió el primero el cuerno derecho de los turcos, a los que +resistieron los venecianos.</p> + +<p>Aluch-Alí había embestido a las naves del general Doria, y en este +primer encuentro y trabazón de la pelea, la capitana de Malta fue +cercada, embestida y entrada por muchas galeras argelinas, que pasaron a +cuchillo a todos los caballeros, menos al gran prior y otros dos, que +casi despedazados por terribles heridas, tuvieron por muertos.</p> + +<p>Con no menor saña se embistieron las galeras de don Juan de Austria y de +Alí-Pachá, y ya el combate se extendió por toda la línea, sin haber +galera que no combatiese.</p> + +<p>Se levantó el viento favorable a los cristianos, y como ya se ha dicho, +un infierno terrible, que no otra cosa parecía la pelea, que todos +peleaban como si hubieran sido inmortales.</p> + +<p>Apretada se veía la Real de don Juan de Austria.</p> + +<p>Cargaban sobre ella con sus genízaros los dos bajaes Alí-Pachá y Pertew, +y a no acudir en su socorro de la capitana el marqués de Santa Cruz, +Dios sólo sabe si aquel día hubiera perecido a manos de infieles el gran +don Juan de Austria.</p> + +<p>Rayo parecía la espada del marqués de Santa Cruz, que firme en la crujía +de su capitana con sus arcabuceros españoles, rechazaba una y otra +embestida.</p> + +<p>A la Real salvó, y voló con sus galeras a socorrer a Andrea Doria, y +socorrido éste, a poco rescataba la capitana de Malta y hacía huir +aterrado con sus argelinos, y ponerse fuera de combate, al formidable +Aluch-Alí.</p> + +<p>Todo era proezas y hazañas, todo estrago y muerte.</p> + +<p>Indecisa se mostraba la victoria, y es fama que entre la densa nube de +humo, y en el punto más formidable de la batalla, apareció un resplandor +de gloria sobre la armada de la Liga, y en medio de él la Santísima +Virgen del Rosario, a la que acompañaban legiones de arcángeles, que con +sus espadas de fuego descendían y se metían en la pelea; milagro que la +fe no repugna, pero que bien pudo ser visión de algún soldado devoto que +luego lo contó y creyéronlo; que no señales de muerte por fuego del +cielo tenían los turcos que muertos se hallaron en las galeras enemigas +apresadas, sino de pelota de arcabuz, o de lombarda, y corte de espada, +y golpe de pica, y astillazos y aplastamientos, por las entenas y +jarcias que la artillería cortaba; y entre este pavoroso estrago, entre +este humo, entre este fuego, y poco antes de que la victoria se +declarase por los cristianos, un arcabuzazo alcanzó a Cervantes en la +mano izquierda, y deshízosela, y otros dos le atravesaron el pecho, +dejando en su persona las honrosas señales por las que, acometido por la +malevolencia, dijo muchos años más adelante, cuando le injurió aquel +Avellaneda, temerario continuador de <i>Don Quijote</i>: «Lo que no he podido +dejar de sentir, es que me note de viejo y de manco, como si hubiera +sido en mi mano haber detenido el tiempo, que no pasase por mí, o si mi +manquedad hubiera nacido en alguna taberna, sino en la más alta ocasión +que vieron los siglos pasados, los presentes, ni esperan verlos +venideros. Si mis heridas no resplandecen sobre los ojos de quien las +mira, son estimadas a lo menos en la estimación de los que saben dónde +se cobraron; que el soldado más bien parece muerto en la batalla que +Ubre en la fuga; y es esto en mí de manera, que si ahora me propusieran +y facilitaran un imposible, quisiera antes haberme hallado en aquella +facción prodigiosa, que sano ahora de mis heridas sin haberme hallado en +ella. Las que el soldado muestra en el rostro y en los pechos, estrellas +son que guían a los demás al cielo de la honra y a desear la justa +alabanza.»</p> + +<p>Tal fue la alta ocasión, como él mismo dice, en que se quedó manco +Miguel de Cervantes, y a esta última ocasión lleváronle sus mal +aventurados y trágicos amores con doña Guiomar.</p> + +<p>Pero no dejemos por terminar el relato sucinto de la batalla.</p> + +<p>Sufrido habían los turcos una pérdida irreparable en el bajá Pertew, que +acometido por don Juan de Cardona, y habiendo tomado Pablo Jordán +Urbina su galera, hubo de arrojarse al mar y llegar nadando a un +esquife, en que escapó.</p> + +<p>Aluch-Alí se había puesto también en salvo con todas sus galeras de +Argel.</p> + +<p>Alí-Pachá, que combatía como un león irritado con trescientos genízaros, +cayó al fin por una pelota de arcabuz que en la frente le hirió.</p> + +<p>Arrojáronse sobre él los castellanos, y un soldado cortole la cabeza, y +en la punta de una pica la puso, como guión sangriento y horrible señal +de la victoria.</p> + +<p>Ya gran número de navíos infieles ardían y se hundían con pavoroso +estrago en las ondas.</p> + +<p>Gran parte de la armada infiel había sido apresada, y el resto huía proa +al Levante.</p> + +<p>—¡Victoria, victoria!—sonaba por todas partes.</p> + +<p>Ya no se oía el estruendo formidable de la artillería.</p> + +<p>El humo se elevaba lentamente, y se disipaba en los aires.</p> + +<p>Doscientos veinticuatro bajeles perdieron los musulmanes.</p> + +<p>Quedaron ciento treinta en poder de los vencedores, y el resto lo tragó +el mar o lo abrasó el fuego.</p> + +<p>Veinticinco mil turcos murieron, y más de cinco mil, cautivos quedaron.</p> + +<p>Halláronse en las galeras apresadas ciento diez y siete tiros gruesos de +artillería y doscientos cincuenta menores, y se libertaron doce mil +cautivos cristianos.</p> + +<p>Pero no se obtuvo esta gran victoria sino a gran bosta; que se perdieron +quince galeras, ocho mil valientes murieron: de ellos, dos mil +españoles, del Papa ochocientos, y el resto de Venecia, Génova y Malta.</p> + +<p>El Mediterráneo era libre.</p> + +<p>Ya las doncellas cristianaste sus riberas no tenían que temer las +excursiones de los piratas, ni verse vendidas en los harenes de los +infieles.</p> + +<p>Ya se podía reposar en aquellas riberas.</p> + +<p>Los genízaros del turco no eran ya invencibles, ni, deshecha su poderosa +flota, para Europa podía ser una amenaza el poder del turco.</p> + +<p>Con razón se enorgullecía Cervantes de haberse hallado en aquella +jornada memorabilísima y de las heridas gloriosas que en ella había +recibido.</p> + +<p>Volviéronse al fin las naves españolas a Nápoles y Sicilia.</p> + +<p>Dejó la galera <i>Marquesa</i> en el hospital de Messina a sus heridos, y +entre ellos a Miguel de Cervantes, que sanó al fin, pero quedándole +mutilada la mano izquierda, por lo cual, cuando la muerte abrió para él +la edad de la gloria, al par que se le llamó el príncipe de los ingenios +españoles, llamósele también el <span class="smcap">Manco de Lepanto</span>.</p> + +<p class="c top15">——FIN——</p> + +<hr /> + +<h3><a name="POST_SCRIPTUM" id="POST_SCRIPTUM"></a> +<span style="font-family:sans-serif, serif;">POST SCRIPTUM</span></h3> + + +<p>Paréceme oírte decir, bondadoso lector que hasta aquí hayas llegado: +¿Cómo, señor autor, y así nos deja vuesa merced a media miel, sin +decirnos lo que fue de Cervantes, de Margarita y aun de Florela?</p> + +<p>A lo cual el autor responde:</p> + +<p>—Lector benévolo, si este episodio de la vida de Miguel de Cervantes te +hubiere agradado, y a otros muchos, lo que yo veré por la venta de los +ejemplares, prométote contarte otros episodios de la vida del mismo +héroe, y entonces tal vez salga a luz lo que fue de Margarita, y aun lo +que fue de Florela. Entre tanto, <span class="smcap">Vale</span>.</p> + +<p> </p> +<p> </p> +<hr class="full" /> + +<p>***END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL MANCO DE LEPANTO***</p> +<p>******* This file should be named 27900-h.txt or 27900-h.zip *******</p> +<p>This and all associated files of various formats will be found in:<br /> +<a href="http://www.gutenberg.org/dirs/2/7/9/0/27900">http://www.gutenberg.org/2/7/9/0/27900</a></p> +<p>Updated editions will replace the previous one--the old editions +will be renamed.</p> + +<p>Creating the works from public domain print editions means that no +one owns a United States copyright in these works, so the Foundation +(and you!) can copy and distribute it in the United States without +permission and without paying copyright royalties. Special rules, +set forth in the General Terms of Use part of this license, apply to +copying and distributing Project Gutenberg-tm electronic works to +protect the PROJECT GUTENBERG-tm concept and trademark. 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It exists +because of the efforts of hundreds of volunteers and donations from +people in all walks of life. + +Volunteers and financial support to provide volunteers with the +assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg-tm's +goals and ensuring that the Project Gutenberg-tm collection will +remain freely available for generations to come. In 2001, the Project +Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure +and permanent future for Project Gutenberg-tm and future generations. +To learn more about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation +and how your efforts and donations can help, see Sections 3 and 4 +and the Foundation web page at http://www.gutenberg.org/fundraising/pglaf. + + +Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive +Foundation + +The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non profit +501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the +state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal +Revenue Service. The Foundation's EIN or federal tax identification +number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg +Literary Archive Foundation are tax deductible to the full extent +permitted by U.S. federal laws and your state's laws. + +The Foundation's principal office is located at 4557 Melan Dr. S. +Fairbanks, AK, 99712., but its volunteers and employees are scattered +throughout numerous locations. Its business office is located at +809 North 1500 West, Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887, email +business@pglaf.org. Email contact links and up to date contact +information can be found at the Foundation's web site and official +page at http://www.gutenberg.org/about/contact + +For additional contact information: + Dr. Gregory B. Newby + Chief Executive and Director + gbnewby@pglaf.org + +Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg +Literary Archive Foundation + +Project Gutenberg-tm depends upon and cannot survive without wide +spread public support and donations to carry out its mission of +increasing the number of public domain and licensed works that can be +freely distributed in machine readable form accessible by the widest +array of equipment including outdated equipment. Many small donations +($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt +status with the IRS. + +The Foundation is committed to complying with the laws regulating +charities and charitable donations in all 50 states of the United +States. 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Donations are accepted in a number of other +ways including checks, online payments and credit card donations. +To donate, please visit: http://www.gutenberg.org/fundraising/donate + + +Section 5. General Information About Project Gutenberg-tm electronic +works. + +Professor Michael S. Hart is the originator of the Project Gutenberg-tm +concept of a library of electronic works that could be freely shared +with anyone. For thirty years, he produced and distributed Project +Gutenberg-tm eBooks with only a loose network of volunteer support. + +Project Gutenberg-tm eBooks are often created from several printed +editions, all of which are confirmed as Public Domain in the U.S. +unless a copyright notice is included. Thus, we do not necessarily +keep eBooks in compliance with any particular paper edition. + +Each eBook is in a subdirectory of the same number as the eBook's +eBook number, often in several formats including plain vanilla ASCII, +compressed (zipped), HTML and others. + +Corrected EDITIONS of our eBooks replace the old file and take over +the old filename and etext number. 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For +example an eBook of filename 10234 would be found at: + +http://www.gutenberg.org/dirs/1/0/2/3/10234 + +or filename 24689 would be found at: +http://www.gutenberg.org/dirs/2/4/6/8/24689 + +An alternative method of locating eBooks: +<a href="http://www.gutenberg.org/dirs/GUTINDEX.ALL">http://www.gutenberg.org/dirs/GUTINDEX.ALL</a> + +*** END: FULL LICENSE *** +</pre> +</body> +</html> diff --git a/27900-h/images/001.png b/27900-h/images/001.png Binary files differnew file mode 100644 index 0000000..dd48aa6 --- /dev/null +++ b/27900-h/images/001.png diff --git a/LICENSE.txt b/LICENSE.txt new file mode 100644 index 0000000..6312041 --- /dev/null +++ b/LICENSE.txt @@ -0,0 +1,11 @@ +This eBook, including all associated images, markup, improvements, +metadata, and any other content or labor, has been confirmed to be +in the PUBLIC DOMAIN IN THE UNITED STATES. + +Procedures for determining public domain status are described in +the "Copyright How-To" at https://www.gutenberg.org. + +No investigation has been made concerning possible copyrights in +jurisdictions other than the United States. 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